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Aun así el pensador escéptico sigue dudando puesto que defiende que los
sentidos pueden alterar la realidad. Ya que cada persona se ve influenciada
por sus propias percepciones sensoriales. Por tanto, desde el punto de vista
de esta corriente, no se afirma, se opina. Cuando una persona afirma algo lo
hace desde su perspectiva, no puede hablar de verdad objetiva porque no
todo el mundo va a compartir su posición.El escepticismo es así una corriente
contraria al dogmatismo, ya que esta doctrina defiende la existencia de
verdades innegables e incuestionables, argumento que choca frontalmente
con el postulado escéptico. Más aun en contra se posiciona del mundo
religioso.
Aunque hoy el budismo es una de las filosofías de vida con más adeptos en
el mundo, existe una discreta comunidad estoica. Esta comunidad se formó
en octubre de 2012 en el Reino Unido, durante un seminario organizado en
la universidad de Exeter. Los fundadores, que gestionan el sitio web, son siete
universitarios y psicoterapeutas que estudian juntos y con pasión esta antigua
filosofía. Organizarán en 2015, y por la cuarta vez, la Stoic Week (semana
estoica), evento internacional abierto a todos los internautas. Durante siete
días, los participantes son invitados a seguir las prácticas estoicas
adaptándolas al mundo moderno. A lo largo de la semana, los cursos puestos
en línea permiten comprender los principios básicos del estoicismo. El desafío
es ver los potenciales beneficios de un tal modo de vida sobre nuestra propia
vida, y de mesurar su utilidad en la vida cotidiana.
La ética estoica sigue simples preceptos que hoy no han perdido nada de su
eficacidad. Epícteto explicaba la importancia de distinguir lo que depende de
nosotros, y lo que no depende de nosotros: “Hay ciertas cosas que
dependen de nosotros mismos, como nuestros juicios, nuestras tendencias,
nuestros deseos y aversiones y, en una palabra, todas nuestras
operaciones. Otras hay también que no dependen, como el cuerpo, las
riquezas, la reputación, el poder; en una palabra, todo aquello que no es de
nuestra operación.” - Manual de Epícteto. En la medida en que algo no
depende de nosotros, no sirven lamentaciones. Al contrario, según la lógica
estoica, tenemos que superar esta tristeza.
Toda la ética estoica se articula con el buen uso de la razón, que debe
permitirnos controlar nuestras representaciones, en todas circunstancias.
Cinismo
Tenía por máximas que la virtud solo basta para la felicidad; que quien la
posee no tiene que desear más que el valor; que consiste siempre en
acciones y nunca en palabras; que toda ciencia y arte son inútiles; que el
filósofo debe acomodarse a las leyes de la naturaleza y no a las de los
hombres, y que siendo solamente él capaz de distinguir lo que merece alguna
afección, si trata de casarse debe escoger una mujer digna de su amor para
reproducirse en sus hijos. Pero esta última máxima no tardó en caer en
desuso entre sus sectarios, quienes prefiriendo el título de cosmopolitas al de
ciudadanos, sacudieron la dependencia consiguiente a los vínculos del
himeneo y justificaron el nombre de cínicos (en griego perros) que
caracterizaba perfectamente la impudencia de que hacían alarde. Dáselas
este nombre, dice Ammonio, antiguo comentador de Aristóteles, a causa de
la libertad de sus expresiones y de su amor por la verdad; pues se nota que
el instinto del perro tiene algo de filosófico y que le sirve para distinguir a los
hombres, ladrando a los extraños y acariciando a los de la casa. Los cínicos
de la propia manera acogen y acarician la virtud, y a los que la practican, en
tanto que reprueban las pasiones y vituperan a los que se entregan a ellas,
aunque estén sentados en un trono.»
Eclecticismo
La palabra “eclectico” proviene del griego antiguo éklektikos que traduciría “el
que elige” o “el que es apto para elegir”. Fue empleado como nombre de una
escuela filosófica de la Grecia Antigua, fundada alrededor del siglo II a. C.
Este modelo de pensamiento fue heredado por los filósofos romanos, quienes
nunca tuvieron una doctrina propia, sino que echaron mano indistintamente
al estoicismo, escepticismo y a los peripatéticos, como ocurre por ejemplo en
la obra de Cicerón (106-43 a. C.).