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Extractos del apunte "Sociología del trabajo" - Susana Roitman

4. CONCEPCIONES DEL TRABAJO EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO


A partir de la Revolución Industrial - como venimos señalando - el mundo del trabajo
ocupa el lugar central en las relaciones sociales. La educación, la familia, el tiempo, la
vida pública y privada se organizan en torno a la actividad laboral.
Los discursos sobre el trabajo en nuestras sociedades se encuentran principalmente pe-
netrados por tres concepciones que se complementan al mismo tiempo que entran en
tensión:
- La que entiende el trabajo como factor de la producción.
- La que concibe el trabajo como una actividad creadora consustancial al hombre.
- La que cree que el trabajo es empleo y que es la forma de acceder a los deberes y
beneficios de ser integrante de una comunidad o a un Estado-Nación.
4.1 El trabajo como factor de la producción
Fueron los economistas ingleses del siglo XVIII quienes dieron sustento teórico a esta
forma de entender el trabajo.
La pregunta que Smith y Ricardo buscan responder es cómo es posible intercambiar
riqueza. Todos creen en la necesidad de encontrar una sustancia homogénea, común a
todos los objetos materiales producidos por el hombre que permitiese comparar entre
diferentes mercancías. Esa sustancia la encuentran en el trabajo.
No se sienten obligados a dar una definición muy precisa de trabajo, bastó con una de-
finición abstracta y general que sirviera para calmar sus inquietudes: “trabajo es todo
aquello que produce riqueza”. Surge así un concepto abstracto de trabajo, que se de-
fine en función de las necesidades de dar respuesta a la pregunta que desvelaba a los
primeros economistas acerca del origen del valor y los mecanismos por los que se crea-
ba riqueza. Esto es, el trabajo ya no se define por ser una carga penosa para quien lo
realiza sino por la capacidad que tiene para transformar la naturaleza creando objetos
con valor agregado que pueden.
Para servir a una economía política que pretende alcanzar el prestigio de ciencia, el tra-
bajo debe ser una sustancia perfectamente mensurable. Adam Smith decía que dos di-
mensiones del trabajo permitían explicar el volumen de la producción: el tiempo em-
pleado y la destreza del trabajador. Sin embargo, las dificultades que presenta la destre-
za para ser calculada de manera matemática lleva a que el trabajo sea considerado prin-
cipalmente desde la segunda dimensión. El trabajo se hace tiempo, “una sustancia ho-
mogénea idéntica en todo tiempo y lugar e infinitamente divisible en unidades” 1, calcu-
lable, mensurable y comparable con mayor facilidad. Así la Economía Política gana
prestigio de ciencia.
El trabajo abstracto permite dar respuesta a otra gran pregunta” de la economía política
“¿Cómo es posible el intercambio?”. Si el trabajo es la sustancia contenida en todos los
objetos producidos por el hombre, basta saber el tiempo de trabajo contenido en cada
mercancía para saber el valor de cada una de ellas.
Además, el trabajo empieza a ser considerado como una cosa que puede ser vendida en
el mercado como cualquier mercancía. Esta herencia es recogida con Marx en su ley de
valor con la que explica la lógica del capitalismo. En la Unidad 2 ampliaremos este pun-
to.

1
MÉDA, Dominique. El trabajo. Un valor en extinción. Editorial Gedisa. Barcelona. 1998, pág. 52
En una sociedad que tiene como primer (cuando no único) objetivo la abundancia, el
trabajo como medio para producir riqueza y medida de los intercambios y las relaciones
en general se convierte en la relación social nuclear.
En otros términos, la economía piensa una sociedad de productores en la que el vínculo
social se asienta en la capacidad de los individuos de aportar a la riqueza social.
4.2 El trabajo como autorrealización
Tanto en Francia como en Alemania surgen en el siglo XIX pensadores que ven al tra-
bajo como una facultad creadora intrínseca a todos los hombres. En esta línea encon-
tramos una vez más a Marx quien como filósofo considera que la esencia del trabajo -
que es también la esencia humana - es actividad creadora. Aunque en distinto registro
también comparten una visión humanista del trabajo distintos pensadores hegelianos y
cristianos. Veamos entonces con algún detalle las ideas del Marx filósofo.
El autor piensa que el trabajo es un proceso histórico por el cual el hombre se apropia de
la naturaleza. El hombre hace suya la naturaleza, convirtiéndola en un producto de su
propia acción transformadora. De este modo, la naturaleza hace las veces de “cuerpo
inorgánico del hombre”, una prolongación del propio yo.
Esto lleva a Marx a decir que el hombre como ser genérico, es decir el hombre en tanto
hombre, se afirma a través de su autocreación. . Marx ve en el trabajo una actividad que
es, antes que nada, expresión de una individualidad 1, afirmación de sí y del otro.
Pero antes de seguir adelante con la exposición debemos distinguir entre trabajo ver-
dadero y trabajo real. Mientras el primero es actividad creador, esencia del hombre
que deviene humano por el trabajo; el segundo es trabajo alienado, aquel que realizan
los obreros en el capitalismo. Repasamos aquí y ampliamos el concepto de alienación
desarrollado en Ciencias del Comportamiento III.
Marx emprende una profunda crítica al trabajo real tal como se da en la sociedad capita-
lista. Ese trabajo es una abstracción sin contenido que no busca fomentar el desarrollo
del trabajador. En tanto persistan estas condiciones, el hombre no podrá alcanzar las
potencialidades que el trabajo debe realizar.
Marx expone en “El trabajo enajenado” una cuádruple alineación del trabajador.
a. Alienación del trabajador en el objeto que es producto de su trabajo. El tra-
bajador se relaciona con el resultado de su actividad como si este fuese un objeto
extraño, con una existencia independiente que se opone al proletario. La enaje-
nación llega al punto en que el trabajador debe hacer los mayores esfuerzos para
apropiarse de aquellos objetos que el ha producido y que necesita para seguir
con vida.
b. Alienación en el proceso de producción. “El trabajo es externo al trabajador,
es decir, no pertenece a su ser” 2, cuando ejerce su actividad el trabajador no se
afirma sino que se niega, no puede desarrollar libremente su espíritu sino que

1
“[a diferencia del animal] el hombre crea también según las leyes de la belleza”, Marx, pág. 112 Es
interesante detenerse en las distinciones entre la forma en que producen los hombres y la forma en que lo
hacen los animales. El animal produce únicamente lo que necesita, el hombre produce realmente cuando
se ha liberado de la necesidad; el animal se produce a sí mismo, el hombre produce la naturaleza entera;
el producto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo físico, mientras el hombre se enfrenta li-
bremente a su producto. Cfr.MARX, Karl. Manuscritos de 1844. Economía, Filosofía y Política. Editorial
Cartago. Buenos Aires. 1984. pag. 110
2
Marx. Ibidem. pag. 111.

2
mortifica su cuerpo con la carga física y atrofia su mente en una actividad repeti-
tiva y subordinada al capataz. En síntesis, porque la actividad que desarrolla no
le pertenece sino que es propiedad de otro.
c. Alienación de su vida genérica. A través del trabajo, el proletariado no afirma
su humanidad sino que se hace extraño a su propia esencia. El trabajo pasa a ser
sólo un instrumento al servicio de la existencia física.
d. Alienación del hombre respecto del hombre. Al enfrentarse con su propia
esencia, al hacerse enemigo de sí mismo, el hombre se enfrenta también con los
otros hombres. “En la relación del trabajo enajenado, cada hombre considera,
pues, a los demás según la medida y la relación en la que él se encuentra consi-
go mismo en cuanto trabajador.” 1
A través de estos cuatro puntos sale a la luz la tensión entre dos conceptos diferentes de
trabajo que son denominados con la misma palabra.
Seguramente ya nos dimos cuenta que el trabajo real del que habla este Marx filósofo
es aquí el trabajo como factor de producción de riqueza del que hablaban los economis-
tas incluido él mismo.
El trabajo como productor de riqueza entra en contradicción con el trabajo verdadero
entendido como autorrealización. El capitalismo mutila las potencialidades creadoras a
través de las cuales los hombres producen su propio mundo y se autoconstituyen.
Desde la perspectiva del trabajo como autorrealización el trabajo tiene una triple cuali-
dad:
1. Permite al hombre descubrirse a sí mismo, viendo realizada su propia individua-
lidad al momento en que contempla lo que es obra de su propio cuerpo.
2. Hace posible el develamiento de la sociabilidad humana, cuando el objeto pro-
ducido que contiene la propia imagen llega a manos de otro. El intercambio
además de satisfacción mutua de intereses es manifestación de los hombres igua-
les en su propia singularidad.
3. Transforma el mundo, lo humaniza, adueñándose de la naturaleza y domando la
necesidad. La economía clásica inglesa como Smith y Ricardo ponen su énfasis
solamente en este tercera característica.
Bajo esta concepción, parece que el trabajo fuera la verdad de toda relación social. Ya
que es a través del trabajo como los hombres se descubren como iguales en un mundo
común a través de la libre expresión de cada uno.
Para Marx el trabajo como autorrealización es un anhelo aún no realizado, su concre-
ción será posible recién cuando los hombres se liberen de la necesidad, es decir, cuando
el trabajo deje de ser un medio por el cual el hombre hace frente a la naturaleza. Enton-
ces el trabajo pasará a ser una relación entre hermanos.
La brecha entre una y otra concepción del trabajo, entonces, no es solamente conceptual
sino también histórica, sólo cuando la Revolución haya triunfado nos encontraremos
con un mundo en el que el trabajo no sea una carga sino autoexpresión creadora, pues
cuando esto haya ocurrido ya habrán de estar dadas las condiciones por las que el hom-
bre ha pasado de la escasez a la abundancia.

1
Marx. Ibidem. pag. 112

3
4.3 El trabajo como empleo
La tercera concepción del trabajo marcó a fuego la política y la economía del siglo XX.
Se trata del trabajo asalariado que permite incluir a aquellos que lo practican como
miembros plenos de la sociedad. Si bien esta idea ya aparece con la Revolución Indus-
trial las condiciones de pauperización en las que se encuentra inmerso el proletariado
impiden el trabajo asalariado como inclusión plena. Pero este ideal se consigue con la
socialdemocracia o, si queremos un término más abarcativo, el llamado Estado de Bie-
nestar que se desarrolla fundamentalmente después de la segunda guerra mundial y has-
ta mediados de los 70. Veremos detalles en la Unidad 3.
La socialdemocracia que se impone en los países desarrollados ya en la primera mitad
del siglo XX parte de una crítica a Marx y a Engels fundada en la experiencia de las
clases obreras de los países europeos. Para esta corriente no es cierto que el capitalismo
impulse una tendencia a una creciente pauperización de los trabajadores y no hace falta
eliminar la relación salarial pues las tendencias negativas de la evolución económica
sometida al mercado pueden ser contrarrestadas con la acción sistemática y conciente de
la sociedad. La participación de los trabajadores en las decisiones políticas del Estado, a
través de sus representantes en el gobierno, el parlamento y los sindicatos, hace innece-
saria la vía revolucionaria.
El proyecto del Estado de Bienestar consiste en una reforma de las relaciones laborales
a fin de humanizar el trabajo, estableciendo ciertas contraprestaciones para los trabaja-
dores que reducen las desventajas que implica la relación de subordinación que sigue
manteniendo con el capitalista. El Estado garantiza ciertos beneficios a la clase obrera
mediante una legislación que reconoce derechos especiales al trabajador y una contrata-
ción colectiva que le permite negociar en mejores condiciones con el empleador. De
esta manera, se busca descomprimir (o si se quiere, neutralizar) el conflicto entre capital
y trabajo.
Alcanzar la condición de trabajador, es decir tener empleo, se convierte así en una con-
dición que marca la diferencia entre estar adentro o estar afuera de una red de beneficios
asegurados por el Estado en tanto trabajador. Por esto, la exigencia de reducir los nive-
les de desempleo o incluso alcanzar el pleno empleo se convierten en objetivos centrales
de la sociedad.
Dice Dominique Méda: “El empleo es el trabajo entendido como estructura social, esto
es, como un conjunto articulado de posiciones a las que se adscriben determinados be-
neficios y como una grilla de distribución de ingresos” 1. La utopía ya no es más la libe-
ración del trabajo sino alcanzar el pleno empleo aunque se sigue apostando a la libera-
ción del yugo impuesto por el trabajo, soñando con la ampliación del tiempo libre y
luchando también contra el carácter alienante del trabajo. Dificultades macroeconómi-
cas y políticas que veremos en la Unidad 3 provocan el derrumbe del Estado de Bienes-
tar y con él su utopía del pleno empleo .

En síntesis: podríamos definir a la noción de trabajo que se configura como una activi-
dad productora de riqueza, a través del cual el hombre se autorrealiza y que define a
través de su situación con respecto al empleo su forma de inclusión en una comunidad.
Tres aspectos relacionados pero en tensión.

1
MÉDA, D. op. cit. pág. 111

4
4.4 El trabajo hoy
Más allá de la polisemia que anida en el concepto de trabajo. A pesar de las dificultades
teóricas y prácticas que hemos descrito. Aún cuando se encuentran en crisis las utopías
de una sociedad liberada del trabajo o con pleno empleo que se crearon en torno a las
concepciones modernas debemos reconocer la importancia del trabajo como vínculo en
torno al cual se organizan las relaciones sociales en las sociedades contemporáneas.
Muchos intelectuales han tratado de elaborar nuevas utopías que permitan descentrar el
trabajo como eje organizador de nuestras sociedades. Pero hasta el momento, estas es-
trategias intelectuales no son más que proyectos.
El trabajo sigue siendo, antes que nada, la condición que define la inclusión de los indi-
viduos en la sociedad, que permite el acceso a un mundo público y a bienes privados
que definen posiciones en el espacio social. Por eso, es importante el estudio de los
vínculos generados por y a través del trabajo.
Estos vínculos son precisamente el objeto de la sociología del trabajo y serán aquello de
lo que nos ocuparemos en las próximas unidades.

Bibliografía Complementaria.
ARENDT, Hannah .La Condición Humana Editorial Paidós. Barcelona. 1998
AROCENA, Rodrigo. Problemas de Desarrollo en América Latina Ediciones de la
Universidad Nacional de Quilmes. Buenos Aires. 2001.
CORTÉS CONDE, Roberto (1979) El Progreso Argentino Editorial Sudamericana.
Buenos Aires. 1979.
HABERMAS, Jürgen La crisis del Estado de Bienestar y el agotamiento de las energías
utópicas en Ensayos Políticos . Ediciones Península. Madrid. 1991.
HOBSBAWN, Eric La Era de la Revolución Editorial Crítica. Buenos Aires. 1997.
HOBSBAWN, Eric La Era del Capital Editorial Crítica. Buenos Aires. 1998.
MARX, Karl Manuscritos de 1844: Economía, filosofía y política Editorial Cartago.
Buenos Aires. 1984.
MÉDA, Dominique El Trabajo. Un valor en peligro de extinción Gedisa. Barcelona.
1998.
RAPOPORT, Mario Historia Económica, política y social de la Argentina (1880-2000).
Ediciones Macchi. Buenos Aires. 2000.
ROMERO, José Luis Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Siglo XXI Editores.
Buenos Aires. 1976.

5
1. LOS MODELOS PRODUCTIVOS
Conviene aclarar antes que nada qué entendemos por modelo productivo. Glosando a
Boyer y Freyssenet señalemos cuatro maneras diferentes de entender el concepto. Como
remarcan los autores cada una de ellas presenta sus dificultades pero contiene rasgos
que posibilitan una comprensión más operativa de esta categoría clave para la sociología
del trabajo.
• Un ideal a alcanzar: En las teorías clásicas de la administración dominadas por
el pensamiento taylorista (Organización Científica del Trabajo) modelo es el sis-
tema de producción que garantiza lo mejores resultados. Para esta corriente
existiría una manera mejor (one best way) de organizar el trabajo que las empre-
sas deberían adoptar para ser competitivas. La experiencia muestra, sin embargo,
que existen diversidad de estrategias para obtener buenos resultados. De esta
primera definición conviene retener la idea de que un "modelo productivo es una
configuración socioproductiva susceptible de movilizar a los actores de la em-
presa para que sea competitiva" 1
• La estilización de un conjunto de rasgos realmente existentes: Según esta
versión el modelo es una especie de maqueta o mapa de las prácticas sociopro-
ductivas existentes. Se trata de agrupar las empresas según las características
compartidas. A partir de estudios empíricos se establecen ciertos rasgos comu-
nes que nos permitirían hablar de un "modelo". Esta concepción presenta como
problemas la necesidad de contar con un número muy grande datos y las dificul-
tades a la hora de clasificar: las zonas grises en las que no podemos decidir los
límites del modelo. El aporte de esta perspectiva estriba en que la sistematiza-
ción se produce sobre el material efectivamente existente y no sobre idealiza-
ciones impuestas.
• Una construcción de encadenamientos lógicos a partir de comportamientos
racionales de los actores: Se procura con esta definición delimitar los modelos
en función de los comportamientos de actores sociales dotados de racionali-
dad. Sus decisiones responden al cálculo racional a partir de información que se
supone totalmente disponible. Responde a las vertientes neoclásicas de la eco-
nomía y a sus referentes sociológicos y tiene el problema de asignar un sólo tipo
de racionalidad a los actores sociales: la del "homo economicus".
• Una respuesta coherente a los problemas nacidos de evoluciones anteriores.
En este caso se considera que los cambios organizacionales, administrativos y
sociales que dan lugar a los modelos nuevos son respuestas a los problemas na-
cidos de la misma dinámica del proceso socioproductivo anterior y las relaciones
con las instituciones, como el Estado o el derecho que lo enmarcaban. Este pun-
to de vista resulta interesante y explicativo en la comprensión de la emergencia
de nuevos modelos porque permite pensar a los mismos históricamente. Sin em-
bargo, como señalan los autores citados "Se vio que deberían analizarse más
bien como tentativas de respuestas a los efectos inciertos entre una serie de so-
luciones posibles" 2
En cualquier caso el uso de la noción de "modelo productivo" implica una generaliza-
ción que debe ser abordada con cuidado. Tanto el taylorismo-fordismo como el toyo-
tismo, este último el más conocido dentro de los modelos posfordistas remiten a indus-
1
BOYER R. y FREYSSENT M. Los modelos productivos Editorial Lumen. Buenos Aires. 2001, pag. 13
2
Ib. pag. 13

6
trias automotrices. Si bien una buena porción de los rasgos de cada modelo son útiles
para el análisis de otros sectores industriales y de servicios conviene ser cautos en estas
proyecciones. En efecto, cada sector tiene su propia lógica y cada empresa su propia
trayectoria. Por ejemplo en las industrias tradicionales se distinguen por un lado las
metalmecánicas donde la complejidad radica en el gran número de subprocesos y com-
ponentes para obtener un producto, y por otro lado las de proceso como la metalurgia o
la química donde la complejidad resulta de la producción de condiciones ambientales,
materias primas, etc. A su vez los productos de la "nueva economía" como el hardware
y el software presentan especificidades irreductibles al mismo tiempo que elementos
comunes con las tradicionales. El tamaño de la empresa y la cultura organizacional tam-
bién modifican los patrones de organización del trabajo. Por otra parte, según vimos en
la Unidad III cuantitativamente tienen hoy gran peso el autoempleo, los trabajos infor-
males y precarizados a los que agregamos la llamada "economía social" por la cual or-
ganizaciones comunitarias enfrentan con trabajo solidario las exclusiones del neolibera-
lismo. Resulta por lo tanto problemática la aplicación de la matriz de análisis del taylo-
rismo-fordismo o el posfordismo.
Sin embargo, la noción de "modelo productivo" es de gran utilidad, como veremos,
para explicar dinámicas generales y tendencias vinculadas al mundo del trabajo y sus
relaciones con otras esferas de la vida social.
2. TAYLORISMO-FORDISMO Y ESTADO DE BIENESTAR
2.1 La Organización Científica del trabajo: origen y características
Antes de la Revolución Industrial los artesanos dominan la totalidad del proceso pro-
ductivo. Imaginemos un zapatero de principios del siglo XVIII. Su oficio lo adquiere
después de un largo recorrido como aprendiz, casi siempre en el seno de su familia,
donde se empapa de secretos sobre materiales y técnicas que guarda celosamente. Su
tarea incluye todas las etapas del proceso. Desde el acondiciamiento del cuero o la ma-
dera a ser utilizados hasta las pruebas sobre el pie del cliente y las correcciones necesa-
rias. Todo estaba bajo su control.
Luego de la Revolución Industrial se pierde este saber exclusivo. Ya hemos visto como
relata Marx el tránsito desde la cooperación simple hasta el sistema de maquinarias. Sin
embargo se conserva la necesidad de contar con personal experimentado para la reali-
zación de una cantidad importante de tareas, lo cual preocupa a la recién nacida burgue-
sía industrial.
Benjamín Coriat, 1 un francés estudioso de los procesos de trabajo ilustra con un episo-
dio relatado por Marx sucedido en la Inglaterra de plena Revolución Industrial la de-
pendencia que el capitalista tenía del obrero de oficio. En 1863 en plena Revolución
Industrial como consecuencia de los estragos de la guerra civil en Estado Unidos no
llega el algodón a las fábricas inglesas. Muchas manufacturas británicas cierran y el
hambre se adueña de millares de obreros y sus familias. Estos obreros especializados
reclaman el derecho a emigrar al Parlamento. En la Cámara de los Comunes la resolu-
ción es negativa. Veamos las razones que se esgrimen:
"Fomentad o permitid la emigración de la fuerza de trabajo: ¿qué será entonces del
capitalista?. Los obreros son la fuerza adiestrada que no se pueden reemplazar en una

1
CORIAT, Benjamín. El taller y el cronómetro.Siglo XXI. Buenos Aires. 1992

7
generación. La otra maquinaria con la que trabajan, por el contrario, podría sustituirse
y perfeccionarse en doce meses" 1
Las estrategias por parte del capital ante la dependencia del oficio son distintas hacia
fines del siglo XIX. Coriat menciona tres de ellas.
• Desarrollo de máquinas para reemplazar a los obreros, pero la tecnología es in-
suficiente para lograrlo.
• Incentivo mediante salarios diferenciales a los obreros de oficio para que per-
manezcan en la fábrica.
• Generalización del trabajo a destajo. Esto es poner a un obrero de oficio a orga-
nizar su parte contratar personal, hacerse cargo de la calidad, producir en suma
aquello en lo que está especializado sin intervención del patrón quien paga por
producto terminado. Algo que hoy conocemos como tercerización.
Cualquiera de estas vías resulta limitada y problemática.
Como dice la historiadora argentina Mirta Zaida Lobato "El problema fundamental para
los empresarios (por aquel entonces) residía en su incapacidad para reducir los costos
y mantener los márgenes de beneficio cuando los obreros conservaban intacta su capa-
cidad de controlar el trabajo y los ritmos de producción debido a que muchas de las
actividades dependían de los conocimientos acumulados por los artesanos, y por otra
parte, porque las técnicas de gestión interna de las fábricas eran similares a las exis-
tentes en los talleres artesanales". 2
Así las cosas, el ingeniero nortaeamericano Frederick Taylor decide atacar el problema
de raíz Al decir de Coriat ya no se trataba de soslayar el problema del oficio con máqui-
nas, o incentivar con salarios o estimular la autoexplotación con trabajo a destajo, signi-
ficaba destruir el oficio. Taylor aparece con sus propuestas en plena fase expansiva del
capitalismo norteamericano, después de la depresión entre 1893 y 1897. El objetivo es
aumentar la eficiencia del trabajador para mejorar la productividad y posibilitar
el mayor control del empresario sobre el proceso de producción. Nace así la Orga-
nización Científica del Trabajo (OCT) popularizada como taylorismo.
Taylor parte del principio básico tributario de los clásicos economistas clásicos ingleses,
en los cuales también abreva Marx, para afirmar que sólo el trabajo es creador de ri-
quezas. Si esto es así, concluye, sólo un aumento de productividad puede favorecer el
desarrollo de la acumulación de capital.
Así describe Coriat la propuesta taylorista "Desde el punto de vista del trabajo concre-
to, la novedad introducida en el scientific management se refiere ante todo al hecho de
que el control obrero de los modos operatorios es sustituido por lo que se podría llamar
un conjunto de gestos de producción concebidos y preparados por la dirección de la
empresa y cuyo respeto es vigilado por ella. Este conjunto de gestos, al principio loca-
les y empíricos - por depender de las "medidas" de los cronoanalizadores - llegará
progresivamente, con la puesta a punto de las tablas de tiempos y movimientos elemen-
tales, a la categoría de un ´código´ general y formal del ejercicio del trabajo, un cam-
bio en la composición de la clase obrera requerida" 3 .

1
El episodio está relatado por Marx en El Capital, vol 2
2
LOBATO, Mirta Zaida. El taylorismo en la gran industria exportadora argentina (1907-1945). Centro
Editor de América Latina, Buenos Aires. 1988, pg. 4
3
CORIAT, op. cit. pag. 36

8
A nivel de empresa los aspectos más importantes de su propuesta se refieren a la orga-
nización del trabajo basándose en una doble división del trabajo: entre distintas acti-
vidades y entre tareas de concepción y ejecución.
Para dividir actividades un puñado de especialistas estudia minuciosamente los tiempos
y los gestos necesarios en cada tarea. Se elaboran instructivos minuciosos que parceli-
zan en unidades cada vez más pequeñas el total del proceso productivo. Los capataces
ponen en marcha los nuevos métodos en los talleres y vigilan su aplicación. Los obreros
aceptan las nuevas reglas de juego impuestas o se quedan sin empleo.
En relación a la división entre tareas de concepción y de ejecución, la separación entre
"mano y cerebro" se institucionaliza a través de la proliferación de departamentos de
planeamiento y diseño en las empresas que adquieren cada vez mayor relevancia.

Este modelo significa en suma una simplificación de tareas que son concebidas y con-
troladas por departamentos especiales y un formidable incremento en la productividad, a
costa de la descalificación de los obreros que pierden rápidamente su poder de control
sobre el proceso productivo y que sufren en su cuerpo y en su mente las consecuencias
de un trabajo repetitivo y absolutamente pautado, sin espacio para la creatividad o el
orgullo del oficio.

2.2 El fordismo
Se asocia fordismo con producción en masa. Hacia el interior de la empresa la caracte-
rística es la "cadena de montaje" y la integración vertical que permite bajar costos para
grandes volúmenes. La alta demanda necesaria para sostener una producción a gran
escala se asegura sosteniendo una buen poder adquisitivo para los propios asalariados,
el cual que se apoya en políticas de acuerdos entre la patronal y los obreros que se reali-
zan en el marco de una fuerte intervención estatal para garantizar que los incrementos
de productividad mejoren las condiciones de vida de los asalariados. Algo de esto ade-
lantamos cuando analizamos el Estado de Bienestar.
Aunque este modelo se empieza a perfilar durante la Primera Guerra Mundial sus ca-
racterísticas recién se expresan plenamente en los "30 años gloriosos", es decir el perío-
do que va entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la crisis del Estado de Bienestar
(y también del fordismo) hacia mediados de los 70.
Veamos brevemente su desarrollo en la empresa Ford de quien el modelo toma su nom-
bre. Hacia 1913, Henry Ford , propietario de una empresa automotriz, percibe la po-
tencialidad del mercado norteamericano de granjeros y profesionales independientes.
Para captar este mercado reduce los precios del famoso Ford T. Esta política resulta
exitosa. Una disminución de un 18% en el precio triplica la venta del auto en el año
1914. Esta explosión de las ventas obliga a reformular la organización del trabajo para
responder a una demanda creciente e incorporar el trabajo en línea que se realiza me-
diante una cadena de montaje.
Así describen Boyer y Freyssenet este proceso
"Bastante ignorante de los métodos de fabricación recientes, Henry Ford, supo, sin
embargo, rodearse de ingenieros que le hicieron descubrir las posibilidades de las má-
quinas-herramientas especializadas para obtener piezas perfectamente intercambiables
con obreros sin formación particular, y la ganancia de tiempo y de mano de obra que la

9
organización de la fábrica procuraba según un orden secuencial de fabricación y mon-
taje del vehículo. Especialización de las máquinas en una sola operación y puesta en
línea de las fases sucesivas de la fabricación y del montaje fueron el fundamento de la
concepción de la nueva fábrica de Highland Park . El problema del ritmo de trabajo de
los obreros no calificados reclutados masivamente no estaba resulto sin embargo. Al
inspirarse en ejemplos observados en fábricas de conservas, los ingenieros de Ford
hicieron ensayos de trabajo en línea en 1913. Recién en 1915 se generalizó esta orga-
nización, mientras el volumen de producción alcanzaba ya 390.000 vehículos y el pre-
cio de venta del Ford T había bajado a 490 dólares. " 1
La producción en masa obligó a Ford a dos cosas:
• standarización en el producto: lo que trae a colación la famosa (quizá mítica)
anécdota de un Henry Ford que cuestionado por la poca diversidad de su pro-
ducción exclama "Mis clientes pueden elegir cualquier color para sus vehícu-
los... siempre que sea el negro".
• integración en la producción, es decir, internalizar la fabricación de la mayor
cantidad posible de piezas para evitar el cuello de botella que significa depender
de proveedores externos.
Apenas introducidas las primeras líneas de montaje Ford enfrenta una aumento signifi-
cativo de renuncia de los obreros que no están dispuestos a aceptar condiciones de tra-
bajo repetitivas y agotadoras. La empresa implementa una nueva innovación, esta vez a
nivel de política laboral por la cual a) la reducción de la jornada laboral que queda esti-
pulada en 8 horas b) un salario fijo evitando el trabajo a destajo en el cual los ingresos
de los trabajadores dependen de la productividad c) se duplica el salario real percibido
por hora. Ford piensa que en lugar de imponer ritmo al trabajo ofreciendo mejor paga a
quien más produzca es la línea de montaje la que marca los ritmos de producción sin
ofrecer plus por rendimiento. Por otra parte, los ahorros por la escala realizadas permi-
ten que los incrementos en la distribución se distribuyan de manera más favorable a los
asalariados para compensarlos por un trabajo que consiste en reproducir incansablemen-
te el mismo objeto.
Como se infiere de esta caracterización la estrategia de producción en masa supone:
• una inversión en equipos y diseño muy elevada porque para asegurar la estabili-
dad en la línea se necesitan instalaciones e ingeniería especializadas. Esto impi-
de una diversificación fluida, ya que cada producto nuevo significa un gasto de
preparación muy elevado.
• Un stock de insumos muy importante para asegurar la provisión fluida de todos
los componentes. La carencia de una sola pieza por insignificante que sea puede
detener el fluir de una cadena .
Y al igual que en el taylorismo
• Una jerarquía de mandos vertical que asegure que los trabajos fragmentados
se organicen en un todo. Los capataces que controlan la línea funcionan como
puente entre los obreros y las jerarquía superiores, siendo muchas veces objeto
de antipatía por parte de los operarios que ven en ellos la encarnación del capital
que los explota como el arte lo hiciera notar en libros, películas y pinturas.

1
BOYER R. y FREYSSENET M. Los modelos productivos. Editorial Lumen. Buenos Aires. 2001. pág.
53

10
• Una descualificación de los trabajadores a nivel de ejecución de tareas que en el
caso del fordismo intenta ser compensada parcialmente por mejores condiciones
salariales y de protección social.
• Pero se necesita también un núcleo de obreros muy especializados a los que se
retiene con mejores condiciones laborales. Los torneros y fresadores por ejemplo
son calificaciones muy requeridas en la industria metalmecánica y requieren des-
treza y capacitación.
• Una clara separación entre ejecución y concepción de producto.
Charles Chaplin en su película "Tiempos modernos" refleja magistralmente la desazón
del obrero-masa, el obrero fordista, cuando en la calle, ya fuera del horario laboral,
repite una y otra vez, como un autómata los gestos que se ve obligado a hacer en la línea
de montaje.
La “cadena” es el artefacto técnico que efectiviza exitosamente el proyecto taylorista de
asegurar el control al saber y al poder del obrero en el taller. El flujo continuo, el “mo-
vimiento perpetuo” de las piezas, exigiendo al operario repetir secuencias de gestos en
tiempos programados, asegura la cadencia del trabajo. La fábrica en movimiento es la
fábrica racionalizada.

2.3 El modelo en su contexto.


El modelo fordista sufre varias crisis por caída de demanda, en particular la crisis del
29-30 hace derrumbar estrepitosamente las ventas. Se requiere otro ingrediente para
sostener una estrategia que apunta al volumen: una demanda creciente y homogénea.
Citamos nuevamente a Boyer y Freyssenet en su análisis del fordismo
"La producción masiva de una cantidad reducida de modelos estándar, específicos para
cada gran segmento de mercado, permite bajar los precios y volver solvente la deman-
da de una parte más importante de la población. Pero la extensión del mercado encuen-
tra límites si la distribución del ingreso nacional no está coordinada y no es relativa-
mente igualitaria" 1
Las condiciones macroeconómicas que permitieron la subsistencia y la extensión del
modelo excediendo los límites de la industria automotriz estuvieron dadas por el Estado
de Bienestar al cual ya nos hemos referido en la Unidad III. Recordemos que éste fue
una de las formas fundamentales que asumió el Estado en el siglo XX. Primero sólo
como idea y tendencia, en la época de entre guerras, pero consolidado a partir de la se-
gunda posguerra (desde 1945) . El estado toma la forma de Estado protector asumiendo
el rol de árbitro entre los grupos en pugna en la sociedad y más concretamente en los
procesos productivos y económicos.
Esta forma del Estado se corresponde con determinada formas históricas que la hacen
posible: el poder creciente de los trabajadores y las organizaciones sindicales, el creci-
miento de los partidos obreros, el aumento acelerado de la productividad con la consi-
guiente elevación del consumo, la necesidad de desarrollar el mercado interno, etc.
Después de la Segunda Guerra, con la división del mundo en bloques y la partición de
Europa, es fundamental mantener a las sociedades libres en lo posible de graves conflic-
tos internos, y por lo tanto, lo más alejadas posible de la desestabilización.

1
BOYER R. y FREYSSENET M. op. cit, pág. 57

11
2.4 El taylorismo-fordismo en América Latina: la especificidad argentina
Las empresas argentinas desarrollaron el modelo taylorista-fordista con las peculiarida-
des propias de su estructura económica y de la diversidad de la producción industrial.
A principios del siglo XX la industria casi única es la alimenticia y recién hacia 1930 se
observa un crecimiento de la textil y de la química..
Con relación a la organización del trabajo el proceso de racionalización es lento y de-
sigual. En los pequeños establecimientos señala Mirta Lobato " ... predominó por mu-
cho tiempo el trabajo basado en los conocimientos de los productores con escasa o nu-
la mecanización y con relaciones obrero-patronales personalizadas donde la figura del
maestro-patrón o trabajador especializado que ha montado su taller se mantiene aun-
que en forma paulatina algunos de ellos abandonen el trabajo directo" 1
Sin embargo, en las industrias frigoríficas ya en la década del 30 se encuentra un modo
de organización que podemos clasificar como plenamente taylorista, con una organiza-
ción compleja, con departamentos específicamente productivos y otros relacionados con
la administración y planificación de tareas. Así describe Lobato el frigorífico Swift para
esa época "Planeamiento y control, oficina de tiempo y técnica están hablando de una
administración compleja donde un puñado de hombres concentran las tareas "cerebra-
les", mientras los otros deben hacer lo que se les dice.... Un grupo bastante numeroso
de empleados tiene que contribuir a las tareas de planeamiento y control produciéndo-
se en ese segmento una parcelación de tareas que se refleja en una división jerárquica
muy marcada. Intendentes, superintendentes, mayordomos y jefes son asistidos por una
cantidad nada desdeñable de empleados que realizan tareas rutinarias" 2
Como hemos visto en la Unidad anterior la industria argentina se desarrolla hacia el
mercado interno después de la 2º Guerra Mundial en el marco del llamado Modelo de
Sustitución de Importaciones que provoca no solo cambios cuantitativos sino también
en el peso relativo de las industrias. En los dos primeros períodos peronistas crece la
importancia la industria metalmecánica de la mano del desarrollo de la Fábrica Militar
de Aviones, por entonces estatal. Con el advenimiento del desarrollismo el sector me-
talmecánico experimenta un nuevo crecimiento, esta vez por la instalación de capitales
transnacionales que amparados por una legislación que los favorece, instalan subsidiaras
de industrias automotrices de los países desarrollados. En Córdoba, por ejemplo, dos
grandes fábricas IKA -Renault y Fiat transforman el paisaje urbano y las características
de la población.
Siguiendo a Katz podemos distinguir dos grandes modelos en la industria metalmecáni-
ca latinoamericana : producción en talleres y producción en línea.
El primero opera a pequeña escala “a pedido” o en “pequeños lotes” con un diseño de
planta organizado en “islas” o talleres” para producción de partes específicas o con dife-
rentes funciones (mecanizado, corte y plegado, pintura, fundición ) y es de origen fami-
liar, montada sobre la “base del ingenio mecánico de un inmigrante, con un acentuado
predominio de la ingeniería de diseño de producto por sobre la de proceso y organiza-
ción, con escaso aprovechamiento de las economías de escalas que se derivan de la
standarización y normalización”. 3 Las PyMES autopartistas y las fábricas de maquina-
ria agrícola son ejemplos de la producción en talleres.

1
LOBATO, Mirta OP. CIT. , pag. 9
2
LOBATO, Mirta op.cit. pag. 17
3
KATZ, Jorge. El cambio tecnológico en la industria metalmecánica latinoamericana. Resultado de
estudios de casos. Revista de la CEPAL. Abril 1983 pp 23

12
La producción está diseñada para producir un flujo de un producto altamente estandari-
zado y obedece a los cánones fordistas que apuntan a la economía de escala. Este mode-
lo enfrentó en América Latina las dificultades de tener que realizar cantidades pequeñas
de productos relativamente diferenciados ya que los mercados internos son pequeños y
razones de competitividad y otras impiden la incursión sistemática en la exportación.
Pero el fordismo apunta a la realización de pocos productos muy estandarizados que
requieren una fuerte inversión inicial en diseño y matricería y se justifican para grandes
escalas. Por esta razón, aún las grandes automotrices adaptan el proceso productivo a
las condiciones locales: tercerizan una buena parte de la producción, utilizan maqui-
nas universales que requieren calificaciones elevadas y no invierten significativa-
mente en departamentos de investigación y desarrollo ya que adoptan las licencias y
matricería de las casas centrales. No obstante, la organización jerárquica, la parceliza-
ción de tareas, la distinción entre ejecución y concepción y los acuerdos institucionales
para garantizar una equidad distributiva nos autorizan a hablar del fordismo en América
Latina y en particular en Argentina.
2.5 A modo de síntesis
Podemos considerar que el modelo taylorista fordista es aquel por el cual se consolida el
proceso de trabajo durante el siglo XX. Sus elementos constitutivos básicos son dados
por la producción en masa a través de la línea de montaje y de productos más homogé-
neos. Implica control de los tiempos y movimientos característicos del cronómetro tay-
lorista y la cadena de montaje fordista. Se caracteriza por la existencia de trabajo par-
cializado y no calificado; fragmentación de funciones; separación de ejecución y diseño;
existencia de unidades fabriles concentradas y verticalizadas y por la constitu-
ción/consolidación del operario masa, trabajador colectivo fabril, entre otras dimensio-
nes.
El contexto socioeconómico que culmina con el Estado de Bienestar es inseparable para
la comprensión del modelo.
3.EL POSFORDISMO EN EL MUNDO GLOBALIZADO.
3.1 El tránsito de la producción en masa a la producción flexible
Como hemos visto el Estado de Bienestar comienza su crisis ya desde los años ’70 co-
mienza a acelerarse en los años ’80 y adquiere un carácter irreversible en los ’90. Junto
a los procesos económicos, comienzan a acelerarse los cambios políticos. El resultado
de todo esto es que en los ’90, emerge un mundo totalmente distinto que aún hoy no ha
parado de cambiar.
Durante buena parte de la reconstrucción del mundo de la posguerra, las economías se
mantienen dentro de los límites de los estados nacionales, en cambio a partir de media-
dos de los ’70 comienza el acelerado proceso de internacionalización de la economía, lo
que llamamos la “globalización”. Las empresas, hasta ahora protegidas por sus fronteras
nacionales, salen a conquistar un mundo cada vez más interrelacionado a lo que contri-
buye también, y de manera notable, el vertiginosos desarrollo de las Nuevas Tecnolo-
gías de la Información y la Comunicación (NTIC).
El surgimiento de estas nuevas condiciones, la necesidad de saltar las fronteras de la
propia nación, crea las condiciones para un cambio notable de los procesos productivos.

13
Neffa distingue dos grandes conjunto de motivos que desencadenan esta transforma-
ción. 1
a) Factores macro anclados en la globalización con sus dimensiones económicas, políti-
cas y sociales que analizamos ya en la unidad III
b) Factores micro, relacionado con los anteriores pero que se manifiestan principalmen-
te puertas adentro de la empresa.
En este segundo grupo Neffa señala
Aspectos microeconómicos
• una notable disminución del crecimiento de la productividad que se detecta des-
de mediados de los 70 y hasta los 80 pese a la incorporación de NTIC que se
asocia con el decrecimiento de la rentabilidad de las empresas. La explicación de
la caída de estos indicadores produce polémicas entre los economistas. Algunos
lo atribuyen al incremento del peso relativo del sector de servicios de menor
productividad, otros al excesivo costo del costo de diseño para lanzar cada pro-
ducto al mercado, unos terceros a la creciente incidencia en los costos de las ta-
reas de control necesarias para sostener estructuras muy complejas y burocrati-
zadas.
• La caída de la demanda por saturación de los bienes duraderos de consumo
(electrodomésticos, automóviles) que el fordismo producía en masa pero que ya
no encuentra mercado consumidor en períodos de contracción económica.
Aspectos sociales:
• Descontento de los trabajadores: el aumento de la escolaridad formal y el creci-
miento de las expectativas de desarrollo personal producen resistencias indivi-
duales y colectivas al modelo fordista y sus tareas rutinarias, parceladas y repeti-
tivas. Se manifiesta a través de la falta de compromiso e involucramiento en la
ejecución de tareas, boicots, huelgas.
• Vinculado con lo anterior el porcentaje de ausentismo, accidentes de trabajo y
enfermedades laborales se incrementa notablemente incidiendo en los "costos
ocultos " de las empresas.
Aspectos técnicos:
• El tipo de maquinarias y equipos utilizados por el fordismo (de propósitos úni-
cos y especializados en un pequeño número de operaciones) dotados de tecnolo-
gías simples y predominantemente mecánicas, eléctricas e hidráulicas
• La rigidez del proceso productivo y la débil propensión empresarial a la innova-
ción en cuanto a los productos; el costo elevado y el largo tiempo requeridos pa-
ra diseñar nuevos modelos o productos, hacer las matrices y prototipos, producir
y colocar los productos en el mercado, debido a que se trabaja de manera se-
cuencial.
• La rígida configuración de las cadenas de montaje y las gigantescas instalacio-
nes requeridas por las grandes empresas provoca incidentes y dificulta su articu-

1
NEFFA, Julio. El trabajo humano. Contribuciones al estudio de un valor que perma-
nece. Editorial Lumen - Humanitas. Buenos Aires, México. 2003. Tercera parte

14
lación, coordinación y ajuste entre los flujos de información provenientes de los
diversos sectores de la empresa.
En suma, la globalización, la incorporación de la informática en la producción, la crisis
del fordismo en términos de productividad y de "gobernabilidad" de las empresas marca
el desplazamiento del fordismo a otro modelo productivo y que podemos llamar en
forma génerica “producción flexible ” para enfatizar en la posibilidad de estas nuevas
formas organizativas de producir series cortas y diversas de productos con bajos costos .
Dentro del modelo de producción flexible encontramos variantes como el toyotismo,
hondismo y kalmarismo : las dos primeras provenientes de Japón, la tercera de Suecia.
El término posfordismo se utiliza frecuentemente para denominar a estos modos de
organización del trabajo que se erigen como diferentes e incluso opuestos al fordismo.
3.2 El posfordismo: motivo de polémica
El posfordismo parece indicar que para superar los problemas de rentabilidad del capi-
talismo de los 80 hay democratizar la relación al interior de la producción, recomponer
las tareas fragmentadas, involucrar al trabajador en todas las etapas de la producción....
¡superar el extrañamiento del trabajador con su producto sin modificar las relaciones de
producción ! Los ejemplos japoneses y suecos parece que van a producir el milagro: un
trabajo satisfactorio y bien remunerado en el contexto del capitalismo tardío.
A lo que André Gorz responde comentando la experiencia de Uddevalla , la automo-
triz sueca que implementa el kalmarismo ".... Aún cuando accedan a un alto grado de
autonomía, de soberanía sobre el trabajo, permanecen alienados porque no poseen la
posibilidad de controlar, de establecer y de autodeterminar los objetivos de sus activi-
dades. Siguen al servicio de objetivos que no pueden elegir y de los cuales, en la mayo-
ría de los casos, ni siquiera tienen conocimiento" 1
Por su parte otro autor crítico, Gounet señala "El posfordismo es una respuesta a la
crisis del fordismo en los años 70. Al contrario del trabajo descalificado,sel obrero se
torna polivalente. Al contrario de la línea individualizada, él se integra a un equipo. Al
contrario de producir vehículos en masa para personas que no conoce, el toyotismo
fabrica un elemento para ´satisfacción´del equipo que ocupa una secuencia de la lí-
nea". Y agrega con ironía "En síntesis, con el toyotismo, parece desaparecer el trabajo
repetitivo, ultra simple, desmotivante y embrutecedor. Finalmente estamos en una fase
de enriquecimiento de las tareas, de la satisfacción del consumidor, del control de la
calidad" 2. El dejo irónico del párrafo se inserta en la polémica sobre el toyotismo y a
las otras variantes posfordistas que científicos sociales mantienen hoy respecto al fe-
nómeno. Para algunos, como Coriat, hay un avance decisivo en la democratización de
los procesos laborales . Otros como Antunes y Gounet consideran que la disminución
de la brecha entre concepción y ejecución de los productos es engañosa, ya que el que y
el como producir no pertenece a los trabajadores. En lugar de democracia, dicen, hay
una pérdida de autonomía. El slogan "la familia Toyota" implica que el trabajador no se
desentiende en el tiempo libre de la producción. Caso emblemático son los círculos de
calidad donde el equipo de trabajadores dedica su tiempo libre, sin remuneración alguna
por ello, a discutir como mejorar la calidad y la productividad. .
Rifkin, en El fin del trabajo libro polémico de la década del 90, señala por su parte la
estrecha relación entre posfordismo y salida de la sociedad salarial. Según él, los incre-

1
GORZ, André. Miserias del presente, riquezas de lo posible. Ed. Pidós. Buenos Aires, Barcelona, Méxi-
co. 1998, pág. 43
2
Citado en ANTUNES, Ricardo ¿Adios al trabajo?. Ed. Herramienta. Buenos Aires. 1999

15
mentos de productividad motorizados por las tecnologías duras (NTIC) y blandas (orga-
nización del trabajo) conducirán irreversiblemente a una sociedad donde el trabajo co-
mo empleo sea casi superfluo.
Por nuestra parte sinteticemos algunos puntos centrales en los que hay ciertas coinci-
dencias entre los sociólogos del trabajo y otros que se :
• El posfordismo como modelo productivo que integra variantes orientadas a la
producción flexible constituye un cambio cualitativo en el modo de organización
del trabajo. Cierto que coexiste con otras múltiples formas, fordistas, artesana-
les, precapitalistas inclusive, pero éstas actualmente se complementan o se opo-
nen al posfordismo. La producción flexible constituye el punto de referencia in-
soslayable de la organización productiva en la globalización.
• Los cambios organizacionales producen una mejora impactante en la productivi-
dad. Se discute sin embargo si esta mejora redunda en una mejor calidad de vida
de los trabajadores, incluyendo realización personal o si por el contrario implica
una mayor alienación aunque encubierta para garantizar el compromiso de los
trabajadores.
• Posfordismo y globalización son procesos relacionados. Hay acuerdo en señalar
que esta relación se completa con la precarización del empleo, desocupación y
mercado laboral dual según vimos en la Unidad 3.
3.2.1 Las características de la producción flexible
Podemos sintetizar los objetivos de la producción flexible en los siguientes puntos:
a. La estrategia productiva apunta a la flexibilidad, satisfaciendo las demandas de
mercados segmentados, disminuyendo los costos de inversión inicial para el lan-
zamiento de nuevos productos.
b. Se propone reducir al mínimo el empleo de cada uno de los elementos que in-
tervienen en el proceso productivo : el esfuerzo humano, el espacio en el que la
producción se lleva a cabo, la inversión, las maquinarias que intervienen, el
stock de insumos. Para ello se implementa la organización productiva "justo a
tiempo" que permite un flujo continuo, evitando despilfarros de todo tipo.
c. Eliminación de la organización jerárquica para suplantarla por equipos multi-
disciplinarios que participan lo más cerca posible del proceso concreto de pro-
ducción. La producción flexible tiende a anular la división entre trabajo manual
y mental. Los trabajadores participen en las tomas de decisiones y en el diseño
mismo de los productos. Por otra parte el "capataz", esa figura puente entre la
concepción y la ejecución, tiende a desaparecer. El equipo se autoregula y entre
los compañeros de trabajo se estimulan (y se controlan) mutuamente.
d. La tradicional división entre laboratorios de investigación y línea de montaje
también tiende a suprimirse como consecuencia de lo anterior. Se tiende a que
los laboratorios participen en el trabajo concreto de manera que pueda acortarse
la distancia entre investigación y producción.
e. Se invita a trabajadores de los distintos departamentos de la empresa a participar
en el diseño del producto. Así se facilita una mayor rapidez en la elaboración
del diseño y del producto final porque evita que el mismo tenga que volver hacia
atrás, por los inconvenientes que puedan aparecer o por las objeciones que pue-
dan hacer los especialistas de otros departamentos. Así, en la actual producción

16
automotriz, por ejemplo, se mezclan ingenieros, diseñadores y especialistas en
marketing, entre otros, todos colaborando y participando en el diseño final del
producto.
f. Las fábricas actuales incorporan el concepto de “mejora continua”, lo que los ja-
poneses, impulsores de estos métodos, han denominado kaisen. La vieja produc-
ción fordista es bastante conservadora ya que las innovaciones en las mejoras de
la producción es poco frecuentes. Uno de los elementos principales en los nue-
vos métodos japoneses y de la producción flexible en general, es la incorpora-
ción de cambios permanentes en el proceso productivo con el fin de mejorar la
eficiencia y la calidad del mismo. Para ello se pide permanentemente la opinión
de los trabajadores, comprometidos en el proceso concreto de la elaboración de
productos.
g. La producción flexible implica multiespecialización o polivalencia . Los traba-
jadores conocen una gran cantidad de tareas, al contrario que en el tipo de pro-
ducción fordista, en el que cada trabajador maneja sólo una que requería a veces
calificación y las más de las veces no, pero al mismo tiempo implica desespecia-
lización . Los trabajadores claves de los que no podía prescindir el fordismo: por
ejemplo torneros o fresadores, son parcialmente reemplazados por las máquinas
de control numérico que requieren polivalencia es decir pueden efectuar diferen-
tes operaciones durante una jornada de trabajo.
h. Involucramiento de los trabajadores en la producción. Se logra un gran compro-
miso de los trabajadores en cuanto productividad y calidad mediante varios me-
canismos que pueden aplicarse juntos o separados.
• el monto de los salarios depende de los logros de cada equipo a nivel de pro-
ductividad y la calidad.
• garantías de estabilidad laboral al núcleo central de trabajadores.
• la conformación de Círculos de Calidad u otros mecanismos que estimulan
la participación y el sentido de pertenencia .
• sindicatos ligados a las empresas en donde desaparece la práctica confronta-
tiva propia del sindicalismo tradicional y se plantea como único camino la
negociación.
Los aspectos mencionados pueden ser mirados desde dos perspectivas respecto a su
impacto sobre el trabajador. La primera, optimista, enfatiza sobre la democratización
laboral que significa la transparencia informativa y la horizontalización de la gestión. La
segunda, pesimista, encuentra en el posfordismo un modo de explotación más sutil y
sofisticado pero al mismo tiempo más profundo de explotación del trabajador por parte
del capital. Veamos los argumentos
3.2.2 La mirada optimista
a)Compartiendo información
La incorporación de la robótica y de la informática en general ha agilizado notablemen-
te la toma de decisiones y ha permitido además, la eliminación de toda una pesada es-
tructura de jerarquías en donde muchas veces la misma información se detenía o sim-
plemente se perdía. También se han reducido los espacios los espacios de trabajo, la
agilidad con que los trabajadores pueden resolver problemas que antes producían largas

17
demoras en las que las cadenas de montaje se mantenían ociosas a la espera del personal
especializado que las reparara.
La creciente informatización y democratización de la información en el marco de la
empresa ha permitido también, que los directivos estén más al tanto del proceso de pro-
ducción concreto y de los problemas que se plantean en el producto terminado.
También los trabajadores son más concientes, ya que tienen a su alcance el conocimien-
to de los mecanismos que mueven el marketing y la venta de los productos que ellos
mismos producen. Desde el punto de vista del pensamiento clásico marxista, que hemos
visto en la Unidad 1, esto podría significar una disminución de la alienación en que la
producción capitalista hunde al trabajador.
De hecho, la participación de los trabajadores en la toma de decisiones y en el acceso a
la información puede ser interpretada como una recuperación del dominio que el traba-
jador tiene sobre el producto de su trabajo. Según el nuevo método de producción flexi-
ble, el trabajador participa y comprende la totalidad del proceso productivo.
b) La nueva ingeniería: redes y participación.
Dijimos que la eliminación de las estructuras jerárquicas de las empresas ha sido uno de
los elementos nucleares de la racionalización. A esto se lo denomina la nueva ingenie-
ría.
Este concepto hace referencia a la plasmación de un modelo de organización del trabajo
más que a una serie de experiencias aisladas. La nueva ingeniería, que nació en las fá-
bricas automotrices de Toyota, en Japón, con el objetivo de levantar a la empresa en la
posguerra y hacerla competitiva frente a las grandes compañías norteamericanas, ven-
cedoras en la guerra por otra parte, fue extendiéndose no sólo hacia otros países sino
que fue también adueñándose de todas las ramas de la producción hasta llegar al comer-
cio y a los servicios.
Hay una serie de anécdotas muy interesantes en este sentido, se cuenta que un grupo de
empresarios y especialistas japoneses, visitaron EEUU en la década del ’50, para in-
teriorizarse de las formas de producción en las empresas industriales y en el sistema
económico norteamericano en general. Aunque no quedaron conformes con las formas
de producir en las fábricas, sí los sorprendió la eficiencia y la rapidez con que funciona-
ba la organización de los supermercados. La capacidad con que los empleados reempla-
zaban los productos vendidos, el orden y la impecabilidad en las estanterías, los siste-
mas de cobros y administración, etc. De allí aprendieron una serie de principios que
después aplicaron al dominio industrial.
La flexibilidad en la producción es independiente de una rama, aunque haya nacido en
el seno de la industria automotriz. La llamada nueva ingeniería constituye una serie de
principios que pueden ser aplicados en todas las ramas sin ningún inconveniente. El
principio fundante es: producir más, con la mitad de los elementos, en el menor
tiempo posible.
La nueva ingeniería ha reemplazado la estructura vertical de la empresa por una de tipo
horizontal. El núcleo de la misma son el conjunto de redes y equipos que constituyen las
unidades productivas que llevan adelante el trabajo, todo se resuelve en ellas. Por otra
parte el personal técnico, los ingenieros, son parte de los equipos de trabajo, comparten
las inquietudes y los conocimientos con los trabajadores. La pirámide se achata.
3.2.3 El lado oscuro del posfordismo

18
El aumento de la productividad, ha traído consigo una serie de problemas, algunos nue-
vos y otros viejos, dentro y fuera de la fábricas y de los almacenes. El principal cuestio-
namiento es el número de puestos de trabajo que trae aparejado dicho incremento. Está
en discusión si el desempleo global tiene su causa principal en los cambios en la organi-
zación de trabajo pero sin duda la producción flexible es expulsora de mano de obra .
Pero veamos algunos puntos álgidos hacia el interior mismo del proceso de trabajo.
• La participación cuestionada: El registro informático de toda situación coti-
diana y el autoajuste del sistema ponen en duda la tan mentada participación. La
máquina y sus acciones ni necesitan interpretación, ni requieren rectificación. La
consecuencia es que, a través de un método en apariencia democrático, partici-
pativo y creativo, se eliminan todas las huellas que el trabajador puede poner en
el proceso. El trabajador participa, pero su opinión alimenta a los programas in-
formáticos quienes se encargan de los ajustes pertinentes.
• Equipos de trabajo como instrumentos de autocontrol: En el fordismo, el ca-
pataz, despótico o no, tenía la responsabilidad por la disciplina y el cumplimien-
to de las metas de la empresa. Las confrontaciones eran moneda corriente y en
esa figura muchas veces se encarnaba la percepción de la explotación a la que el
obrero era sometido. Los empresarios vieron en los equipos de trabajo un méto-
do de control sobre los individuos, porque es el equipo, los mismos compañeros,
el que se encarga de la tarea de control . Los métodos son simples. Cuando un
trabajador se retrasa, se frena el trabajo del grupo completo y esto repercute en
los reconocimientos monetarios o no. Por otra parte, cuando un trabajador se
enferma o falta, la ausencia no es suplida por ningún otro trabajador. Los mis-
mos integrantes del grupo deben asumir el trabajo del faltante. De este modo el
control recíproco entre compañeros es la moneda corriente.
• Ritmos de trabajo: Ya dijimos que una de las consecuencias más importantes
de la informatización de la producción es el aumento en la velocidad de los pro-
cesos. Se produce entonces un choque entre los ritmos que imponen las compu-
tadoras y el biorritmo humano. Desde tiempos seculares, el ritmo vital del hom-
bre se ha movido en conjunción con los ritmos de la naturaleza. El movimiento
de los astros fue la medida de la jornada, el paso de la carreta o de los caballos
ha marcado la velocidad de los desplazamientos, e incluso, el devenir de las es-
taciones y de los climas, han marcado los ciclos productivos fundamentales. El
choque entre el ritmo vital del hombre y el de la naturaleza no comenzó, sin em-
bargo, con las computadoras, surge con la aparición de las máquinas en general.
Sin embargo, las computadoras, dueñas de los procesos actuales de trabajo, ace-
leran notablemente este proceso haciendo que la distancia de ritmos sea cada vez
más irreconciliable. El resultado de ello se ve en la salud de los trabajadores y
en las nuevas enfermedades que han surgido en los últimos años. Los problemas
cardíacos, las depresiones, las nuevas formas de la enfermedad mental como los
ataques de pánico, la impotencia sexual, etc.,son consecuencias que el estrés
causa en la vida de los nuevos productores.
• Tiempo libre: Las empresas han avanzado notablemente, a partir de las nuevas
formas del trabajo, sobre el tiempo libre de los trabajadores. Las consecuencias
de ello son muy profundas ya que se recorta el tiempo del que el trabajador dis-
pone para recuperarse de su jornada. Las formas que se utilizan son, sin embar-
go, más sutiles que las que se utilizaron en el siglo XIX para alargar la jornada
de trabajo. Los principales recursos se centran en los mismos grupos de trabajo,

19
las empresas fomentan las reuniones grupales fuera de los horarios normales pa-
ra promover la discusión sobre los problemas planteados en la fábrica, en este
punto, es el mismo grupo el que se encarga de mantener la asistencia, ya que la
ausencia es vista como muestra de desinterés por el individuo, y por lo tanto, se
lo identifica como elemento perturbador del grupo. Las formas de ocupar el
tiempo libre se diversifican también de manera asombrosa. Se utilizan elementos
como los viajes de trabajo, los cursos de especialización, etc.
• La dualización del empleo: Cuando analizamos en la Unidad 3 las transforma-
ciones en el mundo del trabajo en el nuevo contexto, nos referimos a cuestiones
tales como la precarización laboral y la mayor heterogeneidad entre trabajadores
que provocaban un mercado de trabajo dual. Al interior de la organización del
trabajo se manifiesta también la dualización. Las nuevas empresas promueven
los contratos a tiempo parcial y por un espacio limitado de tiempo. Con este tipo
de contratos los empresarios van decantando su plantillas y van conformando
dos niveles. Por un lado un núcleos de obreros especializados, bien preparados
y bien pagados (incluso con compromiso de empleos vitalicios como la Toyota
en Japón). A ellos se encarga lo fundamental del proceso y se les adosan gru-
pos inestables de trabajadores, que son contratados por tiempos limitados de-
pendiendo del tipo de tarea que se busca, o de la cantidad de demanda que la
empresa debe afrontar. Es común que en épocas de menor trabajo los grupos de
trabajadores temporales se desarman y quedan solamente los trabajadores fijos.
Esa combinación del trabajo flexible con el trabajo permanente, ha permitido a
los empresarios aliviar notablemente los gastos de producción ya que no se tie-
nen que hacer cargo de grandes grupos humanos en momentos de poca produc-
ción. Los contratos temporales, también llamados “contratos basura”, que sue-
len oscilar entre los tres meses o el año de contratación, evitan a los empresarios
el pago de indemnizaciones o los traumas que se derivan de la ruptura de una re-
lación contractual a largo plazo. Hay que observar que para el establecimiento
de este tipo de contratos, se han modificado las leyes de la mayoría de los esta-
dos lo cual ha marcado el fin del Estado de Bienestar también en términos legis-
lativos en la mayoría de los países de Occidente, incluidos los de América Lati-
na.
Bibliografía complementaria
ANTUNES, Ricardo. ¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre la metamorfosis y el rol
central del mundo del trabajo. Ed. Antídoto, Buenos Aires. 1999.
BATTISTINI, Osvaldo comp. El trabajo frente al espejo Prometeo libros. Bue-
nos Aires, 2004
BOYER, Robert; FREYSSENET, Michel Los modelos productivos. Lumen,
Buenos Aires, México. 2001
CORIAT, Benjamín. El taller y el robot. Siglo XXI. Madrid. 1992
CORIAT, Benjamín. El taller y el cronómetro. Siglo XXI. Madrid. 1992.
CORIAT, Benjamín. Pensar al revés. Siglo XXI. Madrid. 1993
GORZ, André. Miserias del presente, riquezas de lo posible. Ed. Paidós. Buenos
Aires, Barcelona, México. 1998,

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KATZ, Jorge. Cambio tecnológico en la industria metalmecánica latinoameri-
cana. Resultado de un Programa de Estudios de casos. Revista de la CEPAL.
Abril 1983
LINHART, Roberto De cadenas y hombres. Editorial Siglo XXI. México. 1989
LOBATO, Mirta. El taylorismo en la gran industria exportadora argentina
(1907-1945). Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. 1988
RIFKIN, Jeremy. El fin del trabajo. Paidós, Buenos Aires. 1996
SVAMPA, Maristella (editora) Desde abajo. Universidad Nacional de General
Sarmiento. Editorial Biblos. Buenos Aires. 2003

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