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La ideología alemana.
Apartado 2: Historia
Hay que tener en cuenta el final del 1er apartado: el lugar o la función de la ideología. La
filosofía independiente no existe: está al servicio de la historia. De una historia real: no una
“colección de hechos muertos”, sino una historia de las formas en que / como producen los
seres humanos, una historia de la evolución de los modos de Producción.
La filosofía aporta abstracciones: categorías teóricas para pensar los modos de producción.
Pero estas abstracciones “separadas de la historia real, carecen de todo valor”. Sirven para
pensar la historia. Pero no ofrecen una “receta o patrón”.
Primera premisa: “que los hombres se hallen en condiciones de poder vivir” (p. 28). Para que
haya historia humana – para que haya hechos con sentido, para que haya sentidos desde los
cuales narrar lo que sucede – deben estar cubiertas las necesidades básicas. El primer “hecho
histórico” es por tanto la producción de los medios para la satisfacción de estas necesidades.
Es decir: ya en el germen de la historia está la relación hombre (necesidades) – medios – medio
natural.
Marx va a decir: “colocar este hecho en el lugar que le corresponde”, razón por la cual la
historia en Alemania jamás ha tenido una base terrenal. Marx está trasladando el sujeto de la
historia desde la voluntad de los hombres hacia e actuar de los hombres, hacia como actúan.
Marx está concibiendo otra manera de hacer historia, no basada en hechos, decisiones y
personajes, sino en causas sociales.
Los seres humanos al tiempo que producen se re-producen, procrean. Esto implica que el ser
humano que puede satisfacer sus necesidades está inserto en el seno de una familia. Aún más,
dice Marx, está inserto en el seno de relaciones sociales entre familias, con roles asignados,
con tareas establecidas: solo pueden satisfacer sus necesidades en la medida en que
pertenecen a una red de relaciones sociales. Por eso dice Marx que la familia “tiene que
tratarse con arreglo a los datos empíricos” y no de acuerdo al “concepto de familia”: cada
familia esta determinada por el conjunto de relaciones sociales en la que se inserta.
- Primera conclusión (o “cuarto momento”): la producción es natural y social
“la producción de la vida se manifiesta [desde un primer momento, desde el inicio] al mismo
tiempo como natural y como social”. Como si dijiese: aún el estado más primitivo del hombre
es social. El ser del hombre está definido por el modo de cooperación en el que se inserta. En
el hombre no hay naturaleza pura, o si la hay, esa naturaleza es social. Notar lo opuesto a la
idea de función social de Platón: esa sí es natural, está determinada por la esencia de la cosa
(de cada ser humano, por el predominio de cada alma). En cambio, para Marx, el hombre viene
al mundo determinado, por su propia estructura, por el conjunto de relaciones sociales que lo
habitan.
No es una conciencia pura: el ser humano, que satisface sus necesidades, a través de
instrumentos, en el marco de una familia, que ocupa un lugar en el conjunto de ciertas
relaciones sociales determinadas por cierta forma de cooperación, tiene conciencia, es decir,
se re-presenta [pone delante] el mundo. Esta conciencia es conciencia inmediata: no es
reflexiva, esta determinada por el conjunto de relaciones sociales que le permiten constituirse
como tal. O omo diría Marx: “El espíritu está preñado de materia”: i.e. con el lenguaje, a la
medida que se adquiere la capacidad de nombrar el mundo (es decir, de percatarnos de su
existencia como algo que puesto enfrente del sujeto, como algo distinto al sujeto), se adquiere
una determinada forma de representarlo. Toda representación lingüística está situada. “La
conciencia es un producto social”.
Esta “primera conciencia” es conciencia del mundo sensible, de las relaciones con otros y de la
naturaleza como algo distinto del sujeto, como algo que lo excede. Religión natural. Fe en que
el mundo es así – confianza. Esta conciencia primigenia de las relaciones con los otros es ya en
su primera fase conciencia social: conciencia de que el ser humano vive en sociedad. A este
primera fase de la conciencia Marx la llama conciencia gregaria o tribual: no es conciencia de
un determinado modo de cooperación, sino del hecho elemental de que el hombre vive en
sociedad.
Porque solo cuando se ha separado trabajo físico de trabajo intelectual el ser humano puede
representarse el trabajo que realiza como algo distinto que el trabajo que realiza alguien más,
puede elaborar un conjunto de representaciones para hablar de “modos de producción”, de
relaciones al interior de esos modos, hablar del trabajo como algo más que la mera
satisfacción de una necesidad (pastoreo, recolección). Desde ese momento es algo más que
conciencia de la práctica existente - es decir, deja de ser conciencia inmediata, conciencia de
(tener presente) lo que hago, para ser re-presentación de lo que hago. Ejemplo: cuando
aprendo un trabajo. Esta es la base o el fundamento de la teoría “pura” - ideología.
Al principio lo único que va a decir Marx es que en la división del trabajo la contradicción se
genera porque asigna a diferentes individuos las actividades espirituales y materiales, de
producción y consumo. Pero luego especifica: porque (párrafo siguiente, página 33) la
distribución del trabajo, que lleva implícitas estas contradicciones (es decir que se van a
desarrollar), implícitas en la contraposición de las familias (sociedad civil, diversos intereses
compiten entre sí), genera una distribución desigual del trabajo y sus productos, es decir, la
propiedad, engendrada en la familia.
- Las luchas que se dan al interior del Estado son luchas de clases.
Es una lucha por dominar: por hacer del interés particular el interés común. De donde se
desprende que la lucha por dominar es la lucha por conquistar el poder político.
“Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas
actual”.
Hay que señalar dos puntos: 1) La sociedad civil abarca todo intercambio material, todo
comercio e industria (ergo todas las facetas que determinan) una fase, y 2) trasciende las
fronteras de un estado (abarca el mercado mundial, lo que después llamará la división
internacional del trabajo). Es decir, la sociedad civil es el escenario de la institución de
individuos históricos universales, de un mercado mundial. Por eso marca el tempo de una
historia real.
La historia anterior deja como punto de partida evidente que individuos concretos, al extender
su actividad / intercambio hasta dimensiones universales, se ven sojuzgados por el mercado
mundial: el desarrollo de las fuerzas sociales productivas deviene en la explotación del
hombre.
Asimismo: que una revolución comunista consiste tanto en abolir la propiedad privada como
en “derrocar ese orden injusto”, dos caras de la misma moneda. Y se coloca a hombre sobre el
control de su capacidad creativa: sobre su capacidad de transformar y formar el mundo.
Corolario, no es una historia de “la autocreación del género” - una historia donde el sentido
hay que buscarlo en algo exterior a los hombres que actúan, sino una historia que observa
(método científico) como los individuos se hacen los unos a los otros, tanto física como
espititualmente.
Se trata de explicar las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material. Ergo, hay
que notar el giro práctico de la propuesta teórica de Marx: “la fuerza propulsora de la historia
(…) y de toda formación teórica, no es la crítica, sino la revolución”. Esto no quiere decir que la
teoría deba ser abandonada. Por el contrario, la teoría debe ser práctica, debe ser
herramienta para la transformación de lo real.
- La ciencia histórica revela que la esencia del hombre está mediada por un
determinado estadio del desarrollo de las fuerzas socio – productivas
Marx va a decir (p. 40 - 41) que esta concepción “revela que la historia no se disuelve en la
autoconciencia”, es decir, en la adquisición del hombre de la conciencia de su propia libertad,
donde ser y conciencia, aspecto ontológico y gnoseológico coinciden. Sino que en cada una de
esas fases (del desarrollo histórico universal) “las circunstancias hacen al hombre en la misma
medida que el hombre hace a las circunstancias”: esta suma de fuerzas de producción,
capitales y formas de intercambio es la esencia del hombre.
Toda la historia ha hecho caso omiso, hasta ahora, de esta base real de la historia. Excluye la
relación del hombre hacia la naturaleza. Por eso dicotomía naturaleza – historia, barbarie –
civilización. Es una historia ilusoria, historia de las acciones políticas, de caudillos, Estados,
luchas religiosas. Una recolección de hechos al azar. Y remata Marx: esta historia se ve
obligada a compartir las ilusiones de esta época. Aún más, toman estas ilusiones como las
potencias determinantes (ejemplo del trabajo egipcio, su estructura de castas). Más abajo dirá,
para el caso de la historiografía alemana, que es un tipo de historia local: no da cuenta de los
procesos históricos – universales, precisamente en tanto toma las representaciones de la
conciencia (el efecto), por la causa: las relaciones de producción.
La historiografía alemana se mueve en torno al Espíritu Puro. Por ejemplo, para San Bruno las
ideas religiosas de una época determinan la organización social de esa época (pensemos en el
caso del budismo, del hinduismo, del Zen, el Tibet, etc). No gira en torno a intereses reales,
sino que presenta al hombre religioso como el proto-hombre, en torno a ideas como El
Hombre, Hombre – Dios, etc. La crítica de Marx es que esa historiografía es que la eliminación
de estas ideas de la conciencia, ergo, la salida de estado alienado, “es obra del cambio de las
circunstancias y no de las deducciones teóricas”.
San Bruno: