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INICIACIÓN AL DESIERTO.

ACTUALIDAD Y NECESIDAD
DEL SILENCIO
Pablo D ’Ors*

Desde hace unos años ofrezco a cre- más allá de nuestros pensamientos Setenta por ciento son mujeres y el
y sentimientos, de nuestras emocio- otro treinta, varones; casi todos entre
semana para iniciarse y profundizar nes, necesidades y deseos. Cultivar los 40 y 60 años; la inmensa mayoría
en la meditación y el silencio interior. el silencio es –y por eso he aceptado no son católicos practicantes, pero
Tras haber explicado las pautas más escribir este artículo– una auténtica más de la mitad se considera cristia-
elementales para el silenciamiento a revolución.
miles de personas y haberme entre- Unas treinta personas acuden sí mismos como buscadores. Nadie
vistado con casi todas ellas puedo - que no sea buscador, acude al silen-
- nes al silencio que he querido llamar cio. El asunto es, obviamente, qué es
mento– que el silencio es hoy nuestra “Amigos del desierto”. Tras un breve lo que andamos buscando.
necesidad más primordial. Esto signi- saludo y unas palabras de bienveni- Para la sorpresa de los asistentes,
da, explico cuáles son las reglas de enseguida me pongo a cantar. Se tra-
nosotros mismos y, en consecuencia, juego para poder vivir una experiencia ta de una poesía de Luis Rosales que
que tampoco sabemos escuchar a los fundante y auténtica. Todos los pre- adapta una de Juan de la Cruz que
demás, puesto que nadie puede dar sentes están ilusionados y expectan- dice así: “De noche, iremos de no-
lo que no tiene. tes. Han acudido por los motivos más che, / que para encontrar la Fuente /
Todos estamos de acuerdo, al variopintos: están en un momento solo la sed nos alumbra”. La actitud
menos en principio y en teoría, que vital de crisis o de cambio; practican del auditorio cambia en el acto por
escuchar es algo capital. Sin embar- yoga o zen, pero echan de menos una completo: han pasado de escuchar-
go, nadie nos ha enseñado. Nadie mayor profundidad; sienten una cier- me con el ceño fruncido a hacerlo
nos ha dicho cómo ejercitarnos en ta insatisfacción en su forma de vivir
la atención. Todos vivimos encerra- el cristianismo; padecen situaciones
dos en nuestro pequeño yo, igno- de estrés laboral o familiar y han oído
rantes de que existe todo un mundo que algo así podría venirles bien… teólogo.

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Todos
buscamos
una fuente
de sentido y
de plenitud, con
independencia de cómo
la llamemos. Y todos nos
acercamos o alejamos de
esa fuente en la exacta
medida de nuestra
sed.

con una suave, o incluso descarada, pretendo que se fomente en esos es ese espacio/tiempo en que no nos
sonrisa. Es normal, nunca he canta- dos días de retiro: la receptividad, la vertemos al exterior, sino en que nos
do demasiado bien. Este cambio se acogida, la actitud discipular. Sin este recogemos por dentro, posibilitando
debe a que han pasado de una acti- talante de aprendiz, no existe el cami- la conciencia de eso que llamamos
tud fundamentalmente mental, que no espiritual. Porque, si el gesto es el mundo y que entendemos por yo.
es la que se asume cuando se asiste a dominio del cuerpo y la palabra el de Tras explicar que cantando cum-
una conferencia, a una sapiencial. El la mente, el silencio es el campo del plimos secretamente nuestra aspi-
intelectual es –así es como yo lo veo– espíritu. Y ello hasta el punto de que ración más profunda, que no es otra
quien quiere penetrar en la realidad; - que la unidad (lo que se ha posibili-
el sabio, por contrapartida, aquel que lidad sin silencio o, más aún, que ex- tado gracias a una sencilla melodía y
permite que la realidad entre en él y perimentar el silencio es tanto como a unas pocas palabras), invito al pú-
le conmueva. entrar en la dimensión espiritual que blico a que cante conmigo. De este
Pues bien, eso mismo es lo que constituye al ser humano. El silencio modo, no soy el único que pierde la

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- importante lo que nos aúna que lo tra sed. El camino que va de esa sed
tación o imagen que salvar, como se hasta esa fuente es nocturno, es de-
posibilita el milagro de la comuni- de ese misterio de la Vida que los cre-
cación. Claro que decir que nuestro yentes llamamos Dios. es el arte de la unidad: pretendemos
principal anhelo es la unidad es tanto En ese pequeño canto sanjuanista unirnos a la luz, por supuesto; pero
como declarar que nuestro principal están las tres palabras clave de la ex- para ello hemos de atravesar algunas
problema es la división o la fractura. periencia del silencio: la fuente, la sed sombras. El silenciamiento o recogi-
Y así es: en nuestro interior estamos y la noche. Porque lo cierto es que to- miento interior, con independencia
divididos (queremos una cosa y su dos buscamos una fuente de sentido de la religión que se profese o sin nin-
contraria); estamos separados y has- y de plenitud, con independencia de -
ta enfrentados con los otros (casi cómo la llamemos. Y porque todos cación. El hombre se realiza cuando
siempre por prejuicios, ideologías o nos acercamos o alejamos de esa es uno sin matar a los muchos que le
fuente en la exacta medida de nues- constituyen, sino dándoles un juego

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Las reglas del juego de nuestras mano, porque nada y todo son, como
iniciaciones al desierto son cuatro. -
El silencio Primera: no hablar. Resulta obvio que ca cosa.
nos reconcilia todo silencio suponga abstenerse La última regla del juego es, desde
con lo que somos del lenguaje oral, pero mi expe-
riencia en la animación de estos
luego, la más difícil, y suelo decirla a
sabiendas de que serán pocos las que
y nos hace mejores. - la seguirán: desconectar los teléfonos
Gracias al silencio so explicitarlo, pues esta primera móviles. Pasar dos días sin comuni-
comenzamos a parecernos consigna es de hecho la primera cación con el exterior es algo, por lo
que se suele olvidar. Buena parte general, superior a nuestras fuerzas.
a quienes realmente
de los asistentes, además, no han Casi nadie sabe estar hoy un rato sin
somos, y esa es la hecho nunca la experiencia de es- conexión a internet; eso es un hecho
mejor de las tar 48 horas sin pronunciar palabra, y indiscutible, como demuestra la in-
noticias. esto constituye casi siempre y para la mediatez con que encendemos nues-
mayoría una grata novedad. tros teléfonos móviles en cuanto ate-
La segunda regla es no gesticu- rrizamos y nos bajamos de un avión.
lar. Aunque parezca increíble, son Y, sin embargo, a mayor conexión con
armónico. El hombre, por el contra- muchos los que creen cumplir con el exterior, menor con el interior. No
rio, sufre y se pierde cuando vive en la es posible estar fuera y dentro de una
fragmentación. comunicándose con los demás me- casa al mismo tiempo. Sin desengan-
Conviene advertir que el silencio diante muecas o gestos. Resulta una charnos de la red, nuestro retiro del
que la meditación propicia no es en el advertencia casi infantil, pero la expe- mundo es solo una ilusión.
fondo nada; es algo así como un mar- riencia me dicta una vez más la con- Doy fe de que prácticamente la
co en el que cada uno mete lo que es veniencia de explicitarla. totalidad de cuantos se inician a la
hasta que de pronto ese marco vacío Tercera regla: no leer. Los occi- experiencia del silencio en los Amigos
se convierte en un espejo. Pero lo - del desierto, como probablemente de
que allí vemos, por desgracia, no nos tura con la vida interior, ese ha sido quienes lo hacen por otros métodos
suele gustar y, por ello, desviamos la nuestro error. Ocupando buena par- con el aval de cierta tradición, que-
mirada y comenzamos a decir que el te de la misma, los libros no agotan dan no solo sorprendidos de su capa-
silencio no es lo nuestro. Si perseve- la interioridad. La lectura, además, cidad de resistencia –así la llaman–,
ramos, en cambio, si no huimos de supone un enriquecimiento para la sino de los efectos que produce en el
lo prosaico que en primera instancia mente, pues por su medio nos abas- alma humana, que inesperadamen-
nos ofrece el silenciamiento, tal vez tecemos de imágenes e ideas. Pero el te se esponja y alegra, y ello hasta el
entonces llegue el día en que ese es- silencio no busca la riqueza interior, punto de propiciar una cierta relaja-
pejo se convierta en una ventana y en sino precisamente la pobreza, lo que ción de las facciones.
el que descubramos, maravillados, en el budismo se llama vaciamiento El silencio hace milagros, aunque
que hay todo un paisaje y un horizon- y en el cristianismo olvido de sí. Los no naturalmente en dos días y para
te por contemplar. Que somos más meditadores no nos ejercitamos en siempre. El silencio nos reconcilia
de lo que pensábamos. Que la vida el silencio para llenarnos, sino justa- con lo que somos y nos hace mejores.
no es solo sota, caballo y rey, sino mente para vaciarnos y así, vacíos, Gracias al silencio comenzamos a pa-
toda una baraja. Que detrás del re- experimentar esa sed primordial que recernos a quienes realmente somos,
cibidor, por dar otra metáfora, había nos acerca a la Fuente. Nos vaciamos y esa es, ciertamente, la mejor de las
todo un castillo por explorar. porque vacío y plenitud se dan la noticias.

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