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El capítulo I del Título III regula los requisitos de los actos administrativos,
arts. 34 a 36, que vienen a sustituir a los arts. 53 (LA LEY
3279/1992) a 55 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre (LA LEY
3279/1992) (en adelante LRJPAC). Estos preceptos regulan los
requisitos relativos a la necesaria competencia del órgano que dicte el
acto y la tramitación a través del procedimiento administrativo previsto
(ex art. 34), sin ninguna modificación respecto de la regulación del art.
53 LRJPAC (LA LEY 3279/1992).
De acuerdo con el tenor literal del art. 35.1 de la Ley que comento
serán motivados «con sucinta referencia de hechos y fundamentos de
derecho», además de: «a) actos que limiten derechos subjetivos e
intereses legítimos»; «b) Los actos que resuelvan procedimientos de
revisión de oficio de disposiciones o actos administrativos, recursos
administrativos y procedimientos de arbitraje y los que declaren su
inadmisión». Se elimina aquí la referencia a los actos administrativos que
resuelvan las reclamaciones previas a la vía judicial en concordancia con
la supresión de las mismas por la Ley 39/2015, de 1 de octubre (LA
LEY 15010/2015) dada la escasa utilidad práctica de las mismas,
según la Exposición de Motivos; «c) Los actos que se separen del criterio
seguido en actuaciones precedentes o del dictamen de órganos
consultivos»; «d) Los acuerdos de suspensión de actos, cualquiera que sea
el motivo de ésta, así como la adopción de medidas provisionales
previstas en el artículo 56»; «e) Los acuerdos de aplicación de la
tramitación de urgencia, de ampliación de plazos y de realización de
actuaciones complementarias». El legislador introduce la referencia a la
motivación en los actos que acuerden la realización de actuaciones
complementarias reguladas en el art. 87; «f) Los actos que rechacen
pruebas propuestas por los interesados», que como novedad en la ley,
que no en la jurisprudencia, deben ser motivados. Y ello porque el
legislador está pensando en los procedimientos de carácter sancionador
donde se aplican las garantías del art. 24.2 CE (LA LEY
2500/1978) en el ámbito administrativo y, por tanto, la
Administración está obligada a respetar el derecho fundamental a
utilizar los medios de prueba pertinentes para la defensa, cuya lesión se
produciría con el rechazo carente de toda motivación de las pruebas
propuestas por los interesados; «g) Los actos que acuerden la
terminación del procedimiento por la imposibilidad material de
continuarlo por causas sobrevenidas, así como los que acuerden el
desistimiento por la Administración en procedimientos iniciados de
oficio». Esta exigencia de motivación de los actos administrativos se
justifica por la aplicación del principio de transparencia que, como
sabemos, deben regir la actuación administrativa, y para posibilitar el
control judicial de su adecuación al fin perseguido por la norma, en
definitiva, su respeto al principio de legalidad; «h) Las propuestas de
resolución en los procedimientos de carácter sancionador, así como los
actos que resuelvan procedimientos de carácter sancionador o de
responsabilidad patrimonial». En no pocas ocasiones se ha pronunciado
el Tribunal Constitucional otorgando el amparo por falta de notificación
de la propuesta de resolución cuya motivación es fundamental para la
defensa del interesado (SSTC 70/2008 (LA LEY
86258/2008), 145/2011 (LA LEY 191027/2011) y 169/2012
(LA LEY 154267/2012), entre otras); «i) Los actos que se dicten en el
ejercicio de potestades discrecionales, así como los que deban serlo en
virtud de disposición legal o reglamentaria expresa». Y, finalmente, en el
apartado segundo del art. 35 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre (LA
LEY 15010/2015), se mantiene la obligación de motivar los actos
«que pongan fin a los procedimientos selectivos y de concurrencia
competitiva [que] se realizará [la motivación] de conformidad con lo que
dispongan las normas que regulen sus convocatorias, debiendo, en todo
caso, quedar acreditados en el procedimiento los fundamentos de la
resolución que se adopte» (exart. 35.2 de la Ley 39/2015, de 1 de
octubre (LA LEY 15010/2015)), con idéntica redacción al actual art.
54.2 LRJPAC (LA LEY 3279/1992).
Por último, dentro del capítulo I del Título III, se regula la forma de los
actos administrativos por el art. 36 que mantiene idéntica redacción a
la del art. 55 LRJPAC (LA LEY 3279/1992), exigiendo la producción
de los actos administrativos por escrito «a través de medios
electrónicos», lo que de acuerdo con la sociedad tecnológica en la que
vivimos elimina cualquier posible vestigio histórico de producción de los
actos administrativos escritos a mano o a máquina.
4. NULIDAD Y ANULABILIDAD
El Capítulo III del Título III, arts. 47 a 52, bajo la rúbrica «Nulidad y
anulabilidad», reproduce los preceptos del Capítulo IV del Título III, arts.
62 (LA LEY 3279/1992) a 67 LRJPAC (LA LEY 3279/1992). La
única diferencia es el cambio en la rúbrica del art. 64 LRJPAC (LA LEY
3279/1992), («Transmisibilidad»), que el legislador de la Ley
39/2015, de 1 de octubre (LA LEY 15010/2015), sustituye por
«Límites a la extensión de la nulidad o anulabilidad de los actos», con lo
que se describe el contenido del precepto de forma más precisa. Esta
disposición, así como los siguientes artículos 50, «Conversión de los actos
viciados»; 51 «Conservación de los actos y trámites»; y 52
«Convalidación», tienen por finalidad hacer efectivo el principio de
conservación de los actos administrativos o de trámites administrativos
que no hayan incurrido en causas de nulidad o anulabilidad, o que
habiendo incurrido en algún vicio susceptible de anulabilidad su
contenido se hubiese mantenido igual de no haberse producido el mismo.
5. CONCLUSIONES