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Resumen Geografía de España Tema 1-18

Geografía de España (Universidad Nacional de Educación a Distancia)

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Geografía de España sbalt Curso 2010/2011

TEMA 1: RASGOS GENERALES DEL RELIEVE PENINSULAR

1. EVOLUCIÓN DEL RELIEVE


La península está situada en el extremo suroccidental de Europa, entre los paralelos 44º
y 36º y los meridianos 4º y 10º (este y oeste de Greenwich respectivamente) solidamente
unida por el norte con las tierras europeas y separada del continente africano por El
Estrecho de Gibraltar.
Los rasgos más destacables del relieve son los Pirineos, las Cordilleras Cantábrica y
Central, los Montes de Toledo, las Cordilleras Béticas y las Costero Catalanas. Sólo una
porción muy reducida del territorio se halla por debajo de los 660 m. de altitud, áreas
centrales de las cuencas del Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Ebro y la franja del perímetro
costero. El contorno peninsular destaca por su aspecto rectilíneo y macizo. La costa
gallega es la excepción.
La meseta es un gran bloque de 400.000 km², levemente basculado hacia el Atlántico y
al que se adosa un cinturón montañoso, surgido durante la orogenia alpina. Del
Terciario son la Cordillera Central, que separa la Meseta Norte de la Sur y los Montes de
Toledo, que hacen de divisoria de aguas entre la cuenca del Tajo y la del Guadiana. El
resto del bloque meseteño se divide en dos grandes depresiones, las submeseta norte y la
sur. La submeseta norte se encuentra arropada por la Cordillera Cantábrica al Norte, la
Ibérica al NE y la submeseta sur por la Bética al ESE y Sierra Morena al S.
Finalmente, el plegamiento alpino comprime y eleva los materiales depositados en el
geosinclinal de Tethys durante el Secundario, lo que da origen a los Pirineos y las
Cordilleras Béticas.
Las características generales del territorio peninsular son el resultado de una evolución
geológica dilatada y compleja por las energías desatadas y los resultados obtenidos.

2. PRECÁMBRICO Y PALEOZOICO
Los geólogos hablan de cuatro grandes periodos vinculados a sus respectivos territorios:
precámbrico, paleozoico, herciniano y alpino. Son etapas compulsivas, de efervescencia
geológica separadas por largos periodos de calma aparente. Cuando los movimientos
epirogénicos se sosiegan, los reajustes horizontales entran en liza y los agentes erosivos
prosiguen su corrosión.
Se tiene un conocimiento escaso de estos periodos en la Península. La zona mejor
estudiada, el macizo Galico-duriense, permite distinguir tres series de materiales sobre
los que se apoyaron los terrenos primarios o cámbricos: el zócalo cristalino, el llamado
ollo de sapo y las pizarras del Narcea. En el Precámbrico hubo al menos dos grandes
convulsiones, seguidas de un largo período de calma durante el que fueron arrasados los
relieves y cubierta gran parte de su territorio por los mares paleozoicos
El plegamiento herciniano data de finales de la Era Primaria y alcanza su paroxismo en
el Carbonífero, período en el que se genera el carbón, entre otros minerales. Tras el
movimiento herciniano los territorios occidentales de la Península adquieren una
fisonomía semejante a la actual. Por el norte, este y sur se extendía el gran mar de
Tethys. El movimiento orogénico fue de una gran intensidad y afectó a la zona occidental
de la Península cuyos relieves tomaron la dirección NO-SE originándose rocas cristalinas
que dieron lugar a diversos paisajes según dominen las pizarras (Extremadura), las
cuarcitas (Sierra Morena) o las calizas paleozoicas (Pirineo Axial devónico). En la
superficie afectada predomina la sílice y el conjunto forma la llamada España silicea.

3. CALMA OROGÉNICA DEL SECUNDARIO O MESOZOICO


Hasta el nuevo estallido tectónico del Terciario se sucede un largo periodo de calma
orogénica que abarca todo el Secundario. Los materiales de esta época cubren y fosilizan
los relieves hercinianos. La Península esta inclinada hacia el Levante y el mar avanza y
se retira intermitentemente.
Los sedimentos correspondientes a la primera etapa del Secundario, el Triásico, son de
origen continental y se componen de conglomerados, el más común es el rodano.

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Durante el Jurásico y Cretácico los sedimentos son predominantemente marinos, margas
y calizas que una vez elevadas y plegadas por la convulsión alpina han dado nombre a la
España caliza oriental.

4. LAS CONVULSIONES OROGÉNICAS DEL TERCIARIO


En el terciario vuelven las convulsiones orogénicas. Como resultado de esta convulsiones
generales y de los desplazamientos de la Península hacia el sureste por el
desmembramiento de las placas euroasiática y africana se dan movimientos horizontales
de aproximación entre el Macizo Central francés y la Meseta española, que dan lugar a
los Pirineos, y entre la Meseta española y el Macizo africano, apareciendo las Cordilleras
Béticas y las Baleares.
La Meseta queda enmarcada al norte por las Cordilleras Cantábrica e Ibérica y al sur por
Sierra Morena y se configuran las depresiones del Ebro y del Guadalquivir. En el interior
de la Meseta se originan la Cordillera Central y los Montes de Toledo. El Macizo Central
Gallego al noroeste y las Cordilleras Costero Catalanas en el noreste son fruto de la
misma convulsión.

5. OTROS REAJUSTES EN EL TERCIARIO


Durante el Terciario se va configurando el relieve peninsular. En el Plioceno, durante la
fase rodánica, aparecen las depresiones terciarias, el basculamiento de la Meseta hacia el
oeste, los fenómenos volcánicos y la distensión generalizada postalpina o reajuste
isostático y una serie de movimientos verticales de los bloques.
5.1. Las depresiones terciarias que son de tipo prealpina, los valles del Ebro y
Guadalquivir e interiores, que son un abombamiento del zócalo meseteño por donde
discurrirán los ríos Duero, Tajo y Guadiana, rellenándolos con sus sedimentos. Todas
ests vastas depresiones forman la denominada España arcillosa, compuesta por
materiales margoarcillosos.
5.2. El basculamiento de la Península hacia el oeste toma como punto de flexión la zona
entre la Cordillera Ibérica y el valle del Ebro a través de una larga falla, surgiendo los ríos
Duero, Tajo y Guadiana.
5.3. El vulcanismo peninsular es de escasa amplitud y se circunscribe a la comarca de la
Garrotxa en Girona, al Campo de Calatrava en Ciudad Real y al Cabo de Gata en
Almería. Los materiales volcánicos han surgido aprovechando las fracturas o fallas en los
terrenos heercinianos.
5.4. Reajustes tectónicos. Por último, tras las convulsiones alpinas aparecen numerosas
fosas tectónicas repartidas por la Cordillera Ibérica, las Cordilleras Costeras Catalanas,
Pirineos y Béticas.

6. LITOLOGÍA Y FORMAS DEL RELIEVE


El roquedo ibérico es silíceo, calcáreo o arcilloso, lo que unido a la climatología,
determina las formas de relieve bajo los efectos de la erosión.
En la España silícea la roca más abundante es el granito, de débil resistencia a la
erosión cuando tiene abundancia de biotitas, plagioclasas y diaclasas, cuando presenta
gran porosidad y si se encuentra en un clima cálido o en un medio salino. Cuando las
grietas o diaclasas son paralelas a la superficie el granito se rompe en escamas
originando una topografía de formas suaves y onduladas. Si las fisuras son ortogonales y
profundas acaban descomponiendo el granito en bolas que forman pedregales (Sierra de
Guadarrama).
La caliza es una roca sedimentaria muy soluble cuando posee una gran pureza. Para que
exista relieve cárstico es preciso que predomine la disolución sobre cualquier otro
fenómeno erosivo. El agua ha de penetrar profundamente para ser eficaz y esto depende
de las fisuras. Las formas de relieve resultantes de la caliza son muy diversas y se puede
encontrar el cañón, las simas, las dolinas, el lapiaz, etc. Buena prueba de ello son la
Ciudad Encantada de Cuenca, El Monasterio de Piedra en Zaragoza o las Coves del Drac
en Mallorca.

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Las arcillas son partículas inferiores a dos micras que se originan en un proceso de
descomposición o alteración química y cuya estructura se organiza en laminillas. Pueden
ser de varias clases según su contenido y poseen una gran susceptibilidad ante la
hidratación aunque son prácticamente impermeables. Si hay pendiente el agua las
arrastra con facilidad. En un clima como el nuestro, el fenómeno habitual es el
abarrancamiento, donde predomina la erosión lineal sobre la lateral. El territorio
adquiere una fisonomía inhóspita y carente de vegetación. Son las bad lands tan
abundantes en el ámbito mediterráneo, especialmente en el Valle del Ebro.

7. LA ACCIÓN DE LOS HIELOS CUATERNARIOS


La impronta de los hielos cuaternarios, y sobre todo la de la glaciación WÜRM, por ser la
última, ha tenido una gran incidencia en la morfogenética actual. Por su latitud la
Península se vio escasamente afectada por los hielos permanentes o glaciares, que
quedaron reducidos al Pirineo Central, centro-oeste de la Cordillera Cantábrica y algunos
pequeños enclaves de la Ibérica, Central y Sierra Nevada. El modelado periglaciar, en
cambio, se extendió por todo el resto del territorio, exceptuado el valle del Ebro, los
cursos medios y bajos de los ríos Tajo, Guadiana y Guadalquivir, la orla mediterránea y
el litoral portugués.
7.1. Morfología glaciar. El retoque glaciar produce multitud de formas de carácter erosivo
(valle en artesa, horn, circo, crestería caliza) o de acumulación (morrenas, drumlin, etc.).
El Pirineo central ofrece la máxima superficie y los hielos se extendieron de oeste a este a
los largo de 300 Km. Su lengua más larga alcanzo los 65 Km. en el Noguera-Pallaresa. La
Cordillera Cantábrica con gran abundancia de precipitaciones nivosas, vio como los
hielos descendían hasta los 300 m de altitud en la vertiente norte. En los Picos de
Europa han sido esculpidas impresionantes formas cársticas, valles colgados, morrenas
gigantes, circos, etc. Hacia el oeste abundan los lagos, el mayor es el de Sanabria.
En la Cordillera Ibérica los glaciares tuvieron una débil incidencia. La Cordillera Central
sufrió escasos retoques glaciares y las lenguas de hielo fueron pequeñas en los tres
macizos.
7.2. El modelado periglaciar se define por una dinámica de hielo-deshielo en la que
intervienen la acción del hielo sobre rocas y suelos, la fusión de la nieve, las arroyadas y
el viento. La acción periglacial cobra mayor importancia que la glaciar.
a) La acción del hielo se refleja en fenómenos como el pipkrake, las cuñas de hielo, el
hidrolacolito, la gelifracción, o la balma.
b) La fusión de la nieve pone en circulación el agua retenida, de la que gran parte la
embebe el suelo. Si hay una helada posterior se repiten los procesos anteriores y si no, el
suelo tiende a enfangarse y deslizarse, solifluxión, por las pendientes formado coladas de
barro.
c) La arroyada tiene importancia si llueve o nieva sobre un suelo helado, porque la
precipitación se desliza sobre la superficie impermeabilizada.
d) El viento puede ejercer un efecto decisivo en determinadas circunstancias, actuando
sobre rocas blandas o suelos limosos. Puede formar dunas o depósitos de loes.
7.3. Formas del modelado periglacial. Los procesos anteriores explican las formas del
modelado periglaciar que sobre una superficie llana origina los campos de barro, las
acumulaciones de piedras, los suelos poligonales y los thufur o césped almohadillado.
El modelado sobre vertientes se lleva a cabo por la interacción de aludes, la crioclastia y
la solifluxión y dan como resultado una acumulación de derrubios diversos. El fenómeno
más extendido es el denominado gréze litèe o superficie de derrubios ordenados
verticalmente con estratos de materiales finos y groseros resultado de la alternancia
hielo-deshielo. Aparecen en todo el ámbito periglacial.

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TEMA 2: DEPRESIONES Y RELIEVES DE LA MESETA

INTRODUCCIÓN
La meseta prolongada hacia el noroeste es el núcleo más antiguo de la Península Ibérica,
al que se fueron adosando los territorios surgidos durante las convulsiones terciarias
hasta adquirir la configuración actual. Cabe distinguir en ella el zócalo y la cobertera
sedimentaria.
El zócalo que sufrió el plegamiento caledoniano y el herciniano dentro de la era primaria
está constituido por materiales arcaicos y paleozoicos. Durante el secundario toda la
región fue convertida en una vasta penillanura. Las aguas de este mar bañaban los
territorios del zócalo por el norte, el este y esporádicamente por el sur, donde fueron
depositando una cobertera sedimentaria que tras el plegamiento alpino dio origen a los
relieves que orlan la Meseta.

1. LA SUBMESETA NORTE
También conocida como la depresión del Duero, tiene una altitud media de 850 m y
aparece rodeada por los relieves portugueses de Tras os Montes al oeste, Montes de León
y Cordillera Cantábrica al noroeste y norte, Cordillera Ibérica al este y la Cordillera
Central al sur y suroeste. Estas barreras, que llegan a rebasar los 2000 m, debilitan la
influencia del Atlántico, lo que se traduce en escasez de lluvias y fuertes contrastes
térmicos.
La depresión está drenada por el río Duero, excepto la Bureba burgalesa y el Bierzo
leonés, que caen bajo la influencia del Ebro y el Miño, respectivamente.
La red hidrográfica aparece profundamente encajada. Los materiales finos, yesos, se
localizan en el centro de la cuenca, mientras que en los bordes aparecen los más
gruesos, conglomerados. En las áreas intermedias abundan las arcillas rojas cubiertas
por rañas al noroeste y por calizas pontienses hacia el este, mientras en el sur han sido
sustituidas por arenas miocénicas procedentes del desmantelamiento de la Cordillera
Central.
Penillanuras, plataformas estructurales, glacis detríticos y terrazas fluviales son las
grandes unidades morfológicas de la depresión del Duero. La penillanura es la última
fase del ciclo erosivo de un viejo zócalo, como puede verse en Zamora y Salamanca. La
plataforma estructural o páramo se establece sobre un estrato duro de conglomerados,
areniscas o sobre calizas, tal es el caso de los páramos de la Nava y Tudela de Duero. Los
glacis detríticos presentan una pendiente suave y están constituidos por materiales de
arroyada. Abundan ejemplos en los afluentes del Pisuerga y del Esla. Finalmente, las
terrazas fluviales, fruto de las alternancias climáticas durante el Cuaternario, están
presentes en numerosos valles meseteños, del Tormes, del Duero o del Carrión.
El clima es continentalizado, de inviernos rigurosos y veranos cálidos, con escasez de
lluvias, escasa presencia de masa boscosa y baja densidad humana.

2. LA SUBMESETA SUR
También denominada depresión del Tajo, está limitada por el Sistema Central al norte, la
Cordillera Ibérica al este y Sierra Morena al sur. Por el oeste se abre al Atlántico. Está
subdividida en dos por los Montes de Toledo, la zona septentrional drenada por el Tajo y
la meridional por el Guadiana.
Los materiales que rellenan la depresión son de origen continental, pertenecen al
Terciario y se ubican los más groseros en los márgenes y los más finos en el centro. La
sedimentación se prolonga hasta el Mioceno superior y es en el Plioceno cuando la
Península bascula hacia occidente y se convierte la Meseta en una zona exorreica. Se
repiten los grandes conjuntos geomorfológicos de la submeseta norte, páramos calizos
como los de la Alcarria, excavados por el Henares y el Tajuña. Rañas que descienden
desde el Sistema Central y terrazas en casi todos los ríos.
Cabe distinguir varios subconjuntos:

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2.1. La Cuenca de Madrid que se extiende por la margen derecha del Tajo entre el
Sistema Central al norte, la Sierra de Altomira al este, los Montes de Toledo al sur y
Mejorada-Talavera de la Reina al oeste, drenada por los ríos Jarama, Guadarrama y
Alberche y en ella se singulariza el páramo alcarreño.
2.2. La Cuenca del Tajo continúa a la de Madrid y pertenece al ámbito del río Tíetar,
caracterizada por la torrencialidad de los ríos que descienden del Sistema Central.
2.3. La llanura manchega se define por su gran planitud, débil drenaje y abundancia de
extensas zonas endorréicas o semiendorréicas. Ocupa la zona meridional de la Meseta.
La zona centro es una gran llanura aluvial alimentada por el río Záncara, donde
abundan las dunas constituidas por los vientos. En las áreas calizas se ha desarrollado
un paisaje cárstico.
2.4. La cuenca del Júcar engloba por el este la del Cabriel, al noroeste hasta los límites
provinciales con Ciudad Real, al oeste incorpora el Campo de Montiel y por el sur limita
las estribaciones Béticas. En el centro quedan los llanos de Albacete, colmatados por
sedimentos del río Jardín.

3. LA CORDILLERA CENTRAL
La Cordillera o Sistema Central es un fragmento de la Meseta elevado y fallado durante el
plegamiento alpino. Las fallas transversales que reproducen la orientación NO-SE del
plegamiento herciniano permiten la comunicación norte sur a través de puertos como
Béjar o Somosierra. Por las fallas longitudinales discurren algunos ríos como el Lozoya o
el Tiétar. Los materiales dominantes corresponden al corazón del zócalo, granitos y neis
en Gredos y Guadarrama y pizarras paleozoicas en Somosierra. En general son de oeste
a este cada vez más modernos, finalizando en un enclave de sedimentos mesozoicos.
Para la explicación de la morfología hay que contar con la fuerte erosión diferencial
desencadenada por los ríos entre las vertientes norte, donde la hidrográfica ha excavado
valles abiertos, y sur, donde predominan los valles estrechos y profundos.
Fruto de la actividad de los hielos cuaternarios, que dejaron su impronta por encima de
los 1600 m, son las numerosas lagunas de alta montaña repartidas por la Sierra de
Gredos, como la Nava, las Cinco Lagunas y la Grande de Gredos. Más importante fue el
modelado periglacial sobre las rocas cristalinas, aún vigente en las altas cumbres.

4. LOS MONTES DE TOLEDO


También son fruto del abombamiento que sufrió la Meseta durante el plegamiento alpino.
Comparten con la Cordillera Central algunas características, la fragmentación en bloques
tectónicos elevados (horst) y hundidos (graben), las formas redondeadas o aplanadas de
sus cumbres y las mismas superficies de erosión. También existen diferencias como son
la menor longitud y altitud de los relieves sureños, el predominio de las cuarcitas y
pizarras y la inexistencia de actividades glaciares.
Los Montes de Toledo hacen de divisoria de aguas entre las cuencas del Tajo y Guadiana
y en su conjunto pueden considerarse como una penillanura disecada de orientación
este-oeste, cuyos materiales están compuestos por pizarras y cuarcitas del Silúrico.
Los crestones de cuarcitas que aparecen en el tramo occidental, desde la Villuercas a la
Sierra de San Pedro son un claro ejemplo de relieve apalachense exhumado y resaltado
por la erosión diferencial. Las cimas aparecen a un mismo nivel confirmando la
existencia de una superficie de erosión pretriásica. Las diferencias morfológicas vienen
dadas por la distinta dureza entre cuarcitas y pizarras. Al pie de los relieves y en las
áreas intramontanas aparecen amplias extensiones de rañas, que son depósitos
detríticos compuestos por materiales cuarcíticos angulosos cementados con arcillas y
limos.

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TEMA 3: LOS REBORDES ESTE, NORTE Y SUR DE LA MESETA

1. EL MACIZO GALAICO
La altitud media es de 500 m. La red hidrográfica de la zona occidental es abundante y
de recorrido corto, muy encajada y no integrada en una red más jerarquizada, cada río
lleva sus aguas al Atlántico.
Dos tercios del macizo, en su parte occidental, están compuestos por granitos y gneis.
Las cuarcitas y las pizarras constituyen el tercio oriental restante. No existen sedimentos
mesozoicos y los terciarios son escasos. La estabilidad de que goza la Península desde
finales del Paleozoico hasta el Terciario permite la configuración de una extensa
penillanura poligénica de la que forma parte el Macizo Gallego. Su fisonomía actual se
debe a la orogenia alpina. Sus fallas y fracturas encuadran el conjunto dentro del estilo
germánico. La tectónica y la erosión diferencial son los dos agentes decisivos de la
morfología gallega. Los elementos más característicos son el Reborde Oriental, la Meseta
Central, la Dorsal, la Fractura de Carballo a Tuy y la Costa.
1.1. El Reborde Oriental está formado por un conjunto de sierras orientadas de N-S
(Lorenzana y Meira), de NE-SO (Ancares, Caurel, Segundera y Montes de León) y de O-E
(Cabrera y Culebra, adentrada en Zamora). Presenta un relieve abrupto de tipo
apalachense con cumbres por encima de 2.000 m. En el interior del conjunto serrano
existen varias cuencas e origen tectónico, como la del Bierzo drenada por el río Sil.
1.2. Meseta Central Gallega. Al O del reborde oriental se extiende la penillanura de
Chantada de origen miocénico, que se corresponde con la penillanura fundamental de la
Meseta. La altitud oscila entre 300 y los 500 m., formada sobre granitos y esquistos
paleozoicos. Toda ella, salvo la franja cantábrica, está drenada por el Miño.
1.3. La Dorsal gallega. Las cumbres de esta alineación montañosa se corresponden con
las del Reborde Oriental formando la penillanura poligénica. La Dorsal es un cordón de
relieves residuales debido a la dureza de los granitos y cuarcitas. Se orienta de N-S ,
presenta su mayor altura la Sierra de Faro de 1.187 m y es la divisoria de aguas entre la
cuenca del Miño y el resto de los numerosos ríos que desembocan en el Atlántico.
1.4. La Fractura Carballo-Tuy. Esta hendidura tiene una longitud de 170 Km y anchura
media de dos, hace de límite entre la Dorsal Gallega y el Bloque Litoral desde Carballo a
Tuy. Su origen está en una gran falla herciniana agrandada posteriormente por la
erosion.
1.5. La costa. El hundimiento hacia el noroeste del bloque gallego y la erosión de los
cursos fluviales ha originado la aparición de dos tipos de rías: altas o estructurales,
cuyo origen se debe a una erosión diferencial sobre las capas más blandas (Ribadeo,
Vivero, Foz y Barquero), y bajas o tectónicas, puesto que son fruto de una falla o de una
fosa de hundimiento entre dos fallas (Muros, Noya, Arosa, Pontevedra y Vigo). Las rías
centrales (Ferrol, Betanzos y La Coruña) son valles fluviales que cayeron bajo el dominio
del Atlántico durante el proceso de subsistencia del Macizo Gallego.

2. LA CORDILLERA CANTÁBRICA
Se extiende a lo largo de 370 Km. desde la Sierra Rañadoiro y los Ancares, al oeste, hasta
los Pirineos occidentales. Es uno de los rebordes externos de la Meseta, interponiéndose
entre ésta y el Mar Cantábrico. Se distinguen el Macizo Asturiano y los Montes vasco-
cantábricos.
2.1. El Macizo Asturiano forma parte del Macizo Galaico como se comprueba por el tipo
de materiales y por las formas apalachenses de su relieve. Destacan el profundo arco al
oeste, denominado rodilla asturiana y la preponderancia de materiales carboníferos y
terciarios. Las formas actuales son fruto de la orogenia alpina que actuó sobre este
macizo antiguo fracturándolo.
La anchura media del Macizo rebasa los 80 Km., presentado como un extenso territorio
montañoso de bloques hundidos y elevados. Algo más de dos tercios vierte sus aguas
hacia el Cantábrico y el resto al Duero y la fosa del Bierzo. Se pueden distinguir cinco

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unidades de paisaje contrastadas: el litoral, las sierras litorales, la fosa prelitoral, los
Picos de Europa y las montañas del interior.
2.2. Montes vasco cantábricos, también denominados Pirineos atlánticos, se extienden
entre el Macizo Asturiano y los Pirineos, a lo largo de 250 Km. Aunque existe alguna
cumbre por encima de los 2.000 m, el conjunto presenta un notable descenso de altitud
que no le impide ejercer una función bioclimática entorpeciendo la penetración de las
advecciones atlánticas hacia el interior y los rigores térmicos del éste hacia la costa.
La mayor parte de los materiales son finales del Secundarios (Cretácico) y de principios
del Terciario (Eoceno) y están compuestos de arcillas y calizas al oeste y areniscas,
calizas y margas en la zona vasca. Cabe distinguir los sectores cantabro, vasco y vasco-
navarro.

3. LA CORDILLERA IBÉRICA
Se extiende desde La Bureba burgalesa hasta el litoral mediterráneo, bordeando la
Meseta por el E y por el NO y haciendo, con algo más de 400 Km. de longitud, de
divisoria de aguas entre los ríos Tajo, Duero, Guadiana y Ebro, además de los levantinos.
Está fragmentada en numerosos bloques cuyas cimas redondeadas apenas rebasan los
2.000 m en contadas ocasiones. Es el reborde de la Meseta fracturado, plegado y erguido
por las presiones sufridas desde los núcleos pirenaico cantábrico y bético balear. Los
materiales que la componen son secundarios, excepto algunos puntos que pertenecen al
Primario. Estructuralmente está considerada de tipo intermedio por la coexistencia entre
el zócalo paleozoico y cobertera mesozoica que impone al conjunto un estilo general
denominado sajónico.
3.1. Evolución geológica. Durante el Paleozoico se depositan grandes masas de areniscas,
cuarcitas y pizarras. Antes del Carbonífero se desata la orogenia herciniana que orientan
los relieves de NO-SE y los fragmenta en bloques con numerosas fallas, aprovechadas
posteriormente por el plegamiento alpino.
Entre el Pérmico y el Triásico los relieves hercínicos son erosionados dando origen a
penillanura poligénica. Hasta bien entrado el Terciario la cordillera es la costa que el Mar
de Tethys transgrede con mayor o menor intensidad. Sobre la sedimentación actúa la
orogenia alpina del Terciario, con resultados diferentes. Las presiones alpinas, fruto del
movimiento lateral de las placas adyacentes, originan el Sistema Ibérico.
3.2. El paleozoico y mesozoico calcáreo del centro-oeste. Se prolonga desde La Bureba
burgalesa hasta Calamocha (Teruel) y en el que destacan La Demanda y los dos ramales
que enmarcan la fosa de Calatayud.
a) La sierra de la Demanda es un viejo macizo paleozoico rejuvenecido por la orogénesis
alpina. Sus alturas más destacadas son S. Lorenzo (2262 m) y San Millán (2131 m). Con
aspecto abovedado, su línea de cumbres remite a la penillanura pretriásica que las
enraso.
b) El Moncayo ostenta la mayor altitud de toda la cordillera (2316 m).
c) La fosa de Calatayud drenada por el Jiloca, tiene caracter rectónico y está colmatada
por sedimentos miocenos horizontales.
3.3. El mesozoico turolense cae bajo el dominio de los materiales secundarios, excepto el
núcleo paleozoico de la sierra de Albarracín. Las sierras de Albarracín, Javalambre y
Gúdar rodean Teruel.
3.4. El sector levantino. El Maestrazgo ocupa el centro y norte de Castellón. Su máxima
altitud llega a los 1813 m y hacia la costa desciende el relieve formando un graderío de
bloques. Una cadena de piedemontes cuaternarios se sucede a partir de Vinaroz. La zona
central y meridional pertenece al dominio de los ríos Júcar y del Turia que se abren paso
entre paredes verticales. Las zonas costeras enlazan con la serranía a través de un
extenso piedemonte.

4. SIERRA MORENA
Es el límite sur del macizo hespérico paleozoico. El desnivel existente entre las cumbres
de la serranía y el valle del Guadalquivir se deben a una flexión acentuada durante el

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reajuste de bloques a finales del Cenozoico. Es un territorio oscuro por la tonalidad de
los suelos y de la vegetación y su orografía reproduce la orientación armoricana NO-SE.
4.1. El sector occidental se extiende desde la Sierra de Andévalo hasta la del Pedroso con
suelos correspondientes al paleozoico superior y abundan los yacimientos minerales. El
relieve es menos acentuado.
4.2. El sector central tiene como eje el batolito granítico de Los Pedroches, de orientación
herciniana o armoricana. Hay yacimientos de carbón y plomo.
4.3. El sector oriental muestra un relieve más accidentado debido a sus contactos con
las Béticas. Abundan las rocas calizas cristalinas, las pizarras y las cuarcitas.
La red fluvial ha desempeñado un papel definitivo en la morfología de la vertiente sur al
situarse el nivel de base del Guadalquivir a varios cientos de metros por debajo del nivel
meseteño. Los ríos Jándula y Guadalén han exhumado las cuarcitas y calizas
paleozoicas configurando un relieve apalachense. Existen varios niveles de erosión entre
los que destaca el de finales del Mioceno, también conocido como penillanura
fundamental.

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TEMA 4: LOS CONJUNTOS EXTERIORES DE LA MESETA

1. LOS PIRINEOS
Ofrecen una imagen ininterrumpida y compacta a lo largo de 430 Km. desde Gerona
hasta el Golfo de Vizcaya, aunque no todo el conjunto es uniforme en cuanto a la altitud,
anchura, materiales y formas.
En el paleozoico tienen lugar la orogenia herciana durante la que aflora un sistema
orográfico cántabro-pirenaico. Durante el Mesozoico la erosión reduce el sistema a una
penillanura de carácter poligénico que la orogenia alpina a finales del Eoceno sepulta
baja materiales calizos intensamente plegados. Un nuevo ciclo erosivo da lugar a la
penillanura fundamental. Tras estos ciclos convulsivos, se produce un dilatado
movimiento ascendente de todo el conjunto.
1.1. Características generales del relieve pirenaico.
a) La altitud alcanza sus mayores cotas en el Pirineo central, Aneto 3404 m, siempre
sobre terrenos paleozoicos excepto Monte Perdido.
b) La anchura muestra una marcada disimetría, rebasando en el centro el centenar de
kilómetros y la docena en tierras gerundenses.
c) Los materiales pertenecen a tres ámbitos bien delimitados. El Paleozoico está integrado
por calizas, esquistos, cuarcitas, dolomías, pizarras y granitos. El Mesozoico está
formado por una cobertera sedimentaria que alcanza hasta el Eoceno, cuyos materiales
son margas, calizas y flych formando el Prepirineo. El tercer conjunto pertenece al
Terciario-cuaternario con materiales más modernos, arenas, yesos, conglomerados, etc.
d) Las formas estructurales predominan sobre las de carácter erosivo. Al este
predominan las superficies de erosión, en el centro los relieves estructurales exhumados
y al oeste los relieves genuinamente estructurales.
En el Pirineo Axial, si domina el granito, las formas son escarpadas y abruptas, en
cambio se dulcifican si abundan las pizarras. Las formas erosivas de mayor realce son
fruto de modelado glaciar que han dejado profundas huellas sobre los Pirineos. La acción
periglacial no obtiene resultados tan espectaculares, pero abarca una superficie más
extensa.
Las grandes unidades del relieve alpino son el Pirineo Axial, las Sierras Interiores, la
Depresión Media y las Sierras Exteriores.
1.2. El Pirineo Axial. Su configuración es una consecuencia de la orogenia alpina y de la
acción erosiva de los hielos cuaternarios. Recibe esta denominación el núcleo central
donde se registran las mayores alturas. Se halla vinculado al plegamiento herciniano y
está compuesto por sedimentos paleozoicos y rocas metamórficas y plutónicas. Tras el
plegamiento herciniano, el Pirineo Axial sufrió un largo y agresivo proceso de erosión
(penillanura pretriásica). La orogenia alpina actuó sobre los sedimentos depositados
durante el Secundario. Por último, la penillanura fundamental finimiocénica ha dejado
algunos vestigios en los Pirineos Orientales, si bien ha sido la morfología glaciar
cuaternaria la que ha dado los últimos retoques a las altas cumbres de la cordillera. En
el Pirineo Oriental aparece una larga fosa tectónica (Urgellet-Cerdeña).
1.3. Las Sierras interiores son un gran relieve estructural erigido sobre materiales
mesozoicos que en la orogenia alpina se desplegaron del núcleo. Los ríos abren
profundas depresiones transversales de N a S. En los pliegues tumbados calizos las
aguas han tallado cañones y todo un muestrario de modelado cárstico de alta montaña.
1.4. La Depresión media es un gran corredor ubicado entre las Sierras Interiores y
Exteriores del Prepirineo y donde aparecen zonas planas, valles, terrazas fluviales, glacis
cuaternarios y relieves destacados. Los materiales son muy diversos en composición y
resistencia.
1.5. Las Sierras exteriores tienen una posición marginal con respecto al eje pirenaico,
formando un destacado muro que llega a rebasar en algún punto los 2.000 m y se
extiende desde la Sierra del Perdón al sur de Pamplona hasta la de Montsec leridana. Las
tierras fueron sepultadas por un espeso manto de conglomerados que siguen fosilizando
parte de su vertiente meridional. Los ríos han abierto profundas foces.

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2. LA DEPRESIÓN DEL EBRO, FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN.


Tiene forma triangular y está delimitada al norte por los Pirineos, al sur por la Cordillera
Ibérica y al este por las Costeras Catalanas. En la orogenia alpina, el macizo del Ebro fue
hundiéndose mientras surgían los relieves alpinos hasta que el Ebro se abre paso hacia
el Mediterráneo (Plioceno).
2.1. Formación y evolución. La disimetría del valle es fruto de los últimos reajustes
isostáticos que basculan la Meseta hacia el Atlántico en el Mioceno desplazando el eje
hacia el S.
Los materiales que tapizan la depresión son conglomerados, areniscas, margas, yesos y
calizas, distribuyéndose en función a su tamaño, quedando los más gruesos a los píes de
la serranía, a continuación las rocas detríticas y en el centro los materiales de origen
químico, yesos, calizas y sales.
La zona pasa a ser exorreica cuando el río Ebro atraviesa la Cordillera Prelitoral Catalana
debido a un fenómeno de sobreimpresión a finales del Mioceno o principios de Plioceno,
perdiendo importancia los procesos de sedimentación y se aceleran los erosivos,
responsables de las formas que definen la depresión.
Las formas de relieve se gestan a partir del momento en que este río se abre paso hacia el
Mediterráneo y comienza a encajarse sobre los materiales poco consistentes del Terciario,
resultando los somontanos pirenaico e ibérico, las muelas del centro y las terrazas glacis
cuaternarios.
2.2. Los somontanos son piedemontes que parten de las Sierras Exteriores pirenaicas y
de los relieves ibéricos hacia el centro de la depresión.
a) El somontano pirenaico se extiende por la margen izquierda del Ebro y se inicia a una
altitud de 800 m y desciende hasta los 300. Su máximo desarrollo está en el tramo
central. De norte a sur, las primeras formas de relieve que aparecen son los mallos,
torreones rocosos cincelados e individualizados por la erosión, las hoyas y las
depresiones.
Hacia el este la Depresión Central Catalana es una réplica del somontano pirenaico pero
aquí los relieves tienen un desarrollo espectacular. Se trata de las pudingas
montserratinas que han originado las serranías de Montserrat y Sant Llorenç de Munt,
Comiols y Berga.
b) El somontano ibérico tiene un desarrollo mucho menor que el pirenaico por la
cercanía de la Cordillera Ibérica al eje del valle. Sus formas son más sencillas debido a la
ausencia de una red fluvial que intensifique la erosión. Hay casos similares a los mallos
norteños.
2.3. Las muelas son relieves estructurales de forma amesetada originados por la erosión
diferencial. Reciben también el nombre de plana. Adquieren un aspecto montañoso por
tener una altura que oscila entre 600 y 800 m. Las mejor conservadas están en la zona
meridional.
2.4. Terrazas y glacis cuaternarios. La terraza es una forma de acumulación fluvial de
superficie plana y con un resalte abrupto hacia el cauce del río. Su origen guarda
relación con la alternancia de períodos más o menos lluviosos y la potencia del río. Las
situaciones concretas de cada caso permiten multitud de variaciones sobre la norma
general. Los glacis son superficies detríticas de escasa pendiente al pie de las
estribaciones que muestran numerosos contrastes.

3. LAS CORDILLERAS COSTERAS CATALANAS


Desde el Ampurdán hasta los Puertos de Beceite, en dirección NE-SO y a lo largo de 250
Km se extienden las Cordillras Catalanas distinguiéndose dos ramales paralelos a la
costa y separados por una fosa tectónica o depresión prelitorial. El río Llobregat separa
la región paleozoica nororiental de la alpina suroccidental.
3.1. Características generales. El conjunto paleozoico es parte del macizo meseteño y del
pirenaico Axial. El relieve actual se debe al plegamiento alpino de principios del Terciario.
Las formas resultantes se encuadran en la zona meridional al tipo jurásico, hacia el
noroeste predomina el estilo sajónico y sobre el macizo paleozoico nororiental se impone

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el estilo germánico. Los contrastes litológicos entre un noreste pizarreño y granítico y un
suroeste calizo se ven agrandados por la diferencia de precipitaciones en favor del
primero.
3.2. Unidades de relieve: sector noreste, sierras prelitoral y litoral y depresión interior. El
enlace del sector noreste con los Pirineos Orientales se realiza a través de la Cadena
Transversal que gira hacia el sureste. Los materiales de la Cadena pertenecen al
Terciario. La depresión ampurdanesa es una fosa hundida que se abre al mar entre el
Pirineo Oriental y las Cordilleras Costeras.
La Sierra prelitoral se extiende desde la margen derecha del Ter hasta el delta del Ebro.
Entre sus cimas destaca el Montseny (1712 m), Montserrat (1232 m) y los Puertos de
Beceite (1447 m).
La Depresión prelitoral es una fosa tectónica formada por fallas entre la Cordillera
Prelitoral y la Litoral. La zona se subdivide en cuatro cuencas: La Selva, el Vallés, el
Penedés y el Campo de Tarragona. Se halla por debajo de 200 m de altitud y está
cubierta por materiales miocénicos y pliocénicos. La depresión debe su modelado a los
abanicos aluviales cuaternarios.
La Cadena litoral no sobrepasa los 150 Km. de longitud, ni presenta un relieve continuo
porque ha sido fragmentado por fallas transversales en varios bloques como las
Gabarres, Montnegre o Garraf. La zona norte es paleozoica y la sur mesozoica.

4. LAS CORDILLERAS BÉTICAS


4.1. Origen y características. Su génesis parte de los sedimentos mesozoicos y eocenos
acumulados en el brazo sureste del geosinclinal alpino entre la Meseta y el Macizo Bético
Rifeño. De la actuación en la fase estírica de la orogenia alpina sobre estos materiales
aparecen las Béticas que forman un complejo orográfico que se fragmenta, agudizado por
las innumerables fallas existentes, en múltiples sierras, hoyas, mesetas y depresiones.
Tras la orogenia se inicia un largo proceso erosivo. El hecho de ser un conjunto reciente
a escala geológica entraña cierta inestabilidad.
4.2. La zona externa se corresponde con la porción septentrional de la cordillera y se
divide en el prebético y el subbético. En el Prebético, más oriental, los materiales van del
Triásico al Mioceno y algunos enclaves cuaternarios. Abundan las calizas, margas y
areniscas sobre las que se han formado pliegues autóctonos.
El subbético como el Prebético está integrado sólo por materiales secundarios y
terciarios. Los pliegues tienen carácter alóctono y una estructura compleja y contrastada
debido a la diversidad de materiales y a la presencia de numerosas fracturas y fallas,
destacando el modelado cárstico del Torcal de Antequera.
4.3. La zona interna. Conocida como Penibética va desde la Serranía de Ronda
malagueña hasta el Cabo de Palos murciano. En ella se registran las mayores alturas
peninsulares, los mantos de corrimientos se desplazan de hasta 50 Km. hacia el norte y
en numerosos puntos aparecen las rocas paleozoica, mesozoicas, metamórficas y
volcánicas. Los fenómenos cársticos son importantes en numerosos puntos. El modelado
periglacial extendió su presencia por amplias zonas de la serranía.
4.4. Las depresiones intramontanas. Llamadas también depresión Penibética, separan
las cordilleras interiores de las exteriores. Aparecen a finales del Mioceno y se instalan en
sinclinales o en fases tectónicas. Se extienden de O a E con una longitud de 250 Km. y
van ganando altitud de O a E. Es zona propensa a los movimientos sísmicos.
La presencia de materiales blandos, la energía de los relieves periféricos, la pobreza del
manto vegetal, la intensidad de las precipitaciones mediterráneas y la acción antrópica
sobre los suelos se han coaligado para desencadenar un proceso de erosión galopante. El
abarrancamiento es el fenómeno erosivo que mejor define al paisaje intramontano.
4.5 El litoral está afectado por las Cordilleras Béticas, va desde Gibraltar hasta el Cabo
de la Nao, no ofreciendo la costa un aspecto demasiado abrupto porque los materiales
son blandos y los cursos de los ríos han depositado amplios conos aluviales hasta formar
una franja litoral continua. Los materiales que forman las playas son finos cuando
provienen de lo arrastrado por los grandes ríos y grosero si provienen de torrenteras.

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Entre el Campo de Gibraltar y el Cabo de Gata se podría definir el tramo como rectilíneo.
Del Cabo de Gata al de Palos la línea de la costa cambia en dirección NE. Destaca
Mazarrón que está cubierto de materiales cuaternarios. El tramo nororiental se extiende
entre los cabos de Palos y San Antonio y su costa está vinculada a los movimientos
tectónicos cuaternarios. Merece destacarse el conjunto de lagunas que festonean el
litoral aisladas del mar por cordones, excepto Mar Menor, sobre los que se ha instalado
campos de dunas.

5. LA DEPRESIÓN DEL GUADALQUIVIR


Limitada al N por Sierra Morena y al sur por la Cordillera Bética, aparece como un
enorme triangulo.
5.1. Origen y forma. Su aparición forma parte de la orogenia alpina que elevó los
materiales acumulados en el geosinclinal. Entre las Cordilleras Bética y el zócalo
paleozoico de Sierra Morena se instala un brazo de mar cuyos sedimentos van
hundiéndolo. Los últimos reajustes de final del Terciario terminan por configurar la
depresión. El río Guadalquivir ceñido a las estribaciones paleozoicas, ha originado una
abierta disimetría en el valle.
5.2. Materiales y modelado. Toda la zona meridional de la depresión está cubierta por
materiales miocenos. El resto del valle está tapizado con sedimentos cuaternarios. En la
amplia zona de la desembocadura los materiales son muy recientes. El modelado se
caracteriza por la suavidad de las formas y de los contornos: lomas y colinas sobre
materiales arcillosos y margas. Cuando surgen los mantos de calizas la erosión
diferencial dibuja mesas alargadas y alcores redondeados. El resto pertenece al dominio
de la llanura y de las marismas.
5.3. Semejanzas y contrastes con la depresión del Ebro. Ambas depresiones son dos
conjuntos del relieve peninsular de extraordinaria importancia por su extensión y por
servir de nexo entre el núcleo paleozoico meseteño y el mundo alpino. Ambas tienen
forma triangular, están enmarcadas por un sistema de reborde y por otro alpino, están
cubiertas de sedimentos terciarios y están drenadas cada una por un gran río.
Ambas depresiones surgen durante el plegamiento alpino, pero la del Guadalquivir se
retrasa hasta finales del Mioceno, lo que explica su inestabilidad. El relleno de la
depresión del Ebro se lleva a cabo por sedimentos de carácter continental y lacustre. Las
tierra del Guadalquivir permanecieron sumergidas y extensas superficies de su curso
bajo permanecen bajo un dominio relativo del mar. El abarrancamiento y las tierras
malas definen la fisonomía del valle del Ebro, no así la del Guadalquivir un paisaje suave
de campiñas.
5.4. Otras formas de relieve. En la depresión del Guadalquivir se pueden distinguir
varias unidades de relieve.
5.4.1. La Loma de Úbeda, interfluvio mioceno erosionado por la aguas del Guadalimar y
del Guadalquivir. Las campiñas altas del noreste, también sobre materiales terciarios, se
presentan como elevadas mesas.
5.4.2. Las campiñas centrales moldeadas sobre materiales arcillosos poco consistentes,
pero muy fértiles.
5.4.3. Las terrazas se sitúan todas en la margen izquierda del Guadalquivir debido a la
disimetría del valle.
5.5. Las marismas y la costa. Las tierras al sur de Sevilla son de una planitud casi
absoluta, es el dominio de las marismas que se hallan en rápido retroceso colmatadas
por los sedimentos fluviales. Las aguas marinas, con salinidad superior a lo normal,
circulan por la zona a través de conductos de entrada (esteros) y salida (caños). La costa
se caracteriza por hallarse en pleno dinamismo, con unos tramos donde el mar produce
flechas litorales que favorecen la colmatación con otros donde retrocede.

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TEMA 5: LOS ARCHIPIELAGOS BALEAR Y CANARIO

1. LAS ISLAS BALEARES


Introducción. Las Islas Baleares forman un archipiélago en el que destacan las islas de
Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera y Cabrera. Se sitúan en el Mediterráneo occidental
frente a las costas levantinas de las que geológicamente son una continuación. Al
iniciarse el Cuaternario, los últimos movimientos distensivos de la orogenia alpina
hicieron surgir las diferentes islas a la vez que se hundía el vínculo de estas con la
Península. Su origen se halla en el geosinclinal de Tethys donde los sedimentos
secundarios se depositan sobre los materiales paleozoicos que aflorarán en Menorca. La
orientación general del relieve es SO a NE y el modelado más agresivo tiene como base
las calizas jurásicas.
1.1. Mallorca, Conejera y Cabrera. Mallorca es la mayor de las islas con diferencia y se
distinguen:
a) La Tramuntana se extiende de SO a NE a lo largo de casi 90 Km. y en ella se registran
las mayores alturas baleares (1445 m). Está formada por materiales secundarios, donde
son frecuentes los pliegues de corrimiento y las fallas. Se ha creado un relieve cárstico
rico en formas.
b) El Pla ocupa toda la zona central de la isla y no es completamente llana sino que en
ella hay varias elevaciones y bascula hacia la Alcudia.
c) El Raiguer. Entre la serranía y el Pla hay una zona de transición conocida como el
Raiguer que es un piedemonte compuesto por materiales cuaternarios.
d) El Mediodía. La Marina al SO del Pla está delimitada por la costa y los relieves de la
Randa. Hacia el SE las formaciones de dunas encierran varias lagunas costeras.
e) Las sierras de Levante que se prolongan por las islas de Conejera y Cabrera,
mantienen la orientación SO a NE. Su fragmentación en bloques permite una
comunicación fluida con la costa sur donde los riachuelos y torrentes han formado
pequeñas calas entre los acantilados.
1.2. Ibiza-Formentera. Estas islas, junto con un racimo de minúsculos islotes, forman
las Pitiusas. En su relieve se repite el esquema mallorquín, Ibiza correspondería a la
Sierra de Tramontana y Formentera a la depresión o el Pla. Los pliegues ibicencos han
sufrido un desplazamiento hacia el NE precipitándose abruptamente en el mar. La
omnipresencia de las calizas ha originado un modelado cárstico.
1.3. Menorca. Es la isla más oriental y alejada de la Península. Por sus materiales
paleozoicos y orientación ONO-ESE, está vinculada con el macizo catalán, que se
prolonga hasta Córcega y Cerdeña. El relieve se localiza en el centro de la isla y ofrece
dos paisajes reflejo de su geomorfología, el norte paleozoico de la Menorca oscura y el sur
mesozoico del Menorca blanca. La separación se llevó a cabo con un corte tectónico o
falla que va desde la Cala de Algairens (NO) a Mahón (SE). La Menorca oscura ofrece las
cotas más altas (350 m) y sus formas tienen un aspecto senil y falto de vigor. La costa
norte se presenta muy fragmentada debido a los pliegues y fallas sufridas en Terciario.
La Menorca blanca es una plataforma de materiales calizos que se inclina lentamente
hacia el SO. Los torrentes han abierto profundos tajos y han creado un paisaje cárstico.
La costa es algo agreste y abundan las pequeñas calas abiertas por los torrentes y la
acción del mar.

2. LAS ISLAS CANARIAS


El archipiélago canario compuesto por siete islas y algunos islotes se localiza a unos 150
Km. de la costa noroccidental africana. Su origen, de carácter volcánico, se remonta al
Terciario (Mioceno) y forma parte del área denominada dorsal meridiana del Atlántico,
que se caracteriza por un vulcanismo de tipo explosivo.
La base profunda del plegamiento alpino está en un movimiento de placas continentales
y marinas. Las Islas Canarias son el resultado de la fricción entre la del Atlántico
Oriental y la continental africana. Numerosas fallas cuartearon la corteza oceánica a
través de cuyas fisuras ascendieron los materiales volcánicos hasta formar el

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archipiélago. La orientación de dichas fallas ha determinado el alineamiento insular.
Cuando se cruzan dos de estas fisuras, como ocurre en Tenerife, la potencia y cuantía de
la efusión volcánica logran la mayor superficie del conjunto y la cima más alta (El Teide
3.718 m). El sustrato de todo el archipiélago es de tipo basal y aflora en La Palma, La
Gomera y en Fuerteventura.
2.1. Los macizos antiguos. Surgen en las primeras fases efusivas miocénas y constituyen
el sustrato basáltico de todo el archipiélago, adquiriendo cierta importancia en Tenerife,
La Gomera, Lanzarote y norte de La Palma. Si surge a lo largo de una fisura forman un
domo a dos vertientes, si en el cruce de varias, el resultado es una cúpula central con
derrame circular. Predominan las formas erosivas sobre las estructurales por el fuerte
desgaste sufrido.
2.2. Las dorsales. Son relieves más modernos que los macizos, por lo que se imponen las
formas estructurales sobre las erosivas. Las dorsales canarias son la de Pedro Gil en
Tenerife, La Cumbre Vieja del sur de la Palma y El Hierro se halla un grupo de dorsales.
2.3. El bloque El Teide - Las Cañadas. Tiene su origen en el cruzamiento de los ejes de la
factura que han levantado todo el conjunto isleño, donde abundan las formas simples y
las complejas. Se distinguen tres etapas en la formación del conjunto: construcción del
Edificio Cañadas, apertura de La Caldera y formación del estratovolcán Teide-Pico Viejo.
El vulcanismo canario es un fenómeno reciente y geológicamente vivo, sin consolidar
2.4. Las formas de modelado. En el modelado del relieve canario influyen numerosos
factores como el tipo de los materiales, su grado de fisuración, desnivel, orientación o
clima. Las formas más características sobre las que inciden todos estos factores son los
barrancos, glacis, litoral y entorno periglaciar.
a) Los barrancos son las consecuencias de un intenso y prolongado arroyamiento
superficial en el que colaboran activamente el clima árido, la ausencia de manto vegetal
tupido, las lluvias torrenciales y espaciadas, la antigüedad de los macizos, etc.
b) Los glacis poligénicos caracterizan el relieve de las islas orientales como Fuerteventura
sobre los que se encajan los barrancos. Corresponden a época áridas del Pleistoceno y
ocupan extensos piedemontes y laderas de valles.
c) El Litoral es el elemento más dinámico y evolucionado porque sus materiales sufren el
continuo efecto del oleaje y la inestabilidad propia de un entorno todavía sin consolidar.
Con la retirada del mar en los últimos movimientos eustáticos los acantilados se yerguen
como fósiles cuaternarios. En las islas orientales se han desarrollado extensas playas
sobre la plataforma costera e incluso campos de dunas.
d) El modelado periglaciar no es muy extenso ni variado. Se reduce al conjunto del Teide-
Las Cañadas, por encima de los 1.800 m. Quedan algunos restos de acumulación
cuaternaria desfigurados por las aguas de arroyada.

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TEMA 6: RASGOS PERMANENTES DEL CLIMA PENINSULAR

INTRODUCCIÓN
Para explicar las peculiaridades climáticas de la Península se debe hacer referencia al
lugar que ocupa nuestro territorio dentro de un contexto climático más amplio. Son
también determinantes la orografía y la continentalidad. Finalmente, numerosos centros
de acción y masas de aire dibujan los rasgos de la climatología peninsular.

1. LA CIRCULACIÓN GENERAL DE LA ATMÓSFERA.


La Península ocupa una posición fronteriza en la zona templada, que cae bajo el dominio
de los vientos del SO y donde se dan cita dos masas de aire antagónicas, la polar y la
tropical. El resultado es el frente polar, donde una veces se imponen las masas cálidas,
bajas presiones o ciclones, y otras las frías, altas presiones o anticiclones.
Los diversos cinturones de la circulación atmosférica realizan un vaivén hacia el norte y
hacia el sur según las estaciones astronómicas. Entre los paralelos 30º y 40º se vive dos
situaciones climáticas contrastadas, verano e invierno, con sus respectivos equinoccios
de transición.

2. POSICIÓN DE LA PENÍNSULA
La mayor parte del territorio peninsular, excepto la franja norte desde Galicia a Euskadi,
cae bajo los dominios del clima mediterráneo en el que los contrastes son permanentes.
Las bandas climáticas modifican sus rasgos según sea la distribución de las masas
oceánicas y continentales.
La influencia del Atlántico y del Mediterráneo es importante en toda la orla costera,
debilitándose hacia el interior por la barrera montañosa que lo circunda. Las aguas del
Atlántico son más templadas de lo que le corresponde por la latitud debido a la corriente
del Golfo que llega hasta Galicia donde un ramal toma la ruta sur convirtiéndose en
corriente fría. Estas circunstancias oceánicas suavizan las temperaturas invernales y
aumenta la nubosidad.
La eficacia climática del Mediterráneo es menor, porque es un mar cerrado y porque se
interpone una barrera montañosa entre él y las tierras interiores. La distribución de las
masas continentales es de particular importancia para la Península ya que en invierno se
ve invadida por los vientos fríos procedentes del anticiclón instalado en el centro de
Europa. En verano por la advección de aire cálido desde el continente africano

3. LAS CARACTERÍSTICAS DEL TERRITORIO


El relieve es un agente que distorsiona las condiciones generales de tipo latitudinal.
a) La continentalidad es una característica de las tierras del interior que agudiza sus
rasgos cuando se interpone una barrera montañosa.
b) Las lluvias orográficas se producen por condensación debido a la altura. Esto sucede
en la fachada de barlovento porque en la de sotavento se produce el efecto Föhen.
c) El efecto barrera es una consecuencia de la orientación del relieve frente a los flujos
dominantes que impiden la libre circulación de las masas.

4. LOS FACTORES TERMODINÁMICOS


4.1. La corriente en chorro también conocida como Jet Stream se presenta como un flujo
de aire en altura que rige los destinos del tiempo en las latitudes templadas.
Normalmente se mueve a una velocidad de 150 Km/h y en torno a los 50º de latitud, y
cuando llega el verano reduce su marcha y se sitúa por encima de dicha latitud dejando
la Península a merced de los Anticiclones subtropicales.
En invierno se sitúa entre los 30º-45º de latitud, aumenta la velocidad y se ondula
llegando a englobar el norte de África. El frente polar trae inestabilidad a la Penínsulaen
una circulación que ha pasa de ser zonal a meridiana.

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4.2. Los centros de acción son núcleos anticiclónicos y ciclónicos que dependen
estrechamente de la corriente del chorro y dirigen las masas de aire en sus
desplazamientos. Los de mayor incidencia en la Península son:
a) El anticiclón de las Azores, de carácter dinámico y semipermanente, tiene su origen en
las altas presiones subtropicales y se desplaza hacia el norte y hacia el sur,
determinando en gran parte las condiciones climáticas peninsulares. En verano invade el
territorio con sus vientos subsidentes y secos y en invierno proporciona el componente
cálido a la mayoría de las borrascas.
b) Los anticiclones polares atlánticos adoptan una posición meridiana que deja a la
Península en situación de bloqueo frente a la posible llegada de las depresiones
atlánticas. Su fuente de alimentación radica en los vientos fríos del norte.
c) Los anticiclones continentales son de carácter térmico y se originan en el continente
europeo durante los meses invernales debido a las bajísimas temperaturas. Emiten
vientos fríos y secos hacia la Península, originando frecuentes heladas.
d) La depresión de Islandia es de origen dinámico y se localiza en el Atlántico norte y
manda a la Península vientos marítimos fríos. Su extremo meridional conduce hasta la
Península las perturbaciones del frente polar. Alcanza su mayor expansión durante el
invierno.
e) Las depresiones peninsulares en el interior de la Península y durante el verano son de
origen térmico, debido a la elevada temperatura que alcanza la Meseta.
f) La depresión del Golfo de Génova es propia del otoño cuando el área mediterránea aún
se mantiene cálida por los excesos estivales. La zona continental europea ha empezado a
enfriarse y emite vientos fríos hacia el suroeste. La inestabilidad adquiere
comportamientos imprevisibles cuando en altura hace acto de presencia una gota fría.
g) La depresión de las Azores tiene un proceso muy similar al de la depresión genovesa
con los vientos provenientes de la zona polar. El contacto entre estas dos masas de aire
genera numerosos ciclones. También es posible la presencia en altura de una gota fría.
h) La depresión sahariana en superficie, que tiene como respuesta un anticiclón térmico
en altura, se inicia en mayo y dura hasta octubre. Envia olas de calor hacia el sureste
peninsular.
4.3. Las masas de aire son proporciones individualizadas de aire con características
propias de humedad, temperatura y presión. La Península está influida por un gran
número de ellas que por su naturaleza se dividen en frías, polares y árticas y cálidas
tropicales.
a) La masa Ártica marítima, (Am) aparece en raras ocasiones. Trae temperaturas muy
bajas, nevadas en el norte y tiempo seco en el interior.
b) La masa Ártica continental (Ac) se genera más al este que la anterior, entre la Europa
nororiental y la Siberia occidental. Muy fría y seca porque cruza en invierno un
continente helado. Produce en la Península heladas y cielos claros.
c) La masa Polar marítima (Pm), por desarrollarse en una amplia extensión del Atlántico
norte puede dividirse en la norteña y fría y una segunda, que se forma por debajo del
paralelo 50º y es alimentada por los vientos de la zona norte del anticiclón de las Azores.
La primera es siempre invernal y es una masa inestable cuando llega a la Península,
descargando fuertes chubascos. La segunda, más calida y de finales de invierno y
comienzos de la primavera originando cielos nubosos y precipitaciones escasas en las
estribaciones béticas.
d) La masa Polar continental (Pc) procede del aire ártico marítimo generando sobre la
Península, generalmente, olas de frío seco con cielos claros. Si la masa llega algo
debilitada al Mediterráneo, la humedad que este le proporciona se traduce en copiosas
nevadas en el interior meseteño.
e) La masa Tropical marítima (Tm) se forma en el Atlántico medio en torno a las Azores.
Una masa cálida y húmeda que adquiera gran estabilidad. Durante el invierno penetra
en la Península por el golfo de Cádiz y deja en su recorrido lluvias apreciables. En el
verano está asociada al anticiclón de las Azores con tiempo seco y estable y el resto del
año se activa a merced de los vientos del oeste.

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f) La masa Tropical continental (Tc) es tórrida y seca y si consigue llegar a la Península
en el estío la cubre con un calor sofocante y un cielo sin nubes. Durante el resto del año
puede llegar a ser una masa de componente sur con caracteres muy modificados.

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TEMA 7: CLASIFICACIÓN DE LOS CLIMAS PENINSULARES

INTRODUCCIÓN
Del clima dependen el tipo de suelo, la vegetación, los cultivos y es un componente
decisivo para la vida y los modos de organizarla. Definimos el clima como una síntesis de
los tipos de tiempo, analizados durante un periodo no inferior a los treinta años y sobre
una región o zona delimitada. Dada la diversidad y los múltiples factores que intervienen,
son numerosas las clasificaciones climáticas propuestas para la Península. Tomaremos
como guía a Köpeen. Las separaciones entre un clima y otro nunca son nítidas. La
transición entre un clima y otro suele ser sin rupturas.

1. CLIMAS DE INFLUENCIA ATLÁNTICA


Bajo esta denominación se engloban tanto los climas del norte y noroeste peninsular
como la costa suroeste y sur de Andalucía. Tienen en común el hallarse bajo los efectos
del mismo océano pero la diferente latitud y el relieve originan contrastes notables.
1.1. Clima oceánico templado húmedo (Cfb). Se extiende por la cornisa cantábrica y la
costa gallega, con una penetración hacia el interior que apenas supera los 100 Km. Mes
a mes se mantiene un ritmo constante en las precipitaciones, humedad, temperaturas,
insolación, etc.
a) Las precipitaciones son muy abundantes, casi siempre por encima de los 1.000 mm.
Además de copiosas, están muy repartidas a lo largo del año, con un máximo en otoño-
invierno y mínimo estival, aunque ningún mes recibe menos de 30 mm. La humedad
relativa es alta durante todo el año.
b) Las temperaturas medidas son suaves, oscilando entre los 12º de Lugo, y los 15º de
Vigo. La media de enero no baja de los 6º y la de julio no supera los 20º. La amplitud
térmica entre 9-11º es la más baja de la Península.
c) Las heladas son poco frecuentes. Sin embargo, Galicia va a la cabeza de las regiones
peninsulares por los días de granizo que tienen lugar durante el invierno como fruto de
tormentas de origen frontal.
d) Existe una clara diferencia entre la cornisa cantábrica y el noroeste gallego. La
primera, abierta a las advecciones del norte y del noroeste, es algo más fresca. En
cambio los vientos húmedos del sur al cruzar la Cordillera Cantábrica eleva las
temperaturas de finales de invierno y comienzos de la primavera debido al efecto föhen.
La costa gallega ofrece un régimen más lluvioso, excepto La Coruña y con menores
contrastes térmicos que la zona cantábrica por hallarse bajo los efectos de masas más
cálidas y húmedas.
1.2. Clima atlántico subtropical (Csa). Las influencias mediterráneas se hacen notar con
un verano seco, por lo que también se podría clasificar como mediterráneo subtropical.
Se extiende por la costa andaluza desde la desembocadura del Guadiana hasta los
Llanos de Almería, penetrando unas decenas de Km. hacia el interior.
a) Las precipitaciones se mueven entre los 462 mm de Huelva hasta los 685 mm de
Tarifa, tienen carácter invernal (noviembre-marzo) y son traídas por los vientos del oeste
y suroeste, disminuyendo hacia el noreste.
b) Las temperaturas medias anuales de 18º. El mes de enero está en torno a los 11º y en
el mes de julio en torno a los 25º.
c) Semejanzas y contrastes. Hay que destacar las diferencias veraniegas. El norte queda
bajo la influencia del frente polar, pródigo en lluvias. El sur pertenece a las bajas
presiones subtropicales, lo que se traduce en olas de calor y sequía casi absoluta.
1.3. Clima oceánico de transición (Cfb). Posee características tanto del dominio oceánico
como del continental. Precipitaciones de más de 800 mm de carácter invernal. El
invierno tiene varios meses por debajo de los 6º de media. Cuando se traspasan las
cumbres cantábricas hacia el sur las lluvias descienden por debajo de los 600 mm y se
eleva algún grado la temperatura del mes más cálido y aumenta la amplitud térmica.
Hay que distinguir dos ámbitos, el septentrional y el meridional.

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a) El septentrional va desde el interior gallego hasta los Pirineos occidentales. El relieve
es un factor determinante y las zonas que superan los 600-700 m de altitud van
adquiriendo rasgos de un clima de montaña. También marcan diferencias la orientación
de las laderas y la ubicación de los valles.
b) El meridional abarca el sur de la provincia de Badajoz. La penetración de los vientos
atlánticos conlleva precipitaciones en torno a los 700 mm de carácter invernal sufriendo
cuatro meses de sequía.

2. CLIMAS MEDITERRÁNEOS
Aplicaremos esta denominación a la franja que va desde el noreste gerundense has el
golfo de Almería. Los contrastes son grandes, pero hay algunas características que
permiten homogeneizar la zona.
a) Las lluvias son siempre escasas y de carácter intensivo, llegando durante los
equinoccios, con un claro predomino otoñal.
b) Las temperaturas medias anuales son elevadas y oscilan entre los 15º de Girona y los
18º de Almería. Los inviernos son suaves y los veranos superan los 22º. Estos contrastes
nos permiten distinguir:
2.1. El mediterráneo suavizado o catalán (Cfa) se extiende desde el Cabo de Creus hasta
las costas de Garraf. Es el más húmedo con precipitaciones que superan los 600 mm. No
hay sequía ningún mes y el máximo pluviométrico tiene lugar en otoño con un
secundario en primavera. El mes de agosto rebasa los 22º. Existen fuertes contrastes
entre la costa y el interior y entre el extremo nororiental y la desembocadura del
Llobregat. Los días de lluvia oscilan entre los 60 y 80. Finalmente es famosa la
tramontana, un viento invernal frío y seco del N o del NO, y el Levante del E o NE
acompañado por fuertes lluvias y un mar encrespado y violento.
2.2. Mediterráneo seco o levantino - balear (Csa). Abarca desde las costas de Garraf al
Cabo de la Nao alicantino. Las precipitaciones van disminuyendo de norte a sur hasta
situarse por debajo de los 500 mm. Existen fuertes contrastes debido al relieve. El
máximo pluviométrico se sitúa en otoño y el secundario en primavera. Ningún mes sufre
sequía total, pero hay un descenso notable en los meses de verano.
a) Las precipitaciones son pocas, intensas y mal repartidas con un máximo primario en
otoño y el secundario en primavera.
b) Las temperaturas aumentan de norte a sur. La media anual está en torno a los 16-
17º. La del mes de enero es de 11º y la de agosto 26º. El invierno no es propiamente una
estación fría.
El clima de las Islas Baleares coincide a grandes rasgos con el descrito, pero con una
humedad relativa más elevada por su carácter insular y las precipitaciones con un
máximo secundario invernal.
2.3. Mediterráneo árido o subdesértico (Bsh). Se alarga desde el Cabo de la Nao hasta
Punta Sabinar al sur de Almería. Es la zona árida de la Península. Según la fórmula de
Köppen/Patton, esta zona está catalogada como un clima de estepa con verano cálido
(Bsh), excepto Torrevieja (Alicante) y desde el sur de Cartagena hasta el cabo de Gata,
que presentan caracteres desérticos (Bw). Las precipitaciones de la zona quedan por
debajo de los 400 mm y tienen carácter equinoccional con predominio de las otoñales.
Después de largos meses de ausencia, suelen caer de forma torrencial.

3. CLIMAS INTERIORES
Se caracterizan por hallarse alejados de la influencia atlántica. El grado de aislamiento y
la latitud son los factores más decisivos para delimitarlos. Durante el verano todo el
ámbito interior cae debajo de la influencia del anticiclón de las Azores. Es en invierno
cuando los contrastes térmicos y pluviométricos resultan acusados.
3.1. Clima continental acusado (Cs). Es el dominio climático más extenso. Abarca la
Meseta norte, el centro y este de la sur y el valle del Ebro. Sufre una amplitud térmica de
entre 18º-20º y sus precipitaciones oscilan entre 300-500 mm, equinocciales,
predominando ligeramente las de primavera y sobre las de otoño. Los solsticios
presentan sequía en invierno por la presencia de anticiclón frío y en verano por la

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subsidencia de los vientos del anticiclón cálido. Por sus dimensiones podemos diferenciar
tres áreas.
3.1.1. La submeseta norte (Csb). Son las tierras bajas drenadas por el Duero a las que
hay que añadir la Bureba burgalesa. Las temperaturas invernales son rigurosas, tres
meses están por debajo de 6º, la media en enero es de 2º. Las heladas están presentes
desde setiembre a mayo. Las temperaturas estivales no son calurosas, por debajo de los
22º. Las precipitaciones, de ligero predominio invernal en el oeste, se tornan
primaverales al este, quedan siempre por debajo de los 600 mm.
3.1.2. La submeseta sur (Csa y Bsk) está más abierta a las influencias atlánticas. Sus
límites climáticos van desde la Cordillera Central hasta Jaén, córdoba y las tierras bajas
interiores de Granada, de norte a sur, y de oeste a este desde la Extremadura central
hasta Albacete y zonas interiores de la Comunidad Valenciana.
La temperatura media en enero se sitúa sobre los 4-5º y la de julio rebasa los 22º. La
amplitud termina es la mayor de la Península.
Las precipitaciones están en torno a los 400 mm de carácter primaveral y con un
máximo secundario en otoño. La sequía llega a ser profunda en verano.
3.1.3 El Valle del Ebro (Csa y Bsk). No todo el valle pertenece al clima continental
acusado. Con inviernos muy fríos y veranos calurosos, la amplitud térmica alcanza 20º
en Lérida.
Las precipitaciones de la zona están entre los 300 y 400 mm. Las más cuantiosas llegan
en la primavera, con un máximo secundario estival. Las tormentas son frecuentas en
ambas estaciones acompañados de importantes granizadas.
3.1.4 El Valle del Guadalquivir (Csa). Se extiende por el curso alto del valle hasta
empalmar con la Meseta sur y por las tierras altas cordobesas, almerienses y
malagueñas. Las temperaturas invernales son bajas y la media anual oscila entre los 13º
y los 15º. El verano es caluroso y la amplitud térmica obtiene valores similares a los de la
Meseta sur.
Las precipitaciones oscilan entre los 400 y los 600 mm y tienen carácter invernal. El
máximo secundario es en la primavera y en el verano la sequía es muy pronunciada.
3.2. Clima continental atenuado (Csa). Ocupa la franja limitada por el oceánico de
transición y subtropical, al oeste, y por el continental acusado al este. Su ubicación,
entre las influencias atlánticas del oeste y las continentales del interior define la
alternancia que vive la zona.
3.2.1. La zona norte forma un arco desde la cuenca del Noguera-Ribagorzana hasta el
norte de la provincia de Cáceres. Los inviernos son rigurosos con temperaturas que se
van suavizando al descender en latitud por el oeste. Los veranos son calurosos.
3.2.2. La zona sur, desde Cáceres al interior de Málaga, presenta unos inviernos suaves
y unos veranos muy calurosos con más de 26º de media. Las precipitaciones oscilan
entre 500 y 700 mm. El máximo pluviométrico se sitúa entre noviembre y febrero en las
áreas más occidentales. Hasta el este (Jaén) van adquiriendo cada vez más importancia
las lluvias primaverales en detrimento de las otoñales.

4. CLIMAS DE MONTAÑA
Los factores más importantes que intervienen en la definición de un clima de montaña
son la altitud, la latitud, orientación, macicez y continentalidad.
a) Por cada 100 m de altitud la temperatura desciende 0.5º. Esto significa mayores
posibilidades pluviométricas, incremento de las heladas y merma del periodo vegetativo.
También varía la presión atmosférica y se incrementa la insolación y la radiación.
b) Aunque la altura es por sí misma un elemento singular, la latitud modifica sus
características.
c) La orientación o disposición del relieve establece contrastes entre la solana y la umbría
y la pluviometría entre las laderas a barlovento o sotavento.
d) La macicez de un conjunto debilita los efectos que pueden llegar del exterior.
e) La incidencia de la continentalidad guarda relación con la macicez y con la distancia
del mar.

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4.1. Climas de montaña marina (Cfb y Dfb). Se localizan en los relieves alpinos terciarios
septentrionales, desde el macizo sureste gallego hasta las Costeras Catalanas.
El piso subalpino forma una banda continua desde la Sierra orensana de San Mamed
hasta el Montseny catalán. Las temperaturas medias anuales son de unos 10º, la del
mes de enero está en torno a los 0º y la de julio por debajo los de 22º. Las precipitaciones
rebasan los 1.100 mm y el máximo pluviométrico se va desplazando desde el invierno
(oeste) hacia el otoño (este).
El piso alpino (1500-2500 m) se localiza en núcleos aislado del oeste y en los Pirineos.
Las temperaturas medias anuales están por debajo de los 6º, las de enero está entre a
los 0º y -3º y los veranos resultan frescos y de una duración inferior a los dos meses. Las
precipitaciones superan los 1.200 mm, que se incrementan hacia el oeste. Estas
características generales encubren anomalías debidas a la orientación del relieve o a la
influencia atlántica o mediterránea.
El piso nival por encima de los 2.500 m se reduce al Pirineo centro. Las temperaturas
medias anuales están por debajo de los 0º, y las estaciones se diluyen ante un invierno
que dura más de 10 meses y el verano es un cálido y corto paréntesis. Durante el día
pueden superarse los 22º y al caer la noche la temperatura desciende, incluso
alcanzando valores negativos. Las precipitaciones pueden alcanzar los 3.000 mm, la
mayor parte en forma de nieve.
4.2. Climas de montaña continental interior o interior (Cfb). Cordillera Ibérica, Sistema
Central, Montes de Toledo y Sierra Morena. Las diferencias son más de carácter
pluviométrico que térmico. Las temperaturas medias anuales oscilan entre 6 º y 10º. Los
inviernos entre son largos y fríos y los veranos cálidos aunque están siempre por debajo
de los 22º. Las precipitaciones están bien repartidas, superan los 1.200 mm en algunas
zonas. La vertiente norte es más fría y nubosa que la vertiente sur que recibe un
volumen mayor de precipitaciones.
4.3. Climas de montaña subtropical (Csb). Este tipo de clima es propio de las Cordilleras
Béticas. Las temperaturas invernales son siempre por encima de los 0º. Las veraniegas
no alcanzan los 22º ningún mes. Las precipitaciones medias oscilan entre los 800 y 1000
mm con profundas oscilaciones en función de la altitud y la cercanía al mar. El máximo
pluviométrico corresponde al invierno, seguido por el otoño y la primavera. En verano
sufre una profunda sequía.

5. CLIMAS DE CANARIAS
Los factores climáticos que influyen en el archipiélago canario son la posición del
territorio, las características del mismo, la cercanía o no del mar, componentes
termodinámicos y la influencia de la corriente fría de Canarias y la del desierto del
Sahara.
5.1. Posición del territorio. Ocupa un espacio fronterizo entre las influencias templadas
más meridionales y las tropicales más norteñas. Las primeras son propias del invierno,
permitiendo la aproximación de masas de aire procedentes de latitudes polares, es la
estación de máxima pluviosidad. Las tropicales se desplazan hacia el norte apenas
inician los primeros calores y dejan toda la zona bajo el dominio de los alisios del
noroeste. Las temperaturas son agradables pero la sequía se impone.
5.2. Las características del territorio difieren de unas islas a otras bien sea por su
posición con respecto a los vientos dominantes, bien sea por la importancia del relieve,
que adquiere un papel definitivo para determinar las características climáticas.
Fenómenos como la inversión de temperaturas, el mar de nubes o lluvias invisibles están
asociadas a la altitud. La originalidad eólica, por encima de la capa de aire húmeda del
alisio fluye otra capa más seca y cálida, dan origen a tres tipos de climas contrastados.
El nivel más bajo tiene una temperatura fresca y una humedad escasa, el siguiente,
denominado de inversión, mantiene la misma temperatura pero multiplica la humedad
formándose un mar de nubes, y en el tercero se eleva la temperatura, hasta 10º,
desaparecen las nubes y la humedad se reduce drásticamente.

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5.3. La influencia marina es máxima debido al carácter isleño del territorio. La
originalidad del caso canario estriba en la presencia de la corriente fría homónima, que
lleva la misma dirección que los alisios. El alisio, al entrar en contacto con dicha
superficie, se enfría adquiriendo mayor estabilidad, lo que repercute en la ausencia de
precipitaciones y refrescando las temperaturas.
5.4. La cercanía del Sahara se deja notar de forma contundente cuando llega el calor,
que coincide con el desplazamiento hacia el norte del anticiclón de las Azores y los flujos
del alisio se debilitan. La diferencia térmica entre las dos masas de aire, la del alisio y la
sahariana, que viene a ser 15º.
5.5. Las temperaturas medias anuales de las tierras bajas no alcanzan los 21º y su
amplitud es de 6º-7º. Lo más destacable es la diferencia, a una misma altitud, entre las
vertientes de barlovento y de sotavento que son 1.5º más cálidas en invierno y 3º en
verano por influencia del alisio.
5.6 Las precipitaciones ofrecen un profundo contraste entre los 100 mm de las zonas
más secas y los 800 mm de las más húmedas, que pueden superar los 1.000 mm si se
añaden las precipitaciones invectivas. Como norma general disminuyen de norte a sur y
de oeste a este, pero la altitud y la orientación del relieve son las que marcan las
diferencias pluviométricas. La mitad o más de las precipitaciones se registran en
invierno. En la primavera son escasas y en verano, prácticamente nulas.
5.7. Los climas de Canarias según Köppen.
5.7.1. El clima desértico (BW) abarca las islas de Lanzarote y Fuerteventura y las tierras
bajas de Gran Canaria. La falta de lluvias se debe a su posición oriental y a la falta de
relieves importantes.
5.7.2. El clima subdesértico o estepario (Bsh) se extiende por las tierras bajas de las islas
occidentales, incluida Tenerife y una franja de Gran Canaria.
5.7.3. El clima templado con estación seca y verano caluroso (Csa) es el que ocupa las
altitudes medias de las grandes islas y de las más occidentales. Las precipitaciones están
en función de la altura y de la posición occidental.
5.7.4. El clima templado con verano cálido (Csb), por debajo de los 22º, se refugia en
núcleos de gran altura o situados al norte.

6. EL CLIMA URBANO, INTRODUCCIÓN


Por el tamaño de la superficie afectada está considerado como un microclima. Desde sus
orígenes la ciudad siempre ha tenido unas condiciones físicas distintas, un clima
diferenciado del entorno rural. Pero es a partir de la industrialización cuando los
contrastes se han agudizado hasta el punto de ser mensurables la niebla, la humedad,
los vientos, las precipitaciones y las temperaturas.
6.1. La niebla urbana son gotitas de agua en suspensión acompañadas de humo,
hollines, y otros contaminantes. Incluso puede haber niebla sin humedad recibiendo el
nombre de smog, frecuente en las grandes ciudades durante el invierno, con el viento en
calma y bajo el dominio del anticiclón. Con respecto al medio rural, el urbano sufre un
100% más de niebla en invierno y un 30% en verano.
6.2. La humedad. No hay todavía estudios concluyentes sobre los valores de la humedad
relativa en la ciudad y su entorno. Parece que éste es un 2% más húmedo en invierno y
un 8-10% en verano.
6.3. La velocidad del viento en la ciudad es entre un 10-20% más débil debido a la
fricción constante con los edificios. En algunas ocasiones, puede adquirir mayor
velocidad si se enfila por una vía larga y estrecha. Como norma general, los vientos
fuertes son más rápidos en la campiña y los débiles ganan velocidad dentro del casco
urbano. También se establece con el campo un intercambio eólico semejante al que
existe entre el mar y la costa.
6.4. Las precipitaciones urbanas son más cuantiosas que las rurales en 5-10% llegando
en algunos casos hasta el 30%.
6.5. La temperatura anual de la ciudad es algo más elevado que a extramuros, pero este
valor no es relevante. Diferencias de más 4-6º se establecen durante la noche. El
enrarecimiento de la atmósfera de la ciudad impide que el calor escape durante la noche.

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Los edificios y calles van atesorando calor durante el día que irradian durante la noche.
Cuando llueve, el agua permanece muy poco tiempo sobre la superficie urbano por ser
impermeable en su mayoría evitando el consumo de calorías de la evaporación.

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TEMA 8: LAS AGUAS: RIOS, LAGOS Y HUMEDALES

INTRODUCCIÓN
España no es un territorio globalmente deficitario de agua. Su distribución tanto en el
espacio como en el tiempo constituye un problema económico, social y político.

1. EL CICLO DEL AGUA


Sin agua no hay vida. El agua ocupa un lugar destacado en el estudio del clima, pero no
es tan determinante el volumen de precipitación como su frecuencia e intensidad.
El agua puede hallarse fluyendo, ríos, o en reposos, lagos y humedales, sobre la
superficie de la Tierra, pero una parte significativa circula hacia el interior por
infiltración o saturación. Anualmente el volumen total de agua evaporada es de unos
400.000 Km³. Los continentes reciben una precipitación de 100.000 Km³, devolviendo
por escorrentía al mar la no evaporada.
El ciclo hidrológico contempla no solo el cambio de estado del agua, sólido, líquido y
gaseoso, sino también el de su transporte y también la evaporación directa desde el suelo
a través de las plantas, la infiltración para evaporarse por diversas vías y la saturación.
El agua que no se evapora ni se almacena superficialmente o en acuíferos, discurre hacia
el mar formando ríos.

2. LA CULTURA DEL AGUA EN ESPAÑA


La inquietud por el uso y distribución de las aguas forma parte de nuestras raíces
culturales. Bajo el Imperio Romano la ingeniería hidráulica presentó un gran desarrollo,
abundando canales de riego, presas y acueductos. Los árabes alcanzaron cotas de
refinamiento en los usos y sistemas de distribución de las aguas, aprovecharon la
infraestructura romana e inventaron artilugios, construyeron acequias y organizaron las
tierras de regadío. Los reinos cristianos construyeron presas y con Carlos I se inicia la
construcción del Canal Imperial de Aragón que junto al de Castilla consiguen convertir
en regadío extensas superficies poco productivas. El canal de Isabel II (1858) es un
sistema ingenioso y de relevancia histórica en el uso de aguas subterráneas. En la
actualidad, la infraestructura hidráulica cuenta con más de 1000 embalses y medio
millón de pozos. A lo que hay que añadir la red principal de distribución, los muros de
contención contra avenidas, la regulación de cauces y los trasvases, que alcanzan la
docena.

3. RASGOS DE LA HIDROLOGÍA PENINSULAR


El problema del agua en España está en los profundos desequilibrios espaciales y
temporales que se están agudizando. Las soluciones a esta situación pasa por el llamado
Plan Hidrológico Nacional que incluye numerosos aspectos técnicos y la asunción de una
cultura diferente sobre el agua.

4. ELEMENTOS DEL RÉGIMEN FLUVIAL


Entendemos por tales las formas que adopta o las circunstancias espacio-temporales por
las que atraviesa un río referidos a la caudalosidad, variaciones estacionales, crecidas y
estiajes.
4.1. El caudal es la cantidad de agua en metros cúbicos que pasa por un punto concreto
o sección transversal del río durante 1 segundo. Esta informacion permite sacar
conclusiones como el caudal modular, el absoluto, su variabilidad, los máximos y
mínimos, etc.
4.2. El módulo o caudal modular es el valor medio de las medias, registradas durante
bastantes años para que tengan cierta fiabilidad. Dentro del territorio hispano el Ebro es
el más caudaloso y la primacia peninsular corresponde al Duero. Lógicamente los
caudales van aumentando según avanza el río, sin embargo algunos cursos
mediterráneos se van debilitando a partir del curso medio.

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4.3. El módulo específico (M.e.)o caudal relativo es el resultado de dividir los litros/
segundo por los Km² de cuenca, aguas arriba a partir del punto de la medición. Con ello
se pretende conocer los recursos hídricos que proporciona y establecer comparaciones.
4.4. La aportación específica (A.e.) es una relación entre el volumen total anual y la
superficie de la cuenca expresada en l/m2. Equivale a una película de agua repartida por
toda la extensión de la cuenca, es decir, a los l/m2 recibidos en la precipitación anual.
4.5. El coeficiente de escorrentía (C.e.) resalta las diferencias entre la aportación
específica y las precipitaciones anuales (P.a.), es decir entre las entradas y salidas
habidas por evaporación, infiltración y saturación.

5. EL REFLEJO DE LAS ESTACIONES


Los contrastes estacionales caracterizan las latitudes medias y ello se refleja en el
comportamiento de los ríos. Para llevar un seguimiento estricto sobre la conducta de un
río se compara su caudal medio mensual con el del año y los altibajos que se produzcan
serán la expresión gráfica de su actuación mes tras mes. Un río pequeño y de régimen
simple traslada inmediatamente a la gráfica las vicisitudes pluviométricas de su cuenca.
Si el régimen se complica aparecerán agudos contrastes espacio-temporales entre las
precipitaciones y las crecidas.
Un caso distinto es el de los ríos de montaña, cuya precipitación invernal en forma de
nieve es retenida hasta la primavera. Las consecuencias son un mínimo en el solsticio de
invierno y un máximo en el equinoccio de primavera por el deshielo. Además la acción
del hombre puede variar el comportamiento de un río con obras de ingeniería.

6. REGULARIDAD E IRREGULARIDAD FLUVIALES.


Son conceptos que hacen referencia a las variaciones del caudal medio anual con
respecto a la media ponderada de una serie no inferior a los 30 años. Si el cociente de
dividir el máximo medio por el mínimo medio anuales es igual o inferior a 3, el río se
considera regular, entre 3 y 7 semirregular o transicional y por encima de 7, irregular.
Como norma podemos decir que los ríos atlánticos gozan de una gran regularidad. Son
muy irregulares los que pertenecen al ámbito mediterráneo.

7. DESBORDAMIENTOS Y ESTIAJES
Ambos conceptos van unidos a caudales máximos y mínimos reales. Los
desbordamientos o avenidas suelen ir acompañados de consecuencias catastróficas para
el hombre. Los estiajes son menos traumáticos. El tamaño de una cuenca guarda una
estrecha dependencia con sus comportamientos extremos. Los ríos de la vertiente norte y
noroeste, por lo general, no ofrecen caracteres extremos.
Los ríos grandes ríos como el Tajo, el Guadiana, el Guadalquivir y el Ebro no registran
avenidas muy abultadas debido a la extensión de sus cuencas.

8. EL ACARREO DE SÓLIDOS
Es una de las consecuencias inmediatas de los desbordamientos y sus efectos resultan
evidentes. Entre las más llamativas están la colmatación de llanuras aluviales, reducción
de las marismas, crecimiento de los deltas o aterramiento de embalses. La capacidad de
arrastre y transporte de las aguas está en función de su dinámica, grado de pendientes,
tipo de suelos y existencia o falta de manto vegetal.

9. LOS REGÍMENES FLUVIALES: SIMPLES Y COMPLEJOS


La procedencia de las aguas, las variaciones estacionales, las crecidas y estiajes y el
grado de regularidad fluvial son algunos de los aspectos más señalados del régimen de
un río. La simplicidad o complejidad de un régimen depende de los valores que los
integran y más concretamente, de si participan en la formación del caudal aguas
procedentes de uno o varios climas.

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9.1 Regímenes simples.
a) Régimen nival: el río es alimentado mayoritariamente por precipitaciones nivosas, lo
que supone una fuerte reducción de caudal en invierno y aguas altas en primavera o
comienzo de verano por el deshielo. Situación propia de los ríos de alta montaña.
b) Régimen nivo-pluvial. En el otoño hacen acto de presencia las lluvias que elevan el
caudal hasta rozar el módulo medio. Descienden las aguas durante el invierno y en
primavera alcanzan su máximo por el deshielo. El estiaje veraniego no es muy profundo
debido a las precipitaciones de verano.
c) Régimen pluvio-nival. Las lluvias tienen hegemonía sobre las nieves. Sucede cuando
hay un descenso altitudinal o una aproximación a la costa, ríos de la Cordillera Central,
del Sistema Ibérico y de la Cordillera Cantábrica. El máximo caudal aparece a finales de
invierno y principios de la primavera y el estiaje veraniego se alarga hasta entrado el
otoño.
d) Régimen pluvial-oceánico. Se caracteriza por tener un caudal regular y abundante,
fruto del clima que lo alimenta. El máximo se concentra en el invierno y adquiere
caracteres estables. Durante el verano el estiaje es notorio.
e) Régimen pluvial mediterráneo. Sin entrar en las numerosas variedades posibles, todos
los ríos tienden a presentar tres picos, correspondientes al final de invierno o inicio de la
primavera, al término de la misma y al otoño, más acusado.
f) Régimen pluvial mediterráneo continental. Corresponde al interior de la Península y los
tres picos se reducen a dos: el principal en primavera y el secundario en otoño. El estiaje
se prolonga de julio a octubre.
g) Régimen pluvial mediterráneo subtropical. Se reduce a los cursos meridionales que
desembocan en el Mediterráneo. El máximo principal se produce en febrero-marzo,
precedido por un descenso en enero, tras el máximo secundario de diciembre. El estiaje
es profundo y continuado. Las aguas altas van asociadas a las lluvias invernales.
9.2. Regímenes complejos. Hace siempre referencia a un gran colector que recibe los
aportes de numerosos ríos, cuyas aguas tiene su origen en climas diversos. El Ebro es
considerado como el río peninsular de régimen más complejo.

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TEMA 9: LAS CUENCAS HIDROGRÁFICAS

1. LAS TRES VERTIENTES HIDROGRÁFICAS


La topografía y el clima se conjugan para delimitar tres grandes vertientes hidrográficas,
obviamente sin incluir las isleñas.
1.1. La vertiente cantábrica. Por ella circula el 40.8% del caudal que drenan nuestros
ríos. La regularidad y abundancia de las precipitaciones y unas temperaturas poco
contrastadas son las características de este clima oceánico que se traduce en ríos
caudalosos, regulares y torrenciales debido al fuerte desnivel entre la cabecera y la costa
en su breve recorrido. Su capacidad erosiva se traduce en valles profundos. Ríos
importantes de este a oeste son: Bidasoa, Deva, Nervión, Sella, Nalón, Navia, Tambre y
Ulla y Miño.
1.2. La vertiente atlántica. Engloba los grandes ríos de la Meseta (Duero, Tajo y
Guadiana) y Guadalquivir. Por sus cuencas fluye el 33% de las aguas peninsulares con
una superficie del 52,1% del territorio. Simplificando, cae bajo un clima de dominio
atlántico por el origen de sus precipitaciones con profunda influencia mediterránea con
caracteres continentalizados.
Los caudales relativos (l/seg/km²) son bajos, no así los absolutos (m³/seg.), por los
aportes de los numerosos afluentes de los ríos principales. Esta vertiente tiene dos
ámbitos claramente diferenciados. El primero, paleozoico o meseteño, se reparte entre la
Meseta norte regida por el Duero y la sur, por el Tajo y el Guadiana. El segundo, el
terciario, corresponde al Guadalquivir, excepto una pequeña parte occidental del
Guadiana.
1.3. La vertiente mediterránea. Recibe solo el 26.2% de los recurso hídricos. Las cuencas
que la constituyen presentan agudos contrastes tanto por el tamaño como por las
condiciones climáticas, tipos de régimen fluvial, etc. Pertenecen a esta vertiente, las
cuencas del Pirineo oriental, la del Ebro, el Júcar y el Segura.
El volumen de las precipitaciones marca notables diferencias entre unas y otras. Todas
vierten sus aguas al Mediterráneo, disfrutan de un clima benigno y tiene cursos cortos,
poco caudaloso y dominados por la torrecialidad.

2. CARACTERÍSTICAS DE LAS GRANDES CUENCAS


Las cuencas meseteñas son fruto de una deformación tectónica del zócalo. Las
extrameseteñas tienen su origen en depresiones subalpinas.
La forma de las cuencas guarda relación con la estructura tectónica o sedimentaria de
las mismas. Cuando predominan accidentes tectónicas se originan cuencas oblongas y
recortadas, Tajo, Guadiana y Guadalquivir, pero bajo el dominio sedimentario adquieren
forma de pera, Duero y Ebro.
La importancia de la forma está en función inversa la tamaño de la cuenca. Para calcular
el índice de alargamiento o de redondez en la forma de la cuenca existe la fórmula: F =
A/L2 (F = forma, A = área, L = longitud).

3. LA CUENCA DEL EBRO


Tiene una extensión aproximada de 86.000 Km² (57% de la vertiente pirenaico-
cantábrica, 43% a la ibérica). El cauce circula más próximo a los relieves ibéricos, por lo
que sus ríos están menos jerarquizados que los de la orilla izquierda septentrional, cuya
aportación de caudales supones 4/5 del total de 18.000 hm³. Esta diferencia es el
resultado de varios tipos de clima: oceánico (cabecera y curso alto), de alta montaña
(Pirineos), montaña interior con rasgos mediterráneos (Ibérica), continental acusado
(centro del valle) etc.
3.1. El régimen fluvial. Es el más complejo. El curso alto, hasta Miranda presenta un
régimen pluvio-nival oceánico, con un máximo entre enero y marzo, debido a las lluvias
atlánticas y al deshielo. Desde mayo a noviembre el módulo queda por debajo de la
unidad. En Miranda recibe aproximadamente el 11% de su caudal y las aportaciones
provienen de los ríos Nela y Oca.

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Cuando atraviesa Logroño su caudal asciende a 3.500 hm³. Recibe las aguas de los ríos
Tirón, Najarilla, Leza, Cidacos y Alhama y se ve mermado por el Canal de Lodosa y
después por el Canal Imperial de Aragón. Desde Miranda, el régimen se torna
exclusivamente pluvial mediterráneo por la influencia de los aportes ibéricos.
Desde la desembocadura del Aragón hasta la desembocadura en Tortosa, vuelve al
régimen pluvionival debido a la influencia decisiva de los afluentes pirenaicos.
3.2. Características de la cuenca. La aportación de los ríos ibéricos, Jalón, Guadalope y
Matarraña, es bastante escasa. Los de la margen izquierda, Ega, Arga, Aragón, Gállego,
Cinca y Segre, aportan el 80% de su caudal. Las obras de ingeniería han convertido el
valle del Ebro en la zona de regadío más extensa de la Península.
En invierno las lluvias sobre la cuenca son escasas excepto en el curso alto por ser de
dominio atlántico. No se registran pérdidas por evaporación ni por usos agrícolas.
En primavera confluyen las lluvias sobre la Cordillera Ibérica y el deshielo del Pirineo,
resultando el máximo anual, aunque irregular de un año a otro.
En verano el estiaje es pronunciado, por la escasez de precipitaciones en toda el área y la
mínima repercusión del deshielo.
En otoño se alcanza el máximo secundario por las precipitaciones generalizadas en la
zona.

4. LA CUENCA DEL DUERO


Ocupa la totalidad de la Meseta norte, recorre 937 Km., drena unos de 100.000 Km²
(79.000 españoles) y es el más caudaloso de la Península.
4.1. El régimen fluvial presenta escasa complejidad. Su cabecera recibe los afluentes de
los Sistemas Ibérico, Central y Cordillera Cantábrica, de régimen pluvio-nival con
máximo primaveral. En el centro de la Meseta se torna pluvial mediterráneo interioro.
Desde que sale de la Meseta y se interna en territorio portugués mantiene el régimen
pluvial oceánico.
4.2. Características de la cuenca. Nace en la vertiente sur de lo Picos de Urbión y se
dirige hacia Soria encajado en los terrenos secundarios de la Cordillera Ibérica. Desde
Soria entra en los terrenos oligocenos y miocenos terciarios, depósitos arcillosos
fácilmente erosionables.
En el curso medio, discurre lento, con suave pendiente y describiendo grandes meandros
y los afluentes septentrionales, entre los que se encuentra el Pisuerga de régimen pluvio-
nival, aportan más agua que los meridionales.
El Duero se encaja en el zócalo paleozoico en el curso bajo y recibe las aguas de su
afluente más importante, el Esla que recoge las lluvias de la vertiente sur de la Cordillera
Cantábrica occidental y Montes de León.

5. LA CUENCA DEL TAJO


Desde la Cordillera Ibérica hasta su llegada la Atlántico, el río va escoltado por el
Sistema Central y los Montes de Toledo, con notable disimetría y contrastes de tamaño,
altitud y volumen pluviométrico entre las vertientes, aumentando las lluvias
progresivamente hacia el Atlántico.
5.1. Régimen fluvial. El nacimiento del río en la Sierra de Albarracín y su curso alto con
aportes de la Cordillera Central, presenta un régimen pluvio-nival con un máximo en
abril y un segundo pico a finales de otoño. El estiaje veraniego no es muy profundo. En el
centro de la cuenca, adquiere los caracteres del régimen pluvial mediterráneo continental
caracterizado por llevar aguas crecidas equinocciales y un estiaje veraniego no inferior a
cuatro meses. En el curso bajo el régimen es pluvial, dependiendo de las precipitaciones
vinculadas al solsticio de invierno. El estiaje es muy profundo y duradero, va de mayo a
octubre.
5.2. Características de la cuenca. Existe un fuerte contraste entre los aportes de ambos
márgenes. Por la derecha el río Gallo aporta las primeras aguas importantes. Encajado
a través de las calizas alcarreñas, recibe al Tajuña con sus afluentes. El Guadiela
desemboca por la margen izquierda. La aportación del Jarama devuelve a la margen
derecha su preeminencia en la alimentación del Tajo hasta su desembocadura.

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Hasta Toledo el río desciende sinuoso a través de sedimentos terciarios donde se abre
camino en los materiales graníticos. Al abandonar Toledo vuelve a encajarse y
desembocan el Guadarrama, el Albarche y el Tiétar. Cuando atraviesa la línea fronteriza,
el Tajo lleva drenados unos 54.000 km².

6. LA CUENCA DEL GUADIANA


Es el que tiene los caudales medios absolutos más reducidos debido a las escasas lluvias
que recibe la cuenca. Tiene una longitud de 818 km y drena casi 70.000 km². En la
actualidad su curso medio ha sido regulado con una serie de embalses.
6.1. El régimen fluvial. Es de gran simplicidad pues está subordinado al ritmo exclusivo
de las lluvias, exceptuando su primer tramo donde se detecta una cierta regularidad por
influencia cárstica. Donde finaliza el curso alto las lluvias invernales son de carácter
oceánico con un máximo destacado en febrero y un secundario a finales de otoño. Los
valores bajos se inician en mayo y duran casi hasta noviembre. Agosto presenta un
estiaje próximo a cero y enero sufre un descenso secundario por influencia del anticiclón
peninsular.
6.2. Características de la cuenca. El Guadiana divaga entre materiales terciarios, calizas
pontienses, formando la gran llanura manchega y la cuenca no ha sufrido desgarros
tectónicos ni una erosión fluvial agresiva.
Los Montes de Toledo por el norte y Sierra Morena por el sur delimitan su cuenca, cuyo
nacimiento surge del acuífero al que han llegado las aguas del Záncara, el Cigüela, el
Alto Guadiana y el Asuer, en una zona pluviométricamente pobre, los Campos de
Montiel, y atraviesa un territorio cuyo subsuelo poroso succiona parte de su caudal. En
el Campo de Calatrava el río se ciñe a las estribaciones meridionales de los Montes de
Toledo. Recibe las aguas del Estena, el Dabalón y Tirteafuera. En el curso medio recibe
numerosos afluentes de aportación muy exigua.

7. LA CUENCA DEL GUADALQUIVIR


Entre Sierra Morena y las Béticas, la cuenca tiene forma de un triángulo isósceles de
57.700 km² que se abre al mar con un frente de 170 Km. Aparece en la última fase de la
orogenia alpina y presenta una gran disimetría pegado a los relieves de Sierra Morena.
En Alcalá del Río gira 90º y se dirige hacia el Atlántico donde desemboca en San Lucar
de Barrameda. Tiene una aportación anual de 8.000 hm³.
7.1. El régimen fluvial. Es un régimen de carácter complejo, sin llegar al del Ebro. La
cabecera como los afluentes de la derecha tienen un régimen pluvial mediterráneo
continental y las aportaciones del Guadiana Menor y del Genil hacen sentir la influencia
nivo-pluvial de sus cabeceras, con un máximo principal en marzo. El máximo secundario
de diciembre es atribuible a las precipitaciones atlánticas. Entre junio y diciembre
desciende, con los tres meses veraniegos de profundo estiaje. Una vez suavizado el efecto
del Genil y hasta su desembocadura, el Guadalquivir mantiene un régimen pluvial.
7.2. Características de la cuenca. Nace entre las Sierras de Cazorla y del Pozo,
recorriendo 650 Km. hasta el Atlántico. Con dirección sur-norte hasta abandonar el
embalse de Tranco de Beas. Dibuja una amplia herradura tomando dirección este-oeste
hacia Montoro donde cambia de rumbo hacia el suroeste hasta Alcala del Río.
En su curso alto se abre paso entre las calizas jurásicas y se ensancha sobre el oligoceno
terciarias a los pies de la loma de Úbeda. Presenta un notable equilibrio entre ambas
márgenes.
Por la izquierda el Guadiana Menor duplica el caudal del Guadalquivir. Por la derecha el
Guadalimar, se convierte en el segundo afluente más caudaloso detrás del Genil que
tiene su nacimiento en Sierra Nevada. Se han construido diferentes embalses y varios
canales. En su último tramo el río forma meandros y la lucha por encauzarlo eliminando
meandros con obras de ingeniería dura ya dos siglos. En la margen derecha del río
dominan las Marismas del Guadalquivir, una superficie de 2000 km², cada vez más
reducidas por los sedimentos fluviales.

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TEMA 10: LOS LAGOS Y LOS HUMEDALES

INTRODUCCIÓN
La Península no es un territorio privilegiado por la extensión de sus aguas interiores, sin
embargo, el papel que desempeñan trasciende los límites de su entorno.
Para que abunden los lagos y humedales han de ponerse de acuerdo el clima y la
geomorfología. Son tan necesarias las precipitaciones abundantes como la disposición de
la topografía para retenerlas.
La diferencia entre lagos y humedales está en la profundidad y permanencia de las
mismas, Los lagos son extensiones de agua permanente que alcanzan cierta
profundidad, hasta el punto de que ésta restringe el desarrollo de la vida acuática en
todos sus niveles. Los humedales presentan aguas someras y su extensión está sujeta a
fuertes vaivenes con el ritmo de las precipitaciones. También varía el grado de salinidad y
en sus márgenes la alternancia humedad/sequía favorece la presencia de ecosistemas
acuáticos y terrestres.
Comúnmente los lagos se catalogan den endógenos, exógenos y mixtos.

1. LAGOS ENDÓGENOS
Deben su origen a pulsaciones internas de la corteza terrestre y no son abundantes en
número ni extensión. El de a Janda (Cádiz) ha sido recientemente desecado. La laguna
de Gallocanta (Zaragoza), en el interior del Sistema Ibérico, se forma a raíz de una falla
seguida de hundimiento tectónico. Es la laguna natural más grande de España. Se
alimenta de la escorrentía y de la afloración de aguas subterráneas.
Tampoco abundan los de origen volcánico, instalados en el vaso de un cráter o
represados por corrientes de lava en las laderas de antiguos volcanes. La Laguna de
Fuentillejo, al suroeste de Ciudad Real y las Lagunas de Fluviá en Girona son un ejemplo
de cada caso.

2. LAGOS EXÓGENOS Y MIXTOS


Pueden ser de origen glaciar, cárstico, arreico, eólico y litoral. Los de origen glaciar se
ubican en zonas de montaña y surgen debido a la acción de los hielos cuaternarios.
Abundan en la cabecera de los ríos Gállego, Cinca, Esera y los dos Noguera. También son
numerosos en la Cordillera Cantábrica, Montes de Toledo, Cordillera Central y Sistema
Ibérico. El mayor lago glaciar de la Península es el de Sanabria (Zamora).
Los de origen cárstico son fruto de la disolución de rocas calcáreas o yesos y se extienden
por la parte oriental de la Península, que es la zona donde predominan las calizas, como
en las Torcas (Cuenca), Lagunas de Ruidera y Ojos del Guadiana (Ciudad Real).
Los lagos arreicos se instalan en zonas áridas alejadas de la influencia fluvial, como
ocurre en algunas áreas deprimidas del valle del Ebro y del Guadalquivir. Los eólicos son
hechura del viento por deflación. Es el caso de las closes ampurdanesas (Girona).
Los lagos mixtos son el resultado de la conjunción de varios de los factores precedentes.
El lago de Banyoles en Girona tiene un origen tectónico y cárstico, alimentándose por las
aguas de escorrentía y por los aportes subterráneos del río Fluviá.

3. HUMEDALES: ALBUFERAS Y MARISMAS


Los humedales son zonas cubiertas de forma temporal o permanente por aguas poco
profundas que realizan un papel de transición entre el agua y la tierra y que comprenden
áreas pantanosas dulces o saladas.
El papel biológico que desempeñan es excepcional al permitir una fotosíntesis intensa y
el aporte continuo de nutrientes.
Las zonas húmedas controlan las avenidas y retienen los sedimentos, rellenan los
acuíferos y regulan la capa freática.
Forman parte de los humedales las lagunas, las turberas, las marismas y las albuferas.

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Las lagunas tienen un carácter temporal, hondura en torno al metro, aguas más o menos
salobres y fluctuaciones que llegan a su desaparición durante los meses del estío. Tienen
un dinamismo biológico excepcional con la presencia de multitud de especies adaptadas.
Las turberas son zonas encharcadas donde la abundante vegetación se incorpora al
suelo carbonizándose por la falta de oxigeno y formándose la turba.
Los lagos litorales se hallan vinculados a la dinámica marina ayudada por la fluvial. Se
trata de marismas y albuferas, zonas poco profundas que se han ido colmatando con los
aportes de las corrientes marinas y de las aguas continentales. El Mar Menor (Murcia) o
la Albufera valenciana son unos buenos ejemplos.
La Albufera valenciana tuvo tiene una extensión reducida en la actualidad a 2.684 has.
debido a la colmatación natural, pero sobre todo a su conversión en campos de cultivo
arrocero. El agua deja isletas denominadas matas, donde se refugian numerosas aves.
Las marismas son una superficie muy joven que no ha roto su dependencia con las
aguas del mar y donde concluyen aportes de agua marina, fluvial e incluso subterránea.
La ausencia de relieve es total, pero cabe distinguir las vetas, los lucios y los caños.
Las marismas, junto con el monte y las playas con dunas, forman el Parque de Doñana.

4. LA REDUCCIÓN DE LOS HUMEDALES


En el año 1985 se derogó la Ley Cambó (1918) por la que se fomentaba la desaparición
de los humedales para luchar contra el paludismo y rentabilizar agrícolamente los
espacios saneados. Por los efectos de dicha ley han desaparecido numerosas zonas
húmedas y aunque la derogación supuso cortar cualquier agresión directa contra ellas,
se sigue incidiendo negativamente sobre los humedales al detraer un volumen de agua
considerable para regadíos, modificar sus fuentes de alimentación, incidir sobre las
vertientes, crear embalses o importantes obras de ingeniería.

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TEMA 11: LA POBLACIÓN

INTRODUCCIÓN
Se suele dividir la historia de la población en tres ciclos o etapas: el ciclo demográfico
antiguo, la etapa de transición y el ciclo moderno. En el antiguo la natalidad precede a la
mortalidad unos breves pasos lo que se traduce en un crecimiento medio anual inferior
al uno por mil durante siglos. En numerosas ocasiones la guerra, el hambre y las
enfermedades diezman la población que no consigue restablecerse hasta pasadas varias
generaciones. Este ciclo abarca desde los orígenes de la Humanidad hasta los albores del
siglo XX.
La transición demográfica, iniciada siglo y medio más tarde que en los países del
occidente europeo, llega hasta 1980. Por razones diversas desciende vertiginosamente la
mortalidad y se mantiene invariable la natalidad. El incremento poblacional se sitúa en
torno al 10‰ cada año duplicándose la población al finalizar dicho periodo.
Lentamente, la etapa moderna desemboca en una natalidad del 10‰ y una mortalidad
inferior al 9‰. Los resultados cuantitativos retrotraen al ciclo demográfico antiguo, pero
la situación es muy distinta desde el punto de vista cualitativo. El desarrollo poblacional
está gobernado por la planificación familiar, el descenso hasta mínimos de la mortalidad
infantil, la incorporación de la mujer al trabajo y el nuevo rumbo socioeconómico en que
ha entrado el país que ha pasado a convertirse en un receptor de emigrantes.

1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
1.1. El ciclo demográfico antiguo. No existen datos fidedignos sobre el volumen de la
población en la Edad Antigua. Los historiadores han efectuado conjeturas a partir de
referencias contrastadas concluyendo que los efectivos humanos durante los siglos I y II
alcanzarían la cifra de seis millones de personas. El reparto de la población sería muy
desigual. La caída del Imperio Romano, el hundimiento de las ciudades y la ruralización
de la economía reducen la población a uno cuatro millones a comienzos del siglo IX.
La recesión demográfica es tan profunda que no se alcanzan nuevamente las cifras
imperiales hasta el siglo XIII. Los reinos peninsulares se vieron afectados de manera
dispar durante el siglo XIV por la Peste Negra y fenómenos metereológicos.
Para el análisis de los siglos posteriores al XVI se cuenta con información oficializada por
el INE. De acuerdo con sus datos, el incremento medio anual desde finales del siglo XVI
hasta finales del XVIII confirma un desarrollo poblacional precario. Las causas son
múltiples: fiebres y epidemias, inflación, guerras, hambrunas y desconfianza en el
futuro.
En el primer cuarto del siglo XIX los logros demográficos mejoras levemente, mientras
que en el segundo se disparan hasta alcanzar el 11,8‰ porque el país se organiza,
redistribuye la propiedad agraria y da los primeros pasos hacia la industrialización.
La segunda mitad del siglo XIX aún presenta graves anomalías como son el elevado
número de defunciones. Cabe enumerar la persistencia de enfermedades vinculadas a la
falta de higiene, la inexistencia de redes de alcantarillado y agua corriente.
El ciclo demográfico antiguo origina un desarrollo poblacional lento, con largos periodos
de balance negativo. El control de la natalidad es mínimo y estamos ante una sociedad
profundamente rural.
1.2. La Transición demográfica. Esta fase transcurre entre el ciclo demográfico antiguo y
el ciclo demográfico moderno.
No es un hecho puntual sino una evolución cuyos resultados finales son una subida
espectacular de la población porque la natalidad se mantiene elevada y la mortalidad cae
vertiginosamente. Las causas son tanto de carácter económico como sanitario y cultural.
Los factores económicos están vinculados al desarrollo agrícola y a la pronta distribución
de sus productos a través del ferrocarril y barcos de vapor. Las medidas sanitarias e
higiénicas logran prever y erradicar enfermedades descendiendo la mortalidad por debajo
del 20‰ mientras la natalidad sigue por encima del 30‰.

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Las razones de la persistencia natalista forman parte de la fatalidad y de las creencias
religiosas. La transición en España ocupa una posición intermedia tanto por la fecha de
inicio, 1900, y la duración, 76 años, como por aumento poblacional medio por año, entre
el 7 y el 13‰.
La última etapa de la transición demográfica es la más dinámica.
1.3. El ciclo demográfico moderno. Supone el fin de una fase y el inicio de una nueva
donde se consolidan las tendencias apuntadas en la anterior en la que los nacimientos
se retraen y las defunciones descienden en picado. Una forma de volver al mínimo
desarrollo poblacional de la primera fase, por caminos diferentes y menos traumáticos.
Este fenómeno es común al resto de los países desarrollados donde la evolución
socioeconómica ha favorecido el descenso de la natalidad. El crecimiento de la población
española es menor año tras año por el descenso constante de las tasa de natalidad y el
nivel de fecundidad no alcanza para disponer de generaciones futuras suficientes.

2. NATALIDAD, FECUNDIDAD Y NUPCIALIDAD


2.1. La natalidad es un concepto que hace referencia a los nacidos vivos totales en una
población durante un año y se expresa en tanto por mil. Se le denomina tasa bruta de
natalidad y no distingue entre porcentaje de población en edad fértil, nivel de
nupcialidad y grado de fecundidad. Sin embargo, da pautas sobre el comportamiento
general de la población.
2.2. La fecundidad relaciona el número de nacimientos con el de mujeres en edad de
procrear (15-49).
Los tipos de análisis pueden ser transversales (sincrónicos) y longitudinales
(diacrónicos). En los primeros se establece una relación entre los nacimientos y todas las
mujeres censadas,. En los segundos se analiza el historial reproductivo de una
generación de mujeres a lo largo del tiempo. 2.2.1 Tasa General de Fecundidad (TGF).
Establece una relación entre los nacimientos y el número de mujeres en edad de
procrear. La fórmula es el número total de nacimientos por 1000 dividido por el total de
mujeres entre lo 15 y 49 años.
2.2.2. Tasa Específica de Fecundidad (TEF). Es un índice más preciso que el anterior y
consiste en relacionar los nacimientos habidos en cada grupo de edad con el total de las
mujeres que componen el mismo grupo.
2.2.3 Índice Sintético de Fecundidad (ISF). Muestra el número medio de hijos por mujer
a lo largo de su vida fértil. Se puede calcular de dos maneras.
2.2.4. Causas del descenso de Fecundidad. Las causas que inciden en el descenso de la
fecundidad se pueden agrupar en biológicas, sociales, culturales y económicas.
a) Las biológicas más frecuentes son el retraso en la llegada del primer hijo, la
esterilidad, las enfermedades, los tiempos de descanso durante la lactancia, las
defunciones y los abortos.
b) Las sociales enlazan con los comportamientos, actitudes o normas exigidas por la
sociedad acercad el uso de anticonceptivos o de la regulación del aborto. Importan las
creencias religiosas y la distribución de funciones de la pareja.
c) Las motivaciones culturales que inciden en el descenso de la fecundidad están
vinculadas al nivel de formación. Cuando dicho nivel se eleva se toman las medidas
pertinentes para decidir el número y espaciamento de los hijos.
d) La importancia de los factores económicos esta vinculado a los culturales. El nivel de
ingresos condiciona el número de hijos.
2.3. La nupcialidad. Definimos este concepto como la proporción de matrimonios
contraídos en un territorio durante un año. Da numerosas pautas sobre el
comportamiento de una población. La nupcialidad en España forma parta de un modelo
general europeo caracterizado por la elevada edad media de la pareja y por la abundancia
de la soltería.
La nupcialidad mantiene una estrecha relación con la fecundidad y la edad de la mujer
al contraer matrimonio tiene una gran repercusión en la fecundidad.
Tradicionalmente, el nivel de fecundidad ha estado unido a la nupcialidad y los
nacimientos fuera del matrimoniohan representado un porcentaje mínimo.

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3. LA MORTALIDAD
Es uno de los factores que determina la estructura y el crecimiento de una población
junto con la fecundidad y los movimientos migratorios.
España presenta una tasa de mortalidad entre las más bajas del mundo civilizado, tiene
una esperanza de vida muy alta y la mortalidad infantil ha alcanzado mínimos
históricos.
3.1. La mortalidad durante la transición demográfica. Existen varias teorías que explican
el descenso de la mortalidad durante esta fase. Según McKeown (1978) la fuerte
mortalidad está secularmente vinculada a las enfermedades infecciosas que debilitan
unos organismos siempre mal alimentados. El desarrollo socioeconómico consigue que
los alimentos abunden y se distribuyan entre amplias capas de la población
reduciéndose la mortalidad.
Sin restar importancia a este hecho, Livi Bacci (1987) sugiere que la mejora alimentaria
no es tan determinante porque la gente consigue adaptarse a la escasez.
Una segunda teoría explica el descenso de la mortalidad por un acopio de procesos que
logran la modernización de la sociedad en su conjunto. No basta alimentarse mejor sino
que hay que alcanzar un nivel de vida más elevado que conlleva toda una serie de logros
higiénicos, sanitarios y culturales.
Una tercera teoría, la transición sanitaria, cuyos logros para la salud de la población
serian fruto de la concurrencia de otros muchos factores sociales, económicos, culturales
y del medio ambiente.
Nuestro país inicia la transición con un desarrollo económico e industrial consolidado,
con unos avances sanitarios e higiénicos ampliamente extendidos y a un ritmo superior
al que habían llevado sus vecinos.
3.2. Evolución de la mortalidad y esperanza de vida. La tasa de mortalidad en España se
mantiene muy elevada hasta principios del siglo XX. Iniciada la fase siguiente de la
transición, la mortalidad disminuye con rapidez equiparándose con la del resto de
Europa en 1950, alcanzado los niveles más bajo sen 1980, para empezar a elevarse
lentamente debido al envejecimiento de la población.
Los estudios sobre la esperanza de vida tienen su origen en las tablas de mortalidad
elaboradas para las compañías de seguros. La esperanza de vida es el cálculo de los años
que puede vivir como media una persona. El sistema empleado consiste en sumar todos
los años vividos por una generación y repartirlos entre todos sus miembros.
España se sitúa a la cola de la natalidad a la vez que entre los países más longevos y la
esperanza de vida avanza pausadamente, estando la de la mujer por encima de la del
hombre. Una opinión generalizada atribuye este fenómeno a causas socioculturales más
que biológicas.
3.3. La mortalidad infantil. El estudio de la mortalidad infantil es un buen indicador del
nivel de desarrollo socioeconómico porque permite una valoración fidedigna de la
sanidad pública, las condiciones higiénicas, la idoneidad de la alimentación o el grado
cultural. La mortalidad infantil comprende los nacidos vivos menores de un año.
El retroceso de la mortalidad infantil es uno de los logros más importantes en la lucha
contra la muerte. La mayoría de las muertes se debe a causas endógenas durante las
cuatro primeras semanas de vida, frente a una menor incidencia de las causas exógenas
sobrevenidas con posterioridad.

4. ASPECTOS ECONÓMICOS DE LA POBLACIÓN


A grandes rasgos la situación actual se caracteriza por la incorporación masiva de la
mujer al trabajo fuera del hogar, el retraso de los jóvenes en su entrada al mismo, el
adelanto de la jubilación, la absoluta preeminencia del sector servicios frente a la
agricultura e industria, y la aparición de una masa de parados junto con una gran
precariedad en el empleo.
4.1. Población activa, ocupado y paro. La población activa incluye a las personas de 16 o
más años que están disponibles para ocupar un puesto de trabajo. La ocupada es la que
de hecho tiene un empleo y la parada la integran los que buscándolo no lo encuentran.

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4.2. Población activa por sectores económicos. Caída acelerada del sector agrario entre
1950 y 1970. La etapa coincide con una emigración masiva desde el campo hacia la
industria ubicada en las grandes ciudades. A partir de 1970 el incremento de los
efectivos industriales ha sido pausado e incluso con pérdidas durante la reconversión
industrial.
El desarrollo de los servicios, adquiere su verdadero protagonismo a partir de 1970
porque la crisis industrial acelera la terciarización de la economía.
La cualificación de la mano de obra ha sufrido un cambio sustancial debido a la
ampliación del periodo de aprendizaje y a la especificidad de las enseñanzas. Las nuevas
generaciones llegan mejor preparadas y han de seguir formándose.
La inestabilidad y precariedad en el empleo es un hecho socialmente admitido, cuyas
repercusiones se dejan sentir en el retraso de la edad de los matrimonios, descenso de la
natalidad, emancipación tardía, etc.

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TEMA 12: MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XX

INTRODUCCIÓN
Los movimientos migratorios son los desplazamientos que los individuos llevan a cabo
para establecerse fuera del lugar de origen con carácter permanente o semipermanente.
El análisis de este fenómeno puede realizarse desde las fuentes de que disponemos para
su estudio, la importancia que tiene para un grupo determinado medida a través de
diversos índices y las características que presenta.
Respecto a las fuentes, el registro minucioso de todas las entradas y salidas por las
fronteras, no significa que los resultados sean fiables porque muchas personas escapan
a dicho control. Por ello es frecuente el uso alternativo de la encuesta como método de
aproximación a las dimensiones reales del fenómeno migratorio.
Para calibrar la importancia que tiene la migración sobre un determinado grupo se
utiliza el saldo migratorio (E-I), o migración neta. Dicho saldo, junto con el crecimiento
natural, son los dos elementos que explican el desarrollo demográfico.
Los movimientos migratorios pueden clasificarse por la distancia, la duración, el grado
de libertad, el nivel de organización y las causas que los originan. Por la distancia se
convierten en internacionales o nacionales y dentro de estas, en interregionales o
intrarregionales, del campo a la ciudad o de un distrito a otro dentro de la misma. Por la
duración, en definitivas o temporales, pudiendo tener carácter diario, semanal o
estacional. Por el grado de libertad, en voluntarias o forzosas. Por el nivel de
organización, en espontáneas y sin controles o dirigidas, y por los motivos que las
impulsan, en económicas, políticas, religiosas, etc. Las diversas modalidades de
migración se pueden agrupar en dos grandes categorías:
1) Movimientos de media y larga duración, que conllevan cambios estructurales tanto en
los lugares de origen y de acogida como entre las personas que se desplazan.
2) Movimientos habituales de corta duración, que forman parte del ritmo y del equilibrio
existente entre las diversas áreas y personas afectadas.

1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA MIGRACIÓN.


A finales del siglo XIX Ravenstein formuló lo que denominó Leyes de la migración, cuya
vigencia sigue siendo valida en parte:
a) Existe una relación inversa entre el volumen migratorio y la distancia recorrida. Los
emigrantes que realizan largos recorridos se suelen instalar en grandes centros
industriales y comerciales.
b) La emigración se lleva a cabo por etapas: las primeras absorciones las realizan los
centros inmediatos que a su vez sirven de trampolín para los siguientes de mayor rango.
c) Toda corriente migratoria origina un movimiento de compensación o contracorriente de
desplazados.
d) Los individuos de origen urbano muestran una menor tendencia a la emigración que
los nacidos en el campo.
e) De fronteras hacia dentro las mujeres emigran más que los hombres, sin embargo
hacia el exterior el predominio es netamente masculino.
f) El crecimiento de las grandes ciudades debe más a la inmigración que al saldo
vegetativo, habiéndose beneficiado sobre todo con el desarrollo de la industria, del
comercio y de los medios de transporte.
g) Muchos son los factores que inducen a la emigración, pero ninguno posee tanta
atracción como la mejora del nivel económico.
Las migraciones son hechos sociales carentes de libertad. Siempre existe una relación
entre movilidad e incremento de dependencia de la población activa. Las decisiones
migratorias están mediatizadas.
En esta dirección apunta la teoría del mercado dual que afirma que los mercados
nacionales presentan dos planos distintos: el superior, ocupado por los trabajadores
nativos, y el inferior, por los de fuera, cuyos desplazamientos están determinados por las
necesidades laborales de las economías desarrolladas.

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Las condiciones de necesidad y motivación social que mueven a los emigrantes no serían
suficientes sin las circunstancias generadas en los lugares de destino donde escasea la
mano de obra poco cualificada.
El desarrollo económico de las sociedades avanzadas genera los movimientos migratorios
y éstos contribuyen a perpetuar los desequilibrios de la econmía mundial. Las
migraciones pueden atemperar momentáneamente las tensiones regionales, pero a la
larga consolidan los desequilibrios porque la solución ha de venir de un desarrollo
endógeno.
Las consecuencias de la migración son múltiples tanto en las zonas emisoras como en
las receptoras. La diversidad enriquece a la sociedad en su conjunto y también se
homogeneizan las habilidades, los ritmos de trabajo y las ocupaciones. El desarraigo es
un componente traumático en todo proceso migratorio.

2. LOS SUJETOS DE LA MIGRACIÓN.


El migrados puede pertenecer a cualquier grupo social y tener como origen o destino el
ámbito rural o el urbano. Pero las corrientes más caudalosas han fluido siempre hacia
las ciudades. Así ocurrió en España hasta mediados del siglo XX cuando emigran
quienes no tienen un lugar en la agricultura dentro de una sociedad tradicional y con
fuerte crecimiento vegetativo.
Existen movimientos, no cambios estructurales. Éstos explotan a partir del Plan de
Estabilización (1959) trastocando las bases productivas, que no son capaces de absorber
la mano de obra movilizada que debe dirigirse hacia el exterior.
Las claves actuales de la localización de los habitantes y del desarrollo regional en
España están en los movimientos migratorios habidos a lo largo del siglo XX tanto
exteriores como interiores.

3. LAS MIGRACIONES EXTERIORES.


Nuestro país estrena el siglo XX con la llegada de la transición demográfica que origina
un saldo vegetativo muy favorable. De la mano de la industrialización, el desarrollo
económico permitió en algunas regiones absorber los excedentes laborales agrícolas, en
otras hubo que recurrir a la emigración hacia Latinoamérica y Europa.
3.1. La emigración Latinoamericana. La mayor parte de las salidas durante la primera
mitad del siglo XX se dirige hacia tierras sudamericanas. A partir de la Segunda Guerra
Mundial la entrada en los países sudamericanos deja de ser libre y se convierte en
organizada estableciéndose preferencias por los técnicos y los trabajadores agrícolas. La
avalancha de principios de siglo ya no vuelve a repetirse. Hay que señalar el retorno muy
intenso de los emigrantes del primer tercio del siglo XX, algo que no ocurre con los de la
segunda etapa, que muestran un mayor arraigo. A partir de 1959 Latinoamérica deja de
ser la única referencia para el emigrante español, que ve como Europa le abre sus
puertas.
3.1.1. Causas de la emigración americana. Desde criterios estructurales amplios cabe
hablar de la fuerte presión demográfica que no encuentra una vía de escape en el
desarrollo industrial propio como razón que empujan a la emigración. Debe añadirse el
rechazo que sienten los jóvenes por alistarse en un ejército metido en el avispero de
Marruecos. La emigración española halla cumplida respuesta a sus demandas entre los
países latinoamericanos que están en plena expansión económica.
3.1.2. Regiones de origen y países de destino. La participación de las distintas regiones
españolas en los movimientos migratorios es muy dispar. El desarrollo de los transportes
y la facilidad de acceso a los puertos son determinantes, de ahí la concurrencia masiva
de gallegos. Le siguen a gran distancia Castilla y León, Canarias, Asturias, Catalunya y
Andalucía.
El volumen de acogida en los países sudamericanos es también dispar. Hasta 1904 Cuba
es objeto de las preferencias, fecha en que Argentina toma el relevo. Entre ambas
concentran más del 80% de las llegadas durante el primer tercio del siglo XX, seguidas a
gran distancia por Brasil y Uruguay. Desde mediados del siglo XX Venezuela sustituye a
Argentina

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3.2. La emigración hacia Europa. En el año 1960, por primera vez, las salidas europeas
superan las americanas. Durante la primera mitad del siglo XX hay un flujo constante a
Francia. Son movimientos sujetos a las coyunturas económicas y sociales por las que
atraviesan ambos países.
Las corrientes migratorias se originan en el mundo rural cuya mecanización multiplica el
paro que el sector industrial no es capaz de resolver. La meta europea resulta atractiva al
alcanzar un empleo con un sueldo impensable dentro del país.
El tipo de inmigrante es un adulto, varón, de origen rural, que viaja solo porque su meta
es volver definitivamente después de unos años. Para el país la emigración supuso un
gran alivio social y desde el punto de vista económico, el volumen de divisas generado
enjuagó el déficit comercial y permitió mantener el ritmo de desarrollo en que había
entrado España. En contraposición, el emigrante vivió unas condiciones duras y por otro
lado, se despueblan amplias zonas rurales en el interior del país.
3.2.1. Causas de la emigración continental. Los países sudamericanos ofrecen ya un
escaso interés y Europa occidental presenta vacantes numerosos trabajos de baja
cualificación. Además las salidas hacia Europa cuentan con mejores transportes, menor
distancia y un coste del viaje más asequible. El periodo entre 1961-1975 alcanza el
máximo apogeo. La crisis económica de los años setenta y la recuperación posterior del
país reducen drásticamente las cifras a partir de 1976.
3.2.2. Regiones de origen y países de destino. Los movimientos hacia Europa traspasan
su hegemonía al arco mediterráneo, aun cuando también es destacable la aportación
gallega y del interior meseteño durante los años de mayor flujo migratorio.
Tradicionalmente la emigración española asistida entre 1960 y 1980 se ha concentrado
en Francia, Alemania y Suiza. A partir de la crisis industrial las cifras de emigrantes
desciende bruscamente y se intensifica el número de retornados.
Con la recuperación económica y el ingreso de España en la CEE, las migraciones dejan
de sser masivas y permanentes para mantenerse solo las de temporada. Francia se ha
consolidado como destino de una emigración ocupada en tareas agrícolas y Suiza
interesa para los trabajos con una duración de tres meses a un año.
3.2.3. El retorno de la emigración europea. Las causas del regreso pueden ser múltiples,
pero la ilusión del retorno se nubla cuando se constata que el lugar de origen ha
evolucionado al margen del recuerdo y ya no se adapta a los lugares y modos de vida
anteriores y entra en la rueda de las migraciones interiores.
Dada la disparidad de datos no es fácil cuantificar el volumen de retornados. El último
cuarto de siglo se caracteriza por una hegemonía de los movimientos de retorno, etapa
que coincide con nuestro desarrollo económico y la consolidación de las libertades
políticas.

4. LAS MIGRACIONES INTERIORES.


A lo largo del siglo XX España ha experimentado las mayores transformaciones
demográficas de su historia. Varias regiones aprovecharon su pronta industrialización
para convertirse en los grandes focos de acogida. A partir de los años ochenta la
movilidad sigue siendo intensa, pero adquiere un signo interurbano donde los atractivos
provienen del sector servicios.
4.1. Fuentes para su análisis. Cada vez son más numerosas y presentan un mayor rigor.
Las fuentes escritas son los Censos de Población, los estudios estadísticos, los Padrones
Municipales y la Encuesta Sociodemográfica.
Cada vez cobran mayor énfasis el análisis de las causas que originan los movimientos
migratorios, las características internas de los grupos que se desplazan y las
consecuencias tanto en los lugares de abandono como los de acogida.
4.2. Importancia de las migraciones interiores. Hasta el siglo XVI la mayor concentración
poblacional estaba en el interior meseteño, época en que se inicia un movimiento hacia
la periferia. Pero la incidencia de estos movimientos sobre el conjunto de las migraciones
es escasa hasta el siglo XX debido a la preponderancia absoluta de las salidas al exterior.
La I Guerra Mundial incrementa la demanda de productos industriales y desencadena
un flujo de mano de obra campesina expulsada del campo por el avance de la filoxera y

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la incipiente mecanización. Coinciden los procesos de atracción y de expulsión. Los
puntos de destino son el País Vasco, Catalunya y Madrid, y las regiones de origen:
Galicia, Andalucía oriental y la meseta norte. Durante la guerra civil y años
inmediatamente posteriores los movimientos se reducen al mínimo. En 1950 se recupera
cierta movilidad achacable a los permanentes desequilibrios económicos entre zonas
agrícolas e industriales. Cuando acaba la autarquía y se inicia una industrialización
acelerada, el abandono del campo pone en movimiento a millones de personas dentro de
sus propias provincias o hacia el resto.
4.3. El éxodo rural desde 1960 hasta 1970. A partir de 1960 el éxodo rural se intensifica
hacia las grandes ciudades atraído por el desarrollo económico. Los focos de mayor
atracción son Catalunya, Madrid, Comunidad Valenciana y País Vasco. La mayor parte
de la emigración tiene carácter interprovincial.
4.4. La emigración entre 1971 y 2000. Las circunstancias son otras con respecto al
decenio precedente. Por una parte ya no va ser el campo el que expulse a su gente sino
las pequeñas y mediana s ciudades y, por otra, la crisis económica obliga a buscar
refugio entre las actividades terciarias.
4.4.1. Periodo 1971-1975: continúa la emigración rural. Siguen vigentes los rasgos
migratorios de la década anterior.
4.4.2. Periodo 1976-1980: apunta la crisis industrial. A grandes rasgos es una
continuación del anterior, pero con algunos matices. El País Vasco inicia su larga
marcha hacia una perdida constante de población, Aragón ofrece saldos positivos y lo
mismo sucede con Murcia. El paro comienza a dejarse notar en todas las zonas
industriales, lo que sirve de contención para los movimientos migratorios. En Baleares,
Canarias y Murcia se van consolidando las actividades turísticas y Navarra y la Rioja
sacan provecho de la crisis vasca y su situación en el Valle del Ebro, cuyos flujos
económicos se orientan hacia el Mediterráneo.
4.4.3. Periodo 1981-1985: la crisis contiene la emigración interior. Se producen
numerosos cambios en los movimientos migratorios. El volumen desciende y se
consolidan como focos de atracción las actividades turísticas frente a las industriales y
varias regiones tradicionalmente emigrantes cambian de signo como Andalucía, Castilla-
La Mancha, Extremadura y Galicia.
4.4.4. Periodo 1986-1990: bonanza económica y flujo de migrantes. Una vez superada la
crisis económica se elevan a nueve la CC.AA. con balances negativos. Emigran hacia las
actividades terciarias y cauternarias. Los saldos positivos más abultados se dan en
Madrid, los dos archipiélagos y la Comunidad Valenciana.
4.4.5. Periodo 1991-1995: nueva crisis y su consecuente incidencia en la migración. Se
incrementa el paro y algunas zonas tradicionalmente emigrantes vuelven a obtener
saldos positivos debido a los regresos. El volumen de desplazados alcanza la cifra más
alta de todos los periodos analizados hasta la fecha.
4.4.6. Periodo 1996-2000: recuperación económica y movilidad migratoria. Con una
nueva fase de expansión económica, aumenta la movilidad traducida en el aumento del
número de regiones con saldos negativos. La media anula del periodo anterior se ve
ampliamente superada evidenciado una fuerte movilidad interior de signo urbano.
4.5. Migraciones interregionales e intrarregionales. Durante las etapas de mayor éxodo
rural entre 1960 y 1975 predominan los movimientos interregionales o de largo alcance
sobre los intrarregionales. Con el paso del tiempo esta tendencia va cambiando de signo.
Este cambio hacia el predominio de los movimientos de corta distancia afecta por un
lado, a las zonas donde las llegadas desde el exterior son escasas y por otro, a aquellas
otras en cuyo interior existen acusados desequilibrios que incitan a las migraciones
intermunicipales.
4.6. Otras características de las migraciones actuales. Los mayores flujos migratorios
parten de las grandes urbes y capitales de provincia para establecerse en ciudades
medias.
El vaciamiento interior de las grandes ciudades a favor de la periferia produce el
envejecimiento de las mismas porque su abandono está protagonizado mayoritariamente
por jóvenes. Son los conocidos desplazamientos residenciales.

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El flujo de retornados adquiere cierta importancia en aquellas regiones de las que
salieron importantes remesas hace varias décadas.
Otros núcleos que adquieren una destacada demanda son los que ofrecen atractivas
condiciones, permanentes o estacionales, para jubilados.
Por último existen otros tipos de emigración que no se reflejan en los padrones
municipales, pero que dejan una profunda huella sobre la economía local o regional. Se
trata de los movimientos diarios registrados entre el centro y la periferia de las grandes
ciudades que inciden sobre las infraestructuras, medios de transporte y organización
social del espacio.

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TEMA 13: EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA CIUDAD

INTRODUCCIÓN
La ciudad es el ecosistema humanizado por excelencia donde se han conseguido los
mayores logros de bienestar y cultura. Su historia no supera los 10000 años y su origen
enlaza con la existencia de excedentes agrícolas que permiten diversificar las funciones
del grupo. El resultado es una sociedad organizada piramidalmente de la que cada uno
se ha construido un mapa mental subjetivo.

1. LA CIUDAD PREINDUSTRIAL HASTA EL SIGLO XIX


Roma ha dejado la huella más honda y duradera en las ciudades españolas al rectificar
estructuras anteriores o crear ciudades nuevas siguiendo un modelo estándar. A partir
del siglo III las condiciones de inseguridad obligan al amurallamiento. Durante la Edad
Media se origina un doble proceso urbanístico determinado por el dominio musulmán o
cristiano.
1.1. La ciudad musulmana. En ella se singularizan la parte noble, donde se halla la
mezquita, el comercio de lujo y la zona de baños, y los arrabales, calles estrechas y
sinuosas. No existen plazas abiertas y cuando los cruces de calles ofrecen un ensanche
se instala un zoco. Restos de ciudades musulmanas pueden contemplarse en Córdoba,
Écija, Granada, Sevilla o Toledo.
1.2. La ciudad cristiana. Durante un tiempo mantiene las murallas romanas como
perímetro exterior. Más tarde aparecen barrios especializados y conventos extramuros
que cuando la inseguridad obliga son englobados por murallas.
La adición de estos elementos al núcleo originario le da un aspecto polinuclear. Este
modelo se singulariza por la aparición de la plaza, generalmente porticada, en cuyo
entorno se levantan los edificios más nobles.
1.3. La ciudad moderna. El atractivo de las ciudades en la Edad Media es muy escaso.
Hacia 1600 sólo las ciudades de Sevilla y Madrid rebasaban los 100.000 habitantes. La
dilatada crisis del siglo XVII rural. La Ilustración supone una nueva concepción del
espacio urbano desde criterios higienistas y de convivencia en la segunda mitad del siglo
XVIII. Van apareciendo construcciones de tres plantas debido a la escasez de suelo en el
interior de las murallas.

2. LA CIUDAD INDUSTRIAL EN EL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.


La primera etapa de la revolución industrial conlleva frecuentemente un empeoramiento
de las condiciones de vida. Con el paso de los años las transformaciones urbanas son
más profundas. Se derriban las murallas y abundan los solares y se mejora la
habitabilidad.
El estrato social más numeroso es la clase baja integrada por agricultores que cultivan
los huertos del entorno y por la mano de obra ocupada en las incipientes industrias. La
clase media la forman pequeños funcionarios y comerciantes. El tercer estrato está
constituido por la burguesía capitalista, políticos, mandos del ejército y clero.
En la segunda mitad del siglo XIX se introducen profundas transformaciones en la
distribución y uso del espacio urbano. El desarrollo de los transportes impulsa la
ocupación de viviendas distantes del centro urbano. A pesar de la introducción de
infraestructuras sanitarias, son muchas las ciudades españolas que entran en el siglo
XX sin tener resueltos los problemas de salud pública.
Los ensanches, la ciudad jardín y la ciudad lineal son el resultado de la ideología liberal
aplicada al urbanismo.
2.1. El ensanche, a extramuros, es la respuesta uniforme y ordenada al crecimiento
interno. El ensanche barcelonés de Cerdá es el primero en proyectarse, seguido por el de
Castro para Madrid.
El proyecto se basa en un damero de calles ortogonales con espacios abiertos y
ajardinados. Va destinado a la burguesía y las clases humildes no son tenidas en cuenta.
Los elevados precios de las viviendas propician la aparición de barriadas en la periferia

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que carecen de los servicios más elementales. Esta ciudad dual es la consecuencia de un
planteamiento urbano concebido desde la desigualdad, aunque rebozado de filantropía e
higienismo.
2.2. La ciudad jardín se trata de un asentamiento planificado, de construcción abierta y
en el que predomina la calidad ambiental. El espacio es del común de los ciudadanos y
se distribuye en cuatro cinturones, comercial, residencial, industrial y deportivo. Aparece
como un modelo casi autosuficiente que se incorporará a nuestro ordenamiento durante
la dictadura de Primo de Rivera, construyéndose en las periferias de las ciudades,
viviendas unifamiliares de bajo costo, pero elevada calidad ambiental.
2.3. La ciudad Lineal, ideada por Arturo Soria para unir dos ciudades existentes, es una
variedad de la anterior. Formando un interminable río urbano, los servicios se ubicarían
espaciadamente a lo largo de una vía principal y las viviendas unifamiliares formarían un
damero regular. Todos los espacios transversales están a la misma distancia del eje
longitudinal y la inexistencia de un centro urbano favorece el control de los precios y la
convivencia entre pobres y ricos.

3. EL URBANISMO ENTRE 1941 Y 1975.


La evolución de la ciudad en los años cuarenta y cincuenta está mediatizada por la
reconstrucción y, en las dos décadas siguientes, por las corrientes migratorias llegadas
desde el campo. Predomina la infravivienda formando polígonos con criterios
ordenancistas y de segregación social.
Es un tipo de construcción uniforme tutelada por el Estado que enlaza con etapas
anteriores. 3.1. Viviendas para la emigración y el desarrollo industrial. Durante los años
sesenta y setenta se rompen el ritmo y el modelo de construcción formándose núcleos de
chabolas en los suburbios del extrarradio. Debido a la avalancha migratoria, al
desarrollo industrial, a la llegada masiva del automóvil, a la obsesión por la vivienda
propia y al incremento de los servicios se origina una incontrolable explosión urbana.
Surge un modelo de ciudad con manzanas abiertas cuyos bloques de ladrillo se alinean
formando calles estrechas. La densidad es grande y el espacio urbanizado se extiende
hacia la periferia. Las actividades terciarias se localizan en el centro, las industrias
buscan el extrarradio formando polígonos y las comerciales eligen las zonas históricas de
gran tradición.
3.2. El deterioro de los centros históricos. El desdén por el pasado y la búsqueda de la
rentabilidad más inmediata llevan a una profunda reforma interior que parece
subordinar el desarrollo de las infraestructuras a la exigencias del automóvil.

4. LA CIUDAD ACTUAL (1975-2000).


El crecimiento urbano se retrae y se desarrolla una gran inquietud por las condiciones
medioambientales de la ciudad, cuyas competencias pasan al dominio de las
Administraciones locales a partir de 1979.
La caída de la natalidad, el descenso de los movimientos migratorios y la crisis industrial
intervienen en la desaceleración del crecimiento de las grandes ciudades.
En esta fase de crisis generalizada se benefician las ciudades medianas y pequeñas al
imponerse el modelo de industrialización difusa.
4.1. Elementos de la estructura interna de la ciudad actual. A finales de los años setenta
los planes de urbanismo salen a información pública y, tras numerosas enmiendas, se
van ajustando a las reivindicaciones colectivas. La mejora del transporte y del alumbrado
en los barrios, la creación de centros de salud o la escolarización generalizada son ogros
patentes.
En la década de los ochenta, la inquietud por la calidad se traduce en la repoblación
arbolada de avenidas, reconquista de espacios ajardinados, peatonalización de cascos
históricos y rehabilitación de edificios.
Se pueden distinguir varias áreas diferentes entre sí tanto por la función que
desempeñan como por la forma de sus edificios o la clase social de sus moradores.
4.1.1. El núcleo central posee unos rasgos muy precisos. Es el espacio urbano que mejor
conocen sus habitantes. Hacia el converge todo tipo de transportes, gozando de gran

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accesibilidad. Aparece dividido en dos partes contrastadas, el centro histórico y el centro
de negocios, conocido como CBD (Central Bussiness District). En la mayoría de las
ciudades españolas el casco antiguo es el punto de encuentro para la cultura, el
comercio minorista y el ocio. El CBD, en cambio, se caracteriza por la densidad comercial
y de otros sevicos, los elevados precios del suelo, las buenas comunicaciones y una
escasa o nula presencia industrial.
Desde el punto de vista residencial ambas zonas mantiene una población cada vez más
envejecida, aunque de extracción social diferente. Hacia el exterior se abre una zona de
transición.
4.1.2. Las zonas residenciales acaparan la mayor parte del espacio urbano de una forma
cada vez más exclusiva. En ciudades pequeñas y medianas cada una de las zonas
(industrial, comercial o residencial) suele ocupar un espacio continuo sobre el tejido
urbano, no así en las grandes urbes donde un mismo nivel residencial suele
fragmentarse en nódulos separados, que responden a diferentes etapas de su
crecimiento.
El nivel económico es el que delimita los contornos residenciales y cabe distinguir
peculiaridades internas, las parejas con niños pequeños buscan espacios amplios en la
periferia y los mayores prefieren el centro de la ciudad. La cercanía del lugar de trabajo
ha perdido su importancia debido a la movilidad laboral y a la mejora de los transportes.
Con el paso del tiempo se constata que las áreas residenciales aumentan, disminuyen o
cambian de composición social.
4.1.3. Las áreas comerciales. El comercio está en los orígenes de la ciudad, donde elige
los lugares mejor comunicados y de mayor transito peatonal para su instalación.
Muestra una clara tendencia a la especialización por áreas. La importancia adquirida por
el núcleo central hace de éste un foco de máximo interés para el comercio.
Las áreas residenciales del extrarradio carecen de atractivo comercial al haberse
convertido en zonas de baja densidad urbana durante el día y encontrar cumplidas sus
exigencias comerciales en las grandes superficies surgidas en la periferia.
4.1.4. Los espacios industriales son el cuarto elemento de la estructura urbana. La
presencia de la industria ha sido masiva hasta bien rebasada la mitad del siglo XX. A
partir de la crisis de los años setenta la industria tradicional ha ido abandonando el
interior de las ciudades. Permanecen todavía, en parte, aquellas que no necesitan
amplios espacios y utilizan una tecnología respetuosa con el medio ambiente.
4.2. Núcleos de la periferia urbana. Durante el último cuarto de siglo, están siendo
numerosas las transformaciones de la periferia en forma de polígonos residenciales,
viviendas unifamiliares, ciudades dormitorio, grandes superficies comerciales, parques
tecnológicos y otros tipos de instalaciones diversas.
4.2.1. Los polígonos residenciales, de promoción privada, forman un conjunto de bloques
aislados, de más de cuatro alturas y entre los que no existen calles al modo tradicional
sino diferentes accesos para automóviles. Tienen abundantes espacios ajardinados y
disponen una dotación mínima de servicios.
4.2.2. Las viviendas unifamiliares para clases medias son una variante situada entre los
polígonos residenciales y las ciudades dormitorio. Su origen remoto se inspira en la
ciudad jardín. Se trata de barrios cerrados sobre si mismos carentes de plazas y lugares
de encuentro.
4.2.3. Las ciudades dormitorios han surgido normalmente alrededor de un núcleo
antiguo pequeño y cercano a una gran ciudad, del que se han convertido en un apéndice
que lleva su propio ritmo. Estas aglomeraciones adolecen de una verdadera función
urbana, carecen de comercios, servicios importantes y de una oferta de empleo suficiente
para evitar el trasvase diario de su población activa.
En su origen acogían mano de obra industrial y de bajo nivel adquisitivo. Últimamente
han ido surgiendo otro tipo de aglomeración para los trabajadores de elevados ingresos
que sienten cierto rechazo hacía el interior de la gran urbe.
4.2.4. Las grandes superficies comerciales son puntos de venta al por menor que debido
a los flujos que generan se sitúan sobre lugares bien comunicados y sus instalaciones

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precisan una regulación especial. Con el transcurso de los años su proliferación ha ido
en aumento.
4.2.5. Los parques tecnológicos son concentraciones de empresas de alta tecnología que
se aprovechan de unas atractivas ventajas. Mantienen características comunes con los
complejos y parques industriales pero su especificidad estriba en dedicarse a tecnologías
punta.
4.2.6. Las instalaciones diversas engloban bloques de oficinas, restaurantes y áreas de
turismo y ocio que jalonan las salidas de las grandes urbes. Atienden las necesidades del
sector terciario y también las del denominado sector cuaternario que buscan satisfacer
las demandas de ocio, gastronomía, turismo e información.

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TEMA 14: LAS ACTIVIDADES AGRARIAS

INTRODUCCIÓN
A partir de los años sesenta del siglo pasado España se desprende de los seculares
rasgos agrícolas y entra a formar parte del grupo de países industrializados.
La población abandona masivamente las tareas agrarias dejando los campos yermos o
con atención precaria, sucediéndose una transformación de la agricultura tradicional en
otra especializada y abierta a los mercados internacionales.
Entre los cultivos herbáceos el trigo cede ante la cebada y lo mismo ocurre con la patata,
las plantas industriales y las forrajeras.
Los cultivos leñosos producen casi la mitad de la renta agrícola. Se dividen en frutales,
olivar, viñedo y otros. El 50% de la extensión pertenece al olivar ubicado en régimen de
monocultivo en algunas provincias andaluzas. Entre los frutales destacan los cítricos, los
de clima templado, los de clima subtropical y los de fruto seco. Por ultimo, el viñedo
encabeza la superficie mundial por países, aunque es el tercero en producción y sus
caldos gozan de un elevado prestigio.
No menos profundos han sido los cambios en la ganadería. El extraordinario aumento de
la demanda de carne, huevos y leche permite el desarrollo de la cabaña porcina y aviar.

1. EL PASO DE UNA AGRICULTURA TRADICIONAL A OTRA DE MERCADO.


España ha estado inmersa en una agricultura tradicional hasta mediados del siglo XX. A
partir del Plan de Estabilización de 1959 la agricultura vive una serie de
transformaciones radicales. Hasta la llegada de la crisis en los años setenta se extiende
una década de grandes logros para la agricultura que se beneficia de una variada oferta
tecnológica, energía barata y fuerte demanda de sus productos.
0Actualmente disponemos de un sector agrícola moderno e integrado en los mercados
internacionales, pero que no ha resuelto alguna de sus antiguas malformaciones, como
una pésima distribución de la propiedad.

2. DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA POR APROVECHAMIENTOS


2.1. El número de explotaciones se va reduciendo significativamente. Han variado los
regimenes de tenencia y ha crecido el tamaño medio de la explotación.
2.2. La estructura agraria, secularmente antieconómica, ha empeorado en la última
década al aumentar las parcelas por explotación. Es imprescindible racionalizar la
situación.
2.3. Los regimenes de tenencia en propiedad, aparcería y otras modalidades han perdido
hectáreas que han pasado al control del arrendamiento. Entre los regimenes de tenencia
el de propiedad mantiene el cultivo de casi las tres cuartas partes de la superficie total.
El éxodo de los agricultores no ha propiciado un gran desarrollo de las explotaciones ni
del sistema de arrendamiento.
2.4. Superficie total y otras superficies cultivadas. La superficie total que pertenece al
ámbito agrario asciende a 42.2 millones de hectáreas en 1999. Comprende dos grandes
conjuntos: la superficie agrícola utilizada (SAU) con 26.3 millones de ha y otras tierras
con 15.9 millones. La SAU se distribuye entre las tierras labradas, donde se cultivan
plantas herbáceas y leñosas, y los pastos permanentes. Las otras tierras corresponden a
eriales, bosques y otras superficies. Aún cuando la superficie total ha disminuido, la
SAU en su conjunto ha ganado 1.7 millones de ha destinadas a la ampliación del olivar,
herbáceos y pastos permanentes. Los eriales y el matorral se expanden un 40.5%
mientras se reduce la masa boscosa un 14.9% y un 66.4 las otras superficies.

3. SECANO Y REGADÍO.
El secano es la condición natural de los cultivos españoles debido al clima mediterráneo.
Pero en el 18.7% de la superficie labrada regable se produce más de la mitad del valor de
la producción agrícola total.
3.1. Características y distribución del secano. El secano cubre una superficie de 10.3
millones de ha y tres cuartas partes del mismo se dedican al cultivo de herbáceos, entre
los que destacan los cereales, seguidos por el olivar, el viñedo y los frutales.
Los cultivos de secano dibujan el paisaje de la España interior que acapara el 72% del
total. En el norte atlántico la presencia del secano se reduce a un 2.5%. Adquiere cierta
relevancia en las provincias mediterráneas, incluidas las Baleares con un 20.6%.
3.2. Características y distribución del regadío. El riego es una técnica que tiene como fin
compensar la escasez de lluvia para el desarrollo de las plantas. Los sistemas de riego
han evolucionado desde las tradicionales a los más modernos por aspersión y goteo. A
pesar de los avances aún se riega por gravedad el 43.6% de las tierras.

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A lo largo del siglo XX se han triplicado las hectáreas regable, pero no toda la superficie
se rentabiliza con la misma intensidad, distinguiéndose entre regadío extensivo e
intensivo.
3.2.2. El regadío extensivo trata de compensar mediante riego la falta de lluvia en la
época decisiva para la fructificación de las plantas. Actualmente el regadío extensivo está
plenamente tecnificado, consiguiéndose tres o más cosechas anuales a lo largo de varias
estaciones aprovechando las óptimas posibilidades que ofrece la orla mediterránea, las
cuencas de los grandes ríos, excepto el Duero, y el archipiélago canario.
Las nuevas plantaciones y técnicas incorporadas han modificado la estructura de la
explotación y del poblamiento tradicionales. Son frecuentes las explotaciones de 100 a
200 ha y se ha ampliado la superficie regable con la roturación de amplias y soleadas
laderas. La espesa red de infraestructuras ha favorecido la proliferación de un
poblamiento disperso.
3.2.3. El regadío intensivo ocupa algo más del millón de ha que se extiende entre
Tarragona y Cádiz, principalmente. Los productos que cubren la mayor parte de esta
superficie son los cítricos, cultivos hortícolas, frutales, uva de mesa y flores.
La mecanización de gran parte de las tareas agrícolas ha reducido la mano de obra, sin
embargo aún persisten otras no mecanizadas, como la recolección de la fruta, que dan
trabajo a miles de temporeros. Pero son las industrias que manipulan y conservan los
productos agrarios las que más han colaborado en la fijación de las poblaciones.
Las tierras de regadío intensivo ofrecen un paisaje mucho más humanizado que las del
extensivo. Desde los años noventa se han convertido en importantes focos de inmigración
que han repercutido en la pirámide poblacional, desarrollo de las infraestructuras y
servicios.

4. CULTIVOS HERBÁCEOS
Cubren una superficie de 12.4 millones de ha, representando el 73.3% de las tierras
labradas. Se caracterizan por ser de tallo tierno y duración anual. Forman parte de los
mismos los cereales, leguminosas para grano, patata, cultivos industriales y forrajeros,
hortalizas, flores y plantas ornamentales.
4.1. A los cereales para grano, cuya recolección ha de hacerse en seco, pertenecen
numerosas especies. Las más conocidas son trigo, cebada, avena, centeno, arroz, maíz y
sorgo. La producción conjunta es insuficiente. Los siete millones de ha de cultivo
representan más de la mitad de los herbáceos y se concentran en ambas Castillas,
Andalucía y Aragón.
La cebada domina las tierras cerealistas debido a la demanda de la industria cervecera.
Le sigue el trigo destinándose sus harinas a la panificación, sémolas y pastas.
La avena y el centeno son relegados a las tierras marginales.
El maíz recurre al riego durante el periodo de sequía, completándose con importaciones
la demanda.
4.2. Las leguminosas para grano se dedican al consumo humano y animal. Las más
conocidas son los garbanzos, lentejas, judías secas, guisantes, habas, yeros y algarrobas.
Su cultivo ha rotado tradicionalmente con los cereales. Debe recurrirse a las
importaciones para cubrir la demanda en pienso de la cabaña ganadera.
4.3. La patata es el tubérculo de mayor consumo humano. En el censo de 1999 la
superficie cultivada se reduce a 85.000 ha. De estas, el 31% se ubica en tierras
atlánticas, donde son suficientes las precipitaciones para su cultivo y el resto se extiende
por las zonas regables. La producción es insuficiente debiendo recurrirse a la
importación.
4.4. Los cultivos industriales precisan una manipulación industrial previa al consumo.
Engloban las plantas azucararas, textiles, oleaginosas, condimentos y otras. Destaca el
girasol que ha visto reducida la superficie de cultivo por el descenso de las subvenciones
de la PAC, concentrándose más de las tres cuartas partes de su cultivo en las tierras de
secano de Andalucía y las dos Castillas.
4.5. La remolacha azucarera es el segundo cultivo industrial que se distribuye sobre todo
en Castilla y León y Andalucía. La producción total asciende a nueve millones de Tn.
4.6. Los cultivos forrajeros tienen como fin el consumo animal. Se distinguen varios
grupos. La superficie de cultivo se distribuye entre las tierras atlánticas de secano y las
de regadío del interior.
4.7. Las hortalizas ocupan tan sólo el 2.3% de los cultivos herbáceos. Según la FAO se
clasifican en seis grupos y son frutos muy perecederos y de ciclo corto o de temporada.
El secano no atlántico hace casi inviables estos productos, excepto el espárrago, el
melón, la sandia o el ajo. El 92.5% de la superficie hortícola es de regadío en una de las
tres modalidades: al aire libre, con abrigo bajo o en abrigo alto.

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Los excelentes resultado son una conjunción de los esfuerzo de agricultores, tecnología,
laboratorios y capital. Las zonas de mayor concentración de la actividad son Andalucía y
Murcia.
4.8. El barbecho es una práctica milenaria, propia de las zonas áridas y secas, que
consiste en dejar que la tierra descanse con el fin de que el suelo recupere los nutrientes
necesarios. Actualmente ocupa 2.5 millones de ha debido a las exigencias de la PAC para
el control de excedentes. La mayor parte de la superficie se distribuye entre ambas
Castillas, Aragón y Andalucía.

5. CULTIVOS LEÑOSOS.
Las plantas leñosas poseen la dureza y consistencia de la madera y su ciclo vital dura
años e incluso siglos. Ocupan 4,5 millones de ha que representan el 26.7% de las tierras
labradas aun cuando el valor de sus productos se aproxima a la mitad del total agrícola y
se dividen en frutales, olivar, viñedo y otros cultivos leñosos.
Los frutales representan el 25.5% de la superficie leñosa y forman una larga línea
costera desde Tarragona hasta Huelva, con embolsamientos importantes en el interior
leridano, aragonés, albaceteño, balear y extremeño. La mitad del espacio arbóreo cae
bajo el dominio del olivar. El 50% del viñedo se concentra en las llanuras castellano
manchegas, distribuyéndose la otra mitad por todas las demás regiones.
5.1. Los frutales se subdividen en cítricos, frutales y bayas originarios de clima
templado, frutales y bayas originarios de clima subtropical y frutales de fruto seco.
5.1.1. Los cítricos son plantas cuyo fruto tiene sabor agrio o agridulce. Se han adaptado
con éxito al clima mediterráneo y la maduración de sus frutos va desde el otoño hasta la
primavera. Cubren una superficie de 276.000 ha que se distribuyen entre el naranjo, el
mandarino, el limonero y otros. La Comunidad Valenciana concentra el 65.1% de la
superficie seguida por Andalucía, Murcia y Catalunya.
5.1.2. Los frutales originarios de clima templado se subdividen en frutales de pepita
(manzano, peral, membrillo, etc.), de hueso (melocotonero, ciruelo, albaricoquero y
cerezo) y de fruto carnoso (higuera). Suman una superficie algo inferior a la de los
cítricos y destacan Catalunya, Aragón, Murcia, Comunidad Valencia y Extremadura.
El regadío es el sistema preponderante en todas las especies excepto el cerezo. Por su
importancia sobresale el melocotonero seguido a gran distancia por el manzano y el
peral. Casi una cuarta parte de la producción de 1998 se dedico a la exportación al
mercado europeo. 5.1.3. Los frutales originarios de clima subtropical son la platanera,
aguacate, chirimoyo y kiwi entre otros. Las 22.000 ha cultivadas se concentran en el
sureste andaluz y Canarias.
La platanera exige agua, fertilizantes en abundancia y una temperatura constante por
encima de los 18ºC, de ahí su concentración en Canarias. La mayor parte de la
producción se consume en la Península.
El aguacate es el segundo fruto subtropical y la mayor parte de su cultivo se concentra
en las provincias de Málaga y Granada, destinándose su producción a la exportación.
5.1.4. Son frutales de fruto seco el almendro, avellano, nogal y otros como el castaño y el
pistacho. Ocupan el 53.8% de la superficie de frutales y su producción fluctúa
anualmente debido a los vaivenes climáticos, siendo casi el 90% de almendra.
Las plantaciones de almendro han ido sustituyendo las tierras abandonadas por el cereal
en los secanos mediterráneos desde Catalunya hasta Andalucía. Su cultivo es poco
exigente, el fruto se guarda con escasa merma a la espera de mejores precios y percibe
estimulantes subvenciones desde la UE.
5.2. El olivar es el cultivo más extenso entre las plantas leñosas. El 94% de la producción
de 1998 fue de aceituna de aceite y representa el 30% de la producción mundial.
Se adapta casi a cualquier tipo de suelo y de clima peninsular con preferencia por
Andalucía, donde posee carácter de monocultivo en las campiñas jienenses y cordobesas.
5.3. El viñedo ocupa el tercer lugar por las tierras ocupadas. El ingreso en la UE y la
llegada de ayudas transformaron el viñedo español. Nuestro país es el que más superficie
dedica la viñedo, concentrándose en Castilla-La Mancha el 50.7% de la superficie vitícola
y el 47.4% de la producción de uva, seguida a gran distancia por la Comunidad
Valenciana, Extremadura, Catalunya , Castilla y León, Andalucía, Murcia, Aragón y La

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Rioja. El desequilibrio entre superficie y producción hay que achacarlo sobre todo al
porcentaje de plantaciones regadas.
Las denominaciones de origen se distribuyen por 15 CC.AA. El consumo de vino
mantiene una tendencia regresiva debido a la competencia de los refrescos y la cerveza.

6. GANADERÍA
6.1. De la ganadería tradicional a la cabaña industrial. Durante milenios la ganadería ha
tenido un papel complementario de la agricultura. A partir del siglo XIII la Mesta
adquiera entidad propia frente a la agricultura hasta conseguir una situación de
privilegio. Su hegemonía abarca toda la etapa moderna debilitándose tras el hundimiento
de los mercados coloniales. Tras una profunda decadencia durante la segunda mitad del
XIX entra en una fase de expansión con la llegada del nuevo siglo que cambia
nuevamente de signo con la guerra civil.
La cabaña se moderniza definitivamente a partir de 1960 adquiriendo una
especialización conseguida por la sustitución de razas e importación de tecnología
genética. Aparece la ganadería desvinculada del medio geográfico y regida por
planteamientos industriales netamente productivos, produciéndose un desequilibrio
regional en la distribución de la cabaña y una dependencia exterior en el suministro de
piensos.
6.2. Estructura de la cabaña ganadera. En 1999 la estructura de la cabaña ganadera ha
sufrido una gran transformación. Se ha incrementado el número de cabezas y se ha
estructurado el número de explotaciones que se han reducido aumentando el número de
animales cuidados.
La especie más dinámica es la porcina, seguida por las aves y los bovinos.
6.3. Distribución de la cabaña ganadera por especies y regiones. Existen dos sistemas
ganaderos bien diferenciados. El extensivo, de carácter tradicional, y el intensivo, de
rasgos netamente industriales. El primero ocupa grandes espacios y mantiene una
estrecha relación con las actividades agrícolas. El sistema intensivo no incide sobre el
territorio.
6.3.1. La ganadería bovina. Existen tres grandes núcleos geográficos: el atlántico, que
concentra algo más del tercio de la cabaña, donde destaca Lugo como la provincia con
mayor número de cabezas. Junto a razas de importación coexisten otras autóctonas. La
especialización láctea es la que define los rasgos ganaderos de la zona.
El segundo núcleo, el salmantino-manchego-extremeño, suma otro tercio. También se
han importado nuevas razas, pero aquí la especialización es la de crianza de animales
para carne. El catalán es el tercer núcleo bovino y en el predominan los rasgos
industriales pues está orientado a la recría y engorde para su posterior utilización en la
industria cárnica.
6.3.2. La ganadería ovina. Sigue en plena vigencia el sistema tradicional del pastoreo por
tierras de Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón y Andalucía, donde
se concentran los mayores porcentajes de esta cabaña.
Su explotación se realiza bajo tres modalidades: estante, estabulada y trashumante. En
la primera aparece como un complemento de la explotación agrícola. La estabulación
forma parte de los métodos industriales de carácter intensivo aplicándose a los corderos
en su fase de engorde para carne. Por último, la trashumancia es un fenómeno residual.
6.3.3. La ganadería porcina se ha duplicado en el periodo intercensal 1989-1999. Ha
sufrido cambios profundos como la introducción de la granja industrial, el uso masivo de
piensos compuestos y la vigilancia sanitaria permanente hasta la erradicación de la peste
porcina. Se han importado razas por su mayor rendimiento.
Catalunya concentra el 27.3% de la cabaña. Le siguen Aragón, Castilla y León, Andalucía
y Murcia. Extremadura apuesta por la calidad.
En la actualidad casi el 60% del consumo porcino se realiza a través de derivados
industriales, actividad liderada por Catalunya.
6.3.4. Las aves han tenido un incremento sólo superado por la ganadería porcina. La
mayoría de aves se ubica en granjas industriales para la explotación intensiva de huevos
y carne. Esta localización es independiente de las condiciones del medio.

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El nivel de integración con las fábricas de piensos es muy grande y las técnicas de
producción utilizadas son refinadamente intensivas.
La máxima concentración de aves se da en Catalunya, seguida por Andalucía, Aragón,
Galicia y ambas Castillas.
6.3.5. La ganadería caprina ha tenido un leve repunte en los años noventa y parece estar
saliendo del profundo declive sufrido en la década de los setenta. Casi el 90% de su leche
es utilizada por la industria para la producción de quesos y derivados. Aunque la cabaña
caprina hace acto de presencia en todo el territorio, destaca la concentración andaluza,
seguida a gran distancia por la de Castilla-La Mancha, Extremadura, Canarias y Castilla
y León.

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TEMA 15: INDUSTRIA Y ENERGIA

INTRODUCCIÓN
Dentro de la economía la industria ocupa el segundo de los sectores básicos. Nuestro
primer contacto con la industria es ya avanzado el siglo XIX y finaliza con la sensación
generalizada de que no se supo sacar partido a la neutralidad del país durante la
Primera Guerra Mundial. La segunda Revolución industrial finaliza en los años setenta
con resultados globalmente positivos. Superada la crisis de la época, entramos en la
tercera Revolución y hay un cambio brusco de los planteamientos. Se tiende a producir
bajo pedido, varían los sistemas de producción de la mano de la informática y de la
robótica y se potencia el uso del transporte. Las megaindustrias se reservan para
algunas fases productivas y el finalizado del producto lo realizan numerosas
subcontratas a pequeñas y medianas industrias, que cobran un nuevo auge al ser más
ágiles para adaptarse a los cambios.

1. RASGOS DE LA ESPAÑA PREINDUSTRIAL


A partir del último tercio del siglo XVIII la actividad industrial se convierte en el motor
socioeconómico de las naciones.
España se incorpora al proceso tarde. Los problemas sociopolíticos y la situación de la
economía provocan una demanda muy débil. Faltan iniciativas empresariales y el país
proporciona materias primas baratas a los focos donde hierve el proceso industrial a
cambio de manufacturas, tecnología y capitales mucho más caros.
El comienzo de la industrialización española se demora hasta la década de 1830. La
industria textil catalana, la siderometalúrgica vasco asturiana y la agroindustria
castellano andaluza son las locomotoras que ponen en marcha el proceso. En el resto de
zonas las manifestaciones industriales poseen una estructura artesanal que atiende la
demanda del entorno más cercano.
La respuesta de las regiones es muy dispar, algo que acelera los desequilibrios
existentes. El proceso perjudica a las zonas del interior acelerándose el trasvase
poblacional hacia la periferia.

2. LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


España empieza a industrializarse con retraso y sin una planificación adecuada. Hasta
1831 no se introduce la primera máquina de vapor textil en Barcelona. Para entonces ya
se había hundido la mayor parte de los talleres textiles del país por la competencia
exterior.
Los rumbos que toman la siderurgia y la exportación de mineral de hierro son
determinantes. Cuando se inicia el segundo tercio del siglo XIX la necesidad del
desarrollo de una industria transformadora de los metales es cada vez más urgente. Se
demandan aperos agrícolas por todo el territorio. La industria textil populariza el telar
mecánico automatizado. La construcción de la red ferroviaria, junto con la renovación de
la flota ofrecen a la industria metalúrgica la ocasión del siglo que se malogra. Se
importan las embarcaciones y compañías extranjeras obtienen las concesiones para la
construcción y explotación del ferrocarril.
Cuando finaliza el siglo la siderurgia presenta una tecnología obsoleta y una ubicación
inadecuada.
España pasa al siglo XX siendo un país importador de productos elaborados y
abastecedor de materias primas. Un país inmerso en las tareas agrarias y con un sector
industrial que ocupa teóricamente el 16% de su población activa al incluir muchas
actividades artesanas. Sólo existen dos núcleos desarrollados: el siderúrgico vasco que se
nutre de los beneficios de la venta masiva de hierro a Europa y el textil catalán que se
sustenta con las ganancias que aportan el comercio textil interior y el antillano. El resto
de regiones presenta algunos logros dispersos, casi siempre relacionados con las
materias agrarias.

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3. SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
El despegue de nuestra industria, que le permite iniciar su segunda fase, recibe un
fuerte impulso de la Primera Guerra Mundial. En la segunda década del siglo XX se
multiplica la demanda de materias primas y de productos manufacturados, se
intensifican los movimientos de la población rural hacia los centros urbanos y abundan
los capitales. La población activa industrial se eleva, crecen a buen ritmo las
infraestructuras y aumenta el consumo interno. La crisis de 1929 enfría esta
efervescencia y la guerra civil hunde la economía.
Hasta el Plan de Estabilización (1959) el país vive en la autarquía y el proteccionismo,
con un predominio de la pequeña empresa familiar que padece graves deficiencias
estructurales, capitalización insuficiente, maquinaria anticuada y tecnología simple
polarizada en Catalunya, País Vasco y Madrid. En 1941 se creó el INI para promocionar y
controlar los sectores estratégicos de la industria pesada.

4. DEL PLAN DE ESTABILIZACIÓN DE 1959 A LA CRISIS DE 1973


El sector industrial modifica profundamente su estructura interna perdiendo relevancia
los sectores tradicionales en favor de los de bienes de equipo, metalurgia y química.
También se logra una mayor especialización productiva y se eleva la rentabilidad por
trabajador. Se produce un endeudamiento general de las empresas y una dependencia
energética y tecnológica del exterior y pervive un sector público de dudosa eficacia junto
a rigideces laborales.
Estos 15 años pasarán a la historia como los del desarrollismo y los del milagro
económico, aunque inmersos en un clima de tensiones y de profunda contradicción
política y social.
En una visión de conjunto, los factores que explican el desarrollo industrial son los
siguientes: el político, por la finalización de la autarquía, la apertura de los mercados
exteriores y el levantamiento del bloqueo internacional. El social, por la abundancia y
bajo coste de la mano de obra campesina y femenina. El económico, por la llegada
masiva de capitales en forma de inversiones directas, de remesas de los emigrantes y de
divisas del turismo. Por último el tecnológico, por la importación de tecnología avanzada
y de energía a bajo coste.
Ente las consecuencias originadas por este proceso cabe destacar el despoblamiento de
extensas áreas rurales y la concentración urbana, la sustitución de una economía
agraria por otra industrial de mercado, el incremento de los desequilibrios regionales y el
cambio paulatino de las costumbres.

5. CARACTERÍSTICAS DE LA CRISIS DE LOS AÑOS 70


Hay que enmarcarla dentro de la convulsión generalizada de los años 70, que podría
definirse como la crisis de la oferta y de los beneficios industriales o crisis de la inflación.
Su origen está en la subida de los precios de la energía, de las materias primas y de los
alimentos. El desencadenante es la crisis del petróleo a raíz de la guerra árabe-israelí,
pero se había ido gestando con antelación al romperse la dinámica del desarrollo.
En España adquiere rasgos particulares. Hay que destacar la fuerte inflación, el déficit
de la balanza comercial agudizado por la caída del turismo y el descenso de las remesas
de los emigrantes, el descenso de los beneficios empresariales, el retraso en la toma de
medidas de ajuste y el vertiginoso incremento del paro que se agudiza con el regreso de
emigrantes. A todo esto se podría añadir la dependencia tecnológica, la escasa dimensión
de las empresas y su débil sistema organizativo, la baja productividad. Como balance
global de la crisis, los sectores básicos exigen una fuerte reconversión, las inversiones
industriales caen en picado y las empresas se ven impelidas a concentrarse.

6. DINAMISMO DE LOS AÑOS 80 Y 90


A partir de 1982 se pone en marcha la reconversión industrial en algunos sectores
básicos con medidas rigurosas. En 1985 la situación internacional parece entrar en un
nuevo despegue que repercute de inmediato en nuestra economía. Aumenta la demanda,

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la inversión, la productividad y algo el empleo, aunque la balanza de pago sigue
desequilibrada por el exceso de importaciones.
Durante los últimos años de la década de los 80 el dinero circula con fluidez y se alienta
el beneficio rápido desaprovechándose la ocasión de consolidar el entramado industrial.
Durante el quinquenio 1990-1995 vuelve el desmantelamiento, venta o crisis de
numerosos sectores industriales, aumento de la inflación y crecimiento del paro.
A partir de 1996 se abre un nuevo ciclo expansivo de la economía, en el que España
ocupa un lugar destacado dentro de la UE. El empleo industrial comienza a ser de signo
positivo y se produce un fuerte nivel de mecanización e incorporación de las actividades
industriales a las nuevas tecnologías.

7. ESTRUCTURA Y LOCALIZACIÓN DE LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES.


Estructuralmente la industria española en su conjunto es un mosaico de pequeñas
empresas. Las empresas sin empleados cubren casi un tercio del ámbito industrial.
La metalurgia, seguida por la textil y la alimentación son las ramas industriales que
destacan porcentualmente en función a sus tramos de empleo. En el extremo contrario
se hallan las Extractivas y Energía y Agua.
En el total nacional las microempresas, por debajo de 10 asalariados o sin ellos,
representan el 81.8%. Si le sumamos el porcentaje de la pequeña industria, ésta
asciende hasta un 96.9%. Su hegemonía en el entramado industrial es tan amplia como
la debilidad que conlleva una estructura así de precaria frente a la competencia. La
mediana industria supone un 2.4% o alguna décima más si se amplia el tramo hasta los
250 asalariados. Ambas forman las llamadas PYME, cuyo 99.4% define al país como un
territorio dominado por las mismas.
Importante desde el punto de vista geográfico es su localización y distribución por el
territorio. Esta distribución general señala que la “y” griega, cuyo trazo más largo se
extiende desde Girona hasta Huelva, incluida Baleares y el corto enlaza el País Vasco con
el Mediterráneo a través del Valle del Ebro, concentra el 65.4% de las industrias, el 67.7
del empleo y el 66.1 de la cifra de negocios en 2001. El impulso industrial en la referida
zona se ha mantenido durante el último lustro.
7.1. Alimentación, bebidas y tabaco. Los objetivos de la industria alimentaría consisten
en manipular los alimentos creando derivados de los mismo intentando vencer la
estacionalidad y el consumo inmediato.
Esta rama encabeza el volumen de empleo y el valor de producción. Ocupa el tercer lugar
por el número de empresas y supera ligeramente la media española de trabajadores por
firma. La entrada en el Mercado Único ha supuesto una importante reestructuración
potenciándose las denominaciones de origen.
La rama de alimentación propiamente dicha engloba ocho grandes grupos que van desde
la industria cárnica a la fabricación de productos para la alimentación animal. A estas
actividades hay que añadir la elaboración de bebidas y la fabricación de tabacos.
Esta rama no muestra un grado importante de concentración territorial. La dispersión
entra dentro de sus características esenciales porque el 50.3% de las firmas se dedican a
la fabricación de pan, galletas y otros productos alimenticios a las que la demanda exige
una radicación casi de vecindad. Los mayores índices porcentuales se hallan en
Andalucía, seguida por Catalunya y Castilla y León.
Con todo, La Rioja destaca por su grado de especialización seguida a distancia por
Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León y Navarra.
7.2. Textil, confección, cuero y calzado. Estas actividades han mantenido durante
milenios un carácter familiar y disperso con predominio femenino. Es la única actividad
industrial donde la mujer ostenta un claro predominio. Después de la metalurgia es la
rama que suma mayor número de empresas. Su estructura ha sido siempre muy
reducida y las pequeñas industrias suponen el 97.7%. Se concentran en Catalunya,
Comunidad Valenciana, Andalucía, Madrid y Castilla-L a Mancha. Por su grado de
especialización aparece La Rioja y a escasa distancia la Comunidad Valenciana, ambas
debido al gran desarrollo de la industria del calzado, seguidas de Catalunya debido al
empujo de su actividad textil.

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7.3. Madera, corcho y muebles de madera. La sobreabundancia de microempresas
implica una estructura artesanal y familiar, cuya media de trabajadores es la más baja
del sector industrial. Coexisten grandes industrias y pequeños talleres. La mayor parte
de la producción se dedica al consumo interno, aunque la industria de la madera tiene
una gran dependencia del exterior donde adquiere materias primas y productos.
Es una actividad muy bien repartida por el territorio. La máxima concentración se halla
en Catalunya, Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia. Los índices más altos de
empresas por población corresponden a Baleares, Galicia, Navarra, Castilla-La Mancha y
la Comunidad Valenciana.
7.4. Papel, artes gráficas y edición. En realidad son tres actividades diferentes bajo un
mismo epígrafe. La ubicación de la industria del papel entraña una fuerte
contaminación del medio. La dispersión y especificidad de la demanda, el hecho de ser
un negocio en muchas ocasiones heredado y la suficiencia de locales reducidos ha
dibujado una estructura de la actividad repleta de autónomos.
Aun cuando la exportación de productos editoriales de prensa u otras industrias gráficas
es altamente positiva, nuestra balanza exterior es globalmente deficitaria debido al déficit
de pastas y manufacturas de pasta de celulosa.
7.5. Industria química. La química posee un carácter transversal e interviene en los
procesos de otras muchas industrial. Su desarrollo está condicionado por las materias
primas, la demanda industrial y el nivel científico y técnico alcanzado.
Por sus especiales exigencias la estructura empresarial difiere de la del conjunto. Las
microempresas ocupan el nivel más bajo del sector secundario y las medianas y las
grandes el más elevado. La media de mano de obra por industria triplica la española y el
valor de producción alcanza el 12.6%, solamente superado por alimentación y el
transporte.
7.6. Productos minerales no metálicos. La mayor parte de los productos están vinculados
con la construcción. Cerámico, vidrio y cemento junto con cales y yesos forman el grupo.
La roca utilizada como materia prima carece de valor, pero el elevado coste de su
traslado determina la ubicación de las industrias en las inmediaciones de las canteras.
El numero de empresas supone el 5.1% del sector, mientras que el empleo y el valor
añadido ganan algo más de un entero. Estructuralmente presenta unas dimensiones por
encima de la media.
Las exportaciones duplican ampliamente las importaciones, destacándose los productos
cerámicos y el vidrio.
7.7. Metalurgia y fabricación de productos metálicos. Es la rama más importante por el
número de industrias que representa el 18.3% del sector secundario con una media muy
baja de empleo por industria debido a la proliferación de pequeños talleres. El resultado
es una estructura débil por el exceso de microempresas.
El comercio exterior de los productos metálicos es deficitario.
7.8. Material de transporte. Esta rama incluye la fabricación de vehículos de motor y sus
accesorios, construcción y reparación de barcos, material ferroviario y aeronáutico y
fabricación de motocicletas y bicicletas. Son menos de 5000 industrias con una media de
empleo muy elevada.
A pesar del claro balance positivo de la industria naval y de que la industria del
automóvil exporta más de las tres cuartas partes de su producción, el superávit
comercial de la rama de transportes es sólo de un 4.3% porque se da un déficit en la
adquisición de vehículos y material para el ferrocarril y para la navegación aérea.
La concentración más destacada está en Catalunya, seguida a considerable distancia por
Andalucía, Madrid, Comunidad Valenciana y País Vasco.
7.9. Energía y agua. La demanda de energía crece año a año sin que se disponga de
recursos propios suficientes y aumentando nuestra dependencia energética. Los flujos de
energía proceden del carbón, petróleo, gas, hidráulica, nuclear y otros. El mayor
consumo energético se centra en el petróleo.
El segundo grupo de la actividad dentro de la rama se ocupa de la captación, depuración
y distribución de agua cuyo destino se dedica preferentemente a usos agrícolas. El
consumo por habitante y día, cercano a los 300 litros, se dispara en las zonas turísticas.

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El consumo para usos industriales tiene una incidencia escasa. La sobreexplotación de
los acuíferos ha reducido la superficie de los humedales. Se construyen embalses,
plantas potabilizadoras, plantas desaladoras y se realizan trasvases entre cuencas para
salir al paso del aumento de la demanda.
La rama se divide en producción y distribución de energía eléctrica, gas, vapor y agua
caliente que se localiza en Catalunya, Andalucía y Madrid, y captación, depuración y
distribución de agua que presenta un sesgo marcadamente costero e insular con la
Comunidad Valenciana a la cabeza, seguida de Canarias, Catalunya, Baleares y
Andalucía.

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TEMA 16: LOS SERVICIOS Y EL TRANSPORTE

INTRODUCCIÓN
Los servicios, también denominados sector terciario de la economía, agrupan un
conjunto de actividades orientadas a satisfacer las necesidades más diversas.
Pertenecen al sector terciario las actividades relacionadas con el transporte, comercio,
turismo, tecnologías de la información, inmobiliarias y servicios empresas.
El transporte, en sus diversas modalidades, es uno de los elementos que definen la
estructura espacial y socioeconómica de un territorio, el nivel de desarrollo alcanzado y
las tendencias de futuro.
A partir de los años sesenta del siglo pasado los flujos cambian radicalmente a favor del
transporte por carretera. En 2002 el porcentaje de viajeros que elige esta modalidad
representa el 65.5% del total. En cuanto al transporte de mercancías el predominio de la
carretera es absoluto con un 74.3% seguido por el marítimo el ferrocarril y avión.
Esta situación obedece a toda una serie de medidas adoptadas desde los poderes
públicos dentro de un contexto internacional más amplio.

1. LOS SERVICIOS EN EL ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO XX


Ahora una sociedad avanzada se define por la abundancia y calidad de sus servicios.
Uno de los rasgos que definen la economía española en el último tercio del siglo XX es la
explosión de los servicios a partir de la crisis industrial al principio de los años setenta.
El hecho de que este desarrollo acelerado se produjera en un contexto de crisis ha
originado hondas repercusiones en la distribución de la población activa, del PIB y en la
organización del territorio.
1.1. Cambios estructurales en la población activa y el PIB. El desarrollo normal de un
grupo entraña el desplazamiento del empleo y la producción desde las actividades
agrícolas hacia las industriales y de servicios.
Su desarrollo entre las sociedades avanzadas se debe a la demanda de consumo final
directa y también a la oferta intermedia dirigida a todo tipo de empresas. Los servicios se
han incrustado en la producción de muchos bienes industriales entre los que destacan
la comunicación y la información.
La economía española vive unos cambios estructurales profundos tanto en la
distribución sectorial del empleo como en la del PIB. La agricultura es las más afectada
negativamente ya que pierde hasta 1973 el 16.4% de sus efectivos. La expansión
económica de los primeros años tiene un sesgo industrial, pero ya antes de la crisis los
servicios se ponen por delante. En 1986 la población activa terciaria asciende al 52.3% y
en 2001 los servicios ocupan el 64% del empleo, un índice que convierte al país en una
sociedad plenamente terciaria.
Desde la producción, hasta 1973 se caracteriza por un notable despegue de los servicios.
Entre 1973 y 1986 el sector terciario muestra su carácter dinámico y de refugio ante las
diversas convulsiones económicas y reajustes sociales. Durante los últimos quince años
del siglo las actividades agrarias han continuado su caída hasta situarse en el 3.3% del
PIB. La industria ha interconectado algunos de sus actividades con una serie de servicios
que ya forman parte del proceso de producción. El país ha entrado en la fase
postindustrial en la que los servicios son determinantes tanto en el empleo como en la
distribución del PIB.
1.2. Principales ramas de la actividad terciaria. Quedan fuera de estudio los servicios no
destinados a la venta como son los impartidos por las Administraciones Públicas y los
realizados por instituciones privadas sin ánimo de lucro. En conjunto representan en
torno al 14% del PIB y del empleo.
Las empresas de servicios representan el 80% del entramado empresarial del país. El
grupo más numeroso es el dedicado al comercio, seguido por el de servicios a las
empresas, el turismo y transportes. Las pequeñas y medianas empresas son mayoría en
el conjunto suponiendo el 99% del total.

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El comercio alcanza el 64.6% del volumen de negocio seguido con un 8% por los
servicios a empresas y los transportes. En comercio destaca la venta al por mayor e
intermediarios, en turismo la restauración, en transporte se da una hegemonía
compartida entre actividades anexas y mercancías.
1.3. Distribución de los servicios por el territorio. La distribución de los servicios en su
conjunto tomando como base el índice de mano de obra empleada en 2003 por
Comunidad Autónoma sobresalen Catalunya y Madrid acaparando además el volumen
de negocio del sector terciario. Muestran una situación levemente positiva Andalucía,
Baleares, Canarias y Comunidad Valenciana. El resto tiene un nivel de empleo negativo.
En la rama de transporte y en la de comercio el esquema general se repite. El empleo por
turismo da un salto de varios enteros en favor de ambos archipiélagos. Los servicios de
tecnologías de la información concentran casi los dos tercios de sus recursos humanos
en Madrid y Catalunya, apareciendo como deficitarios en las demás regiones. Andalucía
se incorpora con éxito a la actividad inmobiliaria y alquileres y también aunque con
menor medida los dos archipiélagos.

2. LA RED DE CARRETERAS
Articula todo el territorio nacional al conectar entre sí los diferentes núcleos de
población. Se puede analizar desde la titularidad de la red, categoría o nivel de
importancia y densidad e intensidad de uso.
2.1. La titularidad de la red queda bajo cinco competencias distribuidas entre la
Administración Central, Comunidades Autónomas, Diputaciones y Cabildos,
Ayuntamientos y otros organismos. El Estado mantiene la titularidad sobre el 3.7% que
conforman el elemento básico de la red. Por ellos discurren los flujos interregionales e
internacionales a la par que conectan con los aeropuertos y puertos más transitados.
Las CC.AA. controlan el 10.6% de los Km. con los que proporcionan comunicaciones
fluidas dentro de su propio territorio y las pertinentes conexiones. Las Diputaciones y los
Cabildos disponen de una red de un tamaño similar a la autonómica, a través de la que
dan servicio a las comarcas logrando que ningún núcleo de población quede aislado. Los
Ayuntamientos controlan el 73.7% del total de la red de la que forman parte la
infraaestructura urbana y la rural que llega hasta las pequeñas aldeas y las casas
aisladas.
2.2. Tipos de red. El nivel de importancia de las carreteras permite distinguir entre una
red principal y otra secundaria. La primera se divide en vías de gran capacidad y
carreteras de vía única. Las de gran capacidad están integradas por las autopistas de
peaje, las autopistas y autovías libres del mismo y las carreteras de doble calzada.
Presentan una estructura predominantemente radial, aunque con una decidida
tendencia hacia la transversalidad con el desarrollo de varios grandes ejes.
Las vías de gran capacidad han ido ampliando su extensión. En tres décadas se ha
pasado de los 203 Km. de 1970 a los más de once mil de 2001, la mayor parte de ellos
bajo la modalidad de autovía. Los nuevos planes del Ministerio de Fomento prevén una
red de vías de gran capacidad que dispondrá de 16841 Km., un incremento del 51%
sobre la red de 2001, e intercomunicará a todas las capitales de provincia y a éstas con
sus principales núcleos.
Las carreteras de vía única soportan una sobrecarga excesiva debido a la infrautilización
de las autopistas de peaje. Esta calzada tiene menos de 5 metros de ancho en casi una
cuarta parte de su recorrido.
2.3. La densidad e intensidad de uso de la red principal son valores relativos para medir
la distribución y uso de la misma en diferentes regiones. Las mayores densidades
aparecen en Canarias, El País Vasco y Galicia y las más bajas en Aragón, Extremadura y
Andalucía, regiones donde predomina el poblamiento concentrado frente al disperso en
las tres primeras.
Posee un mayor interés la intensidad de uso, relación entre kilómetros recorridos y
longitud de la red y la intensidad media diaria. En el primer caso destacan los núcleos
industrializados, las zonas altamente urbanizadas y las de mayor demanda turística. La
red estatal muestra un uso más intenso y homogéneo por su condición de red básica.

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La intensidad media diaria muestra el alcance de determinados flujos en función del
dinamismo económico y la distribución espacial de la población. Con más de 20.000
vehículos diarios están Madrid, Barcelona, Valencia y su entorno más varios ejes entre
La Coruña-Tuy, Valladolid-Palencia, Burgos-País Vasco, corredor del Ebro hacia el este a
partir de Zaragoza, costa mediterránea desde Girona hasta Puerto Lumbrera y Málaga-
Algeciras.
El segundo nivel, de 10.000 a 20.000 vehículos diarios, es mnucho más extenso y posee
un aspecto radial partiendo del núcleo madrileño. Sin embargo, destacan varios
recorridos transversales, el que discurre entre Vitoria y Zaragoza y el que une Sevilla con
varias capitales andaluzas. El tercer nivel, menos de 10.000 vehículo diarios, se extiende
por las zonas de desarrollo más débil.

3. LA RED FERROVIARIA
3.1. Breve introducción histórica. En 2001 la longitud de la red asciende a 14.347 Km.
de los que el 85.8% pertenecen a RENFE, el 8.3% a Ferrocarriles de Vía Estrecha y el
5.9% restante a algunas Comunidades Autónomas y particulares.
El novedoso medio de transporte inaugurado en Inglaterra en 1803, pieza clave de la
revolución industrial, no circularía por España hasta 1848 en que se inauguraría el
primer tramo entre Barcelona y Mataró. El ancho de vía es ligeramente superior al
europeo debido alas dificultades orográficas del país. Hasta 1851 no se abre el segundo
recorrido, que une Madrid y Aranjuez y a partir de entonces empieza el desarrollo
ferroviario, creándose varias compañías con capital mayoritario francés, que en pocos
lustros completan la red básica. La guerra civil provoca la ruina de todas las compañías
y el Estado nacionaliza la red de vía ancha, cuya gestión pone en manos de RENFE en
1941.
El Plan de Modernización de los años sesenta es voluntarioso, pero el tren va perdiendo
la batalla ante el coche y el avión, viéndose obligado a cerrar numerosos tramos de la red
en las décadas siguientes. En los años ochenta el ferrocarril recibe un nuevo impulso con
la aprobación del Plan de Transporte Ferroviario, acompañado con grandes inversiones
para mejorar los servicios de cercanías y poner en marcha las obras de la línea del AVE
Madrid- Sevilla inaugurada en 1992. El Plan de infraestructuras de Transporte 2000-
2007 prevé la construcción de 7.200 Km. de Alta Velocidad.
3.2. Características de la red ferroviaria. Tres cuartas partes de la red son de vía única y
el 45.7% de la red se hallan todavía sin electrificar. Se pueden distinguir tres modelos de
trayecto:
a) Trayectos del AVE
b) Trayecto electrificado, que comprende las líneas más importantes de dobel vía en algo
más de la mitad de su recorrido.
c) Trayecto no electrificado que discurre en su mayor parte por vía única sobre zonas con
débil demanda.
3.3. Plan de Infraestructuras de Transporte (PIT 2000-2007). Tiene como horizonte los
siguientes objetivos:
a) Disminuir a la mitad el tiempo actual de distancia entre las grandes ciudades.
b) Captar hasta un 30% del tráfico interior. Se trata de duplicar el número de clientes en
menos de una década.
c) Convertir el déficit en un superávit en el 2010.
Y por último, construir el Corredor de Andalucía, el del Noreste, el del Levante y Eje
Mediterráneo, el del Norte-Noroeste y el del Oeste.
El fin último es conseguir una malla coherente y funcional que conecte las CC.AA. entre
sí y éstas con la red europea y se encuadra dentro de la Directiva Comunitaria que
contiene los requisitos de obligada aplicación al sistema ferroviarios transeuropeo de Alta
Velocidad. Los nuevos corredores han adaptado el ancho europeo careciendo de
conexión con la red tradicional.

4. EL TRANSPORTE AÉREO

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4.1. Evolución reciente del transporte aéreo. Las ventajas que ofrece para las distancias
medias y largas lo han convertido en un sistema imprescindible y de uso masivo en el
desplazamiento de viajeros no así de mercancías, cuyo sobreprecio impide la
competencia con otras modalidades. Para explicar su desarrollo en España hay que tener
en cuenta también la apertura del país al especio económico europeo y su
transformación en un destino turístico.
Los aeropuertos están regidos por un organismo independiente, Aeropuertos Españoles y
Navegación Aérea (AENA). Suman un total de 41 y la mayoría se encuentran en la
periferia y en los dos archipiélagos.
El predominio de los viajeros provenientes de Europa es absoluto, seguido por los
latinoamericanos, los de América del Norte, África y resto del mundo.
En cuanto al transporte aéreo de mercancías no llega al 0.1% del total circulante. El
movimiento internacional es más dinámico y al igual que ocurría con los pasajeros, tiene
un origen y un destino europeo mayoritario, aunque con una distribución más
equilibrada, seguida por América del Norte, Latinoamérica, África y resto del mundo.
4.2. La red aeroportuaria. La integran 41 aeropuertos, aunque varios son más bien
aeródromos porque su tamaño es más reducido y tuvieron carácter militar en origen.
Cabe agruparlos en centrales, regionales y locales. Los centrales actúan como órganos
rectores del sistema aeroportuario ejerciendo como ejes de conexión entre líneas
nacionales e internacionales (Hubs). Madrid y Barcelona pertenecen a dicha categoría.
Los regionales atienden la s necesidades de su entorno dándoles salida hacia otros
núcleos y carecen de función conectiva. Tal es el caso de Bilbao, Las Palmas, Málaga,
Palma de Mallorca, -Santiago de Compostela, Sevilla o Valencia. Los aeropuertos locales
circunscriben sus movimientos al espacio peninsular. A este tercer nivel pertenece la
inmensa mayoría.
Madrid destaca con el 23.7% del conjunto de los viajeros. Le sigue Barcelona y Palma de
Mallorca. Los tres lugares siguientes están ocupados por Málaga, Gran Canaria y
Tenerife Sur. Las actividades turísticas tienen una clara trascendencia en el desarrollo
del transporte aéreo.
Más de la mitad de las mercancías entran o salen por Madrid, seguida a distancia por
Barcelona, Gran Canaria y Vitoria donde se encuentran varias empresas de transporte
urgente.
4.3. La modernización de la red aeroportuaria. Entre las medidas de urgencia adoptadas
para desarrollar las infraestructuras estaba la construcción de la tercera pista de
Barajas y la ampliación de de los aeropuertos de Barcelona, Málaga, Alicante y de ambos
archipiélagos, todo ello ya en activo. Se han incorporado a la red los de Burgos, Huesca y
Albacete.

5. EL TRANSPORTE MARÍTIMO
El transporte de personas, animales y mercancías a través de los mares ha sido el medio
más utilizado durante milenios y aún controla el comercio a nivel mundial sobre las
grandes distancias. Vive la mayor revolución en el siglo XIX cuando se introducen la
hélice y el vapor, entrando en la fase moderna donde los avances tecnológicos son
permanentes.
5.1. Características del transporte marítimo. Los puertos catalogados como de interés
general del Estado ascienden a 28, por donde se canaliza la mayor parte de nuestras
importaciones y exportaciones. A los citados hay que añadir un sinnúmero de pequeños
enclaves costeros que facilitan el cabotaje.
Esta atomización perjudica el tráfico exterior a gran escala. Cada vez se hace más
necesario constar con una infraestructura adecuada que concentre instalaciones y
medios. También es determinante contar con buenas infraestructuras hacia el interior
del país que agilicen los flujos en ambas direcciones.
A comienzo de 2002 la flota mercante española está compuesta por petroleros, porta
contenedores, de carga seca polivalente, gaseros, granaleros, de pasaje, etc. De
antigüedad elevada, el 53.5% tiene más de 25 años.

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La mayor parte de los desplazamientos se realiza entre la península y el Norte de África y
un tercio viaja hacia las Baleares. Sin embargo, la cantidad global se multiplica por cinco
si sumamos también los movimientos de entradas y salidas al margen del tráfico regular.
El peso de las mercancías transportadas por las líneas regulares se distribuye de forma
muy distinta a la de los pasajeros. El grueso de la actividad se dirige hacia Baleares y
Canarias, con una pequeña porción hacia el otro lado del Estrecho. Finalmente el
transporte de cabotaje, o tráfico entre puertos sin alejarse de la costa, representa el 6.6%
del movimiento interior de mercancías.
5.2. El tráfico internacional de mercancías. Por los puertos de interés general del Estado
pasan el 52% de los intercambios con la UE y el 96% de los realizados con terceros
países. Se trata de un comercio en plena expansión.
Los puertos se han especializado en el tratamiento de un tipo u otro de mercancías. Los
sólidos prefieren Almería, Bilbao, El Ferrol-San Ciprián, Gijón y Huelva. Los líquidos se
trasiegan en Algeciras, Bilbao, Cartagena, Huelva, La Coruña, Santa Cruz de Tenerife y
Tarragona. Finalmente, la mayor parte de la carga y descarga de contenedores se lleva a
cabo en Algeciras, Barcelona, Bilbao y Valencia.
Se pueden distinguir tres grandes áreas geográficas:
a) El arco mediterráneo, cuyos doce puertos jalonan el litoral desde Barcelona hasta
Algeciras, incluidas las Baleares, Ceuta y Melilla, ha ido incrementando su participación
en el transporte de mercancías. Algeciras encabeza el transporte nacional de mercancías.
A notable distancia, Barcelona y Valencia ocupan el segundo y tercer lugar.
b) En la cornisa cantábrica son diez puertos de interés general del Estado. Su papel está
perdiendo importancia en el conjunto. Bilbao registra el mayor descenso porcentual. Tan
solo Marín-Pontevedra y Ferrol-San Ciprián presentan una evolución positiva.
c) la zona suratlántica participa en el transporte con cinco puertos, tres andaluces y dos
canarios. En conjunto ha tenido una evolución positiva, con un crecimiento porcentual
de Cádiz, Huelva y Las Palmas y retrocede Sevilla y Santa Cruz de Tenerife. Las Palmas
está logrando rentabilizar su óptima localización como nodo de las rutas internacional
suratlánticas.
5.3. Programa de modernización portuaria. La modernización de los puertos del Estado
forma parte del Programa de Infraestructuras 2000-2007. Está prevista la construcción
de diques de abrigo, explanadas protegidas, dragados de primer establecimiento, etc. Se
pretende dar cobertura al incremento del cabotaje europeo como alternativa al tráfico
terrestre, proveer a los puertos de unos servicios más seguros y convertir sus
instalaciones en intercambiadores con la red viaria y ferroviaria.

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TEMA 17: EL COMERCIO

INTRODUCCIÓN
El origen del comercio está en el intercambio de objetos y productos y alcanza su
madurez con la aparición del dinero. Se divide en dos grandes bloques, comercio interior
y comercio exterior, pero en ambos casos es preciso que exista la libre competencia
basada en la libertad para producir y marcar precios, informar e informarse sin
restricciones y desplazarse por el territorio.
Las actividades comerciales en España están integradas por diecinueve subsectores en
los que se da un claro predominio de la mano de obra masculina. La venta al por menos
de artículos nuevos en establecimientos especializado es el más importante por el
volumen de empleo que genera y por el número de locales en activo. Más del 80% de las
empresas cuentan con menos de seis trabajadores.
Tomando como referencia la densidad demográfica por regiones aparecen con neta
vocación comercial Catalunya, Comunidad Valenciana y Madrid. Sobreabunda los locales
de comercio minorista cuya dimensión gira en torno a los 60 m².
El autoservicio es una de las novedades adoptadas masivamente por las grandes
superficies.

1. DEFINICIÓN Y TIPOS DE COMERCIO


El comercio es una actividad que precisa de un vendedor y un comprador de una
mercancía que puede ser inmaterial como un servicio. Punto de encuentro entre la oferta
y la demanda, el comercio es el lugar económico del intercambio.
Los grupos humanos incomunicados entre sí desconocen el comercio y tienden ala
autosuficiencia. El intercambio o trueque es el primer eslabón de las relaciones
comerciales, que alcanzan su madurez con la aparición de la moneda.
El comercio interior abarca las relaciones que se llevan a efecto entre las regiones de un
país y se basa en un sistema de precios convenidos que organizan la producción,
distribuyen los recursos y reparten la renta. Tales precios son libres cuando fluyen entre
la oferta y la demanda o controlados, ya intervenga el Gobierno por interés público ya lo
haga un grupo particular desde un monopolio. La libre competencia sólo se da cuando el
tamaño de las unidades de producción es tan pequeño que ninguna de ellas puede
determinar el precio o la producción del resto, si existe un conocimiento suficiente del
mercado por productores y consumidores y si no hay trabas en el desplazamiento
geográfico e intersectorial de los recursos y empresas.
El comercio exterior también se basa en la libre competencia, pero suele ser más
intervenido estatalmente a través de de aranceles, cupos de importación o devaluaciones
de moneda. La estabilidad de la balanza de pagos se consigue con el equilibrio entre las
exportaciones e importaciones. El comercio internacional circula por tres grandes rutas.
Una entre países de diferente ámbito climático por la que fluyen los productos tropicales
hacia la zona templada y viceversa. Una segunda obligada entre los países productores
de materias primas y los países industrializados, y una tercera entre estos últimos
porque cada uno de ellos se ha especializado en distintas áreas de producción. Existen
numerosas formas de organización comercial, entre ellas:
a) Al por menor o al detalle, sistema cuyos métodos de presentación, organización y
venta están en permanente cambio.
b) comercio ambulante, cuando se realiza sin sede fija, desplazándose por calles y
ciudades.
c) El comercio especializado cuyas transacciones giran sobre un mismo producto o varios
afines. D) Los hipermercados, de grandes dimensiones ofrecen al cliente una extensa
gama de productos y servicios.
c) El comercio por Internet es una modalidad en plena expansión. Se caracteriza por
estar disponible las veinticuatro horas y por ser indiferente la localización del comprador
y el vendedor, su relación es impersonal.

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2. COMPOSICIÓN Y ESTRUCTURA DE LAS ACTIVIDADES COMERCIALES
De los datos facilitados por el INE de las actividades comerciales en el año 2000 se
pueden obtener las siguientes conclusiones:
2.1. Predominio de la mano de obras masculina que ocupan el 59.4% de los puestos de
trabajo, siendo mayoritarios en 15 de los 19 grandes subsectores.
2.2. Concentración de empleo. Cuatro subsectores, de los que tres que comercializan
productos alimenticios concentran casi el 58% del empleo total.
2.3. Concentración de la actividad empresarial. La mayoría de empresas desarrolla su
actividad en un solo establecimiento, acaparando el sector de otro comercio al por menor
de artículos nuevos en establecimientos especializados casi un tercio de las empresas.
2.4. Minifundismo empresarial. La estructura de las actividades comerciales, según el
índice de empleo, ocupa una media de 3.5 trabajadores por empresa.

3. DESEQUILIBRIOS REGIONALES EN LA DISTRIBUCIÓN DEL COMERCIO.


El volumen de población, el tamaño y rango de los municipios, el nivel de renta y su
especialización funcional influye en la distribución comercial.
3.1. Los desequilibrios regionales quedan patentes, pues varias regiones como
Catalunya, Comunidad Valenciana y el País Vasco muestran una clara vocación
comercial. En el polo opuesto se sitúan los dos archipiélagos y Madrid.
3.2. Distribución del empleo. Están por encima del índice de población de forma
destacada Catalunya, Madrid y Comunidad Valenciana. Especialmente aparecen como
deficitarias Andalucía, Castilla-La Mancha y Galicia.
3.3. Empleados/empresa. Con una media de 3,1 personas por establecimiento se puede
hablar de dimensión artesanal en estos núcleos. El 81.1% de los establecimientos tiene
menos de seis trabajadores. Las diferencias regionales son escasas.

4. COMERCIO AL POR MENOR


Adquiere los productos para su venta al consumidor final del fabricante o de un
mayorista. Tanto sobre el espacio como en el tiempo, el subsector tiene gran movilidad
porque exige pocas inversiones.
El número de comercios minoristas se acerca a los 700.000 con una densidad media de
59 habitantes por establecimiento. Los establecimientos que atienden necesidades
básicas hacen acto de presencia en todas las poblaciones grandes y medianas.
Una alternativa para el comercio minorista ha sido asociarse con las grandes superficies
ubicadas en las periferias urbanas.
Tradicionalmente se ha caracterizado este comercio por ser pobre en equipamiento y con
escasa formación profesional. Sin embargo, han aparecido numerosos factores sociales y
económicos, como la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, el uso
generalizado del congelador, el incremento de la renta familiar que han influido
decisivamente en el desarrollo de nuevas formas comerciales. A lo que habría que añadir
la incorporación de las nuevas tecnologías.

5. COMERCIO AL POR MAYOR.


El comercio mayorista compra los productos al fabricante o a otro mayorista para su
venta posterior a los detallistas, nunca a los consumidores finales. La media de empleo
es ligeramente superior a la del comercio minorista y va según el epígrafe desde las 1,3
personas a las 7,5.
Existe un comercio al por mayor por cada 196 habitantes. En los países más avanzados
de la UE el número de mayoristas está a la baja al desempeñar su función los mismos
fabricantes o minoristas.
Los mayoristas poseen el 23.2% de los locales y ocupan el 33.7% de la mano de obra
comercial. En todas las Comunidades Autónomas es mayor la concentración del empleo
que la de los locales, pero las diferencias intrarregionales son notorias. En los polos
opuestos se sitúan Cantabria y Murcia. En la primera se da un equilibrio entre ambos
valores y en la segunda el empleo duplica la tasa de locales.

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6. NUEVAS MODALIDADES DE COMERCIO.
Los profundos cambios económicos y sociales han generado también nuevas formas de
comercio, impulsadas tanto por una dinámica interna de producción y consumo como
por apoyos externos llegados desde la tecnología, la propaganda y los sistemas de
distribución. 6.1. El autoservicio. Por un lado se trata de un sistema de venta en el
que el cliente toma por si mismo del expositor un producto. Por otro, es también el
establecimiento minorista donde se lleva a cabo dicha modalidad de comercio,
generalmente de alimentación o droguería.
El sistema se ha generalizado de tal manera que sólo algunas tiendas especializadas lo
eluden. El comprador ahorra tiempo, se mueve con libertad y compara precios y marcas.
El vendedor transforma el espacio de almacenaje en espacio de venta incrementando su
rentabilidad y sobre todo ahorra en mano de obra.
6.2. Las grandes superficies son una denominación genérica para centros comerciales
por encima de los 2500 m² y en régimen de venta al por menor. Se trata de los grandes
almacenes, centros comerciales e hipermercados.
a) Los grandes almacenes fueron los primeros en aparecer. Se ubican en zonas de
elevada densidad urbana y ofrecen una extensa gama de productos de consumo y
servicios. Ocupan varias plantas. Simultanean el autoservicio con una cuidad atención al
cliente. Emiten tarjetas de crédito propias y están integrados en grandes cadenas de
ámbito internacional. La selección del surtido, la atención personalizada y el
asesoramiento son los rasgos que distinguen los grandes almacenes de los
hipermercados.
b) Los centros comerciales están integrados por tiendas especializadas, supermercados,
hipermercados, grandes almacenes, galerías de tiendas, restaurantes y zonas de
esparcimiento y ocio.
c) Los hipermercados, dentro de las grandes superficies, son establecimientos de venta al
detalle, en régimen de autoservicio y en los que se ofrece una gama más amplia de
productos que en un supermercado. Incluyen alimentación, limpieza y artículos del
hogar, ferretería, jardinería, papelería, etc.

7. COMERCIO EXTERIOR.
En la segunda mitad del siglo pasado el comercio exterior vive dos fechas señaladas: el
abandono de la autarquía (1959) y su incorporación a la CEE (1986). Los intercambios
comerciales ascienden ahora al 46.1% del PIB.
7.1. Bienes importados y exportados. El valor de las importaciones ha tenido un
crecimiento de vértigo alcanzándose la cifra de 171.691 millones de euros en 2001. Los
bienes de equipo acaparan el mayor volumen de nuestras compras, seguidos por los
productos semifacturados metálicos y químicos, el sector del automóvil y los productos
energéticos.
Las exportaciones en 2001 apenas alcanzan las tres cuartas partes de las importaciones.
Este déficit se subsana con las aportaciones del turismo que, año tras año, viene
equilibrando la balanza comercial.
Los productos semifacturados, el sector del automóvil y los bienes de equipo acaparan
cada uno de ellos algo más de un quinto de las exportaciones.
7.2. Compras y ventas: origen y destino. A excepción de los productos energéticos, de
procedencia extracomunitaria, la mayoría de las importaciones nos llega de la UE, con
Francia y Alemania destacadas en cabeza. Las compras en Asia representan el segundo
núcleo en importancia, apareciendo China como el más importante proveedor. El gas
argelino y el petróleo Libio sitúan al continente africano en tercera posición, superando a
la Europa no comunitaria y América del Norte.
Más de dos tercios de nuestros productos tienen como destino la UE, donde Francia y
Alemania vuelven a ocupar los primeros lugares. A enorme distancia se sitúan el resto de
Europa, América Latina y Asia.

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TEMA 18: EL TURISMO

INTRODUCCIÓN
El Ocio y el tiempo libre son las condiciones de partida para el desarrollo del turismo,
que se convierte en un fenómeno de masas cuando mejoran y se abaratan los
transportes, se generalizan las vacaciones pagadas y se rebajan las tensiones
internacionales a mediados del siglo XX. Cuando España normaliza sus relaciones
internacionales a partir de 1960 la actividad se convierte enseguida en un subsector
estratégico.
Desde los inicios la política turística esta orientada a la captación de un turismo
concentrado en los meses veraniegos y circunscrito a la costa mediterránea. A partir de
los años ochenta desciende la estacionalidad, se incrementa el número de viajeros y se
incorporan las técnicas más modernas.
La oferta comprende todo el conjunto de recursos y servicios puestos a disposición del
viajero y engloba los diferentes tipos de alojamiento, las empresas de restauración, las
agencias de viajes y todo el personal que atiende tales servicios. Pero la actividad
turística rebasa este ámbito y participa en el desarrollo de otros muchos campos de la
economía hasta el punto que interviene en la formación del PIB con más del 12% del
total.
La demanda proviene de tres modalidades de turismo, el receptor integrado por
extranjeros y no residentes que llegan de fuera, el interno constituido por los
desplazamientos entre las diferentes regiones, y el emisor compuesto por los españoles
que viajan al extranjero.

1. OCIO Y TIEMPO LIBRE.


El ocio moderno es una conquista de la Revolución Industrial al conseguir la regulación
de la jornada de trabajo y las vacaciones pagadas. Una consecuencia del ocio es el
turismo cuando, además de tiempo libre, se dispone de unos medios de transporte
fluidos con que desplazarse sobre el espacio. La modalidad más genuina de ocio son las
vacaciones. Pero vacación no es sinónimo de turismo ya que este entraña
obligatoriamente el alejamiento del lugar de residencia por un tiempo no inferior a
veinticuatro horas.

2. ORIGEN, MOTIVACIONES Y DEFINICIÓN DEL TURISMO


El turismo, como fenómeno de masas, nace a mediados del siglo XIX cuando el británico
Thomas Cook organiza viajes de ocio programados. A partir de los años sesenta del siglo
XX el turismo alcanza su madurez al coincidir la rotunda mejora del nivel de vida de las
clases medias en los países industrializados, la abundancia de tiempo libre a través de
las vacaciones pagadas, desarrollo, densidad y abaratamiento de los transportes.
Dada la complejidad del fenómeno y de los matices que encierra, no existe una definición
de turismo universalmente aceptada. Para la Organización Mundial de Turismo abarca el
conjunto de actividades que realiza una persona durante su viaje y estancia fuera del
entorno habitual, por un periodo de tiempo inferior a un año y que tienen como fin,
además el viaje en si mismo, el ocio, el negocio u otros motivos sin contraprestaciones
económicas.

3. ETAPAS DEL DESARROLLO TURÍSTICO ESPAÑOL


La explosión del desarrollo turístico español se debe a los condicionamientos geográficos
de sol y playa, a los cambios adoptados en el Plan de Estabilización (1959) y al clima
internacional favorable.
Durante la primera década del siglo XX se crea una Comisión Nacional, varias
asociaciones para el fomento del turismo, se organiza un Congreso Internacional y se
abre la primera agencia de viajes.
A lo largo de las dos décadas siguientes se abren varias oficinas de turismo en Gran
Bretaña y Estados Unidos y se realiza una política de restauración de inmuebles que

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sentará las bases de la futura Red Nacional de Paradores. De 1936 a 1950 abarcan la
lóbrega posguerra.
3.1. Turismo de acampada en los años cincuenta. El levantamiento de las sanciones por
parte de la ONU, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas plenas con EE.UU. y
de la incorporación a organismos internacionales abre el país al turismo de masas. Los
primeros turistas con escaso poder adquisitivo practican la acampada. A finales de la
década ya superan los cuatro millones y la mayor parte de la iniciativa la ha llevado el
sector privado.
3.2. El “boom” turístico de los años sesenta. Pronto se deja notar la incidencia del Plan
de Estabilización sobre el turismo multiplicando por cinco el número de visitantes al
final de la década. La demanda turística adquiere un carácter estructural pasando a
convertirse en un subsector estratégico para la balanza de pagos.
El Ministerio de Información y Turismo sienta las bases de su posterior desarrollo. En
esta etapa se consolidan los males endémicos del subsector, tales como el ser un destino
de baja calidad, sufrir una aguda estacionalidad y padecer un exceso de polarización
geográfica que trae consigo un deterioro de la costa y la tarea para el sector público de
proporcionar una infraestructura sobredimensionada.
3.2. Repercusiones de la crisis entre 1972-1982. A pesar de la profunda crisis económica
y social originada por la subida de los precios del petróleo y los conflictos propios de la
transición democrática se produce una consolidación de la actividad hasta convertirla en
la más dinámica del panorama económico cerrando la década con un saldo netamente
favorable alcanzándose por primera vez los 42 millones de turistas.
3.4. Transformaciones del turismo a partir de 1982. La actividad turística ha conocido
numerosas transformaciones, algunas de ellas de gran repercusión.
3.4.1. Descenso de la estacionalidad. Entre las diversas fórmulas para atemperarla están
los convenios con el Instituto Nacional de Servicios Sociales (INSERSO), a través de los
que se subvencionan las vacaciones de las clases pasivas a la par que se mantienen en
funcionamiento los hoteles generándose puesto de trabajo y aumentando los ingresos de
Hacienda.
3.4.2. Crecimiento sostenido de la actividad turística que se refleja en la llegada de los
75.7 millones de visitantes durante el 2001 y en los ingresos generados que superan el
12% del total del PIB.
3.4.3. Incremento de la competitividad del subsector tras producirse algunos cambios en
la cultura tradicional del empresariado.
3.4.4. Incorporación de las técnicas más moderna en la protección y comodidad del
cliente.
3.4.5. Defensa de un nuevo modelo de desarrollo turístico sostenible que conlleva el
descubrimiento de nuevas formulas de ocio basadas en el disfrute del traspaís.
Los nuevos tiempos exigen al empresario turístico alianzas en todas direcciones
superando las fronteras entre países. El resultado ha sido la desregularización de todos
los sectores tradicionales, lo que ha supuesto privatizar las empresas públicas e
introducir mayor flexibilidad en el sistema económico.

4. LA OFERTA TURÍSTICA
Abarca todo el conjunto de recurso y servicios que España pone a disposición del
visitante. Pueden ser naturales o culturales en sentido amplio. Los servicios de
alojamiento son los más directamente implicados en la actividad.
4.1. Clima y paisaje, recurso naturales básicos. El clima acostumbra a ser determinante
en el turismo de masas. La búsqueda de un clima soleado a orillas del mar sigue
encabezando el espectro de las preferencias turísticas occidentales adquiriendo así la
condición de un recurso natural bastante fiable y sólido tanto desde la oferta como desde
la demanda, lo que se traduce en un índice de retorno elevado.
El paisaje también es un recurso inagotable. Es una construcción transversal en el
tiempo sobre la que han ido sedimentando los objetos y acciones humanas.
El turismo convierte el medio natural en un recurso propio, el paisaje es en sí mismo
una de las finalidades de la actividad turística.

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4.2. Volumen y estructura de la industria turística. Las industrias más directamente
relacionadas con la actividad turística son las del alojamiento, restauración y agencias
de viajes. También están vinculados con el turismo el transporte, el alquiler de
automóviles y las actividades recreativas culturales y deportivas.
La mayoría de las actividades más directas pertenecen a la pequeña empresa. Este hecho
condiciona las inversiones en innovación tecnológica, los cierres y aperturas de negocios
y la cualificación de la mano de obra.
Los establecimiento hoteleros se distribuyen entre hoteles y hostales, catalogados de una
a cinco estrellas los primeros y de una a tres los segundos. En su conjunto ofrecen un
total de más de 1.3 millones de plazas.
La mayor concentración de la oferta viene de las Baleares, seguidas por Catalunya,
Andalucía, Canarias y Comunidad Valenciana.
La media de plazas por establecimiento hotelero es de 81.7 cifra rebasada ampliamente
por ambos archipiélagos y en menor cuantía por la Comunidad Valenciana y Catalunya.

5. LA DEMANDA TURÍSTICA
La demanda es un valor global que recoge la intención y la capacidad de compra de un
colectivo y que está en función de los precios de la oferta y del nivel de renta de los
clientes. Conforman la demanda el turismo receptor, interno y emisor.
En el año 2001 llegó un total de 75.712.160 visitantes. Se han contabilizado 127.9
millones de desplazamientos de los españoles y 3.9 millones de españoles han viajado al
exterior.
5.1. Medios de transporte utilizados. El turismo receptor utiliza masivamente el
transporte aéreo, seguido a gran distancia por el de ruta. Destacan los aeropuertos de
Palma de Mallorca, Madrid, Tenerife Sur, Barcelona, Málaga y Gran Canaria.
El turismo interno cabe definirlo como de carretera, acaparando el coche y el autobús
más del 86% de los viajes. El turismo emisor prefiere ligeramente la carretera sobre el
avión.
5.2. Motivos del viaje. Los que mayor interés despiertan entre las tres modalidades de
turismo son el ocio, recreo y vacaciones. El truismo interno muestra además un
destacado afecto por los familiares y amigos. Sobre el turismo emisor es reseñable un
10.9% originado por motivos profesionales.
5.3. Tipos de alojamiento. El hotelero y similares es el más utilizado por el receptor y el
emisor. El interno se aprovecha en gran medida, 41.2%, de la vivienda gratis de
familiares y amigos.
5.4. Distribución mensual de los turistas. La estación de verano concentra el 36.7% del
truismo receptor, seguido por la primaveral y la del otoño, entre las que existe un
destacado equilibrio al alza. El turismo nacional muestra dos picos pequeños, reflejo de
las vacaciones de Navidad y Semana Santa, y un tercero que dibuja el impacto de las
veraniegas. Sólo el mes de agosto absorbe el 24.1% de los desplazamientos que se va
suavizando a favor de julio y setiembre.
5.5. Duración de la estancia. Se mide por el número de pernoctaciones y puede ser
corta, de una a tres noches, o larga, más de tres. En 2001 el turismo receptos realiza
una media de 8.4 por turista. En el turismo interno las pernoctaciones representan una
estancia media de 9.5 noches. Finalmente la duración de la estancia media en el turismo
emisor es de 10.3 noches. 5.6. Procedencia y destino del turismo. Destaca el Reino
Unido, el 28.4% seguido por Alemania, 21.3% y Francia 13.5%. El mercado europeo es
absolutamente determinante con el 93.9% de todas las entradas y destacan Canarias,
Baleares y Catalunya como destinos.
Con respecto a los movimientos internos podemos catalogar a Madrid, Catalunya,
Andalucía y Comunidad Valenciana como regiones generadoras de viajes turísticos y las
mismas, excepto Madrid, y con Andalucía claramente a la cabeza como receptoras.
En una visión de conjunto, el mayor atractivo sigue estando en la costa mediterránea,
pero poco a poco se consolida una corriente hacia las tierras interiores.
En cuanto al turismo emisor, destaca sobremanera Catalunya con casi un tercio de
todos los viajes, seguida a gran distancia Madrid y Comunidad Valenciana.

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5.7. Organización del viaje. El paquete turístico es la forma de organización más
generalizada ya que el 60% de los turistas extranjeros recurre a este sistema. El turismo
interno se caracteriza por viajar sin reserva alguna el 66.6% de los españoles atribuible
en gran medida al uso del automóvil como medio de transporte.
En las salidas al extranjero la postura varia radicalmente acogiéndose al paquete
turístico el 43.8%.
5.8. Grado de satisfacción y voluntad de retorno. Según las encuestas el 95.5% de los
turistas extranjeros muestra un alto grado de satisfacción destacando la hospitalidad y
el buen trato recibidos, la calidad del alojamiento, la gastronomía y las posibilidades de
diversión. Más del 60% está dispuesto a volver el próximo año.
5.9. Impacto económico del turismo. El truismo es una actividad determinante para la
economía española. No es fácil cuantificar su aportación a la economía pues numerosas
empresas prestan un servicio turístico a la vez que producen otros bienes y servicios
ajenos al sector.
Los ingresos del turismo receptor en 2001 menos los gastos del emisor arroja un saldo
positivo que cubre el 85.1% del déficit comercial de nuestra Balanza de Pagos.

6. ÚLTIMAS TENDENCIAS Y ALGUNAS INICIATIVAS PARA EL FUTURO TURÍSTICO.


La fuerte competencia desde otras áreas turísticas alejadas y el despertar de una nueva
atracción por el medio ambiente obliga a la adopción de nuevas medidas par elevar y
diversificar la oferta turística.
6.1. Propuestas para la mejora de la calidad. La mejora de la calidad debe conllevar el
cumplimiento riguroso de las expectativas despertadas a través de la propaganda.
Existen también otras medidas para mejorarla como la renovación de los productos
tradicionales, la incorporación de zonas olvidadas, la adopción de estrategias comunes
desde los diferentes niveles implicados, el desarrollo de un nuevo modelo empresarial
que asuma controles de calidad más estrictos, la formación permanente o el uso
generalizado de las nuevas tecnologías.
6.2. Relaciones entre turismo y cultura. El turismo cultural es un modelo más abierto,
participativo y exigente que el playero. Su desarrollo hay que buscarlo en la
flexibilización del periodo vacacional, el mayor nivel económico, el incremento de la edad
de los viajeros y en el deseo por renovar formulas de ocio tradicionales.
El turismo cultural se desplaza por el territorio, participa en actos festivos, visita
monumentos y se preocupa por conocer y valorar otros modos de vida.
El turismo cultural se mueve entre productos frágiles cuya recuperación es difícil por no
decir imposible cuando se degradan.
6.3. Turismo y medio ambiente. En la base del fenómeno turístico ha habido siempre un
planteamiento que daba prioridad al consumo y disfrute de los recursos sin preocuparse
por la recuperación de los mismos.
La preocupación por el medio ambiente se ha generalizado al entenderse que están en
serio peligro numerosos recursos tangibles e intangibles. Parece que no queda más
alternativa que establecer un nuevo modelo cuyas actividades armonicen con el medio
ambiente físico y cultural y no comprometan la conservación de los recursos de todo
tipo.

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