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ANDRAGOGÍA
MÓDULO 11
“EVALUACIÓN DE ANDRAGOGÍA
Y FORMACIÓN DE EDUCADORES
DE ADULTOS”
COMPETENCIAS:
PARTE I
Para Antoine León, cada polo de los cuatro de la red (profesor, grupo de participantes,
el medio entorno y el objeto del estudio) remite a varios componentes que representan,
a su vez, temas inagotables de investigación. Así, el profesor o animador obliga a
preguntarnos por su personalidad, experiencia profesional, competencia pedagógica y
estatus social.
¿Cómo caracterizar al adulto como educando? Para algunos puede ser considerando
adulto un niño que trabaja, concepto y realidad que predomina en América Latina; para
otros -los me- nos, desafortunadamente- es no sólo una persona que trabaja: es
además, responsable ante la ley y capaz de procrear con responsabilidad la especie.
Sea como fuere, los educandos, en la enseñanza de adul-tos, son trabajadores. De allí
la decisiva importancia que cobrael medio laboral como uno de los componentes del
acto educativo. Es incuestionable que la edad adulta representa fundamentalmente al
hombre activo y que éste constituye el sector pro-ductivo de la sociedad, pues da
forma a recursos humanos in-mediatos que es necesario canalizar a través de acciones
educacionales referidas a su formación, actualización y reconversión. La UNESCO, en
Nairobi, da un paso importante en esta conceptualización de la educación de adultos
cuando reconoce la estrecha relación existente entre la garantía del derecho a la
educación y el derecho al trabajo.
Para ello, deben reducirse las trabas que pesan sobre estetipo de enseñanza y dar la
ocasión de aplicar, en el trabajo, los conocimientos, la capacitación o las aptitudes cuya
adquisición constituye la finalidad de los programas de educación de adul- tos. Se trata
de "encontrar en el trabajo una fuente de realización y de progreso personal, así como
un esfuerzo creador y aplicable tanto en el mundo del trabajo como en la sociedad". En
consecuencia, se deberían tomar medidas para sacar de la experiencia que procura el
mundo laboral, "elementos y recursos útiles para la elaboración de los contenidos
operacionales del proceso de educación de adultos".
"¿Por qué no utilizar el trabajo mismo? -se pregunta Gustavo F.S. Cirigliano- ¿dónde se
encuentra el mayor número de personas? El trabajo -agrega- es punto de partida de un
saber real, se origina en necesidades sociales, se reorganiza en un programa y es el
verificador de lo aprendido. El trabajo verifica al saber. Aprender a partir del trabajo
diario, real y diario, y en eltrabajo, real y diario, es un modo no escolar que podría, se
sugiere, resultar un camino para compensar las limitaciones actuales de nuestros
sistemas educativos que, asentados central-mente en la escolaridad, desfavorecen a
muchos trabajadores en su posibilidad de acceso a saberes superiores.
La UNESCO esta vez va más allá de un mero pronuncia- miento general y avanza en el
campo de las sugerencias con- cretas: inclusión de la educación de adultos en los
contratos colectivos de trabajo y participación de los trabajadores en la elaboración de
los programas y en la selección de los participantes.
El trabajo constituye, sin duda, una fuente potencial de educación permanente, hasta
ahora lamentablemente desaprvechada en América Latina por la llamada enseñanza
regular de los adultos, formación teórica impartida a través de los Ministerios de
Educación.
La Organización de los Estados Americanos, por su parte, al referirse a los principios que
informan su proyecto Multinacional "Alberto Masferrer" señala que "él debe adaptarse
a las condiciones concretas de la vida cotidiana del trabajo, teniendo en cuenta las
características personales del adulto en formación, su edad, su medio familiar, social,
profesional o residencial y las relaciones que lo circundan".
CARACTERIZACIÓN DE UN PERFIL
Freire, por su parte, concibe a la educación "como un acto de amor", por tanto, "un acto
de valor". Ella no puede temer al debate, al análisis de la realidad; no puede huir de la
discusión creadora, bajo pena de ser una farsa. El papel del educador - agrega,
refiriéndose a la alfabetización- es, fundamentalmente, dialogar sobre situaciones
concretas.
El deber ser del educador de adultos en América Latina contrasta con la realidad actual,
en la que, habitualmente, se consideran como educadores de adultos a elementos
reclutadosentre maestros de niños que han asumido, por razones políticas
o económicas, la enseñanza de adultos sin una preparación profesional especializada.
El fenómeno se ha acentuado más en aquellos lugares en los que la educación de adultos
ha pasado a depender del director o rector de colegios de infantes, como ocurrió por
ejemplo, en Chile, al transformar los liceos nocturnos en terceras jornadas.
o Debe ser humilde: reconocer la ignorancia primero res- pecto a sí mismo y luego la del
otro.
o Debe ser modesto, es decir, debe estar consciente de suigualdad humana frente a los
otros; debe verse en los otros.
o Debe tener un concepto amplio y pluralista frente a la verdad y al saber como patrimonio
de los hombres, con el mismo derecho de todos a alcanzar dichos valores y a disfrutarlos.
o Debe comprender que la transformación de la realidad - "la pronunciación del mundo"-
El informe "Aprender a ser" ampliaría más tarde el concepto anterior al distinguir entre
educadores convencionales y no convencionales y al expresar que "el desarrollo
continuo del sector de la educación tiende a extenderla hasta alcanzar las dimensiones
de una función de la sociedad, a la cual deben asociarse categorías cada vez más
numerosas de la población".De allí que recomienda recurrir, además de los enseñantes
profesionales, a auxiliares y profesionales de otras áreas -obreros técnicos, mandos
medios, etc.- lo que es particularmente valedero en la educación de adultos.
¿GENERALISTAS O ESPECIALISTAS?
ESFUERZOS INTERNACIONALES
No resulta extraño, en consecuencia, que la OEA dirija sus esfuerzos en esta materia
hacia la adopción de procedimientos que aseguren la participación de los adultos en la
adopción de decisiones en todos los niveles del proceso de educación, "con arreglo a la
transformación del medio laboral y de la vida de los adultos". Del mismo modo su
política en cuanto a desarrollo y perfeccionamiento de la formación de personal presta
"especialatención a los promotores y animadores de base y a los propios usuarios de los
servicios educativos".
PERSONAL NECESARIO
Si hemos de tener como punto de referencia nuestra realidad, la prioridad deberá dirigirse hacia
polos de acción enclava-dos en una zona con altas cifras de desempleo y subempleo. No puede
olvidarse a este respecto que un 56% de la poblaciónde América Latina vive en los sectores
rurales, en condiciones infrahumanas de existencia, reflejadas por índices dramáticos de
desnutrición y hambre; que el 70% de la población está ex- puesta a enfermedades de carácter
infeccioso o parasitario y que apenas el 2% de ellas dispone de cloacas; que en la Región persiste
un 40% de analfabetismo, incluyendo el analfabetismo por desuso; que en ella el 21.1% de los
niños logran ter- minar su educación primaria o básica y un escaso tercio de los que ingresan a
la educación media logran terminarla.9 Tales guarismos, entre otros, configuran un sombrío
marco de referencia en el cual constituiría el más cruel sarcasmo pretender contribuir a su
superación con educadores de adultos formados a través de fórmulas academicistas, alienantes
por naturaleza.
Más que reiterar que la educación de adultos debe plantearse "en el contexto de la educación
permanente", debe echarraíces en los planificadores y ejecutivos que ella, en nuestro medio
latinoamericano, tiene real y eficaz sentido si se plantea en el contexto del desarrollo
permanente.
CRITERIOS METODOLÓGICOS
- La formación, sea cual fuere el tipo o nivel del educador de adultos, debe darse en
contacto directo con la realidad social, económica y cultural circundante.
- La formación debe integrar la teoría y la práctica, la re- flexión y acción sobre el medio,
de modo que el educadorconceptualice, por una parte, los índices del subdesarrollo ambiente
y, por otra, conciba la educación de adultos como una herramienta para coadyuvar al desarrollo
integrado desde la base, en la cual cabe al adulto un papel protagónico.
- Para la formación del educador de base deben reclutarseprioritariamente elementos del
mismo medio socioprofesional y laboral, en el propio medio comunitario.
- Se hace necesario intensificar la formación de educado- res interdisciplinarios que
obedezcan, en cada caso, a los re- querimientos de las agencias y organismos de desarrollo y a
lasnecesidades comunitarias que se conjugan en un medio determinado.
- La formación del educador de adultos debe dejar de ladoel magister dixit para abrirse al
diálogo en el profundo sentido filosófico y práctico que éste implica. Se trata de un diálogo crí-
tico para un "ser más" del hombre y para un "mejorar la calidad de la vida" en una comunidad
participativa.
- Si se postula al medio o entorno como docente o se aspi-ra a la ciudad educativa, el
reclutamiento de educadores de adultos no puede hacerse sólo sobre la base de los egresados
de las escuelas normales o de los institutos pedagógicos.
A los cursos nacionales o internacionales de formación deberían asistir personas con formación
no académica -prove- nientes de los sectores laborales o comunitarios- en proporción
significativa.
- Una formación descentralizada, a nivel de regiones que utilice los recursos del propio
medio, resulta más económica y productiva que una formación centralizada a un nivel nacional,
pues ésta dificulta la participación de elementos comunitarios y la relación creadora con la
comunidad misma.
- Del propio medio socioeconómico y cultural, surgen los más eficaces educadores de
adultos. A nivel internacional, las
convocatorias para cursos de formación deben ser subre- gionalizadas y sectoriadas (Área
Andina, Área Centroamericana, Sector Agrícola, Sector Pesquero, Sector Industrial, etc.), a fin
de promover la formación de equipos interdisciplinarios con una base experiencial común y
sobre fundamentos determina- dos por realidades concretas y específicas.
- Debe abandonarse, por ilusoria e ineficaz, la tendencia a formar educadores
generalistas. Sobre todo cuando ella se plan-tea in abstracto, sobre la base de simples ejercicios
académicos ajenos a un contacto directo con el medio circundante.
- Los organismos internacionales, gubernamentales o no, deben promover la formación
de educadores de adultos en los propios países antes que en un plano internacional abstracto,
desligado de la realidad.
- Los cursos internacionales de formación deben, en todo caso, proyectarse en función de
subregiones específicas, de modo que la homogeneidad de intereses y el contexto permitan una
praxis creadora simultánea o inmediata en la propia subregión.
- A la luz de la puesta en práctica de los principios y méto- dos esbozados, se llegaría
inevitablemente a una revisión pro- funda de las modalidades de asistencia técnica en la
formación de educadores de adultos. Si ello ocurriera, se incrementaría la positiva tendencia de
los países o regiones a formar sus propioscuadros de especialistas con la eficiencia y pertinencia
que ello involucra para el desarrollo de una educación de adultos al ser-vicio del hombre como
sujeto y beneficiario del desarrollo.
LA IDENTIDAD DEL EDUCADOR
La identidad es un tema trabajado por varias ramas de las ciencias humanas y sociales, como
la antropología, la lógica, la psicología, la filosofía, la sociología,por tanto son numerosas
las interpretaciones del concepto de identidad, paraeste trabajo en particular, el objeto de
investigación radica especialmente en “La identidad profesional de un educador de adultos”,
con un mayor detenimiento en el análisis desde la sociología; ya que la formación de la
identidad profesional está determina por la estructura social. En los tiempos actuales resulta
imposible pensar en un sí mismo sin relación constitutiva con lo social. Los educadores de
personas jóvenes y adultas expresan una diversidad de intervenciones, prácticas docentes y
metas; muchos son personas solidarias, convocados por las instituciones de educación básica
de adultos y alfabetización, algunos maestros normalistas y, profesionales de distintas áreas,
promotores comunitarios o, instructores técnicos y capacitadores que se desempeñan en
instituciones deformación, entre otros. Entonces se asume a la identidad como dinámica y
progresiva de acuerdo con las interacciones en las que estamos inmersos en un contexto
determinado.
El educador debe hacer una actividad dinámica y reflexiva que comprenderá los
acontecimientos ocurridos en la interacción educativa, lo que requiere de un profesional de la
educación, que debe cumplir determinadas condiciones acordes a las características de la
población con la que trabaja, al contexto social donde desarrolla la propuesta educativa y a los
temas que desarrolla en sus actividades. La identidad del educador de EPJA como profesional,
debe responder a las necesidades que plantea la educación de adultos en la actualidad. Este
trabajo se centra en el análisis de la identidad del educador desde el Constructivismo Social,
la Fenomenología y la OrientaciónSocial Reconstruccionista.
Desde el punto de vista de Berger, Peter y Thomas Luckmann (1968) la identidad, como tal,
es un elemento clave de la realidad subjetiva con la sociedad. Una vez que cristaliza es
mantenida, modificada o aún reformada por las relaciones sociales. Los procesos sociales
involucrados, tanto en la formación como el mantenimiento de la identidad, se determinan por
la estructura social.
Para comprender más lo que significa ser profesional, se retomarán a los teóricos de la
Proletarización de la Enseñanza y las dimensiones de la profesionalidad de Contreras, J.
(1997), que plantean una orientación crítica y reflexiva, del ser y hacer como educador de
adultos.
Por lo que, en este apartado, se hará una breve exposición de la concepción de identidad
desde diferentes enfoques como el Psicoanálisis y el Interaccionismo simbólico, la
Fenomenológia y el Constructivismo social.
Dentro del psicoanálisis, el primero en introducir el término de identidad fue Victor Tusk, (Mayor
J y Pinillos, J. L. 1989), afirmando que el sujeto para sobrevivir debe encontrarse y
experimentarse a sí mismo constantemente, se considera como la experiencia de
autoconocimiento, entendida como el conocimiento de uno mismo, del propio yo (self) y
también la imagen que otros se forman de una persona (identidad social).
Otros autores como “ MEAD, definen al self ” como la capacidad de verse a sí mismo como un
objeto social. El self surge del proceso social: la comunicación entre los humanos.
Cooley, (1902 citado en Blanco, 1995), lo define como la capacidad de vernos a nosotros
mismos como vemos cualquier otro objeto social. Desarrollamos un sentimiento de nuestro
self como consecuencia de imaginarnos cómo aparecemosante los demás y qué opinan ellos
de nosotros.
Para Blumer, (1982) un ser humano puede ser un objeto de su propia acción, actúa hacia sí
mismo y guía sus acciones hacia otros sobre la base del tipo de objeto que es para sí mismo.
Un ser humano puede ser un objeto de su propia acción actúa hacia sí mismo y guía sus
acciones hacia otros sobre la base del tipo de objeto que es para sí mismo.
Goffman, se centró en la dramaturgia, como si la vida social fuera una serie de actuaciones
que se asemejan a las representadas en el escenario. Considera al self como el producto de
la interacción dramática entre el actor y la audiencia. Así que el self es vulnerable a su
destrucción durante la representación. Se interesa
por los procesos para evitar estas destrucciones y presentar un self fuerte a la audiencia, lo
llamó el arte de manejar las impresiones.
Así, Goffman se interesa por los equipos, que serían un conjunto de individuosque
cooperan en la representación de una rutina ante los demás y qué opinan ellos de nosotros.
Tales conceptos del self están en estrecha relación con la identidad, al considerarse el self
como objeto, capacidad de ser tanto sujeto como objeto, se presupone la comunicación entre
los humanos. La base es la reflexión, en la medida de tener la capacidad de ser uno mismo en
la sucesión de cambios, formando la base de la experiencia emocional de la identidad, o
por el contrario, puede existir la crisis de identidad, que ocurre cuando la persona pone en
duda las creencias y valores de su grupo social, lo cual le causa confusión en torno a cuál es
el comportamiento correcto que debe seguir.
E. Erikson (1980), plantea que la identidad es una afirmación, un sentirse vivo y activo, ser uno
mismo, la tensión activa, confiada y vigorizante de sostener lo que me es propio; es una
afirmación que manifiesta una unidad de identidad personaly cultural. Estos dos niveles, el de
identidad personal y el de la identidad cultural, interactúan durante el desarrollo y se integran
para lograr una unidad cuando se logra culminar exitosamente este desarrollo.
Será a partir de la mirada de ese otro, como punto de partida, desde donde se posibilitará la
construcción de sus identidades. “El registro imaginario es aquel enel que se juegan todas
las facetas del yo, el que se elabora a partir de múltiples
identificaciones, siempre ligadas a lo dado a ver, a la representación […]” (Cordié,
A. 1998:239). Son procesos que adquieren singularidad, se encuentran en elcontexto
educativo.
Constituir una identidad de forma colectiva, requiere de compartir creencias y valores, con lo
que se constituye la identidad como grupo pero a la vez se contribuye a consolidar y/o
reformular la identidad como individuos. Muchos educadores son padres, hijos, alumnos, la
relación que existe con la comunidad, con el papel que desempeñan, asumiendo varias tareas,
alude a la imagen sobre sí mismo, a los procesos identificatorios y a la constitución de la
identidad. “De hecho, la identidad y la biografía individual sólo adquieren significado en el
universo simbólico” (Gleizer, M. 2000:31).
De esta forma, todo estímulo provoca una respuesta que tiene significado, sólo en tanto ocurra
en el interior de un proceso comunicativo, entre sujetos, es decir el interaccionismo se centra
sobre la interacción que se produce de forma dinámica eindeterminada entre sujetos, no se
centra de forma individual.
De esta manera se puede deducir que el individuo, como ser social, vive en interacción con
otros individuos y/o grupos sociales, y son estos procesos de interrelación los que contribuyen
de forma decisiva a la configuración de la personalidad del individuo. Esto mismo ocurre en
torno a la identidad como educador.
- “Las personas estamos constituidas por las relaciones con otras personas y
no existimos con independencia de los papeles que representamos en la
sociedad. Las creencias acerca del mundo y de las evaluaciones de las
propias conductas y de las ajenas dan sentido a esos papeles y a los juicios
de identidad. Dichos juicios incluyen ciertas creencias y disposiciones de
acuerdo con el grupo al que se pertenezca.
Enfoque Fenomenológico:
Interaccionismo Simbólico:
En el Interaccionismo simbólico, el hombre actúa conforme a lo que las cosas significan para
él y este significado es consecuencia de una interacción, no importa cómo es presentada la
realidad exterior sino cómo es interpretada.
El individuo, por su parte, suele reflexionar sobre los momentos educativos, la experiencia,
tiende a encajar sus significados dentro de una estructura biográfica coherente. Por lo que sus
experiencias aumentaran a medida que el individuo comparte sus significados y su integración
biográfica con otros, es decir, interactúacon quienes se encuentra a su alrededor.
El educador al recuperar y reflexionar sobre su práctica educativa, como eje fundamental para
la transformación de la educación de adultos, tomando en cuenta, contextos en los que se
desarrolla cotidianamente, se va fortaleciendo.
“Los y las educadoras tienen la posibilidad de poner en libertad nuevos escenarios” (Messina,
G. 2002, p.8). De ahí la importancia de que los formadores sean profesionales conscientes de
que su tarea es acompañar el proceso de pensarse con el otro y la otra, significa partir de su
experiencia y abrirse a lo nuevo, a lo que cada momento adviene y nos sorprende.
Podría decirse que al igual que en el cine o en el teatro uno se identifica con algún papel, así
uno mistifica su historia a partir del papel que por ser representado uno identifica y se identifica.
El papel se concreta, en parte, en el tipo de estrategias que el maestro utiliza en su actividad
y que caracterizan lo didáctico en su quehacer docente.
El papel identitario, que nos representa como educadores, se desprende de las interrelaciones
con personas jóvenes y adultas, que cuentan con ciertascaracterísticas particulares, en cuanto
a expectativas, motivaciones y necesidades de aprendizaje, como historias de vida en lo
particular.
Algunos datos de la constitución histórica de los agentes que han desarrollado el rol de
educandos en la educación básica, por ejemplo, tienen que ver con las desigualdades, las
limitaciones sociales de acceso y permanencia en la escuela, con la pobreza, la explosión
demográfica, las reorientaciones socioeconómicas delpaís y las políticas gubernamentales.
De la misma manera, no sólo el educando sino también el educador de este campo educativo,
es tratado con desigualdad, al no reconocer su labor educativa, ni dársele diversidad la
posibilidad de profesionalizarse.
Por otra parte, existe el sentido de pertenencia, implica también remitirnos a los vínculos o
relaciones establecidas con aquello a lo que se pertenece. El encuentro con la institución de
manera correlaccional, y por otra parte, la intersubjetividad que se tiene con los grupos y pares,
remiten a la identidad como educador.
Morín (2001) interpreta la identidad como un proceso dual, en el cual hay que enseñar al sujeto
a reconocerse a sí mismo y permitirle que reconozca la diversidad inherente a todo aquello
que es humano. Conciencia de sí y diversidad del otro, son esenciales para que el sujeto
asuma su condición de ciudadano planetario. Con esta forma de percibir la identidad propia y
la de los demás a través de la polaridad semejanza-diferencia cultural, el propio yo se
constituye por la apropiación e identificación con la cultura.
Desde todos los ángulos de la educación se requiere que los educandos, sean apoyados en
la construcción del aprendizaje, especialmente cuando se está en un proceso de formación de
educadores se debe promover el aprender a aprender en forma adecuada y buscar que la
práctica educativa y el compromiso con su quehacer docente no se vea afectado por los
distintos contextos y realidades.
Por ello, el papel del educador es múltiple y la calidad de los programas deeducación de
adultos estriba en la disponibilidad de personas competentes para desarrollar, organizar,
promover, enseñar y evaluar propuestas de aprendizaje para adultos.
El problema es que muchos de los educadores que se identifican con el trabajo educativo que
realizan en la EPJA, no tienen acceso a esa formación inicial.
Este Mismo autor refiere razones que estriban en la reducción del Estado como fruto del
neoliberalismo y de las políticas de ajuste, entre las que destacan: El gasto social y las crisis
económicas en América Latina que afectan el gasto educativo, en general y las políticas
económicas que afectan los recursos de los destinatarios de la educación de adultos.
El educador de personas jóvenes y adultas, como todos los educadores de otros niveles
educativos, está inserto en una trama de obligaciones y responsabilidades comunes a los
demás educadores, es una persona inscrita en un conjunto de expectativas y sentidos que la
sociedad le atribuye y que están presentes en muchos de los adultos participantes en
programas educativos.
Es necesario que el educador se detenga, y reflexione sobre su quehacer educativo. “Es decir,
el conocimiento sobre uno mismo requiere de la reflexión. El
individuo se identifica con las tipificaciones de comportamiento objetivadas socialmente (roles
que desempeña), mientras los realiza, pero vuelve a ponerse a distancia cuando reflexiona
posteriormente sobre su comportamiento” (Gleizer, Marcela. 2000:40). En este sentido la
identidad del educador debe estar en relación con estructuras sociales.
El poder es un tema complejo, atraviesa todos los escenarios en los que sedespliega la vida
humana, en cualquier sociedad; se considera que el poder es dinámico, con lo que las
relaciones cambian según las situaciones. En la educación el poder es desarrollar habilidades
y adquirir herramientas que permitan comprender y enfrentar situaciones sociales; en las
instituciones, las relaciones de poder no siempre se adecuan al organigrama o al diagrama
que se haya definido formalmente. En la práctica diaria, todos los actores tienen capacidad de
influir sobre las decisiones de los demás, en mayor o menor medida.
Con esta situación las políticas en países de América Latina, incluyendo México, hacen creer
a la población que a mayor escolaridad, a mayor capacitación, mayor salario y estabilidad
laboral, cuestión que sólo es imaginario, en los grupos menos favorecidos.
“De modo paralelo a la insuficiencia pedagógica de los programas educativos para atender a
esa población, al campo lo potencializan instituciones educativas, queno se responsabilizan
de la acreditación o del proceso educativo; el peso de la responsabilidad recae
multiplicadamente sobre el educador de adultos, quien de manera paradójica, no aparece en
el discurso oficial cuando se plantean metas, propuestas, recursos financieros o logros anuales
o sexenales” (Marín, G.R. 2011:69).
Por otra parte, la falta de formación tiene estrecha relación con las condiciones laborales del
educador, la cual se encuentra explicada en la asignación que se le da en la solidaridad social
como pilar de este campo educativo que la Ley General estipula en su artículo 43. Es así que
no se considera a los agentes de este campo educativo como educadores y, por lo mismo, no
se les hacen extensivas lasprerrogativas de superación profesional que la Ley otorga a los
otros educadores del sistema educativo nacional.
Al respecto, deberían ser tomados en cuenta los aspectos retomados en la Conferencia
Internacional de Balance Intermedio de CONFINTEA V (2003), los educadores de adultos
deben tener el mismo estatus que los educadores de otros niveles educativos incluyendo
salarios apropiados, condiciones de vida y de trabajo, así como oportunidades para su
educación continua; los mismos educadores sean pro-activos en el diseño de dichas políticas
y en la promoción de sus intereses profesionales.
En lo que concierne a los educadores de adultos, no están exentos de críticas, a causa de una
presentación excesivamente local y descontextualizada, de la crítica de lo profesional.
Desde la sociología, la docencia; no se considera una profesión, por los rasgos que la
caracterizan, como tener débil estructura, estar altamente burocratizada y tener poca
valoración dentro del marco laboral. De acuerdo con Campero, C. y Rautenberg E. (2006), en
el planteamiento de la política educativa, de las CONFINTEAS, el educador de adultos aún no
es reconocido profesionalmente. Hay poco reconocimiento a su esfuerzo y dedicación a pesar
de que tienen una gran responsabilidad y las funciones que realizan son complejas, - como su
campo-.
Los participantes medulares de este campo son los educadores y educandos, pues ellos
concretan el proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que la educación que se les oferta,
debe ayudar a sus intereses y necesidades lo que se relaciona con el concepto de autonomía
con el poder de una colectividad para organizarse y gobernarse por sí misma, sin ninguna
imposición.
Para Pierre Bourdieu los individuos no son un engranaje más dentro de la maquinaria de la
reproducción, sino que tienen la capacidad de recrear sus circunstancias sin estar aislados de
las relaciones estructurales.
Acorde con lo anterior, la Declaración Mundial Educación para todos, aprobada en 1990 en
Jomtien (Tailandia), dice al respecto que el proceso de la educación depende en gran medida
de la formación y de competencia del profesorado, como también de las cualidades humanas,
pedagógicas y profesionales de cada educador.
Las instituciones manejan ciertos paradigmas al interior de las mismas, lo que significa la
necesidad de desarrollar mecanismos específicos de controles sociales, a partir de su
historización y objetivación.
En el caso de las y los educadores de adultos “las contradicciones pueden ser mayores, pues,
por una parte, se incorporan a alguna institución a desarrollar una función educativa, pero, en
algunos casos, al participar como educador no es considerado como personal de la
institución, en otros casos sus contratacionesson por interinato o con contratos, sujetos a
revocación cada seis meses o inclusocon la renuncia firmada de antemano, lo que genera
ambigüedad e indefinición en su pertenencia institucional „es, pero no es‟, con lo cual se
dificulta el proceso de constitución de su identidad” (Aguilar Miriam, 2002:182).
La institución misma tipifica tanto a los actores individuales como a las acciones individuales
“[…] las instituciones por su parte siempre tienen una historia de la cual surgieron y por el
hecho de existir suelen controlar el comportamiento humano de ciertas colectividades que
logran abarcar grandes cantidades de individuos” (Berger y Luckmann, 1968:76).
“El despliegue en política se considera como una estrategia intelectual para perturbar la
relación de conocimiento/poder al hacer visible y abrir a la resistencia
los sistemas de ideas que construyeron al sujeto” (Foucault, M. 2000:35). “Elpoder como
soberanía crea a menudo un mundo dicotómico en el que está el opresor y el oprimido,
produciendo así un dualismo cuyo efecto es el de definir grupos sociales particulares como
entidades monolíticas” (Ibídem, 2000:33).
En la sociedad asumimos un rol, es decir, un papel y empezamos a actuar como tal en la vida
cotidiana; constantemente asumimos roles dependiendo del lugar donde nos encontremos, es
decir, el escenario y lo que ocurra será la escena enla cual el actor se aprenhende a sí mismo
esencialmente. El actor se identifica con las tipificaciones de comportamiento objetivadas
socialmente.
Por otra parte, la legislación educativa, la normativa pedagógica y los reglamentos de trabajo
no sólo están hechos desde „otro lugar‟, sino que nunca coinciden con el trabajo concreto
(Martínez, Deolidia 1992:28-29). Ello repercute en el docente y educador de manera negativa
para su desarrollo profesional y personal.
Otro concepto que repercute en el educador de adultos, se refiere al malestar docente, que se
relaciona con el estrés en el trabajo docente. Recurrentemente se citan alternativas cifradas
en el deber ser y en el hacer para dar salida al problema, en las que participan instituciones
como la escuela, los medios de comunicación, los institutos políticos, etcétera, y que suponen
que el sujeto se encuentra inhabilitado para resolver el conflicto. Estar desplazado o
desplazada puede tocar los límites de la fortaleza del sujeto, en ese tipo desituaciones es
cuando nos percatamos con mayor claridad de cómo el trabajo y la institución atribuye,
construye y reconstruye el sentido de nuestra tarea, genera un malestar que muchas veces
afectan a la personalidad del educador, como resultado de las condiciones psicológicas y
sociales donde ejerce su trabajo educativo.
En ese sentido, el educador de adultos revela el vínculo que establece con sus pares, con sus
educandos, con el proyecto educativo, con la institución, inclusocon en el campo de la
educación de adultos, que le devuelven una imagen de sí
mismo, orientan su desempeño como educador y le ofrecen la posibilidad de reconocerse, de
cuestionar su función como educador de adultos. Analizar esos
Otro aspecto que debe considerarse del educador, en la reflexión sobre sí, es la entrada a de
reencuentros que como menciona Campero, C. (2002), implica estar dispuesto a desmontar
certezas, vivir agobiado y amenazado por incertidumbres, experimentar el miedo de escuchar
lo que no agrada, reconocer la existencia de saberes que cuestiona, que confrontan.
Percatarse del lugar social, político, de poder y de saber en qué se ha posicionado el sujeto.
Es importante que en la formación de maestros se promueva, que lleguen a ser ellos mismos,
que se conozcan a sí mismo, sus ideas, sus confrontaciones, su vida, que desde el
descubrimiento de su estrés comprendan mejor los efectos del trabajo en la persona y estén
más preparados para conservar el equilibrio.
“Las condiciones en las que trabaja el educador de adultos deterioran el grado de satisfacción
en el trabajo cotidiano y ello no favorece la construcción de una identidad profesional
fortalecida. La proletarización del profesorado, es que el trabajo docente ha sufrido una
sustracción progresiva de una serie de cualidades, que ha conducido a los enseñantes a la
pérdida de control y sentido sobre el propio trabajo, es decir la pérdida de autonomía” (Marín,
G.R. 2011:169).
Siguiendo con esta autora, el lugar de trabajo, en ocasiones, no sólo se desplaza al sujeto,
también en el acto de dar reconocimiento a uno se desconoce el trabajo del otro, la institución
aparece entonces como un ente injusto, al no reconocer el trabajo.
En este sentido existe una “manera particular en que un sujeto se conecta o relaciona con el
otro o los otros, creando una estructura que es particular paracada caso y para cada
momento” (Pichon Riviére, 1983:22).
En este sentido un educador debe adquirir la formación necesaria que le permita conducir a
las personas hacia un proceso educativo coherente, adaptado a sus necesidades, entre los
aspectos a ser considerados por el educador en su prácticaeducativa están:
EXAMEN MÓDULO N° XI
1. COMPLETA:
Rosenberg: el self es la totalidad de los _____________ y
sentimientos que el individuo tiene de sí mismo como ________.
2. COMPLETA:
El Constructivismo social nos plantea
que:………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………
3. ¿Qué niveles y qué características debe reunir en la Región el
educador de adultos, considerando a éste en su más amplia
acepción?
4. ¿Qué formación profesional debe tener un educador para adultos?
5. Describe tus propias conclusiones de lo aprendido.