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CÓMO ACABAR CON LA

EDUCACIÓN ABURRIDA
Rafael Enrique Zavala Camero

7 DE FEBRERO DE 2022
Cómo acabar con la educación aburrida

Ramón Barrera expone de manera breve pero muy clara ideas muy relevantes sobre
como hacer que el proceso educativo no sea aburrido (algo que lamentablemente es muy
común en nuestros días) y que, por el contrario, sea algo enriquecedor y beneficioso para
todos los involucrados. Aquí algunas de ellas:

En un primer termino hay que amar lo que se hace, lo que se conoce como
vocación, y dicha vocación cobra singular importancia en el ámbito, tanto en el docente
que debe amar y ser un apasionado de la enseñanza, pero también en el alumno, que
debe estar interesado y amar lo que aprende; solo de esa manera la educación podrá ser
de provecho y cumplir sus cometidos.

Algo que resulta curioso y hasta cierto punto paradójico es que aunque el mundo
está en un constante proceso de cambio (y muy vertiginoso, por cierto), la educación no
ha experimentado dicho reformamiento, o mejor dicho, existen y se han propuesto
diversas teorías sobre nuevos procesos pedagógicos, pero no se les ha prestado la
debida atención que merecen, y se continúan utilizando los mismos procedimientos
desde hace décadas, lo cual no es posible ya que siempre hay que considerar los
cambios de los contextos sociohistóricos y no olvidar que aprender implica un cambio.

Solo por mencionar algunos de esos métodos tradicionalistas, está el hecho de


considerar al alumno como un mero receptor de conocimientos, un espectador pasivo al
cual el docente se encargará de llenarlo de diferentes conocimientos, y ya. Para evitar el
aburrimiento educativo que eso genera hay que procurar que el alumno sea mas bien un
participante activo, y aún más un constructor de su propio conocimiento.

Por otro lado, hay que procurar tener un balance entre caos y orden, es decir,
promover la participación, la creatividad, la libertad, la experimentación, la diversidad de
ideas, etc. pero siempre dentro de un marco de orden (no autoritario, desde luego) que
permita guiar y orientar todo ese ímpetu.

Dado que la educación ha llegado a un punto en el que prácticamente ha perdido


su sentido y se ha convertido en algo meramente aburrido, hay que revalorar en su justa
dimensión esa capacidad de sorprenderse que proviene de la curiosidad, pues
precisamente es ella la generatriz original de todo conocimiento, y por tanto no se puede
perder si se quiere seguir desarrollando nuevos conocimientos.

Por último, el sistema educativo debería de girar en torno a tres ejes:

1.- Empujar: El docente, en su papel de facilitador y guiar, debe “empujar” (motivar) a sus
alumnos para que, tal como se mencionó antes, se conviertan en los constructores de
sus propios conocimientos, sean conscientes de su proceso de aprendizaje y pronto sean
autosuficientes y disciernan entre todo lo que les rodea.

2.- Donante: Esto se refiere a que el docente, mas que ser un “transmisor” de
conocimientos, debe de “donarse”, entregarse por completo, transmitir esa pasión,
motivación y amor por el conocimiento, y de esa manera lograr conmover a los alumnos
y lograr que sigan su ejemplo.

3.- Agitador: Hay que propiciar que los alumnos participen de manera activa, expresen
sus puntos de vista, debata, desarrollen su razonamiento crítico, vayan siempre más allá
de lo que saben; en otras palabras, “agitarlos”.

En conclusión, en la actualidad no existe ningún motivo para que la educación sea


considerada como algo aburrido, pero para que esa idea desaparezca del imaginario
colectivo el docente tiene mucho trabajo que hacer, debe de dimensionalizar el alcance
de su labor y, en consecuencia, aplicar las herramientas más aptas para que las futuras
generaciones ya estén dentro de un proceso educativo renovado y adaptado para los
nuevos retos del futuro.

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