Está en la página 1de 82

Funciones del bibliotecario escolar

El nuevo concepto de biblioteca escolar supone una ampliación de las funciones del responsable: es el
encargado de recopilar y tratar la documentación y de gestionar los recursos; además, debe comunicar
y hacer circular informaciones tanto administrativas como pedagógicas y culturales.

Cumple, además, una importante función pedagógica pues, en colaboración con los otros docentes del
centro, ha de ofrecer a los alumnos nuevas oportunidades de aprendizaje en lo que se refiere al uso
plural de las fuentes de información y al acceso a la lectura como forma de entretenimiento y medio de
enriquecimiento personal.

Ejerce, finalmente, una importante labor para establecer cauces de comunicación entre la biblioteca
escolar, por un lado, y centros documentales externos y otras instituciones del entorno social y cultural
del centro, por otro.

Las Órdenes de 29 de junio de 1994 por las que se aprueban las instrucciones que regulan la
organización y el funcionamiento de las escuelas de Educación Infantil y de los colegios de Educación
Primaria (B.O.E. 6-7-94) y de los institutos de Educación Secundaria (B.O.E. 5-7-94) supusieron un
paso adelante en la definición de la figura del responsable de la biblioteca. En ellas se detallan las
funciones que debería desarrollar:

Asegurar la organización, mantenimiento y adecuada utilización de los recursos documentales y de la


biblioteca del centro.

Difundir, entre los maestros y los alumnos, materiales didácticos e información administrativa,
pedagógica y cultural.

Colaborar en la planificación y el desarrollo del trabajo escolar, favoreciendo la utilización de


diferentes recursos documentales.

Atender a los alumnos que utilicen la biblioteca, facilitándoles el acceso a diferentes fuentes de
información y orientándoles sobre su utilización.

Colaborar en la promoción de la lectura como medio de información, entretenimiento y ocio.

Asesorar en la compra de nuevos materiales y fondos para la biblioteca.

En la obra Quel profil professionnel pour les documentalistes des CDI des établissements scolaires du
second degré?, que recoge las conclusiones del Seminario organizado en París, durante el 9 y 10 de
noviembre de 1990, por la Federación Nacional de Documentalistas-Bibliotecarios de la Educación
Nacional (FADBEN), Françoise Chapron y Michel Treut profundizan en la descripción de las funciones del
bibliotecario escolar.

A continuación ofrecemos una adaptación de sus conclusiones, tomada de La biblioteca escolar en el


contexto de la Reforma Educativa. Las funciones del bibliotecario escolar son las siguientes:

 Analizar la situación y las necesidades de su centro:


El responsable debe conocer la estructura y el funcionamiento de su centro, así como la situación de la
biblioteca; en base a este análisis, debe establecer un plan de trabajo para la biblioteca que debe estar
plenamente integrado en los Proyectos Educativo y Curricular.
 Recoger y tratar la documentación:
El responsable de la biblioteca se encarga de la recogida de información y documentación que responda
a las necesidades de su centro. Participa en la selección y adquisición de los materiales didácticos,
informativos y de esparcimiento necesarios para el desarrollo de los programas escolares, en
coordinación con el personal docente y con el alumnado. Realiza o completa el tratamiento técnico de
los materiales y pone a disposición de los usuarios los fondos de la biblioteca.
 Gestionar los recursos:
El responsable de la biblioteca determina y organiza la utilización de los fondos documentales, de los
espacios y tiempos, de los recursos económicos y, en su caso, humanos.
 Comunicar y hacer circular la información:
El responsable de la biblioteca escolar debe facilitar la difusión de todo tipo de información
administrativa, pedagógica y cultural.
 Ofrecer recursos y oportunidades para el aprendizaje:
El responsable de la biblioteca colabora con los demás profesores en la planificación y desarrollo del
currículo, en un proceso de enseñanza y aprendizaje basado en una pluralidad de recursos educativos.
Sugiere las orientaciones y usos posibles, difunde el conocimiento y favorece la utilización de todos los
materiales didácticos disponibles. En colaboración con el resto de los profesores, favorece la autonomía
y responsabilidad en el aprendizaje de los alumnos. Su aportación puede resultar especialmente
apropiada para abordar cuestiones interdisciplinares y reforzar los temas transversales. Igualmente,
puede colaborar con los demás profesores organizando actividades especialmente dirigidas a los
alumnos con dificultades de aprendizaje, ofreciéndoles una ayuda individualizada.
 Participar en la capacitación de los alumnos en el uso de fuentes de información:
El responsable de la biblioteca organiza, junto con los miembros del equipo docente, actividades
relacionadas con el uso de información con un enfoque disciplinar o interdisciplinar.

Ayuda a identificar, localizar y seleccionar los documentos pertinentes en función de los objetivos de la
investigación. Inicia a los alumnos en el conocimiento e interpretación de los diferentes tipos de
documentos según su naturaleza, soporte, grado de elaboración, nivel, etc... Junto con los demás
profesores, debe promover la reelaboración de la información recuperada, favoreciendo un análisis
crítico de la misma.
 Promocionar la lectura como medio de entretenimiento y de ocio:
La biblioteca escolar no debe ser sólo un instrumento de trabajo e información, sino también un espacio
que favorezca el acercamiento del alumnado a la lectura como medio de entretenimiento.

En este sentido, el responsable de la biblioteca debe colaborar al desarrollo y afianzamiento de los


hábitos de lectura, asegurar la presencia de obras de esparcimiento en el fondo documental, y aconsejar
y guiar a los alumnos en la elección de sus lecturas, compensando las posibles desigualdades de origen
en cuanto al acceso a los libros.

Desde una perspectiva más amplia, la biblioteca escolar debe fomentar actividades de lectura de
imágenes y análisis crítico de documentos audiovisuales a fin de conseguir una "alfabetización" de los
alumnos y alumnas en este tipo de lenguajes.
 Relacionarse con el exterior:
El responsable de la biblioteca debe establecer y mantener una relación de colaboración o cooperación
con otros centros documentales (centros de documentación, Centros de Profesores y de Recursos,
bibliotecas de otros centros, bibliotecas públicas etc), que favorezca el intercambio de informaciones y
el trabajo en común (servicios de catalogación centralizada o compartida, préstamo interbibliotecario,
etc).
Además, debe relacionarse con el entorno social favoreciendo la apertura del centro al exterior. Esto
supone colaborar con bibliotecas de la localidad, asociaciones culturales e instituciones públicas y
privadas, para organizar actividades en común y procurarse informaciones y documentos que interesen
a la comunidad educativa.
En la revisión realizada en 1995 por Jesús Miranda y Ana Pilar Palomero de La dinamización de la
biblioteca escolar, describen con precisión las tareas que debe realizar el bibliotecario escolar:

Tareas técnico organizativas:


1. Registrar, catalogar y clasificar todos los fondos que lleguen a la biblioteca.

2. Mantener los catálogos de autores, títulos y materias en perfecto estado de utilización, o en su


caso, el catálogo informatizado actualizado.
3. Mantener los fondos debidamente ordenados en las estanterías.

4. Mantener actualizado el fichero de préstamos, que permita, cuando se estime conveniente,


estudiar el tipo de lecturas de un determinado grupo de alumnos, su frecuencia,...

5. Establecer un horario de utilización de la biblioteca mediante el que puedan acceder a su uso,


acompañados de su profesor, todos los grupos de alumnos el máximo número de ocasiones
posible, desarrollándose tanto tareas de consulta y estudio como de animación a la lectura y
préstamo.

6. Confeccionar y aplicar un horario de consulta en sala, dirigido tanto a alumnos individualmente


como en grupos, con presencia y disposición del bibliotecario.

7. Establecer mecanismos ágiles de préstamo individual a los alumnos y al resto de los usuarios.
8. Posibilitar el préstamo de lotes a las diferentes aulas.

9. Mantener al día el "Tablero de novedades" y otras fórmulas que permitan dar a conocer a
profesores y alumnos las últimas adquisiciones o bloques de libros previamente seleccionados.
Tareas pedagógicas:
1. Conseguir que la biblioteca forme parte de la vida del centro, estimulando que los profesores
decidan utilizarla como una herramienta fundamental en su trabajo y desarrollando con ellos
actividades concretas sobre distintos aspectos del curriculum.

2. Elaborar y dar a conocer al claustro de profesores el plan de trabajo que hay que desarrollar
desde la biblioteca, incluyéndolo además en el Plan Anual.

3. Informar a los profesores del sistema de organización de los fondos, para hacer posible que
posteriormente cada profesor pueda trabajar con sus alumnos sin la necesidad de la presencia
del profesor bibliotecario.

4. Elaborar una "Guía de uso" de la biblioteca, dirigida a todos los posibles usuarios.

5. Desarrollar, junto al resto del profesorado, un Plan de Formación de Usuarios.

6. Mantenerse al día en el conocimiento de las novedades que se vayan publicando sobre libros y
otros documentos utilizables desde la biblioteca escolar, por medio de revistas monográficas y
profesionales, publicaciones y catálogos de las editoriales.

7. Elaborar el plan de nuevas adquisiciones, teniendo en cuenta las posibles carencias de la


biblioteca y las necesidades manifestadas por profesores y alumnos.

8. Elaborar guías de lectura con variedad y amplitud de criterios: curriculares, géneros literarios,
autores, ilustradores, temas interdisciplinares.

9. Organizar desde la biblioteca la conmemoración de fechas o acontecimientos que merezca la


pena destacar, mediante la exposición de libros y otros documentos relacionados con el tema,
elaboración de guías de lectura, celebración de algún acto especial,...
10. Participar en grupos de trabajo, jornadas..., que le permitan profundizar en sus tareas y
mantenerse en contacto con los profesores encargados de otras bibliotecas.

11. Establecer canales de comunicación con la biblioteca pública más cercana.

El bibliotecario docente: ¿formador o


aprendiz?
POSTED ON 18 FEBRERO, 2019 AutorFelicidad Campal
BIBLIOTECAS, BIBLIOTECONOMÍA, PROFESIONALES DE LA
INFORMACIÓN Y USUARIOS
Después de un tiempo escribiendo posts sobre otros temas relacionados con las bibliotecas y
con la información, vuelvo a uno de los temas que más me gustan e interesan desde el punto
de vista profesional, el del bibliotecario formador. Aunque personalmente esta denominación
de “bibliotecario formador” me gusta mucho más que la de “bibliotecario docente”, va a ser
esta la que use en el post por ser la más aplicada en la bibliografía profesional.

Es un tema de sobra tratado por otros compañeros como Rafael Ibáñez aquí mismo en
Biblogtecarios o por Julián Ochoa en nuestro blog hermano Infotecarios, y por otros colegas
que puntualmente iré citando, aunque en este post me voy a centrar fundamentalmente en
dos documentos oficiales que hablan sobre el tema. A nivel nacional el trabajo “Perfiles
profesionales del Sistema Bibliotecario Español: fichas de caracterización”, elaborado
en 2013 por el Grupo de Trabajo sobre Perfiles Profesional del Consejo de Cooperación
Bibliotecaria y a nivel internacional el documento “Roles and Strengths of Teaching
Librarians” realizado por la ACRL en 2017, bastante útil para pensar en las cualidades que
deben tener los bibliotecarios formadores, los que enseñan, los bibliotecarios docentes para
tener éxito en su trabajo.

Antes de entrar en definiciones, características o funciones del bibliotecario docente,


partamos de una pregunta para la reflexión, la que se hacen Wheeler y McKinney y que
recoge Julio Alonso en Universo Abierto, ¿somos los bibliotecarios maestros, formadores,
docentes?. Esta es una de las preguntas que hago siempre al inicio de mis cursos y talleres
sobre ALFIN en las bibliotecas, y como a los participantes en los mismos os invito a que lo
penséis, pero que no contestéis ahora, intentaremos hacerlo al final del curso o post en este
caso.

¿Qué es un bibliotecario formador, maestro, docente…?


Ahora ya sí vamos a por las definiciones. El documento Perfiles profesionales del Sistema
Bibliotecario Español: fichas de caracterización habla de especialista en formación de
usuarios y alfabetización informacional, y recoge otras denominaciones como Instructor de
usuarios; – Formador de usuarios y en ALFIN; Especialista en el uso de la información;
Bibliotecario especialista en atención a los usuarios, que tiene como misión: ayudar y
enseñar a los usuarios a utilizar la información de forma autónoma y responsable a través de
instrumentos, materiales y propuestas formativas.

El documento “Roles and Strengths of Teaching Librarians” de la ACRL de 2017 es una


revisión del documento “Standards for Proficiencies for Instruction Librarians and
Coordinators” del 2007. Los cambios más importantes en la revisión incluyen cambios en
la denominación, cambio de «competencias» a «roles» y de «bibliotecario de instrucción (o
formador)” a «bibliotecario de enseñanza (o docente)», un cambio que pasa de hablar de
habilidades a hablar de las fortalezas necesarias para prosperar en cada uno de los roles, en
definitiva se trata de un cambio estructural de una lista a un modelo conceptual que tiene
como objetivo construir categorías amplias y con frecuencia superpuestas dentro de las cuales
operan los bibliotecarios, e identificar las fortalezas necesarias para llevar a cabo El trabajo
diario dentro de esos roles. El documento Roles y Fortalezas utiliza la denominación
«bibliotecario docente», definido como un bibliotecario que enseña en diversos contextos y
para quien la enseñanza puede su responsabilidad profesional o parte importante de la misma.
Esta acepción se usa porque se considera más amplia y más participativa que la de
«instrucción/formación», lo cual es un indicador de la importancia de la enseñanza y los
objetivos educativos más amplios que tienen los bibliotecarios docentes en la actualidad.

Según la Declaración de ALIA / ASLA sobre bibliotecarios docentes en


Australia (2002), los bibliotecarios docentes apoyan e implementan la visión de sus
comunidades escolares a través de la promoción y la construcción de bibliotecas, servicios y
programas de información eficaces que contribuyen al desarrollo de aprendices de por
vida. Un bibliotecario docente posee competencias docentes y en biblioteconomía. Dentro de
los amplios campos de la educación y la bibliotecología, los bibliotecarios docentes están
calificados de forma única. Esto es valioso porque el conocimiento del currículo y la
pedagogía se combinan con el conocimiento y las habilidades de gestión de bibliotecas e
información.

Para Nieves González Fernández-Villavicencio, Juan Antonio Barrera Gómez, Eloísa Saen
de Casas y Víctor M. Moya Orozco, en su artículo «Bibliotecarios e innovación docente :
la oportunidad de los planes tutoriales y los trabajos de fin de grado«, “se trata de un
profesional que planifica, diseña, imparte, evalúa y promociona las competencias de gestión
de la información en su comunidad universitaria. La docencia forma parte de sus tareas
habituales como bibliotecario”, una definición de la propia Nieves González. Para estos
autores, “La tarea bibliotecaria tradicional de formador de usuarios se queda lejos de la
magnitud y significado de estas tareas y responsabilidades nuevas, que requieren otra
denominación para comprender su alcance. Ya no se enseña a usar una herramienta desde un
punto de vista instrumental, se enseña a concretar el tema de la búsqueda; reflexionar sobre
el sentido de lo que se va a buscar; definir la estrategia; presentar una metodología científica;
desarrollar por escrito un trabajo científico; conocer y respetar los derechos de autor;
presentar resultados de forma escrita, pero cada vez más de forma visual, mediante
infografías y mapas mentales; defender en público unas ideas y resultados; etc.”

Para Wheeler y McKinney, la labor del bibliotecario formador incluye cada vez más
responsabilidades y habilidades docentes, por lo tanto, los bibliotecarios tienen que saber
más acerca de la teoría de la enseñanza y sus técnicas con el fin de proporcionar información
de alta calidad en las sesiones de alfabetización informacional (ALFIN).

Es evidente que los bibliotecarios docentes han explorado cada vez más los roles innovadores
y creativos dentro de sus instituciones, y el documento pretende reflejar la miríada de
actividades, proyectos y responsabilidades que los bibliotecarios docentes de una amplia
variedad de instituciones pueden encontrar en diferentes momentos de su vida laboral y
profesional, a lo largo de sus carreras, así como las características y fortalezas necesarias para
desarrollar estos roles.

Competencias y funciones del bibliotecario docente en el


documento Perfiles profesionales del Sistema Bibliotecario Español:
fichas de caracterización
Las competencias recogidas son:

 Relaciones con los usuarios y los clientes.


 Búsqueda de información.
 Diseño de productos y servicios.
 Publicación y edición.
 Tecnologías de Internet.
 Tecnologías de la información y la comunicación.
 Capacidad de comunicación oral, escrita, audiovisual.
 Comunicación a través de (herramientas) informáticas.
 Práctica de una lengua extranjera.
 Comunicación interpersonal e institucional.
 Formación y acciones pedagógicas
 Empatía.
 Espíritu de equipo
 Curiosidad intelectual.
 (Sentido) Pedagógico
 Espíritu Crítico.
 Espíritu de Síntesis.
 Capacidad de respuesta rápida y de adaptación.
 Sentido de la anticipación.

 Espíritu de Iniciativa.
 Sentido de la Organización.

Las funciones recogidas son:

 Analizar las áreas de interés de los diferentes segmentos de usuarios y su


comportamiento informacional con el objetivo de identificar los cursos y programas
apropiados para la formación.
 Planificar, diseñar e impartir actividades formativas para fomentar la adquisición de
habilidades informacionales por parte de los usuarios.
 Desarrollar e implantar materiales e instrumentos para facilitar el acceso y uso de los
contenidos y recursos informativos de manera autónoma por los usuarios.
 Desarrollar actividades formativas para manejar cualquier herramienta o recurso de
información.
 Diseñar instrumentos de evaluación de las actividades y materiales formativos.
 Formar a los usuarios en el manejo de la información que corresponda a sus necesidades
informacionales.
 Proporcionar a los usuarios conocimientos y habilidades básicas para mejorar su
formación a lo largo de la vida.
 Dotar a los usuarios de los recursos necesarios para seleccionar y utilizar de forma eficaz
y crítica la información con el fin de generar conocimiento.
 Asesorar a los usuarios sobre el uso de los recursos de información.
 Participar en el proceso de definición del plan estratégico del centro
 Trabajar en colaboración con otros profesionales, especialmente educadores, pedagogos
y agentes para el desarrollo cultural.
 Identificar los sectores o instituciones con los que establecer alianzas para el desarrollo
de instrumentos, materiales y propuestas formativas.

Roles y fortalezas del bibliotecario docente en el documento “Roles


and Strengths of Teaching Librarians”

El documento Roles y Fortalezas determina siete roles que están destinados a ayudar a los
bibliotecarios a situar nuestras experiencias laborales individuales dentro de diferentes
contextos bibliotecarios, así como a sugerir nuevas áreas creativas para la expansión. Los
roles también están destinados a ayudar a nombrar y situar algunas de las situaciones más
abstractas y únicas en las que se encuentran los bibliotecarios. El objetivo es ayudar a aclarar
los roles que puede asumir un bibliotecario de enseñanza competente e inspirar nuevos
funciones. Además es intencionadamente amplio y abarcador y pretende ser de útil y de
interés:

 Para las instituciones contratantes, los roles pueden ayudar a pensar más específicamente
sobre lo que la institución prevé para enseñar a los bibliotecarios de acuerdo con su misión,
visión y objetivos estratégicos. Mientras se selecciona al personal para nuevos puestos, se
pide a los responsables que describan las responsabilidades de los bibliotecarios. Estas
preguntas a menudo se responden como «desarrollar sesiones de ALFIN» o «coordinar la
instrucción», pero estas respuestas no definen los deberes ni los roles. Estas descripciones
se pueden aclarar mediante la identificación de ciertas características que se necesitan para
prosperar en roles específicos.
 Para los bibliotecarios, unidades o supervisores individuales, el documento puede ayudar
a ayudar a los bibliotecarios a enseñarles a establecer objetivos, proyectos o ideas para el
desarrollo profesional y articular cómo el trabajo creativo o único puede reflejar las
prioridades institucionales. El documento puede ayudar a los bibliotecarios a aclarar la
función principal o funciones asociadas con su posición específica para prestar atención a
su trabajo y definir más claramente su trabajo a los demás. Los roles también pueden servir
como una plantilla para pensar en las posibilidades de puestos nuevos o únicos o como un
medio para volver a prever y revitalizar responsabilidades y roles educativos.
 Para los futuros bibliotecarios, administradores y profesores en los estudios de
Información y Documentación, el documento proporciona un retrato matizado de la gama
de posibilidades y expectativas para la práctica docente de los bibliotecarios.

Es muy posible que ningún bibliotecario que se dedique a la formación encarne


completamente todos los roles o fortalezas. Como ya se ha comentado, el objetivo del
documento no es deprimirnos por ver todo aquello que no cumplimos, más bien al contrario,
pretende ayudar a los bibliotecarios docentes a identificar y aclarar las áreas de enfoque para
el desarrollo profesional, así como a identificar nuevas posibilidades de colaboración,
expansión o proyectos creativos.

Roles y Fortalezas:

DEFENSOR (Advocate)

La defensa por parte del bibliotecario docente puede implicar persuasión, activismo, estímulo
y apoyo en muchas formas. Un bibliotecario docente deberá poder situar de manera
contextual la ALFIN y comunicar su valor a través de una variedad de audiencias. Se requiere
defensa cuando se trabaja con líderes de bibliotecas y de la comunidad para promover la
ALFIN, el aprendizaje de los alumnos y el programa de ALFIN dentro de la organización
general de bibliotecas.

Fortalezas:

 Defiende las oportunidades de desarrollo profesional y otras formas de avance


profesional para los bibliotecarios docentes.
 Comunica el valor de la ALFIN a los colegas de la biblioteca.
 Aboga por el papel de la biblioteca en el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes en
todo el plan de estudios.
 Se asocia con la facultad para fomentar la ALFIN dentro de los cursos y dentro del
currículo.
 Participa con representantes de los programas e iniciativas del campus para integrar la
ALFIN en actividades co-curriculares.
 Promueve y promueve la alfabetización en información a los líderes de bibliotecas y
administradores.
 Aboga por la ALFIN en relación con el éxito de los estudiantes en el contexto de los
objetivos de aprendizaje institucional y los resultados de aprendizaje.

COORDINADOR
Un coordinador dirige, desarrolla y mantiene el programa de ALFIN de una biblioteca y/o
institución. Esta función requiere habilidades de organización y comunicación altamente
efectivas para gestionar múltiples proyectos, eventos, recursos, evaluaciones, informes
estadísticos y coordinación simultánea con los administradores y los departamentos
académicos. El coordinador debe tener habilidades diplomáticas para trabajar con la gente y
navegar con confianza en las políticas de formación, entendiendo el clima, la cultura y las
expectativas de los actores involucrados en los objetivos ALFIN de la institución.

Fortalezas:

 Alienta, dirige y empodera a otros bibliotecarios docentes en su desarrollo profesional y


gestión de la carga de trabajo.
 Utiliza la inteligencia emocional y perspicacia política con habilidades de comunicación
inclusivas y altamente desarrolladas para manejar situaciones complejas y sensibles.
 Colabora en el desarrollo de iniciativas y objetivos de ALFIN y facilita el cambio al
tiempo que genera confianza, apoyo y compromiso por parte de la administración y los
socios de la biblioteca.
 Crea y cultiva un entorno de evaluación y valor para el programa de ALFIN.
 Mantiene un programa de alfabetización de la información consistente y efectivo al
liderar los cambios en la administración, los recursos y la financiación.
 Asume la responsabilidad de los resultados de la evaluación, la gestión de proyectos y las
mejores prácticas para los programas de instrucción.

DISEÑADOR INSTRUCCIONAL

El bibliotecario docente como diseñador instruccional crea experiencias educativas a través


del diseño de materiales instructivos y el desarrollo de resultados de aprendizaje,
herramientas de evaluación y objetos de aprendizaje en diversos entornos de aprendizaje. Los
entornos de aprendizaje pueden incluir aulas presenciales, híbridas y en línea. El diseñador
instruccional realiza elecciones pedagógicas apropiadas para el entorno educativo, teniendo
en cuenta las dimensiones de audiencia, cultura y accesibilidad. El diseñador de instrucción
se basa en una sólida comprensión de la teoría del aprendizaje, prácticas pedagógicas como
el diseño hacia atrás, la alineación de resultados y la metodología de evaluación, así como la
habilidad técnica para crear materiales de instrucción digitales. La comunicación y la
capacidad de trabajar en colaboración también son esenciales para este rol. Los diseñadores
instruccionales pueden trabajar estrechamente con bibliotecarios y profesores de enseñanza
para diseñar experiencias de aprendizaje que integren la ALFIN y mejoren la instrucción.

Fortalezas:

 Analiza el entorno de instrucción y dirige la entrega de la instrucción hacia las audiencias


apropiadas.
 Identifica las necesidades de aprendizaje de los destinatarios y aborda de forma creativa
las necesidades identificadas en múltiples contextos basándose en un repertorio de
herramientas, métodos y teorías.
 Define metas y resultados para experiencias de aprendizaje.
 Crea lecciones innovadoras y atractivas con materiales de instrucción de apoyo alineados
con los resultados de aprendizaje y de apoyo.
 Evalúa el éxito y el impacto de las experiencias de aprendizaje y hace los ajustes
apropiados para mejorar la participación y el aprendizaje de los estudiantes.
 Se mantiene al día con las tendencias e innovaciones en tecnologías de aprendizaje e
instrucción.

APRENDIZ DE POR VIDA

El bibliotecario que forma es un aprendiz de por vida, es curioso, abierto y flexible y busca
nuevas oportunidades para el aprendizaje continuo. A lo largo de la carrera profesional, el
bibliotecario mantiene el entusiasmo por la enseñanza a través de la práctica reflexiva y la
exploración de nuevos enfoques para la instrucción. Los aprendices de por vida se motivan
a sí mismos en su búsqueda de nuevos conocimientos, ideas y experiencias.

Fortalezas:

 Persigue oportunidades profesionales para mejorar y actualizar las habilidades de


enseñanza.

 Se mantiene actualizado tanto en cuestiones pedagógicas como en ALFIN .


 Participa activamente en discusiones sobre enseñanza y aprendizaje con colegas en línea
y en otros foros.
 Demuestra apertura para implementar nuevas ideas y nuevas prácticas pedagógicas y
para explorar nuevas técnicas de formación.
 Participa en asociaciones profesionales locales, regionales o nacionales.

LÍDER

El bibliotecario docente demuestra liderazgo con su ejemplo en los contextos


bibliotecarios. Liderar con el ejemplo incluye trabajar para crear y mantener un ambiente de
trabajo saludable al alentar nuevas ideas en la enseñanza y el aprendizaje y al apoyar los
esfuerzos de instrucción de los colegas bibliotecarios. Los líderes bibliotecarios modelan las
mejores prácticas de instrucción, el aprendizaje continuo y el crecimiento, facilitan el
intercambio de ideas y experiencias pedagógicas y apoyan los esfuerzos de enseñanza y
aprendizaje en todas las disciplinas y áreas curriculares.

El bibliotecario docente hace su trabajo en diferentes contextos, incluso fuera de la biblioteca:


en el campus, en entornos profesionales y en la comunidad. Los bibliotecarios docentes
trabajan junto con el personal docente y académico, otros profesionales y una amplia gama
de socios en el comunidad. Los bibliotecarios pueden liderar las colaboraciones entre
profesionales, como el diseño curricular, el aprendizaje y las iniciativas tecnológicas, el
desarrollo de resultados de aprendizaje a nivel de cursos y / o programas y el éxito de los
estudiantes … Usando una perspectiva única y centralizada formada por las relaciones con
los estudiantes, profesores y personal, el líder es inclusivo y diplomático. Liderar implica
navegar efectivamente mientras se avanza y gestiona con éxito el cambio.
Fortalezas:

 Trabaja para modelar la gestión efectiva del cambio.


 Construye y modela un registro personal de excelente práctica de instrucción, que
incluye modelar nuevas pedagogías.
 Establece alianzas con otros bibliotecarios en el lugar de trabajo.
 Crea un ambiente de aprendizaje positivo, confianza y reflexión, abordando conflictos
pedagógicos o relacionados con la instrucción y fomentando el desarrollo de la confianza
en la enseñanza.
 Aboga por los recursos financieros y de otro tipo para el programa de instrucción para
apoyar los recursos humanos y el desarrollo profesional.
 Aporta valiosas perspectivas como participante en la comunidad.
 Comunica los beneficios de la ALFIN dentro y entre las entidades y estructuras de la
comunidad en la que está inserta la biblioteca.
 Desarrolla la autoridad organizacional con respecto a la ALFIN sin importar el lugar
dentro de la jerarquía organizacional

PROFESOR

Este rol enfatiza la actividad en el aula u otros entornos educativos donde el bibliotecario
interactúa directamente con los asistentes. El bibliotecario emplea las mejores prácticas de
enseñanza y aprendizaje para integrar la ALFIN: se involucra con los alumnos, se asocia con
el personal docente y los administradores, motiva el aprendizaje con respecto a la importancia
de la aplicación de la ALFIN en determinados contextos reales y emplea un enfoque centrado
en el alumno, alentando a los alumnos a ser agentes en su propio aprendizaje.

Fortalezas:

 Analiza las necesidades de cada entorno de enseñanza / aprendizaje, entorno o grupo y


emplea técnicas pedagógicas adecuadas para satisfacer esas necesidades.
 Articula metas y resultados de aprendizaje para la ALFIN.
 Selecciona de un repertorio de pedagogías y técnicas para diversos aprendices y
contextos de aprendizaje y experimentos con técnicas y herramientas de instrucción
innovadoras.
 Crea un ambiente de aprendizaje positivo e interactivo que reconoce la importancia del
contexto.
 Participa en la evaluación para garantizar que la instrucción cumple con los resultados de
aprendizaje definidos.
 Demuestra entusiasmo por la enseñanza y el aprendizaje y un compromiso con el
desarrollo profesional, el aprendizaje a lo largo de toda la vida y la práctica reflexiva.
 Adapta los conceptos de documentos y pautas profesionales, en el diseño y contenido de
situaciones educativas.

COMPAÑERO DE ENSEÑANZA
Los bibliotecarios docentes tienen muchas oportunidades de colaborar en diferentes entornos
educativos con profesores docentes, otros bibliotecarios y otros colegas de la comunidad. Ser
un compañero de enseñanza requiere que el bibliotecario docente tenga confianza en las
fortalezas que aportan a las relaciones de colaboración con los colegas. Esta experiencia
puede incluir perspectivas más amplias sobre el conocimiento de la información, la educación
formal de manera tal que la información se organice y clasifique, la experiencia en
habilidades de investigación y el conocimiento de modelos y procesos de comunicación y
difusión. El bibliotecario también debe respetar las fortalezas aportadas por el
colaborador. En las mejores asociaciones de enseñanza, las contribuciones de cada persona
se valoran por igual.

El bibliotecario docente puede articular cómo sus contribuciones son relevantes para el
contexto de la ALFIN. También pueden participar en el diseño de tareas, evaluar las
habilidades de ALFIN de los participantes o proporcionar comentarios sobre las tareas o
proyectos de los asistentes. Las conversaciones entre el bibliotecario y el compañero de
enseñanza pueden establecer el nivel de participación de cada compañero y explorar
posibilidades creativas para una mayor colaboración.

Fortalezas:

 Busca e involucra a compañeros de enseñanza, permaneciendo abiertos a varias formas


de colaboración.
 Construye respeto mutuo, confianza y entendimiento con los colaboradores.
 Modela y fomenta la colaboración efectiva con otros socios docentes.
 Articula los beneficios de colaborar.
 Con otros compañeros, desarrolla una visión compartida y objetivos para la colaboración.
 Negocia las responsabilidades y expectativas de los diferentes colaboradores.
 Aporta la perspectiva de la ALFIN y su experiencia.

Los dos documentos citados abordan el tema del bibliotecario que forma o que enseña de una
manera general, sin diferenciar los diferentes contextos bibliotecarios, aunque el de la ACRL
tenga una cierta inclinación al mundo universitario. En este sentido merece especial mención
el bibliotecario que se dedica a formar en el entorno de la biblioteca escolar. Para no hacer
demasiado largo el post y si hay interés, “amenazo” con una segunda entrega sobre el tema.
Mientras eso llega, y ya que empecé este post con una pregunta sobre la que no se si ya tenéis
respuesta, lo finalizo con alguna pregunta más para la reflexión y el debate: ¿disponen los
bibliotecarios docentes de habilidades pedagógicas, están recogidos todos estos roles o
funciones (o la mayoría) en la formación que los bibliotecarios reciben en sus estudios?

Share post:

Felicidad Campal
Colaboradora en BiblogTecarios Bibliotecaria que apuesta por el poder formativo,
social, integrador e igualador de las bibliotecas. Eterna aprendiz y en fase beta en
constante renovación. Coordinadora del Grupo de Trabajo “Banco de recursos
ALFIN/AMI” del CCBiblio.

Ver todas las entradas de Felicidad Campal

Navegación de entradas
La biblioteca insignia de Finlandia ¡tan popular que se está quedando sin libros!
¿Quién fue el primer bibliotecario de la historia?
4 Comentarios a “El bibliotecario docente:
¿formador o aprendiz?”

1. Norma García dice:

19 febrero, 2019 a las 03:16

Referida a la pregunta de cierre desde mi experiencia personal la curricula no aporta


formación pedagógica al bibliotecario , dejando librado a su propio interés profesional
y de manera autodidacta formarse para ofrecer a sus usuarios, lectores las mejores
estrategias para el logro eficaz y eficiente. Lo considero un aspecto pendiente.

RESPONDER

2. Mariela dice:

22 febrero, 2019 a las 18:10

Me encantó muy útilla información, como cada artículo que publican muchísimas
gracias

RESPONDER

3. Nelva Quevedo dice:

7 junio, 2019 a las 16:12


Esta definición de Nieves González, juntamente con otros autores: «se trata de un
profesional que planifica, diseña, imparte, evalúa y promociona las competencias de
gestión de la información en su comunidad universitaria» , en mi opinión, encierra la
nueva concepción en la formación de usuarios de la información. Es decir, el centro ya
no son los recursos de información, sino el desarrollo de competencias del estudiante,
modelo que se alinea con la pedagogía universitaria moderna: centralidad en los
aprendizajes, y no en la docencia, lo que significa planear las actividades de
capacitación, ya no partiendo de los contenidos disciplinares que se impartirán, sino
de la definición de las competencias y capacidades que se pretende desarrollar en los
usuarios y las brechas de aprendizaje o situación problemática que se resolverán con
la intervención y mediación de los formadores.
Markless afirma que los bibliotecólogos cuando planifican su enseñanza, rara vez lo
hacen enfatizando los aprendizajes, sino más bien estructuran sus sesiones según la
lógica del contenido, que suele ser muy denso y bajo el control del propio
bibliotecólogo; con una gran cantidad de estudiantes que escuchan, ven y repiten los
pasos demostrados. Aquí hay, entonces, un importante reto para los formadores de
usuarios: cómo cambiar la meta del paradigma de una formación de usuarios de la
información centrado en los contenidos para enfocarlos en torno a las competencias
(como se citó en Wang, 2007, p. 150).
De ahí que, en la biblioteca de la Universidad de Lima, de la cual formo parte,
estemos abocados a la construcción de un modelo de formación de usuarios bajo el
enfoque pedagógico por competencias.
https://libguides.ulima.edu.pe/Formacion_Usuarios
Actividades para realizar en la
biblioteca escolar

Actividades para realizar en la biblioteca escolar:

Acciones que buscan unir afectivamente al niño o niña con la biblioteca escolar para que conecten
con el espacio bibliotecario y con los libros.

1. Carné de lector/a: Puede ser un sencillo documento personalizado, en el que el niño escribirá el
título y el autor de cada libro leído.

2. Carné del Club de Amigas y Amigos de la Biblioteca Escolar: para pertenecer a este club el niño/a
tendrá que cumplir con algunas obligaciones: tratar bien los libros, no desordenarlos, acudir
frecuentemente a la biblioteca, leer, contar lo que hemos leído...

3. Elaborar periódicamente materiales-recuerdo de la biblioteca: pegatinas, puntos de lectura,


posters, diplomas, “tarjetas lectoras”, etc. que los niños y niñas pueden completar, leer, colorear,
guardar... Materiales que acompañan a algunas actividades organizadas desde la biblioteca y que se
entregan cuando se visita una exposición, cuando finaliza una actividad...

4. Edición de una revista con las novedades, noticias de la biblioteca, noticias culturales y
experiencias que se van desarrollando en las clases. Es importante que llegue a las familias para
potenciar la valoración familiar de la lectura y del funcionamiento de la biblioteca escolar.

5. Regalo de un retrato lector. Podemos regalar a cada niño o niña una fotografía en la que esté
leyendo, montada en una cartulina con algún texto e ilustración que hagan referencia a la lectura y
que les sirva de recuerdo y estímulo permanente.

6. Completar individualmente el Diario de lectura. En él se anotarán los aspectos más importantes


del libro.

7. Presentación de la biblioteca. Son visitas guiadas por la persona responsable de la biblioteca para
presentar las distintas secciones, los contenidos de cada una, la recogida de sugerencias, la
disposición de fondos, las posibilidades que alberga, etc.

8. Ofrecer a los niños y niñas de los cursos altos la posibilidad de ejercer de bibliotecarias y
bibliotecarios para ordenar los fondos, formalizar préstamos y devoluciones, orientar a los
pequeños, colaborar en algunas actividades...
9. Convocar un concurso entre los alumnos para elegir una mascota que represente a nuestra
biblioteca escolar.

Acciones de uso habitual en la biblioteca

Son actividades que se realizan a lo largo de todo el curso en la biblioteca.

1. Apertura diaria para que todo el alumnado pueda acudir libremente a la sala de lectura con fines
diversos: buscar información, terminar trabajos, coger libros prestados etc.

2. Posibilidad de préstamo de libros. El préstamo alarga hasta la casa familiar el contacto con los
libros.

3. Acudir al lugar de lectura en grupo acompañados del tutor o tutora, al menos una hora a la
semana. Los niños y niñas tendrán total libertad para elegir el libro que quieran y para cambiarlo si
no les gusta.

4. Lecturas en voz alta, por parte del maestro o maestra de cuentos, poemas, noticias de prensa
etc.

5. Intercambios de experiencias lectoras. Un niño o una niña, semanalmente, explica el último libro
leído o el último cuento que le han contado y regala a sus compañeros y compañeras algo, hecho
por él o ella, relacionado con ese libro: un pequeño poster, un dibujo, una poesía, un trabajo
manual. Los compañeros, preguntan sobre el libro. El maestro y la maestra también deben colaborar
en esta actividad y contar algunos de los libros que van leyendo.

6. Mesas redondas. Cuando 3 ó 4 niños y niñas han leído un mismo libro, se pueden hacer mesas
redondas para contrastar opiniones. Es conveniente disponer de media docena de ejemplares de
algunos libros para hacer posible esta actividad.

7. Promover la lectura en otros soportes informativos: prensa, revistas científicas, suplementos


infantiles de algunos periódicos...

8. Promover actos de recitación o de dramatización de poemas, libros, cuentos, etc. ante el resto
de compañeros y compañeras de la clase. Preparar recitaciones o lecturas para cursos pequeños
que acuden a la biblioteca a escucharlos.

9. Realizar “yincanas” investigadoras, en las que se presenten varias pistas que lleven unas a
otras y que requieran una búsqueda entre los recursos de la biblioteca. Cada pista resuelta se
premiará con puntos, para canjearlos por libros cuando se acumulen un número determinado.

10. Taller de animación a la lectura con padres y madres: este taller, encaminado a poner en
contacto a padres y madres de nuestro centro con la lectura. Se muestra como un mecanismo muy
interesante en la motivación de aquellos niños/as cuyos padres lean en casa. El colegio se
beneficiará también si de este taller se deriva una nueva actividad, consistente en que los padres
dramaticen o representen mediante guiñol, teatros, etc. alguna obra para los niños/as.

Acciones de sensibilización cultural y de participación de la comunidad escolar

La biblioteca debe ser un lugar donde se potencia la cultura. Para ello, es necesario iniciar una serie
de acciones como las siguientes:
1. Crear espacios para la exposición de publicaciones que se van haciendo en las clases: libritos de
poesía, revistas de clase, monografías, etc. Mantener una sección en la biblioteca donde se archiven
todas las publicaciones que se hacen en el colegio.

2. Realización de “semanas”, exposiciones, etc. desde la biblioteca escolar, convirtiéndola en un


espacio dinámico que le haga merecedora de la consideración de lugar de alto interés para el
alumnado y el profesorado del centro.

3. Realizar sesiones de cuentacuentos, echando mano de personal especializado, madres, abuelas


y personal del colegio. Los niños y niñas de los cursos altos pueden preparar sesiones narrativas, de
recitación o de dramatización para los pequeños y pequeñas.

4. Colocar por diferentes lugares de la biblioteca “citas lectoras”, párrafos significativos de libros
que hay en la biblioteca y que pueden servir de reclamo para que niños y niñas busquen el libro del
que han sido sacadas y quieran leerlo.

5. Elaboración de posters utilizando fotografías sacadas de revistas y periódicos en las que se ven
personas leyendo, con estanterías de libros detrás, con libros en las manos y que pueden servir
como puntos de sensibilización hacia la lectura. En el poster escribiremos frases como “Cuando
tantas personas leen, por algo será...” o “Todas estas personas tienen una biblioteca detrás, tú la
tienes delante, ¡aprovéchala!”, etc.

6. Ofrecer una sección de libros para adultos, para el profesorado y para madres y padres, con el
fin de que niños y niñas vean que también los mayores acuden a la biblioteca
Cómo dar vida a la biblioteca escolar en Secundaria
Por: José Antonio Camacho Espinosa

La biblioteca escolar ofrece diferentes servicios con el objetivo de satisfacer las necesidades de la
comunidad educativa. Por eso, debe mantenerse en un proceso de renovación y dinamismo
constante, facilitando a sus usuarios tanto el acceso a sus instalaciones como a los materiales que
contiene. También ha de presentarles las posibilidades de consulta y de uso general de sus
materiales, además de ayudarles a encontrar la información que demandan de forma autónoma.

Introducción
Una biblioteca, al igual que el centro educativo del que depende, o es una
«biblioteca viva» o no es una biblioteca. No se trata de disponer de un gran local,
de los mejores equipamientos, de un magnífico fondo documental o de las
herramientas más modernas para el tratamiento y el acceso a la información.
Todo eso es necesario para que exista una buena biblioteca, pero la «vida» se
la dan las personas que la gestionan y los lectores que hacen uso de ella.

Una biblioteca es, ante todo, un conjunto de servicios que se ofrecen a una comunidad.
En el caso de un centro educativo nos referiremos a la comunidad educativa. Alumnos,
profesores y familias necesitan este centro de documentación para satisfacer sus
necesidades de información y documentación, en unos casos comunes y en otros
específicas.

Los alumnos, para llevar a cabo su proceso de aprendizaje global, en cualquiera de las
áreas del currículo. Los profesores, para dar respuesta a la didáctica de cada una de sus
materias, a los procesos de investigación e innovación, a la formación continua y a la
información profesional. Las familias, por su parte, dispondrán de aquella información y
documentos que pueden ser útiles en su tarea educativa. Y todos ellos podrán satisfacer
sus necesidades de información general, referencial, local, de ocio, etc.

La imaginación será una aliada permanente en la tarea del bibliotecario y de las personas
que colaboren con él, de tal modo que la biblioteca se encuentre en proceso de
renovación constante, manteniendo su atractivo y dando la mejor respuesta a cada una
de esas necesidades.

Por otra parte, una biblioteca escolar debe, ante todo, preparar a los jóvenes para
desenvolverse en cualquier centro de documentación y para continuar los procesos de
autoformación, una vez terminada la escolaridad obligatoria. De ahí que se plantee en
este artículo un proceso que puede ser secuencial o simultáneo, pero en el que se han
de contemplar cada una de las etapas que a continuación se describen.

En primer lugar, hay que conseguir que todos los usuarios potenciales se conviertan en
usuarios reales. Que los miembros de la comunidad educativa reconozcan en la biblioteca
un recurso básico para la formación, la información y la ocupación del tiempo de ocio.
Una vez que los lectores se acerquen a la biblioteca, recibirán información acerca de
todo lo que ésta les puede ofrecer a fin de prepararlos para que hagan uso de ella con
el máximo aprovechamiento.

Cuando el usuario conozca ya la biblioteca, todo lo que alberga y los servicios que le
ofrece, se le enseñará a reconocer y localizar los distintos documentos. Se instruirá al
lector en el manejo de las herramientas más adecuadas, sobre todo los catálogos, bases
de datos y buscadores.

Conocida la tipología documental y los diversos soportes con que cuenta una biblioteca,
es el momento de extraer del documento la información precisa. No todos los
documentos ni todos los soportes son iguales; por tanto, también se enseñará a los
jóvenes a manejar cada uno de ellos.

Una vez que se han dado todos los pasos para la selección y búsqueda de los documentos
y la recogida de la información contenida en ellos, hay que concluir con la extracción y
tratamiento de la misma, para presentarla en forma de nueva información capaz de
generar en quien la lea nuevos conocimientos.

Lo que se ofrece a continuación es un conjunto de propuestas que permiten al


bibliotecario –y al profesorado en general– llevar a cabo este itinerario de un modo
atractivo para los alumnos, sin perder de vista los verdaderos objetivos de la biblioteca,
transformándola en un verdadero ente con vida propia

Dar vida a la organización de la biblioteca

Zonas para distintos usos. Aunque el espacio total de la biblioteca escolar sea escaso
–algo habitual en los centros educativos– es importante que el alumno tenga claro que
la biblioteca no es un tótum revolútum, sino que en ella puede encontrar documentos
de formato y contenido diverso y que puede realizar actividades de lo más variado.

Por eso, conviene diferenciar: zona de información al usuario, novedades y consulta de


catálogos; zona de lectura relajada –asociada a las obras de ficción–; hemeroteca; área
de consulta y trabajo individual –asociada a los documentos temáticos o de
conocimientos–; audiovisuales; zona de acceso a documentos electrónicos y consulta de
Internet.

Decorar, informar, atraer. Lo anterior es mucho más atractivo para los lectores si se
mantiene una decoración cuidada y renovada. Periódicamente hay que dar un aire
nuevo, aprovechando el cambio de estaciones, la celebración de alguna fiesta, la visita
de un autor o el tratamiento de algún tema de interés. Al mismo tiempo, se mantendrá
un clima acogedor con plantas, grandes ilustraciones, luces indirectas, etc.

Este ambiente general, hay que completarlo con indicativos que faciliten en todo
momento el uso de la biblioteca. Esta tarea se verá complementada con información que
se facilitará a los usuarios en forma de tríptico u hoja informativa y que estará
permanentemente expuesta en el tablón de anuncios. Un tablón que se situará a la
entrada de la biblioteca y hacia el que se atraerá la atención con información actualizada:
listas de novedades, programación de actividades, avisos, anuncios de los lectores,
artículos de prensa o titulares de interés, programación cultural del barrio o localidad,
etc.

Facilitar la localización de documentos. El criterio más adecuado para la ordenación


de los libros –y más en un centro de secundaria– es la utilización de la CDU (Clasificación
Decimal Universal). Unido a ello, hay que introducir algunos elementos que sirvan para
hacer lo más sencillo posible la localización de cualquier obra de interés del lector:
símbolos que hagan referencia al género de las obras (en el caso de la literatura) o al
contenido de las mismas (en el caso de los libros de conocimientos) y adhesivos de
colores para orientarles respecto al nivel lector al que va dirigido un libro determinado.
También es habitual emplear tejuelos de distintos colores para resaltar las obras que no
se pueden sacar en préstamo de la biblioteca: enciclopedias, diccionarios, catálogos, etc.

Por otra parte, la ordenación siguiendo temas de interés suele dar buen resultado, ya
que se reúnen en un estante o armario un conjunto de obras que, independientemente
de su género, materia o soporte, se agrupan para que el lector pueda encontrar todo lo
que hace referencia a un tema concreto.

Cuando se disponga de colecciones de 20 ó 30 ejemplares de un mismo título para


realizar actividades grupales (librofórum, club de lectura...) conviene diferenciarlas
también con algún distintivo y guardarlas en depósito.

Dar utilidad a los viejos catálogos. El volumen y las características de la información


que se maneja en una biblioteca actual hacen imprescindible el empleo de equipos
informáticos y la automatización de la misma. Pero no hay por qué desprenderse de los
antiguos catálogos manuales, dado su carácter didáctico y manipulativo, de gran interés
para los alumnos en los primeros cursos de la ESO.

Aprender de las librerías. Algo que no puede faltar en una biblioteca es un lugar donde
sistemáticamente aparezcan los libros, discos, vídeos o CD-ROM que se van
incorporando a la misma. Antes de que una obra pase a su ubicación definitiva, debe
permanecer unos días en el expositor para que los usuarios se enteren inmediatamente
de su adquisición. Asimismo, se informará de esas compras a todo el centro a través de
una lista de novedades. Cualquier acontecimiento, celebración o tema de interés debe
ser motivo también para renovar los libros del expositor.

Ayudante bibliotecario. La implicación de los chicos en la biblioteca escolar, no sólo


como usuarios sino como colaboradores, tiene un interés pedagógico excepcional. Los
alumnos de Secundaria pueden participar a través de talleres o como miembros de la
comisión de la biblioteca en tareas de ordenación, devolución de documentos,
elaboración de dosieres, preparación de libros para el préstamo, etc.

Acercarse a la biblioteca
Como cuando vamos de viaje. La biblioteca escolar debe estar presente en cualquier
aula, en cualquier área y en cualquier departamento, y debe ser accesible a cualquier
sector de la comunidad educativa. Un instrumento útil para ello son las hojas o folletos
que nos informan esquemáticamente de los recursos disponibles, de su organización y
forma de localización, de los servicios y de las normas de funcionamiento. Esa misma
información se ofrecerá a través de carteles y de la página web de la biblioteca.

Vender el producto. Al iniciarse cada curso académico o en momentos significativos,


el bibliotecario debe preparar campañas de información o de atracción. Estas campañas
pueden ir dirigidas a toda la comunidad educativa o a sectores concretos. Se utilizarán,
como en el caso anterior, los recursos más eficaces a nuestro alcance.

El salto al ciberespacio. En estos momentos hay una sentencia que se aplica a


rajatabla en cualquier empresa que quiera ser competitiva: «quien no existe en la web,
no existe en el mercado». Esto es perfectamente aplicable a la biblioteca. La página web
debe ser un instrumento dinámico y renovado que, además de ofrecer la información y
los recursos más actualizados, invite constantemente al uso de los mismos: alertas
informativas, página de novedades, difusión selectiva de la información, etc. Los
documentos digitales forman parte de la vida diaria y esto no se puede ignorar en la
biblioteca escolar.

Conocer la biblioteca

Una gira por la biblioteca escolar. Es conveniente realizar una visita guiada por la
biblioteca al inicio de cada ciclo o etapa. La información que se dé y las actividades o
juegos que se realicen se adaptarán a cada nivel o grupo de alumnos. Estas visitas
ayudan a conocer el contenido de la biblioteca, las normas de funcionamiento, la forma
de localizar documentos, los servicios que se ofrecen, etc. Por otra parte, hay motivos
que invitan a preparar visitas extraordinarias: la llegada de una nueva colección o la
incorporación de un gran fondo, la instalación de nuevos equipos, la automatización o el
cambio de sistema, etc. Estas visitas también se pueden organizar para las familias o
para personas externas al centro educativo, mediante jornadas de puertas abiertas.

Juegos de simulación y web-quest. Las TIC permiten desarrollar una especie de viaje
a través de la biblioteca, mediante juegos de simulación, web-quest y otros instrumentos
digitales. Para ello se fotografían las distintas secciones de la biblioteca con la cámara
digital y se propone un recorrido en cada uno de los cuales el lector incorpora indicativos
o documentos que se han eliminado y que él tiene que tomar de un depósito o carpeta.

Mucha información y soportes distintos. Uno de los primeros conocimientos con los que
debe contar cualquier usuario es la diferenciación de los distintos soportes documentales
y su forma de consulta. Para conseguirlo, se prepara un conjunto de tarjetas en cada
una de las cuales planteamos una necesidad informativa que se puede satisfacer a través
de alguno de los documentos existentes en la biblioteca.
Por otra parte, en una gran mesa se coloca al menos un documento de cada uno de los
tipos con los que contamos en nuestro fondo. A través de estrategias de búsqueda y de
dinámicas de grupo, los muchachos tienen que localizar, poner en común y justificar la
elección de un recurso concreto. A partir de aquí se pide que localicen el lugar de la
biblioteca donde se ubica cada documento para así poder hablar de la organización de
los mismos.

Localizar los documentos

Manejar los catálogos. Tanto si se dispone de catálogo manual (con fichas) como si
se cuenta con uno automatizado (OPAC) hay que tener a disposición del usuario
una guía que le oriente en los pasos que debe seguir para localizar un documento o que
le ayude a resolver las dificultades más habituales. También es interesante elaborar
un tutorial que le permita aprender paso a paso, de forma autónoma, el manejo del
OPAC.

¿Qué nos dicen los tejuelos? Para que los alumnos se familiaricen con el tratamiento
que reciben los documentos antes de ponerse al préstamo, se organizan talleres. En
ellos, como se mencionaba anteriormente, los muchachos se convierten en ayudantes
del bibliotecario y colaboran en algunas de sus tareas. Uno de los elementos que hay
que preparar para cada libro es el tejuelo, que sirve para ubicarlo y localizarlo. A través
de algunas actividades de carácter lúdico, conocerán el significado de las distintas
iniciales y de los símbolos que se colocan en el mismo.

El álbum de cromos de la biblioteca. Una forma interesante de atraer la atención de


los muchachos y facilitar el aprendizaje –aunque a veces demasiado explotada– es la
utilización de álbumes de cromos. En este caso se trata de preparar la reproducción de
las cubiertas de un conjunto de libros en pequeño formato. Se proporciona a cada uno
el álbum y, a través de una dinámica de juego en la que se impliquen los profesores de
distintas asignaturas, se van entregando los cromos.

Cada vez que se entrega un cromo nuevo el alumno debe encontrar en la biblioteca el
libro correspondiente mediante unas pistas que se indican en dicho cromo. Una vez que
localice la obra, dispondrá de la información necesaria para descubrir la página del álbum
donde lo debe pegar.

Cada documento en su lugar. Ahora cada alumno –o cada equipo de alumnos– debe
ubicar en el estante, armario o cajón correspondiente el conjunto de documentos que se
le ha entregado previamente. Para ello se ofrecen una serie de pistas que le vayan
llevando a las diferentes secciones de la biblioteca. En esta ocasión se utiliza una tabla
dicotómica de preguntas, cada una de las cuales tiene dos respuestas. Cada respuesta,
a su vez, lleva a una nueva pregunta.
Así hasta llegar al punto en el que se encuentra una réplica de la portada del libro que
tiene entre manos. Si coincide la réplica con el libro, la solución es correcta. En caso
contrario, tendrá que volver a empezar para ir por otro camino.

¿Todo está en Internet? Los recursos electrónicos son cada día más numerosos, sobre
todo en la red. Por tanto, es imprescindible enseñar a los chavales a localizarlos a través
de las herramientas más adecuadas. El primer peligro que hay que evitar es el de la
dispersión: hay que fijar claramente los objetivos y la trayectoria de una búsqueda para
no perderse por caminos laterales.

En segundo lugar, centrados ya en la búsqueda de un documento propiamente dicho,


hay que diferenciar entre aquellos que son visibles en Internet a través de los motores
de búsqueda o directorios, por depender directamente de una sede web y aquellos otros
que están ocultos y a los que hay que acceder a través de un catálogo o de una base de
datos. Por último, hay que aprender a manejar las distintas herramientas que la web
ofrece: motores de búsqueda, metabuscadores, directorios, catálogos y bases de datos.

Se trata de instrumentos, a veces, muy similares, pero que tienen sus peculiaridades y
que, conociéndolos a fondo, permitirán búsquedas mucho más eficaces. Para trabajar
con ellos es interesante que el bibliotecario prepare una serie de propuestas o estrategias
de búsqueda guiadas que vayan introduciendo paulatinamente en cada una de las
herramientas hasta dominarlas.

Encontrar la información adecuada

Diccionarios, enciclopedias, atlas, anuarios, directorios... ¡Cuánta información! Las obras


de referencia requieren un manejo muy particular, dado que cada una de ellas presta un
servicio distinto. Un diccionario sólo ofrece la definición de una palabra de la lengua que
se está manejando o su traducción, en el caso de los bilingües. Una enciclopedia
proporciona información acerca de personajes, lugares geográficos y toda clase de
contenidos de carácter científico, humanístico o literario. Los atlas, por su parte,
permiten la localización rápida de elementos geográficos, bien físicos o políticos, e
información sucinta sobre los mismos. Los anuarios, directorios, guías... ofrecen datos
o informaciones puntuales para resolver dudas, para tomar decisiones o para acometer
actuaciones. En este tipo de recursos documentales es donde la informática ha permitido
un gran salto cualitativo, ya que la interactividad, las facilidades de búsqueda y el
hipertexto, unidos a las conexiones telemáticas, ofrecen posibilidades casi infinitas. Es
imprescindible preparar actividades específicas para conocer sus aplicaciones y aprender
el manejo de cada una de ellas, tanto en formato impreso como electrónico.
«El tiempo es oro». Tomando como modelo el conocido programa de la televisión, se
plantea un reto a través de una serie de preguntas o sentencias que llevan a la resolución
de un enigma. Para ello, los participantes tienen que utilizar distintas fuentes de
información –principalmente obras de referencia– en las que encontrarán las respuestas.

El viaje a través de... Con la estrategia de la preparación de un viaje, se propone a los


participantes elaborar una guía que permita ir paso a paso por una ciudad, un país, un
río..., mencionando aquellos lugares de interés o respondiendo a una serie de preguntas
que el bibliotecario ha propuesto. Es una actividad muy apropiada para trabajar con los
atlas, pero se puede complementar con enciclopedias e incluso con monografías sobre
costumbres, geografía, etc. Esa misma propuesta se puede hacer para «viajar por el
cuerpo humano», «viajar por el proceso de fabricación de un producto», «viajar en el
tiempo a través de la historia»...

Índices, sumarios, glosarios... ¿Sabes orientarte? Con frecuencia, los alumnos de


Secundaria, e incluso de Bachillerato, buscan información de forma desordenada y sin
criterios en el texto de un libro, haciendo caso omiso de los instrumentos de consulta
con los que cuenta la mayoría de las obras. Saber manejar índices, glosarios,
bibliografías o gráficos puede ahorrar horas de trabajo.

Conseguir que los muchachos se familiaricen con ellos no es una tarea complicada, pero
hay que contemplarla dentro de la programación de las actividades de formación
documental, no se puede dar por sabido. También se pueden presentar a los lectores
obras carentes de dichos elementos y que sean los alumnos quienes los elaboren. Serán
los primeros pasos para que, cuando tengan que enfrentarse a la redacción de un trabajo
escrito, sepan planificarlo y realizarlo correctamente.

Los dosieres de prensa. Mantener operativo a lo largo del curso escolar un taller para
la creación de archivos de prensa por el que vayan pasando distintos grupos de alumnos
permite, por un lado, crear un fondo temático de gran interés para la realización de
trabajos de todo tipo y, por otro, familiarizar a los alumnos con periódicos y revistas. Así
después sabrán localizar, de forma autónoma, cualquier información de actualidad que
necesiten. Estos dosieres se pueden elaborar en formato electrónico, creando un
conjunto de carpetas y subcarpetas en el ordenador de la biblioteca, de donde cualquier
usuario pueda tomar una información para satisfacer sus necesidades.

Transformar la información y difundir nuevos conocimientos

El fichero o base de datos con reseñas bibliográficas, citas o direcciones


URL. Cuando nos disponemos a redactar un texto, toda la información que se va
recogiendo de aquí y de allá, con sus correspondientes referencias, se deben agrupar en
un fichero, bien manual o automatizado. Las fichas manuales son muy operativas,
funcionales y sencillas de manejar por los más pequeños del centro. Pero cuando el
volumen de información va creciendo, una sencilla base de datos permite el manejo y
recuperación de esa información con más facilidad.

Murales, carteles, paneles informativos... Una forma atractiva e intuitiva de


presentar una información es a través de estos medios, aunque para ello se requiere
algo que generalmente resulta difícil de conseguir a muchos lectores: capacidad de
síntesis. Por eso, es una actividad de gran interés desde las edades más tempranas,
aunque debe plantearse de forma gradual y manejando distintas técnicas expresivas,
gráficas y tipográficas.

El periódico de una época o un lugar determinado. Un modo interesante de plantear


el manejo de obras de historia, geografía y ciencias sociales en general, es presentar
esa información en formato de periódico o revista. Algunas propuestas pueden ser «El
periódico de mi ciudad hace 200 años» o «El periódico de una lejana región o país», de
tal modo que toda la información se presente siguiendo las secciones habituales de un
periódico y redactada con estilo periodístico.

Artículos para revistas y periódicos. Cuando los alumnos hayan adquirido ya cierto
nivel tanto en el manejo de las fuentes y del lenguaje escrito como en la organización y
presentación de sus trabajos, es el momento de que éstos salgan a la luz, bien a través
de las propias publicaciones periódicas de la biblioteca escolar (en formato impreso o
electrónico), bien a través de las de difusión general.

Uso de las TIC para que nos entiendan mejor. Los recursos tecnológicos ofrecen
dos ventajas a la hora de presentar un tema: el atractivo que tiene para los chicos el
manejo de distintos soportes y técnicas, y el refuerzo del mensaje escrito con imágenes
y sonidos. Las grandes posibilidades que ofrecen las aplicaciones informáticas actuales
permiten realizar trabajos con presentaciones de gran calidad y con acceso a todo tipo
de recursos digitalizados: textos, imágenes, gráficos, música, etc. Pero antes de llegar
a ese punto conviene emplear otros recursos como grabaciones en casete, dibujos y
gráficos realizados en acetato o diapositivas que, como en el caso de las fichas de
cartulina, son más manejables e intuitivas para los alumnos de los primeros cursos.

El libro de... El gran reto que se puede plantear un profesor con su grupo de alumnos,
con la inestimable colaboración del bibliotecario escolar, es la confección de un libro en
el que se recojan los conocimientos alcanzados durante un curso escolar en un tema, un
área o en un conjunto de ellas. Se puede decir que es el fin último de todo este proceso
en el que se han planteado el conocimiento y manejo de todo tipo de fuentes
documentales, y el tratamiento y presentación de la información en otro documento
creado por los propios alumnos. Para ello habrá que echar mano de las técnicas y
recursos que se mencionan más arriba, a los que se puede añadir todo el proceso de
planificación y reparto de tareas, antes de la realización del mismo, así como un taller
de encuadernación que permita recopilar todos los trabajos realizados en un solo
volumen.
Inicio
1.- Antes de ir al cole
2.- Infantil
3.- Primaria
4.- Compartimos el Conocimiento.
5.- Bibliotecas Escolares
5.1.- Funciones de la biblioteca
5.2.- Claves para su funcionamiento
5.3.- Funciones del bibliotecario
5.4.- Algunas actividades a desarrollar
5.5.- Página Web de la biblioteca
5.6.- Ejemplos de Webs de Bibliotecas

5.4.- Algunas actividades a desarrollar


A continuación se detallan algunas actividades que se pueden realizar en la biblioteca tal como
aparecen reflejadas en el artículo "Bibliotecas escolares: Animación a la lectura y algo más..." de
Mariano Coronas (ver sus artículos en Dialnet):

 Animación: La biblioteca debería de ser el foco


de la animación lectora pero también de la
animación cultural del centro. Probablemente, no
se lea igual en el aula que en la biblioteca.

 Boletín Periódico: En sus páginas se va


reflejando la vida de la biblioteca: proyectos,
exposiciones, novedades, actividades
relacionadas con la lectura y escritura,....

 Diarios de lectura: Donde el lector/a deja unas


pequeñas reflexiones sobre lo leído.

 Expositores de libros y revistas: Donde ofrecer


a los usuario (de forma sugerente y renovada)
libros y publicaciones que se van recibiendo.

 Familias: Se puede utilizar el préstamo


interbibliotecario para depositar en la biblioteca
escolar una selección de libros para adultos que
se van cambiando periódicamente.

 Guías de lectura: Con ellas damos a conocer a


las lectoras y lectores parte de los fondos de la
biblioteca.
 Hemeroteca: Guardar suplementos escolares
que editan algunas revistas, elaborar
dossieres,....

 Tratamiento de la información: Como lugar


para desarrollar proyectos de investigación en
pequeño grupo.

 Catálogo de elaboración propia: Cuentos,


artículos, relatos, individuales o colectivos que
pasan a formar parte de la producción del centro.
Tanto en formato papel como digital
(audiocuentos, grabaciones de video).

 Maletas: Maletas temáticas viajeras que llegan a


los domicilios de chicos y chicas y llevan
propuestas de lectura compartida.

 Blog: Como herramienta para escribir


comentarios o citas sobre libros, noticias
encontradas en prensa, novedades
bibliográficas,....

 Tablón de Noticias: Las personas responsables


de la biblioteca pueden dar difusión a noticias
entre el profesorado y alumnado de noticias
curiosas colgándolas en los tablones.

 Semanas: Concebidas como un tiempo concreto


durante en que se irán llevando a cabo diversas
actividades en torno al tema definido.

 Visitas: De aulas completas para conocer mejor


la organización, secciones, materiales que
contiene la biblioteca escolar,...

 Exposiciones: Para presentar las novedades


que se acaban de incorporar o para presentar
materiales elaborados desde las clases.

 Lectura en voz alta: La lectura en voz alta


aporta un registro sonoro variado y muy
interesante y contribuye a experimentar la lectura
como una aventura multisensorial.

Sería interesante examinar algunos proyectos de centros en relación al Fomento a la Lectura en los que
se puede observar no solo las actividades sino como se articulan y organizan en el centro, aquí se
proponen dos de la Provincia de Valladolid:

 Proyecto de Animación a la lectura del CEIP Ana


de Austria de Cigales (premiada en 2007 en el
concurso nacional).
 Plan de Fomento a la lectura del IES Pinar de la
Rubia.

Desde el siguiente enlace "Proyectos premiados de bibliotecas escolares" se pueden descargar todos
los proyectos premiados en las distintas convocatorias (2006-09) del "Concurso Nacional de buenas
prácticas para la dinamización e innovación de las bibliotecas de centros educativos"

BIBLIOGRAFÍA:

La biblioteca que necesitamos para apoyar el proyecto escolar: manual para el maestro
bibliotecario y el Comité de la Biblioteca Escolar.
[e-Book] México, OEI, 2011

Texto completo

Los acervos de la biblioteca escolar y de la biblioteca de aula son recursos de apoyo pedagógico
que la Secretaría de Educación Pública, a través de la Subsecretaría de Educación Básica y
con la participación de las entidades federativas, proporcionan a todas las escuelas públicas de
educación básica como parte de las acciones del Programa Nacional de Lectura.

Cada año se envían a las escuelas públicas de los tres niveles de educación básica títulos de
la colección Libros del Rincón, a fin de que se instale la biblioteca de la escuela y logren el
aprovechamiento educativo de los acervos, con el propósito de:

1. Contribuir al desarrollo pleno de las competencias comunicativas —hablar, escuchar,


leer, escribir— y, en particular, fortalecer los hábitos y capacidades lectoras de los
alumnos, docentes y padres de familia.
2. Enriquecer las oportunidades de aprendizaje de los alumnos de educación básica al
ofrecerles material bibliográfico diverso y materiales distintos a los libros de texo.
3. Ofrecer materiales didácticos como recurso de apoyo al docente en su práctica
cotidiana.
4. Democratizar el libro y la cultura escrita, facilitando a los niños y niñas el acceso a los
libros, ambientes alfabetizadores desde los primeros grados de la educación básica.
5. Fomentar actividades de lectura y escritura de manera cotidiana que motive el interés
de los alumnos por acercarse a la cultura escrita de forma recreativa, a fin de contribuir
de manera progresiva en el proceso de desarrollo de sus competencias comunicativas.
6. Contribuir al desarrollo cultural de las comunidades.

Para lograr dicho propósito es necesaria la participación de las diferentes instancias de la


autoridad educativa, de las directoras y los directores escolares, ya que es en la escuela donde
se pueden cristalizar las políticas educativas mediante su decisión comprometida.

El Programa Nacional de Lectura los invita a participar decididamente en la instalación y uso de


la biblioteca escolar y las bibliotecas de aula, y ofrece el presente documento —La biblioteca
que necesitamos para apoyar el proyecto escolar. Manual para el maestro bibliotecario y el
Comité de la Biblioteca Escolar—, en el que se detallan las condiciones necesarias para
desarrollar este proyecto y lograr sus objetivos, por lo que es indispensable que las directoras y
los directores de las escuelas:

1. Reconozcan a la biblioteca escolar como un recurso de apoyo pedagógico para el logro


del proyecto escolar.
2. Nombren a un maestro encargado de la biblioteca y promuevan su reconocimiento como
maestro bibliotecario por parte del colectivo escolar.
3. Entreguen al maestro bibliotecario y al Comité de la Biblioteca Escolar el presente
Manual, el cual servirá como un recurso para guiar la instalación de la biblioteca escolar
y como un apoyo para la autoformación.
4. Integren el Comité de la Biblioteca Escolar, donde participen el maestro bibliotecario,
docentes, alumnos, padres de familia y familiares, conformados en comisiones.
5. Lleven a cabo, de manera permanente, el seguimiento de las actividades y proyectos
que desarrolla el Comité de la Biblioteca Escolar.

Les invitamos a leer La biblioteca que necesitamos para apoyar el proyecto escolar. Manual
para el maestro bibliotecario y el Comité de la Biblioteca Escolar.

La biblioteca que necesitamos para apoyar el proyecto escolar: manual para el maestro
bibliotecario y el Comité de la Biblioteca Escolar.
[e-Book] México, OEI, 2011

Texto completo

Los acervos de la biblioteca escolar y de la biblioteca de aula son recursos de apoyo pedagógico
que la Secretaría de Educación Pública, a través de la Subsecretaría de Educación Básica y
con la participación de las entidades federativas, proporcionan a todas las escuelas públicas de
educación básica como parte de las acciones del Programa Nacional de Lectura.

Cada año se envían a las escuelas públicas de los tres niveles de educación básica títulos de
la colección Libros del Rincón, a fin de que se instale la biblioteca de la escuela y logren el
aprovechamiento educativo de los acervos, con el propósito de:

1. Contribuir al desarrollo pleno de las competencias comunicativas —hablar, escuchar,


leer, escribir— y, en particular, fortalecer los hábitos y capacidades lectoras de los
alumnos, docentes y padres de familia.
2. Enriquecer las oportunidades de aprendizaje de los alumnos de educación básica al
ofrecerles material bibliográfico diverso y materiales distintos a los libros de texo.
3. Ofrecer materiales didácticos como recurso de apoyo al docente en su práctica
cotidiana.
4. Democratizar el libro y la cultura escrita, facilitando a los niños y niñas el acceso a los
libros, ambientes alfabetizadores desde los primeros grados de la educación básica.
5. Fomentar actividades de lectura y escritura de manera cotidiana que motive el interés
de los alumnos por acercarse a la cultura escrita de forma recreativa, a fin de contribuir
de manera progresiva en el proceso de desarrollo de sus competencias comunicativas.
6. Contribuir al desarrollo cultural de las comunidades.

Para lograr dicho propósito es necesaria la participación de las diferentes instancias de la


autoridad educativa, de las directoras y los directores escolares, ya que es en la escuela donde
se pueden cristalizar las políticas educativas mediante su decisión comprometida.

El Programa Nacional de Lectura los invita a participar decididamente en la instalación y uso de


la biblioteca escolar y las bibliotecas de aula, y ofrece el presente documento —La biblioteca
que necesitamos para apoyar el proyecto escolar. Manual para el maestro bibliotecario y el
Comité de la Biblioteca Escolar—, en el que se detallan las condiciones necesarias para
desarrollar este proyecto y lograr sus objetivos, por lo que es indispensable que las directoras y
los directores de las escuelas:
1. Reconozcan a la biblioteca escolar como un recurso de apoyo pedagógico para el logro
del proyecto escolar.
2. Nombren a un maestro encargado de la biblioteca y promuevan su reconocimiento como
maestro bibliotecario por parte del colectivo escolar.
3. Entreguen al maestro bibliotecario y al Comité de la Biblioteca Escolar el presente
Manual, el cual servirá como un recurso para guiar la instalación de la biblioteca escolar
y como un apoyo para la autoformación.
4. Integren el Comité de la Biblioteca Escolar, donde participen el maestro bibliotecario,
docentes, alumnos, padres de familia y familiares, conformados en comisiones.
5. Lleven a cabo, de manera permanente, el seguimiento de las actividades y proyectos
que desarrolla el Comité de la Biblioteca Escolar.

Les invitamos a leer La biblioteca que necesitamos para apoyar el proyecto escolar. Manual
para el maestro bibliotecario y el Comité de la Biblioteca Escolar.

Iniciativas y proyectos para fortalecer la biblioteca


escolar en Colombia: una revisión histórica. Del siglo
XIX al siglo XXI (
Initiatives and Projects to Strengthen School Libraries in
Colombia: A Historical Review. From the 19th to the 21st
Century
Sandra Patricia Bedoya-Mazo spatricia.bedoya@udea.edu.co

Universidad de Antioquia, Colombia

Iniciativas y proyectos para fortalecer la biblioteca escolar en Colombia: una revisión


histórica. Del siglo XIX al siglo XXI (

Revista Interamericana de Bibliotecología, vol. 40, núm. 3, 2017

Escuela Interamericana de Bibliotecología

Recepción: 30 Enero 2017

Aprobación: 21 Marzo 2017

DOI: 10.17533/udea.rib.v40n3a08

Resumen:El presente trabajo hace una revisión de las iniciativas y proyectos del gobierno dirigidos
al fortalecimiento de las bibliotecas escolares en el país, con especial énfasis en la ciudad de Medellín,
a partir del siglo XIX hasta la segunda década del siglo XXI. Se trata de aportar a la construcción de
una visión histórica de la biblioteca escolar en Colombia. Así mismo, se revisan algunas
investigaciones locales sobre la biblioteca escolar en Colombia y se examinan las colecciones y el
uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
Palabras clave:biblioteca escolar, colecciones escolares, Medellín, herramientas
tecnológicas, iniciativas de gobierno para la biblioteca escolar..

Abstract:This study conducted a review of government initiatives and projects aimed at


strengthening school libraries in the country, with special emphasis in the city of Medellin, from the
19th century to the second decade of the 21st century. The aim is to contribute to the construction of
a historical vision of school libraries in Colombia. Likewise, the study reviews some local studies on
school libraries in Colombia and examines collections and the use of information and communication
technologies.

Keywords:School Library, school collections, technological tools, government school


library initiatives.

1. Introducción

Este texto examina algunos hitos históricos de la biblioteca escolar en nuestro país, con
especial énfasis en la ciudad de Medellín, resaltando las iniciativas tendientes a su desarrollo,
concretamente en lo relativo a las colecciones escolares y a la articulación de las herramientas
de las tecnologías de la información y la comunicación, con el objetivo de identificar, de qué
manera, la biblioteca escolar ha sido entendida dentro del contexto educativo. Finalmente, se
desarrollan algunos elementos de reflexión, con respecto a la situación actual de la biblioteca
escolar en los temas propuestos.

Se hace necesario, por tanto, señalar que la biblioteca escolar hoy se concibe teniendo en
cuenta su articulación al desarrollo curricular, prueba de ello son las construcciones
conceptuales y los postulados que las entidades y organismos, nacionales e internacionales,
relacionados con el desarrollo bibliotecario escolar, han formulado y socializado con el
objeto de servir de orientación para las iniciativas que llevan a su fortalecimiento.

Así, la biblioteca escolar ha sido definida como “componente esencial de cualquier


estrategia a largo plazo para la alfabetización, educación, provisión de información y
desarrollo económico, social y cultural” (IFLA/ UNESCO, 1999, s. p.). De igual forma es:

instrumento del desarrollo del currículo, que permite el fomento de la lectura y la


formación de una actitud investigativa, que forma al individuo para el aprendizaje
autónomo; fomenta la creatividad y la comunicación, facilita la recreación, apoya a
los docentes en su capacitación y les ofrece la información necesaria para la toma
de decisiones en el aula. Trabaja con los padres de familia y otros agentes de la
comunidad. (Colombia, Ministerio de Educación Nacional, citado en Venegas
Fonseca, 2014, p. 45)

La biblioteca escolar es la estrategia pedagógica, que no solo facilita el acceso a los textos
escolares, sino que, además, permite la dinamización de los procesos educativos y genera la
posibilidad de ingresar al mundo de la información académica, la investigación y la
formación para la vida.
Lo anterior supone la existencia de dinámicas de trabajo, enmarcadas en planes educativos
y pedagógicos claros, de manera que ésta, como espacio pedagógico para el encuentro con el
otro (Ortega Ruiz, 2013), permita la dinamización del saber más allá del aula de clase. Es
decir, su importancia, en el contexto educativo, debe verse desde diversas visiones del saber,
por tanto, su utilidad no solo es la de brindar información enciclopédica, sino la de posibilitar
otras lecturas de la vida social, cultural y política.

En este sentido, la biblioteca como espacio escolar debe cumplir una serie de misiones que
podrían definirse como: académicas, pedagógicas, culturales y sociales, entendiendo esto
como una apuesta por una educación integral, capaz de dinamizar una comunidad alrededor
de unos ideales educativos para generar procesos de transformación en la vida social y en la
vida académica del espacio escolar.

La Unesco propone como parte de su misión que:

La biblioteca escolar proporciona información e ideas que son fundamentales para


funcionar con éxito en nuestra sociedad de hoy en día, que se basa cada vez más en
la información y el conocimiento. La biblioteca escolar ayuda a los alumnos a
desarrollar destrezas de aprendizaje de carácter vitalicio, así como su imaginación,
y les ayuda de esta forma a vivir como ciudadanos responsables. (IFLA/Unesco,
1999, s. p.)

Por esta razón, la biblioteca escolar, en ningún caso, debe verse como un ente aislado de
la dinámica escolar, tampoco puede valorarse como un depósito de libros, cuya misión
consistiría en facilitar información para satisfacer la necesidad de precisar un dato. Es desde
esta desafortunada lógica académica tradicional que la biblioteca escolar ha sido entendida,
visión que debe eliminarse del discurso. En este sentido, la biblioteca escolar como proyecto
educativo y cultural debe pensarse ligada a los procesos de transformación institucional, es
decir, integrada al contexto escolar, desde una visión pluralista que logre permear la vida
académica y la vida social de una comunidad.

Por consiguiente, la misión de la biblioteca escolar debe entenderse en términos de


educación, dinamización y alfabetización tanto desde quienes viven el día a día escolar como
de la comunidad local en la cual esta se encuentra inmersa. Esto significa que una institución
educativa, en ningún caso, se circunscribe solo al espacio físico en el cual se dinamiza el
aprendizaje, sino que, como dispositivo educativo, debe facilitar procesos de integración
social capaces de posibilitar unas dinámicas culturales en la sociedad en la cual vive.

En consecuencia, la biblioteca escolar puede hacer la diferencia en cuanto a la reflexión


frente a la información, la cultura y la educación; sus colecciones y servicios deben ser el
soporte para ello. Las colecciones de la biblioteca escolar deben propiciar los procesos de
aprendizaje para la vida, es decir, incentivar en el sujeto el interés y la habilidad para estar
en permanente exploración de su propia realidad. Aprendizaje que utiliza no solo contenidos
académicos, sino, especialmente, los contenidos que propicien el reconocimiento de su lugar
en el mundo en relación consigo mismo y con los otros.
Dicho contexto exige comprender las relaciones de la biblioteca escolar con las
Tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las cuales son un “conjunto
convergente de tecnologías de la microelectrónica, la informática (máquinas y software), las
telecomunicaciones y la optoelectrónica” (Castells, 2000, citado por Tejedor Tejedor, 2003,
p. 1). Esta concepción propone una visión que supera el sentido instrumental de las
tecnologías de la información y la comunicación para considerar las condiciones sociales y
culturales que las determinan y viceversa.

En virtud de lo anterior, se pretende identificar las dinámicas gubernamentales que


facilitaron la dotación de la biblioteca escolar con colecciones bibliográficas y recursos
tecnológicos mediante las iniciativas y proyectos relacionados con la educación y el
fortalecimiento de la biblioteca escolar en el contexto nacional, con énfasis en lo local. Se
revisaron documentos públicos y algunas investigaciones que se consideraron significativos
para este proyecto.

2. Iniciativas y proyectos de gobierno

La historia de la educación es un largo proceso atravesado por los cambios que, desde el
Estado, se han propuesto, en función de mejorar los procesos académicos. Por esta razón,
cada gobierno se traza unas metas encaminadas a posibilitar, cada vez más, unos niveles de
preparación que logren formar un ideal de ciudadano pensado desde la institucionalidad.
Paralelamente a las instituciones educativas, fue llegando, como una necesidad
complementaria, el espacio de la biblioteca escolar, cuya labor demostró lo imperante de su
integración a la vida institucional, como mediadora del saber y el conocimiento.

De este proceso, dan cuenta las diversas propuestas legales que empezaron a legislar en
función del espacio académico y de la biblioteca escolar. Aunque esta última se integra de
manera tardía a la vida de la escuela, no deja de ser preocupante que, a pesar de la buena
intención de ciertas normas y los esfuerzos oficiales, que la veían como un espacio para
integrar lo social y lo acadé- mico, la biblioteca escolar aún no ha logrado tener una
significación en la vida de las comunidades, más allá de las paredes del espacio escolar.

Con base en lo anterior, vale la pena pensar en el trayecto histórico, normativo y las
iniciativas que han sustentado el espacio de la biblioteca escolar al interior de la institución
educativa, y cómo, a través del tiempo, fue tomando sentido la importancia de la biblioteca
como facilitadora de la educación. El recorrido histórico que lleva a la consolidación de la
biblioteca escolar como organismo pedagógico e institución social, dentro de la escuela, se
encuentra inserto en una serie de acciones que partían más de la necesidad de brindar una
dotación de textos, materiales didácticos y recursos tecnológicos, es decir, de facilitar
elementos didácticos para cumplir su papel práctico e instrumental, que de permitir la
creación y disposición de un espacio para los libros que pudiera asociarse al concepto de
biblioteca.

2.1. S IGLO XIX

Este período se caracteriza por la importancia asignada a la educación y, por tanto, a la


escuela, la cual es considerada instrumento fundamental para la construcción de la nación
desde la pretensión de la formación de un ideal de ciudadano. Lo anterior significó un avance
en la organización de la educación en el país, siendo la segunda parte de este siglo el que
presentó un mayor avance en tal objetivo durante los gobiernos liberales. La preocupación
estuvo centrada en la estructuración del sistema educativo y el interés por alfabetizar a la
población. Es de resaltar la creación de bibliotecas en las escuelas normales y la producción
de textos educativos dirigidos principalmente a los maestros y por lo tanto las primeras
colecciones educativas eran de carácter restringido; algunos de estos materiales educativos
se adaptaron tomando como base algunas experiencias ajenas al contexto colombiano. Las
herramientas tecnológicas estaban representadas en los elementos básicos necesarios para la
labor pedagógica.

Como antecedente a este período, se hace necesario se- ñalar que el concepto de biblioteca
se entendía a partir de las construcciones anteriores, la cuales ponían de manifiesto una visión
funcionalista. Chartier (citado en Herrera & Díaz, 2001) referencia que:

históricamente surgieron, entre los siglos XVII y XVIII, dos acepciones del término
biblioteca. Una, la más clásica, que hacía alusión al lugar físico en el que se
aspiraba a guardar todo el conocimiento impreso de la humanidad y, otra, referente
a la conformación de colecciones específicas. (p. 104)

En los orígenes de la República, 1820, bajo el mandato de Simón Bolívar, la Ley 2 de


agosto dispuso la existencia de las denominadas Escuelas de Primeras Letras. Este período
se constituyó en un hito relevante para la organización de la educación primaria en el país,
dado que se estableció el primer plan de primaria para ambos sexos, se crearon las primeras
escuelas normales bajo el método Lancasteriano y se “mandaba a componer e imprimir las
cartillas, libros e instrucciones necesarias para la uniformidad y perfección de las escuelas”
(Congreso de Colombia, 1840, p. 39). De acuerdo con Zapata Villegas, Marín Díaz, Ossa
Montoya y Ceballos Agudelo (2003), en 1844 los planes y manuales educativos señalaban
los procesos basados en la “memoria y la repetición desde la palabra como método de
enseñanza y aprendizaje” (p. 49).

Por su parte, el Decreto Orgánico de Instrucción Pública de 1870 (Jaramillo Uribe, 1980)
reglamentó la revisión de los textos que, por aquella época, se empleaban en otros países y
que permitieron hacer las adaptaciones necesarias a nuestro territorio (Sección primera, Art.
9, incisos 6 y 12) y la creación de las bibliotecas circulares en la escuela central y en las
escuelas normales con “obras selectas i adecuadas a la instruccion de los maestros, discípulos
i demas miembros de la Sociedad de institutores” (Sección segunda, Art. 143). Dicho Decreto
señaló que “Los libros de la biblioteca circularán solamente entre los miembros de la
Sociedad de institutores i los demas individuos que hayan contribuido para su formaclon.”
(Sección segunda, Art. 145). Es de resaltar que dos años después se presenta la primera
misión pedagógica alemana, proyecto impulsado por el Gobierno Nacional, que estimuló la
reflexión y transformación en diversos aspectos pedagógicos y administrativos de la
educación, observándose una fuerte preocupación por la cualificación de los profesores para
lo cual se crearon instituciones especializadas, la difusión de ideales científicos y políticos,
y la producción de publicaciones y materiales educativos (Angulo, 2007; Rojas de Ferro,
1982).
En el contexto de la Constitución Nacional de 1886, la cual consolidó el proceso de
organización política, se expidió el Decreto 595 que pretendía cualificar la instrucción
pública primaria y establecer criterios de obligatoriedad y gratuidad educativa. En teoría, se
pretendió superar los procesos memorísticos privilegiando la comprensión (Congreso de
Colombia, 1886, Sección segunda, Art. 38, inciso 2).

Los textos de estudio estaban orientados desde el Ministerio de Instrucción Pública,


conservando las directrices del Decreto de Instrucción Pública de 1870, en cuanto a la
adaptación de contenidos. Las escuelas dispondrían de los elementos básicos para su
funcionamiento “Todas las escuelas estarán bien surtidas del mobiliario que sea preciso para
su servicio, i de los libros, textos de enseñanza, pizarras, tableros, cuadros, mapas i chernas
objetos necesarios para facilitar la instruccion.” (Jaramillo Uribe, 1980, Título IV, Capítulo
VIII, Art. 282), No obstante, como señalan Zapata Villegas et al. (2003) se dieron pocas
transformaciones en lo relativo a las prácticas educativas (p. 95).

En 1890 se registra la llegada a Colombia de la Congregación de los Hermanos de la


Escuelas Cristinas, motivada por el Gobierno Nacional, en procura de incluir, en las reformas
al sistema educativo, las cualidades de una enseñanza laica con criterios favorables para
lograr el objetivo de unidad nacional (Díaz, Jimé- nez, & Turriago R., 2005).

Tabla 1

Resumen siglo XIX.


2.2. S IGLO XX

Una serie de sucesos nacionales e internacionales fueron determinantes en el devenir de


las bibliotecas escolares, entre los cuales vale la pena mencionar el reconocimiento de la
importancia de los espacios culturales diferenciados en la escuela y la creación de la
Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina y la Escuela Interamericana de
Bibliotecología de la Universidad de Antioquia. Se da una especial atención a los procesos
de lectura y escritura y con ello la promulgación de las directrices y manifiestos sobre
bibliotecas escolares y bibliotecas públicas, sobre la lectura, la educación, el reconocimiento
de las identidades culturales y la alfabetización; así como el impulso a los programas y planes
educativos, algunos de los cuales fueron financiados y ejecutados por organismos
internacionales, los cuales presentaban, entre sus componentes, el apoyo a las bibliotecas
escolares.

En 1903 se presenta un retroceso en los esfuerzos por mejorar el sistema educativo debido
a los efectos de la Guerra Civil de los Mil Días. En este contexto, la Ley Orgánica de
Instrucción Pública 39 establece la gratuidad de la educación primaria y faculta la creación
de escuelas de artes y oficios para niños y adultos de acuerdo a las necesidades de las
localidades (Congreso de Colombia, 1903, artículos, 6, 15, 16 y 17). Se determinó que los
archivos y las bibliotecas nacionales, así como el Observatorio Astronómico y el Museo
Nacional estuvieran bajo la dirección del Ministerio de Instrucción Pública y el interés de
generar colaboración para el cuidado de los museos departamentales (Congreso de Colombia,
1903, Artículos 36 y 37).

Como lo señalan Herrera & Díaz (2001) en el país, durante las primeras décadas del siglo
XX, se estructuran tres tipos de bibliotecas, además de la Biblioteca Nacional: las bibliotecas
destinadas a las direcciones de educación, las bibliotecas de orden municipal y las bibliotecas
circulantes para niños y adultos, las cuales, siendo itinerantes, debían llegar a los lugares en
donde funcionara una escuela (pp. 104-105).

Asimismo, en este período y bajo la influencia de la misión pedagógica alemana y sus


pretensiones por la formación de los profesores y los ideales políticos en la educación es
posible mencionar, entre las campañas de dotación de colecciones, a la Biblioteca del
Maestro, caracterizada por editar publicaciones especializadas en pedagogía, la denominada
Biblioteca Popular de Cultura compuesta por “obras de cronistas, de literatura, ensayos
sociológicos y antropológicos” (Herrera & Díaz, 2001, p. 105) y la Biblioteca Aldeana de
Colombia cuyas colecciones estaban constituidas por obras de diversas áreas y, en las cuales,
se procuró rescatar autores nacionales, publicaciones sobre temas cotidianos como
“agricultura, higiene, alimentación, educación física, cívica y religión, entre otras” (p. 107).

La Biblioteca Aldeana hizo parte de la Campaña de Cultura Aldeana de 1934, la cual


buscaba mejorar las condiciones de vida de la población nacional desde diversos aspectos de
lo cotidiano y por supuesto desde la educación. Este proyecto fue objeto de las tensiones
políticas de su tiempo y en muchos casos existía temor frente a los efectos que los contenidos
de la Biblioteca Aldeana pudieran generar en el pensamiento de las poblaciones (Renán,
2002).
Durante las décadas de los años 30 y 40, la educación fue un tema de interés nacional, se
generaron procesos de reflexión frente al concepto de escuela y los derechos de la mujer y su
acceso a la educación; se reglamentó la construcción de escuelas normales y la inclusión del
espacio bibliotecario en los edificios escolares. De igual forma, se editaron publicaciones
periódicas y libros especializados en educación, algunas de las cuales fueron de bajo tiraje y
otros tantos alcanzaron reconocimiento latinoamericano.

En distintas regiones del país las bibliotecas escolares registraron progresos, en el


año de 1936 existían cerca de 900 a las cuales se les distribuyeron 95 462 volú-
menes, cifra que contrasta con la de 1934 que fue de 2 924. Para 1937 el número de
bibliotecas era de 1.000 y estaban en mayor concentración en los departamentos de
Antioquia, Caldas y Cundinamarca; estas bibliotecas llegaron a tener
individualmente un promedio mensual de 114 lectores, y en total unos 76 386 lectores
anuales. (Herrera C., 1993, p. 104)

Posteriormente, en el gobierno de Alberto Lleras Camargo, la atención se centró en temas


como los planes de estudio en procura de “equilibrar la escolaridad rural y urbana, en niveles
y en contenidos” (Zapata Villegas et al., 2003, p. 177). Fue también durante esta época, años
50, que se fortalece la reflexión sobre la lectura y se conforman las colecciones de
publicaciones seriadas para niños en las bibliotecas públicas del país.

De igual forma, la imperante necesidad de articular la educación a las condiciones propias


del contexto nacional se hizo evidente en la década de los 60, en la cual llegaron al país
diversas iniciativas internacionales lideradas por entidades como la Unesco, quienes
financiaron las rutas educativas trazadas por los gobiernos de turno; Zapata Villegas et al.
(2003) señala que:

el proceso educativo tenía al alumno como centro, por ello debía atender a sus
diferencias individuales y ofrecerle la oportunidad de realizar hasta el máximo de
sus posibilidades. (…) La comunidad era responsable del grado y calidad de la
educación que necesitaba. Por ello, debía establecer interacción con la escuela para
garantizar los cambios deseados y formar al alumno en su medio (p. 195). (...) el
programa de estudio debía ser flexible, diversificado y funcional (…) debía contar
con servicios auxiliares tales como consejería, bienestar estudiantil, biblioteca y
campos deportivos (p. 196). (…) se abrió una licitación para adquirir textos de
producción nacional en los campos de matemáticas, lectura, lenguaje y ciencias
naturales con destino a los dos primeros grados de primaria con preferencia de las
escuelas rurales. (p. 204)

Entre las décadas del 60 y 70 se desarrolla el Programa de Alianza para el Progreso, parte
de la política que Estados Unidos planteó para América Latina, el cual llega a Colombia para
estimular la estructuración de un país moderno y consolidar las relaciones entre ambos países
(Rojas, 2010). En este contexto político y social, Colcultura crea el Programa de Bibliotecas
Público-Escolares, el cual pretendió “determinar la conveniencia de establecer, bibliotecas
públicas, bibliotecas escolares la integración de estos dos tipos en uno solo que reuniera
características de ambas, conformándose una modalidad de biblioteca público-escolar” (Isaza
Restrepo & Valencia de Veizaga, 1979, p. 55); en los textos de dichos programas se puede
observar la relevancia asignada a la biblioteca para el desarrollo del proceso educativo.
Asimismo, en la tercera misión alemana se evidencian esfuerzos significativos con respecto
a la dotación de materiales didácticos para enriquecer el trabajo pedagógico (Angulo, 2007).

Este contexto hizo necesaria la formación de los agentes educativos en procura de mejorar
los proyectos bibliotecarios escolares; las colecciones eran consideradas factor fundamental
para dicho propó- sito. Un hito relevante lo constituye el Seminario de Bibliotecas Escolares
dirigido a inspectores de educación y realizado durante el año 1968, en el cual se establecía,
como estándar, que las bibliotecas escolares contaran con 10 volúmenes por estudiante. Este
fue uno de los diversos espacios de formación que se llevaron a cabo en el país con
financiación nacional y extranjera (Melo, 2002; Muñoz Cardona, 1984).

El Gobierno Nacional, para atender a las transformaciones económicas y sociales, y la


problemática educativa del país, oficializó el Programa de Institutos de Educación Media
Diversificada (INEM), el cual buscaba ofrecer diferentes áreas de formación al estudiante
desde la educación media en procura de favorecer la continuidad en los ciclos de educación
superior y la formación de habilidades para el empleo. Según Muñoz Cardona (1984) este
programa incluía “una biblioteca escolar con óptimos recursos y con personal profesional y
auxiliares para la prestación de servicio” (p. 68).

A pesar de los esfuerzos hechos hasta ese momento, en el sentido de contextualizar los
programas y cualificar el proceso educativo, hay que recordar que, en 1974:

La escuela no se había integrado a la comunidad y su acción se había limitado al


proceso rutinario de enseñar contenidos escogidos para realidades muy diferentes a
las que circundaban a la escuela y sin ninguna relación con otros servicios que
recibían las comunidades de la región. (Zapata Villegas et al., 2003, p. 223)

Un año después, se visualiza en el panorama nacional un programa de cooperación entre


el Cerlalc y el Gobierno colombiano, el cual contó con el apoyo de entidades como la Unesco
y el aporte formativo de la Escuela Interamericana de Bibliotecología. Este programa tenía
como propósito la creación de una red de bibliotecas escolares, como parte del proceso de
reforma educativa de 1976, el cual consideró el mejoramiento del currículo, la formación
docente y la distribución de “material bibliográfico, textos y material educativo,
reproducción y adquisición por medio del Ministerio” (Isaza Restrepo, 1981, p.15) y se
crearon los “Centros Experimentales Pilotos” que incluyeron la creación de bibliotecas
escolares desde la disposición de colecciones diversas en busca de una visión renovada de su
función bibliotecaria y educativa (Mejía Gómez & Vargas Monsalve, 1990, p. 28).

Surge, entonces, el Decreto 088 (Congreso de Colombia, 1976) que dio soporte al
Programa Nacional de Bibliotecas Escolares de Colombia ordenando la creación y prestación
de servicios de biblioteca escolar (Art. 37). Esta herramienta legislativa señaló lo siguiente:
“Los planes y programas serán flexibles, se ordenarán por niveles y grados y aplicarán los
principios del conocimiento a la realidad local” (Art. 2). Dicho decreto hacía alusión al
proceso educativo en comunidades indígenas y al rol de estas en el proceso de desarrollo
nacional. Lo anterior llevó al Gobierno a modernizar el Ministerio de Educación y crear una
unidad especializada para atender los asuntos curriculares y de formación; esta fue
denominada Dirección General de Capacitación y Perfeccionamiento Docente, Currículo y
Medios Educativos a nivel regional. Entre las acciones del Programa Nacional de Bibliotecas
Escolares de Colombia se encontraban la dotación de material bibliográfico, los procesos de
organización de las colecciones y la formación al personal bibliotecario (Muñoz Cardona,
1984).

En 1978, la escuela se vincula a los Centros Populares de Cultura y Recreación,


promovidos por Colcultura, los cuales contaban en su infraestructura con una biblioteca y
servían de base para la creación y el desarrollo de los centros de estudio, recreación y grupos
artísticos (Licona Calpe, 2002, p. 140). Se trataba de articular la escuela a las condiciones
contextuales y, por ello, se llevaron a cabo procesos de revisión de los contenidos educativos
y del uso de tecnología educativa.

Entre 1982 y 1986, y bajo el gobierno de Belisario Betancur, la estrategia “Mapa


Educativo” fue un programa que dibujó las necesidades educativas del territorio nacional y,
con base en los resultados obtenidos, distribuir elementos de infraestructura y material
didáctico (Congreso de Colombia, 1982), sin embargo, la articulación del currículo escolar a
las condiciones particulares de los contextos de la comunidad educativa no fue una fortaleza
como proyecto gubernamental.

El Decreto 1234 de 1982 reglamentó el programa Mapa Educativo que incluía los procesos
técnicos administrativos y pedagógicos, así como la distribución de los diversos recursos que
fueren necesarios para la cualificación de la educación, que se llevarían a cabo con
participación directa de los Centros Experimentales Piloto, ubicados en los diferentes entes
territoriales (Congreso de Colombia, 1982). Estos proyectos contaban con dotación de
colecciones escolares y la respectiva capacitación para su empleo mediante el denominado
Curso Modular para Maestros Bibliotecarios (Ministerio de Educación Nacional, 2012).

Posteriormente, nace el proyecto multinacional OEA: La Biblioteca Modelo Piloto, en


Costa Rica, Perú y Venezuela, el cual dio origen al Proyecto Multinacional de Bibliotecas
Escolares que pretendía crear programas similares en los países miembros (Castrillón, Van
Patten de Ocampo, Araujo de Merino, Rodríguez Trujillo & Isaza de Pedraza, 1982, p. 9).

Si bien estos esfuerzos impactaron el proyecto bibliotecario escolar, pretendían ser el


soporte para el desarrollo curricular y expresión de la formación del ciudadano ideal. Como
lo señala Posada de Greiff (1989), las bibliotecas escolares veían limitada su capacidad de
acción debido a que la legislación educativa existente:

no les procuraban -a las bibliotecas- ningún apoyo económico ni respaldo científico


que les permitirá realizar una labor eficiente. Estos reglamentos no les asignaban
un plan de trabajo definido y tampoco tenían en la cuenta los intereses y condiciones
de la población a la cual pretendían servir ni las necesidades propias de la biblioteca
en relación con personal, colección bibliográfica, muebles, etc. (p. 38)

Posteriormente, en 1993, la Consejería para Medellín y la Biblioteca Pública Piloto


ejecutaron el proyecto denominado “Programa de Fortalecimiento de Bibliotecas Públicas y
Escolares”, el cual presentaba, entre sus líneas de desarrollo, la adquisición de 200 000
volúmenes de libros generales para 19 bibliotecas y se formuló la política para desarrollo de
colecciones (Ministerio de Educación Nacional, 2012).

La Ley General de Educación 115 de 1994 (Congreso de la República, 1994), y su Decreto


reglamentario 1860, estableció que las instituciones educativas debían contar con servicios
de biblioteca: “Los establecimientos educativos que ofrezcan el servicio por niveles y grados,
contarán con una biblioteca, infraestructura para el desarrollo de actividades artísticas y
deportivas y un órgano de difusión de carácter académico” (Art. 141). Esta Ley, considerada
como una conquista educativa, puede decirse que es débil en la representación que ofrece
sobre la biblioteca escolar en cuanto a la configuración de sus colecciones y servicios desde
la perspectiva educativa como mediadoras del aprendizaje, la cual aportaría al desarrollo
curricular y al fomento de actividades culturales.

Durante la década del 90, se fortalece la reflexión académica sobre el valor de la biblioteca
escolar como estrategia para el acceso a la información y el conocimiento en la escuela y su
participación en los procesos de construcción de conocimiento y la formación para la vida.
Se promulga el Manifiesto Unesco/IFLA para bibliotecas escolares, el cual se- ñala que estas
deben disponer de recursos variados de información para la comunidad educativa e insta a
los gobiernos a responsabilizarse de su creación y fortalecimiento (Unesco & IFLA, 1999).
Más adelante se formulan las Directrices para bibliotecas escolares con el interés de orientar
a la comunidad educativa en el proceso de estructurar proyectos bibliotecarios articulados a
los procesos de enseñanza y aprendizaje (IFLA/Unesco, 2002).

Una propuesta conceptual para la biblioteca escolar, que fue acogida en el contexto
nacional y local, era aquella que consideraba a la biblioteca escolar como un Centro de
Recursos para el Aprendizaje -CRA-. Según dicha propuesta, estos Centros “favorecen el
desarrollo del aprendizaje y una apropiación más efectiva de los recursos informativos, ya
sea de carácter tradicional, como los impresos, los nuevos formatos propios de la era digital,
como los CD Rom o Internet”(Muñoz Vélez et al., 2014). En dicha propuesta, la biblioteca
escolar se integra dinámicamente a la vida académica institucional, mediante la gestión y
producción de contenidos educativos en diversos soportes y formatos, y la prestación de
servicios para la totalidad de los estamentos de la comunidad educativa (Ferroni de Sierra,
1997; Marzal García Quismondo, Cuevas Cerveró, & Colmenero Ruiz, 2005; Ministerio de
Educación Nacional, 2012).

2.3. S IGLO XXI

En el año 2000 y gracias al Diagnóstico de las bibliotecas escolares del Distrito de Santa
Fé de Bogotá, fue posible identificar que las bibliotecas escolares aún tenían una baja
concepción frente a su incidencia en el desarrollo curricular y su participación en el proceso
de enseñanza-aprendizaje. En aquella ocasión, se revisaron aspectos como la infraestructura
y la dotación

Tabla 2

Resumen Siglo XX.


de colecciones, personal, servicios y procesos pedagógicos (Fonseca Zamora, 2008).

En el contexto del Plan Iberoamericano de Lectura -ILIMITA-, el cual fue un Programa


Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, se creó el Programa Bibliotecas
Educativas 2002 que incluyó dotación “con bibliotecas especializadas a las 129 Escuelas
Normales Superiores del país y a 61 institutos de educación media técnica y/o académica
beneficiarios de recursos de Ley 21” (Ministerio de Educación Nacional, 2002, s. p.). Para
esta época, la biblioteca escolar se entendía como parte integral del sistema educativo e
instrumento del desarrollo del currículo mediante el fomento de la lectura para el acceso a la
información y la formación de una actitud investigativa (Ministerio de Educación Nacional,
2002).

Las estrategias para la dotación de materiales y textos de estudio seguían vigentes en las
iniciativas educativas. Por ello, durante los primeros años de la década del 2000, se creó el
Programa Educación Rural que incluía bibliotecas con audiovisuales y una dotación básica
de herramientas tecnológicas para su proyección (Rodríguez, Sánchez, & Armenta, 2007).
De igual forma, se consolida la concepción de la biblioteca escolar como centro de recursos
de diverso tipo, en el cual se fomentan actividades culturales, educativas y sociales, y se
dispone de recursos bibliográficos en diversos soportes y formatos.
Por su parte, el Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016, el cual fue formulado a
partir de un proceso de convocatoria y consulta a organizaciones del sector educativo, en el
componente de los macro objetivos, señala la necesidad de “Garantizar el acceso, uso y
apropiación crítica de las TIC, como herramientas para el aprendizaje, la creatividad, el
avance científico, tecnológico y cultural, que permitan el desarrollo humano y la
participación activa en la sociedad del conocimiento” (Ministerio de Educación Nacional,
2006, p. 6). Entre sus propuestas se encuentran el fortalecimiento de los procesos de lectura
y escritura mediante las bibliotecas escolares y la formulación de un Plan Nacional de
Bibliotecas Escolares como parte de la estrategia de fortalecimiento de la educación.

Por su parte, el Plan Distrital de Lectura y Escritura 2008-2014 orientó sus programas y
componentes hacia el fomento de la lectura y escritura, la modernización de las bibliotecas
escolares y la formación a bibliotecarios. Entre sus objetivos se proponía aumentar el número
de bibliotecas escolares en las instituciones educativas, la formulación de una política para
el desarrollo de textos escolares y la entrega de la Colección Semilla (Alcaldía Mayor de
Bogotá, 2006).

“Leer es mi cuento” es el título del Plan Nacional de Lectura y Escritura del Ministerio de
Educación, el cual propone como objetivo general

Fomentar el desarrollo de las competencias comunicativas mediante el


mejoramiento de los niveles de lectura y escritura (comportamiento lector,
comprensión lectora y producción textual) de estudiantes de educación inicial,
preescolar, básica y media, a través del fortalecimiento de la escuela como espacio
fundamental para la formación de lectores y escritores y del papel de las familias en
estos procesos. (Ministerio de Educación Nacional, 2011, p.32)

En términos de bibliotecas escolares, el Plan propone su fortalecimiento para facilitar el


acceso a la lectura, favorecer la comprensión lectora, mejorar el comportamiento lector y
estimular la lectura; así como la dotación de las escuelas con la Colección Semilla (Ministerio
de Educación Nacional, 2014) y la formación a docentes, bibliotecarios y padres de familia
en temas como lectura, escritura y gestión de las bibliotecas escolares y la asesoría y
acompañamiento permanente a los entes de gobierno e instituciones educativas. Asimismo,
menciona la generación de publicaciones para docentes, el estímulo de particulares para la
compra de libros destinados a las escuelas y la ejecución de eventos para acercar a la empresa
privadas y la escuela, así como los encuentros permanentes de bibliotecarios escolares que
buscan colocar en debate público la situación de las bibliotecas escolares en el país, y el
proyecto de creación de la “Red de bibliotecas escolares”, e, igualmente, la necesidad de
formular conjuntamente la política pública para bibliotecas escolares (Ministerio de
Educación, 2011).

En las zonas rurales, el Plan Departamental de Lectura y Bibliotecas de Antioquia fue el


impulsor de la creación y fortalecimiento de bibliotecas escolares, las cuales tomaban un
carácter público-escolar al señalar la necesidad de abrir sus puertas a la población general de
las veredas, corregimientos y algunos resguardos indígenas del departamento. Estas
iniciativas contaron con la participación, mediante alianzas estratégicas, del sector oficial
como responsable y orientador de su desarrollo y la empresa privada por su experiencia y
trayectoria en cuanto a servicios bibliotecarios. Entre las acciones adelantadas se encuentran
los diagnósticos de las bibliotecas escolares, la dotación de material bibliográfico organizado,
coherente y con énfasis en la vocación económica de realidades locales, dotación
de software bibliográfico SIABUC y equipos de cómputo. También, la formación a
bibliotecarios escolares, docentes y directivos docentes. Durante la ejecución del Plan, se
logró crear y mejorar 380 bibliotecas público-escolares de Antioquia (Secretaría de
Educación de Antioquia, 2011).

En Medellín, las bibliotecas escolares enfrentan una serie de factores que limitan su campo
de acción e impacto. Por un lado, se encuentran la ausencia de marcos normativos que les
imprima fuerza y carácter de condición indispensable para el logro de los objetivos
educativos y sociales del país y asegure los recursos financieros, humanos, técnicos y
tecnológicos que requieren.

A nivel local, el personal bibliotecario requiere de una formación específica. Existe poca
presencia de profesionales de la información administrando las bibliotecas escolares, lo que
limita su articulación a la dinámica educativa. Situación que se relaciona con la concepción
de la biblioteca escolar y su papel y función en el contexto educativo y social, por parte de
los diversos agentes del desarrollo educativo y de gobierno, y que conlleva una subutilización
de las bibliotecas escolares o la destinación tanto de las bibliotecas como de su personal al
desarrollo de funciones ajenas a su carácter misional.

El Plan de Desarrollo de Medellín 2012-2015 contempla dos programas, Ciudad Viva:


infraestructura cultural para la vida y Medellín Lectura Viva, orientados al desarrollo de la
infraestructura de las bibliotecas de la ciudad, la consolidación del Sistema de Bibliotecas, la
oferta de servicios bibliotecarios, el fomento de la lectura y el acceso a la información por
parte de las diversas poblaciones; también a la ejecución de actividades para los diversos
actores de la cadena del libro, así como la generación de conocimiento apoyados en las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El plan se refiere principalmente a
las bibliotecas públicas (Alcaldía de Medellín, 2012).

En cuanto a la tecnología, dicho Plan ofrece un programa denominado “Ambientes


escolares y tecnológicos para ciudadanos del mundo”, orientado a la reducción de la brecha
digital y la cualificación de los espacios de aprendizaje con enfoque ciudadano, así como la
cobertura a zonas periféricas. Se concentra en la adecuación de la infraestructura fí- sica de
los ambientes de aprendizaje mediados por las tecnologías, la dotación y adecuación
tecnológicas para las instituciones educativas (Alcaldía de Medellín, 2012).

Como parte de un proceso de consenso social con la participación de diversos sectores


sociales del ámbito público y privado, se formula el Plan Municipal de Lectura: Medellín,
una ciudad para leer y escribir, el cual se propone como objetivo “Disponer las acciones y
los escenarios para promover la lectura y la escritura en Medellín, como prácticas para la
formación, el esparcimiento, el acceso a la información y la apropiación de una cultura
escrita” (Alcaldía de Medellín, 2015, p. 5), que se materializa en metas como la formulación
de una política de lectura y escritura, la creación del observatorio de lectura para Medellín y
el estímulo de una red de cooperación para favorecer el desarrollo bibliotecario y de lectura
y escritura de la ciudad; además de una serie de eventos y actividades académicas, formativas
y culturales para el fomento del libro, la lectura, la escritura y las bibliotecas e, igualmente,
la consolidación del sector relacionada con la cadena del libro.

En el contexto de las políticas para el mejoramiento de la calidad educativa de la ciudad,


la línea rectora N.O 5 denominada “Estrategias Bibliotecas Escolares” se propone una serie
de acciones tendientes a favorecer la cualificación en cuanto a las dimensiones de contenidos
bibliográficos impresos y virtuales, personal bibliotecario, infraestructura locativa, servicios
y planes para el fomento de la lectura y la escritura. Además, se sugieren acciones estraté-
gicas como la estructuración de la Red de Bibliotecas Escolares y su articulación al Sistema
de Bibliotecas Públicas de Medellín reconociendo la importancia de establecer redes de
trabajo colaborativo que faciliten la inversión de recursos y esfuerzos, y la priorización de
metas educativas, culturales y bibliotecarias para la ciudad (Alcaldía de Medellín, 2014, p.
11).

El Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 ofrece el contexto político del Plan Nacional de
Lectura y Escritura “Leer es mi Cuento” (PNLE), el cual formula el Proyecto Piloto para el
Fortalecimiento e Institucionalización de las Bibliotecas Escolares Pásate a la Biblioteca
Escolar que tiene por objetivo “mejorar el desarrollo de las competencias comunicativas de
los estudiantes a través del fortalecimiento integral de la Biblioteca Escolar, en los colegios
que implementen la jornada única” (Ministerio de Educación Nacional, 2015, s. p.). En este
programa, la Biblioteca Escolar se concibe como “un ambiente educativo, que permite a los
estudiantes la construcción de mejores aprendizajes y les brinda herramientas fundamentales
para un mejor desempeño en la actual sociedad del conocimiento y la información”
(Ministerio de Educación Nacional, 2015, s. p.). Para ello, mediante procesos de formación
y acompañamiento a los profesores, se pretende que los proyectos bibliotecarios, de acuerdo
con las realidades particulares de las instituciones educativas, consoliden su atención a la
comunidad en cuanto a la disposición de materiales de diferente tipo y espacios enriquecidos
que soporten los procesos de lectura, escritura y oralidad en función de los procesos de
aprendizaje en el escenario académico y social.

Tabla 3

Resumen Siglo XXI.


3. Investigaciones sobre biblioteca escolar
Las investigaciones, en nuestro país, que han tenido por objeto de estudio las colecciones
de la biblioteca escolar y el uso de las herramientas tecnológicas o aquellas investigaciones
que versan sobre la biblioteca escolar y que tienen entre las dimensiones analizadas las
colecciones y la tecnología, se han orientado, principalmente, a establecer la conformación
de las colecciones en cuanto a formatos y soportes y a proponer criterios para su
conformación bajo la tradición bibliotecológica y, en algunos casos, se ha indagado sobre la
satisfacción de los usuarios frente a las colecciones; en lo relativo a la tecnología, se ha
preguntado, principalmente, por los recursos y herramientas existentes en las bibliotecas y
en proponer los estándares que se considera deberían guiar este aspecto, tal como se
examinará más adelante.

Inicialmente, se menciona el proyecto denominado Evaluación del programa experimental


de bibliotecas público-escolares de Colcultura, realizado en 1979, el cual incluyó cuatro
bibliotecas que hicieron parte del Programa Experimental financiado y apoyado por la
Organización de Estados Americanos -OEA- y COLCULTURA en las ciudades de Bogotá,
Cartagena, Florencia y Leticia. Este estudio encontró que los materiales bibliográficos
estaban más orientados a las comunidades escolares, que a la comunidad en general. Para la
época, los materiales eran principalmente libros con escasa presencia de revistas y la ausencia
de otro tipo de formatos y soportes por ser considerados como poco útiles (Isaza Restrepo &
Valencia de Veizaga, 1979, pp. 33-34).

En la década del 90 se identifican dos proyectos: el primero, titulado Evaluación del uso
dado por los docentes de educación básica secundaria y media vocacional a los servicios
prestados por las bibliotecas escolares en el Valle de Aburrá, el cual fue encargado por la
Dirección de Extensión Cultural del Departamento de Antioquia y su División de Bibliotecas
Público-Escolares, se trazó como objetivo: “Indagar por el uso que los docentes hacen de las
bibliotecas escolares como un medio para responder a las exigencias educativas culturales
del momento” (Mejía Gómez & Vargas Monsalve, 1990, p. 9).

Dicho estudio reconoció a la biblioteca escolar como estrategia fundamental en el proceso


de capacitación docente y por ende en la cualificación de la educación. Examinó las variables
que, para la época, afectaban las relaciones de la biblioteca con los docentes, así como la
desatención por parte de los entes de gobierno, y señalaba que “están en mora la conciliación
entre estado-biblioteca-educador como el camino para el mejoramiento de la calidad de la
educación”(Mejía Gó- mez & Vargas Monsalve, 1990, p. 6). Problematizó el acceso a la
información por parte de los docentes señalando que son precisamente éstos quienes
presentaban “mayores limitaciones para acceder a las fuentes generadoras de conocimiento,
entre otras razones por su dispersión en ámbitos geográficos muy amplios, alejados de los
centros difusores de ciencia y cultura”(Mejía Gómez & Vargas Monsalve, 1990, p. 24).

Los resultados evidenciaron que “la biblioteca si se constituye en una alternativa de


capacitación” (Mejía Gómez & Vargas Monsalve, 1990, p. 51) puesto que el uso que los
docentes hacían de ella estaba relacionado con el desarrollo de su labor pedagógica superando
el uso instrumental y que, por tanto, la biblioteca se había “convertido en un medio didáctico
imprescindible para sacar el conocimiento del aula” (Mejía Gómez & Vargas Monsalve,
1990, p. 52). De igual forma, este estudio propuso “(…) implementar el área de
bibliotecología en los programas académicos para la formación de los docentes” (p. 49). La
biblioteca fue considerada como “un elemento e instrumento pedagógico y como el
laboratorio de aprendizaje que contribuye a la prevención del fracaso escolar” (Mejía Gómez
& Vargas Monsalve, 1990, p. 65) para lo cual, según el estudio, era necesario dotarla de
información en múltiples formatos y mejorar las relaciones del usuario y las fuentes de
información (Mejía Gómez & Vargas Monsalve, 1990, pp. 66-67) mediante la disposición
de una oferta educativa y cultural diversa que posibilite su articulación al proceso curricular.

A finales del 90, se llevó a cabo el estudio titulado Evaluación de las nuevas tecnologías
en las bibliotecas adscritas al Grupo de Bibliotecas Escolares y Público Escolares de Medellín
-GRUBE-. En este caso se propuso:

Evaluar el uso que en las bibliotecas adscritas al GRUBE se está haciendo de las
nuevas tecnologías en las labores administrativas, técnicas de transferencia de
información como apoyo a los proyectos educativos institucionales en los procesos
escolares de la educación formal en los niveles de preescolar, básica primaria,
básica secundaria y media, así como en la educación informal y no formal. (Naranjo
& Betancur, 1997, p. 8)

Dicho estudio encontró que las bibliotecas participantes, excepto dos, poseían diversas
herramientas tales como computadores (92,3 %), software educativo (38,5 %), multimedia
(53,8 %), bases de datos (65,4 %), Internet (34,6 %) y algunas participaban del proyecto
Superautopista Electrónica Escolar (7,7 %) (Naranjo & Betancur, 1997, pp. 111-112). Los
recursos tecnológicos se utilizaban para adelantar procesos administrativos (75 %), para
procesos técnicos (66,7 %), para prestar servicios de referencia (66,7 %) y para prestar el
servicio de consulta (50 %). Los usuarios de los recursos tecnológicos con los porcentajes
más altos fueron los bibliotecólogos (91,7 %), los auxiliares (70,8 %) y los usuarios de la
biblioteca (37,5 %) (Naranjo & Betancur, 1997, p. 152).

También se encontró que el 50 % de las bibliotecas llevaban a cabo actividades de


orientación en el uso de las tecnologías. Entre las estrategias estaban los cursos de inducción
y la inducción personalizada y que en el 41,7 % de las bibliotecas no se realizaban estas
actividades (Naranjo & Betancur, 1997. pp. 145-146). Además, los hallazgos mostraron que
la inclusión de los recursos tecnológicos generó un aumento del 37 % de usuarios en las
bibliotecas participantes (Naranjo & Betancur, 1997, p. 148) y posibilitó la creación de
nuevos servicios entre los cuales se mencionaron las bibliografías y los boletines (20 % cada
uno) (Naranjo & Betancur, 1997, p. 156).

En un período reciente, el estudio denominado Estándares para el desarrollo de las


bibliotecas escolares en Colombia (Muñoz Vélez et al., 2014), realizado por la Fundación
Bancolombia, la Fundación Taller de Letras y la Escuela Interamericana de Bibliotecología
de la Universidad de Antioquia, en 95 instituciones educativas de 9 departamentos de las
regiones del país, con el propósito de identificar el nivel de desarrollo de las bibliotecas
escolares, se encontró que el 92 % de los materiales existentes en las bibliotecas escolares
eran libros y que el 94 % de estas no contaban con suscripción al menos a una publicación
periódica y, por lo tanto, dicho estudio propuso como estándar (estado ideal) que la biblioteca
escolar conforme sus colecciones con un 96 % de libros y el 4 % restante con otros materiales
como audiovisuales, mapas, etc.; y que posea, por lo menos, una suscripción a un periódico
de circulación nacional.

Asimismo, este estudio también se preocupó por la existencia de herramientas tecnológicas


encontrándose que:

Sólo el 49 % de las bibliotecas escolares cuenta con computador para el desarrollo


de las actividades administrativas. El 79 % de las bibliotecas escolares no cuenta
con computadores para uso de los usuarios. El 18 % de los computadores de las
bibliotecas escolares cuenta con acceso a internet. (Muñoz Vélez et al., 2014, p. 128)

El estándar propuesto señala que las bibliotecas escolares deben contar con, por lo menos,
un computador para uso administrativo y un computador por cada 10 estudiantes con acceso
a internet (p. 128). Dentro de los resultados, se hace necesario mencionar que, los directivos
señalaron, entre los aspectos que deben ser mejorados, los siguientes: las colecciones con un
43,96 % y las herramientas tecnológicas con 24,18 %. Se encontró que el 95 % de las
bibliotecas escolares carecían de suscripciones a bases de datos de acceso abierto (p. 130).

En el ámbito local, los resultados obtenidos en el estudio titulado Caracterización de las


bibliotecas escolares de Medellín (Alcaldía de Medellín, 2014a) realizado en 180
instituciones educativas, mostraron la presencia de un alto porcentaje del texto escolar, lo
cual no significó un cubrimiento total de los grados educativos. Estos materiales provenían,
en un 91 %, de donaciones o préstamos y el 45 % de compra directa (p. 15). Resultados que
contrastan con la ausencia total de otros formatos de información como el periódico y los
directorios y la escasa presencia de guías (0,55 %), mapas (6,37 %), casettes (6,70 %),
revistas (7,73 %) y folletos (7,34 %) (p. 14).

Un hallazgo interesante tiene que ver con la existencia de la denominada Colección


patrimonial (7,75 %), los Trabajos de maestros (7,01 %) y los Trabajos de alumnos (13,28
%) en la biblioteca escolar (Alcaldía de Medellín, 2014a, p. 14). No obstante, predomina el
tratamiento tradicional a los contenidos y colecciones escolares; no es significativo el rescate
de los saberes propios de la comunidad educativa y se limita la capacidad de aprovechar la
labor pedagógica y los proyectos que se desarrollan en la escuela para estructurar unos
contenidos pertinentes a las necesidades educativas y sociales de la comunidad escolar.

Dentro de este estudio se consideró, igualmente, el equipamiento tecnológico, encontrando


que:

El 62 % de las bibliotecas no tiene computadores disponibles para los usuarios; sólo


un 38 % evidencia este servicio (…) Es preciso facilitar y/o equipar estas bibliotecas
con equipos de cómputo a fin de facilitar su acceso a una de las herramientas más
importantes en esta era de las TIC´s donde los computadores y el internet son claves
en el aprendizaje y el desarrollo académico de las personas. (Alcaldía de Medellín,
2014a, p. 11)

4. Conclusiones
 Inicialmente, la biblioteca escolar fue entendida como espacio locativo y colección de materiales
bibliográficos. Posteriormente, y gracias a las iniciativas para cualificar la educación, fue comprendida como
espacio cultural y auxiliar de la escuela con dotación instrumental de colecciones y tecnología. Durante los
siglos XX y XXI se consolida la visión de la biblioteca escolar como instrumento pedagógico desde las
construcciones conceptuales, pero con dificultades en la materialización de tales construcciones en la
cotidianidad escolar.
 Las colecciones escolares han sido significativas en los procesos de creación y fortalecimiento de las
bibliotecas escolares, no obstante, las iniciativas y proyectos han descuidado los procesos de construcción
de contenidos basados en la labor pedagógica y los saberes propios de las comunidades educativas.
 Las relaciones de la biblioteca escolar con las tecnologías de la información y la comunicación son débiles
a pesar del auge y predominio actual de los recursos tecnológicos. Esto se hace evidente en el uso operativo
y parcial en los procesos educativos y bibliotecarios, debido, entre otros factores, a la dificultad para adaptar
los recursos tecnológicos a las realidades de la comunidad educativa.
 El fortalecimiento del proyecto bibliotecario escolar requiere de la participación de la comunidad educativa,
y de los actores educativos en general, en la construcción de modelos diversos de bibliotecas escolares
coherentes con la diversidad existente en las instituciones educativas y contextos sociales en los cuales se
encuentran inmersas.
 Como sistema abierto e institución social, la biblioteca escolar merece que los agentes educativos afinen su
mirada para identificar los aspectos claves que posibiliten la consolidación de su carácter pedagógico.
 Como organismo pedagógico y espacio de formación, es necesario que la biblioteca escolar se formule
preguntas por las necesidades educativas, los contenidos curriculares, los lugares para el aprendizaje, las
formas de aprender y la finalidad del proceso educativo y su incidencia en sus colecciones y servicios.
 Como instrumento de acceso a la información y el conocimiento en la escuela, se hace necesario que la
biblioteca escolar construya una mirada alternativa al proceso de selección, adquisición, organización y uso
de los contenidos y colecciones escolares, como propuesta para habilitar una ruta que facilite a la comunidad
educativa reconocerse en la diferencia, sentirse identificada con su biblioteca escolar; caracterizar sus
requerimientos de información en función de las necesidades educativas y usar información, en diversos
soportes y formatos, en el desempeño académico y social, y apropiarse de las herramientas tecnológicas
como medio para el proceso educativo.
 Si bien las bibliotecas escolares, durante décadas, han sido objeto de iniciativas del orden nacional y local,
el esfuerzo ha carecido de un enfoque estratégico e integral, puesto que, inmersa en las políticas educativas,
se han concebido como un elemento anexo al engranaje educativo, olvidando que esta requiere de políticas,
iniciativas y agendas de desarrollo propias, claras y consistentes, que posibiliten su articulación efectiva con
la comunidad educativa y la realidad del contexto educativo y social.
 Se hace necesario fortalecer la presencia de las bibliotecas escolares como objeto de estudio e investigación,
en los programas de formación de bibliotecólogos y educadores, a fin de garantizar que dichos sujetos se
conviertan en agentes multiplicadores de la esencia pedagógica de esta en la escuela y participen,
activamente, en la formulación de una política pública para las bibliotecas escolares. Es pertinente convocar,
no solo a la academia, sino también a las comunidades educativas, a profesionales de diversas disciplinas, a
líderes comunitarios y sociales y en general a personas y entidades preocupadas por la educación, para
posibilitar procesos de reflexión permanente sobre la biblioteca escolar y buscar que sea visible en las
agendas de desarrollo de las localidades

5. Referencias

1. Alcaldía de Medellín. (2012). Proyecto de Acuerdo Plan de Desarrollo “Medellín un


Hogar para la Vida” 2012-2015. Medellín: Alcaldía de Medellín. Recuperado
de https://www.medellin.gov.co/irj/go/km/docs/wpccontent/Sites/Subportal%20del%2
0Ciudadano/Plan%20de%20Desarrollo/Secciones/Publicaciones/Documentos/PlaDes
arrollo2012-2015/2012-04-
30_Proyecto%20de%20acuerdo%20VERSION%20COMPLETA.pdf.
2. Alcaldía de Medellín. (2014). Ruta para el mejoramiento de la calidad dela educación:
líneas rectoras. Medellín: Alcaldía de Medellín. Recuperado
de http://www.medellincomovamos.org/download/ruta-para-elmejoramiento-de-la-
calidad-de-la-educacion-lineasrectoras/

3. Alcaldía de Medellín. (2015). Plan de lectura 2012-2015: Medellín, una ciudad para
leer y escribir. Medellín: Alcaldía de Medellín . Recuperado
de http://plandelectura.mec.gub.uy/innovaportal/file/35043/1/pnl-colombia.pdf

4. Alcaldía Mayor de Bogotá. (2006). Bogotá lanza el Plan Distrital de Lectura: Leer es
Volar. Recuperado de http://www.bogota.gov.co/content/temas-de-ciudad/culturay-
recreacion/educacion/bogota-lanza-el-plan-distritalde-lectura-y-escritura-leer-es-volar

5. Angulo, A. M. (2007). Conceptos pedagógicos alemanes en la educación colombiana :


la Segunda Guerra Mundial y la actualidad. Revista Matices En Lenguas Extranjeras
Revista Electrónica, (1), 1-27. Recuperado
de http://www.bdigital.unal.edu.co/15945/2/10683-21025-1-PB.pdf

6. Castrillón, S., Van Patten de Ocampo, E. M., Araujo de Merino, E., Rodríguez Trujillo,
N., & Isaza de Pedraza, M. L. (1982). Modelo flexible para un sistema nacional de
bibliotecas escolares. Bogotá: Organización de los Estados Americanos OEA.

7. Congreso de Colombia. (1840). Sobre establecimiento de escuelas de primeras letras


para niños de ambos sexos. [Ley 2 de agosto de 1821]. En Cuerpo de leyes de la
República de Colombia, que comprende todas las leyes, decretos y resoluciones
dictados por sus congresos desde el de 1821 hasta el último de 1827 (p. 592). Bogotá.
Recuperado de https://play.google.com/books/reader?

8. Congreso de Colombia. (9 de octubre de 1886). Por el cual se organiza la Instrucción


pública primaria. [Decreto N.º 595 de 1886] . DO: 6,8446,845. Recuperado
de http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-102385_archivo_pdf.pdf

9. Congreso de Colombia. (26 de octubre de 1903). Sobre Instrucción Pública (1903).


[Ley 39 de 1903] DO: 11,931. Recuperado
de http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-102524_archivo_pdf.pdf

10. Congreso de Colombia. (22 de enero de 1976). Por el cual se reestructura el sistema
educativo y se reorganiza el Ministerio de Educación Nacional (1976). [Decreto 088 de
1976]. DO: 34495. Recuperado de http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-
102584_archivo_pdf.pdf

11. Congreso de Colombia. (3 de mayo de 1982). Por el cual se adiciona el Decreto


número 181 de 1982 que adopta y reglamenta el Programa Mapa Educativo (1982).
[Decreto 1234 de 1982]. DO: 36012. Recuperado
de https://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004
12. Congreso de la República. (8 de febrero de 1994). Por la cual se expide la ley general
de educación (1994). [Ley 115 de febrero 8 de 1994]. DO: 41.214. Recuperado
de http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-85906_archivo_pdf.pdf

13. Díaz, C. J., Jiménez, J. R., & Turriago R., D. (2005). Los Hermanos de las Escuelas
Cristianas y la coyuntura histórica de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX
en Colombia. Revista Actualidades Pedagógicas, (47), 75- 88. Recuperado
de http://revistas.lasalle.edu.co/index.php/ap/article/view/1625/1501

14. Ferroni de Sierra, B. (1997). La biblioteca escolar como centro de recursos para el
aprendizaje. En A. Dobra (Ed.), Biblioteca Popular, Publica y Escolar: una propuesta
para su organización - Praxis (pp. 269-272). Buenos Aires, Argentina: Ediciones
Ciccus Recuperado de https://es.scribd.com/document/21322278/LaBiblioteca-
Escolar-Como-Centro-de-Recursos-Para-ElAprendizaje

15. Fonseca Zamora, P. A. (2008). Propuesta de políticas de desarrollo de colecciones


para bibliotecas escolares distritales de Bogotá DC (tesis de pregrado). Universidad de
la Salle. Bogotá. Recuperado de http://bd.ub.edu/poldoc/sites/

16. Herrera, M. C., & Díaz, C. J. (2001). Bibliotecas y Lectores en el Siglo XX


Colombiano : la Biblioteca Aldeana de Colombia. Revista Educación Y Pedagogía,
8(29- 30), 103-111. Recuperado
de http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/revistaeyp/article/view/7510

17. Herrera C., M. C. (1993). Historia de la Educación en Colombia. La República Liberal


y la Modernización de la Educación: 1930-1946. Revista Colombiana de Educación,
(26), 1930-1946. Recuperado de http://
revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/ view/5297/4329

18. IFLA/Unesco. (1999). Manifiesto para Bibliotecas Escolares. IFLA/Unesco.


Recuperado de http://www.ifla.org/ publications/iflaunesco-school-library-manifesto-
1999

19. IFLA/Unesco. (2002). Directrices IFLA/UNESCO para la biblioteca escolar. s.l.:


IFLA/Unesco. Recuperado de http://www.ifla.org/files/assets/school-libraries-
resourcecenters/publications/school-library-guidelines/schoollibrary-guidelines-es.pdf

20. Isaza Restrepo, I., & Valencia de Veizaga, M. (1979). Evaluación del programa
experimental de bibliotecas público-escolares del Instituto Colombiano de Cultura
(Colcultura). Revista Interamericana de Bibliotecología, 2(1- 3), 55-72.

21. Jaramillo Uribe, J. (1980). Decreto Orgánico de Instrucción Pública Nov.


1/1870. Revista Colombiana de Educación , (5), 47. Recuperado
de http://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5024
22. Licona Calpe, W. (2002). Hacia una economía política de la cultura en
Colombia. Apuntes Del CENES, 21(33), 125-156. Recuperado
de http://revistas.uptc.edu.co/index.php/cenes/article/view/111

23. Marzal García Quismondo, M. A., Cuevas Cerveró, A., & Colmenero Ruiz, M. J.
(2005). La biblioteca escolar como centro de recursos para el aprendizaje (CRA). En
V Congreso Internacional Virtual de Educación (pp. 1-15). Departamento de
Biblioteconomía y Documentación Universidad Carlos III de Madrid. Recuperado
de http://hdl.handle.net/10915/24643

24. Mejía Gómez, A., & Vargas Monsalve, G. (1990). Evaluación del uso dado por los
docentes de educación básica secundaria y media vocacional a los servicios prestados
por las bibliotecas escolares en el Valle de Aburrá (tesis de maestría). Universidad de
Antioquia, Medellín.

25. Melo, J. O. (2002). Bibliotecas públicas y bibliotecas escolares: una perspectiva de


cooperación. Recuperado
de http://www.jorgeorlandomelo.com/bibliotecaspublicas.htm

26. Ministerio de Educación Nacional. (2002). Programa Nacional de Bibliotecas


Educativas. Al Tablero: el periódico de un país que educa y que se educa, (13).
Recuperado de http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87817.html

27. Ministerio de Educación Nacional. (2006). Plan Nacional Decenal de Educación


2006-2016: pacto social por la educación. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional.
Recuperado de www.plandecenal.edu.co

28. Ministerio de Educación Nacional. (2011). Plan Nacional de Lectura y Escritura de


Educación Inicial, Preescolar, Básica y Media. Bogotá: Ministerio de Educación
Nacional . Recuperado
de http://www.colombiaaprende.edu.co/html/micrositios/1752/articles-
317417_base_pnl.pdf

29. Ministerio de Educación Nacional. (2012). La biblioteca escolar que soñamos: hacia
una construcción de una política para las bibliotecas escolares de Colombia. Bogotá:
Ministerio de Educación Nacional . Recuperado
de http://aprende.colombiaaprende.edu.co/sites/default/files/naspublic/3_la_biblioteca
_escolar_que_sonamos_0.pdf

30. Ministerio de Educación Nacional. (2014). Colección Semilla: libros para sembrar y
cosechar bibliotecas escolares. Catálogo 2014. Bogotá. Recuperado
de http://aprende.colombiaaprende.edu.co/sites/default/files/naspublic/3_catalogo_de_
la_coleccion_semilla.pdf
31. Ministerio de Educación Nacional. (2015). Pásate a la biblioteca escolar. Recuperado
de http://www.colombiaaprende.edu.co/html/micrositios/1752/w3-propertyname-
3217.html

32. Muñoz Cardona, M. (1984). Consideraciones generales sobre el desarrollo de las


bibliotecas escolares en Colombia. UNIV. HUM, 13(21), 67- 72. Recuperado
de http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/univhumanistica/article/viewFile/10287/
8439

33. Muñoz Vélez, H. A., Misas Ruíz, M. A., Morales Moreno, C., Lema Flórez, C., Osoro
Iturbe, K., & Álvarez Zapata, D. (2014). Estándares para el desarrollo de las
bibliotecas escolares en Colombia: informe final proyecto de investigación. Medellín:
Escuela Interamericana de Bibliotecología - Universidad de Antioquia, Fundación
Bancolombia y Fundación Taller de Letras.

34. Naranjo, E., & Betancur, F. (1997). Evaluación de las nuevas tecnologías en las
bibliotecas adscritas al Grupo de Bibliotecas Escolares y Público Escolares de
Medellín - GRUBE (tesis de pregrado). Universidad de Antioquia. Medellín.

35. Ortega Ruiz, P. (2013). La pedagogía de la alteridad como paradigma de la educación


intercultural. Revista Española de Pedagogía, 71(256), 401-421.

36. Posada de Greiff, L. (1989). Las bibliotecas en Antioquia. Revista Interamericana de


Bibliotecología , 12(2), 37-47.

37. Renán, S. (2002). Lectura popular y república liberal. Revista Sociedad y Economía,
(3), 217- 251. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/996/99617938010.pdf

38. Rodríguez, C., Sánchez, F., & Armenta, A. (2007). Hacia una mejor educación rural
: impacto de un programa de intervención a las escuelas en Colombia. Documento
CEDE 2007-13CEDE 2007- 13. Bogotá. Recuperado
de https://economia.uniandes.edu.co/files/profesores/fabio_sanchez/docs/Publicacione
s/c2b2Impacto_del_PER_Documento_CEDE_2007-13.pdf

39. Rojas, D. M. (2010). Alianza para el progreso en Colombia. Análisis Político, 23(70),
91-124. Recuperado de http://revistas.unal.edu.co/index.php/anpol/article/view/45595

40. Rojas de Ferro, M. C. (1982). Análisis de una experiencia: la Misión Pedagógica


Alemana. Revista Colombiana de Educación , (10), 41. Recuperado
de http://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5080/4158

41. Secretaría de Educación de Antioquia. (2011). Bibliotecarios de Antioquia por el


mundo. Recuperado de http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/w3-article-
266972.html
42. Tejedor Tejedor, F. J. (2003). Las Nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación y la Investigación Educativa. Agora Digital, (6), 1-23. Recuperado
de http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/3517/b15761769.pdf?sequence
=1

43. Unesco, & IFLA. (1999). Manifiesto de la Biblioteca Escolar (Unesco/IFLA).


Recuperado de http://www.ifla.org/node/7273

44. Venegas Fonseca, M. C. (2014). La biblioteca escolar: recurso educativo por


excelencia. Bogotá: Secretaria de Educación. Alcaldía Mayor de Bogotá. Recuperado
de http://www.redacademica.edu.co/archivos/redacademica/colegios/bibliotecas/libros
/EXCELENCIA-PUBLICADO/BEEXCELENCIA.html#p=4

45. Zapata Villegas, V., Marín Díaz, E., Ossa Montoya, A. F., & Ceballos Agudelo, R. D.
(2003). El concepto de escuela en Colombia en los planes educativos de los siglos XIX
y XX. Medellín: Universidad de Antioquia

Notas

1 Este texto es un avance de la revisión bibliográfica preliminar del proyecto de investigación


“Percepciones y aplicabilidad del software libre en los procesos enseñanza-aprendizaje a partir del
contexto bibliotecario escolar oficial de la ciudad de Medellín” inscrito en del fondo de la
Vicerrectoría de Investigación para el primer proyecto de docentes recién vinculados a la
Universidad de Antioquia, y del proyecto de investigación titulado “Biblioteca escolar y colecciones:
una perspectiva diversa y territorial” inscrito en la Maestría en Educación adscrita a la Facultad de
Educación de la Universidad de Antioquia, Universidad de Antioquia, Cl. 67 n.o 53 - 108, Medellín -
Colombia.
HTML generado a partir de XML-JATS4R por

Estrategias para la biblioteca escolar


Me gusta extraviarme a mí mismo a través de otras mentes. Cuando no estoy pensando,
estoy leyendo. Soy incapaz de sentarme y ponerme a pensar. Los libros piensan por
mí. Charles Lamb
Buen día tengan todos ustedes, pues hemos iniciado un nuevo año con muchos ánimos de hacer
nuestras actividades de la mejor manera posible, esperamos que ya hayan iniciado con el pie
derecho sus propósitos de este 2014 y tengan así una vida exitosa.
Hoy compartimos para ustedes un paquete de archivos con estrategias para la creación,
fornicación y fomento de las bibliotecas escolares, tales estrategias son complementarias al
programa “La Estrategia Nacional 11+5 Acciones para integrar una comunidad de lectores y
escritores, ciclo escolar 2012-2013”.
 Manual de las 6eis Acciones para Fortalecer la Biblioteca Escolar
El presente documento se constituye como un Manual para supervisores, directores, docentes y
maestros bibliotecarios, que promueven en las escuelas de educación básica el funcionamiento de
la biblioteca escolar como un proyecto educativo permanente que apoya el desarrollo de
competencias comunicativas enfocadas a la formación de lectores y escritores.
 Los Alebrijes de preescolar, primaria y secundaria
Para apoyar y complementar el trabajo que realiza la educadora en el aula, el PNL ha elaborado
un documento titulado Alebrijes, en el cual se integran distintas actividades para cada libro que
conforma el acervo de la Biblioteca Escolar 2008-2009. Su objetivo es fomentar la lectura, la
escritura y el diálogo para promover que los alumnos diversifiquen las oportunidades de
aprendizaje y de reconocimiento como lectores y escritores.
 Una biblioteca escolar de aula en movimiento
El presente cuaderno de estrategias tiene como propósito propiciar condiciones para el diálogo
entre maestras y maestros que comparten el interés de garantizar que las bibliotecas escolares y
de aula funcionen como un recurso educativo y formativo. Por ello, vámonos poniendo de acuerdo:
 Estrategias, Acciones y Conexiones para Animar la Biblioteca Escolar
Las Estrategias contenidas en este documento, forman parte de las experiencias pedagógicas que
directivos, docentes, Maestros Bibliotecarios, alumnos y padres de familia, han desarrollado en su
quehacer cotidiano para fortalecer las competencias comunicativas de la comunidad escolar; en
este sentido, tiene como uno de sus propósitos, valorar y rescatar la experiencia de los docentes
a través de los testimonios presentados en los Encuentros Nacionales de Asesores Acompañantes
y Maestros Bibliotecarios.
 Cinco Actividades Permanentes para integrar una comunidad de lectores y escritores.
• Lectura en voz alta. Todos los días, el docente inicia las actividades escolares dedicando 15
minutos para compartir con sus estudiantes la lectura en voz alta de un libro de la Biblioteca de
Aula o Escolar. Es importante seleccionar las lecturas (escoger los textos adecuados para los
alumnos) y preparar la lectura.
• Círculo de lectores en el aula. Junto con los estudiantes, se identifican 10 libros de la Biblioteca
Escolar y de Aula, los cuales se comprometen a leer, uno cada mes, durante el ciclo escolar. El
último jueves hábil de cada mes, se organiza un círculo de lectores en el salón de clases con el
propósito de que estudiantes y docentes conversen sobre las impresiones, puntos de vista,
relaciones de contenidos y significados a partir de la lectura seleccionada. Como opción y al final,
pueden escribir el resumen de alguno de los textos leídos en el Círculo.
• Lectura de diez libros en casa. Cada estudiante se compromete a leer en casa, con el apoyo de
los padres de familia, durante el ciclo escolar, diez libros de su preferencia y a elaborar una
recomendación escrita de cada uno de ellos. La primera semana de cada mes, los estudiantes
pegan en el periódico mural del salón de clases la recomendación del libro leído con el propósito
de que sus compañeros se animen a realizar la lectura a partir de los comentarios. El seguimiento
de las lecturas se registra en la Cartilla de lectura: leyendo juntos. Asimismo, los padres de familia
se comprometen a leer y dialogar 20 minutos con sus hijos diariamente en casa.
• Lectores invitados al salón de clases. Cada semana se recibe, en el salón de clases, a un lector
invitado, el cual puede ser un padre, madre u otro familiar de los estudiantes, incluso una persona
de la comunidad, con el propósito de compartir una lectura con los alumnos. El docente apoya al
lector invitado en la selección del libro y en la preparación de la lectura.
• Índice lector del grupo. En coordinación con los estudiantes, se llevará un registro de los libros
que cada uno de ellos lee y se determinará el Índice lector del grupo que corresponde a la relación
del número de libros leídos por el grupo en un mes entre el número de alumnos. Esta información
le permitirá estar atento al comportamiento lector de sus alumnos y en su caso apoyar a los que
menos libros han leído.

ESTRATEGIAS, ACCIONES Y CONEXIONES PARA ANIMAR


LA BIBLIOTECA ESCOLAR

Por: Equipo Técnico-Pedagógico de la Subdirección de


Acervos para Maestros y Promoción de la Lectura
Programa Nacional de Lectura, México 2010
DESCARGAR PDF
Resumen:
Las Estrategias contenidas en este documento, forman parte de las experiencias
pedagógicas que directivos, docentes, Maestros Bibliotecarios, alumnos y padres de
familia, han desarrollado en su quehacer cotidiano para fortalecer las competencias
comunicativas de la comunidad escolar; en este sentido, tiene como uno de sus
propósitos, valorar y rescatar la experiencia de los docentes a través de los
testimonios presentados en los Encuentros Nacionales de Asesores Acompañantes
y Maestros Bibliotecarios.
Para su identificación y uso, las estrategias se clasifican en tres grupos:
 Estrategias de promoción de la lectura y la escritura: Actividades que dan oportunidad a
los alumnos de experiencias gratificantes con la lectura y la escritura.
 Estrategias de difusión de la biblioteca y de los servicios bibliotecarios: Actividades que
permiten a los alumnos, docentes y padres de familia conocer la organización de la
Biblioteca, la clasificación de los libros y su contenido, así como los servicios bibliotecarios.
 Estrategias de apoyo a los contenidos curriculares: Actividades que apoyan el desarrollo
del perfil de egreso al mostrar como la Biblioteca Escolar y de Aula, diversifican las
oportunidades de aprendizaje al enriquecer los contenidos curriculares.

Estrategias para el uso de la biblioteca escolar y áulica


favoreciendo el campo de lenguaje y comunicación en
el Jardín de Niños Burbujas."
Autora: Ibarra Fimbres Sonia María
Temática general: Intervención educativa
Tipo de ponencia: Reporte de investigación parcial
Gráfica de docentes
Gráfica 1. ¿Identificamos y discutimos los retos y las necesidades para formar lectores y escritores
competentes, con el fin de proponer y definir alternativas que contribuyan a mejorar prácticas
pedagógicas, administración y participación de los padres de familia?
Estrategia Nacional 11+5 Acciones para integrar una comunidad de lectores y escritores 2012-
2013.

* Estrategia para una biblioteca accesible:


estrategias

 Visita a la biblioteca extraescolar.


 Hospital de libros.
 Siembra y cosecha del libro.

marco teórico
Este informe académico describe:
Experiencia de un interventor educativo en las prácticas profesionales y servicio social, al compartir
estrategias con las docentes de un jardín de niños y el convivir con las mismas, los alumnos y
padres de familia. Y fomentando el uso de la biblioteca escolar y de aula.

Conclusión y propuesta
Ana Dejesús Díaz Pavón (2013).
Los maestros deben estar dispuestos a prestar una esmerada atención en cuanto a la observación,
evaluación, el control de los progresos y el desarrollo de sus alumnos por medio de la lectura y
lectoescritura.
No realizarlo solamente un maestro.

=
La presente ponencia se centra en la inquietud que surgió al realizar las prácticas profesionales en
una institución educativa de nivel básico que atiende a 96 niños de preescolar; con el objetivo de
fomentar el uso de la biblioteca escolar y áulica a través de la implementación de estrategias
didácticas dirigidas a la mejora del campo de lenguaje y comunicación.
Si no aceptamos la lectura y escritura como un valor fundamental que tiene en sus numerosas
formas y niveles de representación, será difícil que se valore como algo más que una actividad al
margen del trabajo escolar.

Resultados
introducción
* Estrategia extraescolar para padres de familia y alumnos:
diagnóstico y resultados

5 proyectos que puedes llevar a cabo en tu


biblioteca gracias al módulo API de AbsysNet
26 FEBRERO, 2019 AT 08:03

La tecnología está trayendo nuevos avances y funcionalidades a las bibliotecas. Con ella se
busca ofrecer mejores servicios, a la vez de más completos, y facilitar el uso de las bibliotecas
tanto al personal bibliotecario como al resto de público. Al igual que pasa con las bibliotecas, la
tecnología no para de evolucionar y de buscar nuevos caminos para integrar servicios y
utilidades intentando simplificar su complejidad. Un ejemplo de esto lo encontramos en el uso de
las API en el SIGB AbsysNet.
AbsysNet 2.2 permite a las bibliotecas integrarse con otras aplicaciones, gracias a un módulo
extra, o incluso realizar proyectos novedosos que les permitan adaptarse y ofrecer mejores
servicios a sus usuarios. Este módulo es el que hemos llamado API (Application Programming
Interface).

Una API es el conjunto de funciones y procedimientos que permite a los


programas comunicarse entre sí sin necesitar saber con exactitud dónde
están los datos o quién los gestiona. De esta forma, los programadores se
benefician de las ventajas de la API haciendo uso de su funcionalidad, evitándose
el trabajo de programar todo desde el principio para acceder de forma nativa a
esos datos.
Los servicios web de AbsysNet permiten acceder a diferentes funciones de consulta y/o
actualización, incluso a transacciones completas de la aplicación. Son un mecanismo que
permite la conexión, vía web, a las bases de datos de AbsysNet, tanto relacionales como
documentales, para realizar búsquedas y extraer datos que otras aplicaciones puedan
utilizar y, de forma restringida, realizar altas, bajas y modificaciones de datos dentro de AbsysNet
a partir del contenido de esas aplicaciones.

¿Qué puedo hacer con el módulo API de


#AbsysNet en mi #biblioteca? Descubre algunos
casos prácticos
CLICK TO TWEET
Han sido varios los clientes que han querido aprovechar esta funcionalidad y que la han utilizado
para ofrecer servicios y cubrir necesidades muy diversas. Os lo contamos para que os animéis
y veáis la versatilidad que ofrece nuestro módulo API.

1. Integración con apps de móviles


Imagina que tu institución está desarrollando una app para dispositivos móviles y quieres que,
además de contenidos de otras fuentes, incluya determinados contenidos del catálogo de la
biblioteca, información de su disponibilidad o, por ejemplo, que los usuarios de la app (que también
lo son de la biblioteca) puedan utilizar esa aplicación para consultar o renovar sus préstamos.

Este tipo de integración es posible y, utilizando servicios web de las API de AbsysNet, hay varios
proyectos de este tipo ya acabados o en desarrollo en bibliotecas universitarias y/o públicas de
Madrid y Murcia. Sus aplicaciones se conectan a AbsysNet, realizan consultas bibliográficas,
obtienen información sobre disponibilidad y ubicación e incluso permiten a los usuarios
renovar sus préstamos o, ayudados con servicios de geolocalización del móvil, encontrar el
camino a la biblioteca en que se encuentra el libro.

2. Alta de lectores y/o usuarios de AbsysNet


Un caso muy habitual es que los lectores de las bibliotecas sean además usuarios de otros
servicios de la misma institución. El ejemplo más habitual es el de las bibliotecas universitarias,
donde la mayor parte de los lectores son además estudiantes o profesores, pero también sucede
en bibliotecas de gestión municipal, donde en la misma oficina, el usuario se inscribe, por ejemplo,
en la biblioteca y en el polideportivo. Los servicios web de las API de AbsysNet permiten en
estos casos que la aplicación genérica de alta de usuarios de la institución (por ejemplo, la
aplicación de gestión de matrículas) cree directamente nuevos registros de lector en la base
de datos o, si ya están dados de alta en la biblioteca, consulte estos datos y los mantenga
actualizados a partir de la información introducida en la aplicación externa.

Procedimientos de este estilo son habituales en varias bibliotecas universitarias y públicas que
utilizan AbsysNet.

3. Autenticación avanzada
Otra razón para utilizar las API de AbsysNet puede ser la necesidad de realizar una autenticación
(comprobación de la identidad y autorizaciones) de los usuarios para darles acceso o no a
servicios externos a AbsysNet prestados por la biblioteca, como puede ser un servicio de reserva y
utilización de ordenadores (como MyPC de la Comunidad de Madrid o similar), la red wifi o el
acceso a una plataforma de préstamo.

Si lo que se necesita es una autenticación básica, puede ser suficiente con herramientas más
sencillas con las que también cuenta AbsysNet, pero, si es necesario acceder a más datos, por
ejemplo, para verificar autorizaciones complementarias de menores, o incluso registrar la
fecha de esta utilización en la ficha del lector, las API estándar de AbsysNet son una
herramienta más eficaz y potente. Integraciones con estas características, están siendo
implementadas o ya utilizadas, por ejemplo, en varias bibliotecas y redes en Madrid y Andalucía.

4. Recolección automática y RTAC para Ebsco


Un caso especial es el de cómo los servicios web de las API nos pueden ayudar a participar o
integrar datos de los catálogos de las bibliotecas en servicios de descubrimiento, catálogos
colectivos, etc.
Un buen ejemplo es la integración con EDS (Ebsco Discovery Service). En este caso, por una
parte, el servicio web OAI/PMH permite la recolección desatendida del catálogo por parte de
EDS. Además, el servicio web RTAC (Real Time Availability Check) permite a EDS obtener en
tiempo real información sobre la disponibilidad actual de ejemplares de un título recolectado del
catálogo AbsysNet y que el usuario esté visualizando dentro de la interfaz EDS. Este servicio está
siendo utilizado por varias universidades y bibliotecas especializadas en España y América Latina,
incluyendo la Universidad Nebrija.

5. Consultas parciales de la colección desde interfaces


tipo kiosko
Otras veces, las aplicaciones o servicios que quieren acceder a esa información y publicarla en un
formato y presentación diferente y adaptado a sus propias necesidades no son creaciones para
dispositivos móviles, sino aplicaciones especiales para puntos de información tipo kiosko, como los
que vemos en algunas de las bibliotecas más tecnológicas o con colecciones especiales como las
del metro.

Estas aplicaciones-expositor, también pueden realizar consultas y extraer la información que


necesitan para mantenerse continuamente actualizadas utilizando los servicios web de las
API de AbsysNet. De hecho, ya hemos trabajado en prototipos para diferentes proyectos de este
tipo en el País Vasco y Madrid.

También podría gustarte