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Centro de Formación Ideológico

Curso sobre Fundamentos del Socialismo Bolivariano

Bien común y buen vivir en la buena comunidad


Por: Sonia Campos Gutiérrez
Eduardo Guarapo
Febrero, 2021
El ser humano siempre ha buscado las condiciones para vivir bien, desde su visión
ancestral en un territorio compartido en respeto y aprendizaje constante con la naturaleza,
pasando por las sociedades europeas esclavistas y de su posterior evolución feudal y capitalista del
presente con una visión parcelada, individualista, aún sin dar verdaderos beneficios a la gran
mayoría de las poblaciones del mundo.
En el caso del Continente Americano, los modelos de sociedades tribales que existían
antes de la invasión y colonización europea, sufrieron una violenta y muy dramática ruptura en sus
procesos evolutivos, por la vía de la incursión y el atropello de los modelos colonizadores
europeos, los cuales pretendieron imponer cambios profundos en todos los órdenes de los modos
de vida de esas sociedades aborígenes. Sin embargo, en aquellos países o regiones como Ecuador,
Bolivia, Chile que no pudieron exterminar las tribus, han sobrevivido una buena parte de sus
valores y estructuras organizativas, lo cual les está permitiendo ahora, 500 años después,
replantear una forma de organización social basada en aquellos valores y visiones de las épocas
precolombinas, que les permiten profundizar en el vivir bien por la vía del bien común. Esta visión
indígena ancestral ha venido retomando espacios como respuesta a esas necesidades insatisfechas
que el modelo de desarrollo económico hegemónico no ha logrado alcanzar.
La concepción que nos ha inculcado ese sistema hegemónico global sobre el significado de
desarrollo de un pueblo esta muy relacionado con cantidad, acumulación de riquezas, capacidad
de adquirir bienes materiales, producto interno bruto, crecimiento económico, entre otros, que
nos envuelven en una carrera y competencia voraz para alcanzarlos, haciéndose infinita las metas
porque mientras más tenemos, mas queremos.
A finales de la década de los noventa, se ubica el resurgimiento de la discusión acerca de
los modelos de desarrollo cuando se hizo más que evidente que las medidas de ajuste aplicadas en
América Latina en particular, no alcanzaron los resultados esperados, lo que generó dudas sobre la
concepción y orientación que guiaron estos procesos. En este sentido. Los resultados evidencian
que ha existido un marcado énfasis economicista alrededor de la idea de crecimiento económico
como expresión de desarrollo, lo que ha motivado algunas respuestas desde otros ángulos que
concibe el desarrollo como un proceso altamente complejo, que exige la integración de diversos
factores que contribuyan a enriquecer el concepto e impacten las políticas y los actores
involucrados en el mismo.
El desarrollo no puede considerarse único, ni alrededor de afirmaciones absolutas ya que
existe en su entorno una complejidad determinada por el contexto, el momento histórico y el
lugar geográfico. En la actualidad, en el marco de la crisis financiera global y del sistema capitalista
en general, el tema recibe un nuevo impulso, enmarcado en las respuestas que los organismos
internacionales y los gobiernos de países desarrollados impulsan para tratar de superarla
De acuerdo con Sunkel y Paz, 1977 y De la Peña, 1979, el primer concepto relacionado a la
idea del desarrollo es el de riqueza, que es un indicador de la prosperidad o decadencia de las
naciones y la consideran como aquel conjunto de bienes que un país puede obtener, dada la
naturaleza de su suelo, su clima y su situación respecto a otros países
Esta concepción de riqueza se relaciona con una determinada manera de percibir la
sociedad y su funcionamiento, pensada como un conjunto de individuos o unidades económicas
que actúan de acuerdo a leyes y principios inmutables, basada en el sistema de libre concurrencia
económica y los principios de libertad individual, propiedad privada, sucesión privada de los
medios materiales de producción y libertad de contratos. Así, la riqueza alude a una situación
potencial óptima que podría alcanzarse si la sociedad se organiza según un orden individual que le
permita el aprovechamiento óptimo de los recursos productivos disponibles.
Posteriormente se avanzó hacia la idea de progreso económico surgida a raíz de la difusión
de la revolución industrial y el progreso técnico en Europa…Se pensaba que la solución de los
problemas sociales se conseguiría a través de la expansión de la producción, lograda gracias a los
efectos del permanente cambio científico y tecnológico, es decir, lo clave era la modernización a
través de la aplicación de la ciencia a las actividades productivas, la incorporación de nuevas
técnicas y métodos y la renovación de las estructuras sociales y de las formas de vida.
En las primeras décadas del siglo XX, se acuña el término crecimiento económico, y a
mediados de este siglo, se comienza a utilizar el concepto de desarrollo surgido del materialismo
científico en el que predomina la idea de la relación dialéctica de los fenómenos sociales. Existen
dos corrientes de pensamiento que formularon la idea del desarrollo. La primera de ellas fue el
desarrollismo, basada en la aceleración del desarrollo en los países atrasados a través de la
industrialización y, por medio de ella, lograr paliar la presión social. La estrategia planteada para
superar estos desequilibrios fue conocida como la Industrialización Sustitutiva de Importaciones,
originalmente destinada a empoderar a los países subdesarrollados para superar el modelo
primario exportador, y conformar un mercado interno fuerte como principal dinamizador de la
actividad económica; es decir, crear un modelo de desarrollo hacia adentro o desarrollo
endógeno
La segunda corriente es la marxista, basada en la necesidad de controlar y racionalizar la
evolución de la economía en un contexto social y político apropiado con miras al establecimiento
del socialismo como meta final. En este marco, el desarrollo y subdesarrollo debían entenderse
como un sistema único, de estructuras parciales, pero interdependientes, diferenciada una de otra
en que la primera, dada su capacidad endógena de crecimiento, es dominante, y la segunda, en
función del carácter inducido de su dinámica, es dependiente. En este sentido, el problema
fundamental de una estructura subdesarrollada es la necesidad de superar el estado de
dependencia, transformando su estructura para obtener mayor capacidad autónoma de
crecimiento y reorientar su sistema económico a la satisfacción de los objetivos de la sociedad en
su conjunto.
Para Sunkel (1995), el desarrollo desde dentro supone implicaciones diferentes, cuyas
bases, estiman primero, un esfuerzo por configurar una estructura productiva funcional,
estableciendo industrias fundamentales para crear y potenciar un núcleo endógeno básico que
lidere el nuevo proceso de industrialización, acumulación, generación y difusión del progreso
técnico e incremento de la productividad. Segundo, se requiere reforzar la creatividad interna a
través de la interrelación y participación de los diversos actores y agentes socio-productivos.
Logrado este nivel de interacción e integración en la práctica, se conformaría en términos reales el
concepto de núcleo endógeno.
Brundtland de 1987, que define el Desarrollo sustentable como un curso humano capaz de
satisfacer las necesidades y aspiraciones de la generación presente, sin comprometer las
posibilidades y habilidades de las generaciones futuras de satisfacer las suyas (Reed, 1996). Es
decir, El desarrollo (sustentable) tiene como punto central la gente, en el sentido de que su
principal objetivo es el mejoramiento de la calidad de vida del hombre, y está fundamentada en la
conservación en el sentido de estar condicionado por la necesidad de respetar la capacidad de la
naturaleza para el suministro de recursos y servicios para el mantenimiento de la vida.
Bajo este punto de vista, el desarrollo (sustentable) significa el mejoramiento de la calidad
de vida del hombre mientras se mantenga dentro de la capacidad de apoyo de los ecosistemas de
soporte, el hombre sigue siendo el principal objeto de beneficios.
El logro de un equilibrio dinámico entre naturaleza, seres humanos y tecnología sólo es
posible cuando los seres humanos tanto a nivel colectivo como individual, se sienten directamente
responsables de las consecuencias de sus acciones dentro de su entorno. En este sentido, El
Desarrollo Humano, visto hasta ahora, es un proceso mediante el cual se amplían las
oportunidades de los individuos, las más importantes de la cuales son una vida prolongada y
saludable, acceso a la educación, salud. La idea que habita tras este concepto es que el cambio en
las condiciones económicas y sociales es deseable únicamente si se mejora la calidad de vida,
entendida ésta como Oportunidades, capacidades, potencialidades y libertades.
Como hemos visto, en todo el recorrido siempre se ha considerado la generación de
riquezas y el crecimiento económico como el indicador fundamental de medición del desarrollo y,
en consecuencia, como el elemento básico desde el cual se conceptualiza. Así podemos
comprender que el concepto de desarrollo siempre ha estado ligado o entendido como
acumulación de riquezas materiales, referido a los ingresos y no a la calidad de vida del ser
humano. Así lo refiere Boff ( xxx): :
De modo general se asocia esta calidad de vida al Producto Interior Bruto de cada
país. El PIB representa todas las riquezas materiales que produce un país… El PIB es
una medida inventada por el capitalismo para estimular la producción creciente de
bienes materiales de consumo. Según el IDH, la pequeña Cuba se presenta mejor
situada que Estados Unidos, aunque con un PIB comparativamente ínfimo (pág. 66).

De acuerdo con Boff, pensamos que el PIB no indica la calidad de vida de los habitantes,
sino quien acumula más, quien consume más, porque se puede tener un valor alto como hace
poco lo tenía Chile, pero los beneficios que recibía la población eran bajos a diferencia de Cuba,
que por su sistema socialista provee de más calidad de vida, a pesar de que su PIB sea muy bajo
comparado con el de otros países. No importa, cuanta pobreza y desigualdad existan en un país y
si se satisfacen las necesidades básicas de la población, los índices de desarrollos establecidos por
las grandes potencias capitalistas, definen el nivel de desarrollo subdesarrollo que tenemos. Por
tanto, para que el crecimiento económico se considere sinónimo de desarrollo debe verse
reflejado en el bienestar de todas y todos los ciudadanos del país.
A la vista del crecimiento de la pobreza aun en esos países con PIB alto, y hasta por un
sentido de decencia, no por consciencia, refiere Boff (ob. Cit.), que la ONU introdujo la categoría
IDH (Índice de Desarrollo Humano) en el que incluyen valores intangibles como salud, educación,
igualdad social, cuidado de la naturaleza, equidad de género y otros, enriqueciendo el sentido de
«calidad de vida», que era entendida como quien consume más y mejor.
Se busca un nuevo indicador de calidad de vida, pero el trasfondo se mantiene, que son
las prácticas del modelo capitalista, donde se promueve un desarrollo hacia afuera basado en la
producción de mercancías para la satisfacción de necesidades de una sociedad de consumo. El
modelo capitalista actual está en crisis, pero siempre ha encontrado la forma de reacomodarse
para mantenerse como sistema hegemónico de pensamiento único, desligado del ser y de la
naturaleza.
En sus diferentes momentos, como lo vimos anteriormente, han emergido propuestas y
modelos de “Desarrollo” que se imponen como la solución a los problemas no resueltos, que más
allá de ser una solución, acentúan los ya existentes, en ese sentido, hoy sabemos que el
desarrollo endógeno, no surgió desde lo local, desde las comunidades, sino que descubrimos que
sus raíces están en las grandes teorías del desarrollo, en la teoría evolutiva del crecimiento
económico, de las modernas teorías de la innovación y de la organización, por tanto fue un
reacomodo del capitalismo, el cual dio cabida posteriormente al desarrollo local, para la
cooperación interregional-
Este desarrollo local visto desde estos orígenes, del desarrollo endógeno, se propone
como el aprovechamiento de las potencialidades locales, territoriales de nuestros recursos al
servicio de un desarrollo hacia afuera y no del desarrollo interno que está enmarcado dentro del
modelo socialista, como está ocurriendo en varios países latinoamericanos que se insertan dentro
del consenso de Washington el cual busca disminuir la actuación del Estado. A diferencia del
modelo Nuestro que es de desarrollo económico social vinculado a la economía social. El
desarrollo endógeno es una estratégica que representa un enfoque distinto para alcanzar un
desarrollo humano en respeto con la naturaleza. En la medida en que el desarrollo es
comprendido como humano y no como crecimiento económico tendremos un verdadero
desarrollo más que hacia adentro, desde adentro buscando impulsar una economía solidaria
orientada a las necesidades del colectivo con la participación, organización de todas y todos.
Puede ser local o industrial y la tecnología será acorde con lo que se desea produci
Es importante apropiarse del concepto de desarrollo endógeno que empieza desde mí,
desde mi desarrollo interno, de mi saber, de mi conocer porque desde ahí se arranca la
transformación hacia afuera, hacia el espacio exterior que nos permita lograr una seguridad
alimentaria local con alimentos en calidad y cantidad suficiente, de acuerdo a las costumbres, para
todos a través del año. Buscar soberanía alimentaria a escala local, regional y nacional, para no
estar sujetos a los vaivenes y caprichos del libre mercado y geopolíticas internacionales. Es
necesario cuestionar la producción para los mercados de agro exportación como alternativa
principal y, apoyar la producción para los intercambios internos, así los agricultores se beneficiarán
del desarrollo de procesos y estructuras organizativas propias, dentro de políticas públicas.
Es importante desaprender sobre el origen de términos de desarrollo relacionado
frecuentemente con crecimiento económico; desarrollo endógeno, desarrollo local, cadenas de
comercialización para apropiarnos de tal modo de poder ver hacia donde deben ir dirigidas las
estrategias públicas, colectivas e individuales desde nuestro ser, que trasciendan profundamente
para impulsar nuestro modelo socialista. Es diferenciar crecimiento económico de desarrollo, e ir
más allá para sistematizar y comprender que se trata de economía social en vez de economía
internacional, como base fundamental del desarrollo de nuestro pueblo y nuestra patria grande
Latinoamérica.
¿Hasta dónde puede llegar el crecimiento económico y la explotación de la naturaleza?:
Según Bansart (2012), en el modelo capitalista se promueve un crecimiento económico ilimitado
en un mundo finito y para ello hacen creer a las sociedades que sus deseos y sus necesidades
básicas son lo mismo e ilimitadas. Lo han logrado en base a criterios sicológicos y con altas
tecnologías para su difusión que crean modas y nuevos deseos para vender más. Es una cultura de
consumismo, siembra de antivalores y culto al individualismo que nos mantiene estancados en ver
el mundo en un pensamiento único e inevitable, por lo que es necesario enfrentarla a través de
una revolución cultural para luchar en contra de los deseos y los objetos para situar al ser colectivo
por encima del ser individual y desarrollar el espíritu comunitario. La participación comunitaria y la
educación son fundamentales en éste proceso.
Ante la situación actual de “Desarrollo”, provocado por el sistema capitalista, que viven
nuestros pueblos, , limitados a vivir sin dignidad, en la miseria, el despojo de sus tierras, en la
pérdida de su capacidad de autoabastecerse, pérdida de valores humanistas y de conexión con la
naturaleza crea ese caldo de cultivo para repensar un nuevo modo de vivir, de economía
comunitaria y de un cambio de paradigma y estructura que resurge y propone a la humanidad el
pensamiento ancestral de nuestros indígenas, Huanacuna ( 20xxx) refiere que:
“En las nuevas condiciones de vida, cambio climático, niveles extremos de pobreza,
pérdida de principios y valores debemos empezar a hablar, más que de desarrollo o
alternativas de desarrollo, de nuevas políticas públicas emergentes desde el vivir bien
en las diferentes áreas, incluida la económica” (pag.58)

Es evidente que la economía influye en todos los aspectos relacionados con el ser humano
y la naturaleza por ello ese cambio de paradigma positivista hacia el paradigma del Buen vivir lo
están proponiendo las comunidades indígenas, porque con los reacomodos del capitalismo sigue
siendo el centro el hombre, como beneficiario de la naturaleza y no como parte de ella. Es el
pensamiento antropocéntrico que se impone.
Asimismo Gudynas ( ), también afirma acertadamente que para llegar a un Buen vivir de
las comunidades implica cambios profundos en las ideas sobre el desarrollo ,que van más allá de
correcciones y ajustes de alternativas de desarrollo, porque:
“No es suficiente intentar “desarrollos alternativos”, ya que estos se mantienen
dentro de la misma racionalidad de entender el progreso, el uso de la Naturaleza y las
relaciones entre los humanos. Lo alternativo sin duda tiene su importancia, pero son
necesarios cambios más profundos. En lugar de insistir con los “desarrollos
alternativos” se deberían construir “alternativas al desarrollo”. El Buen Vivir aparece
como la más importante corriente de reflexión que ha brindado América Latina en los
últimos años” (pág. 3)

Los cambios profundos, de fondo y no solo de forma en sus externalidades, permitirán la


transformación de la sociedad que nos merecemos- El socialismo bolivariano, pretende dar ese
cambio y ha iniciado un recorrido que ha acelerado y desacelerado, por diversos motivos, sin
embargo, continua con el proceso de consolidación, y entre sus acciones está la de formación
sobre su significado. Para ello ha establecido categorías que lo contienen, y entre ellas tenemos la
del BIEN COMUN que a partir de los preceptos anteriores sobre “desarrollo” queremos reflexionar,
ante los permanentes cambios y dinamismos de las percepciones y concepciones, sobre todo a
nivel de la comunidad latinoamericana.

Bien común del socialismo Bolivariano y Buen vivir:


Encuentros…

El estudio y reflexión de esta categoría del socialismo Bolivariano vamos a realizarla


asumiendo, según los postulados de la física cuántica, que la realidad es un mundo totalmente
interconectado, porque así lo consideran los Pueblos Indígenas de nuestra América. Significa
entonces que asumimos la existencia de vínculos morfo y corpoenergéticos entre las distintas
formas de presentación de la materia tal cual se manifiesta en los desastres naturales, o cuando
un rayo cae sobre una persona en un campo abierto, o cuando una avispa ataca a un ser humano
que transite cerca del avispero, o cuando en un incendio boscal (¿por qué le decimos “forestal” si,
en castellano, a ese conglomerado de plantas y árboles no le llamamos “forest”, sino “bosque”?)
se afecta la temperatura de quien se encuentre a pocos metros de distancia, o cuando, gracias al
campo electromagnético, se desatan pequeñas cargas eléctricas entre los vellos de los brazos de
dos personas que pasen debajo de una línea de alta tensión, o la reacción de una planta cuando la
acarician, entre otros.
Sin embargo, para la mejor y más fácil comprensión de nuestros conceptos y sus
relaciones, los principales objetos de estudio de este trabajo serán los seres humanos y sus
actividades, para lo que tomaremos para esta reflexión, como referencia fundamental, el concepto
de Bien Común que se ha expuesto en este Curso del Centro de Formación Ideológica (CFI) a
saber:

“Es la satisfacción de las expectativas del Pueblo en sus niveles más elevados de lo
espiritual, lo material y lo moral. El Bien Común induce a quien lo practica a
convertirse en un ser de buena voluntad y en manifestar amor por el prójimo”.

Este concepto incluye tres dimensiones: Dimensión espiritual, dimensión material y


dimensión moral, referidas a la energía del ser que genera fuerza para alcanzar las metas; los
recursos naturales y su aprovechamiento (suelo, agua, alimentos, naturaleza) y las normas que se
establecen dentro de una comunidad para el comportamiento, respectivamente. Los seres
humanos bajo este principio, son amorosos con los iguales y tienen voluntad de cooperar para
alcanzar sus propósitos-
En este sentido, es importante y coherente aclarar, si el concepto de Bien Común se
refiere a las acciones buenas que puedan realizar los seres humanos y/o institución en beneficio
de la población, o asumirlo como un objeto tanto material como espiritual que pertenece a la
gente y su entorno. En estas perspectivas de reflexión sobre el concepto del Bien Común,
encontramos a Belloti (2XXX),en su escrito “Relación entre el bien común y el buen vivir” dice lo
siguiente:
“El bien común es el proceso y al mismo tiempo el producto de una decisión
compartida y de un conjunto de relaciones en las que los individuos formulan y
defienden distintas concepciones y visiones del mundo; y solo dentro de estas
relaciones él se hace reconocible como tal. Son los usuarios del bien quienes, al estar
en una situación de cercanía y familiaridad con aquel, desarrollan estructuras
organizativas ‘anatómicas’ que gobiernan de manera participativa y corresponsable
los recursos. Este proceso también permite generar la conciencia de todos y de cada
uno en torno al interés común y maximizar los beneficios individuales y colectivos a
través de acciones de cooperación y sistemas de distribución equitativa (pág. )
En este texto la autora reconoce que existe una la dualidad del concepto “Bien común”, en
tanto que considera que es el proceso y, al mismo tiempo, el producto de una decisión
compartida… Asimismo, reconoce el interés que deben tener los involucrados o beneficiados con
ese bien común. Somos seres diferentes, únicos, pero interconectados a un universo común, a un
interés común que es mantener la llama de la fuente de la vida física y espirital, y aun cuando,
podemos tener bienes materiales, la concepción de esos materiales se encuentran y concretan en
una funcionalidad común cuando los modos de percibir el mundo de las personas se juntan,
creando un campo energético que permite generar acciones y procesos que les acerca a lo que
desean para el buen vivir colectivo, en tanto haya claridad de conceptos y comprensión de las
realidades relativas multidimensionales-
En este contexto, es importante no referirse a fenómenos causa- efecto, en esta categoría
del Bien común, sino a procesos propulsados por las diversas acciones de las personas en un
contexto especifico y que más allá de proveer de bienestar con la satisfacción de las diferentes
necesidades, mejora la percepción y consciencia de su cosmovisión, de paz y plenitud en lo que
hace, pudiendo ser capaz de irradiar a otras personas de otras comunidades en la interacción
social permanente en la que nos construimos. Así podemos decir que para que una comunidad se
aproxime al Vivir Bien, entre otros elementos no menos importantes, depende de las acciones
conjuntas e integrales, acompañadas, como materia y onda, de las representaciones simbólicas
que constituyen el sistema de creencias de sus integrantes en el Bien Común.
De modo que, para expresarnos en referencia a esta categoría y ampliar su mirada, del
Bien común, por ahora, nosotros (Campos y Guarapo, 2021) nos referiremos a ella como:

Elementos tangibles e intangibles de la realidad histórica de las comunidades que


pertenecen al colectivo y que construyen su visión de lo que significa el modo de
vida de su territorio alcanzando los propósito del buen vivir a través de las acciones
buenas que realizan los seres humanos generadoras de satisfacción de necesidades
sentidas en las realidades multidimensionales para el bienestar común, así como
también la concentración de energías y fuerzas motivadoras para que el colectivo
se interese por atender, proteger, mejorar e impulsar no solo para su beneficio sino
también para el intercambio de saberes entre comunidades.

El Vivir Bien o buen vivir es una categoría que ha sido utilizada en diferentes circunstancias
y para responder a variadas situaciones dependiendo de la perspectiva y el enfoque que se tenga
sobre lo que es la vida y como vivir bien o como es el buen vivir. Una de las más importantes es la
problemática que se refiere a las Comunidades Indígenas de nuestro Continente. Es una categoría
amplia que va más allá de lo material, transformándolo en un modelo símbolo para la vida. En este
sentido, por ejemplo, Boff (ob. Cit.) ha manifestado en su escrito “¿Vivir mejor o el buen vivir?” :

“En las comunidades indígenas de Ecuador y Perú de nuestra América, en vez de


hablar de vivir mejor, se habla de el buen vivir y lo diferencian así: “El vivir mejor
supone una ética del progreso ilimitado y nos incita a una competición con los otros
para crear más y más condiciones para «vivir mejor». Sin embargo, para que algunos
puedan «vivir mejor» millones y millones tienen y han tenido que «vivir mal». Es la
contradicción capitalista… Por el contrario, el «buen vivir» apunta a una ética de lo
suficiente para toda la comunidad, y no solamente para el individuo. El «buen vivir»
supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran
comunidad terrenal, que incluye además de al ser humano, el aire, el agua, los suelos,
las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda comunión con la
Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios” (pág. 66).
Por otro lado, la misma autora Belloti (ob. Cit.) ha expresado en el mismo escrito “Relación entre
el bien común y el buen vivir” como ha aparecido esta categoría del buen vivir, al respecto nos
comenta;

“El buen vivir ha aparecido recientemente en el vocabulario de los países de América


Latina, en la estela del reconocimiento obtenido en las constituciones de Ecuador y
Bolivia tiene sus raíces en las reivindicaciones y luchas anti neoliberales planteadas
por los pueblos indígenas... Nace precisamente de la necesidad de refutar el concepto
mismo de “desarrollo” promovido por la ideología neoliberal y adquiere el carácter de
paradigma regulador del conjunto total de la vida, útil para experimentar
concepciones del mundo acuñadas más allá del legado occidental. Destaca la
dificultad de combinar un único significado del concepto del buen vivir por la dificultad
práctica de aplicar los principios en el centro de contextos todavía estructurados en
torno al Estado clásico y caracterizados por una profunda heterogeneidad cultural,
social y económica. (pag, )
El buen vivir es originario de estos pueblos de Ecuador y Bolivia donde el mayor porcentaje
de la población es indígena, a diferencia de la población venezolana que es más mestiza y los
indígenas están ubicados en regiones geográficas específicas. Estos pioneros han mantenido en
alto porcentaje sus creencias, espiritualidad, sus tradiciones, sus vestuarios, su cultura agrícola. Es
importante tener presente que este concepto de buen vivir, debe ser contextualizado y no
pretender aplicarlos como una receta en otras condiciones sociales y modo de vida. De el
podríamos aprender a retomar muchos conceptos de lo que es el ser humano, así como otras
practicas comunitarias-. -
En la práctica el buen vivir, según Belloti (ob, cit.), se refiere a un espacio comunitario
constituido por lazos de reciprocidad y convivencia simbiótica con la naturaleza cuyas dimensiones
son: dimensión ecológico-natural, una socioeconómica “en un ideal de economía orientada a la
satisfacción de necesidades básicas, una ancestral-cultural: en la que se mezclan conocimientos,
religiones y estilos de vida tomados tanto de las tradiciones indígenas como del patrimonio de la
modernidad secularizad y. nana dimensión política: dentro de un Estado plurinacional y a través
de formas de participación comunitaria y representación desde abajo.
Como podemos observar, se manifiestan los criterios tomando en cuenta
fundamentalmente, las necesidades a nivel de poblaciones en la interacción social, es decir,
consigo mismos, con otras poblaciones y con su entorno en general. En este sentido, se consideran
resueltos los problemas en la medida que estén satisfechas las necesidades de esos individuos en
colectivo para estar bien y para sentir que su entorno, cualquiera sea su condición, también lo
está. De modo que no se está planteando el problema desde el punto de vista comparativo con
una situación anterior, no se plantea si viven mejor o peor, se plantea buscar vivir bien y que sea
una sensación permanente.

SOBRE LAS RELACIONES ENTRE BIEN COMÚN Y VIVIR BIEN

En su constante búsqueda del vivir bien colectivo, desde épocas ancestrales las
comunidades se han visto compelidas a procurarlo utilizando sus múltiples organizaciones y,
generalmente, por la vía del bien común. Así, por ejemplo, las comunidades indígenas de nuestro
continente americano, desarrollaron criterios muy bien elaborados sobre estos temas, dado que
los han trabajado desde los mismos tiempos de su creación como comunidades. Y mucha más
atención les han prestado a sus formas de vida en las épocas de las grandes penurias que les trajo
la colonización y terribles agresiones por parte de las fuerzas coloniales, para lograr sobrevivir lo
mejor posible en esas dramáticas circunstancias. Así, por ejemplo, Huanacuni (2010), reseña sobre
las condiciones para obtener el bien común de los Pueblos Indígenas, y parafraseando, dice lo
siguiente:
Para nosotros, los pueblos indígenas, los territorios no son solo un espacio geográfico son
recursos naturales, es la frontera, es delimitación, es la estructura, es la organización, es mucho
más, porque todo es integral. En el territorio se vive y se convive… tenemos organización política,
autoridad propia, idioma propio y todo un conjunto de saberes legados de nuestros Pueblos... Ahí
es donde se impuso hace 518 años otra civilización venida desde occidente y nos colonizó con su
pensamiento impuesto, monocultural, que nos dice que existe un solo dios, un solo Estado, un solo
símbolo y que habló de bienestar, del vivir mejor, no logró el vivir mejor, ni el bienestar de las
sociedades. Nos ha llevado a destruir la naturaleza, al desequilibrio y ha generado las crisis en las
que estamos de todo tipo: ambiental, alimentaria, energética, financiera, de valores, climática…
todas juntas a la vez. Nos han enseñado que hay una democracia representativa, pero ésta
también está en crisis. Nos han dicho que hay una democracia participativa, donde todos escuchan
y dicen que así han participado. Nosotros decimos que hay otra democracia, la democracia
comunitaria, que existe desde hace miles de años y que es el ejercicio diario de consulta y
participación permanente.
Asimismo, refiere que los pueblos indígenas tienen principios, construidos de acuerdo a las
leyes de la naturaleza, y son pueblos que viven en comunidad, donde se practica la reciprocidad, la
dualidad, la complementariedad. Tienen sabiduría y lo transmiten de na generación a otra por
tradición oral, por tanto, su conocimiento esta acumulado en el propio pueblo, ahí lo escriben sus
palabras, ahí lo ejercen. Por eso los derechos territoriales, los conocimientos y la justicia son
ejercidos de manera colectiva, en conjunto: todos crecen o decrecen juntos. Poseen una economía
distributiva. no acumulativa, por eso no hay mendigos, conviven entre ellos y distribuyen la
riqueza. Tienen autoridad propia, idioma, territorio y en todos los espacios se desenvuelven con
ética, respeto por todos los seres, principalmente por la Pachamama, por eso hablan de la
naturaleza como un sujeto de derecho y no como una mercancía.
En este contexto y ante esta mirada al modo de bien vivir indígena, nos dice que la
humanidad necesita la ética del buen vivir para equilibrar la naturaleza y la cultura. No más
educación para enseñar que el crecimiento económico es la única forma de medir el crecimiento de
la economía de un país, cuando en realidad estamos destruyendo la naturaleza, sobreexplotandola
y mañana no tendremos la capacidad de devolverle el equilibrio. Necesitamos el equilibrio entre la
cultura y la naturaleza, convivir en armonía, esa es nuestra tarea: deconstruir el pensamiento
colonial y reconstruir lo que fuimos, lejos de las fronteras, lejos del armamentismo, lejos de las
amenazas y lejos de la acumulación y el consumismo.
Así pues, se observamos que, al sufrir los atropellos del proceso colonizador, los Pueblos
Indígenas perdieron su independencia, su soberanía, su libertad y todos los bienes y recursos
naturales que les ofrecía la Madre Tierra. Es decir, bienes comunes indispensables para el buen
vivir. Pero mantuvieron sus criterios y sus luchas por el vivir bien y el bien común, de acuerdo a
sus creencias ancestrales, que están profundamente arraigadas en sus culturas. Situación que
ahora, más de 500 años después, está comenzando a ser reconocida por organizaciones
internacionales como la OIT y las Naciones Unidas.
Ahora bien, ¿cómo se presenta esta relación bien común_ vivir bien hoy día, en las
comunidades y poblaciones de nuestro siglo XXI?
En primer lugar, se debe destacar que, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, y
su buen uso en este caso, los pueblos cada vez conocen más la situación de otros Pueblos del
planeta y comparan e interpretan, comprenden parte de su propia realidad y, claro está,
demandan de sus respectivos gobiernos una mejoría de su modo de vida, porque se cree que es el
Estado debe resolver todos los conflictos y no a través de autogestión y organización comunal. Por
este motivo muchos pueblos, no tienen claridad sobre la relación que existe entre el bien común y
el vivir bien. Aún más, no conocen la importancia respecto a la esencia de estos conceptos y se
continúan reproduciendo los esquemas coloniales. Reclamamos mejorías de nuestra forma de
vivir, más no, un vivir bien, por falta de claridad y desconocimiento de nuestros derechos humanos
y nuestros derechos naturales. El desconocimiento no es natural, ni fortuito, son años de cercenar
al pensamiento crítico para la desfragmentación del ser humano
De este modo, también debemos destacar que, gracias a las campañas desinformativas y
deformadoras de los gobiernos capitalistas, a través de uno de sus brazos ejecutores como medios
de comunicación, corporativas y trasnacionales, a las poblaciones de esas sociedades no les
interesa tanto el vivir bien común, como el vivir bien individual. Como señalan las organizaciones
indígenas, el capitalismo le presta especial atención a la ideología individualista de la población,
con lo cual se le mantiene más desunida y con más dificultad para conseguir puntos de encuentro
para luchar por vivir bien. Es pues, una labor premeditada de los gobiernos de la oligarquía,
títeres, dirigida a desunir a las poblaciones en sus luchas.
Sin embargo, notemos que, en las luchas por el bien común sí se observa mayor
disposición de las poblaciones a la participación masiva y organizada. Ejemplos de ello lo
constituyeron las luchas recientes de las poblaciones de Chile, Ecuador, Perú y Colombia por
alcanzar reivindicaciones colectivas. Inclusive, hasta las poblaciones de derecha, en su visión del
bien común, también han participado en movilizaciones en el año 2020 en el continente
americano.
Así pues, lograr que las poblaciones distingan el verdadero vivir bien, sus mayores
beneficios a mediano y largo plazo y su relación con el bien común es realmente una tarea que
puede conllevar a cambios de fondo de las sociedades actuales en el mundo. Es lenta y tiene
muchos opositores conscientes y otro inscoscientes que apuestan a su propia derrota, y dan un
paso al frente en apoyo a los proyectos hegemónicos del sistema imperante, Producto del
pensamiento individualista y colonizado-
ENRIQUECIMIENTO DE LA CATEGORÍA “BIEN COMÚN”

El bien común no se trata solamente de los bienes materiales, sino también de los bienes
que se emanan del reconocimiento de los derechos y de la aceptación de los deberes ante la
sociedad. Éstos son: bienes espirituales, jurídicos, ambientales, culturales, sociales, etc. Por
ejemplo: el derecho a vivir en democracia activa, el derecho a la información, el derecho a acceder
a una educación y una cultura de calidad, los derechos a las creencias religiosas, entre otros. En
este sentido, se relaciona mucho la categoría “bien común” con el modo de vida, con el paradigma
en el cual estamos insertos, porque según el pensamos y hacemos las cosas para obtener lo que
queremos, es decir, el paradigma determina qué tipo de bien común buscan obtener las personas.
Dependiendo del paradigma-
En el caso de paradigmas dominantes, El bien común que produce vivir en una
Comunidad y su incidencia como impulsor para vivir bien, no encuentra asidero bajo la carpa de
los paradigmas dominantes y así lo refiere Huanacuni “Los paradigmas dominantes perciben al
individuo como el único sujeto de derechos y obligaciones, instituyéndolo como el único referente
de vida. Por lo tanto, los sistemas jurídico, educativo, político, económico y social se adecuaron y
responden a los derechos y obligaciones meramente individuales”. (pág. 11).
Es decir, en esta visión del mundo globalizado actual, el accionar y pensar en colectivo no
tiene relevancia, ya que mientras más fragmentados e individualizados estemos, más fácil pueden
controlarnos. Pensar en comunidad y beneficios para todos es una visión que va en contra de la
concepción de estos paradigmas que lejos de mejorar la calidad de vida de las poblaciones, ha
creado odios, desencuentros, conflictos y confrontaciones físicas entre sus integrantes-
También refiere el autor anterior que ante esa realidad surge como propuesta la cultura
de la vida no individualista sino comunitaria, llamando a reconstruir la visión de comunidad
(común-unidad) de culturas ancestrales.
Así pues, las comunidades indígenas llaman a las poblaciones a conformar comunidades
que abarquen, en forma asertiva y activa, a todo el entorno natural que les rodea. Visión que
ahora se está propagando en los campos de los países que pretenden construir sociedades
socialistas, aunque no ha sido reconocida aún en el seno de las sociedades capitalistas. En este
sentido, hay antecedentes de algunas que fueron muy reconocidas las Comunas organizadas por la
Revolución Socialista en la Unión Soviética (Koljoses y Sovjoses) y en la Post II Guerra Mundial en
Italia y los países de la Europa Oriental. Y, aunque nunca se conoció que ellas se propusieran la
construcción de las Comunas con la visión de las Comunidades Indígenas del Continente
Americano, el efecto de los criterios sobre el bien común en esas Comunas se sintió con fuerza en
el desarrollo de las Comunidades campesinas de esos países. En Venezuela tenemos referencias
de comunidades organizadas como la comuna El Maizal y La comunidad de Monte Carmelo, ambas
del estado Lara.
En el caso de un paradigma comunitario, El bien común que produce vivir en un Estado
Plurinacional y su incidencia como factor para vivir bien encuentra un terreno fértil para
germinar y recorren Latinoamérica cada vez con mayor fuerza, gracias a los manifiestos éxitos que
el movimiento indígena ha obtenido en Bolivia y el movimiento de los sin tierra en Brasil. Como
manifiesta Huanacuni:

“A partir de los años setenta, las principales organizaciones indígenas del continente
se fueron agrupando alrededor de un objetivo común: la necesidad de establecer un
Estado Plurinacional en sustitución del Estado uninacional mestizo excluyente. Los
constantes levantamientos de las naciones ancestrales ante los Estados coloniales en
la estrategia trazada de la reconstitución de nuestra identidad para vivir bien,
plantean un horizonte claro: el cambio de los Estados uninacionales a Estados
plurinacionales. Siendo que el Estado uninacional sólo reconoce una cultura, la
occidental y promueve un proceso de homogenización y aculturación a lo occidental”
(pág )

“Los pueblos indígenas originarios del continente estamos coadyuvando al proceso de


cambio y proponiendo un nuevo diseño institucional para nuevos Estados, que
reconozcan la diversidad cultural y promueva la convivencia armónica entre todos los
seres de la naturaleza. Los reclamos del movimiento indígena por tierra y todo lo que
ella nos provee, por el reconocimiento de nuestra organización, estructuras políticas
propias, sistemas agrícolas naturales, soberanía frente a las transnacionales, respeto a
nuestros símbolos, por nuestro camino y horizonte de vivir bien, encuentran cada vez
mayor apoyo y adhesión en el mundo porque se constituyen en una respuesta ante la
crisis de vida” (pág. ).

Estas luchas dieron sus frutos en Bolivia, con la creación de un Estado Plurinacional en el
2009, reconocido constitucionalmente, y en el Ecuador, con la firma de una Constitución que
reconoce el carácter plurinacional del Estado Ecuatoriano (2008), lo cual promovió las luchas por
el vivir bien, le reconoció muchos e muy importantes derechos y beneficios a las Comunidades
Indígenas Bolivianos y Ecuatorianos, estableció fines y funciones que orientan sus políticas
públicas en el horizonte del vivir bien y fortaleció las luchas de otros Pueblos Indígenas del
Continente.
EL VIVIR BIEN COMO CATEGORÍA QUE ABSORBE AL BIEN COMÚN

El orientar el significado de la vida con el vivir bien y la creación de los Estados


Plurinacionales en Bolivia y Ecuador les produjo a sus Pueblos bienes comunes que a medida que
se iban concretando realidad, formaron parte de ese sentido de vivir bien. Así lo refiere Dussel
2012), referido por Garay, (2018):

“Los bienes comunes están relacionados con la justicia distributiva, del todo a la
parte, por el que la comunidad, institucionalizada, permite a los ciudadanos [y las
ciudadanas] participar en los bienes comunes del todo… Son bienes que han estado y
están presentes en la humanidad, pero han sido borrados por un largo proceso para
dar paso a la Modernidad”

Por otro lado, Alberto Acosta en “El buen vivir desde la filosofía indígena” refiere respecto
al buen vivir lo siguiente:
“En el Buen Vivir, los bienes materiales no son los únicos determinantes. Hay otros
valores en juego: el conocimiento, el reconocimiento social y cultural, los códigos de
conductas éticas e incluso espirituales en la relación con la sociedad y la Naturaleza,
los valores humanos, la visión de futuro, entre otros. El Buen Vivir aparece como una
categoría en la filosofía de vida de las sociedades indígenas ancestrales, pero que ha
perdido terreno por efecto de las prácticas y mensajes de la modernidad occidental,
así como por efecto de la colonialidad del poder” pág. 12.

En el caso de Bolivia los valores morales de no robar, no flojear y no mentir, adecentó el


aparato burocrático boliviano en gran medida. El concepto de “vivir bien”, tener una “vida
armoniosa”, una “vida buena”, una “tierra sin mal”, fueron conceptos que impulsaron una energía
morfogenética del Pueblo Boliviano hacia una forma de vida más útil y mejor organizada. La
promoción de la unidad, la igualdad, la dignidad, la libertad, la reciprocidad, el respeto, la
complementariedad, la armonía, la transparencia, el equilibrio, la igualdad de oportunidades, la
responsabilidad, la distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, fueron
conceptos y valores que, al ser promovidos constitucionalmente impulsaron al Pueblo Boliviano a
lograr sus objetivos en el marco de esas buenas normas de convivencia y de trabajo responsable.
La promoción de la cultura de paz y la cooperación entre los Pueblos, llenó de orgullo patrio al
Pueblo Boliviano, quien se auto reconoció como un Pueblo vanguardia en la lucha por la paz en el
mundo.
En el caso de Ecuador, además de los muchos beneficios y derechos que la Constitución le
reconoció a los Pueblos Indígenas Ecuatorianos, según nos señala Huanacuni (ob. cit.), la nueva
Constitución proyectó el horizonte del buen vivir al declarar que la sociedad ecuatoriana respeta,
en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las colectividades. Declara de interés
público la preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la
integridad del patrimonio genético del país. Señala también el derecho al acceso seguro y
permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y
en correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales. El Estado ecuatoriano se
declara promotor de la soberanía alimentaria. Finalmente, se enumeran todos los derechos del
buen vivir, con lo que la Nueva Constitución del Ecuador añade un bien común para el Pueblo.
Podemos observar como, a través de la consecución de bienes comunes, los Pueblos
pueden obtener y, con ello proyectar en las normativas específicas el paradigma comunitario en el
horizonte del buen vivir que les permite obtener beneficios que le ayudan a lograr un vivir bien en
forma organizada y permanente.
El paradigma lo define Ortiz (2000) como: “Un conjunto de normas y creencias básicas que
sirven de guía” (p. 42). Esas diferentes creencias, visiones y formas de conocer el mundo, de
explicar o comprender las diferentes realidades sociales del ser humano orientan todo lo que
sentimos o hacemos, por tanto, influye en nuestro modo de vivir, de ser, de investigar. En todo
caso, debemos estar conscientes de que, en cada época, existen corrientes paradigmáticas
hegemónicas con sus basamentos teóricos y principios que buscan resolver realidades sentidas o
creadas pero que entran en crisis cuando no pueden explicarlas o argumentarlas, dando pie a que
emerjan nuevos paradigmas, como el paradigma comunitario-
En este contexto, el buen vivir o vivir bien es una categoría superior que arropa al bien
común porque orienta, dirige, guía, crea mundos…es un modo de pensar y hacer lo que hago, en
este caso esta categoría de buen vivir tiene a su vez un paradigma que lo guía, llámese paradigma
comunitario, paradigma Humanista, paradigma ancestral, entre otros.

POSIBLE NUEVA CATEGORÍA QUE FUSIONE AL BIEN COMÚN Y EL VIVIR BIEN O BUEN
VIVIR
Existe coherencia de la relación del “vivir bien” respecto a la situación del “bien
común” porque si es útil y bueno lo que para un Pueblo es un “bien común”, ese Pueblo
tiene la percepción de que eso le hace “vivir bien”. Es decir, si el “bien común” de un Pueblo
MEJORA, ese Pueblo considerará que está viviendo MEJOR. Es decir. Por ello, quizás pueda
considerarse que, atendiendo al bien común, se está también atendiendo al vivir bien. Pablo
Dávalos en “Reflexiones sobre el sumak kawsay (el buen vivir) y las teorías del desarrollo”
refiere que el buen vivir expresa: “Una relación diferente entre los seres humanos, con su
entorno social y natural e incorpora una dimensión humana, ética y holística al
relacionamiento de los seres humanos tanto con su propia historia como con su naturaleza”
(pág. 4).

Cabe entonces preguntarse: ¿en dónde y quién está llamado a atender el bien común?
Pudiéramos decir que es en las Comunidades donde eso se observa con mayor regularidad y que
son los Estados los que más asumen la atención del bien común, dada su condición de ser la mayor
expresión de una Comunidad Organizada.
¿Cómo pudiera, entonces, denominarse una Comunidad que tenga como objetivo atender
al máximo el bien común para lograr que sus habitantes vivan bien? Pudiera ser “Buena
Comunidad”. Siguiendo a Dussel (1986), referido por Garay (ob. Cit.) se podría afirmar que “la
comunidad es el sujeto real y el motor de la historia, pues en ella estamos “en casa”, en seguridad,
en común” (p. 19).
¿Y cómo podríamos denominar el propósito “bien común vivir bien” sobre el cual trabaja
esa “Buena Comunidad”? ¿Buen estado comunitario? No referida al Estado nación, sino a una
buena situación de bienestar de los integrantes de la Comunidad para el mantenimiento de la
vida. Una aproximación conceptual a la Categoría Buena comunidad es, según nosotros:

Una categoría referida a una estructura social, política y económica que agrupa y
está vinculada con una población como un bien común a ella y que vela por su bien
vivir. Es una colectividad con identidad cultural propia que acciona en una realidad
multidimensional, con intereses y bienes comunes tangibles e intangibles que le dan
significado a su existir y cuyo propósito es sumar sabiduría, fuerzas y energías para
alcanzar el bienestar del buen vivir. (Campos y Guarapo; Febrero, 2021).

Finalmente recordar que las propuestas de otras regiones hay que contextualizarlas y
adaptarlas a nuestra cultura y modo de vivir. No tenemos en Venezuela por ejemplo esa energía
morfogenética y cosmovisión en la dimensión de los indígenas bolivianos porque ellos a pesar de
la conquista y colonización que sufrieron, han mantenido gran parte de ese patrimonio cultural y
sabiduría ancestral, pero si la sangre libertadora de nuestros antepasados irreverentes y de
pensamiento emancipador y humanista. Por tanto, podemos aprender mucho de nuestros
hermanos, sobre todo de la cosmovisión ancestral donde el ser humano se sabe parte de la
naturaleza y tanto en el otro como de la tierra. Reqerimos hacerlo según nuestro modelo
socialista Bolivariano, mejorando el presente y construyendo nuevas estrategias en el ver, sentir y
hacer para alcanzar ese buen vivir comunitario ensemillado con amor y regado con buena
voluntad.
Si buscamos desmontar el territorio colonial, necesitamos fortalecer la organización y la
planificación para acercarnos al modelo de desarrollo productivo socialista (DESARROLLO
ECONÓMICO SOCIAL) consagrado en nuestra constitución. No debemos ser eficientemente
capitalista, sino eficientes para la transformación de nuestro modelo socialista productivo.
Debemos incorporar y adaptar no solo los conceptos de desarrollo endógeno y desarrollo local a
nuestro modelo sino también el de sustentable y economía social porque son elementos básicos
para establecer nuestro modelo
Es de suma importancia distinguir el concepto globalizador de desarrollo exterminador y
esclavizante y el sentir que promueve el buen vivir en una comunidad aunado a que éste último
sea objeto de inclusión en la Constitución de cada país, puesto que rige el modo de ser de una
nación. Así lo refiere Garay Montaner (2018) al subrayar que en la Constitución:
“Su contenido implica la organización del poder (de los poderes del Estado) y la
garantía de los derechos. A las definiciones de Constitución cabe añadir su carácter
normativo porque es considerada una norma jurídica que vincula a los poderes del
Estado y su infracción será antijurídica. Y es considerada, además, una norma jurídica
superior o suprema del ordenamiento jurídico. Por lo tanto, cuando se habla de
Constitución normativa se hace referencia a que esta tiene la función de regir de
manera inmediata el comportamiento de los poderes públicos y de las instituciones
del Estado; de esta manera, sirve de garantía eficaz a los derechos reconocidos en su
texto” (pág. 137; 138 )”.

El contenido de las constituciones es el cuerpo que le permite al pueblo actuar para que se
cumpla, y de su relevancia y el gran paso que han dado nuestros hermanos bolivianos y
ecuatorianos en su carta magna.
Propuestas para el buen vivir en las comunidades venezolanas

Esta, la economia social, debe desarrollarse al margen de la economía capitalista, para no


incurrir en reacomodos y profundizar en los criterios de desarrollo endógeno y soberanía
alimentaria como posición de defensa y soberanía nacional. Debe incluir a todos los excluidos
económicamente e integrar a todos los consumidores a su núcleo de desarrollo, es decir, no se le
puede seguir exigiendo al sector rural que subsidie al resto de la sociedad, Esto es necesario
porque sino se genera un conflicto entre personas del campo con respecto a los de las ciudades,
que quieren emigrar hacia estas porque no tienen las mismas oportunidades. Si estas se dan y
además de ello, todos, campo o ciudad producimos, entonces no habrá diferencias entre estar en
un lugar o el otro. Este tipo de política pública permite desmontar la división social del trabajo, es
decir esa separación entre trabajo intelectual y trabajo manual
En consecuencia, la economía social es una construcción colectiva, donde la comunidad es
considerada un espacio para construir las políticas que conducen a satisfacer las necesidades
básicas de alimentación, educación, vivienda, salud, servicios y ambiente , más los saberes
ancestrales.
El papel del estado en la economía social debe ser el de facilitador de la parte financiera,
promover los espacios de colocación de alimentos bajo un esquema socialista, ofertar la demanda
del Estado para comprar la producción proveniente de la economía social(insumos, uniformes);
legislar y crear las normas de la economía social, informar, promover y difundir sus logros, dar
formación y apoyo técnico y, desarrollar políticas anti- liberales para fortalecer la economía social
y el desarrollo endógeno
La economía social es fundamentalmente, un espacio de organización que permite la
construcción del gobierno local bajo la gobernabilidad y cogobernabilidad y representa la
concepción filosófica del modelo productivo socialista por cuanto tiene como su centro de
desarrollo al ser humano, explica que todos tenemos que participar en la producción social, en
todos los espacios que sea posible porque todos consumimos
Refiere Banzart, que se trata de saber lo que se quiere ser, donde está el bienestar y lo que
es necesario tener para orientar la economía en una perspectiva ecológica y social (pensando no
solo en si mismo sino en la naturaleza y los demás seres humanos)
Leonardo Boff
¿Vivir mejor o el buen vivir?
La calidad de vida del mundo globalizado ha sido medida por el producto interno Bruto
(PIB) el cual representa todas las riquezas materiales que se producen en el país y es en términos
capitalista un valor utilizado para estimular la producción creciente de bienes materiales de
consumo, goza de una calidad de vida quien consuma más y mejor. Sin embargo, a la vista
innegable del crecimiento de la pobreza en el mundo, la ONU introdujo la categoría el Índice de
Desarrollo Humano(IDH), que incluye valores intangibles como salud, educación, igualdad social,
cuidado de la naturaleza, equidad de género y otros. Este índice permite ver países con PIB bajo,
tienen una mejor calidad de vida, ejemplo Cuba. Bután, un país ubicado entre China e India fue
más allá, creó el índice de felicidad interna bruta, que comprende buen gobierno, distribución de
excedente de agricultura, de extracción y venta de la energía, buena salud y educación, sobre todo
buena cooperación de todos para alcanzar la paz social.

En las comunidades indígenas de Ecuador y Perú de nuestra américa, en vez de hablar de


vivir mejor, se habla de el buen vivir y lo diferencian así:

“El «vivir mejor» supone una ética del progreso ilimitado y nos incita a una
competición con los otros para crear más y más condiciones para «vivir mejor». Sin
embargo, para que algunos puedan «vivir mejor» millones y millones tienen y han
tenido que «vivir mal». Es la contradicción capitalista… Por el contrario, el «buen
vivir» apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad, y no solamente para
el individuo. El «buen vivir» supone una visión holística e integradora del ser humano,
inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye además de al ser humano, el aire,
el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda
comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios” pag.
66

La preocupación central no es acumular, invita a no consumir más de lo que el


ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos
absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo lo que hemos usado.

Francesca Belloti
Relación entre bien común y buen vivir
El buen vivir ha aparecido recientemente en el vocabulario de los países de
América Latina, en la estela del reconocimiento obtenido en las constituciones de
Ecuador y Bolivia tiene sus raíces en las reivindicaciones y luchas anti neoliberales
planteadas por los pueblos indígenas. Ha sido influenciado por el ecologismo, el
feminismo, el socialismo y la Teología de la Liberación, que han confluido en la
contestación del paradigma del desarrollo. Nace precisamente de la necesidad de
refutar el concepto mismo de “desarrollo” promovido por la ideología neoliberal y
adquiere el carácter de paradigma regulador del conjunto total de la vida, útil para
experimentar concepciones del mundo acuñadas más allá del legado occidental.
Destaca la dificultad de combinar un único significado del concepto del buen vivir por
la dificultad práctica de aplicar los principios en centro de contextos todavía
estructurados en torno al Estado clásico y caracterizados por una profunda
heterogeneidad cultural, social y económica.

En la práctica se refiere a un espacio comunitario constituido por lazos de


reciprocidad y convivencia simbiótica con la naturaleza. Las dimensiones son:
dimensión ecológico-natural, una socioeconómica “en un ideal de economía
orientada a la satisfacción de necesidades básicas y construir relaciones de
producción, de intercambio y de cooperación que propicien la suficiencia, la calidad y
la redistribución de los recursos , una ancestral-cultural: al proceso de integración
cultural en el que se mezclan conocimientos, religiones y estilos de vida tomados
tanto de las tradiciones indígenas como del patrimonio de la modernidad
secularizada, con el fin de construir una identidad colectiva plural, capaz de restaurar
el equilibrio entre la espiritualidad y la materialidad de la vida,, dimensión política:
centrándose en la valoración de la subjetividad humana en tanto componente
esencial del proceso de construcción social de la identidad política plural, dentro de
un Estado plurinacional y a través de formas de participación comunitaria y
representación desde abajo.

El bien común es,

es, el proceso y al mismo tiempo el producto de una decisión compartida y de


un conjunto de relaciones en las que los individuos formulan y defienden distintas
concepciones y visiones del mundo; y solo dentro de estas relaciones él se hace
reconocible como tal pag,49. . Son los usuarios del bien quienes, al estar en una
situación de cercanía y familiaridad con aquel, desarrollan estructuras organizativas
‘anatómicas’ que gobiernan de manera participativa y corresponsable los recursos.
Este proceso también permite generar la conciencia de todos y de cada uno en torno
al interés común y maximizar los beneficios –individuales y colectivos– a través de
acciones de cooperación y sistemas de distribución equitativa pag.48

Buen vivir y bien común

Las definiciones de buen vivir y de bien común que hemos propuesto


presentan la cuestión de si los dos conceptos pueden ser comparados y en qué
medida. Hay mu- chos elementos de similitud entre los dos; sin embargo, están
distanciados por la diversidad de los contextos en que nacen e intervienen. Vale la
pena concentrarse en al menos dos de las diferentes interpretaciones posibles de esta
comparación: considerar el bien común como concepto general del cual el buen vivir
sería la especificación local o como elemento constitutivo del paradigma del buen
vivir con respeto al cual se encontraría en una relación de implicación. pag 50.

Buen vivir y bien común son, en efecto, el resultado y, al mismo tiempo, el


método de construcción social de una identidad plural política, profundamente
arraigados en lo concreto de los recursos que se quieren defender o reclamar. Más
bien, desde este punto de vista, el buen vivir, en su capacidad de subvertir “el orden
constitucional colonial” en Ecuador y Bolivia, se puede considerar un paso más allá de
los realizados por el bien común en Italia y en Europa pag.51

Una interpretación diferente de la relación entre el bien común y el buen


vivir se puede obtener si se considera este último como una ‘forma de vida’
(Wittgenstein, 1980: 190), es decir, un conjunto de creencias y prácticas según el cual
una comunidad dirige su vida colectiva, y que bautiza con una frase verbal que tiene
capacidad instituyente. Desde este punto de vista, el bien común podría considerarse
constitutivamente ‘implicado’ en una relación de inclusión con el buen vivir: a través
de la protección y la reivindicación de bienes comunes específicos, se definen
proyectos de vida colectiva ‘tematizados’, que a su vez delinean las dimensiones de
significado que especifica el concepto de buen vivir. Pag. 52

Buen vivir está profundamente arraigado en las condiciones históricas,


sociales, culturales y geográficas que lo han determinado, y esto nos lleva a pensar
más detenidamente acerca de su carácter fungible. En otras palabras, la distancia
entre el buen vivir y el bien común es de tipo ontológico, porque se refiere a la
esencia y naturaleza de los dos conceptos.pag.52

Por lo tanto, la forma en que se concibe la relación con el entorno natural y


social se puede definir bien común, ya que asume un valor colectivamente
compartido. De acuerdo con esta interpretación, entonces, podríamos imaginar que
desde los recursos que las comunidades consideran bienes comunes se remonta a lo
que ha de entenderse por bien común en diversos ámbitos temáticos y en distintos
momentos, hasta llegar a la construcción del buen vivir, a lo largo de esos mismos
círculos concéntricos que ya hemos asumido alegóricamente para explicar la relación
entre bienes comunes y bien común. De esta manera, consideramos el bien común
como un elemento constitutivo para la realización del buen vivir, y más precisamente
como el nivel intermedio articulado en más temas, útil para definir la semántica de
esta ‘forma de vida’. pag. 53.

Pablo Dávalos

*reflexiones sobre el sumak kawsay (el buen vivir) y las teorias del desarrollo
*

Crecimiento económico vdesarrollo

De los conceptos alternativos que han sido propuestos, aquel que más
opciones presenta dentro de sus marcos teóricos y epistemológicos para reemplazar
a las viejas nociones de desarrollo y crecimiento económico, es el sumak kawsay, el
buen vivir. Es un concepto que está empezando a ser utilizado en Bolivia y Ecuador, a
propósito de los cambios constitucionales de ambos países; el sumak kawsay (buen
vivir), como un nuevo referente al desarrollo y al crecimiento económico, es una de
las propuestas alternativas más importantes y novedosas ante la globalización
neoliberal. Pag. 4

Sumak kawsay es la voz de los pueblos kechwas para el buen vivir. El buen
vivir es una concepción de la vida alejada de los parámetros más caros de la
modernidad y el crecimiento económico: el individualismo, la búsqueda del lucro, la
relación costo-beneficio como axiomática social, la utilización de la naturaleza, la
relación estratégica entre seres humanos, la mercantilización total de todas las
esferas de la vida humana, la violencia inherente al egoísmo del consumidor, etc. El
buen vivir expresa una relación diferente entre los seres humanos y con su entorno
social y natural. El buen vivir incorpora una dimensión humana, ética y holística al
relacionamiento de los seres humanos tanto con su propia historia cuanto con su
naturaleza pag 4

Mientras que la teoría económica vigente adscribe al paradigma cartesiano


del hombre como "amo y señor de la naturaleza", y comprende a la naturaleza desde
una ámbito externo a la historia humana (un concepto que incluso es subyacente al
marxismo), el sumak kawsay (buen vivir) incorpora a la naturaleza en la historia. Se
trata de un cambio fundamental en la episteme moderna, porque si de algo se
jactaba el pensamiento moderno es, precisamente, de la expulsión que había logrado
de la naturaleza de la historia. pag. 4

El sumak kawsay (buen vivir) propone la incorporación de la naturaleza al


interior de la historia, no como factor productivo ni como fuerza productiva, sino
como parte inherente al ser social. …; se considera la existencia de un ser-
comunitario, o si se prefiere, no-moderno, como un sujeto ontológicamente validado
para la relación entre seres humanos y naturaleza; se considera una re-unión entre la
esfera de la política con aquella de la economía, una posición relativa de los mercados
en los que la lógica de los valores de uso predomine sobre aquella de los valores de
cambio, entre otros pag 4

Albert Acosta

El Buen Vivir desde filosofía indígena


Para entender lo que implica el Buen Vivir, que no puede ser
simplistamente asociado al “bienestar occidental”, hay que empezar por
recuperar la cosmovisión de los pueblos y nacionalidades indígenas;
planteamiento que también se cristaliza en la Constitución de Bolivia…es de la
cosmovisión indígena, el mejoramiento social –¿su desarrollo?– es una
categoría en permanente construcción y reproducción pag.11

En el Buen Vivir, los bienes materiales no son los únicos determinantes.


Hay otros valores en juego: el conocimiento, el reconocimiento social y
cultural, los códigos de conductas éticas e incluso espirituales en la relación con
la sociedad y la Naturaleza, los valores humanos, la visión de futuro, entre
otros. El Buen Vivir aparece como una categoría en la filosofía de vida de las
sociedades indígenas ancestrales, pero que ha perdido terreno por efecto de las
prácticas y mensajes de la modernidad occidental, así como por efecto de la
colonialidad del poder. pag. 12

Eduardo Gudynas

Buen vivir: germinando alternativas al desarrollo Eduardo Gudynas

El Buen Vivir o Vivir Bien engloba un conjunto de ideas que se están forjando
como reacción y alternativa a los conceptos convencionales sobre el desarrollo. Bajo
esos términos se están acumulando diversas reflexiones que, con mucha intensidad,
exploran nuevas perspectivas creativas tanto en el plano de las ideas como en las
práctica… el Buen Vivir en este momento está germinando en diversas posturas en
distintos países y desde diferentes actores sociales, que es un concepto en
construcción, y que necesariamente debe ajustarse a cada circunstancia social y
ambiental pag.1

El intelectual aymara David Choquehuanca, actual ministro de relaciones


exteriores de Bolivia, sostiene que el Vivir Bien es “recuperar la vivencia de nuestros
pueblos, recuperar la Cultura de la Vida y recuperar nuestra vida en completa
armonía y respeto mutuo con la madre naturaleza, con la Pachamama, donde todo es
vida, donde todos somos uywas, criados de la naturaleza y del cosmos”. Continúa
señalando que todos somos parte de la naturaleza y no hay nada separado, y son
nuestros hermanos desde las plantas a los cerros (Choquehuanca, 2010). Pag 1

Existen al menos tres planos para abordar la construcción del concepto de Buen Vivir:
las ideas, los discursos y las prácticas. En el primero se encuentran los
cuestionamientos radicales a las bases conceptuales del desarrollo, especialmente su
apego a la ideología del progreso… Un segundo plano se refiere a los discursos y las
legitimaciones de esas ideas. El Buen Vivir se aparta de los discursos que celebran el
crecimiento económico o el consumo material como indicadores de bienestar, ni
alaba la obsesión con la rentablidad o el consumo y en el tercer campo se encuentran
las acciones concretas, tales como pueden ser proyectos políticos de cambio, los
planes gubernamentales, los marcos normativos y las formas de elaboración de
alternativas al desarrollo convencional pag 2

Es muy común sostener que un país se desarrolla si crece su economía, y en particular


si aumentan las exportaciones o las inversiones. En muchos casos, los PBI se han
incrementado y las exportaciones se han disparado, pero poco o nada se ha mejorado
en cuanto a las condiciones sociales y ambientales. A pesar de ello, esa postura del
desarrollo clásico sigue vigente, y a su vez expresa una firme creencia en el progreso y
la evolución lineal de la historia. Sus ejemplos clásicos residen en considerar a los
países latinoamericanos como “subdesarrollados” que deben avanzar por sucesivas
etapas imitando la trayectoria de las economías industrializadas. De esta manera un
amplio abanico de reflexión sobre el Buen Vivir se enfoc en las falacias del
economicismo convencional.pag 2

El Buen Vivir implica cambios profundos en las ideas sobre el desarrollo que están
más allá de correcciones o ajustes. No es suficiente intentar “desarrollos
alternativos”, ya que estos se mantienen dentro de la misma racionalidad de
entender el progreso, el uso de la Naturaleza y las relaciones entre los humanos. Lo
alternativo sin duda tiene su importancia, pero son necesarios cambios más
profundos. En lugar de insistir con los “desarrollos alternativos” se deberían
construir “alternativas al desarrollo”. El Buen Vivir aparece como la más importante
corriente de reflexión que ha brindado América Latina en los últimos años.pag 3

Algunos de sus más entusiastas defensores, como Xavier Albó, sostienen que su mejor
interpretación debería ser la vida buena en comunidad o “buen convivir”.

Pero como ya ha quedado claro, cualquiera de estas manifestaciones del Buen Vivir
son específicas a una cultura, una lengua, una historia, y un contexto social, político y
ecológico particular pag, 6

Varios analistas que siguen ese recorrido, llegan a considerar que el Buen Vivir
podría ser parte de la tradición socialista. El propio Ramírez habla de un “socialismo
del sumak kawsay” o un “biosocialismo republicano”. Esta analogía tiene varios
justificativos, y en especial se fundamentan en preocupaciones compartidas por la
justicia social y la igualdad social. Pero también hay unas cuantas dificultades.
Algunos de los postulados del Buen Vivir sin duda implican una ruptura con las ideas
clásicas del progreso o de la Naturaleza como objeto (sea abordada desde los
valores de cambio o incluso desde los valores de uso), y por lo tanto se alejan del
socialismo de cuño marxista clásico. El Buen Vivir tampoco puede ser entendido
como un materialismo, y en particular por los aportes que vienen desde las
cosmovisiones indígenas. Por si fuera poco, el socialismo es una de las grandes
tradiciones propias de la modernidad europea, y el Buen Vivir justamente desea
romper la subordinación a esa perspectiva. Esto explica, por ejemplo, que el
boliviano Simón Yampara, sostenga que el “hombre aymara no es ni socialista ni
capitalista”, subrayando la importancia de las complementariedades[1]. Pag 7

Algunos pueden empujar hacia el extremo que sostiene que el Buen Vivir
solo puede ser una conceptualización indígena. Si así fuera, ¿se debería privilegiar la
postura de un cierto pueblo indígena? ¿Cuál de ellos? ¿Cómo elegirlo? Como vimos
arriba, existen diversas posturas sobre la buena vida, e incluso dentro de cada
cultura hay distintas opiniones en cuanto a su definición pag 8
Reconociendo esas especificidades, es posible precisar que el Buen Vivir
puede ser entendido como una plataforma donde se encuentran múltiples ontologías.
Los puntos de llegada a ese espacio común se originan en distintas ontologías, y en
diferentes culturales. Esa plataforma común se debería construir desde la práctica de
una interculturalidad que mira al futuro, para construir alternativas al desarrollo

Otra ética para reconocer y asignar valores.

Descolonización de saberes. Los demás saberes se vuelven legítimos,

Se deja atrás la racionalidad de manipulación e instrumentalización.

El Buen Vivir es un espacio donde se abandona la pretensión moderna de


dominar y manipular todo lo que nos rodea

. Una vocación orientada al encuentro,

diálogo o interacciones entre los diferentes saberes.

A su vez, esa interacción debe ser tanto en un plano intercultural,

Comunidades ampliadas

Un balance final de este breve recorrido permite señalar que el Buen Vivir
emerge como un término de encuentro de los cuestionamientos frente al desarrollo
convencional, y la vez como una alternativa a éste. Se incorporan las perspectivas, e
incluso el talante, de saberes indígenas, y también otras corrientes alternativas
occidentales. En este contexto debe quedar claro que el Buen Vivir no debería ser
entendido como una re-interpretación occidental de un modo de vida indígena en
particular. Tampoco es un intento de regresar o implantar una cosmovisión indígena
que suplante el desarrollo convencional pag 14.

Esta plataforma de encuentro por un lado se expresa en el plano de las


culturas, y además de ellas, en las ontologías que las sustentan. Por esta razón, en la
pluralidad del Buen Vivir están presentes múltiples ontologías. Consecuentemente,
no se puede generar una propuesta esencialista que sea idéntica para todas las
culturas y todos los sitios. En tanto concepto plural, podría decirse que en sentido
riguroso nos estamos refiriendo a “buenos vivires” que adoptan distintas
formulaciones en cada circunstancia social y ambiental. Pag,14

Pero lo que sucederá con el Buen Vivir es un cambio radical en la


conformación de escenarios y en el despliegue de mecanismos para discutir
diferentes opciones, la asignación de valores, las formas bajo las cuales se llega a
acuerdos y se diseñan proyectos políticos. Hasta ahora, ciertos saberes han sido
negados o rechazados, pero bajo el Buen Vivir se vuelven legítimos. Asimismo, la
defensa de la pluralidad cultural del Buen Vivir, hace que tenga una decidida vocación
orientada al encuentro, diálogo y otras formas de interacciones entre distintos
saberes. Pag, 15

José María Tortosa**

Sumak kawsay, suma qamaña, buen vivir*

Las tres palabras que encabezan este artículo significan lo mismo, aunque
cada cual, situada en su contexto, presenta algunos matices diferenciadores. Sumak
kawsay es quichua ecuatoriano y expresa la idea de una vida no mejor, ni mejor que
la de otros, ni en continuo desvivir por mejorarla, sino simplemente buena. La
segunda componente del título viene del aymara boliviano e introduce el elemento
comunitario, por lo que tal vez se podría traducir como “buen convivir”, la sociedad
buena para todos en suficiente armonía interna. Buen vivir, finalmente, y en las
diversas lenguas de los países centrales, suele implicar el disfrute individual, material,
hedonista e incesante. Un somero repaso al modo con que los medios utilizan dichas
palabras y sus semejantes (buena vida, vivir bien) lo confirmaría. En algún ejemplo
extremo encontrado recientemente en España, “buen vivir” casi se reduciría al
“comer, beber y dormir”.pag 1

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Referencias bibliográficas

Acosta, A. El Buen Vivir desde filosofía indígena.

Antonio Elizalde Herio (2006), en desarrollo humano y ética para la sustentabilidad

Bansart, A. (2012). Construir el ecosocialísmo.

Boff, L. ¿Vivir mejor o el buen vivir?


Curso del centro de formación ideológico.

Dávalos, P. Reflexiones sobre el sumak kawsay (el buen vivir) y las teorías del desarrollo.

Dussel, E. (1986). Ética Comunitaria, Madrid: Ediciones Paulinas.


Dussel, E. (2012). Hacia los orígenes de occidente: Meditaciones semitas. México, D. F.: Kanankil.
Garay, N. (2018). Los bienes comunes y el buen vivir en el constitucionalismo
latinoamericano: De la inclusión histórica a la inclusión cuestionada”.
Gudynas, E. Buen vivir: germinando alternativas al desarrollo.

Mujica Chirinos, Norbis, Rincón González, Sorayda Revista venezolana de gerencia, 2010, El


concepto de desarrollo: posiciones teóricas más relevantes

Nelson febles (2001), en Biodiversidad, sustentabilidad y cultura”, La diversidad biológica y


cultural a raíz de la vida rural.

Ortiz, J. (2000). Paradigmas de la investigación. Universidad nacional abierta. Caracas


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Tortosa, J. “Sumak kawsay, suma qamaña, buen vivir”.

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