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CLARA VIDAL
COMUNICACIÓ 4° “ÚNICA”
GONZALES
90 min 28-08-2018
N
APRENDIZAJES ESPERADOS ¿qué lograré en esta sesión?
Competencia Capacidades Indicadores
Comprende textos escritos Recupera información de Reconoce la silueta o estructura externa y las
Interactúa con expresiones diversos textos escritos. características de una crónica.
literarias Interpreta textos literarios Fundamenta su interpretación sobre las crónicas
en relación con diversos literarias, en relación con otros textos,
contextos. movimientos literarios y contextos
socioculturales.
EVALUACIÓN ¿Cómo verificaré que están aprendiendo?
Lista de cotejos
(X )
Heteroevalaució n
Técnic Ficha de observación (
(X ) Observación ( X) )
a Instrumento
Metacognició n Expositivo (X ) Rubricas (
Tipo (X )
¿Cómo Otro ( )
¿Con qué voy a
)
voy a ____________ ( ) evaluar? Escala valorativa (
Autoevaluació n ( ) evaluar? )
Coevaluació n ( ) Otro (
)
RECURS
- MINISTERIO DE EDUCACIÓN. (2012). Comunicación 4 ° grado de Educación
Secundaria. Lima: Editorial Santillana.
Materiales - Cuaderno de trabajo personal
¿Qué utilizaré?
- Textos de lectura
- Fichas de comprensión de textos
El docente remarca que esta es una definición de las crónicas que se hicieron durante la Conquista. En ese
contexto de encuentro de culturas diferentes, que algunos refieren como el “encuentro de dos mundos”
podemos reconocer que en las crónicas se plasman los diversos orígenes culturales de quienes las escriben .
Así los podemos clasificar: crónicas españolas, indígenas y mestizas.
El docente indica a los estudiantes que formen grupos (de 3 a 4 integrantes) para llevar a cabo la lectura de los
fragmentos de crónicas indígenas y mestizas:
Crónicas Indígenas: Felipe Guamán Poma de Ayala – Nueva Crónica y Buen Gobierno
La primera historia de las reinas Coya Mama Huaco Coya.
El primer comienzo del padre.
Crónicas Mestizas: Inca Garcilaso de la Vega - Los comentarios reales de los Incas
Capítulo VII: Alcanzaron la inmortalidad del ánima y la resurrección universal.
Capítulo XXIV: La medicina que alcanzaron y la manera de curarse.
Los estudiantes conforman grupos (pueden ser los mismos que se organizaron para la realización de la
entrevista y el relato oral).
El docente entrega a cada grupo uno de los fragmentos elegidos.
El docente entrega a cada grupo una hoja guía para que identifiquen los elementos presentes en el texto leído.
Grupo N°: _____
Título de la lectura: ______________________________________
Autor
Tipo de texto
¿Quién relata los hechos?
¿Qué relata el texto leído?
¿Qué opinión tiene al respecto de
la información que presenta?
(Tomando en cuenta la atención diferenciada, el docente acompaña la lectura de los estudiantes y realiza preguntas
que los orienten. Se iniciará con los estudiantes que necesiten mayor apoyo. Asimismo, puede apoyarse con los
estudiantes que ya hayan terminado para que éstos apoyen a los demás).
Una vez culminada la lectura y el análisis de los fragmentos, el docente verifica en plenario, con la participación
de los estudiantes, la información de los organizadores.
El docente plantea la siguiente pregunta ¿Por qué le interesa a estos cronistas relatar estos hechos? Motiva a los
estudiantes a responder la interrogante, propone posibles respuestas.
Los estudiantes participan y el docente modera.
El docente dirige la reflexión al tono de validación de información así como de denuncia que existe en las crónicas
revisadas. (Estimado docente, la revisión de estas crónicas tiene por objetivo conocer los orígenes históricos de
estas, y no reavivar pasiones sobre lo que fue el proceso de Conquista y Colonización. La historia se revisa para
conocerla).
El docente enfatiza que la crónica es un género narrativo que a través del tiempo ha encontrado a otros
exponentes y que ha sido y es muy popular entre los escritores. Así por ejemplo podemos recordar las crónicas
de César Vallejo (ver anexo).
(Como observará, estimado docente, esta crónica es periodística y refiere un evento inmediato que impresionó
al cronista sobre el contexto europeo. Vallejo produjo un nutrido grupo de crónicas durante su estadía en
Europa y las publicó en periódicos peruanos e hispanoamericanos).
El tipo de crónica que elaboró Vallejo está muy cercana a la crónica de viajes. Los viajeros suelen ser quienes
experimentan la sorpresa ante el nuevo lugar al que llegan. De los viajes pueden resultar registros muy
interesantes si tenemos un esquema de trabajo para redactar de manera creativa lo que nos ha parecido
novedoso.
El docente se refiere a Crónica de una muerte anunciada, la novela escrita por el colombiano Gabriel García
Márquez (ver anexo). En ambos casos, se trata de textos literarios que han partido de una noticia real.
Crónica de una muerte anunciada se basa en un suceso real ocurrido en 1951, el autor hizo uso del crimen, los
protagonistas, el escenario y las circunstancias, cuidó con detalle los datos pero los organizó de forma narrativa.
Los estudiantes llevan a cabo la lectura de los fragmentos seleccionados y el docente les recuerda subrayar los
elementos donde sea distinguible la perspectiva e intereses del narrador, así como la información rescatada, y
de qué manera se presenta.
El docente conduce la lectura de cada grupo y orienta la temática señalada poniendo énfasis en el propósito de
la sesión de hoy.
Los estudiantes presentan en forma oral lo realizado, y reflexionan, a medida que van escuchando las
presentaciones, sobre cómo las crónicas se han desarrollado con diversos temas.
El docente conduce las participaciones y corrige las contradicciones o vacíos de información.
Cierre Motivación, evaluación y desarrollo de actitudes permanente 15min
Los estudiantes realizan la metacognición:
¿Qué aprendimos hoy? ¿Cómo lo aprendimos? ¿Para qué aprendimos? ¿Qué podríamos mejorar?
Profesora
Clara Vidal Gonzales
Nueva Corónica y Buen Gobierno – Felipe Guamán Poma de Ayala
La primera historia de las reinas Coya Mama Huaco Coya
Los Comentarios Reales de los Incas del Perú – Inca Garcilaso de la Vega
Tuvieron los Incas amautas que el hombre era compuesto de cuerpo y
ánima, y que el ánima era espíritu inmortal y que el cuerpo era hecho de
tierra, porque le veían convertirse en ella, y así le llamaban Allpacamasca,
que quiere decir tierra animada. Y para diferenciarle de los brutos le llaman
runa, que es hombre de entendimiento y razón, y a los brutos en común
dicen llama, que quiere decir bestia. Diéronles lo que llaman ánima
vegetativa y sensitiva, porque les veían crecer y sentir, pero no la racional.
Creían que había otra vida después de ésta, con pena para los malos y
descanso para los buenos. Dividían el universo en tres mundos: llaman al
cielo Hanan Pacha, que quiere decir mundo alto, donde decían que iban los
buenos a ser premiados de sus virtudes; llamaban Hurin Pacha a este
mundo de la generación y corrupción, que quiere decir mundo bajo;
llamaban Ucu Pacha al centro de la tierra, que quiere decir mundo inferior
de allá abajo, donde decían que iban a parar los malos, y para declararlo
más le daban otro nombre, que es Zupaipa Huacin, que quiere decir Casa
del Demonio. No entendían que la otra vida era espiritual, sino corporal,
como esta misma. Decían que el descanso del mundo alto era vivir una vida
quieta, libre de los trabajos y pesadumbres que en ésta se pasan. Y por el
contrario tenían que la vida del mundo inferior, que llamamos infierno, era
llena de todas las enfermedades y dolores, pesadumbres y trabajos que acá
se padecen sin descanso ni contento alguno. De manera que esta misma
vida presente dividían en dos partes: daban todo el regalo, descanso y
contento de ella a los que habían sido buenos, y las penas y trabajos a los
que habían sido malos. No nombraban los deleites carnales ni otros vicios
entre los gozos de la otra vida, sino la quietud del ánimo sin cuidados y el
descanso del cuerpo sin los trabajos corporales.
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en
que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna,
y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de
pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los
pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de
estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de
intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido
ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había
contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó
con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos
naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las
muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un
cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les comentó de un
modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se refería al estado del tiempo. Muchos
coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los
platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de
acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en
el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el
bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María
Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé
que las habían soltado en honor del obispo.
(…)
La última imagen que su madre tenía de él era la de su paso fugaz por el dormitorio.
La había despertado cuando trataba de encontrar a tientas una aspirina en el botiquín del baño, y ella
encendió la luz y lo vio aparecer en la puerta con el vaso de agua en la mano, como había de recordarlo para
siempre. Santiago Nasar le contó entonces el sueño, pero ella no les puso atención a los árboles.
-Todos los sueños con pájaros son de buena salud -dijo.
Lo vio desde la misma hamaca y en la misma posición en que la encontré postrada por las últimas luces de la
vejez, cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto
de la memoria. Apenas si distinguía las formas a plena luz, y tenía hojas medicinales en las sienes para el
dolor de cabeza eterno que le dejó su hijo la última vez que pasó por el dormitorio. Estaba de costado,
agarrada a las pitas del cabezal de la hamaca para tratar de incorporarse, y había en la penumbra el olor de
bautisterio que me había sorprendido la mañana del crimen.
Apenas aparecí en el vano de la puerta me confundió con el recuerdo de Santiago Nasar. «Ahí estaba», me
dijo. «Tenía el vestido de lino blanco lavado con agua sola, porque era de piel tan delicada que no soportaba
el ruido del almidón.» Estuvo un largo rato sentada en la hamaca, masticando pepas de cardamina, hasta que
se le pasó la ilusión de que el hijo había vuelto. Entonces suspiró: «Fue el hombre de mi vida».