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TRABAJO PRÁCTICO Nº 3
Desde el punto de vista etimológico, educación contiene una doble raíz: educare
(conducir, llevar una persona de un estado a otro, de una situación a otra) y educere
(extraer, sacar algo de adentro de la persona), por lo que estamos hablando de un
proceso a través del cual se desarrollan las capacidades de la persona, y se incorporan
experiencias, conocimientos, habilidades, y valores y normas sociales (García Nieto,
Ana Laura, 2020). Además, se advierte un doble efecto de la educación, un efecto de
capacitación y un efecto de formación; es un trabajo que realizan determinados
agentes(educador) sobre una materia prima(sujeto de educación) con determinados
instrumentos adecuados(métodos pedagógicos), y a partir de ello surge una
transformación, y una posible adaptación. La capacitación, puede ser entendida como
las adquisiciones del individuo en relación con conocimientos, información, habilidades
que optimizan su desempeño en una actividad determinada; mientras que la formación,
es la adquisición de actitudes normas, valores, de una forma de ver la realidad
socialmente aceptada, lo que permitiría adaptación o socialización (Quiroga Lucy,
2013). A través de ello, el sujeto en educación se integra a la estructura social.
Ésta educación, puede ser vista también como un proceso en el cual se realiza una
síntesis entre dos aspectos fundamentales que son: enseñanza y aprendizaje. El primero
hace referencia a la acción del sujeto educador sobre los sujetos educandos, lo que
tiende a transformarlos a través de la transmisión de conocimientos, información, etc. El
segundo aspecto, es el resultado del trabajo que realiza el sujeto para adquirir o asimilar
lo que se le transmitió, e identificarse con esas transmisiones, siempre recordando que el
sujeto tiene la capacidad de aprender, y esa es la base por la cual puede ser educado
(Quiroga Lucy, 2013). Por ello, la educación forma parte del sistema social, y éste
necesitó de una formalización y la creación de un espacio en el cual se pueda desarrollar
el proceso antes mencionado, y al que se deleguen las funciones de socialización del
sujeto, dando lugar al surgimiento de la institución educativa, ámbito para el desarrollo
de la persona, con la finalidad de transmitir cultura, determinados conocimientos y
formas de actuar en el mundo.
Ahora bien, analizando los datos brindados por las encuestas realizadas, se observa que
los diferentes actores involucrados en la institución educativa coinciden con lo
mencionado anteriormente, en donde el mayor porcentaje de alumnos consideran que en
la escuela, la institución educativa por excelencia, se tiene la finalidad de no sólo
estudiar y aprender (académicamente hablando), sino que sirve para ser alguien en la
vida; conocer distintas formas de pensar, descubrir las propias inclinaciones y a qué
dedicarse en el futuro. A su vez, gran parte del grupo de docentes piensan que la
educación consiste en aprender a ser, aprender a hacer, y aprender a participar y
cooperar, lo cual coincide con lo aseverado por Jaques Delors (1994), quien considera
que la educación para poder cumplir sus funciones debería estructurarse en torno a
cuatro tipos de aprendizajes fundamentales, y que son pilares del conocimiento:
aprender a conocer (adquirir instrumentos de comprensión), aprender a hacer (para
influir sobre el entorno), aprender a vivir juntos (para participar y colaborar con los
demás), aprender a ser (proceso que comprende elementos de los tres anteriores).
Finalmente, en cuanto a los padres encuestados, mayormente consideraron que la
escuela genera personas pensantes, prepara para el futuro, y forma a los alumnos en
valores.
Esto último, coincide con los datos y opiniones brindadas por docentes. Estos,
consideran que la virtualidad favorece habilidades en el contexto actual, pero lo
vivencian como un gran desafío y que no se sienten a gusto con la modalidad, y piensan
que sus alumnos extrañan el aula y las clases normales.
Hasta aquí hemos hecho un breve análisis de algunos de los actores principales de la
escena educativa. Ahora bien, según lo planteado y en relación con el revés que plantea
la pandemia: ¿Qué lugar para los equipos de orientación y para el psicólogo/a
educacional?
A modo general, los equipos de orientación escolar, trabajan en todas las jurisdicciones
del país junto a supervisores, directivos y docentes, ante las más diversas situaciones
que requieren orientación o apoyo, y en el marco de diferentes proyectos. Los rasgos
más salientes, actualmente en revisión y construcción, de este particular trabajo son la
interdisciplinariedad, el sostenimiento de una mirada institucional en relación a
problemas e intervenciones, y la necesaria articulación entre la atención de demandas
puntuales de las escuelas. (Greco, Alegre y Levaggi, 2014,pag 9). Los equipos de
orientación que trabajan en el ámbito educativo y, particularmente, en las escuelas de
los diferentes niveles y modalidades del sistema, son convocados de diversas maneras
para realizar tareas de acompañamiento a quienes cotidianamente llevan adelante la
labor de enseñar, dirigir las instituciones y sostener las trayectorias escolares de sus
alumnos. (Greco, Alegre y Levaggi, 2014, pág.11).
Teniendo en cuenta todo lo abordado, nos parece necesario finalizar haciendo una
reflexión final sobre la implementación de la modalidad de educación virtual a partir de
la emergencia sanitaria, en donde la comunicación y la transmisión de información a
través de lo tecnológico irrumpió de forma obligatoria, pero también invita a pensar,
como afirma María Belén Piola (en Taborda y Leoz, 2013,pág.292) en las posibilidades
que esto ofrece en pos de un acercamiento entre la escuela y los estudiantes, con vistas
al futuro. Es decir, siguiendo con el pensamiento de ésta autora, el desacople entre la
estructuración (temporal y espacial) que presenta la escuela de forma casi inalterable
desde hace varios años en contraste con la interacción rápida y poco reflexiva de los
medios actuales, plantea dudas e interrogantes. Sin embargo, históricamente, cada
innovación tecnológica ha provocado resistencias, temores y ansiedades. Cuando estas
se producen, surgen argumentaciones a favor y en contra, se enaltecen sus virtudes o se
exacerban sus potenciales peligros, se habla de avance o destrucción, panacea o caja de
Pandora; tal es el caso de las nuevas tecnologías en el espacio educativo. (María Belén
Piola, 2013). Entonces, si bien la modalidad ha puesto al descubierto limitaciones y
desigualdades a nivel social, es importante recordar que debió instalarse sin una previa
planificación y/o construcción, pero ¿Pueden pensarse futuras mejoras en la institución
educativa y el proceso de aprendizaje a partir de lo virtual? La psicóloga entrevistada,
mencionó que, en cuanto a su concepto de educación, la situación actual la llevó a
revalorizar el papel de la escuela como organizadora de lo social y el papel de los
docentes como mediadores de conocimiento, esto último diciendo “me ha sorprendido
cómo el alumno cuando no hay un vínculo, un docente mediando, no se engancha con el
conocimiento”. Sin embargo, en las encuestas muchos docentes afirman que la
virtualidad favorece habilidades fundamentales en el contexto socio histórico actual.
Entonces, quizás debemos abrir las puertas a pensar que, como refiere Kozak (citado en
Taborda y Leoz, 2013, pág.294): “La innovación en la escuela es pedagógica…
cualquiera sea la tecnología, para innovar en la enseñanza sólo hace falta un buen
proyecto didáctico”. Como menciona María Belén Piola (en Taborda y Leoz, 2013,
pág.294): Es importante que no perdamos de vista que las tecnologías de la información
y la comunicación son elementos que pueden facilitar la construcción de conocimiento y
constituyen un recurso esencial en nuestro tiempo.
Referencias bibliográficas
Berrino, Olga (2016). Familia-Escuela, Gestores capaces y competentes para la
educación en el siglo XXI. San Juan, Argentina. Editorial universitaria
UCCUYO.
BÖNH – SCHIEFELBEIN (2004): Repensar la educación: diez preguntas para
mejorar la docencia. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
Taborda, Alejandra; Gladys Leoz, 2013, “Psicología Educacional en el Contexto
de la Clínica Socioeducativa”, San Luis, Argentina, Nueva Editorial
Universitaria.
Delors, Jacques (1994). "Los cuatro pilares de la educación", en La Educación
encierra un tesoro. México: El Correo de la UNESCO, pp. 91-103.
Greco, Alegre y Levaggi, 2014. Los equipos de orientación en el sistema
educativo. La dimensión institucional de la intervención - 1a ed. - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Maurin, Susana; 2013, “Educación emocional y social en la escuela”. Buenos
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René Barraza López (2015). PERSPECTIVAS ACERCA DEL ROL DEL
PSICÓLOGO EDUCACIONAL: PROPUESTA ORIENTADORA DE SU
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Taborda, Alejandra; Gladys Leoz y Agustina Labin (2020). Diálogos epocales en
psicología educacional. San Luis: Nueva Editorial Universitaria.