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5. Criterios y recursos para la formación de


la colección de una biblioteca escolar
CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ
Bibliotecaria. Servizo Municipal de Bibliotecas. A Coruña

1. Características generales de las colecciones

La colección es el conjunto organizado de documentos en diferentes soportes y re-


cursos de información, tanto físicos como virtuales, destinados a la comunidad edu-
cativa de un centro escolar, con el fin de apoyar y dinamizar las actividades pedagó-
gicas, de lectura y de información. La IFLA, en sus pautas para bibliotecas escolares
de 2002, recomienda:

Una colección razonable de recursos impresos debe constar de diez libros


por alumno. La biblioteca escolar más pequeña debería constar de por lo
menos 2500 títulos relevantes y actuales para garantizar un stock de libros
equilibrado para todas las edades, habilidades e historias personales. Al
menos un 60% del stock debería constar de recursos de contenido no
novelístico relacionado con el currículum.
Además la biblioteca escolar debería adquirir materiales para el ocio como
por ejemplo novelas de éxito, música, videojuegos, videocassettes, DVDs,
revistas y pósters. Estos materiales pueden seleccionarse en colaboración
con los alumnos para asegurar que reflejen sus intereses y cultura, sin ir más
allá de los límites razonables de los estándares éticos.

En España, según el Estudio de Campo de las Bibliotecas Escolares1, más de un 20


por ciento de los centros no alcanza la recomendación de colección básica en cuanto
a número de ejemplares. Otra cuestión es que las colecciones, aunque suficientes en
número, sean las más adecuadas (en cuanto a pertinencia, actualidad, adecuación a
los usuarios y sus necesidades, etc.)

1
Estudio de Campo de las Bibliotecas Escolares en España, realizado por la Fundación Germán Sánchez
Ruipérez y el Instituo Idea. Disponible en línea.

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Además, aunque las bibliotecas escolares incluyen libros de ficción y documentos


de información y conocimientos, lo normal es que no sea en las proporciones acon-
sejadas. De hecho, menos de un 10 por ciento de los centros cuenta en su colección
con más del 60 por ciento de documentos de consulta y conocimientos.

1.1. Características generales de las colecciones de las bibliotecas

La colección de la biblioteca escolar debe responder a las necesidades e intereses de


los alumnos de forma prioritaria, ya que el resto de la comunidad educativa, en espe-
cial los profesores, disponen de otras bibliotecas y centros de documentación, como
los centros de recursos para el profesorado, bibliotecas especializadas, universitarias,
etc. Padres y madres de alumnos también forman parte de la comunidad educativa.

Una colección variada y equilibrada ofrece mayor garantía de éxito en el cumpli-


miento de sus funciones, porque responderá mejor a las necesidades múltiples de
alumnos y alumnas. Contribuirá a que cada uno/a encuentre en ella aquello que
busca, necesita o se ajusta a su forma de aprendizaje y a sus conocimientos previos.
Por ello, la colección debe construirse teniendo en cuenta variedad de materiales y
recursos en cuanto a soportes (además de libros, publicaciones periódicas, docu-
mentos audiovisuales y electrónicos, folletos, carteles, láminas, maquetas, mapas...,
y por supuesto recursos web seleccionados que respondan a las necesidades infor-
mativas, formativas y de ocio de sus usuarios) contenidos (información, ficción:
narrativa, teatro, poesía, comic, álbumes y libros ilustrados), temas (lo primero es
atender el currículum escolar, pero después debe contemplarse la adquisición de
documentos que amplían y completan los intereses del alumnado, sea en el campo
de la información o en el de la ficción) y lenguas (especialmente las lenguas de
origen del alumnado, pero también las lenguas extranjeras contempladas en el currí-
culum, algún documento en otras lenguas del Estado...).

La colección no se termina de construir nunca. Se parte de una colección inicial, que


debería ser básica, en el sentido de contemplar los dos aspectos anteriores (adecua-
ción a los usuarios, variedad y equilibrio en temas y soportes) pero después necesita
un mantenimiento continuo: por una parte, la revisión y retirada de fondos obsoletos,
inadecuados, sin uso o deteriorados y por la otra, búsqueda y adquisición regular de
nuevos documentos adaptados a los usuarios y sus necesidades. Además, debe man-
tener un compromiso de calidad, por lo que es necesario cuidar la selección de los
materiales.

1.2. Las colecciones en función de los objetivos de la biblioteca escolar

La biblioteca escolar tiene una serie de funciones bien conocidas que la distinguen
del resto de bibliotecas a las que los ciudadanos pueden acceder. Estos objetivos
fueron señalados en el manifiesto de la UNESCO a favor de la biblioteca escolar:
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 79

– Los servicios y recursos deben desarrollar el pensamiento crítico de los estu-


diantes y permitir que utilicen de manera eficaz la información en cualquier
soporte y formato.
– Apoyar y facilitar la consecución de los objetivos del proyecto educativo del
centro y de los programas de enseñanza.
– Crear y fomentar en los niños el hábito y el gusto de leer, de aprender y de
utilizar las bibliotecas a lo largo de toda su vida.
– Ofrecer oportunidades de crear y utilizar la información para adquirir conoci-
mientos, comprender, desarrollar la imaginación y entretenerse.
– Enseñar al alumnado las habilidades para evaluar y utilizar la información en
cualquier soporte, formato o medio, teniendo en cuenta la sensibilidad por las
formas de comunicación presentes en su comunidad.
– Proporcionar acceso a los recursos locales, regionales, nacionales y mundiales
que permitan al alumnado ponerse en contacto con ideas, experiencias y opi-
niones diversas.

1.3. Características especiales de la colección en la biblioteca escolar

1.3.1. La biblioteca escolar debe prestar su apoyo a todas las áreas del currículo
Esto se traduce en la existencia de documentos que posibiliten la consulta de fuentes
diversas ya que el docente y el libro de texto no pueden ser los únicos vehículos de
transmisión de información. Por tanto, los documentos a disposición de los alumnos
en la biblioteca escolar, para cumplir con este objetivo general, deben:

– No sólo apoyar, sino también enriquecer el currículum.


– Tener en cuenta una variedad suficiente de estilos de enseñanza y de apren-
dizaje.
– Contemplar distintos niveles de habilidades y competencias de aprendizaje.
– Estimular la capacidad de razonamiento y de resolución de problemas de los
alumnos a lo largo de su aprendizaje.
– Ser lo suficientemente variados como para representar lo más ampliamente
posible las necesidades y características de los estudiantes, puntos de vista
diversos e incluso contrapuestos, con la finalidad de que los estudiantes pue-
dan desarrollar el sentido crítico y las habilidades relacionadas con la toma de
decisiones.
– Ofrecer la más amplia variedad en los soportes y formatos de documentos
de apoyo al currículum (incluyendo tecnologías, componentes audiovisuales,
etc.).
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1.3.2. La biblioteca escolar debe promover la igualdad educativa de todos los


estudiantes con independencia de su situación de partida
Para ello, cuando se planifica la colección y se realizan las tareas habituales en la
biblioteca –expurgo, adquisición de nuevos documentos, actividades...– se deben
tener en cuenta los siguientes objetivos:

– Contemplar la distintas necesidades especiales en el acceso a la información,


la cultura y las obras de ficción: lenguas, procedencia de los estudiantes, difi-
cultad de acceso a la lectura por discapacidades varias: sordera, dificultades
visuales, motoras, psíquicas, etc.
– Cooperar al desarrollo de la comprensión de la diversidad de la sociedad, va-
lorando la contribución de distintos grupos y culturas.
– Conocer y apreciar la propia identidad y el sentimiento de pertenencia cultural
y social así como del respeto a las diferencias de otros grupos y culturas.
– Evitar estereotipos y materiales que puedan inducir a la discriminación del
tipo que sea.

1.3.3. La biblioteca escolar debe facilitar el encuentro con la lectura y las obras
de creación humanas
Desarrollar el gusto estético, las habilidades necesarias para leer de forma compren-
siva, expresarse correctamente, producir escritos de calidad, son competencia de
todas las áreas y deben ser reforzadas en y desde la biblioteca escolar. De este modo,
es posible para un alumno recibir asesoramiento sobre lecturas, autores, novedades
en la biblioteca, formar parte de grupos de lectores que puedan compartir y difundir
lecturas, acudir a presentaciones de libros y novedades... El servicio de préstamo de
documentos facilita todas estas funciones y la biblioteca podrá contribuir a la forma-
ción del lector.

1.4. ¿Cómo determinar la calidad de la colección de la biblioteca escolar?

Los estándares y pautas nos dan orientaciones que nos permiten evaluar las caracte-
rísticas más apropiadas para llevar a cabo las funciones propias de una biblioteca
escolar. Para evaluar una colección, es necesario utilizar una serie de criterios:

a) Actualidad de la colección. La biblioteca escolar es una biblioteca de infor-


mación y de difusión de recursos que tiene necesariamente un crecimiento
limitado: por espacio, por necesidad y por presupuesto. No es, por tanto, un
tipo de biblioteca cuyo objetivo es el de conservar toda la producción de una
materia, autor, lugar o tema determinados, como ocurre con otro tipo de bi-
bliotecas. Ha de ofrecer, a sus usuarios, un fondo atractivo y actualizado cons-
tantemente, coherente y sin lagunas. Para mantener las colecciones en buen
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estado y para cumplir con sus objetivos, será necesaria la revisión contínua de
los fondos.
b) Volúmenes por alumno. En este punto, los estándares se aproximan entre los
10 que propone la IFLA o los 12 que propone el Documento marco del Minis-
terio2. Se determina, lógicamente, dividiendo el número total de documentos
disponibles en el centro escolar entre el número de alumnos de ese mismo
centro.
c) Cantidad. Los estándares de cantidad se refieren al número de documentos
mínimo que debe haber en una biblioteca escolar para poder cumplir de modo
adecuado con sus objetivos. Sirve especialmente en los centros pequeños, en
los que aplicar un número de volúmenes por alumno resultaría insuficiente
para garantizar la variedad y suficiencia de la colección. La IFLA fija el nú-
mero mínimo en 2.500 volúmenes.

1.4.1. El número de documentos en la biblioteca escolar


A pesar de todas las cifras que se puedan dar, es necesario reflexionar sobre lo que es
adecuado para cada centro en función del curriculum del centro, las necesidades de
la comunidad educativa y concretamente del alumnado (edades, intereses, caracte-
rísticas,...), la existencia o no en su entorno de otros centros de documentación y
bibliotecas, el sistema de enseñanza utilizado en el centro, la colección original y su
mantenimiento y actualización o no, el uso de los fondos, etc.

En todo caso, el objetivo no debe ser alcanzar un gran número de volúmenes, sino
conseguir que la colección esté equilibrada en su oferta de libros de ficción y de
información y, dentro de estos, que cubran de forma adecuada todas las áreas
curriculares. El equipo de la biblioteca, formado por profesorado de los diversos
ciclos, departamentos y materias, deberá de colaborar o pedir asesoramiento para
lograr este objetivo.

En lo referente a la cantidad y tipología de los documentos, aparte de la recomenda-


ción de la IFLA ya mencionada más arriba, el Documento marco: La biblioteca
escolar en el contexto de la Reforma Educativa3 ofrece, a partir de diversas reco-
mendaciones internacionales, pautas orientativas adaptadas a nuestro contexto. Se-
gún las mismas:

1. «La colección inicial debería contar con 12 volúmenes por alumno, incluyen-
do libros de ficción, materiales audiovisuales, obras de referencia, publica-

2
Ver nota nº 3.
3
Documento marco: La biblioteca escolar en el contexto de la Reforma Educativa (1995). Madrid, Ministerio
de Educación y Ciencia. (Colección Educar en una Sociedad de Información. Serie Monografías, nº 1). Tam-
bién disponible en La mejor colección (ver bibliografía).
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ciones periódicas y documentos informáticos, materiales de consulta en papel


y CD-ROM: diccionarios, enciclopedias, etc. Esta cantidad se debe distribuir
entre aquellos documentos relacionados con las áreas del currículo y los te-
mas transversales, así como aquellos otros que cubran los intereses, las afi-
ciones y el ocio del alumnado». El carácter globalizado de la enseñanza en las
dos primeras etapas, Infantil y Primaria, hacen que la oferta sea más equili-
brada en ambos grupos.
2. Las proporciones entre documentos de apoyo al currículum y libros de lectura
van variando a medida que avanza la escolaridad, ya que se va haciendo cada
vez más necesario el trabajo con documentos que ofrezcan distintos puntos
de vista. Además, los alumnos son más autónomos y pueden encontrar en
otras bibliotecas materiales de lectura más diversos y adecuados a sus gustos.
3. Renovación anual: Porcentaje de documentos incorporados a la colección en
el último año. Indica: actualidad de la oferta documental. Fórmula de cálculo:
nº de documentos dados de alta a lo largo del año * 100 /nº total de documen-
tos. Se establece una renovación anual para cada etapa educativa del 5%. En
todo caso, esta renovación anual se fija para colecciones consolidadas, es
decir, aquellas que son adecuadas tanto en número como en vigencia. No es
válida para aquellas bibliotecas que han estado cerradas durante años o han
sido infrautilizadas, no han incorporado documentos habitualmente y no
han realizado nunca un expurgo o una revisión de la colección.
4. En cualquier caso, con el fin de cumplir con los objetivos enunciados para la
biblioteca escolar y facilitar al profesorado recursos suficientes, se debe pro-
curar mantener la proporción de 2/3 de obras informativas y 1/3 de obras de
ficción.

1.4.2. La distribución de los documentos. Las proporciones


Además del número de documentos mínimos de la colección o del número de docu-
mentos por alumno, debemos estudiar la distribución equilibrada de los mismos en
los distintos grupos. Seguimos la propuesta de Los fondos de la biblioteca escolar y
los planes de lectura del centro4

– 40% para obras literarias de ficción


– 10% para obras generales de consulta y referencia
– 50% para obras de conocimiento

Respecto al porcentaje de las obras de conocimiento, la proporción adecuada puede


ser, con relación a los números de la CDU, excluida la literatura de ficción (40%), la
siguiente (Ver cuadro nº 1).

4
En línea: Pertenece a la Serie Azul de Blitz publicado por el Gobierno de Navarra.
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 83

2. La formación de las colecciones

2.1. Procedimientos habituales en la selección para la formación de colecciones

La oferta editorial española es ingente en publicación anual de libros y otros mate-


riales. Es importante estar al día y renovar los fondos con adquisiciones que se con-
sideren de interés, sean demandadas por el alumnado y el profesorado, primando
siempre el criterio de calidad sobre el de la cantidad. Es conveniente que esta activi-
dad de selección se realice en equipo; el centro debe establecer los cauces de partici-
pación en los procesos selectivos a representantes de todos los colectivos de la co-
munidad educativa: profesores, jefes de departamento, padres y por supuesto alumnos.
Se debe destacar, además, el papel del responsable de la biblioteca en todo este
proceso.

• Uno de los canales de participación más efectivos es la creación de grupos de


selección estables, la mejor manera de garantizar la participación de todos los
implicados en el desarrollo de las colecciones.
• Las peticiones realizadas a principios de año por los departamentos y ciclos.
• Las lecturas y selecciones del responsable de la biblioteca y del equipo
coordinador de la misma.
• Las bibliografías ayudan a tener una visión de conjunto de las colecciones y
ofrecen títulos seleccionados para todas las materias y géneros.
• Las sugerencias, reseñas y críticas de revistas especializadas en Literatu-
ra Infantil y Juvenil (LIJ).
• La consulta de los catálogos actualizados de las editoriales del sector.
• Guías de autores e ilutradores y páginas web de los mismos.
• La consulta de guías de clásicos de la LIJ, e historias de la Literatura Infantil
y Juvenil.
• Las recomendaciones y guías de lecturas publicadas por bibliotecas públicas,
asociaciones (Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil),
fundaciones dedicadas a la promoción del libro y la lectura (Fundación Germán
Sánchez Ruipérez de Salamanca) y bibliotecas.

Muchos de estos recursos están actualmente disponibles a través de Internet.

2.2. Criterios de selección de los documentos

2.2.1. Criterios de orden general


A continuación veremos una serie de criterios que deben cumplir los documentos
que se incorporan a la colección de las bibliotecas escolares. Los documentos deben
ser seleccionados siguiendo los criterios siguientes:
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– Atender todas las necesidades del currículum, y las diversas formas de apren-
dizaje del alumnado.
– Tener buena calidad tanto en contenidos como en presentación
– Atender las solicitudes del equipo directivo, otros profesores, padres y estu-
diantes.
– Estar adaptados, en la medida de lo posible, a las edades, ámbito geográfico y
social, niveles y estilos de aprendizaje de los estudiantes.
– Contemplar diversidad de intereses lectores, habilidades y niveles de desarro-
llo de los estudiantes en el uso de la biblioteca escolar.
– Ser relevantes para los estudiantes, es decir, deben reflejar la sociedad actual,
abordar los problemas, actitudes e ideales de la sociedad en su conjunto, com-
prender la pluralidad de la sociedad y la importancia de la contribución a la
evolución de las civilizaciones por parte de las mujeres y de los grupos étnicos
minoritarios.
– Ofrecer calidad literaria
– Integrar materiales atractivos y duraderos: el formato debe ser lo bastante re-
sistente como para soportar un uso intensivo
– Actualidad y relevancia de la información
– Incluir recursos de relevancia histórica, artística y literaria. Esto incluye las
colecciones de recursos de acceso remoto.

2.2.2. Criterios de selección en función de los soportes de información


La biblioteca escolar puede y debe incorporar documentos en todo tipo de soporte,
no sólo documentos impresos, sino también audiovisuales, electrónicos y materiales
diversos como por ejemplo mapas, partituras, láminas para el disfrute y conocimien-
to de obras de arte, postales5 y carteles que faciliten la comprensión de la evolución
de la ciudad o de aspectos variados de su comunidad autónoma, maquetas6, dosieres
de prensa, trabajos de los alumnos, fotografías, CD-ROM, diapositivas, archivos
con presentaciones o webquest7, juegos didácticos, etc.

2.2.2.1. Documentos impresos


Entre los materiales impresos se consideran todos aquellos que se presentan en so-
porte papel.

5
Muchos de estos documentos también están ya disponibles en Internet, pero tal vez el centro pueda recopilar
entre los alumnos colecciones de este tipo. Un ejemplo en Internet sobre Vigo: http://www.vigoenfotos.com
h_postales_ah_1.html. Otro ejemplo: la empresa Foto Blanco tiene una buena colección de postales antiguas
sobre la ciudad de A Coruña:
http://www.fotos-coruna.com/fotos-antiguas-coruna/1-5-5-2.htm.
6
Por ejemplo, pueden adquirirse maquetas en papel de edificios de todos los países del mundo en: http://
papel3d.com/tienda/arquitectura-mundo-espa%C3%B1a-c-79_80.html (a buenos precios)
7
Si deseas ampliar información sobre este recurso didáctico (realización, búsquedas de webquest existentes
realizadas por profesores, puedes consultar el siguiente tutorial de Manuel Area Moreira: http://webpages.ull.es/
users/manarea/udtic/3actividades.htm [revisado: 5-8-2007]
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 85

Libros. Obras de consulta o referencia: Se utilizan para resolver dudas o localizar


informaciones o datos puntuales. Se caracterizan porque en la misma obra se da un
número muy elevado de informaciones, que se han organizado (normalmente de
forma alfabética o temática) para facilitar su consulta. En la biblioteca escolar se
deben encontrar dos tipos de obras referencia: las que proporcionan información
directa y las que remiten a otras obras.

Las obras que proporcionan información directa más importantes y conocidas son:

Diccionarios: recopilaciones de palabras ordenadas alfabéticamente. Su fun-


ción principal es aclarar el sentido o la ortografía de ciertos términos. Los
principales tipos de diccionarios son: diccionarios generales de la lengua, dic-
cionarios bilingües, de sinónimos y antónimos, diccionarios de dudas, enci-
clopédicos y diccionarios especializados.
Enciclopedias: son obras de referencia que contienen artículos condensados
sobre numerosos temas. Los principales tipos son: las enciclopedias genera-
les, que toman en cuenta los principales aspectos del conocimiento del mun-
do; y las enciclopedias especializadas o temáticas, consagradas a un tema o
disciplina. Se organizan alfabética o temáticamente.
Otras obras que proporcionan información directa: gramáticas, libros de esti-
lo, directorios, anuarios, guías, atlas, etc.

Obras que remiten a otras obras:

Bibliografías. Obras de consulta que remiten a otros documentos y pueden


ser sobre un autor, un tema, un área geográfica, una época, etc..
Catálogos. Los catálogos impresos son escasos en la actualidad. El alumnado
debe estar familiarizado con la consulta del catálogo de la propia biblioteca y
de otras bibliotecas y centros de documentación.
Boletines de sumarios. También su difusión en este momento es más fre-
cuente a través del correo electrónico, por ejemplo, los boletines de sumarios
personalizados que envía la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Índices

Entre los libros merecen destacarse, además de las obras de consulta o referencia los
libros de lectura para las distintas edades, de información en general, etc.

Educación Infantil y primer ciclo de la Educación Primaria. Podríamos hacer


una distinción entre:

a) Libros para que niñas y niños los manipulen libremente. Aquí están inclui-
dos los libros sorpresa con desplegables, ventanas, solapas manipulables... y
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los libros en los que las ilustraciones tienen gran importancia. Deben reunir
una serie de características físicas y de contenido:
– Ser resistentes y atractivos.
– Tener cubiertas y hojas gruesas y redondeadas en las esquinas para evitar
cortes.
– No ser excesivamente gruesos o grandes para facilitar su manipulación y
colocación en los expositores de la biblioteca.
– Variedad de propuestas. Los niños pequeños aprecian los libros por sus
colores vivos o suaves, escuchan las narraciones de los mayores, la lectura
de rimas, manipulan los libros que incorporan sonidos, aprenden a manejar
los libros pasando las páginas, interpretando sus imágenes...;
– El libro como objeto afectivo: primera aproximación de orden físico: im-
porta tocar, oler, manipular, disfrutar de cuentos que incluyen texturas dife-
rentes;
– El color es muy importante. Puede ser el protagonista de la historia, puede
reforzar o apoyar el texto, sirve para identificar en una nueva página a los
personajes ya conocidos...
– Los primeros libros para los pequeños deberían representar objetos o perso-
najes completos, que resaltaran del fondo, con líneas definidas y sin que
haya un exceso de figuras o personajes.
– El texto, cuando existe, se limita a unas cuantas palabras. Se acostumbrarán
a que es el texto el que nos trasmite la información principal.
– Es importante seleccionar diferentes tipos de ilustración siempre que man-
tengan un alto nivel de calidad.

b) Los libros documentales: características y criterios de selección


En general, podemos señalar una serie de características, siguiendo a Burdiel8:
– El autor debe reflejar autenticidad, estar convencido de lo que dice.
– Verdad: el texto debe mostrar las cosas como son
– Calidad: los libros para niños debe estar especialmente bien escritos.
– Contenido ideológico amplio debido a la escasa respuesta crítica –de cono-
cimientos y de valorización– de la infancia y la adolescencia. Los conteni-
dos de esta literatura deben defender los valores humanos y sociales.

c) Libros para ser narrados por los mayores


Hay que saber leer para comprender la historia. La imagen ilustra el texto,
complementa y amplia la información que ofrece la palabra escrita. Pueden
ser cuentos tradicionales o modernos, obras documentales en las que el niño
puede conocer aspectos de la realidad cercana o de aquella que se encuentra

8
Citado en MOLINA, S. (1991) Psicopedagogía de la lectura. Madrid, CEPE.
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 87

más lejos de su alcance. La temática puede ser variada: por una parte, adivi-
nanzas, poesía, cuentos, por otra: naturaleza, vida en común, arte, costum-
bres... Según Richaudeau9, las obras que han sido concebidas para ser escu-
chadas deben reunir una serie de características:
– Que el texto (o la imagen) sea lo más significativo posible para el receptor.
– Que la longitud de la frase esté adaptada al nivel cultural del receptor.
– Que los términos más importantes se encuentren al comienzo de cada frase.
– No existan pantallas lingüísticas (fórmulas intercaladas), a no ser que sean
breves.
– No empleen por sistema la repetición y la redundancia, habida cuenta del
rápido deterioro de nuestros recuerdos inmediatos.

Libros para las demás etapas educativas

Libros de imágenes o álbumes10, destinados, en general, a la Educación Infantil y


los primeros años de la Educación Primaria, hay actualmente en el mercado álbumes
para otros ciclos educativos11 e incluso para adultos.

Las obras de ficción12: cuentos, novelas, relatos, leyendas, poesía, teatro, comic,
etc. ya sean clásicos, populares o modernos. No es fácil seleccionar obras literarias
para niños y jóvenes y acertar siempre. Los criterios de selección no son tan claros
como para otros tipos de documento, que se ajustan más a ciertos esquemas. Formar
el gusto estético, diversificar los temas pensando en la colección de la biblioteca
escolar, debería de ser tarea de equipo. Contrastar ideas, opiniones, participar en
debates sobre textos literarios, es esencial para fomentar ambas cosas.
A pesar de todo lo dicho, debemos atender a una serie de criterios objetivos:

– Calidad en la presentación física de los libros: atención a las encuadernacio-


nes, tipografía, maquetación, legibilidad, resistencia del volumen dado su uso
elevado, etc.
– Tener en cuenta el desarrollo del niño a lo largo de la etapa educativa: sus
gustos, necesidades e intereses varían y cambia también, por tanto, el tipo de

9
RICHAUDEAU, F. (1980) Les Sciences de l’écrit (Reliure inconnue), citado en: MOLINA, S. (1981). Ver
bibliografía.
10
Puede verse una selección comentada de ellos en la página web de Luis Daniel González, autor de «Guía de
clásicos de la Literatura Infantil y juvenil» y «Bienvenidos a la Fiesta» http://www.bienvenidosalafiesta.com/
11
Por ejemplo, las obras del gran ilustrador Roberto Innocenti, ganador del Premio Andersen 2008: http://
www.bienvenidosalafiesta.com/index.php?mod=Indices&acc=VerFicha&autId=00000001C1
Algunas de sus obras: «La historia de Erika» o «Rosa Blanca». Por cierto que la primera de las obras citadas
sirve también para ilustrar una webquest sobre el Holocausto. Se puede ver en: http://www.fornies.net/interpeques/
trabajos/webquestholocausto/holocausto0.htm
12
Ver tema correspondiente dedicado a la literatura infantil y juvenil.
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lecturas que prefiere. Se deben poner a su alcance variedad de propuestas: clási-


cos, obras reconocidas por la crítica y los lectores, textos contemporáneos.
– Calidad literaria de los textos (atención a: estereotipos, prejuicios, tópicos...)
sean o no traducciones y de las imágenes.
– Personajes interesantes con los que sea posible identificarse, cuyo universo
debe ser verosímil y convincente13, temas atractivos, transmisión de valores
positivos, etc.

Cómics, tebeos o historietas


Forman un grupo bien diferenciado de publicaciones dirigidas al público infantil y
juvenil. Son especialmente atractivos para los usuarios de la biblioteca escolar. Ofrecen
una gran variedad de propuestas formales. Además de sus posibilidades estéticas y
narrativas, muchos de ellos son útiles para abordar temas de interés pedagógico14.

Libros de conocimientos15
(Libros documentales, monografías, ensayos, etc.). Tratan de presentar la informa-
ción de forma objetiva. Contribuyen a la difusión del conocimiento en los diversos
ámbitos del saber. Se complementan frecuentemente con índices, glosarios, crono-
logías, textos más amplios que amplían informaciones. En general, son el tipo de
texto más parecido visual y organizativamente a los documentos web. Abarcan tan-
tos temas diferentes que su presencia y utilización en la biblioteca escolar es obliga-
da tanto para aquellos que amplían o refuerzan la información sobre aspectos
curriculares, como también los que pretenden estimular la curiosidad del lector so-
bre los temas más variados (inventos, deportes, los barcos, los edificios antiguos por
dentro, animales prehistóricos, etc.).

Publicaciones periódicas
Son aquellas que aparecen regularmente, normalmente a períodos de tiempo fijos:
diarios, periódicos o revistas. No son muy numerosas para el público infantil y juve-
nil, pero las hay para todas las edades y pueden encontrase, además de las de infor-
mación general, otras especializadas en temas diversos: naturaleza, música, moda,

13
Véase: MORA VILLAREJO, Luisa. Selección de fondos: libros de ficción. En: La biblioteca escolar, dere-
cho irrenunciable (Ver bibliografía). Por cierto que, a propósito de la necesidad de leer mucho, dice la autora en
este texto: «Más o menos después de analizar un centenar de lecturas comienza a desarrollarse el olfato que
ayuda a valorar el conjunto de libros y a predecir, dentro de cierto margen, la calidad de cada uno».
14
Por ejemplo, Emigrantes, de Shaun Tau, o Yossel de Joe Kubert, dos destacadas novelas gráficas, o Barrio
Lejano, dentro de la estética manga, de Jiro Taniguchi; muy detalladas en su descripción del mundo antiguo,
como las obras protagonizadas por el personaje Álix, de Jacques Martin, otras que contemplan temas relaciona-
dos con el terrorismo, como Sin la sombra de las Torres, de Art Spiegelman; la guerra y sus efectos, en obras
como Maus, de Art Spiegelman o Hiroshima, de Keiji Nakazawa (ver: http://www.guiadelcomic.com/comics/
hiroshima.htm) o las relacionadas con la Guerra de los Balcanes de autores como Hermann, Tomaz Lavric, Joe
Sacco o Alek Sandar Zograf).
15
Véase tema dedicado a los libros de información y conocimientos, de Luisa Mora Villarejo.
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 89

deportes,... y publicaciones que, no dirigidas específicamente a estos grupos de edad,


son interesantes igualmente en la biblioteca escolar.
Se caracterizan por:

· Ser publicaciones en curso, de carácter acumulativo y duración indefinida.


· Ofrecer una información actualizada.
· Incluir los más diversos contenidos: informativos, de actualidad, divulgativos
y recreativos.
· Estructurar estos contenidos en secciones habituales.
· Son obras de autoría colectiva e indeterminada.
· Contar con una amplia y rápida difusión.
· Tener una gran facilidad de acceso: al venderse en los quioscos u ofrecerse gra-
tuitamente en diversos puntos de la localidad están muy accesibles al usuario.
· Permitir la participación del lector. Ofrecen otras ventajas, como por ejemplo,
abarcar temas de actualidad, con lo que contribuyen a completar y actualizar
la información que aparece en otro tipo de libros, una presentación atractiva,
facilidad de uso y consulta.

Los diarios de información general


El centro escolar debería estar suscrito a más de un diario de información general, ya
sea de ámbito nacional o regional. Los objetivos son familiarizar al alumnado con la
información periodística, conocer la actualidad cercana y mundial y fomentar la
lectura crítica de textos. Con los suplementos de temas de interés, recortes de noti-
cias, artículos de opinión, cartas al director, etc., es posible organizar ficheros de
noticias, dossieres de prensa, etc. A través de Internet pueden consultarse diarios de
todo el mundo en multitud de lenguas16.

Publicaciones para los docentes


Existe un gran número de revistas tanto en formato papel17 como electrónico18 espe-
cializadas en educación de gran utilidad para los docentes.

Otros materiales
Junto a los documentos elaborados en la propia biblioteca, puede ser de gran utilidad
centralizar en la biblioteca escolar los materiales elaborados por los profesores o
alumnos en diferentes soportes. Los recortes, folletos y catálogos también pueden
formar parte de la colección, así como maquetas y reproducciones, globos terráqueos,

16
Pueden encontrarse muchísimas recopilatorios en Internet. Ejemplos: enlaces a diarios de todo el mundo:
http://www.prensaescrita.com/ Todos los diarios de Galicia: http://www.prensaescrita.com/galicia.php
17
Muchas publicaciones en papel se pueden también consultar electrónicamente. Puede verse un listado en:
http://www.fuhem.es/portal/areas/paz/EDUCA/mmccedu.htm o también en: http://semilla-cultural.iespana.es/
revistas/index.htm (revisados: 11-08-07)
18
Véase, por ejemplo, http://www.revistaeducacion.mec.es/enlaces.htm
90 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

juegos y juguetes didácticos. Igualmente, los dossieres documentales o de prensa


permiten recopilar, actualizar y organizar información sobre un tema de interés,
estructurándola en subtemas o capítulos, incorporando índices, cronologías, etc.

2.2.2.2. Materiales gráficos (carteles, mapas, fotografías, dibujos...)


Estos documentos gráficos se han venido utilizando de forma habitual en los centros
educativos, por sus posibilidades de aplicación didáctica en todas las áreas y niveles
de enseñanza. Sin embargo, rara vez se trataban documentalmente y se ubicaban en
la biblioteca escolar. Otro tipo de documentos gráficos como las colecciones de
fotografías, imágenes o postales han perdido importancia debido a la variedad y
facilidades que ofrece Internet en su búsqueda y recopilación19.

2.2.2.3. Documentos audiovisuales


De utilidad en la biblioteca escolar ya que:

• Favorecen el acercamiento de los usuarios a todo tipo de lenguajes, así como


el uso autónomo y crítico de diferentes soportes de información.
• Materiales muy atractivos para los alumnos y de gran valor informativo
• Permiten desarrollar actividades pedagógicas, facilitar la formación de usua-
rios y dinamizar la biblioteca.
• Facilidad de acceso: son muchos los recursos disponibles a través de Internet
que se pueden descargar y las páginas que admiten el envío de este tipo de
documentos. Se pueden encontrar organizados por temas, lenguas, etc20.

La selección de los materiales audiovisuales


Algunos aspectos a tener en cuenta en la selección de documentos audiovisuales:

• Es necesario contar con los equipos de reproducción adecuados y cuidar de su


mantenimiento.
• Calidad de imagen y sonido
• Nivel de complejidad adaptado a los usuarios y los usos
• Las carátulas de cada documento deben ser claras y especificar un resumen
del contenido, así como edades recomendadas. Los datos técnicos deben que-
dar bien especificados: autor, título, duración, fecha...)
• Presentación didáctica de los contenidos.

19
Por citar sólo un ejemplo de los muchos que hay, véase el banco de imágenes del Ministerio de Educación,
organizado por temas relacionados con las áreas y materias del currículum escolar:
http://recursos.cnice.mec.es/bancoimagenes2/buscador/index.php
20
Por ejemplo: Archive’s Moving Images, donde se pueden encontrar una gran cantidad de películas, archivos
de imágenes animadas y videos http://www.archive.org/details/movies Es miembro de la ALA (American Library
Association) y cuenta con la colaboración de instituciones como la Library of Congress o el Instituto Smithsonian
http://www.archive.org/web/collaborations.php#Smithsonian
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 91

Discos compactos y DVD


El CD-ROM y el DVD ofrecen gran capacidad de almacenamiento de información
muy variada, desde música hasta vídeos, documentos, etc. Su presencia en las colec-
ciones escolares es imprescindible debido las facilidades que ofrecen como mayor
facilidad para la difusión, el acceso y la actualización de la información; mayor
precisión a la hora de la reproducción audiovisual (parada, búsqueda de piezas o
secuencias etc.); variedad: programas informáticos (procesadores de textos, hojas
de cálculo, bases de datos...), programas educativos (para las diferentes áreas
curriculares y niveles educativos, para alumnos, profesores...), cursos de forma-
ción (idiomas, programas informáticos, música y un largo etc.), etc.

2.2.2.4. Documentos informáticos o electrónicos


Área Moreira (ver bibliografía), señala las siguientes características diferenciadoras
de los documentos disponibles gracias a las tecnologías digitales respecto de los
tradicionales documentos impresos:

a) Permiten el acceso a una gran cantidad de información sobre un mismo tema,


evitando la dispersión en distintos medios y lugares.
b) La información se presenta en distintos lenguajes de comunicación: texto,
imágenes, sonido, gráficos, lo que mejora la motivación de los usuarios.
c) La información se presenta de modo hipertextual, permitiendo al usuario una
mayor interactividad y la posibilidad de tomar decisiones de lectura y amplia-
ción de la información.
d) Posibilitan la comunicación interpersonal tanto en tiempo real como diferido:
chat, correo electrónico, foros de debate, videoconferencia…

Los criterios para la recopilación y organización de los recursos de Internet en la


biblioteca escolar pueden responder a muchos de los siguientes objetivos:

• Agrupar recursos útiles pero dispersos para múltiples demandas educativas,


de interés personal y de ocio.
• Proporcionar recursos atractivos, útiles y de calidad que fidelicen usuarios.
• Hacer que los alumnos se acerquen a la biblioteca, la conozcan y valoren.
• Formar al alumno en el uso, consulta y valoración de los recursos que ofrecen
las bibliotecas.
• Formar al alumno en el uso, consulta y valoración de los recursos a los que
puede acceder a través de Internet.
• Dotar a los alumnos de las destrezas necesarias para la utilización de los recur-
sos de información y las tecnologías de la información, así como para la reali-
zación de trabajos.
• Desarrollar una herramienta interactiva para el disfrute y el aprendizaje en la
que tenga cabida el intercambio de opinión, la creatividad, la crítica y el desa-
rrollo personal.
92 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

• Proporcionar una alternativa de calidad al uso rutinario de Internet.


• Mejorar las relaciones de la biblioteca con los otros agentes implicados en la
educación y la formación de niños y adolescentes: educadores y familias.
• Constituir una herramienta referente para todos los grupos de usuarios.

Criterios de selección de los recursos en línea21


Internet ha hecho posible que cualquier persona pueda publicar sus textos sin nece-
sidad de pasar por los tradicionales filtros de los editores de publicaciones escritas.
Esto, que tiene sus ventajas –diversidad de temas e intereses, actualidad, mayor
posibilidad de interacción y participación–, tiene también algunas desventajas que
el alumnado debe conocer:

• La autoría de la información a veces no es conocida o no viene avalada por


ninguna institución. Es necesario buscar fuentes que se puedan considerar vá-
lidas y estables.
• No todo lo que se publica es información fiable. Es necesario acudir a fuen-
tes solventes. La información necesita ser evaluada antes de ser utilizada.
• Es importante conocer la actualidad de la información y la frecuencia de
actualización de las sedes web.
• Otro de los problemas que nos encontramos a la hora de seleccionar recursos
web es el ruido documental: la enorme cantidad de respuestas ante una de-
manda de información en los buscadores más utilizados.

Dentro de las obras de información accesibles a través de las tecnologías de la infor-


mación y la comunicación podemos encontrar:

a) Los sitios web educativos


Manuel Área Moreira22, en Unidades didácticas y tecnologías de la Información y
la Comunicación23 propone, en principio, los siguientes sitios:

CNICE (Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa). Portal


web para docentes del Ministerio de Educación y Ciencia. Incluye materiales para
Educación Infantil, Primaria y Secundaria, también por materias.

21
Para más información sobre este tema se puede consultar: Rubio Lacoba, María «Otras fuentes en internet».
En: Galdón, Gabriel (coord.) (2002) Teoría y práctica de la documentación informativa. Barcelona, Ariel, 207-
219. La autora contrapone la idea de Internet como fuente inagotable con la de que «no es fuente todo lo que
cuelga en la red». También se puede leer el artículo de Valeria Bardi, Mónica Perazzo, Mónica Ruiz y Graciela
Sosisky. Disponible en línea: Cómo evaluar sitios y recursos educativos en Internet
22
De los libros de texto a los materiales didácticos web. En: La Biblioteca: un mundo de recursos para el
aprendizaje. (opus cit.)
23
Curso de introducción sobre el proceso de elaboración, desarrollo y evaluación de unidades y experiencias
educativas con tecnologías en las aulas, dirigido al profesorado de educación infantil, primaria y secundaria
http://webpages.ull.es/users/manarea/udtic/index.htm
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 93

PROFES.net Es el portal web de una editorial privada de libros de texto, SM, pero
se puede encontrar cosas interesantes para la práctica docente. Materiales para Edu-
cación Infantil, Primaria y Secundaria.
EDUCARED Portal creado por la Fundación Telefónica para docentes.
EDUTEKA Portal educativo de una fundación latinoamericana llamada Piedrahita
con numerosos recursos y documentos sobre uso de las TIC en la educación
AULABLOGS Blog o diario educativo que ofrece mucha información y permite
leer los blogs de otros docentes o crear un diario en la Red
MAESTROTECA. Uno de los portales pioneros en español sobre webs educativos.
Es un directorio con muchos enlaces clasificados temáticamente.
No conviene olvidar, en esta selección de recursos digitales, aquellos dedicados a
las necesidades educativas especiales. Hay una buena selección de los mismos, por
ejemplo, en Pekegifs24.

b) Software educativo
Se trata de programas destinados al profesorado (tanto para el apoyo a la labor es-
trictamente docente como orientados a la gestión y al control de instituciones educa-
tivas: gestión de alumnos, profesores, asignaturas, horarios, matrículas, etc.) como a
los alumnos o los padres. Según Perè Marquès25 los buenos software educativos
reúnen las siguientes características:
– Facilidad de uso e instalación.
– Versatilidad (adaptación a varios contextos: distintos entornos, diferentes es-
trategias didácticas y tipos de usuarios; que sean programables, que sean abier-
tos, que incluyan herramientas de evaluación).
– Calidad del entorno audiovisual y en los contenidos (información correcta,
textos sin faltas...)
– Buena navegación y facilidad de interacción
– Originalidad y uso de tecnología avanzada
– Adecuación a los usuarios y a su ritmo de trabajo, capacidad de motivación
– Utilización de potentes recursos didácticos para facilitar los aprendizajes
– Fomento de la iniciativa y el autoaprendizaje
– Deben facilitar aprendizajes significativos y transferibles.

c) Las bases de datos


Mª Jesús Rodríguez26 define las bases de datos como el conjunto de informaciones
almacenadas en un soporte legible por ordenador y organizadas internamente por

24
http://www.maestroteca.com/browse.php3?cat=14
25
Marqués también propone una ficha de evaluación de estos recursos. Se puede consultar en la página web:
http://www.xtec.es/~pmarques/edusoft.htm Otro artículo interesante: URBINA RAMÍREZ, S. Programas
multimedia para niños. ¿Cuáles escoger? Disponible en: http://gte.uib.es/publicacions/articulos/calvia2002.pdf
Y una página web con mucha información, sobre el tema: http://www.superkids.com/
26
(Ver bibliografía).
94 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

registros y campos, que permiten recuperar cualquier tipo de información: referen-


cias, documentos textuales, imágenes, datos estadísticos, etc. A las bases de datos
sólo es posible acceder a través de sus propios formularios. Algunas de las utilidades
señaladas por esta autora para las bases de datos son:
• Para el profesorado:
– Buscar, seleccionar y adquirir documentación para la elaboración de docu-
mentos y la planificación de la enseñanza.
– Actualización en la evolución de los campos del conocimiento relaciona-
dos con la actividad profesional.
• Para el alumnado:
– Adquirir los conocimientos y destrezas necesarias para el uso crítico y se-
lectivo de la información.
– Fomentar el trabajo con material de actualidad relacionado con los conteni-
dos de las diversas áreas curriculares.
– Desarrollar habilidades relacionadas con el tratamiento digital y cognitivo
de la información
– Buscar y seleccionar sus propias lecturas de ocio, informativas, formativas,
etc.
Algunas bases de datos de educación:
• CREDI CENTRO DE RECURSOS DOCUMENTALES E INFORMÁTICOS.
Organismo responsable: organización de Estados Iberoamericanos para la Edu-
cación, la Ciencia y la Cultura (OEI) servicio de documentación e informa-
ción de educación.
• ERIC Education Resources information Center. Institute of Education Sciencies
(IES), del Departamento de Educación del gobierno de Estados Unidos. Con-
tiene más de un millón de referencias desde 1996 de artículos de revistas,
libros, informes, etc. Dispone de gran número de documentos a texto completo.
• REDINED Red de Bases de Datos de Información Educativa: investigacio-
nes, innovaciones, recursos y revistas ibero-americanas sobre educación, con
enlaces al documento en texto completo si está disponible.
Son miembros titulares de REDINED, el Ministerio de Educación y Ciencia y algu-
nas Comunidades Autónomas.

2.3. Recursos de selección para la formación de colecciones

2.3.1. Listas básicas para la formación de colecciones


Son guías bibliográficas que recogen los títulos de las obras consideradas más im-
portantes y básicas para formar colecciones documentales. Las listas son elaboradas
por bibliotecas, grupos profesionales, organismos educativos o entidades con auto-
ridad reconocida. La revisión de listas básicas también es útil para la evaluación de
las colecciones por comparación. Algunas de estas listas básicas son:
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 95

• Guía para a selección de fondos documentais nas bibliotecas escolares infan-


til/primaria27. Asesoría de Bibliotecas Escolares de la Consellería de Educa-
ción, Xunta de Galicia.
• Guía de recursos para leer en la escuela. Salamanca, Centro Internacional del
Libro Infantil y Juvenil, 2006. En línea.
• Selección de libros y otros materiales para la biblioteca. Coordina: José García
Guerrero. Materiales para el servicio de biblioteca escolar nº 2. Disponible en
linea.
• Los fondos de la biblioteca escolar y los planes de lectura del centro. Col.
Blitz, Serie Azul, 2005. En línea.
• Lectura y libros para alumnos con necesidades educativas especiales. Autor:
COMES, G. Barcelona, Ediciones CEAC, 2003.
• Selección básica para bibliotecas escolares28. Centro Internacional del Libro
Infantil y Juvenil de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
• Bienvenidos a la fiesta. Diccionario-Guía de autores y obras de Literatura
Infantil y Juvenil. Autor: Luis Daniel González.

2.3.2. Recursos que incluyen todo tipo de documentos


Algunas opciones son:

• Centro Superior Bibliográfico. Consellería de Cultura. Xunta de Galicia.


Coleccións básicas. En la página web de Rede de bibliotecas públicas de
Galicia29 que mantiene el Centro Superior Bibliográfico se publica periódica-
mente una selección de: Comic, Divulgación científica, Divulgación científi-
ca y general infantil y juvenil por edades, Novidades trimestral y Documen-
tales en DVD. No presentan resumen ni reseña de su contenido.
• O portal dos rapaces Ourizo Azul30 ofrece títulos que forman parte de la histo-
ria de la literatura infantil y juvenil gallegas.
• Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Son múltiples los recursos que ofre-
ce esta Fundación. Una muestra puede ser:
Comic: La fiesta dibujada. Realizada por la Fundación Germán Sánchez
Ruipérez. En línea.
Laberinto de lecturas Libros seleccionados para lectores de 9 a 12 años.
FGSR (2007): Centro internacional del Libro Infantil y Juvenil.

27
http://www.edu.xunta.es/biblioteca/
28
http://www.fundaciongsr.es/catalogos/dosframes.htm
29
http://www.opacmeiga.rbgalicia.org/coleccions/Menu.htm
30
http://www.ourizoazul.org/Biblioteca/Biblioteca.htm Otras secciones son: Club de lectura, en el que los
lectores pueden enviar sus opiniones sobre los libros recomendados y compartirlas. O lagarto pintado reco-
menda. Cada trimestre se seleccionan nuevas lecturas en gallego por edades. Os nosos creadores e creadoras.
Biobliografía de autres gallegos. Premios. Información sobre concursos literarios. Guías de lectura.
96 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

Libros escogidos de literatura infantil (12-15 años) 2005-2006. (2007).


Disponible en línea. Con continuidad: Libros escogidos 2006-2007 de Li-
teratura Infantil (3-15 años). Selección de Libros Infantiles y Juveniles
Barrena, Pablo, coord. (2008).
Vuelo 05/07 para Europa Selección de cómics europeos para todas las
edades. Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil. FGSR (2007).

2.3.3. Recursos para la formación de colecciones de apoyo al currículum


• Repertorio de obras de consulta infantiles y juveniles. Centro de Docu-
mentación e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil. Salamanca: Funda-
ción Germán Sánchez Ruipérez, 2006. Desde Educación Infantil a Bachillera-
to. Disponible en línea.
• Centro Nacional de Investigación y Comunicación Educativa (Ministerio
de Educación y ciencia). Merecen la pena ser destacados los CD de Recursos
Educativos Multimedia.

2.3.4. Publicaciones periódicas31 y otros recursos de ayuda a la selección


• CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Revista mensual impre-
sa. Cuenta con página web donde se pueden consultar los sumarios de núme-
ros anteriores. Crítica literaria, monográficos dedicados a autores o temas.
• EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA. Revista mensual de educación y recursos
didácticos. Especializada en bibliotecas no universitarias, recursos didácticos
y libros para niños y jóvenes. Monográficos.
• Otras publicaciones periódicas especializadas en literatura infantil y juvenil:
Para el ámbito gallego destaca FADAMORGANA. Pueden verse los suma-
rios en la página web de BLIX (Biblioteca de literatura infantil e Xuvenil).
LAZARILLO, es una revista impresa, pero en la página web de la Asociación
de Amigos del Libro infantil y Juvenil se pueden ver números anteriores (no
está completamente actualizada). PEONZA.
• Otras publicaciones: ABAREQUE, revista de biblioteca escolar, editada por
Consejería de Educación y Ciencia. Gobierno del Principado de Asturias;
BABAR, Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura
Infantil Y Juvenil (CEPLI) Universidad de Castilla La Mancha. Tiene, por
ejemplo, una serie de guías de lectura como Yo leo, tú lees, él lee que recoge
sugerencias de lectura por edades; CLUBKIRICO Proyecto que nace desde el
grupo de librerías Kirico asociadas a Confederación Española de Gremios y
Asociaciones de Libreros (Cegal); IMAGINARIA Revista de literatura y li-

31
(Se ofrece únicamente una pequeña selección).
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 97

bros infantiles y juveniles dirigida por R. Sotelo y E. A. Jiménez. Biblioteca


de Literatura Infantil y Juvenil de la Biblioteca Virtual Miguel de Cer-
vantes: cervantesvirtual contiene un catálogo virtual de autores españoles e
hispanoamericanos de obras infantiles y juveniles, revistas, cuentos, bibliote-
cas de autor, fonoteca de obras clásicas, talleres, enlaces institucionales...
BANCO DEL LIBRO DE VENEZUELA es una asociación sin fines de lucro
que investiga, experimenta, innova y divulga acciones dirigidas a niños y jó-
venes para su formación como lectores. SERVICIO DE ORIENTACIÓN LEC-
TORA SOL con múltiples recursos de interés para docentes, padres y niños/as
de todas las edades.

2.4. Mantenimiento de las colecciones

Es conveniente que alumnos y profesores tengan libre acceso a la mayor parte de los
fondos. Para ello es indispensable que las estanterías estén abiertas y bien señaliza-
das, facilitando el uso y la localización de los materiales. Los armarios cerrados no
permiten el acceso directo a los fondos ni promueven la actitud responsable y la
autonomía del alumnado en la utilización de los recursos bibliotecarios.

2.4.1. Orden de la colección


La colección se ubicará y se ordenará teniendo en cuenta las diferentes secciones
que se han conformado en base a la clasificación de las obras. Los materiales se
ordenan en los estantes correspondientes partiendo del número de clasificación, lo
que permite agrupar todas las obras que traten sobre un mismo tema. Se ubicarán en
las estanterías y se subordinarán alfabéticamente por autor y luego por título.

• La colección de consulta o referencia se ordena, por lo general, cerca del


mostrador de préstamo ya que normalmente no se prestan a domicilio; Nor-
malmente se señaliza la zona o se le coloca a cada documento una pegatina de
color que le recuerda al usuario que ese documento sólo se puede consultar en
la biblioteca.
• La colección general está constituída por el resto de los documentos de infor-
mación y por las obras de carácter recreativo. También se colocan en las estan-
terías abiertas, siguiendo el orden de clasificación asignado y están destinadas
al préstamo a domicilio.
• Las publicaciones periódicas, lo mejor es contar con expositores adecuados
y ordenarlos alfabéticamente. Es necesario decidir en qué casos se van a guar-
dar los números atrasados y por cuánto tiempo. En muchas bibliotecas son
materiales que se prestan igual que el resto de la colección, aunque el número
en curso se mantiene en la biblioteca para su consulta hasta que se recibe el
siguiente. La gestión de las publicaciones periódicas se realiza normalmente
mediante los sistemas automatizados o una base de datos.
98 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

• Los documentos audiovisuales. Existen diversas formas de organizar estos


materiales. Normalmente los centros los mantienen fuera del alcance de los
usuarios y controlan el préstamo para evitar daños y pérdidas. Si los usuarios
no tienen libre acceso a estos materiales, es importante ofrecer un catálogo
adecuado (impreso o automatizado) que facilite información atractiva y com-
pleta sobre los materiales disponibles. En otras bibliotecas se pone a disposi-
ción de los usuarios las cajas de películas y CD’s de música y se guardan en
cajones preparados al efecto (normalmente fundas de plástico con separadores
de cartón y por orden alfabético) los discos. Los CD-ROM documentales pue-
den ocupar el lugar que les corresponde según la clasificación utilizada junto a
los documentos impresos.
• Los recursos en línea. Cada vez más, los estudiantes acceden a fuentes de
información y de referencia a través del ordenador. Es esta una información
que no pertenece a la propia institución y por tanto es más difícil de controlar
en cuanto a fiabilidad, calidad y adecuación a los objetivos de la propia insti-
tución. Para cumplir con estos requisitos y dado que la información a la que se
puede acceder es ingente, es necesario, por parte de las bibliotecas, desarrollar
instrumentos apropiados para ofrecer a sus usuarios un acceso fácil y coheren-
te a recursos de calidad contrastada32. Otro problema es el del mantenimiento
de colecciones virtuales de recursos: la valoración de su vigencia, de su valor
documental y de su uso, y en su caso, de su eliminación. Todo ello exige un
análisis periódico de los recursos y de su organización, lo que se traduce en el
establecimiento de un calendario de evaluación, renovación y eliminación de
documentos.

2.5. El expurgo

2.5.1. Definición
El expurgo es una operación bibliotecaria de mantenimiento de las colecciones que
consiste en seleccionar aquellos ejemplares que por diversas razones no deben se-
guir formando parte de la colección en las mismas condiciones que anteriormente.
Unos conocimientos cada vez más diversificados, la abundancia de la producción
impresa, una correcta gestión de los medios y la insuficiencia de los locales, obligan
a una revisión continuada de los fondos y a su renovación. Se considera que una
biblioteca está completa cuando sus estanterías están llenas en un 85% de su capaci-

32
En cuanto a la definición, características y funciones de los recursos de aprendizaje en el medio digital, se
puede consultar: MARZAL, M.A. (2006) «Biblioteca escolar como CRA: Alfabetización en información y
aprendizaje para la sociedad del conocimiento» en La Biblioteca: un mundo de recursos para el aprendizaje.
Dirección editorial: Miguel Angel Marzal García-Quismondo. Coordinación: Laura Beatriz Andreu Lorenzo.
Madrid: Secretaría General de Educación, 11-52.
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 99

dad. En estas condiciones, la biblioteca debería tener un crecimiento 0. Así, a la vez


que el fondo quedaría estable en número, se renovaría y actualizaría constantemen-
te. Retirar no es siempre sinónimo de destrucción, ya que se trata, en algunos casos,
de redistribuir los documentos a otras zonas de la propia biblioteca donde pueda
mejorar su uso, enviarlos a otros centros interesados en adquirirlos, donarlos a los
propios usuarios..., es recomendable que el expurgo sea realizado por varias per-
sonas. En los centros escolares debería de haber, en la comisión de biblioteca que
realiza las tareas de selección y adquisición de materiales y documentos, así como
las tareas de eliminación, personas de los distintos ciclos y departamentos.

2.5.2. Argumentos en contra del expurgo


Es frecuente en las bibliotecas escolares mantener ciertas reticencias ante la práctica
habitual del expurgo. A la hora de enfrentarse a ella, habrá que hacer frente a algunas
creencias que, sin dejar de ser ciertas, no se pueden mantener en pie en el caso de
una biblioteca destinada al público infantil y juvenil en una institución escolar:

– La misión del bibliotecario es reunir, almacenar y conservar las coleccio-


nes superando así la prueba del paso del tiempo y de las modas pasajeras.
Esto es así siempre y cuando no se oponga a la misión de la propia biblioteca
y a las necesidades de sus usuarios.
– Los libros son sagrados, transmiten el saber de nuestros antepasados y las
bibliotecas, con su constante crecimiento, van construyendo la memoria
de la humanidad. Las bibliotecas nacionales, las que albergan fondos de la
localidad en la que prestan su servicio, una buena parte de los fondos de las
bibliotecas universitarias, etc. deben guardar este principio, incluso en el caso
de que la biblioteca escolar sea la única biblioteca que existe en la localidad.
Igualmente, todos aquellos documentos que tienen que ver con la historia del
propio centro escolar y en muchos casos de su entorno más cercano, deberán
guardarse indefinidamente. Sin embargo, no es una norma para el resto de los
casos aquí contemplados.
– No deben destruirse bienes adquiridos con el dinero público. El expurgo
no es una práctica arbitraria ni destructiva. Se trata de lograr que la biblioteca
tenga un uso óptimo y sus recursos sean aprovechados al máximo.
– Lo que se tira hoy, puede ser necesario mañana. Aunque esto pueda ocurrir,
no se dará muy a menudo. En todo caso, siempre será posible obtener la infor-
mación actualizada en un libro más reciente, en Internet o en una enciclopedia.
– Si realizamos un expurgo nos quedaremos con pocos libros. Es necesario
mantener colecciones de calidad y pertinentes frente a colecciones muy nume-
rosas como único criterio válido.
– Es mejor tener algo sobre un tema que nada. Esta afirmación no es válida si
lo que se tiene carece de actualidad y pertinencia.
100 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

– Tal vez nos equivoquemos y tiremos libros que tienen valor. En caso de
dudas, ante libros que puedan tener valor, es posible visitar o consultar en
librerías de anticuario de la localidad o también en Internet33.

Debido a que el expurgo es una de las prácticas en las que hay mayor controversia,
es importante definir cuidadosamente en cada biblioteca escolar, los criterios que
han de regirla con el fin de mantener la colección en óptimas condiciones y de mini-
mizar los problemas derivados de los juicios subjetivos o apresurados. Por el contra-
rio, facilitará una mayor transparencia del proceso, ahorrará tiempo y contribuirá a
sistematizarlo como práctica.

2.5.3. Beneficios del expurgo


La realización del expurgo de forma conveniente proporciona una serie de benefi-
cios a la biblioteca:

• Los documentos que no son adecuados para una biblioteca tienen un coste:
automatización, revisión, reparación, almacenamiento, falta de uso de los mis-
mos... Unas estanterías llenas impiden la incorporación de nuevos documen-
tos, dificultan la consulta y pueden dar la falsa impresión de que no es necesa-
rio adquirir nuevos títulos.
• Ganancia de espacio y de tiempo para el usuario y para el personal.
• Mejora del aspecto general, especialmente al retirar los documentos deteriora-
dos o rotos.
• Actualización de los fondos, fiabilidad de la información.
• La revisión anual de los fondos con vistas al expurgo proporciona informa-
ción sobre los documentos de la colección (necesidades en reparaciones y
encuadernación, robos y desapariciones, lagunas, obsolescencias...)

La bibliografía sobre el tema señala, con bastante unanimidad, una serie de criterios
que hay que tener en cuenta a la hora de realizar el expurgo:

– Documentos deteriorados: rotos, mutilados, con manchas de humedad, moho,


etc.
– Libros viejos, antiguos. Esperar que un libro sólo porque se editó hace mu-
chos años tenga valor puede ser engañoso. Si realmente tiene valor, debe sepa-
rarse de la colección de uso habitual para evitar su deterioro y buscarle el
lugar adecuado: un expositor, un almacén, la biblioteca de la localidad.
– Documentos inadecuados: por el tema, por el nivel informativo (libros espe-
cializados que sólo interesen a un público muy restringido...)

33
Por ejemplo, se pueden encontrar miles de referencias de libros antiguos en páginas como: http://
www.iberlibro.com/ y también: http://www.librerosdeviejo.com/
5. CRITERIOS Y RECURSOS PARA LA FORMACIÓN DE LA COLECCIÓN 101

– Obras y ediciones superadas, sustituibles por otras más recientes o mejores


– Documentos propiamente obsoletos o que aportan información incorrec-
ta o falsa, que ya no corresponden al público de la biblioteca, porque los
gustos y las necesidades de este público han cambiado, o porque ya no se
adecúan a las edades de los usuarios de la biblioteca.
– Documentos repetidos. En ocasiones, de un título se conservan en la biblio-
teca numerosos ejemplares, adquiridos en un momento determinado (lecturas
obligatorias, especialmente).
– Donativos inadecuados. Es necesario también fijar unos criterios determina-
dos para la admisión de donativos, que se ajusten a los criterios generales de
colección.
– Documentos que no se prestan. Puede establecerse un período de tiempo
prudencial: documentos no prestados ni una sola vez a lo largo del año, o de
dos años.

2.5.4. Destino de los documentos expurgados


Las posibilidades de destino de un documento como resultado de una revisión pue-
den ser:

a) Volver a las estanterías: si el grado de obsolescencia no es demasiado alto y


la biblioteca no posee otros documentos sobre el mismo tema.
b) Pasar de las estanterías de libre acceso al almacén. El resultado de esta
decisión, es que se les da un margen provisional de tiempo y proporciona un
poco de espacio a la sala de lectura.
c) Reparar o encuadernar, cuando el documento se considere valioso, difícil
de sustituir o necesario para la colección.
d) Donar a otras bibliotecas (escolares, públicas, universitarias...), en caso de
que puedan estar de acuerdo en recibir ese material.
e) Destruir: Obras viejas físicamente y sin valor real.

3. Bibliografía

3.1. Sobre organización

ÁLVAREZ, M., COBOS, L., ARMAS, Z. (1995) «La organización de los centros documentales y
de recursos culturales en la Enseñanza secundaria», en SIMPOSIO Canario sobre Bibliotecas
Escolares y animación a la lectura. Canarias, Viceconsejería de Cultura y Deportes, 153-185.

BARÓ, M. y MAÑÁ, T. (1993) Formarse para informarse. Madrid, Celeste/MEC.

BERNABEU, N., ILLESCAS, M.J., MIRET, I., SELGAS, J., DEL RÍO, M. J. (1996) La biblio-
teca escolar en el contexto de la reforma educativa. Documento marco. Madrid, Ministerio de
Educación y Ciencia.
102 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

La Biblioteca: un mundo de recursos para el aprendizaje (2006). Madrid, Ministerio de Educa-


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año 6, nº 3: 18-21.
104 CRISTINA AMEIJEIRAS SÁIZ

4. Cuadro nº 1. Propuesta de distribución de los documentos por números de


la CDU

Grupo (cdu) Porcentaje de existencias


0. Generalidades 4%
Diccionarios. Enciclopedias.
Informática. Bibliografías y Catálogos.
1. Filosofía. Psicología 1%
Historia de la FilosofíaPsicología. Moral. Ética.
2. Religión. Teología 1%
Mitología
3. Ciencias sociales 5%
Demografía. Sociología. Estadística Política. Economía.
Derecho. Administración. Educación en general. Transversales
(valores en general, educación para la salud, educación sexual,
educación vial, etc.) Turismo, Folklore...
5. Ciencias exactas y naturales 12%
Ciencias Naturales. Ciencias del Medio Ambiente. Educación
ambiental. Matemáticas. Física. Química Mecánica. Geología.
Ciencias de la Tierra. Biología. Ecología. Botánica. Zoología, etc.
6. Ciencias aplicadas 12%
Medicina. El cuerpo humano. Ingeniería.
Tecnología en general. Telecomunicación. Imagen. Sonido, etc.
7. Arte. Música. Juegos. Deportes. Espectáculos 4%
Historia del Arte. Educación Plástica. Dibujo. Diseño.
Música. Fotografía. Medios audiovisuales. Cine. Películas.
Educación Física. Deportes. Gimnasia.
8. Lingüística. Literatura. Filología 6%
9 Geografía. Biografías. Historia 15%
Temas de Biblioteconomía

Selección y adquisición de materiales


Criterios para la formación,
mantenimiento y evaluación de la
colección bibliográfica

Autor: César Martín Gavilán

Fecha: 26/12/08
Introducción: el concepto de gestión de la colección
Por todos es sabido que una biblioteca tiene como función primordial
proporcionar la información requerida por sus usuarios en el momento preciso.
Un elemento importantísimo para poder ofrecer esa información solicitada es
justamente la colección. Cuando nos referimos a la colección estamos
incluyendo todos los materiales que forman parte de la misma, en cualquier
formato o soporte, y que contienen información susceptible de ser registrada,
recuperada y ofrecida a un usuario. Por otro lado, cuando hablamos de “gestión
de la colección” nos referimos a un proceso de análisis, evaluación y
planificación para formar, incrementar y mantener una colección en una
biblioteca, centro de documentación o en cualquier institución que provea
servicios de información.

A través de los años se ha escrito mucho sobre este tema en la literatura


especializada, especialmente en la última década coincidiendo con el
advenimiento de los formatos electrónicos y particularmente con la aparición de
la Internet, que ha supuesto un cambio en las políticas de selección y
adquisición de colecciones en las bibliotecas de todo el mundo. El concepto
“gestión de la colección” implica un proceso largo y detallado que nos va a
proporcionar información valiosa y un camino a seguir en el desarrollo de
nuestras colecciones. Usualmente se confunde el término con las funciones de
selección y adquisición; sin embargo, esas dos tareas, son parte del proceso
general que nos va a llevar a formar y mantener una colección acorde con las
necesidades de nuestros usuarios.

La expresión “gestión de la colección” (collection management) se utiliza en la


actualidad indistintamente con otra menos de moda “desarrollo de la colección”
(collection development) para referirse a lo mismo. Para Peggy Johnson
(Fundamentals of collection development & management. Chicago: ALA, 2004),
ambos términos incluyen las diferentes tareas, funciones o responsabilidades
de:

• selección de materiales en todos los formatos


• políticas de colección o adquisición
• mantenimiento de la colección (selección para el expurgo y
almacenamiento, preservación y suscripción o cancelación de publicaciones
periódicas)
• presupuestos y recursos financieros
• evaluación de las necesidades de los usuarios reales y potenciales
• actividades de extensión relacionadas con la colección y sus usuarios
• estudios de usuarios de la colección
• análisis y evaluación de la colección
• recursos compartidos planificados y almacenamiento cooperativo, etc.

1
Rebiun asume en sus “Normas y directrices para bibliotecas universitarias y
científicas” (2ª ed., 1999) la definición de “gestión de colecciones” como un
concepto más amplio y, a su vez, comprensivo del de “desarrollo de las
colecciones”.

En los manuales sobre el tema, se mencionan como etapas de la gestión de


colecciones seis procesos claramente interrelacionados: análisis de la
comunidad, políticas o programas de gestión de la colección, selección,
adquisición, expurgo, evaluación.

La elaboración de un “Programa de gestión y desarrollo de la colección” como


una de las etapas del proceso de desarrollo de colecciones cobra especial
importancia en esta época de presupuestos limitados y diversidad de formatos.

Programa de gestión y desarrollo de la colección


Cuando nos referimos a las políticas de gestión y desarrollo de colecciones
hablamos tanto de las políticas en sí (es decir, al “Programa de gestión de la
colección”) como al documento escrito que plasma dichas políticas.

En algunas bibliotecas no se trabaja con políticas escritas, o no se le da la


importancia debida, con la excusa de que las políticas de gestión de la
colección fueron desarrolladas para otra época, es decir, cuando el énfasis
estaba en “poseer” los materiales y no en compartirlos o tenerlos en formato
electrónico como ocurre en la actualidad. En un estudio reciente se ha puesto
en evidencia que poco más del 30% de las bibliotecas pertenecientes al
Research Library Group (RLG) poseen un programa que detalle por escrito las
políticas de gestión, otro 30% tiene una aproximación o un “borrador” con las
políticas a seguir, y otro 30% no tiene ningún documento.

Rebiun, por su parte, a través de sus “Normas y directrices para bibliotecas


universitarias y científicas” (2ª ed., 1999), recomienda a las bibliotecas
universitarias españolas fijar su política de gestión de las colecciones en un
programa “escrito” de gestión de la colección. Aunque son pocas la bibliotecas
que han seguido hasta el momento esta recomendación (Universidad Carlos III,
Universidad Politécnica de Madrid, Universidad de Sevilla, Universidad de
Málaga, etc.) muchas se están planteando en la actualidad la elaboración de
Programas de Gestión de la Colección, aprovechando procesos de evaluación
o desarrollos de planes estratégicos (por ejemplo, la Universitat d’Alacant). La
BNE, en su Plan estratégico 2006-2008, línea estratégica 3 “Analizar y
planificar la gestión de las colecciones en la biblioteca”, se plantea también
como objetivo estratégico 1 el desarrollo de un “Programa de Gestión de la
Colección que defina la política de adquisiciones y el tratamiento de los fondos
adquiridos”.

2
El documento escrito del Programa de gestión de la colección es la forma en
que las bibliotecas pueden establecer las necesidades a corto y largo plazo de
la comunidad a la que atienden y, al mismo tiempo, servir para informar y
proteger:

• Provee información en el sentido que describe las colecciones actuales en


términos de sus fortalezas y debilidades, estableciendo metas futuras. Al
establecer los futuros niveles de la colección, nos proporciona un punto de
referencia (benchmark) con el cual podremos compararnos en el futuro.
Ayuda también al tratar de hacer coincidir las colecciones con la misión de la
institución y establecer prioridades en el desarrollo de la colección. Al mismo
tiempo permite una mejor distribución de los presupuestos, personal,
espacio, etc. y sirve como documento base para presentar proyectos, pedir
apoyo económico, presentar propuestas a los responsables, etc.

• Por el lado de protección, con una política escrita la biblioteca puede


defenderse mejor de presiones externas que pudieran existir en algún
momento para impedir, por ejemplo, la compra de algunos tipos de
materiales o la recepción de ciertos donativos, para forzar la compra de
determinados recursos que no guardan relación con la misión de la
biblioteca, etc.

En la literatura profesional también se habla de la importancia de tener una


política específica de gestión de colecciones, y se mencionan diferentes
modelos al respecto. Se menciona, por ejemplo, que existen políticas
generales, aunque se recomienda explícitamente las políticas específicas, es
decir, aquellas que desarrollan una política diferenciada para diferentes
materias (subject-specific policy), pues permite enfocar y poner mayor énfasis
en las necesidades de los usuarios de cada materia en particular. Otros autores
mencionan las políticas basadas en diferentes formatos, aunque este tipo de
política tampoco es recomendable pues no refleja el contenido de la colección
ni permite hacer estudios de la exhaustividad alcanzada en un tema. Otro
modelo existente es aquel basado en la audiencia, es decir, una política para
usuarios de diferentes edades: aunque es bastante común tener una política
separada para la colección infantil o juvenil, con este tipo de política tampoco
se puede reflejar la consistencia y profundidad de la colección, o sólo se puede
determinar un aspecto de ella.

Por lo tanto la política más usada y recomendable es aquella basada en


materias. Este tipo de política normalmente tiene la forma de un documento
sistemático que presenta las materias divididas de acuerdo con un esquema de
clasificación (LCC o Dewey, por ejemplo), o puede tener una forma narrativa.
Entre los puntos más importantes que deben estar incluidos en esta política
son: el estado actual de la colección, los cursos o programas a los que atiende

3
la biblioteca, los intereses y necesidades de los usuarios, y el impacto de
acuerdos cooperativos.

El documento escrito con las políticas, normalmente contiene información para


dar una visión general de la colección que estamos analizando y los pasos a
seguir en el futuro. Por ejemplo Glenn McGuigan y Gary White ("Subject-
specific policy statements : a rationale and framework for collection
development". En: Daniel C. Mack (ed.). Collection development policies: new
directions for changing collections. New York: Haworth Press, 2003),
recomiendan lo siguiente:

a) Nombres o Información de contacto de los “seleccionadores” o


bibliotecarios a cargo de la colección
b) Propósito, que indica las necesidades de los usuarios y cómo la biblioteca
a través de su colección pretende satisfacerlas
c) Introducción a la colección, da una información general de la colección
incluyendo la materia específica y la colección existente, tanto su ubicación
física como el público a la que está dirigida. Se puede incluir una
introducción histórica y resaltar aspectos particulares de la colección.
d) Información Programática, se refiere a los programas académicos a los
que sirve, grados que ofrece, cambios curriculares, etc.
e) Coordinación de colecciones, indica el nombre del bibliotecario encargado
de la selección
f) Información cooperativa, informa sobre la relación de la colección con
otras colecciones en la biblioteca o fuera de ella. Puede incluir acuerdos de
préstamo interbibliotecario o de consorcios e incluso adquisición cooperativa
g) Modificadores, se llama así a aquellos parámetros que pueden establecer
diferentes criterios para el desarrollo de esa colección, como por ejemplo:
idioma, formato, temas específicos, diferentes ubicaciones, etc.
Generalmente se incluye aquí diferentes tipos de ítems que deberían
incluirse (o excluirse).
h) Descripción de los materiales a coleccionar: se consideran la localización
física de los materiales impresos y electrónicos, niveles de profundidad o
intensidad de los recursos de la colección, actualidad de los materiales y
criterios de retención de los mismos, calidad de los recursos y estándares
para determinar su calidad, criterios para la duplicación de los materiales,
limitaciones o restricciones en el acceso a los materiales o algunas
regulaciones legales que puedan haber para usar la colección.

La selección
Se parte de la idea que toda colección bibliográfica es, por definición,
incompleta: resulta imposible tenerlo todo. Limitaciones de todo tipo

4
(económicas, de personal, espaciales, etc.) y el crecimiento exponencial y
diversificación de la oferta de recursos informativos hacen de la colección
completa un sueño inalcanzable. Por lo tanto, es necesario seleccionar, una
tarea que no es tan sencilla como a primera vista parece.

La selección es, por lo tanto, el proceso mediante el cual se decide qué


documentos se incorporan a la colección y cuáles no. La selección es ante todo
un trabajo intelectual que requiere una sólida formación cultural y, en ciertos
casos, una especialización científica: no es posible fijar unos criterios generales
y objetivos. Se trata de una tarea bibliotecaria, pero en determinados tipos de
bibliotecas como las universitarias los profesores desempeñan un papel
relevante. Incluso en estos casos, los bibliotecarios no deberían delegar
totalmente su función. En todo caso es necesario coordinar la selección y
compensar las lagunas que ocasionan la desigual participación de profesores y
departamentos en los procesos de selección y adquisición, y procurar un
desarrollo equilibrado de las distintas secciones de la biblioteca.

Entre los factores que condicionan el proceso de selección están:

• El presupuesto
• El tipo de biblioteca y tipo de usuarios
• Los avances y novedades según el área de conocimiento
• El entorno informativo en el que se halla inmersa la biblioteca (por ej. si
forma parte de una red de bibliotecas: préstamo interbibliotecario)

Fuentes para la selección

La selección se puede realizar de modo directo (revisando las obras


directamente, la forma preferible), o a través de de fuentes de información,
críticas, desideratas, bibliografías de obras recomendadas, guías de lectura,
etc.

Libros a examen

La biblioteca establece acuerdos con proveedores para que estos


proporcionen novedades editoriales a examen que permanecen en las
estanterías de la sección de proceso durante un tiempo determinado. Los
coordinadores de área o profesores autorizados para ello seleccionan los
libros de su interés que son adquiridos por la biblioteca. Los no
seleccionados se devuelven al proveedor. Una variedad es la posibilidad de
seleccionar en las propias librerías. Si la selección la realiza el personal
docente, en el caso de las bibliotecas universitarias, por ejemplo, deberá
contar con la autorización de su coordinador de área y la verificación de la
biblioteca previo envío del material. En el caso concreto de bases de datos y
recursos electrónicos en general, la prueba a examen consiste en el acceso
en prueba durante un tiempo limitado a la biblioteca para su análisis.

5
Fuentes bibliográficas

Catálogos comerciales: realidad muy variada según la entidad que los


produce (editores, distribuidores o libreros), la materia (generales o
especializados), el tipo de documento (libros, revistas o materiales
especiales), el soporte, la periodicidad, etc.

Repertorios de libros y otros documentos en venta: recogen la producción


editorial de un país o un área lingüística y se realizan a partir de los datos
recogidos por agencias como la del ISBN, ISSN o ISMN (International
Standard Music Number).

Fuentes complementarias: especialmente interesantes para la selección


retrospectiva para cubrir lagunas, deterioros o pérdidas.

• Bibliografías nacionales
• Bibliografías selectivas
• Otros: catálogos colectivos o de otras bibliotecas; bibliografías críticas
o reseñas de libros tanto formales como las recogidas por las revistas
especializadas o las secciones de crítica de los periódicos de información
general (suplementos culturales); guías académicas; bibliografías de
cursos; desideratas y peticiones concretas de usuarios, etc.

Principios y políticas de selección

Para realizar la selección deben tenerse en cuenta simultáneamente diversos


factores, como: la misión de la institución, tipos de usuarios, cuestiones
presupuestarias, relaciones de cooperación establecidas, etc. Importa tanto el
tamaño como la calidad y el uso, que siempre variará según el tipo de
biblioteca.

Orientaciones cuantitativas: Se trata de normas y directrices nacionales e


internacionales que establecen el tamaño de la colección en función con las
materias y la profundidad de éstas. En el caso de las bibliotecas
universitarias estas normas hablan de colecciones mínimas, de número de
volúmenes por estudiante, profesor, titulación, etc., de incrementos anuales.
Las instituciones más relevantes que se establecen orientaciones sobre el
tamaño de la colección podemos destacar la IFLA y la ACRL, y en España el
Centro de Coordinación Bibliotecaria y Rebiun. En concreto, las “Normas y
directrices para bibliotecas universitarias y científicas” preparadas por
Rebiun en 1997 establecen unas importantes orientaciones generales en
materia de tamaño de la colección: 50.000 volúmenes como colección
básica, que debe ampliarse según los nuevos estudios (5.000 vols. por
nueva titulación, 1.000 por nuevo programa de doctorado, 500 por cada
nuevo programa de máster), incremento anual de 1 volumen por alumno y

6
de 10 por personal de investigación; 1 título de publicación periódica cada 3
usuarios.

Principios cualitativos: En la actualidad las bibliotecas están integradas por


todo tipo de documentos, por lo que el bibliotecario debe conocer bien las
necesidades de información de los usuarios. La determinación del tipo de
documentos y materias que deben integrar las colecciones está
estrechamente relacionado con la evaluación de las mismas (aspecto que
veremos más adelante), y muy especialmente con los estudios de usuarios
que aplicados a la selección permiten conocer las necesidades reales de
información de los usuarios. Algo más complicado es lograr colecciones
equilibradas, para lo que resulta imprescindible determinar los niveles de
profundidad o intensidad de los recursos de una colección mediante un
análisis basado en las materias. Un ejemplo de este modelo de evaluación
es Conspectus, desarrollado por el desaparecido Research Library Group
(RLG) a principios de los 80, y rápidamente adoptado por la mayoría de las
bibliotecas académicas de EEUU. Desde 1999, con la integración de la
WLN/RLG en la OCLC, es la OCLC la que mantiene esta herramienta para
describir o caracterizar una colección y tomar decisiones sobre su desarrollo.
Actualmente Conspectus se puede utilizar como una funcionalidad integrada
en el producto WorldCat Collection Analysis (WCA, Análisis de Colecciones
WorldCat) de la OCLC.

El último paso en la selección siempre es elegir el documento concreto. Esto


implica valorar el mismo, estudiarlo físicamente y juzgarlo con criterios
objetivos. Entre los elementos a tener en cuenta podemos destacar:

• Tipo de publicación
• Cobertura temática, cronológica y geográfica
• Presentación física (diseño, encuadernación, etc.)
• Contenido intelectual: prestigio del autor, elementos constitutivos,
organización del contenido, actualización, originalidad, etc.
• Utilidad para la organización
• Valor futuro

El expurgo

El expurgo consiste en hacer una evaluación crítica de la colección a partir de


criterios materiales e intelectuales que nos permita retirar de manera temporal
o definitiva una parte de los fondos con el objetivo de reorganizar los
contenidos de la biblioteca y ofrecer un servicio mejor. La finalidad del expurgo
es mejorar la calidad y accesibilidad de la colección. El expurgo se debe de
entender como un proceso más de la gestión de la colección y, por lo tanto, los
criterios que se sigan deben estar incluidos en la política de gestión de la

7
colección. Se trata, por lo tanto, de un proceso importante en la gestión de la
colección que debe recibir una atención similar a la de la selección.

El modelo bibliotecario español ha tendido, durante muchos años, a entender la


biblioteca como un lugar de acumulación de recursos pasando por alto su uso
real, a pesar de lo propuesto en normativas y directrices (por ejemplo,
aceptación indiscriminada de donaciones durante años que no siempre eran
útiles o necesarias). Las razones de esta tendencia hay que buscarlas en la
escasez persistente de recursos en muchas bibliotecas españolas y en la
existencia de un mercado editorial bastante reducido. Este modelo acumulativo,
de biblioteca preservadora de conocimiento, también se ha seguido durante
muchos años en la Europa continental. El modelo anglosajón, por el contrario,
promueve desde hace años las colecciones creadas y mantenidas a partir de la
adecuación a las necesidades concretas de los usuarios reales y potenciales, y
ha convertido el expurgo en un proceso plenamente integrado en el día a día.

A pesar de la necesidad evidente de expurgo en nuestras bibliotecas, todavía


existe una cierta “mala conciencia” de los bibliotecarios cuando se habla de
expurgo, cuya motivación es mucho más profunda de lo que parece. Expurgar
exige para empezar muchas horas de trabajo, obliga a deshacerse de
documentos que no todo el mundo está de acuerdo en retirar, ya sea por su
valor material o documental, ya sea por el temor a una demanda posterior
inesperada; además, el expurgo a menudo pone en evidencia errores en las
políticas de adquisición; en algunos casos, se percibe una falta de mecanismos
necesarios para garantizar un trabajo cooperativo que permita, a pesar de la
retirada de ciertos documentos de las bibliotecas, seguir garantizando el
acceso a su información o la consulta por parte de los usuarios.

El expurgo no conlleva necesariamente la destrucción de los documentos, que


pueden simplemente ser apartados, retirados del libre acceso, almacenados en
bibliotecas de depósito, vendidos o incluso utilizarse para el intercambio o
donaciones.

El impacto de los recursos digitales en la selección

Los principios que guían la selección de la colección de la biblioteca digital o


híbrida no deberían ser inicialmente muy diferentes a los de la biblioteca
tradicional o física: mantener un equilibrio entre las distintas materias,
garantizar el desarrollo de la colección con suficiente amplitud y profundidad,
garantizar el acceso rápido y fácil a la información, etc. El proceso de selección
sigue siendo fundamental para asegurar que sea adecuado el contenido de una
base de datos, una revista o un libro electrónico, compense su coste y sirva de
apoyo a la enseñanza o cubra las necesidades de información de los usuarios
de una biblioteca. Sin embargo, existen bastantes rasgos peculiares que la
profusión de recursos digitales ha introducido en este ámbito.

8
La primera gran diferencia que se detecta es que los responsables de la
selección de este tipo de productos, además de aplicar los conocimientos
especializados para la selección, también deben comprender la tecnología que
hace que el material esté disponible así como tener capacidades en las
cuestiones jurídicas y de negociación de las licencias de este material. Es muy
difícil separar todas esas funciones y, por lo tanto, estos responsables deben
reunir todas esas habilidades, algo que no es habitual en un entorno de
adquisición de documentos impresos. Es necesario que el bibliotecario sepa
algo más que el simple contenido del recurso electrónico. Aspectos de la
licencia con frecuencia condicionan el acceso y la utilización de un recurso:
definición de los usuarios autorizados, accesos simultáneos, limitaciones del
uso del contenido, etc.

Además, los productos electrónicos se suelen caracterizar cada vez más por su
carácter multidisciplinar, lo que puede requerir la intervención de varios
expertos en su selección. Suele ser necesaria la experiencia en contenido de
múltiples selectores para la toma de decisión sobre la adquisición del acceso a
EBSCOhost EJS o a SAGE Journals Online, por ejemplo, productos que
abarcan múltiples disciplinas, aunque ciertamente no todas en el mismo grado.
Esta necesidad de un enfoque multidisciplinar se complica cuando se trata de
adquisiciones consorciadas con precios relativamente bajos que guían las
decisiones de selección y requieren respuestas rápidas, anulando un normal
proceso de selección. Sin lugar a dudas, la selección de material electrónico en
la biblioteca requiere una interacción entre adquisiciones, responsables de la
gestión de la colección y selectores, servicio de informática y servicios de
referencia que nunca se había dado en el entorno de material impreso. Se
requiere:

• Establecimiento de equipos de selección para analizar el contenido de los


recursos multidisciplinares. Conocimiento acerca de la empresa proveedora
del acceso, la concesión de licencias, y las cuestiones técnicas. Mecanismos
ágiles para la toma de decisiones, al margen de otras rutinas, puesto que el
tiempo se convierte en un factor crítico para estas adquisiciones.
• Margen flexible para la selección y negociación necesario para tener éxito
en la concesión de licencias de material electrónico a buen precio y de forma
oportuna.

Por otra parte, y casi en contradicción con una práctica profesionalizada de


selección, los gestores se han visto mucho más involucrados en las decisiones
de compra de los costosos recursos electrónicos de lo que antes estaban en la
decisión de suscribir un determinado título de revista o comprar una simple
monografía, por ejemplo. De hecho, a veces los gestores anulan la selección y,
en algunos casos las decisiones se toman incluso fuera de la biblioteca. Hay
muchas razones para ello, incluida la necesidad de reasignar recursos, el alto
interés dentro y fuera de la biblioteca sobre estos materiales, la necesidad de

9
adquirir colectivamente para reducir costes, y la necesidad de realizar compras
cooperativas por razones políticas. Resulta evidente que la compra
consorciada está teniendo un impacto importante en la gestión y desarrollo de
la colección y en la función de selección en las bibliotecas, reduciendo costes e
incrementando enormemente el tamaño de la colección, ampliado la cantidad
de información a disposición de sus usuarios sobre todo en las bibliotecas más
pequeñas, las grandes beneficiadas por este modelo de adquisición.

Otro efecto de la adquisición de material electrónico sobre la gestión y


desarrollo de la colección es el carácter temporal y limitado del acceso que se
está adquiriendo. Por lo tanto, existe un riesgo real de perder el acceso a
determinado contenido si al finalizar el período de una licencia se cancela la
suscripción. Además, las licencias están sujetas a una revisión continua fruto
de la estrategia comercial del proveedor y pueden requerir el control constante.
Otro aspecto a resaltar es la duplicidad, el solapamiento entre algunos de los
recursos electrónicos, lo que produce confusión tanto a los usuarios como a los
bibliotecarios, y lleva en ocasiones a pagar dos veces por el mismo
contenido.Todo esto supone un serio peligro para la calidad de las colecciones
en términos de cobertura global y rentabilidad, y es necesario considerar
cuidadosamente todas estas cuestiones. La tradicional competencia
bibliotecaria en acceso y selección debería ser aplicada en este nuevo entorno
de forma que pusiera orden entre la multitud de ofertas de información,
dirigiendo a los usuarios a los recursos más adecuados. Quizás estemos
sobrecargando a nuestros usuarios con una oferta no seleccionada, cuyo
contenido no siempre es fácil de descubrir o requiere tiempo para evaluar los
miles de recursos que ahora se le ofrecen. El incremento en la adquisición de
contenido electrónico está cambiando radicalmente el enfoque de las
colecciones. Al comprar más datos en formato electrónico con un coste cada
vez mayor para hacer más cómodo el acceso a la información, es posible que
se reduzca la amplitud y la profundidad de nuestras colecciones y el contenido
total disponible. Lamentablemente, el dinero proviene de una reducción
proporcional en la compra de monografías o de la cancelación de suscripciones
de revistas científicas de pequeños editores. No sólo se está reduciendo, por lo
tanto, la amplitud de las colecciones: también se está homogeneizando la
información a disposición de los usuarios. Es cierto que se está proporcionado
un acceso adecuado a los recursos electrónicos, pero debemos ser
conscientes que ese acceso corresponde sólo a una pequeña parte del mundo
del contenido intelectual.

La selección de materiales gratuitos en la red presenta un problema particular


en estos momentos. Es fundamental que las bibliotecas empiecen a evaluar la
información importante disponible de forma gratuita en la Web, y desempeñen
un papel en la organización y acceso a esa información.

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Adquisición
La adquisición es el acto en virtud del cual la biblioteca incorpora a su colección
las obras previamente seleccionadas. Supone el abastecimiento de la colección
bibliográfica, una de las actividades más importantes de la biblioteca puesto
que está dirigida a cubrir las necesidades de información de los usuarios en
tiempo, forma y calidad.

Durante mucho tiempo las adquisiciones han sido consideradas como una
mera rutina administrativa consistente en efectuar los pedidos, reclamarlos y
tramitar las facturas. Esta consideración ha hecho que las adquisiciones hayan
sido gestionadas por personal administrativo perteneciente a la biblioteca o por
departamentos económicos ajenos a la misma, como los servicios económicos
de la institución. Hoy por hoy las adquisiciones deben ser consideradas como
un proceso bibliotecario fundamental y, por lo tanto, gestionadas y/o dirigidas
por bibliotecarios. La mentalidad sobre las tareas de adquisición están
cambiando, y se detecta cierta aproximación entre las funciones de adquisición
y catalogación con el objetivo de simplificar los flujos de trabajo, aprovechar
todas las habilidades del personal en la materia, acelerar los plazos de
procesamiento, asegurar la integridad física y la coherencia conceptual de la
colección (sin hacer distinción entre formatos), facilitar el acceso a la
información. Como muestra de esta tendencia podemos señalar la culminación
en otoño de 2008 de la fusión de los departamentos de adquisición y
catalogación de la Library of Congress en una nueva división denominada
“Bibliographic Access Directorate” (ABA).

El proceso de pedido supone toda una serie de tareas como:

• Comprobación de los datos bibliográficos


• Comprobación de la existencia de la obras solicitadas en el catálogo
• Creación de registros bibliográficos (precatalogación, si es necesaria), de
proveedores y de pedido.
• Envío de las órdenes de compra al proveedor
• Reclamación de pedidos atrasados
• Recepción o cancelación de pedidos
• Tramitación de las facturas

Sistemas de adquisición

Compras: Es el procedimiento principal de adquisición. Para realizar un


buen trabajo es imprescindible conocer las fuentes de información sobre
editores, distribuidores y libreros, evaluando periódicamente los costes,
descuentos y tiempos de cada proveedor. La compra se puede efectuar
directamente al productor del documento (autor, editor) o indirectamente
(distribuidor, librero).

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• La compra directa puede tener como ventaja la rapidez e incluso mejor
precio, pero exige un trabajo adicional de gestión del presupuesto, pedido
y facturación que no conviene ignorar.

• La compra indirecta tiene como ventaja un ahorro importante en la


gestión de la adquisición, pero puede suponer retrasos en la recepción del
material y cierto encarecimiento, especialmente en documentos
extrajeros.

Entre los distintos sistemas de compra podemos destacar:

Approval plan: se trata de un sistema de compra ampliamente utilizado en


las bibliotecas anglosajonas que consiste en el envío por parte de los
proveedores de las novedades bibliográficas en una disciplina o parte de
la misma de acuerdo a un perfil exhaustivo definido previamente por la
Biblioteca y los coordinadores de área. Definido este perfil, los
proveedores envían información continua sobre los títulos publicados, con
objeto de que la Biblioteca confirme su adquisición. Este perfil está sujeto
a variaciones con el fin de adaptarse a los cambios en las materias de
interés de la Biblioteca. El objetivo es que el Approval plan se ajuste de tal
manera al desarrollo de la colección de la materia que la Biblioteca
adquiera al menos un 95% de la selección. El perfil que defina la
Biblioteca tendrá en cuenta aspectos como materias, profundidad de las
mismas, tipo de publicación, formatos, cobertura cronológica, lengua y
otros criterios que se estimen de interés.

Pedidos abiertos: Los pedidos de suscripción (o standing orders) son un


tipo de pedidos permanentes con el proveedor revisables anualmente.
Este tipo de pedido se utiliza básicamente para la adquisición de
documentos que requieren una continuidad. El desarrollo de este tipo de
pedidos permite al bibliotecario realizar una previsión presupuestaria y
asegurarse la actualización constante de la colección además del
consiguiente ahorro de tiempo y costos en la ejecución de los pedidos. El
tipo de material susceptible de aplicar los pedidos de suscripción son
todas las publicaciones seriadas y las colecciones monográficas de
determinadas editoriales.

Concurso de revistas y bases de datos: La Ley de Contratos del Estado


española obliga a las instituciones a convocar en concurso público el
suministro de todas aquellas compras por un valor superior a 12.020,24 €
(2.000.000 ptas.). Esto supone en la práctica que la Biblioteca realice
concursos para la adquisición de revistas tanto españolas como
extranjeras y bases de datos. Este procedimiento supone una
concentración necesaria de los proveedores, que simplifica notablemente
los procedimientos de gestión y control. También permite una mejora
significativa de los precios y el acceso a servicios de valor añadido.

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Compra consorciada: este tipo de compra, que puede ser puntual o
sistemática, se sitúa en el ámbito de la información electrónica: bases de
datos, revistas y libros. Las compras conjuntas significan que diferentes
bibliotecas compran en un mismo acto un mismo recurso (o, para ser más
precisos, los derechos a acceder a un mismo recurso), algo que es
posible gracias a que el recurso puede ser consultado simultáneamente
por diferentes usuarios desde sitios diferentes. Los productores de
información han visto en las compras conjuntas un instrumento para
estabilizar o ampliar sus mercados y han creado mecanismos atractivos
para hacerlas factibles. El más notable a efectos de las colecciones ha
sido el del acceso cruzado y el del acceso a paquetes enteros de las
revistas de una editorial.

Donaciones: Es una forma de adquisición gratuita en la biblioteca pero el


proceso del material para su puesta a disposición del público implica una
serie de costes en recursos humanos y problemas de almacenamiento, por
lo tanto se hace necesario establecer unas condiciones mínimas para la
aceptación de donaciones. En cualquier caso la biblioteca debe reservarse el
derecho de aceptar o rechazar una donación. Los donativos pueden
proceder de instituciones o personas individuales. Los donativos de
editoriales dependientes de la administración suponen un cauce importante
para el ingreso en la biblioteca de publicacions oficiales que no se
comercializan. Otras veces los donativos los lleva a cabo una persona que
suele ser usuario de la biblioteca. En el caso de las bibliotecas universitarias,
sería deseable establecer la obligatoriedad de que los docentes de la
Universidad donasen a la Biblioteca al menos un ejemplar de lo que
publiquen. Por otra parte, las donaciones pueden ser de dos tipos:

Espontáneas o no solicitadas por la biblioteca, procedentes de


particulares, instituciones o servicios de la misma institución a la que
pertenece la biblioteca, que llegan sin regularidad y sin posibilidad por
parte del bibliotecario de seleccionar el material hasta su llegada.

Regulares o solicitadas por la biblioteca básicamente a organismos


públicos o privados de todo o parte de su producción editorial y que su por
contenido o por estar fuera del circuito comercial del libro resultan
interesantes para el incremento de la colección.

Existen tipos específicos de donaciones:

Legados: suelen ser donativos procedentes de testamentos. Están


constituidos por bibliotecas particulares completas o partes de las
mismas. Su aceptación exige un estudio previo de la colección donada y
una valoración de las condiciones fijadas en el testamento o por los
herederos.

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Depósitos: son donaciones por un tiempo determinado de un fondo o
colección. Presentan una serie de requisitos que se formalizan en un
acuerdo sobre la custodia, utilización e instalación de los fondos en la
biblioteca depositaria, pero manteniendo el depositante la propiedad de la
colección en todo momento. Transcurrido el tiempo se procede a una
renegociación para una posible permanencia o devolución de los fondos.
Los motivos típicos por los que se llevan a cabo este tipo de donaciones
son la carencia de espacios y locales adecuados o la falta de personal
especializado por parte del donante, que al mismo tiempo desea fomentar
el uso de su colección.

Canjes: consiste en el intercambio (bien directamente o a través de un


centro de canje) entre bibliotecas de duplicados, de sus publicaciones, o de
las obras publicadas por aquellas instituciones a las que las bibliotecas están
vinculadas. Según el ámbito pueden ser canjes nacionales o internacionales,
según el método pueden ser canjes directos o indirectos, y según la
regularidad pueden ser canjes permanentes u ocasionales. Este
procedimiento de adquisición se aplica esencialmente a revistas, aunque no
excluye otros tipologías documentales. Las bibliotecas suelen mantener dos
tipos de canje:

• El intercambio de ejemplares duplicados permite a la biblioteca


completar su colección, cubrir lagunas. Es de gran utilidad como forma de
adquisición retrospectiva.

• El intercambio de publicaciones supone una cierta difusión para la


entidad editora, y para la biblioteca receptora supone una forma de
adquisición de obras no comercializadas o de difícil adquisición. En este
sentido el canje es un buen procedimiento para adquirir publicaciones
oficiales y literatura gris.

El canje internacional de publicaciones ha sido objeto desde finales del siglo


XIX (y más en concreto, desde la Convención de Bruselas de 1886) de
múltiples conferencias, convenciones, reuniones de expertos, etc. Y por
supuesto la UNESCO, tras la Convención sobre el Canje de Publicaciones
Oficiales y Documentos Gubernamentales entre Estados de 1958, ha
elaborado definiciones y recomendaciones sobre el mismo dadas a conocer
a través de manuales y publicaciones específicas como el Manual de canje
internacional de publicaciones (1977). Se trata de un tema recurrente por la
contradicción que supone por un lado la importancia reconocida que tiene
para las bibliotecas esta forma de adquisición de obras y, por lo tanto, para
la difusión de las publicaciones, y por otro, la falta de recursos y de cobertura
organizativa en que sustentarlo. Tan de actualidad resulta el tema del canje
internacional que, por ejemplo, en las dos últimas asambleas de REDIAL
(Red Europea de Información sobre América Latina), celebradas en

14
noviembre del 2004 en Berlín y recientemente en Tenerife, se ha puesto de
manifiesto el interés general de todos los miembros sobre este tema, se ha
elaborado una encuesta de recogida de datos entre los participantes de la
red para conocer la situación y las aspiraciones de cada uno al respecto y se
está en proceso de tabulación de los resultados para emprender una mayor
cooperación interbibliotecaria.

Depósito legal: aunque es un modo de adquisición, sobrepasa este tema.


Consiste en la obligación impuesta por ley u otro tipo de norma
administrativa, de depositar en una o varias agencias especificadas,
ejemplares de las publicaciones de todo tipo, reproducidas en cualquier
soporte, para la distribución pública, alquiler o venta.. Los principales
objetivos del Depósito Legal son:

• la recopilación y preservación de una colección nacional de materiales


bibliográficos de todo tipo.
• la redacción y publicación de la bibliografía nacional.
• el control estadístico de la producción editorial.
• la constitución de colecciones bibliográficas regionales o locales.

Automatización de la adquisiciones

El carácter contable y de gestión de gran parte de las operaciones implicadas


en las adquisiciones hacen de ellas un terreno propicio para la automatización.
Curiosamente, no todos los SIGB destacan por sus módulos de adquisiciones.

Los módulos de adquisiciones de los SIGB más avanzados permite llevar a


cabo todas las actividades relacionadas con el proceso de adquisición de obras
en una biblioteca: gestionar las desideratas, crear pedidos y enviarlos al
proveedor, reclamar pedidos, cancelarlos, controlar de forma detallada y en
cualquier momento el estado del presupuesto y de sus diferentes fondos,
realizar el cierre fiscal, etc. Por otra parte, estos módulos suelen trabajar en
relación con el resto de los módulos del SIGB, especialmente con los de
catalogación, circulación y opac.

Algunos SIGB son capaces de ordenar compras, reclamar pedidos e incluso


recibir facturas electrónicas de cualquier material adquirido (incluso reclamar
fascículos sueltos de revista) utilizando los formatos EDIFACT (Electronic Data
Interchange For Administration, Commerce and Transport) y/o ANSI X12
(formato EDI más usado en EEUU). Los servicios EDI son sintaxis de datos
concebidas para el comercio electrónico entre empresas (B2B) que se usan en
mensajes electrónicos estructurados que se transmiten al servidor del
proveedor mediante algún protocolo de comunicación (por ejemplo ftp, según
los clientes). Estos mensajes contienen los mismos datos que los documentos
típicos de negocios en papel, pero introduce ventajas frente a los sistemas
tradicionales: más rápido que el correo postal, menor manipulación humana de

15
los datos en cada sistema y menor coste administrativo, fácil archivo, más
ecológico, reduce los tiempos de las respuestas comerciales, etc.

Evaluación de la colección
La American Library Association (ALA) ha definido la evaluación de la colección
como el conjunto de estudios y operaciones que la biblioteca lleva a cabo para
comprobar hasta qué punto la colección que ofrece responde a las
necesidades de sus principales grupos de usuarios. Esta definición pone el
acento, más que en el valor de las colecciones en sí mismas, en su
funcionalidad, entendida como el mayor o menor grado de adecuación a las
necesidades de unos usuarios cuyos requerimientos de información tenemos
previamente estudiados. La evaluación de la colección, pues, tiene que ver con
todos los elementos que configuran la información (materias, soportes, lengua,
etc.), puesto que todos ellos influyen en la capacidad de responder o no a una
determinada necesidad de información; asimismo tiene que ver con las
características de cada documento concreto (contenido, edad, presentación,
formato, etc.), pues cada uno de esos elementos introduce aspectos que
matizan su utilidad y conveniencia reales para los usuarios.

Por otra parte, el proceso de evaluación de la colección se encuentra


enmarcado en la evaluación de la biblioteca como servicio. Actualmente, las
organizaciones que sostienen las bibliotecas (y en especial en el entorno
universitario) se interesan en gran manera por analizar y valorar el rendimiento
de sus servicios de biblioteca e información, tanto en general como en cada
uno de sus aspectos concretos. Entre esos aspectos concretos, por supuesto,
la colección constituye un factor esencial para poder dar el rendimiento
deseado, ya que, sin ella, la biblioteca no tiene razón de ser; no obstante, son
raros aún, entre nosotros, los estudios evaluativos de colecciones, o de partes
de colecciones, concebidos dentro de un proceso general de evaluación del
rendimiento del servicio.

Por supuesto, todos somos conscientes de que, hoy día, ninguna biblioteca va
a conseguir atender las necesidades de información de sus usuarios
limitándose a la colección propia: en realidad, desde antiguo las bibliotecas se
han preocupado de proporcionar acceso a los documentos de otras
colecciones, primero por la vía del préstamo interbibliotecario y,
posteriormente, con las metodologías de obtención de documentos, o de
sustitutos del documento, que la tecnología de cada momento iba haciendo
posible utilizar. En la actualidad, la existencia de publicaciones electrónicas, por
un lado, y las posibilidades que, para las bibliotecas individuales, ha supuesto
la creación de consorcios y otros entes de cooperación, por otro, permiten dar
nuevos pasos en la puesta a disposición de nuestros usuarios de una colección

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híbrida cada vez más "universal". La cantidad y calidad de los recursos
compartidos y el esfuerzo que las instituciones realizan en este sentido hacen
más y más necesaria una evaluación que garantice la optimización de los
costes y el máximo rendimiento para todos.

Motivaciones y fines de la evaluación

La evaluación de la colección puede emprenderse con diferentes finalidades, o


resultados previsibles: es cierto que, como ya se dijo, evaluamos nuestra
colección para averiguar su grado de adecuación a las necesidades de
nuestros usuarios … Pero, ¿para qué hacerlo? Una vez realizado el proceso y
valorada esa adecuación, ¿qué actuaciones nos proponemos? En algunos
casos, estaremos hablando de detectar los puntos fuertes y débiles de nuestra
colección, con objeto de reforzar los primeros y de tomar decisiones también
respecto a los segundos (por ejemplo, decisiones de tipo cooperativo).

Así, las actuaciones subsiguientes a la evaluación estarán dentro del ámbito de


las adquisiciones y, tal vez, de la política de acuerdos para el desarrollo
cooperativo de colecciones. En otros casos, el resultado de la evaluación nos
llevará a identificar partes del fondo que parecen adecuadas, pero que, no
obstante, se encuentran infrautilizadas; se impondrá entonces averiguar
mediante nuevos estudios cuál es el problema que está produciendo el
"desencuentro" entre unas obras, en principio, adecuadas a una clientela y la
clientela misma: a veces, puede ser una ubicación inadecuada, o bien un déficit
de formación en los usuarios, o tal vez falta de promoción. Las actuaciones que
se deriven, pues, de algo tan técnico como la evaluación de las colecciones
pueden ser también de índole tan práctico como una redistribución física de los
materiales o una campaña de márquetin.

Finalmente, en más de una ocasión la evaluación se planteará como parte de


un proceso más amplio, donde se trata de ver el rendimiento global de los
recursos destinados a la colección; en ese caso, interesa a la biblioteca
demostrar el grado en que los recursos invertidos en la colección han sido
aprovechados y de qué manera las mejoras han incidido en la calidad del
servicio e, indirectamente, en la imagen y en los propósitos de la institución
patrocinadora. En cualquier caso, sea cual sea el objetivo final de la
evaluación, la mecánica del proceso requiere dedicar cierta atención a algunos
aspectos previos, sin los cuales la evaluación no podría llevarse a efecto con
éxito.

Requisitos previos a la evaluación

En primer lugar, la biblioteca debe procurar obtener un conocimiento lo más


detallado posible de quiénes y cómo son sus clientes; ello presupone la
necesidad de poner en juego toda la información disponible: por un lado, los
datos estadísticos y sociológicos recogidos por las instituciones de las que

17
dependen las bibliotecas (publicados, generalmente, en memorias anuales) y,
por otro, la información obtenida por la propia biblioteca como resultado, tanto
de la observación reiterada del comportamiento de los usuarios, como de los
usos contabilizados por los sistemas.

Todos esos datos servirán a la biblioteca para poder dibujar con la máxima
precisión un cuadro de las características generales tanto de los usuarios
potenciales en su conjunto como del colectivo (más reducido) de usuarios
reales que habitualmente utilizan nuestros servicios, así como para poder
definir qué información usa cada uno y para qué fines.

Las distintas variantes de estudios de uso de la información nos ponen al


corriente de la conducta real de los usuarios respecto a los fondos existentes (o
accesibles), y muchas modalidades de evaluación de la colección se basan en
estudios de ese tipo. En cuanto a los estudios de necesidades (tanto las
expresadas como las inferidas del análisis de las actividades de los clientes y
del uso de otros servicios, como el préstamo interbibliotecario y los servicios de
acceso), tienen también un importante papel a jugar en los procesos de
evaluación de la colección. La finalidad última de toda esta serie de estudios
es, evidentemente, poder segmentar nuestro colectivo de usuarios para
después definir respecto a cada segmento qué tipos de actividades realiza con
la información y, consecuentemente, investigar sus necesidades y decidir qué
información es la más pertinente para cubrirlas. En segundo lugar, la biblioteca
debe haber decidido previamente (y de acuerdo con la organización que la
sustenta) cuál es su misión y cuáles sus metas y objetivos, especialmente
aquellos referentes a fondo, servicios, etc., de manera que, en todo momento,
a lo largo del proceso, pueda saberse qué requerimientos de los clientes se
deben cubrir, cuáles se pueden cubrir y qué otros hay, tal vez, que reconducir
hacia otras unidades de información. Asimismo, la conciencia clara de estar
situados dentro del marco de una planificación a largo plazo puede ayudarnos,
durante el proceso de evaluación, a señalar y priorizar los puntos que se
revelen como más débiles de nuestra colección.

Por otra parte, la biblioteca debe haber establecido su propia política de


desarrollo de colecciones, y habrá de asegurar la coherencia de éste y de
todos los otros documentos y decisiones relacionadas con la colección. Antes
de iniciar un proceso de evaluación de la colección, la biblioteca habrá de
cuestionarse si los niveles de recogida establecidos en su momento continúan
siendo los más apropiados a la situación actual. Por último, es obvio que el
proceso de evaluación en sí mismo habrá de ser cuidadosamente planificado
en todos sus extremos. Como para muchas otras actividades, también en ésta
es importante detenerse y perder un cierto tiempo en los preparativos, si se
quiere afrontar con garantías una tarea como la evaluación de las colecciones,
que es (no hay por qué negarlo) difícil, lenta y costosa.

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Métodos para la evaluación de colecciones

Inicialmente, debemos tener en cuenta la existencia de dos grandes grupos de


métodos: aquellos que se basan en las colecciones en sí mismas y los que se
basan más bien en el uso de éstas. Los métodos más usuales que basan la
evaluación en la colección en sí misma son:

• comparación con listas,


• examen directo de la colección,
• uso de estadísticas y
• aplicación de normativas.

Por otra parte, entre los métodos que se prefieren estudiar el uso que se hace
de las colecciones, los que tienen mayor aceptación por parte de los expertos
son:

• estudio del servicio de préstamo,


• estudio del uso o consulta in situ,
• tasa de disponibilidad de los documentos,
• rotación de los estantes,
• estudio del préstamo interbibliotecario y servicio de obtención de
documentos,
• encuestas de opinión de los usuarios, y
• simulación del uso, o análisis de citas.

Métodos de evaluación basados en las colecciones

a) Comparación con listas: Este método consiste en seleccionar listas de


obras consideradas adecuadas para las características de la biblioteca y de
sus usuarios y, posteriormente, confrontarlas con el catálogo para
determinar en qué tanto por ciento las obras presentes en dichas listas se
encuentran también en la colección. Por sus características, se trata de un
método aplicable con la mayoría de soportes y en todo tipo de bibliotecas, y
presenta un número de ventajas considerable, siempre que se hallen
disponibles las listas necesarias para la comparación. Generalmente, esas
listas son, o bien bibliografías selectivas y actualizadas de obras adecuadas
a un determinado perfil, o bien catálogos de otras bibliotecas semejantes y
consideradas como modelo por el alto grado de adecuación y excelencia de
sus colecciones. Evidentemente, en países donde el trabajo bibliográfico es
frecuente y amplio es más fácil encontrar disponibles listas selectivas
actualizadas y adecuadas al caso de que se trate; no obstante, en la
biblioteca de investigación es también aprovechable el contenido de listas
extranjeras, por el gran componente internacional de la bibliografía poseída
(aunque, desde luego, quedaría pendiente la evaluación de la producción
propia del país). La opción de elaborar listas propias de acuerdo con un perfil

19
preestablecido encarecería y dilataría enormemente el trabajo de evaluación.
Esa hipotética no disponibilidad de listas bibliográficas adecuadas es uno de
los posibles inconvenientes, así como también lo son el solapamiento de las
listas existentes y su rápida obsolescencia. Otros problemas que a menudo
acompañan a este tipo de listas, y que hay que prever, porque podrían
afectar a la calidad de nuestra evaluación, son la falta de globalidad y los
sesgos ideológicos, culturales, lingüísticos, etc., muchas veces debidos al
punto de vista del autor, a su cultura o incluso a su filiación política. Una
variante de esta metodología es el sistema conocido como Conspectus. Este
método, desarrollado en Estados Unidos por el WLN/RLG y comercializado
actualmente por la OCLC como una funcionalidad integrada en su nuevo
producto WorldCat Collection Analysis (WCA, Análisis de Colecciones
WorldCat), compara a partir de la clasificación (LCC, Dewey y NLMC) las
diferentes partes de la colección con listas previamente establecidas, cuyo
contenido ha sido validado como representativo de la documentación que,
sobre una materia determinada, ha de poseer una biblioteca que pretenda la
exhaustividad.

b) Examen directo de la colección o juicios de expertos: Este método


consiste en repasar in situ el contenido de los estantes con objeto de
estudiar directamente dimensiones, alcance, profundidad y relevancia de la
colección. Es un buen método, pero sólo aplicable a colecciones muy
pequeñas y muy especializadas, para las cuales se dispone de expertos
temáticos. Uno de los aspectos más ventajosos de este método es que pone
muy claramente de relieve los puntos fuertes y los puntos débiles de la
colección; también su aplicabilidad simultánea a diferentes finalidades
(evaluación, revisión, retirada, etc.) le da una rentabilidad que constituye una
ventaja importante. Entre los posibles inconvenientes a destacar, el más
evidente es el coste, ya que el método necesita la participación de expertos
temáticos de los cuales la biblioteca no siempre puede disponer. Entre otros
inconvenientes citados por los expertos estaría la no comparabilidad de los
datos obtenidos, pues cada experto trabaja con sus propios parámetros.

c) Uso de estadísticas: Este método de evaluación consiste en comparar


sistemáticamente los datos estadísticos de la colección con los recogidos
por otras bibliotecas sobre los aspectos concretos que interesa evaluar. Su
aplicabilidad se extiende a todo tipo de bibliotecas, siempre que éstas
recojan habitualmente el tipo de datos estadísticos que se necesita y que se
hayan establecido previamente tanto los elementos a medir como el sistema
de medida, de manera que se asegure la comparabilidad de los resultados.
De igual manera, este método puede ser de utilidad para aplicarlo a una sola
biblioteca, recogiendo periódicamente los mismos datos a fin de estudiar su
evolución a lo largo del tiempo. Respecto a los tipos de datos estadísticos
que podrían resultar relevantes para una evaluación de la colección, existe

20
un abanico que iría desde las dimensiones de ésta y su tasa de crecimiento
(global o por materias, soportes, etc.) hasta aspectos económicos, como
pueden ser la evolución y reparto de los gastos para la adquisición de
fondos, pasando por el porcentaje de solapamientos entre colecciones,
aspecto especialmente interesante cuando lo que se pretende es establecer
acuerdos de cooperación para una mejor rentabilización de los recursos.
Entre las ventajas del uso de las estadísticas para evaluación de
colecciones, no es la menor el nivel de disponibilidad de los datos: las
bibliotecas recogen estadísticas desde siempre, con mayor o menor
puntualidad, lo cual supone encontrarnos con un potencial de información
nada desdeñable, siempre que esta información se haya recogido siguiendo
un modelo uniforme acordado para todas las bibliotecas de un sistema, país,
etc. No obstante, existen algunos inconvenientes posibles que, en general,
derivarían de la posibilidad de que se produzcan incorrecciones en la
recogida de datos que incidan en la calidad de los resultados finales y, en
segundo lugar, de las dificultades de comparación entre los datos de los
diferentes centros.

d) Uso de recomendaciones y normativas: Uno de los métodos más usados


para evaluar colecciones es la comparación de sus dimensiones y
características con los estándares pertinentes. Este método (que no es
exclusivo de la evaluación de colecciones) parte con la ventaja de ser
aplicable a todo tipo de bibliotecas, siempre que para ellas contemos con
alguna normativa de referencia. Además de constituir en sí mismas una
ayuda inestimable (son el trabajo altamente fiable de muchos expertos), las
normativas poseen un plus de autoridad moral por el hecho de emanar de
organismos reconocidos, sea del campo bibliotecario, sea del de la
normalización. Tal autoridad moral suele redundar en un cierto consenso de
aceptación general que genera un poder de persuasión diferente al de otros
sistemas de evaluación. Aunque las normativas, que no son de obligado
cumplimiento, se revelan de gran utilidad a la hora de evaluar y mejorar
nuestras colecciones, hay que tener la precaución de seleccionar normativas
cuya relevancia sea también clara para los destinatarios del informe final de
evaluación. Esas normativas son de dos tipos:

• En primer lugar, las normativas internacionales, generadas por la IFLA


(por ejemplo: Beverly P. Lynch (ed.). Standards for university libraries,
1986; o Poll, Roswitha et al. Measuring quality: international guidelines for
performance measurement in academic libraries, 1996.), la ISO (ISO
11620:1998 Information and documentation: library performance
indicators; concretamente los indicadores los indicadores de los grupos
B.2.2 hasta B.2.5) o la propia Unión Europea (Ward, S. et al, Library
performance indicators and library management tools. European
Commission, DG XIII-E3, 1995) para la evaluación de bibliotecas; estas

21
normas nos proporcionan un estándar considerado internacionalmente
como adecuado, cuyo cumplimiento garantiza, en consecuencia, un nivel
de "homogabilidad" altamente deseable tanto por las bibliotecas como por
las instituciones que las patrocinan.

• En segundo lugar, las normativas elaboradas dentro de las fronteras de


cada estado por las entidades o administraciones competentes en la
materia (normalmente, ministerios de educación o de bibliotecas y
asociaciones profesionales) estas normas nos proporcionan un referente
"real" de lo visto como adecuado una vez tenida en cuenta la situación de
partida. Estamos hablando de pautas como Guide to the evaluation of
library collections (ALA, 1989) en EEUU o Normas y directrices para
bibliotecas universitarias y científicas (REBIUN, 2ª ed. aum. 1999) y su
antecedente, Las bibliotecas universitarias: recomendaciones sobre su
reglamentación (Ministerio de Cultura, 1987) en España.

El uso de normativas para finalidades de evaluación comparte con otras


metodologías la ventaja de disponer del material inicial de referencia ya
elaborado, pero puede tener también sus inconvenientes: en primer lugar,
necesita el concurso de personal cualificado y experto para su aplicación y
seguimiento, por lo que resulta más cara que otros métodos, aunque la
calidad de los resultados obtenibles puede hacerla altamente aconsejable.
En segundo lugar, hemos de considerar la dificultad de interpretación y de
aplicación que puedan presentar las diferentes normativas, dificultad que
redundaría en mayor lentitud y coste del proceso. También, y sobre todo,
existe el riesgo de interpretación a la baja de las normativas, especialmente
de las cuantitativas, por parte de los que tienen el poder de tomar
decisiones. En cuanto a las normas cualitativas, a veces se las ha acusado
de poco concretas y, por tanto, susceptibles asimismo de interpretaciones
tan generales que, en la práctica, representen también una lectura a la baja.

Métodos de evaluación basados en el uso de las colecciones

a) Estudio del préstamo: Este sistema analiza los datos del préstamo de la
colección, ya sea completa o bien por partes, combinándolos con criterios
como la materia, el grupo de usuarios, la fecha de publicación, etc., con la
única limitación de la capacidad estadística del módulo de préstamo del
SIGB. De esta manera es posible obtener la tasa de préstamos de una
materia determinada, o bien la actividad de préstamo de un determinado
segmento de usuarios, o la curva de préstamos de las distintas obras según
su fecha de publicación, etc. La utilidad del método es excelente a la hora de
identificar las partes de la colección menos utilizadas (sea por materias,
soportes, etc.), así como para describir modelos de uso para esas áreas (por
ejemplo, épocas del año en que "salen" determinadas obras), y para
identificar grupos de usuarios preferentes para partes de una colección;

22
incluso puede aplicarse con finalidades de selección, para formar una
colección que satisfaga las necesidades más frecuentes. Siempre que el tipo
de fondos nos permita pensar que su uso en préstamo es lo suficientemente
representativo del total de usos, las ventajas del método son evidentes,
pues, aparte de la facilidad de obtención de los datos y de su interpretación,
posibilita la realización de una amplia gama de estudios sectoriales. No
obstante, el método no está exento de inconvenientes. Una de las
principales limitaciones de ese tipo de estudios es, precisamente, el hecho
de ser exclusivamente aplicables a los fondos de préstamo de las
bibliotecas, y no a toda su colección ni a las otras actividades que se pueden
desarrollar con los documentos (consulta, reprografía, etc.), de manera que
quedan excluidas de él todas las colecciones o partes de colecciones no
prestables, así como las obras objeto de préstamo restringido, a menos que
se elaborase para éstas un baremo especial. Otro inconveniente es que el
método no contempla el uso frustrado, al no poder contabilizar como
préstamos las demandas de documentos que ya se encuentren prestados y,
por tanto, sean momentáneamente inaccesibles para otro lector. Una
variante de los estudios de préstamo nos la ofrece el indicador que Roswitha
Poll et al. Measuring quality (1996) definen como “uso de la colección por
materias” (indicador nº 5). En el caso de ese indicador, se considera que “el
uso viene dado por el número de préstamos, y no se tienen en cuenta otras
formas de uso como el uso interno”; los datos del préstamo se combinan con
los de materia de los documentos prestados con la intención de dilucidar “si
la distribución de recursos de la biblioteca y la política de adquisiciones se
adecuan a la demanda de los usuarios. La biblioteca identifica si invierte el
presupuesto en las monografías y en las áreas temáticas apropiadas”.

b) Estudio del uso o consulta in situ de los documentos: Con este método se
recogen y analizan datos sobre la utilización del fondo en las salas de la
biblioteca. Al igual que en el caso del préstamo, esos datos podemos
combinarlos después con materia, soporte, grupo de usuarios o partes de la
colección, con las limitaciones comentadas anteriormente. De lo que queda
dicho se deduce que este método es siempre complementario del anterior
(pues toda colección susceptible de préstamo lo es también de uso en sala),
y sustitutivo en los casos de fondos excluidos de préstamo. En cuanto a sus
aplicaciones, son en buena parte las mismas que tienen los estudios de
préstamo. La mayor dificultad presentada por este método surge del hecho
de que la mayoría de colecciones están en libre acceso, y no se dispone de
una estadística fiable de usos al no quedar éstos registrados. Para recoger
esos datos se han utilizado sistemas muy diversos: desde un simple contaje
o marcación (manual o automatizado) en el momento de la recolocación en
los estantes hasta el registro de usos por parte del mismo usuario en una
hoja ad hoc, pasando por la observación no invasiva, por las entrevistas o
por una combinación de varios de ellos. Cualquiera de estos sistemas tiene

23
ventajas e inconvenientes. La recolocación por el personal es lo habitual en
nuestras bibliotecas, y sería lógico su aprovechamiento para finalidades de
contaje: sin embargo, si esa recolocación no se hace de manera continua (lo
que muy pocas bibliotecas pueden permitirse), no podemos asegurar que
cada vez que un documento es guardado debamos contar un solo uso, pues
puede haber sido tomado del carro, o de la mesa, y vuelto a dejar allí en
diversas ocasiones por distintos usuarios; por otra parte, la larga ausencia
del estante sin justificación puede provocar un considerable uso frustrado,
buena parte del cual es no se puede contabilizar.

c) Estudio de la disponibilidad de los documentos: El estudio de la


disponibilidad de documentos se define como la proporción de materiales
solicitados por el usuario que puede utilizar inmediatamente en la biblioteca
(incluida la reproducción del documento) o en préstamo a domicilio. En este
caso se trata de conocer qué probabilidad de ser satisfecha tiene la
demanda del usuario sobre un ejemplar determinado. En el cálculo de esta
probabilidad entran conceptos como la tasa de adquisición, la de
catalogación, la búsqueda en catálogo, la circulación del documento e
incluso la colocación correcta, pues todos y cada uno de esos aspectos
influirán en el éxito final de la búsqueda. La guía de la ALA para la
evaluación de colecciones se refiere al estudio de la disponibilidad como una
técnica que “realiza el seguimiento de las peticiones del usuario
directamente, y mide con qué frecuencia la colección es deficiente cuando
un usuario no puede encontrar un ítem, y con qué frecuencia es un error del
usuario la causa de que un ítem sea inaccesible”. Esta inaccesibilidad puede
concretarse en la ausencia del documento en catálogo o bien en un número
insuficiente de copias del mismo, pero también en un documento existente, y
presente en la biblioteca, pero mal guardado; correctamente ubicado pero
mal señalizado; en uso en la sala, en encuadernación, etc. La forma de
controlar estas variables necesita siempre la colaboración de los usuarios,
ya sea informando oralmente a los bibliotecarios sobre sus éxitos y fracasos
en la búsqueda de ejemplares o haciéndolo por escrito (rellenando algún tipo
de formulario, dejándose entrevistar, etc.). Si no se cuenta con esa
colaboración, el grado de disponibilidad real de los documentos sería muy
difícil de precisar, ya que, aunque podría hacerse me-diante muestreos
periódicos, nunca reflejarían la realidad de forma tan precisa como la que los
usuarios nos pueden ofrecer.

d) Estudio de la rotación en los estantes: Este método es parecido al


anterior, aunque sus objetivos son diferentes. Concretamente, se trata de
calcular la tasa de presencia de cada documento en la estantería (es decir,
en situación de “no uso”) en un período de tiempo dado. El estudio se lleva a
cabo, en este caso, sin contar con la participación de los usuarios. Se
realiza, primero, una muestra de documentos de toda la colección o de la

24
parte a evaluar (materia, soporte, tipo de usuario, etc.) y, segundo, una
muestra de los períodos concretos de tiempo en los que se llevará a cabo la
búsqueda en los estantes. Generalmente, se toma como medida base un
año natural para que el estudio no se vea afectado por los cambios
estacionales; en los días y horas señalados, con regularidad sistemática, se
tomará nota de la presencia o ausencia de cada documento seleccionado en
el muestreo. Cada ausencia es ponderada: se comprobará si es debida a
préstamo o bien a consulta en sala, reprografía u otros usos, y cada una de
las ausencias por préstamo deberá recibir un valor superior, que suele
calcularse proporcionalmente al número de días de la modalidad de
préstamo correspondiente. Se calculará después la media de días al año en
que cada tipo de documento (si se hizo un estudio global de la colección)
está ausente de la estantería, y se verá qué porcentaje de ellos tiene una
media mayor o menor, extrapolándose después las conclusiones de la
muestra al con-junto de los documentos que configuran el universo
estudiado. Este método difiere en sus objetivos de los estudios de
disponibilidad. En efecto: mientras éstos últimos persiguen averiguar qué
nivel de éxito tiene el usuario en la búsqueda de documentos (donde pueden
influir muchos factores), el estudio de la rotación sólo pretende evaluar el
grado de utilización de cada documento. Por lo que respecta a sus
aplicaciones, aparte de la evaluación de la colección, es de utilidad para
tomar decisiones respecto a compras de duplicados, difusión de los fondos
menos utilizados que se consideren todavía válidos, colocaciones
alternativas, retirada, etc. Relacionando los datos de rotación con los costes
del documento, podemos también obtener una valiosa información sobre su
nivel de coste-eficacia.

e) Estudio del préstamo interbibliotecario / SOD: En este sentido se estudia


el préstamo interbibliotecario no como servicio propiamente dicho, sino como
alternativa a la disponibilidad in situ de los documentos, generalmente por
ausencia de éstos en la colección que se trata de evaluar. Como afirma la
guía de la ALA, las peticiones de préstamo interbibliotecario son
generalmente reconocidas como indicadores de demandas de los usuarios
de la biblioteca que no están cubiertas. En este sentido, las peticiones de
préstamo interbibliotecario que reciben nuestros documentos son dignas de
ser tenidas en cuenta en la valoración de la relevancia de nuestra colección
(e incluso, en algunas bibliotecas, pueden ser contempladas como un activo
económico). Asimismo, las peticiones que nosotros realizamos
(especialmente las que se reiteran a menudo) pueden ser vistas, o no, como
posibles puntos débiles, en tanto que necesidades que no cubre nuestra
colección. Luego, quedaría plantearse cuáles de dichas peticiones pueden
convertirse en adquisiciones de la biblioteca para completar vacíos y cuáles,
más esporádicas o excepcionales, pueden y deben seguir resolviéndose por
la vía de la cooperación llegado el caso. Así pues, hemos de plantearnos el

25
estudio de las estadísticas de préstamo interbibliotecario separadamente:
por un lado, nuestras peticiones a otros centros; por otro, nuestro suministro
en respuesta a peticiones externas. En el primer caso, deduciremos
necesidades y potencial de cooperación; en el segundo, los datos obtenidos
serán emparentables con los de los estudios de préstamo y tendrán la
misma función. En cualquiera de las dos situaciones podemos combinar con
la materia, con títulos concretos (generalmente de revista), con autores, tipos
de fondo, etc. La principal ventaja de este método es la disponibilidad de los
datos, su repetición periódica y su comparabilidad. Si bien los datos
estadísticos pueden ser difíciles o ambiguos en su interpretación, partimos
siempre de la cómoda seguridad de tratar con documentos por los cuales
sabemos positivamente que los usuarios se han interesado. Además, en
algunos tipos de bibliotecas, cruzando estos datos con los de personas,
departamentos científicos, etc., podemos deducir nuevas necesidades, por
ejemplo por cambios en las líneas de investigación, nuevos programas, etc.
que no se nos hubieran comunicado, y así adelantarnos a futuras demandas.

f) Estudio de la opinión de los usuarios: Uno de los métodos más fiables


para conocer el uso de la colección y su relevancia es preguntar sobre ello
directamente a los usuarios, realizando algún tipo de encuesta de opinión.
Mediante ella se recogen directamente de los usuarios los datos que van a
servir para obtener información sobre la valoración que hacen del fondo o de
una parte de él; sobre los diversos usos que dan a los documentos; sobre la
finalidad perseguida con la obtención de información, etc. Se toma, así,
como referencia de calidad una opinión que, ciertamente, es subjetiva, pero
a la que se le da gran valor al ser la satisfacción de los usuarios la primera
prioridad. Entre los diferentes tipos de encuestas a usuarios, los más
frecuentes son:

• las encuestas de uso / intención de uso, donde el aspecto a estudiar


es, o bien el uso real que los clientes de la biblioteca hacen de sus
fondos, o bien la voluntad de uso de dichos materiales.

• las encuestas de necesidades, donde se pregunta expresamente a los


usuarios sobre sus requerimientos de información (incluyendo
necesidades, deseos y demandas), ya sea sobre materias, autores,
soportes, tipos de obra, intensidad de recogida, etc. Ese tipo de
encuestas no se aplica para evaluar la colección, sino más bien para
desarrollarla, y muchas veces es complementada con un estudio sobre
usos de la información.

• las encuestas de satisfacción, donde se trata de establecer hasta qué


nivel, en opinión de los usuarios, son satisfechos sus requerimientos de
información, tanto en cantidad como en calidad y puntualidad, y todo ello

26
a qué coste, pues la satisfacción dependerá de esos factores
combinados.

De lo dicho puede deducirse fácilmente que son los estudios de uso y los de
satisfacción los que nos serán más útiles para finalidades de evaluación. Así
pues, se trata de una metodología compleja que esconde en sí diferentes
posibilidades. El método de encuesta presenta tantas posibilidades que
resulta aplicable a todo tipo de bibliotecas, tanto para evaluar la eficacia de
la colección como para resolver problemas en segmentos específicos de la
misma, para definir grupos de usuarios o para detectar necesidades mal
resueltas, cambios de tendencias, etc. De hecho, una encuesta no es otra
cosa que la recogida sistemática de información sobre unos determinados
ítems, independientemente de cuál sea la técnica de recogida. La principal
ventaja de este grupo de métodos reside en la calidad y pertinencia de la
información recogida, que permite ir mucho más allá de lo que indicarían los
simples datos estadísticos. Además, posibilita apreciar el nivel de éxito de la
colección y tiene el valor añadido de contribuir a potenciar una buena
relación con los usuarios (siempre que se esté dispuesto a realizar las
mejoras que se revelen necesarias en el estudio: si no es posible hacerlo,
quizá pueda ser, incluso, contraproducente el pasar una encuesta). Por otra
parte, con las encuestas se puede también contribuir a la formación de los
usuarios, pues permiten introducir de soslayo algunas informaciones que les
ayuden a comprender el alcance de los servicios o que ayuden a la
biblioteca a detectar puntos débiles en esa formación tan necesaria al ver
sus reacciones. Así pues, las ventajas de las encuestas van más allá de los
datos puramente cuantitativos, pues al mismo tiempo proporcionan el feed-
back más directo del usuario.

g) Simulación del uso, o análisis de citas: La técnica de la evaluación por


análisis de citas se basa en el axioma de que, cuanto más citado sea un
trabajo de investigación, más probable es que tenga un alto grado de
calidad: consecuentemente, las revistas científicas cuyos artículos reciben
mayor número de citas serían las mejores revistas de cada especialidad.
Semejante aserción descansa en la hipótesis de que la comunidad científica
en su conjunto no se suele equivocar al valorar el interés de un trabajo.
Según la normativa de la ALA citada, el análisis de citas consiste en contar
y/o ordenar por ranking el número de veces que los documentos son citados
en referencias a pie de página, bibliografías u obras de indización y resumen
y en comparar esas cifras. Ese tipo de estudio puede hacerse a nivel
general, tomando como referencia los Journal citation reports de la familia de
bases de datos Citation Index, y registrando el número de citas que
obtuvieron en un período dado las publicaciones que queremos evaluar; o
bien se puede hacer tomando exclusivamente las citas que de esas revistas
realizaron los usuarios de la biblioteca en sus trabajos científicos, para así

27
obtener el valor subjetivo que para ellos tienen las publicaciones que posee
la biblioteca. Este segundo sistema, sobre ser menos prolijo, permite ajustar
mejor la relevancia de la colección para los usuarios. En realidad, tomando
como referencia la lista de revistas que más citan los usuarios sería posible
establecer una especie de ranking de valoraciones de lo que tiene la
biblioteca, y también de lo que no tiene y que los usuarios obtienen por otras
vías (préstamo interbibliotecario, contactos personales, etc.), títulos estos
cuya adquisición o acceso habría que estudiar. Por el contrario, aquellas
revistas que poseemos y que no son citadas por los usuarios podrían ser
revistas menos apreciadas, o bien no tan relevantes para sus
especialidades.

BIBLIOGRAFÍA

Vall Casas, Aurora. "Esporgar : per què, com i quan". En: BiD: textos
universitaris de biblioteconomia i documentació, núm. 16. (juny 2006)

Regos Varela, Xosé A. "Programa de gestión y desarrollo de colecciones en


una biblioteca universitaria (I): aportaciones a su definición y metodología". En:
Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, nº 57, 1999, pags. 57-78

Regos Varela, Xosé A. "Programa de gestión y desarrollo de colecciones en


una biblioteca universitaria (II): política de gestión de colecciones". En: Boletín
de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, nº 58, 2000, pags. 47-70

Massísimo i Sánchez de Boado, Àngels. “Evaluación de colecciones en las


bibliotecas universitarias (I). Métodos basados en el estudio de la colección”.
En: Anales de Documentación, no. 5, 2002, p. 245-272

Massísimo i Sánchez de Boado, Àngels. “Evaluación de colecciones en las


bibliotecas universitarias (II). Métodos basados en el estudio de la colección”.
En: Anales de Documentación, no. 7, 2004, p. 171-183

28
Criterios de selección para recursos digitales

María del Carmen Negrete Gutiérrez


Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas
Universidad Nacional Autónoma de México

0.1. Resumen
En el actual ambiente tecnológico, varios de los factores prevalecientes para
la toma de decisiones en la formación de colecciones en las bibliotecas universi-
tarias están cambiando. En este contexto, se abordan diversos fenómenos involu-
crados con el proceso de selección ocasionados por el advenimiento de los recur-
sos digitales. Se reflexiona sobre el papel que deben jugar los responsables de
tomar decisiones relacionadas con materiales impresos y recursos digitales en la
biblioteca universitaria. Finalmente, se presentan una serie de criterios para eva-
luar y seleccionar recursos basados en Web. (Autor)
Palabras clave: Bibliotecas universitarias. Selección. Recursos digitales.

0.2. Abstract
In the current technological environment, several factors affecting decision
taking in collection development for university libraries are changing quickly.
Such factors involving digital resources and related to the selection processes are
analysed. The role of those responsible for deciding about printed and digital
resources acquisition is considered. Finally, a criteria set for evaluating and
selecting web-based resources is presented. (Author)
Keywords: University libraries. Seleccion. Digital resources.

1. Introducción
El objetivo de las bibliotecas académicas es apoyar la enseñanza, el aprendi-
zaje, la academia, la investigación y cubrir otras necesidades de información de
sus profesores, estudiantes, investigadores y asociados, de manera efectiva y efi-
ciente. En la actualidad, las bibliotecas académicas, principalmente, se enfrentan
al crecimiento de la oferta de la información con costos crecientes que afectan, en
ocasiones, a los limitados recursos presupuestales con que cuentan para realizar
sus adquisiciones. A esto hay que aunar el propio auge de los diversos medios
electrónico/digitales que, si bien permiten una mayor cobertura, diseminación,

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


54 María del Carmen Negrete Gutiérrez

acceso y transferencia de la información, también representan, en buena medida,


costos mayores para su adquisición o suscripción. Los recursos electrónico/digi-
tales, indudablemente, están impactando no solamente a la organización de la
biblioteca, la estructura de sus departamentos, sus funciones, procesos y el modo
en que se ofrecen los servicios a los usuarios, sino también al sistema de comu-
nicación tradicional.
En el actual ambiente tecnológico, varios de los factores prevalecientes para
la toma de decisiones en la formación de colecciones están cambiando, lo que
hace necesario que el documentalista y el bibliotecólogo desarrollen nuevas habi-
lidades que le permitan utilizar la tecnología y tener conocimiento permanente de
las fuentes especializadas que se están generando y que les pueden apoyar en el
proceso de selección. Todo ello permitirá detectar no solamente la información
que se requiere, sino también el formato o medio idóneo en la que está disponible.
Los bibliotecólogos y documentalistas están ampliando el rango de recursos que
pueden ofrecerle a su comunidad, al hacer disponibles recursos en formato elec-
trónico/digital, los cuales tienen una clara ventaja sobre los materiales impresos,
debido a la facilidad que otorgan para la localización y manipulación de la infor-
mación. Sin embargo, obtener información electrónico/digital para satisfacer las
demandas de información requiere que la biblioteca cuente con presupuesto sufi-
ciente, con infraestructura adecuada de equipo, programas, apoyo profesional y
licencias de acceso a diversos servicios y productos que se ofrecen actualmente.
Ante estas condicionantes, la selección de recursos digitales —especialmente de
los recursos de información accesibles a través de una sede Web— se vuelve más
complicada por las diversas características que reúnen este tipo de recursos, ade-
más de las necesidades específicas de herramientas o equipos de acceso.
En resumen, puede decirse que las bibliotecas académicas necesitan buscar
nuevas formas y técnicas para optimizar sus presupuestos ante los servicios y
productos disponibles en el mercado informativo. Se reconoce que las nuevas
tecnologías de información presentan tanto oportunidades como retos: oportuni-
dades por la cantidad de información potencial que se puede manipular; y retos
en términos de la capacidad para seleccionarla, además de la inversión significa-
tiva que se requiere, tanto económica como de factor humano, particularmente en
capacitación. La transición de la disponibilidad de la publicación impresa a la
distribución digital de recursos académicos y de investigación, implica cuestio-
namientos que no se pueden ignorar o dejar de lado. Por tanto, es necesario des-
cribir los elementos fundamentales de la información digital con el propósito de
que su contenido responda a las necesidades y demandas informativas de los
usuarios finales, ya sean éstos estudiantes, profesores, investigadores, documen-
talistas o bibliotecólogos. El presente trabajo se enfoca a la selección de recursos
existentes en una sede Web, independientemente de que sean gratuitos o no.

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


Criterios de selección para recursos digitales 55

2. El proceso de selección
La práctica de la selección de recursos es una de las funciones mas antiguas
y fundamentales del desarrollo de colecciones, ya que a través de ella se ha garan-
tizado el control de calidad de los materiales que han ingresado a la biblioteca. El
concepto de selección se define como el proceso que permite evaluar la calidad,
importancia y/o utilidad del contenido de los recursos, con el objeto de que éstos
respondan de forma adecuada a las necesidades y demandas de información que
tiene la comunidad a la cual la biblioteca debe atender (Negrete, 1999, p. 57).
En la actualidad, la selección de recursos exige un mayor compromiso pro-
fesional por parte de los responsables en la toma de decisiones debido, entro otros
aspectos, “[…] al crecimiento exponencial de la información en línea, a la exis-
tencia de una tipología documental múltiple, a la inestabilidad debida a continuas
actualizaciones que conlleva su disponibilidad temporal, y al requerimiento de
confiabilidad” (Garduño, 2001). Con el advenimiento de los recursos de infor-
mación digital, las prácticas de la selección se han ampliado al introducir nuevos
cambios. Ahora se tiene que escoger entre formatos, identificar que está disponi-
ble, analizar costos, tener un entendimiento de licencias, derechos de autor y
otros aspectos legales, interpretar las implicaciones del servicio, y preparar el
equipo y las facilidades (Jenkins y Morley, 1999, p. 115). Ahora, más que nunca,
el proceso de selección requiere de criterios apropiados, claros y consistentes que
ayuden a los responsables a tomar de decisiones adecuadas para ingresar mate-
riales a la biblioteca, pero también para tomar decisiones sobre recursos digitales
que permitan el acceso, recuperación y uso de la información digital.
El proceso de selección no parte de una metodología específica que pueda
generalizarse a todo tipo de biblioteca o a las de un mismo tipo, ya que depende
de los objetivos de cada una de ellas y de su organización interna; de las tenden-
cias de desarrollo que emita la institución de la que depende; de la tasa de creci-
miento de su comunidad; del presupuesto asignado, de su infraestructura tecno-
lógica y del elemento humano que hace operable este proceso. El crecimiento de
la información y su representación en una diversidad de formatos, influye en las
formas tradicionales de llevar a cabo la selección de recursos. Esta se complica
por la dificultad de normalizar este proceso, dado que involucra una serie de deci-
siones que podrían no ser válidas para todo tipo de recursos. Por ello, se hace
indispensable contar con criterios de selección claramente definidos que permi-
tan dar juicios de valor que sean lo más objetivos y coherentes posible. Se debe
buscar formar colecciones equilibradas con los mejores recursos impresos y con
los mejores recursos digitales, lo que requerirá un trabajo responsable y efectivo
para responder a los intereses de los usuarios de la biblioteca. Los responsables
de la selección deben tomar en cuenta aspectos como los siguientes:

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


56 María del Carmen Negrete Gutiérrez

• Establecer claramente la misión y objetivos de la biblioteca.


• Identificar las necesidades reales y potenciales de su comunidad.
• Identificar las fortalezas y debilidades de la colección, en términos de áreas
o materias y de recursos específicos.
• Determinar qué presupuesto está disponible para el desarrollo de coleccio-
nes impresas y digitales.
• Determinar con qué presupuesto se cuenta para infraestructura tecnológica.
• Desarrollar un plan para identificar el uso potencial de los diferentes recur-
sos que podrían adquirirse o a los que podría suscribirse.
• Realizar un estudio sobre los servicios que se usan: ¿cómo se usan? y ¿cuá-
les se desean?
Aunado a lo anterior, requieren mantenerse actualizados sobre el comporta-
miento editorial nacional y extranjero, y sobre la forma en que operan sus dife-
rentes procesos de producción, diseminación, tiempos y costos; conocer de los
editores su autoridad y seriedad, las áreas y niveles en las que producen, políticas
de inclusión, tipos de propaganda que emplean, entre otros; así como un conoci-
miento de los distribuidores, productores, vendedores y proveedores, y de los ser-
vicios y productos que ofrecen.
Es indudable que la experiencia personal de los selectores a través del tiempo,
el conocimiento de la información que se genera en las áreas o temas de interés y
la aplicación de criterios, les ha permitido determinar o asignar un valor intrínseco
a los recursos. Es evidente que cuando el selector se enfrenta a la información
representada en formato digital, tendrá que aplicar los criterios tradicionales com-
plementados con otros adicionales y dar juicios objetivos de acuerdo a los elemen-
tos básicos que deben evaluarse para cada uno de los recursos informativos. Sin
duda, la selección de recursos digitales no es responsabilidad exclusiva del biblio-
tecólogo o documentalista, ni tampoco del profesor/investigador. La responsabili-
dad debe ser compartida entre todos, particularmente por quienes están en el ser-
vicio de consulta o referencia, en el servicio de publicaciones periódicas o en el
servicio de diseminación selectiva de información, por el solo hecho de estar en
contacto directo con los usuarios y sus necesidades y/o demandas de información
de manera permanente. La utilización de tecnologías de información en los servi-
cios que ofrecen las bibliotecas obliga a los selectores de materiales a conocer las
nuevas tendencias del desarrollo de colecciones debido, sobre todo, a que ahora la
demanda de información de su comunidad es también de recursos digitales. Lluís
Codina (2000, p. 12) señala que, en la “medida que la Internet vaya creciendo, será
más y más necesario para los profesionales de la Documentación (y de la
Bibliotecología) disponer de criterios sólidos para saber evaluar recursos digitales

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


Criterios de selección para recursos digitales 57

y determinar su valor o su capacidad relativa para cumplir sus objetivos”.


Actualmente, seleccionar un recurso digital no es tan directo como seleccionar un
recurso impreso, ya que involucra un amplio número de aspectos adicionales, ade-
más de la apropiada información contenida en el recurso y de la ayuda que ofrece
cada uno. Ahora se requiere un equipo de profesionales capacitados en el uso de la
tecnología, de la información, de la didáctica, de la lectura visual y de las herra-
mientas propias de la profesión y, por supuesto, con una fuerte vinculación al tra-
bajo académico dentro y fuera de la biblioteca, lo que permitirá a su vez, desarro-
llar habilidades, actitudes, valores y conocimientos en sus usuarios, que les
permita llevar a cabo el uso, acceso y transformación de la información en un
conocimiento útil para la toma de decisiones y para resolver problemáticas diver-
sas.
De acuerdo con Pedro Hípola, el término recurso digital incluye: “[…] texto,
datos numéricos, ilustraciones, fotografías, sonido, video, diapositivas […], en
definitiva, cualquier ejemplo de “objeto digital”. Estos objetos representan la
información almacenada en los depósitos documentales y están compuestos por
su propio contenido (bits), metadatos o propiedades asociadas a ellos, un registro
de operaciones realizadas y etiquetas para su identificación” (Hípola, Vargas-
Quesada y Senso, 2000, p. 7). La tipología de recursos digitales es muy variada,
y es considerada desde puntos de vista muy distintos. Una posible agrupación de
recursos digitales en Internet es la proporcionada por Lluís Codina (2000, p. 15),
quién reconoce que está inacabada, y propone los siguientes: bases de datos,
directorio, documento, medio de comunicación, motor de búsqueda, organiza-
ción no gubernamental (ONG), publicación periódica, sede web corporación,
sede web institución académica y sede web institución comercial. Generalmente,
las colecciones de recursos digitales aparecen como un sitio Web o como una
compilación de ligas de otros servidores. Por ejemplo, una colección basada en el
Web incluiría, entre otras, ligas a:
1. Recursos impresos como directorios y bibliografías, incluyendo recursos
de consulta o colecciones especiales que se han convertido a páginas
Web o en otro formato electrónico.
2. Un conjunto de servicios, que han sido adaptados a un ambiente en línea:
referencia, préstamo interbibliotecario y obtención de documentos, etc.
3. Recursos internos que han sido digitalizados: listas de reserva, informa-
ción descriptiva sobre la biblioteca y su acervo, literatura gris, etc.
4. Contenido específicamente desarrollado para el ambiente Web, tales
como tutoriales interactivos, documentos hipertextuales, libros de texto
en línea, talleres o cursos.

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


58 María del Carmen Negrete Gutiérrez

5. Colecciones de valor añadido con ligas a recursos Web que están organi-
zados de una manera orientada a los usuarios de una biblioteca.
6. Recursos electrónicos que se obtienen a través del Web, que pueden ser
gratuitos o no, tales como: bases de datos bibliográficas, de texto com-
pleto o de imágenes (Kovacs y Elkordy, 2000, p. 336).
Conforme se populariza el recurso digital a través del Web, se necesita con-
juntar bibliotecólogos, documentalistas, profesionales de la información, espe-
cialistas en cómputo e ingenieros, no solo para realizar una adecuada selección
de recursos, sino también para seleccionar otras herramientas que faciliten la des-
cripción y recuperación de esos recursos digitales.
Ahora, debemos ajustar la mayor parte de nuestras prácticas profesionales y
operaciones diarias para manejar los recursos electrónico/digitales con una faci-
lidad igual o mayor que como lo hemos realizado con recursos impresos.

3. Criterios de selección
Tradicionalmente, los criterios que se han aplicado para seleccionar materia-
les impresos son, entre otros: autoridad del autor, importancia del tema, cobertu-
ra, actualidad de la información, nivel de tratamiento, estilo, formato y costo.
Ahora nos preguntamos ¿éstos criterios siguen prevaleciendo o habría que cam-
biarlos o complementarlos? La revisión de los trabajos de Codina, Kovacs, White
y Crawford permitió resumir criterios para evaluar y seleccionar recursos basa-
dos en Web. Bajo cada criterio se señalan una serie de preguntas o cuestiona-
mientos que el evaluador deberá responder (Codina, 2000, p. 29-3; Kovacs,
2000, p. 345-347; White y Crawford, 1997, p. 53-57).
Contenido: ¿Posee un valor o interés intrínseco? La información que se pre-
senta en el sitio ¿está tratada con el cuidado y rigor adecuados al contenido? La
información ¿es útil en el formato que se presenta? ¿La información está en un
lenguaje apropiado y con una profundidad accesible para la población a la que se
dirige? ¿Posee un adecuado grado de cobertura de la información, de acuerdo al
tema tratado? ¿Las fuentes citadas están documentadas?
Autoria: ¿El recurso dispone de título y fecha de publicación? ¿Contiene
indicaciones claras y explícitas sobre la autoría y/o responsabilidad intelectual
del recurso? ¿Hay una autoridad claramente identificada como responsable de su
mantenimiento? ¿Existen indicios de que el recurso está creado, producido o edi-
tado por una institución u organismo de reconocido prestigio en su campo? ¿Se
incluye texto explicativo del contenido de la Web?
Actualidad: ¿La actualización es una prioridad importante? ¿Se actualiza la
información regularmente? ¿Se muestra claramente la fecha en que la fuente fué

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


Criterios de selección para recursos digitales 59

actualizada por última vez? ¿Se anotan las fechas de las revisiones de las ligas
externas?
Facilidad de uso: ¿El sitio está accesible para usuarios con necesidades espe-
ciales? ¿Es claro cómo navegar a través de las páginas del recurso? ¿El sitio está
bien organizado a lo largo de líneas lógicas? ¿Tiene un mapa de sitio? ¿Estan los
botones o ítems de menús claramente etiquetados y de manera útil? Si el sitio usa
“frames”, ¿están aplicados de manera significativa que ayude a la navegación?
¿Hay un alto porcentaje de ligas muertas o inactivas interna o externamente? ¿La
recuperación de información se hace a través de búsqueda por palabras o frases?
¿Es posible utilizar operadores booleanos? ¿Es posible utilizar otros operadores?
¿Existen ayudas y sistemas de recuperación de información adicionales? ¿Ha
sido rápida la descarga de la página? ¿Qué hace excesivo el tiempo de descarga?
Presentación: ¿La información está presentada clara y lógicamente en un for-
mato útil para la audiencia a la que va dirigida? ¿Posee el recurso un sumario gene-
ral que representa su contenido global? ¿La interfaz es clara y fácil de usar? ¿Los
elementos navegacionales son claramente identificados? , ¿Las ligas a otras pági-
nas son fáciles de encontrar? ¿Cómo aparece el sitio en el “browser” (s)? ¿Esta dis-
ponible la versión de “sólo texto” en el sitio? ¿Sería difícil para los usuarios con
incapacidades o necesidades especiales usar el sitio? (problemas potenciales: el
tipo de letra pequeño, poco uso de espacio en blanco, frames, falta de color de con-
traste entre elementos, etc. ) ¿Contiene el recurso algún tipo de índice temático,
cronológico, alfabético, de nombres, etc.? ¿Se usan siempre los mismos códigos
textuales e icónicos para representar las mismas funciones, acciones o datos?
Interactividad: ¿Se puedan plantear preguntas, sugerencias o enviar mensa-
jes al administrador del sitio? ¿Se puede realizar alguna clase de actividad o tran-
sacciones? ¿Permite descargar software o ficheros gráficos? ¿Contiene enlaces
externos la Web? ¿Los enlaces han sido evaluados?
Apropiado: ¿Se aprovecha el recurso por las características únicas del
medio? ¿Hay alguna otra obra impresa o no impresa que presente la información
de mejor manera que la que tiene en este sitio? ¿El sitio contiene información
digital que pueda ser usada en otras aplicaciones o formatos? (por ejemplo: grá-
ficas, estadísticas, texto, software, presentaciones, etc. ) ¿El recurso está disponi-
ble en otros formatos, por ejemplo, una contraparte impresa para revistas?
¿Cuáles son las capacidades de búsqueda para la información en el sitio? (texto
completo indizado, archivos PDF que no son recuperables) ¿Están disponibles
gráficas y texto completo para los artículos? ¿El contenido necesita ser actualiza-
do frecuentemente? ¿Qué hace a este recurso útil en formato electrónico? ¿Por
qué no usarlo en formato impreso? ¿Hay alguna oferta para adquirir ambos? ¿Es
una opción realista recomendarlo en este formato? ¿La comunidad usuaria pre-

Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


60 María del Carmen Negrete Gutiérrez

fiere usar una versión electrónica o impresa? ¿Cuántos usuarios potenciales exis-
ten para este recurso?
Aunado a los criterios apuntados, habría que considerar dos aspectos impor-
tantes: equipo, presupuesto y espacio, es decir: ¿La biblioteca cuenta con el equipo
apropiado para utilizar la versión electrónica/digital? ¿La biblioteca tiene el presu-
puesto para adquirir el equipo necesario? ¿Existe el espacio suficiente para todo el
equipo necesario y para todos los usuarios que van a consultar ésos recursos?
Finalmente, habría que apuntar que los principios del desarrollo de coleccio-
nes impresas, no cambian radicalmente con las nuevas tecnologías de publica-
ción, pero los métodos, los criterios y las prácticas en la selección deben ser ajus-
tadas para incorporar recursos electrónico/digitales en los servicios que se
ofrecen o se ofrecerán en las bibliotecas universitarias o especializadas.

Referencias y bibliografía consultada


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métodos. // Revista Española de Documentación Científica. 23:1 (2000).
Davis, Trisha L. (1997). The evolution of selection activities for electronic resources. //
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Scire. 8 : 2 (jul.-dic. 2002) 53-60.


Necesidades de los usuarios, adquisiciones y presupuesto: Una
relación difícil de armonizar
Lic. Daniel Sanabria, MIK. Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey.

RESUMEN: Se presenta, en grandes líneas, la compleja interrelación que se da en el


Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, entre los recursos de información que
los usuarios necesitan, su adquisición, y los presupuestos disponibles, y a la Biblioteca
como actor fundamental en este circuito, donde la clave es la satisfacción de los
usuarios.

INTRODUCCIÓN.

La Biblioteca del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, es la Biblioteca del


Campus, lo que significa que en ella se acumulan los recursos bibliográficos físicos y
los servicios brindados a cerca de 17.000 estudiantes de grado y postgrado, más de
1600 maestros, y, eventualmente, a cerca de 2000 empleados, que trabajan en sus
instalaciones.

CONTEXTO.

Desde hace algunos años, el modelo educativo del Tecnológico de Monterrey ha rotado
a la implementación y consolidación del trabajo colaborativo, del aprendizaje basado en
problemas, del aprendizaje orientado a proyectos, del estudio de casos, así como del
aprendizaje-servicio, como técnicas y métodos privilegiados para centrar la educación
en el estudiante y no en el profesor (Martín Pérez, 2002).
Esto, aunado a la profusión del uso de laptops y cursos en plataforma Blackboard, ha
llevado a los usuarios a una cultura muy definida, una cultura digital, la que genera un
entorno a la que la Biblioteca se ha ido adaptando de manera progresiva, utilizando la
tecnología como valor agregado para sus servicios, no como un enemigo.
Eso ha conducido al desarrollo privilegiado de una Biblioteca Digital con cerca de 60
bases de datos entre locales y del Sistema de Bibliotecas del Tecnológico de Monterrey
en su conjunto, la compra de miles de libros electrónicos, la consolidación de un
catálogo con diversas funcionalidades para los usuarios (renovación de material en
línea, apartado de material prestado y solicitud automática de material de otros Campus,
entre otras).

LAS NECESIDADES DE LOS USUARIOS.

Las necesidades de los usuarios, entendidas como no solo la expresión, sino la no


expresión de aquellos recursos que necesita la comunidad de usuarios a la que la
biblioteca atiende a efectos de lograr sus objetivos- en este caso de enseñanza-
aprendizaje-, deben de ser satisfechas por la organización de la manera más eficiente
posible (Calva González, 1998).
Eso implica por un lado responder a las solicitudes explicitas de manera rápida y ágil.
Por ello se tiene una forma de solicitud en línea, que se puede acceder desde el mismo
portal de la biblioteca, y en la que cualquier usuario autenticado puede externar sus
necesidades de recursos bibliográficos monográficos. Existe otra forma de solicitud,
también en línea, pero para solicitar recursos seriados.
Estas solicitudes llegan de manera inmediata al Departamento de Adquisiciones, donde
son ingresadas al Sistema Millennium, de Innovative, para luego ser solicitadas de
manera también automática a los proveedores seleccionados.
Pero también hay necesidades encubiertas, que son detectadas mediante:

a. Análisis de estadísticas de circulación.


b. Estudio de uso de la llamada colección de reserva (material de rápida y masiva
circulación).
c. Análisis de los préstamos solicitados a otros Campus del Tecnológico de
Monterrey.
d. Detección del material dejado en los centros de copiado por los maestros.
e. Seguimiento de sugerencias y/o quejas recibidas en un sistema de voz del cliente
implementado a raíz de la certificación en ISO 9001, en el año 2005.
f. Compartiendo información con los proveedores que visitan a maestros para
ofrecerles material y mostrarles las últimas novedades.

Con estos y otros métodos, se puede recolectar información clave para la satisfacción
de las necesidades de los usuarios.
Esto se refuerza desde hace varios años por la presencia de un vínculo más estrecho con
la academia mediante un enlace directo con los departamentos, a través de los llamados
bibliógrafos, bibliotecarios a los que se asigna el seguimiento en particular de una
unidad académica específica.

ADQUISICIONES.

Las adquisiciones de recursos se realiza casi sin restricciones, más que las impuestas
por las políticas propias y las políticas de desarrollo de colecciones vigentes en las
bibliotecas del Tecnológico de Monterrey desde febrero de 2007
(http://biblioteca.itesm.mx/millennium/manuales/Politica_Desarrollo_Colecciones.pdf).
De este modo, pocas son las solicitudes rechazadas, y en buena parte lo son porque el
material solicitado ya existe en la Biblioteca.
Para evitar esto y dar mayor difusión al material que se compra en biblioteca, se ha
implementado desde hace varios años la posibilidad de visualizar esas adquisiciones
recientes a través del Portal de Biblioteca, sin mucho costo, pues es una transferencia
semiautomática desde el sistema Millennium hacia la mencionada página.
Las adquisiciones se tramitan en un proceso continuo todo el año, pero la tendencia es
otorgar mayor peso y energía a los períodos previos al inicio de los cursos semestrales,
ya sea a partir de junio, ya se a partir de noviembre. De este modo, las adquisiciones van
siguiendo el ritmo de los períodos académicos, pero sin interrumpir su operativa todo el
año, lo que lleva a adquirir entre 10 y 12 mil obras al año (incluyendo materiales
especiales).
Para ello se cuenta con un equipo directo de 4 personas, más 5 en catalogación, 2 en
desarrollo de colecciones, 2 en publicaciones periódicas y 4 en el taller de
encuadernación.
PRESUPUESTO.

El presupuesto de la Biblioteca del Campus Monterrey se divide en rubros asignados a


las bibliotecas de EGADE, EGAP, EMIS y del propio Campus. Se asigna
semestralmente dividido en Libros (incluye todo tipo de obra monográfica de cualquier
soporte) y en Revistas (incluidas las bases de datos). La relación de lo asignado a los
libros oscila en de 1 a 4 a de 1 a 3 con respecto al rubro revistas.
Esto acaece por los elevadísimos costos al alza –constante- de revistas y bases de datos.
Los fondos de libros destinados a Monterrey se dividen entre cerca de 50 unidades
académicas entre Departamentos, Programas y Centros de Investigación.
El reparto se realiza con una ecuación formada por varios criterios, entre los que se
prorratean los recursos: 20%, cantidad de maestros, 20%, cantidad de alumnos, 20%,
cantidad de grupos, 10%, circulación del material del área, 10%, acervo existente en el
área, y un 20% destinado a un factor llamado ‘importancia’, que en general se resuelve
repartiendo entre Centros de Investigación, algunos Programas y la asignación a
Programas académicos nuevos, de reciente creación, o con áreas consideradas
deprimidas de la colección.

LAS DIFICULTADES.

Con el panorama antes descrito, parecería contarse con los recursos financieros,
humanos, tecnológicos, infraestructura, etc., necesarios para hacer frente a una tarea de
enorme magnitud e importancia para la vida académica del Campus.
Sin embargo, existen poderosas áreas de oportunidad:

a. Las necesidades de los usuarios no se reciben de manera explícita donde deben


de recibirse y ello implica un desgaste de detección de necesidades no
manifiestas. Y aún con el esfuerzo indicado, hay numerosas áreas de
oportunidad. Por ejemplo, no existe la posibilidad de que la Biblioteca participe
en un proceso de creación o reformulación de un proceso académico Eso hace
que la Biblioteca no se entere con la antelación debida sobre las necesidades de
recursos bibliográficos y eso conspira contra el servicio que debe ofrecer a sus
usuarios, que debe ser oportuno y pertinente.
b. La forma de solicitar adquisiciones es muy sencilla; sin embargo los usuarios
manifiestan en muchos casos desconocer el mecanismo para hacer llegar sus
solicitudes, incluso maestros. Existen quejas sobre el seguimiento de los
pedidos, debido a que el Sistema envía mensajes automáticos que, o bien no son
entendidos, o bien ignorados, o bien son individuales por orden de compra, y a
veces eso no satisface el seguimiento que el maestro quiere dar a todos sus
pedidos.
c. En cuanto al presupuesto, no suele ejercerse el 100% de lo destinado a libros,
pues la participación de los maestros es limitada. Por ejemplo, en el semestre
enero-junio 2007, la participación de solicitudes de maestros no alcanzó al 13%
del total de los mismos. Al no existir una sensibilidad, al no existir una
obligación formal para el maestro de participar sugiriendo la compra de material
para sus alumnos, los resultados son los indicados. Este dato de hecho es una
constante en los pasados años y ciertamente expresa que no solo bastan recursos
económicos, sino que debe de existir una sinergia natural entre Biblioteca y
maestros para lograr la satisfacción de los alumnos.
CONCLUSIÓN.

Visto lo anterior, es fácil concluir en que no todo consiste en tecnología y recursos


económicos. Tienen mucho que ver las políticas institucionales, el trabajo docente y la
exigencia académica. En síntesis: No es posible ver a la Biblioteca aislada, sino en un
contexto (Evans, 2005) en el que puede y debe influir. Pero tampoco se puede
menospreciar la fuerza de factores ajenos a su función específica, que le terminan
afectando de una manera u otra.

REFERENCIAS.

1. Calva González, Juan José (1998). Las necesidades de información de la comunidad


académica como base del desarrollo de colecciones. En Negrete Gutiérrez, María del
Carmen (Coord.), Primer Seminario Internacional Sobre el Desarrollo de Colecciones
(pp. 47-56) .México: UNAM.
2. Evans, G. Edgard y Saponaro, Margaret Zarnosky (2005). Developing library and
information center collections. (5th ed.) Westport, Conn.: Libraries Unlimited.
3. Martín Pérez, Marisa (2002). El modelo educativo del Tecnológico de Monterrey.
Monterrey: Tec de Monterrey.

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