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REVISTA DE
DERECHO
AMBIENTAL
Amb DOCTRINA, JURISPRUDENCIA,
LEGISLACIÓN Y PRÁCTICA

Octubre - Diciembre 2021 | 68

ABELEDOPERROT
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Se terminó de imprimir en la 1ra. quincena de diciembre de 2021, en los talleres gráficos de La Ley S.A.E. e I.,
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REVISTA DE
DERECHO
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Amb DOCTRINA, JURISPRUDENCIA,
LEGISLACIÓN Y PRÁCTICA

Octubre - Diciembre 2021 | 68


DIRECTOR:
NÉSTOR A. CAFFERATTA

ABELEDOPERROT
Comité Consultivo Nacional Responsables de área
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Felipe González Arzac, Eduardo P. Jiménez, Aurora Besalú Parkinson (Daño Ambiental)
Aída R. Kemelmajer de Carlucci, Beatriz Krom, Guillermo Marchesi y Gabriela L. Bordelois de Rossi
Daniel H. Lago, Ricardo L. Lorenzetti, Raúl Madueño, (Derecho Administrativo Ambiental)
Jorge Mosset Iturraspe, Leonardo F. Pastorino, José Esain (Derecho Constitucional Ambiental)
Eduardo A. Pigretti, Daniel A. Sabsay, Mario F. Valls, Adriana Tripelli (Derecho Internacional, Extranjero y
Aydée Vázquez Villar, Juan Rodrigo Walsh, Comparado)
Teodora Zamudio Gabriela García Minella y Fernando Díaz Cantón
(Derecho Penal Ambiental)
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Daniel Soria (Derecho Urbanístico)
Comité Consultivo Internacional
Hugo Acciarri, Pamela Tolosa y Pablo A. Iannello
Antônio H. Benjamin (Brasil), Silvia Capelli (Brasil),
(Economía y Medio Ambiente)
Manuel Castañon del Valle (España),
Eduardo Conghos (Instrumentos de Gestión y Política
Silvia Jaquenod Zsögön (España),
Ambiental)
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Neófito López Ramos (México),
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Ricardo Merlo (Paraguay), Vladimir Passos de Freitas
Aníbal Falbo (Actualidad Ambiental de la provincia de
(Brasil), Gemma Patón García (España),
Buenos Aires)
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Alicia Morales Lamberti (Actualidad Ambiental de la
(Francia), Aquilino Vázquez García (México),
provincia de Córdoba)
Rossana Silva Repetto (PNUMA)
Mauricio Pinto (Actualidad Ambiental de Cuyo)
Lucena Spano (Actualidad Ambiental del Litoral)
Mariana Catalano (Actualidad Ambiental del Norte)
Comité Ejecutivo Carlos A. Rodríguez (Actualidad Ambiental del Nordeste)
Pablo Lorenzetti, Gustavo Rinaldi, Federico Zonis Juan Carlos Fernández (Actualidad Ambiental de
Patagonia)
DIRECCIÓN ACADÉMICA
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Agustín Gordillo Cecilia Grosman José Tobías
Aída Kemelmajer Eugenio Bulygin Julio C. Rivera
Alberto J. Bueres Eugenio R. Zaffaroni Nelly Minyersky
Carlos Etala Héctor Alegria Noemí Lidia Nicolau

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Administrativo Familia Comercial
Carlos F. Balbín Carlos Arianna Rafael Mariano Manóvil
Fernando R. García Luis Ugarte Horacio Roitman
Pullés Adriana Wagmaister
Ernesto A. Marcer Filosofía
Guido Santiago Tawil Civil Ricardo Guibourg
Carlos Hernández Rodolfo Vigo
Constitucional Sebastián Picasso
Alberto B. Bianchi Derechos Humanos
Sandra Wierzba Laura Giosa
Roberto Gargarella
Diego Zentner Roberto Saba
María Angélica Gelli
Juan V. Sola Penal Ambiental
Internacional Privado Mary Beloff Néstor Cafferatta
María Susana Najurieta Alberto Edgardo Donna Leila Devia
Alfredo Mario Soto Daniel Pastor Silvia Nonna
María Elsa Uzal Laboral
Internacional Público Mario Ackerman
Susana Ruiz Cerutti Adrián Goldin
Silvina González Napolitano Julio César Simón
Raúl Vinuesa

COMITÉ EDITORIAL
Penal Familia Laboral
Fernando Córdoba Silvia Eugenia Fernández Lucas Caparrós
Fernando Díaz Cantón Eleonora Lamm Juan Pablo Mugnolo
Ivana Bloch Ida Scherman Claudia Priore
Marcelo Ferrante
Marcos Salt Civil Constitucional
Marcelo Sgro Carlos Calvo Costa María Gabriela Ábalos
Luis Daniel Crovi Marcela Basterra
Criminología María Victoria Famá María Laura Clérico
Gabriel Ignacio Anitua Adriana Krasnow César Sebastián Vega
Matías Bailone Luis F. P. Leiva Fernández
Máximo Sozzo Carlos Parellada
Máximo Gonzalo Sozzo
COMITÉ EDITORIAL (Continuación)
Internacional Público Administrativo Derechos Humanos
Emiliano Buis Alfonso Buteler Leonardo Filippini
Alejandro Chehtman María Paula Renella Calógero Pizzolo
Natalia Luterstein Susana Vega Silvina Zimerman
Nahuel Maisley Ambiental
Comercial
Internacional Privado Hugo Acciarri Mariana Catalano
Paula María All Pablo Heredia José Esaín
Nieve Rubaja Lorena Schneider
Luciana Scotti Pamela Tolosa
Filosofía
Marcelo Alegre
Claudio Eduardo
Martyniuk
Renato Rabbi-Baldi
Cabanillas

Director Editorial Editores


Fulvio G. Santarelli Nicolás R. Acerbi Valderrama
Florencia Candia
Jefa de Redacción Elia Reátegui Hehn
Yamila Cagliero Marlene Slattery
ÍNDICE

DOCTRINA
Laudato si’, la ecologización de la justicia social y el juez planetario
Antonio Herman Benjamin............................................................................................................... 3
Educación ambiental a la luz de las leyes 27.621 y 27.592 (Ley Yolanda)
Néstor A. Cafferatta........................................................................................................................... 11

DERECHO PENAL AMBIENTAL


Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso
Leandro D. Ríos................................................................................................................................. 25

RECURSOS NATURALES
El desarrollo sostenible de cuencas. Contenidos técnicos necesarios para el ordenamiento am-
biental del territorio de las cuencas
María Cristina Garros Martínez - Laura R. Lavín - Valeria A. Lombardo - María Eugenia Soria -
Andrea Mariana Zoricich................................................................................................................... 49
Política hídrica en el contexto de la bajante en la Cuenca del Plata
Mariano Vergara................................................................................................................................ 61
Justicia pro aqua y por los humedales libres
Cristian H. Fernández........................................................................................................................ 69

INSTRUMENTOS DE POLÍTICA AMBIENTAL


La evaluación de impacto ambiental: un procedimiento ambiental en esfera administrativa
Aníbal J. Falbo................................................................................................................................... 81
Arbitraje ambiental: ¿una herramienta eficaz para la resolución de conflictos ambientales en
la Argentina?
Florencia D. Nocera........................................................................................................................... 92
INFORMACIÓN AMBIENTAL
Sujetos obligados. Principio de máxima divulgación. Requisitos para la denegación. Acción de
amparo. Admisibilidad de la vía intentada............................................................................................ 110
El derecho a la información ambiental en nuestra jurisprudencia
Carlos Aníbal Rodríguez.................................................................................................................... 122
Reflexiones en torno al fallo “Fundación Ambiente y Recursos Naturales c. YPF SA”
Jorge A. Franza.................................................................................................................................. 134

CASOS COMPLEJOS
DERECHO DE ACCESO A AGUA POTABLE
Amparo colectivo. Verosimilitud del derecho. Peligro en la demora. Procedencia............................. 143
Contaminación y derecho al agua potable
Marta S. Juliá - Rocío Loza Serra...................................................................................................... 145

DERECHO ADMINISTRATIVO AMBIENTAL


Actos administrativos habilitadores en el nuevo paradigma ambiental
Mario Peña Chacón........................................................................................................................... 153

DERECHO PROCESAL AMBIENTAL


ACCIÓN PREVENTIVA DE DAÑO AMBIENTAL
Orden de paralización de obras realizadas en el marco de un proyecto de desarrollo inmobiliario
y de elaboración de planes de remediación y mitigación ambiental. Ausencia de autorizaciones
administrativas. Facultades del juez. Art. 1713 del Cód. Civ. y Com...................................................... 169
La acción preventiva ambiental en un fallo del primer Juzgado Ambiental de la Argentina
Adriana Bestani................................................................................................................................. 177

ACTUALIDAD AMBIENTAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES


Debido proceso legal y perfil constitucional-procedimental del derecho humano a la participa-
ción ciudadana en materia ambiental en la concepción de la Suprema Corte de Buenos Aires
Marcelo C. Raimundo........................................................................................................................ 189
La gestión del material dragado en la provincia de Buenos Aires
María Paula Morelli........................................................................................................................... 214

ACTUALIDAD AMBIENTAL DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA


AMPARO AMBIENTAL
Fumigación. Zona de resguardo. Alumnos que asisten a escuela rural. Colectivo vulnerable tutelado.
Interés superior del niño. Principio precautorio. Provisoriedad de la medida. Razonabilidad........... 223
El caso “Fischer”: decisiones precautorias en materia de agroquímicos y una nueva oportunidad
para discutir las regulaciones locales sobre zonas de resguardo ambiental
Alejandro O. Vera............................................................................................................................... 238

DERECHO INTERNACIONAL AMBIENTAL


Informe del Grupo de Trabajo I “Cambio climático 2021: bases físicas”. Aportes al Sexto Infor-
me de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y sus
implicancias jurídicas
Marlene Diedrich................................................................................................................................ 251
DOCTRINA
Ecosistemas como bienes jurídicos
colectivos propios: su tutela penal
ante el abuso
Leandro D. Ríos (*)
Sumario: I. Introducción.— II. Concepto y caracteres del bien jurídico
colectivo propio.— III. Los ecosistemas como bienes jurídicos colectivos
propios. Técnicas constructivas.— IV. La complejidad de la tutela penal
de los ecosistemas y la polivalencia de la noción de delito acumulativo.—
V. El abuso (del derecho) sobre los ecosistemas y el delito acumulativo
como ilícito atípico.— VI. Conclusiones.— VII. Bibliografía.

I. Introducción terminista y ecocida, en la dogmática penal no


existe aún un marcado acuerdo en considerar
La problemática ambiental se expresa en el la cuestión ambiental como necesitada de una
conflicto agudizado entre el crecimiento econó- intervención jurídico-penal ni tampoco sobre la
mico y la protección (o degradación lentificada) idoneidad del arsenal conceptual de la teoría del
de los ecosistemas  (1). Ello se deriva de la irre- hecho punible. Ello ha sido discutido bajo lo que
ductible tensión entre la libertad de contaminar se denomina el “Derecho penal de la sociedad
(para prosperar) y el derecho a sobrevivir (dentro del riesgo”, formando parte de un profuso debate
de determinados estándares de calidad)  (2). en el seno de la dogmática penal, al cual nos re-
mitimos por razones de extensión  (4).
Sin necesariamente militar un negacionis-
mo (3) de la crisis ecológica, como lógica de- En una primera aproximación es posible afir-
mar que, ante la crisis ecológica como crisis civi-
 (*) Doctor en Derecho (FCJS - UNL); profesor adjunto lizatoria, la decisión ambiental aún hoy no cons-
ordinario de Derecho Penal - Parte General de la Facultad tituye una materia adecuadamente juridificada,
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacio-
nal del Litoral (FCJS - UNL); juez federal con competencia
pues a lo sumo es política ambiental con forma
electoral del distrito Entre Ríos, República Argentina. de derecho. Por esa razón, todavía no se cons-
tata en los momentos internos del sistema jurí-
 (1) “Ecosistema”: si el prefijo ‘eco’ designa el entorno, dico  (5), sea en el legislativo, en el judicial o en
entonces cada sistema es un ecosistema, porque el térmi-
no sería sinónimo de la diferencia sistema/entorno. Pero
el concepto suele utilizarse como sinónimo de sistemas que se ve. Y es un fenómeno cada vez más delirante, por-
naturales o vivos. que cada vez más lo que los negacionistas no quieren ver:
la crisis ecológica.
 (2) El art. 6° de la ley 25.675, establece que los presupues-
tos mínimos deben prever las condiciones necesarias para   (4) Esquemáticamente: HERZOG, 1993; PAREDES
garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos, mante- CASTAÑÓN, 1997; MÜLLER-TUCKFELD, 2000; MEN-
ner su capacidad de carga y, en general, asegurar la pre- DOZA BUERGO, 2001a; SILVA SÁNCHEZ, 2006; FEIJÓO
servación ambiental y el desarrollo sustentable. BERMEJO SÁNCHEZ, 2006; SARRABAYROUSE, 2007:123-147,
GÓMEZ DE SEGURA, 2006:75 expresa la oposición libre FRISCH, 2015:2-6 y ABOSO, 2016:115-172. El debate sobre
comercio versus sostenibilidad con la contradicción del la procedencia de la intervención penal en “nuevas reali-
sistema liberalizador del acuerdo general sobre aranceles dades” incluye, además de los ecosistemas medioambien-
aduaneros y comercio/organización mundial del comercio tales, el urbanismo, la cibernética, la genética y el mercado
(GATT/OMC) frente al sistema protector de la naturaleza de capitales, entre otros.
de los acuerdos multilaterales medioambientales (AMMA).
  (5) “Sistema jurídico”: conjunto unificado, limitado
 (3) SERRANO, 2007:11, sostiene que el negacionismo es y complejo de insumos normativos (principios y reglas,
un fenómeno ideológico curioso que consiste en negar lo leyes y sentencias, decretos y acordadas), instituciones,

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

el científico, la adopción de decisiones precisas propone demostrar que el concepto de “bien ju-
utilizando teorizaciones ecológicas o métodos rídico colectivo propio” combinado con la idea
de investigación ambiental empírica. Concre- del abuso (del derecho), albergan los insumos
tamente, aún no se avizora con claridad cómo constructivos necesarios para ser utilizados en
podrían insertarse ciertas variables naturales de cada caso y por cada intérprete/argumentador,
los ecosistemas en la teoría del bien jurídico de la tanto en el diseño de normas generales y abs-
dogmática penal (6). tractas (leyes) como, así también, de normas
particulares y concretas (sentencias), siendo
Con el propósito de contribuir a revertir tal ello manifestación de una ecología (8) jurídico-
estado de situación epistémico, desde la meto- penal posible, que aspire a intervenir válida y
dología del “iusgarantismo funcional” (7), se eficazmente en la procrastinación de la extinción
de los “ecosistemas” (9).
prácticas operativas, ideologías jurídicas, estructuras y
funciones que interactúan entre sí y que, al hacerlo, se II. Concepto y caracteres del bien jurídico
diferencian de un “entorno” (política, moral, economía, colectivo propio
cultura etc.), con el que también se comunican y condicio-
nan, a través de la regulación (programación) de determi-
En el profuso debate acerca de la delimitación
nadas relaciones sociales. Se codifica con la diferencia “lí-
cito/ilícito”. Tanto la norma jurídica como el ordenamiento del sustrato material del bien jurídico, se advier-
jurídico son sistemas jurídicos con similar nivel o grado de te una evolución de ese concepto general, atra-
complejidad. Los momentos internos, autorreferenciales vesando diversas consideraciones desde enten-
y autopoyéticos, de todo sistema jurídico: son el legisla- derlo como “derecho subjetivo”, “bien”, “valor”,
tivo, el ejecutivo, el judicial y el dogmático. Cada cual se “estado o situación”, “interés social” hasta “con-
comunica y diferencia con los demás y con ello construyen
el límite del sistema jurídico con su entorno problemáti- cepto constitucional” (10). En tal sentido, la
co. Su complejidad proviene pues, en primer lugar, de la única restricción previamente dada al momento
complejidad de sus elementos, pero también, en segun- legislativo se encuentra en los principios de la
do lugar, de su entorno. La formación y la duración de la Constitución, como límite negativo  (11).
diferencia entre sistema jurídico y entorno (social, moral,
económico, político...) es problemática porque, dado que
el entorno siempre resulta mucho más complejo que el el “garantismo” (re)programa los sistemas jurídicos en la
propio sistema. Al jurídico, como a cualquier otro sistema, orientación de los derechos fundamentales, optimizando
le falta elasticidad suficiente como para poder reaccionar su función limitadora de los poderes de hecho; el “análisis
frente a cada exigencia de su entorno. Por ello, no existe, funcional” aporta un complemento indispensable para la
ni puede existir correspondencia completa entre sistema construcción de una teoría de la sociedad y de cada uno de
jurídico y su entorno (natural, social, moral, económico, los sistemas, dado que también una correcta descripción
político...). Justamente por esto se hizo difícil constituir la funcional contribuye a programar mejor la operatividad de
diferencia y justamente por esto es difícil mantenerla en las garantías.
orden a su duración.  (8) “Ecología”: en su acepción epistemológica, se refie-
(6) SERRANO, 2007:21-22, con cita de Rehbinder (1971). re a las investigaciones que se ocupan de las consecuen-
cias de la diferenciación de sistema y entorno en el entor-
(7) La denominación elegida para mentar aquella con- no del sistema. El concepto no presupone ningún sistema
cepción sobre los “sistemas jurídicos” (sea norma u orde- de tipo particular (“ecosistemas” o sistemas naturales), de
namiento jurídico con el mismo nivel de complejidad) manera que puede emplearse para sistemas económicos,
como una “nueva” teoría general del derecho, aún es pro- políticos, jurídicos, etcétera.
visoria, pues se trata de construcciones teóricas que se
encuentran en plena elaboración y sus últimos alcances e  (9) SERRANO MORENO, 1992:33, nota 25, recuerda que
implicancias aún están por evaluarse. Mientras tanto, nos ningún ecosistema es permanente, todos comenzaron su
interesa dicha formulación como esquema teórico gene- existencia en algún momento y todos se van consumiendo,
ral del cual servirnos, en tanto se posa en un diálogo tan incluso sin la intervención humana. Algunos ecosistemas se
posible como necesario entre dos construcciones teóricas destruyen a sí mismos rápidamente agotando recursos esen-
incorrectamente presentadas como antagónicas: el “garan- ciales para su funcionamiento. Otros han resultado muy du-
tismo” como una nueva teoría de la “unidad”, de la “cohe- raderos hasta el momento. En uno y otro caso, la humanidad
rencia” y de la “plenitud”, que impugna la teoría general del puede acortar, voluntaria o involuntariamente, la existencia
derecho concebida como un “todo” compuesto de “partes” de algunos ecosistemas y prolongar la de otros.
(la teoría del ordenamiento por un lado y la teoría de la nor-  (10) FERNÁNDEZ, 2004:11-53.
ma por otro); y la “teoría de los sistemas”, concebida como
una teoría de la diferenciación funcional-sistémica y a su   (11) ROXIN, 2015:55-57 subraya que el bien jurídico
vez como una teoría de la complejidad jurídica. Mientras entendido como aquellas circunstancias dadas o finalida-

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Leandro D. Ríos

A pesar de su baja selectividad y alta referencia- adjetivo “colectivo” denota la cualidad de ser
lidad   (12), por “bien jurídico”   (13) se entiende perteneciente o relativo a cualquier agrupación
aquella estructura de legitimación referida a la fun- de individuos, siendo ello el auténtico rasgo dis-
ción y a los fines del derecho penal, acaso la más tintivo e identificador de esta clase de bienes ju-
difundida o exitosa por sobre otros modelos pro- rídicos  (19).
puestos, a saber: a) del daño social  (14); b) de la
El bien jurídico individual reconoce como
protección de derechos subjetivos (en sus variantes
última referencia a la libertad personal de dis-
de derechos ajenos  (15); c) de la protección de los posición sobre determinados intereses propios
valores éticos sociales  (16); d) de la protección de en el marco de una sociedad burguesa   (20),
la vigencia/validez de la norma  (17). mientras que el bien jurídico colectivo (impro-
pio) es el conglomerado o la sumatoria de esos
A su vez, se distingue entre bien jurídico in-
bienes jurídicos individuales, susceptible de
dividual y colectivo, propio e impropio  (18). El
ser desarmado, descompuesto o desagregado
en partes, recuperando así la individualidad
des que son útiles para el individuo y su libre desarrollo
de dichos intereses o notas características. Ese
en el marco de un sistema social global estructurado sobre
la base de esa concepción de los fines o para el funciona- agregado genera la necesidad de garantizar
miento propio del sistema, le viene previamente dado o condiciones de seguridad complementarias
fijado al legislador, pero no es previo a la Constitución, de- y anticipadas para los bienes jurídicos indivi-
rivándose de ellos las siguientes consecuencias: las con- duales  (21). En el plano del tipo objetivo, pre-
minaciones penales arbitrarias no protegen bienes jurídi-
senta las siguientes cualidades: la pluralidad
cos, las finalidades puramente ideológicas protegen bie-
nes jurídicos, las meras inmoralidades no lesionan bienes de sujetos pasivos y la indeterminación —al
jurídicos, preceptos que crean o aseguran la desigualdad menos desde una perspectiva ex ante— de los
entre individuos no protegen bienes jurídicos y también sujetos pasivos, tanto en su número como en
las contravenciones lesionan bienes jurídicos. su identidad. Desde el tipo subjetivo exige el
  (12) Sobre el estado de la cuestión, ver: AAVV, 2007. conocimiento —y voluntad de causación— de
Brevemente, es relativamente fácil concebir como bien un peligro general  (22).
jurídico protegido cualquier valor o interés individual y/o
social y, al propio tiempo, su delimitación siempre requie- Por su parte, los bienes jurídicos colectivos
re un examen de relatividad hacia un referente determi- (propios) son aquellos cuya característica de-
nado. Ello es especialmente evidente en relación con los
ecosistemas.
finitoria consiste en constituirse conceptual,
fáctica y/o jurídicamente indivisibles en partes
  (13) BIRNBAUM, 2010:53-54. Su expresión proviene o porciones. Dicha cualidad presupone, ade-
de 1834 y surgió por oposición al modelo de la protección
de derechos subjetivos ajenos de Feuerbach. Existen muy
más, las características no exclusivas de “titu-
diversos y variados conceptos de bien jurídico, por lo que laridad compartida” e “indisponibilidad”. Así
es difícil identificar una noción básica estable y comparti- también, los bienes jurídicos propios de nueva
da por la doctrina penal. No obstante, existe consenso en generación presentan una cuarta característica
considerar que la teoría del bien jurídico fue un producto denominada “naturaleza conflictual” en razón
de la restauración burguesa conservadora alemana, en
orden a castigar algunas infracciones morales, que exce-
de ser indispensable la ponderación de inte-
dían la noción de derechos subjetivos, pero con límites. reses.
FERNÁNDEZ, 2004:100, interpretando un costado liberal
de la “teoría de los bienes jurídicos” en su formulación  (19) SOTO NAVARRO, 2003:194, con cita de SGUBBI, F.,
originaria. “Tutela Penale di ‘interessi difusi’. La questione criminale”,
 (14) Beccaria y Hommel. p. 439 y del diccionario de la Real Academia española, Es-
pasa Calpe, Madrid, 1992, 20ª ed.
  (15) Feuerbach, Berner, Carmignani, Carrara e Impa-
llomeni.  (20) Por seguir el orden propuesto por el Código Penal
argentino: vida, integridad física, honor, integridad sexual,
 (16) Welzel. libertad, propiedad.
 (17) Jakobs.  (21) En especial: vida e integridad física.
  (18) Los bienes jurídicos colectivos, tanto propios   (22) Piénsese como ejemplos de bienes jurídicos co-
como impropios, adolecen de la alta referencialidad del lectivos impropios a la seguridad pública, salud pública,
objeto de protección. orden público y fe pública.

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

Efectuemos un repaso relativo a los caracteres a su disponibilidad, para algún sector de la doc-
enunciados: trina, en el supuesto de que se trate de un titular
colectivo determinado de bienes jurídicos que
La titularidad compartida por el conjunto de pueden dividirse en individuales, el consenti-
la sociedad tan solo representa una consecuen- miento sí sería relevante para excluir la imputa-
cia, pero no el fundamento o rasgo constitutivo ción, siempre y cuando concurra el de todos sus
de los bienes jurídicos colectivos como posible cotitulares. Sin embargo, se duda de la eficacia
categoría autónoma. Esa característica también del consentimiento hipotéticamente otorgado,
se puede predicar de muchos bienes jurídicos in- en particular cuando es referente a bienes indi-
dividuales que pueden compartirse  (23), como viduales muy vinculados a derechos personales,
así también de aquellos que no se atribuyen con dado que la pertenencia de un individuo a un co-
carácter general a toda la sociedad, sino tan solo lectivo social no altera la condición individual de
a un colectivo determinado  (24). tales bienes jurídicos, pero sí limita la capacidad
Así, la atribución de la titularidad de un bien de libre disponibilidad sobre ellos   (26). Mien-
jurídico a un grupo social más o menos amplio, tras que en el caso de los bienes jurídicos colecti-
en vez de al individuo aisladamente considera- vos propios, es decir, aquellos que no pueden di-
do, no implica automáticamente su calificación vidirse o partirse en bienes jurídicos individuales
de bien jurídico colectivo, pues lo dirimente será se entiende que resulta indisponible al no poder
la distinta función o utilidad —no fin— que cum- verificarse el consentimiento de todos sus cotitu-
plen los bienes jurídicos respecto de los indivi- lares  (27). Aunque ello podría ser relativizado si
duales  (25). se partiera de la legitimación democrática (por
mayoría) de las normas penales, siendo suficien-
La indisponibilidad refiere a la imposibilidad te para suministrar el consentimiento de dispo-
de decidir a su respecto de manera unilateral por nibilidad del bien jurídico colectivo acudir a las
parte de uno solo de los cotitulares del bien jurí- vías democráticas de expresión de la voluntad
dico. Ello nos conduce al denominado problema colectiva, se considera concluyentemente que
del consentimiento, dado que la cualidad de in- en los “delitos contra la comunidad”, la voluntad
disponible resulta relevante al momento de ana- colectiva se manifiesta por medio de la ley, por
lizar la eficacia/ineficacia del consentimiento de lo que no sería admisible un consentimiento co-
lesión o puesta en peligro como factor excluyente munitario en el caso concreto respecto de una
de la imputación. conducta infractora, dado que ello implicaría la
sustitución del principio de legalidad por el de
Así, en este punto, se deben distinguir los su- oportunidad  (28).
puestos de bienes jurídicos colectivos propios e
impropios:
 (26) SOTO NAVARRO, 2003:197 ejemplifica con los de-
En cuanto al consentimiento respecto de los litos contra derechos de los trabajadores de la legislación
bienes jurídico colectivos impropios y en orden española y alude a las opiniones de CASAS BARQUERO, E.
en su obra: “El consentimiento en derecho penal”, Servicio
de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, Córdoba
 (23) Por ejemplo: patrimonio y honor. - España, 1987, p. 81 y RIZ, R., “Il consenso dell’avente di-
ritto”, Cedam, Padova, 1979, ps. 85-88.
  (24) A saber: consumidores, trabajadores, usuarios,
menores, entre otros. AGUILERA KLINK, 2006:118 y 126,  (27) SOTO NAVARRO, 2003:196, con cita de Doval País,
formulando precisiones sobre el concepto de propiedad analizando los delitos de fraude alimentario expresa que
común de un recurso, para diferenciarlo con su libre e “los bienes jurídicos colectivos son siempre, por razón de
irrestricto acceso. En ese estudio se critica la tesis del bió- su esencia, por su extendida y difusa titularidad, indispo-
logo Garret HARDIN (1968) sobre la tragedia de los bienes nibles no solo por algún cotitular, sino, incluso por el con-
comunes, según la cual en un sistema de capitalismo de junto de la masa que la ostentaría, de suyo, imposible de
mercado aquellos bienes que son de todos y debido a su determinar a estos efectos” (cfr.: DOVAL PAÍS, A., “Delitos
uso gratuito tienden a ser sobre utilizados y, por ello, de- de fraude alimentario. Análisis de sus elementos esencia-
vastados. Aguilera Kilnk propugna, respecto de la gestión les”, Ed. Aranzadi, Pamplona, 1996, ps. 350-351).
de los ecosistemas la idea de cooperación, como noción
mucho más sugestiva que la de competencia, tanto desde  (28) SOTO NAVARRO, 2003:196 con cita de COBO Del
la perspectiva teórica como empírica. ROSAL, M. – VIVES ANTÓN, T. S., “Derecho penal. Parte
general”, Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, 5ª ed., p. 493;
 (25) SOTO NAVARRO, 2003:194-195. y SEGURA GARCÍA, M. J. “El consentimiento del titular del

28 • RDAmb • DERECHO PENAL AMBIENTAL


Leandro D. Ríos

También el carácter de la indisponibilidad de ción de los esquemas con los cuales se opera en
los bienes jurídicos colectivos puede ser resalta- la observación del mundo  (32) y, con ello, de los
do a través de su vertiente positiva, al concebír- bienes jurídicos en general. De lo que se trata es
sela como la posibilidad de aprovechamiento del reemplazo del esquema “todo/parte” por el
por todos, sin que nadie pueda ser excluido y sin del “sistema/entorno”, en relación con el modo
que el aprovechamiento individual obstaculice en que se concibe y trata a la estructura de legiti-
ni impida el aprovechamiento por otros. Por lo mación más difundida en el derecho penal  (33).
tanto, debe tratarse de un uso respetuoso con la Esta última aproximación resulta especialmente
indemnidad del bien jurídico, de forma que to- idónea para captar la complejidad del bien ju-
dos puedan obtener igual provecho. Lo apunta- rídico colectivo (propio), sustituyendo un abor-
do permite concluir que la disponibilidad de un daje mecanicista o atomista por otro holístico y
bien jurídico no depende de la utilidad de este, sistémico, dando paso al análisis de estructuras
criterio que debe ser rechazado en la distinción y típicas adecuadas para abarcar conductas cuyo
caracterización de los bienes jurídicos colectivos, núcleo de ilicitud consiste en la creación de ries-
sino de la función que aquel desempeñe en el sis- gos abiertos, bajo la genérica denominación de
tema social respectivo  (29). delitos de peligro.
Hasta aquí se han repasado los rasgos de titula-
Pero aún nos falta una cualidad doble y es-
ridad compartida e indisponibilidad, los cuales,
pecífica de aquellos bienes jurídicos colecti-
es dable subrayar, no pueden predicarse como
vos propios “de nueva generación”   (34) cuya
caracteres exclusivos de los bienes jurídicos co-
lectivos, por cuanto también se los reconoce, correcta precisión permitirá insertar las varia-
dentro de ciertos límites, en algunos bienes jurí-
dicos individuales  (30).  (32) “Mundo”: el mundo es todo lo que acaece. Nada
de lo que acaece, acaece fuera del mundo. Luego, no hay
A partir de ello, se señala que el auténtico cri- un dentro/fuera del mundo, en consecuencia, el mundo
no tiene entorno, luego entonces no puede ser un siste-
terio diferenciador es el rasgo de la indivisibili- ma. Simplemente hay sistemas en el mundo, pero la teo-
dad de los bienes jurídicos colectivos (propios), ría de sistemas no puede explicar el mundo, sino solo a
es decir, aquella imposibilidad conceptual, los sistemas del mundo. Es también un error pensar que
fáctica y jurídica de dividir “en partes” el bien el mundo es un “supersistema” que puede dividirse en
jurídico y adjudicarlas en forma individual en subsistemas. Eso solo sucedería si de forma totalitaria
tanto porciones. Esta cualidad, predicable ex- concebimos el mundo como un todo mecánico, sin tiem-
po, compuesto de piezas, partes. Simplemente, si no hay
clusivamente de los bienes jurídicos colectivos, entorno no hay sistema. En todo caso, puede pensarse
propios o auténticos, es la genuina y definitoria que el mundo es un entorno, porque no tiene límites;
característica que traza la línea divisoria entre pero entonces habría que identificar al sistema del cual
ellos  (31) y los bienes jurídicos colectivos im- el mundo es entorno.
propios o aparentes, divisibles en intereses indi-   (33) Un relojero puede descomponer en “partes” un
viduales, tales como la seguridad pública, salud reloj (sistema mecánico) y proceder a su armado, recom-
pública y la fe pública. poniendo el reloj. Dicha operación es irrealizable con un
ser vivo, por ejemplo, un gato que, si bien puede ser des-
Lo expuesto hasta aquí nos reconduce a una compuesto en “partes”, no puede ser recompuesto, por la
cuestión metodológica más profunda: la oposi- sencilla razón que dicho animal no solo se constituye de
cabeza, tronco y extremidades (“partes”), sino también de
ADN, sangre, células (“complejidad”), los sistemas jurí-
bien jurídico en Derecho penal”, Ed. Tirant lo Blanch, Va- dicos se asimilan muchos más a sistemas tan complejos
lencia, 2000, p. 126. como los biológicos y psicológicos, que a los sistemas me-
 (29) SOTO NAVARRO, 2003:198, con cita de la tesis de cánicos. Por ello, el mecanicismo de la teoría tradicional
HEFENDEHL, Roland, “Grund und Grenzen des Schut- del derecho padece de una actitud acientífica cuando in-
zes kollektiver Rechtsgüter im Strafrecht”, consultado en tenta estudiar sistemas complejos como los jurídicos, que
manuscrito antes de la publicación en Heymanns, ps. 21 son la suma de partes y algo más, factores de complejidad
y 126-128. y funciones.

 (30) SOTO NAVARRO, 2003:227-228.  (34) SOTO NAVARRO, 2003:214, señala como dos ejem-
plos paradigmáticos de bienes jurídicos colectivos de na-
 (31) Alcanzando las estructuras o instituciones básicas turaleza conflictual al ambiente natural —preferimos eco-
en el funcionamiento del Estado. sistemas— y al urbanismo.

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

bles naturales de los ecosistemas en la teoría III. Los ecosistemas como bienes jurídicos
del bien jurídico de la dogmática penal. La colectivos propios. Técnicas constructivas
característica particular es la esencia conflic-
tual que, como ya se apuntó, conduce a una Si el bien jurídico es el eje material de la norma
indispensable ponderación de intereses y ello, penal  (39), su edificación ha de ser similar, pues
necesariamente, debe realizarse mediante una la norma jurídica no es un dato previo a la inter-
decisión normativa siempre contingente y con- pretación y argumentación apoyada en las cate-
flictiva  (35). gorías de las teorías jurídicas, sino justamente el
resultado de estos procesos de uso del derecho
La nota conflictual, constitutiva o esencial por parte del operador  (40).
—no accidental— refiere a que las fuentes de
peligro para el bien jurídico colectivo propio y La norma no está dada sino que se construye
de nueva generación, provienen del normal u dentro de los cauces teóricos por cada intérprete
ordinario funcionamiento del sistema social, y para cada caso. De nuevo: la existencia de una
es decir, de las actividades lícitas  (36) y social- norma jurídica no es previa a los juicios jurídicos
mente necesarias y habituales en una economía e intrasistemáticos de “vigencia” y “validez”, sino
capitalista, las cuales solo pueden ser some- el producto de ellos  (41), siendo las teorías del
tidas a control o regulación. Es por ello que se delito y de la pena, el instrumental metodológico
hace necesario una ponderación de los diver-
sos intereses de preservación y de producción  (39) HEFENDEHL, 2007:179-196.
en pugna   (37), la cual puede ser realizada en  (40) “Norma jurídica”: concepto construido por el ob-
contextos generales y abstractos del momento servador al interpretar/argumentar, que soporta los predi-
legislativo (ley), pero especialmente en aquellos cados de justicia/injusticia, eficacia/ineficacia, vigencia/
no vigencia y, fundamentalmente, validez/invalidez, se-
concretos y particulares del caso judicial am- gún sea observada desde la filosofía de derecho o filoso-
biental (sentencia)  (38). fía moral, desde la sociología o fenomenología, o desde la
teoría General del Derecho, respectivamente. Se trata de
Habiéndose consignado una caracterización una proposición prescriptiva (enunciado con sentido),
posible de los bienes jurídicos colectivos —pro- perteneciente al mundo contrafáctico. No están óntica-
pios e impropios— y, en particular, aquellos de mente demostradas, sino deónticamente argumentadas.
A ello se añade que casi siempre la norma es un complejo
nueva generación, se avanza sobre criterios de enlace entre proposiciones que constituyen en su interac-
concreción del bien jurídico colectivo y, a la vez, ción un sistema jurídico. Considerando el grado de com-
ya se presume la complejidad de los ecosistemas plejidad la norma jurídica puede ser y/o funcionar como:
como bien jurídico tutelable. a) una proposición simple, esto es, un enunciado norma-
tivo prescriptivo con sentido, una unidad normativa o un
elemento simple del orden jurídico; b) una proposición
 (35) FUENTES OSORIO, 2021:117-118. compleja, esto es, un conjunto de enunciados simples en
 (36) FRISCH, 2015:9, recuerda que, en virtud del pos- relación, entre sí, o; c) un sistema jurídico momentáneo
tulado de la unidad de ordenamiento jurídico, el derecho o estático, esto es, enunciados que correlacionan circuns-
penal es un derecho (accesorio) secundario, que no puede tancias fácticas (casos) con determinadas consecuencias
contradecir las permisiones realizadas por el ordenamien- jurídicas (decisiones) —a un supuesto de hecho defi-
to primario del derecho civil ni, así tampoco, por lo habi- nido, una consecuencia jurídica estipulada—. Según la
litado mediante acto administrativo basado en el también acepción a), la norma jurídica es una unidad o elemento,
primario derecho público. mientras que en las variantes b) y c) la norma jurídica se
formula como una relación o proceso. Las normas jurídi-
  (37) FUENTES OSORIO, 2021:13-14 y 117, expresa el cas no son unidades indivisibles, previamente dadas por
apotegma “Vivir contamina” para luego sostener que no convención, sino construcciones relacionales y probabi-
toda lesión del medio ambiente se valora como negati- lísticas más parecidas a los quantum de energía que a los
va. Al contrario, la sociedad estima valioso el ejercicio de átomos, que se construyen y deconstruyen para cada caso
numerosas actividades que “contaminan” o que pueden por el observador al interpretar/argumentar y solo recibe
hacerlo. su existencia de esa construcción en tanto se respeten las
técnicas constructivas de la teoría de la argumentación,
  (38) “Caso judicial ambiental”: conflicto intersubje- que se sirve de reglas, principios y valores constitucionali-
tivo sometido a jurisdicción en la cual se encuentre in- zados, dúctiles y moldeables como todo valor, pero sisté-
volucrado o concurra, al menos, un interés ambiental micos e internos por ser jurídicos.
expresado en alguno de los principios jurídico-político-
ecológicos.  (41) SERRANO MORENO, 1999:92.

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Leandro D. Ríos

y categorial indispensable para dicha construc- de índole cultural, histórico o social  (45). Dicho
ción  (42). modo de comprensión ha detenido el análisis
por operar con una noción, como la de ambiente,
Un severo problema epistemológico se deriva demasiado ambivalente y, a la vez, ha complica-
de que la doctrina jurídica (penal) de inspiración do toda la discusión acerca de las estructuras de
continental ha trabajado sobre la inespecífica imputación adecuadas, en particular lo referido
noción de “(medio) ambiente” como bien jurídi- a los delitos de peligro abstracto y a los delitos
co tutelable  (43). La carga de polisemia del tér- acumulativos  (46).
mino ha obstaculizado una adecuada compren-
sión y tratamiento jurídico-penal de los diferen- Por el contrario, el concepto de ecosistemas
tes ecocidios en el marco de la crisis civilizatoria ofrece una mejor capacidad de rendimiento, al
más severa que ha experimentado la humanidad referirse a formas reales de organización de la
en toda su existencia. vida, es decir, a procesos biológicos diferencia-
dos espacio-temporalmente, siendo una entidad
Esa polisemia conceptual irá aumentando en que está en el mundo real y que sería sistemático
idéntica medida en que se acreciente el grado aunque la especie humana no hubiese acuñado
de complejidad del ambiente, la variedad de los el término y el propio método sistemático.
modos de vida y la multiplicidad de los lugares fí-
sicos con sus distintos ritmos temporales. Cuan- Se trata de ese conjunto de funciones   (47) y
to más alta sea la polisemia, más dificultosa será estructuras de funciones, relativamente estables
la diferenciación hacia el interior del sistema ju- y autorreguladas  (48), que contribuyen a la du-
ración  (49) de la naturaleza en un ámbito espa-
rídico  (44).
Resulta ostensible el esfuerzo rudimentario  (45) JORGE BARREIRO, 2005:38-46 y ABOSO, 2016:74-75.
de la dogmática penal por comprender el medio  (46) FUENTES OSORIO, 2021:78-115, repasa todas las
ambiente como bien jurídico, al categorizarlo combinaciones posibles entre las diversas perspectivas y
bajo las perspectivas antropocéntricas/ecocén- concepciones (antropocéntricas/ecocéntricas, radical y
tricas, en sus versiones radicales y atenuadas, moderada) con las distintas estructuras de ilicitud, anali-
zando la relación de ofensividad, el momento consumati-
combinadas a su vez con sus alcances extensivos vo y el tamaño del ecosistema.
y restrictivos, según se incluyan o no junto a los
componentes bióticos y abióticos, aquellos otros  (47) “Función”: relación entre elementos de un sistema
o entre un sistema y su entorno que asigna a cada elemen-
to del primero un elemento del segundo o ninguno. En
 (42) SILVA SÁNCHEZ, 2004:19 denuncia que “el siste- sentido matemático, es la regla que asigna un número real
ma de la teoría del delito es, todavía, insuficientemente a otro. La primera variable numérica es así dependiente de
abierto”. la segunda que se denomina independiente. La función en
cuanto regla no es susceptible de verificación o falsación
  (43) ABOSO, 2016:69, apunta que en los “delitos eco- en sí misma.
lógicos” o “ecodelitos”, el bien jurídico tutelado ha sido
identificado con el medio ambiente (Umwelt), siendo un   (48) “Autorregulación”: es la adecuación del sistema a
concepto notoriamente indeterminado. su propia complejidad. Los sistemas complejos, si quieren
durar no solo tienen que adaptarse a su entorno (esto sería
  (44) SERRANO MORENO, 1992:25-27, señala tres ra- adecuación), sino que también tienen que hacerlo a su pro-
zones de la polisemia del concepto de ambiente: 1) la pia complejidad. Cada sistema tiene, por lo tanto, proble-
matización realizada por las distintas ciencias desde sus mas de adecuación a su entorno y también problemas de
específicas perspectivas, 2) el tipo de desarrollo industria- adecuación a su propia complejidad (autorregulación). El
lista que siempre reinvierte el beneficio, que requiere más objetivo de todo sistema es el equilibrio entre problemas de
energía, que no introduce los recursos ambientales en autorregulación y problemas de adecuación. Una inclina-
el sistema de precios y que, en consecuencia, y 3) a esta ción excesiva hacia los primeros petrifica los límites, puede
variedad de posibles significados abstractos corresponde garantizar la duración, pero impide la evolución. Una incli-
una cada vez más amplia interacción, siendo imposible nación excesiva hacia fuera debilita los límites, acelera la
profundizar en cualquiera de sus sentidos sin considerar evolución, pero el sistema se arriesga a la extinción.
los demás, con el efecto paralelo de la aparición de exten-
sas zonas fronterizas con “lo ambiental” que obligan al in-   (49) “Duración”: Es la forma de la relación entre el
vestigador de cualquier ciencia a colocarse un poco más tiempo y la vida. En la tradición es el conatus: cualidad
afuera que dentro de los marcos epistemológicos conven- en virtud de la cual cada ser se esfuerza por perseverar
cionales de su parcela de saber. en su ser. En la formulación cartesiana: cada cosa per-

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

cial de proximidad geográfica y en relación  (50) nales  (55). Los contornos de los ecosistemas, en
con procesos biológicos trabados en determina- función de un caso jurídico en donde se encuen-
das especies vivientes, posibilitando que el sis- tre implicado un interés ambiental, se diseñan
tema  (51) cumpla con sus objetivos básicos de y concretan ante cada conflicto intersubjetivo
duración, manteniéndose, limitándose   (52) y judicializado, por parte de los intérpretes/argu-
diferenciándose de su entorno  (53), reparándo- mentadores intervinientes, debiéndose observar
se y reproduciéndose durante una considerable protocolos argumentales de construcción y espe-
extensión temporal, a pesar de las transforma- cificación, combinándose insumos normativos
constitucionales, sustanciales y procesales.
ciones de algunos de sus aspectos geográficos o
climáticos y en los mismos organismos o incluso La circunstancia que el bien jurídico colec-
especies que los componen  (54). tivo propio, denominado ecosistema, sea tam-
bién una construcción jurídica, no significa que
Un buen ejemplo del uso de la noción de eco- quede al arbitrio o capricho de sus diseñadores
sistema, por sobre la de (medio) ambiente, lo su sentido y alcance, sino que deben observar-
constituye el trato conceptual de los sistemas hi- se —como técnicas constructivas— las reglas,
drológicos, los cuales no pueden ser segmenta- los principios y los valores constitucionalizados
dos en partes, conforme a divisiones jurisdiccio- internos del sistema jurídico. Al igual que los
arquitectos que diseñan y construyen edifica-
manece en el mismo estado en el que se encuentra si ciones diversas, respetando ciertas técnicas de
nada la cambia. La duración del sistema depende del construcción básicas, las que de no ser segui-
equilibrio entre sus problemas de autorregulación y sus das harían colapsar el edificio, los juristas en el
problemas de adecuación. No es lo mismo duración
que “supervivencia”, término este que debería reservar-
contexto de un proceso (legislativo o judicial),
se para sistemas vivos. Tampoco es lícito confundir sin también deciden dentro de un altísimo grado
más la condición de duración con el objetivo del siste- de diversidad —contingencia  (56)— para cons-
ma. El equilibrio adecuación/autorregulación es por
ejemplo condición de duración de los sistemas jurídi-
 (55) CS fallos 340:1965. “Provincia de La Pampa c/ Pro-
cos, pero no por ello pueden excluirse de entrada otras
vincia de Mendoza (Río Atuel)”, sostiene que el paradigma
finalidades del sistema, tales como la justicia, el orden
jurídico que ordena la regulación del agua es eco-céntrico,
o el bienestar.
o sistémico, y no tiene en cuenta los intereses privados o
  (50) “Relación”: cualquier contacto entre elementos. estaduales sino los del mismo sistema, como bien lo es-
Un elemento o está dentro o está fuera del sistema, la rela- tablece la ley general del ambiente. Así se destaca que el
ción, en cambio, pueden cruzar los límites. ambiente, y en especial, los cursos de agua que lo com-
ponen no son una mera acumulación de elementos sino
 (51) “Sistema”: conjunto de elementos que interactúan un sistema integrado que tiene un punto de equilibrio, tra-
entre sí y que, al hacerlo, se diferencian mediante límites tándose de un sistema hidrológico integrado por distintos
de un entorno con el que se comunican. componentes a través de los cuales fluye el agua tanto de
  (52) “Límite”: magnitud a la que siempre es posible superficie como subterránea y siendo esencial esa interre-
acercarse y nunca es posible alcanzar. Al diferenciarse de lación entre los componentes, que hace del curso del agua
su entorno un sistema crea límites que pueden ser más o un verdadero sistema. No obstante, en el considerando 4°
menos infranqueables, según la selección del propio siste- se expresa que: “el ambiente es un bien colectivo, de perte-
ma, desde un muro hasta una membrana. Desde el punto nencia comunitaria, de uso común e indivisible”.
de vista espacial el límite es la función que distingue el  (56) “Contingencia” es la variabilidad en ser (o de re-
adentro del afuera. Desde el punto de vista temporal, el lacionarse) de otro modo ante la complejidad, en tanto y
límite hace que las cosas en el interior de un sistema nun- en cuanto, ante cierto nivel de organización del sistema,
ca sucedan al mismo tiempo que las cosas en su entorno resulta imposible que todos los elementos mantengan re-
(véase “diferenciación temporal”). lación recíproca simultáneamente. Es consecuencia de la
  (53) “Entorno” (también “medio” o “ambiente”, selección y, a su vez, implica siempre el riesgo. Mientras
Umwelt, environment): El sistema tiene límites, el entorno que entendemos por “contingencia jurídica” la contingen-
no. El sistema por tanto puede ser delimitado o definido, cia referida a la posibilidad de construcción de una norma
el entorno no. El entorno solo se puede definir desde cada jurídica, y con ello al bien jurídico, mediante otra relación
sistema y para cada sistema. Cada sistema tiene un entor- entre elementos. Dicha variabilidad se elabora o ejecuta
no y solo un entorno. No puede haber dos sistemas dife- dentro de las condiciones dadas, lo cual jurídicamente
rentes con el mismo entorno. significa que se realiza dentro de las condiciones permiti-
das por el sistema selectivo de fuentes, siendo limitada en
 (54) SERRANO MORENO, 1992:30-35. cuanto a opciones y cerrada en cuanto a tiempo, como así

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truir —selección   (57)—, normas y bienes jurí- Esquemáticamente, las propuestas de interna-
dicos, acatando aquellas técnicas para que no se lizar las divergencias entre el costo de produc-
derrumben por invalidez jurídica. ción y el efecto ambiental causado, en orden a
atender a la necesidad civilizatoria de ecologizar
Demos ahora un paso más en el análisis y ex- la economía y sus métodos productivos intro-
ploremos cuáles pueden ser esas reglas, princi- yectando los ecosistemas (naturales) al sistema
pios y valores constitucionalizados que operan,
jurídico son de dos clases, según sea el objetivo
protocolarmente, como técnicas de construcción
de ecologización gradual o integral. Dentro de
de un concepto valorativo  (58) como el de eco-
sistema, en tanto, bien jurídico colectivo propio: las soluciones graduales, que persiguen trans-
formar ecológicamente el capital sin abolirlo, se
En primer orden, ello no puede formularse por ubican la solución del Estado o la del mercado.
fuera de los programas de interiorización de las La variante estatista de corte eco-keynesiana
externalidades  (59) negativas que genera la eco- (Arthur C. Pigou, 1920), aspira a una política de
nomía capitalista  (60) como entorno problemá- equilibrio con control público de las decisiones
tico de los ecosistemas  (61). generales, en los ámbitos penales, administrati-
vos y fiscales, mientras que la variante eco-liberal
también por la dogmática jurídica en virtud de un com- (Ronald H. Coase, 1960), brega por una política
plejo juego que la convierte en una instancia de reducción no intervencionista contractualista de enfoque
de contingencia. mercantilista  (62).
  (57) “Selección”: toda operación en virtud de la cual
un sistema reduce su complejidad, diferenciando entre En lo que interesa al objeto del presente estu-
sus elementos y los elementos del entorno. La selección dio, la propuesta eco-integradora busca superar
implica contingencia y la contingencia implica riesgo. El el eclecticismo entre las soluciones del Estado y
concepto de selección no tiene ningún elemento psíqui- del mercado, para propugnar un serie de direc-
co-humano, ya que es un proceso sin sujeto, realizado
por funciones del propio sistema. Los sistemas vivos, los trices de ecología jurídica, cuya concreción en
sociales, e incluso los mecánicos, diseñan sus estrategias reglas   (63) principios   (64) y valores constitu-
de selección, sin que en ningún momento intervenga la cionalizados, se presenta como auténtico progra-
voluntad humana.
 (58) Lo que aquí se intenta metodológicamente con la no sería sinónimo de la diferencia sistema/entorno. Pero
noción de ecosistema como bien jurídico colectivo propio, el concepto suele utilizarse como sinónimo de sistemas
reconoce un parangón con aquella definición del concep- naturales o vivos.
to personal de conducta de Roxin (ROXIN, 2015:252-265),
en tanto se aspira a destacar los aspectos valorativos nor-  (62) SERRANO, 2007:43-86 efectúa un análisis preciso
mativos que acoja en su campo visual la realidad vital lo sobre los programas de control público ambiental y de au-
más exactamente posible, siendo capaz de considerar, en torregulación ambiental.
todo momento, los últimos conocimientos de la investiga-  (63) “Regla”: norma jurídica estructuralmente limitada
ción empírica. en su aplicación a un grupo de casos, debido a la descrip-
  (59) “Externalidad”: es la divergencia entre lo que un ción en su formulación de un supuesto de hecho y su co-
agente económico paga por producir y los efectos, positi- rrelativa consecuencia jurídica. Su modo de regir es el del
vos o negativos, que causa su producto o su propio proce- mandato definitivo, dado que son normas jurídicas que
so productivo, cuyos costes o beneficios no revierten sobre prescriben de manera definitiva (prohibición/mandato/
el agente que toma las decisiones. Como es sabido los da- permisión) y su modo de operar es la subsunción. Si bien,
ños ecológicos se consideran externalidades negativas por como toda norma jurídica, es una proposición del deber
la tradición neoclásica de teoría económica. ser, deóntica, al estar dotada de un alto grado de concre-
ción, por su vigencia (competencia y procedimiento), su
  (60) Nos referimos al paradigma neoclásico cuyo ori- aplicación es posibilística o binaria (1/0, in/out, tertium
gen se remonta a la Escuela Histórica Escocesa del Siglo non datur).
XVIII (paradigmáticamente, David Hume y Adam Smith).
También es posible alistar a las obras: “La riqueza de las  (64) “Principio”: norma jurídica estructuralmente do-
Naciones” (1776) de Adam Smith y los “Principios de Eco- tada de la pretensión de aplicación máxima a todos los ca-
nomía Política” (1848) de John Suart Mill, como un giro en sos, cuyo modo de regir es el de un mandato de optimiza-
la concepción relativa a la teoría del valor, es decir, a cómo ción y su modo de operar la ponderación. Los principios,
se genera y quien la distribuye. para su aplicación al caso concreto requieren su especifi-
cación (transformación) en una regla. Es una proposición
 (61) “Ecosistema”: si el prefijo ‘eco’ designa el entorno, del deber ser, deóntica, argumentable, probabilística o
entonces cada sistema es un ecosistema, porque el térmi- graduable (más o menos, regulable en grado, difusas).

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

ma de adaptación  (65) del sistema jurídico a los dos de ellos: a) el “principio de interiorización de
ecosistemas y, a la vez, de reducción  (66) de los los bienes o intereses ambientales” y b) el “prin-
problemas ambientales a conceptos y categorías cipio del desarrollo sostenible”. Ambos son bue-
jurídicas. A esta actitud metodológica, podemos nos ejemplos de los cauces normativos por los
considerarla como una auténtica ecologización cuales deben discurrir los criterios de concreción
del Derecho (penal) y en dicho marco es que se del bien jurídico colectivo propio ecosistema.
considera el ecosistema como bien jurídico co- a. Un eje central del programa de ecologiza-
lectivo propio  (67). ción del derecho (penal) reza: las características
propias de cada ecosistema, es decir, las variables
De todo el set de principios de ecología jurídi- naturales que los convierten en algo diferente a
ca  (68), solo nos detendremos en el análisis de su entorno, han de ser jurídicamente evaluables
y valoradas como bienes dignos de tutela jurídi-
  (65) “Adaptación”: (latín: adaequatio; inglés: adapta- ca, no siendo consideradas como factores exóge-
tion) 1. En sus orígenes filosóficos designa la proporción nos a los sistemas jurídicos, sino directamente
entre la cosa y el intelecto (adaequatio rei intellectus). La
verdad es definida como la adecuación de la cosa con el
como bienes o intereses jurídicos.
concepto. 2. En sus orígenes científicos, la noción desig-
naba solo la relación sistema/entorno. Más tarde, en la
La referencia que realiza la Constitución Na-
historia de la biología y, en especial, con el desarrollo del cional al “ambiente”  (69) no implica, por sí mis-
paradigma evolucionista, se admitió que el sistema no te- ma, la interiorización automática de las variables
nía una relación tan simple con su entorno, sino que tenía naturales de los ecosistemas. Ello por cuanto el
que adaptarse a su entorno para sobrevivir, para lograr su grado de abstracción y polisemia del término,
propia duración. Y pronto se añadió a este pensamiento el impide la definición precisa del objeto de protec-
inverso: también era posible que el entorno se adaptase al
sistema y que contribuyera a la evolución del sistema. 3. El ción ecológica y de sus contornos.
psicoanálisis norteamericano retornó a la noción primera,
al formular la adaptación del sujeto como uno de los obje- Una genuina programación ecológica del sis-
tivos del análisis y como criterio de finalización de la cura. tema jurídico (penal) exige, en un primer nivel
4. En el plano de las semióticas es la operación resultante de concreción, una descripción expresa de cada
de la conformidad o proporción entre dos objetos, unida- una de las variables naturales de los ecosistemas,
des o magnitudes semióticas. La adecuación será vertical previamente concebidas e identificadas como
cuando se exija la conformidad o proporción entre dos ni-
bienes o intereses jurídicos. Al principio abstrac-
veles distintos de lenguaje, por ejemplo, entre las estruc-
turas profundas y las estructuras de superficie. En cambio, to de protección ambiental, de jerarquía consti-
será horizontal cuando se exija la conformidad entre la tucional, se lo debe especificar mediante la pre-
teoría y su aplicación. cisión de aquellos bienes o intereses ambientales
 (66) Se utiliza el término “reducción” en varios de sus
que serán sometidos a tratamiento legislativo y
significados posibles: 1. como abstracción lógica, 2. Como reglamentario, para luego ser elaborados judi-
generalización en el sentido de transformación concep- cialmente.
tual —muy común en el quehacer dogmático— al intentar
convertir la decisión de casos particulares (sentencia) en Un segundo nivel de concreción en la interio-
programas de decisión general (ley) y 3. Como sinónimo rización de los ecosistemas al sistema jurídico, lo
de simplificación o reducción en el sentido terminológico
más peyorativo.
(proporcionalidad, no discriminación, consistencia, aná-
  (67) La “ecología jurídica” asume el paradigma de la lisis costo/beneficio, examen continuo de los desarrollos
complejidad; no es atomista sino cuántica; no es determi- científicos). Además, en el plano de la ecología política se
nista, sino que admite el azar; utiliza la dinamicidad frente los debe integrar con la tesis de la bicondicionalidad y los
a la estaticidad; la integralidad del esquema sistema/en- principios de la insuficiencia; de la necesidad; de radicali-
torno frente a la mecanicidad del esquema todo/parte; la dad (coraje) o gradualismo (prudencia) del orden jurídico
procesualidad frente a la sustancialidad y la temporalidad ambiental.
frente al binomio progreso reacción.
 (69) Art. 41, CN, párr. 1º: “Todos los habitantes gozan
  (68) Expresados en término de principios jurídicos, del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
pueden mencionarse el de interiorización de los bienes desarrollo humano y para que las actividades productivas
e intereses ambientales; el de publificación de la decisión satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las
ambiental (derechos a la participación ciudadana); el de de las generaciones futuras; y tienen el deber de preser-
judicialización de los intereses colectivos; el de desarro- varlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obli-
llo sostenible; el de Justicia distributiva; el de precaución gación de recomponer, según lo establezca la ley”.

34 • RDAmb • DERECHO PENAL AMBIENTAL


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constituye la consideración de los derechos de b. Crecer significa aumentar por adición,


las generaciones futuras en relación con la con- mientras que desarrollarse puede significar,
servación y transmisión de los ecosistemas como además de crecer, acceder gradualmente a un
bienes jurídicos colectivos propios, siendo los estado más pleno, mayor o mejor. El desarrollo
poderes públicos garantes   (70) de la evitación sostenible o ecodesarrollo fricciona con el cre-
de abusos  (71). cimiento económico cuantitativo como eleva-
ción gradual de una corriente de bienes aptos
Sería incluso posible agregar un tercer nivel para ser consumidos, evaluándose la transfor-
de concreción del principio de interiorización, mación de recursos naturales como pérdida.
que debería verificarse en el momento legislati- Factor ambiental y factor productivo coliden
vo del sistema jurídico y que consiste en definir en la realización de conductas ordinarias refe-
de modo general los objetivos ambientales en ridas a las actividades socialmente necesarias
los procesos de producción, consumo y emi- y habituales. En eso consiste la esencia conflic-
sión, orientados al cumplimiento del desarrollo tual de los bienes jurídicos colectivos propios
sostenible. En esta instancia, una ley general de que torna indispensable la ponderación de in-
protección ambiental, en vez de una tendencia tereses ambientales y productivos, ecológicos
duradera del mercado, tendría a su cargo indi- y económicos.
car qué o cuáles ecosistemas adquieren la tutela
penal como bienes jurídicos colectivos propios, De esa ponderación pueden extraerse criterios
deslindándolo de las otras variables naturales de que ayuden a la concreción de los ecosistemas
los ecosistemas que reciben el rango de interés como bienes jurídicos colectivos propios, pun-
público y sobre cuáles otras pueden recaer solo tualmente en lo que hace a la instancia de su
intereses ambientales legítimos   (72). Ello con- afectación. Se señalan tres criterios, a modo de
tribuiría a fijar deslindes posibles entre el ilícito subprincipios, que anidan en el principio ecoin-
penal y el ilícito administrativo sancionatorio en tegrador del desarrollo sostenible: 1) la función
la materia ambiental  (73). de regeneración, 2) la emisión sostenida y 3) el
vaciado sostenido  (74).
 (70) “Garante”: especial posición normativa de la cual
se derivan deberes jurídicos de comportamiento. Su ori- 1. La función de regeneración de los ecosiste-
gen puede basarse en fuentes de índole formal o material. mas resulta un criterio empírico natural idóneo
Dentro de las primeras se suelen enunciar a la ley, al con- para establecer, normativa y valorativamente, el
trato o al actuar precedente (injerencia). Respecto de las exacto instante del comienzo de su agresión o
segundas, existen dos clasificaciones formuladas teórica-
mente y mayormente difundidas, a saber: la distinción de peligro. Cuando se afecte la capacidad de rege-
la teoría de las funciones (Armin KAUFMANN, 1954) que neración de aquellos elementos o componentes
diferencia entre la función de protección de un bien jurídi- que se integran como recursos naturales a los
co (garantes de protección) y la función de control de una procesos de producción y por su inconmensura-
fuente de peligro (garantes de control o aseguramiento) bilidad no puedan ser incluidos en el sistema de
Por otra parte, la teoría institucional o material-funcional
de los deberes (JAKOBS, 1983) fija la distinción entre debe-
precios, la reacción punitiva tendrá una funda-
res negativos y positivos. FRISCH, 2015:17, llama la aten- mentación suficiente para su aplicación.
ción acerca de cómo aplicar jurídico-penalmente el orden
pre penal de forma adecuada, siendo ello un motivo para 2010 y NIETO GARCÍA, 2012. La distinción entre ilícito
reflexionar nuevamente acerca de la apropiada punibi- penal e ilícito administrativo sancionador, constituye una
lidad del funcionario en el derecho penal del medioam- temática central y clásica tanto en el derecho penal como
biente. Sobre la posición de garante en materia ambiental, en el derecho administrativo. Para una referencia sobre el
ver el precedente de la CFed. Cas. Penal, sala IV, causa estado actual del debate, se recomienda una antigua in-
16385, “Bornemann”, registro 1034.14.4, del 06/06/2014. vestigación del Prof. Ramón García Albero y la tesis docto-
 (71) Art. 41, CN, párr. 2º: “Las autoridades proveerán a ral de Pablo Rando Casermeiro. Ambos trabajos a su vez se
la protección de este derecho, a la utilización racional de remiten en este aspecto al repaso historiográfico de Heinz
los recursos naturales, a la preservación del patrimonio MATTES (1979) “Problemas del Derecho penal adminis-
natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la infor- trativo”. También resulta de lectura obligatoria, desde una
mación y educación ambientales”. perspectiva administrativista, el intento de sistematiza-
ción integral de la materia administrativa sancionatoria
 (72) SERRANO MORENO, 1992:209-217. que formula Alejando Nieto García.
  (73) GARCÍA ALBERO, 2001, RANDO CASERMEIRO,  (74) SERRANO, 2007:107-111.

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

Así, las conductas de producción habituales Por otra parte, en el ámbito de la ilicitud penal
constituirán ilícitos penales cuando la inversión ambiental, como categoría de la imputación pe-
de capital natural sea realizada por encima de la nal, las denominadas “cláusulas de significación”
capacidad de regeneración de los ecosistemas de lucen como conceptos relacionales de valora-
origen. Por el contrario, cuando la inversión del ción presentados como reglas que, no obstante
capital natural de dominio público en procesos requerir de precisiones de contexto, aspiran a
productivos ordinarios sea desplegada por debajo vehiculizar las variables naturales de los ecosis-
de los niveles de capacidad de regeneración de los temas hacia el interior de la teoría del delito, fun-
ecosistemas implicados, las conductas serán con- cionando como tópicos de argumentación en la
sideradas sostenibles o de utilización racional. construcción del bien jurídico en el caso concre-
to, estableciéndose así la relevancia/irrelevancia
2. El (sub)principio de la emisión sostenida fija penal de la conducta, mediante los términos de
el criterio de polución según el cual las tasas de “perjudicial”, “duradero”, “en cuantía significati-
emisión de los residuos de la actividad producti- va”, “relevante”, “irrelevante”, “cantidad insignifi-
va deben ser iguales a las capacidades naturales cante” y “población”  (76).
de asimilación de los ecosistemas en que se vier-
tan aquellos. En ese sentido, debe establecerse La crítica dogmática, que persigue invalidar
empíricamente la capacidad de asimilación de ese criterio de determinación de la ilicitud penal
residuos del ecosistema implicado en el conflic- ecológica, destaca que se trata de demandas ge-
to, de modo tal que la conducta de degradación néricas de valoración, presentándose como tér-
que atente contra dicha capacidad natural, su no minos difícilmente comprensibles y apenas ho-
mantenimiento o su sobreutilización sean con- mogéneos, contradictorios, circulares, que com-
sideradas como un uso irracional o abuso de los plejizan el tipo sin facilitar su aplicación y dejan
recursos naturales y así fundamenten la aplica- la decisión sobre la frontera entre el ilícito admi-
ción de una consecuencias jurídica penal o san- nistrativo y penal a la arbitrariedad judicial  (77).
cionatorias, según su gravedad  (75).
No obstante los déficit señalados y en lo que
3. Por último, la directriz del vaciado sostenido respecta al objeto de este estudio, resulta consta-
está referida a los ecosistemas integrados por re- table que las cláusulas de significación funcionan
cursos naturales no renovables, es decir, aquellos o, al menos, se disponen como tópicos internos
cuya utilización implica su destrucción irreversi- del juicio de ilicitud penal, susceptibles de inter-
ble. En ese supuesto, la cuasisustentabilidad del pretación y argumentación, para la construcción
agotamiento será lícita siempre que su tasa de (especificación) del bien jurídico colectivo pro-
vaciado sea igual a la tasa de creación de susti- pio en relación con las formas de las conductas
tutos renovables. Ello es especialmente relevante de afectación, al objeto de protección y al grado
para el sistema jurídico (penal), en ocasión de tu- de lesión o peligro —concreto o abstracto—.
telar ecosistemas cuyas variables de no regenera-
bilidad exijan desestimular su uso. Precisamente, por lo último apuntado, ya sabe-
mos que las posibilidades y las limitaciones en la
protección penal de los ecosistemas no residen
 (75) En cuanto al nivel de degradación de las capaci-
solo en el carácter constructivo y contextualiza-
dades naturales regenerativas de los ecosistemas, es po-
sible distinguir tres clases de intervenciones jurídicas: si do de la noción de bien jurídico colectivo propio
se trata de proteger, conservar o restaurar la aptitud de y, en particular, en la ponderación de intereses
regeneración, deben utilizarse instrumentos de incenti-
vación o fomento, como las subvenciones y los subsidios;   (76) FUENTES OSORIO, 2021:17 y 121, sostiene que
si el daños es recuperable o sostenible, la indemnización las cláusulas de significación no tienen sentido de forma
civil y la sanción administrativa son reacciones adecuadas aislada y solo pueden descifrar mediante una contextua-
y proporcionadas; en cambio, si el daño es insostenible o lización del concreto ilícito penal medioambiental en el
irrecuperable la consecuencias jurídica debe ser de índo- que se integran, combinándose con una forma de ataque
le penal. Por cierto, conviene recordar que el derecho no (vertido, emisión, caza, etc.), respecto de un objeto de pro-
siempre será necesariamente un instrumento de protec- tección del medio ambiente y en relación con un nivel de
ción ecológica, sino que a veces la aplicación de alguna de daño típico que debe ser superior al descrito administra-
sus normas puede implicar también efectos nocivos para tivamente.
los ecosistemas. De otro modo: el impacto jurídico no
siempre es protector o reparador del equilibrio ecológico.  (77) FUENTES OSORIO, 2021:125, con cita de Frisch.

36 • RDAmb • DERECHO PENAL AMBIENTAL


Leandro D. Ríos

necesaria en virtud de su nota conflictual. El previo   (79)—, sí afectaría de manera relevante


otro aspecto central de la compleja cuestión lo (en grado de lesión o de peligro) el bien jurídico
constituye el diseño de las estructuras de impu- protegido, en virtud de su “riesgo de sumación”
tación adecuadas ante la compleja tutela penal (criterio de peligrosidad adicional)  (80).
de aquellos.
Son variadas las maneras de concebir el delito
IV. La complejidad de la tutela penal de los acumulativo, según se atienda preeminentemen-
ecosistemas y la polivalencia de la noción de te al momento legislativo o al momento judicial
delito acumulativo del sistema jurídico  (81):
Los caracteres específicos de los bienes ju- Desde la dimensión prescriptiva se ha conce-
rídicos colectivos propios, en especial, la nota bido los delitos de acumulación o por acumu-
conflictual que impone la necesidad de realizar lación, como especiales técnicas de tipificación
ponderaciones sobre conductas habituales u or- destinadas a la protección de determinados bie-
dinarias en un esquema de producción capita- nes jurídicos colectivos   (82) y/o supuestos ex-
lista, junto con la calibración de principios jurí- tremos de ilicitud abstracta   (83), en los cuales
dico- políticos de una programación ecointegra- ni siquiera se requiere la constatación de una mí-
dora, en particular, los principios de interioriza- nima aptitud peligrosa de la conducta individual
ción de los bienes o intereses ambientales” y del para producir la lesión, siendo suficiente la com-
desarrollo sostenible, agregan complejidad  (78) probación de una expectativa realista consistente
y condicionan las estructuras de imputación pe- en que sin una prohibición coactiva, la conducta
nal y las fuerzan a incorporar la holística idea del sería reiterada o imitada por un gran número de
abuso del derecho. personas y de esa manera se afectarían intereses
protegidos  (84).
Ocurre que, en lo referente a la protección
penal de ecosistemas, nos enfrentamos a la de- Así, el peligro abstracto en los ilícitos acumula-
cisión de intervenir penalmente ante conduc- tivos no consiste en un juicio predicable del com-
tas que, realizadas en una sola oportunidad, no
afectan ningún bien jurídico (individual o co-   (79) SILVA SÁNCHEZ, 2006:148, diferencia con la au-
lectivo), es decir, son hechos que considerados toría accesoria.
unitariamente carecen de todo poder ofensivo  (80) RÍOS, 2013:45.
considerable, verificándose a lo sumo “micro
lesiones” en el objeto de protección u objeto del  (81) También es posible expresar dichas aproximacio-
nes con otros binomios, tales como: “instancia legislativa/
comportamiento. Sin embargo, y desde la pers- instancia judicial”; “legislación/jurisprudencia”; “ley/sen-
pectiva global o general, es posible aseverar (en tencia”; “pertenencia/aplicación”; “general/particular”;
tono de prognosis) que la reiteración de aquellas o “abstracto/concreto”; “norma primaria/norma secun-
conductas, ya sean realizadas por el mismo au- daria”; “prohibición/sanción”, todo ello con el propósito
tor y/o por terceros —sin necesidad de acuerdo de destacar que el quehacer jurídico (penal), según es
observado desde la función dogmática, se desarrolla en
momentos diferentes, todos creativos y autorreferencia-
 (78) “Complejidad”: un hecho es complejo si contiene les, pues se tratan de funciones internas del sistema jurí-
una cantidad tal de elementos que haga imposible ponerlos dico (penal) que se predican una a otras de modo pluri-
en relación recíproca simultáneamente, salvo por selección. condicional y, por ello, no pueden ser opuestos de modo
De otra forma, se dice que un sistema es complejo cuando irreconciliable. Sin embargo, resulta viable a los fines ex-
alcanza un nivel de organización tal que resulta imposible positivos servirnos de dicha diferencia conceptual, para
que todos sus elementos interactúen a la vez, es decir, que observar la manera en que los delitos acumulativos han
cada elemento se relacione en cualquier momento con to- concitado la atención de la ciencia jurídico penal, como
dos los demás, debido a las limitaciones inmanentes a la así también las coincidencias y asimetrías en su análisis
capacidad del sistema para interconectarlos. La teoría de la y comprensión.
complejidad no trabaja con la categoría diferencial sistema/
entorno, sino con la de elemento/relación. Por ejemplo, si   (82) FEIJÓO SÁNCHEZ, 2006:157 y 2007:818 y SOTO
explicamos una casa a partir de sus habitaciones, estare- NAVARRO, 2003:181.
mos empleando la óptica de la diferenciación funcional,  (83) MENDOZA BUERGO, 2001a:61 y KISS, 2011:45.
pero también podremos explicar la misma casa como un
conjunto de materiales, vigas, ladrillos, etcétera, y entonces  (84) SILVA DIAS 2003:461, nota 75, con cita de KUHLEN
estaremos usando la teoría de la complejidad. y KINDHÄUSER.

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

portamiento individualmente considerado sino, En particular, se relaciona a los ilícitos acumu-


antes bien, de un peligro presunto, estadístico o lativos con la evitación del “efecto composición
global relacionado con las eventuales conductas negativo”   (93) que se verificaría por la posible
de otras personas sobre las que no se dispone sumatoria de una pluralidad de conductas que
ninguna clase de influencia o de vínculo norma- aisladamente son inocuas o poseen un riesgo
tivo  (85). insignificante, aunque no se trata de conductas
con peligrosidad mediata respecto del bien jurí-
Así también, fijando la atención en la instancia dico (intermedio espiritualizado), sino de peli-
legislativa, un sector de la doctrina ve en la acu- grosidad directa cuando se unen a otros compor-
mulación un ejemplo paradigmático del fenó- tamiento de la misma tipología, su persecución
meno de la expansión del derecho penal en las y sanción implica la extensión de ius puniendi a
sociedades post industriales  (86) (de modo más conductas preparatorias  (94).
extremo: la expansión de la expansión)   (87),
como así también de una administrativización Son las demandas de protección del bien ju-
del orden jurídico-penal en el marco de la socie- rídico las que determinan la relevancia penal
dad del riesgo  (88) bajo el signo de una política de las conductas, que de forma aislada son ino-
criminal de signo preventivo instrumental  (89), cuas o poseen un riesgo insignificante, pero cuya
cuando no directamente un orden policial den- reiteración podría tener consecuencias lesivas,
tro del modelo de Estado vigilante  (90). por el efecto acumulativo y sinérgico   (95). En
tal sentido, se distinguen tres situaciones: 1) si
Similar es la aproximación para quien los de- no se ha producido el daño final, resultado de la
litos que protegen bienes jurídicos supraindivi- acumulación, se imputa la conducta que ostenta
duales inmateriales precisan de una reiteración
cierta peligrosidad directa de escasa relevancia,
generalizada de conductas que no respetan re-
pero que pertenece a la clase de comportamien-
glas básicas que aseguran el sistema y su funcio-
tos sobre la que existe un riesgo de repetición;
namiento. La dificultad, consistiría en determi-
2) si se ha producido el daño global se lo res-
nar el grado de lesividad exigible a la conducta
ponsabilizará por la conducta perteneciente a la
individual en relación con el bien colectivo, por
clase de riesgosas por acumulación y 3) también
ello la técnica más adecuada sería la tipificación
presuponiendo la producción del riesgo global,
en clave de peligro abstracto respecto de las afec-
se le adscribirá este a quien efectúa la conducta
taciones a bienes intermedios con función repre-
aislada, pero habiendo ex ante conocido el riesgo
sentativa  (91).
de sumación, tornándose un supuesto de impu-
Otro acercamiento al ilícito acumulativo ha tación ordinaria y no de sumación  (96).
sido su análisis acompasado con el iter criminis,
testeando si los delitos acumulativos constituyen También concentrado en la función legislati-
formas de anticipación de la tutela penal o si, por va y como ratio legis o fundamentación político
el contrario, pueden ser ubicados legítimamen- criminal de la ley, se ha pensado críticamente en
te en una fase ejecutiva del hecho punible  (92). el ilícito acumulativo desde la perspectiva de su

 (93) FUENTES OSORIO, 2010:43 y 2021:103, con cita


 (85) FEIJÓO SÁNCHEZ 2006:160.
de Gil Carlo y Kuhlen, precisa que el efecto de compo-
  (86) Críticamente SILVA SÁNCHEZ, 2006:143, ALCÁ- sición son los macroestados de equilibrio, pero también
CER GUIRAO, 2002:3, SOTO NAVARRO, 2003:181, 183, aquellas crisis o procesos dinámicos, que surgen por
184-186 y ALASTUEY DOBÓN, 2004:91. generación espontánea como consecuencia imprevista
o no intencionada de la agregación colectiva del micro-
 (87) RÍOS, 2010:52 y BUSTOS RUBIO, 2017(b):72). comportamiento.
 (88) FEIJÓO SÁNCHEZ 2006:155, calificando la admi-  (94) FUENTES OSORIO, 2006:26-29.
nistrativización del derecho penal como patología.
 (95) El efecto acumulativo en sentido estricto se refiere
 (89) FEIJÓO SÁNCHEZ 2007:809. a la acumulación de vertidos de una sustancia que supera
 (90) SILVA SÁNCHEZ 2003:315-316. el nivel de toxicidad tolerado, mientras que el efecto sinér-
gico alude a la combinación de sustancias que produce un
 (91) RODRÍGUEZ MONTAÑÉS 2004:354-355. efecto tóxico nuevo.
 (92) FUENTES OSORIO, 2006:25 y 2009:77.  (96) FUENTES OSORIO, 2010:43-44 y 2021:103-105.

38 • RDAmb • DERECHO PENAL AMBIENTAL


Leandro D. Ríos

efecto, el daño acumulativo en el futuro y en rela- buscar estructuras delictivas adecuadas que ga-
ción con las generaciones venideras  (97). ranticen la correcta conexión entre la acción típi-
ca y el bien jurídico protegido. En dicho sentido,
Apoyado en un modelo de legitimación au- se ha propugnado el pensamiento de la acumu-
tónomo del peligro abstracto bajo el esquema lación como el sustituto o equivalente material
denominado modelo del daño de peligro, por de la causalidad lesiva real entre la conducta y el
oposición al modelo de la agresión   (98), se ha bien jurídico  (101).
destacado que el criterio de los efectos cumula-
tivos desempeña una función prescriptiva, no Por otro lado, quizás de modo más sutil, exis-
adscriptiva, en la fundamentación de la punibi- ten aproximaciones que observan el delito acu-
lidad  (99). mulativo preferentemente desde la dimensión
adscriptiva, más vinculado con el momento judi-
También bajo la perspectiva que acentúa la
cial o aplicativo de la norma.
dimensión constitutiva o legislativa del Derecho
(penal), se deben considerar los estudios que se Así, se ha definido la acumulación como un
refieren a la temática bajo la expresión “para- concepto dogmático aplicativo, cuya utilidad
digma de la acumulación” opuesto al tradicio- consiste en la aportación de criterios interpre-
nal “paradigma de la causalidad”. En esa clave, tativos de ciertas tipificaciones y la consecuente
se analiza la posibilidad y corrección de utilizar imputación de algunos comportamientos, cuya
el primero como un equivalente material del ubicación sistemática reconocería el ámbito de
segundo al momento de poner en relación de la parte general del derecho penal. Dicha utiliza-
ofensividad una contribución con base en una ción sería semejante a la noción de adecuación
conducta individual respecto de bienes jurídicos
social, pues al igual que esta, la figura de la acu-
auténticamente colectivos  (100).
mulación se conforma a partir de la concepción
En defensa del bien jurídico como eje material existente en la comunidad jurídica respecto de
de la norma penal y reelaborando las estructuras los límites de la tipicidad y por extensión de la
de los bienes jurídicos, en particular distinguien- imputación jurídico-penal  (102).
do bienes jurídicos auténticamente colectivos de
los aparentes, se ha propuesto una renovada ca-   (101) HEFENDEHL 2007:182-195. Ello requiere una
tegorización de estos y, con ello, la necesidad de precisión técnica: mientras la “estructura del tipo o de la
tipicidad” es la relación de afectación de la conducta con
el objeto de protección, la “estructura de la antijuridici-
 (97) ALCÁCER GUIRAO, 2002:12. Es paradigmático el dad” es la relación de afectación de la conducta respecto
aporte de Alcácer Guirao, quien a pesar de reconocer que del bien jurídico protegido. El juicio de tipicidad como
la idea del daño acumulativo no puede expulsarse del de- antinormatividad (formal) puede conformarse con la
recho penal, sin desproteger una serie de bienes jurídicos realización de una mera actividad (regulación centraliza-
colectivos institucionales, lo considera inadecuado para la da), o bien puede exigir un resultado (natural) regulación
protección de esferas futuras de libertad (aquellas de las descentralizada). Por su parte, el juicio de antijuridicidad
generaciones futuras), por su inadecuación a los funda- como contrariedad (material) al ordenamiento jurídico,
mentos del derecho penal liberal. También es interesan- puede calificarse según su grado de afectación al bien ju-
te la comparación de dicha crítica con el sentido que le rídico (o a la norma) como de lesión o de peligro concreto
otorga a la noción de acumulación de Hans JONAS en su (regulación descentralizada) o como de peligro abstracto
obra “El principio de responsabilidad” (1995), ps. 32-34, (regulación centralizada). Aún se debate si la problemáti-
tal como lo contrapone BASCUÑÁN RODRÍGUEZ 2008:22 ca del resultado (natural) pertenece a la teoría del tipo (pe-
nota 28. nal) dentro del juicio de antijuridicidad o se examina en la
 (98) KINDHÄUSER 2009; el propósito de su artículo es lesividad como instancia propia del juicio de sancionabi-
aclarar y especificar su antigua propuesta de justificación lidad, mientras que existe mayor consenso en referencia a
autónoma o diferenciada de los delitos de lesión y de los que la problemática de la ofensa al bien jurídico pertenece
delitos de peligro. a la teoría de la antijuridicidad (penal).

 (99) MAÑALICH RAFFO 2006:518, quien opera con la   (102) SILVA DIAS, 2003:435-436. En este sentido, se
propuesta de legitimación para los delitos de peligro abs- destaca que los interrogantes implicados se proyectan en
tracto desarrollada por Kindhäuser. dos sentidos: primero, ¿hasta dónde está permitido llegar
en la atribución de responsabilidad penal?; y segundo,
 (100) BASCUÑÁN RODRÍGUEZ, 2008:22-23. En las no- ¿son admisibles formas de imputación individual basadas
tas 28 y 29 enumera bibliografía introductoria e indispen- en la idea de acción colectiva? Para Silva Dias el concepto
sable de la controversia acerca de los delitos acumulativos. de acumulación es eminentemente dogmático, no siendo

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

También se ha dado tratamiento a los ilícitos con pena. De otro modo: el delito acumulativo
acumulativos en relación con los criterios nece- debe ser estudiado en referencia a los principios
sarios para una imputación justa, limpia, correc- de distribución de responsabilidad y a la impor-
ta o adecuada (fair imputation). En este sentido, tancia de estos en la concreción del derecho y la
a la ilicitud acumulativa como especie se la po- conformación judicial del tipo, es decir, en la ins-
siciona bajo el género de los delitos de peligro tancia eminentemente aplicativa (104).
abstracto, incluyéndosela dentro de un conjunto
heterogéneo de tipos penales con potencialida- El relevamiento conceptual expuesto demues-
des de riesgo absolutamente diferentes, junto a tra la polivalencia del delito acumulativo como
los ilícitos preparatorios y a los ilícitos de peligro- noción jurídica (105) y constituye un indicio
sidad concreta  (103). cierto acerca de su específica y novedosa estruc-
turación normativa, tal como aquí será sugerida,
En una sintonía cercana a la propuesta an- a saber: como un supuesto de ilicitud atípica, en
terior, se afirma que la teoría de la imputación los términos y con los alcances desarrollados por
tiene mucho por aportar a los criterios de legiti- la teoría de los enunciados jurídicos (106).
mación de la potestad punitiva y, en particular,
se destaca que la relación entre la legitimación Como los conceptos (107) tienen historia, a
de la pena y la estructura de los delitos constitu- diferencia de los objetos (108) que padecen el
ye el ámbito adecuado donde la reflexión sobre tiempo, cabe recordar que el Kumulationstatbes-
los delitos acumulativos debe aún desarrollarse. tänden (109) reconoce su primera formulación
Así, se define a los delitos acumulativos como
una variante entre las criminalizaciones en el  (104) FRISCH 2007:326-327.
estadio previo a la lesión, acentúa la dimensión
  (105) RÍOS, 2013:60 y BUSTOS RUBIO, 2017b:17. No
adscriptiva del tópico desde el momento en que
existe una noción única y estable de los denominados de-
denuncia la necesidad de criterios y principios litos acumulativos.
que pongan de relieve, cuándo y por qué, deter-
minadas conductas con cierta lejanía respecto de  (106) ATIENZA y RUIZ MANERO, 1996 y 2000.
las concretas lesiones de bienes y derechos pue-   (107) Desde el “iusgarantismo funcional”, se concibe
den ser desaprobadas (prohibidas) y castigadas al término “concepto” como aquello observado mediante
una diferencia. Así, los conceptos son siempre construc-
ciones de un observador, no preexisten a la observación.
una técnica legislativa, pues no consiste expresamente —a En esto se parecen a los objetos, pero a diferencia de estos,
su entender— en una clase de tipo legal incriminatorio, los conceptos alejan al observador de lo observado. Los
ni resulta de la aplicación de una regla de la parte general conceptos se definen por sus opuestos y según sea pre-
del Código Penal, que combinado con un tipo respectivo cisado su antónimo en el binomio de diferencia, se mo-
abone una ampliación de la tipicidad. Para el autor portu- dificará el significado y alcance del concepto. El devenir
gués, la acumulación es un concepto dogmático, que sirve histórico, con sus contradicciones, incide en el sentido y
para la interpretación de ciertos tipos y para la imputación alcance de los conceptos, pudiendo alterar su significado.
de ciertos comportamientos, que un sector de la doctrina Al estar atravesados por la historia, los conceptos nacen y
pretende incorporar a la parte general de derecho penal. evolucionan, lo cual no siempre significa que progresen o
De ese modo lo asemeja a la “adecuación social”, apar- se perfeccionen, dado que a veces se contraen o declinan
tando el concepto de delito acumulativo de los delitos de hasta convertirse en piezas de museo de las ideas y, otras
peligro concreto (que considera como una mera técnica veces, devienen inútiles por hipertrofia, con lo cual se ex-
legislativa) y de los delitos de comisión por omisión (que tinguen.
concibe como un regla de imputación de la parte general
del Código Penal), sosteniendo que al igual que la (in)  (108) “Objeto”: lo observado, caracterizado y distingui-
adecuación social, la figura de la acumulación se confor- do sin poder separar la caracterización de la distinción o
ma a partir de la concepción existente en la comunidad diferencia. Esto es, aquello que se caracteriza distinguién-
jurídica acerca de los límites de la tipicidad y, por exten- dolo de todo lo demás. No necesariamente el concepto de
sión, de la imputación jurídico penal en relación con los objeto implica la distinción sujeto/objeto. El mero trans-
bienes jurídicos colectivos. BUSTOS RUBIO, 2017a:321- curso del tiempo físico puede ser predicado del objeto,
322 y 2017b:25, también considera la figura de la acumula- mediante las diferencias nuevo/viejo, moderno/antiguo,
ción como un concepto de carácter y creación dogmática, joven/adulto.
de corte y configuración político-criminal al servicio de la
interpretación de determinados tipos penales en la impu-   (109) Probablemente el origen del debate actual, tal
tación de determinados comportamientos. como lo expresa FEIJÓO SÁNCHEZ, 2007:817, se deba a
los aportes formulados por KHULEN, en sus trabajos ti-
 (103) VON HIRSCH y WOHLERS 2007:287-289. tulados: “Der Handlungserfolg der strafbaren Gewässer-

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en los ilícitos medioambientales o, de modo más mitido, mientras que considerando de modo rea-
exacto, ecológicos y su análisis quedó reserva- lista todos los factores, en particular el riesgo de
do básicamente a dicho ámbito con el tenor de sumación, su estatus deóntico se modifica.
propuestas de corte eminentemente político cri-
minal, al tiempo que se enmascaró en una serie A su vez, no resulta fortuito que la legali-
de temáticas cercanas, relegando toda reflexión dad (111) en materia ambiental se conforme
específica sobre aquel respecto del sistema de preeminentemente de principios, destacándose
imputación penal. Esta especial condición de el principio del desarrollo sostenible (112). Ello
ilícito atípico, también puede explicar los condi- condiciona la intervención penal y, si se decide
cionamientos que la temática ha padecido, hasta incriminar conductas que afecten a los ecosis-
el momento, en el debate jurídico (penal) (110). temas, necesariamente se deberán diseñar ilíci-
tos/culpables que infrinjan esos principios jurí-
V. El abuso (del derecho) sobre los ecosiste- dicos ambientales, dado que resulta evidente y
mas y el delito acumulativo como ilícito atípico constatable que los ecosistemas, como bienes
jurídicos colectivos propios, plantean una alta
Lo que sigue no puede ser una mera casuali- complejidad en su tutela (penal) que exige la
dad: compatibilización de la idea del abuso del de-
Ya definimos el delito acumulativo como aque- recho (113) en las estructuras de imputación
lla conducta, ilícita y culpable, que individual- jurídica (punitiva).
mente examinada carece de relevancia ofensiva Ante dicho estado de situación y gracias a las
encontrándose prima facie dentro del riesgo per- investigaciones de la teoría de los enunciados

verunreinigung (§ 324 StGB)”, en GA 86, y “Umweltstrafre-  (111) SERRANO, 1999:99 y 119. Bajo el paradigma del Es-
cht-auf der Suche nach einer neuen Dogmatik”, en ZStW tado constitucional de derecho y, en especial, en la relación
105, con el objetivo de explicar y legitimar el fundamento de los juicios de validez y de constitucionalidad, el “prin-
del ilícito contenido en el § 324 del Código Penal Alemán, cipio de legalidad” se reformula dinámicamente, en tanto
aunque deba computarse también como antecedentes el el momento judicial no está sometido a una dato textual,
trabajo de Fritz LOOS, “Zum ‘Rechtsgut’ der Bestechungs- inmóvil y fijo, sino sobre todo a una combinación de la ley
delikte” en el libro homenaje a Hans Welzel en 1974, bajo ordinaria y la norma constitucional, que puede invalidarla.
la denominación “delitos de masa”. Así, el “principio de legalidad” se reformula como “princi-
 (110) En primer lugar, los solapamientos conceptuales pio de sometimiento a la ley y al derecho”, siendo constituti-
con términos conexos y adyacentes, pero distintos. Así, vo de la experiencia jurídica contemporánea.
por ejemplo, con los conceptos de bien jurídico colecti-  (112) De nuevo: Art. 41, CN, párr. 2º: “Las autoridades
vo, de delito de peligro abstracto, de principio de insig- proveerán a la protección de este derecho, a la utilización
nificancia o bagatela, de autoría accesoria, de causalidad racional de los recursos naturales, a la preservación del
cumulativa, a los que debe agregarse la implicación en patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica,
debates clásicos como la diferencia entre delitos y faltas y a la información y educación ambientales”. SERRANO,
administrativas. Además de la yuxtaposiciones señala- 2007:35, delimitando el sistema jurídico ambiental indica
das, también puede comprenderse que las posturas que que toda esa normativa está atravesada por la idea central
detractan o defiendan la idea y legitimación de los delitos de la utilización racional de los recursos naturales.
acumulativos se ubiquen en distintos planos analíticos,
pues las críticas se formulan desde los principios jurídicos  (113) “Abuso de derecho”: ilícito atípico, que opera como
penales de culpabilidad, ofensividad y culpabilidad, cali- mecanismo de autocorrección del derecho evitando el for-
brados de modo tradicional, mientras que las réplicas se malismo legal extremo y el absolutismo de los derechos.
cursan desde argumentaciones sociológicas, como el de- Correctivo de la coherencia interna de los sistemas jurídi-
bate sobre el derecho penal de la sociedad del riesgo, o ar- cos (norma y ordenamiento) que salvaguarda la coherencia
gumentaciones de filosofía moral, como los fundamentos valorativa de las decisiones jurídicas calibrando el alcance
proporcionados por el dilema del “egoísta racional” y su de ciertas reglas jurídicas a la luz de los principios jurídicos
lógica. Dicho desfasaje del debate conceptual organizado que determinan su alcance justificado. También pueden ser
en clave de “crítica/réplica” o “detracción/defensa”, exhibe considerado como supuesto de laguna axiológica en el nivel
entonces la singularidad consistente en que las objeciones de las reglas. Presupone la existencia de reglas regulativas
se formulan desde el interior del sistema jurídico penal, de la conducta y el requisito del daño tiene un carácter di-
puntualmente desde su propia programación (lesividad/ recto, pues se produce al realizar, sin más, lo permitido por
proporcionalidad/culpabilidad), mientras que los argu- una regla regulativa (estructura del tipo de mera actividad y
mentos de legitimación se ordenan en su entorno proble- regulación centralizada). Se discute si es posible abusar de
mático (eficacia/utilidad). los derechos fundamentales. Ver SERRANO: 2006:7-9.

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jurídicos   (114), sabemos que existen ilicitu- Los denominados ilícitos atípicos surgen de la
des atípicas, cuya estructura de conformidad a fricción material o de coherencia entre reglas y
la regla y en infracción de principios, curiosa- principios, siendo posible calificarlos como una
mente, luce como un denominador común es- cuestión netamente vinculada a la validez de la
tructural entre el abuso del derecho, el fraude norma. Esta categoría jurídica ha sido formula-
de ley  (115), la desviación de poder y el delito da bajo la convicción de que su existencia en los
acumulativo. ordenamientos jurídicos evolucionados obedece
a una necesidad de coherencia (valorativa o jus-
Siendo el código de programación de los siste- tificativa) del propio sistema jurídico, pues de lo
mas jurídicos el binomio lícito/ilícito, en general, que se trata es de garantizar un ajuste o corres-
se califica como ilícita aquella conducta, tipifica- pondencia entre la dimensión directiva y la jus-
da y antijurídica, que infringe reglas y principios tificativa de las normas. De esta manera, se evita
(normas) careciendo de justificación por el con- el formalismo extremo en la aplicación del Dere-
texto (ordenamiento jurídico). cho y se preserva la coherencia interna, material-
En particular, la condición de “atípica”, según valorativa (validez), de las decisiones jurídicas.
la teoría de los enunciados jurídicos, proviene de Ello se logra mediante un proceso argumentativo
su oposición a principios de mandatos (pero no a que tiene carácter interpretativo-constructivista,
reglas) del sistema jurídico. Así, prima facie exis- respetuoso de la coherencia del ordenamiento
te una regla regulativa que permite la conducta jurídico.
analizada, sin embargo —y debido a su oposición Aunque en la formulación original de los ilí-
a algún principio—, dicha conducta retrovierte citos atípico, como categoría jurídica, se la ex-
su sentido deóntico y se convierte en ilícita, una cluye expresamente del derecho penal en virtud
vez considerados todos los factores  (116). de la exigencia de la estricta legalidad, siendo
aplicable a otros campos del derecho sanciona-
 (114) ATIENZA y RUIZ MANERO, 1996 y 2000. torio   (117), cabe señalar críticamente que ello
 (115) “Fraude de ley”: ilícito atípico, que opera como evita el análisis de una legalidad penal propia del
mecanismo de autocorrección del Derecho evitando el Estado constitucional de derecho que no opera
formalismo legal extremo y el absolutismo de los dere- solamente con reglas, sino también con prin-
chos. Correctivo de la coherencia interna de los siste- cipios   (118), a su vez, desconoce que los tipos
mas jurídicos (norma y ordenamiento) que salvaguar-
da la coherencia valorativa de las decisiones jurídicas penales contienen términos eminentemente va-
calibrando el alcance de ciertas reglas jurídicas a la luz lorativos y, curiosamente, no responde simétri-
de los principios jurídicos que determinan su alcance
justificado. Infringe un principio y afecta su conexión rencia que la subsunción del supuesto en dicha regla
justificativa con la regla que prima facie permite la rea- produce al balancear los principios aplicables al caso,
lización de la conducta. Se rechaza su aplicación al de- operación esta que exige el surgimiento de una nueva
recho penal debido al principio de legalidad. También regla prohibitiva en la que subsumirlo. Ocurre que, en
pueden ser considerado como supuesto de laguna axio- determinado supuesto, lo que habilita la regla difiera de
lógica en el nivel de las reglas. Presupone la existencia lo ordenado o permitido por su justificación subyacente,
de reglas regulativas y constitutivas (privadas) de la es decir, por los principios de los cuales la regla es una
conducta y se puede cometer únicamente mediante el concreción.
uso de poderes normativos, como acontece paradigmá-
ticamente con las facultades procesales, siendo el daño  (117) ATIENZA y RUIZ MANERO, 2000:26 y 81-82.
indirecto o mediato porque el resultado del abuso de la
norma que confiere poder, cuyo uso se encuentra habi-   (118) Brevemente: la teoría del delito se gestó en el
litado por una regla regulativa, se conecta convencio- marco del Estado legal de derecho y se diseñó para
nal o causalmente con un estado de cosas ulterior, de operar solo con reglas. Pero el surgimiento del Estado
modo que la producción del daño antijurídico requiere constitucional de derecho (1948) ha marcado la exigen-
la producción de un resultado institucional o cambio cia de operar con principios y valores constitucionales.
normativo (estructura del tipo de resultado y regulación MONTANER FERNÁNDEZ, 2012:306-313, en ocasión de
descentralizada). analizar los productos de la autorregulación normativa y
su relevancia jurídico-penal en el delito ecológico, llama
  (116) ATIENZA y RUIZ MANERO, 2000:23 y 27-28. la atención sobre la necesidad de revisar el principio de
También la ilicitud puede ser entendida a partir de la legalidad a los fines de interpretarlo en orden a la efec-
admisión de la existencia de una laguna axiológica, ope- tiva realidad de los sectores de actividad en cuyo marco
rando el cambio de estatus deóntico debido a la incohe- se comenten.

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camente a los supuestos de licitud atípica que la Se ha caracterizado el bien jurídico colectivo
misma teoría incluye  (119). propio, destacándose la nota conflictual y la ne-
cesaria ponderación de intereses como cualidad
En lo que aquí interesa y hasta donde es po- exclusiva de aquellos denominados de “nueva
sible extenderse, se señala que el delito acumu- generación”, paradigmáticamente los ecosiste-
lativo como ilícito atípico   (120) puede ser la mas.
estructura de imputación penal y administrativa
sancionatoria adecuada para introducir la idea Sin constituir una mera cuestión de etiquetas,
de abuso como modo de afectación de los eco- se ha abogado por la sustitución en el uso jurí-
sistemas. dico del término “(medio) ambiente” por el de
“ecosistema” como objeto de protección penal.
VI. Conclusiones
A partir de ello, en clave constructivista y
La cadena de conceptos recorrida es la siguien- bajo una propuesta eco-integradora, se ha ale-
te: bien jurídico colectivo propio con su carácter gado en favor del diseño del concepto de eco-
o nota conflictual y necesidad de ponderación sistemas como bien jurídico colectivo propio
de intereses, principios de interiorización de los en los momentos internos del sistema jurídico,
bienes o intereses ambientales y del desarrollo legislativo, judicial y dogmático, mostrando los
sostenible, ecosistema y los ilícitos atípicos del cauces de valores, principios y reglas jurídicas
abuso del derecho y del delito acumulativo. por donde debería discurrir la construcción
por cada intérprete/argumentador ante cada
Sin caer en falacias naturalistas en nuestro re- caso en el que se encuentre implicado un inte-
corrido se ha argumentado en favor de establecer rés ambiental.
“puentes” entre el concepto normativo de bien
jurídico colectivo y los ecosistemas naturales con En particular se destacan los principios de in-
sus variables  (121). teriorización de los bienes o intereses ambienta-
les y del desarrollo sostenible y, a partir de ello,
 (119) “Lícitos atípicos”: Comportamientos que infrin- se arriba al análisis de la idea del abuso (del de-
ges una regla prohibitiva, pero que al considerarlos con- recho) como modo de afectación de los ecosis-
forme a los principios relevantes del sistema jurídico de- temas, indagando sobre el delito acumulativo
bido a ciertas circunstancias (todos los factores), resultas
finalmente permitidos, sea por constituir supuestos que
como una estructura de imputación penal ade-
están fuera del alcance de la regla prohibitiva (alcance del cuada para su tutela.
tipo) o por erigirse en un supuesto de justificación (causa
de justificación) o en virtud de su nimiedad o insignifican- psicoanalítico: quienes sostienen a las falacias normati-
cia se ampara bajo el denominado “principio de toleran- vistas niegan la finitud y este sentido son “niños”, mien-
cia” (principio de insignificancia). Adviértase que todos tras que quienes formulan falacias naturalistas niegan su
los supuestos son variantes reconocidas por la teoría de la propia autonomía y este sentido “habitan el miedo” o, en
imputación jurídico-penal. el peor de los casos, crean el terror. Pero tan evidente es
 (120) La calificación del delito acumulativo como ilícito la existencia de un “abismo lógico” entre el ser y el deber,
atípico, como aquí se sugiere, es una hipótesis de trabajo como la identificación de las relaciones (o puentes) posi-
que se encuentra aún en desarrollo en el marco de un es- bles entre ambos planos. Por un lado, las proposiciones
tudio de alcance general. prescriptivas (normas) imputan consecuencias a hechos
reales del mundo real y, por otro lado, las proposiciones
 (121) “Ser/deber ser”: son los dos planos irreductibles descriptivas pueden versar sobre aquellas proposiciones
de la existencia del mundo complejo. La diferencia es un prescriptivas, siendo susceptibles de verificación y de fal-
déficit del mundo, dado en llamar “abismo lógico”, que no sación, de lo cual puede deducirse la vigencia o existencia
se consigue explicar y con el cual hay que convivir. Las ten- de las propias proposiciones prescriptivas (lógica deónti-
dencias elusivas o reduccionistas de la dualidad constitu- ca). Esta vez en tono metafórico: hay dos orillas, la del ser
tiva compleja del mundo han discurrido por las falacias y la del deber, la de los hechos y la de las normas, que son
normativistas y naturalistas. Las primeras niegan el sufri- irreductibles a la unidad. No se pueden unificar sin incu-
miento, la incertidumbre y la turbulencia, reduciendo la rrir en falacias (normativista o naturalista). Pero hay dos
realidad al orden y, de ese modo, conciben a las cosas que puentes que permiten el tránsito de una orilla a la otra: el
deben de ser como si de verdad así fuesen. Las segundas primero es la imputación consecuencias jurídicas a he-
niegan el deseo y los riesgos de la libertad, empeñándose chos reales del mundo real; el segundo es la lógica deónti-
en deducir valores de hechos y, de esa manera, conciben ca que nos permite deducir la verdad de las descripciones,
las cosas que son así como si así debieran de ser. En tono la vigencia de las prescripciones.

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Ecosistemas como bienes jurídicos colectivos propios: su tutela penal ante el abuso

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