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Japón en Octavio Paz

Edición, selección y prólogo


de Aurelio Asiain


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* *üú&h!¡xrr"r\'

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B2 E.NSAYOS Y NOTAS t:

1
co,,ún sino que atentamos contra la originalidad de la vid¿r, ll'
conlra aquello que efectivamente la hace única. La verdad or.i.
ginal de la vida es su vivacidad y esa vivacidad es consecuen-
cia de ser mortal, finita: la vida está tejida de muerte. pero ¿rl VIDA DE MATSUO BASHÓ
decirlo convertimos en dos conceptos, vida y ntuerte, la vivaz
y fúnebre unidad vida-muerte. ¿Hay un lenguaje que diga, sirr
\l\rsuo Besuó (o a la occidental: Bashó Matsuo) nació
decirla, esa unidad? Sí, el haiku: una palabra que es la órítica en
literario; Kinsaku
de la realidad, una realidad que es la bur-la oblicua del signifi- tr, t i, en Ueno. Bashó fue su último nombre
cado. El haiku de Bashó nos abre las p.rertas de satori: senti- lrr su r-IO[Ibre de nacimiento' Su padre era un samurai de A
es-
Ios
do y falta de sentido, vida y muerte, coexisten. No es tanto Ia , t.,()s recursos aI ser-vicio de 1a páderosa Eamilia Todo'
como
anulación de los contrarios ni su fusión como una suspensión ,,rr('vc años Bashó fue enviadO a casa de sus señores'
del ánimo. Instante de la exclamación o de la sonrisu, lu po"- ,,..i á" Vorfritada, el heredero de los Todo;
eI joven Yoshitada
que pronto
sÍa ya no se distingue de la vida, la realidad reabsorbe a la , ,,, l,p"*u. dos años mayor afe Ba¡hó, de modo
significación. La vida no es ni larga ni corta sino que es como 1,,, rrnió una estrecha amistad, originada
y fortalecida por su
el relámpago de Bashó. Ese relámpago no nos ¿rvisa de nues_ ' , )nríln afición a la poesía' Los dos muchachos estudlaron et
(1624-1703), discípulo
tra mortalidad; su misma intensidad deluz, seme.jante a la in_ rrlr: de la poesÍa con Kitamura Kigin
tensidad verbal del poema, nos dice que el hombre no es úni- ,1, 'l'eitoku y éI mismo poeta de distinciól' Se
conservan poe-
litera-
camente esclavo del tiempo y de la muerte sino que, dentro de ,',,rá" épo.u fit-udos por Sengin y.Sobo' nombres
muere en
sí, lleva a otro tientpo. Y la visión instantánea de ese otro tiem_ ,r,,s del"ru ioven señor y de su paje y amigo'
Sengin
pide sepa-
po se llama poesía: crítica del lenguaje y de Ia realidad: críti_ l()66 y Bashó, up.rluáo por esta muerte prematura'
y e1 poeta
ca del tiempo. La subversión del sentido produce una rever_ ,,,,r"á"1 servicit de la familia; rechazan su petición
lectura
sión del tiempo: el instante del haiku es inconmensurable. La lrrrve a Kioto. Nuevos estudios cle poesía y caligrafía;
con Juteini' aunque
poesía de Bashó, ese hombre Fn_rgal y pobre que escribió ya ,1,' los clásicos chinos y japoneses; amol'es
entrado en años y que vagabundeó por todo el Japón clur- tlti.i1{a sobre ella' En 1672
lx)co se sabe de "rt" "pitáU" I
miendo en ermitas y posadas populares reconcentraclo Itrrshó se instala en Edt (Tokio). En 1675
conoce al poeta Soin
que contemplaba largamente un árbol y-ese poética
un cuer-vo sobre el l clurante algún tiempo es miembro de sudeescuela y
Tosei su len-
árbol, el brillo de la luz sobre una piedra- ese poeta que des- (t)tmrin). CaÁb;a ,,-, ,t-bt" Iiterario por el
liter:ario' Publica
pués de remendarse las ropas raídas leía a los clásicos chinos lrrzrie poético por uno más fluido y menos
poco a poco una
silencioso que hablaba en los caminos con los labraclo- ,,,,'ias artologát. Ya libre de influencias' crea
-ese y admiradores'
res y las prostitutas, los monjes y los niños-, es algo más que nrteva poesía y pronto lo rodean discípulos
una obra lite.aria: es una invitación a vivir de veras la vidi v también y sobre todo experiencia interi<x;
l'cro Ia literatura es
b-"ig]"
la poesía. Dos realidacles inseparables y que, no obstante, ja- intensa búsqueda, años de Áeditación y aprendizaj:
(1643-1715)'
más se funden enteramente: el grito del páiaro y la luz del ie- tlirección del maestro de z'en, el monie Buccho
Ie re-
lámpago. []no de sus admiradores, Sampu, hombre acomodado' Ese
México, 1954 ¡¡zrla una pequeña casa
cerca de1 río Sumida' en 1680'
,l-,lr^" ,nt át.o de sus discípulos le ofrece, como presente,
da nombre a la ermi-
una planta de banano (Bashó)' Laplanta
y de lenta
["Tres momentos de la literatura japonesa" se publicó en Las peras ta y iuego al poeta mismo' Periodo de meditación
del cuerpo' de
del olmo, uNen, México, 1957, y en el segundo volumen cle las OC, conquista, contra angustia psíquica .y,males
crece' lo mis-
tanto de la edición de 15 volúmenes como en la de ocho.l una siempre precaria"serenidad' Su influencia
83
84 ENSAYOS YNOTAS

mo que el renombre de sus libros y de las antologías que pu


blica con_sus discÍpulos: Kikaku, Stra, Sampr, gár.há,
ri, Joso, Ransetsu... Viajes, solo o acompaáado; via¡es aKy,, pi,,
como un.monje pero asimismo como un "extraño
a"-b.uá.,, LITERATURA JAPONESA
de poesía". En 1683 publica su primer diario
de viaje; en 16117
escribe un relato de su excursión al santuario de
Kashima y
un poco después emprende una nueva y larga
once meses, origen del tercer y cuarto diario. En"^.,r.riár,
.1r.,
I r TNVIERNo pasado, en Nueva York, volví a ver a Victoria
16g9 se ini- r )r :ur)po¡ trai varios años de ausencia, en casa de nuestro co-
cia la peregrinación que relata Oku no hosomichi.
Bashó tení¿r ,,,, ,,, u*igo Edmundo Lasalle. La casa de Edmundo es hospi-
cuarenta y cinco años y el viaje duró dos años y medio,
que el texto tiene por materia sólo los seis primeros
aun_ t.rl,rri¿r y illÍ a otro amigo, Donald Keene'1 La li-
meses. "rr.o.ttramos
r,,,,trrrá japonesa debe a Donald Keene libros de crítica' en
Para darse cuenta de lo que significó
xx "rp"di.ión
ñalarse que para los japoneses áel siglo"ru
debe se_ 1,, , t¡rte u-o, no estorba, sino guía, a una inteligencia lúci-
esa región es consi_ "i
,l r, y la lengua inglesa le debe las mejores traducciones del ja-
derada todavía como un país remotJ y abr-upto. Én
I O9f nas las de Pound y con la excepción, acaso' de
hó regresa a Edo. Nuevas ermitas: Cioza de-la Visión, ¡ ,,,ós
,,
Cobono -siñ.*clr].
1.r., nlemorables versiones de Afihur Waley-'2
de la Anonimidad... En 1694, otra excursión, ahora
a Nara y Pronto Victoria y Donald decidieron que Sar debería con-
Osaka. En esta última ciudad cae enfermo, en
el .rrso d" ,rá ,.rl,,r'ar un número a la literatura japonesa contemporánea; y
comida en casa de Ono, su discípula; sus amigos lo
transpor_ , '.,',rirmo día decidieron que yo debería escribir, para los lec-
tan a casa de un florista, donde muere, et 12 d-e octubre.
enterrado en Otsu, a la orilla del lago Biwa.
Ésf t,,rt's hispanoamericanos, Lrna suerte de presentación' Conta-
¡,r;rclo por su entusiasmo, acepté. Y ahora
me encuentro ante
, l ¡rapel en blanco, sin saber exactamente qué decir'
["vida de Matsuo Basho' se pubricó en ras ediciones ya mencionadas 'Miperpleiidadvienedelosiguiente:enelfondosetrata
de Sendas de Oku, versión castellana de Op y Eikichi
Hayashiya (véa_
se nota 8 de "Ties momentos de la Iiteratura japonesa,,).] ,l(' contestar a esta pregunta: ¿por qué dedicar un número de
\ttr ala literatura japonesa? Las respuestas que se me ocurren
'.()n muy variadas: Ñatsume Soseki y Tanizaki Junichiro son
,los grandes novelistas que muestran, una vez más, que el ver-
,l:rclero realismo no es mero costumbrismo ni pretexto para
rrrcurrir en un lenguaje inepto y tartamudo, como aseguran
.rlgunos obstinados; los cuentos de Akutagawa Ryunosuke me-
r ('cen figurar en una de esas antologías con
que nos sorpren-
,lt'n, caáa lres o cuatro anos, Borges y Bioy Casares;3 Dazai

I Paz y Keene habían sido presentados a principio de ese año por eI legen-
,l¡rr-io orientalista y musicólogo Faubion Bowers' Simpatizaron de inmediatcr
r :rr amislad nunca se internrmpió.
¿ Keene tenía también en alio aprecio las traducciones de Waley pero hay
que
,¡uc decir que sus métodos y sus resultados eran muy distintos' Es fama
uno los larguísimos capítulos dela Historia de Genii y lue-
w,rl.y leía c^cla cle
1,,,, ,i, ,olr". a mirarlo, Io escribía
en inglés' Keene' como eI comÍrn de los
rr rortales, avanza línea por línea.
r La segunda edición dela Antología de la literatura fantástica, de 1965, se

85
a7
Bó ENSAYOS Y NOTAS LITERATURA JAPONESA

{)rrizá los chinos no tienen un novelista comparable a la


seño-
Osamu es un escritor que conquistaría la admiración de Josti
y' sin embar-
Bianco; nada me gustaría más que traducir y llevar a la escenrr ,,, Murasaki ni un poeta dramático como Seami'
alguna de las piezas breves de Mishima Yukio,a poesía direct:r , i^ de estos dos autores no impide que sll:
y destructora, mezcla explosiva de humor y tradición del N0... "tiglnalidaci
, ,lrllrs contengan continuas alusiones
a los clásicos chinos' del
Todas estas respuestas tienen un del'ecto comíln: no valell ,,,i*;; algunos de los meiores haiku de Bashó no
-odo-qr"
,,rr sino recreaciorrÁ de poemas de Po-chu-i' La verdad
es
nada si el lector no conoce los textos, y, una vez conocidos, sor) i
I
casta; la castidad es esté- *
inirtiles. Así, pues, lo mejor sería despoiarse de toda pretensiórr , " ,rir.g.rr-ta gran literatura ha sido
crítica y limitarse a decir: creo que la literatura contemporá- ;i, ü;; t; í" ",. "l ejemplo del casticismo español' que ha
nea japonesa está viva viva, desde luego, aunqlle sea , r,r¡robrecido a EsPaña.
-más
varios siglos más vieja, que Ia de España y Portugal; más viva,
'g, lu época m^oderna las influencias extranjeras han sido
protundas'
también, que Ia de Hispanoamérica; tan viva, en fin, como las ,,,,ir-ruriodas y violentas, aunque acaso menos
de Francia, Italia, Inglaterra o Estados Unidos. t)t.sde hace ceica de cien años, los japoneses
han imitado a
ql-le' en el siglo.r''rr'
Pero quizá podría agregar algo más: pienso en la vieja t )t cidente con el mismo entusiasmo con el
alejado y
disputa entre nacionalismo literario y "cosmopolitismo", que .,,- *.porados adoptaron el budismo' Y así' el n-rás
tradicional
tanto y tan inútilmente ha preocupado a varias generaciones rr'nroto de los puir., de Extremo Oriente' el más
más cerca,de
de crít icos hispa noamerica nos. \ rrncerrado en sí mismo, es también el que está no sólo por 1os
Aunque nunca lo han acogido como modelo, Japón podría rrosotros. Japón es ya un país occidental -y
Ia técnica' sino porque sLl destino
ser muy bien el arquetipo de nuestros literatos nacionalistas. l)rr)gresos dá la ciencia y dL
País dueño de una cultura nativa, tenazmente afemado a sus i,,, i.. irrr.purable del de la civilización
moderna-' Y ese des- {
tradiciones, a sus clásicos y su escritura, es un ejemplo cle fi- I illo no lo sufre pasivamente
(como la mayoría de las naciones
delidad a lo propio. Allá todo el mundo, del emperador hacia l,irfar-,i... y muchas cle Asia, África y aun de Europa) sino
"héroes-villanos"
abajo, escribe poemas tanka y haiku; nruchachos y mucha- ,,,," .rr-l.o d" sus protagonistas, uno de sus
chas danzan, en el solsticio de primavera o en el de otoño, las ",
nl, ,,ri-ir-o, r.r.r, de sus
Pero una víctima que no for-
'íctimas' activamente en la
mismas danzas de hace siglos; el teatro Nó aún tiene adeptos rrra parte del coro, sino que ha participado
y el Kabuki es un espectáculo popular; los escritores, etr fin, ,"1-r,rsentación. Y esto es lo qut quería decir
cuando afinr-ré
no repiten
lejos de practicar Ia "evasión" y "dar la espalda a su pueblo", ,¡,," lu Iiteratura iaponesa está viva: sus escritores
han creado una literatura que tiene el sabor de la tierra, el l,,s gestos .ir. ,.r-rtido de una tradición muerta'
ni lampoco
agua, el aire y el cielo de su patria. La verdad, por desgracia, maquinalmente, con ideas y traies prestados; las
1t"rti-i.r1un
'itleas
es otra. La cultura japonesa Lradicional la escritura y las formas estéticas de que se sirven son Ya suyas
qLle no es
hasta la religión y la filosofía- es el lruto -desde
de una larga, inteli- ¡r,,. r. acto de conquista espiritual' Una conquista
gente e ininterrumpida imitación de China. En algunos casos rrna anexión o usurpación dá lo aieno' sino
una libre acepta-
por tanto'
budismo, la escultura, la filosofía, las técnicas de medita- ,'ión hecha de gozo1u sutrimiento' No es extraño'
-el
ción, etc.- se trata de adaptaciones chinas de ideas y prácti- (lue uno de loslemas más persistentes de los
japoneses mo-
cas hindúes. Esta voluntaria imitación no fue un estorbo sino Akutagawa y »azai Ozamu-sea el del derrum-
.l"rro.
un estímulo para los grandes alrtores japoneses del pasado. -como
lrc de los valores tradiáonalls: cristianismo
y budismo, filosotía i
iclealista europea y sabiduría confuciana'
Los mejores entre los
inicia con un cuento de Akutagawa, "Sennin", que no incluía la prinrera edi- a la intemperie; y en
ción. de 1940. ;;;;;"t"t s.'dan cuenta de que viven semeianza.de des-
a Paz pensaba llevar a Ia escen¿r Sotoba-Koma.chi,
quc h¿rbía leíclo en la
trslo coinciclen --no por imih;ión sino por
De ahora en
versión rnuy reciente de Donald Kecne, con el grupo de pocsía en Voz Alta, tino histórico- conios -ejores de los ellropeos'
y crear su
¡rero el proyecto no se llevó a cabcl. rrclelante el hombre tendrá que bastarse a sí mismo
l
:)

I
88 ENSAYOSYNOTAS

propia casa terrenal. Una casa en la que quepan


todos l«rs
hombres. Y de ahí que la literatura d: ;il;;;:;
-oá".rrá
un tiempo extraña y familiar. No es otra 'd.
ra misión iu.ii.._
ratura: famiTiariz.arnos con lo extraño, con lo aieno; y, LA TRADICIÓN DEL HAIKU
asi
mismo, mostrarnos la extrañeza, el misterio, la .,átredá,,
i,_,-
salvable,de lo más pr:óximo y cercano. pues
esa
..otredad,,es
la
del hombre mismo, siempre separado de sí, dividido Eikichi Hayashiya, ante mi admi-
i. 1955 uN amigo japonés,
siempre buscando reunirse consigo mismo. ".r.or.i,; r.r, irir-r por algunos de los poetas de su lengua, me propuso
,lu(', ¿r p"..t á" mi ignorancia del idioma, emprendiésemos
["Literatura japonesa" es la introducción al número de la revista A principios de
dedicado a la literatura japonesa, de noviembre-diciembre
s¿z¡. 1,,,,t,rs ia traducciónáe Oku no hosomichi'
de r957. r l')56 entregamos nuestra versión a la sección editorial de la
lrrriversidaá Nacional de México y en abril del año siguiente
,,¡ ,r reció nuestro pequeño libro. Fue recibido con la acostum-
1,,',cla indiferencia, d"rp".ho de que, para avivar un poco la
^
, rrriosidad de los críticos, habíamos subrayado en la adver-
Icrrcia que nuestra traducción del famoso diario era Ia prime-
rir (llre ie hacía a una lengua de Occidente' Ahora' trece años
r lt'spués, repetimos el gesto: la apuesta;
no para ganar com-en-
t,il ios, nasÉO no los necesita, sino lectores' Aclaro: son los lec-
I( )r'es, somos nosotros excitados, descoyrrntados-
con -atareados,
su lectura; su poesía es un verdadero
l()s que ganamos
, ,,lmantl, aunqLre la suya sea una calma que no se parece ni al
It'targo á" Iu á.og. ni a l. modorra de la digestión' Calma
,,1".á y que nos aúge.a: Oku no hosomichi es un diario de via-
una lección de desprendimiento' Viajar no
¡" queLs asimismo
,'r;
i-ori. un poco" sino ejercitarse en el arte de despedirse
¡r:rra así, ya ligeros, aprender a recibir'
Desprendimientos:
rrprendizajes.
Entre 19 57 y l97O han aparecido muchas traducciones de
la obrita de Bashó. Cuatro han llegado a mis ojos, tres en in-
glés y una en francés. Por cierto, cada una de ellas ofrece una
,,".ri0, diferente del título: The Narow Road to the Deep Norrh'1
llack Roads to Far Towns,2 La Sente étroite du bout-du-monde'
yTheNaryowRoadthroughttheProvince.aTa|diversidadde
1 Introd., trad. y notas de Noboyuki Yuasa' Contienc traducciones de otrc¡s
cuatro relatos de viaje de Bashó, Londres, i966'
2 Trad. y notas dá Cid Corman v Kamaike Susum' Nueva York' 1968'
t Trarl. y notas de René Sieffert, L'Éphémére' núm' ó' París' 1968'
o Introá., trad. y notas de Earl Miner' Es parte del librc> Jttpanese Poetic
Diaries, California University Press, 196ó'
90 ENSAYOSYNOTAS l¿ rn¿.»rcrÓN DEL HAIKU 91

versiones me potre en la obligación de iustificar la ejemplo mayor es el


Sendas de Oku. F,n tr-es de las traducciones
nuestr.r: 1,, rrrisrno en la esl,era de la pintura-el
que he citado;;¿r ,,,,¡,rt'sionismo- que en la áel lenguaje: Yeats' Pound' Clau-
r:ece el ad.ietivo: esh"echo; nosolros ha sido menos
lo s l, I lllluard. En el segundo periodo la tonalidad
Lía a ra redund¿r";i;, ü;;1;: ,il"r.H,''Il""T:[;lt'i;:
versiones al inglés dan una iclea más bien , r,'tic.r' y más espiritual o 'ooral; quiero decir: no sólo nos
Bashó y de su punto de clestino: norte
realist, aJ"iái"-ft, ,¡,.,ri.r^it las formas artísticas japonesas sino las corrientes cn
nos, provincias; la traducción lrancesa,
remoto, pueblos leja- ,'t,,,ic,rur, filosóficas o intelectuales de qlre son expr-esión'
japonesa dicho: el :

¡,..:ci:rl el budismo. La estética


aunque más literal,'sc
inclina hacia Io simbólico: fin de mundo. -nlejor
es¿r tradición ar-
a,

Ia vía inrermedia y pensamos que la palabra


Nosotr-os preferimos ,1,;rrtico de visiones y estilos qr-re nos ofrece ¿
j
seducirnos
traña para el lector de ¡uestra láng.,a, podría
O/.", ;;;:;;;.-;_ rr',lic¿r y poética- no ha cesado de intrigarnos 1y
q";ral.fl"iá. distinta a la de las generaciones
poco la indeterminación del origirial. 'ófu i* ¡ir'ro fluestra perspectiva es É

quirlri..ri'i.i"¿, ,, ,rrrtt:r'iores. Aunque todas las artes, de la poesía


a la música y
interior; en este caso designu u Iu dirtu.rte á
región del nor:te, en ,1,: [a pintu.r, r, lu arquitectura, se,hzrn.beneficiado
con esta ,'fl
el fondo del Japón, llamacla oou.y escrita japonesa' creo que 10 a
primero de los cuales se lee Oku. El título
con dos caracteres, el ilil(.\/a nlane.o d" ua"iaarse a la cultura I
visión
evoca ,lur' todos buscamos en ellas es otro estilo de vida' otra ,{
sión a los confines del país, por caminos ".;i;;;;;._
clilíci]es , po; ];- ,1,'l nrundo y, también, del trasmundo' §
cuentados, sino tambiér-, .rrru peregrinación de vista con-
las primeras líneas Bashó se pr:esen-ta
espiriiuáI. nesde La diversidad y aun oposición entre eI punto
,,',,lpo.á.t"o v el clel primer cLrarto de siglo no impide-qy" Y"
.árr,., .,. poeta anacore- fld
ta y ntedio monje; tanto él como su ni antes ni ahora el Japón
compañero-de viaje, Sora,
recorren los caminos vesticlos con los habitos ¡rrrcnte Llna a estos dos momentos:
I
á
a" f.r'p"*ü lrl sido para nosotros Llna escuela cle doctrinas' sis[emas o fi- a
nos budistas; su viaje es casi una iniciación India: no nos il
ponerse en marcha, se afeita el cráneo
y Sora, antes de l,sofías sino una sensibilidad' Lo contrario de la
lrl enseñaclo a pensar sino a sentir' Cierto' en este caso no
como l,os bonzos. pere_ de-
grinación religiosa y.viaje a los lugares o a la sensa-
célebres _p.i*i"., lrcmos reducir la palabra sentir al sentin'riento
templos, castillos, ruinas, curiosidldes históricas (dictan-ren' pa- fl
vocablo
les- la expedición cle Bashó y .1" So,o ., ,ri_ir_" v'rutr*- t irin; tampoco la segunda acepción del
;;;;:; r r:cer) conviene enteramente
u lo qt'" quiero expresar' Es algo
cio poélic.; cada ,no de eros escribe un diario y
poerxas v en muchos de los lugares que
sembrado de ,,,," ára entre el pensamiento ¡' Ia sensación' el sentimiento
corazón' Pero
cales los reciben.y componen con elloi
visitan, los poetas lá_ lrr idea. Los japoneses usan la palabra kokr¡ro:
esos poefi)as colectivos Juan Tabladas advertía que era una tra-
llamados hail«ti no renga. v¿l en su tiempo José
y la mente'
El número de traducciones de Oku no hc¡somichi rllrcción engañosa: "kokoro es más' es el corazón
como si
ejen-rplo más de la afición de ros occidentales
es un Li sensaciói y el pensamiento y las mismas entrañas'
Las
En l¿r historia de las pasiones de occidente por
por el o.i"r-,i.. ,,'lál:.p"""*. ,',t les bastase ienLir con sólo el corazón"'
ras otras civili- ir¿rcilaciones ql're experimentamos al intentar
traducir ese tér-
zaciones, hay dos momentos de fascinación
anre fopá,r,- ri n'rino, Ia forma q*" los clos sentidos' el afectivo y el intelec-
olvidamos eI enHctuemcnl de los jesrriras en
el siglo"t n
",
tual, se fr,rnden en él sin fundirse completamente,
como st es-
los filósofos en el xvnr: uno se inicia
(uviese en perpetuo vaivén entre uno y otro' constituye
en Francia hacia ^",,fines "i'.1"
siglo pasado y, después de fecundar a varios del
pintores exfraor_ (los sentidos) de 'senlrr:
dinarios, culmina con el imagism de los ¡rreciszrmente ef sentido que esta inde- {{
foetas angloamerica_ En un ensayo r".it"te Donald Keene señala
nos; otro comienza en los Estados Unidos
unos años después [erminación es un rasgo constante del arte
japonés e i]r-rstra su i
de la seguncla Guerra Mundial y aún no
periodo fue ante todo estéLico;
ter.mina. El primer r,rfirmación con el conocido haiku de Bashó:
enlre Ia sensibili_ {,{
dad occidental y el arte japoné. "i "r..r"rrtro
p.odr.¡o .,rurias obras I9l4'
notables, 5 José Ju¿rn Tablada, Hiroshigté' México' á
i
a
T
ü
I
il
,{
92 ENSAYOSYNOTAS l¿ rx.¡lrcrÓN DEL HAIKU 93

La rama seca ,l,r irliír en unidades sueltas así Ia ley de separa-


Un cuervo -siguiendo
, r,,rr, reuoión y separación que parece regir a Ia poesía japo-
O toño-a nochecer. ,,, 'i l- la nueva unidad poética se llamó haiku, compuesto de
iliai y de hokku. El cambio del renga tradicional, regido por
1,. r
El original no dice si sobre la rama ,rr:r cstética severa y aristocrática, al renga haikai, popular y
se ha posado un cueF
vo o varios; por orra parte, Ia palabra
onortrrrtrrlu"á" ."i*,, lrilnrrtrÍstico, se debe ante todo a los poelas Arakida Moritake
se al fin de un dÍa de átoRo o
u ,n on".r.,.."r, hí* i"l';.;;" r I 173-1 5a\ y Yamazaki Sókan (1465-1553). Un ejemplo del
Al lector le toca escoger entre las diversas , ,tilo rápido y hecho de contrastes de Moritake:
posibilidades que le
ofrece_el texto pero, y esto es esencial,
su decisión no puede
ser arbilraria. La. Capilla Sixtina, dice Noche de estío:
Keene, se presenta
como algo acabado y perfecto: al reclamar el sol alto despierto,
nuestra admira_
ción nos mantiene a distancia; el jardín cierro los párpados.
de Ryoanii, ¡".frl¿.
piedras irregulares sobre un
"rp".i"
rehacerlo y nos abre las puertás -lnocromo, nos invita a
a" t.-pu.ti.ipación. poemas, Otro ejemplo de la vivacidad ingeniosa pero no exenta de
cuadros: objetos verbale.s o visuales
lu" ,r-.,1táneamente se .rlccl-ación del nuevo estilo es el poemita de Sókan:
ofrecen a la conremplación y u lu-;;.];n
imaginariva del lec_
tor o del espectador. h1 ái.ho q.," en el arte japonés hay Luna de estío:
una suerle de exageracióni" de
los valtres estéticos que, con fue_ si le pones un mango,
cuencia, degenera en esa enfermedad
de la imagi-;i;;;" ¡un abanico!6
los sentidos llamada ..buen g"rr",l.-""
colinda en un extremo con un rigor
l_rl".rff" ,"rail"
monótono y en el otro con El haikai de Sókan y Moritake opuso a la tradición corte-
un alambicamiento no menos aburrido.
Lo contrario también \ll1a y exquisita del renga un saludable horror a lo sublime y
es cie¡to y los poetas y pintores japoneses
podrían decir con rrrra pcligrosa inclinación por la imagen ingeniosa y el retrué-
Yves Bonnefoy: la impeifecció"
i"- rl¡*o. Esa imperfección, , ano. Además y sobre todo significó la aparición en Ia poesía
:o*o- se ha visto, no es realmente "í imperfecta: japonesa de un elemento nuevo: el lenguaje de Ia ciudad' No
es volu;;;;i"
inacabamiento. Su verdadero ,ro_U.. expresión con la que se
gilidad y precariedad
á conciencia de la fra_ .'l Ilamado "lenguaje popular"
-vaga
de Ia t"".iá, inciencia de aquel que ¡rretende designar al lenguaje del campo, arcaico y tradicio-
se sabe suspendido entre un""t
abismo y oi.o. El arte japonés, en ,,¿rl- sino sencillamente el habla de la calle: el lenguaje de la
sus momentos más tensos y transparentes,
nos revela esos burguesía urbana. Una revolución poética semejante, en este
instantes son sólo L" i"r,""i._ de equilibrio ,"rriido, a las ocurridas en Occidente, primero en el periodo
la vida y la-porque
mueite. Vivacidad: ,".áftááa.
entre
|omántico y después en nuestros días. EI habla del siglo, diría
yo, para distinguirla de las hablas sin tiempo del campesino,
clásico japonés (tanka o waka)esrá cl clérigo y el aristócrata' Irmpción del elemento histórico y,
Ifry._T"
crnco versos divididos en dos estrolas,
compuesto de
una de ,."i lir"ur-u ¡ror tanto: crítico, en el lenguaje poético'
otra de dos:312. La estmctura dual
ga, sucesión de tankas escrita generalmente d;; ";,g.;i;;"1
del tanka
ó Anlonio Machado glosó este poema en Nuevas Canciones (1925): "A una
no por un poeta
sino por varios: 3/2/3/2l3l2l3tZl.. Lu japonesa/Ie dijo Sokán:7con la luna blanca/te abanicarás,/con la luna blan-
el
partir del siglo xvt, una modalidad "", renga
i.rg"rrloru,
adoptó, a
,.,ñ;;;.;;i"_ cala orillas del mar". A pesar de que una de sus virtudes era Ia reticencia, en
quial. Este género sellamó ha_ikai (,slc caso Machaclo no resistió a la muy hispánica e hispanoamericana tenden-
de la secuencia se llamaba hokku,
noi;;g, El primer poema cia a la explicación y Ia reiteración. En su paráfrasis ha desaparecido Ia suges-
."""i" el renga haikai se tión, esa pan:te no dicha del poema y en la que está realmente la poesía'
94 ENSAYOS Y NOTAS LA TRADICIÓN DEL HAIKU 95

- Matsunaga Teitoku (1571-1653) es orro eslabón de la ca.


dena que lleva a Bashó. Teitoku intentó regresar
Al expresionismo de este cuadro de la rata con la gar-
al lenguajo l,,url¿r re;ca bebiendo el agua helada
del albañal' suceden
más convencionalmente poético y atemporJ
aa ,,1ftrs visiones contradictorias sino en oposición com-
ga pero sin abandonar la incrinación ""tigl"-."i.
de sus antecesores por ro -nolas que Ia contemplación estética se re-
brillante. Más bien la exageró hasta una insolencia ¡l('rnentaria
briosa: ,,,,,'lre en visión de la unidad de los contrarios' Una expe-
rrlncia que es percepción simultánea de Ia identidad de la
Año del tigre:
l,lrrlarlidad y de su final vacuidad:
niebla de primavera
¡también rayadal Narciso y biombo:
uno al otro ilumina,
Esta manera crispada puede producir poemas
menos in- blanco en 1o blanco.
geniosos y más verdaderos, como éste
dá Nirhiyu_u-éáin
(1ó05-1682), fundador de la escuel a Danrin:
El poeta fraza en tres líneas la figura de la iluminación y'
, ,,uro .^i fuese un copo de algodón, sopla sobre
ella y la disipa'
Lluüa de mayo: l,l verdadera iluminación, parece decirnos, la no-ilumi-
es
es hoja de papel rrrrción.
Una réplica en negro, tanto en el sentido físico de la
el mundo entero. pa-
éste de Oshi-
l¡rl-¡ra comJ err l, mo.áI, del poema de Bashó es
Sin duda Bashó tenía en la rrrente este poema
cuando dijo: rrra Ryoto ( 1 7 1 8-1787):
"si no hubiese sido por sóin todavía estaríamos lamiéndole
los pies al viejo Teitoku,,. A Bashó le tocó convertir.r,*;j;
Cae el carbón,
cicios de estética ingeniosa en experiencias espiritu.r.s." cae sobre el carbón:
AI
leer a Teitoku, sonreímos ante la .á.p."rd.rrte invenciá;";; noche en la noche.
bal; al leer a Bashó, nuestra sonrisa
", co-p.e;.1;;;";;
d.
hay que tenerle miedo a la p,alabra, piedad. negro, lo verde; contra la có-
N" iu pi"ááá'.ñ Recursos de Ryoto: contra 1o
tiana sino ese sentimiento de univeisal simpatía
Lo, to¿o lt lcra, el árbol:
que existe, esa fraternidad en la impermanencia
con hombres, Vuelvo iritado
animales y plantas, que es lo mejoi que nos
ha dado el budis_ luego, en el jardín:
mo. Para Bashó la poesía es un .uo,irro hacia -mas
una ,".ri""á"
beatitud instantánea,y Oue rro excluye la ironía
cerrar los ojos ante el mundo y ,r, úooores.
ni significa
En su manera Rivariza i:::;";". acabo de citar un haiku de
indirecta y casi oblicua, Bashó nos enfrenta a visiones
terri_ "",
Enomoto Kikaku $¿6L-1,707), uno de los mejores y más
per-
bles; muchas veces la existencia, la humana y Kikaku hay una
vela simultáneamente como una pena y una
lá animal, se re_ sonales discípulos de Bashó. En el poema de
una for-
perseverar en esa pena:
terca voluntad de valiente y.^ii gozosa afirmación de la pobreza corr,o
ma de comunión con el mundo natural:
Car:anca acerba:
¡Ah, el mendigo!
su gaznate hidrópico El verano lo viste
larata engaña. de tierra y cielo'
96 ENSAYOSYNOTAS
LA TRADICIÓN DEL HAIKU 97
En un haiku de otro discípulo de Bashó,
poeta: Hattori Ransetsu- ( 1 654_ 17
también excelentÉ l,zr precisión del dibujo, la nitidez del color y el peso de las
re una diafanidad cristalina:
07), hasta la r.;b.; ;;;ir. nll;rlr¿ts ligeras cayendo sobre el silencio se conjugan a veces,
rrr §rrs mejores poemas, en visión espiritual:
Contra la noche
la luna azules pinos Ante este blanco
pinta de luna. crisantemo, las mismas
tijeras dudan.
Ia,noche y Ia luna, luz ysombra
que se interpenetran, vicloria
cíclica de lo oscuro ,"glidu p". Entre los sucesores de Bashó y Buson hay uno, Kobayashi
del día:
"ii.i".rio lrsa (1763-1827), que rompe la reticencia japonesa pero- no
El Año Nuevo: piu'a caer en la confesión a Ia occidental sino para descubrir
clarea y Ios gorriones y *rrbrayar una relación punzante, dolorosa, entre la existen-
cuentan sus cuentos. , iir huÁana y la suerte de animales y plantas' Hermandad
t rismica en la pena, comunidad en Ia condena universal, sea-
(La. otra madrugada,me
despertaron, más temprano que de rrros hombres o insectos:
costumbre, el alba v.los pájaios. Cog?'
un
"' lápizy ,;b;";;p;
dazo de papet escriÉí I;r;;il;;;;,"""'
Para el mosquito
también la noche es larga,
Clarea; cuentan
larga Y sola.
sus cuentos los gorriones
¿Es año nuevo?)
El regreso al pueblo natal, como siempre, es una nueva he-
Después de Bashó aparece una gran rida:
(1716-1753). poera. pintor y, figura: yosa Buson Mi pueblo: todo
."-o
Su actitud es más estética:"Bur""
nisilL, ma.stro de poetas.
lo que me sale al paso
,,ri" todo un arl-ista oue
",
penetra, con los cinco sentidos abierros,
i;;;;ü; sevuelve zarza.
ceptibles de Ia hora ylaluz,"","gi,r""r t#J.:
lidades menos sutilás. Fste poemf
l;;;;;;;r#:ffi_ animal in-
;ü" i" flor que en México ¿Quién no ha recordado, ante ciertas caras, al
llamamos huele d.e noche y;";;;;;,liio, do? Pero pocos con la intensidad y naturalidad de Issa:
aonai"go y dama de ,",'rrrt
noche, es memorable:
En esa cara
Dama de noche: haY algo, haY algo..' ¿qué?
en su perfume esconde Ah, sí, la víbora.
su blancura.

La objetividad de Buson no excluye Si el horror forma parre del sentimiento del mundo de Issa,
a la sonrisa:
en su visión hay también humo¡, simpatía y una suerte de resig-
Guardián de frutos nación jubilosa:
Al Fuji subes
sin arco y flechas:
-pero despacio subes,
¡espantapájaros! -pero
caracolito.
98 ENSAYOSYNOTAS I,A TRADICIÓN DEL HAIKU 99

Miro en tus ojos, t,,rso siempre la imagen estereotipada


de los poetas franceses
caballito del diablo, ,t, ti,-, d. tlgto y su Japón fue un exotismo parisino más que
montes lejanos. ,,,, rlescubrlmiento hispanoamericano' Tablada empezó como
ti,'bolledo pero pronto descubrió en la poesía japonesa ciertos
Maravilloso: ,
.
.entos
l(.r verbal, humo4 lenguaje coloquial, amor
ver enlre Ias rendijas -economía e insólita- que lo impulsaron a abando-
1,, rr la imagen exacta
la Vía Láctea. rr;rr el modernismo y a buscar una nueva manera'
En 1918 Tablada publicó Al sol y bajo la luna' un libro de
Masaoka shiki (1867-1902) es er úrrimo de los cuarro gran-
t)()cn1as con un prólogo en
verso por Leopoldo Lugones' En
des nombres de la tradición. Con él no se cierra p..o
,.rlb,ll .,,¡,rellos años eiescriior argentino era considerado' con ra-
alcanza una intensidad más puramente humana y a".gr..J,, ,,,,rr, .o-o el único poeta de la lengua comparable
a Darío;
que la de sus anlecesores: ,,, po"ríu (ahora lo sabemos) anunciaba y preparaba a la
El libro del mexicano es todavía modernista y su
',,,ngru.di.. elementos
Agonizante ,,'l..iiva novedad residía en Ia aparición de esos
la cigarra en otoño ,r,',,'ri.o, y coloquiales que los historiadores de nuestra litera-
canta más fuerte. tur-a han visto como cánstitutivos de esa tendencia
que lla-
nran, con notoria inexactitud , posmodernismo' Esa tendencia
Las dos formas tradicionales de la poesía japonesa, tanka y ,'s una invención de los manuales: el posmodernismo
no es
haiku, han llegado hasra nuestros dias. Adámás, hu" que, dentro del modernismo y sin rebasar su
trado profundamente en la poesía moderna de Occidená;;;" 'ino la crítica poetasrno-
y 1., lr,rizonte estético, hacen al modernismo algunos
han fertilizado. No me referiré a la influencia de i,
;;Jr;; rlcrnistas. Es la descendencia, vía Lugones, del simbolista
japonesa en las de lengua inglesa y francesa: :rrrl-isimbolista Laforgue. Además de esta nota crítica'
había
es Llna histori¿r
muy sabida y ha sido contada varias veces. La historia de otro elemento en el Ibro de Tablada que anunciaba su futu-
de poemas con
esa influencia en la poesía de nuestro idioma, lo mismo
en rtl, inminente cambio: el crecido número
América que en España, es muchísimo menos conocida y rusunto japonés, entre ellos uno, muy celebrado en su tiempo'
to_
davía no existe un buen estudio sobre er tema. una defiáien- rlcdicaio a Hokusai. A1 año siguiente, en 1919, Tablada pu-
cia, otra más, de nuestra crítica. Aquí me limitaré a recordar lrlicó en Caracas un delgado llbro Un día"' F,ta casi un cua-
que entre los primeros en ocuparse de arte y literatura japo_ clerno y estaba compuésto exclusivamente por haikus' -los
neses se encuentran, a principios de siglo, dos poetas lengua' un año des-
mexi_ ;;;i;;.át qlre se hayan escrito en nuestra
canos: Efrén Rebolledo y José Juan Táblada. Ambos vivieron de poemas ideográficos en
i-,rre, up..á ce Li-Po, un volumen
en el Japón, el primero varios años y el segundo, 1110; i,rs q.r. fublada sigue de cerca al Apollinaire de Calligrammes
unos cuantos meses.-* Su afición nació sin duda por "" contagio (urrqrr" también figr.r,' en esa colección poemas más per-
francés: el libro que Tablada consagró a Hiroshigu é _qu"jrá ,ord"r, entre ellos el inolvidable y perfecto Noctuttto altento)'
el primer estudio en nuestra lenguá sobre ese pintor_ está En 1922, en Nueva York: E/ iarro de flores' otro volumen de
dedicado a Ia "venerada memoria de Edmond di Goncourt,,. haiku. En esos años Vicente Huidobro publica Ecuatorial'
A pesar de que Rebolledo conoció más íntimamente er Ja- Poemas árticos y otros muchos textos poéticos' en
español y
pón que Tablada, su poesÍa nunca fue más allá de la retórica en francés, que inician el gran cambio que experimentaría
modernista; entre la cultura japonesa y su miracla se inter_ t,""t p"."t uRos d"rprés la poesía de lengua castellana' F'n
se sitúa la
'r-Se trata de una c<¡nflsióndepaz. euien llegó primero
a Japón fue.- Tabla_ Ia misma dirección de exploración y descubrimiento
-"-- llama un "poeta
da, en 1990; Rebolledo fue tuncionario cle la legácio a.
"
tr,oillgi;. p""ti^ de Tablada. El máxicano fue lo que se
101
100 ENSAYOS Y NOTAS LA TRADICIÓN DEL HAIKU

menor", sobre todo si se le compara con Huidobro, pero su Trozos de barro:


obra, en su estricta y querida limitación, fue una delas qut. por la senda en Penumbra
extendieron las lronteras de nuestra poesía. y la extendiero, saltan los saPos.
en dos sentidos: en el espacio, hacia otros mundos y civilizar,
ciones; en el tiempo, hacia el futuro: la vanguardia. Doble in- por su precisión mis-
tlna objetividad casi fotográfica-que'
justicia: el nombre de Tablada no figura en casi ninguno de los que nos produce el re-
,,,.r, libera ese sentim]á'-tto ii¿"nttibie
estudios sobre la vanguardia hispanoamericana ni su obr¿r , ,,rrlur una caminata al atardecer
por un sendero mojado'
Ia objetividtd TabY
aparece en las antologías hispanoamericanas. Es lamentable. L stls momentos "-'o' uiott""^do' un
9: rerl-
caracter
Sus pequeñas y concentradas composiciones poéticas, ade- ,t,' .l,rr-tñ"r" a todo lo que sus ojos descubren
más de ser el primer transplante al español del haiku, fueron rs() de aParición:
realmente algo nuevo en su tiempo. Lo fueron a tal punto y ',
con tal intensidad que, todavía hoy, muchas entre ellas consei- Tierno saúz;
van intactos sus poderes de sorpresa y su frescura. ¿De cuán_ casi oro, casi ámbar,
tas obras más presuntuosas puede decirse lo mismo? casi luz.
Tablada llamó siempre a sus poemas hailcai y no, como es
maestría la
ahora costumbre, haiku. En el fondo, según se verá, no le fal- A la imagen visual yuxtapone con exquisita
taba razón. Sus breves composiciones, aunque dispuestas ge- lr icción de las sílabas y los fonemas:
neralmente en secuencias temáticas, pueden consideraise
como poemas sueltos y en este sentido son haiku; al mismo Peces voladores:
tiempo, por su construcción ingeniosa, su ironía y su amor al golPe del oro solar
por la imagen brillante, son haikai: estalla en astillas el vidrio del mar'

de dos realidades
Pavo real, Iargo fulgor: Tablada concibe al haiku como la unión
tan cerca de Reverdy como
por el gallinero demócrata ,',.l .-u, .runtas palabras, poética
dos poemas 9'1 .to'
pasas como urra procesión. r[r suS maestros japoneses' Citaré ahora por Ia alian-
el,primero
tl«rs visiones ut rotrtu^"tltá -od"t'-tus'
por el humor y las
Tablada casi siempre está más cerca de Teitoku que de .. de 1o cotidiano v r"'i"tárii", el segundtIuna y los gatos:
la
Bashó: ,,-*iu.io."s lrerbaies y visuales entre
Insomnio:
en su przarra negra Juntos en Ia tarde lranquila
suma cif¡as de fósforo. vuelan notas de Angelus'
murciélagos Y golondrinas'
Por nada los gansos
tocan alarma Baio mi ventana la luna en los teiados
en sus trompetas de barro. Y las sombras
chinescas
la música china de los gatos'
Y
El poeta mexicano conserva Ia estructura tripartita del
el poeta mexicano
haiku allnque poquísimas veces se ajusta a sLr esquema métri- Casi nunca sentimental ni decorativo'
una difícil simplicidad
co (17 sílabas: 5/715). Pero hay un ejemplo de perfecta adapta- ¡lcanzaen unos .'u"tát á" sus haiku
ción métrica y de real poesía: la aprobación de Bashó' En ellos
c¡ue tal vez habría -"t"tiJcl
103
1O2 ENSAYOSYNOTAS LA TRADICIÓN DEL HAIKU

el humor se vuelve complicidad, comunidad de destino con cl ,,,('nlo de la escritura japonesa debe haber sido rudimentario
mundo animal, es decir, con el mundo: r 'r { ) Sr-rS libros y artíc;los revelan un trato directo con
la gen-
¡

i,,,'l arte, las costumbres, las ideas y las tradiciones de ese


Hormigas sobre un l,,rrs. Si es excepcional haber escrito,
en 1914 y en México',un
grillo inerte. Recuerdo l,l,,rr sobre Hiroshigué, más lo es que en ese libro Tablada ha-
de Gulliver en Liliput. l,l;rsc también, con discreción y gusto, del teatro NÓ y de Ba-
,lr,r, de Chikamatsu y de Takizawa Bakin' Otro dato de inte-
Mientras lo cargan rr'\r Ersn aficionado a las artes plásticas, logró reunir en su
, .,',rá" Coyoacán más de mil estampas de artistas
japoneses'
::"Jff l::Ti :,H?:iJll'0" ,,,,,, .ol"..ión que dispersó al abandonar el país' hacia 1915'
lrir ho todo esto, repito: Tablada no es memorable por su en-r-
El pequeño mono me mira ,lit icin sino por su Poesía.
¡quisiera decirme ¿Cuáles fuero, lo, modelos
que inspiraron su adaptación
algo que se le olvida! ,1,'l üaiku al español? Si hemos de creerle, su tentativa fue in-
y
,lr'¡rendiente de las que por esos años se hacían en Francia
La obra de Tablada es breve y desigual. Vivió del periodis_ , rr lengua inglesa. Ct-á su testimonio puede ser tachado de
mo y el periodismo acabó por devorarlo. Murió en 1b45 y to_ 1,,,,'ciaI, vale más atenerse a los
datos de la cronología: los
davía no ha sido posible que en México se publique ,n ,rolu_ , r.¡rerimentos franceses fueron anteriores a los de los
"imagi-
men con sus poemas y aquellos pocos textos en prosa ,,irras" angloamericanos y a los de Tablada; así pues es posible
(crónicas y crítica de arte) que valga la pena rescatar.z su tiltl- ,¡,rc Tablada haya seguido el ejemplo de Francia aunque'
mo libro de poemas, La feria, apareció en 192g. Debe de haber 1,,,v q-.r" decirlo, io, halkt, del mexicano me parecen más-fres-
poemas no recogidos en volumen. A mí me tocó descubrir ,,,s; y o.iginales que los de los poetas franceses' O sea: hubo
uno, en francés: Lct Croix du Sud; es la segunda parte de , rtiÁulolno influencia ni imitación' Por lo que Íoca
al ima-
Offrandes, una cantata que compuso Edgard Varésse en 1922; tli.sm de Pound, Hulme y sus amigos ingleses y norteamerica-
para la primera parte Varésse se sirwió de un poema de Huido_ rrr¡s: Tablada conocía bien el inglés pero no creo
que en esos
bro, también en francés. Hasta hace poco, a más de juzgar su rriros le interesase mucho la poesía inglesa' En cambio' por su
poesía insignificante, se tenía a Tablada por un semiletrado r'rrrrespondencia con LópezVelarde sabemos que seguía muy
primeros his-
ingenuo y víctima de un orientalismo descabellado. La acos* ,1" cerca lo que ocurría en París' Fue uno de los
tumbrada, inapelable condenación en nombre de la cultura qranoamericanos que hablaron de Apollinaire y sus caligramas
clásica y del humanismo grecor¡romano y cristiano. Una cul_ lo entusiasmaron; nada más natural: veía en ellos lo que él
tura,en descomposición y un humanismo que ignora que el rrrismo se proponía hacel, la unión de la vanguardia con la
hombre es los hombres y la cultura las culturas. Ciertt, las ¡xresía y lu .uúg.ufía del Oriente'
En suma' Tablada recoge y
ideas filosóficas y religiosas de Tablada eran una curiosa mix- .*p."r. las tenáencias de la época pero sería falso hablarpor de
tura de budismo real y de ocultismo irreal, pero ¿.qué decir ¡rnitación. Las fuentes de sus haiku no fueron los escritos
entonces de Yeats y de Pessoa? No es posible dudar de su fa_ sino los mismos textos ia-
¡toetas franceses y angloamericanos
al inglés y al
miliaridad con la cultura japonesa aunque, claro, la suya no i,..,rr"r"r. En primer férmino, las traducciones
haya sido la lamiliaridad del erudiro o del scholar su conoci- il-urr.ér; en seguida, la lectura más o menos directa de los ori-
ginales con la ayuda de amigos y consejeros japoneses'
7 El primer volumen de sus
obras, poesías completas de José Juan Thblada, La influencia de Tabladá fue instantánea y se extendió a
apareció en 1971. tc¡da la lengua. Se Ie imitó muchísimo y, como siempre
ocurre'
ENSAYOS YNOTAS u. TN¡OTCIÓN DEL HAIKU 105

Ia mayoría de esas imitaciones han ido


basureros de la literatura no leída. pero
a parar a ros inmens,s I rrindicio: Enrique Diez-Canedo, el primero en señalar la in-
IrrUo ulgo Áá. ,-n_,,. I r t'rrcia del haiku en las Nuevas canciones
de Antonio Macha-
jor que las imitaciones descoloridas y lrr;;;g;;";ai"J*,, I r

,1r,, conocí? y admiraba a la poesía de Tablada' Es revelador'


caturescas: los poetas jóvenes descubiieron
en el haiku de T,¿r 1,, )r otra p.ri", que el
haiku haya sido para Tablada' ala inver-
blada el humor y ra imagen, dos
centrares de rrr ,., r.le los poetas españoles, una ruptura de la tradición y no
poesía moderna. Descubrieron asimismo "i"-.rto,
algo que habíalol ,ilrrr ocasión para regresar a ella. Aclitudes contradictorias
vidado los poetas de nuestro idioma: la
objetividad, Ia correspondencia
economía verbal y lrr t, ornplementárias) de la poesía española y de la hispanoame-
to que dicen ras palabrers I r( llna.
"rrt.á
y lo que miran los ojás. La práctica
a"t t uiL, fr" (*i;;;, Después de la segunda Guerra Mundial los hispanoameri-
cuela de concentración. En la obra juvenil
hispanoamericanos de esa época,
a" In.r.t á;;;. ( ,il)os Vuelven a interesarse en la literatura japonesa' Citaré'
I 920 y 1925,es visiblc i nlre otros muchos ejemplos, nuestra traducción de Oku no
el ejemplo de Tablada. En Mé*ico"rr1." la lecci¿n zu" .".ogi¿u po,
los meiores: pellice4, Villaurr-utia, Corortiru. tlt¡somichi, el númerá consag.,,do por la revista S¿¿r a las le-
poeta ecuatoriano Jorge Carrera Andrade
Años después el lrrs modernas del Japón y, sobre todo, las traducciones de un
."d.r.rb.iO-o". ,., tracluctor solitario páto qr" vale por cien: Kasuya Sakai' Ya
cuelrta el haiku v
.publicó,u, precios " ¡Aitá,- nil;;;r"*;,
(Tokio, 1g4O)" En EspaRa ',t'iralé que la actitud contemporánea difiere de la de hace cin-
f"rr¿-"ro ., .,r, poco más tardío ( uenta uñor, ,-ro sólo es menos estética sino que también es
"l
que en América: hay un momento japonés en Juan Ramón Ji_ una curiosidad
n rcnos etnocéntrica. El Japón ha deiado de ser
ménez y otro en Antonio Machaclo;
a_bo. Ir." ,i¿. pá."'* :rr l-ística y cultural: es (¿lue?) otra visión del mundo'
dislinta a
tudiados. Lo mismo sucede con la poesia juvenil una venta-
Lorca. En los tres poelas hay una cu.iosa de García lrr nuestra pero no mejor ni peor; no un espejo sino
arianzade dos ele_ n¿r qLle nos muestr. oi.u imagen del hombre, otra
posibilidad
mentos dispares: el haiku y la copla popular. no
espíritu, no por Ia métrica: tu.rto ü ,"g.riailu
Dirp;;;;;;'; ,1" ser. Dentro de esta perspectiva lo realmente significativo
.o_o t's quizá la traducción de textos clásiccls y modernos sino la
cl ha.iku están compuestos por versos dc cinco; "l;."kr; con
La.diferencia es que el.tarrka_es un poema
;;;;;;;;r. ,".lrrió.r, en abril d,e 1969, en París, de cuatro poetas el
de cinco fi"""ill olr.jeto de componer un renga, e1 primero en Occidente' Los
haiku de rres y la seguidilta de .rrniÁ-ift7l5).
en la segunda estrofa de una combinaciin
No obstanre, ..'rlur.o poetas it".or-t el italiano Edoardo Sanguineti' eI fran-
menos frecuenre, la cés Jacques Roubaud, el inglés Charles Tomlinson el
y mexi-
se-guidilla cornpuesta, aparece una cuatro len-
7/51715: :5/715. La analogía métrica
duplicación del h;id, r:¿rno Oclavio Paz. Un poema colectivo escrito en
,o ho.", por lo demás, sino g-Lras pero fundado en una tradición poética común'
Nuestra
subrayar las diferenciai profundu,
estas dos formas: en
"rrr." canto
la seguidilla la poesía ,._ulíu u l" du";;,;; ientatira fue, a su manera, una verdadera traducción: no de
to que en el haiku la palabra se resuelve
y baile, en tan_ un texto sino de un métoclo para componer textos' No son difí-
plación, sea pictórica como en Buson
en silenciosu áo,rt"_ ciles de adivinar las razones que nos movieron a emprender
o espiritual como en r:sa experiencia: la práctica del renga coincide con las
preocu-
Rashó. Ninguno de los tres poetas
.rp^nol"i _¡i_¿r"r, ff¿u_ paciones mayores de muchos poetas contemporáneos' tales
chado y García Lorca- se inspiraro,
.r, h"ik";;;;;p;;; .omo la aspiración hacia una poesía colectiva, la decadencia
cido métrico con la seguidiliu, ur.rq,r""l
duda debe haberjes impiesionad", ,i;;;"rque
esta semejanza sin de la nocián de autor y la correlativa preeminencia del len-
forma japonesa un mocleto a" .orr.".ri.áción
vieron en esa guaje frente al escritor (las lenguas son más inteligentes que
.rerbal, una cons_ io, io_b..s que las hablan), 1a introducción deliberada del
trucción de extraordinaria simplicidad
IÍneas y una pluralidad-de refle;os
hecha de uías ;;;;;, azar concebido como un homólogo de la antigua inspiración'
los poemas de Tábtacla? parece
;-;;ri"""r. ¿Habían leído la indistinción entre traducción y obra original" ' El haiku fue
i*í"r-ifrt" que ,os ignorasen. una crítica de la explicación y la reiteración, esas enfermeda-
106 ENSAYOSYNOTAS

des de la poesía; el renga es una crítica del


autor y la propit,
dad privada intelectual,esas enfermedades
de la sociedad.'

sendas de oku aparece ahora en una versión


paramos nuestra traducción con las otras
revisada. conr- EL SENTIMIENTO DE LA§ COSAS:
al inglés y al francó,s
pero además Eikichi Hayashiya tuvo oporturrid.d-d"
MONO NO AWARE
consur-
tar las nlrevas ediciones crÍticás de oku'no hosc¡micirto"bii;
das en Japón duranle los últimos años. Al no cesa de
corregir h, ;;;;" tir ',ulr hace más de cien años la literatura.iaponesa
nes de los poemas he procurado ajusrarme fines de si-
Lr',r'inarnos. Pasado el deslumbramiento inicial
a la ñétrica de los de
originales. En todos los casos prescindo de la rima: Américas' la
japonesa no la usa, a pesar de que
l. ,o"ri, ,,1,,, los poetas y americano,s.de. las dos
abunda pu.orroriJár, "r.op"o,
,,,,,* f i.Iatina, á"r.,ü¡"t"n en el haiku la posibilidad de
aliteraciones y otros juegos ,..bll.r. También "" ior, .rr"rru, tu., áiecisiete sílabas y el infinito a una excla-
versiones de los poemas que cito. por último: ,, ,lilcir el universo a
hemos uiláid, ,,¡:rción. La influencia del haiku en los poetas
no fue menos
muchas notas a las setenta de Eikichi Hayashiya m.ade¡a
la primera edición. En verdad, esta edició,"rr'orro
que contenia
; ,; , i;;;
menos decisiva que la de los.grabados en
para probarlo'
Después
liü;;..
de estas aclaraciones debería cortar este prólogo 1.,,;,;;;, sobre los pl"t"t"t impresionistas; Carlos Wil-
prolijo, pero me parecería traicionar a gashO'si
si_ l,:rsta recordar los .rá*Uttt de Found' William
y_ el delrnexi-
"ll":" algo más: su sencillez
añado
no t .' *, Ét,rur¿, Ungaretti y, en la lengua española'
es engañosa, leerlo .. ;";;;;; españoles Antonio Macha-
, irno José Juan Tablaá" ií"t de los
ción que consiste en ver al travél de las palabras. y Federicá García Lorca' Casi al
Mukai Kyorai (¿1651?-1704), uno de sus áiscipulos,
El;;; ,1,r, Juan Ramón :i-e"t'
todas las len-
.ipli;; ,,,;;;;;i.-po que tát p""át escribían en fantásticas del
casi
T:i"l qu€ yo el significado de la transparencia verbal de Ba_
shó. Un día Kyorai le mostró este haiku a su i,uas de Occidente variaciones
más o menos
maestro; lrokku, comenzaro, u-'futtttr las grandes traducciones de la
Entre estas
literatura clásica: las novelas, el teatro' los diarios'
Cima de la peña: monogatari por Arthur
tr ¿rducciones hay una, la de Genii Yul"V'
allí también hay otr:o la literatura moderna en lengua inglesa' v
:;;;;ilu*""d"
huésped de la luna.
:rlgo semeja.tt" o.rrr., -" p^t"t"'-con la
versión que Donald
l(eene ha hecho ,".i"rrt"*ánte del libro de
Kenko (Essays in
_ ¿En qué pensaba cuando lo escribió?, le preguntó Bashó.
Contestó Kyorai: Una noche, mientras camifaba tdleness). En francés René Sieffert nos ha
dado la primera ver-
(I'a
en la colina .;;;;". lengua de occidente de los tratados de Zeami
bajo la luna de verano, tratando de componer :,ioa¡rl¡on podría prolongarse
un poema, des_ secr¿le itu NÓ). Aunque esta lista
cubrí en lo alto de una roca a otro poeta, probablemente sería inútil bus-
bién pensando en un poema. Bashá movió la
tam_ con otros nombres de íraducttres y de obras'
cabeza:Hubiera una traducción de poesía que resista la compara-
sido mucho más interesante si las líneas .,uffi .^t
tr_Uien fru| "" "ff^Ias de las novelas, las piezas de teatro los diarios'
.iá,'.o' y
otrolhuésped de la luna,, se refiriesen no a Keene y
otro sino a usted
mismo. El tema de ese poema debería ser usted, ;;;, t;, "; puñarlo de nítidas versiones de Walev' lo que significa-
lector. ()tros pocos pero nlnguna de ellas representa
ron las traducciones áe poe'íu china de
Ezra Pound: la inven-
Dicg .qy"
Cambridge, 22 de marzo de j970
.iá" ¿" otra tradición páética para Ia lengua inglesa' de la aparición
Pound iru¡entó otra tiadición porque' antes
["La tradición del haik,,, se publicó en El signo y el garabato, JoaquÍn d,e Cathay (1917), esa tradiciórno
existía ni en inglés"' ni en
Mortiz, México, 1973,y se incluye en el segundo Roubaud (Mono
roL*"., d" las áCJ chino. El libro que acaba de publicar Jacques
107
t08
ENSAYOS YNOTAS
EL SENTIMIENTO DE LAS COSAS: MONO NO AWARE r09
no Aware, Gallima¡d, 1970)
se inserta dentro de esta
tiva, la única válid, perspe(. ,r,',('s". La paradoja consiste en que estamos ante traduccio-
,,,r'r"¡, J"'i*ar.ción poérica.
exagerado afirmar qüe "npor primera No t.s r,'. lrastante fieles, como puede comprobarlo todo aquel que
vez estamos ante una
dadera traducción á" vr.t I r', t'ompare con los originales o con las versiones de los espe-
der esa expresión como
ó;.á j;;r., . condición de enlc_¡¡ r,rlistas. Pero Roubaud no nos acerca a unos poemas japone-
sin¿niÁo de transmutación y
tima como invención a. or"r-i".IrfLrr."ru. esta ril ( '. ()scritos hace siglos; más bien se sirve de ellos para inven-
i r r r r r& secuencia poética en la que el poema japonés aparece
. Los poemas que Roubauj.,oda o*r,ados,, a la litera.ur rr .

,,r r t'()rrro el original sino como el acompañamiento, tipográfico


Japonesa para componer su libio
no ir".o., ni hokku ;i;;r,,,
sino tankqs y chokis p".r".r".i"rrr"rlU , rrrusical, del texto francés. Los poemas iaponeses fueron,
oorción más antigtr,, ur-r& parte, el punto de partida; por la otra, los agentes del
más estrictu v lr.r
flIL::r1]H'.],' '' i"ái.iu,'
'"-pr.¡.J"'.'. ,.,rrrbio, los reactivos destinados a provocar la aparición de
r.. l)oemos franceses.
::9"i;;;;'1:::^Il':::,,1'j';n,:T:*,":J:1.*#,:l
mrsmas preocupaciones
e inrenciones
lr

No contento con escoger como "asuntos" de composición


qu. ro lrevaron a escri-
bir I como un ..sonero
a",o.,"ÁJ;;;;", en orra esléra, guían
¡r, rt'rr1a.s anteriores al siglo xv, Roubaud adoptó para su selec-
, rr¡rr el método tradicional japonés de las antologÍas clásicas:
:Y-t^::ll9'"s
de poesía p.o.,"rrrul
.,rrecclones no es
yáil,.r... La pruralidad dr. rrrlt'sraciórr y progresión. Por Io primero, los poemas se orde-
conlradictoria o,
-"-io. dicho, ra recundidarr rr.ur cn secuencias conforme al principio de las afinidades te-
*H,H*::xl i#-*ll;;;;#:'a" f".iüiri;#;::,
r" rrrrlicas, que son al mismo tiempo afinidades verbales. Por 1o
H
poesía
; ;; # fi IIi, :x;, :,.::, ;i,.,,: ifi ; i,,.":,i .:ff I ;;
"; ; ; de Occidente se_ une a la
., r'undo, cada secuencia fluye a la manera de los días en las
, ,t;rciones y de las estaciones en los años. Cada poema es par-
pxtremo Oriente
punto no se sitúa en el pasado de pero ese t, ilc un conjunto en movimiento y, simultáneamente, es una
de unos cuantos poetas
,iroá el presente: las obras ,rrritlad autosuficiente. Secuencias de cientos de poemas o
contemporár,"or. Como una
esta convergencia de tradiciá"r, prueba de t,{)('nra aislado de cinco líneas, el principio es el mismo: los
(que es lo conrrario ."O"1" una coincidencia rrrrt¿rntes se funden en los siglos pero cada siglo es un instan-
a"u*.ur-r;liá.ü
o,¿_"i, ha dedicado r, Iloubaud-Tamehide dice: "a laluz/de Ia centella,/instantá-
"f o"]i, i._,,año cier sigro rrr, y
::J,::T.Tffii." ""ubaud ¡rr':r/conté el número/de gotas de lluvia sobre la hoja". Ese re-
d".,;";l;;^',,*;"ri,",il;i#;::?Jn,iff l.rrrr¡rago podía haber durado un siglo y, no obstante, la visión
ting de las Notas cJe mi cab)n" ::["',;-]:;"rX- ,r,, habría sido menos instantánea ni menos minuciosa. La
a" *oiicle Chómei. ', ( uencia se inicia con diez nagauta, poemas (relativamente)
Doble rransmuración: los
se convierten en poema,
,;"j";;;;_as japoneses no sólo ( \lcnsos, entre los que descuellan los de Hitomaro, y termina
r.rn.".ár1i-
Las r raduccion", J" Roubarrd, ,
, ,,rr siete tanka del bonzo Saigyó, un poeta angustiado y re-
son realmenre poemas i.u"."r".
ri" ;";;; :X::Iffil:1il[], ir;ric[o. Hitomaro piensa en su mujer: "pequeña llama en el
srdo escritos. Así, la composiciOn [;;"ró1" ahora podían haber rlt'x,/agua profunda en la roca". Sagy6 piensa en la reali-
sintáctica obedecen a una tipog.;fica y la constn-rcción ,l:rtl: "si lo real,/en nada es real/ ¿cón:.o creer/que los sueños
of ros, por Reverdy
lógica;;;. inaugurada, entre ,, ,¡l sLleños?"
.v por cummings. Apenas si necesilo
rar que estos parecidos son acla_ El lenguaje de Hitomaro es nítido y poderoso como "el
ilusoriás: tJ" po"*., de
Awyre no se parecen ni Mono no ,, ,rr clel arco" , pero pronto ese lenguaje, sin perder nada de su
a Hito;.;; ;;
cada poema rr" ,ia" ,o-eticro rrrl irlcz, se aligera y se vuelve una malla de alusiones, un tejido
a rr, ,.u.rrlju^mnings .porque
un cambio no soro de p;;;;;; ,, r lral liter-almente insustancial y, sin embargo, irrompible. Las
sólo el poeta Roubaud p"al"
H"'d"':::;T:T 3:"¿T:,¿:1 r, rr't's f cmeninas no son menos poderosas que las masculinas:
ir.U";;; esos poemas ,japo- "lr,v nrisnro hoy/esper-o a mi señor/per-o no me digan,/que

I

ENSAYOS Y NOTAS

yace entre los guijarros/del Río de Piedra". Violencia pasiorrirl


de Ono no Komachi, una poetisa que hace pensar más en ( ;r
tulo que en Safb: "tan fuerle,/es mi deseo,/que vuelvo al rcvt,,,
mi camisa:,/bahía violeta de la noche". El lector no tiene ¡ror
CENTRO MÓVIL
qué saber que Komachi alude a un hechizo: vuelve de revés srr
camisa de noche para obligar al espíritu de su amante a c<¡rrr
imitación de los mo-
partir su lecho. La soledad asume fornlas insólitas, como (.n I r,r,NrE a la concepción de la obra como
los valores de
estas dos líneas con r-uido de élitros: "a mi costado el grito/clt,l ,l, los de la Antigüed.á, ága^¿ Moderna exaltó
no depende
insecto de la espera".La escritura es un dibujo que se disi¡rrr , ,,,'"áii¿"a y ioredaá: lu "^<:"lt'-''tia de un texto
la realidad también: "CarLa trazada/con tinta apenas/olr l:
'r;;-J..iáo .o,-t los clel pasaclo sino de su carácter único'
-y
mira/en el cielo brumoso/regresan los gansos". Las voccs r ¡,,,.ti. del romanticismo, iradición no significa ya continui-
repetición; la con-
aparecen y desaparecen en el fluir de la secuencia poética v ,l,rtl por repetición y,,atiacio"es dentro de la
Lln sinó-
todas ellas, sin perder su tono y su timbre particulares, se fun, r ,,,r riclad .rr-" Ia f.,tma del salto y tradición se luelve
Falacia romántica: la
rr inro de sucesión ¿. .oáúi"t
den en una sola voz no es la de Roubaud ni la de pers()- y r:upturas'
na alguna: el poeta no-que
es el que habla sino el que de.ia hablar: ;,i;,;;;;es el refleio del vt excepcional' Creo que' ahora'
Voz de las cosas: "y la hierba y el árbol/cambian de colo¡. , sllrs ideas tocan a su lin' Dos indicios significativos' entre
Ia inspiración-y
mas,/para la flor de las olas/del gran mar,/no hay otoño". ,,tros muchos: el surrealismo, al redescubrir a
puso entre paréntesis a la
( ()nvertirla en el eje de Ia escritura'
los poetas de lengua inglesa' en
Cambridge, a 28 de octubre de 1910 rr, rción de autor; por su parte,
pou"á, han trostrado.que la traducción es
¡,rrr-ticular Eliot y poética'
["El sentimiento de las cos¿rs: Mon.o no Aware" se publicó en El sigrut L,r, lndistinguible de la creación
y el garabato. Joaquín Mortiz, México, 1973, y en el segundo volumen "p"t..iOn
Nuestro ,lgfo de las traclucciones' No sólo de
de las OC.l
"t-"itiglo
l('xtos sino de costumbref religiones' danzas'
artes eróticas y
usos y prácticas'
, rrlinarias, modas y, en fin, de áda suerte
de
yóguicos' Inclusive la his-
rlr-:l baño finlandés u l,o,
"j"..lcios
parece la traducción imperfecta -lagunas
de Ia es-
i,,.1" un
""t perversos-
;,,pi;;; "'i"terpolaciones de copistas y Marx a Nietzsche v de [ex-

i,, p".aia" y qr. to,-Áió'ofo', de rregel que otras


toi"gi"" ,á ".f.,".r.n por reconstruir'. Es verdad con la misma
;Ñ;t;'"rros pueblos ámbién han traducido la
v
traducción de los
(ejemplo:
¡rasión y esmero q" ""t*t"s pero ningu-
y
libros budistas por chinos, japoneses tibetanos)'
traducir'. cam-
;,; á; ;t.t pr"tlo, tuvo cóntiencia de que' alnos cambiamos
lriamos aquello que traducimos' y' sobre
todo'
traducción es transmuta-
¿r nosotros mismos' Para nosotros
y la ruptura; por tanto'
ción, metáfora: una forma del cambio pasado aI
de nuestro
rrna manera a" tr"g,*;la continuidad
Continui-
lransformarlo en diálogo con otras crvilizaciones' solip-
.irJl-¿lar.gos ilusoriJs: traducción: transmutación:
sismo.
111

ir

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