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ASTROFILATELIA.

“ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL” (ISS)


CONSTRUCCIÓN
Jueves, 19 de noviembre de 1998.
El «Titanic del espacio» suelta amarras El Gobierno estadounidense no ha escatimado
de hacer previsiones, se va a gastar el doble de lo previsto en la Estación Espacial
Internacional (ISS, en inglés), y la crisis económica de Rusia amenaza un proyecto que
pondrá mañana su primera pieza en órbita.
UN SIMBOLO DEL FUTURO.- Estados Unidos, bajo el Gobierno de Ronald Reagan
apoyó su construcción en 1983, donde diseñó un proyecto para poner en órbita una
estación espacial. Un lugar donde poder vivir durante largos periodos, donde
desarrollar investigaciones científicas con aplicaciones en la Tierra y desde el que
preparar el gran salto hacia otros planetas. Las críticas han ido aumentando al mismo
tiempo que se incumplían los plazos y se temía por la continuidad del proyecto.
Es el programa de investigación científica multinacional más grande de la historia.
Involucra a las agencias espaciales de dieciséis países con Estados Unidos, Rusia,
Europa, Japón y Canadá como propietarios, con países como, Italia, Dinamarca,
Noruega, Bélgica, Holanda, Francia, Alemania, España, Gran Bretaña, Suecia, Suiza y
Brasil, y a más de 100.000 profesionales de esos organismos, sin contar los millares
de operarios de todo el mundo que trabajarán para centenares de contratistas y
subcontratistas del proyecto.
Tres, dos, uno...
20 de noviembre de 1998, la cuenta
atrás comienza hoy en el
cosmódromo ruso de Baikonur
(Kazajistán). El módulo presurizado
Zarya, construido por el consorcio
ruso Krunichev bajo contrato con
Boeing, será puesto en órbita en el
cohete ruso Protón-K a las 7:40
hora española. Allí esperará,
durante dos semanas, a que llegue
desde Cabo Cañaveral el módulo
Nodo-1, a bordo del transbordador
norteamericano Endeavour, en la
misión STS-88. Cuando queden
ambos módulos ensamblados por
Sobre del lanzamiento del cohete ruso Protón, con el Módulo
los astronautas de la NASA, unos de Control Zarya (Amanecer), primer elemento de la ISS.
días después, la semilla de un
proyecto largamente planeado,
retrasado, recortado, criticado y
también defendido, estará por fin
orbitando alrededor de la Tierra, a
unos 390 kilómetros de altura por
encima de nuestras cabezas.
Nadie se atreve a vaticinar la fecha
en la que estará concluida, pero las
previsiones eran, nunca antes de
seis o siete años.
Para montar este complicado
mecano de la estación espacial, la
NASA planea cuarenta y seis vuelos
de sus trasbordadores espaciales, Sobre del lanzamiento del transbordador Endeavour, con el
además de los lanzamientos de los segundo elemento de ensamblaje, el Módulo Unity, nudo de
rusos, europeos y japoneses. conexión y amarradero para los transbordadores espaciales.
También se necesitarán más de mil seiscientas horas de trabajo en el espacio a cargo
de los astronautas y cosmonautas montadores, en grupos de dos realizando unas cien
caminatas espaciales (EVA, Actividad Extra-Vehicular).
Cuando la estación espacial esté
acabada se extenderá por los cielos
con unas dimensiones de más de cien
metros, aproximadamente como un
campo de futbol y más de quinientas
toneladas de peso.
El 11 de octubre de 2000, despegaba
desde el Centro Espacial Kennedy en
la Florida, el transbordador Discovery
en la misión STS-92, para realizar el
tercer vuelo de ensamblaje de la
estación espacial para instalar el
segmento Z1, dos giroscopios, un
Sobre postal de la misión STS-92, y autógrafo del astronauta
español Miguel López Alegría, especialista de la misión a la ISS.
Adaptador Presurizado-3 (PMA-3) y
dos DDCU (tubos calentadores) a la
estación espacial.
El segmento Z1 es una estructura
destinada a alojar los primeros
paneles solares estadounidenses de
la estación que fueron instalados
temporalmente en el módulo Unity.
El astronauta madrileño, piloto de
pruebas de la Marina norteamericana
y de la NASA, y especialista de la
misión, Miguel López Alegría, que
realizaba su segundo vuelo al
espacio, realizó dos caminatas
espaciales totalizando catorce horas,
para la instalación de la estructura y
Miguel López Alegría, en la Universidad de Valencia, seguir así ampliando la construcción
firmando un sobre de su misión STS- 92, a José Miguel de la estación.
Grandes Beneficios a bordo de la Estación Espacial
Los laboratorios de investigación norteamericano, europeo, ruso y japonés tendrán
todo tipo de facilidades para llevar a cabo estudios e investigaciones en ingravidez.
El objetivo principal de este proyecto es crear un gran laboratorio en la órbita terrestre
para que científicos, astronautas y cosmonautas de todo el mundo trabajen
conjuntamente en la realización de experimentos destinados a contribuir al progreso
de la humanidad y que no se pueden llevar a cabo en la Tierra.
Uno de los laboratorios más esperados, era el Columbus, el laboratorio fabricado por
la Agencia Europea del Espacio (ESA), llegó al Centro Espacial Kennedy en Florida en
mayo de 2006, cuando salió de la fábrica de Toulouse, y desde entonces espera en un
hangar, donde los ingenieros de ambas agencias espaciales han ido colocando
diversas piezas, retocando secciones y terminando su instalación final.
A principios de este año, los técnicos ya instalaron el hardware final en el sistema y en
las últimas semanas los ingenieros han instalado los anclajes que aseguran el
laboratorio a la bodega del transbordador. El siguiente paso será instalar los paneles
que protegerán el laboratorio de potenciales daños por impacto de meteoritos.
Sábado nueve de febrero de 2008, el Columbus llegaba a la estación espacial a bordo
del transbordador norteamericano Atlantis en la misión STS-122, quedando operativo
unos días después y funcionando en el espacio, teniendo una presencia permanente a
bordo de la estación espacial.
El laboratorio Columbus, de 6,5 metros de largo por 4,5 de ancho y forma cilíndrica,
permitirá que hasta tres astronautas puedan trabajar en mangas de camisa en
agradables condiciones.
En sus paredes se instalarán dieciséis estantes con experimentos, compartimentos y
otros equipos de investigación.
Dentro del laboratorio habrá una zona para experimentos de carácter biológico, el
Biolab, donde se podrán hacer pruebas con tejidos celulares, pequeñas plantas y
animales; un laboratorio de física de fluidos para estudiar el comportamiento de los
líquidos en condiciones de ingravidez, equipos para analizar las propiedades de los
metales y módulos para ver los efectos de la microgravedad en el cuerpo humano.

Sobre postal de la misión STS-122 del trasnbordador Sección del Laboratorio Europeo Columbus
Atlantis, con el laboratorio Columbus
Cada euro invertido en el espacio, se dice que rinden unos diez euros en nuevos
productos para utilización en la Tierra.
Qué hacer en una estación espacial es algo que siempre se han planteado quienes
imaginaron la creación de un asentamiento estable orbitando la Tierra. Y en los
últimos años, la postura de la NASA han oscilado entre dos extremos: por una parte,
se pensaba en una base orbital como un lugar donde aprender a vivir en ausencia de
gravedad y en el que efectuar operaciones de ensamblaje de satélites y de sondas para
enviarlas a otros planetas.
Por la otra, se pensaba en una base laboratorio en la que llevar a cabo investigaciones
científicas. La elección para la estación espacial se ha inclinado principalmente por
esta segunda, aunque también se está pensando en actividades relacionadas con
ensayos de sistemas y de vehículos para futuras expediciones interplanetarias.

La estación espacial ante todo


ofrece una condición única,
volando a una altura de 390
kilómetros, y a unos 28000 Km/h,
la gravedad a bordo es de diez mil
veces inferior a la de la Tierra.
Lo que permite en esta ausencia
de gravedad, hacer productos
imposibles de lograr en nuestros
laboratorios terrestres, como por
ejemplo, mezclar agua y aceite.
Esto significa que se pueden
obtener productos (como
soldaduras metálicas)
completamente nuevos. Sobre postal con fecha en que los miembros de la 1ª
Tripulación llegan y queda habita la Estación Espacial
En la estación espacial todas Internacional.
las actividades de investigación posibles están
subdivididas en doce áreas que abarcan desde la Biotecnología, donde se llevará a
cabo experimentos de cultivo de tejidos orgánicos, y cristales proteínicos, los cuales
crecen más y de manera más perfecta en microgravedad, haciendo las estructuras de
las proteínas más fáciles de observar, alterar y sintetizar.
El objetivo fundamental, en este campo, será crear medicamentos más efectivos y con
menos efectos secundarios. Los tejidos orgánicos cultivados podrán ser utilizados para
reemplazar tejidos dañados, tratar enfermedades, o incluso llegar a reemplazar
órganos, fabricación de células inmunes, experimentos con médula ósea (curación de
la osteoporosis), nuevos fármacos (medicinas contra el cáncer de mama), sin olvidar el
desarrollo de proteínas y cultivos de vegetales.
Física de combustión y el estudio de los fluidos (líquidos, gases y plasma) en
condiciones de microgravedad estará orientado a diseñar edificios más seguros en
zonas propensas a terremotos, mejorar la estabilidad y el rendimiento de las
estaciones generadoras de energía, incrementar la productividad en el procesado de
materiales como silicio y cerámicas o productos para la electrónica y la metalurgia, y
otras aplicaciones prácticas.
En el área de la Química, con la producción de nuevos polímeros, donde se añaden las
Ciencias de la Vida, las investigaciones de ingeniería y el desarrollo de nuevas
tecnologías, sobre todo en el campo de la robótica.
Hay una serie de estudios relacionados con la observación medioambiental de la
Tierra, incluida la atmosfera. Se pretende alcanzar una mayor precisión en previsiones
a largo plazo de fenómenos y cataclismos naturales (huracanes, volcanes). Se
buscarán también modelos climáticos que puedan alcanzar períodos de un año, para
su aplicación en Agricultura, Pesca, y otros campos dependientes directamente del
clima.
Asimismo, podrán obtenerse datos de la calidad atmosférica, vegetación, utilización de
la tierra, recursos minerales y alimenticios, y la "salud" de ríos, lagos y océanos.
En todas las investigaciones que lo permitan se estudiarán también los aspectos
comerciales, con el objetivo de convertir lo más rápido posible en su aplicación a la
vida practica los resultados obtenidos.
Actualmente la estación espacial lleva orbitando el espacio más de cuatro mil cien días
y unos tres mil cuatrocientos días habitada por al menos dos tripulantes. Su vida útil
se prolongará al menos diez años en órbita antes de que sus piezas y elementos
pierdan propiedades y no aguanten más en el espacio.
Hoy casi doce años después del inicio, su construcción es ya casi un hecho.
Los transbordadores norteamericanos llegarán a su hora final, con las cuatro misiones
programadas a la estación en este mismo año, a pesar de poder continuar varios años
más viajando al espacio. El mantenimiento de la ISS, lo harán los Soyuz y Proton.
Después del pleno debate sobre el futuro de la NASA, y tras el anuncio de la
Administración Obama, de la cancelación del programa Constelación (que debería
devolver al hombre a la Luna medio siglo después), y el recorte presupuestario para la
NASA, por los altos costes, teniendo en cuenta que el gasto presupuestario mensual
de los transbordadores son de doscientos millones de dólares.
Los rusos, en abril de 2001, tuvieron una idea brillante con los turistas espaciales,
estos pagaban veinte millones de dólares por un asiento en la Soyuz y viajar hasta a la
ISS, para permanecer unos días en ella, esto ha compensando solamente una parte
muy pequeña de la contribución financiera de Rusia a la estación espacial, a pesar de
que los norteamericanos no les pareciera nada brillante. La publicidad también llegó
al espacio en el 2002, con una agencia japonesa que pagó unos 800000 $ por un spot
de televisión de una bebida deportiva japonesa en una botella flotante.
Con una inversión total de más de setenta mil millones de euros. El complejo
dispondrá de seis laboratorios y albergará a siete tripulantes permanentemente en la
estación, en tareas de investigación, donde la humanidad contará con una reluciente
“estrella” permanente donde diseñar experimentos científicos. Además, los
conocimientos que se adquieran de estos experimentos y de la vida en el espacio serán
básicos para que, en un futuro no muy lejano, el hombre sea capaz de llegar a Marte o
construir una base permanente en la Luna.

José Miguel Esteban de la Osada


Presidente de la Sociedad Filatélica y Numismática Alicantina
Alicante marzo de 2010

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