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España es un estado europeo de tamaño medio 506.000 km2, situado en la zona templada del
hemisferio norte. Comprende un territorio peninsular, que ocupa el 97’53% de dicha
superficie; un archipiélago mediterráneo (I.Baleares), un archipiélago atlántico (I.Canarias),
Ceuta y Melilla y algunos peñones e islotes.
La península presenta una posición original entre dos continentes, Europa y África, y entre
dos grandes masas de agua, el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Es un país con gran
desarrollo costero (3.904 km) que junto a los territorios insulares hace un total de 6000
km, de ahí su tradición marinera.
El relieve es el conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. Son el resultado de una
estructura geológica originada por las fuerzas internas de la Tierra y del modelado realizado
sobre ella por fuerzas y procesos externos (meteoros atmosféricos, aguas, seres vivos, etc.). La
disciplina científica que estudia el relieve es la Geomorfología. Fuerzas internas + tipo de roca +
agentes erosivos: relieve resultante.
En una visión de conjunto del relieve de la Península Ibérica se aprecian tres de sus rasgos
principales: la elevada altitud media, la disposición periférica de los relieves montañosos, y la
forma maciza y compacta de la península.
1/ La elevada altitud media: España presenta una altitud media de 660 metros sobre el nivel
del mar. Esta altitud es resultado de la profusión de montañas de altitud media y, sobre todo,
de la gran extensión que ocupa la Meseta castellana.
2/ La disposición periférica del relieve: la mayoría de los sistemas montañosos de la Península
se disponen en relación a la Meseta. Bien en su interior (Sistema Central y Montes de Toledo),
en torno a ella (Montes de León, Cordillera Cantábrica e Ibérica, Sierra Morena) o
independiente a ella (Sistemas Béticos y Pirineos). Esta disposición es la responsable del
aislamiento del interior peninsular y de la escasa penetración de la influencia del mar.
En cuanto al relieve insular, los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente
diferenciado. Las islas Baleares guardan una estrecha relación con el relieve peninsular,
mientras que en las islas Canarias son completamente independientes, tanto por su situación
geográfica como por su carácter volcánico.
El relieve de España guarda relación, como toda la superficie terrestre, con la tectónica de
placas, es decir, con el deslizamiento de grandes placas litosféricas que, en sus movimientos
de deriva, se aproximan entre sí, comprimen los sedimentos depositados en las cuencas
geosinclinales y originan las cordilleras. Estos procesos se desarrollan durante millones de años
y se corresponden con fases de actividad orogénica que se denominan plegamientos.
Por otra parte, todas las tierras emergidas están sometidas a los efectos de la erosión, que se
manifiesta como una fuerza destructora y niveladora del relieve, que, al mismo tiempo que se
crea, se transforma y se destruye, de manera que las formas que apreciamos hoy no coinciden
con las originarias, sino que son resultantes de la interacción de las fuerzas de la naturaleza.
En la formación del relieve peninsular, las placas eran la eurosiberiana o de Laurasia y la
africana o de Gondwana, que estaban separadas por el amplísimo mar de Thetis, antecedente
del actual mar Mediterráneo y gran geosinclinal a expensas de cuyos sedimentos se formaron
las primeras tierras ibéricas.
Las fases orogénicas principales se corresponden con las Eras Primaria y Terciaria, en las que la
Península se vio afectada por los plegamientos herciniano y alpino, respectivamente. Por el
contrario, las Eras Secundaria y Cuaternaria se corresponden con épocas de erosión y
sedimentación.
La evolución del relieve español comienza en la Era Primaria, con la sedimentación en el mar
de Thetis de los materiales arrancados por la erosión de las placas Laurasia y Gondwana. Estos
sedimentos fueron comprimidos por el plegamiento herciniano que hizo emerger el Macizo
Hespérico.
La Era Secundaria, se corresponde con una era de calma orogénica, siendo la erosión la
principal protagonista de la evolución. Las tierras emergidas fueron atacadas por agentes
erosivos, perdiendo altura y quedaron reducidas a penillanuras, depositándose los materiales
que la erosión había extraído de ellas en el mar de Thetis, un gran geosinclinal en los que a lo
largo de la Era Secundaria se acumulan los sedimentos.
En la Era Terciaria, el plegamiento alpino afectó a las tierras emergidas desde antiguo y a los
depósitos sedimentarios recientes. Unos y otros eran de naturaleza distinta, de ahí que, ante el
empuje alpino, los efectos fueran diversos: los viejos materiales, duros, rígidos y frágiles
debido a su antigüedad, se fragmentaron, unos bloques quedaron elevados (Sistema Central,
Montes de Toledo) y otros hundidos; en cambio, los sedimentos del los fondo geosinclinar,
flexibles, elásticos y deformables, se comprimieron plegándose ante el empuje orogénico y
emergieron para dar lugar a las grandes cordilleras: cordilleras Béticas y los Pirineos.
Consecuencia última del plegamiento alpino sobre el viejo zócalo herciniano fue el
basculamiento de todo el conjunto hacia el oeste, lo que obligó a la nueva red hidrográfica a
encauzarse hacia el océano Atlántico.
En los periodos glaciares, las altas montañas están ocupadas por extensos glaciares, cuyas
lenguas labran valles y arrastran todo tipo de materiales. Las zonas montañosas medias
soportan un clima muy frío, el suelo permanece helado algunos meses; el frío origina el
cuarteamiento de las rocas y su acumulación al pie de las pendientes y fondo de los valles. Las
zonas bajas, por su parte se ven afectadas por la intensa erosión de los ríos.
El glaciarismo afectó a las cordilleras más altas, dando lugar a glaciares de circo y de valle.
Los glaciares de circo se reducen a la cabecera del valle. En la Península por su altitud, la
mayor parte de los glaciares fueron de circo y cuando se fundieron los hielos originaron
pequeños lagos.
Los glaciares de valle, se forman cuando el espesor de hielo acumulado en el circo es grande.
Entonces el hielo de las capas inferiores se desplaza fuera del circo y se desparrama valle
abajo.
En las fases interglaciares, que se corresponden con un tiempo más cálido, se funden los
hielos acumulados durante las glaciaciones. En consecuencia, aumenta el caudal y la fuerza
erosiva de los ríos, que ahondan sus cauces y forman amplias terrazas de cantos rodados, o
aluviones, arenas y limos.
En la formación del relieve insular, las islas Baleares son la prolongación geográfica de la
Península en el mar Mediterráneo a través del cabo de la Nao, ya que, excepto en la isla de
Menorca, el archipiélago presenta la continuidad de las cordilleras Béticas; así lo acredita su
estructura geológica, la naturaleza de los materiales y la edad de formación. Es en Mallorca
donde se hallan mejor representados los caracteres originales del relieve, en la existencia de
dos cadenas montañosas y una depresión interior. La isla de Menorca se vincula a la cordillera
Costero-Catalana, perceptible en el roquedo y en su orientación.
Las islas Canarias, situadas en el océano Atlántico, tienen un carácter volcánico. Su origen hay
que relacionarlo con las emisiones volcánicas que tuvieron lugar a mediados de la Era
Terciaria, a través de las fracturas existentes en la zona de fricción entre la placa africana y la
corteza oceánica. Las islas se elevan desde las profundidades marinas hasta una altura
considerable. Su punto culminante es el Teide con 3718 metros en la isla de Tenerife.
ANEXO - RELIEVE ESPAÑOL. HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
ERA GEOLÓGICA
ACTIVIDAD PRINCIPAL RESULTADO LITOLOGÍA PRINCIPAL
Arcaico o Precámbrico
4000-600 mill años Aparecen algunas bandas montañosas que son arrasadas por la Todo cubierto casi en su totalidad por los mares
erosión paleozoicos
Primaria o Paleozoico
Movimientos orogénicos Hercinianos Emergió el macizo Hespérico, formando parte de una España silícea: ocupa el macizo
600-225 millones de cordillera surgida por las mismas circunstancias en el herciniano de la Meseta, perteneciente
años suroeste de Europa. a la era Primaria (Galicia, Extremadura,
Sierra Morena…). Está consituida por
materiales rocosos antiguos ricos en
sílice: granito, cuarcita y pizarra. Al ser
antiguas han sufrido mucha erosión,
presentando actualmente peculiares
formas en el paisaje (completar con
imágenes)
Secu ndaria o
Mesozoico Es una época de calma orogénica, predominando procesos de El macizo Hespérico sufre un desgaste España caliza: ocupa la zona oriental de
erosión/sedimentación a la vez que se producen regresiones y transformándose en un terreno donde predominan los la peninsula, formando una Z invertida
225-68 mill. de años transgresiones marinas que provocaron que en los bordes del llanos, es decir, penillanuras. que engloba las cordilleras de origen
macizo Hespérico se acumularan materiales sedimentarios alpino: Pirineos, Cordillera Cantábrica,
tanto del Mesozoico como del Paleozoico. Sistema Ibérico y Béticos. Su origen es
sedimentario: caliza, margas, areniscas y
Terciaria o Meseta Central, dividida por el Sistema Central y los conglomerados. Sus procesos de
Cenozoico Movimientos orogénicos Alpinos Montes de Toledo. erosión también provocan formas
Cinturón de Sistemas montañosos en los bordes del peculiares del paisaje (completar con
68-1,7 millones de macizo Hespérico. imágenes).
años Depresiones del Ebro y Guadalquivir
Pirineos, Cordillera costero-catalana y sistemas Béticos
Cuaternaria Época de calma orogénica. Se suceden periodos de glaciaciones El modelado actual del paisaje responde a los procesos
con otros interglaciares. de erosión y sedimentación de esta Era. España arcillosa: se encuentra en las
1,7 mill de años- El modelado de la Península Ibérica continua mediante: relleno depresiones interiores de la Meseta, del
de depresiones con materiales sedimentarios; basculación de la
actualidad Meseta Central (antiguo macizo Hespérico) hacia el Atlántico, Glaciarismo y terrazas fluviales Ebro y del Guadalquivir. Son materiales
con la consecuente configuración de la red hidrográfica actual; recientes y flexibles no afectados por
dibujo de la línea de costa (más recortada al norte, cabos, ninguna orogenia: arcilla, yeso, arena,...
golfos,...); procesos glaciares de erosión, principalmente en las Sus formas del relieve suelen ser planas,
cumbres de las cadenas montañosas. aunque si se asientan sobre materiales
duros se produce un relieve en forma de
mesa.
Para entender mejor la tabla anterior, adjunto a imagen sobre evolución geomorfológica de la Península Ibérica ampliada:
El Roquedo y los tipos de relieve
La Iberia silícea
Esta zona está constituida por aquellas áreas en las que afloran en abundancia materiales
como la sílice y el cuarzo, y en las que predominan las rocas cristalinas y duras (granito, gneis,
cuarcitas, pizarras, mármoles). La Iberia Silícea ocupa el tercio occidental de la Península: el
zócalo de la Meseta, el Macizo Galaico, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra
Morena. No obstante, las rocas silíceas también están presentes en la zona axial del Pirineo,
las altas cumbres de Sierra Nevada y núcleos
aislados del Sistema Ibérico.
1. Su gran resistencia a la erosión física, que contrasta con su gran vulnerabilidad ante la
meteorización química.
2. La abundante presencia de diaclasas o grietas, presentes en la estructura de sus
bloques, dispuestas en planos horizontales y verticales. Es por esta razón por la que, como
veremos, el granito se presenta dividido en bloques independientes.
Esta Iberia está integrada por formaciones sedimentarias, la mayoría de origen marino,
depositadas durante la Era Secundaria. La Iberia caliza dibuja una zeta invertida que,
arrancando en los Pirineos, se prolonga por los Montes Vascos y la parte oriental de las
cordilleras Cantábricas, Ibérica y Béticas.
Estructuralmente se corresponde
con cordilleras modernas, formadas
cuando la orogenia alpina plegó las
áreas que en la Era Secundaria
habían recibido una sedimentación
de origen marino. Son, por tanto,
relieves estructurales propios de
cordilleras jóvenes.
La Iberia arcillosa
Esta zona está formada por materiales sedimentarios de origen continental o marino, como
margas, yesos y arcillas. La juventud de los materiales (finales del Terciario y Cuaternario) hace
que no hayan sido afectados por el plegamiento alpino.
Estructuralmente se corresponde con las grandes depresiones de las submesetas norte y sur, y
con las depresiones del Ebro y del Guadalquivir.
Erosión diferencial. En todas las áreas de roquedo es frecuente que aparezcan rocas de
distinto origen y resistencia.
RELIEVE JURÁSICO
Los materiales que constituyen los archipiélagos son muy distintos. La naturaleza de los
materiales de las islas Baleares son los mismos que en la Península, ya que, como hemos
señalado son una prolongación geográfica.
3. Cordilleras alpinas, surgidas tras el último gran plegamiento y formadas por materiales
jóvenes, fundamentalmente calizos. (Pirineos y cordilleras Béticas)
Todo gira alrededor de la Meseta, por lo que comenzaremos hablando de ella y de sus
unidades interiores, para seguidamente bordearla y finalmente situarnos en su exterior.
La Meseta, es nuestra principal unidad de relieve, siendo una llanura elevada que procede el
antiguo macizo hespérico. Se encuentra basculada hacia el Oeste. Dentro de ella se diferencian
el antiguo zócalo paleozoico, sierras interiores y depresiones interiores.
Submeseta Norte
Altitud media elevada (cercana a los 800 m.). Ocupada por la cuenca del río Duero.
Estructura: como base tiene un zócalo duro y antiguo (paleozoico), cubierto por
materiales sedimentarios, más blandos y flexibles (de las eras 2ª y 3ª).
Submeseta Sur
De altitud media más baja que la norte. Está dividida por los Montes de Toledo, lo que
ha generado dos cuencas, la del río Tajo y la del río Guadiana.
En lo que respecta a las sierras interiores destacan el Sistema Central y los Montes de Toledo,
ambas formadas en la era terciaria como consecuencia de los múltiples pliegues sucedidos en
ésta etapa.
Sistema Central
Montes de Toledo
El material litológico es muy antiguo y de desigual dureza. Por un lado están las
cuarcitas, muy duras, que encontramos actualmente en las cumbres y por otro las
pizarras, erosionadas al ser más blandas, y que actualmente encontramos en los valles
de las distintas sierras. Este tipo de paisaje se llama “apalachense”.
La Meseta está rodeada por cadenas montañosas que la envuelven y la aíslan de la influencia
oceánica, confiriendo a las tierras un acusado carácter continental. Los rebordes que lo
integran son:
Primitivo zócalo formado por rocas graníticas que presentan unos perfiles muy suaves.
Estructura: materiales muy antiguos y duros, que respondieron a los movimientos
alpinos fracturándose en bloques escalonados, disminuyendo la altura conforme se
acercan al mar.
Estructura:
Macizo Astur-
Cantábrico:
Corresponde con el
extremo norte del
antiguo macizo
Herciniano. Sus
materiales son, por
tanto, muy duros y
rígidos (cuarcitas y
pizarras
principalmente).
Respondieron a la
orogenia alpina
fracturándose,
aunque su
resultado final se
vio afectado por la erosión glaciar.
Destacan los Picos de Europa, que con sus estrechos y profundos valles suponen un
obstáculo a la comunicación con la Meseta.
Macizo Vasco-Cantábrico:
El Sistema Ibérico.
Sierra Morena:
Fuera de la Meseta se sitúan las unidades de relieve a las que, en razón de su posición
geográfica, denominamos sistemas exteriores. Son cordilleras y depresiones cuya formación se
inició a comienzos de la Era Terciaria. Las cordilleras surgieron por efecto de la orogenia alpina,
que plegó e hizo emerger los sedimentos depositados durante la Era Secundaria al Norte y Sur
de viejos macizos. Las depresiones corresponden a las fosas alpinas establecidas entre los
sistemas en curso de formación y el borde del zócalo paleozoico.
1. uno septentrional, formado por los Pirineos, Montes Vascos, la Cordillera Costero-
Catalana y la depresión del Ebro;
2. y otro meridional, integrado por las Cordilleras Béticas y la depresión del Guadalquivir.
Los Pirineos.
Forman una barrera montañosa robusta y compacta que constituye una frontera natural con
Francia. Podemos distinguir varias zonas:
La Cordillera Costero-Catalana.
Separada de los Pirineos por fallas que han dado lugar a una importante región volcánica
peninsular: Campos de Olot. La cordillera está partida en dos unidades: una parte norte
formada por materiales primarios y una sur por materiales secundarios. Además en cuanto a la
altura también podemos ver como la parte que bordea la costa presenta suavidad en sus
perfiles destacando los Altos del Garraf, mientras que en el interior se encuentran las zonas
más elevadas destacando las sierras de Montserrat y del Montseny. Ambas zonas se
encuentran divididas por una depresión muy fértil.
Cuenta con una forma similar a la de un triángulo encontrándose entre los Pirineos, el sistema
Ibérico y la cordillera Costero-Catalana. La depresión estuvo ocupada por el mar, pero luego se
cerró, transformándose en un gran lago donde se fueron depositando variedad de materiales
sedimentarios. Entre ésta tipología, cuando los materiales son duros han dado lugar a relieves
de páramos, mesas… y si son blandos han dado lugar a la formación de cárcavas.
Ocupa el espacio que se extiende entre las Cordilleras Béticas y Sierra Morena. Es una amplia
depresión en forma triangular abierta al océano Atlántico, del que recibe la influencia
marítima.
Inicialmente, la depresión estuvo cubierta por mar siendo un gran lago de agua salada
(albufera) para después convertirse en marisma. En la actualidad el relieve es suavemente
ondulado siendo característico las campiñas, mesas…, tierras llanas suavemente onduladas
que han sido objeto de explotación agraria desde la antigüedad.
EL RELIEVE BALEAR Y CANARIO.
Los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente diferenciados. Las islas Baleares
guardan una estrecha relación con el relieve peninsular, mientras que las Canarias son
completamente independientes, tanto por su situación geográfica como por su carácter
volcánico.
Situadas en el Océano Atlántico, tienen un carácter volcánico que ofrece un relieve muy
característico compuesto por calderas, roques de lavas que la erosión ha puesto al descubierto
o los malpaíses resultantes de la solidificación de las lavas.
Su punto culminante es el Teide, que con 3710 metros de altitud es la montaña más alta de
España. En sus costas predominan los acantilados frente a una escasez de playas.
Las costas guardan una estrecha relación con el relieve interior, pues son el lugar de contacto
entre éste y el mar.
El litoral peninsular presenta como primera característica la rigidez de contorno y la ausencia
de sinuosidades y entalladuras, lo que contribuye a definir el carácter macizo de la Península
Ibérica. Se articula en tres tramos bien diferenciados y bañados, respectivamente, por el mar
Cantábrico, el océano Atlántico y el mar Mediterráneo.
Las costas cantábricas tienen un trazado muy rectilíneo. Sobresalen los cabos de Machichaco,
Ajo y Peñas y las pequeñas rías. Dominan las formas acantiladas, escasean las playas y destaca
la existencia de rasas, terrazas elevadas de escasa anchura labradas por la abrasión marina.
Las costas gallegas se inscriben en su mayor parte en el litoral atlántico, que, a excepción del
tramo comprendido entre los cabos de Ortegal y Finisterre, presenta una trayectoria rectilínea
de orientación norte sur. Su principal elemento definidor es la existencia de rías o valles
fluviales que han sido ocupados por las aguas marinas a medida que se ha hundido la
superficie continental. Las rías originan una costa articulada en la que la tierra y mar son
complementarios a efectos geográficos y fundamento de la vocación marinera de laGalicia
litoral.
Las costas mediterráneas se extienden desde la punta de Tarifa hasta la frontera francesa y se
descompone en varios sectores:
Al norte del cabo de La Nao el litoral mediterráneo se descompone en dos tramos: el golfo de
Valencia y el litoral catalán. El golfo de Valencia coincide con la terminación meridional del
Sistema Ibérico, cuyo gradual descenso hasta hundirse en el mar Mediterráneo ha permitido la
aparición de la amplia llanura litoral sobre la que se asienta la huerta valenciana y cuya costa,
baja y arenosa, cuenta con accidentes tan importantes como la albufera de Valencia.
El litoral catalán acoge el delta del Ebro, el mayor delta peninsular, forma do gracias a los
aportes sedimentarios del río Ebro y a la quietud de las aguas mediterráneas, que no los ha
alejado de su lugar de depósito. Desde Tarragona hacia el norte el litoral acusa la trayectoria
de la cordillera litoral y adquiere las formas abruptas y bellas de la Costa Brava.
Algunas formas características del relieve costero: cabos, acantilados, playas, rías, marismas,
flechas litorales, albuferas, tómbolos, deltas, dunas…