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Exponer la piel al sol poco tiempo, pero muy a menudo, es la clave para adquirir la
dosis necesaria de vitamina D. También ayuda —aunque en menor medida—
consumir pescados grasos, lácteos, huevos y alimentos fortificados, pero si no se
tiene ninguna enfermedad crónica o situación que impida al cuerpo sintetizar bien
esta vitamina, los suplementos no aportarán ningún beneficio extra. Lo detallamos
todo en las siguientes líneas.
Aún así, las pruebas sanguíneas solo se consideran importantes para ciertos
grupos: por ejemplo, para las personas que están ingresadas en el hospital; para
los pacientes con un trastorno gastrointestinal o con osteoporosis; los que han
tenido una cirugía de pérdida de peso o los menores que están inmovilizados y no
pueden salir a la calle.
No hay datos concluyentes para afirmar que una deficiencia de esta vitamina
pueda considerarse un factor de riesgo para sufrir esta patología o que un
tratamiento con suplementos pueda ayudar a tratar los síntomas de la depresión,
un trastorno que surge de una combinación de factores (familiares, biológicos,
psicológicos y sociales).