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XXIX.

EL REDESCUBRIMIENTO DE LA COMUNIDAD: ROUSSEAU

Este concepto de la personalidad de Rousseau entre lo noble y lo vi, lo ideal y lo real, le robó toda
satisfacción en sobre toda conciencia del valor de ella. En esencia le interesaba las cosas extrañas,
tenía terror por las que incluye el arte, desconfiaba de los modales corteses, exaltaba
sentimentalmente las virtudes vulgares y entronizaba el sentimiento por encima de inteligente.
Utilizaba el contraste para atacar la razón contrapuesta la inteligencia, el desarrollo y
convencimiento y el progreso de la ciencia que la ilustración creía constituido de la única
esperanza de la civilización, los sentimientos amistosos y benévolos, la buena voluntad de la
reverencia. Todos sus valoraciones morales giraban alrededor del valor de sus sentimientos
comunes: la sección de la vida familiar, el goce y la belleza de la maternidad, las satisfacciones de
las artes familiares como la labranza, el sentimiento universal de reverencia religiosa y, sobre todo,
el sentido de una de cómo de la participación en una vida común –todo lo que los hombres
aprendieron de él a denominar la “realidades” de la vida cotidiana.

La filosofía a la que se opuso Rousseau porque de individuos plenamente formados; les imputaban
un complemento adecuado de intereses la facultad de calcular –un deseo de felicidad, la idea de
propiedad, el poder de comunicarse con otros hombres, de converger en ellos, de practicar con
ellos y, por último, de crear un gobierno capaz de dar fuerza al pacto-. Platón estimuló a Rousseau
a que se preguntase de dónde sacaba los individuos todas sus capacidades y no eran de la
sociedad. Dentro de una sociedad puede abrir ilegalidad, libertad, egoísmo, respetar los dos; hora
de ya no hay nada moral.

Todos los derechos, incluso los de propiedad, son derechos dentro de la comunidad y no contra
ella. Se trataba de resolver el mismo problema que el capítulo en que criticaba articuló de Diderot
sobre el derecho natural. Lo que Rousseau plantea es: ¿qué hay de realmente natural y que de
artificial en la naturaleza humana? en términos generales, su respuesta consiste en que por
encima del egoísmo y más allá de ir, los hombres sienten una reacción innata ante el sufrimiento
de los demás. La base común de la sociabilidad es el sentimiento y no la razón; salvo por un
hombre perverso, el sufrimiento, donde quiera que se produzca, el directamente doloroso.

En este sentido los hombres son “naturalmente” buenos. El egoísta calculador de las teorías no
existe la naturaleza, sino sólo en una sociedad pervertida. Los filósofos “saben muy bien lo que es
un ciudadano de Londres o de París, pero no lo que un hombre”.” ¿Qué es, pues, el hombre
verdaderamente natural?”.

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