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Mediación y resolución pacífica de conflictos

Módulo 1: Cultura de paz y derechos humanos


Freepik. (2019). Sociedad. Disponible en: https://www.freepik.es/vector-gratis/diversidad-cultural_4589983.
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Educación en y para los Derechos Humanos

Hablar de educación para la paz y para los derechos humanos, exige la revisión profunda del sistema
educativo nacional (SEN), generar cambios en las prácticas didácticas, la revisión y adaptación del
material pedagógico y por supuesto la adecuada preparación del personal que labora en este campo.
Los derechos humanos son tan propios de la condición humana como respirar y caminar, es por ello
que cada día es una oportunidad para ejercerlos, la educación sobre derechos humanos se convierte en
ese instrumento para prevenir violaciones a los mismos, cuando reconocemos personas formadas bajo
los objetivos de la educación para la paz y los derechos humanos, la mediación resulta favorecedora
ya que estamos dispuestas o dispuestos a transformar los conflictos.

Desde la visión de la educación para la paz


y los derechos humanos y la construcción
de paz positiva, el conflicto toma relevancia,
dejando atrás la visón tradicional que se
piensa relacionado con la lucha, el combate, la
pelea, es decir con una relación donde alguien
domina y se posiciona como superior, se
reconocen esas bases socio históricas, esas
violencias directas, estructurales y culturales
que generan dicho conflicto para poder
construir nuevas formas de relacionarse,
aterrizar la teoría en práctica y de cuestionar
y replantear la base axiológica de la violencia
como forma predominante de relación.

CNFDH. (2018). Invisible. [Fotografía]. Disponible


en: https://www.cnfdh.ipn.mx/ganadores2018a.
html
“La educación sobre los derechos humanos suele entenderse sólo en referencia al contenido teórico.
Sin embargo, no puede reducirse a la simple incorporación de contenido sobre derechos humanos
a unos planes de estudios ya sobrecargados. La educación va mucho más allá del contenido de los
planes de estudios, ya que también abarca toda la variedad de procesos y experiencias de aprendizaje
que permiten a niñas, niños, adolescentes y adultos, tanto individual como colectivamente, desarrollar
plenamente su personalidad en la sociedad” (UNESCO, 2003, p.4.). Implica que el estudio de los
derechos humanos debe ser abordado desde la práctica de los mismos, es decir, que las personas
aprendamos a respetar, respetando, a ser solidarios viviendo la solidaridad, en fin inculcar actitudes
y comportamientos que le permitan participar en la sociedad.

Si deseamos espacios de convivencia pacífica es porque en el propio espacio social, escolar o familiar
se respeten y fomenten los derechos y obligaciones; la educación sobre los derechos humanos implica
una práctica educativa estratégica que impulsa espacios inclusivos y nos discriminatorios que protejan
los derechos humanos, cumple con este objetivo en la medida que fomenta personas sensibles a las
necesidades de la sociedad. La meta última de la educación sobre derechos humanos es construir
sociedades donde no se atropelle la dignidad humana, “se debe interiorizar que la dignidad de la
persona tiene por objeto la no humillación y el reconocimiento del ser humano como tal, el respeto
por la dignidad humana implica el reconocimiento de mis semejantes o de las naciones semejantes
a la mía” (López, 2018, p.137).

El concepto de dignidad esta aparejado


con el de “no humillación” en sus distintas
manifestaciones: directa o sutil, individual o
grupal, simbólica o representativa” (Neuhauser
citado en López, 2018, p. 137). Aún en pleno siglo XXI persisten prácticas
como la exclusión social, trabajo forzado, trata
de personas, tortura, etc. Por ello la educación
sobre derechos humanos menciona que no
es suficiente denunciar o castigar los abusos
después de que han ocurrido: hay que
evitarlos.
En la medida en que cada persona aprenda a
reconocerse como sujeto pleno de derechos,
será capaz de ejercerlos y defenderlos y, a la
vez, de respetar y defender su ejercicio por
parte de las demás personas.
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Por lo tanto, la educación sobre derechos humanos puede definirse como “el conjunto de actividades
de educación, formación y difusión de información orientadas a crear una cultura universal de derechos
humanos. Una educación en derechos humanos eficaz no sólo proporciona conocimientos sobre los
derechos humanos y los mecanismos para protegerlos, sino que, además, desarrolla las competencias
y aptitudes necesarias para promover, defender y aplicar los derechos humanos en la vida cotidiana”
(Naciones Unidas y UNESCO. 2017, p.2). Por lo tanto, educar sobre derechos humanos no puede
reducirse al orden intelectual, habrá que trascender a los sentimientos, ir de lo teórico a la práctica. Se
ha descrito este estudio desde dos vertientes, “educación en derechos humanos” y “educación para los
derechos humanos”, la primera “en” trata de formar en una filosofía el reconocimiento de los derechos
humanos y la segunda “para” se refiere a prácticas concretas —de acción y de relación entre personas
que se respetan como iguales en dignidad y derechos y se comportan de manera autónoma, crítica y
responsable, guiados por principios éticos y solidarios.

Educación en (sobre) Derechos Humanos


Se define como: aquella que está dirigida a la transmisión de conocimientos en materia de Derechos
Humanos, los denominados “Aspectos Básicos de Derechos Humanos”, conocimientos mínimos que
toda persona debe tener en esta materia y se refiere a objetivos cognoscitivos:
Comprender la noción de De-
rechos Humanos como un
Analizar los Derechos Humanos y
proceso histórico, expansivo
las necesidades humanas básicas;
e inacabado, identificando
sus diferentes generaciones;

Conocer la historia de la lucha Comprender la dinámica y es-


por los Derechos Humanos y tructura del conflicto y la visión
las libertades fundamentales; conflictiva de la sociedad, así
como ejercitarse en las alter-
nativas de resolución;

Comprender el significado no
sólo de los derechos sino de
los deberes que tienen las Identificar las causas sociales que
personas, los grupos sociales generan la violencia;
y las naciones para con los
demás;

Reconocer el articulado de la DUDH y


otras declaraciones internacionales, así
como, su interrelación;
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El impacto de la Educación en (sobre) los Derechos Humanos es directo, a corto plazo. Supone el
cuestionamiento del autoritarismo, la corrupción y la impunidad vivida aquí y ahora. Cuando este
proceso es honesto, promueve la transformación de las condiciones que sostienen a los servidores
públicos en su práctica violatoria, promueven la denuncia, así como el compromiso con el seguimiento
y apoyo de las recomendaciones de los organismos de protección de los Derechos Humanos.

Educación para los Derechos Humanos


Consiste en promover el conocimiento de éstos a partir de la reflexión sobre las actitudes de respeto
o violación en la vida cotidiana. Pone énfasis en la construcción de relaciones, actitudes y valores de
respeto a la dignidad de la persona; en el desarrollo de habilidades sociales tales como: la empatía, el
compromiso con los derechos de los demás, la capacidad de vivir en democracia, la toma de decisiones
más justas y hace referencia a objetivos actitudinales:

fomentar
El sentido de los valores universales y los tipos de comportamientos en que se base una
cultura de paz.

apreciar
El valor de la libertad. Esto supone preparar a los jóvenes para manejar situaciones
inciertas y difíciles y prepararlos para la autonomía y la responsabilidad individuales con
el objeto de trabajar por una sociedad justa, pacífica y democrática.

desarrollar
la capacidad de reconocer y aceptar la diversidad de los individuos, los géneros, los
pueblos y las culturas, y desarrollar la capacidad de cooperar con los demás.

promover
El desarrollo de la autoestima de cada persona y de la conciencia del valor de la vida.

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Aprender
A resolver los conflictos con métodos no violentos.

cultivar
La capacidad de tomar decisiones basadas en el análisis de las situaciones presentes,
pero con visión de futuro.

ENseñar
A respetar el patrimonio cultural y a proteger el medio ambiente.pero con visión de futuro.

nutrir
El sentimiento de solidaridad y equidad

una actitud de aceptación


Frente a personas de distinta etnia, religión, nacionalidad y cultura con visión de futuro.

sensibilizar
Sobre la necesidad de relaciones interpersonales y de una convivencia asentadas en los
principios consagrados en los Derechos Humanos.

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Al hablar de interiorizar nos referimos a asimilar profundamente pensamientos o creencias o, en otras
palabras, hacerlos parte de nuestras vidas. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el
concepto teórico de los Derechos Humanos, pero para hacerlos nuestros, es necesario expresar más
que un simple discurso, repetir una rutina de trabajo o leerlo en un libro. Interiorizar requiere un trabajo
constante en la vida de una persona, formar hábitos positivos.

Zurbano (1998, p. 27-29), resalta las siguientes orientaciones que pueden ser de utilidad para el
profesorado en esta tarea de educar para los derechos humanos, recuerde que aunque este autor hace
énfasis en “el profesorado” las siguientes orientaciones también son funcionales para otros espacios,
como el familiar por ejemplo:

a) Los derechos humanos se aprenden a través de la práctica


La enseñanza de los Derechos Humanos no debe reducirse a una simple exposición teórica, a la
asimilación de unos conocimientos. Los derechos humanos, como los valores morales, se aprenden
a través de la práctica, del ejemplo, de situaciones que hacen posible su vivencia.

b) Necesidad de trabajar a nivel cognitivo, afectivo y conductual


Los Derechos Humanos, como los valores, hay que trabajarlos a nivel cognitivo (ofreciendo a
los alumnos/as, según la edad, los conocimientos necesarios para entenderlos), a nivel afectivo
(fomentando sentimientos y actitudes coherentes con la valoración y el respeto de los derechos) y
a nivel conductual (exigiendo que los alumnos/as respeten los derechos de los demás en cualquier
situación de la vida escolar).

c) Los y las profesoras deben aprovechar situaciones idóneas para trabajar


Al educar los Derechos Humanos, deberán aprovechar tres situaciones escolares distintas, pero
íntimamente relacionadas: el Currículo Escolar (con los objetivos y contenidos de las distintas áreas
que se refieren a los derechos de las personas y de los pueblos), las situaciones de la vida escolar
en las que entran en juego esos derechos (la escuela es un microcosmos de los conflictos presentes
en la sociedad) y los frecuentes acontecimientos sociales conocidos por los alumno/as, en los que
se dan violaciones o conflictos de derechos humanos (corrupciones, discriminaciones, intolerancias,
insolidaridad...). Sobre estos tres frentes hay que dirigir la acción educativa.

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d) importancia del talante del o la profesora
Lo anterior exige una fina sensibilidad del profesorado en el tema de los Derechos Humanos. Por
encima de las técnicas y recursos que se empleen está “el talante” del profesor/a. En la medida en
que proyecte sobre los alumnos/as sus sentimientos e inquietudes por los derechos de las personas
y de los pueblos, conseguirá hacerlos partícipes de su sensibilidad e implicarlos en la valoración y
defensa de los derechos humanos. Porque no educamos sólo con palabras. Educamos también con
gestos, con la voz, con la mirada, con la ilusión y el optimismo. Educar no es otra cosa que contagiar
los propios sentimientos y actitudes.

e) Necesidad de evitar prejuicios


Evidentemente habrá que erradicar, por todos los medios, las actitudes racistas, belicistas, sexistas,
discriminatorias, de intolerancia, de agresión a la naturaleza, de prepotencia y otras parecidas, que
abundan en nuestra sociedad y se manifiestan, a veces, con fuerza, en el ámbito escolar. La pluralidad,
la tolerancia, el diálogo y el respeto serán los criterios básicos de conducta en las relaciones de
nuestros alumnos

F) Junto a los derechos,


Hay que hablar de deberes, por supuesto, hay que hablar a los alumnos de derechos y obligaciones,
de derechos y deberes. Mis derechos son para las demás obligaciones. Mis obligaciones hacia los
demás nacen de sus derechos. Los derechos del ser humano tienen una sola pero importantísima
limitación, que es el daño del otro. Los deberes son la deuda que tenemos que pagar por nuestros
derechos. Uno es libre de hacer lo que quiera, salvo aquello que impida las libertades de los demás.
Por eso, hay que educar en derechos y obligaciones.

g) La educación es tarea compartida


¿A quién corresponde educar los Derechos Humanos?, la educación de los valores éticos debe ser
tarea de todos los que actúan, de algún modo, sobre los educandos. La sociedad somos todos y de
todos es la responsabilidad de mejorarla mejorando el comportamiento de sus miembros. La familia
y la escuela también les compete, de un modo especial, la educación de los Derechos Humanos.
Tendrán que actuar al unísono, en concordancia. Los medios de comunicación deberían ser un
refuerzo, no un obstáculo.

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h) deben fomentarse actitudes activas
Hay que explicar al alumnado que los derechos humanos no son cosas, sino “proyectos para una
humanidad mejor”. Los derechos humanos hay que construirlos día a día, palmo a palmo. El alumnado
debe verse no como meros receptores de los derechos, sino como constructores activos de esos
derechos, que es algo muy diferente.

La educación en y para los derechos humanos se constituye como un instrumento para prevenir
violaciones de derechos humanos y forma a las personas para juzgar críticamente su realidad
circundante y su propia conducta con los parámetros éticos de los derechos humanos.

Es necesario definir objetivos concretos, que marquen las capacidades que se quiere fomentar en
las personas, para ello, siguiendo a Díaz, se enlistan once objetivos que pueden trazar la ruta hacia
tal fin.

Descubrir, sentir, valorar y vivir con esperanza las capacidades personales como

1 realidades y como medios eficaces que podemos poner al servicio de los demás y que
pueden contribuir a un desarrollo positivo y armónico de la vida y del humanismo.

Reconocer y valorar la propia agresividad como una forma positiva de autoafirmación

2 de la personalidad, y ser capaz de canalizarla, permanentemente, hacia conductas y


actividades que promuevan y favorezcan el bien común.

Desarrollar la sensibilidad, la afectividad y la ternura en el descubrimiento y en el

3 encuentro con las personas que nos rodean, tanto a un nivel más próximo, como a un
nivel más universal.

4 Sentir el gozo que produce el encuentro interpersonal cuando se desarrolla en un clima


de afectividad, de confianza, de respeto, de colaboración y de ayuda mutua.

5 Construir y potenciar unas relaciones de diálogo, de paz y de armonía en el ámbito


escolar y, en general, en todas nuestras relaciones cotidianas.

Reconocer y tomar conciencia de las situaciones de conflicto que puedan presentarse,

6 descubriendo y reflexionando sobre sus causas y siendo capaces de tomar decisiones,


frente a ellas, para solucionarlas de una forma creativa, fraterna y no violenta.

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Desarrollar la atención y el interés ante el hecho de la diversidad de las personas y de

7 las culturas de los pueblos, reconociendo y potenciando esa diversidad como un gran
valor, y actuando siempre, frente a ella, con una actitud abierta, respetuosa y tolerante.

Promover, desde el conocimiento de lo propio y desde la autoestima, el conocimiento

8 de otras realidades sociales, culturales y personales, colaborando en la autoafirmación,


en el desarrollo y en el enriquecimiento de los pueblos.

Conocer y potenciar los derechos humanos y desarrollar la sensibilidad, la solidaridad

9 y el compromiso frente a aquellas situaciones, próximas y lejanas, en las que se atenta


contra ellas.

10 Mostrar especial atención y sensibilidad ante las situaciones de violencia, de injusticia


y de subdesarrollo que se viven hoy en el planeta.

Conocer y colaborar activamente con aquellas organizaciones, gubernamentales y no

11 gubernamentales, que se comprometen en la lucha contra la miseria y la injusticia en el


mundo y, especialmente, con el desarrollo de los pueblos menos favorecidos.

(Díaz, 1998, pág. 13).

Como usted se dará cuenta el cumplimiento de los objetivos implica la construcción de sujetos y
actores sociales, que desarrollen la capacidad que tiene el ser humano para incidir en la realización
de los derechos humanos. En esta tarea la educación para la paz y los derechos humanos juegan
un papel estratégico como instrumento. La relación entre la educación para la paz y los derechos
y humanos es interdependiente, dado que la violencia en cualquiera de sus manifestaciones es el
espacio propicio para la violación a los derechos humanos (Magendzo, 2008, pág. 16).

Metodología de la educación en derechos humanos


Debemos afirmar que la metodología es algo fundamental en el proceso de educar en y para los
derechos humanos. Debe ser una metodología pensada en desarrollar todas aquellas habilidades y
actitudes que vayan en concordancia con los pilares de la educación, donde la persona sea el centro de
la atención y no sólo los conocimientos teóricos, flexible para adaptarse a las necesidades y contextos
de las personas, que desarrollo las competencias socioemocionales, que desarrolle la preocupación
por la “otra” persona, que plantee diferentes formas de enseñar y aprender, un lenguaje incluyente, que
tenga en cuenta las distintas formas de aprender.

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Una metodología socio afectiva o Vivencial: Alternativa del juego, participativa, problematizadora o
Reflexivo-Dialógica, discusión de dilemas y perspectiva de género como herramienta de análisis.
Una metodología que rescate el valor pedagógico del juego, el juego es el espacio privilegiado donde
nos encontramos en las mismas condiciones, nos iguala y nos permite conocernos, valorarnos y
reconocernos como seres humanos diferentes, pero iguales en dignidad y en derechos.

“Se propone una metodología “holística”, que abarque la integralidad del ser humano, que tenga en
cuenta lo cognitivo, afectivo y actitudinal, y teniéndolo en cuenta asuma que el proceso parte de las
vivencias, de las propias historias, de los sentimientos hacia las personas, el mundo y las cosas,
para luego, recién después, explicarlas y teorizarlas. Esta una metodología que, por coherencia,
tendrá que asumir y partir de la centralidad del valor de la persona, de cada persona, del respeto a su
dignidad, y que no permita que nada, a lo largo del proceso, la dañe o la hiera; por el contrario, buscará
el enriquecimiento personal de cada uno y de cada una a partir de la interacción y de generar las
condiciones que demuestren que todos y todas tienen algo que enseñar y, al mismo tiempo, algo que
aprender” (Mujica, 2006, pág. 3).

Dentro de la metodología, menciona Mujica (2006), hay otro aspecto fundamental e implica el desarrollo
de una comunicación horizontal entre las personas involucradas en el proceso educativo. El diálogo
es un medio privilegiado para lograrlo. Dialogar es más que “conversar”, más que “informar” y más
que “yo pregunto y ustedes responden” o “ustedes pregunten y yo contesto”, implica poner todos los
sentidos, así como la empatía en las necesidades de la otra persona. Sólo pueden dialogar quienes
están seguros(as) que todas las personas valen igual y que es posible aprender unos de otros.

En el módulo 4, se desarrollarán a profundidad las habilidades de comunicación que un mediador o


mediadora necesita para cumplir con los objetivos de la misma, y que justamente en este apartado
refuerza su importancia para reconocernos como diferentes pero iguales en dignidad.

Será también una metodología que apueste por la expresión de los afectos, se
tiene la idea errónea en muchos espacios que es necesario no ser tan afecti-
vos con las niñas, niños o adolescentes ya que abusan y rebasan limites, por
supuesto que es una idea errónea, ya que a valorar se aprende valorando y
a participar se aprende participando, a ser tolerante se aprender viviendo la
tolerancia y a dar afecto se aprende cuando ese mismo afecto fue dado, por
ejemplo: en una escuela, a la hora de la salida varias niñas y niños comienzan
a llorar porque no se quieren ir, no quieren ir a su casa, con su familia, valdría
la pena cuestionarnos sobre la situación, podría resultar que las niñas o niños
han encontrado ese afecto, tranquilidad, atención que en casa les puede estar
haciendo falta y reconocen su bienestar en la escuela más que con su familia.
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