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Elabora un texto en el que expliques cómo fomentas en tus alumnos las actitudes positivas
hacia el aprendizaje. Guárdalo en tu portafolio de evidencias.
La falta de motivación es uno de los aspectos que se asocia con frecuencia al fracaso escolar.
Un estudiante desmotivado muestra menor interés por aprender, no encuentra utilidad a los
conocimientos y, en consecuencia, rechaza las vías de aprendizaje que la escuela pone a su
disposición. Un alumno motivado, sin embargo, tiene más probabilidad de alcanzar las metas
educativas, porque en su opinión el esfuerzo que implica adquirir las competencias escolares
tiene sentido.
¿Quién es responsable de motivar a los alumnos? Los docentes y las familias tienen un papel
fundamental en el fomento del interés de los niños y jóvenes hacia el estudio, pero esta
disposición motivadora está relacionada con aspectos intrínsecos al estudiante, que nada
tienen que ver con el contexto en el que se mueve. Los investigadores coinciden en que la
motivación es una capacidad que se puede desarrollar si se aplican las estrategias adecuadas
en casa y en el colegio.
Los padres que muestran interés y entusiasmo por sus tareas trasmiten a los hijos esta actitud
de forma natural
ALEJANDRA ISABEL SALAS GUTIÈRREZ
Todo debe empezar por educar con el ejemplo. Los padres que muestran interés y
entusiasmo por sus tareas o su trabajo y manifiestan su curiosidad por adquirir nuevos
conocimientos trasmiten a sus hijos esta actitud de forma natural. Jesús Alonso Tapia, autor
de 'Motivar en la escuela, motivar en la familia', afirma que el comportamiento de los
progenitores puede influir en la motivación o desmotivación de sus hijos por aprender. Del
mismo modo, es importante adoptar esta disposición en el tiempo de ocio con ellos.
Enseñarles a buscar la respuesta a sus preguntas, participar en sus actividades con ilusión y
demostrar satisfacción cuando consiguen logros significativos son algunos aspectos que
fomentan la motivación.
El ambiente en el hogar también debe incitar al esfuerzo y valorar éste por encima de los
resultados. Para que el niño se sienta motivado en sus tareas, es necesario que se adecuen a
sus capacidades y que la dificultad aumente a medida que adquiere nuevas competencias. Si
se le obliga o incita siempre a realizar acciones para las que todavía no está capacitado, es
fácil que se desmotive al comprobar que su esfuerzo no ha valido la pena. Si el niño fracasa o
no consigue el objetivo propuesto, es necesario enfocar la solución hacia la superación por
medio de la constancia y el trabajo y mostrar confianza en sus aptitudes.
Los padres también pueden influir en la motivación de sus hijos al ayudarles con las tareas
escolares
Respecto al aprendizaje formal, Alonso Tapia manifiesta que los padres también pueden influir
en la motivación de sus hijos con la forma en que les ayudan con las tareas escolares, de
modo que se les enseñe a enfrentarse a los problemas y en la relación que establezcan con
sus profesores. Un contacto fluido en el que se compartan objetivos y estrategias favorece el
interés de los hijos por aprender.
Motivar en la escuela
En el ámbito escolar, el docente adquiere un papel primordial. Para conseguir que sus
estudiantes muestren una disposición positiva hacia el aprendizaje, su actitud no se debe
limitar a la transmisión de conocimientos, sino que debe poner énfasis en cómo lo hace. Para
ello, cuenta con distintas estrategias para aplicar en el aula, hacer sus clases más atractivas y
despertar el interés de los estudiantes por los contenidos curriculares, de modo que al finalizar
se sientan satisfechos de haber aprendido algo nuevo.
"Los profesores tienen en el medio escolar la posibilidad de transmitir motivos a los alumnos
para esforzarse"
José Escaño y María Gil de la Serna, autores entre otras obras de 'Cinco hilos para tirar de la
motivación y el esfuerzo', afirman que los profesores "tienen en el medio escolar la posibilidad
de transmitir motivos a los alumnos para esforzarse". Según estos expertos, las intervenciones
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más importantes que pueden realizar los docentes deben enfocarse a cinco puntos: crear un
proyecto personal, despertar interés por el tema de trabajo, fomentar el sentimiento de
competencia, mostrar apoyo docente y sentir el apoyo de los compañeros. Para lograr el
objetivo de motivación, Escaño y Gil de la Serna proponen una serie de actuaciones en el
aula:
Relacionar los objetivos de las explicaciones con los objetivos y proyectos de los
alumnos.
Llevar al aula información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y
académicos de interés para los estudiantes.
Comenzar las clases con preguntas, incógnitas o datos que despierten el interés por el
tema.
Fomentar la participación de los estudiantes para que piensen en los temas que ya
conocen y muestren su opinión sobre el contenido.
Personalizar el trato con el alumno, dedicarle un tiempo exclusivo para hablar con él
sobre temas académicos o extraescolares.
Hay muchos factores que intervienen en el éxito académico de un alumno. Los factores individuales y
del entorno familiar y social pesan. Pero para compensar las desigualdades se tienen que trabajar las
actitudes positivas ante el estudio y conseguir aprovechar al máximo las competencias de cada una de
los estudiantes mediante las técnicas de estudio.
El reto está en desarrollar el potencial de los alumnos a partir de un trabajo en el aprendizaje de los
conceptos clave, la disposición de unos procedimientos de estudio adecuados, fomentar una actitud
positiva ante el estudio y conseguir aprovechar al máximo las competencias de los estudiantes.
Sabemos que todos los chicos y chicas, niños y niñas, no son iguales y que parten de distintos puntos
ALEJANDRA ISABEL SALAS GUTIÈRREZ
intelectuales. Sabemos que los entornos familiares y sociales tampoco son equivalentes y que ello tiene
impacto en las actitudes hacia el aprendizaje. PISA nos permite comprender hasta que punto la
disposición de estudios de los padres y, particularmente, de las madres afecta estadísticamente al éxito y
abandono escolar.
La cultura de base es un requisito para que un estudiante saque adelante sus estudios. Se trata de los
cimientos del conocimiento. ¿En cuántas ocasiones el problema son los conocimientos previos no
adquiridos? Precisamente por esta razón, el uso de los servicios de técnicas de estudio tiene que tener un
carácter preventivo, pues puede servir para detectar agujeros importantes en los conocimientos clave.
Las estrategias de aprendizaje serían la tecnología que permite construir y hacer crecer el edificio del
conocimiento individual. Cada persona es distinta y puede disponer de capacidades, destrezas y
habilidades diferentes que le permitan adquirir los conocimientos necesarios según la edad o la materia
de una forma más o menos natural. Las técnicas sirven para concretar las posibles estrategias.
Finalmente está el aspecto de las actitudes. Éstas representan la voluntad de aprender. El interés por
progresar. En el caso de un edificio, sería la voluntad de construirlo: por muchos cimientos e ingeniería
de la construcción que existan, hace falta la voluntad del promotor del inmueble para que éste se realice.
Pero, ¿Qué es la motivación? Son los estímulos que mueven a la persona a realizar
determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. Podemos encontrar
diferentes tipos de motivación o desmotivación, cuando se pierde alguna de estas
motivaciones:
1. Motivación intrínseca: Cuando la persona realiza una actividad por sí misma, sin que
haya incentivos externos. Se realiza por placer, por curiosidad, etc.
3. Motivación positiva: Representa las razones por las que se desea alcanzar una meta
4. Motivación negativa: Representa las razones por las que NO se desea lograr una meta.
Puede que el problema no sea la falta de motivación. Muchas veces nos centramos en eso
pero lo que ocurre es otra cosa, como por ejemplo: una dificultad de aprendizaje, un
conflicto personal con la profesora, problemas con los amigos, se aburren en clase porque
les parece muy fácil, etc. ¿Qué podemos hacer para que no pierdan el interés por aprender?
1. Planear objetivos de corto a largo plazo: Los objetivos son muy buenos motivadores
cuando se cumplen. Los mejores objetivos para marcar a los niños pequeños son aquellos
de corto plazo que se puedan cumplir en un periodo corto. Para ello, los padres deben
sugerir tareas como limpiar sus juguetes o sacar la basura. A medida que los niños se vayan
haciendo más mayores habrá que incentivarles para que busquen objetivos a largo plazo.
2. Los objetivos, mejor si son específicos: Los objetivos más concretos pueden ser medidos.
Los logros concretos dan a los hijos razones para estar más motivados.
1. Exponer los logros del pequeño: Que escoja dos o tres de los trabajos que haya hecho en
el colegio y que más le gusten para ponerlos en la nevera, o colgarlos en su cuarto. Pueden
ser dibujos, trabajo de matemáticas, dictados, etc....
2. Hablar del colegio de manera regular: Debemos dar la oportunidad cotidiana de que el
niño comparta sus experiencias en la escuela con los adultos.
3. A medida que el niño aprenda y mejore en el colegio hemos de comparar sus trabajos de
hoy en día con los del pasado para que vea el progreso que está teniendo y se sienta
orgulloso
4. Cuidado con las expectativas: A veces se da la situación en la que los padres e incluso
los hijos tienen expectativas muy altas. Esto puede ser contraproducente ya que hará que
muchos niños no intenten hacer las cosas por miedo al fracaso.
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5. Reforzar el estilo de aprendizaje que mejor realice: Gracias a las inteligencias múltiples,
los niños aprenden de distintas formas, leyendo, escribiendo, repitiendo, experimentando.
Debemos definir cuál es el estilo de aprendizaje de nuestro hijo y reforzarlo dando
oportunidades en la que pueda desempeñar su potencial al máximo.
Que los niños muestren interés por aprender es uno de los asuntos que preocupan a los
padres en su día a día. Parece que este interés debe ser algo innato, automático y casi
instintivo, pero no, y la motivación aquí juega un papel fundamental, la motivación pero
también la emoción es fundamental para que se despierte el interés del niño. Que los niños
se emocionen con lo que hacen, que les despierte sentimientos es fundamental para que
quieran aprender más y más.
- Podemos realizar actividades con los niños para que aprendan a aprender en otros
ambientes. Visitas interactivas a museos, exposiciones, ferias de la ciencia. Si queremos
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que los niños disfruten aprendiendo tenemos que facilitarlo los adultos. Si yo aprendo y
disfruto, ¡ellos también pueden hacerlo!
- Es importante partir del interés de los niños y buscar actividades adecuadas a la edad de
cada niño. Hacerles partícipes de las actividades a las que asistirán es importante así ellos
podrán también decidir qué les gustaría realmente hacer y pueden ir descubriendo sus
pasiones y desarrollar sus intereses.
- Pero no sólo se trata de visitar museos. El tiempo en casa y las actividades en familia son
buenas aliadas para que los niños aprendan. Podemos cocinar en familia, y no solo se
divertirán y participaran de preparar y elaborar una rica merienda o una rica cena. Podemos
aprovechar para trabajar algunos aprendizajes como por ejemplo, el peso o las cantidades y
hasta el ciclo del agua.
Algo fundamental y que no se nos debe olvidar, es que mientras se divierten también
aprenden, y que para que tengan interés por algo, deben tener tiempo para experimentar,
probar y decidir. Debemos intentar que tengan tiempo para ellos, y para algo más que hacer
deberes y estudiar, aunque sea difícil...ya que el conocimiento no solo está en los libros de
texto.