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Las vitaminas son nutrimentos esenciales para el organismo debido a que son

necesarias para que se lleven a cabo diferentes funciones celulares; este grupo
de sustancias se dividen en hidrosolubles y liposolubles. La diferencia entre
ambas radica en que las primeras son utilizadas por el organismo
inmediatamente y el excedente sale a través de la orina (excepto la vitamina
B12) mientras que las liposolubles se almacenan en el tejido graso del cuerpo.

Las vitaminas liposolubles que son la A, D, E y K que al ser consumidas en


exceso, se acumulan y pueden provocar efectos adversos en el organismo lo
que se conoce como hipervitaminosis; este padecimiento es difícil que ocurra
a través de la dieta y es más frecuente que se presente por el consumo
indiscriminado de complejos multivitamínicos.

Las hipervitaminosis que ocurren con mayor frecuencia son las de vitamina A
y D; cuando se ingieren grandes cantidades de vitamina A (8,000 a 10,000
microgramos/día) pueden presentarse alteraciones de la piel, caída del pelo,
debilidad, vómitos y en casos extremos trastornos hepáticos. La ingesta
excesiva de vitamina D (aproximadamente 1250 microgramos/día) puede
provocar depósitos de calcio en tejidos blandos, daño renal y/o cardiovascular
y síntomas como estreñimiento, disminución del apetito, vómitos, fatiga y/o
deshidratación.

Es importante señalar que aunque las vitaminas hidrosolubles no se acumulan,


su consumo excesivo puede provocar que el riñón no las eliminen y se
generen cálculos renales.

Funciones y déficits

Vitamina A. Las principales funciones de la vitamina A son mantener la visión


normal, regular el crecimiento y la diferenciación celulares y regular el
metabolismo de los lípidos. En el ser humano, las funciones mejor definidas
son:

 Mantener la visión normal con luz reducida


 Potenciar la diferenciación de células epiteliales especializadas
 Efectos metabólicos de los retinoides
 Potenciar la inmunidad frente a infecciones.

La deficiencia de vitamina A se produce en todo el mundo como


consecuencia de una nutrición deficiente o de una malabsorción de grasa. En
los niños, las reservas de vitamina A se agotan por las infecciones y su
absorción es insufi ciente en los recién nacidos. En los adultos, la defi ciencia
de vitamina A puede aparecer junto a la depleción de otras vitaminas
liposolubles en pacientes con síndromes de malabsorción, como la enfermedad
celíaca, la enfermedad de Crohn y la colitis.

Vitamina D. La principal función de la vitamina D liposoluble es el


mantenimiento de las concentraciones plasmáticas adecuadas de calcio y
fósforo para mantener las funciones metabólicas, la mineralización ósea y la
transmisión neuromuscular. Con respecto a sus funciones destacamos:

 Estimulación de la absorción intestinal de calcio


 Estimulación de la reabsorción de calcio en los túbulos distales renales
 Colabora con la PTH en la regulación del calcio sanguíneo.
 Favorece la mineralización del hueso

La deficiencia de vitamina D causa raquitismo en niños en crecimiento y


osteomalacia en adultos; estas enfermedades esqueléticas tienen distribución
mundial. Puede deberse a una deficiencia de calcio y vitamina D en la dieta,
pero quizá más importante sea la exposición limitada a la luz solar (p. ej., en
mujeres cubiertas con velo, niños nacidos de madres con embarazos
frecuentes seguidos de lactancia que causa una carencia de vitamina D y
habitantes de países nórdicos con poca luz solar). Otras causas menos
frecuentes de raquitismo y osteomalacia son los trastornos renales que
provocan un descenso de la síntesis de 1,25-(OH) 2 -D o una depleción de
fosfato y trastornos de malabsorción

Vitamina C. La carencia de vitamina C hidrosoluble conduce al desarrollo de


escorbuto, caracterizado principalmente por enfermedad ósea en niños en
crecimiento, y hemorragias y defectos de la cicatrización en niños y adultos. El
ácido ascórbico actúa en varias vías biosintéticas por la aceleración de las
reacciones de hidroxilación y amidación.  La función más claramente
establecida de la vitamina C es la activación de prolil y lisilo hidroxilasas
a partir de precursores inactivos, para la hidroxilación del procolágeno.

Una deficiencia de vitamina C produce la supresión de la velocidad de


síntesis de polipéptidos de colágeno, independientemente de un efecto en la
hidroxilación de la prolina. La vitamina C también tiene propiedades
antioxidantes, como son la capacidad de eliminar los radiales libres
directamente y participar en reacciones metabólicas que regeneran la forma
antioxidante de la vitamina E.
La carencia de vitamina D está causada habitualmente por la falta de
exposición a la luz solar. Algunos trastornos también pueden causar la
carencia.

 La causa más frecuente es la falta de exposición a la luz solar,


normalmente cuando la dieta es deficiente en vitamina D, pero
también influyen otros trastornos.

 Si la cantidad de vitamina D es insuficiente, aparecen debilidad y


dolor muscular y óseo.

 Los niños pequeños desarrollan raquitismo: el cráneo es blando,


los huesos crecen de manera anómala y los bebés tardan más
tiempo de lo habitual en sentarse y en gatear.

 Para confirmar el diagnóstico se hacen análisis de sangre y, a


veces, radiografías.

 A los lactantes se les deben dar suplementos de vitamina D


desde el nacimiento, ya que la leche materna contiene poca
vitamina D.

 Los suplementos de vitamina D por vía oral o suministrados


mediante inyección suelen lograr una recuperación completa.

Dos formas de vitamina D son importantes para la nutrición:

 Vitamina D2 (ergocalciferol): esta forma se sintetiza a partir de


plantas y de precursores de levaduras, Y es la que se utiliza por
regla general en los suplementos que contienen dosis muy altas.
 Vitamina D3 (colecalciferol): esta forma de la vitamina D es la
más activa. Se forma en la piel cuando esta se expone a la luz
solar directa. Las fuentes alimenticias más comunes son los
alimentos enriquecidos, sobre todo los cereales y los productos
lácteos. La vitamina D también está presente en los aceites de
hígado de pescado, los pescados grasos, las yemas de huevo y
el hígado.
(Véase también Introducción a las vitaminas .)
La leche materna humana solo contiene pequeñas cantidades de vitamina D.

Esta vitamina se almacena principalmente en el hígado. Las vitamina D2 y D3


no están activas en el organismo, y deben ser procesadas (metabolizadas)
por el hígado y por los riñones a una forma activa denominada vitamina
D o calcitriol. Esta forma promueve la absorción del calcio y del fósforo en el
intestino, que se incorporan a los huesos para hacerlos fuertes y densos (un
proceso que se denomina mineralización). Por lo tanto, el calcitriol es
necesario para la formación, el crecimiento y la reparación de los huesos.
La vitamina D se puede utilizar para tratar la psoriasis, el hipoparatiroidismo y
la osteodistrofia renal . No se ha demostrado que la vitamina D prevenga la
leucemia y los cánceres de mama, próstata, colon u otros tipos de cáncer. La
administración de suplementos de vitamina D no trata ni previene eficazmente
la depresión o las enfermedades cardiovasculares, ni previene las fracturas o
las caídas. Sin embargo, algunas pruebas sugieren que tomar la cantidad
diaria recomendada combinada de vitamina D y calcio reduce el riesgo de
fracturas de cadera en las personas con mayor riesgo.
La necesidad de la vitamina D por parte del organismo aumenta con la edad.

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