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José Ángel Vidal Esquivia

Teología - Salmos y sapienciales


Mayo 11 de 2022
El libro de las Lamentaciones
El libro recibe el nombre de ‘ekah (¡Ay, cómo…!) que es un término característico del
comienzo del canto fúnebre o elegía. Las versiones griega y latina sugieren threnoi y
lamentationes respectivamente. Se posee un texto muy bien conservado. El libro de las
Lamentaciones forma parte de la tercera sección del canon judío, los ketubim o «escritos».
Concretamente integra los cinco megillot o «rollos» junto con Rut, Cantar, Qohelet y Ester.
La época de composición de estos poemas data del periodo exílico, entre la destrucción de
Jerusalén en el 587 y el edicto de Ciro (538). Se trata de una colección de poemas en torno
al tema común de la caída de Jerusalén. Se atribuye a Jeremías, aunque parecen ser varios
autores.
Los personajes de la obra son muchos, pero destacan la Ciudad de Sion, el rey rechazado
por Yahvé, los gentiles, y Yahvé. Sobresalen dos realidades principales: la culpabilidad de
Sion y la aplicación de la fría justicia por parte de Yahvé. El libro de las Lamentaciones
reconoce clara e insistentemente que el causante de la catástrofe ha sido el propio Yahvé;
que los enemigos, en definitiva, no han sido más que el instrumento utilizado
deliberadamente por él. Yahvé ha castigado a Sion por su continua rebeldía, el día del
incendio de su ira.
En la obra existe un doloroso mundo de conflictos psicológico-religiosos y sociopolíticos.
El autor (o autores) del libro se erige en portavoz de la conciencia colectiva. Abunda el
material léxico acerca de la culpa, pero no del perdón. Al sentimiento de culpa por parte del
pueblo viene a sumarse su conciencia de ser objeto de la cólera de Yahvé. Otro sentimiento
palpable a lo largo de esta obra es el del rechazo. El israelita se siente repudiado y olvidado
por Yahvé. El pueblo abandonado, aunque es consciente de su culpa, sabe que Yahvé no
cierra los oídos a las súplicas. Existe una idea de enemistad para con los extranjeros, y una
reserva de amistad con Dios. Así mismo, la idea de acoso, como el que s ele hace a un
animal, está presente. El pueblo se siente también objeto de profanación y de escarnio. Pero
lo que más sorprende del léxico de Lamentaciones es la abundancia de vocabulario relativo
al expolio y la destrucción de que han sido objeto Jerusalén y el pueblo en su conjunto. Es
rico en el vocabulario del destierro y de tristeza. El pueblo en ruinas se ve sumido en el
duelo; sólo le queda el recurso a la lamentación, en espera de que Yahvé se apiade y les
consuele.
El libro de las Lamentaciones está formado por cinco composiciones poéticas,
correspondientes a sus cinco capítulos, con los versos estructurados alfabéticamente. Las
cuatro primeras son acrósticos; la quinta es simplemente alfabética. En su interior se
encuentran lamentaciones y legías, poemas, liturgia de lamentación, elegía política, que se
usaban durante una liturgia anual acompañada de ayuno público en conmemoración de la
caída de Jerusalén.
Los componentes ideológicos y el ámbito institucional que los justifican son: la crisis por la
destrucción de Jerusalén, los excesos de los enemigos, el castigo y la esperanza, entre otros.
Las Lamentaciones son también utilizadas en el Nuevo Testamento, particularmente por

Referencia: MORLA ASENSIO, V., Libros sapienciales y otros escritos, Estella (Navarra) 1994. (pp. 493-528)
José Ángel Vidal Esquivia
Teología - Salmos y sapienciales
Mayo 11 de 2022
Jesús, quien llora por Jerusalén, pero dista del Antiguo Testamento, en tanto que Jesús se
compadece por encima de la ira de Dios que ha hecho necesaria la catástrofe.

Referencia: MORLA ASENSIO, V., Libros sapienciales y otros escritos, Estella (Navarra) 1994. (pp. 493-528)

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