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TUTORÍA Y ORIENTACIÓN
Primera actividad: Presencia y ausencia de agentes
educativos en la etapa escolar
de meditación -similar a las técnicas budistas- para conectar con uno mismo y
relajarse corporalmente. El objetivo de estas medias sesiones era desenfrenarse
para corregir los malos pensamientos y ser más eficiente y productivo en las
lecciones de las demás asignaturas, gracias a los ejercicios musculares y de
respiración. Considero, pues, que es un método -quizá poco ortodoxo, pero eficaz-
de enmendar a los alumnos y que debería ser recuperado en la mayoría de las
aulas, tanto públicas como privadas.
En cuanto a la atención con la orientadora del centro, sí era obligatoria una única
sesión con ella para aclarar dudas en cuanto a la elección del centro universitario
y la carrera. Mi sesión duró a penas diez minutos, ya que fui con una única opción
-pensada y repensada-. Sin embargo, algunos compañeros no hallaron su
elección hasta prácticamente el último día antes de enviar las solicitudes. Quiero
exponer un caso particular, el de una compañera que quería estudiar Física, pero
no le llegaba la nota y la orientadora consideró que entrar en Ingeniería Química
era prácticamente lo mismo. Mi amiga siguió su consejo, se matriculó, entró en el
grado y lo dejó tras unas cuantas semanas, ya que el temario no tenía nada que
ver con sus inclinaciones. Con esta anécdota quiero condenar la generalización y
banalización que se puede hacer a la hora de elegir un grado universitario, el cual
condicionará nuestro futuro laboral y el camino que recorreremos
profesionalmente. Se debe favorecer el autoaprendizaje y la capacidad
investigadora del alumno, pero hasta un cierto punto, sin dejar de supervisarle y
evaluarle en todo momento y aspecto que se considere. Así, declaro que se
deberían revisar las coordinaciones y supervisar los programas docentes, así
como proponer medidas de mejora del programa casi mensualmente, proponer
rotaciones externas de orientadores entre los centros para no condensar la mala o
la buena gestión y así poder contagiar ideas e impresiones y, sobre todo, que el
informe anual que se realiza para valorar el progreso y la atención proporcionada
a los alumnos no se relegue a un mero documento, sino que se realicen reuniones
periódicas con la Comisión de Docencia y el Ministerio de Educación autonómico.
Asimismo, espero ser un tutor que sepa explotar las ilusiones de mis
alumnos, que sea mediador de conflictos y que les de las herramientas necesarias
para saber escoger con claridad, aprender a aprender, gestionar sus impulsos y
emociones y, sobre todo, ser críticos y objetivos con la sociedad y su entorno. Un
buen tutor es el que, bajo mi humilde punto de vista, el que desde su modalidad -
en mi caso, la Literatura castellana- puede dar una visión general y multidisciplinar
de valores éticos, pedagógicos y educativos. De esta manera, espero saber
relacionar la literatura y la tutoría, y aprovechar para poder inculcar el valor de la
Amanda Matta