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Cómo causar una buena primera

impresión a los demás


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1 Qué se entiende por la primera impresión
1.1 ¿Es fácil modificar una primera impresión?
1.2 Con el tiempo ¿cambia la opinión que nos hemos formado sobre
alguien?
1.3 ¿Se puede manipular una primera impresión?
1.4 ¿Es correcta la primera impresión?
1.5 El Efecto Saliencia
1.6 El sesgo hacia lo negativo
1.7 ¿Cómo se forma en nuestro cerebro una primera impresión?

Qué se entiende por la primera impresión


Según parece, tardamos tan sólo una décima de segundo en
formamos un atisbo de primera impresión de la otra persona.
Algunos estudios indican que el tiempo podría ser incluso menor.

En menos de medio minuto la primera impresión ya está


totalmente formada y es muy difícil de cambiar.

Importante: Tienes aproximadamente medio minuto para causar


una buena impresión.

La razón de que los seres humanos nos formemos una primera


impresión en un tiempo tan corto es porque la evolución ha
diseñado nuestro cerebro para tomar este tipo de decisiones de
manera casi instantánea, con el fin de detectar cuanto antes si nos
encontramos ante alguien peligroso y si debemos enfrentarnos a
él o evitarlo.
¿Es fácil modificar una primera impresión?

Se necesita hacer un enorme esfuerzo para contrarrestar una


primera impresión una vez que ya está formada. Salvo en aquellos
casos en los que alguien o algo es muy importante en nuestras
vidas, en general las personas no quieren hacer el esfuerzo que
supone reconsiderar una primera impresión y analizar de nuevo a
la persona que acabamos de conocer. Aún así, la primera
impresión nunca llega a cambiar del todo.

Importante: La primera impresión nunca se llega a cambiar del


todo.

La primera impresión deja una huella tan honda que, ni siquiera


cuando nos dicen que es errónea, cambiamos de opinión. La única
posibilidad de cambiar una primera impresión es hacer que la
información en que se basaba sea revisada bajo un nuevo punto
de vista.

Por ejemplo, si vemos salir a alguien de una casa por la ventana,


interpretamos que se trata de un ladrón y nos causa una muy mala
impresión. Sin embargo, si a continuación vemos salir humo de la
vivienda, interpretamos que en realidad se trataba de alguien
huyendo del fuego y nuestra actitud hacia esta persona cambia
completamente.

Importante: La primera impresión no cambia ni aunque alguien


nos demuestre que era errónea.

Con el tiempo ¿cambia la opinión que nos hemos formado sobre alguien?

El paso del tiempo tan sólo tiende a reforzar la primera impresión.


Esto se produce porque nuestra percepción es selectiva y sólo
prestamos atención a la información que confirma las decisiones
ya tomadas, en este caso, una primera impresión sobre alguien o
algo, obviando todos aquellos datos que las ponen en duda.

Importante: El paso del tiempo sólo refuerza la primera


impresión.

¿Se puede manipular una primera impresión?

Es relativamente fácil manipular una primera impresión facilitando


información errónea sobre alguien. Por ejemplo, si antes de
conocer a alguien, te dicen que es una mala persona, es muy
probable que te cause una mala impresión cuando la conozcas.

Al contrario, si antes de conocerlo te dicen que es una buena


persona, te causará una buena impresión cuando le conozcas, a
pesar de que estamos hablando de la misma persona que en los
dos casos se comporta igual.

Importante: La información previa que tengamos sobre una


persona influye en la primera impresión.

¿Es correcta la primera impresión?


La primera impresión no es siempre la correcta, de hecho, ligeras
variaciones en la expresión de la cara pueden hacer que una
primera impresión sea totalmente distinta. Sin embargo,
hay estudios que han comprobado que, en general, la primera
impresión se corresponde con la realidad.

En concreto, según un reciente estudio de investigación publicado


en el Journal of Personality and Social Psychology, aunque algunas
personas utilicen estereotipos del tipo “todo el mundo intenta
aprovecharse” para valorar a los demás la primera vez que los ven,
la mayoría hacemos una valoración bastante exacta sobre su
manera de ser, ya que interpretamos que se trata de personas que
están en la media. Y como la mayoría estamos en el medio en casi
todos los rasgos de personalidad, es muy probable que estemos
en lo cierto.

Lo que no está tan claro es si cuando nos referimos a una persona


normal y corriente, estamos hablando de lo más abundante o de
lo más deseable, que no son lo mismo, aunque estén muy
relacionados, ya que la mayoría tenemos una personalidad que
nos permite ser socialmente aceptados, un subproducto de la
evolución humana que nos ayuda a la supervivencia.

Por ejemplo, distraerse con frecuencia es algo que asumimos que


le pasa a casi todo el mundo de vez en cuando, pero no tiene una
connotación negativa. Sin embargo, ser desordenado (un rasgo de
personalidad relacionado con ser distraído) es algo que también
asumimos como bastante normal, pero no es precisamente algo
deseable en una persona.

Según los autores del estudio, cuando simplemente vemos a


alguien por primera vez, tendemos a percibir que se trata de una
persona normal y corriente, en el sentido de que su personalidad
coincide con la que se da con más frecuencia, la más abundante.

Sin embargo, cuando tratamos a alguien en persona por primera


vez, generalmente nos llevamos la impresión de que se trata de
una persona normal en el sentido de que su personalidad es a la
vez de las más frecuentes y de las más deseables. Es decir, que
tratar con alguien en persona, por oposición a verlo en un vídeo,
suele causar una impresión más favorable.

Sea o no correcta, lo cierto es que la primera impresión es


determinante a la hora de entablar una relación con los demás.

Como ejemplo de la importancia de la primera impresión en el


mundo de los negocios, se ha comprobado que existe una
relación entre el éxito de una empresa y la primera impresión que
causan sus directivos.

El Efecto Saliencia

Cuando nos presentan a alguien por primera vez prestamos


atención a los estímulos que más destacan, lo que se conoce
como Efecto Saliencia.

Lo que más destaca entre los seres humanos son los estímulos
visuales, especialmente los rasgos de la cara, es decir, su mirada,
su expresión y, en menor medida, sus gestos, la postura del
cuerpo y la ropa que lleva.

Importante: Primero nos fijamos en aquello que destaca.

El sesgo hacia lo negativo

Se ha comprobado que prestamos más atención a los estímulos


negativos que a los positivos, lo que se conoce como en “sesgo
hacia lo negativo”. De hecho, una primera impresión positiva de
alguien puede cambiar fácilmente a causa de un pequeño fallo.

Sin embargo, esto no ocurre al contrario y, una vez que alguien se


ha formado una opinión negativa de otra persona, no es fácil que
la cambie, aunque se le facilite información sobre sus buenas
cualidades.

La razón de este fenómeno, según parece, es que la información


negativa destaca sobre las cosas positivas, que son las más
frecuentes.

También es posible que, en tiempos remotos, percibir lo negativo


sobre lo positivo contribuyera a la supervivencia de la especie, de
ahí que nuestra mente esté sintonizada para percibir lo
negativo de manera inmediata.

Importante: Prestamos más atención a lo negativo que a lo


positivo.

¿Cómo se forma en nuestro cerebro una primera impresión?

La primera impresión se forma principalmente en dos zonas de


nuestro cerebro, la zona donde se generan nuestras emociones
(amígdala) y la zona donde se toman decisiones relacionadas con
el dinero, la que asigna un valor económico a las cosas (la parte
posterior del Gyrus Cinguli).

Es decir, que a la hora de formarse una primera impresión sobre


alguien, nuestro cerebro parece que funciona como una
calculadora, valorando distintos factores hasta llegar a una cifra
global.
Importante: A la hora de formarse una primera impresión sobre
alguien, nuestro cerebro actúa como una calculadora, calculando
el valor global de otra persona.

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