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AUTO COMPRENSIÓN
2. EL AUTO CONOCIMIENTO
Lo que los demás ven en nosotros o, más bien lo que nosotros pensamos que los demás
ven, es crucial para determinar nuestro grado de autoestima. Entramos en el terreno de la
seguridad y la confianza en uno mismo, minado por las influencias del exterior. Pero si hay
algo que determina el estado de salud de nuestra autoestima es la infancia. El refuerzo
positivo o negativo con el que nos hayamos contado desde los primeros pasos de nuestra
vida va a ser fundamental para nuestra seguridad emocional en el futuro. Es la fe que cada
persona tiene de sí misma. Es la percepción del propio valor, habilidades y logros, la visión
positiva o negativa que se tiene de uno mismo.
¿Cuál es la importancia?
Cuando uno se conoce, es decir, cuando sabe lo que puede hacer con mayor o
menor facilidad, cuando se acepta a sí mismo con sus defectos y virtudes, puede
aceptar a los demás, tal como son.
Hay personas que constantemente tratan de demostrar que son fuertes, que no
tienen mucho miedo, que no les importa lo que opinan los demás, se muestran
como muy atrevidas. Estas personas probablemente tienen en realidad, una baja
autoestima y tratan así de ocultarlo.
La autoestima positiva produce seguridad en uno mismo y esto influye en el
comportamiento.
Lograr una autoestima positiva implica un proceso de crecimiento personal.
¿Cómo se forma este sentimiento?
El sentimiento de la propia estima, de auto concepto, que puede ser positivo o negativo,
real o irreal, comienza a formarse a través de los demás, de lo que las otras personas
piensan, sienten y expresan de uno.
Por ejemplo. Cuando una madre ama a su hijo, este percibe ese amor en la sonrisa, en los
cuidados, en la palabra de la madre. Este niño entonces se siente amado y cree que es
merecedor de amor. Cuando va a la escuela al realizar una tarea se lo felicita y sabe que lo
hizo bien, que es capaz de hacer bien las cosas. Puede darse también el caso contrario, el
niño o la niña no recibe toda la atención que necesita, su esfuerzo no se valora, entonces
poco a poco siente y cree que vale poco, que no es digno de amor. Debe entenderse
entonces que el punto de referencia del niño para formar su propio concepto y su estima
es la opinión y los valores de los adultos (padres, profesores, hermanos).
4. LA EMPATÍA
Es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que
puede estar pensando. Las personas con una mayor capacidad de empatía son las que
mejor saben "leer" a los demás. Son capaces de captar una gran cantidad de información
sobre la otra persona a partir de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su
postura, su expresión facial, etc. Y en base a esa información, pueden saber lo que está
pasando dentro de ellas, lo que están sintiendo. Además, dado que los sentimientos y
emociones son a menudo un reflejo del pensamiento, son capaces de deducir también lo
que esa persona puede estar pensando.
La empatía es una capacidad que nos ayuda a comprender los sentimientos de los otros,
facilitando también la comprensión de los motivos de su comportamiento, y que permite
así prevenir importantes conflictos. Sin embargo, muchas personas presentan unos niveles
excesivamente bajos (en casos patológicos pueden llegar a ser inexistentes) de esta
habilidad. La palabra empatía deriva del término griego Empháteia (sentir dentro afecto),
pero no será hasta finales del S. XVIII cuando, a partir del término alemán EinFülung
(sentirse dentro de), se hace una verdadera aproximación etimológica a lo que hoy en día
entendemos por empatía.
No nacemos siendo empáticos, sino que esta habilidad interpersonal forma parte de
nuestro correcto desarrollo emocional y social comenzando a desarrollarse desde la más
tierna infancia. Desde la psicología básica, la base de la empatía reside en las neuronas
espejo, un tipo de neuronas que humanos y primates tenemos en el cerebro, y que
permiten la captación e imitación de los estados emocionales de nuestros semejantes.
Este regalo que nos hace nuestra biología posteriormente debe combinarse con la
socialización para poder alcanzar unos niveles de empatía adecuados.
La empatía primitiva, que aparece ya desde los tres meses de edad, se desarrolla gracias a
las situaciones de interacción con los adultos, facilitando la creación de vínculos afectivos
intensos y privilegiados. En este sentido, la actitud y la educación emocional de los padres
es fundamental para que un niño desarrolle empatía. Por ejemplo, un niño cuyos
sentimientos son ignorados por sus padres, que le dicen frases como “deja de llorar”, “no
te pongas así”…, aprenderá a ignorar sus sentimientos y los de los demás. Del mismo
modo, un niño al que se le atiende emocionalmente (se le escucha cuando se queja, se le
dan besos, caricias, etcétera) aprenderá a escuchar sus propias emociones y las de los
otros, abriendo paso a los primeros pasos del desarrollo de la empatía.
Perfil de una persona empática
Presentar una elevada sensibilidad social: les preocupan los problemas de los
demás, los sentimientos de los otros, etcétera.
Captar la comunicación no verbal de los otros: saben leer en los gestos, en el tono
de voz, etcétera los estados emocionales de sus semejantes.
Saber dar feedback social: Son capaces de mostrar a los demás que han captado
sus sentimientos.
Ser respetuosas: saben aceptar los sentimientos y conductas de los otros con
independencia de que no las aprueben.
Les gusta escuchar (no oír), y son buenos conversadores.
Respetar o comprenden los motivos de las conductas de los demás.
5. EL EGO
El ego, que evoluciona con la edad, intenta cumplir con los deseos del ello de manera
realista y conciliándolos con las exigencias del superyó. El yo, por lo tanto, cambia con el
paso del tiempo y de acuerdo al mundo externo.
Otro de los muchos autores que han trabajado y estudiado acerca del yo y del ego es el
psicoanalista francés Jacques Lacan, que llegó a establecer que, bajo su punto de vista,
aquel venía a ser una alienación para el propio ser humano. Y es que el individuo se ve en
todo momento en su ego, sin olvidar tampoco que la formación del ego se produce en un
primer momento dentro de lo que sería un triángulo formado por su madre, el propio
individuo y el objeto.
Además de todo lo expuesto no podemos pasar por alto el hecho de que existen dos
palabras muy utilizadas en nuestro idioma que precisamente se sustentan en la palabra
ego. Por un lado, nos encontramos con el término ególatra, que procede del griego, y que
viene a definir a aquella persona que practica la egolatría, es decir, que tiene un amor
exagerado de sí misma.
Por otro lado, se halla la palabra egoísta que, de la misma manera, es un adjetivo que se
emplea para hacer referencia a todo individuo que no sólo tiene un amor excesivo por su
propia persona sino que además esto le hace estar en todo momento pendiente de su
propio interés sin tener en cuenta el de las demás personas que le rodean.