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TEMA 01: RASGOS GENERALES DEL RELIEVE PENINSULAR

INTRODUCCIÓN:
Objetivo de los siguientes temas: mostrar los rasgos generales del relieve peninsular y,
más en concreto, analizar su evolución a través de la historia geológica, con sus
sobresaltos y orogenias, herciniana y alpina, y sus calmas dilatadas durante el Secundario
y el Cuaternario. Tema 1: historia del relieve peninsular, configuración litológica en tres
grandes unidades y morfología resultante de la acción de los hielos cuaternarios; Tema 2:
la Meseta; Tema 3: rebordes de la Meseta, consecuencia del paroxismo terciario; Tema 4:
conjuntos exteriores de la Meseta; Tema 5: archipiélagos Balear y Canario.

I. EVOLUCIÓN DEL RELIEVE:


La Península Ibérica se sitúa en el extremo suroccidental de Europa, entre los parale-
los 44º y 36º y los meridianos 4º y 10º (E y W de Greenwich, respectivamente), apare-
ciendo como una vasta superficie trapezoidal, sólidamente unida por el norte con el resto
de tierras europeas y apenas separada del continente africano por el Estrecho de Gibraltar.
De este a oeste, los rasgos más destacables del relieve son los Pirineos, las Cordilleras
Cantábrica y Central, Montes de Toledo, las Cordilleras Béticas y las Costeras Catalanas.
El resto del interior peninsular oscila entre 500 y 1.000 m. de altitud, siendo su media
general de 660 m. Una porción muy reducida se halla por debajo: las áreas centrales de las
cuencas del Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Ebro, y la franja costera perimetral peninsular
Este contorno, destaca por su aspecto rectilíneo y macizo, mostrando entrantes de
amplio radio de curvatura a semejanza del litoral africano. La costa gallega es la
excepción; su perfil recortado y sinuoso parece un fragmento desprendido de la Europa
atlántica, con la que mantiene otras semejanzas de clima y paisaje.
La Meseta es un gran bloque de casi 400.000 km 2, levemente basculado hacia el
Atlántico (0,5% de pendiente), y al que se adosa un cinturón montañoso, surgido durante
la orogenia alpina, que acentúa sus rasgos continentales. Las convulsiones terciarias
también se dejaron sentir en el interior: la Cordillera Central, que separa la Meseta Norte
de la Meseta Sur, y los Montes de Toledo, que dividen la cuenca del Tajo y la del Guadiana.
La orla montañosa que circunda la Meseta, aunque poco relevante, sí determina
sobremanera las condiciones climáticas, exacerbando tanto las temperaturas invernales
como veraniegas y reduciendo sustancialmente las precipitaciones. Desde la costa hacia el
interior, estos relieves actúan como barrera, dando lugar a copiosas precipitaciones.
Entre los rebordes montañosos o cordilleras de antepaís (la Ibérica y Sierra Morena) y
los plegamientos alpinos (Pirineos y Béticas) se sitúan dos amplias depresiones, el Valle
del Ebro y el del Guadalquivir. Son de origen terciario, pero con características diferentes
por su evolución y el origen de los materiales que las colmatan.
El interior peninsular también muestra los efectos de la orogenia alpina. En el centro
aparecen las bóvedas de la Cordillera Central y de los Montes de Toledo. El resto del
bloque meseteño se divide en dos grandes depresiones, la submeseta norte y la sur,
arropadas por las Cordilleras Cantábrica (N), Ibérica (NE), Bética (ESE) y Sierra Morena
(S). El oeste no opone resistencia orográfica al avance de las borrascas atlánticas.
Finalmente, el citado plegamiento alpino comprime y eleva los materiales depositados
en el geosinclinal1 del mar de Tethys durante el Secundario, dando origen a los Pirineos y

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Geosinclinal: fosa o depresión de la corteza, generalmente en una cuenca marina, cuyo fondo se hunde paulatinamente y luego acoge
gran cantidad de sedimentos procedentes de la erosión de tierras próximas, que al plegarse darán lugar a una cordillera.
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las Cordilleras Béticas. Con ellas, queda dibujado el contorno peninsular, si bien el aspecto
actual de este es obra del modelado a través de diversos procesos erosivos cuaternarios.
Las características generales del territorio peninsular son resultado de una evolución
geológica dilatada en el tiempo y compleja por las energías desatadas y los resultados
obtenidos. Según la teoría de la tectónica de placas, la placa ibérica ha evolucionado con
cierta independencia frente a la europea y a la africana.

II. PRECÁMBRICO Y PALEOZOICO


Los geólogos hablan de 4 grandes periodos vinculados a
sus respectivos territorios: precámbrico, paleozoico,
herciniano y alpino. Son etapas compulsivas, separadas por
largos periodos de calma aparente (y reajustes horizontales).
Del precámbrico y del paleozoico peninsulares se tiene
un conocimiento escaso, siendo difícil dibujar sus contornos
con precisión. La zona mejor estudiada es la del macizo
galaico-duriense, que permite a Solé Sabarís distinguir
tres series de materiales, sobre los que se apoyaron los
terrenos primarios o cámbricos; el zócalo cristalino, el
llamado ollo de sapo y las pizarras del Narcea. En el
precámbrico hubo al menos dos grandes convulsiones,
seguidas de un largo periodo de calma durante el que fueron arrasados los relieves y
cubierta gran parte del territorio por los mares paleozoicos.
El plegamiento herciniano data de finales de la Era Primaria y alcanza su
paroxismo en el Carbonífero, periodo en el que se genera el carbón, entre otros minerales,
a partir del metamorfismo sufrido por determinadas masas orgánicas sedimentarias de
origen continental. Tras el movimiento herciniano los territorios occidentales de la
Península adquieren una fisonomía semejante a la actual, aun cuando sus últimos ajustes
se deben al Terciario. Por el norte, este y sur se extendía el gran mar de Tethys (madre de
Aquiles), que se fue reduciendo al emerger nuevos territorios adosados a los ya existentes.
El movimiento orogénico fue de una gran intensidad y afectó a la zona occidental de la
Península, cuyos relieves tomaron la dirección armoricana de NO-SE. El calor y las fuertes
presiones originadas en el interior del geosinclinal transformaron ingentes masas de
sedimentos en rocas cristalinas que dieron lugar, ya exhumadas, a diversos paisajes en
función de sus características: topografía de penillanura con tonos oscuros cuando
dominan las pizarras (Extremadura) y relieves salpicados de cresterías si lo hacen las
cuarcitas (Sierra morena) o las calizas paleozoicas (Pirineo Axial devónico). En la
superficie afectada, también conocida como zócalo paleozoico, predomina la sílice,
cuya expresión más común es el cuarzo. El conjunto forma la llamada España silícea.

III. CALMA OROGÉNICA EN EL SECUNDARIO


Hasta el nuevo estallido tectónico del Terciario se sucede un largo periodo de calma
orogénica que abarca todo el Secundario. Los materiales de esta época cubren y fosilizan
los relieves hercinianos, que ya habían sufrido una potente erosión en el último tercio de
la era anterior. La Península está inclinada hacia el Levante y el mar avanza y se retira
intermitentemente sobre sus tierras emergidas, aunque sin rebasar los 4º de longitud, al
oeste de Madrid.
Los sedimentos correspondientes a la primera etapa del Secundario, el Triásico,
son de origen continental y se componen de conglomerados. El más conocido es el
rodeno, una arenisca roja muy común en el Levante. Durante los dos períodos siguientes,
el Jurásico y el Cretácico, los sedimentos son predominantemente marinos: margas y

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Tema 01: Rasgos generales del relieve peninsular

calizas. La abundancia de estas últimas,


una vez elevadas y plegadas por la
convulsión alpina, han dado nombre a la
España caliza oriental. La potencia
de la masa sedimentaria en el este
peninsular es muy diversa, pues va
desde unos pocos metros de espesor en
el centro meseteño a varios miles en las
fosas pirenaica y bético-balear.

IV. LAS CONVULSIONES


OROGÉNICAS DEL TERCIARIO
El Secundario o Mesozoico es
un periodo de calma orogénica, sin
embargo el desmembramiento de
las placas euroasiática y africana
sigue su curso. En este contexto la Península Ibérica gira lentamente desde una
posición noratlántica hasta encajarse entre el macizo francés y el africano (en un giro,
contrario a las agujas del reloj)
En el Terciario vuelven las convulsiones orogénicas: a fines del Eoceno (fase pire-
naica) se alcanza el paroxismo alpino que da lugar a la formación pirenaica. Transcurridos
20 millones de años, durante el Mioceno, surgen de la fosa del sureste las Cordilleras
Béticas y las Baleares y con un breve retraso las depresiones del Ebro y del Guadalquivir.
Como resultado de las convulsiones generales terciarias y de los desplazamientos
hacia el SE, se dan movimientos de aproximación entre el Macizo Central francés y la
Meseta española, por un lado, y entre ésta y el Macizo africano, por otro:
 De la efervescencia norteña surgen los Pirineos, tomando como materia prima
los sedimentos almacenados en esa zona geosinclinal.
 De los hervores meridionales, nacen las Cordilleras Béticas y el Archipiélago
Balear. [Todo en un gran movimiento orogénico que llega al Extremo Oriente].
 Por otra parte, la Meseta queda marcada, tanto al norte como al sur:
- Al norte por las Cordilleras Cantábrica e Ibérica.
- Al sur con Sierra Morena.
 En el interior de la Meseta, los materiales se abomban y cuartean en bloques
por su rigidez, dando origen a:
- La Cordillera Central y los Montes de Toledo.
 Fuera de los límites de la Meseta, pero dentro del cratón hercínico:
- Al NW, el Macizo Central Gallego es fruto de la misma convulsión.
- Lo mismo que, al NE, las Cordilleras Costeras Catalanas.

V. OTROS REAJUSTES EN EL TERCIARIO


Aunque durante el Terciario se fue configurando el relieve peninsular, aún faltaban
algunos elementos importantes, que tendrían lugar en la fase rodánica del Plioceno.
Una serie de movimientos verticales de los bloques, frente a los horizontales de la etapa
anterior, buscando su acomodo definitivo:
1. LAS DEPRESIONES TERCIARIAS son de dos tipos: prealpinas (caso de los valles del
Ebro y del Guadalquivir) e interiores, que no son sino un abombamiento del zócalo
meseteño por donde discurrirán los ríos Duero, Tajo y Guadiana, rellenándolas con
sus sedimentos. Todas estas vastas extensiones forman la España arcillosa,

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Geografía de España

compuesta por materiales margoarcillosos poco resistentes a la erosión y que dan pie
a un paisaje abarrancado y con profundos galachos, quebradas y torrenteras. Son
tierras pobres y con clima árido, de ahí que se les conozcan como bad lands (malas
tierras). Los materiales que las recubren no siempre son de origen continental,
habiendo también de tipo lacustre (Valle del Ebro) o marino (Guadalquivir).
2. EL BASCULAMIENTO DE LA PENÍNSULA HACIA EL OESTE . Se lleva a efecto en las
postrimerías del Terciario, en el Plioceno, tomando como punto de flexión la zona de
contacto entre la Cordillera Ibérica y el Valle del Ebro a través de una larga falla
cabalgante. El resultado fue una larga carrera de los tres grandes ríos, Duero, Tajo y
Guadiana por abrirse camino hacia el Océano Atlántico desde las zonas endorreicas
(= sin salida al mar) del interior. El Ebro tuvo más dificultades para llegar al
Mediterráneo, al tener que abrirse paso entre los Montes Obarenes y la Cordillera
Cantábrica, al oeste, y las Cordilleras Costero Catalanas, al este.
3. LOS FENÓMENOS VOLCÁNICOS. El vulcanismo peninsular es de escasa amplitud y se
circunscribe a la comarca de la Garrotxa en Girona, al Campo de Calatrava en Ciudad
Real, y al Cabo de Gata en Almería. Los materiales volcánicos han surgido
aprovechando las fracturas o fallas sufridas en los terrenos hercinianos
recubiertos por sedimentos terciarios. Suman algunas decenas de conos cuya
altitud no rebasa los 200 metros por encima del entorno.
4. LA DISTENSIÓN POSTALPINA. Se trata de una serie de reajustes tectónicos que tiene
lugar durante una larga etapa de distensión tras las convulsiones alpinas. Como
resultado aparecen numerosas fosas tectónicas repartidas por la Cordillera Ibérica
(Calatayud-Teruel), las Cordilleras Costero Catalanas (Vallés-Penedés), Pirineos
(Cerdaña) y Béticas (Baza-Antequera).

VI. LITOLOGÍA Y FORMAS DEL RELIEVE


El roquedo Ibérico es silíceo, calcáreo o arcilloso. Esto, unido a la
climatología, determina las formas de relieve bajo los efectos de la erosión.
1. LA ESPAÑA SILÍCEA. la
roca más abundante es el
granito, cuyas formas
resultantes pueden ser
muy variadas en función
de la presencia o no de
diversos componentes y
de las condiciones climáti-
cas. Así, ofrece poca resis-
tencia a la erosión cuando
tiene abundancia de bioti-
tas, plagioclasas, granos
gruesos y diaclasas, cuan-
do presenta una gran
porosidad o si se encuen-
tra en ambientes cálidos o
salinos. Las circunstancias
opuestas hacen del granito una roca muy resistente a la erosión. Cuando las grietas
o diaclasas son paralelas a la superficie, se rompe en escamas, originando
una topografía de formas suaves y onduladas. Por el contrario, si las fisuras
son ortogonales (ángulo recto) y profundas acaban descomponiendo el
granito en bolas, más o menos groseras, que forman pedregales al pie de los
cantiles (Sierra de Guadarrama).

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Tema 01: Rasgos generales del relieve peninsular

2. ESPAÑA CALCÁREA. La caliza es una roca muy soluble cuando posee gran pureza,
lo que no ocurre muy a menudo. Para que exista relieve cárstico es necesario que
predomine la disolución frente a otros fenómenos erosivos. El agua ha de penetrar
profundamente para ser eficaz, por lo que depende de las fisuras ya que la caliza a
pequeña escala es impermeable, además han de darse otra serie de circunstancias:
a) Que sea una roca masiva o de gran espesor (=ausencia de capas impermeables)
b) Que esté levemente plegada, fomentándose grietas y fisuras (si estuviese muy
plegada el agua se perdería rápidamente por efecto de la arroyada).
c) Que, a falta de una gran pureza, sea una dolomía; roca compuesta de calcio y
magnesio, que resulta muy porosa, soluble y de escasa resistencia frente al hielo.
Las formas de relieve resultantes son muy diversas y van desde el cañón al
lapiaz, pasando por las simas, las dolinas, las uvalas y los poljés, así como
también, grutas columnadas, escarpes, profundos sumideros o superficies
cortantes. Prueba de ello: la Ciudad Encantada en Cuenca, el Torcal de Antequera
en Málaga, las Cuevas del Drac en Mallorca o el Monasterio de Piedra (Zaragoza).
3. LA ESPAÑA ARCILLOSA. Las arcillas (partículas inferiores a dos micras originadas
en un proceso de descomposición o alteración química) son susceptibles a la
hidratación y prácticamente impermeables. Si hay pendiente, el agua las arrastra con
facilidad, sobre todo si están resecas, cuarteadas y no hay vegetación protectora. En
un clima como el nuestro, de sequías prolongadas y lluvias torrenciales, el fenómeno
habitual es el abarrancamiento, donde predomina la erosión lineal sobre la lateral.
La potencia bruta del agua es muy superior a la energía necesaria para
transportar los materiales que arrastra, por lo que profundiza su acción sobre la tierra
descarnada. Se forman surcos estrechos y profundos, cárcavas separadas entre
sí por aristas. El territorio, en su conjunto, adquiere una fisionomía inhóspita y
queda desnudo de vegetación. Ejemplo de ello es el ámbito mediterráneo, el Valle del
Ebro o las cuencas granadinas de Baza y Guadix.

VII. LA ACCIÓN DE LOS HIELOS CUATERNARIOS


La impronta de los hielos cuaternarios, y sobre todo la de la glaciación Würm, por
ser la última, ha tenido una gran incidencia en la morfología actual. Por su latitud, la
Península Ibérica se vio afectada escasamente por los hielos permanentes o glaciares,
que quedaron reducidos al Pirineo Central, centro-oeste de la Cordillera Cantábrica y
algunos pequeños enclaves de la Ibérica, Central y Sierra Nevada. El modelado
periglacial, sin embargo, se extendió por todo el resto del territorio, con excepción del
valle del Ebro, la orla mediterránea, el litoral portugués y los cursos medio y bajo del Tajo,
Guadiana y Guadalquivir.
1. MORFOLOGÍA GLACIAR. La abundancia y permanencia de la nieve estaban relacio-
nadas con altitud, latitud, orientación del relieve y sentido de los vientos.
Los dos primeros factores determinan que las nieves perpetuas glaciares desciendan
hasta los 1.800 m en los Pirineos, 2.000 m en el Sistema Central y 2.400 m en Sierra
Nevada. En la Cordillera Cantábrica, la abundancia de precipitaciones atlánticas (por
la orientación y cercanía oceánica) rebaja esta cuota a 1.400 m. Por último, el sentido
de los vientos favorece la existencia de una sobrealimentación nival por acumulación.
El retoque glacial produce multitud de formas de carácter erosivo (valle
de artesa, circo, horn, crestería caliza, superficie pulida, umbral, etc.), o de
acumulación (morrenas frontales, laterales y de fondo, drumlin, etc.).
 El Pirineo central ofrece la máxima superficie y los hielos se extendieron, de
oeste a este, a lo largo de 300 km. Su lengua más larga alcanzó los 65 km en el
Noguera-Pallaresa, descendiendo hasta los 800 m de altitud. El espesor de estos

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glaciares, según Lautensach, estaría en torno a 300-400 m, aunque López y otros


afirman que se han detectado potencias de 600 m en el glaciar del río Gállego.
 La Cordillera Cantábrica, con una gran abundancia nivosa, vio como la acción
de los hielos descendía hasta los 300 m en su vertiente norte. En los Picos de
Europa, de textura caliza, han sido esculpidas impresionantes formas cársticas,
valles colgados, circos, etc. Hacia el oeste, en la Sierra Segundera-Cabrera
abundan los lagos; el más famoso, el de Sanabria, en el curso del río Tera.
 En la Cordillera Ibérica los glaciales tuvieron débil incidencia y no se desplaza-
ron nunca por debajo de 1.800 m. En la Sierra de la Demanda se contabilizan
varias decenas de circos y nichos de nivación de escaso desarrollo. Algo similar
ocurre en las Sierras de la Cebollera y Urbión (Laguna Negra).
 La Cordillera Central sufrió escasos retoques glaciares. Las lenguas de hielo
fueron pequeñas en los tres macizos, aunque presentaron mayor desarrollo en la
Sierra de Gredos, donde se han contabilizado 16 glaciares que han dado origen
a numerosas lagunas (ejs. Laguna Grande y Cinco Lagunas). En la Sierra de
Guadarrama el mayor circo está ocupado por la Laguna de Peñalara y en
Somosierra las huellas del retoque glacial son mínimas.
 Sierra Nevada presenta los retoques glaciares más débiles de la Península, pese
a que cuenta con las mayores altitudes. Es debido al descenso de las precipitacio-
nes y al aumento de las temperaturas al perder latitud. Aparecen algunos circos y
valles en artesa de tamaño reducido, abundancia de derrubios en las laderas y
depósitos morrénicos, estos bastantes desarticulados por la erosión postglaciar.
2. MODELADO PERIGLACIAL. Se define por una dinámica de hielo y deshielo en la
que intervienen diversos mecanismos: la acción del hielo sobre rocas y suelo, la
fusión de la nieve, las arroyadas y el viento. La acción periglacial cobra mucha
mayor importancia que la glaciar, aunque sólo sea porque afecta a una gran extensión
de la Península, a toda la orla circundante de las cordilleras hispanas.
a) La acción del hielo sobre las rocas se refleja en una serie de fenómenos:
- PIPKRAKE, columnas o bastoncillos de hielo que se forman bajo los granos de
suelo durante una helada, elevándolos. Cuando sube la temperatura se
licúan y el grano rueda por la pendiente o sufre un desplazamiento por salto
(CREEPING) o reptación.
- Los pequeños ESTRATOS INTERNOS o LENTEJONES son placas de hielo que se
forman a escasa profundidad aprovechando, generalmente, la discontinui-
dad de los horizontes del suelo.
- Las CUÑAS DE HIELO, por las que se introduce el agua aprovechando las
grietas. Al helarse aquella produce un efecto palanca y las agranda.
- El HIDROLACOLITO es similar a los estratos internos pero en altura, pues a
veces se forman domos o abombamientos de hasta 10 m por acumulación
de hielo bajo la superficie. Al deshelar, origina una pequeña laguna circular.
- La GELIFRACCIÓN o CRIOCLASTIA es la fragmentación que el hielo lleva a cabo
al introducirse en las fisuras de la roca. Como resultado, aparecen aristas,
hendiduras y dientes de sierra (que permiten, por ej., escalar pared vertical)
- Otra consecuencia es la BALMA, o socavón en una roca o estrato cuando éste
es más poroso que los colaterales: se embebe de agua y sufre de inmediato
los efectos del hielo-deshielo desmoronándose.
b) La fusión de la nieve pone en circulación el agua retenida, de la que gran
parte, dependiendo de la permeabilidad del suelo, se queda embebiéndolo. Si hay
una helada posterior se repiten los procesos anteriores de reptación,

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Tema 01: Rasgos generales del relieve peninsular

abombamiento, gelifracción, etc. Y si no, el suelo tiende a enfangarse y deslizarse


(SOLIFLUXIÓN) por las pendientes formando coladas de barro.
c) La arroyada tiene importancia si llueve o nieva sobre un suelo helado, porque
la precipitación se desliza sobre la superficie impermeabilizada. También puede
ocurrir que en una colada de barro, donde el agua no se distribuye uniformemen-
te, la capa más superficial se independice por exceso de agua arrastrando los
materiales más finos.
d) El viento puede ejercer un efecto decisivo en determinadas circunstancias: si
circula a gran velocidad, si el manto vegetal es mínimo o nulo y si actúa sobre
rocas blandas o suelos limosos. Como sucede en los desiertos cálidos, y también
en los fríos, pudiendo formar dunas o depósitos de loes.
3. FORMAS DEL MODELADO PERIGLACIAL. Los procesos anteriores explican lascformas
resultantes siguientes:
a) El modelado sobre superficies llanas origina:
- los CAMPOS DE BARRO sobre materiales finos;
- las ACUMULACIONES DE PIEDRAS ANGULOSAS Y SUELTAS cuando el viento
separa y transporta las pequeñas partículas que las cementa;
- los SUELOS POLIGONALES, originados por un movimiento de hielo-deshielo en
el que colaboraron las diaclasas, la reptación, otros fenómenos y/o;
- finalmente, el THUFUR o CÉSPED ALMOHADILLADO, que actúa como un
hidrolacolito en pequeño, del tamaño de una topera sobre el suelo.
b) El modelado sobre vertientes se lleva a cabo con interacción de varios
procesos:
- Los ALUDES se originan en una pendiente muy pronunciada (más del 35%) y
dan como resultado una acumulación (cono) de cantos angulosos.
- La CRIOCLASTIA (también GELIFRACCIÓN), consiste en la fragmentación de la
roca cuando, por las variaciones de temperatura, se ceba sobre los escarpes
rocosos a cuyo pie se acumulan derrubios con aristas y tamaños diversos,
alejándose hacia el fondo en proporción directa a su peso. La pendiente ha
de oscilar entre el 30-35%, porque si es menor no se produce selección
alguna entre cantos sino que permanecen mezclados grandes y pequeños.
- El fenómeno más extendido es el denominado GRÈZE LITÉE o superficie de
derrubios ordenados verticalmente, con estratos de materiales finos y grue-
sos, resultado de la alternancia de hielo-deshielo y de la cooperación de la
crioclastia y la solifluxión. Aparecen en todo el ámbito periglacial y el límite
de su altitud varía según cordillera, como sucedía con la presencia del hielo
glaciar. En la Cordillera Cantábrica descienden casi a la altura del nivel del
mar, en Pirineos se quedan por encima de 800 m y de 1.500 en las Béticas.

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Geografía de España

CONCEPTOS IMPORTANTES.
- Herciniano. Periodo orogénico de finales del Paleozoico, hace unos 300 millones de años
aproximadamente.
- Secundario. Periodo geológico entre el Primario o Paleozoico y el Terciario o Cenozoico, que comenzó,
aproximadamente, hace 225 millones de años, y cuya duración se calcula en 160 millones de años. Se
subdivide en Triásico, Jurásico y Cretácico.
- Terciario. Periodo geológico que comenzó, aproximadamente, hace 65 millones de años y cuya duración
es de unos 63 millones de años. Se subdivide en Paleoceno, Eoceno, Oligoceno, Mioceno y Plioceno.
- Cuaternario. Época geológica actual que comenzó, aproximadamente, hace 2 millones de años. Se divide
en dos períodos: glacial o Pleistoceno y postglaciar u Holoceno. Todo el periodo tiene un carácter
marcadamente sedimentario con materiales de origen continental. Durante su primera fase se sucedieron
cuatro grandes glaciaciones con sus respectivos periodos interglaciares, en el último de los cuales nos
hallamos. Geológicamente ha sido una etapa de calma en la cual se está produciendo un eficaz proceso
morfoclimático. Sin embargo, animales y plantas han sufrido profundas transformaciones al avanzar o
retroceder las inmensas placas de hielo que cubrieron gran parte del hemisferio boreal.
- Tipos de roquedo. El roquedo Ibérico es silíceo, calcáreo o arcilloso. En la España silícea la roca más
abundante es el granito, cuyas formas resultantes pueden ser muy variadas en función de la presencia o
no de diversos componentes y de las condiciones climáticas del medio. La caliza es una roca muy soluble
cuando posee una gran pureza, lo que no ocurre muy a menudo. Las arcillas son susceptibles a la
hidratación, aunque son prácticamente impermeables. Si hay pendiente, el agua las arrastra con facilidad,
sobre todo si están resecas, cuarteadas y no hay vegetación.
- Formas de relieve cárstico. Se producen formas muy variadas de tipo externo (cañón, lapiaz, poljé, dolina,
uvalas, superficies cortantes, escarpes.) e interno (cuevas, galerías, grutas columnadas, profundos
sumideros y simas).
- Modelado periglaciar. Fenómenos que se dan por debajo de las nieves perpetuas producidos por el hielo
y el deshielo.
- Bad-lands. Tierras pobres y con clima árido típicas de la España arcillosa. Están compuestas por materiales
de tipo continental, lacustre y marino.
- Basculamiento. Inclinación del terreno producida como consecuencia de movimientos geológicos de
ascenso o descenso muy lentos sostenidos (no repentinos).
- Depresiones terciarias. Surgidas durante el Terciario en la fase rodánica del Plioceno. Son de dos tipos:
prealpinas (Valle del Ebro y Guadalquivir) e interiores, que son un abombamiento del zócalo meseteño
por donde discurrían los ríos Tajo, Duero y Guadiana, rellenándolas con sus sedimentos. Todas estas
vastas extensiones forman la llamada España arcillosa, compuesta por materiales margoarcillosos poco
resistentes a la erosión y que dan pie a un paisaje abarrancado y con profundos galachos, quebradas y
torrenteras.
- Diaclasas. Fractura de un roca sin desplazamiento de la misma. Es de gran importancia porque contribuye
a la labor de erosión.

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