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INTRODUCCION

El programa de intervención que se ha llevado a cabo con estudiantes de 5º de


primaria de la Unidad Educativa Cristo Redentor se centra en la sensibilización y toma de
conciencia sobre la problemática del Bullying.

Acosar, intimidar, forzar a otro compañero (estudiante) a hacer algo que no quiere es
una experiencia común para muchos niños y adolescentes, aunque ese tipo de actitudes
violentas entre pares han existido siempre, nunca se le ha dado la importancia que en
realidad tienen. Debemos tener en cuenta que lo más importante no es la acción en si misma
sino las consecuencias, los efectos que producen en las víctimas. Nadie puede ni debe
subestimar el miedo que un niño o adolescente puede llegar a sentir cuando es objeto de
cualquier tipo de maltrato o intimidación.

A lo largo de estos últimos años venimos observando a través de los medios de


comunicación la proliferación de este tipo de actos que se producen fundamentalmente en el
entorno escolar. El acoso escolar o “bullying”, es una realidad a la que nadie, ni padres,
profesores y alumnos deben dar la espalda; es un fenómeno al que hay que enfrentarse.
Ningún alumno o alumna está exento de que en un momento determinado pueda sufrir algún
tipo de maltrato.

El programa consistió en dinámicas grupales y charlas informativas con


retroalimentación (feed-back) constante referente a la prevención del Bullying, aplicándose
un cuestionario al inicio del programa para analizar los conocimientos previos que los
estudiantes tenían acerca del Bullying.

Las aulas, los centros escolares son el reflejo de la sociedad en la que vivimos, la
violencia se traslada a ellos, lo efímero, la inmediatez, el rápido devenir de los
acontecimientos.

I. ANTECEDENTES
El término fue creado en 1993 por el Psicólogo escandinavo Dan Olweus de la
Universidad de Bergen, Noruega, a partir de estudios realizados en los años 70 a raíz
del suicidio de dos alumnos suyos, por no poder soportar la presión y la victimización
a la que estaban siendo sometidos por varios de sus compañeros.
El Bullying ha tenido una creciente notoriedad pública en los últimos tiempos, sobre
todo debido a su exposición mediática, lo que ha incidido fuertemente en la
percepción pública del incremento tanto en su frecuencia como también en el nivel de
violencia asociado a él.
En los Estados Unidos de Norteamérica, desde finales de los años 90 una elevada
frecuencia de incidentes de violencia escolar ha dirigido la atención hacia este
problema. Algunos estudios sobre las muertes que ocurren en la escuela causadas
por conductas violentas entre 1994 y 1999 mostraron que los perpetradores de
homicidios fueron individuos que habían sufrido violencia en el contexto de violencia
escolar.
En 1998, una investigación sobre el tema en estudiantes de 6º a 10º grado, estimó
que cerca del 30% de ellos fue víctima del o de los participantes del fenómeno
“Bullying”, sea como perpetradores, como víctimas o como víctimas – perpetradores.
Adicionalmente, las conexiones con otras formas de violencia juvenil, el “Bullying” se
ha relacionado con abuso de drogas, con disturbios emocionales y con síntomas de
enfermedad física lo que genera consecuencias graves que han hecho que, la
prevención de este fenómeno en el ambiente escolar sea una prioridad de salud
pública. El impacto social en la salud y economía es tal, que la Organización Mundial
de la Salud lo considera un problema universal. La Academia Americana de Pediatría
a su vez, considera que es un problema urgente que requiere la formación de
profesionales capaces de enfrentarlo y prevenirlo.
La prevalencia del “Bullying” en ese país es alta. En 1993, 56% de los estudiantes de
8º a 12º grado sufrieron alguna forma de violencia en sus escuelas.
En México, la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado (CAINM) del INP de la
SS ha estudiado durante más de veinte años el fenómeno y ha señalado que existen
diferentes formas de maltrato hacia los menores de edad.
Consideran tres grupos de variantes de violencia en razón de su frecuencia, del
conocimiento y consideración del personal de salud:
a) Formas Conocidas: Maltrato físico, negligencia, maltrato psicológico, abuso
sexual y niños en situación de calle.
b) Formas Poco Conocidas: Destacan el síndrome de niño sacudido, el abuso
fetal, el síndrome de Münchausen y el ritualismo.
c) Formas poco Definidas: Expresiones infrecuentes y de conceptos poco precisos,
que son formas de violencia sin atención y de agresión a los derechos de los
niños: los niños en situación de guerra y el maltrato étnico.
Esta manifestación de acoso y violencia entre “Iguales” en el ambiente escolar, ha
sido denominada por los nor-europeos como el “Bullying” y por los orientales como
“Ijime”; se refiere a la violencia entre menores de edad con repercusiones
biopsicosociales que merecen su análisis y descripción.
En 1997 la subsecretaria de asuntos generacionales, dependiente del ministerio del
desarrollo humano con auspicio de UNICEF, realizo un estudio sobre la problemática
de la violencia hacia la niñez y adolescencia. La encuesta se aplicó en las ciudades
de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz entre niños de 10 y 12 años, y
adolescentes de 13 y 18 años, para conocer la magnitud y características del maltrato
en la familia y los centros educativos.
En el ámbito educativo, la encuesta de la subsecretaría de asuntos generacionales
(1997), mostró que 9 de cada 10 niños, niñas y adolescentes que asisten a la escuela
y colegio por lo menos alguna vez sufrieron algún tipo de maltrato psicológico
(reprimendas, insultos, ridiculizaciones).
En cuanto al maltrato físico, 5 de cada 10 niños (as) o adolescentes son víctimas de
maltrato físico (golpes en la mano, jaloneos, etc.).
La defensoría de la niñez internacional (DNI) realizó una investigación el año 1998,
sobre la agresión de las escuelas y colegios de Bolivia. La investigación concluye que:
“los reglamentos sufrientes que llevan a pensar que la agresión escolar es uno de los
factores que inciden en la deserción escolar”.
Datos del defensor del pueblo, publicados en 2002, revelan que la familia es el
espacio donde se produce la mayoría de hechos de violencia, mientras que en el
ámbito escolar es el segundo espacio para el ejercicio de violencia contra la niñez y
adolescencia.

II. JUSTIFICACIÓN
El Bullying o acoso escolar es un problema que se ha ido acrecentando a medida que
pasan los años según señalan las investigaciones en diferentes textos. Este tipo de
abuso que se presenta en ambientes escolares ha pasado de ser un juego entre
compañeros de colegio, a ser una situación de verdadero daño, tanto físico como
psicológico para quien participa del mismo, ya sea como víctima, espectador o
agresor.
La victima de Bullying al sentirse sin apoyo y afectado emocionalmente en muchos
casos puede llegar al aislamiento, depresión profunda, conductas agresivas con otros
o incluso hasta el suicidio, lo cual representa una tragedia para el círculo familiar; y
también para la sociedad.
Cada vez son más comunes los casos de Bullying en los centros educativos de la
ciudad de Cochabamba; en este sentido, a través dela Directora de la Unidad
Educativa Cristo Redentor, se detectaron episodios de acoso escolar en quinto de
primaria, es por ello que surge la demanda manifiesta hacia la Universidad Privada
Abierta Latinoamericana UPAL, la cual realizó un trabajo de intervención dirigido a
sensibilizar y concienciar sobre las consecuencias e importancia de denunciar la
presencia de Bullying en esta unidad escolar.
Conociendo que la Universidad Privada Abierta Latinoamericana (UPAL) ofrece apoyo
a diferentes centros educativos e instituciones, respondió a la demanda realizada por
la Unidad Educativa Cristo Redentor.

III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


La violencia escolar es un fenómeno social contemporáneo que viene apareciendo
cada vez con mayor incidencia en los colegios, bajo la modalidad de Bullying. Es
evidente que ello interfiere con el desarrollo de la competencia social y otras
habilidades personales, lo cual es importante para el funcionamiento psicológico
adecuado de los estudiantes; resultaría por tanto de gran utilidad la identificación
oportuna y la caracterización de la problemática específica en un centro educativo,
para dar inicio a un programa de intervención.
Para contribuir al diagnóstico de la situación, y poder contar con herramientas que
permitan establecer políticas de prevención, es importante conocer las opiniones
sobre el tema de diferentes actores y en especial de aquellos que se encuentran más
expuestos al “Bullying”, en este caso serán los estudiantes dela Unidad Educativa
Cristo Redentor.

Por ello se plantea investigar si:


¿La aplicación de un programa preventivo de 7 sesiones podrá lograr la toma de
conciencia, sensibilización y prevención del Bullying o acoso escolar en los
estudiantes de 5º de Primaria de la Unidad Educativa Cristo Redentor, para generar
en ellos nuevas actitudes y conductas a partir de un modelo de intervención primaria y
secundaria?

IV. OBJETIVOS
4.1. Objetivo General

Lograr mediante la aplicación de un programa preventivo, la toma de conciencia,


sensibilización y prevención del bullying o acoso escolar en los estudiantes de 5º de
Primaria de la Unidad Educativa Cristo Redentor, sobre dicha problemática, en un
periodo de 7 sesiones, para generar en ellos nuevas actitudes y conductas a partir de
un modelo de intervención primaria y secundaria.

4.2. Objetivos Específicos

 Determinar el nivel de información que tienen los estudiantes acerca del bullying.
 Brindar información adecuada sobre el Bullying.
 Reconocer la problemática del Bullying o acoso escolar.
 Fortalecer la capacidad de tomar decisiones de los estudiantes frente a la
denuncia de Bullying.
 Estimular el trabajo colaborativo de estudiantes y educadoras sobre los efectos
del Bullying como problema social.

V. MARCO TEÓRICO
V.1. Definiciones
La definición que más se aproxima es intimidación, maltrato, acoso y abuso. Se define
el Bullying como el poder que unos alumnos ejercen sobre otros en
determinadas etapas educativas y que produce victimización psicológica.
Para Cerezo (2002): el Bullying es una forma de maltrato, generalmente intencionado
y perjudicial, de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más débil, al que
convierte en su víctima habitual. Suele ser persistente y puede durar semanas, meses
o años.
Particularmente en chicos que viven su adolescencia (secundaria), este tipo de
violencia se ha estudiado en forma más intencionada y se ha logrado establecer
algunos de los elementos que le caracterizan:
- Conducta sistemática y recurrente. En este concepto debe entenderse el ejercicio
de una acción constante, recurrente y en ocasiones concertada, de parte de uno o
varios individuos en contra de otro u otros.
- Abuso de poder. En esencia define el desequilibrio en el uso del poder,
generalmente en razón de una aceptación de la víctima, quien se sujeta a la
agresión del “buller”. Michael Foucault señala que “por todas partes en donde
existe poder, el poder se ejerce. Nadie hablando con propiedad, es el titular de él; y
sin embargo se ejerce siempre en una determinada dirección, con los unos de una
parte y los otros de otra” (Foucault 1980).
- La mayor parte de los casos de acoso escolar son indiscriminados, no están
provocados por ni son el resultado de diferencias visibles entre los estudiantes. Las
víctimas de acoso no son diferentes, el grupo decide la diferencia.
- Las víctimas de acoso pueden sentirse solas, enfadadas, deprimidas,
desautorizadas, odiadas, heridas, tristes, atemorizadas, infrahumanas, maltratadas,
inútiles o vengativas.
Sullivan (2005) indica que las víctimas de intimidación tienden a tener unos bajos
niveles de autoestima, pueden sentirse deprimidas, inseguras, ansiosas,
hipersensibles, cautelosas y reservadas. Normalmente estos estudiantes se muestran
encerrados en sí mismos, preocupados y temerosos ante situaciones nuevas o
muestran una introversión extrema. Son menos felices en la escuela, más solitarios y
tienen menos buenos amigos. En consecuencia, tienen más posibilidades de
abandonar los estudios.
El acoso escolar, tiene los siguientes elementos:
 Una persona que acosa tiene más poder que la victimizada.
 La intimidación suele ser organizada, sistemática y oculta.
 La intimidación puede ser oportunista, pero una vez que empieza, normalmente
suele continuar.
 Se produce a lo largo de un periodo, aunque los que intimidan de manera regular
también pueden protagonizar incidentes aislados.
 Una víctima de acoso escolar puede sufrir daños físicos, económicos o
psicológicos.
 Todos los actos de intimidación tienen una dimensión ya sea emocional o
psicológica.
No es bullying cuando un alumno:
 Se mete con otro de forma amistosa o como en juego.
 Discute o pelea con otro que tiene la misma fuerza.
V.2. Mitos sobre el Bullying
Los mitos son ideas preconcebidas y creencias que alimentan la confusión y
favorecen y acrecientan el fenómeno “Bullying”.
1. “Han sucedido desde siempre y no pueden cambiarse”. Dichas creencias
inciden en “que no se intervenga” en la búsqueda de una solución.
2. Esas agresiones “son cosas de los adolescentes”,como sinónimo de poco
importante. Las edades claves son de diez a quince años. Hay un primer tramo de
diez a doce años, en el que se comienza a fraguar las relaciones interpersonales
de manera importante. Aquí se da una franja con bastante frecuencia de casos.
De doce a quince años, la casuística es menor, pero pueden ser más graves.
3. El Síndrome de Estocolmo del Menor. La sintonía “bullying” se da cuando los
iguales (o el adulto testigo), asumen en su interior esa inmoralidad, miran para
otro lado y la víctima queda sola, a su suerte.
4. “La violencia en centros educativos es una respuesta a una provocación”.
Como argumentan los agresores o los testigos (“Habrá hecho algo”, “que se
defienda”; “así se hace fuerte”). Dicha idea es especialmente peligrosa porque
hace al agredido “doblemente víctima”, ya que, se le considera culpable del
suceso.
5. El agresor no mide las consecuencias de sus actos, no tiene capacidad
responsable. “El adolescente acosador tiene una mentalidad maquiavélica y
necesita ayuda psicológica”. El agresor no es un iluso y sabe mentir
perfectamente, desorientando a los adultos y acusando, atribuye la provocación a
las víctimas. Siempre trata de justificar sus actuaciones: “Es que se lo buscaba”,
“es que es tonto”.
6. No notamos nada. Parecen felices”. Generalmente los padres no se enteran y
si lo hacen es de forma accidental, pues, alguien próximo al adolescente (un
compañero suyo o un hermano) es el que da la voz de alarma. El motivo
fundamental por el que el niño no explica en su casa lo que le están haciendo en
el colegio se debe a que nadie le ha dicho que es bueno y necesario decirlo. Los
chicos se excusan, aduciendo razones como no querer ser un delator, no
aparecer como débil, no preocupar a los padres, o bien creer que nadie puede
hacer nada que el “”bully” (acosador, matón) es más fuerte que los propios
padres.
7. Los profesores “no se enteran” de que están ocurriendo estos incidentes. Los
docentes lo saben o lo intuyen, “muchos” minimizan el problema, o carecen de
técnicas de resolución de conflictos.
8. Los afectados son chicos/as problemáticos/as. Habitualmente están en el grupo
de los buenos estudiantes, acostumbran a ser psicológicamente menos fuertes y
asertivos, en el sentido de enfrentarse a las agresiones y no afrontarlas.
9. El síndrome del Chivato (delator) o de la pelota esquirol. Los compañeros
miran para otro lado cuando se producen las agresiones físicas o psicológicas. El
85 % de los alumnos se enteran de las agresiones. Realmente, es un fenómeno
que se ubica en el microsistema de los iguales/pares, en donde los niños se
comunican, sin compartirlo con los mayores. No se quiere aparecer como un
delator, ni aparecer como débil.
10. “No es para tanto…”. El suicidio y el asesinato son los efectos más graves del
acoso escolar. No se dan con mucha frecuencia, pero se producen. El acoso
reiterado y persistente, puede llevar a las víctimas al suicidio.
11. Escarmiento punitivo al provocador. “Veras como no le quedan ganas”. ¿Hay
que buscar culpables? Ciertamente, una cosa es impunidad y otra
irresponsabilidad. Se tienen que depurar responsabilidades, ya que, el fenómeno
se puede repetir más de la cuenta.
12. Frente al chico “bully” es recomendable una terapia intensiva, un psicólogo fuera
de la escuela, así como un control positivo de sus acciones y se le ha de valorar
cada vez que actué bien.
13. “Ya se pasará. Todos hemos pasado por esto”. La violencia deja huella en
todo el mundo, no solo en la víctima, también en los agresores. En estos últimos,
las huellas son muy importantes a corto, medio y largo plazo. Tampoco quedan
libres los testigos, dado que, su conciencia les pide cuenta, y comienzan a pensar
que quizás se podría haber hecho algo, y esto resulta muy duro para algunos
testigos.
V.3. Formas de Acoso Escolar
Las formas de acoso escolar, según Sullivan (2005), pueden ser físicas o no físicas, y
pueden incluir daños materiales.
 Acoso Físico es la forma más obvia de acoso escolar, y tiene lugar cuando una
persona sufre daños físicos al ser golpeada, pateada, empujada, arañada,
escupida, por tirarle el pelo, o a causa de cualquier otro ataque físico.
 Acoso No Físico (conocido como agresión social) puede ser verbal y no verbal.
 Acoso Verbal: Incluye llamadas telefónicas ofensivas, la exigencia de dinero o
bienes mediante amenazas, la intimidación general o las amenazas de violencia,
la asignación de apodos ofensivos, los comentarios o burlas, pueden ser
referidas a su raza, sus capacidades diferentes o sexo, el lenguaje sexualmente
ofensivo, las burlas mal intencionadas, los comentarios crueles, y la difusión de
rumores falsos y malignos.
 Acoso No Verbal: Puede ser directo e indirecto. El directo normalmente
acompaña a la intimidación verbal o física. El indirecto incluye la manipulación y
suele ser subrepticio.
 Acoso No Verbal Directo: Incluye los gestos groseros y las caras de
desprecio, normalmente no se contempla como un acoso, ya que se ve como
algo relativamente inofensivo. En realidad, puede utilizarse para mantener
control sobre alguien y para intimidarle y recordarle que en cualquier momento
puede ser elegido.
 Acoso No Verbal Indirecto: Incluye de manera premeditada y normalmente
sistemática: ignorar, excluir, aislar; enviar, normalmente de manera anónima,
notas ofensivas, y hacer que los demás estudiantes sientan aversión hacia
alguien.
 Daños Materiales Incluyen desgarrar prendas de vestir, romper los libros,
destrozar la mochila y tomar posesiones de las víctimas (robar).
Aparecen otros aspectos claves:
a) Ataques o intimidaciones físicas, verbales o psicológicas, destinadas a causar
miedo, dolor o daño a la víctima.
b) Abuso de poder, del más fuerte al más débil.
c) Ausencia de provocación por parte de la víctima.
d) Repetidos incidentes entre los mismos niños, adolescentes o jóvenes, durante un
tiempo largo y sostenido.
e) Maltrato físico, como las diversas formas de agresión o los ataques a la
propiedad. Cerezo (2002).
f) Abusos sexuales, intimidaciones y vejaciones. Cerezo (2002).
g) Maltrato verbal, como poner apodos, insultar, contestar con malos modos, hacer
comentarios racistas.
h) Maltrato social, especialmente manifiesto en la propagación de rumores
descalificadores y humillantes, que pretenden la exclusión y aislamiento del grupo.
i) Maltrato indirecto, cuando inducen a agredir a otro.
V.4. Requisitos
Los requisitos que la violencia escolar debe cumplir para ser catalogada como acoso
escolar son:
1.- Ocurre entre pares (compañeros/as).
2.-Se da en un marco de desequilibrio de poder.
3.-Los episodios de agresión son reiterados.
4.- La violencia es intimidatoria.
También es importante apuntar las siguientes terminologías para entender en su justa
dimensión qué es el acoso escolar y qué no es.
 Conflicto: Algo inherente a toda relación humana que surge cuando aparecen
intereses contrapuestos y forma parte del proceso de socialización. El conflicto
puede transformarse en crisis, cuando lo que se encuentra en juego en la lucha
de intereses contrapuestos son espacios de poder, espacios de jerarquía.
 Violencia: Fuerza bruta que una persona impone a otra y obstaculiza la
autorrealización humana. La misma puede ser a la vez violencia simbólica,
cuando pretende establecerse como relación de poder cotidiana. La violencia
puede ser directa o no, física o simbólica, exterior o interior, brutal o sutilmente
discursiva, escondida en el lenguaje y la comunicación, coercitiva o regulativa,
etc.
 Agresividad: Tentativa de adaptación al medio, estrategia de resolución de
problemas interpersonales. Umbral relativo de tolerancia social.
V.5. Efectos del Acoso Escolar
Las víctimas, especialmente las chicas, se ven afectadas por el hecho de ser evitadas
socialmente o de ser evaluadas negativamente por parte de sus iguales.
Sullivan (2005) vincula la intimidación con síntomas psicosomáticos, depresión y
asistencia psiquiátrica. Indica que, a causa del acoso escolar, incluso muchos
estudiantes se suicidan.
En un seminario sobre el enfoque de Ninguna Culpa, Barbara Maines descubrió dos
escenarios y pidió a los participantes (profesores y educadores) que indicaran cuál de
ellos tendría un efecto más dañino sobre la víctima: en el primero, una chica sufría
las bromas de sus iguales y era apartada del grupo; en el segundo; se obligaba a
una chica a arrodillarse y a beber de una lata de refresco en la que uno de sus iguales
había escupido. Todos los asistentes al seminario pensaron que el incidente del
refresco era claramente lo peor; pero, en realidad, el efecto sobre la primera de estas
estudiantes era mucho más devastador y dañino. No tenía amigos ni apoyo y se
encontraba fuera del grupo, mientras que la segunda chica tenía apoyo; pero en este
caso concreto, fue elegida para la broma.

V.6. Perfil del Agresor y la Víctima


Las características asociadas a los perfiles de alumnos implicados, como venimos
diciendo, el fenómeno bullying requiere de dos sujetos claramente diferenciados que
constituyen ´´dos caras de una moneda``, de manera que podríamos hablar de un
perfil psicológico característico de los alumnos agresores y de un perfil especifico de
los sujetos víctimas, aunque, en ocasiones encontramos sujetos que participan de
ambos perfiles, los llamados víctimas-provocadores (Olweus, 1998).

5.6.1. Perfil del Agresor.


Estudios diferentes (Olweus, 1998; Ortega, 1994) señalan como agresor
principalmente al varón. Otros estudios señalan a las chicas como protagonistas de
actos que utilizan más elementos psicológicos en sus intimidaciones, de forma sutil y
poco evidente.
A. Personalidad. - Olweus (1998) señala al agresor con temperamento agresivo e
impulsivo y con deficientes habilidades sociales para comunicar y negociar sus
deseos. Le atribuye falta de empatía hacia el sentir de la víctima y falta de
sentimiento de culpabilidad. También, denota falta de control de la ira y nivel de
los sesgos de hostilidad, que hace que interprete su relación con los otros como
fuente de conflicto y agresión hasta su propia persona.Se caracteriza por su
capacidad para agredir, intimidar, poner apodos, ridiculizar, golpear a otros niños-
adolescentes, empujar, dañar las pertenencias de otros estudiantes. Dirigen sus
agresiones a estudiantes débiles e indefensos. Pueden tener seguidores que
realizan ´´el trabajo sucio``, mientras ellos organizan.
El ´´bully`` entre las chicas es menos visible y más rebuscado; se dedican a
expandir rumores, y a manipular las relaciones entre amigos en la clase (por
ejemplo, dejar a una chica sin su mejor amiga).
B. Aspectos Físicos.-Los ´´bullies`` son, por lo general, de sexo masculino, y tienen
mayor fortaleza física respecto de sus compañeros en general y de sus víctimas
en particular.
C. Ámbito Social.- García Orza (1995) señala que estos sujetos padecen un
problema de ajustes en reacciones, con una carga excesivamente agresiva en las
interacciones sociales. En este sentido, suelen ser chicos o chicas que están
ubicados en grupos en los que son los mayores por haber repetido curso. Por
tanto, su integración escolar es mucho menor. Son menos populares que los bien
adaptados, pero más que las víctimas. Su contacto con los padres es inferior y,
generalmente, carecen de fuertes lazos familiares y están poco interesados por la
escuela.
D. Tipología.-Olweus (1998) define los perfiles de agresor: el/la activo/a que agrede
personalmente, estableciendo relaciones directas con su víctima, y el/la social
indirecto/a que logra dirigir, a veces en la sombra, el comportamiento de sus
seguidores, a los que induce a actos de violencia y de persecución de inocentes.
Además de estor prototipos, se identifica a otro colectivo que participa pero no
actúa en la agresión, que son los agresores pasivos (seguidores o secuaces del
agresor/a).
5.6.2. Perfil de la Víctima.
Mooij (1997) señala como rasgo frecuente, adolescentes con alta predisposición a ser
intimidados de forma directa o indirectamente y de ser excluidos por sus compañeros
(especialmente, en el caso de las chicas). También acostumbran a ser sujetos
identificados fácilmente como víctimas, y ser menos apreciados por su baja
autoestima. El papel de la víctima se reparte en porciones iguales entre varones y
mujeres.
A. Personalidad.-Se suele señalar a las víctimas como débiles, inseguras, ansiosas,
cautas, sensibles, tranquilas y tímidas, con bajos niveles de autoestima.
Especialmente, se ha valorado, en el comportamiento de las víctimas de la
violencia, la autoestima y su relación con los efectos contextuales de sus
compañeros/as considerándose una constante entre el alumnado que sufre
violencia. La opinión que llegan a tener de sí mismos y de su situación es muy
negativa. Son objetos de burlas, bromas desagradables, les ponen apodos, los
insultan, los molestan, a menudo están implicados en discusiones y peleas en las
cuales se encuentran indefensos y siempre acaban perdiendo, en el juego son los
últimos en ser elegidos, en el patio suelen estar cerca del maestro, no tienen
muchos amigos.
B. Ámbito Familiar.-En el ámbito familiar, las victimas pasan más tiempo en casa.
Sufren una excesiva protección paterna, lo cual genera niños dependientes y
apegados al hogar, rasgos que caracterizan a las víctimas. Dicho autor considera
que, estas tendencias a la protección en exceso pueden ser a la vez, causa y
efecto del acoso. Las víctimas, en especial, tienen un contacto más estrecho y
una relación más positiva con sus madres.
C. Aspectos Físicos.- Las víctimas son menos fuertes físicamente, en especial,
los chicos. No son agresivos, ni violentos, y muestran un alto nivel de ansiedad y
de inseguridad. Este autor señala ciertos signos visuales, que el agresor elegiría
para atacar a las víctimas y que separarían a las víctimas de otros
estudiantes.Serían rasgos como las gafas, el color de la piel o el pelo, y las
dificultades en el habla, por ejemplo. Sin embargo, indica que las desviaciones
externas no pueden ser consideradas como causa directa de la agresión, ni del
estatus de la víctima. El/la agresor/a, una vez elegida la víctima, exploraría los
rasgos diferenciadores.
D. Tipología.-Habitualmente, se aceptan los dos prototipos: la activa o provocativa
suele exhibir sus propios rasgos característicos, combinando un modelo de
ansiedad y de reacción agresiva, lo que es utilizado por el agresor para excusar
su propia conducta. La victima provocativa suele actuar como agresor/a,
mostrándose violenta y desafiante. Dichos chicos tienen problemas de
concentración y tienden a comportarse de forma tensionada e irritante a su
alrededor, y lo habitual es que provoquen reacciones negativas en gran parte de
sus compañeros.
La victima pasiva es la común; son sujetos inseguros, que se muestran poco, y
que sufren calladamente el ataque del agresor. Su comportamiento para el
agresor es un signo de inseguridad y desprecio, al no responder al ataque y al
insulto. Caracteriza ese modelo de ansiedad y de reacción sumisa combinado (en
los chicos) con la debilidad física que les caracteriza.
E. Relación Social.-Generalmente, las víctimas son sujetos rechazados, difícilmente
tienen un verdadero amigo en clase, y les cuesta mucho trabajo hacerlos. Son los
menos populares de la clase, son niños aislados que tienen unas redes sociales,
de apoyo con compañeros y profesorado, muy pobres. Sin embargo, desarrollan
una mayor actitud positiva hacia su profesorado que los agresores (Olweus,
1998).En clase tienen dificultad para hablar, se sienten inseguros y/o demuestran
ansiedad, tienen un aspecto contrariado y triste, presentan un deterioro gradual
del rendimiento escolar.Regresan a casa con la ropa rota, con los libros
estropeados, han <<perdido>> objetos y/o dinero, piden que los acompañen a la
escuela, o no quieren ir, evitan determinados lugares, determinados días o clases,
hacen caminos ilógicos para ir a la escuela, no los invitan a casa de los demás,
tienen pesadillas, trastornos psicosomáticos, marcas de golpes y arañazos,
cambios de humor repentinos.
Aparición frecuente de grafitis, que insultan a alumnos o grupos de alumnos con
resultados académicos bajos y dificultades de atención generalizadas, situaciones
de exclusión social, distanciamiento de los adultos, falta de capacidad de gestión
y resolución de conflictos, entre otros.
En algunos casos, presentan rasgos diferenciales étnicos, culturales o de otros
tipos (bullying racista, homófobo, sexista).
F. Espectadores y Espectadoras.- Olweus (1993) ha interpretado la falta de
apoyo de los compañeros hacia las víctimas como el resultado de la influencia
que los agresores ejercen sobre los demás.
V.7. Como identificar al alumno/a ‘’BULLY’’.
1. Se caracteriza por su capacidad para agredir, intimida, pone apodos, ridiculiza,
golpea a otros niños, empuja, daña las pertenecías de otros estudiantes. Dirigen
sus agresiones a estudiantes débiles e indefensos. Pueden tener seguidores que
realizan ´´el trabajo sucio``, mientras ellos organizan.
2. El ´´bullying`` entre chicas es menos visible y más rebuscado; se dedican a
expandir rumores, y a manipular las relaciones entre amigos en la clase.
3. Físicamente son fuertes, mayores o de igual edad.
4. Necesitan dominar, tener poder y sentirse superiores.
5. Poseen fuerte temperamento, fácilmente se enojan, impulsivos y con baja
tolerancia a la frustración.
6. Habitualmente se muestran opuestos, desafiantes y agresivos hacia los adultos.
7. Son vistos (por los demás compañeros) como si fueran malvados, duros y
ansiosos por mostrar poca simpatía hacia las víctimas.
8. No se muestran inseguros. Suelen tener alta autoestima.
9. Participan, tempranamente, en actividades en las que manifiestan
comportamientos antisociales (robo, alcohol, vandalismo, etc.)
10. Pueden presentar mucha o poca popularidad entre sus compañeros, pero solo les
soportan unos pocos. Son más populares en primaria que en secundaria.
11. Cuando llegan a cursos elevados, suelen mostrar una actitud negativa hacia la
escuela. (Cerezo, 2002).
5.7.1. Indicadores para Identificar Víctimas.
1. Cuando en la escuela son objeto de burlas, bromas desagradables, les ponen
apodos, insultan, los molestan, a menudo están implicados en discusiones y
peleas en las cuales se encuentran indefensos y siempre acaban perdiendo, en el
juego son los últimos en ser elegidos, en el patio suelen estar cerca del maestro,
no tienen muchos amigos.
2. En la clase tienen dificultad para hablar, se sienten inseguros y/o demuestran
ansiedad, tienen un aspecto contrariado y triste, presentan un deterioro gradual
del rendimiento escolar.
3. Regresan a casa con la ropa rota, con los libros estropeados, han “perdido”
objetos y/o dinero, piden que los acompañen a la escuela, o no quieren ir, evitan
determinados lugares, determinados días o clases, hacen caminos ilógicos para ir
a la escuela, no los invitan a casa de los demás, tienen pesadillas, trastornos
psicosomáticos, marcas de golpes y arañazos, cambios de humor repentinos.
4. Aparición frecuente de grafitis que insultan a los alumnos o grupos de alumnos
con resultados académicos bajos y dificultades de atención generalizadas,
situaciones de exclusión social, distanciamiento de los adultos, falta de capacidad
de gestión y resolución de conflictos, entre otros.
5. A veces el maltrato apunta a grupos concretos que presentan rasgos diferenciales
étnicos, culturales o de otros tipos (bullying racista, homófobo, sexista…).
6. Los escolares suelen estar solos en el patio, en el aula o en actividades
extraescolares.
7. Suelen aparentar tristeza, inhibición, desmotivación.
8. Tienen miedo de ir al colegio.
9. No hablan en casa de lo que sucede en el colegio.

5.7.2. Como detectar desde la Familia.


Si los padres observan algunos de estos indicios que se exponen a continuación, es
posible que su hijo sea objeto de algún tipo de acoso escolar:
1. Sienten recelo de ir al colegio o instituto (buscan cualquier excusa para no ir).
2. Regresan a casa del colegio con la ropa rota o desordenada, con los libros y
material escolar rotos.
3. Tienen contusiones, heridas y arañazos que no explican de forma natural.
4. No los acompañan compañeros de clase o del colegio cuando vuelven a casa.
5. Es posible que no tengan un solo amigo con quien compartir el tiempo libre.
6. Nunca o casi nunca les invitan a fiestas y es muy posible que no sientan ningún
interés en organizarlas ellos.
7. Van y vienen del centro por un lugar ilógico.
8. Duermen intranquilos, tienen pesadillas y es posible que lloren mientras duermen.
9. Pierden el interés por el trabajo escolar y sacan notas bajas.
10. Tienen un aspecto triste, deprimido y de infelicidad.
V.8. Consecuencias del “BULLYING”.
Para la Víctima.
Es quien puede tener consecuencias más nefastas, ya que, puede concluir en fracaso
escolar, sentirse violentado/a, desprotegido/a, aislado/a, indefenso/a, alto grado de
ansiedad anticipatoria, insatisfacción, fobia al colegio, riesgos físicos, conformación de
una personalidad insegura e insana para el desarrollo correcto e integral de la
persona.
Olweus (1993) señala que, las dificultades de la víctima para salir de la situación de
ataque por sus propios medios provocan en ellos efectos negativos, como el
descenso de autoestima, altísimos estados de ansiedad e incluso, cuadros
depresivos, con la consiguiente imposibilidad de integración escolar y académica.
Cuando la victimización se prolonga, pueden comenzar a manifestar síntomas
clínicos, que se pueden ubicar en cuadros de neurosis, histeria y depresión. Por otra
parte, toda esta situación puede suponer una dañina influencia sobre el desarrollo de
su personalidad social. La imagen que adquieren de sí mismos puede llegar a ser muy
negativa, en cuanto a su competencia académica, conductual y de apariencia física.
También pueden desencadenar reacciones agresivas, bajo la forma de intentos de
suicidio.
Para el/la Agresor/a.
El agresor no queda libre de las consecuencias indeseadas, y puede suponer para el
mismo un aprendizaje sobre cómo conseguir los objetivos mediante la presión y la
violencia, y por tanto, situarse en la antesala de la conducta delictiva. Si ellos/as
aprenden que esa es la vía para establecer los vínculos sociales, equivocadamente,
generalizarán esas situaciones y actuaciones a otros grupos en los que se integren,
donde seguirán siendo molestos/as. Incluso, en el momento del emparejamiento,
pueden extender esas formas de dominio y sumisión el otro, en la convivencia
doméstica, como son los casos que vienen sufriendo frecuentemente las mujeres.
Para los Espectadores.
Los/as espectadores/as no permanecen ilesos/as les supone un aprendizaje sobre
cómo comportarse ante situaciones injustas, y un esfuerzo de las posturas
individualistas y egoístas, y lo que es todavía mucho más peligroso, un escaparate
para valorar como importante y respetable la conducta violenta. La desensibilización
que se produce ante el sufrimiento de otros, a medida que van contemplando
acciones repetidas de violencia ante las cuales permanecen impasibles, no
interviniendo, activamente para evitarlas en la medida de lo posible. Por otro lado,
también se indica que, aunque el espectador reduce su ansiedad de ser atacado por
el agresor, en algunos casos, podría sentir una sensación de indefensión, semejante a
la experimentada y vivida en propia carne, por la víctima.
V.9. “BULLYING” y problemas de convivencia en los Centros Educativos.
1. Problemas de Indisciplina. Se trata de sucesos de incumplimiento de las reglas
y normas de convivencia en el centro escolar de una forma reiterada y continuada.
Se trataría, en definitiva, de actuaciones tales como la negativa a cumplir órdenes
o deberes, tirar cosas, etc.
2. La Conducta Antisocial. En esta situación, el “bullie” mostraría su indiferencia
grave hacia las normas sociales con orientación y sin ningún sentimiento de culpa.
Se trataría de actuaciones tales como: mentiras, robos, destrozos en el mobiliario,
falsificación de firmas, consumo de estupefacientes.
3. El Maltrato y la Intimidación entre Iguales (“bullying”). Se puede resumir
diciendo que se trata de acciones violentas, de un líder negativo, apoyado por un
grupo, que arremete o intimida un alumno/a. y marginación del trabajo escolar.
4. Conductas Disruptivas. Se trataría de comportamientos molestos que suceden
con impulsividad, falta de motivación y marginación del trabajo escolar. Son
hechos como molestar e interrumpir frecuentemente en clase, deambular por el
aula, incordiar a otros, preguntar insistentemente, levantarse sin permiso, etc.
5. Desinterés Académico. Frecuentemente topamos con actitudes de desinterés y
desidia. Estaríamos ante hechos tales como los del alumnado que está en la clase
y no le interesa nada de lo que le pueda ilustrar en la misma, ausentándose
mentalmente, no prestando atención, y no reaccionando adecuadamente a los
requerimientos del profesorado.

5.10. Ámbitos de influencia para la presencia o ausencia del “BULLYING”.


5.10.1. El Ámbito Familiar.
El contexto familiar tiene una trascendencia capital, en lo relativo al aprendizaje de
las formas de relación interpersonal. La estructura y dinámica de la familia, los estilos
educativos de los padres y las madres, las relaciones con los hermanos, etc., son
aspectos muy importantes que hay que valorar y tener en cuenta, ya que, pueden
convertirse en factores protectores, o bien, en factores de riesgo para que los/as
niños/as se conviertan en “bullies” o víctimas, en su relación con los iguales.
Olweus ha sido quien, ya en 1980, y más recientemente (en 1998), ha ubicado,
dentro del seno familiar, tres de los cuatro factores que, en su opinión, considera
decisivos y conducentes (en orden de importancia) a la génesis y posterior desarrollo
de un modelo de reacción violenta:
1. La actitud emotiva de los padres. o de las personas encargadas del niño.
Ciertamente, la actitud emotiva es decisiva y fundamental durante los primeros
años. Las actitudes negativas y carentes de efecto incrementaran el riesgo de
que el niño se convierta posteriormente, en una persona violenta con los demás.
En sentido contrario, constituirá un factor de protección.
2. El grado de permisividad de los padres ante la conducta agresiva del niño.
El niño y la niña deben ir aprendiendo donde se encuentran los límites de lo que
se considera conducta violenta en sus relaciones interpersonales. Un
comportamiento excesivamente permisivo por parte de los adultos podría
distorsionar la visión que, en definitiva, el sujeto debe y necesita aprender. Dicho
aprendizaje, si se realiza de forma desenfocada, podría favorecer la aparición y
surgimiento de reacción violenta.
3. Métodos de afirmación de la autoridad. Si las personas que cuidan al niño/a
utilizan habitualmente para afirmar su autoridad con él/ella el castigo físico y el
maltrato emocional, esto generará violencia: “la violencia engendra violencia”. La
interiorización de reglas que los/as niños/as tienen que aprender, nunca deberán
instalarse mediante el castigo físico. En consecuencia, el cariño y la dedicación
de las personas que crían al niño/a, el establecimiento de los límites bien
definidos sobre las conductas que se permiten y las que no se toleran, junto con
el uso de sus métodos educativos no físicos, crean niños independientes y
armoniosos.
Otros factores del ámbito familiar que pueden influir a favor o en contra del
desarrollo de un modelo favorecedor de la violencia, serían los siguientes:
a. La supervisión de forma razonable de las actividades que los chicos y chicas
hacen fuera del colegio (que hacen, con quienes van, especialmente en la
adolescencia).
b. El uso de los hijos como aliados en las discusiones entre pareja, no
dejándolos al margen.
c. Las relaciones que se establecen entre los adultos de la familia, los
conflictos y su frecuencia, las discusiones entre los padres, y si están
presentes los hijos o no.
d. La presencia de un padre alcohólico y brutal se manifiesta, también, como
factor trascendental.
e. El uso y tiempo que se hace de la televisión y de algunos programas que, en
cierto grado, elevan el nivel de violencia en la televisión en los chicos y
chicas que lo ve.
f. Volverse “inmunes” al horror de la violencia.
g. Aceptar gradualmente la violencia como un modo de resolver los problemas.
h. Imitar la violencia que observan en la televisión.
i. Identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores.

5.11.2 En el Ámbito Social.


Existen factores sociales y culturales implicados en el fenómeno, cuyo conocimiento
permite la comprensión de este en toda su extensión y complejidad. De esta forma,
la televisión se ha convertido en un contexto educativo informal de gran
trascendencia en el desarrollo y el aprendizaje de los niños/as y adolescentes. No
significa que los medios de comunicación por si solos puedan explicar la violencia
escolar, sino que la visión de programas violentos, socialmente aceptados, puede
agregarse a otros factores de riesgo. También los recursos comunitarios, tales como
los servicios sociales, jurídicos o creencias y los valores culturales a la hora de
explicar el fenómeno de la violencia entre iguales.
A. La vida estructural.- De gran influencia son las características que postulan
como deseables las sociedad (Mooig, 1997) y los medios de comunicación, y
que son estructuralmente violentas para gran parte de la población, existiendo
una gran distancia entre el punto de partida en el que se halla gran parte de la
población y la meta que se les presenta como deseable. En este sentido, la
valoración del poder, del éxito, del diento, la glorificación del machismo con el
ensalzamiento de la masculinidad, la violencia como herramienta de uso
corriente en los medios, generan un clima de tensión estructural que ayuda al
mantenimiento de modelos de conductas agresivas.
B. En el ámbito grupal.- Consideramos:
 El contagio social.- Generalmente, el modelo que actúa dentro de un grupo
influye en todos y cada uno de los espectadores, especialmente, en aquellos
que aún no tienen formado un verdadero espíritu crítico, son inseguros,
dependientes, y no cuentan para el resto de los compañeros del grupo. En
este tipo de sujetos se produce lo que se llama contagio social, mediante el
cual, adoptan el comportamiento de ese modelo observado y que supone,
para los mismos, una forma de imponerse en el grupo.
 Falta de control de inhibiciones.- De todo lo expuesto anteriormente se
desprende que, ante las actuaciones agresivas del modelo, que son exitosas
y reciben una recompensa, en el espectador se produce una bajada de las
actitudes inhibidoras para actuar de forma agresiva.
C. Difuminación de la responsabilidad individual.- El hecho de que los “bullies”,
en ocasiones, participen en grupo o acompañados de otras personas en
acciones violentas, produce como consecuencia una disminución de la
percepción de la responsabilidad personal. Los sentimientos de culpa se
producirán al hacerlo en solitario, aquí se reducen al ser mitigados por el amparo
grupal.
D. Cambios de la percepción de la víctima.- Cuando la víctima atesora en su
persona insultos, desprecios, ataques continuados, etc., y todo ello sucede en
grupo, y con la aprobación de los compañeros, se puede ver en la victima a una
persona a la que no le importa que se le hagan esas y otras acciones. Entonces,
el grupo lo vería como normal y “merecedora de lo que pasa”. Esta percepción
supone una reducción de la culpabilidad, para los agresores.
5.10.2. En el Ámbito Personal.
Ciertas características o situaciones personales de ciertos sujetos pueden
convertirse en factores de riesgo, para que, en determinadas condiciones, los
agresores se comporten de forma violenta con sus compañeros (Olweus, 1998).
Estas características, como la agresividad, la falta de control, las toxicomanías, o el
aprendizaje de conductas violentas en los primeros años de convivencia, se han
utilizado para explicar el fenómeno “bullying”, aunque no se pueden aceptar como
causas únicas de maltrato.

VI. CONCLUSIONES
VII. RECOMENDACIONES

9.1 RECOMENDACIONES PARA EVITAR BULLYING EN LA ESCUELA.

El Bullying escolar es un tema muy común hoy en día por ello es necesario saber de
qué se trata para prevenirlo ya que puede causar estragos en los niños y jóvenes que
lo padecen.

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