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CASO Nº : 1406010602-2020-106-0.

INVESTIGADA : José Andrés Valente Quispe (16) y otro.


ACTO INFRACTOR : Resistencia o desobediencia a la autoridad.
AGRAVIADO : El Estado Peruano.
PROCEDE : Comisaria PNP de Familia de Abancay.

RESOLUCIÓN FISCAL Nº 12 - 2021-MP-2da.FPCF-


ABANCAY
ARCHIVO DEFINITIVO .

Abancay, treinta de diciembre


de dos mil veinte.
Sumilla: Siguiendo esta línea de interpretación, el
archivo liminar es aplicable en el presente caso, pues los
hechos puestos en conocimiento de esta Fiscalía de
Familia no han encontrado tipicidad en alguna norma
penal; por lo tanto, al no existir hecho penalmente
relevante que amerite ser investigado, el presente caso
debe ser rechazado de plano. Al respecto, debemos
indicar que el rechazo liminar de una denuncia es una
alternativa a la que sólo cabe acudir cuando no exista
margen de duda respecto de su improcedencia, es decir,
cuando de una manera manifiesta no reúne las
características propias del elemento objetivo del algún
tipo penal, lo cual conduce a que la misma sea rechazada,
pues se encuentra condenada al fracaso y que a su vez
restringe la atención oportuna de otras denuncias que
merecen un pronunciamiento urgente sobre el fondo. De
este modo, si existen elementos de convicción o indicios
que admitan un razonable margen de debate o discusión,
la aplicación de la figura del rechazo liminar resultará
impertinente, lo que no se ha advertido en el presente
caso”.

VISTO:
El Acta de Intervención Policial remitida por la
Comisaria PNP de Familia de Abancay, que contiene los resultados de la
investigación preliminar seguida contra los adolescentes JOSÉ ANDRES VALENTE
QUISPE (16)1, MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA ROMERO TEVEZ y KEVIN
PINO PEREZ (17)2, por la presunta comisión del delito contra la Administración
Pública, en la modalidad de Violencia y Resistencia a la Autoridad, sub tipo
RESISTENCIA O DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD, en agravio del Estado,
1
Representada por su progenitora Gabina Quispe.
2
Representado por su progenitora Soledad Pérez.
representado por el Ministerio del Interior, y contra la Salud Pública, en la modalidad
de Contaminación y Propagación, sub tipo VIOLACIÓN DE MEDIDAS
SANITARIAS, en agravio del Estado, a través del Ministerio de Salud; y,

CONSIDERANDO:

I.- DE LOS HECHOS MATERIA DE


INVESTIGACIÓN:
1.1. De la revisión y estudio de los recaudos que fueron
remitidos a esta Fiscalía de Familia, se advierte que el inicio de la presente
investigación se origina con la intervención de la que fueron objeto los menores
JOSÉ ANDRES VALENTE QUISPE (16), MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA
ROMERO TEVEZ y KEVIN PINO PEREZ (17), quienes el pasado 11 de abril de 2020,
al promediar las 12:00, fueron detenidos por agentes policiales que prestaban el
servicio de patrullaje, cuando se encontraban transitando por la Av. Venezuela Nº
102 de la ciudad de Abancay, quienes a bordo de sus respectivas unidades
vehiculares aprehendieron a los citados menores en circunstancias en que estos
transitaban por la precitada avenida, ello debido a que éstos no contaban con sus
respectivos “pases especiales de tránsito”, el cual constituía un requisito para poder
transitar libremente por las calles de la ciudad de Abancay y el territorio nacional, al
encontrarse en vigencia el Decreto Supremo Nº 044-2020-PCM., -ampliado
temporalmente mediante los Decretos Supremos Nº 051-2020-PCM, Nº 064-2020-PCM.,-
mediante el cual el gobierno nacional declaró el estado de emergencia nacional,
disponiéndose una serie de restricciones, como consecuencia del brote del COVID-
19, decretándose, entre otras cosas, la inmovilización social obligatoria de todas las
personas en sus domicilios, permitiéndose únicamente la prestación de servicios y
bienes esenciales, previo trámite del “pase especial de tránsito” conforme a lo
dispuesto en la Resolución Ministerial Nº 304-2020-IN., mediante el cual se aprobó
el protocolo para la implementación de las medidas que garanticen el ejercicio
excepcional del derecho a la libertad de tránsito en el marco del estado de
emergencia.

II.- DE LA INFRACCIÓN PENAL OBJETO DE


INVESTIGACIÓN:

2.1. Realizada la calificación respectiva de los hechos


precedentemente detallados, podemos advertir que en atención a las circunstancias
descritas –relacionadas principalmente a la eventual violación de las medidas sanitarias y
al incumplimiento de las restricciones libertad de tránsito como consecuencia de la
declaración del estado de emergencia por parte de los menores intervenidos- los sucesos
materia de imputación, podrían subsumirse -preliminarmente- en la descripción típica
prevista en el primer párrafo del artículo 292º y 368º respectivamente del Código
Penal vigente, cuyos textos normativos prescriben literalmente lo siguiente:

Artículo 292.- Violación de medidas sanitarias

El que viola las medidas impuestas por la ley o por la


autoridad para la introducción al país o la propagación de
una enfermedad o epidemia o de una epizootía o plaga, será
reprimido (…).

Artículo 368.- Resistencia o desobediencia a la autoridad


“El que desobedece o resiste la orden legalmente impartida
por un funcionario público en el ejercicio de sus
atribuciones, salvo que se trate de la propia detención, será
reprimido (...)” (énfasis añadido).

III.- ANÁLISIS Y RAZONAMIENTO DEL CASO


EN CONCRETO:

3.1. Habiendo realizado una subsunción preliminar de


los hechos en los tipos penales transcritos precedentemente, resulta importante
señalar que al existir una intervención policial en la que se encuentran involucrados
cuatro (04) menores de edad, el análisis de responsabilidad en relación a cualquier
sindicación que se haga eventualmente contra éstos, deberá partir de la elemental
premisa de que todo niño, niña o adolescente al que se le atribuya un hecho por la
comisión u omisión de un hecho que pueda representar una infracción a la ley penal,
estará ineludiblemente revestido –desde la etapa inicial de investigación- de la garantía
constitucional de “presunción de inocencia”, derecho que tiene a fin de no ser considerado
culpable, en tanto no se pruebe su responsabilidad , debiendo señalarse que dicha garantía
no solo erige como uno de los principios generales que guían la administración de
justicia -sino que en el caso específico de menores en conflicto con la ley penal- se
encuentra incluso reconocido con mayor notoriedad por la normativa internacional,
muestra de ello es que el numeral 2) del artículo 40° de la “CONVENCIÓN SOBRE
LOS DERECHOS DEL NIÑO”, preceptúa precisamente como una de las tantas
garantías a favor de los menores, la referida garantía, señalando sobre el particular, lo
siguiente: “(…) b) Que a todo niño del que se alegue que ha infringido las leyes
penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice, por lo
menos, lo siguiente: i) Que se lo presumirá inocente mientras no se pruebe su
culpabilidad conforme a la ley. (…)” (énfasis añadido); entonces, ello supone que una
eventual investigación y consiguiente promoción de la acción penal ante el órgano
judicial, para enmarcarse dentro de dicha garantía, deberá estar sustentada sobre la
base de elementos de convicción que permitan arribar a una real certeza, sin un ápice
de duda, respecto a la acreditación, no solo de la comisión del injusto penal
presuntamente cometido, sino también, aquella que demuestre indubitablemente la
responsabilidad penal de su autor y/o participes, lo que implica lógicamente que la
duda y aún su probabilidad, descartarán la imposición de una posible sanción, toda
vez que ante una situación de incertidumbre material respecto a un determinado
hecho, siempre primara la presunción de inocencia del menor.

3.2. Por otro lado, resulta provechoso agregar, que si


bien los adolescentes cuya edad va entre los catorce (14) y los dieciocho (18) años
de edad, son inimputables ante el sistema de justicia penal ordinario; sin embargo,
ello no significa de modo alguno que se encuentren exentos de responsabilidad penal
ante la comisión u omisión de un hecho catalogado como delito, pues, lo cierto es
que, los menores si son pasibles de ser sometidos a un proceso judicial 3, el cual
obviamente difiere del sistema de justicia ordinario, pues los menores son
responsables frente al sistema de administración de justicia juvenil; por ende, tienen
una responsabilidad penal especial4, ello en razón a su particular estado de
desarrollo. En efecto, ello es así en la medida en que el actual proceso de
administración de justicia, rompe con el mito que establecía que el menor de edad,
era irresponsable absoluto de los delitos o faltas que eventualmente llegase a cometer
(lo que en el caso de dichos menores tiene la denominación de infracción a la ley
penal). En esta línea de ideas, debemos destacar que el proceso de atención del
adolescente infractor presenta características especiales en el que, si bien será
juzgado por su autoría o participación en un hecho punible tipificado como delito o
falta en la ley penal, al ser declarado como tal, no se le impondrá una pena, sino una
medida socio educativa, debiendo enfatizar que dicha imposición estará supeditada
siempre a que exista certeza de su responsabilidad, lo cual traerá como contrapartida
el desvanecimiento del derecho a la presunción de inocencia que le asiste al menor
como a cualquier otra persona.

3.3. Pues bien, ubicándonos en el contexto en el que se


habrían suscitado los hechos, se tiene que las circunstancias relativas al suceso que
dio origen al presente pronunciamiento, las encontramos básicamente en el acta de
intervención policial de suscrito por el S.O.3 Shadam Warthon Quintanilla, quien en
su condición de efectivo policial de la Comisaría PNP de Abancay, puso de
manifiesto la intervención de la que fueron objeto los adolescentes JOSÉ ANDRES
VALENTE QUISPE (16), MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA ROMERO TEVEZ y
KEVIN PINO PEREZ (17), quienes fueron detenidos y posteriormente conducidos a la
Comisaría PNP de Familia de Abancay luego que estos se encontraran transitando el
pasado 11 de abril de 2020, por inmediaciones de la Av. Venezuela de la ciudad de
Abancay; así se tiene que la intervención de los menores en mención hallaría su
justificación en el hecho de que aquellos habrían incumplido la medida de
aislamiento social obligatorio dictada por el Gobierno Central, por lo que en efecto
no solo habrían incumplido las medidas sanitarias establecidas, sino que habrían
desobedecido las normas establecidas mediante el Decreto Supremo Nº 044-2020-
PCM., -y las posteriores normas de ampliación del período de aislamiento-.

3.4. Con base en dicha premisa fáctica, resulta claro


que los ilícitos que deberán ser materia del presente pronunciamiento corresponderán
a los tipos previstos en los artículos 292º y 368º del Código Penal respectivamente,
los cuales tipifican las infracciones penales de VIOLACIÓN DE MEDIDAS
SANITARIAS y RESISTENCIA O DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD. Dicho ello,

3
Lo dicho confirma la posición seguida por el Código de Responsabilidad Penal del Adolescente, que en su artículo I del
Título Preliminar establece lo siguiente: “El Adolescente entre catorce (14) y menos de dieciocho (18) años de edad, es
sujeto de derechos y obligaciones, responde por la comisión de una infracción en virtud de una responsabilidad penal
especial, considerándose para ello su edad y características personales” (énfasis añadido).
4
“[E]l adolescente tiene una responsabilidad penal especial, tiene imputabilidad especial y, por ende, puede ser culpable,
esta conclusión hace que le apliquemos al adolescente las conductas descritas en el Código Penal de adultos, por el
principio de legalidad, pero que su responsabilidad es probada en un proceso especial, y en su caso la medida a aplicarse
no es punitiva como el derecho penal de adultos, si no netamente resocializadora” (énfasis añadido). [En: HERRERA
GUERRERO, Mercedes y NUÑEZ MASIAS, Nadia. “LA RESPONSABILIDAD PENAL DEL ADOLESCENTE”. 1era edición,
Lima: Pacifico Editores S.A.C, 2019, página 67].
y a efectos de realizar un pronunciamiento adecuado del presente caso, procederemos
en las siguientes líneas a analizar independientemente cada figura; en esta medida
corresponde verificar la configuración de los ilícitos imputados, así como la
responsabilidad de los menores intervenidos; siendo ello así, se tiene que a la luz de
los hechos descritos, los puntos a resolverse en la presente investigación, deberán
enfocarse en los siguientes aspectos: a) Evaluar, si en el presente caso los menores
JOSÉ ANDRES VALENTE QUISPE (16), MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA
ROMERO TEVEZ y KEVIN PINO PEREZ (17) violaron las medidas impuestas por el
gobierno central a través del Decreto Supremo Nº 044-2020-PCM., -ampliado
temporalmente mediante los Decretos Supremos Nº 051-2020-PCM, Nº 064-2020-PCM.,- a
consecuencia del brote del COVID-19 y si este incumplimiento tiene la suficiente
relevancia para penal ser subsumido en el ilícito de violación de medidas sanitarias
[primer punto]; b) Establecer, si los referidos menores desobedecieron el mandato
previsto en el referido decreto supremo y si igualmente dicho comportamiento puede
subsumirse en el ilícito de resistencia o desobediencia de la autoridad [segundo
punto]; y, c) Determinar, la pertinencia de una investigación o la emisión de un
pronunciamiento liminar [tercer punto].

3.5. Pues bien, con la fijación de las aristas a resolverse


en el presente caso, abordaremos el primer punto, el cual nos lleva a evaluar si la
conducta de los menores intervenidos, en el sentido de transitar por una de las aveni-
das de la ciudad de Abancay resulta penalmente relevante y consecuentemente puede
ser subsumido en el tipo penal de VIOLACIÓN DE MEDIDAS SANITARIAS, previsto
en el artículo 292° del Código Penal; así pues, en relación a los presupuestos para la
configuración de dicho ilícito, según la doctrina autorizada, el mismo se trata de un
delito común, cuyo bien jurídico tutelado es la salud pública, se trata de un bien jurí-
dico supraindividual o colectivo, el cual “supone la protección de intereses que invo-
lucran a una colectividad general pero que son indispensables para que individuos
concretos disfruten de esferas de libertad”; por otro lado, en relación a los elementos
de configuración del tipo objetivo, cabe precisar que la conducta típica consiste en
que el sujeto activo viole las medidas impuestas por la ley o por la autoridad para la
propagación de una enfermedad o epidemia o de una epizootia o plaga. En la doctri-
na nacional, Martínez Huamán indica que la conducta típica del mencionado tipo pe-
nal a diferencia de otros actos que van en contra de órdenes (obligaciones) impartidas
por la autoridad, como en el supuesto de la “desobediencia “ o “ impedir”, se requie-
re un acto con una mayor gravedad, pues nos encontramos ante una conducta que re-
viste un total desacuerdo contra lo ordenado por la autoridad o la ley; subraya el cita-
do autor que, lo central es infringir el deber general impuesto en las medidas sanita-
rias, resultando irrelevante si la misma se realiza de forma comisiva u omisiva.

3.6. En ese sentido, debemos precisar que la realización


de la conducta típica no sólo se agota en la violación de las medidas impuestas por la
ley o por la autoridad, sino que también requiere para su configuración que el sujeto
activo haya tenido la capacidad para propagar la enfermedad o epidemia o de una
epizootia o plaga, a una o más personas, poniendo así potencialmente en peligro la
salud pública; por tanto, sólo cuando de las proposiciones fácticas se permita estable-
cer que el sujeto agente ha realizado tal acción, sólo así, será posible la creación de
un riesgo no permitido idóneo que potencialmente ponga en peligro el bien jurídico
salud pública y de esta manera determinar si se ha realizado el comportamiento típico
previsto en el artículo 292° del Código Penal.

3.7. Por otro lado, la imputación subjetiva de este ilícito


penal requiere que el sujeto activo al momento de efectuar la conducta típica tenga
conocimiento efectivo de que con su comportamiento viola medidas impuestas por la
ley o por la autoridad y que tiene la capacidad para propagar una enfermedad o epi-
demia o una epizootia o plaga; es decir, sólo se admite una imputación dolosa sin
exigir ningún elemento subjetivo adicional al dolo, esto es, no consideramos correcto
interpretar que este tipo penal sea considerado delito de intención. Asimismo, resul-
tará atípica una imputación culposa, por cuanto la misma no ha sido prevista expresa-
mente en el tipo penal previsto en el artículo 292° del Código Penal, y nuestro orde-
namiento jurídico conforme lo estable el artículo 12° del Código Penal, requiere que
la sanción por culpa este prevista taxativamente en la norma penal. Con base en di-
cha premisas sustanciales, es válido afirmar que desde una perspectiva objetiva, el
referido tipo penal para su configuración exigirá de la concurrencia ineludible de los
siguientes supuestos: a) que la violación se dé en un contexto de medida sanitaria; b)
que exista la posibilidad latente de propagar una enfermedad epidemia, epizootia o
plaga; c) que exista una orden expresa proveniente dela autoridad competente para
establecer las medidas sanitarias; y, d) la existencia de una norma (complemento le-
gal) con el fin de determinar la infracción o violación.

3.8. Desde esta perspectiva conceptual, corresponde


examinar ahora no solo si los hechos que motivan el presente pronunciamiento se
subsumen en el delito de violación de medidas sanitarias, sino si existen elementos
de convicción que permitan acreditar la realización de la conducta típica, específica-
mente en lo concerniente al cumplimiento del elemento objetivo del tipo relacionado
a “propagación de una enfermedad o epidemia o de una epizootía o plaga”, pues res-
pecto a la concurrencia del elemento objetivo de “violación de medidas sanitarias im-
puestas por ley o la autoridad” creemos que no existe mayor controversia, en tanto de
una revisión a los actuados nos permite afirmar con meridiana claridad que el mismo
sí concurre en el presente caso, al verificarse que al momento de la intervención de
los menores JOSÉ ANDRES VALENTE QUISPE (16), MIGUEL TAYA SARAYSE, NIL-
DA ROMERO TEVEZ y KEVIN PINO PEREZ (17), se encontraba en vigencia el De-
creto Supremo Nº 044-2020-PCM., con el que se dispusieron una serie de restriccio-
nes, entre ellas las vinculadas a las medidas sanitarias con el fin de evitar la propaga-
ción del COVID-19, el mismo que en su artículo 4° imponía la obligación a todos los
ciudadanos de no transitar por la vía pública, a excepción de casos expresamente pre-
vistos.

3.9. Con base en lo anterior, se advierte que el com-


portamiento desplegado por los precitados adolescentes sí ha violado las medidas im-
puestas por el Gobierno Nacional, las cuales limitaban temporalmente el ejercicio del
derecho a la libertad de tránsito durante el Estado de Emergencia Nacional, generan-
do una obligación para todos los ciudadanos de no transitar por la vía pública; por
cuanto, en el caso en concreto no se aprecia que los denunciados se hayan encontrado
inmersos en alguna de las causales que justifican excepcionalmente el ejercicio del
derecho a la libertad de tránsito, mencionadas en el considerando anterior. En este or-
den de ideas, corresponde analizar ahora si se cuentan con elementos de convicción
suficientes que permitan verificar que los denunciados al momento de los hechos
contaban con la capacidad para propagar la enfermedad del COVID-19 a la colectivi-
dad; debiendo indicar que no, puesto si bien los adolescentes en mención violaron las
normas impuestas por ley, no se ha demostrado que al momento de los hechos, los
referidos menores efectivamente hayan sido portadores de la enfermedad del CO-
VID-19, de ahí que al no haber tenido la capacidad de propagar la mencionada enfer-
medad a la colectividad, no hayan puesto en peligro la salud pública; por lo demás,
debemos indicar que los menores tampoco incrementaron el peligro de contagio o
eventual propagación con el incumplimiento de los protocolos de seguridad, como
sería el hecho de por ejemplo no portar mascarillas, lo que tampoco se ha demostra-
do; consecuentemente, no resulta suficiente que los menores no hayan portado sus
respectivos pases especiales de tránsito; por lo tanto, en este primer punto, nos en-
contramos ante una conducta que carece de relevancia penal, al no presentarse en la
actuación de los adolescentes intervenidos todas las exigencias del tipo penal materia
de análisis, corresponde disponer el archivo liminar del presente caso.

3.10. Dilucidado dicho aspecto, resulta ahora necesa-


rio referirnos al segundo punto, el cual nos llevara a determinar si los menores JOSÉ
ANDRES VALENTE QUISPE (16), MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA ROMERO TE-
VEZ y KEVIN PINO PEREZ (17) desobedecieron el mandato previsto en el referido
decreto supremo y si igualmente dicho comportamiento puede subsumirse en el ilíci-
to de resistencia o desobediencia de la autoridad; al respecto, corresponde precisar en
línea de principio que el bien jurídico tutelado en el referido ilícito es el normal y co-
rrecto funcionamiento de la administración pública, el cual encuentra su interés con-
creto en una etapa ex post de la función pública, vale decir, el núcleo de disvalor se
centra en la etapa ya ejecutiva de la orden funcionarial. Así, se tiene que el tipo penal
que nos ocupa contiene dos modalidades delictivas integradas en un solo tipo penal:
a) La desobediencia a una orden impartida por funcionario público; y b) La resisten-
cia a una orden impartida por funcionario público; debiendo precisar que en el pre-
sente caso -en atención a las circunstancias fácticas descritas al inicio de la presente resolu-
ción- se evaluara únicamente la primera modalidad.

3.11. Siguiendo lo anterior, importa señalar que en


ambas modalidades es requisito esencial para la configuración, la existencia de una
orden emitida por un funcionario en el ejercicio de las atribuciones propias del cargo,
siendo la orden el mandato de carácter intimidatorio de cumplimiento obligatorio que
debe ser acatado y observad, el cual además debe legal, resultando indiferente que
sea justa o injusta para el destinatario; por otro lado, la orden debe ser expresa, con-
creta y sin ambigüedades, y finalmente debe estar puesta en conocimiento del desti-
natario de forma precisa, conminándolo a hacer o dejar de hacer algo, siendo su con-
tenido posible de realización; por lo tanto, no son típicas las órdenes genéricas y va-
gas. Lo dicho se encuentra apoyado por la ejecutoria recaída en el Exp. Nº 1394-98,
en el que la Corte Suprema de Justicia dejo en claro que al tratarse de un delito de
omisión, este se caracteriza por la existencia de tres requisitos: a) una obligación o
deber de actuación en el sujeto activo; b) el no cumplimiento de dicho deber u obli-
gación, y; c) la posibilidad de haberla cumplido. Dicho ello, desobedecer supondrá el
desacato de la orden impartida, cuya descripción típica consistirá en que el agente
desobedezca el cumplimiento de una orden emanada por un funcionario público en
ejercicio de sus funciones, resultando en este punto de análisis útil la opinión del au-
tor nacional Fidel Rojas Vargas, quien al analizar el injusto penal precisa que: “los
verbos rectores son: Desobedecer y resistir, para cuya modalidad es requisito esen-
cial la existencia de una orden dada en el ejercicio de las atribuciones propias del
cargo de funcionario, la orden impartida es requisito fundamental para que los actos
del sujeto activo del delito sean reputados subsumidos en la tipicidad del delito tanto
en su modalidad desobediencia o resistencia es que exista una orden, no una simple
citación, declaración, petición o notificación no conminatoria, una orden que tiene
que ser notificada a su destinatario, la omisión de este requisito no permite confi-
gurar delito” 5(énfasis añadido).

3.12. En este orden de razonamiento, para que se con-


crete materialmente la “desobediencia”, ésta debe estar dirigida a una orden dada
previamente por un funcionario público; consiguientemente, no constituirá desobe-
diencia cualquier incumplimiento de la orden, pues esta deberá reunir una serie de re-
quisitos, los cuales según Manuel Abanto Vásquez, serán los siguientes: “a) La or-
den contra la que se dirige la desobediencia debe ser orden concreta y directa, b)
Debe ser legal, es decir, la orden debe ser dada por un funcionario en virtud de sus
atribuciones, c) No debe tener otra regulación legal específica, d) Debe ser por lo
menos notificada a su destinatario. Si se tratara de una orden verbal, tiene que ser
directa, e) Debe existir una conminación previa en una resolución y otra que haga
efectivo el apercibimiento previo”.

3.13. Sentadas estas premisas y yendo al caso concre-


to, debemos concluir que tampoco se habría configurado el tipo penal de desobedien-
cia a la autoridad, pues aun cuando los adolescentes JOSÉ ANDRES VALENTE
QUISPE (16), MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA ROMERO TEVEZ y KEVIN PINO
PEREZ (17), hayan sido objeto de una intervención al no respetar las restricciones im-
puestas por el gobierno central, ello no resulta suficiente, dado que no desobedecie-
ron la orden efectuada por un funcionario, debiendo sumarse a ello la inexistencia de
algún requerimiento previo que contenga un apercibimiento; debiendo recordar que
para la configuración del ilícito penal materia de pronunciamiento, debe verificarse
la existencia de una conminación previa, en el sentido de acreditarse aquella adver-
tencia mediante el cual un funcionario público le requiere previamente al agente a
que cumpla la orden, bajo apercibimiento de ser denunciado por el delito de resisten-
cia o desobediencia a la autoridad; en este mismo sentido, debe verificarse la efecti-
vización del apercibimiento, el cual consiste en el anunció que le hace un funciona-
rio al destinatario de la decisión de hacerse efectivo el apercibimiento previo; aspec-
tos que no se advierten en el presente caso.

3.14. Sin perjuicio de lo anterior, cabe señalar que si

5
ROJAS VARGAS, Fidel. “DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA”, cuarta edición, editorial “Grijley”, enero
2007, página 1005.
bien los precitados adolescentes incumplieron la medida de aislamiento social obli-
gatorio dictado por el gobierno central; no obstante, para determinar si dicha conduc-
ta se adecua al delito antes mencionado, se debe verificar -previamente- si las normas
emitidas con las cuales se impusieron dichas restricciones establecieron los respecti-
vos apercibimientos, debiendo precisar que ello no sucedió en el presente caso, pues
una revisión del Decreto Supremo Nº 044-2020-PCM., y los Decretos Supremos Nº
051-2020-PCM, Nº 064-2020-PCM.,- permiten asegurar ello, advirtiéndose en todo caso
prohibiciones de carácter declarativo, de ahí que la sola desobediencia de una ley, no
suponga la desobediencia a una orden impartida por una autoridad, establecer lo con-
trario supondría que todas las infracciones a leyes de distinta naturaleza, serían consi-
deradas como delito de desobediencia a la autoridad, lo cual no resulta plausible,
pues constituye requisito fundamental que el mandato sea expreso y sin ambigüeda-
des; por ende, los hechos que sustentaron el presente caso tampoco resultan relevan-
tes penalmente, por lo que en este extremo corresponde disponer igualmente el archi-
vo liminar. En ese orden de ideas, resulta propicia la oportunidad para señalar que la
vía penal no es una instancia a la que se tenga que recurrir de manera indiscriminada,
ya que merced al principio de mínima intervención, subsidariedad y sobre todo de
última ratio, el Derecho Penal desarrolla a través de sus sanciones una labor de
carácter subsidiario o secundario, ya que es un medio de control social del cual
dispone el Estado para garantizar la pervivencia de la sociedad, requiriendo su
intervención únicamente cuando los otros medios menos gravosos para el individuo
hayan sido insuficientes.

3.15. Como tercer nivel de análisis, compete referirse


al archivo liminar del presente caso, el cual fue decidido en función a la evaluación
de los hechos; así pues, resulta importante destacar que la decisión por parte de este
Despacho Fiscal de no iniciar ninguna investigación en el presente caso, encuentra
sustento en el hecho de que mediante dicha institución se busca ahorrar recursos al
sistema cuando, desde un principio, no existe expectativa razonable de éxito para la
persecución penal de un determinado hecho que reviste caracteres de delito y se
han superado los controles que la ley establece para evitar su utilización abusiva. En
esta orientación, se debe precisar que se entiende por archivo liminar “aquel archivo
que se dispone de la sola lectura o evaluación de la noticia criminal contenida en la
denuncia, más sus anexos si los tuviera. Este singular archivo solo es posible si el
hecho que se describe en la denuncia no reúne las características propias del
elemento objetivo del algún tipo penal, no pudiendo pronunciarse sobre la existencia
o inexistencia del hecho (salvo que se tratara de un hecho notoriamente imposible),
ni sobre la antijuricidad ni culpabilidad del imputado (…)” 6. En esta misma línea de
pensamiento, el ex Fiscal de la Nación Pablo Sánchez Velarde señala que: “el Fiscal
también puede denegar la denuncia archivándola de plano cuando no se satisfacen
los presupuestos del tipo penal (…), es decir si el caso denunciado carece de los
presupuestos mínimos del tipo penal o su contenido es de naturaleza distinta, se
puede rechazar de plano”7.

6
ALARCON SOLIS, Francisco. “APUNTES SOBRE EL ARCHIVO LIMINAR”. En: Actualidad Penal. Volumen N°
05. Instituto Pacifico S.A.C. Lima, noviembre, 2014. página 180.
7
SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. “EL NUEVO PROCESO PENAL”. Ideosa Editores, Lima, 2009. página 94.
3.16. En concordancia con lo precedentemente
expuesto, debemos precisar que el inciso c) del artículo 204° del Código de los Niños
y Adolescentes establece expresamente que el Fiscal de Familia en mérito a las
diligencias ordenara el archivamiento, si considera que el hecho no constituye
infracción. Bajo esta perspectiva resulta oportuno señalar que este supuesto supone
que los elementos de convicción ofrecidos en la denuncia o aquellos que fueron
recabados en la realización de las diligencias preliminares, no son suficientes para
advertir la concurrencia de indicios y/o elementos de prueba que hagan verificar la
presencia de los elementos objetivos y subjetivos del tipo penal que se invoca,
convirtiendo a los hechos en atípicos.

3.17. Siguiendo esta línea de interpretación, el


archivo liminar es aplicable en el presente caso, pues los hechos puestos en
conocimiento de esta Fiscalía de Familia no han encontrado tipicidad en alguna
norma penal; por lo tanto, al no existir hecho penalmente relevante que amerite ser
investigado, el presente caso debe ser rechazado de plano. Al respecto, debemos indi-
car que el rechazo liminar de una denuncia es una alternativa a la que sólo cabe acu-
dir cuando no exista margen de duda respecto de su improcedencia, es decir, cuando
de una manera manifiesta no reúne las características propias del elemento objetivo
del algún tipo penal, lo cual conduce a que la misma sea rechazada, pues se encuen-
tra condenada al fracaso y que a su vez restringe la atención oportuna de otras denun-
cias que merecen un pronunciamiento urgente sobre el fondo. De este modo, si exis-
ten elementos de convicción o indicios que admitan un razonable margen de debate o
discusión, la aplicación de la figura del rechazo liminar resultará impertinente, lo que
no se ha advertido en el presente caso.

Por los fundamentos jurídicos y facticos descritos pre-


cedentemente, de conformidad con la normatividad del Código de Niños y Adoles-
centes, concordante con el artículo 12° y 96°-A numeral 4° de la Ley Orgánica del
Ministerio Público, esta Segunda Fiscalía Civil y de Familia de Abancay;

RESUELVE:

PRIMERO.- Declarar IMPROCEDENTE promover


acción penal contra los adolescentes JOSÉ ANDRES VALENTE QUISPE (16),
MIGUEL TAYA SARAYSE, NILDA ROMERO TEVEZ y KEVIN PINO PEREZ (17),
por la presunta comisión del delito contra la Administración Pública, en la modalidad
de Violencia y Resistencia a la Autoridad, sub tipo RESISTENCIA O
DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD, en agravio del Estado, representado por el
Ministerio del Interior, y contra la Salud Pública, en la modalidad de Contaminación
y Propagación, sub tipo VIOLACIÓN DE MEDIDAS SANITARIAS, en agravio del
Estado, a través del Ministerio de Salud.

SEGUNDO.- Disponer el ARCHIVO DEFINITIVO


del presente caso, por la presunta comisión del delito contra la Administración
Pública, en la modalidad de Violencia y Resistencia a la Autoridad, sub tipo
RESISTENCIA O DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD, en agravio del Estado,
representado por el Ministerio del Interior, y contra la Salud Pública, en la modalidad
de Contaminación y Propagación, sub tipo VIOLACIÓN DE MEDIDAS
SANITARIAS, en agravio del Estado, a través del Ministerio de Salud, seguido
contra los adolescentes JOSÉ ANDRES VALENTE QUISPE (16), MIGUEL TAYA
SARAYSE, NILDA ROMERO TEVEZ y KEVIN PINO PEREZ (17).

TERCERO.- Disponer la ANULACIÓN de las


anotaciones o registros generados en el Sistema de Información de Apoyo al Trabajo
Fiscal – SIATF, con ocasión de la generación de la Carpeta Fiscal signada con el
CASO Nº 1406010602-2020-106-0, conforme se tiene dispuesto en la Directiva
General Nº 001-2017-MP-FN, una vez consentida quede la presente.

CUARTO.- Disponer la NOTIFICACIÓN de la


presente resolución a las partes a través de sus progenitores, en sus domicilios
señalados en autos. H.S.

&/JDSG

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