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Valle¡o es único: un camino sin regreso en el que n0 telul Nejandra Pizarniken el velorio del mundo
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perderse. Yde nuevo, lavozdeChesterton nos recuerdacon sr¡

frue al cholo Vallejo; su vocación de imposibles: ,,el poct;r


ti

sólo pide introducir su cabezaen medio de los cielos. Es cl Alguien diio, creo que fue MarkTkain en uno de sus agu-
lógico quien procura introducir el cielo en $t cabeza,, . dos aforismos, que la espeturz siempre serábuena patael
César Vallejo, como buen poeta invirtió la lógica del pen des ayuno pe rc mala para la cena. E I afil ado viei o fu ain qui-
samiento rucional, y como claro hombre de rupturas optó zás nos quiso decir que, en el desbande de espejismos, tras la
por asumir lapoesíacomo una forma del pensar. No como reventa de sueños de libertad, de fratemidad o de f usticia, siem-
unasimple entelequia. pre nos queda un mal sabor. El sabor de lo escurridizo, de lo
Hoy, amásde cien años de su nacimiento en un pequeño eternamente postergado, de ese desbande de ilusiones es de lo
poblado de los Andes peruanos, César Vallejo continúaadelan- que informa todalaobra poética de Aleiandra Pizarnik.
tándose al tiempo, alimplacable transcurrir del tiempo que Sin duda alguna, el rabelesiano tiempo, que es un en-
fue uno de sus temas cenitales. gullidor de seres y de obietos hasta el extremo de la bulimia,
Sea éste un escorzo de aquel que señaló que "n0 hay exé- "es el padre de laverdad". Quiero entonces decir, un poco al

geta mejor que la obra de un poeta, como el poema mismo. desgaire, que la relación que he tenido como lector de la poe-
Lo que él piensa y dice de su obra, es o debe ser más certero tisa argentin a,ha estado gestada en una doble pulsión de
que cualquier opinión exftaita" , amor-odio, de aproximacióny techazo, de visitas a\fiacet-
Sólo me queda agreg r estos oscuros signos de Vallejo: canaleianía, y que esto siempre ha ido acompaiado de un
"Quédeme acalentarlatintaenque me ahogo/y a escuchar deseo de buscar su ve rdadpoética, su voz interior baio la piel
micayemaaltemafiva,/nochesdetacto,díudeabstracción,,. del lenguaje. En lucha con el tiempo y con las modas, es de

rigorbuscar una verdad estética desde un alegato con su "yo"


poético, más alládel deseo de eiercer lattaníao el narcisis-

mo del lector que nunca cree equivocarse, y más allá", tam'


bién, de ceder ante lafucinaciln de los oios de Medusa.

t"§tu,
*?..f .
r+)
particularmente de su
A la muerte de Ale¡andra Pizarnik, ocurrida en l972,los umbral de su mundo poético' y hablo
(adietivos que pue-
lacetante libro
lectores de su poesía en Colombia éramos un puñado, casi hiriente y lúcido y otravez
pleonasmo) EL tN¡tstNo
den ser más que sinónimos un largo
una secta un tanto embriagadapor elclaroscuro de su pala-
sobrevino un poco de
rutina' desengaños de amante
bra, Ese mismo año publicábamos en Medellín la revista Cr¿- MUSICAL,
en
distanciamientos y fisuras
vE DE sol, pero además leíamos las claves exiliadas de su noc- furtivo, pequeños desencantos'

turnidad, sus imágenes poderosas y encantadas en elbosque su imagen.


del
perdí mi vida"' tan tomado
del lenguaje, ios grandes claros de silencio en esa suerte de Su "por la literaturayo
que todos hemos
poetas, Rimbaud, al
"arboleda perdida" que daba pno aun jardín donde, al de- men.s literario de los
el viaie' me re-
sus provisiones para
cir de Cortínar, ñeiandr a tenía ttna ci ta imp oste r g ab I e c o n saqueado sus vituallas,
camp a\azoalgo
que siempre me ha
Alicia. cordaba con un nuevo
por estos desencuentros
incomodado en la poética de la no
Lahoranoladabala iiebre demarzo. Ni la sonrisa des-
por momen-
el ademán literario
nivelada e irónica del gato de Cheshire, desvanecido poco menos inquietante Pizamik
de programática del
suicidio' el yo
p0c0 en su aire. La hora del encuentro la dabattnavigilan- tos excesivo, una especie
a
se ay enfaÍizaen una suer-
desdobl
cia de sí misma y sus visitas a los territorios del sueño y del romántico que otras veces
te de narcisismo del
lenguale'
espejo. Es el testimonio de mi vieja pasión, que algunas veces

ruelve arealtarme, un poema en prosa a estaposeídaentre Su..hablodemí,naturalmente,,,queyaenlibroscomo


Y Úniuos PoEMAS
tienen aigo de irrespira-
las iilas, donde recordaba a aquellos pianistas del oeste que sus Tsxros DE soMBM
de Ei' INFIER-
presagiante y espléndido
siguen tocando el instrumento mientras, alrededor de sí, se ble, y no hablo del aire
cuyo proyecto por
N0 MUSIcAL, sino de
una asfixia de imágenes
quiebran espejos y botellas. Tal la sensación de la muerle de
ser ei de deslum-
momentos n0 ser injusto- parece
{spero
Aleiandra Pizarnik suscitada en un lector invadido por sus
fecunda'
fasto una imaginación
brar. El de proyectar con
sombras: la de quien upira a seguir tocando en medio del
al alteque es toda pro- I
sello delacan deesa moneda
El
velorio del mundo. la poe-
que veq lalvez'más
que con
Poco a poco) como ocurre con todo amor loco y vertigi- puesta de escritura, tiene
con
sía de Alejandra Pizarnik y con sus seguidores-lectores'
n0s0, con unapasión desbordada ocurrida luego de pasar el

15»
sus seguidores-poetas. Lo que fue
la apertu ru a unmundo un sentimiento de exilio prestado, deenaienarión de un mun-
ensimismado, a una verdad estética ,,conyulsión,,
bella en su
do que quisieran cadavezmásliterario, es decir, mucho me-
bretonianade tcnalidades elusivas,
se yolvió capilla, verda_
nos riesgoso.
dera secta, santo y seña de comeligionarios. pequeñas
tribus mi modo
A de entender, lapoesíade Alejandra Pizamik
-particularmente de poetisas- en corombia hicieron coto
de
en sus más hermosos momentos logra una seducción desde
caza efi su imagine úa, con resuitados clarumente ca_
el espanto, lo que conllevaríalambién a una lecturucargada
ricaturescos y epigonales, desde
la seducción que ejerce el
de amor-odio, de encanto-desencanto, de magnífica tensión,
malditismo, el
fatum y el halo negro de latragediade au_
ténticos creadores que se han Su poesía es un sacudimiento interior que alayez nos
atrevidoa ponerre en fiente el
espe,o propio a su Gorgona. sacude en muchos rnomentos. Quién, que lea esta imagen

virulenta ypoderosa de Los posnÍoos ENrRE LTLAS, no sentirá una


Deben ser innumerables los fracasados perseos
que han
quedado petrificados por suerte de escalofrí0, e inclusive, de espanto: "si viera un perro
la mirad,adeforuadora de sí mis-
mos 0 por el temor a asomarse muerto me moriría de orfandad pensando en las caricias que
a sus oscuridades. Algunos
otr os, p ar a deci rlo recibió. Losperros son como lamuerte: quieren huesos", Esa
en p alab r udel poeta José M an u el Aran go
apropósito de Hólderlin, Iian recibido imagen tan poderosa, tan rotunda , nace de un largo desvelo.
er castigo derarocura
por atreverse a mirar Ios ,,un Ya el mismoJohn Donne que prevenía sobre paraísos sin ser-
ojos de animal teruible,,. Legio_
nes de jévenes ven en elhambre, enlaideade la locura o el pientes, decía que nadie se duerme enlacanetaque lo lleva
suicidio, un tránsito hacia el arte. del presidio alpathu.lo. ¿Qué libro podría merecer el alto elo-
Cambian sus f ases lunares
en secuencias imitativas, creyendo gio de ser leído durante el tránsito doloroso delacárcelal
que sepuede andardos ve_
ces por rn mismo camino. pero cadalsoT
es ilusorio pensff en una
locurade viñeta, en el hambre
como en unapostal, en elsui_ De esa estirpe de los pemos enanalogíaferoz con la muer-
cidio como forma de santificación
inrnediata. te, son muchas de las imágenes creadas por Alejandra Pi-
Muchas veces los seguidores de
la escritor a argentinase zarnik. No es ia surrealidad por [a surrealidad, un escarbar
quedan con lo menos atractivode
su poética, con el tic, con en el trasmundo como lo hacen con tanto valor los mitos, y

::iYd,
-+. 15»
sin embargo su carga de inconsciente en-
muchas yeces nos E$a premisa dei espíritu rom ántico' amimanerude
corurueve, fundando unaparticul
armitología, con unafau_ precisa racionali-
tender resulta cietla,atnen su puntualy
na y una flor a imaginar iu. ya había que nos produce al-
dad. Lo que incomoda, o mef or aun lo
Lo u is fu a gón dich o que
un gran poetapuede rcalizar un gran del
poema aun con la es_ gunas dudas, podría ser la normatividad ptogtNnática
critura automática,pero que un
idiota quehagaautomatis_ sueño y la vigilia,que apuntaa un precavido o preconcebi-
1o
m0 n0 dejará deser un idiota que
hace autonatismo, o algo do recetario. ya FratzKÑadecíacómo
pueden irrumpir unos
parecido. La surrcalidadque
precede ala pc:esía e inespera-
de Nejandra leopardos en un templo, en un hecho milagroso
Pizamik es de otro orden, y quizálevenga de aates del surea_ lograpreveq fácilmente puede convertirse
do, y cómo si esto se
lismo.
en su reiteración'
en una debilitada forma de ritual' El rito,
Hay que recordar que uno de
los libros de cabecera suyos los poemas de
siempre acahapot empobrecer el milagro' Con
era El arlr¡a Rou,fi+trc¡ y rL suEñ0,
esa especie de santuario erigi_ rnil ar' c omo u cede
anúa P izarnik p odría p asar algo s i s
Nei
do alapoesíaporAlbert Beguin, los leopar-
también con el realismo mágico:
donde casi todos los aspec_ no pocas veces
tos noctumos de la vida, ypor supuesto mi
de laensoir ación,tie_ dos, la magiay el hechizo de sus imágenes ("Debaio de
nen nacimiento en el ojo de
aguadelromanticism los niños de
o alemán. vestido ardíawcampocon flores alegres como
De esas cabecerubajabuenaparte del caud,alde convocarse
la escritora la medianoche") podrían esperarse, e inclusive
aryentina. Sin duda que debió conocer
el testimonio de Ste_ paraporúltimo llegar alextremo de amaesffar elhallazgo'
ffens citado por el mismo Beguin: ,,el
genio puesta en escena
existe en los mo_ de elaborar el milagro y hacerlo parte de la
men tos en que I a omnipote ncia
de la natur alezainconscien_ de un ceremonial.
te y las profundidades noctumas boceto sobre las
Todo esto, que n0 es otra cosa que un
e inaccesibles de ra existencia
dejan caersus velos yse revelan
en el estado de vigilia. [a ins_ potestades y las dudas en tomo alapoesíade Aleiandra Pi-
piración une la plenitud de la preguntas que
noche y la claridad del día, el
zarnik,sólo quiere manifestar muchas más
misterio de lo inconsciente y ra regrade de la estirpe de sus
ra conciencia, Esto cefiezas,algo que depmadaresulta muy
parece muy n atural aciertavisión
interioq aunque siga sien_ quizá no me ualta'
inquietudes estéticas. La única duda que
do absolutamente inexplic able para alláde los ava-
la ruzón,,, radicaen que Aleiand ruPlzartrk' más
saber

?,_edb
* ¿,rü.i 15»
llij-

tares y sombras señaladas, ,,el


ilil
signo de su estar (que) t:ri,;r ,,1 Un poeta en Nueva York
corazónde la noche,,, los buceosporsímisma, ,li
deja urr lt,¡i:r
do altamente apreciable paralapoesía
en nuestra lerrgrr:r,
mása\\áde este escrito refuaúafio aargunude sus aristrLs.
jlil
I.
No se explica del todo su poesía,
como n0 se explicar r k,l I

1929, Federico García Lotca viaja a Nueva


York' Va
todo los sueños. Su lirismo sensorial
nos recuerda que cac l;r
En ,lii
música en la música, como cae como becario a Columbia Univenity, cargado de
un gran pres-
su voz en las yoces.
preguntas' Allí' en
De todo esto nos informa la poesía de AI ejandrapizarnik, tigio y de un equipaie hecho de sueños y de I

Nos habla de su siembra de dudas libro


y su cosecha de creencizrs, un clima ho$il a su espíritu, escribirá su deslumbrante
de subarajade odios y de amores,
de sus luces y de sus noc_ Ponr¡ rn Nu¡vl Yonr. il
turnidades, de aquellos ocultos
llamados que rondan como ¿Qué podría ocurrirle a un poeta de raigambre ena-
i
animales en la memoria. De esos escindida'
asombros y desvelos da cuen_ moruday levantisca, al encuentro con la ciudad
ta su poderos apalabra,unavoz mis-
que acadatram. nos recuer- son dictados por hombres que, al decir del
cuyos códigos
\
da que todaverdaderupoesíano
es otra cosa que el arte de
mo Garcíalorca, son "fríos y hablan como patos"? llr
remendar el agua, el registro clel paso ll
del viento, y que un
SisetrataradeDyianTliomas,herederodelosviejoscan_
poeta debe saber portar el pasaporte
del incierto. y burlón, diría
tores galeses, con un temperamento explosivo

respondiendo alpor qué de su visita:


"para continuar labús- I

lll
quedade todami vida:muf eres desnudasbaio impermeables

mojados". Boutade expresada en un inglés que envidiarían


l,l
los mej ores poetas norteamericanos' i

Pero tratándose de Federico GatcíaLorca' aqtien,para l

busca en esa Ba- ii


empezar, el idioma inglés no le altaey sólo
Nueva York
bel la enfebrecida parla de sus amigos españoles, ;i

lll

t| i11

llr
No fui a su entierro.,./ Pero hoy me 1o he encontrado en La poesía, una clsa donde ocurren p aisaj es
\a taqrrllla de un cine... I Me ha dicho, en confianza'./

"Vi esta película hace una semanal pero tengo que


verla una vezmas/porque no sé si la princesa que ac- Si en una labor extremadade reducción aunaesencia,

t(ta en ella /se habráido del balcón 0 no.'." inlenlaruapretulaidea que tengo sobre qué es lapoesía,

lerüíaque ef ercer un oficio de f íbaro (me refiero a los indí


Como el muchacho descrito por Holan, a veces actdo a
ha ido de ella o no, y genas que logran reducir cabezas humanas sin que por eso
lapantallaparu,yü si la poesía se 1o

ha fugado' Pero a veces, la dejen de tener su forma primigenia) paru decir que ella, la
mas gravees que casi siempre se

poéticadel cine vuelve a asaltat nuestra retina y nos lleva de poesía, talvezmuque lo real-imaginario o que un arte en el

Brum con Scola, o nos hace muecas con las bruias del l\'{acs¡ru tiempo, que qtizá más que "pensamiento desinteresado"

de Polanskr... --como decía con lucidez SaintJohn Pene- es una insatisfac-

ción con larcalidad. El poeta sería entonces convicto de esa


repulsa contra laprccariedad de lo real, alguien que nos en-

trega la dud a,lacafiadeinvención de nuevas realidades que

prescinden de la e$rech aculturade lo comprobable.

No es comprobable que el mar tenga en su adentro una

carpinteúa secreta, una garlop a que devu e lve p e qu eñ os tro -

zos de m ade r a alu play as, p ero es a me táforu del o céano car
pintero, por justa, funda unarcalidadvisual desde la pala-
bra. No se necesita I aesaoculta carpinteúadelmarllevan-
do una escaf.andta,no se necesitabucear en su agua salobre

para comprobar su existencia. Seffalamás bien de una ver-

dad estética que nos obliga a sumergirnos en el plano de las

ia)
ideas. Por algo, en el origen griego delapalabraideaésta Lo que hacemásricay diversaalapoesíaescrita en este
significaba figura o visión. Es allí, en el mundo anallgico,
siglo, es que las verdades estéticas que se agolpanen la inter-
queparuHenri Bergson se da enlaimagen que brota de un pretación delalíricanunca han podido, de credos y
camino a medio recoffer enffelacosa y su representación, o ^pesu
de manifiestos cerrados, imponer un sentido único a la ex-
que casi al unísono ven piere Reverdy o Ezra pound como la presión creadoru, Que no tenga nunca el rango de fórmula
unión de dos extremos que dan nacimiento aunaterceruon- malemática, sino que el sentido de lo impenonaly delo abier-
lla, la del acaecimiento men tal hech o mateia p o étic a, don -
to la visiten, hace que lapoesíaresida más alládel poema,
de se gesta una insatisfacción con larcalidadunívoca. Donde aún en los linderos del lenguaje, en los bordes delapalafua
se abren fisuras al mundo representado , apartft de un orbe que se calla.
sensorial.
Si nos remonfáramos al origen delapalabraempleada
Lapoesía, y tomo acás:u nombre de maneta genérica por los griegos paralos rapsodas -+apsodein, que significa
p aru to da cr eación afrísticaI y a que I a p o étic a es un icentro
ep de modo un tanto casero coser 0 zurcir- podríamos señalar
de todas las artes, parece recordarnos que resulta tan preca-
alpoetacomo alguien que cose 0 que zurce una nueva leali-
ria, tan irrisoria lallamada realidad, que a cadamomento
dadverbal en un telar tan diverso como le sea propio a su
tenemos que inventarla, Esto es algo que hace que la poesía
individualid ad, no obstante las herencias recibidas, Hablo de
n0 sea tanlejanadelaciencia,no obstante sus búsquedas se
herencias poéticas, de sus tradiciones, recordando a Claude
den en diferentes estadios del pensaq en diferentes gabinetes Roy: "los poetas son c0m0 los árboles, que se unen todos por
delaimaginani1n. sus raíces en latieruay por sus ramas en el cielo". pero valdría
Creo, de estamanera, que lapoesía es el entrecomillado lapenaagregff que entre ruízy cielo,lasavianutre frutos
de la rcalidaÁ, un territorio que entrega dudas o preguntas diferentes, muchos de ellos de difícil clasificación biológica.
que hacen trastabillar las verdades inmutables, como ocure Voy a valerme de un ejemplo mas cercano parahacer el
de análo ga forma con I a fil osofía, y es p orque, qué útda cabe, elogio de lapoesía señalando que son muchas las diferentes
lapoesíaes otra forma del pensar. fonnas ymaneras de ser insatisfechos con el mundo desde el

ffi»
hecho poético, más aná der rccetanopredecibre
de crásicos v
Rainer MaúaRilke llamaba.el ángel o que Federico García
vanguardistas.
Lorca denominabaelduende, con aquello que Alloysius Ber-
Conocí aun niño que al uuzar por laestación de trenes trandt nomb raba como el diablo, es deci4 con la creación de
en el banio Guayaquil, en Medellín,
suponía que ésaeruuna
una realidad " otta" por vías de la imago ligada a la intui-
casa donde ocumían paisajes.
ción.
Que con sólo entrar a esa casona empezaruna ocurrir Insatisfecho con la realidad, el niño de marras se apar-
postesdetelégraf o,puentes,platanales,{tos,caf
etales,nubes,
tabadelo nafinalparudarle cuerda a su animismo, c0m0
p utizales, cab allos,p e queñ as aldeu y huta o tros trenes, me hace lapoesíaconseres y objetos.
resu I ta ahora una maruvillosa metáfa r a dictada
p or I a ino _
Casi que podríamos adoptar la imagen de la Casa don-
cencia.
de ocurren paisajes como emblemadelapoesía. Desde esa
Un rapto poético e intuitivo creadodesde
la envidiable casota, que tambÍén es estación, acuopafianlos trenes en
ignorancia o irracionaridadinfantil,
er hecho de que ese niño
cuyos yagones van los diferentes modos que tiene el viajero de
en lugar de decir ,,Estación de trenes,,
pensara:,,Casa donde
ampliar o de transgredir su realidadinmediata.
ocunen p ais ajes',, dab a entonces _y sin s aberlo_
n acimiento Siguiendo los rieles de esta idea, al comienzo de una obra
a una podero sa metáforu ala que la
racionalidad del literuto
poéticacasi siempre hay un noyato maquinista que intenta
difícilmente podnaltegar. Tal vez poresto,
y como lo recorda_
conducir el tren a buen destino, tratade que su máquinano
ra Borges a propósito dela crónica
anglosajona, ,,en la his_
se descarrile desde una cierta vigilancia e intuye en la noche
toria de las literaturas er afiede la prosa
, es siempre posterior
el cambio deagtjuparurcalizar asu vezel cambio de frente.
al delapoesía".
Aunque un tanto aciegu,conoce las horas de salidapero no
na r ar a clave, o una llave p ar a
U
ab nr lx pu e fi as de o tras sabe muy bien las horas del regreso. Afaltade otro nombre,
realidades, puso en contacto a ese
niño delametáloraantes podríamos llunarlo el entusiasmo. El entusiasmo da lahoru
nartada, con una suerte de infanciadelapoesía,con
lo que de salida del tren delapoesíasonando ünacu77pafia,perc
p ar a los anti guos er a la inspir aci6n, loin asible q ue viene de
no sabe muy bien qué irnágenes pueblan sus vagones, qué
una suerte de dictado fantumal,aquel estado
de gracia que guardaen sus bodegas interiores.

t&-),*,
-',i",Y;
1e»
Sólo con el tiempo sabú queen un vagón va el poeta que todos los compafiimentos del tren habitados de poesía, se
in-
obserua, antes que nada, eldesconsuelo. El paisaje que con- tenta transgredir la realidad,es bueno irse con cuidado' Por-

templa desde su ventanilla es el de un hombre perdido, el de que la poesía es algo más que un catá10g0 de ideas' En ese
un granparéntesis entre dos nadas, lanadadeantes de nacer vagin,por eiemplo, los francotiradores del inmediatismo po-
y la nadaposteior ala muerte. pero entre una y o tra nadeúa, lítico veían mal a Rubén Darío porqu e utzabaen medio de
este novelpo etaintenta,por todos los medios, llenar de senti- gallinas en Managuapero las rmaginabacisnes, porque veía
do el inmenso paréntesis del tiempo. En esos vagones del des- indígenzn chorotegas sin dientes perc creíaque eran prince-
consuelo de pronto se ha gestado unagranpoesía, como la de sas de una corte de Versalles, con lo cual también condena-
Fernando Pessoa. Pero también muchas falsedades disfraza- ríanacualquiercaballerodetristef iguracapazdeff ocalc0m0
das de agonismo. todo gran poeta, molinos en gigantes, muieres de espléndida
Hay otro vagón donde van aúénticos poetas enluados fealdad en arquetipos de belleza. Como quien dice, resulta-
al hombre, a su devenir, que de verdadsienten que su ,}o es rían condenados por sostener unapugna evidente con la rea-
otro", y que de j an altos testimonios de libertad aun a costa de lidad. Pero, si al hombre no le resultara insuficientelarcali-
su propia libertad,de su propio encierro, como yannis Ritsos dad, no habría tenido ninguna necesidad de inventar el arte.
o como Nazim llikmet, pero donde van c0m0 polizones al- Esto es algo que sabía, con claidadcenital, Baudelaire, fo-
gunos mediocres de gestos deshabitados. Aquellos sobre quie- gonero del tren de la modernidad, alguien que al decir de
nes previene René Menard cuando dice que hay "dos clases de Hugo Friedrich (EsL'nucruru DE LA Únrce uoounru) "acepta los

poetas sin poruenir: los que protestan por el paraíso perdido, actos que la rnluraleza excluye. Precisamente --dice Frie-
y los que prometen una Edad de 0ro. Los primeros lisonjean drich- porque las rnasas cúbicas de piedra de las ciudades
sueños que el hombre persigue desde su madurez;los segun- carecen denatualezay apesffde que constituyen el lugar
dos seducen hasta el momento en que demuestran su espíritu del mal, pertenecen alalibertad del espíritu, son paisaies
detftanía" .Habla el mismo Menard de "lospoetas ideólogos,, inorgánicos del espíritu puro"; allí Baudelaire funde 1o real

para quienes "el fanatismo o la esterilidad son su refugio,,. na.nvalcon lo real irnaginado. Pero n0 parece set, solanien-
En el vagón de los poetas ideólogos en los que, como casi en te, que el poeta discrepe y advierta una inconfonnidad
con la

re»
natwaleza en la ueación de esa sobrenaturaleza que es la
Transiberiano de Blaise Cendrars, c0m0 esas muñecas rusas
ciudad, sino que le sigue, además,un prontuario
a las cons_
que tienen adentro otras muñecu. Cadaruta, por diferente
trucciones humanas. por eso ama elsueñ0, que ,,poesía
es
que sea, puede guiam os atnafelizestación, incluida la esta-
involuntaria", negarilr. de la maquina.na razonadoru.
La
ción del fuacaso, que es donde muchas veces se gestalam6s
fantuía,o el sueño como forma delpensar_,,e1sueño
ocupa
altapoesía.
en elpoetalo que se llamapensamiento
en 0tr0s,,, afirmaba
Allíes donde ocuffen, o deben ocurir, lo que Auden lla-
Paul Valery- son facultades fransgresoras que
operan de ma_
ma Las Fiestas Mayores del Espíritu. En el fracas o de Ezra
nera ügilada en el poem a.yalo decíaelmismo
autor de [¿s
Pound, enlapoéticahiriente deVladimirHolan o en lasvas-
FToRES DEr MAL: "la f.antasíadescompone toda la ueaci6n; y
con los materiales recogidos y dispuestos según
tas soledades de 0.Ifl de Lubicz Milosz, allí don de no hay b ál-
leyes cuyo ori_
gen sólopuede encontrane en lo másprofundo samos sino heridas, como recordando de nuevo a René Menard
del a)ma,crea
un mundo nuevo", afirmaciin conlaque se adelantaba cuando dice que "laverdaderapoesíanoconsuelade nada,, ,
al
sentir contemporáneo. hayun finaldeviaiedel cual artanc nnuevospoetas, en un

Por ese camino de lo fantasioso, de ros arduos eslabón de trenes sin sosiego.
contactos
con lo indefinible, el tren se hace a menudo m ásligero, cruza Aunque elpoetasabe que, más temprano qtetarde,será

los túneles del sueñ0. El hombre que vapor como todos los hombres victimizadopor la realidad,le opo-
todos los vag,nes
exigiendo el boleto nelapalabrualnombrarla,tieneclaruconcienciadequepa,s-
-alguien muyparecido a lo que llaman
crítico de arte, o académico, o ro que llunanlector torear lo real, domesti caúo rcalpara sumergirse en zonas de
aúualiza-
do- espera un santo y seña, pero son tantos los signos
que significado mitológico, es unafunción devoradora. Ese "cam-
abren el sésamo delapoesía que quizáno logre
entenderlo biarlavida",lavieja divisa de Rimbaud, cadavez lo asiste
en medio de una Babel de voces, Cada santo y menos. Pero es su aspiración el encuentro conlaesencia, la
seña comes_
ponde a un tren imaginista, su*eal o expresionis búsqueda de una éticaligadaalabellezasuperior, lo que lo
ta, auntren
intimista o lo que fuere, cada santo y seña puede conducir pone en contacto con la eterna fugacidad, con lo que huye
a
otro tren en el que caben inclusive los vagones rumorosos llevando en sí jirones de una realidadmás compleja. Reali-
del

1e»
dad que, al cambio feroz de los días y attn de los milenios, premonitoriamente cómo Auden veíallegar lo que hoy nos
exige unos nuevos tratos con el lenguaje. asediaen las tendenciw globaLizadorusyyalas.A esto agre-
Lapoesía se parece, en su calidad invasora, ala araña gabaelpoeta de York y de Nueva York: "en las sociedades
que sube por la escoba que la bane: pone un contrapunto a modemas, donde el lenguaje es incesantemente corrompido
la raz6n. Y es en esasatanización de lo poético en aru dela y privado de su significado, el poeta vive en peligro de malo-
realidadque pregonan los tiempos y que pregonan las socie- grase el oíd0".
dades hipnotizadaspor el miedo apefisar,donde Sobre todo, me gustaría agtegar,si el poeta no anda des-
-de nuevo
la ar aña lr ep a a laescob a- le queda a la p o esía su antigta y pierto y cubre de cera sus oídos, si no es capaz de escuchar sin
renovada condición de resistencia. De ese centro, de esa esta- desviane el canto idiota de sirenas delaépoca, un canto so-
ci ón ferroü a ria olvidada como tantas es taci ones, salen vi aj es porífero que pide el facilismo c0m0 nuevo paffón. Si se adap-
por el mundo y sus lenguajes, tan diversos como el hombre taalos gestos cortesanos de lapoesíasumisa c0m0 manera
no globalizado, como el hombre negado alaclonaciór o al de escalamiento social por los peldaños de los homenajes, si
autismo. Es ahi en el reino paradojal, donde la poesía ex- concilia con el nuevo amo político o económico. Puede ma-
pulsada de la Repúblicadeplatón, que en nuestro caso p0- lo grarse su oído p ar a la poesía y par a la vida misma.
dría ser la República de plutón, tiene un reino de individuos A ese país donde hasta la poesía se vende al mef or postor,
insumisos. No parecen ser muchos los verdaderos poetas, los que casi siempre es el mejor impostor- no quisieraperte-
-y
que no se pli egan alrebañ0, pero los que son constituyen una necer. Serpoeta en un país salvaiees elegir una largacraren-
gran fuerza creadorapara el mundo. Recuerdo ahora esta fena, guardar c0m0 un talismánlapalabramás breve y, por
aseveración de Auden: "lamaldición de Babel convirtió ala momentos, lamásbella. Esa que en Colombiaparece olvida-
poesía en la más proü nciana del as artes, pero hoy, cuando la da, la rotund a,voz qúe casi nadie dice, que casi nadie oye, las
civilizaciónmundial se va unificando monótonamente, uno dos letras que conform an la palabr a no.
tiende adarlu gracias por I aantiguamaldición:por lo me- Hago unapequeña digresión paruhablar de la poesía
nos en poesía no puede existir un Estilo Internacional,, . El en el contexto de la guerua que vivimos. Pido permiso p^ra
anterior páuafo, escrito en los años cuarentas, muestra cambiar de rieles a riesgo del descarrilamiento. Nunca antes

ry»
lapoesíay el poeta -y no hablo desde la ideología_ tienen
da por manos del hombre. El crimen es la negación dela
mayores estímulos para diferenciane del país que n0 desean
muerte, un a forma p ánica de matar a I a muerte. Al gunos de
suyo. No es un deber seq n0 es algo progrunáúico, pero qué
mis poemas -si es que lo fueran- me recuerdan que todo está
bueno enfatizar la distanciafrente alcrimen, no tanto por
ligado ala esferade 1o temporal, Resulta casi imposible no
sentimos más buenos c0m0 por sentimos propios, lejos de los
preguntarse, desde el poema, desde la creación, por la muer-
pases hipnóticos de la muerte espiritual y del gregarismo
tri_ te. Nunc a anles la vid a colomb iana ha tenido lantu p ala-
bal frente alanada.No creo en lapoesía de man erumesiáúca
bras enlutadas. Dice elproverbio japonés: "a un mismo tiem-
ni en que éstatenga que salvar al hombre. Repito una sen_ po la muerte es tan grande c0m0 una montaiay tan tenue
tencia dicha con honíapor parte de un amigo poeta: ,,hay
c0m0 un cabello". Ojalá nuestras preguntas por la muerte
gente tanpesimista que cree que el homb rcnovaadesapare_
pudieran ser montañay cabello a un mismo tiempo, es decir,
cer de la fieffa" . No hablo pues del salvamento del hombre.
reflejo de grandes ypequeñas circunstancias. Y que, como en
Hablo de mantenerse despierto.
toda tragedia, nos asista el humor.
De otraparta n0 creer en algunos poetas no nos lleva de
Volviendo carualtren de lapoesía,sin duda que debe ir
ninguna manera a descreer de la verdad erupoesía.Hablo en
algún v ag6n en ganch ado, habitado solamente de silencios,
medio de muertos, a veces creo tener más amigos en las tum- No digamos del silencio de Rimbaud, el silencio tempranero
bas que en lo bares. Y como tiempo y muerte han sido una
que más ha dado de qué hablu en la poesía del mundo, ni
pareja indivisa en toda poes ía, y no hay partede novedad en
del silencio de I as pe rso n u rctr aídu que viai an en sí mism as.
esto, en mis obsesi ones está la muerte c0m0 límite ala acci1n Me refiero al ingrediente silencioso de toda poesía. Si para
del hombre, como tope a su supuest alibertad, como talal- algunos la arquitectura es música colgelada, es decir, tiem-
quera a su soberbia. La muerte de quien ciera puertas volun-
po y silencio,lamaravillosa anomalía del poema se funda
taia¡nente -el suicida- pero también la muerte espiritual en que estando construido depalahru, aspÍaal silencio. Pero
que es waetemaviaienpor los fundos de Colombia. Si no no todos podemos encontrar el valor del silencio en el poema,
me acostumbrc avedacomo algo natural,esporque duran-
ni en ese vagón del tren fabulado de lapoesía. Quizá,porque
te largos años de nuestra historia la muerte ha sido provoca- al decir de un chino milenario, es difícil encontrar gato ne-

r$
gr0 en cuaÍto ,scur,, sobre
todo si er gato no se encuentra
en quealcruzarporlamiradadejaba,aúnmuchodespués,gran_
ét.
des lonjas de asombro yde sirencio. como me ocuffe ahora,
El poeta es un encantador
de silencios, alguien que debe
saber dosificarlo en medio
cuando leo un granpoema: asombro y silencio lo invaden
delapalabray dela arquitectwa
todo y se impone el festejo. vuelvo avarermede
misma del poema. por ese motivo, ra casa donde
lupalabrasde Gottfried
ocuríanpaisajes y tomo arccordatlapnose tm
Benn reclam an un habla verdadera:,,sólo rRANsTBERTANo
existen dos tipos y DE rA rrqunñe Juarva or Fnamcn, el intenso poema
de trascende ncia v erb al:l os axi om de Blaise
as m atemáticosy lu p ala_
Cendrars: "Reconozco todos los trenes por
bras como arte. Todo lo demás el ruido que ha_
es lenguaje com ercial,fórmt_ cen,/ Los trenes de Europa son de cuafio tiempos
lu para pedft una cexeza,,
.
mientras
que los de ,{sia son de cinco o siete tiempos./
No he querid o offacosa, dwantelos Otros yan etr
obsesos años en que
sordina con canciones de cum./ Hayalgunos que
he vivido secuestrado por por el rui_
el tema de lapoesía, que
mirar ha_ do monótono de las ruedas me recuerdan lapesadaprosa
cia donde ctuzansus trenes rumorosos, ya de
no los trenes de
Maeterlinck./ He descifrado todos los textos confusos
}ffabanda quepartíanen la noche de las
y que cofiabana Medellín
ruedas y reunido los elementos dispersos de
en dos tajos de silencio, sino una viole ntabe-
los trenes míticos que anclaban
lleza/ Queposeo y que me acosa,'
en ese lugar que el niño llunó .
Casadonde ocumen paisajes.
Y que me sirve paru eyocaÍ Quiero imaginar almanco Cendraru asomado aunavel_
atmósferas en torno alapoesía
tanilla,fumando su eterno cigano despreocupado de que
más queparateofizar.siempre el
quise conocer todos los
trenes
tren de suspalabras llegaraargunavez,traducido
delapoesía,todos sus furgones de su fran-
ysus muelles, Ios túneles que
cés coloquial, monologante y sugerente, a oídos de
son largos coruedores depiedra,bostezos un remo_
de la noche, rutas de
to poeta
viaje en todos los idiomas. -quizámás remoto que poeta_ que encontró su li_
niño ponía el oído enlaca_
Si de
bro en una vi ejalibreríade unapequeña ciudad suram
rfilerucomo los indios ponían
el suyo p ara oír en la praderu
eicana
lu manadu de búfalos, lapoesía erula y que lo adoptó por años como bitáco ru. E imaginar en el
que se aproximaba
por los rieles. Esto venía mismo endiabladofurgón a una serie de poetas que tienen el
acompañadode un gran estruendo
don, aun muertos, de sonar carnpanas para el viaje:
como la pres encia de un demonio Edgar
o de algún dios gueruero,
Lee Masters, c,n su aire de abogaditosin futuro, miraporla

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ventanilla quelapidaelpaisajey anotael nombre de uno de I a estación p arte riendo/ tras I a búsqu eda del viajero ". Ahora,
los muefios de spoo¡r RrunR, esa coral que entona
sus epitafios ese hombre adu$o que mira haciaelcielo por laventanilla
acapella.Afuera, la noche norteamericana se puebl ade au- como si fuera apercibir unas voces lejanas, es Paul Celan antes
llidos, 0 acávan, en un vagón de tetcera,pessoa y sus cuatro
de saltar allretlíquido que anasffan las aguas del Sena.
compinches. El pobre recolector de boletos sólo ve
a un hom_ Como si faúttllaru"sobre las rodillas de Belcebú", vaen
bre lánguido, de ojos amediaasta, enfundado en
su gabán un astroso vagoncito mexicano Malcolm Lowry resulta reco-
portugués, pero n0 sabe que es un brujo, un taumaturgo que nocible porque el vaivén del tren esparuél similar alvaivén
esconde en su adentro otros cuatro poetas quewajansin
pa_ delmezcal.0 se puede pensar que el señor Marcel Schwob, al
saje.
pie de la calderay antes de que el fuego levante labanderadel
Si ese viajero de rostro cetrino y maletadel color de la humo entre niebla y pinos, sabe que al ofro día, un 23 de
puna n0 se moviera a cada tanto en su asiento, los demás
septiembre, llegaúel cólera a P aús,p rocedente de Marsell a,
viajeros del tren lo supondrían unaestatu adepiefua.pero
de abordo del tren 081, como lo revela en su Con¡zóN DoBLE.
pronto levanta su mirada, una mirada de socavón, negra
No parece el mismo negro animal ferocarrilero donde
como rostro de minero, se acomoda los húmeros y llega
a Bertolt Brecht roba un peduo de carbón paralaviuda de su
París que aitnno sueltasu último aguaceÍo.Se llama César desconocido amigo Mike, muerto pero no olvidado.
vallejo y nadie 1o espera en los andenes. No sabemos si elmis- Todo este tren interminable, esta invitaciónal juego des-
mo tren de lavida es el de I apoesía,o el que en sus inteneccio- delacuadonde ocuruen paisajes, se luelve tentador. Imagi-
nes atropelló el cuerpo de AttilaJószef, el poeta húngaro, pero
nar el tren de la poesía es un juego absorbente y ya se sabe que
vemos otro vagónpuarrdocomo un carrusel del trasmundo:
la enfermedad del juego ,ludopatíalallxnanlos que saben,
en élva, distraído, mirando un pequeño acordeón,el joven
upiraensecreto a no llegar aunaeslaciín terminal. Porque
Esenin; lleva en sí todas las miradas de su triste Rusia pero
alarealidadhay que abrirle huecos, espacios pordonde entre
hace como si no lo sintiera, En otro compartimiento,
René el aire fresco lejano del aire mefítico de nuestra historia. Esto
Char escribe en un papel su poema VrapRos, en el cualtrua que la poesía nos deja como legado en un duro momento, y
una idea ebri ay fantuiosa: "Después que el tren desaparcce,/
que como lagranpintura, puebla de imágenes nuestro sue-

zo)
ño (asícomo Van Gogh llenó de soles los mur osparuayudar- sus p alabras. Así como aI cerrur el libro de poemas, uno cree
nos ahabltar el laberinto), merece gratitud.
ceffar, también, unaCuadonde ocurren paisajes que cons-
Vengo a decirle graciu alapoesía.A esa forma de pintu_ piancontralaestrechezdeunanafi talistarcalidad.
ruescnta,tan cercanaa lo pictórico, que a veces
es, de la mis_ No en balde el pensamiento especulativo, como lo se-
ma manera, poesía pint ada. Razón tenía Guillaume
Apolli_ ñalaMarcel Rapnond apropósito deHenri Bergson, tiene hon-
nafue cuando decía que ,,el pintor quiere
expresar la grande_ do parentesco con la poesía: un deseo de auscultación del yo
zadeluformas metafísicas,,. Lo mismo ,cuffe
con el deseo antes de volverse o de volcarse hacia el universo. Qtizá,elpen-
del poeta, es de la misma matenasu insatisfacción
con lo dulo detenido de la poesía le guarde una nueva sorpresa al
real. nuevo siglo, y luego de tantos ires y venires, resulte que el mis-
Sé que intentar cwnbiarlarcalidadcon poesía mo péndulo vuelva a señ alar, dehecho ya se agita,lahorude
es c0m0
intentar desc anilar un tren atravesándole una rosa enraca- lapoesíaen frente alahoru de \a paúIisis humanaque vivi-
rulera. Una conden aperpetua alfracuo.pero mos.
también que
es de verdaderos utopistas saber que
todo arte es condena y
que en lasolarcalización del poema
está elpremio, que rea_ Para Samuel Vdsquez, cuando ni,ñ0.
lizarlo es s u únic a y v er dadera ganancia. Lo verd adero si em-
pre estará en el bando de los de*otados:
un cabailero sóro
debe interesarse en las causasperdidas.
No hayen ello que_
umbre, absolución o moraleja, no hay otro intento
j
distinto
aldeempezarpordonde otros terminaron, c0m0 ,,hori_
esos
bles trabajadores" que anunció con fortu na JeanArthur
Rimbaud.

Yme silencio. Que mi subjetiva miradaalapoesía,y


el
subjetivo texto que he escrito, cie,en por hoy la estacifun de

20>

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