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De acuerdo con Boff, pensamos que el PIB no indica la calidad de vida de los habitantes,
sino quien acumula más, quien consume más, porque se puede tener un valor alto como hace
poco lo tenía Chile, pero los beneficios que recibía la población eran bajos a diferencia de Cuba,
que por su sistema socialista provee de más calidad de vida, a pesar de que su PIB sea muy bajo
comparado con el de otros países. No importa, cuanta pobreza y desigualdad existan en un país y
si se satisfacen las necesidades básicas de la población, los índices de desarrollos establecidos por
las grandes potencias capitalistas, definen el nivel de desarrollo subdesarrollo que tenemos. Por
tanto, para que el crecimiento económico se considere sinónimo de desarrollo debe verse
reflejado en el bienestar de todas y todos los ciudadanos del país.
A la vista del crecimiento de la pobreza aun en esos países con PIB alto, y hasta por un
sentido de decencia, no por consciencia, refiere Boff (ob. Cit.), que la ONU introdujo la categoría
IDH (Índice de Desarrollo Humano) en el que incluyen valores intangibles como salud, educación,
igualdad social, cuidado de la naturaleza, equidad de género y otros, enriqueciendo el sentido de
«calidad de vida», que era entendida como quien consume más y mejor.
Se busca un nuevo indicador de calidad de vida, pero el trasfondo se mantiene, que son
las prácticas del modelo capitalista, donde se promueve un desarrollo hacia afuera basado en la
producción de mercancías para la satisfacción de necesidades de una sociedad de consumo. El
modelo capitalista actual está en crisis, pero siempre ha encontrado la forma de reacomodarse
para mantenerse como sistema hegemónico de pensamiento único, desligado del ser y de la
naturaleza.
En sus diferentes momentos, como lo vimos anteriormente, han emergido propuestas y
modelos de “Desarrollo” que se imponen como la solución a los problemas no resueltos, que más
allá de ser una solución, acentúan los ya existentes, en ese sentido, hoy sabemos que el
desarrollo endógeno, no surgió desde lo local, desde las comunidades, sino que descubrimos que
sus raíces están en las grandes teorías del desarrollo, en la teoría evolutiva del crecimiento
económico, de las modernas teorías de la innovación y de la organización, por tanto fue un
reacomodo del capitalismo, el cual dio cabida posteriormente al desarrollo local, para la
cooperación interregional-
Este desarrollo local visto desde estos orígenes, del desarrollo endógeno, se propone
como el aprovechamiento de las potencialidades locales, territoriales de nuestros recursos al
servicio de un desarrollo hacia afuera y no del desarrollo interno que está enmarcado dentro del
modelo socialista, como está ocurriendo en varios países latinoamericanos que se insertan dentro
del consenso de Washington el cual busca disminuir la actuación del Estado. A diferencia del
modelo Nuestro que es de desarrollo económico social vinculado a la economía social. El
desarrollo endógeno es una estratégica que representa un enfoque distinto para alcanzar un
desarrollo humano en respeto con la naturaleza. En la medida en que el desarrollo es
comprendido como humano y no como crecimiento económico tendremos un verdadero
desarrollo más que hacia adentro, desde adentro buscando impulsar una economía solidaria
orientada a las necesidades del colectivo con la participación, organización de todas y todos.
Puede ser local o industrial y la tecnología será acorde con lo que se desea produci
Es importante apropiarse del concepto de desarrollo endógeno que empieza desde mí,
desde mi desarrollo interno, de mi saber, de mi conocer porque desde ahí se arranca la
transformación hacia afuera, hacia el espacio exterior que nos permita lograr una seguridad
alimentaria local con alimentos en calidad y cantidad suficiente, de acuerdo a las costumbres, para
todos a través del año. Buscar soberanía alimentaria a escala local, regional y nacional, para no
estar sujetos a los vaivenes y caprichos del libre mercado y geopolíticas internacionales. Es
necesario cuestionar la producción para los mercados de agro exportación como alternativa
principal y, apoyar la producción para los intercambios internos, así los agricultores se beneficiarán
del desarrollo de procesos y estructuras organizativas propias, dentro de políticas públicas.
Es importante desaprender sobre el origen de términos de desarrollo relacionado
frecuentemente con crecimiento económico; desarrollo endógeno, desarrollo local, cadenas de
comercialización para apropiarnos de tal modo de poder ver hacia donde deben ir dirigidas las
estrategias públicas, colectivas e individuales desde nuestro ser, que trasciendan profundamente
para impulsar nuestro modelo socialista. Es diferenciar crecimiento económico de desarrollo, e ir
más allá para sistematizar y comprender que se trata de economía social en vez de economía
internacional, como base fundamental del desarrollo de nuestro pueblo y nuestra patria grande
Latinoamérica.
¿Hasta dónde puede llegar el crecimiento económico y la explotación de la naturaleza?:
Según Bansart (2012), en el modelo capitalista se promueve un crecimiento económico ilimitado
en un mundo finito y para ello hacen creer a las sociedades que sus deseos y sus necesidades
básicas son lo mismo e ilimitadas. Lo han logrado en base a criterios sicológicos y con altas
tecnologías para su difusión que crean modas y nuevos deseos para vender más. Es una cultura de
consumismo, siembra de antivalores y culto al individualismo que nos mantiene estancados en ver
el mundo en un pensamiento único e inevitable, por lo que es necesario enfrentarla a través de
una revolución cultural para luchar en contra de los deseos y los objetos para situar al ser colectivo
por encima del ser individual y desarrollar el espíritu comunitario. La participación comunitaria y la
educación son fundamentales en éste proceso.
Ante la situación actual de “Desarrollo”, provocado por el sistema capitalista, que viven
nuestros pueblos, , limitados a vivir sin dignidad, en la miseria, el despojo de sus tierras, en la
pérdida de su capacidad de autoabastecerse, pérdida de valores humanistas y de conexión con la
naturaleza crea ese caldo de cultivo para repensar un nuevo modo de vivir, de economía
comunitaria y de un cambio de paradigma y estructura que resurge y propone a la humanidad el
pensamiento ancestral de nuestros indígenas, Huanacuna ( 20xxx) refiere que:
“En las nuevas condiciones de vida, cambio climático, niveles extremos de pobreza,
pérdida de principios y valores debemos empezar a hablar, más que de desarrollo o
alternativas de desarrollo, de nuevas políticas públicas emergentes desde el vivir bien
en las diferentes áreas, incluida la económica” (pag.58)
Es evidente que la economía influye en todos los aspectos relacionados con el ser humano
y la naturaleza por ello ese cambio de paradigma positivista hacia el paradigma del Buen vivir lo
están proponiendo las comunidades indígenas, porque con los reacomodos del capitalismo sigue
siendo el centro el hombre, como beneficiario de la naturaleza y no como parte de ella. Es el
pensamiento antropocéntrico que se impone.
Asimismo Gudynas ( ), también afirma acertadamente que para llegar a un Buen vivir de
las comunidades implica cambios profundos en las ideas sobre el desarrollo ,que van más allá de
correcciones y ajustes de alternativas de desarrollo, porque:
“No es suficiente intentar “desarrollos alternativos”, ya que estos se mantienen
dentro de la misma racionalidad de entender el progreso, el uso de la Naturaleza y las
relaciones entre los humanos. Lo alternativo sin duda tiene su importancia, pero son
necesarios cambios más profundos. En lugar de insistir con los “desarrollos
alternativos” se deberían construir “alternativas al desarrollo”. El Buen Vivir aparece
como la más importante corriente de reflexión que ha brindado América Latina en los
últimos años” (pág. 3)
“Es la satisfacción de las expectativas del Pueblo en sus niveles más elevados de lo
espiritual, lo material y lo moral. El Bien Común induce a quien lo practica a
convertirse en un ser de buena voluntad y en manifestar amor por el prójimo”.
El Vivir Bien o buen vivir es una categoría que ha sido utilizada en diferentes circunstancias
y para responder a variadas situaciones dependiendo de la perspectiva y el enfoque que se tenga
sobre lo que es la vida y como vivir bien o como es el buen vivir. Una de las más importantes es la
problemática que se refiere a las Comunidades Indígenas de nuestro Continente. Es una categoría
amplia que va más allá de lo material, transformándolo en un modelo símbolo para la vida. En este
sentido, por ejemplo, Boff (ob. Cit.) ha manifestado en su escrito “¿Vivir mejor o el buen vivir?” :
En su constante búsqueda del vivir bien colectivo, desde épocas ancestrales las
comunidades se han visto compelidas a procurarlo utilizando sus múltiples organizaciones y,
generalmente, por la vía del bien común. Así, por ejemplo, las comunidades indígenas de nuestro
continente americano, desarrollaron criterios muy bien elaborados sobre estos temas, dado que
los han trabajado desde los mismos tiempos de su creación como comunidades. Y mucha más
atención les han prestado a sus formas de vida en las épocas de las grandes penurias que les trajo
la colonización y terribles agresiones por parte de las fuerzas coloniales, para lograr sobrevivir lo
mejor posible en esas dramáticas circunstancias. Así, por ejemplo, Huanacuni (2010), reseña sobre
las condiciones para obtener el bien común de los Pueblos Indígenas, y parafraseando, dice lo
siguiente:
Para nosotros, los pueblos indígenas, los territorios no son solo un espacio geográfico son
recursos naturales, es la frontera, es delimitación, es la estructura, es la organización, es mucho
más, porque todo es integral. En el territorio se vive y se convive… tenemos organización política,
autoridad propia, idioma propio y todo un conjunto de saberes legados de nuestros Pueblos... Ahí
es donde se impuso hace 518 años otra civilización venida desde occidente y nos colonizó con su
pensamiento impuesto, monocultural, que nos dice que existe un solo dios, un solo Estado, un solo
símbolo y que habló de bienestar, del vivir mejor, no logró el vivir mejor, ni el bienestar de las
sociedades. Nos ha llevado a destruir la naturaleza, al desequilibrio y ha generado las crisis en las
que estamos de todo tipo: ambiental, alimentaria, energética, financiera, de valores, climática…
todas juntas a la vez. Nos han enseñado que hay una democracia representativa, pero ésta
también está en crisis. Nos han dicho que hay una democracia participativa, donde todos escuchan
y dicen que así han participado. Nosotros decimos que hay otra democracia, la democracia
comunitaria, que existe desde hace miles de años y que es el ejercicio diario de consulta y
participación permanente.
Asimismo, refiere que los pueblos indígenas tienen principios, construidos de acuerdo a las
leyes de la naturaleza, y son pueblos que viven en comunidad, donde se practica la reciprocidad, la
dualidad, la complementariedad. Tienen sabiduría y lo transmiten de na generación a otra por
tradición oral, por tanto, su conocimiento esta acumulado en el propio pueblo, ahí lo escriben sus
palabras, ahí lo ejercen. Por eso los derechos territoriales, los conocimientos y la justicia son
ejercidos de manera colectiva, en conjunto: todos crecen o decrecen juntos. Poseen una economía
distributiva. no acumulativa, por eso no hay mendigos, conviven entre ellos y distribuyen la
riqueza. Tienen autoridad propia, idioma, territorio y en todos los espacios se desenvuelven con
ética, respeto por todos los seres, principalmente por la Pachamama, por eso hablan de la
naturaleza como un sujeto de derecho y no como una mercancía.
En este contexto y ante esta mirada al modo de bien vivir indígena, nos dice que la
humanidad necesita la ética del buen vivir para equilibrar la naturaleza y la cultura. No más
educación para enseñar que el crecimiento económico es la única forma de medir el crecimiento de
la economía de un país, cuando en realidad estamos destruyendo la naturaleza, sobreexplotandola
y mañana no tendremos la capacidad de devolverle el equilibrio. Necesitamos el equilibrio entre la
cultura y la naturaleza, convivir en armonía, esa es nuestra tarea: deconstruir el pensamiento
colonial y reconstruir lo que fuimos, lejos de las fronteras, lejos del armamentismo, lejos de las
amenazas y lejos de la acumulación y el consumismo.
Así pues, se observamos que, al sufrir los atropellos del proceso colonizador, los Pueblos
Indígenas perdieron su independencia, su soberanía, su libertad y todos los bienes y recursos
naturales que les ofrecía la Madre Tierra. Es decir, bienes comunes indispensables para el buen
vivir. Pero mantuvieron sus criterios y sus luchas por el vivir bien y el bien común, de acuerdo a
sus creencias ancestrales, que están profundamente arraigadas en sus culturas. Situación que
ahora, más de 500 años después, está comenzando a ser reconocida por organizaciones
internacionales como la OIT y las Naciones Unidas.
Ahora bien, ¿cómo se presenta esta relación bien común_ vivir bien hoy día, en las
comunidades y poblaciones de nuestro siglo XXI?
En primer lugar, se debe destacar que, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, y
su buen uso en este caso, los pueblos cada vez conocen más la situación de otros Pueblos del
planeta y comparan e interpretan, comprenden parte de su propia realidad y, claro está,
demandan de sus respectivos gobiernos una mejoría de su modo de vida, porque se cree que es el
Estado debe resolver todos los conflictos y no a través de autogestión y organización comunal. Por
este motivo muchos pueblos, no tienen claridad sobre la relación que existe entre el bien común y
el vivir bien. Aún más, no conocen la importancia respecto a la esencia de estos conceptos y se
continúan reproduciendo los esquemas coloniales. Reclamamos mejorías de nuestra forma de
vivir, más no, un vivir bien, por falta de claridad y desconocimiento de nuestros derechos humanos
y nuestros derechos naturales. El desconocimiento no es natural, ni fortuito, son años de cercenar
al pensamiento crítico para la desfragmentación del ser humano
De este modo, también debemos destacar que, gracias a las campañas desinformativas y
deformadoras de los gobiernos capitalistas, a través de uno de sus brazos ejecutores como medios
de comunicación, corporativas y trasnacionales, a las poblaciones de esas sociedades no les
interesa tanto el vivir bien común, como el vivir bien individual. Como señalan las organizaciones
indígenas, el capitalismo le presta especial atención a la ideología individualista de la población,
con lo cual se le mantiene más desunida y con más dificultad para conseguir puntos de encuentro
para luchar por vivir bien. Es pues, una labor premeditada de los gobiernos de la oligarquía,
títeres, dirigida a desunir a las poblaciones en sus luchas.
Sin embargo, notemos que, en las luchas por el bien común sí se observa mayor
disposición de las poblaciones a la participación masiva y organizada. Ejemplos de ello lo
constituyeron las luchas recientes de las poblaciones de Chile, Ecuador, Perú y Colombia por
alcanzar reivindicaciones colectivas. Inclusive, hasta las poblaciones de derecha, en su visión del
bien común, también han participado en movilizaciones en el año 2020 en el continente
americano.
Así pues, lograr que las poblaciones distingan el verdadero vivir bien, sus mayores
beneficios a mediano y largo plazo y su relación con el bien común es realmente una tarea que
puede conllevar a cambios de fondo de las sociedades actuales en el mundo. Es lenta y tiene
muchos opositores conscientes y otro inscoscientes que apuestan a su propia derrota, y dan un
paso al frente en apoyo a los proyectos hegemónicos del sistema imperante, Producto del
pensamiento individualista y colonizado-
ENRIQUECIMIENTO DE LA CATEGORÍA “BIEN COMÚN”
El bien común no se trata solamente de los bienes materiales, sino también de los bienes
que se emanan del reconocimiento de los derechos y de la aceptación de los deberes ante la
sociedad. Éstos son: bienes espirituales, jurídicos, ambientales, culturales, sociales, etc. Por
ejemplo: el derecho a vivir en democracia activa, el derecho a la información, el derecho a acceder
a una educación y una cultura de calidad, los derechos a las creencias religiosas, entre otros. En
este sentido, se relaciona mucho la categoría “bien común” con el modo de vida, con el paradigma
en el cual estamos insertos, porque según el pensamos y hacemos las cosas para obtener lo que
queremos, es decir, el paradigma determina qué tipo de bien común buscan obtener las personas.
Dependiendo del paradigma-
En el caso de paradigmas dominantes, El bien común que produce vivir en una
Comunidad y su incidencia como impulsor para vivir bien, no encuentra asidero bajo la carpa de
los paradigmas dominantes y así lo refiere Huanacuni “Los paradigmas dominantes perciben al
individuo como el único sujeto de derechos y obligaciones, instituyéndolo como el único referente
de vida. Por lo tanto, los sistemas jurídico, educativo, político, económico y social se adecuaron y
responden a los derechos y obligaciones meramente individuales”. (pág. 11).
Es decir, en esta visión del mundo globalizado actual, el accionar y pensar en colectivo no
tiene relevancia, ya que mientras más fragmentados e individualizados estemos, más fácil pueden
controlarnos. Pensar en comunidad y beneficios para todos es una visión que va en contra de la
concepción de estos paradigmas que lejos de mejorar la calidad de vida de las poblaciones, ha
creado odios, desencuentros, conflictos y confrontaciones físicas entre sus integrantes-
También refiere el autor anterior que ante esa realidad surge como propuesta la cultura
de la vida no individualista sino comunitaria, llamando a reconstruir la visión de comunidad
(común-unidad) de culturas ancestrales.
Así pues, las comunidades indígenas llaman a las poblaciones a conformar comunidades
que abarquen, en forma asertiva y activa, a todo el entorno natural que les rodea. Visión que
ahora se está propagando en los campos de los países que pretenden construir sociedades
socialistas, aunque no ha sido reconocida aún en el seno de las sociedades capitalistas. En este
sentido, hay antecedentes de algunas que fueron muy reconocidas las Comunas organizadas por la
Revolución Socialista en la Unión Soviética (Koljoses y Sovjoses) y en la Post II Guerra Mundial en
Italia y los países de la Europa Oriental. Y, aunque nunca se conoció que ellas se propusieran la
construcción de las Comunas con la visión de las Comunidades Indígenas del Continente
Americano, el efecto de los criterios sobre el bien común en esas Comunas se sintió con fuerza en
el desarrollo de las Comunidades campesinas de esos países. En Venezuela tenemos referencias
de comunidades organizadas como la comuna El Maizal y La comunidad de Monte Carmelo, ambas
del estado Lara.
En el caso de un paradigma comunitario, El bien común que produce vivir en un Estado
Plurinacional y su incidencia como factor para vivir bien encuentra un terreno fértil para
germinar y recorren Latinoamérica cada vez con mayor fuerza, gracias a los manifiestos éxitos que
el movimiento indígena ha obtenido en Bolivia y el movimiento de los sin tierra en Brasil. Como
manifiesta Huanacuni:
“A partir de los años setenta, las principales organizaciones indígenas del continente
se fueron agrupando alrededor de un objetivo común: la necesidad de establecer un
Estado Plurinacional en sustitución del Estado uninacional mestizo excluyente. Los
constantes levantamientos de las naciones ancestrales ante los Estados coloniales en
la estrategia trazada de la reconstitución de nuestra identidad para vivir bien,
plantean un horizonte claro: el cambio de los Estados uninacionales a Estados
plurinacionales. Siendo que el Estado uninacional sólo reconoce una cultura, la
occidental y promueve un proceso de homogenización y aculturación a lo occidental”
(pág )
Estas luchas dieron sus frutos en Bolivia, con la creación de un Estado Plurinacional en el
2009, reconocido constitucionalmente, y en el Ecuador, con la firma de una Constitución que
reconoce el carácter plurinacional del Estado Ecuatoriano (2008), lo cual promovió las luchas por
el vivir bien, le reconoció muchos e muy importantes derechos y beneficios a las Comunidades
Indígenas Bolivianos y Ecuatorianos, estableció fines y funciones que orientan sus políticas
públicas en el horizonte del vivir bien y fortaleció las luchas de otros Pueblos Indígenas del
Continente.
EL VIVIR BIEN COMO CATEGORÍA QUE ABSORBE AL BIEN COMÚN
“Los bienes comunes están relacionados con la justicia distributiva, del todo a la
parte, por el que la comunidad, institucionalizada, permite a los ciudadanos [y las
ciudadanas] participar en los bienes comunes del todo… Son bienes que han estado y
están presentes en la humanidad, pero han sido borrados por un largo proceso para
dar paso a la Modernidad”
Por otro lado, Alberto Acosta en “El buen vivir desde la filosofía indígena” refiere respecto
al buen vivir lo siguiente:
“En el Buen Vivir, los bienes materiales no son los únicos determinantes. Hay otros
valores en juego: el conocimiento, el reconocimiento social y cultural, los códigos de
conductas éticas e incluso espirituales en la relación con la sociedad y la Naturaleza,
los valores humanos, la visión de futuro, entre otros. El Buen Vivir aparece como una
categoría en la filosofía de vida de las sociedades indígenas ancestrales, pero que ha
perdido terreno por efecto de las prácticas y mensajes de la modernidad occidental,
así como por efecto de la colonialidad del poder” pág. 12.
POSIBLE NUEVA CATEGORÍA QUE FUSIONE AL BIEN COMÚN Y EL VIVIR BIEN O BUEN
VIVIR
Existe coherencia de la relación del “vivir bien” respecto a la situación del “bien
común” porque si es útil y bueno lo que para un Pueblo es un “bien común”, ese Pueblo
tiene la percepción de que eso le hace “vivir bien”. Es decir, si el “bien común” de un Pueblo
MEJORA, ese Pueblo considerará que está viviendo MEJOR. Es decir. Por ello, quizás pueda
considerarse que, atendiendo al bien común, se está también atendiendo al vivir bien. Pablo
Dávalos en “Reflexiones sobre el sumak kawsay (el buen vivir) y las teorías del desarrollo”
refiere que el buen vivir expresa: “Una relación diferente entre los seres humanos, con su
entorno social y natural e incorpora una dimensión humana, ética y holística al
relacionamiento de los seres humanos tanto con su propia historia como con su naturaleza”
(pág. 4).
Cabe entonces preguntarse: ¿en dónde y quién está llamado a atender el bien común?
Pudiéramos decir que es en las Comunidades donde eso se observa con mayor regularidad y que
son los Estados los que más asumen la atención del bien común, dada su condición de ser la mayor
expresión de una Comunidad Organizada.
¿Cómo pudiera, entonces, denominarse una Comunidad que tenga como objetivo atender
al máximo el bien común para lograr que sus habitantes vivan bien? Pudiera ser “Buena
Comunidad”. Siguiendo a Dussel (1986), referido por Garay (ob. Cit.) se podría afirmar que “la
comunidad es el sujeto real y el motor de la historia, pues en ella estamos “en casa”, en seguridad,
en común” (p. 19).
¿Y cómo podríamos denominar el propósito “bien común vivir bien” sobre el cual trabaja
esa “Buena Comunidad”? ¿Buen estado comunitario? No referida al Estado nación, sino a una
buena situación de bienestar de los integrantes de la Comunidad para el mantenimiento de la
vida. Una aproximación conceptual a la Categoría Buena comunidad es, según nosotros:
Una categoría referida a una estructura social, política y económica que agrupa y
está vinculada con una población como un bien común a ella y que vela por su bien
vivir. Es una colectividad con identidad cultural propia que acciona en una realidad
multidimensional, con intereses y bienes comunes tangibles e intangibles que le dan
significado a su existir y cuyo propósito es sumar sabiduría, fuerzas y energías para
alcanzar el bienestar del buen vivir. (Campos y Guarapo; Febrero, 2021).
Finalmente recordar que las propuestas de otras regiones hay que contextualizarlas y
adaptarlas a nuestra cultura y modo de vivir. No tenemos en Venezuela por ejemplo esa energía
morfogenética y cosmovisión en la dimensión de los indígenas bolivianos porque ellos a pesar de
la conquista y colonización que sufrieron, han mantenido gran parte de ese patrimonio cultural y
sabiduría ancestral, pero si la sangre libertadora de nuestros antepasados irreverentes y de
pensamiento emancipador y humanista. Por tanto, podemos aprender mucho de nuestros
hermanos, sobre todo de la cosmovisión ancestral donde el ser humano se sabe parte de la
naturaleza y tanto en el otro como de la tierra. Reqerimos hacerlo según nuestro modelo
socialista Bolivariano, mejorando el presente y construyendo nuevas estrategias en el ver, sentir y
hacer para alcanzar ese buen vivir comunitario ensemillado con amor y regado con buena
voluntad.
Si buscamos desmontar el territorio colonial, necesitamos fortalecer la organización y la
planificación para acercarnos al modelo de desarrollo productivo socialista (DESARROLLO
ECONÓMICO SOCIAL) consagrado en nuestra constitución. No debemos ser eficientemente
capitalista, sino eficientes para la transformación de nuestro modelo socialista productivo.
Debemos incorporar y adaptar no solo los conceptos de desarrollo endógeno y desarrollo local a
nuestro modelo sino también el de sustentable y economía social porque son elementos básicos
para establecer nuestro modelo
Es de suma importancia distinguir el concepto globalizador de desarrollo exterminador y
esclavizante y el sentir que promueve el buen vivir en una comunidad aunado a que éste último
sea objeto de inclusión en la Constitución de cada país, puesto que rige el modo de ser de una
nación. Así lo refiere Garay Montaner (2018) al subrayar que en la Constitución:
“Su contenido implica la organización del poder (de los poderes del Estado) y la
garantía de los derechos. A las definiciones de Constitución cabe añadir su carácter
normativo porque es considerada una norma jurídica que vincula a los poderes del
Estado y su infracción será antijurídica. Y es considerada, además, una norma jurídica
superior o suprema del ordenamiento jurídico. Por lo tanto, cuando se habla de
Constitución normativa se hace referencia a que esta tiene la función de regir de
manera inmediata el comportamiento de los poderes públicos y de las instituciones
del Estado; de esta manera, sirve de garantía eficaz a los derechos reconocidos en su
texto” (pág. 137; 138 )”.
El contenido de las constituciones es el cuerpo que le permite al pueblo actuar para que se
cumpla, y de su relevancia y el gran paso que han dado nuestros hermanos bolivianos y
ecuatorianos en su carta magna.
Propuestas para el buen vivir en las comunidades venezolanas
“El «vivir mejor» supone una ética del progreso ilimitado y nos incita a una
competición con los otros para crear más y más condiciones para «vivir mejor». Sin
embargo, para que algunos puedan «vivir mejor» millones y millones tienen y han
tenido que «vivir mal». Es la contradicción capitalista… Por el contrario, el «buen
vivir» apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad, y no solamente para
el individuo. El «buen vivir» supone una visión holística e integradora del ser humano,
inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye además de al ser humano, el aire,
el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda
comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios” pag.
66
Francesca Belloti
Relación entre bien común y buen vivir
El buen vivir ha aparecido recientemente en el vocabulario de los países de
América Latina, en la estela del reconocimiento obtenido en las constituciones de
Ecuador y Bolivia tiene sus raíces en las reivindicaciones y luchas anti neoliberales
planteadas por los pueblos indígenas. Ha sido influenciado por el ecologismo, el
feminismo, el socialismo y la Teología de la Liberación, que han confluido en la
contestación del paradigma del desarrollo. Nace precisamente de la necesidad de
refutar el concepto mismo de “desarrollo” promovido por la ideología neoliberal y
adquiere el carácter de paradigma regulador del conjunto total de la vida, útil para
experimentar concepciones del mundo acuñadas más allá del legado occidental.
Destaca la dificultad de combinar un único significado del concepto del buen vivir por
la dificultad práctica de aplicar los principios en centro de contextos todavía
estructurados en torno al Estado clásico y caracterizados por una profunda
heterogeneidad cultural, social y económica.
Pablo Dávalos
*reflexiones sobre el sumak kawsay (el buen vivir) y las teorias del desarrollo
*
De los conceptos alternativos que han sido propuestos, aquel que más
opciones presenta dentro de sus marcos teóricos y epistemológicos para reemplazar
a las viejas nociones de desarrollo y crecimiento económico, es el sumak kawsay, el
buen vivir. Es un concepto que está empezando a ser utilizado en Bolivia y Ecuador, a
propósito de los cambios constitucionales de ambos países; el sumak kawsay (buen
vivir), como un nuevo referente al desarrollo y al crecimiento económico, es una de
las propuestas alternativas más importantes y novedosas ante la globalización
neoliberal. Pag. 4
Sumak kawsay es la voz de los pueblos kechwas para el buen vivir. El buen
vivir es una concepción de la vida alejada de los parámetros más caros de la
modernidad y el crecimiento económico: el individualismo, la búsqueda del lucro, la
relación costo-beneficio como axiomática social, la utilización de la naturaleza, la
relación estratégica entre seres humanos, la mercantilización total de todas las
esferas de la vida humana, la violencia inherente al egoísmo del consumidor, etc. El
buen vivir expresa una relación diferente entre los seres humanos y con su entorno
social y natural. El buen vivir incorpora una dimensión humana, ética y holística al
relacionamiento de los seres humanos tanto con su propia historia cuanto con su
naturaleza pag 4
Albert Acosta
Eduardo Gudynas
El Buen Vivir o Vivir Bien engloba un conjunto de ideas que se están forjando
como reacción y alternativa a los conceptos convencionales sobre el desarrollo. Bajo
esos términos se están acumulando diversas reflexiones que, con mucha intensidad,
exploran nuevas perspectivas creativas tanto en el plano de las ideas como en las
práctica… el Buen Vivir en este momento está germinando en diversas posturas en
distintos países y desde diferentes actores sociales, que es un concepto en
construcción, y que necesariamente debe ajustarse a cada circunstancia social y
ambiental pag.1
Existen al menos tres planos para abordar la construcción del concepto de Buen Vivir:
las ideas, los discursos y las prácticas. En el primero se encuentran los
cuestionamientos radicales a las bases conceptuales del desarrollo, especialmente su
apego a la ideología del progreso… Un segundo plano se refiere a los discursos y las
legitimaciones de esas ideas. El Buen Vivir se aparta de los discursos que celebran el
crecimiento económico o el consumo material como indicadores de bienestar, ni
alaba la obsesión con la rentablidad o el consumo y en el tercer campo se encuentran
las acciones concretas, tales como pueden ser proyectos políticos de cambio, los
planes gubernamentales, los marcos normativos y las formas de elaboración de
alternativas al desarrollo convencional pag 2
El Buen Vivir implica cambios profundos en las ideas sobre el desarrollo que están
más allá de correcciones o ajustes. No es suficiente intentar “desarrollos
alternativos”, ya que estos se mantienen dentro de la misma racionalidad de
entender el progreso, el uso de la Naturaleza y las relaciones entre los humanos. Lo
alternativo sin duda tiene su importancia, pero son necesarios cambios más
profundos. En lugar de insistir con los “desarrollos alternativos” se deberían
construir “alternativas al desarrollo”. El Buen Vivir aparece como la más importante
corriente de reflexión que ha brindado América Latina en los últimos años.pag 3
Algunos de sus más entusiastas defensores, como Xavier Albó, sostienen que su mejor
interpretación debería ser la vida buena en comunidad o “buen convivir”.
Pero como ya ha quedado claro, cualquiera de estas manifestaciones del Buen Vivir
son específicas a una cultura, una lengua, una historia, y un contexto social, político y
ecológico particular pag, 6
Varios analistas que siguen ese recorrido, llegan a considerar que el Buen Vivir
podría ser parte de la tradición socialista. El propio Ramírez habla de un “socialismo
del sumak kawsay” o un “biosocialismo republicano”. Esta analogía tiene varios
justificativos, y en especial se fundamentan en preocupaciones compartidas por la
justicia social y la igualdad social. Pero también hay unas cuantas dificultades.
Algunos de los postulados del Buen Vivir sin duda implican una ruptura con las ideas
clásicas del progreso o de la Naturaleza como objeto (sea abordada desde los
valores de cambio o incluso desde los valores de uso), y por lo tanto se alejan del
socialismo de cuño marxista clásico. El Buen Vivir tampoco puede ser entendido
como un materialismo, y en particular por los aportes que vienen desde las
cosmovisiones indígenas. Por si fuera poco, el socialismo es una de las grandes
tradiciones propias de la modernidad europea, y el Buen Vivir justamente desea
romper la subordinación a esa perspectiva. Esto explica, por ejemplo, que el
boliviano Simón Yampara, sostenga que el “hombre aymara no es ni socialista ni
capitalista”, subrayando la importancia de las complementariedades[1]. Pag 7
Algunos pueden empujar hacia el extremo que sostiene que el Buen Vivir
solo puede ser una conceptualización indígena. Si así fuera, ¿se debería privilegiar la
postura de un cierto pueblo indígena? ¿Cuál de ellos? ¿Cómo elegirlo? Como vimos
arriba, existen diversas posturas sobre la buena vida, e incluso dentro de cada
cultura hay distintas opiniones en cuanto a su definición pag 8
Reconociendo esas especificidades, es posible precisar que el Buen Vivir
puede ser entendido como una plataforma donde se encuentran múltiples ontologías.
Los puntos de llegada a ese espacio común se originan en distintas ontologías, y en
diferentes culturales. Esa plataforma común se debería construir desde la práctica de
una interculturalidad que mira al futuro, para construir alternativas al desarrollo
Comunidades ampliadas
Un balance final de este breve recorrido permite señalar que el Buen Vivir
emerge como un término de encuentro de los cuestionamientos frente al desarrollo
convencional, y la vez como una alternativa a éste. Se incorporan las perspectivas, e
incluso el talante, de saberes indígenas, y también otras corrientes alternativas
occidentales. En este contexto debe quedar claro que el Buen Vivir no debería ser
entendido como una re-interpretación occidental de un modo de vida indígena en
particular. Tampoco es un intento de regresar o implantar una cosmovisión indígena
que suplante el desarrollo convencional pag 14.
Las tres palabras que encabezan este artículo significan lo mismo, aunque
cada cual, situada en su contexto, presenta algunos matices diferenciadores. Sumak
kawsay es quichua ecuatoriano y expresa la idea de una vida no mejor, ni mejor que
la de otros, ni en continuo desvivir por mejorarla, sino simplemente buena. La
segunda componente del título viene del aymara boliviano e introduce el elemento
comunitario, por lo que tal vez se podría traducir como “buen convivir”, la sociedad
buena para todos en suficiente armonía interna. Buen vivir, finalmente, y en las
diversas lenguas de los países centrales, suele implicar el disfrute individual, material,
hedonista e incesante. Un somero repaso al modo con que los medios utilizan dichas
palabras y sus semejantes (buena vida, vivir bien) lo confirmaría. En algún ejemplo
extremo encontrado recientemente en España, “buen vivir” casi se reduciría al
“comer, beber y dormir”.pag 1
Dávalos, P. Reflexiones sobre el sumak kawsay (el buen vivir) y las teorías del desarrollo.