Está en la página 1de 13

El relieve peninsular

EL RELIEVE PENINSULAR
Características generales. La Meseta y sus unidades
interiores. Los rebordes montañosos de la Meseta.
Los sistemas y unidades exteriores. Los relieves
insulares.

GEOGRAFÍA

2º de Bachillerato

1
El relieve peninsular

1.- INTRODUCCIÓN.

El relieve es el conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. La Geomorfología es la ciencia que tratade explicar
las formas que presenta el relieve, su evolución y procesos de modelado. El proceso de formación del relieve está relacionado
con la tectónica de placas, ya que la litosfera, fracturada en placas, flota sobre la astenosfera, chocando las placas y provocando
actividades sísmicas y volcánicas, y formando estructuras de relieve plegadas (ondulación de materiales plásticos como calizas y
margas secundarias, dando lugar a una estructura jurásica de anticlinales y sinclinales) o falladas (fracturación y desplazamiento de
materiales duros como el granito paleozoico, dando lugar a un relieve germánico de horst y graben). Junto a la tectónica de placas, la
formación del relieve depende de los procesos de modelado, es decir, de los factores erosivos, condicionados por la litología.

En este tema vamos a estudiar las características básicas del relieve español, la Meseta y sus unidades interiores, los rebordes
montañosos de la Meseta, los sistemas y unidades exteriores de la Meseta y los relieves insulares.

2.- CARACTERISTICAS GENERALES.

2.1. - Rasgos característicos de la Península Ibérica.

Este conjunto tan diverso y ricamente contrastado que es España posee tres rasgos característicos:

 La elevada altitud media. España se encuentra a 660 metros de altura sobre el nivel del mar, altitud sólo superada en
Europa por Suiza con 1.300 m. Esta altitud no es el resultado de la presencia de altas cimas y de la existencia de grandes y elevadas
cordilleras, sino a un conjunto central elevado, la meseta, más que ala existencia de altas cordilleras. La península es, pues, un espacio
donde a partir de la meseta se organizan el resto de las unidades de relieve. La Meseta es un gran bloque plano basculado en su mayor
parte hacia el Atlántico, con una pendiente media de 0.3 % hacia donde vierten las aguas la mayor parte de los cursos fluviales.

 La disposición periférica de los relieves peninsulares, que ha de entenderse en relación con la Meseta y en relación con
el contorno de la Península, en cuyos límites se encuentran las principales cordilleras españolas.

 Por el norte, la Cordillera Cantábrica con altitudes de 1.000 a 2.500 m a escasa distancia de la costa.

 Por el este, aun cuando el salto no es tan brusco, hay que salvar los escalones de la Cordillera Ibérica. Al noreste, las
Cordillera Costero-catalana, de altitudes modestas, paralelas al mar, que constituyen una muralla que aísla la llanura interior del
Ebro.

 En el Sur, las Cordilleras Béticas se elevan junto a la costa, sobrepasando los 3.000 m en Sierra Nevada.

Todo esto supone:

- El aislamiento de la Meseta, el difícil acceso hacia las altiplanicies centrales, tanto en lo que se refiere a comunicación
como a influencia climática del mar.

- Los ríos que nacen en estos rebordes montañosos se ven obligados a salvar grandes desniveles en corto espacio,
adquiriendo carácter torrencial y están dotados de gran fuerza erosiva que emplean en excavar profundas gargantas.

2
El relieve peninsular

 La forma compacta y maciza de la península Ibérica, con estructura trapezoidal y costas escasamente recortadas, aunque
está rodeada en sus 6/7 partes por mar. En su contorno no hay grandes entalladuras que faciliten la penetración desde la costa de la
brisa marina, lo cual limita la acción termorreguladora del mar y da lugar a que el clima interior sea continentalizado, con inviernos fríos
y veranos calurosos. Sólo Galicia, presenta pocas entalladuras.

2.2.- El proceso de formación de la Península Ibérica.

El relieve actual de la Península es el resultado de una larga evolución geológica en la que se han alternado fases orogénicas
(la península se ve afectada por la orogenia herciniana durante el Paleozoico y la alpina durante la era Terciaria) con otras de calma,
durante el mesozoico, en que predomina la erosión (desgaste del relieve por agentes atmosféricos -agua, hielo y viento-) y biológicos
(animales, plantas y seres humanos)) y la sedimentación (depósito sobre la corteza terrestre de materiales sólidos procedentes de
la disgregación de las rocas o sustancias en disolución).

Durante la era arcaica o Precámbrico emergió del mar una banda arqueada de noroeste a sureste, formada por pizarras
y neis, que comprendía casi toda la actual Galicia. También surgieron elevaciones en algunos puntos aislados del Sistema Central
y de los Montes de Toledo. Este macizo precámbrico fue arrasado posteriormente por la erosión y cubierto casi en su totalidad por
los mares paleozoicos.

En la era primaria o Paleozoico tuvo lugar la orogénesis herciniana. De los mares que cubrían la mayor parte de la Península
surgieron las cordilleras hercinianas, formadas por materiales como granito, pizarra y cuarcita. Al oeste se elevó el Macizo Hespérico
o Ibérico, arrasado por la erosión durante la misma era primaria y convertido en zócalo o meseta inclinada hacia el Mediterráneo. Al
noreste aparecieron los macizos de Aquitania, Catalano-Balear y del Ebro y al sureste, el Macizo Bético-Rifeño. Todos ellos fueron
también arrasados por la erosión durante la era primaria y convertidos en zócalos.

La era secundaria o Mesozoico fue un período de calma en el que predominaron la erosión y la sedimentación. Continuó el
arrasamiento de las cordilleras hercinianas. La inclinación del zócalo de la Meseta hacia el Mediterráneo permitió, en los períodos de
transgresión marina, una profunda penetración del mar, que depositó en su borde oriental una cobertera muy potente de materiales
sedimentarios plásticos (caliza, arenisca, marga). También se depositaron enormes espesores de sedimentos en fosas marinas
situadas en las actuales zonas pirenaica y bética.

Durante la era terciaria se produjo la orogénesis alpina. Como resultado de ella:

 Se levantaron las cordilleras alpinas, al plegarse los materiales depositados en las fosas pirenaica y bética. Surgieron los
Pirineos entre los macizos de Aquitania, Hespérico y el Ebro (que acabó hundiéndose), y las cordilleras Béticas, entre los macizos
Bético-Rifeño y el Hespérico.

 Se formaron las depresiones pre-alpinas paralelamente a las nuevas cordilleras, y entre éstas y el macizo antiguo: la
depresión del Ebro, paralela a los Pirineos, y la del Guadalquivir, paralela a las Béticas.

 La Meseta se vio afectada por la orogénesis alpina. En primer lugar, pasó a inclinarse hacia el Atlántico, determinando
la orientación hacia este océano de buena parte de los ríos peninsulares. En segundo lugar, se formaron los rebordes montañosos
de la Meseta, originando la cordillera Cantábrica y el Sistema Ibérico. En el borde sur de la Meseta se levantó Sierra Morena. Por
último, el zócalo de la Meseta, formado por materiales paleozoicos rígidos, experimentó fracturas y fallas. Los bloques levantados

3
El relieve peninsular

formaron el Macizo Galaico y las sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y Montes de Toledo), y los hundidos crearon las
depresiones interiores (submesetas norte y sur). Las fallas también dieron lugar a actividad volcánica en zonas como el Campo de
Calatrava, Olot-Ampurdán, el Cabo de Gata.

A partir de la orogénesis alpina se estableció la red fluvial.

Durante la era cuaternaria se produjeron el glaciarismo y la formación de terrazas fluviales.

El glaciarismo afectó a las cordilleras más altas (Pirineos, cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sistema Ibérico y Sierra
Nevada), dando lugar a glaciares de circo (reducidos a la cabecera del valle y cuando se fundieron los hielos originaron pequeños
lagos llamados ibones) y de valle (con una forma típica de “U” y lagos propios de los Pirineos).

La época postglaciar se caracterizó por la formación de terrazas fluviales, antiguos llanos de inundación abandonados por
el posterior encajamiento fluvial. Los sucesivos ciclos glaciales y postglaciales del Cuaternario dieron lugar a terrazas escalonadas.
En la Península, las más características son las formadas por el Duero, el Tajo, el Guadiana, el Guadalquivir y el Ebro.

2.3.- La variedad litológica

La evolución geológica que acabamos de analizar determina que en la Península puedan distinguirse tres áreas de acuerdo
con la naturalezadel roquedo (área silícea, caliza y arcillosa), modelándose en cada una distintos tipos de relieve (granítico, kárstico
y arcilloso).

o El área silícea.

Está integrada por rocas antiguas de la era precámbrica y primaria. Por tanto, se encuentra mayoritariamente en el oeste
peninsular (Galicia, León y Extremadura) el zócalo de la Meseta y Macizo Galaico-leonés y presenta ramificaciones hacia la parte
occidental de la cordillera Cantábrica, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena. También se localiza en otras áreas
donde quedan restos de macizos antiguos: zona axial de los Pirineos y algunos sectores del Sistema Ibérico, de la cordillera Costero-
catalana y del Sistema Penibético (Sª Nevada).

En esta área la roca predominante es el granito. El modelado está determinado por las características de esta roca, cristalina
y rígida, sensible a distintas formas de alteración.

En unos casos, el granito es alterado químicamente y en profundidad por el agua: sus cristales se descomponen y se transforma
en arenas pardoamarillentas, que pueden alcanzar grandes espesores en los valles y zonas de escasa pendiente. En otros casos, la
alteración del granito se produce a partir de una red de diaclasas o fracturas. El resultado según la altitud:

 En las áreas de alta montaña las rocas se rompen al filtrarse el agua por las fracturas y helarse posteriormente, de modo
que el hielo presiona en las fisuras de las rocas y las rompe. Ello da lugar a la formación de crestas y canchales, acumulaciones de
fragmentos de rocas al pie de las montañas.

 En las zonas menos elevadas, si la alteración se produce a partir de diaclasas paralelas a la superficie, origina la
descamación o disgregación lenta del granito, resultando un paisaje suavemente ondulado, de formas redondeadas (domos). Si la
alteración se produce a partir de una red de diaclasas perpendiculares, se forman bolas. Si estas bolas se encuentran

4
El relieve peninsular

amontonadas reciben el nombres de berrocales, en los que es típico el tor (apilamiento de bolas graníticas) y las rocas
caballeras (bolas graníticas situadas de forma natural en equilibrio sobre una de sus superficies más pequeñas). Otras
veces las bolas se disponen de forma caprichosa en las laderas o al pie de las montañas (caos granítico).

o El área caliza.

El área caliza está formada por sedimentos de la era secundaria plegados durante la terciaria. Los terrenos calizos forman una
“Z” invertida que se extiende por los Prepirineos, los Montes Vascos, el sector oriental de la cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico,
parte meridional de la cordillera Costero-Catalana, la cordillera Subbética e islas Baleares.

La roca predominante es la caliza, una roca dura que se fractura formando grietas (diaclasas), peroque se disuelve fácilmente
con el agua de lluvia que penetra en las fisuras. Tanto en las áreas de alta montaña como en las llanuras presenta un relieve abrupto
y completo que denominamos relieve kárstico.

En las zonas más altas encontramos cordilleras formadas en la orogénesis alpina y retocadas por el glaciarismo del
cuaternario. Son crestas dentelladas,fuertes pendientes en las montañas y valles estrechos y profundos.

Las zonas menos elevadas presentan las siguientes formas del relieve: lapiaces o lenares, gargantas, hoces o cañones,
poljés, dolinas, simas, cuevas.

o El área arcillosa.

El área arcillosa está constituida por materiales sedimentarios poco resistentes (arcillas, margas y yesos) depositados a finales
del Terciario y en el Cuaternario en valles fluviales, lagunas, áreas pantanosas y mares poco profundos. Comprende buena parte de
las depresiones de las submesetas norte y sur, las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, las llanuras costeras mediterráneas, las
llanuras centrales de la isla de Mallorca, Ibiza y Menorca.

El relieve arcilloso es básicamente horizontal, ya que son terrenos no afectados por plegamientos posteriores. Su erosión es
rápida, debido a la blandura de los materiales. Los ríos abren valles que separan estructuras horizontales, que son pronto desgastadas,
dando lugar a relieves suavemente ondulados (paisaje de campiña). Son muy buenos para la agricultura, que tiene su modelo más
representativo en las provincias de Córdoba y Sevilla.

En las zonas en las que alternan largos períodos secos y calurosos con otros de lluvias torrenciales, cortas e intensas, y no
existe la protección vegetal (sureste peninsular), el agua de arroyada desgasta las vertientes, originando cárcavas o hendiduras
estrechas y profundas separadas por aristas, que crean una topografía abrupta similar a una montaña en miniatura. Su amplio desarrollo
sobre una zona da lugar al paisaje llamado badlands.

o El área volcánica.

Está presente en las islas Canarias, Campo de Calatrava (Ciudad Real), Olot (Gerona) y Cabo de Gata (Almería).

5
El relieve peninsular

2.4.- Las costas españolas

Las costas peninsulares son predominantemente rectilíneas, salvo las de Galicia, lo que determina una escasa penetración de
la influencia del mar en el interior. La morfología de las costas está condicionada por el relieve del interior.

Las costas atlánticas. Dentro de las costas atlánticas distinguimos la costa cantábrica, las rías gallegas y la costa atlántica
andaluza.

• La costa cantábrica es rectilínea y se caracteriza por sus acantilados (costas con una fuerte pendiente), rasas
(sierras escalonadas paralelas a la costa) y pequeñas rías, así como por la escasez de playas.

• Las rías gallegas dan lugar a la costa más irregular de España. Galicia tiene un relieve montañoso poco
vigoroso, con gran cantidad de fallas que fueron ocupadas por la red fluvial. Cuando los valles de los ríos son
invadidos por el mar se forman las rías, por las que el mar penetra hasta 25 y 35 kilómetros en el interior.

• La costa atlántica andaluza tiene como relieves costeros característicos las marismas, las flechas litorales y
los campos de dunas.

o Las marismas son llanuras de fango típicas de las bahías bajas, como las de la depresión del Guadalquivir.
Se forman con los sedimentos aportados por los ríos que las atraviesan y por el mar, que las cubre en
pleamar y las deja al descubierto en bajamar. Estos sedimentos acaban colmatando la bahía, originando
las llanuras de fango. Sobre ellas crecen plantas salobres, pero pueden drenarse y aprovecharse
agrícolamente.

o Las flechas litorales son acumulaciones de arena que prolongan las costas rectilíneas y arenosas hacia el
interior de una bahía. Son características de la costa entre la desembocadura del Guadiana y del
Guadalquivir.

o Las dunas son montículos de arena típicos de las costas arenosas. Se forman por el transporte y
acumulaciónde arena por el viento, que queda fijada por la vegetación.

Las costas mediterráneas. Dentro de las costas mediterráneas diferenciamos el sector bético, el golfo de Valencia y el litoral
catalán.

• El sector bético se extiende desde el peñón de Gibraltar, en Cádiz, al cabo de La Nao, en la costa levantina.
Es una costa acantilada determinada por los relieves de las cordilleras Béticas, que discurren paralelas a ella.
Los acantilados alternan con largas secciones de costa baja, que forman una estrecha llanura. También son
frecuentes los campos de dunas y las albuferas, como la del Mar Menor.

• El golfo de Valencia va desde el cabo de La Nao al delta del Ebro. Se caracteriza por sus playas, albuferas,
pequeñosdeltas y tómbolos

• El litoral catalán se extiende desde el delta del Ebro a la Costa Brava. Es muy variado, pues presenta algunos
deltas,como los del Ebro y el Llobregat; costas acantiladas donde el extremo de la cordillera Costero-catalana

6
El relieve peninsular

llega hasta el mar (Costa Brava) y playas y pequeñas llanuras litorales entre los promontorios rocosos.

3.- LAS GRANDES UNIDADES DEL RELIEVE ESPAÑOL.

La variedad de unidades del relieve en España viene condicionada y explicada por su origen geológico y por la variedad de
formas dependientes de la variedad litológica peninsular, elementos todos ellos que hemos estudiado en el tema anterior. La
Península Ibérica presenta dos grandes conjuntos: la Meseta, con sus unidades interiores y periféricas, y las unidades alpinas, tanto
depresiones como cordilleras. A ello hemos de unir las unidades pertenecientes a los archipiélagos balear y canario.

Llamamos unidades morfoestructurales a aquellas formas y disposición interna que adopta el relieve. Resultan de los
movimientos tectónicos que se originan en el interior de la Tierra y dan lugar a levantamientos, hundimientos y desplazamientos de
la corteza terrestre, y de la posterior actuación de la erosión y de la sedimentación. Ambos procesos están condicionados por la

naturaleza de las rocas.

En la Península se hallan las grandes unidades del relieve continental: zócalos, macizos antiguos, cordilleras de plegamiento
y cuencas sedimentarias o depresiones.

Los zócalos son llanuras o mesetas formadas en la era primaria o paleozoico como resultado del arrasamiento por la erosión
de cordilleras surgidas en las orogénesis (formación de montañas) de esta misma era. Los materiales paleozoicos son rocas silíceas,
muy rígidas, por lo que, ante nuevos empujes orogénicos, no se pliegan, sino que se rompen. En la actualidad los zócalos son
releves horizontales, que ocupan extensas áreas en la mitad occidental de la Península.

Los macizos antiguos son montañas formadas en la era terciaria por el nuevo levantamiento (rejuvenecimiento) de un
bloque de un zócalo como consecuencia de los movimientos orogénicos alpinos. Por tanto, sus materiales también son paleozoicos.
Hoy presentan cumbres suaves y redondeadas, al ser superficies de erosión elevadas. En la Península son macizos antiguos las
sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y Montes de Toledo), el Macizo Galaico-leonés y la parte occidental de la Cordillera
Cantábrica.

7
El relieve peninsular

Las cordilleras de plegamiento son grandes elevaciones montañosas que surgieron en la orogénesis alpina de la era
terciaria por el plegamiento de materiales sedimentarios, fundamentalmente calizos, depositados por el mar en la era secundaria.
Se distinguen dos tipos:

• Cordilleras intermedias, formadas por el plegamiento de materiales depositados en los rebordes de los zócalos (Sistema
Ibérico y parte oriental de la Cordillera Cantábrica).

• Cordilleras alpinas, formadas por el plegamiento de materiales depositados en fosas marinas largas y profundas
(Pirineos y Cordilleras Béticas).

Hoy las cordilleras de plegamiento presentan fuertes pendientes y formas escarpadas, pues, por su relativa juventud, la
erosión aún no las ha suavizado.

Las depresiones son zonas hundidas formadas en la era terciaria y rellenadas con sedimentos de caliza, arcilla, arenisca
o margas. Las cuencas sedimentarias, o depresiones, son de dos tipos:

• Interiores, fragmentos hundidos del viejo zócalo paleozoico, que han sido rellenadas por los aportes sedimentarios. Son
el caso de las depresiones meseteñas del Duero, Tajo y Guadiana.

• Exteriores, localizadas a ambos lados de las cordilleras alpinas (depresiones del Ebro y del Guadalquivir). Su origen se
debe a la descomprensión posterior al levantamiento de las cordilleras, que provocó el hundimiento de algunos fragmentos; o
porque, al levantarse los antiguos geosinclinales, quedaron en sus flancos fosas marinas poco profundas que acabaron
colmatándose.

Hoy estas depresiones son relieves horizontales o suavemente inclinados porque no han sido afectados por orogénesis
posteriores.

3.1.- La Meseta y sus unidades interiores.

3.1.1.- La Meseta

Es la unidad fundamental del relieve peninsular. Ocupa un 45% del solar ibérico, se extiende por el oeste y se bascula hacia
éste en un 0,3%. Es una elevada llanura (entre 600-800 metros), resto del antiguo Macizo Hespérico, surgido en la orogénesis
herciniana de la era primaria, arrasado por la erosión y convertido en zócalo o meseta. En la era terciaria, la Meseta fue deformada
y destruida en gran parte durante la orogénesis alpina, de modo que dentro de ella pueden diferenciarse:

El antiguo zócalo paleozoico hoy al oeste peninsular. El relieve está formado por penillanuras, que son superficies de
erosión muy suavemente onduladas, sin apenas diferencia de altura entre los valles y entrerríos. De vez en cuando aparecen en
ellas montes isla o relieves residuales constituidos por rocas más resistentes (cuarcita) como los de la penillanura extremeña. En
estas penillanuras los ríos que atraviesan la Meseta han creado profundas gargantas, al encajarse sobre materiales duros.

Las sierras interiores son el Sistema Central y los Montes de Toledo. Se formaron en la era terciaria cuando, como
consecuencia de la orogénesis alpina, el zócalo de la Meseta experimentó fracturas y fallas que elevaron algunos bloques. Ambos
son de roquedo primario y tienen cumbres suaves, puesto que son superficies de erosión levantadas.

8
El relieve peninsular

El Sistema Central es un relieve más vigoroso (su altitud media supera los 700 metros), que divide la Meseta por su mitad
en orientación oeste-este, y en su parte oriental, se torna suroeste-noreste. Las sierras más destacadas son Somosierra,
Guadarrama, Gredos, Peña de Francia y Gata.

Los Montes de Toledo, de menor altura (sobre 600 metros), dividen en dos la submeseta sur, separando la cuenca del Tajo
de la del Guadiana. Su sierra más importante es la de Guadalupe.

Las depresiones interiores se formaron en la era terciaria, cuando la orogénesis alpina provocó fallas y el hundimiento de
algunos bloques de la Meseta, que primero constituyeron lagos interiores y después se rellenaron con sedimentos terciarios. Estos
eran blandos en la parte inferior (arenas, arcillas, yesos y margas) y duros en la parte superior (calizas) y dieron lugar a un relieve
de páramos (planos y elevados al norte y este de la cuenca de la submeseta norte y en el este de la submeseta sur), campiñas
(llanuras bajas suavemente onduladas recorridas por ríos, como las del Duero, Tajo y Guadiana, formados donde los páramos
fueron erosionados) y cuestas (zonas inclinadas entre los páramos y las campiñas) como la cuenca de la submeseta norte (800-
850 metros de altitud media, con la cuenca hidrográfica del Duero y encerrada por montañas) y la de la submeseta sur (500-700
metros, con los Montes de Toledo que la divide en dos cuencas hidrográficas, la del Tajo y la del Guadiana, y se abre al océano
Atlántico).

3.1.2.- Rebordes montañosos de la Meseta

La Meseta está rodeada, por todas partes menos por el oeste, por cadenas montañosas que la envuelven y la aíslan de la
influencia oceánica, confiriendo a las tierras un acusado carácter continental. Estos rebordes montañosos son el Macizo Galaico-
leonés, la cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico y Sierra Morena. Se formaron en la era terciaria por el rejuvenecimiento de
bloques de la Meseta o por el plegamiento de los materiales depositados por el mar en la era secundaria en los rebordes de la
Meseta.

El Macizo Galaico - leonés era el ángulo noroeste del zócalo de la Meseta, que durante la orogénesis alpina se fracturó y
rejuveneció. Está formado por materiales paleozoicos y presenta montañas redondeadas de poca altura, cortadas por multitud de
fallas. Las fallas de norte a sur ganan altitud hacia el interior, mientras que las transversales han dado lugar a las rías, en las que el
mar penetra hasta 30 kilómetros y se dividen en las rías altas y bajas a partir de Cabo de Finisterre. Sus sierras más destacadas
son Segundera, Cabrera y Los Ancares.

La Cordillera Cantábrica constituye el borde septentrional de la Meseta y se extiende desde Galicia hasta el País Vasco a
lo largo de 480 Km de cumbres alineadas paralelamente al mar Cantábrico. Esta vertiente de la cordillera que da al mar tiene mayor
desnivel, más de 1.000 metros en unos 40 km, dificultando la comunicación entre la costa y las tierras del interior. Además, marca
la división entre la España húmeda y la seca. Presenta dos sectores bien diferenciados:

El sector oeste (occidental), el Macizo Asturiano, es de materiales paleozoicos, que formaban parte del zócalo de la Meseta
y rejuvenecieron en la orogénesis alpina. En su extremo oriental existe un gran afloramiento de calizas primarias, que constituye los
Picos de Europa, donde se encuentran las mayores alturas de la cordillera (hasta los 2.600 metros).

El sector este (oriental), la Montaña Cantábrica, es de materiales secundarios calizos, que fueron depositados por el mar en
el borde de la Meseta durante la era secundaria y se plegaron en la orogénesis alpina.

9
El relieve peninsular

El Sistema Ibérico es una cordillera intermedia formada en su mayor parte por materiales secundarios depositados por el
mar en el borde oriental del zócalo de la Meseta, que se plegaron en la orogénesis alpina. Los materiales paleozoicos solo existen
en algunos sectores donde la cobertera sedimentaria depositada sobre el zócalo era menos potente y permitió el afloramiento de
bloques del zócalo rejuvenecidos en la orogénesis alpina. En esta cordillera se distinguen dos sectores:

El sector norte, de dirección NO-SE, incluye las mayores alturas de la cordillera (Picos de Urbión, 2.235 m). Las sierras más
destacadas son la sierra de la Demanda y el Moncayo.

Desde el sureste de Soria el Sistema Ibérico se bifurca en dos ramas: la rama interior o castellana (Sierra de Albarracín y
Serranía de Cuenca) y la rama exterior o aragonesa (Sierras de Javalambre y Gúdar). Ambas están separadas por una fosa
tectónica (la fosa de Calatayud), que se rellenó con materiales terciarios.

Sierra Morena no es propiamente una cordillera, sino un brusco escalón que separa la Meseta del valle del Guadalquivir.
Se ha interpretado como una gigantesca falla, pero parece que se trata de una gran flexión fracturada en muchos puntos, producida
por el empuje desde el sur al levantarse las cordilleras Béticas. El roquedo es paleozoico, de color oscuro, al igual que su vegetación
(jara). Ambas características le dan su nombre. Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches y Aracena. A partir de Jaén
se encuentra el único paso natural entre Andalucía y la Meseta por Castilla-La Mancha: el desfiladero de Despeñaperros.

3.1.3.- Unidades exteriores a la Meseta.

Las depresiones del Ebro y del Guadalquivir eran cuencas prealpinas que, tras la orogénesis alpina (era terciaria),
quedaron entre las cordilleras alpinas y los macizos antiguos. Tienen forma triangular, fueron rellenadas por potentes espesores de
sedimentos terciarios y cuaternarios y hoy son relieves prácticamente horizontales.

La depresión del Ebro es paralela a los Pirineos y se encuentra cerrada por estos, por el Sistema Ibérico y por la cordillera
Costero-catalana. Ocupa el lugar donde estuvo el antiguo Macizo del Ebro, que había sido intensamente erosionado, y fue
hundiéndose mientras se elevaban las cordilleras alpinas que lo bordean. La depresión estuvo primero ocupada por el mar, pero
luego se cerró, transformándose en un gran lago hasta finales de la era terciaria, cuando el Ebro se abrió paso a través de la
cordillera Costero-catalana hasta el mar. Por ello tiene depósitos marinos y continentales, gruesos en los rebordes montañosos y
más finos en el centro de la depresión. La diferente dureza de los materiales y el clima árido han dado lugar a diversas formas del
relieve: somontanos o piedemontes (llanuras inclinadas entre las sierras exteriores y el centro de la depresión), mallos (torreón
rocoso individualizado con formas redondeadas por la erosión), hoyas (depresiones erosivas en los materiales blandos, que pueden
originar lagunas saladas) y planas con badlands sobre materiales blandos, dada la aridez de la zona.

La depresión del Guadalquivir, paralela a las cordilleras Béticas estuvo primero abierta al mar. Luego se convirtió en un
lago litoral o albufera y más tarde, por colmatación, en marismas pantanosas. Se rellenó con arcillas, calizas, y margas marinas. El
predominio de los materiales arcillosos da lugar a campiñas suavemente onduladas. Cuando surgen los mantos de caliza se forman
mesas y cerros testigo.

Las cordilleras exteriores de la Meseta son los Pirineos, los Montes Vascos, la cordillera Costero- catalana y las
cordilleras Béticas. Se formaron en la orogénesis alpina de la era terciaria, al plegarse los materiales depositados en las fosas
oceánicas bética y pirenaica entre antiguos macizos que actúan como topes.

10
El relieve peninsular

Los Pirineos ocupan el istmo peninsular desde el golfo de Vizcaya hasta el cabo de Creus. Se extienden a lo largo de 435
Km y forman una barrera montañosa robusta y compacta que constituye una frontera entre España y Francia. Presentan una
estructura compleja.

• La zona axial es de roquedo paleozoico, perteneciente a un antiguo macizo herciniano (Macizo de Aquitania)
rejuvenecido en la orogénesis alpina. Es la zona más alta y de relieve más abrupto (Pico Aneto de 3.400 metros).

• Los prepirineos, al sur de la zona axial, son de materiales secundarios calizos, depositados en la fosa pirenaica, y
levantados en la orogénesis alpina. Son menos altos, de formas más suaves, y se estructuran en dos alineaciones paralelas a la
zona axial (las sierras interiores, pegadas al pirineo herciniano, y las sierras exteriores, paralelas a las anteriores por el sur).

• La depresión media es una larga y estrecha depresión margosa que separa las sierras interiores y exteriores
prepirenaicas.

Los Pirineos tienen como prolongación los Montes Vascos y la cordillera Costero-catalana.

Los Montes Vascos se extienden entre la cornisa cantábrica y los Pirineos. En su mayor parte prolongan los prepirineos,
por lo que cuentan con roquedo calizo, escasa altura y formas suaves. El pirineo axial solo aflora en el extremo oriental. Sus mayores
cimas son Aralar y Peña Gorbea. Llegan a la costa formando acantilados que alternan con playas redondeadas.

La cordillera Costero- catalana cierra la depresión del Ebro por el SE. Se orienta de NE a SO y se extiende a lo largo de
250 km, entrando en contacto con los Pirineos y el Sistema Ibérico. Es una transformación de la zona oriental de los Pirineos. Está
separada de estos por fallas, que han dado lugar una región volcánica con más de cuarenta conos. La mitad norte de la cordillera
está formada por materiales paleozoicos, restos del viejo macizo herciniano Catalano-Balear levantados en la orogénesis alpina. La
mitad sur está constituida por terrenos calizos secundarios plegados en la orogénesis alpina. La cordillera está dividida en dos
alineaciones: una paralela a la costa, de escasa altura y otra interior más alta. Ambas están separadas por una depresión longitudinal
o fosa tectónica, que se rellenó con materiales terciarios y cuaternarios, dando lugar a un relieve de colinas suaves y valles.

Las Cordilleras Béticas se extienden desde el estrecho de Gibraltar hasta el cabo de La Nao, aunque se prolonga hacia
las islas Baleares por el mar y por el norte de África por el Rift. Presentan las mayores alturas de la Península. Sus plegamientos,
en la orogenia alpina, originaron dos grandes conjuntos:

• La cordillera Penibética bordea la costa. Está formada por materiales paleozoicos pertenecientes al antiguo macizo
herciniano Bético-Rifeño levantado en la orogénesis alpina. Destaca Sierra Nevada, con los picos Mulhacén y Veleta.

• La cordillera Subbética, en el interior, es de materiales secundarios depositados por el mar en la fosa bética. Estos eran
alternativamente duros (calizas) y blandos (margas) por lo que, al plegarse por el acercamiento de la placa africana a la ibérica, se
originaron despegues y corrimientos de materiales, que dieron lugar a mantos de corrimiento y pliegues desplazados
horizontalmente de sur a norte a distancias considerables de su lugar de origen. Las sierras más destacadas son Grazalema,
Ubrique y Cazorla. Dentro del relieve kárstico sobresale el Torcal de Antequera.

• La depresión intrabética, entre ambas cordilleras, se encuentra fragmentada en varias depresiones pequeñas (hoyas de
Ronda, Antequera, Guadix y Baza), rellenas con materiales terciarios, que dan lugar a un paisaje de badlands, dada la aridez del

11
El relieve peninsular

clima.

3.1.4.- Los relieves insulares.

Los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente diferenciados. Las islas Baleares guardan una estrecha relación
con el relieve peninsular, mientras que las Canarias son completamente independientes, tanto por su situación geográfica como por
su carácter volcánico.

Islas Baleares.

Son la prolongación geográfica de la Península en el mar Mediterráneo a través del cabo de La Nao, ya que, excepto en la
isla de Menorca, el archipiélago representa la continuidad de las Cordilleras Béticas; así lo acredita su estructura geológica, la
naturaleza de sus materiales y la edad de formación.

Es en Mallorca, en razón de su tamaño, donde se hallan mejor representados los caracteres originales del relieve. Éstos se
sintetizan en la existencia de dos cadenas montañosas y una depresión interior: al NO se sitúa la sierra de Tramuntana, que contiene
la mayor elevación del archipiélago (Puig Major, 1445 m); al SE se extiende la denominada sierra de Levante y, entre ambas, la
llanura central.

La isla de Menorca se diferencia del resto del archipiélago por su vinculación con la cordillera Costero-catalana, hecho
perceptible en la naturaleza del roquedo e, incluso, en su particular forma y orientación.

Las costas baleares son acantiladas en las áreas donde los relieves montañosos llegan hasta el mar (norte de Mallorca y
Menorca). En el resto, alternan playas largas y arenosas con numerosas calas abiertas por las aguas de los torrentes, y albuferas
(Alcudia, Pollença y des Grau).

Canarias.

Situadas en el Océano Atlántico, tienen un carácter volcánico compartido con otras islas del mismo océano, como Islandia
o las Azores. Su origen se debió a las emisiones volcánicas que tuvieron lugar a mediados de la era terciaria, cuando la orogenia
alpina rompe el fondo del Atlántico y, a través de sus fracturas, ascendieron masas de rocas volcánicas.

Las islas se alinean conforme a dos rumbos dominantes, NE-SO, y ofrecen como rasgo común su carácter montañoso. Se
elevan desde las profundidades marinas hasta una altura considerable, lo que, unido a su limpia atmósfera, ha sido aprovechado
para la instalación de grandes observatorios astronómicos. Su punto culminante es el Teide, que, con 3710 metros de altitud, es la
montaña más alta de España.

La naturaleza volcánica del roquedo, la abundancia de basalto y los grandes desniveles que entrañan las montañas han
originado formas de relieve espectaculares. Entre éstas destacan los conos volcánicos, calderas (cráteres circulares), malpaíses
(terrenos abruptos resultantes de la solidificación de las coladas de lava) o roques de lava que la erosión han dejado al descubierto.

Las costas canarias se han reformado repetidas veces como efecto de las erupciones volcánicas. Predominan los grandes
acantilados de los macizos antiguos (costa de Los Gigantes en Tenerife) sobre las playas.

12
El relieve peninsular

Las playas de las islas occidentales son franjas de cantos y bloques al pie de los acantilados o en la desembocadura de los
barrancos, mientras que, en las islas orientales, son arenosas. El viento transporta la arena hacia el interior, dando lugar a dunas
(Maspalomas en Gran Canaria).

5.- CONCLUSIONES

Como hemos podido ver, el relieve en España es muy complejo y diverso, lo que ha condicionado mucho otros elementos
físicos, como los climáticos y la vegetación, y, como no podía ser de otro modo, las actividades humanas.

13

También podría gustarte