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Humanos
Director:
Juan Antonio Travieso
Coordinadoras
Nerina Da Rin
Aldana Rohr
Yamila A. Logiovine
Autores
Alvarado – Álvarez Rúa - Bajarlía - Barrionuevo - Brandt – Bulit Goñi - Campi - Carzoglio -
Cerda Dueñas – Curiel – Da Rin - de Brito - García Martínez - González Stier - Iellimo -
Leonardi de Herbón – Livy – Logiovine - Losada Revol - Ocaño - Pérez Ledesma -
Pischik - Rohr - Ruiz Martínez - Santos – Seda - Senes - Sotelo - Teahan - Thea –
Travieso – Vanzillotta - Zambelli Kuhun.
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Contenidos Jurídicos
Derechos humanos y garantías : bases para su estudio y
análisis / Juan Antonio Travieso ... [et al.] ; dirigido por
Juan Antonio Travieso. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires : Albremática, 2019.
800 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-1799-97-8
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copy-
right, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta
obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la fotocopia y el tratamiento
informático.
Primera edición
ISBN 978-987-1799-97-8
Daniel Bajarlía
Abogado especializado en Derecho Internacional Público y Derechos Humanos. Ayu-
dante de la materia Derecho Internacional de los Derechos Humanos en la cátedra del Dr.
Juan Antonio Travieso en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Periodista y productor de radio en Radio Ciudad de Buenos Aires. Colaborador en Infobae.
Participó en el proyecto de investigación UBA DECyT “Negacionismo del Holocausto en
la Argentina". Autor del artículo “Análisis de los contratos discográficos más usuales: el de
producción fonográfica y el de licencia” en la revista Lecciones y Ensayos de Universidad de
Buenos Aires.
Germán W. Brandt
Abogado, Facultad de Derecho (UBA). Magister en Derecho Tributario de la Universidad
Austral y en Estudios Avanzados en Derecho Tributario Internacional de la Universidad
de Leiden. Docente de Derechos Humanos y Garantías en la Facultad de Derecho (UBA).
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Ignacio Livy
Abogado, Facultad de Derecho (UBA). Diploma de Honor. Especializado en Derecho
Aeronáutico y Espacial en el Instituto de Derecho aeronáutico y Espacial de la FAA. Ma-
triculado en el CPACF. Ha dictado clases en la Facultad de Derecho de la UBA. Autores
de varias publicaciones.
Yamila Logiovine
Abogada, Facultad de Derecho (UBA). Auxiliar Docente de Derechos Humanos y Garan-
tías y de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho (UBA). Ayudante en
Teoría General de los Derechos Humanos en la Universidad del CEMA. Ayudante Inves-
tigadora en Proyectos de Interés Institucional. Becaria de Investigación en Proyecto de
Investigación en Derecho, Facultad de Derecho (UBA).
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Emiliano A. Senes
Abogado con orientación en Derecho Internacional Público (UBA). Maestrando en Rela-
ciones Internacionales (UBA). Ex participante en proyectos de investigación DECyT y
UBACyT. Ayudante de Primera de Derecho Internacional Público (UBA). Coautor en
cinco obras colectivas, autor de publicaciones y expositor en coloquios y jornadas relativas
a la disciplina.
Fernando Sotelo
Abogado. Magister en Relaciones Internacionales (UBA). Magister en Derecho Penal
(UTDT). Juez de Cámara de Apelaciones y Garantías en la Provincia de Buenos Aires.
Profesor de Derecho Internacional Público y de Derechos Humanos y Garantías (UBA).
Mary Teahan
Profesora, MBA, Universidad de Chicago, EE. UU. Bachelor of Arts en Economía, Uni-
versidad de Michigan, EE. UU. Directora Académica de la Maestría en Marketing y Co-
municación de la Universidad de San Andrés, Buenos Aires, Argentina. Presidente
Honorario y Presidente de la Comisión de Relaciones Institucionales e Internacionales de
AMDIA, Asociación de Marketing Directo e Interactivo de la Argentina. Past President
de IFDMA, International Federation of Direct Marketing Associations (hoy Global
DMA). Experta y autora sobre temas de Marketing y Protección de Datos Personales.
Distinguida en 2013 por el Premio Golden Brain, reconocimiento a la trayectoria en la
comunicación y a publicidad. Cuenta con más de 30 años de experiencia como directora
de marketing o directora comercial de empresas en varias industrias. Experta en comuni-
caciones de marketing, marketing directo y marketing digital.
Federico G. Thea
Abogado (UBA, 2006). Máster en Derecho Público y Derechos Humanos (University Co-
llege London, 2010/2011). Profesor Titular (regular) de “Análisis jurisprudencial de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación” (UNPAZ). Profesor Adjunto (interino) de Dere-
chos Humanos y Garantías, Cátedra del Dr. Juan A. Travieso (Facultad de Derecho, UBA).
Es autor de diversos libros y artículos de derecho público.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
El hombre observó con interés los cálculos del pizarrón. Una luz suave iluminaba la
escena. Casi como una sala de revelado de películas fotográficas. Todavía no había ama-
necido. Una calandria –o alondra–, invadía la soberanía de la noche…
Continuará en la próxima Parte II…
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
¿Hay alguna forma de demostrar que un juicio acerca del valor moral de justicia y
bondad moral sea verdadero, o válido, de modo que esa demostración sea, en principio
verificable? ¿Puede ser contrastable? Para los escépticos en ética se trata de un problema
que no es tal. Hablar de valores es hablar en el vacío, es hacer literatura, no se describe
nada real y menos aún se predicen acontecimientos con un grado plausible de certeza. 2
Ello no obsta a que esos autores se inclinen por determinadas formas de gobierno,
de distribución de los bienes sociales, o defiendan principios morales, simplemente estiman
que tales actitudes y creencias son producto de la emoción, de lo conveniente, de lo apro-
piado en un tiempo y lugar dado, pero destacan que no son susceptibles de ser calificados
de verdaderos o falsos, ni pueden ser sometidos a pruebas de justificación racional.
Debemos considerar como una posición intermedia al relativismo ético que está vincu-
lada con la llamada ética descriptiva o sociológica que sostiene que los valores éticos están sujetos
a las cambiantes situaciones de tiempo y lugar, de estilos de vida y costumbres que se
constituyen así en las fuentes de las reglas morales en determinadas sociedades en un
tiempo dado. Ello impide racionalizar qué se considera como bueno, justo o correcto, así como
inferir reglas universales de moralidad.
Otro problema consiste en determinar cuáles son los principios de justicia y morali-
dad social que permitan servir de medida para juzgar las regulaciones jurídicas y cómo
derivar de ellas los principios que nos permitan, en nuestro caso, justificar la no discrimi-
nación de la mujer, la igualdad de oportunidades, la participación política de las mujeres,
las medidas de acción positiva, entre otras.
El escepticismo ético trata de buscar la justificación racional de los juicios de valor
en estudios de filosofía que denomina como metaética o ética analítica. La metaética busca el
significado de los términos éticos –como justo, correcto, bueno– así como el alcance de
los juicios de valor, “es justo que las mujeres tengan las mismas capacidades legales que se
otorgan a los hombres”. Se trata de desentrañar con qué tipo de juicios suelen expresarse
las proposiciones valorativas.
Mientras la ética analítica pone el acento en el lenguaje, sus juegos, trampas, conven-
ciones y cambios en los usos sociales, hay otro sendero en la investigación filosófica.
Hay estudiosos empeñados en elaborar teorías que les permitan reconocer los prin-
cipios básicos de justicia y moralidad social, es la materia de análisis de la ética normativa.
Esos estudios y teorías tratan de formular, y justificar, juicios morales que actúen como
reglas universales para determinar qué acciones o reglas son correctas, justas o buenas.
Pasemos a considerar a dos pensadores que se empeñan en esa búsqueda de justifi-
cación racional de las normas morales de las que se podrán inferir la justificación de reglas
legales.
2.Véase Kelsen, H.: Teoría pura del Derecho, traducción de la 1º edición Moisés Nilve, Bs. A.s., Eudeba,
1960. Teoría General del Derecho y del Estado, traducción E. García Máynez, México, 1950. Sobre el Derecho
natural y otros ensayos. Qué es la Justicia, traducción Ernesto Garzón Valdés, Córdoba, 1962.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
4.Conf. Rabossi, E.: Análisis filosófico y teorías éticas, Ethos, 1973. Véase también Sobre la justificación
moral de las acciones, Buenos Aires, 1972. Relativismo y ciencias sociales, Dianota, 1976. Rabossi considera
que establecidos los derechos en la ley y, por ende, constituyéndose en derecho positivo, parece una
tarea poco plausible la de indagar su fundamento o su justificación moral mediante la teoría me-
taética, cuando el esfuerzo debe dirigirse a la ética normativa, con la ayuda de la fina herramienta del
análisis del lenguaje.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
tengan a su frente mujeres es asimétrico con el ejercicio presidencial de una mujer durante
dos períodos de gobierno como se da en el caso argentino. También se repite ese ejemplo
en Brasil y Chile. Para la reflexión… parece que tener mujeres en cargos relevantes no
implica que sean agentes que promuevan mujeres. ¿Desconfianza? ¿Celos? Un tema para
la psicología social.
Si hacemos conciliar este principio con los dos anteriores diríamos que no se puede
usar a una persona como medio en beneficio de otros, ni se interfiere ilegítimamente en
sus planes de vida cuando una restricción, carga u obligación que se le impone tiene como
base su consentimiento. Carlos Nino recuerda a Kant al decir: tratamos a las personas como fines
cuando las tratamos de acuerdo con sus propios fines.
7.La variación en el primer principio en el que se sustituye la expresión “el sistema total más com-
plejo” por el de “esquema plenamente válido” encuentra su razón de ser en una seria intención, por
parte de Rawls, de responder a las objeciones que hiciera Hart a la Teoría de la Justicia. Ver al re-
specto Hart, “Rawls in Liberty and lt’s Priority”, University of Chicago Law Review, v. 40, nº 3,
1973, pp. 551-555.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
las proveen, puede parecer razonable su dependencia de sus esposos o padres si después
de todo ellas también ganan un salario. De tal modo se puede argumentar que no son tan
dependientes. Se puede considerar el trabajo reproductivo como invaluable. Es posible
considerar el bajo salario de las mujeres que trabajan como algo que se ajusta a sus menores
habilidades, y que justifica su subordinación a los hombres que ganan un salario mayor, los
que como jefes de familia tienen derecho a gastar y disfrutar del tiempo libre a su arbitrio, lo
que no pueden hacer las mujeres por cuanto ellas tienen compromisos domésticos. Es
contra estas estructuras sociales que nos rebelamos y consideramos que una idealización
de la justicia liberal requiere tomar en cuenta las diferencias. Ocultándolas solo consegui-
mos mantener las cosas como están. Continuamente nos encontramos pensando en los hombres como
individuos que dirigen hogares y en las mujeres como miembros de la familia.9
La crítica feminista más radical al liberalismo ético abstracto no rechaza solo la su-
presión del sexo del sujeto que encuentran en los escritores clásicos y contemporáneos,
sino además la abstracción en sí.10
Se ha tenido en cuenta el planteo, o distinción, que separa la ética de la justicia como
idea abstracta, de la ética aplicada, o ética del cuidado, conocida como ética distributiva,
como las alternativas entre las que debemos optar. Tanto la ética de la justicia como la ética
distributiva se consideran, cada una, con un enfoque completo de los temas morales.
Nunca como abiertas o complementarias. La una hace pie fundamentalmente en las insti-
tuciones, la otra en las relaciones sociales, humanas, y sus particularidades. Ante situaciones
de pobreza estructural y discriminación histórica el principio de la diferencia de Rawls se
hace cargo de brindar una salida no idealizada, ni abstracta. Por ello debe tomarse ese
aspecto de su teoría con particular atención. 11
Desde la perspectiva de las obligaciones políticas el tema es más delicado ya que
entran en ello la democracia como sucedánea del discurso moral. Tratará de encarrilar las
decisiones y modificaciones legales dentro de los principios de la justicia y con la buena fe
que deriva del principio de imparcialidad. Debe tenerse muy en cuenta que no puede, en
caso alguno, sacrificarse el coto cerrado de los derechos y libertades (no son negociables).
Sería de interés evaluar los principios de justicia surgidos de la posición original con los
tres principios éticos que desarrollara Carlos S. Nino acerca de la inviolabilidad de la per-
sona; la autonomía de la persona y la dignidad de la persona, ya que él toma en considera-
ción el sexo de los seres humanos.
Se ha argumentado que muchas de las dificultades que sufren las mujeres para ser
reconocidas como personas plenas, con derecho a elegir su propio plan de vida, están
directamente vinculadas a costumbres, tradiciones, creencias, estructuras sociales, siendo
la misma mujer la que alimenta ciertos estereotipos y los trasmite a sus hijos. Puede que
sea así, mas, se trata de una opinión plausible, pero no por ello menos nefasta para los
9. Sen, A.: “Equality of What? En Murria, S. (comp). Tanner Lectures on Human Values, I, Cambridge
University Press, reimpreso, 1982.
10. Pateman, C.: Obra citada. Okin, Susan Millar, Justice and Gender, Philosophy and Public Affaire,
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
3.Carrillo Salcedo, J.A.: Dignidad frente a barbarie. La Declaración Universal de Derechos Humanos, cincuenta
años después, Madrid, Trotta, 1999, pp. 64-66.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
5.Véase http://www.youtube.com/watch?v=6ch14iqNC6w
6.Recordemos que la Carta Magna de 1215 ha cumplido 800 años y constituyó una limitación al rey
para el cobro de los impuestos.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Por eso, una Teoría del Derecho encerrada autopoiéticamente, esto es encerrada en
sí misma, no solo sería incapaz de explicar de forma satisfactoria la función de los sistemas
normativos, sino que sería incluso inútil (o, en el peor de los casos, deformadora) de su
significado...9
Este enfoque permite descifrar esta sociedad contemporánea, en la que los bytes y
las TIC (tecnologías de la información y comunicación) operan con más fuerza que las
balas.
Nuestro objetivo consiste en descifrar esos enigmas o, por lo menos, plantear los
grandes cuestionamientos.
Mientras se agotaba el siglo XX, el DIDH se desarrollaba con prisa y sin pausa. Se
consolidaron los caracteres inscritos en la realidad de posguerra, en relación con la materia,
esto es la independencia científica (objeto y método) y la interdependencia que hacían del
Estado, el sujeto y agente generador de las relaciones internacionales. Ese estado impug-
nado por todos después de la Segunda Guerra mundial lucía solitario en el curso de la
historia y se lo declaraba culpable de las mayores atrocidades.
Pero el caso es que hoy el Estado no está solo, no es el único sujeto y agente genera-
dor de normas jurídicas, sino que también su rol se halla en tela de juicio a nivel económico,
político y social. Mientras tanto, la persona tiene un rol en el DIDH motorizado por el
principio “pro hominem”10 que exige que el acceso a la jurisdicción internacional no se
halle mediatizado, planteando si la persona conquista espacios y competencias o bien, si el
estado los pierde.11
Así pues, se aplica el sistema de derechos humanos que establece el mayor soporte
para la protección de estos. En el mismo orden de ideas, hemos sostenido que los derechos
humanos tienen que estar en el cuadro del cumplimiento de los derechos. Así, el juez debe
declarar la inconstitucionalidad cuando por medio de esta se amplíe el estándar jurídico
que asegure una mayor protección para la persona y sus derechos 12, porque la ampliación
de derechos es un objetivo estratégico.
El tema central es que los tratados internacionales deben respetar las disposiciones
del derecho interno y de la Constitución articulados con los derechos humanos. 13 Por ello,
la cuestión central e institucional que domina el DIDH en los hechos, es su ejecución, el
9. Pérez Luño, A.-E.: Manual de Informática y derecho, Barcelona, Ariel, 1996, p. 35. Cabe aclarar que la
palabra “autopoiética” es un neologismo que refiere a un concepto que puede reproducirse y man-
tenerse por sí mismo.
10. Travieso, J.A.: “Los nuevos paradigmas. Enfoques con nuevas consideraciones metodológicas”,
en Abregú, M. y Courtis, C. (comp.): La aplicación de los tratados sobre Derechos Humanos por los tribunales
locales, Buenos Aires, CELS, Editores del Puerto, 1997, pp. 127 y ss.
11. Travieso, J.A.: Garantías fundamentales de los Derechos humanos, Buenos Aires, Hammurabi, 1999, p.
249. Véase también Travieso, J.A.: “La reforma constitucional argentina de 1994”, Relaciones entre
derecho internacional, derecho interno y derechos humanos”, La Ley, 12/12/1994.
12. Travieso, J.A.: “El control de constitucionalidad y sus enfoques en tratados internacionales” en
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
suspensiones ni restricciones en ninguna circunstancia o condición 17, toda vez que univer-
salidad e imperatividad forman un conjunto inseparable.
Por tanto, es posible considerar que los tratados de derechos humanos no admiten
derogaciones. En términos generales, los tratados sobre derechos humanos tienen el ca-
rácter de “ius cogens”. Y existe consenso de que ciertos derechos, como el derecho a la vida,
a no ser torturado ni esclavizado, son tan básicos que no pueden ser derogados. 18
No obstante, y sin desvirtuar lo expuesto, existen técnicas que limitan o restringen el
alcance de los tratados, incluso de los de derechos humanos. Esas técnicas son la denuncia
de tratados; las reservas en sus cláusulas, las normas que condicionen el ejercicio de dere-
chos individuales; cláusulas interpretativas; cláusulas clawback (de escape) y cláusulas dero-
gatorias propiamente dichas.19 Por otra parte, distintas normas permiten también
limitaciones por “consideraciones de moralidad, orden público o seguridad nacional en
una sociedad democrática” (ver Convención Europea, arts. 6º, 8º, 9º, 10, 11, etc.).
El tema adquiere relevancia en cuanto al relativismo cultural, pues allí pugnan los
principios de universalidad y de diversidad. Según algunos autores, podría hablarse de la
“Uni-di-versalidad” de los derechos humanos, precisamente para defender la idea de que
ellos deben ser concebidos dentro de un abordaje mutuo y abierto.20
El tema se plantea con respecto a las normas del DIDH y su aplicación en el sistema
jurídico interno automáticamente, o si requieren procesos de recepción, y si el juez puede
aplicarlas en forma directa.
Para aclarar esta cuestión hay que distinguir entre normas operativas y normas pro-
gramáticas (plan o programa); entendiendo que las normas operativas son aquellas que se
aplican directamente sin necesidad de norma auxiliar (self-executing).
Esas normas operativas se hallan dentro de tratados internacionales, que como ha
considerado la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Los tratados modernos so-
bre derechos humanos en general y, en particular, la Convención Americana no son trata-
dos multilaterales del tipo tradicional concluidos en función de un intercambio recíproco
de derechos para el beneficio mutuo de los Estados contratantes. Su objeto y fin son la
protección de los derechos fundamentales de los seres humanos independientemente de
su nacionalidad, tanto frente a su propio Estado como frente a los otros Estados contra-
tantes. Al aprobar estos tratados sobre derechos humanos, los Estados se someten a un
orden legal dentro del cual ellos, por el bien común, asumen varias obligaciones, no en
17. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, op. cit., p. 204 y ss. Véase también Higgins,
Rosalyn, “Derogations under human rigths Treaties”, British Yearbook of International law 1977/78, p.
282.
18. Carrillo Salcedo, J.A.: Soberanía de los Estados y derechos humanos, Madrid, Tecnos, 2001 p. 151. Tra-
vieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, op. cit., p. 222 y ss.
19. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, op. cit., p. 209 y ss.
20. La “Uni-di-versalidad” de los Derechos Humanos: conflictos entre derechos, conceptos de de-
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Hay que tener en cuenta que los organismos internacionales de derechos humanos
no sustituyen a los Tribunales internos de los Estados. Esta obligación se opera por los
medios judiciales del derecho interno solo de manera complementaria y subsidiaria por los
organismos internacionales, en caso de que esos medios no existan, no sean idóneos, efec-
tivos o estén agotados. Recién después del cumplimiento de esos extremos, se puede acudir
a los sistemas internacionales. Desde luego, que es condición para el DIDH que existan
estructuras subsidiarias, necesariamente de orden internacional, esto es, fuera del Estado
de que se trate.
Corte y el sistema interamericano de derechos humanos, San José, OEA, Unión Europea, 1994, pp. 529 y ss.
Véase Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, op. cit.
25.
Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, op. cit., p. 38 y ss.
26.
Habermas, J.: El derecho internacional en la transición hacia un escenario posnacional, Buenos Aires, Katz
Editores, 2008.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
30. Bauman, Z.: Modernidad líquida, Bs.As., FCE, 2003. Véase reportaje en
http://www.youtube.com/watch?v=X4YGdqgCWd8 y discurso en
http://www.youtube.com/watch?v=hEu_mQ7qUwg
31. Friedman, T.: The World is Flat: A Brief History of the Twenty-First Century. La Tierra es plana, Planeta,
lección “Jornadas sobre derechos humanos” nº 6 XXI Cursos de Verano en San Sebastián XIV
Cursos Europeos - UPV/EHU 2002. Presentación de la jornada en los cursos de verano de la
UPV/EHU Derechos Humanos y Nuevas Tecnologías, Mercedes Agúndez Basterra. Resaltamos
que tiene una antigüedad de más de 10 años. Disponible en http://www.e-derecho.cl/down-
loads/nuevastecnologias2002.pdf.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Lo cierto es que en el DIDH parecería que este criterio sufre alguna variación hacia
la heterodoxia de dicho estándar al afirmar que la jurisprudencia de la Comisión Interame-
ricana de Derechos Humanos es ultra activa, esto es se presentaría como una fuente de
derecho, sin serlo de manera ortodoxa, luciendo con un indiscutible valor efectivo.
Para verlo de manera práctica: en la formación del DIDH no solo han actuado los
Estados sino otros órganos jurisdiccionales, como la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, que también han operado con un plan muy concreto: primero los cimientos y
luego el edificio.38
De esa manera, se ratifica que a pesar de que la jurisprudencia no es fuente de dere-
cho, constituye un elemento material de formación de normas consuetudinarias e, incluso,
en algunos casos se produciría un deslizamiento y se generaría un nuevo sistema de fuentes
por medio del llamado “usus fori” de aplicación indispensable bajo apercibimiento de res-
ponsabilidad internacional (Convención de Viena sobre los Derechos de los Tratados, art.
27). En sustento de esta argumentación se debe considerar, a modo de ejemplo, que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en su carácter de principal intérprete de la
Convención de San José de Costa Rica es la única autorizada para emitir una interpretación
“auténtica”, constituyendo un nuevo paradigma de aplicación del DIDH en el derecho
interno.39 He ahí, pues, la ultra actividad a que hicimos referencia.
Las fuentes del DIDH constituyen uno de los temas que hacen a la ingeniería de esta
materia y que se refiere a la formación de las normas de este ordenamiento, dentro de un
criterio evolutivo con los avances tecnológicos. Con la tecnología, es probable que, dentro
de pocos años seguramente, se va a analizar la formación de normas mediante prácticas
difundidas por internet, que matizarán jurídicamente el nuevo espacio de las redes.
Analizando las opiniones consultivas y los fallos contenciosos de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos, se advierten los canales de la interpretación de las normas
en los diversos casos, pero también una predicción acertada acerca de la solución que el
tribunal tendrá en casos similares. De esta manera, entonces, el margen de penumbra que
a veces se advierte en las normas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
se clarifica con la jurisprudencia.
El punto de conflicto se produce ante los institutos tradicionales como, por ejemplo,
el Derecho de los Tratados. Más allá de estos factores de aceleración a los que hicimos
referencia, persisten los lineamientos generales clásicos en la formación de las normas in-
ternacionales. Predomina la presencia activa de los Estados y otros sujetos del derecho
internacional que filtran, esto es, aceptan o rechazan y, en general, siguen siendo los guar-
dianes de la formación de derecho, con los prerrequisitos del pacta sunt servanda y el deber
38. Travieso, J.A.: La CorteInteramericana de Derechos Humanos, Opiniones consultivas y Fallos, Buenos Aires,
Abeledo Perrot, 1996.
39. Travieso, J.A.: Garantías fundamentales de los derechos humanos, Buenos Aires, Hammurabi, 1999 p.
324; Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Jurisprudencia, Buenos Aires, Eudeba, 1998; Travieso, J.A.: La
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opiniones consultivas y Fallos, op. cit.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Ahora bien, corresponde poner en marcha a las fuentes del DIDH de manera sinér-
gica. Para ello es menester analizar los motores que constituyen los criterios de interpreta-
ción para la aplicación del DIDH en el ordenamiento interno e internacional.
En una gran síntesis, de todos los sistemas expuestos se pueden detectar dos posi-
ciones que operan como los extremos de un arco.
En uno de ellos, se halla una posición que denominaremos el legalista, que plantea la
solución normativa o dogmática. Allí están en sintonía las normas internas y las subsidiarias
internacionales, esto es la Convención Americana, que obliga a adoptar disposiciones de
derecho interno articuladoras del sistema. 43
En el otro extremo se hallan las opiniones consultivas, pautas, informes y recomen-
daciones que operan como guías.
En el centro del arco, y como resultante de las fuerzas que pueden operar y tensarlo,
se hallan los principios pro hominem, antes señalados, que operan como una suerte de com-
pensador, paraguas o umbrella.
Más allá de esa imagen del arco, se verifica que entre los ordenamientos nacionales e
internacionales se perciben también dos situaciones:
Haciendo una suerte de metáfora de “siembra”, en primer lugar, se produce la lla-
mada cross fertilization, fertilización en cruz, que actúa barriendo y haciendo crecer a los dos
ordenamientos en una gross fertilization, una fertilización masiva. Así entonces, fertilización
resulta de tal magnitud, que aporta un nuevo producto que constituye el corazón del
DIDH.
Continuando con las imágenes propuestas, la situación normativa descrita anterior-
mente, genera una transportation, que podríamos traducir libremente como difusión activa,
y que en los hechos significa la conjunta importación y exportación de normas de estado
a estado.44 Verdaderamente esa difusión se produce en el marco de un GPS jurídico.
Estos dos conceptos constituyen algo más que simples paralelismos explícitos o cau-
sales, fruto de concepciones jurídicas compatibilizadas. Representan un intercambio in-
tenso y un aporte significativo a la cultura jurídica que supera un esquema del derecho
tradicional. Se trata, pues, de un espacio dinámico que supera la concepción clásica, ya que
el juez interpreta los tratados con criterio de integración de sistemas nacionales e interna-
cionales fertilizados, transportados y transformados en los nuevos principios de derecho
público y que conforman el cuadro operativo del DIDH.
El DIDH en el siglo XXI comienza a extenderse sobre los nuevos desafíos que se
presentan en la sociedad, en una suerte de contaminación un contagio en este caso bené-
fico. En algunos casos se desarrolla de manera clásica, por medio de fallos que operan con
nuevos criterios y problemas, pero dentro de los cánones de estilo. Nos estamos refiriendo
43.
Convención Americana de Derechos Humanos, art. 2.
Sands, P.: “Treaty, Custom and the Cross-fertilization of International Law”, Yale Human Rights
44.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Hace poco tiempo se planteó en las noticias un hecho singular. Mediante análisis
médicos se detectó un “gen defectuoso” que motivó a que la actriz Angelina Jolie se ex-
trajera las mamas con el fin de reducir el riesgo de sufrir cáncer. Ese tema aparentemente
de orden privado, ya era parte de una batalla legal en los Estados Unidos de América que
llegó a la Corte Suprema de ese país.
La cuestión planteaba el debate si los genes humanos pueden o no pertenecer a una empresa que,
en 1996, había obtenido una patente comercial sobre el gen involucrado.
La cuestión es que la empresa, Myriad Genetics, no solo patentó ese gen –llamado
BRCA1– sino que también desarrolló el test para identificar sus mutaciones, que pueden
conducir al desarrollo del 10% de los cánceres de mama. Pasado un tiempo, se presentaron
denuncias contra el patentamiento y sus consecuencias. La Unión Americana por las Libertades
Civiles (ACLU) presentó una demanda porque la patente, de acuerdo con sus puntos de
vista, limitaba el libre intercambio de información y la libertad científica, la integridad del cuerpo y
la salud de la mujer. Según los denunciantes, se otorgaba al dueño de la patente, en este
caso a la empresa Myriad, el control completo sobre los genes, con un monopolio de la
citada empresa para realizar el test correspondiente. Cabe aclarar que el examen descrito,
muy fuera del alcance económico de la generalidad de las mujeres, implicaba la secuencia-
ción completa del gen y tenía un costo de más de 3000 dólares. La demanda judicial, que
amparaba los argumentos de ACLU, por vía de apelaciones finalmente llegó a la Corte Su-
prema.
Una de las integrantes del equipo de abogados de la ACLU consideró: “La inaccesi-
bilidad de las pruebas, especialmente económicas, es uno de los temas clave de nuestro
caso”. Por su parte, en un artículo periodístico del New York Times, se afirmó que el costo
de 3000 dólares de las pruebas genéticas constituye un “obstáculo para muchas mujeres”.
La clave de la cuestión del debate jurídico era si la empresa Myriad inventó algo
nuevo. La respuesta fue que, si bien la empresa aumentó el conocimiento científico porque
identificó la conexión entre estos genes y el cáncer de mama, ello no implica que se pueda
otorgar una patente solo por identificar algo que se halla en la naturaleza”. Por su parte, Myriad
alegó que la empresa invirtió 500 millones de dólares en el desarrollo de su prueba y que el
46. Véase Tyrer vs Reino Unido, TEDH, (1978), Marckx vs Bélgica, TEDH, (1979), Loizidou vs
46
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
51. Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la Convención (arts. 1 y 2
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Corte IDH, O.C. N°14, 09/12/1994, p 52 y 53.
52. Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la Convención (arts. 1 y 2
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Corte IDH, O.C. N°14, 09/12/1994, p. 56.
53. Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la Convención (arts. 1 y 2
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Corte IDH, O.C. N°14, 09/12/1994, p.57.
54. http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/4cf1a28b338cb842d1202a18ee8dbb4e.
48
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Las nuevas tecnologías y las redes sociales están conformando un nuevo esquema
operando como herramientas de denuncia ante las violaciones de derechos humanos. En
esta circunstancia, el cambio tecnológico opera favorablemente en defensa del DIDH, va-
rios cientos de “me gusta” pueden variar una política.
Ahora bien, internet también presenta debilidades. Como afirma Reporteros sin
Fronteras: “Internet vuelve ineficaces los métodos de censura tradicionales, pero también
hay que tener en cuenta que algunos regímenes se dotan de estos recursos para vigilar a los
disidentes, especialmente vía Facebook y Twitter, e infiltrarse en sus redes”.60
Internet 3.0 surge como una herramienta de denuncia y de promoción del derecho a
la información, del cumplimiento y respeto de los derechos humanos. Ejemplos como el
15M o la “Primavera árabe” muestran el importante papel que las redes sociales han
59. http://www.lanacion.com.ar/1556196-drones-para-uso-civil-una-tecnologia-de-doble-filo.
60. http://www.lanacion.com.ar/1540900-para-evitar-los-escandalos-china-se-vuelve-aun-mas-es-
tricta-con-internet.
50
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
La prueba de esa dificultad alcanza al lenguaje, que no tiene tiempo de traducir los
nuevos problemas y surgen las palabras “phishing”, “farming”, “hackers”, “grooming”,
“cyberbullyng”, Igualmente, está a la orden del día la expresión “viralizar” como sinónimo
de difundir o la otra expresión “lo bajé de internet”.
Este es un súper tema universal.
Veamos. Los usuarios de internet constituyen hoy la mitad de la población del
mundo, con un crecimiento de 500 millones de personas por año, o lo que es igual, medio
millón de personas por día, que equivale la población de la ciudad de Lanús o Lomas de
Zamora del conurbano bonaerense. En pocos años, se estima que el 80% de la población
del planeta estará conectado a internet.
Steve Jobs señaló que la mejor forma de predecir el futuro es crearlo. Marx imaginó
muchas cosas, en especial, la caída del capitalismo, pero nunca imaginó la revolución de
internet.
Nuestro experto informático, Christian Javier Vila me mira con piedad ante requeri-
mientos técnicos sin razonamientos lógicos. El que no está en internet no existe. Ser o no
ser, estar o no estar en las redes. Tecnología diez, normas cero, en las que todos somos
celosos de nuestra privacidad, pero estamos peligrosamente expuestos y, a veces, felices
ante la exhibición escandalosa.
La pregunta es irremediable: ¿qué futuro nos espera?
Internet es una maravilla con fortalezas y debilidades ¿Qué sucede con el espionaje
electrónico y los hackers vía Facebook y Twitter, que se infiltran en las redes, con fines
delictivos, sin sanciones? Diferentes jurisdicciones van soslayando rastros y eludiendo res-
ponsabilidades en el desierto normativo.
Lo paradójico. El ex agente de la CIA Edward Snowden alcanzó la celebridad de una
estrella pop por haber dado a conocer el producto de sus masivas operaciones de hacking
violando la ley denominada Patriota. Se lo busca por “alta traición” y, por otra parte, un
grupo de intelectuales londinenses lo ha propuesto como candidato al Premio Nobel de la
Paz argumentando que sus revelaciones han hecho del mundo un sitio más seguro.62 Mien-
tras tanto el Congreso estadounidense aprobó una ley que pondrá fin en seis meses a la
recolección masiva de datos telefónicos dentro del país.
Otra paradoja, ahora en el lenguaje: pasamos de la ley patriota, a la actual ley de la
libertad.
En resumen: Occidente no sabe si ofrecerle al personaje todo el cadalso o toda la
gloria.
Esa es la realidad tecnológica, pero hay algo más grave.
Hoy el Estado Islámico, el de los verdugos vestidos de negro, que decapita rehenes
y genera ráfagas de metralla virtuales y hackea a TV5 Monde 5 y genera una página deno-
minada “cibercalifato”, en la que instala un juego de palabras: “Je suis is” (Yo soy Isis).
¿Una nueva forma de invasión?
Lo mismo sucede en Latinoamérica, en la que los ciberataques están a la orden del
día y se ha dicho, que es diferente que entren a tu casa y te roben el dinero, a que entren a
tu casa y la incendien.
52
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
El DIDH ha sido y es el medio para encarar esta lucha entre el derecho y la tecnolo-
gía. Es así que la necesidad de proteger la información personal ante la realidad tecnológica
actual, exige que la protección de la privacidad sea reconocida como derecho indiscutible
de la persona humana.63
De hecho, el DIDH no ha sido ajeno a la protección de la privacidad. En la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos del 10 de diciembre del año 1948 se dispuso:
“Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o
su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho
a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques” (art. 12). De la misma manera,
el principio fue reiterado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del 16
de diciembre de 1966 (Art. 17).64
En el ámbito europeo, en Roma, el 4 de noviembre de 1950, se instrumentó el Con-
venio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales que
brinda protección a la información personal en forma indirecta a través del derecho a la
privacidad, con el título “Derecho al respeto a la vida privada y familiar”: 1. Toda persona
tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su correspon-
dencia; 2. No podrá haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho,
sino en tanto en cuanto esta injerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que,
en una sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública,
el bienestar económico del país, la defensa del orden y la prevención del delito, la protec-
ción de la salud o de la moral, o la protección de los derechos y las libertades de los demás”
(art. 8).
Luego, en un avance significativo, se suscribió el Convenio 108 del Consejo de Eu-
ropa del 28 de enero de 1981, para la protección de las personas con respecto al tratamiento
automatizado de datos de carácter personal, ratificado por todos los Estados miembros.
Se regulaba a través de este el tratamiento de la privacidad, pero aún no se había reconocido
el derecho a la autodeterminación informativa.
Finalmente, en junio de 1999 el Consejo Europeo consideró oportuno volcar en una
Carta los derechos fundamentales vigentes en la Unión Europea. Esta Carta debía contener
los principios generales recogidos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950
y los derivados de las tradiciones constitucionales comunes de los distintos países de la
Unión Europea, así como los derechos económicos y sociales enunciados en la Carta social
europea del Consejo y en la Carta comunitaria de los derechos sociales y fundamentales de
los trabajadores, así como los principios que se derivan de la jurisprudencia del Tribunal
de Justicia y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En diciembre de 2009, con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Carta adqui-
rió el mismo carácter jurídico vinculante que los Tratados. Es así que la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea, expresamente incorporó en la Unión Europea el derecho
63. Hassemer, W. y Chirino Sanchez, A.: El derecho a la autodeterminación informativa, Buenos Aires,
Editores Del Puerto, 1997, p.172.
64. Martínez Martínez, R.: Una aproximación critica a la autodeterminación informativa, Madrid, Thomson
54
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
2.11. Bibliografía
Bauman, Z.: Modernidad líquida, Buenos Aires, FCE, 2003. Véase reportaje en
http://www.youtube.com/watch?v=X4YGdqgCWd8 y discurso en
http://www.youtube.com/watch?v=hEu_mQ7qUwg.
67. Travieso, J.A.: “El Derecho Internacional Contemporáneo: claves para cambiar de rumbo”,
1989.
69. Profesor Yoneji Masuda, de la Universidad de Aomori, fundador y presidente del Institute for the
Information Society y ex director el Japan Computer Usage Development Institute, “La sociedad
informatizada como sociedad post-industrial”, trad. cast. de J. Ollero y F. Ortiz Chaparro, Fundesco
& Tecnos, Madrid, 1984: p. 172 y p. 177.
56
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Travieso, J.A.: La Corte Interamericana de Derechos Humanos, opiniones consultivas y fallos, Buenos
Aires, Abeledo Perrot, 1996.
Vigo, R. L.: Ética y Responsabilidad Judicial, Santa Fe, Rubinzal Culzoni, 2007, p 26.
Links de interés:
http://www.hastingslawjournal.org/wp-content/uploads/2012/03/Geissler_63-
HLJ-897.pdf
http://www.rtve.es/noticias/20110322/street-view-legal-alemania/418880.shtml
58
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
los comandos centrales que operan el cuerpo y la mente. Las neurociencias ya han descu-
bierto maneras de leer los pensamientos y emociones humanas.
Con este avance de la humanización de la robótica, ya no sorprende cuando anuncian
que robots están escribiendo novelas y Kristian Hammond proyecta que para el año 2030
estas máquinas inteligentes escribirán el 90% de los artículos periodísticos. 2
El director de ingeniería de Google y co-fundador de Singularity University, Ray Kur-
tzweil, expuso que actualmente la compañía se ha embarcado en la misión de recrear la
inteligencia humana. Con la ayuda de big data, softwares, la neurociencia y la evolución de
los algoritmos se estaría replicando nuestra inteligencia para el año 2029. 3
Recrear nuestra inteligencia, ¿significaría producir robots con pensamientos, senti-
mientos, autonomía y derechos?
Los desarrollos de la inteligencia artificial no solo pretenden recrear la inteligencia
humana, sino mejorarla y hasta superarla. No son pocos los científicos que sostienen que
la evolución de las especies tal como la explica Darwing, será reemplazada por la evolución
artificial. Kurtzweil predice que la humanidad, tal como la conocemos, está en vías de
fusionarse con la tecnología: en el año 2030 los humanos seremos un híbrido entre el pensa-
miento biológico y el no-biológico. Los cerebros podrán conectarse con la nube y utilizar el poder
masivo de la computación. Para la década de 2040 se pronostica un pensamiento humano
predominantemente no-biológico: La parte no-biológica será inteligente y tendrá la capacidad de
modelar, simular y entender la parte biológica. Podremos tener un back-up de nuestro cerebro.4
Esto nos lleva a reflexionar sobre las implicancias del desarrollo tecnológico en la
concepción del ser humano. Los cuestionamientos ontológicos que derivan de estas pro-
yecciones, también obligan a revisar las premisas del concepto legal de la persona. Si en un
par de décadas estaremos conviviendo con robots, desarrollados a imagen y semejanza del
ser humano, ¿podrán ser considerados titulares de derechos o seguirán siendo simplemente
cosas? En el caso de que nos fusionemos con la tecnología, ¿estaremos frente a un nuevo
ser que trascienda al humano? Dar respuesta a la primera de estas incógnitas de acuerdo
con el actual estado de derecho internacional de los derechos humanos parece una obvie-
dad. Sin embargo, la tecnología suele “desactualizar” nuestras creencias con facilidad y a
una asombrosa rapidez.
Seguidamente se analiza, en primer lugar, la evolución de la robótica, las aplicaciones
de la inteligencia artificial y sus proyecciones. En segundo lugar, se profundizará el estudio
sobre la roboética, para aproximarnos a la distinción entre sujeto y objeto de derecho. Por
último, se analizarán los lineamientos filosóficos que sostienen la existencia de nuestro
actual sistema internacional de derechos humanos para poder realizar nuestras propias
proyecciones hacia el futuro, cada vez más próximo, de los derechos posthumanos.
2. Dorrieron, J.: “Computers Are Writing Novels, But Do You Really Want To Read Them?”.
Publicado en el blog: www.singularityhub.com el 09/11/2014 http://singula-
rityhub.com/2014/11/09/computers-are-writing-novels-but-do-you-really-want-to-read-them/.
3. Hillon, D.J.: “Exponential Finance: Ray Kurzweil Stresses Humanity’s ‘Moral Imperative’ in De-
60
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
el software que posibilite que robots tomen decisiones en forma completamente autó-
noma, simulando razonamientos humanos hasta llegar a superarlos.
En 1942 Isaac Asimov escribe en su cuento “Círculo Vicioso” las famosas Tres Leyes
de la Robótica:
1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que
un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, ex-
cepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
6. Arkin, R.: Governing Lethal Behavior in Autonomous systems, Boca Raton, FL, CRC Press, 2009.
7. European Robotics Research Network.
8. “Euron Roboethics Roadmap”, julio 2006, publicación online: http://www.roboethics.org/atel-
ier2006/docs/ROBOETHICS%20ROADMAP%20Rel2.1.1.pdf.
62
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
capacidad para sufrir y sentir placer, brindaba capacidad moral; (ii) Immanuel Kant
sostuvo que solo aquellas entidades con conciencia podrían ser agentes morales y en
el siglo XVIII solo los humanos eran considerados seres conscientes; (iii) en el siglo
XX con la declaración de derechos humanos, Michael Tooley propuso que quienes
tienen derechos y los desean, son entidades morales; (iii) Tibor Machan opina que se
es un agente moral cuando se espera que la entidad se comporte moralmente; (iv)
Mary Anne Warren considera que la humanidad genética no es necesaria para consi-
derar a una entidad como “persona” y que personas de otras especies podrían ser
agentes morales si cumplen con las siguientes seis características: sensibilidad, emo-
cionalidad, razón, capacidades comunicacionales, conciencia y agencia moral.11
4. Robots como la evolución de una nueva especie: los robots evolucionan hacia
una nueva especie y podrán ser sujetos de derechos. Podrán tener conciencia, libre
albedrío y ser autónomos. Los robots podrán tener emociones, conciencia y derechos.
El grupo de pensadores, científicos y filósofos que sostienen esta postura son
los llamados transhumanistas que emplean la tecnología para mejorar la vida de las per-
sonas, aumentar la inteligencia y evolucionar a la especie.12 El transhumanismo re-
chaza la visión de la naturaleza como algo inalterable y defienden que el valor moral
del ser humano no se produce por pertenecer a una especie, sino por lo que hace. 13
En contraposición a los transhumanistas, se encuentran los bioconservadores (entre cuyos
pensadores encontramos a Leon Kass, Francis Fukuyama, George Annas, Wesley
Smith, Jeremy Rifkin y Bill McKibben), quienes generalmente se oponen a que la tec-
nología modifique la naturaleza humana, ya que podría poner en riesgo su dignidad.
Los bioconservadores pretenden preservar al humano como especie y mantener su
evolución a ritmo natural.14
Estas dos últimas posturas discordantes, tejerán en sus disputas ontológicas el futuro
del reconocimiento de los robots como sujetos de derecho y abren nuevas puertas para el
descubrimiento del futuro de los derechos humanos.
3.5. Robots y Seres Humanos. ¿Seres distintos o eslabones de una cadena evo-
lutiva?
11. Anderson, S.L.: “Asimov´s Three Laws of Robotics” and “Machine Metaethics” publicado online
Webpage: www.transhumanism.org/resources/faq.html.
13. De Asís, R.: “El Marco ético de la Robótica” Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas.
Departamento de Derecho Internacional, Eclesiástico y Filosofía del Derecho Universidad arlos III de Madrid, n. 8
(2013).
14. Bostrom, N.: “In Defense of Posthuman Dignity”, Bioethics, v. 19, n. 3 (2005), Faculty of Philos-
64
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de la Habitación China,19 explica que tener una vida mental no puede derivarse del hecho
de que una máquina aprenda a manipular símbolos o ningún conjunto de reglas formales,
porque de ello no podría concluirse que la máquina tenga auténticos estados y proceso
mentales.
Por último, se puede hacer mención a la objeción orgánica, que esboza que el cerebro
no es una computadora y existe una necesaria relación entre mente y cuerpo, alegando la
importancia de la interacción con el medio ambiente y la percepción. Según esta postura,
el pensamiento informático es binario y el humano, en cambio, opera a través de la intui-
ción, es analógico y con pensamiento lateral, pudiendo a través del cuerpo experimentar
dolor físico y mental.20
Los planteos de Turing y los resultados que arroja su test son de suma importancia
en la actualidad para el análisis ético de la robótica. Lo que es importante destacar, es que
el cuestionamiento respecto a si las máquinas pueden o no pensar, sentir y aprender a sentir
emociones, arroja diversos y variados resultados. Esta diversidad, a veces, con puntos de
vista contradictorios, planteará en el futuro cercano dilemas legales que impactarán en la
concepción universal de los derechos humanos.
Ser o no ser, esa será la cuestión que la ley deberá ir flexibilizando para incluir o
excluir dentro del conjunto heterogéneo de sus sujetos de derecho. Ya se puede afirmar
que es imprescindible un debate ético-legal sobre la evolución de los robots, desde su con-
cepción como objetos de derecho hacia un sujeto de derecho.
19. John Searle propuso el Test de la Habitación China para analizar las implicancias de la inteligencia
artificial. Supuso la existencia de una habitación, en donde se van introduciendo frases en chino y se
le pide al sujeto dentro de la habitación que envíen fuera otro conjunto de símbolos respetando un
manual de instrucciones. Sin conocer una palabra de chino, podríamos estar comunicándonos con
el exterior gracias al manual de instrucciones, pero Searle propone que, sin embargo, estaríamos
aparentando hablar chino y que al final del experimento seguiríamos sin saber una palabra de dicho
idioma y sin siquiera saber que el manual eran instrucciones para mantener conversaciones en chino.
Para mayor información sobre este test y sus propias objeciones consultar Liz Gutiérrez, A.M. “Si-
mulando a Searle” publicado en Prax. Filo, Universidad del Valle, Cali, Colombia, n. 28 (2009), pp.
117-141.
20. Especialista en ciencias cognitivas Francisco Varela y el filósofo francés Jan Francois Lyotard
defienden esta última postura, ambos citados por Sibilia, P.: El hombre postorgánico, Buenos Aires,
Fondo de Cultura Económica, 2013, pp. 92, 93 y 94.
21. Blog de Ray Kurzweil: “The dawn of the singularity, a visual timeline of Ray Kurzweil’s predic-
66
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
el ámbito internacional, existe una serie de tratados que expresamente contemplan la pro-
tección de la vida privada.25
Cuando la sociedad fue evolucionando hacia una sociedad de la información, y se
empezaron a confeccionar bases de datos personales, perfiles de consumo, tráfico de datos
ordinarios y sensibles, se empezó a desarrollar una conciencia jurídica sobre la necesidad
que los sujetos controlen los datos e informaciones que otras personas tienen sobre ellos
y que hacen a su identidad, su personalidad y dignidad.
Estos nuevos fenómenos sociales dieron nacimiento a un nuevo derecho fundamen-
tal derivado del derecho a la intimidad: la autodeterminación informativa. Las primeras
constituciones nacionales que reconocieron manifiestamente el derecho a la protección de
los datos personales fueron la Constitución Portuguesa de 197626 y la Constitución Espa-
ñola de 1978.27
Se ve claramente a través de esta breve reseña histórica de los derechos humanos
internacionales, que nunca se pudo llegar a un acuerdo sobre qué compone esa “esencia”
humana y cuáles son los derechos fundamentales de este sujeto de derecho. Los derechos
humanos están en constante transformación, adaptándose el concepto mismo de humani-
dad, a la coyuntura política, económica y social de su época.
Douzinas, en su investigación sobre el Fin de los Derechos Humanos, propone que
el concepto “humano” está vacío de contenido y que puede ser aplicado a un número
infinito de significados. Pero la humanidad de los derechos humanos no está vacía de con-
tenido, porque son justamente las conquistas, las declaraciones y las revoluciones, la que
han dado valor a esta retórica: Desde un punto de vista no-esencialista, los derechos son construcciones
altamente artificiales, un accidente histórico de la historia intelectual y política de Europa. El concepto de
derecho pertenece al orden simbólico del lenguaje y la ley, y determinan su alcance y ámbito de aplicación,
prescindiendo de categorías sólidas ontológicas…28
Aplicando esta perspectiva, cualquier entidad puede devenir en un sujeto de derecho
y los derechos humanos podrán ser extendidos a nuevas áreas y personas, así como tam-
bién podrán en el futuro incluir nuevas prerrogativas hoy impensadas. Douzinas se atreve
a afirmar en su estudio, que los derechos humanos no pertenecen a los humanos ni persi-
guen los mandatos de la humanidad; ellos construyen humanos: Un ser humano es quien puede
proclamar con éxito derechos humanos.29
25. La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su art. 12 señala que nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, lo que es recogido por el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos de Naciones Unidas (art. 17 inc. 1).
26. Artículo 35 de la Constitución Portuguesa de 1976. Utilización de la informática. 1. Todos los
ciudadanos tendrán derecho a tomar conocimiento de lo que conste en forma de registros mecano-
gráficos acerca de ellos y de la finalidad a que se destinan las informaciones y podrán exigir la recti-
ficación de los datos, así como su actualización. 2. No se podrá utilizar la informática para el
tratamiento de datos referentes a convicciones políticas, fe religiosa o vida privada, salvo cuando se
trate de la elaboración de datos no identificables para fines estadísticos. 3. Se prohíbe atribuir un
número nacional único a los ciudadanos.
27. Ortega Giménez, A.: “El Derecho Fundamental a la Protección de datos de Carácter personal en
68
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
humanidad atravesada por la tecnología construirá un ordenamiento legal para los posthu-
manos. La clave será resguardar la dignidad, respetar la diversidad y sentar las bases de una
convivencia tolerante con las distintas existencias.
3.7. Bibliografía
70
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
74
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
dicha prohibición luego de más de diez años del dictado de la Ley de Protección de los
Animales en su país.
Por otro lado, el derecho austriaco, en el año 1988, ha introducido en su normativa
civilista la exclusión de los animales de ser considerados cosas en propiedad, disposición
que luego fue plasmada en la Constitución Nacional protegiendo la vida y el bienestar de
los animales.
En el caso de Alemania, inspirada por el derecho austriaco, reformó el Código Civil
Alemán, estipulando que los animales serán protegidos por leyes especiales y se les aplica-
rán las disposiciones para las cosas, siempre que no exista otra previsión normativa. Luego,
la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania estableció “El Estado protegerá,
teniendo en cuenta también su responsabilidad con las generaciones futuras, dentro del marco del orden
constitucional, los fundamentos naturales de la vida y los animales a través de la legislación y, de acuerdo
con la ley y el Derecho, por medio de los poderes ejecutivo y judicial” -Der Staat schützt auch in Veran-
twortung für die künftigen Generationen die natürlichen Lebensgrundlagen und die Tiere im Rahmen der
verfassungsmäßigen Ordnung durch die Gesetzgebung und nach Maßgabe von Gesetz und Recht durch die
vollziehende Gewalt und die Rechtsprechung-.
4.3 ¿Los animales son sujetos de derecho? Posiciones a favor y en contra. Pers-
pectivas y análisis
Los animales son considerados, en la mayoría de los países, como bienes u objetos
con la particular aptitud de trasladarse de un lugar a otro por sí mismos.
La diferencia entre personas y las cosas no es una división completa de la realidad.
Nuestra propia sensibilidad, nos indica que, entre las cosas, en su naturaleza de la palabra,
no contemplamos incluir a los animales. Me atrevo a decir que, no solo desde la sensibili-
dad de lo sentimental, sino que si nos abstraemos de la codificación o de lo que común-
mente escuchamos o leemos, no le atribuiríamos el valor de cosa a un animal por el solo
hecho de serlo.
En palabras de Robert Spaemann "El jinete que fustiga a su caballo en la carrera, o que tras
haber saltado la valla le hace caricias en el cuello, parte de que el caballo, en lo que se refiere a la manera
en que tales estímulos actúan sobre él, se parece más a él mismo, al jinete, que a un coche de carreras. E
incluso el sádico que tortura animales no haría lo que hace si el animal fuera una cosa: no se tortura por
sadismo a las cosas".
Luego de la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia (Cambridge Declaration
on Consciousness) firmada en el ámbito de conferencias –conformadas por neurocientífi-
cos, neurofarmacólogos, neurofisiólogos y neuroanatomistas- respecto de la conciencia en
los animales humanos y no humanos, ha quedado de manifiesto que los animales no hu-
manos son capaces de sentir y de padecer miedo y sufrimiento.
Es también importante mencionar que existen corrientes que consideran que las per-
sonas –en término antropocentrista- poseen cierta prioridad a la hora de evaluar la titula-
ridad de derechos, por el simple hecho de considerarse mayormente desarrollados en
inteligencia.
Ahora bien, si en ello debemos basarnos, no todas las personas poseemos el mismo
nivel de inteligencia y, sin embargo, no por ello dejamos de tener en mayor o menor me-
dida, la titularidad de ciertos derechos.
76
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
manejar símbolos en la comunicación, conciencia para expresar emociones tales como la alegría, frustracio-
nes, deseos o engaños, organización planificada para batallas intra-específica y emboscada de caza, poseen
habilidades metacognitivas; poseen estatus moral, psíquico y físico; poseen cultura propia, poseen sentimien-
tos de afecto (se acarician y se acicalan), son capaces de engañar, usan símbolos para el lenguaje humano y
utilizan herramientas”
“Resulta innegable que los grandes simios, entre los que se encuentra el chimpancé, son seres sintientes
por ello son sujetos de derechos no humanos. Tal categorización en nada desnaturaliza el concepto esgrimido
por la doctrina. El chimpancé no es una cosa, no es un objeto del cual se puede disponer como se dispone
de un automóvil o un inmueble. Los grandes simios son sujetos de derecho con capacidad de derecho e
incapaces de hecho, en tanto, se encuentra ampliamente corroborado según la prueba producida en el presente
caso, que los chimpancés alcanzan la capacidad intelectiva de un niño de 4 años.”
“La doctrina nos ilustra respecto a las dos líneas teóricas que justifican el reconocimiento de los
derechos de los animales: “En primer término se presentan las tesis de corte utilitarista que encuentran su
primera formulación en el pensamiento de Bentham, quien postula como sujeto moral a todo aquel capaz
de sentir placer o dolor, y ante la afirmativa eleva a sujetos de derechos a todos aquellos que cumplan esta
condición, comprendidos entre ellos los individuos del reino animal. En la misma línea, Salt por su parte
aboga a favor del reconocimiento de los derechos de las razas animales inferiores. Este desarrollo teórico
culmina con la obra de Peter Singer quien define el sufrimiento como característica vital a partir de la cual
debe atribuirse la condición de sujeto de derecho. Propone un criterio “antiespecista”, solicitando un trata-
miento igualitario entre todos los sujetos de derecho independientemente de su especie…La segunda vertiente
teórica es la que podemos denominar ecología profunda y da fundamento al trabajo de Zaffaroni citado en
el fallo de la C.F.C.P. Parte de la base de la hipótesis Gaia del Teólogo Leonardo Boff según el cual “La
tierra es un organismo vivo, es la Pachamama de nuestros indígenas, la Gaia de los cosmólogos contempo-
ráneos. En una perspectiva evolucionaria, nosotros, seres humanos, nacidos del humus, somos una única
realidad compleja. Entre los seres vivos e inertes, entre la atmósfera, los océanos, las montañas, la superficie
terrestre, la biósfera y la antropósfera, rigen interrelaciones. No hay adición de todas esas partes, sino
organicidad entre ellas. Esta naturaleza o Pachamama como organismo vivo es para esta teoría titular de
derecho y consecuentemente persona…” (MUÑIZ, Carlos M., “Los animales ante la Ley. De Objetos y
Sujetos”, Ed. La Ley, AR/DOC/594/2016)”
Por otro lado, es menester mencionar que la Ley 14.346 establece la pena de prisión
de quince días a un año, al que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad
a los animales. Entre lo considerado malos tratos, se incluye no alimentar en cantidad y
calidad suficiente a los animales domésticos o cautivos, azuzarlos para el trabajo mediante
instrumentos que, no siendo de simple estímulo, les provoquen innecesarios castigos o
sensaciones dolorosas, hacerlos trabajar en jornadas excesivas sin proporcionarles des-
canso adecuado, según las estaciones climáticas, emplearlos en el trabajo cuando no se
hallen en estado físico adecuado, estimularlos con drogas sin perseguir fines terapéuticos
y emplear animales en el tiro de vehículos que excedan notoriamente sus fuerzas. Entre
los actos de crueldad identificamos la práctica con fines que no sean científicamente de-
mostrables y en lugares o por personas que no estén debidamente autorizados para ello, la
mutilación de cualquier parte del cuerpo de un animal, la intervención quirúrgica de ani-
males sin anestesia y sin poseer el título de médico o veterinario, con fines que no sean
terapéuticos o de perfeccionamiento técnico operatorio, salvo el caso de urgencia
78
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
trata de las pautas culturales de cada sociedad, que son tanto más valiosas cuando más propenden a proteger
la vida -cualquier forma de vida-, a exaltar su calidad y a repudiar cualquier acto que provoque sufrimiento
en los seres vivos (...)”.5
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
…El hombre miró a su alrededor y no había amanecido aún. Tenía sueño y la luz de
las probetas iluminaban la escena. Había sentimientos encontrados en su mente, recuerdos
que se entremezclaban y que pugnaban entre la necesidad de hacer lo que le dictaban su
ego inteligente y otras conmociones que lo llevaban al pasado.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Con el propósito de crear suspenso, el final del cuento queda para la conclusión de
esta presentación con una advertencia para ansiosos: prohibido adelantarse, como suele
hacer una amiga con los films de internet.
Volviendo al tema, para superar los conflictos del derecho hay que acertar las señales
que nos permitan salir de los laberintos.
El hombre o mujer del derecho tienen siempre el recurso de volver a sus barrios
intelectuales, arrabales habituales del conocimiento que son los ámbitos propios, y que
vamos desarrollando día a día en nuestro camino de estudiantes y abogados.
Hegel ha afirmado: “Las tragedias originales no son los conflictos entre el bien y el
mal, son conflictos entre dos derechos”, y efectivamente, desde el umbral de esta presen-
tación nos dirigimos hacia esos conflictos que muchas veces se transforman en tragedias,
al no respetarse los derechos humanos, tan legítimos y supremos como los de la sociedad
en su conjunto.
Hace unos años nos planteamos en uno de nuestros primeros trabajos cuestiones
vinculadas con el lenguaje del derecho.1
Uno, a veces, tiene la idea de un sentido constructivo del derecho, y se confirmó ese
punto de vista, pues advertimos que las normas se iban componiendo como piezas de un
rompecabezas. Allí, nos concentramos en cada uno de los cubos del rompecabezas sin
poner en juego otros elementos para el análisis, porque el lenguaje era la clave en la que
nos aproximamos para interpretar instituciones del derecho.
Era como ver un álbum de fotografías y empezar a reconocer a las personas de cada
una de ellas. Pero se trataba de un álbum estático, en el que cada fotografía era separada
de las demás y solo ensamblaba en las historias de las personas. Allí percibimos que está-
bamos ante el primer conflicto a resolver.2
1. Lenguaje y Derecho en los espacios marítimos, Publicación Jurisprudencia Argentina, diciembre, 1980.
2. Travieso, J.A.: “Derecho Internacional Público”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2012.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Esa es la tarea que, en general, forma parte de la vida diaria del abogado, es el ABC
de los estudiantes de derecho, es lo que básicamente enseñamos los profesores, y lo que
forma parte del día a día de los abogados.
La tarea del profesor es formativa y consiste en hacer de cada estudiante un detective.
De esa forma, el futuro abogado se maneja como una suerte de agente, que debe investigar
cuál es la naturaleza jurídica, para empezar a colocar las cosas y los conceptos en su lugar.
Todos nosotros somos investigadores, detectives de naturalezas jurídicas. Es como
ordenar un conjunto de cosas desordenadas. Si fuera ropa, la ordenaríamos por tamaño,
por color, por textura, invierno o verano, etc. Esa tarea clasificatoria es esencial para orde-
nar el desorden.
5.Incluso el ámbito de aplicación se extiende a las decisiones obligatorias adoptadas por los órganos
de la ONU, con facultades atribuidas, como el Consejo de Seguridad. Informe del Grupo de estudio
de la CDI en doc. cit. en 3, p. 15, parág. 40, citado por Aldana Rohr en su tesis de maestría de la
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Código Civil, junto con el art. 13 inc. 1 de la CIDH. Realizó dicha armonización con sen-
tido común y con una aplicación progresista del derecho.
En este caso, el derecho internacional de los Derechos Humanos ha servido para
superar el estrecho concepto de intimidad o privacidad expuesto casi dentro de un acti-
vismo judicial por un juez progresista como Samuel Brandeis en el siglo XIX, y definido
como “el derecho a ser dejado a solas”.
La Corte Suprema potenció las disposiciones del art. 19 de la Constitución Nacional
y del art. 1071 bis del Código Civil, y las conjugó con las normas internacionales de los
derechos humanos. Una conexión imprescindible y sólida con muchas consecuencias para
el derecho.
Por supuesto que el conflicto no luce en principio tan complicado, pues las normas
internacionales sustentan la privacidad de manera más sólida que las demás. Deseamos
aclarar que en esta presentación, utilizaremos de manera similar los términos “intimidad”
y “privacidad” sin perjuicio de sus diferencias y matices. 9
b) Otro nuevo caso de conflicto de derechos, que se graduó de leading case fue “Ek-
mekdjian c/ Sofovich”.10
En este caso, se trata un tema trascendental, toda vez que dicho conflicto se presenta
entre derecho internacional y derecho interno.
La solución se fundamentó en la aplicación del art. 27 de la Convención de Viena
sobre Derecho de los Tratados11, antes de referirse al derecho a la información y respuesta
del art. 14 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH).12
En realidad, este fallo reactualizó un debate largamente postergado por la jurispru-
dencia argentina.
En el tema del conflicto de derechos, en una primera etapa, la doctrina tradicional
argentina, equivocadamente consagró la primacía del derecho interno sobre el internacio-
nal a través de la norma del art. 31 de la Constitución Argentina, considerando la
vancia de los tratados: una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto
en el artículo 46”.
12. CADH, Art. 14: “Derecho de Rectificación o Respuesta 1. Toda persona afectada por informa-
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
16.Travieso, J.A.: “Derechos Humanos y Derecho Internacional”, Heliasta, Buenos Aires, 1993 y sucesivas
reediciones.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
18. Serna, P.: “Derechos Fundamentales: el mito de los conflictos. Reflexiones teóricas a partir de un supuesto juris-
prudencial sobre intimidad e información,” en Humana Jura 4, Pamplona, 1994, pp. 197-234, citada por el
autor en el prólogo a la tesis de Juan Cianciardo: “El conflictivismo en los derechos Fundamentales”,
EUNSA, 2000, p. XVI.
19. Alexy, R.: “Teoría de los Derechos Fundamentales”, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1997.
20. Cianciardo, J.: “El ejercicio regular de los derechos. Análisis y crítica del conflictivismo”, Ad Hoc, Buenos
Aires, 2007.
21. Esa obra fue oportunamente comentada por el autor.
22. Travieso, J.A.: “Derecho Internacional Público”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2012, pág. 780. Así,
por ejemplo, Pérez Tremps ha afirmado que no todos los derechos constitucionales son auténticos
derechos fundamentales. Esta última denominación tiende a reservarse para algunos derechos cons-
titucionales que la norma fundamental ha considerado como núcleo central del status jurídico del
individuo. Pérez Tremps, P.: “Los derechos fundamentales”, en AA.VV.: Derecho constitucional, vol. I,
Valencia, Tirant lo Blanch, 2002, p. 143.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Por otra parte, para ir consolidando y avanzar en el camino, hay varias tesis que fun-
damentan diferentes criterios para solucionar los conflictos de derechos, que se analizarán
a continuación.
28. Delpiazzo, C.E. (coord.): “A la búsqueda del equilibrio entre privacidad y acceso” en Protección de datos y
acceso a la información pública, Agesic-FCU, Montevideo, 2008.
Salas, R. L: “Los conflictos de derechos. Una propuesta alternativa” en Letras jurídicas: revista de los investigadores
del Instituto de Investigaciones Jurídicas U. V., Nº. 14, 2006.
www.letrasjuridicas.com/Volumenes/14/lopez14.pdf
29. Citado por Juan Cianciardo en “El ejercicio regular de los Derechos. Análisis y crítica del conflictivismo”, Ad
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
convivencia, esto es, un orden jurídico”.34 Una verdadera hoja de ruta para elaborar un
orden jurídico, ladrillo por ladrillo.
Por tanto, la regla no es el conflicto. La regla no es el problema, sino la solución de
este. Porque en realidad, en la colisión entre derechos, se ha planteado que la regla general,
es la conciliación y resolución del conflicto de derechos. La clave será promover los dere-
chos más “nucleares, configurativos de la personalidad de cada sujeto, para desde allí irra-
diarlos hacia los derechos corticales o que se refieren a la exteriorización de dicha
personalidad en la convivencia social”.35
Otro punto de vista que se ha aplicado para solucionar los conflictos de derechos, es
la aplicación de la proporcionalidad, que opera en sistemas que permiten un mayor acti-
vismo judicial y funciona como garantía de orden procesal o bien como una obligación de
respetar el contenido de los derechos. En ningún caso se establece una definición precisa
de la proporcionalidad, y ello la hace dificultosa en su aplicación concreta.
En una terminología estrictamente jurídica, se ha abordado el mismo tema desde la
perspectiva del “método de las compensaciones” ante situaciones que implican colisión
entre dos derechos humanos fundamentales, y donde el jurista, o el juez en su caso, deben
optar por uno de ellos en detrimento de otro. 36
Como se advierte, y en síntesis, las posiciones lucen antitéticas, pues los partidarios
de cada tesis se enfrentan con los demás, a veces, sin posibilidades de conciliación.
Es así que algunos autores hacen prevalecer uno de los derechos enfrentados (jerar-
quización) y otros, en general, intentan armonizar, coordinando los derechos entre sí (pon-
deración o balanceo), en una suerte de jerarquización ad causam.
Otros autores, han considerado que “lo esencial es no violar el contenido esencial del
derecho, pues se ha dicho con razón que el contenido esencial es el límite de los límites”.
Así pues, se considera que el contenido esencial consiste en la naturaleza jurídica del
derecho preexistente a su formalización legislativa o como contenido mínimo.
Por su parte, otro autor, Jesús Ballesteros, también señala que los derechos humanos
pueden ser limitados por otros derechos humanos y, en ese caso, la cuestión es determinar
qué sucede con los conflictos entre ellos.
Se afirma, en general, como lo hemos expresado, que no hay soluciones a priori o en
abstracto, debiendo atenderse a las circunstancias del caso concreto, considerando la im-
portancia de los derechos en conflicto, su peso respecto al caso concreto y en todo caso,
preservando el contenido esencial de ambos derechos en conflicto. 37
Recordemos nuevamente a Bidart Campos cuando decía: “es el hombre, con su dig-
nidad, con su naturaleza, con su personalidad, el que propone la materia de los derechos
humanos”. Desde ese mirador, no es una quimera atender al contenido esencial de los
derechos.
34. Ibídem. Serna, P. y Toller, F.: “Interpretación Constitucional de los Derechos Fundamentales”, La Ley, Bue-
nos Aires, 2000.
35. Cea Egaña, J.L.: “El sistema constitucional de Chile”, Síntesis crítica, pág. 171 y sig.
36. Sagüés, N.P.: “Metodología para la enseñanza de los derechos humanos”, LL, 1995-C-920.
37. Ballesteros Llombart, J. y otros: “Derechos Humanos”, Colección Educación, Laboratorio de mate-
riales.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
y además que el núcleo duro determinante del derecho a la protección de los datos perso-
nales es la dignidad humana40, mientras que el derecho de acceso a la información pública
se sustenta en la transparencia connatural a la servicialidad de la Administración.” 41 Una
conclusión muy similar a la de German Bidart Campos, que expusimos con anterioridad y
que hace al plano general del derecho.
Otros autores han sostenido: “La protección de datos personales es más estrecha que
la privacidad en el sentido de que la privacidad ha sido interpretada como extraviándose
en los ámbitos de los derechos de la personalidad y la autonomía, mientras que la protec-
ción de datos, tiene como objetivo poner en marcha un conjunto de reglas para el manejo
de datos personales”.42
Pero, a su vez, los datos personales pueden considerarse como un universo contene-
dor del concepto de privacidad: “…se comprende un conjunto de reglas para el trata-
miento de los datos personales que cubren asuntos más allá del alcance de las medidas de
protección de la privacidad.43
Asimismo, otros han considerado: “Los datos personales que obren en poder del
Estado son en principio información reservada y, por lo tanto, no podría accederse a ellos
a través del procedimiento de acceso a la información pública, ni aun por sus titulares”.44
Así, pues, advertimos que a los métodos de jerarquización y ponderación o “balan-
cing”, se incorpora la propuesta alternativa de ajustamiento de los derechos, vía que pro-
pone armonizar los derechos a partir de su contenido esencial. 45 En realidad, armonizar es
concertar y la idea de concierto es hacer de una heterogeneidad un conjunto homogéneo.
A esta altura de la exposición, no hay dudas acerca del reconocimiento del derecho
de acceso a la información pública como derecho humano, punto con el que no discrepa-
mos.
Según decía el Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Luis B. Brandeis: “Sun-
light is said to be the best of disinfectants” (“la luz del sol es el mejor desinfectante”).46
Además, hay que celebrar que cada vez con más insistencia se habla del derecho a conocer,
40. Delpiazzo, C.E.: “Dignidad humana y Derecho”, cit., pág. 27 y sigtes.; Gros Espiell, H.: “La dignidad
humana en los instrumentos internacionales de derechos humanos” cit., p. 9 y ss.; Cagnoni, J.A.: “La dignidad
humana. Naturaleza y alcances”, cit., pág. 65 y ss.
41. Delpiazzo, C.E.: “Derecho Administrativo Uruguayo”, Porrúa - UNAM, México, 2005, pág. 7 y ss.
42. McDonagh, 2011, citado por Natalia Torres en “Acceso a la Información y datos personales: una vieja
Serie Bibliotecología y Gestión de Información, publicada desde octubre de 2005 por el Departa-
mento de Gestión de Información de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Dr. Hernán Ales-
sandri, 722, 6º piso, Providencia, Santiago, Chile, www.utem.cl
45. Toro Justiniano, C.: “Derecho de acceso a la información pública: comentarios a un fallo clave de la Corte
pleta es: “Publicity is justly commended as a remedy for social and industrial diseases. Sunlight is
said to be the best of disinfectants; electric light the most efficient policeman. And publicity has
already played an important part in the struggle against the Money Trust”.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
51. Toro Justiniano, C.: “Derecho de acceso a la información pública: comentarios a un fallo clave de la Corte
Europea de Derechos Humanos” en
http://www.revistas.uchile.cl/index.php/ADH/article/viewFile/11485/11846
52. Párrafo 35 de la sentencia.
53. La Corte utiliza la expresión “social watchdog”, sugiriendo que determinados actores –entre ellos
la prensa, pero no únicamente esta– actúan como “perros guardianes” del gobierno y la gestión
pública.
54. Ibídem. Constanza Toro Justiniano.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
y un Proyecto de deforestación que se llevaría a cabo y podía ser perjudicial para el medio
ambiente e impedir el desarrollo sostenible de Chile.
La idea fundamental de este fallo, ha sido que el actuar del Estado debe encontrarse
regido por los principios de publicidad y transparencia en la gestión pública, lo que hace
posible que las personas que se encuentran bajo su jurisdicción ejerzan el control demo-
crático de las administraciones estatales, de forma tal que puedan cuestionar, indagar y
considerar, si se está dando un adecuado cumplimiento de las funciones públicas. El acceso
a la información bajo el control del Estado, que sea de interés público, según el fallo, ad-
mite la participación en la gestión pública, a través del control social que se ejerce con
dicho acceso.
La cuestión que se ha planteado es si este fallo tiene relación directa con los aspectos
referentes a la privacidad y, en su caso, el conflicto del derecho de acceso a la información
con esta. Más adelante volveremos sobre el tema.
5.7.4.1. Introducción
102
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
59. Ver al respecto el fallo CSJN, “Costa, Héctor R. c/ Municipalidad de la Capital y otros”
(12/03/87), 310:508, JA, 1987-II-141.
60. CSJN, “Asociación Derechos Civiles c/ EN – PAMI – (dto. 1172/03) s/ amparo ley 16986”,
terio reiterado por la Corte Interamericana en el caso “Gomes Lund y otros [“Guerrilha do Ara-
guaia”] vs. Brasil”, sentencia del 24 de noviembre de 2010).
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En definitiva, la CSJN “concluye que la negativa del Estado a brindar esta informa-
ción al recurrente resulta ilegal, por no encontrar base en un supuesto normativamente
previsto. También es irrazonable, por no ser necesaria para la satisfacción de un interés
público imperativo. En consecuencia, ese rechazo atenta inválidamente contra los valores
democráticos que informan el derecho de la actora de acceder a información de interés
público.
Sin perjuicio de ampliar estos conceptos más adelante, sintetizaremos las objeciones
más visibles en el tema, que permiten que se advierta, objetivamente en la práctica, la ne-
cesidad de conciliar, armonizar derechos y no anularlos en su aplicación.
• En primer lugar, advertimos que sacrifica el derecho a la protección de
datos personales y la privacidad frente al derecho a la información, mediante una
jerarquización abstracta de derechos (no armónica). Recordemos lo expresado
con anterioridad, en relación con el matrimonio de los derechos.
• Por otra parte, deja sin efecto los requisitos de licitud para la cesión de
datos personales establecidos expresamente en la ley 25326: nos referimos al re-
quisito del interés legítimo y el consentimiento del titular del dato.63 De alguna
manera al no declarar la inconstitucionalidad de la norma, la Corte Suprema pro-
cedió como un legislador.
• La CSJN ha considerado, desde nuestro punto de vista erróneamente,
que el concepto de dato sensible de la ley 25326 abarca la protección de la priva-
cidad, cuando son dos cuestiones distintas (una es una medida de protección de
no discriminación y el otro es un derecho personalísimo que ha de ponderarse
según la información en juego).64
• Destacamos que la CSJN, no ha asignado relevancia al derecho a la pri-
vacidad que analiza, casi como obiter dictum o como un “dicho sea de paso”, y de
manera suplementaria sin poder vinculante en la resolución, asignándole un ca-
rácter desdibujado de derecho de ejercicio pasivo, calificando como “paterna-
lismo” su protección, posición plenamente superada en la doctrina actual. De esta
manera, limita, por no decir mutila peligrosa e injustificadamente, la amplitud que
tiene este derecho a la autodeterminación informativa, que como todo derecho
humano, debe interpretarse pro homine y otorgarle toda la amplitud que el derecho
posee en la dogmática y en la legislación vigente.
• Lo interesante del caso es que la solución del conflicto de derechos era
posible por otros medios. La solución estaba en reconocer la plena vigencia del
requisito del interés legítimo, mitigándolo para los casos de acceso a la informa-
ción pública en los que resulte indispensable acceder a los datos personales, pero
otorgando medidas de tutela que garanticen la intimidad de las personas con ca-
rácter previo a la entrega de la información.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
68. Lewis, C.: “Alicia en el País de las Maravillas”, México, FCE, 2012.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Serna, P.: “Derechos Fundamentales: el mito de los conflictos. Reflexiones teóricas a partir de un supuesto
jurisprudencial sobre intimidad e información”, en Humana Jura 4, Pamplona, 1994.
Solove, D.J.: “Understanding Privacy Papers”, Harvard University Press, 2010.
Steinmeyer Espinosa, A.: “¿Permite el derecho de acceso a la información pública, el acceso a datos
personales?”, Serie Bibliotecología y Gestión de Información, publicada desde Oc-
tubre de 2005 por el Departamento de Gestión de Información de la Universidad
Tecnológica Metropolitana. Dr. Hernán Alessandri, 722, 6º piso, Providencia,
Santiago, Chile, www.utem.cl
Toro Justiniano, C.: “Derecho de acceso a la información pública: comentarios a un fallo clave de la
Corte Europea de Derechos Humanos” en
http://www.revistas.uchile.cl/index.php/ADH/article/viewFile/11485/11846
Travieso, J.A.: “Lenguaje y Derecho en los espacios marítimos”, Publicación Jurisprudencia Ar-
gentina, diciembre de 1980.
Travieso, J.A.: “Derecho Internacional Público”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2012.
Travieso, J.A.: “Derechos Humanos y Derecho Internacional”, Buenos Aires, Heliasta, 1993
y sucesivas reediciones.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
es solo la chispa creadora de derechos, sino también el fuego que lo mantiene vigente y le
da un sentido.
¿Acaso no es la falta de convencimiento de la existencia de una moral como base
interpretativa del derecho la que lleva a que los jueces se aparten de una interpretación
“ortodoxa” de la norma y, por ejemplo, se vuelquen más a justificar al delincuente que a
condenarlo según lo razonablemente previsto por el legislador? ¿Acaso el desprecio de la
moral no es también una circunstancia propicia para que la administración pública o el
legislador promuevan y admitan el “principio de Robin Hood” en vez del de justicia?
La moral y los demás principios del Derecho son indispensables tanto para la crea-
ción como para la vigencia de los derechos, y no debe permitirse que sean dejados de lado
si se quiere tener una Nación organizada y justa. El relativismo a ultranza o la indiferencia
moral llevan a la disolución del Derecho y de las instituciones. O sea, se puede discutir de
moral y bien común, pero no ignorarlos: no todo da lo mismo. Y discutir sobre los princi-
pios requiere considerar la forma en que se razona sobre ellos, esto es, el sentido que se
dará a los términos y discusiones. Aquí es donde hay otro principio del discurso que tam-
bién es indispensable no perder: el sentido común o visión mancomunada de la verdad o
de lo que conviene a todos. Si no está, hay que traerlo con urgencia, no sea que todo se
convierta en un sin sentido en el que no sea posible elaborar acuerdo común alguno, más
que la construcción de una nueva torre de Babel.1 El sistema democrático, acompañado
del reconocimiento de los valores que son beneficiosos para la comunidad a través de una
actitud crítica que debe renacer en nuestra sociedad, ha de impulsar que el sentido común
se imponga a través del diálogo y el convencimiento que otorgan las buenas razones, sen-
tando las bases para un idioma común: el de los derechos humanos sustentados en la dig-
nidad de la persona y aplicados en toda su potencialidad según el bienestar general y valores
morales que lo acompañan. Caso contrario, será el reino del más fuerte, del poderoso que
aquiete a las eventuales voluntades opositoras por temor o dádivas; o sea, si no reinan los
valores reinará la fuerza, que por ser ciega será destructora de por sí. El llamado es impe-
rioso, pues reina hoy un síntoma claro de disolución de nuestra sociedad por falta de ob-
jetivos comunes, debiendo ser ellos fruto de un consenso donde prime el sentido común
y los valores inobjetables.
En tal sentido, es un deber de moral y de justicia que los jueces apliquen en sus casos
los derechos humanos en su mayor plenitud y en consonancia con los principios del dere-
cho, lo que incluye un deber de armonizar los derechos que puedan creerse enfrentados,
velando por la no imposición de unos sobre otros. A tales fines, se ha de partir del principio
que considera a la persona humana, su naturaleza y dignidad, como fuente de los derechos
humanos, y que por ello nunca un derecho humano, tanto en la teoría como en la práctica,
puede sufrir un descarte frente a otro (sea que responda a un interés individual o colectivo),
1. La Torre de Babel es un relato Bíblico del monumento al sin sentido, donde el hombre pretendió
construir un monumento con el fin de exaltarse a sí mismo, en vez de destinar sus energías en la
búsqueda de la verdad y una finalidad más útil para el bien común y necesidades concretas de dicho
pueblo; circunstancia de confusión del discernimiento que los llevó al disenso y dispersión: (Génesis
11:8-9) “Así los dispersó el Señor desde allí sobre la faz de toda la Tierra, y dejaron de edificar la
ciudad. (9) Por eso fue llamada Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la Tierra; y
de allí los dispersó el Señor sobre la faz de toda la Tierra”.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
debe ser evaluado en plenitud, sin minimizarlo, aun cuando para la resolución del caso
concreto no se lo considere sustancial. 5
Realizada esta breve introducción conceptual y anticipo de la temática, a continua-
ción se analiza el fallo CIPPEC en sus aspectos más relevantes. Preliminarmente, cabe
señalar en forma sucinta, la cuestión principal que la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción resuelve en el caso “CIPPEC”: los requisitos de licitud que deben cumplir los pedidos
de acceso a la información pública que contengan datos personales 6 , aplicando a tal fin
dos derechos humanos estratégicos para la vida en democracia: el derecho a la información
y el derecho a la protección de los datos personales.
El presente trabajo propone un camino distinto al señalado en dicho fallo de la CSJN,
aplicando la tesis de armonización de los derechos en juego y dejando a un lado la falsa
hipótesis de conflicto.7
5. Ver al respecto Cianciardo, J.: “El ejercicio regular de los derechos. Análisis y crítica del conflictivismo”, Ad
presente fallo, o sea, qué es lo que cabe entender por información pública: “documentación e infor-
mación mantenida en los archivos públicos o procesada por el Estado”. Concepto que abarca todo
tipo de información, aun la que contenga datos personales.
7. Ver al respecto Toller, F.: “Los derechos in concert. Metodologías para tomar decisiones armonizadoras en casos
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
12. CSJN, “CIPPEC c/ EN – Mº Desarrollo Social – Dto. 1172/03 s/ amparo ley 16.986”
(26/03/14), LL 2014-C, 500, considerando 7: “…En tal sentido se observa que la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos impuso la obligación de suministrar la información solicitada y de dar
respuesta fundamentada a la solicitud en caso de negativa de conformidad con las excepciones dis-
puestas; toda vez que la información pertenece a las personas, la información no es propiedad del Estado y el
acceso a ella no se debe a una gracia o favor del gobierno. Este tiene la información solo en cuanto
representante de los individuos. El Estado y las instituciones públicas están comprometidos a respe-
tar y garantizar el acceso a la información a todas las personas. A tal fin, debe adoptar las disposicio-
nes legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para asegurar el reconocimiento y la
aplicación efectiva de ese derecho” (la cursiva es nuestra).
13. Catalá, Ebauche d'une théorie…,16 y 29-30.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
“En rigor, lo correcto es regular, reglamentar, modalizar o formalizar el derecho, pero nunca restrin-
girlo o limitarlo. Una regulación o reglamentación es conformar el derecho a una regula o regla, es
delimitarlo. Esto implica que lo que el derecho pierde en posibilidades difusas prelegales lo gana en
ejercicio garantizado por la norma que concretó algunas de esas posibilidades. En cambio, siempre
que pueda establecerse que existe una limitación o restricción legal o jurisprudencial a un derecho,
que implicará naturalmente que se lo recorta o altera, ese tratamiento será inconstitucional. Quien
regula actúa constitucionalmente, pero quien restringe o limita en verdad altera, viola el contenido
esencial, infringe la propia Constitución. Por ello, no es posible las intromisiones legítimas en el
ámbito de funcionamiento razonable de un derecho...”
18. CSJN, “Organización Veraz S.A. c/ E.N. - E.N. - M° E. y O.S. s/ amparo ley 16986”, (6/3/07),
118
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Con respecto a la competencia del organismo del Estado, debe verificarse que la
cesión de datos pretendida se enmarque dentro de su competencia, o sea, que dicha cesión
represente un legítimo ejercicio de las funciones legalmente asignadas al organismo.
En tal sentido, cabe resumir que será lícita la cesión de datos personales del Estado
al sector privado o al ente no estatal cuando se cumplan los siguientes recaudos: 1) la cesión
se justifique con el cumplimiento del requisito del interés legítimo del cesionario, previa
identificación del mismo (art. 11 de la ley 25326); 2) la cesión se realice dentro del principio
de competencia del organismo -interés legítimo y finalidad del tratamiento- (art. 11 de la
ley 25326 y Decreto 1558/2001); 3) se cumplan las condiciones generales de licitud de
tratamiento y calidad del dato, en particular verificando que los datos no sean confidencia-
les o de acceso prohibido (arts. 4 a 12 de la ley 25326) y 4) con dicha cesión no se afecten
derechos de terceros, como ser la intimidad (art. 1770 del Código Civil y Comercial de la
Nación) u otro derecho de las personas, verificando que el cesionario reúna los requisitos
básicos de garantía a tales fines.
Cuando la cesión de datos personales abarca a un conjunto indeterminado de perso-
nas o solo distinguidas por pertenecer a un género (grupo colectivo de personas), estamos
hablando de una cesión masiva de datos personales.
La cesión masiva de datos personales, requiere un mayor resguardo por no responder
a un interés legítimo específico respecto de personas determinadas, y está específicamente
reglamentada por el art. 11 del Anexo del Decreto 1558/2001. Este dispone que “la cesión
masiva de datos personales de registros públicos a registros privados solo puede ser auto-
rizada por ley o por decisión del funcionario responsable, si los datos son de acceso público
y se ha garantizado el respeto a los principios de protección establecidos en la ley 25326.
No es necesario acto administrativo alguno en los casos en que la ley disponga el acceso a
la base de datos pública en forma irrestricta. Se entiende por cesión masiva de datos per-
sonales la que comprende a un grupo colectivo de personas”.
120
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
beneficiarios de planes sociales y sus importes –entre otros– para el control de la gestión
estatal.
4. En el mismo considerando 13, el fallo presenta una interpretación restrictiva del
alcance de la ley, o sea, solo aplicable para aquellos casos en los cuales sean personas pú-
blicas o privadas que se dedican al tratamiento de datos personales; haciéndose eco de una
vieja discusión, ya superada, sobre el alcance del concepto “destinado a dar informes”, que
pretendió llevar a una limitación desmesurada de la efectividad de la ley 25326.
En tal sentido, se afirma en dicho considerando: “la restricción contemplada en el
precepto debe entenderse como un límite a la circulación de datos personales entre perso-
nas públicas o privadas que se dedican a su tratamiento, mas no parece posible extender
sin más sus previsiones a supuestos de interés público como el planteado en autos, pues
ello significaría desconocer, o cuanto menos obstaculizar, el pleno goce de un derecho
humano reconocido tanto en nuestra Constitución Nacional como en los Tratados Inter-
nacionales que la República Argentina ha suscripto”.
Esta interpretación, limita peligrosa e injustificadamente la amplitud que tiene este
derecho a la autodeterminación informativa, que como todo derecho humano debe inter-
pretarse pro homine y otorgarle toda la amplitud que posee.22
Previo a armonizar, es necesario reconocer la naturaleza y características de cada de-
recho, dándole toda la amplitud que corresponde, sin que ello impida luego, en base a su
relatividad, determinar su núcleo esencial y aplicar aquello que resulte necesario al caso
concreto.
5. En los considerandos 18 a 23, se identifican datos sensibles referidos a cuestiones
de discriminación, los que no deberían identificarse con intimidad u honor.
En efecto, la intimidad debe analizarse desde otro ámbito (1077 Código Civil y Co-
mercial de la Nación, el art. 19 CN y tratados internacionales de igual jerarquía art. 75 inc.
122
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
necesario utilizar datos íntimos para controlar la gestión pública, o si no podía obtenerse
igual resultado por otros medios menos invasivos de la intimidad de las personas.
8. En los considerandos 28 y 29, la mayoría sostiene que proteger activamente la
intimidad y el honor de las personas es un “paternalismo”, y propone diferir la protección
de las personas al hecho consumado, o sea, la efectiva afectación de los derechos de las
personas.
Pero la tendencia moderna, de la que abreva el derecho a la protección de los datos
personales, va en dirección contraria: otorgar a las personas una protección activa, su-
perando el viejo concepto de protección pasiva (defensa luego de afectación).
El retorno a la teoría de una protección pasiva de la intimidad es contraria a la evo-
lución del derecho, del concepto de intimidad y de la protección de datos, que justamente,
proponen una protección activa del derecho humano a la autodeterminación informativa:
la información personal se protege antes que trascienda a terceros, pues una protección
posterior será al menos insuficiente.
Son varias las alternativas que tenía la CSJN para disponer la protección de la intimi-
dad. Por ejemplo, se podría haber analizado la viabilidad de disociar aunque más no sea
parcialmente los nombres y documentos, u otra medida que proteja al titular del dato de
una exposición indebida de su información personal.
9. Respecto al voto de los Dres. Petracchi y Argibay, es llamativa la afirmación del
considerando 6: “La transparencia –no la opacidad– beneficia a las vulnerables”. Si bien la
transparencia es un término positivo en cuestiones de control, no lo es cuando se refiere a
la intimidad de las personas, como en este caso, sino todo lo contrario.
Si la intimidad importa, la transparencia no es admisible ni positiva. De aquí lo lla-
mativo del enunciado cuando se propone ceder masivamente datos íntimos y que tienen
potencialidad para generar discriminación. En efecto, cuando se transparente quiénes son
beneficiarios de los planes sociales lo más posible es que no los beneficie en nada, máxime
si se difunde por Internet, que se registran sin fecha de vencimiento.
Se ha expuesto supra, que para armonizar primero hay que determinar la naturaleza
y alcance de los derechos en juego: derecho de acceso a la información pública, derecho a
la protección de datos personales y derecho a la intimidad, por lo que se presentarán bre-
vemente delineando sus contenidos relevantes para el presente caso (determinación de la
figura del rompecabezas).
124
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
público en la divulgación de la información y los derechos de los afectados cuyos datos aparezcan
en la información solicitada, en particular su derecho fundamental a la protección de datos de carác-
ter personal. Para la realización de la citada ponderación, el órgano tomará particularmente en con-
sideración los siguientes criterios: a) El menor perjuicio a los afectados derivado del transcurso de
los plazos establecidos en el artículo 57 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico
Español. b) La justificación por los solicitantes de su petición en el ejercicio de un derecho o el hecho
de que tengan la condición de investigadores y motiven el acceso en fines históricos, científicos o
estadísticos. c) El menor perjuicio de los derechos de los afectados en caso de que los documentos
únicamente contuviesen datos de carácter meramente identificativo de aquellos. d) La mayor garantía
de los derechos de los afectados en caso de que los datos contenidos en el documento puedan afectar
a su intimidad o a su seguridad. 5. No será aplicable lo establecido en los apartados anteriores si el
acceso se efectúa previa disociación de los datos de carácter personal de modo que se impida la
identificación de las personas afectadas. 6. La normativa de protección de datos personales será de
aplicación al tratamiento posterior de los obtenidos a través del ejercicio del derecho de acceso.”
A su vez, cabe también considerar el Convenio del Consejo de Europa sobre el Acceso a los Docu-
mentos Públicos del 18/16/09, ya citado, que dispone como límites al derecho del acceso a los
documentos públicos aquellos previstos por una ley, que sean necesarios en una sociedad democrá-
tica y que tengan como objetivo la protección de… f) la intimidad y otros intereses privados legíti-
mos…”
126
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
configure una intromisión arbitraria en la privacidad de las personas, lo que deberá ser
analizado en cada caso concreto.
Por tales motivos, la intimidad no es de por sí un obstáculo insalvable para los pedi-
dos de acceso a la información pública, sino que solo lo será el núcleo íntimo de la persona.
Otra cuestión a tener en cuenta, es que el dato que refleja un aspecto de la privacidad
de la persona, en algunos casos, pierde su intensidad cuando esta lo brinda al Estado vo-
luntariamente (si bien movido por una necesidad), como lo sería para obtener un subsidio,
pues por ser una actividad estatal, dicho subsidio podrá estar alcanzado por el control de
la actuación pública, o sea, consiste en información de interés público, lo que no debe ser
ignorado por el titular del dato, si bien este espera y exigirá del Estado que, aun en dicha
circunstancia, su información personal sea protegida.
En efecto, en el caso de un subsidio, el dato sigue conformando la privacidad de la
persona (si bien de intensidad disminuida por lo expuesto supra), y debe ser tutelado aun
al momento de ser sometido al control ciudadano (pues es innegable el efecto negativo o
discriminatorio que su difusión puede significar), de forma tal que si fuera posible realizar
el control de la actividad estatal pretendido sin acceder a dicho dato, el mismo se entregaría
disociado (en estos casos el dato íntimo no es de interés público, o sea, la información
necesaria para la finalidad invocada no necesita dicha información personal).
En caso que el pedido de acceso requiera dichos datos personales privados como
parte indispensable para el correcto ejercicio del derecho a controlar la actividad pública,
podría considerarse tal finalidad como un interés legítimo para acceder a la información
personal, o sea, no existiría una intromisión arbitraria en la intimidad de sus titulares, siem-
pre y cuando se tomen las medidas de protección adecuadas; y asimismo, se contará con
el interés legítimo previsto por el art. 11 de la ley 25326.
En estos casos, deben preverse mecanismos de protección alternativos, como por
ejemplo: compromisos del cesionario de seguridad, confidencialidad, prohibición de ce-
sión a terceros y destrucción de los datos al finalizar el objeto del tratamiento, pues no
debe perderse de vista que el cesionario de los datos personales (el solicitante de la infor-
mación) también estará alcanzado por la ley 25326 en lo que se refiera a los datos perso-
nales que obtenga y someta a tratamiento para sus actividades de control de la actividad
pública. Cada caso ameritará su particular consideración.
En esta cuestión, lo que se quiere destacar es que la privacidad no es utilizada para
inhibir o restringir la investigación y difusión de información de interés público 30, sino que
la intimidad debe ser protegida de forma tal que el Estado otorgue mayor calidad a la
30.Ver Declaración de principios sobre libertad de expresión, principio 10, de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, en respaldo a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, OEA (dispo-
nible al 15/04/14 en http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID =26&lID=2):
“…10. Las leyes de privacidad no deben inhibir ni restringir la investigación y difusión de informa-
ción de interés público. La protección a la reputación debe estar garantizada solo a través de sancio-
nes civiles, en los casos en que la persona ofendida sea un funcionario público o persona pública o
particular que se haya involucrado voluntariamente en asuntos de interés público. Además, en estos
casos, debe probarse que en la difusión de las noticias el comunicador tuvo intención de infligir daño
o pleno conocimiento de que se estaba difundiendo noticias falsas o se condujo con manifiesta ne-
gligencia en la búsqueda de la verdad o falsedad de estas.”
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
6.8. Bibliografía
Ruiz Martínez, E.: “La protección de los datos personales en los pedidos de acceso a la información
pública. El fallo CIPPEC y el equilibrio perdido”, publicado en Errenews, noviembre
2014.
Cianciardo, J.: “El ejercicio regular de los derechos. Análisis y crítica del conflictivismo”, Ad Hoc,
Buenos Aires, 2007.
Toller, F.: “Los derechos in concert. Metodologías para tomar decisiones armonizadoras en casos entre
derechos y bienes constitucionales”, en Cianciardo, J. (Coord.): Constitución, Neoconstitu-
cionalismo y Derechos, Porrúa, México, 2012.
Toller, F. y Serna, P.: “La Interpretación Constitucional de los Derechos Fundamentales”, LL, Bue-
nos Aires, 2000.
130
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Otra diferencia es que frente al Derecho Internacional solo el Estado sería responsa-
ble por violaciones al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, mientras que en
un conflicto armado serían responsables por las violaciones al Derecho Internacional Hu-
manitario no solo los Estados, sino todo actor en el conflicto, aunque no sea sujeto del
Derecho Internacional. De hecho, el conflicto armado puede darse entre dos grupos ar-
mados organizados antagónicos. Sin perjuicio de ello, en los conflictos armados interna-
cionales se enfrentan como mínimo dos Estados. Durante esta clase de conflictos deben
observarse las normas de los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y del
Protocolo Adicional I de 1977, y otros tratados de Derecho Internacional Humanitario
sobre armas, bienes culturales, etc., y el derecho consuetudinario.
En los conflictos armados sin carácter internacional se enfrentan, en el territorio de
un mismo Estado, las fuerzas armadas regulares y grupos armados organizados disidentes
(a veces desprendimientos de las mismas fuerzas armadas) o grupos armados organizados
entre sí. En estos conflictos se aplican las disposiciones del artículo 3 común a los cuatro
Convenios de Ginebra de 1949 ya citados, el Protocolo Adicional II de 1977 cuando se
dan las condiciones establecidas en el mismo, otros tratados de Derecho Internacional
Humanitario, y el derecho consuetudinario.
El Derecho Internacional Humanitario intenta proteger a la persona humana que no
participa en el conflicto armado o se encuentra fuera de combate, buscando simplemente
asegurar su supervivencia, y evitarle mayores consecuencias negativas por razones huma-
nitarias. También por los mismos motivos protege a los combatientes de sufrimientos in-
necesarios sin justificación militar.
El Derecho Internacional de los Derechos Humanos no solo se preocupa de salva-
guardar la vida, en situaciones de guerra y de paz, sino que va más allá promocionando el
desarrollo completo del ser humano en sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales
y culturales, a la paz, al desarrollo, a la libre determinación, al medio ambiente, etc.3 Por
ejemplo, el Derecho Internacional Humanitario contiene normas sobre la conducción de
las hostilidades, el estatuto del combatiente y el prisionero de guerra que no se encuentran
en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Por el otro lado, el Derecho In-
ternacional de los Derechos Humanos se ocupa de derechos políticos, civiles, económicos,
sociales, culturales, etc., temas estos –entre otros– de los que no se ocupa el Derecho In-
ternacional Humanitario.
Otra diferencia entre el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Interna-
cional de los Derechos Humanos es que las normas del Derecho Internacional Humanita-
rio son inalienables y no admiten suspensión alguna.
Como sabemos, los derechos humanos son derechos inherentes a todas las personas
por su condición de seres humanos y deben ser respetados en todo tiempo y en todo lugar.
Sin embargo, los Estados pueden suspender algunas normas en situaciones de emergencia
pública que pongan en peligro la vida de la nación, a condición de que la decisión de sus-
penderlas sea proporcional a la crisis y su aplicación no sea indiscriminada o infrinja alguna
otra norma del derecho internacional, incluido el Derecho Internacional Humanitario. Sin
3.Uprimny Yepes, R.; Uprimny Yepes, I.M. y Parra Vega, O. Derechos Humanos y Derecho Inter-
nacional Humanitari. Módulo de autoformación. Fundación Social. Consejo Superior de la Judica-
tura. Escuela Judicial “Rodrigo Lara Bonilla”, Bogotá, 2006, págs. 23 y ss.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
(art. 9 d). Y los agentes de represión de disturbios, son definidos como “Cualquier sustan-
cia química no enumerada en una Lista, que puede producir rápidamente en los seres hu-
manos una irritación sensorial o efectos incapacitantes físicos que desaparecen en breve
tiempo después de concluida la exposición al agente” (art. II 7). En consecuencia, en los
conflictos armados internacionales o no internacionales el Derecho Internacional Huma-
nitario establece la prohibición de la utilización de agentes de represión de disturbios como
los gases lacrimógenos, y su uso sería una grave violación al ius in bello, es decir, un crimen
de guerra (art. 8 xviii del Estatuto de Roma), mientras que sí es permitido su uso para
garantizar la ley y el orden.
En el Derecho Internacional Humanitario está autorizado el uso de la fuerza en si-
tuaciones o en formas que no lo autoriza el Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos, al permitirse la existencia de daños colaterales a inocentes siempre y cuando no se
viole el principio de proporcionalidad. Así el artículo 57 (2) (iii) del Protocolo I prohíbe un
ataque “cuando sea de prever que causará incidentalmente muertos o heridos en la pobla-
ción civil, daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos en relación
con la ventaja militar concreta y directa prevista”. El concepto de daños colaterales o inci-
dentales es ajeno al Derecho Internacional de los Derechos Humanos. La policía no puede
justificar la muerte o daños en la integridad física, de transeúntes o rehenes por intentar
detener a un delincuente.
Otro ejemplo: la obra del Comité Internacional de la Cruz Roja “El Derecho Inter-
nacional Humanitario Consuetudinario” al referirse a las estratagemas señala: “… Las es-
tratagemas de guerra no quedan prohibidas, siempre que no infrinjan alguna norma del
derecho internacional humanitario. (…) La práctica de los Estados establece esta regla
como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable tanto en los conflic-
tos armados internacionales como en los no internacionales. (…) Se trata de una antigua
norma de derecho internacional consuetudinario que se reconocía ya en el Código de Lie-
ber y la Declaración de Bruselas, y que se codificó en el Reglamento de La Haya. Se esta-
blece, asimismo, en el Protocolo adicional I. Numerosos manuales militares contienen la
norma que permite el uso de estratagemas de guerra, que corroboran diversas declaracio-
nes oficiales y otra práctica. (…) La práctica reunida ofrece ejemplos tanto en los conflictos
armados internacionales como en los no internacionales, mientras que no se ha hallado
ninguna práctica que sugiera que las estratagemas están prohibidas en ninguno de los dos
tipos de conflicto. (…) Las estratagemas son actos destinados a confundir al enemigo. A
menudo se señala que las estratagemas son frecuentes en los conflictos armados. En el
manual militar del Reino Unido se mencionan los siguientes ejemplos de estratagemas lí-
citas: sorprender al enemigo y realizar emboscada…”.5 Sin embargo, una emboscada donde
se cuenta con la ventaja militar de abrir fuego antes que el enemigo desde una posición
resguardada sin previo aviso, no sería un procedimiento policial legítimo y violaría el De-
recho Internacional de los Derechos Humanos.
Las reglas de empeñamiento o comportamiento (“Rules of Engagement”) precisan
las circunstancias en que una fuerza armada gubernamental o grupo armado organizado
puede utilizar sus armas de fuego. En un conflicto armado internacional o no internacional
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Una situación de violencia armada en el que intervengan fuerzas armadas y/o grupos
armados organizados, y que alcanza un nivel que excede al de una asonada, un motín o un
acto esporádico y aislado de violencia (art. 3 común de los Convenios de Ginebra, art. 8
Estatuto de la Corte Penal Internacional), solo puede ser tratado adecuadamente por la
rama especializada del Derecho, es decir por el Derecho Internacional Humanitario, que
determinará qué conductas son conforme a derecho o violatorias de este.
Cuando el medio de combate es ilícito, es decir, en violación al ius in bello, puede ser
utilizado por cualquiera de los integrantes de las partes involucradas en el conflicto armado,
es decir, por agentes del Estado o sus aliados y simpatizantes, o por miembros de grupos
armados organizados o sus aliados o simpatizantes, sea como parte de una política expresa,
alentada o tolerada por las autoridades gubernamentales o del grupo armado organizado,
sea por decisión individual. Solo cuando el fenómeno de la violencia armada se da fuera
del ámbito del conflicto armado, su tratamiento corresponderá al Derecho Penal común.
Y cuando este acto de violencia ajeno al conflicto armado se origine en el Estado o en uno
de sus agentes será objeto de especial atención para el Derecho Internacional de los Dere-
chos Humanos.
A mi juicio, negarse a aceptar que el fenómeno del así llamado “terrorismo” en los
conflictos armados internacionales y no internacionales se refiere a un método de combate
ilegal cuyo tratamiento corresponde al Derecho Internacional Humanitario, conduce ne-
cesariamente a que se busque transformar el Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos, y que comience a esgrimírselo como limitación no ya solo de la conducta de los
Estados, sino también de los grupos armados organizados que utilizan métodos de lucha
ilegales. Por otra parte el desequilibrio que se generaría al exigirse el cumplimiento de obli-
gaciones de Derecho Internacional Humanitario solo al Estado y a sus agentes al confun-
dirlo con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, pero no a quienes combaten
a este Estado o al Gobierno que lo dirige, a mi juicio ha generado una tendencia contraria
en el Derecho Internacional que considera que los grupos armados organizados que reali-
zan actos de violencia contrarios al ius in bello, pueden violar los derechos humanos, lo que
conduciría en última instancia a considerar al Derecho Internacional Humanitario y al De-
recho Internacional de los Derechos Humanos como un único derecho.
Para enfrentar la tendencia señalada solo hay un camino realista: reservar la aplicación
del Derecho Internacional Humanitario a las situaciones de conflicto armado internacional
o no internacional que queden encuadradas en los Convenios de Ginebra de 1949 y en los
Protocolos de 1977, y demás normativa humanitaria convencional y consuetudinaria. Los
conflictos internos violentos que no sean meros disturbios o tensiones, es decir que impli-
quen la existencia de conflictos armados aunque sean de baja intensidad (sin uso de artille-
ría pesada, carros de combate o fuerzas aéreas o navales), con grupos armados organizados
capaces de realizar acciones armadas, caerán dentro de la órbita del Derecho Internacional
“Utque campos, in quibus pugnatum est, adiit, abhorrentis quosdam cadauerum tabem detestabili
uoce confirmare ausus est, optime olere occisum hostem et melius civem”.
“En arrivant sur le champ de bataille, il dit ces mots exécrables à quelques personnes qui témoi-
gnaient leur répugnance pour l'odeur des cadavres: “¡Un ennemi mort sent toujours bon, surtout un
concitoyen”.
http://bcs.fltr.ucl.ac.be/SUET/VITEL/10.htm
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
10. Acerca del problema de la definición de terrorismo Kalliopi K. Koufa en su Informe sobre Te-
rrorismo y Derechos Humanos (E/CN.4/Sub.2/2001/31, pág. 10.) afirma: “25. En efecto, el pro-
blema de la definición podría muy bien ser el principal factor de controversia en relación con el
terrorismo. Esto es tanto más cierto si se tienen en cuenta los importantes intereses políticos conco-
mitantes. El término terrorismo lleva una importante carga emotiva y política. Por lo general va
acompañado de un juicio negativo implícito y se usa selectivamente. A este respecto, algunos autores
han destacado acertadamente una tendencia entre los comentadores en la esfera de confundir defi-
niciones con juicios de valores y calificar el terrorismo toda actividad o comportamiento violentos a
los que se oponen o, por el contrario, rechazar el término cuando se refiere a situaciones con las que
simpatizan. De allí la famosa frase “el que para uno es un terrorista para otro es un luchador de la libertad”.
11. Bellamy, ob. cit., pág. 211.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
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14.Irigoin Barrenne, J.; Espaliat Larson, A.: “Las normas de Derecho Internacional Humanitario que
rigen los conflictos armados sin carácter internacional: su aplicación en Chile” en Lecciones y Ensayos
78. Valladares, P.G. (comp.): Lecciones y Ensayos 78. Derecho Internacional Humanitario y Temas de
Áreas Vinculadas, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 2003, pág. 359.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
causa, ellos pueden marchar con la frente alta, esperando que brillen mejores días”.15 En la
frase “después de haber combatido lealmente por su causa” está la clave. Si se pregunta sobre
cuándo se combate lealmente, la respuesta posible es una sola: cuando se respetan las nor-
mas del Derecho Internacional Humanitario. Cuando estas son violadas, sea en un con-
flicto interno sea en uno internacional, aunque se esgriman los motivos políticos más
loables, se estarán cometiendo crímenes de guerra y existirá el deber de no amparar esas
conductas.
En tales casos será aplicable la regla aut dedere aut judicare aut punere, –o extraditar o
juzgar o castigar–, recogida en el punto 6 de la Resolución N° 1/03 de la Comisión Inter-
americana de Derechos Humanos, que a estas alturas del desarrollo del Derecho Interna-
cional permitiría considerársela no solo una norma convencional sino consuetudinaria e
incluso de ius cogens (orden público internacional).16 Es decir, la República Argentina podría
denegar la extradición del integrante de un grupo armado organizado acusado de actos
terroristas, es decir por graves violaciones a las normas de Derecho Internacional Huma-
nitario –crímenes de guerra–, basándose en la situación objetiva del país requirente en
materia de derechos y garantías, pero en tal caso debería someter al integrante del grupo
armado organizado a la Justicia argentina que, aplicando el derecho procesal local y garan-
tizando de este modo el debido proceso, podrá determinar si han existido o no violaciones
graves a normas de Derecho Internacional Humanitario, aplicando según sea el caso la
sanción correspondiente.
Es destacable que el Derecho Internacional Humanitario obliga a los Estados a per-
seguir los crímenes de guerra según surge del artículo 1° común a los cuatro Convenios de
Ginebra de 1949 que establece: “Las Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar
y hacer respetar el presente Convenio en todas las circunstancias”. Siendo la República
Argentina parte de dichos convenios, los tribunales tienen competencia conforme los ar-
tículos 31, 75 inciso 24 y 118 de la Constitución Nacional. Como señala Vinuesa “Dentro
del DIH, las sanciones a las infracciones graves obligan al Estado a juzgar o a extraditar a
los individuos responsables”.17
Sin embargo, no toda violación al Derecho Internacional Humanitario tendrá la en-
vergadura necesaria para ser considerada un crimen de guerra. Esta calificación dependerá
del caso concreto. Para ello será necesario tomar en cuenta la posición y función del actor.
A modo de ejemplo: si un guardia de un campo de prisioneros priva a un prisionero de
guerra de su ración no es lo mismo que si un mando militar ordena no otorgar suficientes
alimentos a los prisioneros de guerra o a la población civil de un territorio ocupado.
15. Actas de las Sesiones del Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado, instalado
en Montevideo el 25 de agosto de 1888 y clausurado el 18 de febrero de 1889. Imprenta de Juan A.
Alsina, Buenos Aires 1889, pág. 167.
16. Kapferer, S.: Legal and Protection Policy Research Series. The Interface between Extradition and
Asylum. United Nations High Commissioner for Refugees. PPLA/2003/05 noviembre de 2003.
pág. 11.
17. Vinuesa, R.E.: “Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, diferencias y
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
18. Gutiérrez Posse, H.D.T.: “La contribución de la jurisprudencia de los Tribunales Penales Inter-
nacionales a la evolución del ámbito material del derecho de internacional humanitario. El Estatuto
de Roma –los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y el genocidio– la responsabilidad
penal internacional”, pág. 15 del citado documento publicado en:
http://www.icrc.org/Web/spa/sitespa0.nsf/iwpList74/4E133B11C35B67C7C1256DE100641758
19. Zegveld, L.: “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el derecho internacional hu-
manitario: comentario acerca del caso La Tablada” en Revista Internacional de la Cruz Roja N° 147,
septiembre de 1998, págs. 547-554.
20. Cassel, D.W.: “La Aplicación en el Derecho Interno de las Convenciones Interamericanas rela-
cionadas con el Derecho Internacional Humanitario. Diagnóstico del Estado Actual de Ratificación
y Aplicación de estos Instrumentos”. La Aplicación Nacional del Derecho Internacional
148
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
by definition, only States are capable of violating human rights. To consider acts of terrorism as violating
human rights often conceals the intention to justify the use of anti-terrorist methods and practices
by States agencies which themselves ignore human rights standards. ... The Government noted that
it espouses the concept that human rights violations can only be committed by the State or State
agents, which was at the heart of the international codification of human rights. In recent years,
however, the theoretical basis of this concept has been reappraised so as to extend to non-State
actors, in much the same was as humanitarian law was extended to non-governmental armed
groups. ... The Government maintained that terrorists acts do not violate human rights and…”.
22. “128. Even if customary international law includes certain basic principles applicable to both
internal and international armed conflicts, Appellant argues that such prohibitions do not entail in-
dividual criminal responsibility when breaches are committed in internal armed conflicts; these pro-
visions cannot, therefore, fall within the scope of the international Tribunals jurisdiction. It is true
that, for example, common Article 3 of the Geneva Conventions contains no explicit reference to
criminal liability for violations of its provisions. Faced with similar claims with respect to the various
agreements and conventions that formed the basis of its jurisdiction, the International Military Tri-
bunal of Nuremberg concluded that a finding of individual criminal responsibility is not barred by the absence
of treaty provisions on punishment of breaches. (...) The Nuremberg Tribunal considered a number of factors
relevant to its conclusion that the authors of particular prohibitions incur individual responsibility:
the clear and unequivocal practice indicating an intention to criminalize the prohibition, including
statements by government officials and international organizations, as well as punishment of viola-
tions by national courts and military tribunals (...) Applying the foregoing criteria to the violations at
issue here, we have no doubt that they entail individual criminal responsibility, regardless of whether
they are committed in internal or international armed conflicts. Principles and rules of humanitarian
law reflect elementary considerations of humanity widely recognized as the mandatory minimum for
conduct in armed conflicts of any kind. No one can doubt the gravity of the acts at issue, or the
interest of the international community in their prohibition.
Furthermore, many elements of international practice show that States intend to criminalize serious
breaches of customary rules and principles on internal conflicts... [El Tribunal enumera a contin-
uación diversa legislación nacional que incluye como graves violaciones al Derecho Humanitario los
crímenes contra personas protegidas por el artículo 3 común, concluyendo] Of great relevance to the
formation of opinio juris to the effect that violations of general international humanitarian law governing internal armed
conflicts entail the criminal responsibility of those committing or ordering those violations are certain resolutions unan-
imously adopted by the Security Council ... All of these factors confirm that customary international law imposes
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
“As the battle is winding down, Shakespeare heightens the dramatic effect of the battle scene by
showing the French intent on continuing the fight when they realize they still have soldiers on the
field (96). Shakespeare then has King Henry noticing that the French are reinforcing their lines which
gives the King cause to tell his soldiers to start killing the prisoners (Shakespeare 97). In actuality,
Keegan points out that Henry’s order was more likely a way to threaten the prisoners into submission
because he did not want the prisoners to pick up weapons against them if the French did indeed
counter attack (112). At that moment, the French, according to Shakespeare, raid the English sup-
plies, kill the boys who were guarding it, and then steal all the king’s goods while burning his tent to
the ground (Shakespeare 97-98). Branagh’s film shows horsemen breaking through the row of stakes
going directly to the supply area where they slaughtered the younger boys who watched over the
supplies. Branagh does not show any massacre of prisoners but does show King Henry very upset
at the death of the boys. The historical record of the baggage area being looted indicates that most
likely it was due to armed peasants, including three mounted knights from the nearby castle of Ag-
incourt and not the French army (Keegan 84). Keegan likewise indicates that some of the individuals
guarding the supply area would have been killed though there is no indication that they were young
boys (84).
Shakespeare’s drama and Branagh’s film emphasize the slaughter of the boys perhaps as a way to
justify Henry’s order to kill the prisoners or to vilify the French. Either way, it leaves the audience
regarding Henry as the just king who has defeated the French in a battle of righteousness. While
these versions of the battle may make good theater, they do not stack up well to the actual events of
Agincourt”.
http://mwsasse.com/2012/02/26/shakespeare-branagh-the-historical-accuracy-of-henry-v/
25. Odisea Canto XII http://www.apocatastasis.com/odisea-homero.php#12
“Yo le conté todo como correspondía y entonces me dijo la soberana Circe: … En cuanto a los dos
escollos, uno llega al vasto cielo con su aguda cresta y le rodea oscura nube. Esta nunca le abandona,
y jamás, ni en invierno ni en verano, rodea su cresta un cielo despejado. No podría escalarlo mortal
alguno, ni ponerse sobre él, aunque tuviera veinte manos y veinte pies, pues es piedra lisa, igual que
la pulimentada. En medio del escollo hay una oscura gruta vuelta hacia Poniente, que llega hasta el
Erebo, por donde vosotros podéis hacer pasar la cóncava nave, ilustre Odiseo. Ni un hombre vigo-
roso, disparando su flecha desde la cóncava nave, podría alcanzar la hueca gruta. Allí habita Escila,
que aúlla que da miedo: su voz es en verdad tan aguda como la de un cachorro recién nacido, y es
un monstruo maligno. Nadie se alegraría de verla, ni un dios que le diera cara. Doce son sus pies,
todos deformes, y seis sus largos cuellos; en cada uno hay una espantosa cabeza y en ella tres filas de
dientes apiñados y espesos, llenos de negra muerte. De la mitad para abajo está escondida en la hueca
gruta, pero tiene sus cabezas sobresaliendo fuera del terrible abismo, y allí pesca explorándolo todo
152
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
ninguna. Empero, los Argonautas pudieron sortear a Escila y Caribdis gracias a la ayuda
de la diosa marina Tetis y sus compañeras Nereidas.29
Como tesis, el Derecho Internacional Humanitario ha demostrado ser el derecho
más apto para superar este dilema al elevarse por encima de las partes en conflicto ya que
es el que con mayor objetividad, independencia y neutralidad en materia política, ideológica
y religiosa puede tratar el conflicto armado, y el Comité Internacional de la Cruz Roja el
organismo que ha sabido mantener el equilibrio y la independencia necesarios para medir
con la misma vara a todas las conductas violentas permitiendo que, si se opta por el camino
de la Justicia sin límites, –aunque la imprescriptibilidad que a veces se esgrime en esta
materia pueda ser cuestionada como contraria al Estado constitucional de derecho 30–, esta
se aplique a todos, ya que para el Derecho Internacional Humanitario la ya citada frase “el
que para uno es un terrorista para otro es un luchador por la libertad” carece de sentido.
29. González Blanco García, E.: Mecanismos de la Tradición: del Mito de Medea al Cuento de Blancaflor.
“A continuación pasan los Argonautas por entre Caribdis y Escila…Consiguen pasar a salvo gracias
a la ayuda de Tetis y de las otras Nereidas, a petición de Hera”.
http://www.um.es/cepoat/pantarei/wp-content/uploads/2014/11/1998_4cuentode-
blancaflor.pdf
30. Pastor, D.R.: “Las contraparadojas del Estado constitucional de derecho: ¿delitos imprescripti-
bles?”, en Tensiones: ¿derechos fundamentales o persecución penal sin límites?, Buenos Aires, Editores del
Puerto, 2004, pág. 119.
“Una pretensión de justicia a ultranza y más allá de los tiempos, es contraria a la naturaleza política
de la persona. La idea de perdón y compasión, aun para con el peor de los seres humanos, es un
sentimiento respetable de nuestra especie. Cada uno sabrá si es la venganza o la compasión el senti-
miento más adecuado a nuestra condición de humanos, pero para el Estado constitucional de dere-
cho la cuestión es más sencilla: sin límites temporales para la persecución y castigo de los crímenes
el Estado de derecho se desprecia tanto a sí mismo, en la idea de que es un Estado limitado, que
directamente desaparece.
La imprescriptibilidad, que contradice todo humanismo, es la contraparadoja del estado constitucio-
nal de derecho. Es el caso en el cual este artificio vuelve a ser omnipotente y levanta una de las
barreras que él mismo había creado como límite infranqueable a sus poderes”.
154
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de despedidas y reencuentros…
156
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
consuetudinaria y obligación, que nace del acuerdo de dos o más sujetos o por el acto unila-
teral de uno de ellos.5
Más allá de todo debate doctrinario, el análisis que proponemos para nuestro estudio,
es examinar las fuentes de nuestra disciplina sobre la base de lo preceptuado por el artículo
38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, en consideración que él mismo ex-
presa categóricamente que lo allí mencionado es el “derecho internacional”.
8.2. Las fuentes del Derecho Internacional Público. El artículo 38 del Estatuto
de la Corte Internacional de Justicia
Analizar las fuentes del DIP con base al artículo 38 del Estatuto de la CIJ, obedece a
distintas razones6:
• La CIJ es un órgano de ONU que, de conformidad con el art. 93.2 de la
Carta de la Organización, está abierta a todos los Estados que cumplan las con-
diciones allí establecidas.
• El Comité que redactó el Estatuto de su antecesor, el Tribunal Perma-
nente de Justicia Internacional (TPJI), tuvo la intención de recoger las fuentes
vigentes en la comunidad internacional.
• Y, fundamentalmente, por la modificación introducida en el art. 38 del
Estatuto de la CIJ, respecto de lo que decía el de su antecesora, al incorporar la
frase: “… cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le
sean sometidas…”, no dejando lugar a dudas que las fuentes allí enumeradas son las
fuentes del DIP.
5.Remiro Brotóns, A.: Derecho Internacional, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2007, p. 293.
6.Conf. Diez de Velasco, M.: Instituciones de Derecho Internacional Público, Madrid, Tecnos, 2010 pp.
119 y ss.
158
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
El tratado puede ser definido como un acuerdo de voluntades entre dos o más sujetos
de DIP que tiene como finalidad crear, modificar o extinguir derechos y obligaciones entre
las partes, cualquiera sea su denominación y, regido por el DIP.
La mayoría de las normas aplicables a los tratados internacionales, han sido recepta-
das en la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 (CVDT) que, en
su art. 2 a) define al tratado en los siguientes términos: “se entiende por ‘tratado’ un
acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho interna-
cional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cual-
quiera que sea su denominación particular”. Esta definición se ha dado en llamarla
restringida por contraposición a la anterior que se la denomina amplia.
No obstante, es preciso aclarar que la CVDT limita la definición porque solo son
esos los tratados que regula, es decir los que son celebrados entre Estados y por escrito,
pero de ninguna manera desconoce la validez de aquellos que no reúnan esas condiciones,
en efecto el artículo 3, establece:
8.4.2. Capacidad
La CVDT en su art. 6 reconoce a todos los Estados capacidad para celebrar tratados,
celebración que se instrumentará a través de representantes, que deberán presentar sus
“plenos poderes”, conforme el art. 2 c) recibe esta denominación “un documento que
emana de la autoridad competente de un Estado y por el que se designa a una o varias
personas para representar al Estado en la negociación, la adopción o la autenticación del
texto de un tratado, para expresar el consentimiento del Estado en obligarse por un tra-
tado, o para ejecutar cualquier otro acto con respecto a un tratado”.
A su vez, de conformidad con el art. 7, en virtud de sus funciones el Jefe del Estado,
el Jefe del Gobierno y el Ministro de Relaciones Exteriores representan a su Estado, a los
efectos de todos los actos relativos a la firma de un tratado. En consecuencia, no necesitan
presentar plenos poderes con tal fin. Los Jefes de misión diplomática tampoco tienen que
presentar plenos poderes, para de la adopción del texto de un tratado entre el Estado acre-
ditante y el Estado ante el cual se encuentran acreditados.
160
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Las reservas no deben ser incompatibles con el objeto o el fin del tratado y, un
tratado puede autorizar o prohibir reservas.
Toda reserva que no esté expresamente autorizada en el tratado deberá contar con el
consentimiento de los otros Estados que puede ser expreso o tácito, se entiende como
consentimiento tácito guardar silencio al respecto, por un plazo de doce meses desde que
se le notificó la reserva.
Los Estados también podrán realizar objeciones a la reserva, sin embargo esas obje-
ciones no impedirán la entrada en vigencia del tratado entre el Estado que formuló la re-
serva y el Estado que la objetó. En todos los supuestos analizados, la cláusula de la reserva
se excluirá de la relación entre el Estado que propuso la reserva y los demás Estados con
los que el reservante es parte en el tratado.
Cuando un Estado no quiera ser parte en un tratado, con el Estado que formuló la
reserva, deberá manifestar inequívocamente su intención en ese sentido.
Las reservas y las objeciones deben ser formalizadas por escrito, y pueden ser retira-
das en cualquier momento.
Las reservas no deben confundirse con las declaraciones, que en ocasiones formulan
los Estados para indicar cómo entienden una cuestión o cómo interpretan una disposición
determinada. Al contrario que las reservas, las declaraciones se limitan a precisar la postura
de los Estados y no tiene como objetivo modificar el efecto jurídico del tratado o alejarse
de este.
Los tratados entrarán en vigor de la manera o en la fecha que los Estados negocia-
dores hayan acordado. A partir de la entrada en vigor del tratado rigen todos los derechos
y obligaciones que los Estados han convenido, las únicas obligaciones previas a la entrada
en vigencia son las contempladas en el art. 18, de no realizar actos que afecten el objeto y
fin del tratado y las del art. 24, 4 referidas a aquellas disposiciones que regulen la autentici-
dad de su texto, la constancia del consentimiento de los Estados en obligarse por el tratado,
la manera o la fecha de su entrada en vigor, las reservas, las funciones del depositario y
otras cuestiones que se susciten necesariamente antes de la entrada en vigor del tratado se
aplicarán desde el momento de la adopción de su texto.
Cada vez más tratados prevén disposiciones para una entrada en vigor provisional, cuando
las condiciones formales respecto a la entrada en vigor no se reúnen en un periodo de
tiempo determinado. Asimismo, conforme lo dispone el art. 25 de la Convención, un tra-
tado puede entrar en vigor de forma provisional si un cierto número de partes deciden
aplicarlo, como si en efecto hubiera entrado en vigor. Un tratado en vigor de forma pro-
visional obliga solo a las partes que han aceptado esa modalidad de entrada en vigor.
La naturaleza de las obligaciones jurídicas que se derivan de la entrada en vigor pro-
visional, es la misma que las obligaciones jurídicas de un tratado que ha entrado en vigor
en efecto; cualquier otra interpretación aportará incertidumbre en el plano jurídico.
162
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Este artículo menciona los instrumentos que debe considerar el intérprete, e incluye
tanto el texto concreto del tratado, cuanto su preámbulo, sus anexos y todo otro instru-
mento que, con posterioridad y referido al tratado, haya emanado de las partes.
En esta interpretación textual, deberá darse a los términos el sentido corriente de los
mismos, salvo que se desprenda que la voluntad de las partes ha sido dar uno especial.
En caso que esta fórmula no permita determinar el sentido y alcance de las disposi-
ciones del tratado, el art. 32 contempla la posibilidad de recurrir a otros elementos, por
ejemplo a los trabajos preparatorios o a las circunstancias que rodearon su celebración.
8.4.6.1. Generalidades
La CVDT regula las causas de nulidad, terminación o suspensión de los tratados, esta
regulación no debe interpretarse como una forma de debilitar los principios que protegen
la observancia de los tratados, ni un estímulo para dejar de cumplir con las obligaciones.
Por el contrario, la CVDT, deja en claro la excepcionalidad del régimen, partiendo
de la presunción de la validez de los tratados y estableciendo un numerus clausus de causales
de nulidad, mientras que para la terminación, suspensión, retiro o denuncia de los tratados,
si bien la mantiene como una excepcionalidad, contempla la posibilidad de que los Estados
determinen los supuestos en que procederá hacer lugar a las mismas. 17
En primer término, la CVDT enuncia los principios generales aplicables a las causales
de nulidad, comenzando con el ya referido numerus clausus, es decir la imposibilidad de
alegar otras causales distintas a las expresamente incorporadas a la CVDT.
Se establece expresamente que, un Estado deberá seguir cumpliendo con las obliga-
ciones que había asumido por un tratado que es declarado nulo, termina, se suspende en
su aplicación, es denunciado o se produce el retiro, si estaba obligado a su cumplimiento
por otra norma del derecho internacional independientemente de ese tratado.
Si bien el artículo 44 refiere al principio de integridad del tratado, se autoriza la divi-
sibilidad del tratado, si:
a) dichas cláusulas sean separables del resto del tratado en lo que respecta
a su aplicación;
b) se desprenda del tratado o conste de otro modo que la aceptación de
esas cláusulas no ha constituido para la otra parte o las otras partes en el tratado una
base esencial de su consentimiento en obligarse por el tratado en su conjunto.
c) la continuación del cumplimiento del resto del tratado no sea injusta.
No obstante, la divisibilidad del tratado no se admite en los casos que la nulidad se
fundamente en que, el consentimiento se obtuvo por la coacción ejercida sobre el repre-
sentante del Estado (art. 51), sobre el Estado (art. 52) y o si el tratado está en oposición a
una norma imperativa de derecho internacional general, “ius cogens” (Art. 53).
En orden a la subsistencia del tratado, la seguridad jurídica y el respeto a los principios
de bona fide y de pacta sunt servanda, el art. 45 establece la pérdida del derecho a alegar una
17. Véase Remiro Brotóns, A.: Derecho Internacional, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2007, pp.459 y ss.
164
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
conjunto como norma que no admite un acuerdo en contrario y que solo puede ser modi-
ficada por una norma ulterior de derecho internacional que tenga el mismo carácter. 18
Finalmente, el art. 64 determina que, si nace una nueva norma imperativa, ius cogens
supervieniens, los tratados vigentes que estén en oposición con esa norma se convertirán en
nulos, terminarán.
Las causales de anulabilidad de los tratados están contempladas en los arts. 46 a 49.
El primero de ellos refiere a las disposiciones de derecho interno concernientes a la com-
petencia para celebrar tratados, estableciendo que solo podrá ser alegado por el Estado
como vicio de su consentimiento, cuando esa violación sea manifiesta y afecte a una norma
de importancia fundamental de su derecho interno, y precisa que “Una violación es mani-
fiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en la materia
conforme a la práctica usual y de buena fe”.
La CIJ ha expresado:
“Las normas relativas a la facultad para firmar tratados a nombre de
un Estado son normas constitucionales de importancia fundamental. No
obstante una limitación de capacidad de un Jefe de Estado no es manifiesta
en el sentido del párrafo 2 del artículo 46 a menos que, por lo menos, haya
sido debidamente publicada. … En relación con el argumento de Nigeria
que el Camerún sabía, o debía haber sabido, que el Jefe de Estado de Nigeria
no tenía legalmente ninguna facultad para vincular a Nigeria sin consultar
con el Gobierno nigeriano, la Corte observa que no existe ninguna obliga-
ción jurídica general para los Estados de mantenerse informados de las cir-
cunstancias legislativas y constitucionales de otros Estados que son o
pueden ser importantes para las relaciones internacionales de esos Esta-
dos.”19
Por su parte el art 47, se ocupa de los casos en que exista una restricción específica
de los poderes de un representante para manifestar el consentimiento de un Estado, de-
terminando que, la inobservancia de esa restricción por tal representante como vicio del
consentimiento manifestado por él, no podrá alegarse a menos que la restricción haya sido
notificada con anterioridad a la manifestación de ese consentimiento, a los demás Estados
negociadores. En el caso Frontera terrestre y marítima entre el Camerún y Nigeria, la CIJ
sin mencionar el art. 47, expresa:
“No obstante, una limitación de la capacidad de un Jefe del Estado a
este respecto no es manifiesta en el sentido del párrafo 2 del artículo 46 a
menos que, por lo menos, haya sido debidamente publicada. Eso es espe-
cialmente así porque los Jefes del Estado pertenecen al grupo de personas
que, de conformidad con el párrafo 2 del artículo 7 de la Convención, "en
virtud de sus funciones, y sin tener que presentar plenos poderes", se con-
sidera que representan a su Estado.” 20
166
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
ni al cumplimiento de sus obligaciones: y ii) no sea incompatible con el objeto y el fin del
tratado.
La terminación de un tratado o suspensión de su aplicación será implícita como con-
secuencia de la celebración de un tratado posterior si todas las partes en él celebran ulte-
riormente un tratado sobre la misma materia.
Los tratados también pueden terminar o ser suspendidos, no ya por voluntad de las
partes sino en virtud de ciertas disposiciones del derecho internacional general, codificadas
por la Convención23, es decir por la invocación de causas extrínsecas, que la Convención
las regula en los artículos 60 a 62.24
Estas causales son la violación grave de un tratado, entendiéndose por tal a) un re-
chazo del tratado no admitido por la presente Convención; o b) la violación de una dispo-
sición esencial para la consecución del objeto o del fin del tratado, esta causal no se aplicará a
las disposiciones relativas a la protección de la persona humana contenidas en tratados de carácter huma-
nitario, en particular a las disposiciones que prohíben toda forma de represalias con res-
pecto a las personas protegidas por tales tratados (art. 60. 5).
Por su parte el artículo 61 contempla la probabilidad de dar por terminado, suspender
o retirarse de un tratado, alegando la imposibilidad de cumplirlo si esa imposibilidad resulta
de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto indispensable para el cumpli-
miento del tratado.
A su vez, el art. 62 refiere al cambio fundamental en las circunstancias con respecto
a las existentes en el momento de la celebración de un tratado, y que no fue previsto por
las partes, estableciendo el principio general de la imposibilidad de alegarlo, a menos que:
a) la existencia de esas circunstancias constituyera una base esencial del consentimiento de
las partes en obligarse por el tratado, y b) ese cambio tenga por efecto modificar radical-
mente el alcance de las obligaciones que todavía deban cumplirse en virtud del tratado. No
se admite alegar un cambio fundamental en las circunstancias, como causa para dar por
terminado un tratado o retirarse de él si el tratado establece una frontera.
8.5. La costumbre
Travieso afirma que, a primera vista parecería anticuado tratar el tema de la costum-
bre. Sin embargo, todos los autores coinciden en la importancia, aun actualmente, de esta
fuente de derecho que produce una sinergia positiva en el derecho internacional, ya que
confiere dinamismo y le ofrece flexibilidad.25
Se entiende como costumbre una práctica común y reiterada, de dos o más Estados
aceptada por estos como obligatoria.26
23. Véase Moncayo, Guillermo, Vinuesa, Raúl, Gutierrez Posse, H.: Derecho Internacional Público, ob.
cit., p. 138.
24. Véase Remiro Brotóns, A.: Derecho Internacional, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2007, pp.471 y ss.
25. Travieso, J.A.: Derecho Internacional Público, op. cit., p. 34.
26 Moncayo, G.; Vinuesa, R. y Gutierrez Posse, H.: Derecho Internacional Público, op. cit., p. 82.
168
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Cour Internacionale”, Revue Generale de Droit International Public, TXC, (1986), pp.11-12. Citado por
Toledo Tapia, F., op.cit., p. 484.
170
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
otra parte, a que la estructura propia del derecho de gentes provoca también una cierta
modificación de la norma al pasar del plano interno al internaciona1. 38
Los principios generales del derecho fueron fundamentales en los orígenes del dere-
cho internacional y quienes más contribuyeron fueron las entidades surgidas del Imperio
Romano, los glosadores y los primeros tratadistas del derecho de gentes veían en el dere-
cho romano una suerte de ley universal. Estos principios se utilizaron en arbitrajes inter-
nacionales hace varios siglos y resurgieron a fines del siglo XVIII. Ya en el siglo XIX, en
el caso Fabiani, en 1896, el Presidente de la Confederación Suiza, en su carácter de árbitro
expresó que, según las reglas comunes a la mayoría de las legislaciones, la denegación de justicia
comprende tanto la hipótesis en que la autoridad judicial se rehúsa a ejercer sus funciones,
como aquella en que incurre en un retardo injustificado en pronunciar sentencia.
Sin embargo, la CIJ, siguiendo la pauta sentada por su predecesora la CPJI, ha reali-
zado una aplicación indirecta, y bastante ambigua, de los principios generales de derecho,
ambas tienen abundantes referencias a “principios bien conocidos”, a “principios recono-
cidos”, evitando una referencia expresa a la redacción del inciso c de su Estatuto, es decir,
a los principios generales del derecho reconocidos por las naciones civilizadas.
En la jurisprudencia de la CPJI se encuentra alguna referencia más o menos explícita,
a tales principios. En el caso relativo a Ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia, invocó cla-
ramente los principios generales del derecho, en relación con el trato a los extranjeros y al
respeto al principio de los derechos adquiridos. En el caso relativo a la Fábrica de Chorzow
hizo alusión al “principio bien reconocido” de que nadie puede ser juez en su propia causa
y que es “principio de derecho internacional” el que toda violación de compromisos en-
traña la obligación de repararlos, y que esta reparación debe, en la medida de lo posible,
extinguir todas las consecuencias del acto ilícito. En el asunto relativo a las Zonas francas de
la Alta Saboya y el Distrito de Gex atiende a la cuestión del abuso de derechos, mientras que
en el caso relativo a la Condición jurídica de la Groenlandia Oriental, sin una expresa mención,
fundamentó su fallo en el principio anglosajón del estoppel y en el principio de la bona fide.
La CIJ mantuvo la postura de su antecesora, en orden a referirse de manera indirecta
a los principios generales de derecho. En la opinión consultiva con motivo de las Reservas
a la Convención contra el Genocidio, tal vez en la mención más expresa que hizo de esta fuente
de derecho señaló que los principios sobre los que se basa la Convención son principios
reconocidos por las naciones civilizadas como obligatorios para los Estados. A vez, en la
OC sobre el efecto de sentencias indemnizatorias del Tribunal Administrativo de las Naciones
Unidas, manifestó que es un principio de derecho generalmente reconocido que las senten-
cias de un cuerpo judicial constituyen res iudicata obligatoria para las partes.
La CIJ también aplica, aunque sin mencionarlos expresamente, principios generales
de derecho en el caso relativo al Templo de Preah Vihéar, al indicar que para que el error sea
considerado un vicio del consentimiento, la parte que lo alega no debió haber contribuido
con su conducta a generar dicha situación. En el caso relativo a los Ensayos nucleares (Aus-
tralia c. Francia), la Corte afirmó que uno de los principios que rigen la creación de obliga-
ciones legales, cualquiera que sea su fuente, es el principio de buena fe.
38. Barberis, J. A.: Las fuentes del Derecho Internacional, La Plata, Ed. Platense, 1973, p. 355.
172
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
40. Es una personalidad jurídica de naturaleza funcional. Véase CIJ – OC 1949 Reparación de da-
ños sufridos al servicio de las Naciones Unidas.
41. Sobrino Heredia, J.M., en Diez de Velasco, M.: Las organizaciones internacionales, Madrid, Tecnos,
174
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
43. Caso de los ensayos nucleares, (Australia c. Francia; Nueva Zelandia c. Francia), CIJ, 20/12/1974.
44. Caso relativo a la disputa fronteriza (Burkina Faso c. Mali), CIJ, Sentencia de fondo, 22/12/1986.
45. El informe que, también contiene los comentarios de los principios rectores aparece en Docu-
176
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Como se ha podido observar, el tema es, sin duda, complejo, según las palabras de
Rodríguez Cedeño, relator a cargo de la elaboración de los Principios Rectores, quien ha
manifestado, que son muchos los interrogantes, y muchas las lagunas que existen. Se trata
de un ámbito desconocido en el que la práctica no es del todo conocida aunque es cons-
tante. El trabajo que se ha realizado en la CDI representa un interesante avance en el es-
tudio de la temática.46
8.10. Las fuentes del Derecho Internacional de los Derechos Humanos- (DIDH)
En el derecho de gentes clásico solo los Estados eran considerados sujetos del DIP,
el reconocimiento de la personalidad internacional del individuo fue un proceso lento y
dificultoso dependiente de la voluntad de aquellos, de ahí la importancia y necesidad de
que esa voluntad, de reconocer en el individuo capacidad para adquirir derechos y contraer
obligaciones en el orden internacional, fuera recogida en instrumentos internacionales
oponibles a los Estados.
En tal sentido, el Preámbulo del Pacto de San José de Costa Rica destaca la impor-
tancia que los tratados tienen en el ámbito de la protección de los DDHH, cuando afirma
que los derechos esenciales del hombre “tienen como fundamento los atributos de la per-
sona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza con-
vencional...”.
46. Guerrero Peniche, N. y Rodríguez Cedeño, V.: “Los Actos Unilaterales de los Estados en Dere-
cho Internacional: Los trabajos de codificación en la CDI”, Anuario Mexicano de derecho internacional,
v. III, (2003).
47. Véase Pinto, M.: Temas de derechos humanos, Buenos Aires, Editores del Puerto, 1997, p. 15.
48. Conf. Bobbio, N.: El tiempo de los derechos, Madrid, Sistema, 1991.
178
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
51. Derechos y garantías de niñas y niños en el contexto de la migración y/o en necesidad de protección internacional,
Corte IDH, O.C. N° 21, 19/08/2014, parág. 52.
52. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, Buenos Aires, Heliasta, 1990, p.107.
53. Véase CVDT arts. 19 a 23.
54. Reservas a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, CIJ, Opinión Consultiva
,28/05/1951, p. 15.
55. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, op.cit., p. 107.
180
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de la CEDH pasaría por sobre las reacciones de los estados parte en relación con las re-
servas formuladas.60
8.11.2.2. Terminación
Las particularidades que presentan los tratados de derechos humanos hacen que sea
inadecuado aplicar a los mismos la exceptio non adiplenti contractus. Por eso, la terminación o
suspensión de un tratado por una de las partes, a causa del incumplimiento grave de sus
obligaciones por otra –uno de los efectos típicos de la reciprocidad– no es aplicable a estos
tratados. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, excluye específica-
mente en este punto “a las disposiciones relativas a la protección de la persona humana contenidas en
tratados de carácter humanitario, en particular las disposiciones que prohíben toda forma de represalia con
respecto a las personas protegidas por tales tratados” (art. 60.5).
8.12. La costumbre
60. Caso Temeltasch/Suiza (informe de la Comisión del 5 de mayo de 1982, No. 9116/80; Caso Be-
lilos/ Suiza (informe de la Comisión del 7 de mayo de 1986, No. 10328/83; Sentencia del Tribunal
del 29 de abril de 1988 Series A).
61. Becerra Ramírez, M.: “Las decisiones judiciales como fuente del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos”, en Amicorum Liber Héctor Fix Zamudio, Tomo I, San José, Secretaría de la
Corte IDH, 1998, p.446.
62. Ibídem, p. 434.
63. Derechos y garantías de niñas y niños en el contexto de la migración y/o en necesidad de protección internacional,
182
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
68. Ayala Corao, C.M.: “El valor del derecho y la jurisprudencia internacionales de derechos humanos
en el derecho y la justicia internos - El ejemplo de Costa Rica”, en Amicorum Liber Héctor Fix Zamudio,
Tomo I, San José, Secretaría de la Corte IDH, 1998, p.177.
69. Legalidad de los Decretos y Leyes de Dantzig, CPJI, Opinión Consultiva, Series A/B, N° 65,
04/12/1935, p.56.
70. Colonos Alemanes en Polonia, CPJI, Opinión Consultiva, Serie B, N° 6, 10/09/1923, p. 36.
71. Fábrica de Chorzow, (Alemania c. Polonia), CPJI, Serie A, N° 17, Sentencia de fondo, 13/09/1928,
pp.46 y 47.
72. Reservas a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, CIJ, Opinión Consultiva,
28/05/1951, p. 23.
184
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
77. Legalidad del uso por los Estados de armas nucleares en conflictos armados, CIJ, Opinión Consultiva,
08/07/1996, pp. 254-255.
78. Proclamación de Teherán: principio 2. En: “Derechos Humanos: recopilación de instrumentos
186
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Estados, de las obligaciones asumidas, siendo a su vez esos órganos los intérpretes de los
derechos convencionalmente reconocidos.
Barboza entiende que, de conformidad con el artículo 38 del Estatuto de la CIJ, la
jurisprudencia y la doctrina [de la CIJ] no tendrían el carácter de “fuentes autónomas –esto
es, productoras de normas jusinternacionales–, sino de fuentes a las que el Tribunal puede
recurrir para mejor discernir los perfiles de normas provistas por las fuentes principales.
La jurisprudencia tendría así solo una función especificadora [...] esto es, de establecer espe-
cies subordinadas a los géneros legales”. Ello significaría “que la doctrina del precedente
obligatorio, conocida en el comon law anglosajón como stare decisis, no tiene vigencia en el
derecho de gentes”, por lo que “la jurisprudencia no crea normas generales de aplicación
obligatoria a otros casos, sino solo una norma individual que regla los derechos de las
partes en el caso particular”, aun cuando el apego de la CIJ a sus propios precedentes sea
considerable”.82
Consideramos que, idéntico criterio, cabe sostenerse en relación con la jurisprudencia
de los tribunales destinados a entender en casos de violación de DDHH, este criterio,
como se expondrá no se ha visto afectado ni por el “control de convencionalidad” y ni
por el efecto de “cosa interpretada” que la Corte IDH y la Corte Europea determinan para
sus sentencias.
En el caso de la Corte IDH, por disposición convencional la misma es competente
para interpretar y aplicar la Convención Americana sobre Derechos Humanos en todos
los casos que le son sometidos.
En tal sentido el art. 62 y (3) del referido tratado, establece: “La Corte tiene compe-
tencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposicio-
nes de esta Convención que le sea sometido, siempre que los Estados Partes en el caso
hayan reconocido o reconozcan dicha competencia, ora por declaración especial, como se
indica en los incisos anteriores, ora por convención especial”.
A partir del caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala 83, se entiende que la función de
intérprete de la Corte abarca efectuar el control de convencionalidad, es decir la verifica-
ción que las normas internas se adecuen a las disposiciones de la Convención.
Pocos años después, en el caso Almonacid Arellano y Otros vs. Chile, de 2006, la
Corte Interamericana pasó a afirmar que, el control de convencionalidad era también obli-
gación de los jueces internos, al respecto la Corte expresó:
“… es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al
imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vi-
gentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un
tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como
parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les
obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no
se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y
que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder
Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las
82,
Barboza, J.: Derecho Internacional Público, Buenos Aires, Zavalía, 2008, pp. 150 a 152.
83.Myrna Mack Chang c. Guatemala, Corte IDH, sentencia de fondo, reparaciones y costas,
25/11/2003. Voto Concurrente Razonado del Juez Sergio García Ramírez, parág. 27.
188
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Así también, considerando que los tratados de protección de la persona humana, son
instrumentos vivos, en permanente evolución, la Corte IDH debe interpretarlos acorde a
la evolución de los tiempos y las condiciones de vida, tal como lo había entendido la CIJ
en la OC sobre Reservas a la Convención de Genocidio.
Siendo que los Estados son los que tienen la obligación primaria de garantizar el goce
y pleno ejercicio de los derechos protegidos, a cuyo efecto deben asegurar la existencia de
una situación fáctica efectiva y eficaz, es decir deben afianzar el efecto útil de los mismos,
en orden a ello, el medio más idóneo es aplicar el criterio evolucionista de interpretación
de la Corte.
En punto a las pautas de interpretación la Corte ha manifestado:
“…que la Convención Americana prevé expresamente determinadas
pautas de interpretación en su artículo 29, entre las que alberga el principio
pro persona, que implican que ninguna disposición de dicho tratado puede ser
interpretada en el sentido de limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho
o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera
de los Estados Parte o de acuerdo con otra convención en que sea parte
uno de dichos Estados, o bien de excluir o limitar el efecto que puedan
producir la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
y otros actos internacionales de la misma naturaleza.” 89
a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Conven-
ción, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales dere-
chos y libertades.
89. Derechos y garantías de niñas y niños en el contexto de la migración y/o en necesidad de protección internacional,
190
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
8.16. Conclusiones
En tanto el DIDH se conforma por un conjunto de normas, mediante las cuales los
Estados se comprometen a la protección de la persona humana, a cuyo efecto garantizan
el goce y pleno ejercicio de los derechos reconocidos, las fuentes de que se nutre –por ser
fruto de la voluntad de los Estados– no difieren, en principio, de las del DIP.
No obstante, dado la especificidad del DIDH, no son idénticas en sus alcances y
manifestaciones. Las fuentes del DIDH tienen sus propias características, que han sido
referidas precedentemente, pero nada permite sostener que se aparten de las mencionadas
en el artículo 38, 1, del Estatuto de la CIJ, independientemente que puedan existir en una
y otra rama del derecho otras fuentes de obligaciones, como en el caso de los actos unilate-
rales.
Asimismo, muchos de los principios de que se nutren las fuentes del derecho de
gentes son de aplicación a las normas sobre DDHH. Sin embargo, existe un principio
rector de los derechos humanos que tiñe de un halo especial a las fuentes del DIDH, y es
el principio pro persona.
8.18. Bibliografía
192
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
http//:unam.mx/publica/librev/rev/jurid/cont/5/pr/pr9.pdf,ISSN1405-
0935.
Pastor Ridruejo, J.A.: “La reciente jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos”. Disponible en
http://www.ehu.eus/cursosderechointernacionalvitoria/ponen-
cias/pdf/2007/2007_8.pdf
Salvioli, F.O.: “El Desarrollo de la Protección Internacional de los Dere-
chos Humanos, a partir de las Declaraciones Universal y Americana”. Disponible
en http://www.iri.edu.ar/revistas/revista_dvd/revistas/R13/R13-ESAL.html.
Toledo Tapia, F.E.: “La opinio juris como elemento psicológico de la cos-
tumbre”, Revista Chilena de Derecho, Ed. Pontificia Universidad Católica de Chile, v. 17,
n.3. Disponible en
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2649683
Abreviaturas
194
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
situaciones que coexisten en la escena mundial que hoy atañen a la garantía de la persona
humana.8
De ahí que los principios de responsabilidad internacional en los casos de violaciones
que afecten a individuos, carecen de una sistematización teórico-práctica satisfactoria. Fun-
damentalmente, se nutren de parciales elaboraciones provenientes de los órganos de apli-
cación de las mismas, en especial de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. 9
Concordantemente con lo afirmado por Asdrúbal Aguiar, en el informe de 2011 del
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), su presidente Jakob Kellenberger ha mani-
festado que, de acuerdo con las conclusiones del estudio del CICR sobre el fortalecimiento
de la protección jurídica de las víctimas de los conflictos armados, no parece estar incluida
la cuestión relativa al resarcimiento para las víctimas de los conflictos armados en los temas
que priorizan los Estados.10
Por ello, analizaremos en primer término la responsabilidad de los Estados por los
hechos internacionalmente ilícitos, en relación con la Resolución 56/83 de la AGNU.
El maestro Antokoletz afirmaba: “hubo un tiempo en que la soberanía era tan absoluta que
no admitía responsabilidad alguna; posteriormente la convivencia internacional hizo que los Estados se
viesen obligados a reparar amistosamente los agravios involuntariamente inferidos por unos a otros; más
tarde se acentuó la interdependencia de los Estados que admite la existencia de casos de responsabilidad
sin menoscabo de la soberanía”.11
Con la creación de las Naciones Unidas comenzó un proceso de desarrollo progre-
sivo del derecho internacional, pero uno de los temas que mayor tiempo insumió en el
proceso de codificación del derecho internacional ha sido precisamente la cuestión relativa
a la responsabilidad internacional de los Estados, aun cuando la costumbre internacional
había ido generando una amplia y trascendente base normativa, que se nutrió de decisiones
jurisprudenciales y arbitrales.
La Comisión de Derecho Internacional (en adelante la CDI) comenzó a trabajar a
solicitud de la Asamblea General en un proyecto de convención en 1956. Distintos relato-
res se sucedieron a lo largo de los años hasta que, en 2001, remitió el proyecto final a la
8. Conf. Asdrúbal Aguiar, Aranguren, La responsabilidad internacional del Estado por violación de derechos
humanos, Revista IIDH, p. 9-11. Disponible en:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/iidh/cont/17/dtr/dtr2.pdf
9. Ídem, p. 9-10.
10. Fortalecer la protección jurídica de las víctimas de los conflictos armados - Consultas de los Es-
tados y senda futura. Declaración en el Discurso pronunciado por el Doctor Jakob Kellenberger,
Presidente del CICR., el 12-05-2011.
11. Antokoletz, D.: Tratado de derecho Internacional Público en tiempo de paz, T.2, Buenos Aires, Ed. Juan
196
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
13. Artículo 2, Proyecto de Artículos sobre Responsabilidad del Estado por Hechos Internacionalmente
Ilícitos, adoptado por la CDI en su 53º período de sesiones (A/56/10) y anexado por la
Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución 56/83 del 12/12/2001, Doc.
A/RES/56/83, 28/01/2002 (en adelante, el Proyecto de la CDI).
198
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
16.
Artículo 5, Proyecto de Artículos sobre Responsabilidad del Estado por Hechos Internacional-
mente Ilícitos, doc. cit.
200
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
202
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
23. Diez de Velasco, M.: Instituciones de Derecho Internacional Público, Madrid, Tecnos, 2010, p. 839.
24. Rousseau, 1966, 131.
25. Comentarios de la CDI al Proyecto de artículos sobre responsabilidad internacional del Estado
204
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
9.3.2.2. La indemnización
9.3.2.3. La satisfacción
206
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
puedan serle exigibles de acuerdo con el derecho internacional público.36 En el estado ac-
tual del desarrollo del sistema internacional, las principales obligaciones de los Estados
están en los tratados internacionales. De esta forma, la normativa internacional en materia
de derechos humanos constituye lex specialis en términos de responsabilidad de los Estados,
toda vez que se encuentra dirigida a regular, en particular, este tipo de obligaciones. Por
tanto, esta constituye la base de las obligaciones estatales exigibles en sede internacional. 37
Así, es posible afirmar la existencia de una norma consuetudinaria que prescribe “que un
Estado que ha ratificado un tratado de derechos humanos debe introducir en su derecho
interno las modificaciones necesarias para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones
asumidas”.38
Así, en el caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa c. Paraguay, la Corte IDH dijo que al
producirse un hecho ilícito imputable a un Estado, surge de inmediato la responsabilidad
internacional de este por la violación de la norma internacional de que se trata, con el
consecuente deber de reparación y de hacer cesar las consecuencias de la violación. 39
9.5. Elementos del hecho internacionalmente ilícito por violación a los derechos
humanos
36. Rojas Nash, C.: Las reparaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1988-2007), Centro
de Derechos Humanos, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2ª ed. corregida y actualizada, 2009,
p.19.
37. Masacre de Mapiripán, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 15/09/2005, parág.
107.
38. Bulacio c. Argentina, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 18/09/2003, parág.
140.
39. Comunidad Indígena Sawhoyamaxa c. Paraguay, Corte IDH, sentencia de fondo, reparaciones y costas,
29/03/2006, parág. 196. Véase también Acevedo Jaramillo y otros, parág. 295; caso López Álvarez, parág.
180; Masacre de Pueblo Bello, parág. 227. En este punto, es importante comprender que las obligaciones
del Estado se extienden extraterritorialmente. Así, los Estados están obligados a respetar los dere-
chos humanos de todas las personas, sin distinción, sujetas a su jurisdicción, extensión que es más
amplia que la de territorio. El TEDH a través de su jurisprudencia ha atribuido responsabilidad
internacional a diferentes Estados parte del Convenio Europeo por ejercer tanto control efectivo
como general. En el caso Öcalan c. Turquía, el TEDH señaló que el demandante fue detenido por
miembros de las fuerzas de seguridad turcas en el interior de una aeronave matriculada en Turquía,
en la zona internacional de aeropuerto de Nairobi, y que había quedado acreditado que, inmediata-
mente después de haber sido entregado a las autoridades turcas por las autoridades kenianas, el soli-
citante estaba efectivamente bajo la autoridad turca y, por lo tanto, dentro de la “jurisdicción” de ese
Estado a los efectos del artículo 1 de la Convención, a pesar de que en este ejemplo, Turquía, ejerció
su autoridad fuera de su territorio. Öcalan c. Turkey, TEDH, sentencia del 12/05/2005, parág. 91.
208
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
45. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de fondo, 29/07/1988, parág. 165.
46. La expresión "leyes" en el artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
Opinión Consultiva OC-6/86 del 9 de mayo de 1986. Serie A No. 6, párr. 21)
47. Bayarri c. Argentina, Corte IDH, Sentencia Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
30/09/ 200, parágs. 69-70. Este Tribunal ha observado que la prisión preventiva “es la medida más
severa que se puede aplicar a una persona acusada de delito, por lo cual su aplicación debe tener
carácter excepcional, limitado por el principio de legalidad, la presunción de inocencia, la necesidad
y proporcionalidad, de acuerdo con lo que es estrictamente necesario en una sociedad democrática”,
pues “es una medida cautelar, no punitiva”. El artículo 7.5 de la Convención Americana garantiza el
derecho de toda persona detenida en prisión preventiva a ser juzgada dentro de un plazo razonable
o ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Este derecho impone límites tem-
porales a la duración de la prisión preventiva, y, en consecuencia, a las facultades del Estado para
proteger los fines del proceso mediante este tipo de medida cautelar. Cuando el plazo de la prisión
preventiva sobrepasa lo razonable, el Estado podrá limitar la libertad del imputado con otras medidas
menos lesivas que aseguren su comparecencia en el juicio, distintas a la privación de su libertad
mediante encarcelamiento. Este derecho impone, a su vez, una obligación judicial de tramitar con
mayor diligencia y prontitud aquellos procesos penales en los cuales el imputado se encuentre pri-
vado de su libertad. Véase también: Acosta Calderón c. Ecuador, Corte IDH, Sentencia de Fondo, Re-
paraciones y Costas, 24/06/2005, parág.74; Servellón García y otros c. Honduras, Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas, 21/09/2006, parág. 88; Yvon Neptune c. Haití, parág. 107; Suárez Rosero c. Ecua-
dor, Sentencia de Fondo, 12/11/1997, parág. 77; Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez c. Ecuador, parág. 145.
48. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de fondo, 29/07/1988, parág. 166.
210
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
55. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de fondo, 29/07/1988, parág. 170.
56. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de fondo, 29/07/1988, parág. 171
57. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de fondo, 29/07/1988, parág. 174.
58. Masacre de Pueblo Bello c. Colombia, Corte IDH, Sentencia de fondo, 31/01/2006, parág. 113; Masacre
212
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Americana sobre Derechos Humanos, por la acción u omisión de un agente del Estado en
un operativo de seguridad”.64
Por otro lado, la Corte Internacional de Justicia en su opinión Consecuencias jurídicas de
la construcción de un muro en el territorio palestino ocupado, evaluó si Israel podría invocar el estado
de necesidad como motivo de exclusión de la ilicitud de la construcción del muro y rechazó
esta excepción ya que consideró que la construcción del muro a lo largo del trazado elegido
no era la única forma de salvaguardar los intereses de Israel contra el peligro invocado
como justificación de esa construcción.65
Producido el hecho internacionalmente ilícito, nace una nueva relación jurídica, que
trae ciertas obligaciones para el Estado perpetrador, a saber: 1) cumplimiento de la obliga-
ción violada, 2) cesación del incumplimiento, 3) garantías de no repetición y 4) reparación.
Así, frente a un incumplimiento, no desaparece la obligación violada.
En el caso Paniagua Morales c. Guatemala, la Corte IDH dijo que cuando se produce
un hecho ilícito imputable a un Estado, surge de inmediato la responsabilidad internacional
de este por la violación de una norma internacional, con el consecuente deber de repara-
ción y de hacer cesar las consecuencias de la violación. 66
Desde el primer decisorio de la Corte IDH, Velásquez Rodríguez c. Honduras, se afirmó
que “es un principio de Derecho Internacional que toda violación de una obligación inter-
nacional que haya producido daño comporta el deber de repararlo adecuadamente” 67, com-
plementando en casos posteriores que “el artículo 63.1 de la Convención Americana refleja
una norma consuetudinaria que constituye uno de los principios fundamentales del actual
derecho internacional de la responsabilidad de los Estados”. 68
64. Zambrano Vélez y otros c. Ecuador, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas,
04/07/2007, parágs. 91-102.
65. Consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino ocupado, CIJ, Opinión Consul-
25/05/01, parág. 78. Esta doctrina fue reiterada en el caso Cantoral Benavides c. Perú (Sentencia de
Reparaciones y Costas, 03/12/01, parág. 40; Bámaca Velásquez c. Guatemala (Sentencia de Reparacio-
nes y Costas, 22/02/02, parág. 38; Trujillo Oroza c. Bolivia (Sentencia de Reparaciones y Costas,
27/02/02, parág. 60; Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) c. Venezuela, Corte IDH, Sentencia de
excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, 05/07/2006, parág. 116.
67. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 21/07/1989,
parág. 25. Doctrina reiterada en Bayarri c. Argentina, Corte IDH, Sentencia de excepciones prelimi-
nares, fondo, reparaciones y costas, 30/10/ 2008, parág. 119; y Heliodoro Portugal c. Panamá, Corte
IDH, Sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 12/08/2008, parág. 217.
68. Loayza Tamayo c. Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 27/11/1998, parág. 84.
Esta doctrina se repite en el caso Suárez Rosero, Sentencia de reparaciones y costas, 20/01/1999,
parág. 41; Castillo Páez c. Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 27/11/1998, parág.
50. Esta doctrina surge de los casos El Amparo, Sentencia de reparaciones y costas, 14/09/1996,
parág. 14; Neira Alegría y otros, Sentencia de reparaciones y costas, 19/09/1996, parág. 36; Caballero
Delgado y Santana, Sentencia de reparaciones y costas, 29/01/1997, parág. 15; Garrido y Baigorria,
214
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
78. Bayarri c. Argentina, Corte IDH, Sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones y
costas, 30/10/2008, parágs. 181 y 182.
79. Gelman c. Uruguay, Corte IDH, Sentencia de fondo y reparaciones, 24/02/2011.
80. Yvon Neptune c. Haití, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 06/05/2008, parág.
183.
81. Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni c. Nicaragua, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones
costas, 30/06/09, parágs. 190 y 191; Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”)
c. Venezuela, Corte IDH, Sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas,
05/08/2008, parág. 253.
84. Barrios Altos c. Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 30/11/2001, parág. 44. Lo
mismo sucedió en Durand y Ugarte c. Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas,
03/12/2001, parág. 39.
85. Trujillo Oroza c. Bolivia, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 27/02/2002, parág. 98.
86. Tiu Tojín c. Guatemala, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 26/11/2008, parág.
103.
87. Penal Miguel Castro Castro c. Perú, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas,
25/11/2006, parág. 443 y ss. Doctrina reiterada en Vargas Areco c. Paraguay, Corte IDH, Sentencia
de fondo, reparaciones y costas, 26/09/2006 , parág. 152; y Goiburú y otros c. Paraguay, Sentencia de
fondo, reparaciones y costas, 22/09/2006, parág. 173 y Servellón García y otros c. Honduras, Corte IDH,
Sentencia de Fondo, reparaciones y costas, 21/09/2006, parág.198.
88. Masacre de Pueblo Bello c. Colombia, Corte IDH, Sentencia de fondo, 31/01/2006, parág. 270 y ss.
89. Masacres de Ituango, c. Colombia, Corte IDH, sentencia de excepciones preliminares, fondo, repara-
y costas, 31/08/2010, parág. 246. Esta doctrina surge del caso González y otras (“Campo Algodonero”),
216
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
9.9. La reparación
103. El Comité de Derechos Humanos, creado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po-
líticos de las Naciones Unidas, ha acordado repetidamente, con base en el Protocolo Facultativo, el
pago de indemnizaciones por violaciones de derechos humanos reconocidos en el Pacto (véanse por
ejemplo las comunicaciones 4/1977; 6/1977; 11/1977; 132/1982; 138/1983; 147/1983; 161/1983;
188/1984; 194/1985; etc., Informes del Comité de Derechos Humanos, Naciones Unidas)
104. Velásquez Rodríguez c. Honduras, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 21/07/1989,
parág. 25; doctrina reiterada en Bayarri c. Argentina, Corte IDH, Sentencia de excepciones prelimina-
res, fondo, reparaciones y costas, 30/10/ 2008, parág. 119; y Heliodoro Portugal c. Panamá, Corte IDH,
Sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 12/08/2008, parág. 217.
105. Artículo 63. 1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: “Cuando decida que hubo
violación de un derecho o libertad protegidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se garan-
tice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera
procedente, que se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulne-
ración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada”. Artículo 41 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos: “Si el Tribunal declara que ha habido violación del Con-
venio o de sus Protocolos y si el derecho interno de la Alta Parte Contratante solo permite de manera
imperfecta reparar las consecuencias de dicha violación, el Tribunal concederá a la parte perjudicada,
si así procede, una satisfacción equitativa”. La Corte hasta ahora ha considerado inapropiado aceptar
las reclamaciones por daños y perjuicios como punitivas, agravadas o ejemplificantes. Las sentencias
de la Corte, por lo general, establecen una indemnización en euros a ser pagada por el Gobierno
demandado a la víctima o las víctimas de las violaciones declaradas. Solo en casos muy raros puede
la Corte considerar otra medida de reparación destinada a poner fin o remediar la violación en cues-
tión. Artículo 27.1 del Protocolo de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos: “Si
el Tribunal declara que ha habido violación de un derecho humano o los pueblos, deberá dictar
órdenes adecuadas para remediar la violación, incluido el pago de justa indemnización o reparación”.
106. Loayza Tamayo c. Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 27/11/1998, parág. 84;
Suárez Rosero, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 20/01/1999, parág. 41; Castillo Páez c.
Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 27/11/1998, parág. 50; Garrido y Baigorria, Sen-
tencia de reparaciones y costas, 27/08/1998, parág. 40.
107. Otros instrumentos internacionales que incluyen la reparación son: artículo 15(2), 16(4)(5) del Convenio
169 de la OIT, artículo 13, (50), 41 de la Convención Europea de Derechos Humanos; artículo 3 del
Protocolo de ésta última; artículo 7, 21, 26 de la Carta Africana de Derechos; artículo 10 de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos; artículo 2(3), 9(5), 14(6) del Pacto de Derechos
218
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
112. Loayza Tamayo c. Perú, Corte IDH, Sentencia de fondo, 17/09/1997, parág. 85, punto resolutivo
5.
113. Baena Ricardo y otros c. Panamá, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 02/02/2001,
parág. 203.
114. Ivcher Bronstein c. Perú, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 06/02/2001, parág.
181.
115. Palamara Iribarne c. Chile, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 22/11/2005,
parág. 250.
116. Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. c. Ecuador, Corte IDH, Sentencia de excepciones preliminares,
220
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Las medidas de satisfacción tienen como objetivo reintegrar la dignidad de las vícti-
mas y ayudar a reorientar su vida o memoria, a través del reconocimiento de la dignidad
de las víctimas o la transmisión de un mensaje de reprobación oficial de las violaciones de
los derechos humanos de que se trata, así como evitar que se repitan violaciones. Las me-
didas de satisfacción, han sido ampliamente desarrolladas por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, entre ellas, podemos mencionar: el otorgamiento de becas de estu-
dio124; localización e identificación de los restos de las víctimas y entrega a sus familiares125;
difusión de la sentencia126: publicación o transmisión radial accesible a las víctimas127; actos
públicos de reconocimiento128; reconocimiento de la violación a través de la sentencia
misma129; colocación de placas conmemorativas130; asignación de nombre a una calle, a
una plaza o a una institución, entre otras.
9.9.4. La rehabilitación
124. Cantoral Huamaní y García Santa Cruz c. Perú, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y
costas, 10/07/2007, parág. 194.
125. Neira Alegría y otros c. Perú, Corte IDH, Sentencia de reparaciones y costas, 19/09/1996, parág.
69.
126. Mendoza y otros c. Argentina, Corte IDH, Sentencia de excepciones preliminares, fondo y repara-
parágs.196-197.
128. Atala Riffo c. Chile, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 24/02/2012, parág.
246.
129. Garibaldi c. Brasil, Corte IDH, Sentencia de fondo, reparaciones y costas, 23/09/2009, parág 161.
Boyce y otros c. Barbados, Corte IDH, Sentencia de excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas,
20/11/2007, parág. 126.
130. Radilla Pacheco c. México, Corte IDH, Sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones
222
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
los sujetos que se encuentran involucrados en una y otra rama del derecho, ha generado
reglas y principios propios, con la finalidad de hacer efectivo el respeto a los derechos
humanos.
9.11. Bibliografía
Antokoletz, D.: Tratado de derecho Internacional Público en tiempo de paz, Buenos Aires, Ed. Juan
Roldán y Cia., 1925.
Asdrúbal Aguiar, “La responsabilidad internacional del Estado por violación de derechos
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Verdross, A.: Derecho Internacional Público, Madrid, Aguilar, 1978.
224
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
…No amanecía. Los minutos y las horas no pasaban. Miró en su muñeca izquierda.
No estaba el reloj. Olvido habitual. Lo miró en el celular, pensó. Miró a su alrededor.
Muchos relojes y aparatos, pero el celular no estaba. Los aparatos registraban todo, menos
la hora. Lo único que se destacaba era el tragaluz, que ventilaba y un objeto en el centro
del recinto…
226
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
leyes –pero con rango infraconstitucional– a los tratados internacionales en general, como
se detallará más abajo.
Esta modificación de la jerarquía normativa en el sistema jurídico argentino vino a
aggiornar muchas discusiones jurídicas de entonces a la realidad de un mundo cada vez más
globalizado e integrado, en donde los sujetos y normas internacionales juegan, cada vez
más, roles preponderantes en la conformación de una verdadera sociedad internacional.
Pero la normativa internacional –aunque rige plenamente en el derecho argentino– no
siempre es armónica con respecto al derecho local, así como tampoco es necesariamente
armónica la interpretación que del derecho internacional hacen los propios organismos
internacionales encargados de aplicarlo e interpretarlo.
Esto ha generado diversos problemas a la hora de aplicar e interpretar las normas
internacionales a casos concretos que se desarrollan en los tribunales nacionales; proble-
mas de interpretación específicos de la materia, que se suman obviamente a la cuestión
más general de la interpretación de la ley. Si bien esta última cuestión excede el marco del
presente trabajo, no puede dejar de señalarse que los criterios y métodos de interpretación
jurídica son múltiples –pudiendo llevar a conclusiones contrarias según cuál se utilice– y
que los jueces no están obligados a elegir uno en particular; de este modo, el resultado del
caso puede variar enormemente dependiendo de quién y cómo lea y aplique la norma en
cuestión a un caso concreto.3
En este Capítulo, se analizará específicamente la cuestión de la jerarquía normativa y
los problemas de interpretación y armonización del derecho internacional que han surgido
en el derecho argentino tras la Reforma Constitucional de 1994, haciendo especial énfasis
en el derecho internacional de los derechos humanos y en su aplicación por parte de la
CSJN.
A tales fines, se comenzará con una descripción sucinta del antes y el después de la
jerarquía normativa en el derecho argentino, analizando especialmente las modificaciones
introducidas con la Reforma de 1994 y la nueva redacción del art. 75 inc. 22 CN. Luego,
se estudiarán varios problemas interpretativos en la jurisprudencia de la CSJN en relación
con los tratados de derechos humanos, y se resaltarán algunas dificultades surgidas de la
influencia de los organismos del sistema interamericano de derechos humanos en dicho
tribunal. Por último, se realizarán algunas reflexiones finales sobre la cuestión de la inter-
pretación normativa y el control judicial de constitucionalidad, teniendo en cuenta estos
cambios operados en el sistema jurídico argentino.
3. Ver, entre muchos otros: Gargarella, R.: “La dificultosa tarea de la interpretación constitucional”,
en Gargarella, R. (Coord.): Teoría y Crítica del Derecho Constitucional, T.1, Buenos Aires, Abeledo-Perrot,
2008, pp. 123-148; Sagüés, N.: “Interpretación constitucional y alquimia interpretativa. El arsenal
argumentativo de los tribunales supremos”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, n. 1
(2004), pp. 151-170; Cárcova, C.M.: “¿Hay una traducción correcta de las normas?”, Revista Electrónica
del Instituto de Investigaciones Ambrosio L. Gioja, Año III, n. 4 (2009), pp. 33-42.
228
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En concordancia con ello, los Artículos sobre Responsabilidad Internacional del Estado por
Hechos Internacionalmente Ilícitos8 –que describen el régimen general de responsabilidad estatal
en el ámbito del derecho internacional– establecen que la calificación del hecho del Estado
como internacionalmente ilícito se rige por el derecho internacional, e imposibilitan a los
Estados invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumpli-
miento del derecho internacional.9 Adicionalmente, diversos tratados de derechos huma-
nos impusieron al Estado la obligación de respetar y garantizar el libre y pleno ejercicio de
esos derechos a toda persona sujeta a su jurisdicción, así como la obligación de adecuar su
legislación interna a los fines de tornarlos efectivos.10 Todos estos desarrollos implicaron,
sin dudas, una evolución en la preeminencia del derecho internacional por sobre el derecho
interno de los Estados.
Así, si bien la jerarquía normativa descripta no se vio formalmente afectada, sí puede
decirse que surgió un nuevo elemento a la hora de analizar el derecho aplicable para resol-
ver una cuestión jurídica de derecho local: la responsabilidad internacional. De este modo,
la aplicación de legislación interna que fuera de algún modo contraria a los compromisos
internacionales adoptados por la Argentina, si bien lícita dentro de nuestro país, podía
acarrear la responsabilidad internacional del Estado.
Estos desarrollos del derecho internacional repercutieron en la jurisprudencia nacio-
nal, y sus resultados comenzaron a verse ya a principios de la década de los noventa. Así,
en el famoso caso Ekmekdjian c. Sofovich (1992) la CSJN estableció que “la Convención de
Viena sobre el derecho de los tratados […] confiere primacía al derecho internacional con-
vencional sobre el derecho interno. Ahora esta prioridad de rango integra el ordenamiento
jurídico argentino, [por lo que] la necesaria aplicación del art. 27 de la Convención de Viena
impone a los órganos del Estado argentino asignar primacía al tratado ante un eventual
conflicto con cualquier norma interna contraria o con la omisión de dictar disposiciones
que, en sus efectos, equivalgan al incumplimiento del tratado internacional”, 11 desesti-
mando además los precedentes Martín y Esso, en tanto ya no resultaban aplicables. Y al año
8. Estos artículos fueron elaborados por la Comisión de Derecho Internacional (CDI) –órgano sub-
sidiario de la Asamblea General de Naciones Unidas, encargado de la promoción del desarrollo pro-
gresivo del derecho internacional y su codificación–. En el año 2001, la Asamblea General tomó
nota de dichos Artículos por Resolución 56/83, anexándolos a esta. Ver Resolución A/RES/56/83,
AGNU, 12/12/2001.
9. Ver artículos 3 y 32 del texto referido, respectivamente.
10. Ver por ejemplo, arts. 1 y 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos (firmada el
22/11/1969, entró en vigor el 18/07/1978); art. 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (adoptado el 16/12/1996, entró en vigor el 23/03/1976); art. 2 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (adoptado el 16/12/1966, entró en vigor el
03/01/1976).
11. Ekmekdjian, Miguel Ángel c. Sofovich, Gerardo y otros s/ recurso de hecho, CSJN, 07/07/1992, consids.
18 y 19. Hay además un precedente más remoto, tal como lo señala Travieso, quien identifica en el
fallo Cabrera, Washington J. E. c. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, CSJN, 05/12/1983, el comienzo
en el “cambio de paradigma” que guiará la solución adoptada en el caso Ekmekdjian y que luego será
plasmado en la Reforma Constitucional de 1994. Ver Travieso, Juan A., “La jurisprudencia en el
Derecho Internacional. - Influencia de los tribunales internacionales sobre los tribunales nacionales”,
La Ley, 1997.
230
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
citados, además de disponer, en el párrafo tercero, que otros tratados referentes a esa ma-
teria podrán obtener tal jerarquía con el voto de una mayoría especial del Congreso.
De esta forma, la jerarquía normativa posterior a la Reforma de 1994 ubica a la Cons-
titución Nacional y a los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional 14 en
la cima de la pirámide;15 a estos les siguen los tratados internacionales en general 16 y con-
cordatos17 y luego se encuentran las leyes de la Nación.
Ahora bien, cabe realizar algunas reflexiones en relación con las disposiciones del art.
75 inc. 22 CN referentes a: (i) las condiciones de vigencia de los tratados y (ii) la afirmación
de que no resultan derogatorios de la primera parte de la Constitución y que son comple-
mentarios de los derechos y garantías por ella reconocidos.
14. A la fecha, además de los instrumentos citados en el artículo 75 inc. 22, han obtenido jerarquía
el denominado “Bloque de Constitucionalidad Federal”. Ver a este respecto, Pizzolo, Calogero, “La
validez jurídica en el ordenamiento argentino. El Bloque de Constitucionalidad Federal”, La Ley, 10
de julio de 2006.
16. Por ejemplo, los tratados de derechos humanos sin jerarquía constitucional, o los tratados de
Reservas a los tratados. Texto y título de los proyectos de directriz que integran la Guía de la Práctica sobre las
Reservas a los Tratados, elaborados por el Grupo de Trabajo sobre las reservas a los tratados los días 26 a 29 de
abril y 4, 5, 6, 10, 11, 12, 17 y 18 de mayo de 2011, AGNU, A/CN.4/L.779, puntos 1.1 y 1.2.
20. Giroldi, Horacio D. y otro s/recurso de casación, CSJN, 07/04/1995.
232
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
constitucionales y las de los tratados tienen la misma jerarquía, son complementarias y, por
lo tanto, no pueden desplazarse o destruirse recíprocamente”. 23
Como se verá a continuación, este “juicio de comprobación” no es más que una
ficción legal creada por los jueces de la CSJN, que no resuelve los diversos problemas que
pueden surgir a la hora de aplicar e interpretar normas internacionales de manera armónica
con nuestro marco constitucional.
Como se dijo, la perfecta correlación entre las normas constitucionales y las conven-
cionales no es más que una mera ficción jurídica, utilizada por la CSJN con el fin de brindar
legitimidad a cientos de normas de derecho internacional introducidas al ordenamiento
jurídico argentino sin un análisis exhaustivo previo. Sin embargo, esta ficción no logra
superar todas las dificultades que pueden surgir a la hora de intentar aplicar armónicamente
los tratados internacionales y las disposiciones convencionales; dificultades que, obvia-
mente, no se hicieron esperar. El caso Arancibia Clavel es un ejemplo paradigmático de lo
antedicho.
Entre los años 1974 y 1978, Enrique Lautaro Arancibia Clavel formó parte de la
“DINA exterior” (la Dirección de Inteligencia Nacional) de la dictadura gobernante en-
tonces en Chile. El objeto de dicho organismo era la persecución de opositores al régimen
pinochetista que se encontraran exiliados en Argentina, y sus actividades consistían, entre
otras, en someter a los perseguidos a interrogatorios bajo tormentos, sustraer identifica-
ciones para falsificación y perpetrar secuestros. La función de Arancibia Clavel en la orga-
nización consistió en crear una red de informantes a los fines de obtener datos sobre
personas bajo persecución.
Por su participación en la DINA, Arancibia Clavel fue condenado en la Argentina,
entre otros, por el delito de asociación ilícita, condena que fue revertida por el tribunal de
alzada en tanto la acción penal se encontraba prescripta en razón de la extensión de tiempo
transcurrido entre su detención (momento en el que dejó de cometer el delito, que consistía
en una acción continuada) hasta el llamado a prestar declaración indagatoria. Esta decisión
fue apelada por la querella ante la CSJN.24
La querella alegó la imprescriptibilidad del delito cometido, en razón de considerarlo
un crimen de lesa humanidad, conforme la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes
de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, la cual posee jerarquía constitucional. Sin em-
bargo, la aprobación y entrada en vigor de ese tratado para la Argentina 25 fueron posterio-
res a la comisión de los hechos, por lo que se generó –inevitablemente– un problema de
armonización jurídica.
La CSJN debió enfrentar un conflicto normativo entre disposiciones constitucionales
y convencionales, en torno a dos cuestiones: la prescriptibilidad de la acción penal en el
24/11/2003.
234
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
“35) […] este criterio ha sido sostenido por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, al manifestar: ‘Esta Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de
amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de respon-
sabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las vio-
laciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias,
extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contra-
venir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos...las mencionadas leyes carecen de efectos jurídicos y no pueden seguir repre-
sentando un obstáculo para la investigación de los hechos que constituyen este caso ni
para la identificación y el castigo de los responsables, ni puedan tener igual o similar im-
pacto respecto de otros casos de violación de los derechos consagrados en la Convención
Americana acontecidos en el Perú...’ (conf. CIDH, caso ‘Barrios Altos’, sentencia del 14
de marzo de 2001, serie C N° 75)”.
“36) […] en virtud del precedente mencionado, tomando en cuenta que el Estado
argentino ha asumido frente al orden jurídico interamericano no solo un deber de respeto
a los derechos humanos, sino también un deber de garantía: ‘en principio, es imputable al
Estado toda violación a los derechos reconocidos por la Convención, cumplida por un
acto del poder público o de personas que actúan prevalidas de poderes que ostentan por
su carácter oficial. No obstante, no se agotan allí las situaciones en las cuales un Estado
está obligado a prevenir, investigar y sancionar las violaciones a los derechos humanos, ni
los supuestos en que su responsabilidad puede verse comprometida por efecto de una
lesión a esos derechos. En efecto, un hecho ilícito violatorio de los derechos humanos que
inicialmente no resulte imputable directamente a un Estado, por ejemplo, por ser obra de
un particular o por no haberse identificado al autor de la trasgresión, puede acarrear la
responsabilidad internacional del Estado, no por ese hecho en sí mismo, sino por falta de
la debida diligencia para prevenir la violación o para tratarla en los términos requeridos por
la Convención’ (CIDH, caso ‘Velázquez Rodríguez’, sentencia del 29 de julio de 1988,
considerando 172, serie C N° 4).
A partir de dicho fallo quedó claramente establecido el deber del Estado de estruc-
turar el aparato gubernamental, en todas sus estructuras del ejercicio del poder público, de
tal manera que sus instituciones sean capaces de asegurar la vigencia de los derechos hu-
manos, lo cual incluye el deber de prevenir, investigar y sancionar toda violación de los
derechos reconocidos por la convención. Desde este punto de vista, la aplicación de las
disposiciones de derecho interno sobre prescripción constituye una violación del deber del
Estado de perseguir y sancionar, y consecuentemente, compromete su responsabilidad in-
ternacional (conf. CIDH, caso ‘Barrios Altos’, sentencia del 14 de marzo de 2001, consi-
derando 41, serie C N° 75; caso ‘Trujillo Oroza vs. Bolivia’, Reparaciones, sentencia del
27 de febrero de 2002, considerando 106, serie C N° 92; caso ‘Benavides Cevallos’, cum-
plimiento de sentencia, resolución del 9 de septiembre de 2003, considerandos 6° y 7°)”.
Como se estudiará a continuación, esta influencia de la jurisprudencia de la Corte
IDH en las decisiones de la CSJN tampoco está libre de dificultades.
236
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
34. Caso Bueno Alves vs. Argentina (Fondo, Reparaciones y Costas), Corte IDH, Serie C, n. 164,
11/05/2007. La Corte IDH estableció la violación de los artículos 5.1 y 5.2 (derechos a la integridad
personal) y 8.1 y 25 (garantías judiciales y protección judicial) en relación con el artículo 1.1 de la
CADH.
35. Derecho René Jesús s/incidente de prescripción de la acción penal, CSJN, 11/07/2007, y dictamen del Pro-
curador General del 01/09/2006. La defensa de Bueno Alves había alegado que el delito cometido
contra su persona debía ser catalogado como de lesa humanidad –y por tanto imprescriptible-, argu-
mento que fue rechazado por la CSJN al considerar que no se cumplían los requisitos típicos de ese
delito.
36. Derecho, René Jesús s/incidente de prescripción de la acción penal, CSJN, 29/11/2011.
238
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
42. Carranza Latrubesse, Gustavo c. Estado Nacional - Ministerio de Relaciones Exteriores Provincia del Chubut,
CSJN, 06/08/2013.
43. Alegando la violación de su derecho de acceso a garantías y protección judicial (artículos 8 y 25)
“Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”.
240
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
50.Travieso, J.A.: Derecho Internacional Público, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 2012, pp. 201-206.
51. Gargarella, R.: “La dificultad de defender el control judicial de las leyes”, Revista Isonomía, n.
242
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Doctrina
244
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
11.2. Conceptualización
4. Bustillo Marín, R.:, El control de convencionalidad: La idea del bloque de constitucionalidad y su relación con el
control de constitucionalidad en materia electoral, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Fede-
ración, s/f, p. 6.
5. Sagüés, N.P.: “Obligaciones internacionales y control de convencionalidad”, Estudios Constituciona-
les, Año 8, Nº 1, (2010), Centro de Estudios Constitucionales de Chile Universidad de Talca, p. 119.
6. García Ramírez, S.: “El control judicial interno de convencionalidad”, Ius, Año V, n° 28, julio-
246
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Ame-
ricana…”.12
11.3. Fundamento
11.4. Desarrollo
La figura jurídica del control de convencionalidad con esa denominación fue traída a
las deliberaciones de la Corte IDH por el Juez mexicano Sergio García Ramírez, en su
Voto Concurrente Razonado a la sentencia del caso Mack Chang vs. Guatemala, del 25 de
noviembre de 2003:
En el parágrafo 27 argumentó: “para los efectos de la Convención Americana y del
ejercicio de la jurisdicción contenciosa de la Corte Interamericana, el Estado viene a cuen-
tas en forma integral, como un todo. En este orden, la responsabilidad es global, atañe al
Estado en su conjunto y no puede quedar sujeta a la división de atribuciones que señale el
Derecho interno. No es posible seccionar internacionalmente al Estado, obligar ante la
Corte solo a uno o algunos de sus órganos, entregar a estos la representación del Estado
en el juicio –sin que esa representación repercuta sobre el Estado en su conjunto– y sus-
traer a otros de este régimen convencional de responsabilidad, dejando sus actuaciones
12. Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Fondo, reparaciones y costas. Corte IDH, 26/09/2006, pará-
grafo 124.
13. Carbonell, M., op. cit., p. 69.
14. Ibídem, p. 70.
248
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En el caso “Cabrera Montiel vs. Estado Mexicano” 19, el voto razonado del Juez ad
hoc mexicano, Eduardo Ferrer MacGregor, hace énfasis en el hecho de que en la actuación
de los órganos nacionales, incluidos los jueces, además de aplicarse la normatividad que
los rige en sede doméstica, se tiene la obligación de seguir lineamientos y pautas de los
pactos internacionales. Señala contundentemente que “En este sentido, los jueces o tribu-
nales que materialmente realicen actividades jurisdiccionales, sean de la competencia local
o federal, necesariamente deben ejercer el ‘control difuso de convencionalidad’ para lograr
interpretaciones conformes con el corpus juris interamericano. En caso de incompatibilidad
absoluta de la norma nacional con el parámetro convencional, debe inaplicarse para que pre-
valezcan aquéllas y lograr de esta manera la efectividad del derecho o libertad de que se
trate. Lo anterior aplica también para los jueces locales”.
La novedad o paso importante fue incorporar el nomen iuris del control concentrado
de convencionalidad para pasar al control difuso que realmente configurara un control
judicial interno de convencionalidad. La doctrina del “control de convencionalidad”
pronto permearía del ámbito internacional al ámbito nacional. El leading case es “Almonacid
Arellano vs. Chile” (caso que se refiere a las leyes de auto amnistía donde se resolvió sobre
la invalidez del de decreto ley que perdonaba los crímenes de lesa humanidad en el periodo
1973 a 1979 de la dictadura militar de Augusto Pinochet, debido a que dicho decreto re-
sultaba incompatible con la Convención Americana careciendo de “efectos jurídicos” a la
luz de dicho tratado).20 La Corte IDH aclaró después su doctrina para establecer que este
tipo de control debe ejercerse de oficio, es decir, sin la necesidad de que las partes lo soli-
citen; cuando las competencias procesales correspondientes de cada autoridad, lo habiliten
en función de otros presupuestos de admisibilidad y procedencia.
La Corte IDH entonces comenzó a sustituir las expresiones relativas al Poder Judicial
para hacer referencia a todos sus órganos de los Estados que han ratificado la Convención
Americana, y como se establece en el fallo “Trabajadores cesados del Congreso vs Perú”,
“incluidos sus jueces” que quedan obligados a velar por el efecto útil del Pacto y a ejercer,
el control de convencionalidad y al señalar a todos los jueces y órganos vinculados a la
administración de la justicia en todos sus niveles se comprende también a los tribunales y
salas constitucionales, sin obviar el hecho de lo que implica lo anterior respecto de la tra-
dicional concepción de la supremacía constitucional. Diversos autores coinciden en que
en el voto razonado de Eduardo Ferrer MacGregor se teoriza el control de convenciona-
lidad, así como la delimitación entre el llamado control “concentrado” de convencionali-
dad, depositado en la Corte IDH por ser intérprete de la Convención Americana y del
control “difuso” que, de acuerdo con esta figura, quedaría como responsabilidad de los
jueces nacionales a todos sus niveles y competencias. Burgogue Larsen señala que la Corte
de Europea de Derechos Humanos “en ningún momento ha elaborado de forma tan es-
tructurada una teoría de este tipo que tiene como consecuencia enmarcar explícitamente y
sin tapujos las competencias de las jurisdicciones nacionales”. 21
19. Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Fondo, reparaciones y costas. Corte IDH, 26/10/2010,
parágrafo 67.
20. Ferrer MacGregor, E. y Pelayo Möller, C.M., op. cit., p. 65.
21. Burgogue-Larsen, L., op. cit., p.433.
250
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
México
En el caso mexicano, el hecho de que los jueces mexicanos García Ramírez y Ferrer
MacGregor hayan sido promotores y defensores de la figura, no obstó para que la Suprema
Corte titubeara sobre la validez y obligatoriedad de las sentencias de la Corte IDH y la
procedencia de que el Poder Judicial mexicano adquiriera obligaciones al amparo de las
disposiciones de los referidos fallos. El 26 de mayo de 2010, el entonces presidente de la
SCJN, ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, introdujo una Consulta a trámite al Pleno de
dicho tribunal, para determinar las medidas a seguir por parte del Poder Judicial respecto
de la sentencia emitida por la Corte IDH en el Caso Radilla Pacheco, fundándose en el
párrafo segundo de la fracción II del artículo 14 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de
la Federación, para solicitar al Tribunal Pleno que determinara el trámite que debía corres-
ponder a la sentencia pronunciada en el caso “Radilla Pacheco contra los Estados Unidos
Mexicanos”.
La disposición referida de la ley Orgánica establece que en caso de que el presidente
estime dudoso o trascendente algún trámite, designará a un ministro ponente para que
someta un proyecto de resolución a la consideración de la Suprema Corte de Justicia, a fin
de que esta última determine el trámite que deba corresponder. Es mejor pensar que más
que duda se pensó en la trascendencia, aunque por los puntos resueltos se desprende que
sí había más incertidumbres e indecisiones que visos de trascendencia, pero los hechos
25. Bianchi, A.B.; “Una reflexión sobre el llamado control de convencionalidad”; en: Suplemento La
Ley Constitucional; lunes 27 de septiembre de 2010; Buenos Aires, pp. 15-24.
26. Trucco, M.F.: “El control de convencionalidad en la interpretación de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos y su recepción por los tribunales nacionales”. Revista de Filosofía Jurídica y Social,
N° 33, 2012, Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario, p. 136. Versión en línea en
http://www.centrodefilosofia.org.ar/RevFilo/RevFil338.pdf. Fecha de consulta 29 de septiembre
de 2014.
252
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Brasil
En el caso de Brasil, cuando los tratados de derechos humanos son incorporados al
sistema interno por la mayoría calificada (como es el caso de la CADH), pasan a ser apenas
paradigma a efectos del control difuso de convencionalidad, así lo señala Valerio de Oli-
veira Mazzuoli, quien es de la opinión de que los tratados de derechos humanos no apro-
bados por tal mayoría calificada son materialmente constitucionales, a diferencia de los
tratados aprobados por aquella mayoría, que tienen el estatuto material y formalmente
constitucionales.31
A partir de la enmienda constitucional 45/04, es necesario entender que la expresión
“guarda de la Constitución”, establecida en el artículo 102, comprende, además del texto
constitucional propiamente dicho, también las normas constitucionales “por equipara-
ción”. De esta forma, aunque la Constitución no establezca nada respecto de un determi-
nado derecho, pero estando ese mismo derecho previsto en tratado de derechos humanos
constitucionalizado en función del artículo 5”, parágrafo 3°32, pasa a ser, en el Supremo
Revista de Informação Legislativa, v. 26, N° 181, (jan.-mar. 2009), Brasilia, Senado Federal, p. 114.
32. Dicha disposición enuncia que Los tratados y convenciones internacionales sobre derechos hu-
manos que fueren aprobados, en cada Cámara del Congreso Nacional, en dos votaciones, por tres
quintas partes de los votos de los respectivos miembros, serán equivalentes a enmiendas constitu-
cionales. Así se ha aprobado a la fecha la Convención sobre derechos de las personas con discapaci-
dad y su protocolo facultativo.
254
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
11.7. Fuentes
dencial de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, Working Papers on European Law and Re-
gional Integration: Instituto de Derecho Europeo e Integración Regional (IDEIR). Facultad de
Derecho de la Universidad Complutense, núm. 9, 2011, p, 9.
256
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Fallos
Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Corte IDH, 26/09/2006.
Bramajo, Hernán Javier s/ incidente de excarcelación –causa 44.891- 12/9/1996.
Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas.
Corte IDH, 26/10/2010.
Ekmekdjián c/ Sofovich, 7/7/1992.
Myrna Mack Chamg vs. Guatemala, Fondo, reparaciones y costas. Corte IDH, 25/11/2010.
Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones
y costas. 23/11/2009.
Expediente Varios 912/2010. “Caso Rosendo Radilla Pacheco”. Suprema Corte de Justicia de la
Nación, México. 14/07/2011.
258
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Esa visión simplista, que busca soluciones casi mágicas al problema, dista mucho de
ser inocente. Pero encuentra buena acogida en un importante sector de la población, con-
movido y desorientado. Cuán sólidas sean las instituciones y las convicciones de una so-
ciedad se pondrá a prueba en estas (inevitables) circunstancias.
Este enjambre conflictivo puede hacer perder perspectiva del verdadero problema
institucional que se encubre en estos casos: esto es, el saber y el decidir cuándo se está
frente a un Estado de Excepción y qué consecuencias institucionales tendrá su reconoci-
miento.
En cuanta dictadura se analice, se verá sin esfuerzo que se ha echado mano a los
Estados de Excepción para justificar las tropelías.1 Pero, aun en los tiempos democráticos,
es constante la referencia a las situaciones de emergencia, por cuya solución se clama dejar
de lado la legalidad o imputarle su insuficiencia. Y, si bien el concepto de Estado de Emer-
gencia es más abarcador que el de estado de excepción, tanto en uno como en otro las garantías
quedan en entredicho, aunque de forma más acentuada en el segundo.
Tan importante es dicha cuestión que el conocido jus publicista y filósofo político
alemán Carl Schmitt (1888-1985), perteneciente a la escuela del realismo político, y de
inocultable identificación con el nazismo, definió al soberano como aquel que decide sobre el
estado de excepción. Esta definición ha sido materia de profundas e importantes discusiones
en la doctrina política.2 En su obra titulada Teología política, de 1922, marca la contigüidad
esencial entre Estado de Excepción y soberanía. 3
En las antípodas ideológicas de Schmitt se encuentra Hans Kelsen (1881-1973), quien
confrontó con Schmitt en 1931, con motivo de la crisis institucional de la república de
Weimar, en su artículo “¿Quién debe ser el guardián de la Constitución?”.
Por supuesto que la cuestión dista de estar resuelta. No es posible, como en otros
ámbitos del ordenamiento jurídico, establecer pautas únicas, rígidas e inamovibles frente a
acontecimientos dinámicos y que una y otra vez ponen en entredicho las instituciones y
los derechos.
Si bien el debate sobre la cuestión es inmenso y los aportes son muy valiosos 4, el
orden jurídico debe prever esta circunstancia y proveer de una solución. Los tratados de
derechos humanos y las constituciones nacionales deben estar en la primera fila del debate,
1. De hecho, la idea de dictadura proviene de Antigua Roma como la forma de gobierno por el cual
se confería a un ciudadano (dictador), en momentos críticos, comúnmente de guerra, la autoridad
máxima y fuera de control legal. El diccionario RAE define “dictadura” ((Del lat. dictatūra), en su
tercera acepción como: Gobierno que, en condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del
ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país.
2. Si bien Schmit ha sido objeto de muchísimas críticas en el ámbito académico, sus juicios respecto
de las debilidades del sistema liberal democrático no pueden ser descartados con ligereza.
3. Agamben, 2005, p. 23.
4. La bibliografía al respecto es sencillamente inconmensurable. Es de provechosa lectura el texto
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
ordenamiento jurídico no puede dejar de velar por todos, ni aun en las situaciones más
extremas, entonces se puede afirmar que el riesgo de que la comunidad pierda el rumbo es
demasiado inminente como para no darle a la cuestión la importancia que reviste.
Por cierto que las disfuncionalidades del Estado de Sitio no son exclusivas de nuestra
Constitución ni de nuestra sociedad. El debate doctrinario, como se apuntó al principio,
fue y sigue siendo arduo en Europa y Estados Unidos y, en general, no reconoce fronteras.
De hecho, esta cuestión no escapó al ámbito internacional ni al regional.
Precisamente de eso se trata el presente capítulo: del análisis de los mecanismos que
nuestra Constitución, desde sus orígenes, y el sistema actual del derecho internacional de
los derechos humanos han desplegado para dar respuesta a esta espinosa e insoslayable
cuestión.
Nuestra ley fundamental prevé en su art. 23 el reglamento para la cuestión del Estado
de Sitio. La existencia de tal institución dentro de la Constitución Nacional fue fuente de
debates en el seno mismo de la Convención Constituyente, siendo acusado de ser instru-
mento de las dictaduras por un lado y defendido como necesidad de preservación del Es-
tado por otro. El propio Alberdi pretendía incluso un amplio poder en este sentido.7
Pero siempre sobrevoló, al respecto, la imputación de ser una herramienta de la “ra-
zón de Estado”. En el caso de nuestro país, además, su existencia, monopolizada por el
Gobierno federal, lo convertía ya desde entonces en un instrumento formidable de ame-
naza y de sometimiento de las provincias federales.
Basta con apuntar que entre 1853 y 2014 el Estado de Sitio se decretó en 53 ocasiones
y solo una vez, en 1865, lo fue por ataque exterior, durante la guerra con el Paraguay.8 Esto
da cuenta sin ambages de que su utilización poco tuvo que ver con las profundas crisis que
profetizaban sus epígonos. Y si a ello le sumamos que una vez decretado fue utilizado solo
para suprimir las garantías constitucionales y no para respetar sus principios, poca duda
cabe de lo acertado de los recelos y rechazos que produjo.
7. El art. 28 del proyecto de Constitución de Alberdi, fuente parcial del art. 23 del texto actual, era
mucho más terminante: “Declarado en Estado de Sitio un lugar de la Confederación, queda suspenso
el imperio de la Constitución dentro de su recinto. La autoridad en tales casos ni juzga ni condena, ni aplica
castigos por sí misma, y la suspensión de la seguridad personal no le da más poder que el de arrestar
o trasladar las personas a otro punto de la Confederación, cuando ellas no prefieran salir fuera” (el
resaltado nos pertenece). Badeni (2010), p. 110.
8. Curiosamente, cuando se produjo el conflicto del Atlántico Sur con el enfrentamiento armado con
Gran Bretaña, en 1982, el país se encontraba bajo el Estado de Sitio, pero habiendo ocupado las
fuerzas armadas las Islas Malvinas, no lo hicieron extensivo a las islas.
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persona determinada sino que, a través suyo, se pueda revisar judicialmente su legitimidad.
Y también, detalle no menor, la efectividad de la opción de salida del país.
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Artículo 15.- En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy
existen quedan libres desde la jura de esta Constitución; y una ley especial re-
glará las indemnizaciones a que dé lugar esta declaración. Todo contrato de
compra y venta de personas es un crimen de que serán responsables los que lo
celebrasen, y el escribano o funcionario que lo autorice. Y los esclavos que de
cualquier modo se introduzcan quedan libres por el solo hecho de pisar el te-
rritorio de la República.
En la declaración central se establece que los esclavos quedan libres a partir de la jura
y que los esclavos que pisen la Argentina serán libres por ese solo hecho. Claramente, es
una norma que no requiere aditamento alguno para hacerse efectiva. En cambio, el derecho
a la indemnización que tenían los propietarios de esclavos16 exigía su reglamentación. Y, a
la vez, el párrafo siguiente, en una clarísima norma programática, establece la obligación
de crear una ley que castigue como crimen a todo contrato de compra y venta de perso-
nas.17
16. Estamos pensando en 1853, cuando la esclavitud existía como institución pese a la libertad de
vientres decretada por la Asamblea del Año XIII. De hecho, el tráfico de esclavos continuó, aunque
ilegalizado, su siniestro camino por bastante tiempo. Hoy tal previsión resulta totalmente inaplicable
y contraria a derecho.
17. El art. 140 de Código Penal reprime la reducción a servidumbre y el Código Civil declara insana-
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La Corte sentenció:
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humanos, en especial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, es mucho más amplia y
precisa en cuanto a los alcances que se le conceden a los Estados de Excepción.
Por lo demás tanto la Convención Americana como los restantes instrumentos, hoy
de rango constitucional colocan en un lugar mucho más relevante a los derechos y a las
garantías cuando confrontan con el poder estatal e inducen un viraje necesario en la apre-
ciación de los Estados de Excepción. Esto puede verse con claridad en el profundo cambio
cultural, no solo normativo, que producen los tratados de derechos humanos en los para-
digmas de una sociedad.
La Convención Americana dedica un artículo expresamente dirigido a las situaciones
de emergencia. En su art. 27 dice así:
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El texto citado es una disposición de carácter general que recoge la institución pro-
cesal del amparo. Puesto que todos los derechos son susceptibles de amparo, lo son tam-
bién los que están señalados de manera expresa por el artículo 27.2, como no susceptibles
de suspensión en situaciones de emergencia. En la Convención, este procedimiento (el
hábeas corpus) aparece en el artículo 7.6, que dice:
Sostiene la Corte:
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Excepción, y que existe una constante pretensión de exorbitancia por parte del poder po-
lítico de apartarse de los derechos y las garantías.
Esta situación extrema permite avizorar en toda su dimensión y crudeza la importan-
cia de la preservación del Estado de Derecho ya que este, y solo este, es el garante de la
libertad del ciudadano frente a los desbordes del poder.
El Art. 4 establece:
“1. En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la Na-
ción y cuya existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados Partes en
el presente Pacto podrán adoptar disposiciones que, en la medida estrictamente
limitada a las exigencias de la situación, suspendan las obligaciones contraídas
en virtud de este Pacto, siempre que tales disposiciones no sean incompatibles
con las demás obligaciones que les impone el derecho internacional y no entra-
ñen discriminación alguna fundada únicamente en motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión u origen social.
2. La disposición precedente no autoriza suspensión alguna de los arts. 6,
7, 8 (párr. 1 y 2), 11, 15, 16 y 18.
3. Todo Estado Parte en el presente Pacto que haga uso del derecho de
suspensión deberá informar inmediatamente a los demás Estados Partes en el
presente Pacto, por conducto del Secretario General de las Naciones Unidas,
de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido y de los motivos que hayan
suscitado la suspensión. Se hará una nueva comunicación por el mismo con-
ducto en la fecha en que se haya dado por terminada tal suspensión”.
Y el Art. 5.-:
“1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el
sentido de conceder derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para em-
prender actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera
de los derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor
medida que la prevista en él.
2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los dere-
chos humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte en
virtud de leyes, convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el
presente Pacto no los reconoce o los reconoce en menor grado”.
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El párrafo 3, del artículo 2, del Pacto exige a los Estados Partes en el Pacto que
proporcionen recursos para cualquier violación de las disposiciones del Pacto.
Es inherente a la protección de los derechos expresamente reconocidos como no
susceptibles de suspensión en el párrafo 2 del artículo 4, que han de ser garantizados me-
diante garantías procesales, generalmente de carácter judicial. Las disposiciones del Pacto
que se refieran a las garantías procesales nunca podrán ser el objeto de medidas que de
alguna forma socaven la protección de los derechos que no son susceptibles de suspensión;
la invocación o utilización del artículo 4 nunca podrá realizarse de forma que produzca la
suspensión de alguno de los derechos cuya suspensión no está autorizada. Así, por ejem-
plo, al ser imposible la suspensión de la totalidad de las disposiciones del artículo 6 del
Pacto, cualquier juicio que conduzca a la imposición de la pena de muerte durante un
Estado de Excepción debe ser conforme a las disposiciones del Pacto, incluidos todos los
requisitos de los artículos 14 y 15.
La garantía del derecho a juicio imparcial expresamente garantizados por el Derecho
Internacional Humanitario en tiempo de conflicto armado, hace que no exista justificación
para suspender dichas garantías durante cualquier otra situación de excepción. Los princi-
pios de legalidad y del Estado de derecho deben mantenerse en todo tiempo. Solo un
tribunal de derecho puede enjuiciar y condenar a una persona por un delito, y se debe
respetar la presunción de inocencia, y no pueden ser objeto de suspensión.
Esta es en breve síntesis, la interpretación y los alcances que confiere al art. 4° el
organismo especializado de las Naciones Unidas.
Como se advierte, el principio pro hómine adquiere un rol excluyente en la hermenéu-
tica de los derechos humanos durante el Estado de Excepción.
22.De algún modo puede explicarse la reticencia del sistema europeo en tomar decisiones más ter-
minantes respecto de los estados de excepción basados también en lo cambiante que fue durante
los 64 años de vigencia de la CEDH la realidad política, tanto por las diversas situaciones políticas
como por el siempre creciente número de Estados que se fueron sumando a la Comunidad.
282
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
12.13. Bibliografía
Ackerman, B.: Antes de que nos ataquen de nuevo, Barcelona, Península, 2006.
Agamben, G.: Estado de Excepción, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2005.
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Quiroga Lavie, H.; Benedetti, M.Á.; Cenicacelaya, M. de las N.: Derecho Constitucional Argen-
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Sagües, N.P. – LL, 1990-D-1036.
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Manili, P.: Constitución de la Nación Argentina, T. I, Buenos Aires, Hammurabi, 2009,
p. 986-1002.
Revista Humanum, n° 42, en http://www.revistahumanum.org/revista/seguridad-humana/
284
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
…El recinto era circular, o quizás de forma oval. El techo abovedado, el piso de lajas
de piedra. Las paredes, de laja, iguales tenían algunas pequeñas islas de musgo, multiplica-
das con una obstinada humedad. Parecía una bóveda o sótano. Es probable que el hombre
deseaba mantener en reserva sus actividades, por fuera de la muchedumbre del arrabal. En
el centro del recinto un prisma brillaba, o titilaba…
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
las reglas del debido proceso legal. En este punto, el presente trabajo pretende esbozar
algunos aspectos vinculados con las mentadas reglas desde un enfoque práctico.
Finalmente, resulta menester destacar que en ambos casos nos encontramos frente a
Derechos Humanos autónomos. Si bien es correcto afirmar que el acceso a la justicia y el debido
proceso se complementan, y como el resto de los Derechos Humanos son interdependien-
tes, corresponde destacar que tienen autonomía el uno del otro. A su vez, revisten carácter
autónomo respecto de todos los demás Derechos Humanos, incluso aquellos que, en el
marco de un determinado proceso o procedimiento, van a resguardar, restablecer o hacer
operativos.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
rápidos y efectivos”, sino que además, el Estado debe garantizar que sean expeditos, es
decir, que estén libres de trabas o barreras que impidan la tutela jurisdiccional segura y
exitosa. De ello, se coligen una serie de reglas:
En primer término, la interpretación de las normas que regulan los requisitos de ac-
ceso a la justicia de manera favorable a la admisión de la pretensión, desestimando inter-
pretaciones de excesivo rigorismo formal (principio pro actione).13
En segundo término, la prosecución de las acciones que adolecen de vicios o defectos
subsanables.14
En tercer lugar, la irretroactividad de las nuevas pautas jurisprudenciales con relación
a los requisitos de admisibilidad cuando se tornan gravosas, en procura de evitar situacio-
nes de orfandad judicial.15
Por último, corresponde decir que la tutela judicial efectiva necesita de todas y cada
una de las garantías del debido proceso que se analizarán en los apartados siguientes. Ac-
ceso a la justicia y debido proceso, como se dijo al comienzo, se complementan. De ese
modo y sin perjuicio de infinidad de normas y jurisprudencia de nuestros tribunales, de
tribunales extranjeros y de tribunales internacionales, resulta ilustrativo citar la Acordada
de la CSJN Nro. 5/2009 por la cual nuestro máximo tribunal adoptó las “100 Reglas de
Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad” o “Reglas Básicas
de Acceso a la Justicia de las Personas Vulnerables”. En dicho documento se reconocen una
amplia gama de garantías, como ser: el derecho a la cultura jurídica, a la asistencia legal y la
defensa pública, el derecho a un intérprete, la revisión de los procedimientos y los requisi-
tos procesales como forma de acceso a la justicia, los medios alternativos de solución de
conflictos, el derecho a la información procesal o jurisdiccional, los derechos vinculados
con la comprensión de las actuaciones judiciales, los derechos vinculados a la compare-
cencia en dependencias judiciales, y la protección de la intimidad.
A continuación, desarrollaremos algunos de estos conceptos y ampliaremos sobre
otros que constituyen el núcleo elemental del debido proceso.
más favorable al acceso a la jurisdicción”. Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CoIDH) sostuvo en relación con la tasa de justicia y la multa vigente por falta de pago, que repre-
sentan “una obstrucción al acceso a la justicia, pues no aparecen como razonables, aun cuando la mencionada tasa
de justicia sea, en términos aritméticos, proporcional al monto de la demanda” (Caso Cantos vs. Argentina, CoIDH,
Fondo, Reparaciones y Costas, 28/11/2002, parág. 54). En otro orden de ideas, la misma Corte, en
el caso “Barrios Altos”, señaló como violatorias del derecho de acceso a la justicia las leyes de am-
nistía dictadas por Perú pues impidieron que las víctimas y sus familiares pudieran ser oídas por la
justicia (Caso Barrios Altos Vs. Perú, CoIDH, Fondo, 14/03/2001).
13. CSJN, Fallos: 313:83.
14. En tal idea, cabe citar a modo de ejemplo el art. 31, inc. 3 del Cód. Contencioso Administrativo
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
El debido proceso sustantivo es concebido como aquel que consagra “una debida justicia”.20
En fin, el debido proceso legal se caracteriza por “formas” y “sustancia”. 21 Así, la pura
observancia de formalismos estériles por parte del Estado deviene insuficiente para cum-
plir con su obligación de garantizar un debido proceso conforme a Derecho.
En cuanto a la observancia de las reglas del debido proceso, la Corte Interamericana
de Derechos Humanos ha sostenido: “los principios del debido proceso legal no pueden
suspenderse con motivo de las situaciones de excepción en cuanto constituyen condiciones
necesarias para que los instrumentos procesales, regulados por la Convención [Americana
sobre Derechos Humanos], puedan considerarse como garantías judiciales”. 22 La vigencia
del debido proceso es condición necesaria para el pleno y libre ejercicio de los demás de-
rechos.
A continuación, analizaremos las garantías que surgen de las normas ut supra referidas.
¿Qué quiere decir que una persona tenga “derecho a ser oída”?
El derecho de la persona a ser oída, escuchada, atendida, por un órgano estatal que
detente competencia, conlleva la posibilidad cierta y efectiva, la aptitud libre e incondicio-
nal, de expresarse, de peticionar ante la autoridad pública en procura de sus derechos, o
incluso de defenderse cuando es sometida a un determinado proceso o procedimiento y se
encuentra frente a una plausible afectación de sus derechos fundamentales. Asimismo, im-
plica la obligación en cabeza del Estado de pronunciarse de manera justa, fundada, razonable,
efectiva y eficaz.23
No basta con la mera posibilidad formal de recurrir ante un órgano con competencia
para resolver una determinada cuestión ¡No! Al igual que el resto de las garantías y reglas
del debido proceso, no se reduce al cumplimiento de ritualismos infecundos.
El derecho de la persona a ser oída es resguardado por una serie de condiciones para
su vigencia. Así, la persona debe ser escuchada con “las debidas garantías”, en “igualdad”
de trato, de forma “pública”, “imparcial”, “justa”, y en un “plazo razonable”.
¿Cómo puede una persona ejercer su derecho a ser oída? ¿De qué modo? ¿A través de qué medios?
20. Ídem.
21. Formas y sustancia deben complementarse. No obstante, en reiterados casos se hallan en pugna.
Para un análisis de este último punto, véase: Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Jurisprudencia, Doctrina
y legislación argentina e internacional, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p. 167.
22. “Garantías judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Constitución Nacional se refiere a “jueces”. Sin embargo, aquí debemos tener presentes
las aclaraciones realizadas en un comienzo sobre la aplicabilidad de todas garantías más
allá del ámbito judicial. Así, la competencia, la independencia, la imparcialidad y la ley pre-
via, deben ser atributos del órgano con facultad (posibilidad) de afectar derechos en una
determinada situación concreta. No cabría, entonces, reducir la cuestión al ámbito de los
jueces y tribunales de justicia.
La competencia ha sido definida como: “la esfera de atribuciones de los entes y ór-
ganos, determinada por el derecho objetivo o el ordenamiento jurídico positivo. Es decir,
el conjunto de facultades y obligaciones que un órgano puede y debe ejercer legítima-
mente”.31
Gordillo señala con cita en Sayagués Laso: “La competencia es el conjunto de fun-
ciones que un agente puede legítimamente ejercer; el concepto de “competencia” da así la
medida de las actividades que de acuerdo con el ordenamiento jurídico corresponden a
cada órgano administrativo: Es su aptitud legal de obrar y por ello se ha podido decir que
incluso formaría parte esencial e integrante del propio concepto de órgano”. 32
La competencia es, efectivamente, una atribución legal.
Por su parte, la Corte IDH ha dicho: “El derecho a ser juzgado por tribunales de
justicia ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente previstos constituye un princi-
pio básico del debido proceso. El Estado no debe crear tribunales que no apliquen normas
procesales debidamente establecidas para sustituir la jurisdicción que corresponda normal-
mente a los tribunales ordinarios”.33
En efecto, el órgano con competencia debe ser establecido por ley de forma general
e independiente y con anterioridad al hecho, a fin de garantizar tanto su independencia
como su imparcialidad. Estamos en presencia, aquí, de lo que se conoce como la garantía
del “juez natural”.34
A su vez, cabe decir que la competencia se clasifica, principalmente, del siguiente
modo:
- En razón de la materia: atendiendo a qué temas o asuntos resultan atribuibles a un
determinado órgano. Ej., un órgano puede tener funciones administrativas, excluyéndosele
competencias legislativas y/o judiciales, o puede tener competencia en determinadas espe-
cialidades dependiendo del fuero, excluyéndosele otras que son competencia de otros fue-
ros.
01/05/2015.
33. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú, Corte IDH, Fondo Reparaciones y Costas, 25/11/2004, parág.
144; Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 30/05/1999,
parág. 129.
34. Véase al respecto, en materia penal: Binder, A.: Introducción al Derecho Procesal Penal, 2ª Edición
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Como bien se dijo, la garantía del juez natural presupone el establecimiento del Tri-
bunal por ley con anterioridad al hecho que motiva el proceso.
Dicha garantía pretende contrarrestar la arbitrariedad y/o desvirtuar la discrecionali-
dad del poder punitivo del Estado (principalmente, en perjuicio del imputado), que podría
conllevar la designación de un juez para un caso en especial, es decir, con carácter ad hoc,
con posterioridad al hecho o hechos que dan lugar a una determinada causa (ex post facto).
La ley previa al hecho, que establezca al juez (u órgano facultado para entender y
resolver una cuestión de derecho), como también se señaló, debe establecer la competencia
del magistrado u órgano juzgador. Ello así, a fin de impedir que el Poder Legislativo por
motivos políticos o contingentes, altere su distribución e induzca de forma intencional a
que una determinada controversia se traslade a manos de otro tribunal menos favorable a
los intereses de una de las partes.
La garantía del juez natural, por último, prohíbe la creación de fueros personales y la
instauración de las llamadas “comisiones especiales”.
39. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador, CoIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 24/06/2005, parág.
105.
40. CSJN, Fallos 331:2319.
296
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
47.
Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua, CoiDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 29/01/1997, parág. 88.
48.
Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, CoIDH, Interpretación de la Sentencia de Excepción Preli-
minar, Fondo, Reparaciones y Costas, 15/05/2011, parág. 33.
298
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
51.Cfr. Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela. Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 17/11/2009
parág. 28; Caso López Álvarez Vs. Honduras, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 01/02/2006,
parág. 149; Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 22/11/2005,
parág. 225; Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 24/06/2005,
parág. 118, y Caso Tibi Vs. Ecuador, Corte IDH, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas, 07/09/2004, parág. 187.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
- Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o
no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro
del plazo establecido por la ley
54. Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, CoIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 17/11/2009.
55. Yerokhina c. Ucrania, TEDH, 15/11/2012.
56. Caso Bulacio Walter vs. Argentina, CoIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 18/09/2003, párag. 130.
57. “Excepciones al agotamiento de los recursos internos (art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención Americana sobre
302
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Así, la teoría del fruto venenoso explica que la ilegalidad inicial en la obtención de la
prueba, determina la nulidad de cualquier otro acto probatorio que derive de ella.
13.3.6.5. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido
a nuevo juicio por los mismos hechos
63. Caso Mohamed vs. Argentina, CoIDH, Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas,
23/11/2012, parág. 91
64. Ídem, párr. 92.
65. Ídem, párr. 93
66. Ídem, párr. 93.
67. Ídem, párr. 97,99 y 100.
68. Arévalo, Martín Salomón s/ causa nº 11.835, CSJN, 27/05/2014,.
304
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Legislación
Constitución Nacional.
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
Declaración Universal de Derechos Humanos.
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo.
Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
Racial.
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Convención sobre los Derechos del Niño.
Convención Interamericana contra la Desaparición Forzada de Personas.
Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad.
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
Ley 16986.
Ley 19549.
Ley 23098.
Ley 24240.
Ley 25326.
Ley 25871.
Ley 26165.
Ley 26522.
306
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Caso Cantos vs. Argentina, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 28/11/2002.
Caso Bulacio Walter vs. Argentina, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
18/09/2003.
Caso Tibi Vs. Ecuador, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
07/09/2004.
Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú, Corte IDH, Fondo Reparaciones y Costas,
25/11/2004.
Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
24/06/2005.
Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 22/11/2005
Caso López Álvarez Vs. Honduras, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
01/02/2006
Caso Claude Reyes y otros vs. Chile, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
19/09/2006.
Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
17/11/2009.
Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, Corte IDH, Interpretación de la Sentencia de
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, 15/05/2011.
Caso Barbani Duarte y otros vs. Uruguay, Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
3/10/2011.
Caso Mohamed vs. Argentina, Corte IDH, Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas, 23/11/2012.
Sitios web
308
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Capítulo 14
LA ACCIÓN DE AMPARO
Por Germán W. Brandt
14.1. Introducción
Como puntualiza Travieso, “(…) los derechos humanos serían solo una suma de
buenos propósitos, si no se contara con las garantías apropiadas para su efectividad”.1
Es a esta premisa que responde el amparo, al consagrarse como aquella acción expe-
dita y rápida cuyo objeto es tutelar los derechos constitucionales de las personas frente a
su efectiva o inminente violación sustentada en un acto manifiestamente ilegal o arbitrario
de un tercero.
En los hechos, la utilidad de esta acción se sustenta en su capacidad para garantizar
la protección veloz de los derechos más fundamentales de las personas ante su inminente
cercenamiento o lesión, permitiendo arribar a una sentencia judicial que evite la consuma-
ción del daño en cabeza del amparista.
Nuestra Constitución Nacional, así como muchos otros textos constitucionales en el
derecho comparado y sendas constituciones provinciales, prevé esta garantía en su artículo
43, fruto de la reforma efectuada en el año 1994.
Si bien, conforme nuestro sistema constitucional y normativo, y particularmente a
partir de la mencionada reforma, hoy no existe mayor debate sobre sus alcances, a lo largo
del presente capítulo observaremos y comprenderemos que el contenido de esta garantía
(o acción) no fueron unívocos.
En tal contexto, nos proponemos en el presente capítulo analizar la evolución de la
acción de amparo en el derecho comparado hasta llegar a su recepción por la Corte Su-
prema de Justicia de la Nación en los –renombrados– precedentes “Siri, Angel S.” (1957) y
“Kot, Samuel S.R.L.” (1958). Con sustento en dichos fallos, analizaremos en profundidad
los caracteres y los requisitos para la procedencia de la garantía en cuestión, de conformi-
dad con lo previsto en la Ley Nro. 16.986 (“Ley de Amparo”) –en primer término– y en
el artículo 43 de la mismísima Constitución Nacional, interrelacionando el tratamiento dis-
puesto en uno y otro cuerpo normativo.
1.Travieso, J.A.: Colección de Análisis Jurisprudencial – Derechos Humanos y Garantías, Buenos Aires, La
Ley, 2002, pág. 165.
310
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
6. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre fue aprobada por la IX Con-
ferencia Internacional Americana en Bogotá durante el año 1948. Configura el primer acuerdo inter-
nacional en específica materia de Derechos Humanos, anticipando la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, adoptada en el marco de la Organización de las Naciones Unidas.
7. La Convención Americana sobre Derechos humanos (también denominada “Pacto de San José de
Costa Rica”) fue suscrita el 22 de noviembre de 1969 en el marco de la conferencia celebrada en los
mencionados ciudad y país por la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta entró en vi-
gencia el 18 de julio de 1978. La Argentina ratificó su texto mediante la ley 23054, promulgada el 19
de marzo de 1984.
8. Haro, R.: “A medio siglo de la creación de la acción de amparo en la República Argentina –
Conmemorando la creación del amparo en los casos ‘Siri’ y ‘Kot’ - 1957/58”, pág. 5.
312
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
12. Autos: “Siri, Ángel s/ interpone recurso de hábeas corpus” (27/12/1957). Voto de la mayoría.
13. Es dable recordar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación funda, primordialmente, su
decisorio en lo el pensamiento de Joaquín V. González –uno de los principales ideólogos de nuestra
Constitución Nacional-, quien puntualizaba: “No son, como puede creerse, las «declaraciones, dere-
chos y garantías», simples fórmulas teóricas: cada uno de los artículos y cláusulas que las contienen
poseen fuerza obligatoria para los individuos, para las autoridades y para toda la Nación. Los jueces
deben aplicarla en la plenitud de su sentido, sin alterar o debilitar con vagas interpretaciones o am-
bigüedades la expresa significación de su texto. Porque son la defensa personal, el patrimonio inal-
terable que hace de cada hombre, ciudadano o no, un ser libre e independiente dentro de la Nación
Argentina” (“Manual de la Constitución argentina”, en Obras completas, vol. 3, Buenos Aires, 1935,
núm. 82; conf., además, número 89 y 90).
14. En el mismo pronunciamiento, la Corte Suprema de Justicia de la Nación reconoce: “(…) esta
314
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
establece que si bien en el precedente citado –donde se admitió por primera vez la proce-
dencia formal y material de la acción de amparo– la restricción ilegitima provenía de la
autoridad pública, tal distinción no es esencial a los fines de la protección constitucional
aquí instada. En tal sentido, puntualizó que, en línea con lo dispuesto en el artículo 33 de
la Constitución Nacional: “Sin una reserva que, expresa o implícitamente, emane de los
preceptos constitucionales y que imponga una inteligencia restringida del recurso de am-
paro, la interpretación amplia es la que mejor consulta los grandes objetivos de la Ley
Suprema y las genuinas finalidades de aquellas garantías”, señalando: “Lo que primordial-
mente tienen en vista el hábeas corpus y el recurso de amparo, no es el origen de la res-
tricción ilegitima a cualquiera de los derechos fundamentales de la persona humana, sino
estos derechos en sí mismos, a fin de que sean salvaguardados”.
En línea con lo recién expuesto, el tribunal interviniente hizo especial énfasis en el
ánimo de los constituyentes de 1853 al redactar la Constitución Nacional, puntualizando:
“Nada hay, ni en la letra ni en el espíritu de la Constitución, que permita afirmar que la
protección de los llamados “derechos humanos” –porque son los derechos esenciales del
hombre– esté circunscripta a los ataques que provengan solo de la autoridad (…)”, apo-
yándose –también– al efecto en lo dispuesto en la declaración Universal de Derechos del
Hombre, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas cuyo artículo 8 opor-
tunamente analizáramos.
En otras palabras, el reconocimiento de la garantía en cuestión, cuyo objeto funda-
mental es tutelar los derechos establecidos en nuestra carta constitucional, debe proceder,
no solo ante conductas violatorias de tales derechos imputables a la autoridad pública sino
también, ante actos –de idéntico alcance– llevados a cabo por particulares.
Siguiendo tal orden de consideraciones, declarada la procedencia formal de la –pre-
toriana– acción de amparo contra los actos provenientes de particulares (como configuran
en este caso los obreros que tomaron la fábrica), la violación de derechos fundamentales
reconocidos en la propia Constitución Nacional 17 y la necesidad de tutela judicial urgente,
la Corte Suprema revoca la sentencia apelada y hace lugar al recurso de amparo deducido,
ordenando la urgente restitución del inmueble a Kot.
En línea con el análisis hasta aquí realizado, puede concluirse que la procedencia
formal de la acción de amparo –al menos en la interpretación de nuestra Corte Suprema–
no se encontrará limitada conforme el origen de la restricción ilegítima de derechos de que
se trate. El objetivo fundamental de la garantía se vincula pura y exclusivamente con la
salvaguarda y protección de los derechos fundamentales inherentes a la persona humana.
Tal como señala conclusivamente la Corte Suprema en el pronunciamiento recién desarro-
llado “La Constitución está dirigida irrevocablemente a asegurar a todos los habitantes ‘los
beneficios de la libertad’, y este propósito, que se halla en la raíz de nuestra vida como
Nación, se debilita o se corrompe cuando se introducen distinciones que, directa o
17.La Corte Suprema expresa sobre este punto: “Los hechos de la causa revelan de modo indudable
que existe una restricción ilegitima de los derechos constitucionales invocados por el recurrente:
desde luego, el de propiedad; también, y sobre todo, el de la libertad de trabajo, pues lo ocupado por
los obreros no en un inmueble baldío o improductivo, sino una fábrica en funcionamiento y me-
diante la cual el propietario ejerce su actividad económica de fabricante”.
316
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
A partir de los lineamientos sentados por la Corte Suprema en los dos fallos recién
analizados, un poco más de ocho años después, el Estado Nacional –bajo el gobierno de
facto de Juan Carlos Onganía– dictó el Decreto Ley 1698619, reglamentario de esta garan-
tía.
En opinión de la doctrina, la norma que nos ocupa “(…) vino a restaurar el orden
vencido por los considerandos de las dos sentencias de la Corte llamadas a influir (…) en
el orden jurídico argentino”20 al establecer una serie de requisitos (muchos de ellos tradu-
cidos en excesivas restricciones) que entorpecen el ejercicio de esta garantía, como vere-
mos a continuación.
Requisitos materiales
El artículo 1 de la norma dispone que la acción de amparo resulta admisible contra
“(…) todo acto u omisión de autoridad pública que, en forma actual o inminente, lesione,
restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, los derechos o
18. “Kot Samuel S.R.L s/ Recurso de Hábeas Corpus” 05/09/1958 – Fallos 241:291.
19. La norma fue sancionada el 18/10/1966. Su encabezado proclama: “En uso de las atribuciones
conferidas por el Art. 5 del Estatuto de la Revolución Argentina. El Presidente de la Nación Argen-
tina, sanciona y promulga con fuerza de ley (…)”.
20. Manili, P. (Director) y Pizzolo, C.: Derecho Procesal Constitucional, Capítulo II, “El Amparo Indivi-
318
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
23. Si bien la norma extiende la limitación a aquellos supuestos en que se pretenda impugnar
un acto administrativo adoptado “(…) por expresa aplicación de la ley 16970”, la norma en cuestión
hoy se encuentra derogada, motivo por el que dicha limitación se encuentra hoy derogada en los
hechos.
320
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
28. Badeni, G.: Instituciones de Derecho Constitucional, Buenos Aires, Ad Hoc, 1997, pág. 672.
29. El artículo 3, inciso N) de la ley 24309 – “Declaración de la necesidad de la reforma de la Consti-
tución Nacional”– publicada en el B.O. el 31/12/1993, dispuso, dentro de las tareas de la convención
constituyente: “Se habilitan también para su debate y resolución en la Convención Constituyente los
puntos y los artículos que se discriminan a continuación: N) Consagración expresa de hábeas corpus
y del amparo. Por incorporación de un artículo nuevo en el capítulo segundo de la primera parte de
la Constitución Nacional”.
30. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, 2º edición, Buenos Aires, Heliasta, 1995.
31. El artículo 321 del actual Código Procesal Civil y Comercial de la Nación dispone la aplicación
del procedimiento sumarísimo: “Cuando se reclamase contra un acto u omisión de un particular que,
en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad mani-
fiesta algún derecho o garantía explícita o implícitamente reconocidos por la Constitución Nacional,
un tratado o una ley, siempre que fuere necesaria la reparación urgente del perjuicio o la cesación
inmediata de los efectos del acto, y la cuestión, por su naturaleza, no deba sustanciarse por alguno
de los procesos establecidos por este Código u otras leyes, que le brinden la tutela inmediata y efec-
tiva a que está destinada esta vía acelerada de protección”.
322
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Bibliografía
Travieso, J.A.: Colección de Análisis Jurisprudencial – Derechos Humanos y Garantías, Buenos Aires, La
34.
324
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
las nuevas autoridades legislativas tomaron dos decisiones que cambiarían radicalmente el
panorama del reconocimiento y el respeto de esta garantía.
En el ámbito nacional propiamente dicho, el 19 de Octubre de 1984, se promulga la
ley 23098 que regula el procedimiento del Hábeas Corpus. A partir de la entrada en vigen-
cia de esta ley, queda derogado el artículo 20 de la ley 48.
Mientras tanto, casi en simultáneo, en el ámbito internacional se depositaba la ratifi-
cación de la Convención Americana de Derechos Humanos en la Secretaría General de la
OEA el 5 septiembre de este mismo año.5 Con este acto de ratificación, el Estado Argen-
tino se encuentra obligado a cumplir con las obligaciones asumidas, y en este punto en
particular, la garantía de hábeas corpus se encuentra reconocida en el inciso 6 del artículo
7.
Siguiendo con el ámbito internacional, en el año 1986 la República Argentina ratifica
el Pacto Internacional de derechos Civiles y políticos en donde se le reconoce también el
derecho, ante una detención o prisión, a recurrir ante un tribunal para que decida a la
brevedad acerca de la legalidad de la detención y ordene su liberación en caso de que la
detención sea ilegal.
Por último, a nivel nacional, también hay que destacar que con la reforma de la Cons-
titución realizada en el año 1994, se incorporó el hábeas corpus a la Constitución y se
encuentra regulado en el artículo 43 de la misma.
El hábeas corpus es una garantía constitucional que poseen todas las personas que se
encuentren en territorio argentino y tiene como finalidad proteger el derecho a la libertad
personal. Sin embargo, esta garantía no se limita únicamente a proteger la libertad ambu-
latoria de las personas, sino que también procede ante la afectación de otros derechos,
como pueden ser la vida, la integridad física y psíquica, etc.; cuando la persona se encuentra
detenida legalmente.
Para poder comprender qué implica y qué es el hábeas corpus, basta con leer los
párrafos primero y cuarto del artículo 43 de la Constitución Nacional, que dicen:
“…Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que
no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades pú-
blicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o ame-
nace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta
Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad
de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva…”.
En lo pertinente al hábeas corpus, el cuarto párrafo del mismo artículo de la Consti-
tución establece:
“…Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad
física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el
de desaparición forzada de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por
328
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
A diferencia de los otros tipos de Hábeas Corpus, el correctivo no tiene como fina-
lidad proteger la libertad ambulatoria de la persona sino otros derechos que tiene la per-
sona. Para que proceda, la persona debe estar privada de la libertad física, y esta privación
debe ser legal, pero las condiciones de detención fueron agravadas. Es decir, lo que protege
este tipo de hábeas corpus no es el derecho a la libertad ambulatoria, sino otros derechos
de la persona que se encuentra detenida legalmente.
El juez que va a entender en este hábeas corpus es el que tiene a cargo la detención
de la persona, y en caso de que se presente un hábeas corpus correctivo y el juez haga caso
omiso, el magistrado podrá ser responsable por lo que le suceda al detenido. Por este mo-
tivo, es que los jueces son muy cuidadosos con este tipo de hábeas corpus.
Por último, es dable destacar que este tipo es sin duda alguna, el que mayormente se
interpone ante los juzgados con competencia en lo penal.
330
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
las condiciones de detención; en cambio si la persona tiene condena firme, será el juez de
ejecución penal quien entienda en el hábeas corpus correctivo.
Ahora bien, si estamos frente a un hábeas corpus correctivo y colectivo, ¿cuál va a
ser el juez natural que deba entender en ese proceso?
El CELS, entendió que quien debía entender en ese hábeas corpus correctivo y co-
lectivo en favor de todos los detenidos de la provincia de Buenos Aires, era el máximo
tribunal en materia penal de esa provincia, por lo tanto, interpuso la acción ante el Tribunal
de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires.
La Sala III de ese Tribunal rechazó el hábeas corpus fundándose en que no era el
órgano competente para entender en esa acción, toda vez que “…no correspondía tomar
una única decisión que englobase situaciones plurales indeterminadas, aun cuando estén,
de manera significativa, referidas a un problema común…” (pág. 18 fallo Verbitsky). Asi-
mismo, funda también su decisión en que “…la acción de hábeas corpus, no autorizaba –
en principio– a sustituir a los jueces propios de la causa en las decisiones que les incumben,
de modo tal que la reparación de las agravaciones de las condiciones de detención denun-
ciadas en la presentación debía encontrar remedio en los respectivos órganos jurisdiccio-
nales a cuya disposición se hallaban los detenidos… (pág. 18 fallo Verbitsky).
El CELS interpuso recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Bue-
nos Aires, quien lo rechazó, por considerar que la decisión impugnada no era una sentencia
definitiva.
Por tal motivo, el CELS interpone Recurso Extraordinario Federal que fue denegado
y luego se interpone la correspondiente Queja.
Finalmente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, hace lugar al hábeas corpus
correctivo y colectivo interpuesto por el CELS.
Para así decidir, previamente realizó varias audiencias con representantes del Poder
Ejecutivo provincial, con distintos amicus curiae y en su parte resolutiva establece, entre
otras cosas, que las reglas mínimas para el Tratamiento de Reclusos de las Naciones Uni-
das, configuran las pautas fundamentales a las que debe adecuarse toda detención.
En lo que respecta al hábeas corpus colectivo, la corte en los considerandos 15 a 19,
habla específicamente del hábeas corpus colectivo y sostiene: “…pese a que la Constitu-
ción no menciona en forma expresa el hábeas corpus como instrumento deducible también
en forma colectiva, tratándose de pretensiones como las esgrimidas por el recurrente, es
lógico suponer que si se reconoce la tutela colectiva de los derechos citados en el párrafo
segundo, con igual o mayor razón la Constitución otorga las mismas herramientas a un
bien jurídico de valor prioritario y del que se ocupa en especial, no precisamente para re-
ducir o acotar su tutela sino para privilegiarla…” (pág. 32 del Fallo Verbitsky).
Es por este fundamento que la Corte admite el hábeas corpus colectivo.
332
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Capítulo 16
EL HÁBEAS DATA
Por Ornela Flavia Vanzillotta
16.1. Introducción
Cuando nos referimos al hábeas data, lo primero que se nos viene a la mente es que
se refiere a una garantía, o una acción judicial, o algo relacionado con las ciencias jurídicas.
Sin embargo, cuando ingresamos en la etimología, el análisis deviene un poco más pro-
fundo.
“Habeas” procede del latín “habeo, habere”, y en consecuencia deviene del verbo “ha-
ber”, como sinónimo de “tener”. “Data”, en cambio, proviene del latín “datum”, de la
misma raíz que el verbo latino “do, das, dedi, datum, dare”, lo cual es igual a “ofrecer”. Los
diccionarios de la lengua inglesa traducen “datum, data”, por “facts” o “things certainly
known”. En portugués, el “data” es traducido por “documentos”, “datos” o “informacio-
nes”, que constan en archivos o bancos de datos.
Así, una interpretación estrictamente lingüística del hábeas data se traduciría en:
“Tendrás tus datos”, o si la dotamos de un poco más de elaboración contextual, podría ser
“toma los datos que están en tu poder y entrégaselos al interesado” … para que, eventual-
mente, este pueda conocer su información, y eventualmente, defenderse de algún atrope-
llo1”
Son varios los autores, que concuerdan en que la expresión hábeas data es utilizada
a modo de empréstito terminológico de la de hábeas corpus. Mientras que “hábeas corpus”
significa “se traiga, se exhiba, o presente el cuerpo”, el hábeas data denota que “se traigan,
exhiban los datos”.2
La palabra “datos” se utiliza, adrede, en un sentido amplio a fin de conferir la pro-
tección más amplia posible a los derechos de las personas afectadas, independientemente
de la forma particular en que se recopilen, se almacenen, se recuperen, se usen o se difun-
dan los datos. Pero si la contextualizamos dentro de la típica acción de hábeas data, nota-
remos que al utilizar la expresión “datos personales”, nos indica que ellos abarcan la
información que identifica o puede usarse de manera razonable para identificar a una per-
sona en particular de forma directa o indirecta, especialmente por referencia a un número
de identificación o a uno o más factores referidos específicamente a su identidad física,
fisiológica, mental, económica, cultural o social.
En el sentido estrictamente jurídico, el hábeas data es un recurso legal, una garantía
que se encuentra a disposición de todo individuo mediante la cual se le permite acceder a
334
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
un largo proceso antes de ser sancionada, ya que a lo largo de los años y en repetidas
ocasiones el proyecto perdió fuerza dentro del Congreso Nacional. Cesando en su estado
parlamentario debido a los grandes intereses económicos que el proyecto de ley ponía en
pugna, principalmente por el feroz lobby y la presión que ejercían los intereses económicos
vinculados con las empresas de datos comerciales.
Según M. A. Gelli6, la determinación de los lindes del hábeas data implicaba el ejer-
cicio y distribución del poder, ya que exigía, por un lado, la intervención del Estado como
“mediador” entre intereses desiguales, los bancos de datos, y por otro, el titular de esos
datos, introduciendo un importante criterio de legitimidad política de los sistemas demo-
cráticos tecnológicamente desarrollados. Opina la autora que quizás la demora en sancio-
nar la ley de protección de datos se debió, en gran parte, al temor a los eventuales perjuicios
y trabas que podrían ocasionar a las actividades financieras, comerciales, periodísticas o de
publicidad dentro del Estado Argentino.
6. Gelli, M.A.: Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, Tercera edición ampliada y
actualizada, Buenos Aires, La Ley, 2005, comentario al artículo 43, pág. 639.
7. Artículo 43.- Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de
particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad
o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley.
En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u
omisión lesiva. Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo rela-
tivo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como
a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas
de su organización. Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos
a ella referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados
destinados a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rec-
tificación, confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes
de información periodística. Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera
la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en
el de desaparición forzada de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afec-
tado o por cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado
de sitio.
336
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
11. Gelli, M.A.: Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, Tercera edición ampliada y
actualizada, Buenos Aires, La Ley, 2005, comentario al artículo 43, pág. 636.
12. Sancionada el 4.10.2000, promulgada parcialmente mediante Decreto 995/2000 del 30.10.2000,
13.Gelli, M.A.: Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, Tercera edición ampliada y
actualizada, Buenos Aires, La Ley, 2005, comentario al artículo 43, pág. 655.
338
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
La ley define ciertos conceptos. Si bien tiene una redacción muy clara, exenta de
codificaciones y que puede ser interpretada por cualquier ciudadano, se destacan los con-
ceptos y procedimientos que incorpora respecto de los datos personales sensibles, el dere-
cho de acceso, su solicitud, y sus plazos de cumplimiento.
Respecto de los primeros, podríamos dar una definición aproximada entendiendo
por tales a los datos que afectan a los aspectos más íntimos de las personas físicas. Según
el contexto cultural, social o político, esta categoría podría abarcar, por ejemplo, datos
relacionados con la salud personal, las preferencias sexuales, las creencias religiosas o el
origen racial o étnico. En ciertas circunstancias podría considerarse que estos datos mere-
cen protección especial porque, si se manejan o divulgan de manera indebida, podrían
conducir a graves perjuicios para la persona o a discriminación ilegítima o arbitraria. Si bien
es cierto que la sensibilidad de los datos personales puede variar según la cultura y cambiar
con el tiempo y que los riesgos de ocasionar daños reales a una persona como consecuencia
de la divulgación de datos podrían ser insignificantes en una situación en particular pero
podrían poner en peligro la vida en otra, es muy importante la regulación de los mismos
ya que, a pesar de que el contexto donde esté inserto pueda variar, y con él las implicancias
que tenga una violación a tales derechos, su aproximación conceptual y por consiguiente
su protección, legitiman concretamente una esfera de intimidad y privacidad de las perso-
nas, que no puede ser violentada sin que ello acarree una flagrante violación a la esfera
individual de cada individuo.16
Sagüés17 se pregunta qué quiere decir registro o banco de datos “público” y responde
que existen dos acepciones: en una primera puede entenderse como “de acceso”, “de uso”
o “del” común de la gente; en un segundo significado, se entiende por “público” cualquier
organismo o actuación que concierna al gobierno, en cualquiera de sus órdenes. La norma
constitucional alude a cualquiera de los registros o archivos de organismo estatal, sea o no
de acceso para el público, pues la misma contempla dos categorías de registros o bancos
de datos susceptibles de hábeas data: los “públicos” y “los privados destinados a proveer
informes”; en el primer caso se está refiriendo a bases de datos del Estado y en el segundo
a las de particulares.18
A diferencia de los archivos, registros y bancos de datos públicos, en los de carácter
privado tanto la norma legal como la disposición constitucional exigen que estén “destina-
dos a dar informes”, aunque esta última utiliza la expresión “destinados a proveer infor-
mes”.
16. El principio de reserva complemente al principio de Legalidad (Art. 19 CN). “Las acciones priva-
das de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un
tercero, están solo reservados a Dios y exentas de la autoridad de los Magistrados. Ningún habitante
de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la Ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.
17. Badeni, G.: Reforma constitucional e instituciones políticas, Bs. As., Ad-Hoc, 1994, pág. 255.
Se afirma que el acceso a los datos registrados en organismos públicos o privados “se limita al caso
que estén destinados a su difusión”.
18. Sagües, N.P.: “El hábeas data contra organismos estatales de seguridad”, en L.L. 2000-A-352.
340
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
342
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
interferencias arbitrarias o abusivas o ataques abusivos”, y que “toda persona tiene derecho
a la protección de la ley contra tales interferencias o ataques”. Vemos por tanto que la
privacidad es un derecho que tiene toda persona para preservar la vida privada del marco
social claramente reconocido por la ley.27
¿Y cómo podemos relacionar al instituto de protección de los datos personales con
la privacidad o la intimidad? Muy sencillo. Basta pensar en que los ataques a la privacidad
se realizan generalmente a través de la búsqueda y difusión de información, especialmente
desde la masificación de las redes sociales, el uso de Facebook, Twitter, Instagram, y el
hecho de “creer” que cualquiera de estas redes opera como un diario íntimo. He aquí el
error de creernos intocables, eruditos tecnológicos ante la fiebre de “contarlo todo” y de
“subir todo a facebook”, y luego sentirnos pequeñitos ante la magnitud que adquiere todo
en esa vida “online” paralela. Si bien hay ejemplos mucho más clásicos en la historia mun-
dial, creo que estos son los más cotidianos, avergonzantes y comunes hoy en día.
Es importante destacar que tanto el derecho a la privacidad y la reputación como el
derecho de libertad de expresión no son absolutos y deben ser armonizados y balanceados,
de forma tal que no desemboquen en la negación de otros derechos. En cuanto al artículo
11, aunque la Convención no establece las circunstancias en que este derecho puede ser
restringido o limitado, el artículo 32.2 de la Convención prescribe las reglas interpretativas
a las cuales se suscriben dichas restricciones. Entonces, de un raudo análisis por esas cau-
sales, notamos que los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los
demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una socie-
dad democrática.
El tema de la protección de datos personales debe operar como una norma de reco-
nocimiento de los derechos fundamentales, que tienen que ser obligatoriamente tutelados
por el Estado. Esta gama de derechos forma el núcleo de identidad de las personas, sus
patrones, perfil personal e individual, sus modos de vida, sus propósitos o proyectos, es
decir, toda la caracterización social del individuo.28
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha confirmado el derecho a la pri-
vacidad. Además, la constitución y las leyes fundamentales de muchos Estados Miembros
de la OEA garantizan el respeto y la protección de la privacidad, la dignidad personal y el
honor familiar, la inviolabilidad del hogar y las comunicaciones privadas, los datos perso-
nales y conceptos conexos. Casi todos los Estados Miembros de la OEA han adoptado
algún tipo de ley con respecto a la protección de la privacidad y los datos (aunque sus
disposiciones varían considerablemente en lo que se refiere a su enfoque, ámbito de apli-
cación y contenido).29
Comité Jurídico Interamericano (agosto de 2013), el Presidente pidió al doctor David P. Stewart que
actuara en calidad de relator del tema. En este sentido, se pidió a los Estados Miembros de la
344
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
La misma Reforma Constitucional que incorporó el art. 43, y con él la garantía del
hábeas data, incorporó el art. 75 inciso 22, mediante el cual se otorgó jerarquía constitu-
cional a un conjunto de tratados de derechos humanos, dentro de los cuales se encuentra
la Convención Americana de Derechos Humanos (conocida también como Pacto de San
José de Costa Rica). En el ámbito de la misma, se ha reconocido el derecho de acceso a la
información como un requisito indispensable para el funcionamiento mismo de la demo-
cracia. En el sistema democrático representativo y participativo, la ciudadanía ejerce sus
derechos constitucionales de participación política, votación, educación y asociación entre
otros, a través de una amplia libertad de expresión y de un libre acceso a información.
actualizada, Buenos Aires, La Ley, 2005, comentario al artículo 43, pág. 640.
346
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
348
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
16.11. Conclusión
Por todo lo expuesto, es relevante señalar como conclusión que más allá de las dila-
ciones y obstáculos que demoraron tanto la Reforma Constitucional como la entrada en
vigencia de la tan mentada y necesaria ley de Protección de Datos Personales, los resultados
ya están a la vista, y hoy en día el común de la población conoce sus derechos al respecto,
y fundamentalmente, tiene herramientas para ejercerlos.
Consideramos de vital importancia la labor que ha realizado desde el año 2001 a esta
parte la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales (DNPDP), que se ha ocu-
pado de regular, controlar y dirigir a las bases de datos, propiciando un ámbito de encuen-
tro, reflexión, e inclusive operando como mediador en circunstancias que así lo ameritaban.
Como instrumento judicial, el hábeas data garantiza que se protejan no solo los datos,
sino que su aplicación es mucho más amplia debido a que su restricción generalmente
vulnera otros derechos, como los explicados anteriormente (derecho a la intimidad, al ho-
nor, a la privacidad, a la verdad), y por eso es muy importante conocer su aplicación, los
supuestos en los cuales se aplica y la manera de hacerlos valer.
Por eso es que consideramos que cada uno de nosotros debe asumir un compromiso
con la patria y con los alumnos, amigos, familiares, colegas y compañeros de trabajo, de
transmitir la importancia del conocimiento, del acceso a la información pública, de la trans-
parencia de los actos de Gobierno, y fundamentalmente, de nuestros deberes y obligacio-
nes como ciudadanos y ciudadanas, para garantizar siempre, en todas las órbitas estatales,
el debido cumplimiento de las obligaciones asumidas internacionalmente, y nunca olvidar
que para el correcto funcionamiento de las instituciones, se debe obrar con un completo
respeto hacia las estructuras preestablecidas, de acuerdo con la moral y el orden público, y
sabiendo que el principal garante de nuestros derechos es, primigeniamente el Estado, y
luego, mucho después, se debe recurrir a una instancia internacional. Porque la Patria co-
mienza desde adentro, y por cada uno de nosotros.
16.12. Bibliografía
Doctrina
Quiroga Lavie, H.: Constitución de la Nación Argentina Comentada, 3ª edición,
Buenos Aires, Zavalía, 2000.
Travieso, J.A.: Derecho Internacional Público, Buenos Aires, Abeledo Perrot,
2012.
Bergel, S.D.: “El hábeas data: instrumento protector de la privacidad” en Revista de
derecho privado y comunitario, Nº 7, Buenos Aires, 1994.
Flores Dapkevicius, R.: El hábeas data, Buenos Aires, Editorial B de F, 2004.
Pinto, M.: Temas de derechos humanos, Buenos Aires, Editores Del Puerto,
1997.
350
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Jurisprudencia
CSJN, “Siri, Angel s/interponer recurso de Hábeas Corpus”, Fallos
239:459.
CSJN, “Kot, Samuel S.R.L. s/ recurso de hábeas corpus”, Fallos 241:291.
CSJN, “Urteaga, Facundo R. c. Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Ar-
madas”, Fallos 321:2767.
Corte IDH, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y otros vs. Perú)
Serie C No. 71 Sentencia del 14 de marzo de 2001, párr. 45.
CSJN, “Ganora, Mario F. y otra”, en L.L. 2000-A-352.
Anexo – Links
“Hábeas data”, por Marcia Muñoz de Medrano, publicado en http://bi-
blio.juridicas.unam.mx/libros/5/2264/4.pdf
Hernández, J.C.: “La protección de datos personales en internet y el hábeas
data”, en http://www.corteidh.or.cr/tablas/r32012.pdf, 2012.
Informe del Comité Jurídico Interamericano “Privacidad y Protección de
Datos Personales”, 86° Período de Sesiones, 23 al 27 de marzo de 2015,
OEA/SerQ, CJI/doc 474/15 rev.2, Original: inglés.
Informe de la Relatoría de la Libertad de Expresión: Motivos, orígenes y
fundamentos, publicado en http://www.oas.org/es/sla/ddi/proteccion_da-
tos_personales.asp
Corte Suprema de Justicia de la Nación Secretaría de Jurisprudencia “Há-
beas Data”, en http://www.csjn.gov.ar/data/Habeasdata.pdf, 2012.
Declaración de Principios de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información, de 2003, en: http://www.itu.int/wsis/docs/geneva/official/dop-
es.html
352
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
354
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
2. F.D. Roosevelt, Winston Churchill (en representación del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
del Norte), Maxim Litvinov (por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y T. V. Soong (por
la República Popular de China), firmaron este breve documento que luego se diera a conocer como
la Declaración de las Naciones Unidas. No fue hasta el día siguiente que se sumaron los represen-
tantes de otras 22 naciones más. Los signatarios se comprometían a poner su máximo empeño en la
guerra y a no firmar una paz por separado. La primera y fundamental cláusula de la declaración
señalada dispone que los países concurrentes y signatarios: “(…) han suscrito un programa común
de propósitos y principios enunciados en la declaración conjunta del presidente de los Estados Uni-
dos de América y del primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte,
fechada el 14 de agosto de 1941, y conocida como la “Carta del Atlántico” (Fuente:
http://www.un.org/es/aboutun/history/declaration.shtml).
356
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Sin perjuicio de otros organismos que componen la ONU –que cuentan con atribu-
ciones específicas en cada materia–, la Carta de la ONU en su Capítulo III establece la
nómina de órganos –fundacionales– de carácter “principal” (“órganos principales”): i) la
Asamblea General, ii) el Consejo de Seguridad, iii) el Consejo Económico y Social, iv) el
Consejo de Administración Fiduciaria, v) la Corte Internacional de Justicia y vi) la Secre-
taría General.
A continuación, nos abocaremos a analizar las características fundamentales de los
mencionados órganos, así como las funciones asumidas en materia de protección de los
derechos humanos.
358
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
360
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
362
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
segregados de “Estados enemigos” y territorios voluntariamente colocados bajo este régimen por
los Estados responsables de su administración.
18.El último territorio en hacer lo propio fue el territorio en fideicomiso de las Islas del Pacífico
(Palau), administrado por los Estados Unidos de América.
364
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Toda decisión de la Corte, se tomará por mayoría de votos de los magistrados pre-
sentes y, en caso de empate, decidirá el voto del Presidente. Asimismo, el fallo de la Corte
será motivado con mención de los magistrados que han formado parte en la decisión.
Dicha decisión de la Corte es definitiva e inapelable al tiempo que solo resulta obligatoria
para las partes en litigio y respecto del caso que ha sido decidido.
En lo que respecta a su función contenciosa y de acuerdo con el compromiso asu-
mido en la Carta de la ONU, los Estados parte en la controversia deben de cumplir con lo
dispuesto en las decisiones de la Corte en todo litigio en que alguno sea parte. Sin perjuicio
de ello se prevé también la posibilidad de que una de las partes del litigio no cumpla con
las obligaciones que la Corte imponga, facultando a esta última a recurrir al Consejo de
Seguridad a fin de solicitar el dictado medidas o recomendaciones que logren concretar la
ejecución del fallo.
Como puntualizáramos previamente, la Corte también puede emitir opiniones con-
sultivas respecto sobre la interpretación y alcance que corresponden asignar a normas in-
ternacionales, a solicitud de cualquier organismo autorizado por la Carta de la ONU. Esta
se realiza mediante solicitud escrita. Una vez recibida, el Secretario notificará a todos los
Estados que tengan derecho a comparecer ante la Corte. Finalmente, la Corte pronunciará
su opinión consultiva en audiencia pública, previa notificación al Secretario General de la
ONU y a los representantes de los estados parte de la ONU y de las organizaciones inter-
nacionales con interés directo en la materia.
20. Para llevar a cabo todas las tareas que tiene encomendada la Secretaría General, la misma cuenta
con diversas oficinas. Las principales son la Oficina Ejecutiva del Secretario General, Oficina de
Servicios de Supervisión Interna, Oficina de Asuntos Jurídicos, Departamento de Asuntos Políticos,
366
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
17.4. Bibliografía
ABC de las Naciones Unidas. ed. act., Nueva York, Naciones Unidas, 2000.
http://www.un.org/
Cacheiro Frías, R.O.: La organización de las Naciones Unidas: teoría y prác-
tica, Buenos Aires, Dunken, 2010.
Carta de las Naciones Unidas y Estatuto de la Corte Internacional de Justi-
cia. Nueva York, Naciones Unidas. Departamento de Información Pública, 1997.
La ONU en síntesis, Nueva York, Naciones Unidas. Departamento de In-
formación Pública, 1995.
Cushman Coyle, D.: Las Naciones Unidas: cómo funcionan, México, D.F., Pax-
México, 1967.
Bailey, S.D.: La secretaría de las Naciones Unidas, México, D.F., Diana, 1966.
368
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
15034. Más, con el transcurso de los años, se tornó ineficiente, burocrática y fue altamente
cuestionada como Órgano de protección de Derechos Humanos.
Su última Sesión fue celebrada en Ginebra en marzo 27 de 2006,5 de este modo fue
suplida por un nuevo Órgano denominado Consejo de Derechos Humanos, en adelante
de modo indistinto “el Consejo” Creado en virtud a una Resolución dictada por Asamblea
General de las Naciones Unidas en marzo 15 de 2006.6
Así esta Resolución en su parte pertinente:
1. “Decide establecer el Consejo de Derechos Humanos con sede en Gi-
nebra, en sustitución de la Comisión de Derechos Humanos, como órgano sub-
sidiario de la Asamblea General…”.7
4. ECSOC E/1503 (XLVLLL) mayo 27 1970 ésta Resolución fue revisada en junio 10 de 2000 para
establecer un nuevo procedimiento de denuncias.
www.ohchr.org/SP/HRB.dies/HRC/Pages/Complaint.aspx.
5. Sexagésima, segunda y última sesión de la Comisión de Derechos Humanos.
6. A/RES/60/251. Aprobada por 170 votos a favor, cuatro votos en contra de Estados Unidos e
Israel, Palau e Islas Marshall, tres abstenciones de Bielorrusia, Irán y Venezuela. Disponible en un-
docs.org/A/RES/60/251.
7. Texto parte pertinente 1. de lo decidido en la citada Resolución
8. Ibíd. N° 14.
9. Ibíd. N° 6.
372
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
a. Duración del EPU: En principio fue un ciclo de cuatro años, pero desde el segundo
ciclo fue ampliado a cuatro años y medio, ello conforme con el calendario elaborado por
el Consejo.
b. Troikas: Se denomina Troica a los tres relatores que se ocupan del examen de cada
Estado, estos son seleccionados por sorteo entre los miembros del Consejo, conforme el
criterio de representación geográfica. Para el examen de cada Estado se establece una
Troika diferente
13. Véase letra “e” 1.2. Funciones del Consejo en el presente capítulo.
14. Resolución 5/1. Consejo de Derechos Humanos numeral. 2. Objetivos.
15. Ibíd. I. Mecanismo de Examen Periódico Universal A. Base del examen (lo resaltado se corres-
374
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
22. Ibíd. I. Grupo de Trabajo sobre las Comunicaciones, párrafos 91/ 95.
23. Ibíd. 2. Grupo de Trabajo sobre las Situaciones párrafos 96 /99.
376
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
18.6. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Huma-
nos
18.6.1. Introducción
378
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En 2015 las Naciones Unidas cumplieron setenta años desde aquel junio de 1945 en
que unos pocos Estados aprobaron la Carta constitutiva. Sus logros, aciertos y desaciertos
en el área de uno de sus pilares básicos –los derechos humanos– podemos evaluarlos como
singularmente satisfactorios.
En esta impensada retrospectiva corresponde señalar algunos hechos trascendentes
como la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos el 10 de diciembre
de l948; seguida del dinámico y evolutivo proceso de codificación de los derechos humanos
en instrumentos internacionales diversos, los que conforman el Corpus Iuris del Derecho
de los Derechos Humanos; la segunda Conferencia Internacional de derechos humanos
celebrada en 1993, sus recomendaciones dieron paso a transformaciones trascendentes en
lo que respecta a la modificación y perfeccionamiento de mecanismos más eficaces de
promoción y protección de los derechos humanos; como el Consejo de Derechos Huma-
nos con su específica construcción institucional; la creación de nuevos órganos como el
Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
Los axiomas de paz, seguridad y derechos humanos; democracia y derechos humanos
son ambiciosos y aún merecen ser consolidados con compromisos y acciones de la comu-
nidad internacional en su conjunto.
La ONU ha sobrevivido, pese a complejos contextos geopolíticos, ha afrontado reali-
dades cruentas como los genocidios del siglo XX, se ha permitido vencer obstáculos y
crisis que demandaron inmediatez y efectividad. Como Organismo Internacional ha de-
mostrado acabada solidez
El 1° de enero de 2007 el Sr Ban Ki – moon se convirtió en el octavo Secretario
General de las Naciones Unidas y ha dicho “Los derechos humanos y las libertades fun-
damentales son el alma de las Naciones Unidas”.
18.7. Bibliografía
36. www.ohchr.org/SP/aboutUs/Pages/WhoWeare.aspx.
380
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
19.3. Características
en vigor el 1 de julio de 2002 al recibir la 60ma. ratificación. Actualmente 123 Estados han ratificado
el Estatuto de Roma. Información disponible en https://www.icc-cpi.int/en_menus/asp/sta-
tes%20parties/Pages/the%20states%20parties%20to%20the%20rome%20statute.aspx#
384
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
b. Complementariedad
Los Estados tienen la obligación primaria de investigar, procesar y castigar a los res-
ponsables de haber cometido los más graves crímenes de trascendencia para la comunidad
internacional en su conjunto. De este modo, el Estatuto de Roma erige a la Corte Penal
Internacional en garante de la comunidad internacional mediante la función de prevenir y
corregir el incumplimiento por parte de los Estados de aquella obligación primaria. 17
Su carácter complementario, propio de los mecanismos internacionales y regionales
de protección de los derechos humanos, significa que solo podrá ejercer su competencia
ante la inoperancia de las jurisdicciones nacionales penales 18, por no querer (falta de vo-
luntad)19 o no poder perseguir un delito sobre el cual tengan competencia, ignorando los
15. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de acuerdo con las facultades que le otorga el
Capítulo VII de la Carta decidió crear por medio de la Resolución 808, de fecha 22/02/1993, “un
Tribunal Penal Internacional para el procesamiento de las personas responsables de las serias viola-
ciones de derecho internacional humanitario cometidas en el territorio de la ex-Yugoslavia desde
1991”. Su objetivo principal es el juzgamiento de los responsables de: 1) Infracciones graves a los
Convenios de Ginebra (Derecho de Ginebra) 2) Violaciones de las leyes o costumbres de la Guerra
(Derecho de La Haya) 3) Crímenes de Genocidio 4) Crímenes de Lesa Humanidad.
16. El CSNU, actuando en virtud del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, decidió esta-
blecer un Tribunal Internacional con el propósito exclusivo de enjuiciar a los responsables de geno-
cidio y otras graves violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en el territorio de
Ruanda y a ciudadanos de Ruanda responsables de genocidio y otras violaciones de esa naturaleza
cometidas en el territorio de Estados vecinos entre el 1 de enero de 1994 y el 31 de diciembre de
1994. Así, fue creado el 08/11/1994 a través de la resolución 955 del Consejo de Seguridad. Por
medio de la resolución 977 del 22/02/1995, el Consejo de Seguridad estableció la oficina central del
Tribunal en Arusha, Tanzania.
17. Álvarez, E.M.: “El principio de complementariedad de la jurisdicción de la Corte Penal Interna-
que la CPI podrá intervenir, si hay falta de voluntad estatal, teniendo en cuenta los principios de un
proceso con las debidas garantías reconocidas por el derecho internacional y si se dan alguna de las
siguientes circunstancias, que hacen al análisis de su admisibilidad: Que la decisión nacional haya sido
adoptada con el propósito de sustraer a la persona de que se trate de su responsabilidad penal por
crímenes de la competencia de la Corte; que haya habido una demora injustificada en el juicio que,
dadas las circunstancias, sea incompatible con la intención de hacer comparecer a la persona de que
se trate ante la justicia; el proceso no haya sido o no esté siendo sustanciado de manera independiente
o imparcial y haya sido o esté siendo sustanciado de forma en que, dadas las circunstancias, sea
incompatible con la intención de hacer comparecer a la persona de que se trate ante la justicia. La
Corte examinará si el Estado, debido al colapso total o sustancial de su administración nacional de
justicia o al hecho de carecer de ella, no puede hacer comparecer al acusado, no dispone de las
pruebas y los testimonios necesarios o no está, por otras razones, en condiciones de llevar a cabo el
juicio.
19. Por ejemplo, a través de la realización de un procedimiento solo aparente, dilación procesal, falta
de independencia o imparcialidad.
386
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
23. Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución
2391 (XXIII), de 26/11/1968. Entró en vigor el 11/11/1970, de conformidad con el artículo VII.
24. Véase artículo 27, Estatuto Corte Penal Internacional. Véase también, artículo 98.
25. Véase Kai Ambos: “Inmunidades en derecho (penal) nacional e internacional”, Anuario de Derecho
Latinoamericano, (2005), pp. 692-718. Disponible en Biblioteca Virtual del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/dconstla/cont/2005.2/pr/pr15.pdf.
26. Artículo 7: el cargo oficial de los acusados, ya sean Jefes de Estado o funcionarios a cargo de
Departamentos del Gobierno no les exonerará de las responsabilidades ni servirá para atenuar la
pena.
27. Principio III. “El hecho de que la persona que haya cometido un acto que constituya delito de
derecho internacional haya actuado como Jefe de Estado o como autoridad del Estado, no la exime
de responsabilidad conforme al derecho internacional”.
28. Artículo IV: las personas que hayan cometido genocidio o cualquiera de los otros actos enumera-
388
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
19.4. Competencia
35. Se trata de un supuesto de jurisdicción automática, una vez que el Estado ratificó o adhirió al
declaración, dejando a Colombia como el único Estado Parte con una declaración bajo el artículo
124. En varias ocasiones, las autoridades colombianas declararon públicamente sus intenciones de
retirar la declaración de Colombia bajo el artículo 124 y, a pesar de que nunca se llevó a cabo una
acción semejante, los efectos de dicha declaración en Colombia expiraron el 1° de noviembre de
2009. Información disponible en: http://www.iccnow.org/?mod=article124. Última visita:
16/01/2016.
38. Gramajo, J.M.: El Estatuto de la Corte Penal Internacional, Buenos Aires, Ábaco de Rodolfo de Palma,
2003, p. 141.
39. Véase artículo 14, Estatuto de la CPI.
40. Véase artículo 17, Acuerdo de relación entre la Corte Penal Internacional y las Naciones Unidas.
41. Resolución 1970 (2011). Aprobada por el Consejo de Seguridad en su 6491a sesión, celebrada el
26 de febrero de 2011.
42. Véase artículo 15, Estatuto de la CPI.
43. Información disponible en: http://www.iccnow.org/?mod=casessituations&lang=es y
https://www.icc-cpi.int/EN_Menus/icc/Pages/default.aspx. Última visita 17/01/2016.
390
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
solo mediante el castigo de los individuos que cometen tales delitos pueden aplicarse las disposiciones del
derecho internacional”.50
La competencia ratione personae de la CPI está limitada a las “personas naturales” 51, y
especifica que nada de lo dispuesto en el Estatuto “respecto de la responsabilidad penal de
las personas naturales afectará a la responsabilidad del Estado conforme al derecho inter-
nacional”.52
Como formas de autoría se reconocen: la autoría individual, coautoría y autoría me-
diata. Como formas de participación se prevén la de quien ordene, proponga o induzca la
comisión de ese crimen, ya sea consumado o en grado de tentativa, cómplice o encubridor
o colabore de algún modo. La contribución deberá ser intencional. 53 La tentativa también
está contemplada.54 En este contexto, se establece que una persona será penalmente res-
ponsable y podrá ser penada por un crimen de competencia de la Corte, únicamente si los
elementos materiales del crimen se realizan con intención y conocimiento de los elementos
materiales del crimen.
También, el jefe militar o el que actúe efectivamente como jefe militar será penal-
mente responsable por los crímenes de la competencia de la Corte que hubieren sido co-
metidos por fuerzas bajo su mando y control efectivo, o su autoridad y control efectivo.
En lo que respecta a las relaciones entre superior y subordinado distintas de las ya señala-
das, el superior será penalmente responsable por los crímenes de la competencia de la
Corte que hubieren sido cometidos por subordinados bajo su autoridad y control efec-
tivo.55
A. Competencia material
El Estatuto especifica, explica y define cada uno de los delitos sobre los cuales tiene
competencia material. Asimismo, los complementa y explica con otros dos instrumentos
auxiliares: los Elementos de los Crímenes56 y las Reglas de Procedimiento y Prueba.57 Así,
los crímenes bajo la competencia de la CPI son los crímenes de guerra, crímenes de lesa
humanidad y genocidio, y agresión (aún no en vigor). 58
cionalmente por la violación a la Convención de 1948 sobre la Prevención y el castigo del Delito de
Genocidio, y a la prohibición del delito de genocidio – en tanto se trata de una norma consuetudinaria
y de jus cogens–y también frente al mismo hecho, un individuo puede tener responsabilidad penal
internacional individual.
53. Véase artículo 25 (3) b, c y d, Estatuto de la CPI.
54. Véase artículo 25 (3) f, Estatuto de la CPI.
55. Véase artículo 28, Estatuto de la CPI.
56. https://www.icc-cpi.int/en_menus/icc/legal%20texts%20and%20tools/official%20journal/Pa-
cial%20journal/Pages/rules%20of%20procedure%20and%20evidence.aspx . Adoptada el
09/09/2002. Entrada en vigor: 09/09/2002.
58. Durante la Conferencia de Revisión celebrada en Kampala a mediados del 2010, se logró adoptar
una definición para el crimen de agresión. Sin embargo, la CPI no podrá ejercer su jurisdicción sobre
392
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Así, concordando con Marcos Mollar y Paula Vernet, del análisis de la Convención
surge que el crimen de genocidio consta de tres elementos esenciales: 1) la identificación
de un grupo nacional, étnico, racial o religioso; 2) la intención de destruir, total o parcial-
mente, a este grupo (mens rea) y 3) la comisión de cualquiera de los actos mencionados
contra un grupo susceptible de ser identificado (el acto prohibido, actus reus).66
La definición adoptada en el Estatuto de Roma reafirma los elementos del tipo, en
sus dos aspectos: el físico y el biológico. La caracterización está dada por el elemento sub-
jetivo del tipo, configurándose si es un acto perpetrado con la intención de destruir total o
parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.67 Sin la configuración de este
dolo específico (intención de destruir total o parcialmente), estaremos en presencia de otro
crimen internacional, pero no de genocidio.
66. Véase Vernet, P.M. y Mollar, M.N.: “El concepto de genocidio en el derecho internacional actual
2003, p. 124-125.
394
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
del delito, y con la determinación del papel que, a este respecto, correspondería al Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas.
Finalmente, la Conferencia Diplomática adoptó una cláusula programática, dejando
para una Conferencia de Revisión futura la definición de dicho delito y la adopción de
normas complementarias.73 Así, el Estatuto de Roma siempre incluyó el crimen de agresión
en su competencia material74, mas dicho crimen no podía ser investigado ni perseguido
hasta que el tratado constitutivo fuese enmendado a efectos de que se definieran y estable-
cieran las condiciones jurisdiccionales para que la Corte Penal Internacional ejerza su com-
petencia sobre él. Luego de dos semanas de intensos debates y años de trabajos
preparatorios, el 11 de junio de 2010 la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma
adoptó por consenso las enmiendas al Estatuto de Roma que incluyen una definición para
el crimen de agresión y un régimen sobre cómo la CPI ejercerá su jurisdicción sobre este 75.
Se desarrolló de manera consistente con el artículo 5 del Estatuto.76 Numerosas dificulta-
des legales y políticas tuvieron que ser superadas antes de alcanzar el consenso sobre las
enmiendas.77 Finalmente, el término de las negociaciones se focalizó en cuatro asuntos: las
diferentes maneras de remitir o iniciar una investigación del crimen de agresión ante la
Corte78; la jurisdicción temporal; la autoridad del Consejo de Seguridad; y la definición del
crimen.79
logró adoptar una definición para el crimen de agresión. Sin embargo, la CPI no podrá ejercer su
jurisdicción sobre el crimen de agresión hasta que al menos 30 Estados Partes hayan ratificado o
aceptado las enmiendas y dos tercios de los Estados Partes hayan tomado una decisión para activar
la jurisdicción en cualquier momento, después del 1º de enero de 2017.
76. Así como con la Resolución F del Acta Final de la Conferencia de Roma y el trabajo continuo de
la Asamblea de Estados Partes. El artículo 5(2), estipula que la Corte ejercerá su competencia sobre
el crimen de agresión una vez que se adopte una disposición aceptable en la Conferencia de Revisión,
posterior a los siete años de entrada en vigor del Estatuto. Esta disposición debía definir el crimen y
las condiciones bajo las cuales la Corte sería competente respecto a este crimen, siempre conforme
con las disposiciones al respecto de la Carta de las Naciones Unidas.
77. Luego de dos semanas de intensos debates y años de trabajos preparatorios, el 11 de junio de
2010 la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma adoptó por consenso las enmiendas al Esta-
tuto de Roma que incluyen una definición para el crimen de agresión y un régimen sobre cómo la
CPI ejercerá su jurisdicción sobre éste. Las condiciones para la entrada en vigor consensuadas se
caracterizaron por ser del tipo escalonado, estableciendo que la Corte no podrá ejercer su jurisdicción
sobre el crimen hasta luego del 1º de enero de 2017, cuando la Asamblea de Estados Partes adopte
una decisión por dos tercios de Estados Partes y solo podrá hacerlo respecto de los crímenes de
agresión cometidos un año después de la ratificación o aceptación de las enmiendas por treinta Es-
tados Partes.
78. Véase Rohr, Aldana: “Competencia material de la Corte Penal Internacional respecto del Crimen
396
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
La Corte está compuesta por los siguientes órganos84: Presidencia; las Secciones Ju-
diciales: Sección de Apelaciones, Sección de Primera Instancia y Sección de Cuestiones
Preliminares; Fiscalía; Secretaría y otras Oficinas.
La Presidencia tiene como función primordial, sin perjuicio de otras que le asigne el
Estatuto, la “correcta administración de la CPI”, exceptuando las cuestiones relativas a la
Fiscalía. La Presidencia está compuesta por tres jueces de la CPI, elegidos para ocupar tales
cargos por el resto de los jueces de la CPI, quienes duran en sus cargos tres años.85 Actual-
mente, la Presidente de la CPI es la Dra. Silvia Alejandra Fernández de Gurmendi (Argen-
tina).86
Las secciones jurisdiccionales son tres y están compuestas por 18 jueces organizados
en la Sección de Apelaciones, la Sección de Primera Instancia y la Sección de Cuestiones
Preliminares. Los magistrados son elegidos entre personas de alta consideración moral,
imparcialidad e integridad, que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio de las
más altas funciones judiciales en sus respectivos países.87 Las funciones judiciales de la CPI
son realizadas en cada Sección por Salas.
La Sección de Cuestiones Preliminares está compuesta por no menos de 6 magistrados.
Las funciones de la Sala pueden ser realizadas por tres magistrados o por uno solo, de
conformidad con el Estatuto y con las Reglas de Procedimiento y Prueba. Tiene funciones
de supervisión del Fiscal y colabora con él en la investigación. Tiene la llave de acceso a la
jurisdicción de la Corte. Cuando el Fiscal tuviere razón para sospechar la posible comisión
de uno o más de los delitos de competencia de la Corte, debe iniciar una investigación
preliminar, tendiente a determinar prima facie, la existencia del delito. Solo después de ello,
el Fiscal podrá solicitar a la Sala de Cuestiones Preliminares la autorización para iniciar la
investigación del delito. Si esta última es concedida, y de la misma se deriva la existencia
de una o más personas sospechadas de ser autores, cómplices o encubridores del delito,
pasible de ser procesadas, el Fiscal deberá elevar la solicitud en tal sentido a la Sala de
Cuestiones Preliminares y solo en caso de resolución favorable al procesamiento, la CPI
podrá ejercer su jurisdicción en relación con esa persona.
Asimismo, todas las cuestiones relativas al rechazo de un Estado a aceptar la juris-
dicción de la CPI, son resueltas con carácter previo por la Sala de Cuestiones Preliminares.
La Sección de Primera Instancia está compuesta por no menos de seis magistrados, desa-
rrollando sus funciones en Salas de Primera Instancia formadas por tres jueces, con com-
petencia para el enjuiciamiento de conductas delictivas tipificadas en el Estatuto.
La Sección de Apelaciones es un Tribunal colegiado de cinco integrantes –incluido el
Presidente de la CPI–, subdividido en Salas (Cámaras o Chambers) que conocen los recursos
Público de la Universidad de Buenos Aire en la cátedra a cargo del Director de esta obra, Dr. Juan
Antonio Travieso.
87. Véase Res. ICC-ASP/14/24. Comité Asesor sobre Candidaturas a la CPI. Disponible en:
https://www.icc-cpi.int/iccdocs/asp_docs/ASP14/ICC-ASP-14-24-SPA.pdf
398
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
compuesto por representantes de los Estados que han ratificado y adherido al Estatuto de
Roma, teniendo cada Estado un voto.
La AEP decide sobre diversos temas, tales como la aprobación de textos normativos
y de presupuesto, la elección de los jueces y del Fiscal y/o los Fiscal(es) adjunto(s). Por
ejemplo, ha establecido un Fondo Fiduciario en Beneficio de las Víctimas de la CPI 95 a
favor de las víctimas de los crímenes de la jurisdicción de la CPI y los familiares de estas
víctimas.
19.6. Procedimiento
En el marco del Estatuto de Roma, como señala Salmón Garate, nos encontramos
frente a un procedimiento96 que se estructura en tres fases: (i) el examen preliminar; (ii) la
fase de investigación y enjuiciamiento y; (iii) el juicio oral que se da ante la Sala de Primera
Instancia y concluye con la emisión de una sentencia. Contra esta última se pueden inter-
poner dos recursos impugnatorios, a saber: (i) el recurso de apelación presentado ante la
Sala de Apelaciones y, (ii) el recurso de revisión presentado ante la propia Sala de Primera
Instancia, por el conocimiento de hechos nuevos. 97
Una vez que el imputado ha sido entregado a la CPI o ha comparecido voluntaria-
mente o en cumplimiento de una orden de comparecencia, la Sala de Cuestiones Prelimi-
nares se asegurará de que haya sido informado de los crímenes que le son imputados y de
los derechos que le reconoce el Estatuto, incluido el de pedir la libertad provisional. 98 Den-
tro de un plazo razonable, la Sala de Cuestiones Preliminares celebrará una audiencia para
confirmar los cargos sobre la base de los cuales el Fiscal tiene la intención de pedir el
procesamiento. La audiencia se celebrará en presencia del Fiscal y del imputado, así como
de su defensor.99
Finalmente, una vez culminada esta audiencia confirmatoria de cargos, empieza pro-
piamente el juicio.
Las penas que puede aplicar la CPI están establecidas en el artículo 77 del Estatuto,
y son las siguientes:
a) Reclusión por un número determinado de años que no exceda los treinta. 100
http://www.iccnow.org/documents/Salmon.pdf.
98. Artículo 60, Estatuto de la CPI.
99. Artículo 61, Estatuto de la CPI.
100. A los efectos ilustrativos, Lubanga Dyilo fue condenado a 14 años de prisión por alistar y reclutar
niños menores de 15 años para la Fuerza Patriótica para la Liberación del Congo y utilizarlos para
participar activamente en las hostilidades en el contexto de un conflicto armado sin carácter interna-
cional desde el 1 de septiembre de 2002 hasta el 13 de agosto de 2003 (artículo 8 (2) (e) (vii) del
Estatuto de Roma). Su sentencia fue confirmada por la Sala de Apelaciones. Asimismo, emitió una
decisión sobre los principios y el proceso a implementar para la reparación a las víctimas en el caso,
400
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
iv) Irretroactividad Ratione Personae104. Establece que nadie será penalmente respon-
sable de conformidad con el presente Estatuto por una conducta anterior a su entrada en
vigor, es decir, anterior al 1 de julio de 2002.
v) Imprescriptibilidad de los crímenes de competencia de la CPI.
402
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Uno de los problemas con los que se enfrenta la CPI es que a pesar de estar actuando
dentro de sus competencias, no tiene un poder coercitivo propio como órgano jurisdiccio-
nal internacional, que pueda hacer efectiva la manda convencional per se y, por ello, de-
pende de la voluntad estatal en brindar cooperación penal internacional.
Sin perjuicio de los esfuerzos y logros de la CPI, resulta un tanto apresurado poder
hacer un balance de su labor, a menos de 15 años de la entrada en vigor del Estatuto. No
obstante, continuaremos observando con entusiasmo y esperanza su actividad en la lucha
contra la impunidad de los crímenes más graves de trascendencia internacional.
19.11. Bibliografía
404
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
406
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
conocen pocos antecedentes. David Pischik es otro de esos nuevos valores a los que nos
acostumbraremos a citar. Los nuevos materiales bibliográficos van a contar con nuevos
intérpretes y temas que potencian el conocimiento humano.
7. Volvemos al relato
…El hombre se imaginó egoísta. Un sentimiento ajeno e impropio que causaba atur-
dimiento. Se justificaba con siete excusas, ninguna válida, aunque todas caducaban ante el
laurel del éxito. Muchos recuerdos: la chica del pelo violeta que encendió el Smartphone e
inicio el romance iluminado de amor blanco.
La tarea fue ardua y en el centro del recinto se veía el poliedro iluminado…
408
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
2. Travieso, J.A.: Historia de los Derechos Humanos y Garantías, Buenos Aires, Editorial Heliasta, 1993,
p. 259.
3. Declaración Americana, Considerando Cuarto.
4. Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el Marco del Artículo 64 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Corte IDH, O. C. N°10, 14/07/1989, parág. 47.
410
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
7. El primer Reglamento de la Corte fue aprobado por el Tribunal en su III Período Ordinario de
Sesiones, celebrado del 30 de junio al 9 de agosto de 1980; el segundo Reglamento fue aprobado en
su XXIII Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 9 al 18 de enero de 1991; el tercer Reglamento
fue aprobado en su XXXIV Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 9 al 20 de septiembre de
1996; el cuarto Reglamento fue aprobado en su XLIX Período Ordinario de Sesiones, celebrado del
16 al 25 de noviembre de 2000, el cual fue reformado en su LXI Período Ordinario de Sesiones,
celebrado del 20 de noviembre al 4 de diciembre de 2003, y en su LXXXII Período Ordinario de
Sesiones, celebrado del 19 al 31 de enero de 2009.
8. Artículo 18, Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aprobado mediante
Resolución N° 447 adoptada por la Asamblea General de la OEA en su noveno período ordinario
de sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, octubre de 1979, y modificaciones.
412
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
terna, por lo menos uno de los candidatos debe ser nacional de un Estado distinto del
proponente.
Conforme el Estatuto y el Reglamento de la Comisión, sus miembros duran cuatro
años en sus funciones y solo pueden ser reelegidos una vez, y en el caso de que no hayan
sido elegidos los nuevos miembros de la Comisión para sustituir a los que terminan sus
mandatos, estos continúan en el ejercicio de sus funciones hasta que se efectúe la elección
de los nuevos miembros. Asimismo, no puede formar parte de la Comisión más de un
nacional del mismo Estado.
El cargo de miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es in-
compatible con el ejercicio de actividades que pudieran afectar su independencia, su im-
parcialidad, o la dignidad o el prestigio de dicho cargo. Por tal motivo, al asumir sus
funciones, los miembros se comprometen a no representar a víctimas o sus familiares, ni
a Estados, en medidas cautelares, peticiones y casos individuales ante la CIDH, por un
plazo de dos años, contados a partir del cese de su mandato como miembros de la Comi-
sión.
10.Artículo 18, Reglamento Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Aprobado por la Co-
misión en su 137° período ordinario de sesiones, celebrado del 28 de octubre al 13 de noviembre de
2009 y modificado el 2 de septiembre de 2011 y en su 147º período ordinario de sesiones, celebrado
del 8 al 22 de marzo de 2013, para su entrada en vigor el 1º de agosto de 2013.
414
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Estas relatorías pueden funcionar como Relatorías Temáticas, las cuales están a cargo
de los miembros de la Comisión, quienes son designados por la Comisión en su primera
sesión del año o en cualquier otro momento que resulte necesario; o como Relatorías Espe-
ciales, a cargo de otras personas designadas por la Comisión conforme los siguientes pará-
metros:
a. convocatoria a concurso abierto para llenar la vacante, con publicidad de los crite-
rios a ser empleados en la elección de postulantes, de sus antecedentes de idoneidad para
el cargo, y de la resolución de la CIDH aplicable al proceso de selección;
b. elección por voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros de la CIDH y
publicidad de los fundamentos de la decisión.
Los relatores y relatoras especiales ejercen su cargo por un período de tres años,
renovable por un período más, a menos que el mandato de la relatoría concluya antes de
que se cumpla ese período. Las personas a cargo de las relatorías especiales ejercen sus
funciones en coordinación con la Secretaría Ejecutiva la cual puede solicitarles la prepara-
ción de informes sobre peticiones y casos. Asimismo, quienes están a cargo de las relatorías
temáticas y especiales actúan de manera coordinada con las personas responsables de las
relatorías de país.
En la actualidad se encuentran en funcionamiento las siguientes Relatorías Temáticas
y Especiales12:
• Relatoría sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
• Relatoría sobre los Derechos de las Mujeres.
• Relatoría sobre los Derechos de los Migrantes.
• Relatoría sobre los Derechos de la Niñez.
• Relatoría sobre Defensoras y Defensores de Derechos Humanos.
• Relatoría sobre los Derechos de las Personas Privadas de Libertad.
• Relatoría sobre los Derechos de las Personas Afrodescendientes y con-
tra la Discriminación Racial.
• Relatoría sobre los Derechos de las Personas Lesbianas, Gays, Bisexua-
les, Trans e Intersex.
• Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.
• Unidad sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
de marzo de 2015.
416
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
De acuerdo con las reglas generales en materia de aplicación de los tratados, las dis-
posiciones de un tratado no obligan a una parte respecto de ningún acto o hecho que haya
tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado para esa parte ni de
ninguna situación que en esa fecha haya dejado de existir.16 Por lo tanto, cuando se denun-
cie una violación a la Convención Americana u otro tratado del Sistema Interamericano,
la Comisión debe verificar que dicha petición o comunicación refiere a hechos ocurridos
con posterioridad a la entrada en vigor de dicho instrumento respecto del Estado denun-
ciado y mientras se encuentre en vigor respecto de este; no obstante, como ya se mencionó,
los Estados miembros de la OEA están sujetos ante todo a los principios de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Al respecto la CIDH ha manifestado:
“la Comisión no comparte la posible implicación del argumento de inadmisibilidad ratione
15. Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el Marco del Artículo 64
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Corte IDH, O. C. N°10, 14/07/1989, parág. 45.
16. Artículo 28, Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados entre Estados, Viena, 23 de
mayo de 1969.
418
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
demostrar, mediante declaración jurada y otros medios probatorios idóneos, que carece de
recursos suficientes para solventar dichos gastos.
Finalmente, la CIDH incluirá en las recomendaciones del informe del artículo 50 de
la Convención la estimación de los gastos que hayan sido realizadas con cargo al Fondo de
Asistencia Legal para que el Estado demandado realice el reintegro a dicho Fondo.
19.
Resolución 24/2014, Medida Cautelar N° 307-14, Asunto Julio César Cano Molina respecto de
Cuba, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 10 de septiembre de 2014, punto III 5).
420
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Asimismo, se produjo una ampliación de los casos en que se podía llegar a una solución
amistosa, además de los relativos a violaciones al derecho a la nacionalidad, garantías judi-
ciales, derecho a la reparación por las afectaciones causadas a víctimas de dictaduras, a la
igualdad ante la ley y libertad de expresión, se sumaron situaciones de ejecuciones extraju-
diciales, desapariciones forzadas y violaciones al derecho a la integridad física, que antes
no eran considerados objeto de un posible acuerdo. 22
Con la reforma al Reglamento del año 2000, se implementaron importantes avances
en el procedimiento de solución amistosa que continúan vigentes en la actualidad, princi-
palmente, el ofrecimiento de la solución amistosa como paso procesal previo a la decisión
sobre el fondo y la posibilidad de llegar a un acuerdo en cualquier etapa del examen de una
petición o caso.
En tal sentido, conforme la actual reglamentación del procedimiento ante la CIDH23,
este órgano puede ponerse, ya sea por iniciativa propia o a solicitud de parte, a disposición
de las partes, con el fin de llegar a una solución amistosa del asunto fundada en el respeto
de los derechos humanos establecidos en la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos, la Declaración Americana y otros instrumentos aplicables. Si bien en la práctica
general lo hace al momento de transmitir a las partes el informe de admisibilidad, la Comi-
sión está abierta a facilitar un acuerdo en cualquier etapa del proceso de sustanciación de
una petición.
Por otra parte, la CIDH también puede dar por terminada su intervención en el pro-
cedimiento de solución amistosa si advierte que el asunto no es susceptible de resolverse
por esta vía, o si alguna de las partes no da su consentimiento o no muestra voluntad de
llegar a un acuerdo fundado en el respeto de los derechos humanos.
Cuando se alcanza una solución amistosa, la Comisión aprueba un informe con una
breve exposición de los hechos y de la solución lograda, lo transmite a las partes y lo pu-
blica. Antes de aprobar dicho informe, la Comisión verifica si la víctima de la presunta
violación o, en su caso, sus derechohabientes, han dado su consentimiento en el acuerdo
de solución amistosa y que este brinde una solución respetuosa de los derechos humanos.
La CIDH realiza un seguimiento del cumplimiento de los acuerdos, solicitando in-
formación a las partes y celebrando audiencias o reuniones para verificar el cumplimiento
de los puntos acordados.
22.
Doc. Cit 19, p. 15.
23.
Artículo 48, inciso 1.f, Convención Americana sobre Derechos Humanos. Artículo 40 inciso 1,
Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
24.
Artículo 46, Convención Americana sobre Derechos Humanos. Artículo 28, Reglamento de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
422
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En tal sentido, en el caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras la Corte IDH ha soste-
nido: “La regla del previo agotamiento de los recursos internos en la esfera del derecho
internacional de los derechos humanos, tiene ciertas implicaciones que están presentes en
la Convención. En efecto, según ella, los Estados Partes se obligan a suministrar recursos
judiciales efectivos a las víctimas de violación de los derechos humanos (art. 25), recursos
que deben ser sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal (art.
8.1), todo ello dentro de la obligación general a cargo de los mismos Estados, de garantizar
el libre y pleno ejercicio de los derechos reconocidos por la Convención a toda persona
que se encuentre bajo su jurisdicción (art. 1). Por eso, cuando se invocan ciertas excepcio-
nes a la regla de no agotamiento de los recursos internos, como son la inefectividad de
tales recursos o la inexistencia del debido proceso legal, no solo se está alegando que el
agraviado no está obligado a interponer tales recursos, sino que indirectamente se está
imputando al Estado involucrado una nueva violación a las obligaciones contraídas por la
Convención”.26
Asimismo, en la Opinión Consultiva 11/9027 la Corte IDH ha reconocido dos ex-
cepciones más a esta regla que exige el agotamiento de la vía interna:
• Razones de indigencia.
• Temor generalizado de los abogados para representar legalmente al re-
clamante.
Con respecto al tiempo para presentar una petición ante la CIDH, tanto la Conven-
ción como el Reglamento de la CIDH prevén que las denuncias deben ser presentadas
dentro de los seis meses contados a partir de la fecha en que la presunta víctima haya sido
notificada de la decisión que agota los recursos internos. 28 En aquellos casos, en que se
hayan alegado excepciones al agotamiento de la vía interna, la petición debe presentarse
dentro de un plazo razonable, a criterio de la Comisión, teniendo en cuenta el momento
en que tuvo lugar la presunta violación de los derechos y las circunstancias de cada caso.
424
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
33. Informe 49/97, Caso 11.520, “Tomás Porfirio Rondín “Aguas Blancas” vs. México”, Comisión
426
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Derechos Humanos: “1. De no llegarse a una solución, y dentro del plazo que fije el Esta-
tuto de la Comisión, esta redactará un informe en el que expondrá los hechos y sus con-
clusiones. Si el informe no representa, en todo o en parte, la opinión unánime de los
miembros de la Comisión, cualquiera de ellos podrá agregar a dicho informe su opinión
por separado. También se agregarán al informe las exposiciones verbales o escritas que
hayan hecho los interesados en virtud del inciso 1.e. del artículo 48.
2. El informe será transmitido a los Estados interesados, quienes no estarán faculta-
dos para publicarlo.
3. Al transmitir el informe, la Comisión puede formular las proposiciones y reco-
mendaciones que juzgue adecuadas”.
La Corte IDH en su Opinión Consultiva 13/93 sostuvo: “Supuesta la admisibilidad
y sin perjuicio del procedimiento previo contemplado en los artículos 48 y 49, los artículos
50 y 51 de la Convención establecen etapas sucesivas. En la primera, regulada por el ar-
tículo 50, la Comisión, siempre y cuando no se haya alcanzado una solución amistosa,
puede exponer los hechos y sus conclusiones en un documento dirigido al Estado intere-
sado y que tiene carácter preliminar. Este “informe” se transmite con carácter reservado al
Estado para que adopte las proposiciones y recomendaciones de la Comisión y solucione
el problema. El Estado no tiene la facultad de publicarlo”.35
Por otro lado, la Comisión va a notificar al peticionario la adopción del informe y su
traslado al Estado, asimismo, cuando se trate de Estados Partes en la Convención Ameri-
cana que hubieran aceptado la jurisdicción contenciosa de la Corte Interamericana, le va a
dar la oportunidad de presentar, dentro del plazo de un mes, su posición respecto del
sometimiento del caso a la Corte. Si el peticionario tuviera interés en que el caso sea so-
metido a la Corte, debe presentar los siguientes elementos:
• la posición de la víctima o sus familiares, si fueran distintos del peticio-
nario;
• los fundamentos con base en los cuales considera que el caso debe ser
remitido a la Corte; y
• las pretensiones en materia de reparaciones y costas.
35.Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50 y 51 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Corte IDH, O.C. N°13, 16/07/1993, parág. 48.
428
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
38. Informe Anual 2013, Estado de Cumplimiento de las Recomendaciones en Casos Individuales,
430
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
son elegidos a título personal entre juristas de la más alta autoridad moral, de reconocida
competencia en materia de derechos humanos, que reúnan las condiciones requeridas para
el ejercicio de las más elevadas funciones judiciales conforme a la ley del país del cual sean
nacionales o del Estado que los proponga como candidatos. 42 Estos jueces son elegidos
en votación secreta y por mayoría absoluta de votos de los Estados Partes en la Conven-
ción, en la Asamblea General de la OEA, de una lista de candidatos propuestos por esos
mismos Estados; cada Estado puede proponer hasta tres candidatos, nacionales de este
que los propone o de cualquier otro Estado miembro de la OEA, en caso que se proponga
una terna, por lo menos uno de los candidatos debe ser nacional de un Estado distinto del
proponente.43
Los jueces de la Corte duran seis años en sus funciones y pueden ser reelegidos una
vez. Resulta importante resaltar que los jueces cuyo mandato se haya vencido continúan
conociendo de los casos de los que ya hubieren tomado conocimiento y se encuentren en
estado de sentencia.
Por otra parte, no debe haber dos jueces de la misma nacionalidad. En los casos
referidos a las peticiones individuales (artículo 44 de la Convención Americana sobre De-
rechos Humanos), los jueces no pueden participar en su conocimiento y deliberación,
cuando sean nacionales del Estado demandado. En los casos relativos a comunicaciones
interestatales (artículo 45 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), los
jueces nacionales de los Estados involucrados sí pueden participar en su conocimiento y
deliberación, pudiendo designar un Juez ad hoc dentro de los 30 días siguientes a la notifi-
cación de la demanda.44
Conforme el artículo 12 del Reglamento de la Corte IDH, esta celebra los períodos
ordinarios de sesiones que sean necesarios para el ejercicio de sus funciones. Asimismo, la
Presidencia del Tribunal puede convocar a sesiones extraordinarias por propia iniciativa o
a solicitud de la mayoría de los Jueces.
Por otra parte, el quórum para las deliberaciones de la Corte es de cinco jueces. Las
decisiones de la Corte IDH se adoptan por mayoría de los jueces presentes en el momento
de la votación, debiendo la Presidencia someter los asuntos a votación punto por punto, y
el voto de cada juez debe ser afirmativo o negativo, sin que puedan admitirse abstenciones.
En caso de empate la Presidencia decide con su voto.
En relación con los idiomas oficiales de la Corte IDH, son el español, el inglés, el
portugués y el francés. Asimismo, al iniciarse el examen de cada caso, se determinarán los
idiomas de trabajo; sin embargo, la Corte IDH puede autorizar a cualquier persona que
comparezca ante ella a expresarse en su propia lengua, si no conoce suficientemente los
idiomas de trabajo, asegurando la presencia de un intérprete que traduzca esa declaración
a los idiomas de trabajo.45
432
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
48. Los siguientes Estados reconocen la competencia de la Corte: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil,
Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriname y Uruguay. Disponible en
https://www.cidh.oas.org, Consulta realizada el 20 de marzo de 2015.
49. González y Otras (“Campo Algodonero”) c. México, Corte IDH, Sentencia de Excepción Preliminar,
434
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
436
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Una vez finalizada la etapa de las audiencias, se inicia el Procedimiento Final Escrito.
En esta fase, las presuntas víctimas o sus representantes, el Estado demandado y, en su
caso, el Estado demandante, pueden presentar alegatos finales escritos. La Comisión tam-
bién puede presentar observaciones finales si lo estima conveniente.
Cabe destacar que en las últimas reglamentaciones se ha promovido una agilización
del proceso mediante la posibilidad de presentar todos los escritos, además de los medios
tradicionales, es decir personalmente, o por correo postal, o facsímile, a través de la utili-
zación de medios electrónicos, debiendo estar firmados para garantizar la autenticidad de
los documentos. Asimismo, las declaraciones testimoniales, periciales o de presuntas víc-
timas también pueden recibirse a través de medios electrónicos audiovisuales.
Una vez que la Corte dicta sentencia en el caso, es notificada por la Secretaría a la
Comisión, a las víctimas o presuntas víctimas o sus representantes, al Estado demandado
y, en su caso, al Estado demandante. Mientras estén pendientes de notificación, los textos,
los razonamientos y las votaciones permanecen en secreto.
Las sentencias son firmadas por todos los Jueces que participaron en la votación y
por el Secretario, asimismo, todo juez que haya participado en el examen de un caso tiene
derecho a unir a la sentencia su voto concurrente o disidente que deberá ser razonado.
Las sentencias de la Corte contienen:
a. el nombre de quien preside la Corte y de los demás Jueces que las hubieren dictado,
del Secretario y del Secretario Adjunto;
b. la identificación de los intervinientes en el proceso y sus representantes;
c. una relación de los actos del procedimiento;
d. la determinación de los hechos;
e. las conclusiones de la Comisión, las víctimas o sus representantes, el Estado de-
mandado y, en su caso, el Estado demandante;
f. los fundamentos de derecho;
g. la decisión sobre el caso;
h. el pronunciamiento sobre las reparaciones y costas, si procede; cuando en la sen-
tencia de fondo no se hubiere decidido específicamente sobre reparaciones y costas, la
Corte fijará la oportunidad para su posterior decisión y determinará el procedimiento;
i. el resultado de la votación;
j. la indicación sobre cuál es la versión auténtica de la sentencia.
Los fallos de la Corte son definitivos e inapelables y los Estados se comprometen a
cumplir la decisión de la Corte. En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo,
la Corte solo procederá a su interpretación a solicitud de cualquiera de las partes dentro de
los noventa días a partir de la fecha de la notificación del fallo, esto último no suspende la
ejecución de la sentencia.
La parte del fallo que disponga indemnización compensatoria puede ejecutarse en el
respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra
el Estado.
438
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
55. Blake c. Guatemala, Corte IDH, Sentencia de Reparaciones y Costas, 22/01/1999, parág. 33.
56. Barrios Altos c. Perú, Corte IDH, Sentencia de Reparaciones y Costas, 30/11/2001, parág. 25.
57. Loayza Tamayo c. Perú, Corte IDH, Sentencia de Reparaciones y Costas, 27/11/1998, parág. 85.
58. Garrido y Baigorria c. Argentina, Corte IDH, Sentencia de Reparaciones y Costas, 27/08/1998, parág.
41.
440
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
60. Salvioli, F.: “La competencia consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: marco
legal y desarrollo jurisprudencial”, en Homenaje y Reconocimiento a Antônio Cançado Trindade, Brasilia,
Ed. Sergio Fabris, 2004, T. III, pp. 417-472.
61. Otros Tratados objeto de la función consultiva de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Hu-
442
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
63. Abramovich, V.: “De las violaciones masivas a los patrones estructurales: nuevos enfoques y clá-
sicas tensiones en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, SUR, v. 6 n. 11, 2009, pp. 7-
39, p. 9.
444
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Reconocimiento a Antônio Cançado Trindade, Brasilia, Ed. Sergio Fabris, 2004, T. III,
pp. 417-472.
Travieso, J.A.: Historia de los Derechos Humanos y Garantías, Buenos Aires, Edi-
torial Heliasta, 1993.
446
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
ropa.eu/index.
4. Firmado en Paris en abril 18 de 1951, por Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países
Bajos. www.iuee.eu/pdf-dossier.
5. A julio de 2015 están en vigor 14 Protocolos Facultativos, el Protocolo 15 y el 16 no han entrado
en vigor.
6. De los 47 Estados Miembros del Consejo de Europa solo 28 de estos son a su vez Estados Miem-
www.boe.es/legislación/enlaces/union_europea.php.(2007/C/306/01).
8. Artículo 6. Tratado de la Unión Europea numeral 1.2. parte pertinente “La Unión se adherirá al
Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamenta-
les…” www.boe.es/legislación/enlaces/union_europea.php.
9. Ibíd. Artículo 6. Apartado 1. “La Unión reconoce los derechos, libertades y principios enunciados
en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7 de diciembre de 2000, tal con
fue adoptada el 12 de diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico que
los Tratados”.
448
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
15. Quesada Luis, J.: La Jurisprudencia del Comité Europeo de Derechos Sociales, Valencia, Tirant Lo Blanch,
2007.
16. Conforme texto Artículo 1. Convenio Europeo de Derechos Humanos.
17. La jurisdicción es principal y esencialmente territorial. Precedent Bankovic and others vs. Belgium
and others. TEDH. sentencia diciembre 19 2001 www.ech. Aunque en noviembre 20 de 2014 el
Tribunal se ha pronunciado en el asunto Jaloud vs. Países Bajos, desterrando a Bankovic.
18. Podríamos considerar que este artículo contiene el ius cogens del Convenio, los derechos no
450
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
esencia, dotó al Tribunal de nuevos mecanismos procesales para resolver de modo ágil las
demandas inadmisibles como también los asuntos repetitivos. En la realidad práctica fue
posible descomprimir al Tribunal de su excesiva recarga laboral; incrementada desde no-
viembre de 1998 con la entrada en vigor del Protocolo N° 11, pues las personas humanas
y jurídicas gozaron de –Ius Standi– pleno para acudir a Estrasburgo. Asimismo, las trans-
formaciones geopolíticas del Continente Europeo permitieron que nuevos Estados pasa-
ran a ser Parte del Consejo de Europa, y en paralelo Parte también del Convenio
Europeo.32
El Artículo 1333 de este Protocolo permite al Comisario de Derechos Humanos del
Consejo de Europa34 presentar observaciones por escrito ante el Tribunal cuando se diri-
men procesos contenciosos, incluso puede participar en la vista. Esta intervención ante-
riormente estaba supeditada a la invitación del Presidente del Tribunal.
La compleja y extensa jurisprudencia que en sesenta años ha creado y desarrollado el
Tribunal de Estrasburgo, es parte constitutiva del Corpus Iuris del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos.
El Protocolo N° 15.35 Fue abierto a la firma de los Estados Miembros del Consejo
de Europa y también de la Unión Europea en Estrasburgo el 24 de junio de 2013 su entrada
en vigor está condicionada a la ratificación de los 47 Estados Parte del Convenio, más la
Unión Europea por tratarse de un protocolo de enmienda al sistema.36 Entre las modifi-
caciones, que adopta resaltamos la introducida en relación con el Preámbulo 37 donde in-
troduce una referencia al principio de subsidiariedad, y a la doctrina del margen de
apreciación. Así mismo su Artículo 4 modifica el plazo dentro del cual se deberán interpo-
ner las demandas ante el Tribunal reduciéndolo de 6 a 4 meses. 38
32. La caída de Muro de Berlín, con sus consecuencias históricas, políticas y jurídicas, hizo que varios
Estados que estaban tras la cortina de hierro pasaran a ser partes del Consejo de Europa, y con ello
millones de seres humanos hallaron un mecanismo hasta entonces desconocido que les permitiera
garantizar sus derechos fundamentales.
33. Su correlativo es el Artículo 36. Del Convenio que bajo el título Intervención de terceros en el
numeral 3. refiere a esta intervención del Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa.
34. Se creó este cargo de Comisario Europeo para los Derechos Humanos del Consejo de Europa
queda redactado como sigue: “Afirmando que las Altas Partes Contratantes, de conformidad con el
principio de subsidiariedad, son las principales responsables de garantizar los derechos y libertades
definidos en el presente Convenio y sus Protocolos, y que, al hacerlo, disponen de un margen de
apreciación, sujeto a la jurisdicción de supervisión de la Corte Europea de Derechos Humanos, es-
tablecida en el presente Convenio”. Ibíd. 41.
38. Rapport explicatif, www.coe. Esta reducción de 6 a 4 meses se halla justificada en el informe
452
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
21.5.2. Competencia
Este Tribunal Internacional de Derechos Humanos posee al igual que la Corte Inter-
americana doble competencia, contenciosa y consultiva. Su competencia contenciosa com-
prende todos los asuntos relativos a la interpretación y aplicación del Convenio y de sus
Protocolos que le sean sometidos.46
En ejercicio de su competencia consultiva podrá emitir opiniones consultivas a so-
licitud del Comité de Ministros, acerca de cuestiones jurídicas relativas a la interpretación
del Convenio y de sus Protocolos.47 Pero en la práctica una única vez el Comité de Minis-
tros solicitó opinión consultiva48 y la Gran Sala del Tribunal se declaró incompetente para
emitirla.49
Esta es una diferencia con la Corte Interamericana quien ha desarrollado amplia-
mente su competencia consultiva.50 El Tribunal, quizás ejerza de modo pleno esta compe-
tencia cuando entre en vigor el Protocolo N° 16.51 Su texto52 otorga legitimidad a los altos
tribunales internos de cada Estado Parte para solicitar opiniones consultivas al Tribunal.
Otra particular diferencia con la Corte Interamericana en relación con la función ju-
risdiccional de Estrasburgo es la relativa a las medidas provisionales. En el Sistema Inter-
americano estas se hallan reguladas expresamente en el texto de la Convención
Americana53 en cambio el Convenio no refiere a estas, sí se hallan regladas en el artículo
39 del Reglamento del Tribunal y serán indicadas por la Sala, o su presidente de oficio o a
petición de una parte o de cualquier persona interesada. 54
454
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
El artículo 3364 refiere a las demandas interestatales o entre Partes contratantes, nó-
tese aquí otra particular diferencia con el Sistema Interamericano 65 donde al presente no
se han sustanciado por ante la Corte Interamericana casos de demandas interestatales más
en este sistema de protección la legitimación activa de los Estados fue ejercida en varias
ocasiones.66
Las demandas individuales están establecidas en el artículo 34. 67 Su correlativo en el
Sistema Interamericano es el artículo 4468, con este posee sustanciales diferencias. La pri-
mera es el ius standi, puesto que en el Sistema Interamericano no existe 69, asimismo el ar-
tículo 44 de la Convención Americana conforme la doctrina es una especie de acción
popular70, en tanto que el 34 del Convenio no lo es, siendo condición esencial que toda
persona física, y jurídica reúna la condición de –víctima– para presentar una demanda ante
Estrasburgo.
Conforme con el principio de subsidiariedad 71, al igual que todo Mecanismo Inter-
nacional de Protección de Derechos Humanos, para acudir a Estrasburgo, previamente,
deberán agotarse los recursos de jurisdicción interna, tal como son entendidos según los
principios de derecho internacional, el plazo para hacerlo es aún de seis meses 72 desde la
64. Asuntos interestatales “Toda Alta Parte Contratante podrá someter al Tribunal cualquier incum-
plimiento de lo dispuesto en el Convenio y sus Protocolos que, a su juicio, pueda ser imputado a
otra Alta Parte Contratante”. Texto artículo 33.
65. Las demandas interestatales se hallan contempladas en el artículo 45 de la Convención Americana
1956 y 1957, es asimismo conocido el asunto Irlanda vs. Reino Unido cuya sentencia fue dictada en
enero 18 de 1978.
67. Demandas Individuales. “El Tribunal podrá conocer de una demanda presentada por cualquier
uno o más Estados Miembros de la Organización, puede presentar a la Comisión peticiones que
contengan denuncias o quejas de violación de esta Convención por un Estado Parte”.
69. Esto implica que cualquier persona, o grupo de estas, o las ONGS, no están legitimadas para
entre víctima y peticionario. Pero las personas jurídicas carecen hasta el presente de Ius Standi para
acudir por presuntas violaciones a sus propios derechos tanto ante la Comisión Interamericana como
ante la Corte Interamericana.
71. A este respecto el Protocolo N° 15 al Convenio que aún no ha entrado en vigor adopta modifi-
caciones al Preámbulo del Convenio, e introduce en este una referencia al principio de subsidiarie-
dad.
72. Decimos aún de seis meses, pues cuando entre en vigor el Protocolo N° 15 al Convenio Europeo
este plazo se reducirá a cuatro meses. Véase artículo 4° texto Protocolo N° 15.
456
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
458
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
añadir el apellido del esposo a las mujeres casadas, prohibiéndoles conservar únicamente
sus propios apellidos.
En mayo de 2015 Estrasburgo se pronunció en el caso Haldimann y otros vs. Suiza 94 y
declaró que Suiza había violado el artículo 10 del Convenio –libertad de expresión–, siendo
esta la primera vez que se pronuncia sobre el uso de cámaras ocultas. El caso da cuenta de
la condena penal e imposición de multas por los tribunales suizos a cuatro periodistas que
utilizaron cámaras ocultas para rodar un documental sobre la mala praxis profesional de
corredores de pólizas de seguros.
21.8. Conclusiones
La conciencia de los Estados europeos para haber enfrontado sesenta y cinco años
atrás, compromisos sólidos, hizo posible la construcción de un Mecanismo Regional In-
ternacional de Protección de Derechos Fundamentales. Esto es innegable.
Desde entonces el Sistema Europeo de Protección de Derechos Humanos, ha de-
mostrado una evolución precisa y acorde a la realidad de los seres humanos y de las per-
sonas jurídicas que transitan, habitan y se constituyen como tales, en la jurisdicción de cada
uno de los cuarenta y siete Estados Miembros del Consejo de Europa y en paralelo Estados
Parte del Convenio.
Este proceso ha implicado decisiones profundas, como la decisión de disolver la an-
tigua Comisión Europea de Derechos Humanos, con el riesgo asumido de funcionar con
un único órgano jurisdiccional y permanente, el Tribunal Europeo. Este Tribunal, como
máximo intérprete del Convenio Europeo de Derechos Humanos, es eminentemente ca-
suístico, ello es así porque hasta el presente ha aplicado el Convenio únicamente ejerciendo
su competencia contenciosa. Aspecto que lo diferencia de modo sustancial con su par de
San José de Costa Rica.
Estrasburgo no es ajeno a los voluntarismos estatales, podríamos señalar entre sus
fragilidades, la imposibilidad de vigilar la ejecución de sus propias sentencias. No obstante,
estas son parte esencial del Derecho Internacional de los Derechos Humanos
Como primer Sistema Regional de Protección Internacional de Derechos Humanos,
no ha perdido ese ideal intangible: la permanente búsqueda de realización de Justicia.
21.9. Bibliografía
460
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
6. Tres cumbres se llevaron a cabo para la preparación para el lanzamiento oficial de la Unión Afri-
cana: en Lome (2000), se adoptó el Acta Constitutiva de la Unión Africana, en Lusaka (2001), se
diseñó el mapa de implementación de la Unión Africana y en Durban (2002), se lanzó la Unión
Africana y se convocó la primera Asamblea de Jefes de Gobierno y Estado.
7. Entrada en vigor el 26 de mayo de 2001.
8. Véase http://www.upf.edu/dhes-alfa/es/informacio_drets_humans/sistema_africa.html. Fecha
de consulta 23/02/2015.
9. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, Buenos Aires, Heliasta, 1990.
10. Entra en vigor el 21 de octubre de 1986.
11. Organización que, a partir de 2001 se ha transformado en la Unión Africana (UA).
464
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
retos”, Anuario De Derechos Humanos, n. 9, (2013), pp. 139-148, p. 140. Véase artículo 27(2).
26. Commission Nationale des Droits de l' Homme et des Libertes c. Chad, Comisión Africana sobre Derechos
466
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
desarrollo de los Estados de África del Sur); el Tribunal del ECOWAS (Comunidad de
Estados de África Occidental); y el Tribunal de África del Este.35
35. Aunque estos mecanismos fueron creados para supervisar el cumplimiento de obligaciones co-
merciales, también se han interesado en temas de derechos humanos. Veáse por ejemplo: Simone
Ehivet et Michel Gbagbo c. Côte d’Ivoire, ECW/CCJ/JUD/03/13, (ECOWAS); Barry & Others c. Zimba-
bwe, 05/08_JUD, (SADC); Sam Mukira Mochori c. Uganda, 05/2011 (Corte de Justicia de África del
Este).
36. African Union Handbook, African Union Commission and New Zealand Crown Copyright Jointly
published by the African Union Commission and New Zealand Ministry of Foreign Affairs and
Trade/Manat Aorere, 2014, pp. 74-75. Disponible online en http://www.au.int/
37. Art. 45 (1) Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
38. Art. 45 (2) Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
39. Art. 45 (3) Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
40. Art. 31 Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos. A enero de 2015, sus
integrantes son: Faith Pansy Tlakula, Lawrence Murugu Mute, Lucy Asuagbor, Maya Sahli Fadel,
Med S.K. Kaggwa, Mohamed Bechir Khalfallah, Pacifique Manirakiza, Reine Alapini-Gansou, So-
yata Maiga, Yeung Kam John Yeung Sik Yuen y Zainabo Sylvie Kayitesi. La Comisión no incluirá a
más de un ciudadano del mismo Estado.
468
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
a. Competencia material
Entre los principios aplicables, se establece que la Comisión se basa en la legislación
internacional sobre derechos humanos y de los pueblos, especialmente en las disposiciones
de los diversos instrumentos africanos referentes a los derechos humanos y de los pueblos,
la Carta de las Naciones Unidas, la Carta de la Organización para la Unidad Africana, la
Declaración universal de los derechos humanos, otros instrumentos adoptados por las
Naciones Unidas y por los países africanos en materia de derechos humanos y de los pue-
blos, así como en las disposiciones de los diversos instrumentos adoptados por departa-
mentos especializados de las Naciones Unidas de los cuales los firmantes de la presente
Carta sean miembros.47
La Comisión también tiene en consideración, como medios subsidiarios para deter-
minar los principios del derecho aplicables, otros convenios generales o especiales que
establezcan normas expresamente reconocidas por los Estados miembros de la Organiza-
ción para la Unidad Africana, prácticas africanas que concuerden con las normas interna-
cionales relativas a los derechos humanos y de los pueblos, costumbres generalmente
aceptadas como normas, principios generales del derecho reconocidos por los Estados
africanos, así como precedentes legales y creencias.48
Sin perjuicio de ello, la competencia ratione materiae está limitada a los derechos y
garantías enunciados en la Carta Africana.
b. Competencia personal
La legitimación activa para presentar una denuncia a la Comisión es amplia; todas las
personas, físicas (individuos, pueblos49) o jurídicas (ONG) pueden presentar una petición,
incluidos los Estados. La Carta prevé dos tipos de comunicaciones “interestatales” y “otras
comunicaciones”, en estas últimas se enmarcan las denuncias individuales.
En el caso Endorois, los denunciantes argumentaron que eran un “pueblo”, status que
les permitía beneficiarse de las provisiones de la Carta Africana que protege derechos co-
lectivos. La Comisión Africana en el caso Ogoni, Centro de acción para los derechos sociales,
económicos c. Nigeria, ya se había expresado al respecto al sostener: “La Carta Africana, en el
artículo 20 al 24 prevé claramente conservar derechos como pueblos”, es decir, colectiva-
mente. La importancia de la comunidad y de la identidad colectiva en la cultura africana
47. Art. 60 Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
48. Art. 61 Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
49. Centre for Minority Rights Development (Kenya) and Minority Rights Group International on behalf of Endorois
Welfare Council c Kenya, Comisión Africana de Derechos Humanos, Comunicación 276/2003, parág
147. Los conceptos “pueblos” y “pueblos / comunidades indígenas” son términos cuestionados. En
lo que se refiere a los "pueblos indígenas", no hay una definición universal e inequívoca del concepto,
ya que ninguna definición aceptada captura la diversidad de las culturas indígenas, las historias y
circunstancias actuales. Las relaciones entre los pueblos indígenas y los grupos dominantes o princi-
pales de la sociedad varían de país a país. Lo mismo es cierto del concepto “pueblos”. La Comisión
Africana es, pues, consciente de la connotación política que estos conceptos llevan. Esas controver-
sias llevaron a los redactores de la Carta Africana a que deliberadamente se abstengan de proponer
cualquier definición de la noción de “pueblo(s)”.
470
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
d. Competencia territorial
La Carta no delimita específicamente su aplicación al territorio y jurisdicción de los
Estados Partes, sin embargo de la letra del artículo 1, y en aplicación a los principios de la
responsabilidad internacional del Estado, podemos afirmar que la competencia territorial
está restringida a violaciones cometidas dentro del territorio del Estado denunciado o su-
jetas a la jurisdicción de este, que debe ser Estado Miembro de la Unión Africana y debe
haber ratificado la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos.
La Comisión considera que la Carta se aplica principalmente en los espacios sujetos
a la jurisdicción territorial de los Estados Partes fundamentado en que la soberanía de los
Estados –con el que se comprometen las obligaciones internacionales– es territorial y la
jurisdicción que ejerce es también, principalmente territorial. Alternativamente, una viola-
ción que ocurre fuera del territorio del Estado, pero en que el Estado “haya asumido el
control efectivo de una parte del territorio de otro o haya ejercido el control efectivo de
parte del territorio de otro Estado o haya ejercido control o autoridad sobre un indivi-
duo”.56
e. Requisitos de admisibilidad
Para presentar un caso ante la Comisión, ya sea a través de una denuncia individual
–en la Carta enunciada como “otras comunicaciones”– o interestatal, es necesario cumplir
con la regla del agotamiento de los recursos legales internos disponibles, a menos que esto
provoque una demora injustificada, o bien no haya recursos eficaces, como ha entendido
la Comisión.
En el caso Encuentro Africano por la Defensa de los Derechos del hombre c. Zambia, la Comi-
sión Africana examinó la respectiva obligación de las partes en términos de agotamiento
de los recursos internos y declaró que “cuando el Gobierno de Zambia sostuvo que la
comunicación debía ser declarada inadmisible debido a que los recursos internos no habían
sido agotados, el Gobierno tenía la obligación de demostrar la existencia de tales recur-
sos”.57 Es decir, le corresponde al Estado denunciado probar los recursos disponibles.
En el caso Dawda Jawara c. Gambia, la Comisión expresó que el recurso debe estar
55. Art. 28. Irretroactividad de los tratados: “Las disposiciones de un tratado no obligarán a una parte
respecto de ningún acto o hecho que haba tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en
vigor del tratado para esa parte ni de ninguna situación que en esa fecha haya dejado de existir, salvo
que una intención diferente se desprenda del tratado o conste de otro modo”.
56. Mohammed Abdullah Saleh Al-Asad c. Djibouti, Comisión Africana sobre Derechos Humanos y de
los Pueblos, Comunicación 383/2010, parág. 134. Agrega que no es necesario dar más detalles sobre
las circunstancias en que un Estado Parte podrá asumir obligaciones extraterritorialmente.
57. Rencontre Africaine pour la Defense des Droits de l'Homme c. Zambia, Comisión Africana de Derechos
Humanos y de los Pueblos, Comunicación 71/92, parág. 12. Doctrina citada también en Egyptian
Initiative for Personal Rights & INTERIGHTS c. Egipto, Comisión Africana de Derechos Humanos,
Comunicación 323/06
472
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
7. No deben tratar de casos que ya han sido solucionados por los Estados implicados
de conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas, la Carta de la Or-
ganización para la Unidad Africana o las disposiciones de la Carta. 63
El Secretario corrobora que las comunicaciones dirigidas a la Comisión contengan
toda la información necesaria64 para transmitir el expediente a la Comisión, que toma una
decisión sobre la admisibilidad. Los Estados Partes están representados ante la Comisión
por sus representantes. Las personas físicas o jurídicas pueden comparecer en persona o
designar un representante ante la Comisión. 65 Salvo decisión en contrario, la Comisión
examina las comunicaciones en el orden en que hayan sido recibidas por el Secretario. 66 Si
dos o más comunicaciones contra el mismo Estado Parte tratan de hechos similares o
revelan el mismo patrón de violación de los derechos, la Comisión puede acumularlas y
considerarlas como una sola comunicación. 67
La Comisión68 nombra, entre sus miembros, un relator para cada comunicación.
También puede establecer uno o varios grupos de trabajo para examinar las cuestiones de
forma, la admisibilidad, el fondo y formular recomendaciones a la Comisión, que tendrá
63. Art. 56 Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
64. Regla N° 93 de Procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos. Información que
debe contener una comunicación: el nombre, la nacionalidad y la firma de la persona o personas
denunciantes; en los casos en que el demandante es una ONG, el nombre y la firma de su represen-
tante legal; si el demandante desea que su identidad sea reservada; la dirección para recibir corres-
pondencia de la Comisión y, en su caso, un número de teléfono, número de fax y dirección de correo
electrónico; relato del hecho o situación denunciada, con especificación del lugar, la fecha y la natu-
raleza de las presuntas violaciones; el nombre de la víctima, en caso de que no sea la demandante;
toda autoridad pública que haya tomado conocimiento del hecho o situación denunciada; el nombre
del Estado supuestamente responsable por la violación; el cumplimiento de los plazos contemplados
en la Carta Africana para la presentación de la Comunicación; las gestiones emprendidas para agotar
los recursos internos, o si el solicitante alega la imposibilidad o falta de disponibilidad de los recursos
internos, los motivos en apoyo de tal afirmación; y una indicación de que la denuncia no ha sido
sometida a otro procedimiento de arreglo internacional. En los casos en que la víctima no haya
solicitado el anonimato y esté representada por una ONG u otro agente, la víctima será la denun-
ciante en el registro y su representación o agencia será reconocida. Cuando una comunicación no
contenga alguno de los datos, el Secretario solicitará al demandante a presentar la misma.
65. Regla N° 94 de Procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
66. Regla N° 95 de Procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
67. Regla N° 96 de Procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
La Comisión podrá decidir no unir las comunicaciones si sostiene que su acumulación no servirá el
interés de la justicia. También cuando la Comisión decide unir dos o más comunicaciones, puede,
cuando se considere oportuno, decidir separarlas.
68. Regla N° 101 y N° 102 de Procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de
los Pueblos: un miembro de la Comisión no deberá estar presente y participar en el examen de una
comunicación si es nacional del Estado Parte interesado, si tiene algún interés personal en el caso, si
se dedica a cualquier actividad política, administrativa o profesional que sea incompatible con su
independencia o imparcialidad, si ha participado de algún modo en las decisiones a nivel nacional en
relación con la Comunicación, si ha expresado públicamente opiniones que puedan interpretarse
como un reflejo de la falta de imparcialidad con respecto a la comunicación.
474
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En los casos de ausencia de una respuesta sustantiva por parte del Estado demandado
debe decidir sobre los hechos proporcionados por los reclamantes y tenerlos como cier-
tos.75
La Comisión, previa deliberación sobre las presentaciones de ambas partes, adopta
una decisión sobre el fondo de la comunicación. La Comisión delibera en privado, y todos
los aspectos de los debates son confidenciales. La decisión de la Comisión se mantiene
confidencial y no puede ser transmitida a las partes hasta que su publicación sea autorizada
por la Asamblea. La decisión de la Comisión también se publica en el sitio web de la Co-
misión.76
75. The Social and Economic Rights Action Centre for Economic and Social Rights v. Nigeria, Comisión Africana
sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, Comunicación 155/96, parág. 40. Veáse también Com-
municaciones 25/89, 47/90, 56/91, 100/93, World Organisation Against Torture et al. /Zaire, Com-
munication 60/91. Constitutional Right Project/Nigeria and Communicacion 101/93 Civil Liberties
Organisation/Nigeria)
76. Regla N° 110 de procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
476
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
un tribunal especial militar establecido por el gobierno militar de Nigeria. Sin embargo, a
pesar de estar obligado a hacerlo82, Nigeria hizo caso omiso a la orden.
82. Pureza, J.M.P. y Gómez Isa, F. (Dir.): La protección internacional de los derechos humanos en los albores del
siglo XXI, Universidad de Deusto, 2004, p. 615-616. “La Comisión posteriormente sostuvo que en
términos de la obligación general que tienen los Estados partes de cumplir con las normas de la Carta
según su artículo 1”.
83. Art. 47 Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
84. Regla N° 84 de procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
85. Además República Democrática del Congo afirma, entre otras cosas, que es víctima de una agre-
sión armada perpetrada por Burundi, Ruanda y Uganda; y que esto es una violación de los principios
fundamentales que rigen las relaciones amistosas entre los Estados, como se estipula en las Cartas
de las Naciones Unidas y la Organización de la Unidad Africana; en particular, los principios de no
recurrir a la fuerza en las relaciones internacionales, la solución pacífica de las diferencias, el respeto
a la soberanía y la integridad territorial de los Estados y la no injerencia en los asuntos internos de
los Estados. Se hace hincapié en que las masacres y otras violaciones de derechos humanos y de la
gente que acusa Burundi, Ruanda y Uganda de, están comprometidos en la violación de las disposi-
ciones de los artículos 2, 4, 6, 12, 16, 17, 19, 20, 21 , 22 y 23 de la Carta Africana de Derechos
Humanos y de los Pueblos. También alega violación de las disposiciones del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y del Protocolo
adicional sobre la Protección de las Víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I)
de 08 de junio 1977.
86. Democratic Republic of Congo c. Burundi, Rwanda and Uganda, Comisión Africana sobre Derechos Hu-
478
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Relator, convocar en consulta a los Estados Partes interesados y/o facilitar la redacción de
un acuerdo.90
Si no fuera posible llegar a una solución amistosa, la Comisión solicita a los Estados
Partes, dentro de un plazo de treinta días, sus observaciones escritas, las cuales transmite
a la contraparte, que tiene el plazo de treinta días para responderlos. El Relator prepara un
informe con los hechos, las conclusiones y recomendaciones para su examen por la Comi-
sión. Antes de adoptar el informe del Relator, la Comisión puede convocar una audiencia
en la que las partes pueden formular observaciones orales adicionales. 91
480
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
j. Adopción de Resoluciones
El artículo 45 de la Carta faculta a la Comisión a formular y establecer principios y
normas destinados a resolver problemas legales relativos a los derechos humanos y de los
pueblos y a las libertades fundamentales en los que los gobiernos africanos puedan basar
sus legislaciones. Estas resoluciones pueden ser clasificadas en: temáticas, administrativas
y específicas por país.100
k. Labores promocionales
El principal mandato de la Comisión es mejorar la promoción y protección de los
derechos humanos en África y garantizar que los Estados miembros cumplan con sus obli-
gaciones contraídas en virtud de la Carta. El artículo 46 de la Carta establece que la Comi-
sión puede utilizar “cualquier método de investigación apropiado” y es la base legal para
las misiones. Las misiones de promoción se rigen por las directrices de la Comisión para
las Misiones.101 Las visitas o misiones promocionales son llevadas a cabo por la Comisión
o sus mecanismos especiales para sensibilizar a los Estados sobre el rol de la Carta
a un miembro de expertos para el Comité para la Protección de los Derechos de las Personas que
Viven con el VIH (PVVIH), y las personas en riesgo, vulnerables y afectados por el VIH en África
(N°285). Resolución sobre la Libertad de Expresión en el Reino de Swazilandia (N°286). Resolución
sobre abusos de derechos humanos en Egipto (N° 287). Resolución de condena a los autores de
Asalto Sexual y la Violencia en la República Árabe de Egipto (N° 288). Resolución sobre la crisis
alimentaria en Somalia (N°289). Resolución sobre la necesidad de realizar un estudio sobre el VIH,
el Derecho y Derechos Humanos (N°290). Resolución sobre la Conferencia Mundial de la ONU
sobre Pueblos Indígenas (N°291). Resolución sobre la necesidad de realizar un estudio sobre el ma-
trimonio infantil en África (N°292). Véase también 55° sesión ordinaria.
101. Véase http://www.achpr.org/mission-reports/about/ Fecha de consulta 22/02/2015.
482
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
a. Composición
106. Kane, I. y Motala, A.: “The creation of a new African Court of justice and human rights”. Op.
Cit. en Evans, Malcolm y Murray, Rachel (eds.), The African Charter on Human and Peoples' Rights: The
System in Practice 1986–2006, Cambridge University Press, 2008, p. 409.
107. Regla N°114 de procedimiento de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
La relación de complementariedad entre la Comisión y la Corte se establece y organiza por los ar-
tículos 5, 6 (1) y (3), 8 y 33 del Protocolo. Véase también art. 2 Protocolo.
108. 24 países lo firmaron y ratificaron, 25 lo firmaron, pero no ratificaron, y 5 países no firmaron ni
Jurisdicción: 1 Conforme el Protocolo, la Corte tendrá jurisdicción: a) para tratar con todos los casos
y todas las controversias que le sean sometidas relativas a la interpretación y aplicación de la Carta,
el Protocolo y cualquier otro instrumento de derechos humanos ratificado por los Estados involu-
crados; b) brindar una opinión consultiva sobre cualquier asunto legal relacionado a la Carta o cual-
quier otro instrumento de derechos humanos relevantes, mientras que el asunto no esté relacionado
con uno que este siendo examinado por la Comisión; c) promover arreglos amistosos en los casos
en trámite por ante la Corte, en conformidad con las provisiones de la Carta; d) interpretar sus sen-
tencias y e) revisar sus propias sentencias a la luz de nuevas pruebas, en conformidad con la Regla
N° 67. 2. En caso de controversia acerca de la jurisdicción de la Corte, esta decidirá. (traducción
libre)
484
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
estar fundado y cada juez podrá dar una opinión por separado o disidente.114 La Corte ha
recibido 8 pedidos de opiniones consultivas.115
114. Art. 17 del Protocolo a la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos sobre el
establecimiento de una Corte Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos. 1. La indepen-
dencia de los jueces debe ser plenamente asegurada de acuerdo con el derecho internacional. Ningún
juez atenderá un caso en el cual haya actuado previamente como agente, consejero o abogado para
una de las partes, o como miembro de una corte nacional o internacional, o comisión de investigación
o en alguna otra capacidad. Cualquier planteo al respecto, será resuelta por la Corte. 3. Los jueces de
la Corte gozaran, desde el momento de su elección y mientras duren en el cargo, las inmunidades de
los agentes diplomáticos de acuerdo con el derecho internacional. 4. En ningún momento los jueces
serán responsabilizados por una decisión u opinión dictada en ejercicio de sus funciones. Según el
Art. 18. El cargo de juez es incompatible con cualquier actividad que pueda afectar la independencia
o imparcialidad de la Corte.
115. Solicitud 001/2011, República de Mali (retirada) /Solicitud 002/2011, Libia (finalizada) / Solici-
tud 001/2012, The Socio- Economic Rights and Accountability Project (SERAP) (finalizada)/ So-
licitud 002/2012, The Pan African Lawyers’ Union (PALU) and Southern African Litigation Centre
(finalizada)/ Solicitud 001/2013, The Socio- Economic Rights and Accountability Project (SERAP)
(pendiente)/ Solicitud 002/2013, The African Committee of Experts on the Rights and Welfare of
the Child on the Standing of the African Committee of Experts on the Rights and Welfare of the
Child before the African Court and Human and Peoples' Rights (finalizada) /Solicitud 001/2014,
Coalition on the international criminal court, Legal defence & assistance project, Civil resource de-
velopment & documentation center and Women advocates documentation center (pendiente) /So-
licitud 002/2014, The African movement for Human Rights Defence (pendiente). Información al
22/02/2015.
116. Art. 5 del Protocolo a la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos sobre el
486
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
resoluciones adecuadas a los efectos de reparar la violación, incluido el pago de una justa
compensación o reparación.128
La Corte dictó su primera sentencia sobre admisibilidad en 2009. 129 La primera sen-
tencia sobre el fondo fue acerca de participación política en Tanzania 130, determinando que
se había violado el derecho de un ciudadano a la libre participación en el gobierno. En
2014, dictó otra sentencia sobre el fondo en el asunto Norbet Zongo c. Burkina Faso131, de-
terminando la violación por la omisión de investigar la muerte de un periodista.
128. Art. 27 del Protocolo a la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos sobre el
establecimiento de una Corte Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos.
129. Michelot Yogogombaye c. Senegal, Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, Petición
001/2008.
130. Peter Joseph Chacha c. Tanzania, Petición 003/2012, Corte Africana de Derechos Humanos y de los
Pueblos.
131. Abdoulaye Nikiema, Ernest Zongo, Blaise Ilboudo & Burkinabe Human and Peoples’ Rights Movement v.The
Republic of Burkina Faso, Petición 013/2011, Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
132. Juma, D.: “Access to the African court on human and peoples’ rights: a case of the poacher
turned gamekeeper”. Essex human rights review, v. 4, n. 2, (2007), pp. 2-3 y 16.
133. Art. 6 del Protocolo a la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos sobre el
488
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
22.6. Bibliografía
490
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
humano tenga derechos por su propia condición, tal afirmación constituye una blasfemia,
ya que prevalece en todo momento la sumisión del hombre a Dios. El hombre tiene una
libertad restringida que solamente le consiente aceptar el Islam y pasar a formar parte de
la sociedad o bien ser un impío.
Sharia no debe aplicarse al mundo no musulmán, sin embargo sectores más radicalizados sostienen
lo contrario.
4. El camino.
5. Aprobada por la Conferencia Islámica en El Cairo, 1990.
6. Profeta fundador del Islam.
492
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
11. Art. 18: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este
derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar
su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto.
y la observancia. Resolución 217 (III), AGNU, 10/12/1948.
12. Firmada el 15/09/1994, en El Cairo, entró en vigor el 15/03/2008
13. Adoptada el 5/08/1990 por 45 ministros de asuntos exteriores de la Organización de la Confe-
rencia Islámica.
494
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Empero, el mensaje coránico se dirige a todos los hombres y he aquí donde podemos
hablar de universalidad y de una Declaración Islámica Universal, pero son “universalida-
des” que rivalizan con las “universalidades” occidentales.
El proceso histórico de conquista de las libertades en el Islam no contó con una
burguesía reivindicadora de las libertades que haya actuado de forma sostenida y continua,
como sucedió en Occidente. En el Islam existió y existe una discontinuidad histórica donde
se mezclan y suceden: la organización de la ciudad islámica por el Profeta, las concepciones
sunita y chiita, el arribo de los Turcos, las Cruzadas, la lucha contra los Otomanos, el
colonialismo de las grandes potencias como Estados Unidos y Rusia y el nacimiento del
radicalismo nacionalista.
La sociedad islámica nació con un sentido totalmente unitario: la umma es la estruc-
tura social totalizante y única. No hay diferencia entre el ámbito religioso y el político:
pertenecer a ella es ser un musulmán. Mahoma fue el director religioso, social, judicial,
político y militar de esa temprana sociedad islámica. El Profeta incluyó en la umma a judíos
y cristianos y les dio un estatus en la Constitución de Medina, documento jamás aceptado por
estos grupos religiosos. El hombre en esta sociedad tiene plena responsabilidad de sus
actos, por los cuales será juzgado, castigado o premiado; debe confesar su fe, ayunar, pe-
regrinar a los Santos Lugares, practicar ritos y costumbres. A la muerte del Profeta, cuando
los textos coránicos no resultaban suficientes, se recurría a los hechos y dichos de Mahoma,
sea en derecho público como en derecho privado, penal o civil, y así la tradición fue con-
virtiéndose en la segunda fuente jurídica. En la umma existían entonces el imam, director de
la plegaria; los ulemas, conocedores de la sabiduría islámica y los alfaquíes, peritos expertos
en el derecho islámico. La constitución de la estructura social y política fue nítidamente
diversa a la constitución de los Estados occidentales.
Por ejemplo, respecto de la libertad, clave de los derechos humanos en la sociedad
Occidental, la umma concentra hombres libres en sus actos fundamentales, la diferencia
entre los hombres está dada por su fe; el poder de Dios en la Tierra no fue delegado en
nadie, sino que reside en la comunidad. Se admite que Dios tolera el sufrimiento humano,
496
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
el 22 de marzo de 1945. Desde ese momento, fueron 16 los Estados que se adhirieron a la
Liga, pero debido a los últimos levantamientos en Siria y la violenta forma de reacción del
gobierno con sus oponentes políticos, la Liga decidió suspender a este Estado, contando
al momento con 21 miembros: Algeria, Bahrein, Comoros, Djibouti, Egipto, Emiratos
Árabes Unidos, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, Pa-
lestina, Qatar, Arabia Saudita, Somalia, Sudán, Tunez y Yemen.
Como otras organizaciones similares que tienen como objetivo velar por los intereses
económicos, políticos, culturales, nacionales y religiosos de sus miembros, la Liga ha sido
muy activa en la ayuda al mundo árabe para su crecimiento económico y cultural, buscando
soluciones para resolver conflictos dentro de la Liga o bien fuera de ella.
La Carta de la Liga de los Estados Árabes es el documento fundacional, cuyo objetivo
principal es el de reforzar las relaciones entre sus miembros, coordinar las políticas en
función de lograr la cooperación entre ellos, salvaguardar su independencia y soberanía,
interesándose en sus asuntos, como finanzas, comercio, negocios y divisas, pero también
en las problemáticas sociales, culturales y de salud, comunicación y transporte, nacionali-
dad, visas, pasaportes, etc.
La Liga se compone de distintos órganos, a saber:
a) el Consejo: es la autoridad suprema. Está compuesto por los representantes de los
Estados miembros, que por lo general son ministros de asuntos exteriores, sus represen-
tantes o delegados permanentes. Se reúne dos veces al año, en marzo y en septiembre se
realizan sus sesiones ordinarias; pero puede reunirse en sesiones extraordinarias si es ne-
cesario y solicitado por dos o más miembros. Su principal tarea es la de poner en práctica
los objetivos de la Liga y ejecutar los planes y programas establecidos por los miembros.
Puede decidir respecto de las solicitudes de ingreso y aceptar las renuncias a la Liga. Recibe
eventuales propuestas de enmiendas a la Carta. Es también un organismo mediador en
disputas de dos Estados miembros o entre un Estado miembro y un tercero.
b) la Secretaría General: el Secretario General es quien debe aplicar las resoluciones
tomadas por el Consejo y puede además adoptar medidas financieras dentro de los límites
del propuesto aprobado por el Consejo. Debe asistir a las reuniones del Consejo y de los
Comités, y llevar a cabo toda otra tarea que le sea encomendada por aquellos.
Existen otros órganos subsidiarios de la Liga como el de Defensa y Cooperación
Económica, la Fuerza Disuasiva Árabe y la Organización de Trabajo Árabe.
Como una organización con vocación islámica más general, ampliando sus fronteras
a todos los continentes encontramos a la Organización de la Conferencia Islámica. Esta cuenta
con 57 miembros repartidos en cuatro continentes, como sede fue elegida la ciudad de
Yidda, en Arabia Saudita. Fue fundada el 15 de setiembre de 1969 por decisión de una
cumbre realizada en Rabat, Marruecos en respuesta al incendio de Al-Aqsa en Jerusalén.
Es la segunda mayor organización internacional luego de las Naciones Unidas. Esta orga-
nización es la voz del mundo musulmán en forma colectiva y es garante de la salvaguarda
y protección de los intereses del Islam en un marco de promoción de la paz y armonía.
Dentro de sus objetivos encontramos:
a) mejorar y consolidar lazos de solidaridad, cooperación y fraternidad entre los Es-
tados miembros; b) salvaguardar y proteger intereses comunes, brindar apoyo a causas
legítimas de los Estados miembros, coordinar y aunar esfuerzos frente a las problemáticas
que debe afrontar el mundo Islámico; c) respetar el derecho a la libre determinación de los
498
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
vigor el 4/01/1969.
22. Firmado el 16/12/1966 en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas, entró en vigor el
23/03/1976.
23. Firmado el 19/12/1966 en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas, entró en vigor el
23/03/1976.
24. Firmado el 16 de diciembre de 1966 en la ciudad de Nueva York, entró en vigor el 3 de enero de
1976.
25. Firmado el 18 de diciembre de 1979 en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas, entró en
vigor el 3/09/1981.
500
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
30Firmada el 20/11/1989 en la Sede de las Naciones Unidas en New York, entró en vigor el
2/09/1990.
502
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
504
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
caso de separación y divorcio será él quien obtenga la custodia de los hijos si así lo desea.
Señalo también que la mujer musulmana no tiene derecho dentro de la Sharia de casarse
con un no musulmán.
Respecto un proceso penal, la Sharia supone que la mujer es un testigo incompetente
en casos criminales, no importando cuál sea su conocimiento en la causa. En los procesos
civiles, se requieren dos testimonios femeninos para que sean aceptada la versión: dos mu-
jeres deben atestiguar lo mismo (ello para equilibrar a un hombre).
En materia de adulterio, la lapidación era admitida en el Corán, pero fue abrogada y
permaneció como un juicio legal. Sin embargo, el Azora 16 deroga el castigo por adulterio
al indicar que si se arrepienten y corrigen quienes hubieren cometido adulterio, habrá que
dejarlos porque Alá acepta el arrepentimiento y es compasivo.
Jurando por Alá, no hagáis de Él un obstáculo que os impida practicar la caridad, ser temerosos de
Alá y reconciliar a los hombres. Alá todo lo oye, todo lo sabe; II:225 Alá no tendrá en cuenta la
vanidad de vuestros juramentos, pero sí tendrá en cuenta la intención de vuestros corazones. Alá es
indulgente, benigno; II:226 Quienes juren no acercarse a sus mujeres tienen de plazo cuatro meses.
Si se retractan,... Alá es indulgente, misericordioso; II:227 Si se deciden por el repudio,... Alá todo lo
oye, todo lo sabe; II:228 Las repudiadas deberán esperar tres menstruaciones. No les es lícito ocultar
lo que Alá ha creado en su seno si es que creen en Alá y en el último Día. Durante esta espera, sus
esposos tienen pleno derecho a tomarlas de nuevo si desean la reconciliación. Ellas tienen derechos
equivalentes a sus obligaciones, conforme al uso, pero los hombres están un grado por encima de
ellas. Alá es poderoso, sabio; II :229 El repudio se permite dos veces. Entonces, o se retiene a la
mujer tratándola como se debe o se la deja marchar de buena manera. No os es lícito recuperar nada
de lo que les disteis, a menos que las dos partes teman no observar las leves de Alá. Y, si teméis que
no observen las leyes de Alá, no hay inconveniente en que ella obtenga su libertad indemnizando al
marido. Estas son las leyes de Alá, no las violéis. Quienes violan las leyes de Alá, ésos son los impíos;
II:230 Si la repudia, esta ya no le será permitida sino después de haber estado casada con otro. Si este
último la repudia. no hay inconveniente en que aquéllos vuelvan a reunirse, si creen que observarán
las leyes de Alá. Estas son las leyes de Alá Las explica a gente que sabe; II:231 Cuando repudiéis a
vuestras mujeres y estas alcancen su término, retenedlas como se debe o dejadlas en libertad como
se debe. ¡No las sujetéis a la fuerza, en violación de las leyes de Alá! Quien esto hace es injusto
consigo mismo. ¡No toméis a burla las aleyas de Alá, antes bien recordad la gracia de Alá para con
vosotros y lo que os ha revelado de la Escritura y de la Sabiduría, exhortándoos con ello! ¡Temed a
Alá y sabed que Alá es omnisciente!; II:232 Cuando repudiéis a vuestras mujeres y estas alcancen su
término, no les impidáis que se casen con sus maridos, si se ponen buenamente de acuerdo. A esto
se exhorta a quien de vosotros crea en Alá y en el último Día. Esto es más correcto para vosotros y
más puro. Alá sabe, mientras que vosotros no sabéis; II:233 Las madres amamantarán a sus hijos
durante dos años completos si desea que la lactancia sea completa. El padre debe sustentarlas y
vestirlas conforme al uso. A nadie se le pedirá sino según sus posibilidades. No se dañará a la madre
por razón de su hijo, ni al padre. Un deber semejante incumbe al heredero. Y no hay inconveniente
en que el padre y la madre quieran, de mutuo acuerdo y luego de consultarse, destetar al niño. Y, si
queréis emplear a una nodriza para vuestros hijos, no hacéis mal, siempre que paguéis lo acordado
conforme al uso. ¡Temed a Alá y sabed que Alá ve bien lo que hacéis!; II:234 Las viudas que dejéis
deben esperar cuatro meses y diez días; pasado ese tiempo, no seréis ya responsables de lo que ellas
dispongan de sí mismas conforme al uso. Alá está bien informado de lo que hacéis.
506
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
disolverse, sin perjuicio de las provisiones contenidas en la Ley islámica, según las cuales
las mujeres obtienen derechos equivalentes a los de sus esposos, de modo que se asegure
un justo equilibrio entre ellos. Esto es debido al respeto por la naturaleza sacrosanta de las
firmes creencias religiosas que gobiernan las relaciones maritales en Egipto y que no pue-
den ser puestas en duda y en vista del hecho de que una de las más importantes bases de
estas relaciones es la equivalencia de derechos y deberes, tendiendo a asegurar una com-
plementariedad que garantiza la igualdad real entre los esposos. Las normas de la Ley islá-
mica establecen que el marido pagará la dote a la esposa y la mantendrá confortablemente
y le dará también un pago en el caso de divorcio, mientras que la esposa retiene todos sus
derechos sobre su propiedad y no tiene obligación de gastar nada para su mantenimiento.
La Sharia, por tanto, restringe los derechos de la esposa al divorcio, haciéndolos depender
del dictamen de un Juez, mientras que no hay tal restricción para el marido”. 37 La reserva
general formulada al momento de la ratificación, que sustituía las dos anteriores, fue diri-
gida al art.238 y muy concisamente refería que Egipto deseaba cumplir con el contenido del
artículo siempre y cuando no contraríe la Ley islámica.
El mismo Corán establece para algunos delitos y actos contra Dios penas capitales. Estos
crímenes son las relaciones sexuales ilegales, el falso testimonio, el robo, el consumo de
alcohol, el adulterio y un legislador no puede abolirlos por hallarse en el libro sagrado. Si
se combate la aplicación de la pena de muerte, esto significa la falta a un precepto religioso.
No obstante, en algunas sociedades islámicas, cuyos líderes religiosos han manifestado su
oposición a este castigo, se entiende la interposición de recursos a favor del condenado
como un acto de piedad. De hecho, surge del capítulo V: 38 que “al ladrón y a la ladrona,
508
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
23.10. Bibliografía
510
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Para que podamos tener una precisa dimensión del Derecho Islámico y la causa fun-
damental que diferencia los sistemas jurídicos occidentales, tenemos que partir de la base
de que el proceso de laicización que vivió occidente a partir de la Revolución Francesa y
la consecuente separación entre Estado e Iglesia, no se ha producido en el mundo musul-
mán.
En Occidente, la ilustración humanista logró que el derecho se desvinculara de la
religión, concibiéndolo como una obra de los hombres, sin interferencias religiosas. En el
Islam, en cambio, no se puede discernir entre lo religioso y lo jurídico, ambos están unidos
inexorablemente en un solo cuerpo. Por esta razón, podemos definir al Derecho Islámico
como “la aplicación a los hombres de la ley de Dios”.
El derecho islámico se denomina “Sharia” –en árabe significa literalmente “ca-
mino”–, término que representa un camino a transitar, y donde se establecen los derechos
y obligaciones del creyente. Los principios emanados de estos derechos y obligaciones
proceden en primera instancia de dos fuentes principales: El Sagrado Corán, libro sagrado
de los musulmanes y la Tradición Profética, que son hechos concernientes a la vida del
Profeta Muhammad o Mahoma.
La ciencia que estudia y comenta la “Sharia” es el “Fiqh”2 (jurisprudencia islámica).
El “Fiqh” se divide en dos grandes aéreas temáticas: la primera referida a normas referentes
al culto religioso y la segunda a las relaciones interhumanas, abarcando diversas ramas del
derecho como el civil, comercial, penal, etc.
El origen de esta jurisprudencia islámica se debe a que, con la evolución y expansión
de la sociedad musulmana, surgieron cuestiones que no estaban reguladas en las fuentes
1. Huntington, S.P.: “The Clash of Civilizations?”, Foreign Affairs, 72:3 (1993: Summer) p.22.
2. Serrano Ruano, D.: Revista de ciencia de las religiones, 2004, XI, pp. 109-118, p. 109.
512
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Sin entrar en la historia de este conflicto, por la simple razón de que se podrían es-
cribir varios libros sobre el tema, se enfocarán exclusivamente las implicancias que este
conflicto tiene en la esfera de los Derechos Humanos.
En el comienzo de este capítulo, se propuso adoptar conceptualmente la teoría de
Huntington y su “choque de civilizaciones” como marco conceptual que puede describir
ciertos aspectos del conflicto contemporáneo y, específicamente, el que trataremos a con-
tinuación.
Huntington nos dice en su teoría que “la cortina de terciopelo” de la cultura parece
haber reemplazado a la “cortina de hierro” de la ideología. La “cortina de terciopelo” es
un punto o frontera de ruptura, de choque de civilizaciones, puesto que “las diferencias
culturales, en su opinión, marcan diferencias insalvables entre los individuos, los que ya no
buscaran su identificación primaria con la nacionalidad, sino en su religión, lengua y cos-
tumbre particulares”.
Unos de los primeros historiadores del sionismo, Richard Lichtheim lo definió al
como “el don de Europa al pueblo judío”. Refiriéndose, con esta frase, al hecho de que el
“nacionalismo judío” nace de la interacción de los judíos con la cultura europea. Esto nos
lleva a considerar –volviendo a la cortina de terciopelo– a esta región del mundo como un
lugar donde el “choque” o tensión se produce de forma más contundente desde la misma
creación del Estado de Israel en el año 1948.
El conflicto abarca varios aspectos, que sería imposible de analizar detalladamente
en este capítulo, por lo tanto, resulta necesario seleccionar los últimos hechos que tienen
que ver con el conflicto. Hechos que se han desarrollado en un entorno de violencia cre-
ciente debido a la radicalización –de ambos bandos– en la disputa.
Específicamente, se hace referencia a la Franja de Gaza y las últimas tres operaciones
militares realizadas por el Estado de Israel. “Plomo Fundido” del año 2008-2009, “Pilar
Defensivo” del año 2012 y, por último, “Margen Protector” del año 2014.
En primer lugar, corresponde hablar acerca del grupo islámico Hamás 5, que gobierna la
Franja de Gaza desde el año 2007, grupo que introduce el fundamentalismo islámico en el
conflicto. Cuando se haga referencia a las operaciones militares realizadas por el Estado
de Israel, la atención se centrará en “Plomo Fundido”, del año 2008-2009. Si bien las tres
operaciones guardan similitud en cuanto a los hechos que desencadenaron el espiral de
violencia, con resultados bastante parecidos, la razón por la que se hace foco en “Plomo
Fundido”, radica en que se realizó un extenso informe a pedido del CDH de la ONU,
conocido como “el informe Goldstone”, al que se hace referencia para conocer las con-
clusiones a la que arribó la Misión que investigó lo sucedido.
514
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Estas características de la respuesta militar israelí, llevó a que se estableciera una Mi-
sión de Investigación en el seno de la CDH en el año 2009. El 3 de abril de 2009, el
Presidente del CDH creó la Misión de Investigación de las Naciones Unidas sobre el Con-
flicto de Gaza con el mandato de: “investigar todas las violaciones de las normas interna-
cionales de derechos humanos y el derecho humanitario internacional que pudieren
haberse perpetrado en cualquier momento en el contexto de las operaciones militares que
se ejecutaron en Gaza durante el período del 27 de diciembre de 2008 al 18 de enero de
2009, ya fuere antes, durante o después de él”.
El Presidente de la CDH designó al juez Richard Goldstone, ex juez del Tribunal
Constitucional de Sudáfrica y Fiscal del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia
y Ruanda, para que encabezase la Misión.
El resultado de esta investigación fue un extenso informe 8 de 575 páginas, donde en
varias ocasiones pone en manifiesto la negativa del Estado de Israel en colaborar con la
investigación. Asimismo, el informe concluye que tanto las fuerzas israelíes como los gru-
pos armados palestinos cometieron graves violaciones del derecho internacional, incluidos
crímenes de guerra y, posiblemente, crímenes contra la humanidad.
Con respecto al Estado de Israel, establece que un gran número de ataques fueron
realizados contra personas y objetivos civiles de manera intencionada, y con el fin de pro-
pagar el terror entre la población civil de la Franja de Gaza.
El informe también señala el bloqueo en que se encuentra la Franja, estableciendo
que el Estado de Israel incumplió con el deber de respetar el derecho de la población de
Gaza a un nivel de vida adecuado, incluido el acceso a la comida, agua y vivienda digna.
En especial, se cometieron actos que privaron a la población palestina de Gaza de los
medios de sustento, el empleo, la vivienda y el agua, que le negaron la libertad de circula-
ción y su derecho a entrar y salir de su país, que limitaron su acceso a un remedio efectivo
y que podrían constituir persecución, es decir, un crimen de lesa humanidad.
Asimismo, consideró que el grupo armado palestino violó el principio de distinción
al lanzar ataques deliberados contra poblaciones civiles israelíes, y consideró que este tipo
de ataques constituyen un crimen de guerra, y pueden constituir un crimen de lesa huma-
nidad. Con respecto a las acusaciones del Gobierno israelí sobre la utilización de escudos
humanos por parte de Hamás, la Misión de Investigación no encontró pruebas de que los
grupos armados palestinos dirigieran a civiles a zonas donde se estaban lanzando ataques,
o de que obligaran a la población civil a quedarse en sus cercanías, ni tampoco pruebas de
que el gobierno de facto de Hamás o los grupos armados palestinos utilizaran hospitales
para ocultar actividades militares, o utilizaran ambulancias para transportar combatientes,
o de que los grupos armados palestinos entablaran combate desde el interior de hospitales
o de instalaciones de la ONU utilizadas como refugio.
El gobierno de Israel negó los resultados a los que arribó esta Misión. Fundamental-
mente basa su crítica en considerar a la CDH, un órgano que históricamente ha sido crítico
con el accionar del Estado de Israel, razón por la cual justificó la no colaboración en la
investigación.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
24.8. Conclusión
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Nuestro propósito fue diferente y opuesto, y hemos tratado de hacer del lenguaje un ám-
bito bidireccional de comunicación entre el autor y los lectores.
En esta Parte VIII también se ha dado lugar al derecho a la intimidad. Por mi parte
siempre he preferido referirme a la privacidad. Stier avanza con decisión en esta cuestión
relacionada con la actualidad tecnológica. Tema actual.
Me siento como comentando un menú de platos exquisitos, y eso es lo que estoy
haciendo en las portadas de cada capítulo, pasando ahora a los derechos culturales que, a
veces, parecen estar en la letra chica de los derechos humanos, lo que no es cierto. Sol de
Brito, abogada y traductora, es una jurista que ha comprendido la importancia de estos
derechos y los ha expuesto con claridad, como lo hace en sus clases.
Los últimos serán los primeros. En este caso se trata de un trabajo novedoso sobre
los derechos humanos en las empresas. El tema no ha sido muy transitado en la bibliografía
y por tanto el planteo nos pareció muy motivador. Siempre la empresa ha sido considerada
en otras materias y se han desconocido los aspectos humanos que se hallan involucrados
en su accionar. Por suerte, en este caso hemos contado con el aporte, no de una jurista,
sino de una economista, que además es norteamericana de origen y argentina de adopción.
Se trata de Mary Teahan, con la que hemos recorrido múltiples caminos. Mary Teahen es
una economista muy conocida en el ámbito empresario en el campo bancario, financiero
y del marketing. He protagonizado múltiples anécdotas con ella. Recuerdo un viaje a
Atlanta Georgia, en el que nos extraviamos y fuimos a dar en un suburbio, perdidos y luego
guiados generosamente por un “homeless” o, en traducción, una persona en situación de
calle. Hemos compartido historias y trabajos, y continuamos haciéndolo.
Volvemos al relato
¿Cómo hacer para acertar con 209 segmentos? Había una oferta de un millón de
libras esterlinas en juego para el que descifrara la incógnita. Casi dos millones de dólares.
¿Cómo poder operar 1095 combinaciones y hasta 10500? Las computadoras emitían
sonidos mecánicos y las pantallas producían un brillo blancuzco en el ambiente que se
reflejaba en la cara. Quedaban solo dos horas y el poliedro iluminado...
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
6 Caso de los “Niños de la Calle”, op. Cit. Voto conjunto de los jueves A.A. Cançado Trindade y A.
Abreu Burelli.
7 Caso de los “Niños de la Calle”, op. Cit.
8 Caso Baldeón vs. Perú, Fondo, Reparaciones y Costas, Corte IDH, 06/04/2006, párr. 81, 83, 84 y
85.
9. Firmada el 22/11/1969 en San José de Costa Rica, entro en vigor el 18/07/1978.
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Internacional de los Derechos y Deberes del Hombre para que lo estudiara la Novena
Conferencia Internacional de Estados Americanos12. El artículo 1 del aludido Proyecto
expresaba que: “Toda persona tiene derecho a la vida. Este derecho se extiende al derecho
a la vida desde el momento de la concepción; al derecho a la vida de los incurables, imbé-
ciles y dementes […]”.13 Sin embargo, posteriormente se formó un grupo de trabajo para
que formulara observaciones y redactara un documento final. Finalmente, el artículo 1 de
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes Fundamentales del Hombre fue
aprobado con el siguiente texto: “Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y
a la seguridad de su persona”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos estableció al respecto que la
adición de la frase “en general, desde el momento de la concepción” no significa que quie-
nes formularon la Convención hayan tenido la intención de modificar el concepto de de-
recho a la vida que prevaleció en Bogotá, cuando aprobaron la Declaración Americana. 14
En síntesis, el texto en cuestión se introdujo para evitar que el artículo 4 pudiera ser
interpretado restrictivamente, pudiendo excluir las diversas formas de aborto prevista en
la mayoría de los sistemas legales de los Estados Americanos (como es el caso de la Ar-
gentina, que será analizado posteriormente), por ello, reenvía la protección del derecho a
la vida a la legislación interna y deja a cada Estado la facultad de resolver en sus derechos,
si la vida comienza y merece protección desde el momento de la concepción o en algún
otro momento anterior al nacimiento.15 Por ello, consideró que la frase “en general” con-
tenida en el artículo 4.1 de la CADH se introdujo para evitar una interpretación restrictiva
que pudiera ser entendida como excluyente de la permisión de diversas formas de aborto
prevista por la mayoría de los Estados americanos. 16
Derechos Humanos “Artavia Murillo V. Costa Rica”. Alfonzo Ruiz Miguel y Alejandra Zuñiga Fa-
juri. Disponible en www.cecoch.cl/docs/pdf/revista_12_1_2014/derecho_a_la_vida.pdf.
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Como bien se puede leer del texto, la CADH, no proscribe, en principio, la pena de
muerte, sino que limita su ejercicio a favor de una inequívoca tendencia a por lo menos, su
desaparición. La CIDH en su Opinión Consultiva 03/83 21, solicitada por la Comisión a
propósito de una reserva hecha por Guatemala al momento de ratificar la CADH, al res-
pecto si la pena de muerte podría imponerse por nuevos delitos comunes conexos con un
delito político, la CADH Corte expresó que artículo 4 establece un límite definitivo a la
pena de muerte para toda clase de delitos hacia el futuro.
No debemos olvidar en palabras de la CADH, que toda persona tiene derecho a que
se respete su vida y que nadie puede ser privado de ella arbitrariamente. Es por eso que,
tal como establece el artículo 4.3 de la Convención, los Estados que han abolido la pena
de muerte, no pueden volver a reestablecerlas, que aquellos que todavía no lo han hecho,
no pueden extender su aplicación a los delitos en los cuales no estaban previstos y que esta
no puede imponerse sino en virtud de una sentencia emanada de un tribunal competente,
es decir, que como mínimo debe ser resultado de un proceso en el cual se le respeten las
debidas garantías al acusado en los términos de los artículos 8 y 25 de la CADH. 22
Entonces, del texto en cuestión se desprenden dos limitaciones con respecto a los
delitos pasibles de aplicar la pena capital: En primer lugar, se dispone que la pena de muerte
solo podrá imponerse en los delitos más graves y, en segundo lugar, se excluye absoluta-
mente su aplicación a los delitos políticos o aquellos comunes pero conexos a los políticos.
Con respecto a la persona, la CADH establece otras dos limitaciones: la pena de muerte
no se aplicará a quienes en el momento de la comisión del delito tuvieren menos de dieci-
ocho años de edad o más de setenta y a las mujeres que se encuentren en estado de gravi-
dez.
Más allá de la razón expuesta anteriormente, acerca de la progresiva eliminación de
la pena de muerte a los efectos de asegurar una mejor protección del derecho a la vida en
los Estados Americanos, se debe tener en cuenta que estas limitaciones tienen su origen
en que aquella produce consecuencias irreparables, que son imposibles de subsanar poste-
riormente.23
En la Argentina, la pena de muerte, ha sido abolida de nuestra legislación al ser de-
rogada la ley penal N° 21.388 emitida en la dictadura. En virtud de lo expresado por el
párrafo precedente del artículo 4 de la CADH, la Argentina no podrá ser reestablecida.
D) “6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la
conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se puede aplicar la pena de
muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente”.
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regulación se realice acorde con la letra de la Convención. La Corte IDH, a su vez, efectuó
principalmente las siguientes determinaciones: a) El alcance que debe darse al término
“concepción”. Al respecto, la Corte IDH resalta que científicamente se diferencian dos
momentos complementarios y esenciales en el desarrollo embrionario: la fecundación y la
implantación, siendo que solo al cumplirse el segundo momento se cierra el ciclo que per-
mite entender que existe la concepción. Es más, asegura que la “concepción” no puede ser
comprendido como un momento o proceso excluyente del cuerpo de la mujer, dado que
un embrión no tiene ninguna posibilidad de supervivencia si la implantación no sucede,
por ello, se debe entender tal concepto desde el momento en que ocurre la implantación,
razón por la cual considera que antes de este evento no procede aplicar el artículo 4 de la
CADH; b) Proporcionalidad de la medida de prohibición. La decisión de tener hijos bio-
lógicos a través del acceso a técnicas de reproducción asistida forma parte del ámbito de
los derechos a la integridad personal, libertad personal y a la vida privada y familiar. Asi-
mismo, un derecho puede ser restringido por los Estados siempre que las injerencias no
sean abusivas o arbitrarias; por ello, deben cumplir con los siguientes requisitos: estar pre-
vistas en ley en sentido formal y material, perseguir un fin legítimo y cumplir con los re-
quisitos de idoneidad, necesidad y proporcionalidad. Por ello, la prohibición de la FIV
impactó en la intimidad de las personas, toda vez que uno de los efectos indirectos de
dicha prohibición ha sido que, al no ser posible practicar esta técnica en el Estado de Costa
Rica, los procedimientos que se impulsaron para acudir a un tratamiento médico en el
extranjero exigían otros aspectos, tales como el económico y psicológico. Finalmente, la
Corte IDH declaró que Costa Rica fue responsable por haber violado los artículos 5.1, 7,
11.2 y 17.2, en relación con el artículo 1.1 de la CADH.
a. Obligación de prevención
26. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Corte IDH, 29 de julio de 1988, párrafo 175.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Luego de la reforma constitucional del año 1994, la protección del derecho a la vida
se positivizó, con la jerarquización de numerosos instrumentos internacionales tal como
consta en el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional, con lo cual no hace falta acudir
al artículo 33 de la Constitución Nacional de los derechos implícitos para fundamentar su
protección.
Haciendo una muy breve alusión sobre la sanción del nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación aprobado por ley 26994 podemos decir que ha introducido numerosos cam-
bios, entre ellos, su artículo 19 al expresar que comienza “la existencia de la persona hu-
mana con la concepción”, mejorando así notablemente la antigua redacción de los artículos
63 y 70 del Código Civil de Vélez.
No solo las normas de nuestro país disponen el inicio de la vida desde la concepción,
sino que también gran cantidad de jurisprudencia apoya tal sentido. Por ejemplo, la CSJN
tiene establecido: “[…] El comienzo de la vida humana tiene lugar con la unión de los dos
gametos, es decir con la fecundación; en ese momento, existe un ser humano”. 33
Algunos instrumentos internacionales que cabe mencionar:
a) La Convención de los Derechos del Niño 34, con las reservas que la Ar-
gentina le introdujo mediante la ley 2384935 conforme su artículo 2, en el sentido
de que “[...] se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su con-
cepción”.
05/03/2002.
34 Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el 20 de noviembre
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25.6. Eutanasia
El término “eutanasia” proviene del griego, eu (bueno) y thanatos (muerte), que quiere
decir “buena muerte”.43 A diferencia de la muerte digna consiste en aquellas intervenciones
(mediante acciones u omisiones) que en consideración de una persona, buscan causarle la
muerte para evitar una situación de sufrimiento, bien a petición de esta, bien por considerar
que su vida carece de la calidad mínima para que merezca el calificativo de digna. 44
En síntesis, del análisis de la definición podemos deducir que es necesario que:
a) La muerte sea provocada por un tercero.
b) Exista una situación de sufrimiento para la persona, como por ejemplo,
una enfermedad terminal.
c) La muerte sea provocada por una acción u omisión deliberada.
La eutanasia ofrece diversas clasificaciones, pero a los efectos del presente, nos en-
focaremos en solo dos: la activa o pasiva. La eutanasia activa o voluntaria es aquella en la
que existe una acción positiva tendiente a producir la muerte (ejemplo: suministrar una
inyección con alguna sustancia mortal). En cambio, la eutanasia pasiva es la producida por
la omisión de tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos que adelanten la muerte.45
En la Argentina, la eutanasia se encuentra prohibida y atenta sin dudas contra el bien
jurídico protegido “vida”. Se encuentra legislada en diversas normas:
a) Código Penal: el Código Penal no introduce expresamente la palabra
“eutanasia”. Sin embargo, el artículo 79 establece, bajo la figura de homicidio
simple que “se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que
matare a otro siempre que en este código no se estableciere otra pena”.
b) La ley de Ejercicio de la Medicina46 al establecer en su artículo 19, inciso
3, que “respetar la voluntad del paciente en cuanto sea negativa a tratarse o
43 http://www.medmun.org.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=302%3Abole-
tin-resp-prof-ano-3-no-14-ago-2009&catid=69%3Amundo-hospitalario-ano-xviii-no155-agosto-
2009&limitstart=1
44 Farrell, M.D.: La ética del aborto y la eutanasia, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1993, pág. 30.
45 http://www.gracielamedina.com/prolongar-la-vida-o-prolongar-la-agon-a-la-eutanasia-en-el-de-
recho-argentino/
46 Ley Nacional N° 17132.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Jurisprudencia argentina
Corte Suprema de Justicia de la Nación, “Saguir y Dib, Claudia Graciela s/
autorización” sentencia de fecha 06/11/1980.
Corte Suprema de Justicia de la Nación, “Cisilotto, María del Carmen Bari-
calla de c/ Estado Nacional (Ministerio de Salud y Acción Social) s/ amparo”,
sentencia de fecha 27/01/1987.
Corte Suprema de Justicia de Justicia de la Nación, “Bahamondez, Marcelo s/
medida cautelar”, sentencia de fecha 06/04/1993.
Corte Suprema de Justicia de la Nación, “Mosqueda, Sergio c. INSSJP”,
Fallos: 329:4918, Sentencia de fecha 07/11/2006.
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2.“Ponzetti de Balbin, Indalia c/Editorial Atlántida S.A. s/daños y perjuicios”, CSJN, Fallos:
306:1892, Recurso extraordinario, 11 de diciembre de 1984.
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de los derechos naturales de cada hombre no tienen otros límites que los que garantizan a
los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos; y que “Nada que
no esté prohibido por la ley puede ser impedido, y nadie puede ser constreñido a hacer
algo que esta no ordene”.8
Estos instrumentos dan cuenta que el respeto que debe tenerse desde el Estado y
entre iguales por la integridad personal tiene sustento en que todos los hombres son iguales
entre sí, y que mientras no se perjudique a otros, cada ser humano puede actuar de la
manera en la que libremente su autodeterminación personal le indique.
Ahora pues, no es hasta después de finalizada la Segunda Guerra Mundial que se
presenta el escenario propicio para el auge de expansión de las protecciones estatales hacia
el ámbito del derecho internacional público mediante la creación del concepto de “Dere-
chos Humanos”, tal y como se conocen hoy en día.
En lo concerniente a los sistemas de protección de derechos conocidos hasta hoy,
hay que diferenciar conceptualmente las declaraciones –instrumento internacional que ex-
presa un conjunto mancomunado de intenciones que prima facie no genera obligaciones– y
los tratados, propiamente dichos –instrumento de derecho internacional público que, si
cumple con los requisitos de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados 9,
genera obligaciones para los estados que lo hayan firmado y ratificado.
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Y es entonces que desde el deseo de integración de las principales potencias del viejo
continente se consolida en el Consejo de Europa. 20 Dentro de esta organización interna-
cional se dictan los dos principales instrumentos europeos de protección de los derechos
humanos: la Convención Europea de Derechos Humanos 21 –de ahora en más CEDH– y
la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea 22–de ahora en más CDFUE–.
La CEDH tiene un esquema de protección similar a la ya analizada en el PIDCyP,
toda vez que se repiten sistemáticamente la prohibición de la tortura 23, el derecho a la
libertad personal24, el respeto a la vida privada25, y el respeto a la libertad de pensamiento,
de conciencia y de religión.26 El único derecho que no es expresamente protegido es el
derecho a no ser molestado por las opiniones personales.
Por otro lado, la CDFUE es un instrumento internacional dictado en conjunto por
el Parlamento Europeo, el Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea, y es
aplicable a las instituciones europeas en cumplimiento del principio de subsidiariedad, y en
ningún caso puede exceder las competencias y las tareas que los Tratados le confieren.
También es aplicable a los países de la Unión Europea cuando emplean la legislación co-
munitaria.
Tenemos aquí entonces frente a un documento que de manera muy sistemática se
encuentra dividido en Títulos, entre los cuales se desarrollarán los primeros dos: el referido
a la dignidad y el referido a las libertades.
En el título de la dignidad, por un lado, se encuentra particularmente reconocida la
protección a la dignidad humana en dos de los aspectos señalados anteriormente, dado que
se reconoce que toda persona tiene derecho a su integridad física y psíquica27, mientras que por otro
lado se repite la prohibición que férreamente –y sin excepciones– establece que nadie podrá
ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. 28
Ahora bien, en el marco del título segundo, el Parlamento Europeo, el Consejo de la
Unión Europea y la Comisión Europea han decidido contemplar las mismas libertades ya
reconocidas en otros instrumentos internacionales, para mantener así los parámetros esta-
blecidos internacionalmente. En este sentido, se reconoce y se garantiza el derecho a la libertad
y a la seguridad,29 el respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de sus comunicaciones,30 y el
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
aspectos pueden encontrarse referencias explicitas que se relacionan con la integridad per-
sonal desde el ángulo de las obligaciones que les corresponden a los estados firmantes. En
este sentido, los estados se comprometen a asegurar que en su libre desenvolvimiento se
respeten los derechos de las personas humanas 41, toda vez que es su responsabilidad la
plena realización de la persona humana 42 y, por último, que se le debe dar importancia
primordial al estímulo de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura orientadas hacia
el mejoramiento integral de la persona humana. 43
En la Convención Americana de Derechos Humanos44 –de ahora en más CADH–
se halla dispuesto un sistema similar de protección al reseñado en el PIDCyP. En primer
lugar, en el art. 5 se reconoce el respeto de la integridad física, psíquica y moral al cual tiene
derecho toda persona. Vemos aquí la fórmula más abarcativa de todas las elaboradas, ya
que se establecen todas las aristas que merecen el compromiso, el respeto y la protección
de los estados firmantes.
Es una pena que no se hallen referencias ni detalles respecto del alcance de la pro-
tección, dado que cuanto más definido esté el concepto más se puede reconocer y proteger,
pero ni aún los trabajos preparatorios de la CADH se explayan sobre el tema. 45
Sobre la arista de la integridad física es en la que se hace hincapié (como en los demás
tratados ya analizados), buscando delimitar todas aquellas posibilidades en las que el Es-
tado puede llegar a tener responsabilidad, siendo la primer prohibición el sometimiento a
torturas, penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes 46, mientras que acto seguido cobra una
crucial relevancia la situación que acontece cuando el Estado priva legítimamente a una
persona de su libertad ambulatoria (en el marco de un proceso penal), toda vez que se
suscitan una larga lista de protecciones que responsabilizan al Estado en esta situación en
particular. La más importante de ellas establece que toda persona privada de libertad será tratada
con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano47, mientras que en los demás incisos del
artículo 5 se intenta tejer una red mínima de seguridad respecto de la persona privada de
su libertad (ya sea de manera preventiva o cumpliendo una sentencia firme).
El objetivo de este capítulo no pretende analizar esa situación en particular, pero es
en extremo necesaria mencionarla, dado que, si no se regula y controla la relación entre el
Estado y las personas privadas de su libertad ambulatoria, puede dar lugar a un sinfín de
atrocidades y vejaciones.
Por otro lado, y aquí siguiendo la línea establecida por los otros instrumentos inter-
nacionales referidos, la protección de la arista psíquica y moral se encuentra diseminada en
nacionalidad, credo o condición social, tienen derecho al bienestar material y a su desarrollo espiri-
tual, en condiciones de libertad, dignidad, igualdad de oportunidades y seguridad económica.
41. Carta OEA, Art. 17.
42. Ob. cit. Art.33.
43. Ob. cit. Art 47.
44. Firmado en la ciudad de San José, Costa Rica el 22/11/1969 y con entrada en vigencia el
18/07/1978.
45. Ver “La Convención Americana: teoría y jurisprudencia” de Cecilia Medina Quiroga, Centro de
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Sin ser más extensivo que las protecciones ya reseñadas, el entendimiento de la pro-
tección y la completitud a la hora de fijar el respeto por la integridad personal resulta ser –
en mi opinión a mi entender– el más completo de todos los sistemas.
Más allá de estos artículos, donde especialmente la integridad física es resguardada,
las demás aristas también encuentran su reconocimiento y protección, toda vez que se
protegen: la libertad de conciencia y profesión, y la libre práctica de la religión 59; el derecho
de a expresar y difundir sus opiniones 60; la libertad de asociación61 y de reunión62; el dere-
cho al disfrute del mejor estado físico y mental posible 63; el derecho a la educación y a
participar libremente en la vida cultural de la comunidad64 y, por último, a la familia y a los
sectores que tienen necesidades especiales, tales como ancianos y minusválidos. 65
Para finalizar, y dejando abierta una ventana para no perderle atención a una posible
injerencia del Estado avalada por este instrumento, el Art. 18, inc. 3, dispone que el Estado
tiene el deber de promover y proteger la moral y los valores “tradicionales reconocidos
por la comunidad”.
En nuestro sistema normativo, la Constitución Nacional –de ahora en más CN– re-
sulta ser el primer punto de análisis, conformando un inquebrantable tándem los derechos
reconocidos en los artículos 14, 15, 18, 19 y 33, toda vez que no existe un reconocimiento
unificado de la garantía de la integridad personal.
La integridad física se halla protegida en el artículo 15, en el que se prohíbe la escla-
vitud en la República Argentina, en el artículo 3366, el cual refiere que las declaraciones,
derechos y garantías que enumera la Constitución no serán entendidos como negación de
otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía
del pueblo y de la forma republicana de gobierno, y en reconocimiento expreso que el
artículo 18 hace en relación con los fines que tienen las cárceles67, mientas que la integridad
moral y la integridad psíquica haya su protección, por un lado, a través del derecho a pu-
blicar sus ideas por la prensa sin censura previa, de asociarse con fines útiles, de profesar
libremente su culto, de enseñar y aprender, tal y como refiere el artículo 14.
Párrafo aparte merece el artículo 19 de la CN, toda vez que allí se encuentra delineado
el –tan interpretado– límite que toda persona puede oponerle el Estado en cuanto a su
ámbito privado, entendido este como el espacio de realización propia donde las acciones
plícitos.
67. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos
detenidos en ellas.
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71. Esto a través de Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, Adoptada por la Asamblea General de Naciones
Unidas en su resolución 3452 (XXX), del 9/12/1975.
72. Maritza Urrutia Vs. Guatemala, CIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 27 de noviembre de 2003.
73. Cfr. Baldeón García Vs. Perú, CIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 6 de abril de 2006; García Asto
y Ramirez Rojas Vs. Perú, CIDH, Sentencia, 25 de noviembre de 2005; Caesar Vs. Trinidad y Tobago,
CIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 11 de marzo de 2005; Tibi Vs. Ecuador, CIDH, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, 7 de septiembre de 2004; entre otros.
74. Adoptada el 10/12/1984, en Ginebra, con entrada en vigencia el 26/06/1987.
75. Aprobado por la Res. Gral. 57/199 AGNU del 9/01/2003.
76. Adoptada el 9/12/1985 en Cartagena de Indias, con entrada en vigencia el 28/02/1987.
77. Adoptada en Estrasburgo, el 26/11/ 1987, con entrada en vigencia el 1/02/1989.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
no respeten la dignidad inherente del ser humano” 85; “La forma en que se trata a un dete-
nido debe estar sujeta al escrutinio más estricto, tomando en cuenta la especial vulnerabi-
lidad de aquél”86,“y esta circunstancia obliga al Estado a ejercer su función de garante
adaptando todos los cuidados que reclama la debilidad, el desconocimiento y la indefen-
sión que presentan naturalmente, en tales circunstancias, los menores de edad”. 87
85. Cfr. Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) Vs. Venezuela, CIDH, Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas, 5 de julio de 2006, párr. 85 y, Poltoratskiy Vs.Ucrania, TEDH, Sentencia, 29
de abril de 2003, párr. 148.
86. Cfr. Iwanczuk Vs. Polonia, TEDH, Sentencia, 15 de noviembre de 2001, párr. 53.
87. Cfr. Bulacio Vs. Argentina, CIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 18 de septiembre de 2003, párr.
126.
88. Cfr. Torres Millacura y otros Vs. Argentina, CIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 26 de agosto de
2011
89. Cfr. Bueno Alves Vs. Argentina, CIDH, Fondo, Reparaciones y Costas, 11 de mayo de 2007, párr.
104.
90. Ibíd. párr. 111.
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En la medida que no se permita al hombre poder desplegar con total libertad todos
sus deseos, sus inquietudes, sus intenciones, sus valores, resulta imposible que el respeto
por la integridad personal sea óptimo y completo. Pero, de seguir así –asumiendo compro-
misos internacionales, trabajando para evitar y sancionar las vejaciones que padecen las
personas detenidas y reconociendo localmente más derechos y más garantías altamente
celebrados– el Estado argentino se encamina a transformarse en un Estado en condiciones
cada vez más óptimas para que cada persona pueda desarrollarse hasta alcanzar su máximo
potencial.
26.10. Bibliografía
Travieso, J.A.: Historia de los derechos humanos y garantías, Buenos Aires, He-
liasta, 1998.
Travieso, J.A.: Los derechos humanos en la Constitución de la República Argentina:
tratados-leyes-doctrina-jurisprudencia, Buenos Aires, Eudeba, 1996.
Gelli, M.A.: Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, Buenos
Aires, La Ley, 2008.
Bovino, A.: Justicia penal y derechos humanos, Buenos Aires, Astrea, 2004.
Travieso, J.A.: Historia de los derechos humanos y garantías, Buenos Aires, He-
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Travieso, J.A.: Los derechos humanos en la Constitución de la República Argentina:
tratados-leyes-doctrina-jurisprudencia, Buenos Aires, Eudeba, 1996.
Gelli, M.A.: Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, Buenos
Aires, La Ley, 2008.
Bovino, A.: Justicia penal y derechos humanos, Buenos Aires, Astrea, 2004.
Constitución Nacional
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
Declaración Universal de Derechos Humanos
Carta de las Naciones Unidas
Convención Americana de Derechos Humanos
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
Convención contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes
Convención Interamericana para sancionar y prevenir la tortura
Convención Europea de Derechos Humanos
Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea
Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos
Código Penal Argentino
Subcomité para la Prevención de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhuma-
nos o Degradantes
Informe Anual de 2013 de la Comisión Provincial por la Memoria
Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
Jurisprudencia de Corte Interamericana de Derechos Humanos
Jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos
Jurisprudencia del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
27.3.1. La esclavitud
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
“Artículo 2
1. A los efectos del presente Convenio, la expresión "trabajo forzoso u obli-
gatorio" designa todo trabajo o servicio exigido a un individuo bajo la amenaza
de una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntaria-
mente.
2. Sin embargo, a los efectos del presente Convenio, la expresión "trabajo
forzoso u obligatorio" no comprende: a) Cualquier trabajo o servicio que se exija
en virtud de las leyes sobre el servicio militar obligatorio y que tenga un carácter
puramente militar; b) Cualquier trabajo o servicio que forme parte de las obliga-
ciones cívicas normales de los ciudadanos de un país que se gobierne plenamente
por sí mismo; c) Cualquier trabajo o servicio que se exija a un individuo en virtud
de una condena pronunciada por sentencia judicial, a condición de que este tra-
bajo o servicio se realice bajo la vigilancia y control de las autoridades públicas y
que dicho individuo no sea cedido o puesto a disposición de particulares, com-
pañías o personas jurídicas de carácter privado; d) Cualquier trabajo o servicio
que se exija en casos de fuerza mayor, es decir, guerra, siniestros o amenaza de
siniestros, tales como incendios, inundaciones, hambre, temblores de tierra, epi-
demias y epizootias violentas, invasiones de animales, de insectos o de parásitos
vegetales dañinos, y, en general, en todas las circunstancias que pongan en peligro
o amenacen poner en peligro la vida o las condiciones normales de la existencia
de toda o parte de la población; e) Los pequeños trabajos comunales, es decir, los
trabajos realizados por los miembros de una comunidad en beneficio directo de
esta, trabajos que, por consiguiente, pueden considerarse como obligaciones cí-
vicas normales que incumben a los miembros de la comunidad, a condición de
que la misma población o sus representantes directos tengan el derecho de pro-
nunciarse sobre la necesidad de esos trabajos”.3
Este convenio está complementado por el Convenio sobre la abolición del Trabajo
Forzoso, también firmado en el marco de la OIT el 25 de junio de 1957 y que entró en
vigor a partir del 17 de enero de 1959.
Asimismo, el 7 de septiembre de 1956 se firma la “Convención suplementaria sobre
la abolición de la esclavitud, la trata de esclavos y las instituciones y prácticas análogas a la
esclavitud” que entra en vigencia a partir del 30 de abril de 1957, en donde se promueve el
abandono de las instituciones y prácticas no solo de la esclavitud sino también de las
564
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
“Artículo 1
Las Partes en el presente Convenio se comprometen a castigar a toda per-
sona que, para satisfacer las pasiones de otra: 1) Concertare la prostitución de
otra persona, aun con el consentimiento de tal persona; 2) Explotare la prostitu-
ción de otra persona, aun con el consentimiento de tal persona.
Artículo 2
Las Partes en el presente Convenio se comprometen asimismo a castigar a
toda persona que: 1) Mantuviere una casa de prostitución, la administrare o a
sabiendas la sostuviere o participare en su financiamiento; 2) Diere o tomare a
sabiendas en arriendo un edificio u otro local, o cualquier parte de estos, para
explotar la prostitución ajena”.5
Sin embargo, lejos de erradicarse esta problemática, con el transcurso de los años esta
situación fue empeorando, y la trata de personas se expandió no solo a la explotación
sexual sino también a la esclavitud reproductiva y al tráfico de órganos.
Las organizaciones criminales que se dedican a estas actividades, comienzan a crecer
y a tener mayor poder, dejando de ser solo un problema de uno o algunos Estados y pasa
a ser una problemática transnacional.
Ante esta situación en el marco de la Organización de las Naciones Unidas en el año
2000, en Palermo, Italia, se firmó la “Convención de las Naciones Unidas contra la delin-
cuencia organizada Transnacional” que trata todos los delitos que son producto de un
crimen organizado, que supera los límites de uno o más Estados y afecta a la población
Mundial. En ese sentido, este instrumento le impone a los Estados parte, la obligación de
prevenir y sancionar a todas las personas que formen parte de estas organizaciones trans-
nacionales destinadas a cometer delitos.
De manera complementaria a esta Convención, es que se dicta el “Protocolo de las
Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente
Mujeres y Niños”. En su artículo tercero define lo que es trata de personas cuando dice:
“...Por "trata de personas" se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la aco-
gida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras
formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de
vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consen-
timiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa
explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas
566
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin
perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que
aseguren su comparecencia en el juicio. 6. Toda persona privada de libertad tiene derecho
a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que este decida, sin demora, sobre
la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran
ilegales. En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada
de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin
de que este decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido
ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona [...]”. 8
Para que esta privación de la libertad sin condena firme, no sea violatoria del derecho
a la libertad personal debe cumplir determinados requisitos.
En primer lugar, siempre debe ser en el marco de un proceso penal, no quedando
habilitado este instituto para los procedimientos judiciales de los demás fueros.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta la finalidad de la Prisión Preventiva, que
debe emplearse únicamente con fines procesales para cautelar los efectos del proceso9. Es
decir, no se puede aplicar como un adelanto de pena, sino para asegurar que no se vea
frustrada la investigación penal.
De ello, se deriva que para que la prisión o detención preventiva sea legal y legítima
debe estar orientada a asegurar que el imputado no impedirá el desarrollo eficiente de las
investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia.
De esta manera, si tenemos en cuenta la finalidad de la prisión preventiva, no es
viable aplicarla por un tiempo excesivo, ya que se frustraría el objetivo y se convertiría en
un adelanto de pena. Por lo tanto, la Prisión Preventiva será legal y legítima, siempre y
cuando no exceda el tiempo razonable.
Esta afirmación se infiere del inciso quinto del artículo 7 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, que establece que la persona “[…] tendrá derecho a ser juzgada
dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad […]”10 y del Artículo 9 inc. 3 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos cuando dice: “[...] La prisión preventiva
de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general, pero su libertad
podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia del acusado en el acto
del juicio, o en cualquier momento de las diligencias procesales y, en su caso, para la eje-
cución del fallo [...]”.11
Este plazo razonable no es un plazo fijo e inflexible, y queda a la interpretación del
juez competente.
He aquí el conflicto, definir qué se entiende por “plazo razonable”. Ya que, si el plazo
de detención sin sentencia firme no es razonable, vulnera no solo el derecho a la libertad
personal sino también el derecho a la presunción de inocencia.
Como se mencionó anteriormente, el “plazo razonable” no es un plazo fijo e infle-
xible por lo que para saber cuándo deja de ser razonable el plazo es necesario analizar cada
caso en particular y, sobre la base de los hechos y circunstancias de este, determinar si es
568
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Sin embargo, “aun verificado este extremo, la privación de libertad del imputado no
puede residir en fines preventivo-generales o preventivo-especiales atribuibles a la pena,
sino que solo se puede fundamentar […] en un fin legítimo”. 15 De aquí se desprende el
segundo requisito: que exista riesgo de que el acusado impedirá el desarrollo del procedi-
miento o eludirá la acción de la justicia. Aquí es necesario que se de alguna de las dos
situaciones para legitimar la prisión preventiva.
En nuestro ordenamiento jurídico interno, el Código Procesal Penal de la Nación
establece en su artículo 316 “[...] El juez calificará el o los hechos de que se trate, y cuando
pudiere corresponderle al imputado un máximo no superior a los ocho (8) años de pena
privativa de la libertad, podrá eximir de prisión al imputado [...]”. Es decir, que para los
delitos que tienen una pena máxima superior a los 8 años el imputado de ese delito deberá
estar detenido mientras dure el proceso.
Este artículo fue fuertemente criticado, ya que no se condice con los fallos y reco-
mendaciones del Sistema Interamericano, toda vez que crea una regla mediante la cual
existen delitos “excarcelables” y delitos “no excarcelables”.
Sin embargo, la Jurisprudencia Nacional16 receptó los conceptos que emanaron de
los distintos fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y en el citado ple-
nario, estableció: “[...] no basta en materia de excarcelación o eximición de prisión para su
denegación la imposibilidad de futura condena de ejecución condicional, o que pudiere
corresponderle al imputado una pena privativa de la libertad superior a ocho años (arts.
316 y 317 del C.P.P.N.), sino que deben valorarse en forma conjunta con otros parámetros
tales como los establecidos en el art. 319 del ordenamiento ritual a los fines de determinar
la existencia de riesgo procesal [...]”.17
A partir de este plenario, para poder determinar si una persona debe estar detenida
mientras dure el proceso penal hay que tener en cuenta los riesgos procesales de peligro
de fuga y entorpecimiento de la justicia.
Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152,
párr. 90.
15. Caso Barreto Leiva Vs Venezuela Corte IDH párr. 111.
16. Plenario Nº 13 – ‘Díaz Bessone, Ramón Genaro s/recurso de inaplicabilidad de ley’ - CNCP -
EN PLENO - 30/10/2008
17. Art. 319 CPPN “Podrá denegarse la exención de prisión o excarcelación, respetándose el princi-
pio de inocencia y el artículo 2 de este Código, cuando la objetiva y provisional valoración de las
características del hecho, la posibilidad de la declaración de reincidencia, las condiciones personales
del imputado o si este hubiere gozado de excarcelaciones anteriores, hicieren presumir, fundada-
mente, que este intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones”.
570
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
periódicamente ante el juez o ante la autoridad que él designe; (d) la prohibición de salir
sin autorización previa del ámbito territorial que se determine; (e) la retención de docu-
mentos de viaje; (f) la prohibición de concurrir a determinadas reuniones o de visitar cier-
tos lugares, de acercarse o comunicarse con personas determinadas, siempre que no se
afecte el derecho a la defensa; (g) el abandono inmediato del domicilio, cuando se trate de
hechos de violencia doméstica y la víctima conviva con el imputado; (h) la prestación por
sí o por un tercero de una fianza o caución pecuniaria; (i) la vigilancia del imputado me-
diante algún dispositivo electrónico de rastreo o posicionamiento de su ubicación física; y
(j) el arresto en su propio domicilio o en el de otra persona, sin vigilancia o con la que el
juez disponga...”.19
De esta manera, podemos ver cómo es de suma importancia el avance de la tecnolo-
gía, ya que las pulseras de ubicación u otras tecnologías pueden asegurar la comparecencia
del investigado sin necesidad de que se lo prive de la libertad mientras dure el proceso.
27.4. Conclusión
19. Informe sobre el uso de la Prisión Preventiva en las Américas de 2013, punto 224.
572
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
preferida” (el resaltado es nuestro). Gelli, M.A.: Constitución de la Nación Argentina: comentada y concordada,
tomo 1, Buenos Aires, La Ley, 2008, p. 129.
2. Sabsay, D.: Manual de Derecho Constitucional, Buenos Aires, La Ley, 2011, p. 316.
3. Basterra, M.: Conflicto entre derechos fundamentales: derecho a la información vs. derecho a la intimidad, Buenos
574
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
sido incorporados de manera explícita a través de los tratados internacionales que han adqui-
rido jerarquía constitucional. Otros, en cambio, fueron reconocidos por la Corte Suprema en
diversos pronunciamientos o por leyes dictadas por el Congreso de la Nación.
11. La ley 25326, que reglamenta el hábeas data, es más contundente que el texto constitucional al
establecer en su artículo 1º que “En ningún caso se podrán afectar la base de datos ni las fuentes de
información periodísticas”.
12. Quiroga Lavié, H.: Visita guiada a la Constitución Nacional, Buenos Aires, Zavalía, 2006, p. 53.
576
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Congreso.16 Se trata de una regla básica para toda república, a saber, la publicidad de los
actos de gobierno. Así como se debe respetar el principio de publicidad de la ley para
exigir su cumplimiento17, es bueno para una sociedad democrática que se difunda la ma-
nera en que los legisladores votan las leyes.
La libertad de expresión fue una de las primeras libertades reconocidas por el llamado
Constitucionalismo clásico. Ya la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre y
del Ciudadano18 emanado de la Revolución Francesa en 1789 decía: “Ningún hombre debe
ser molestado por razón de sus opiniones, ni aun por sus ideas religiosas, siempre que al
manifestarlas no se causen trastornos del orden público establecido por la ley” (Artículo
X) y que “Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los
más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar libre-
mente, excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los casos deter-
minados por la ley” (Artículo XI).
16. “Art. 83: Desechado en el todo o en parte un proyecto por el Poder Ejecutivo, vuelve con sus
objeciones a la Cámara de su origen: esta lo discute de nuevo, y si lo confirma por mayoría de dos
tercios de votos, pasa otra vez a la Cámara de revisión. Si ambas Cámaras lo sancionan por igual
mayoría, el proyecto es ley y pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación. Las votaciones de ambas
Cámaras serán en este caso nominales, por si o por no; y tanto los nombres y fundamentos de los
sufragantes, como las objeciones del Poder Ejecutivo, se publicarán inmediatamente por la prensa.
Si las Cámaras difieren sobre las objeciones, el proyecto no podrá repetirse en las sesiones de aquel
año”.
17. El principio está reconocido en el Artículo 2º del Código Civil: “Las leyes no son obligatorias sino
después de su publicación y desde el día que determinen. Si no designan tiempo, serán obligatorias
después de los ocho días siguientes al de su publicación oficial”.
18. Aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26/08/1789.
578
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
pero da más detalles acerca de cuáles son los límites que los Estados parte pueden instau-
rar en su legislación interna, relacionados principalmente con la seguridad y defensa na-
cional y la protección de las instituciones. Dice el artículo mencionado:
1. “Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende
la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas sin
que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras. El
presente artículo no impide que los Estados sometan a las empresas de radiodifusión, de
cinematografía o de televisión a un régimen de autorización previa.
2. El ejercicio de estas libertades, que entrañan deberes y responsabilidades, podrá
ser sometido a ciertas formalidades, condiciones, restricciones o sanciones, previstas por
la ley, que constituyan medidas necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad
nacional, la integridad territorial o la seguridad pública, la defensa del orden y la preven-
ción del delito, la protección de la salud o de la moral, la protección de la reputación o
de los derechos ajenos, para impedir la divulgación de informaciones confidenciales o
para garantizar la autoridad y la imparcialidad del poder judicial”.
De la norma se desprende que la Convención Europea admite restricciones a la li-
bertad de expresión y hasta permite imponer sanciones si se afectan a otros derechos.
Ahora bien, esos límites deben estar contemplados por la ley y la injerencia debe responder
a fines legítimos, como es la protección de determinados bienes jurídicos básicos para una
sociedad democrática, como lo son la seguridad nacional y la protección de la reputación
de terceros, entre otros. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos al interpretar el
alcance de estas disposiciones ha dicho que “toda formalidad, condición, restricción o
sanción impuesta en la materia debe ser proporcionada al fin legítimo que se persigue”.23
Se debe tener en cuenta que en el continente europeo, a diferencia de lo que ocurre
en América, se aplica un criterio más restrictivo respecto de la libertad de expresión. A
modo de ejemplo, tanto la antigua Comisión Europea como el Tribunal Europeo de De-
rechos Humanos han avalado leyes que se encuentran vigentes en la mayor parte de los
sistemas jurídicos de Europa, que prohíben y sancionan cualquier manifestación que im-
plique negar el Holocausto nazi o difundir las ideas del nacionalsocialismo u otras expre-
siones de odio.24
Así, en el sistema europeo de protección de los Derechos Humanos se sostiene que
negar o minimizar el Holocausto constituye una restricción necesaria a la libertad de ex-
presión en una sociedad democrática, ya que implica la protección de derechos de terce-
ros, además de ser contrarios a valores como la justicia, la paz y la tolerancia, reconocidos
en el Convenio, cuyo artículo 17 establece que no se lo puede interpretar en un sentido
que desnaturalice los derechos allí reconocidos para causar daños a otros individuos. De
esta manera, el llamado “discurso negacionista” contiene elementos de discriminación
580
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
29. Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein vs. Perú), Corte IDH, Fondo, 06/02/2001, parág.
154.
30. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros), Corte IDH, Fondo, 05/02/2001,
parág. 72.
582
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
13). Este instrumento incluso reconoce que se puede aplicar la censura previa solo para
evitar el acceso a los menores a determinados espectáculos públicos, pero eso no significa
que pueda evitarse la realización del evento, sino solamente que los niños y jóvenes acce-
dan a él.
Parece obsoleto hablar de censura previa en pleno siglo XXI, pero en muchos Esta-
dos todavía hay mecanismos para evitar la difusión de ciertos contenidos. A comienzos de
2015, por ejemplo, autoridades judiciales iraníes prohibieron la publicación de un diario
cuya portada había incluido la frase “Je Suis Charlie” (“Yo Soy Charlie”), en solidaridad a
las víctimas del atentado terrorista a la revista francesa Charlie Hebdo, atacada por haber
publicado caricaturas del profeta musulmán Mahoma.34
Sin ir más lejos, en 1992 la jueza María Romilda Servini de Cubría interpuso una
medida cautelar para evitar la emisión de un segmento del programa del humorista Tato
Bores en el que hacían referencia a su persona. Finalmente la medida fue revocada por la
Corte Suprema.35
Tres años antes, en el caso “Verbitzky” 36, el Máximo Tribunal dejó sin efecto una
resolución judicial que prohibió la publicación de una solicitada que expresaba su solidari-
dad a los jefes de la última dictadura militar por entender que ello configuraba una apología
del delito. La Corte Suprema consideró que no se podía impedir esa publicación, más allá
de las responsabilidades en las que incurrieran los firmantes.
Puede suceder que la censura se ejerza de forma indirecta, es decir, que el Estado
lleve a cabo determinadas políticas que en definitiva terminen restringiendo la libertad de
expresión. El artículo 13.3 del Pacto San José de Costa Rica identifica algunos medios
indirectos de censura, como el abuso de controles oficiales o privados de papel para pe-
riódicos o de frecuencias radioeléctricas, así como cualquier otra medida que implique un
control anticipado. La Corte Suprema ha reconocido como formas de censura indirecta la
aplicación de la Ley de Abastecimiento (ley 20680) y la consecuente fijación de un precio
de tapa a los diarios37, así como la asignación arbitraria de la publicidad oficial 38, en la que
ciertos medios afines al Gobierno resultan más favorecidos que los que poseen una línea
editorial adversa.39
34. http://www.lanacion.com.ar/1760961-prohiben-un-periodico-en-iran-por-titular-yo-soy-charlie,
Tato Bores reunió en su programa a las figuras del espectáculo más importantes de ese momento
para cantar una canción compuesta especialmente para la jueza titulada “La jueza Barú Budú Budía”.
Para leer la crónica de cómo fue censura al programa acceder a http://www.teaydeportea.edu.ar/ar-
chivos/hace-20-anos-censuraban-a-tato-bores/.
36. “Verbitzky, Horacio”, Fallos 312:917 (1989).
37. “La Prensa S.A.”, Fallos 310:1715 (1987).
38. “Editorial Río Negro c. Provincia de Neuquén”, Fallos 330:3908 (2007).
39. La Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión de la CIDH en su punto 13 sostiene
que “la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad oficial y créditos oficiales […], con el
objetivo de presionar y castigar o premiar y privilegiar a los comunicadores sociales y a los medios
de comunicación en función de sus líneas informativas, atenta contra la libertad de expresión” y debe
estar expresamente prohibida por la ley.
584
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Además, la Corte consideró que el plazo de restricción resulta demasiado breve como para
generar una interferencia real en los medios de comunicación.44
Si bien la censura previa está prohibida, la libertad de expresión sí está sujeta a res-
ponsabilidades ulteriores por los daños que su ejercicio pueda producir a terceros, en es-
pecial en lo relativo al derecho a la intimidad, al honor y a la imagen. Como afirma Sabsay,
“‘sin censura previa’ no implica sin responsabilidad civil o penal por las consecuencias del
ejercicio de expresarse libremente”45, ya que, como ha dicho la Corte Suprema, “el ejercicio
del derecho de informar no puede extenderse en detrimento de la necesaria armonía con
los restantes derechos constitucionales”.46
Las sanciones pueden ser de carácter penal –como lo son en las calumnias y las inju-
rias–, administrativas o civiles –reparación pecuniaria por los daños y perjuicios ocasiona-
dos–. De acuerdo con Badeni, para que se aplique una sanción el daño ocasionado por el
ejercicio de la libertad de expresión debe ser manifiesto, arbitrario, grave y serio, por lo
que no es suficiente el daño potencial ni es admisible la presunción del daño. 47
Sin embargo, algunos autores, como Bertoni, sostienen que las responsabilidades ul-
teriores constituyen un límite a la libertad de expresión similar al de la censura previa por-
que su consecuencia es la autocensura producto de la intimidación, pues la existencia de
sanciones por expresar determinadas ideas genera que las personas se abstengan de exte-
riorizarlas. Es lo que la doctrina estadounidense denomina chilling effect48 o efecto inhibidor.
De todas maneras, se reconoce que la libertad de expresión no es un derecho abso-
luto y que puede afectar el ejercicio de otros derechos fundamentales como el de la intimi-
dad, el honor y la imagen, ya que con la mera exteriorización de un pensamiento es posible
dañar la reputación de una persona o dar a conocer información que no debía haber to-
mado estado público. Así lo ha reconocido la jurisprudencia, que en numerosos pronun-
ciamientos ha intentado establecer los límites entre los derechos en pugna. Uno de los
criterios empleados para hacer esta delimitación es el interés público, ya sea en los hechos
como en las personas que los protagonizan.
En el caso de personajes públicos o famosos, se admite que voluntariamente han
decidido tener un ámbito de privacidad más reducido que el del común de las personas,
pero eso no significa que hayan renunciado a su intimidad ni a preservar su imagen y su
reputación. Como explica Basterra, “la intromisión en la vida privada de estas personas
debe admitirse si la información que se desea transmitir tiene interés público para la
des ulteriores”, en Abramovich, V.; Bovino, A. y Courtis, C. (comps.): La aplicación de los tratados sobre
derechos humanos en el ámbito local: la experiencia de una década, Buenos Aires, Del Puerto, 2007, pp. 83-
108.
586
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
sobre Derechos Humanos”, Informe anual dela Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1994,
OEA/Ser. L/V/II.88, en http://www.cidh.oas.org/annualrep/94span/cap.V.htm.
60. Ibid.
588
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
delito de injurias los calificativos lesivos del honor cuando guardasen relación con un
asunto de interés público”.
Luego de la sanción de la ley 26551, el Código Penal considera autor de la calumnia
o la injuria al que la publique o reproduzca salvo que haya citado al autor de la expresión
que ocasionó el perjuicio. Además, exime de responsabilidad penal al que se retractare
públicamente de sus expresiones.
Se quitó la pena de prisión por la comisión de calumnias e injurias luego de que la
Corte IDH declarara en el caso “Kimel vs. Argentina” 64 que esos artículos del Código
Penal argentino eran contrarios a la Convención Americana.
El caso llegó al Sistema Interamericano de protección de Derechos Humanos luego
de que la Corte Suprema65 revocara la sentencia absolutoria de la Cámara de Apelaciones
y confirmara la pena de un año de prisión en suspenso que había recibido en primera
instancia el periodista Eduardo Kimel por las calumnias e injurias proferidas al juez Gui-
llermo Rivarola en su libro La masacre de San Patricio.66 La denuncia ante la Comisión Inter-
americana fue realizada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y el centro
por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y en 2007 llegó a la Corte IDH, que
determinó que la redacción ambigua de los artículos que penaban las calumnias y las inju-
rias inducían fácilmente a la arbitrariedad, además de considerar que la pena no se ajustaba
a los principios de estricta necesidad y proporcionalidad que deben aplicarse al limitar pe-
nalmente un derecho fundamental como es la libertad de expresión.
Por último, la Corte volvió a repetir su doctrina acerca de que “las expresiones con-
cernientes a la idoneidad de una persona para el desempeño de un cargo público o a los
actos realizados por funcionarios públicos en el desempeño de sus labores gozan de mayor
protección, de manera tal que se propicie el debate democrático”, ya que “en una sociedad
democrática los funcionarios públicos están más expuestos al escrutinio y la crítica del
público”. En consecuencia, sus actos “salen del dominio de la esfera privada para insertarse
en la esfera del debate público”.67
64. Caso Kimel (Eduardo Kimel vs. Argentina), Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
02/05/2008.
65. CSJN, “Kimel, Eduardo G. y otro”, Fallos 321:3596 (1998).
66. Kimel, E.: La Masacre de San Patricio, Buenos Aires, Lohlé-Lumen, 1989.
67. Caso Kimel (Eduardo Kimel vs. Argentina), Corte IDH, Fondo, Reparaciones y Costas,
590
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
28.8. Bibliografía
592
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
2.
Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica. Artículos Adicionales y Enmiendas a la
Constitución de los Estados Unidos de América. Art. 1.
594
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Artículo 10 y 11.
Como se puede apreciar, no hay duda alguna que tanto del Derecho de Asociación
como así también el de Reunión se encuentran protegidos sobradamente en todos los ins-
trumentos internacionales de Derechos Humanos.
Derecho de Reunión
Podemos definir al Derecho de Reunión como aquella libertad política individual o
grupal que faculta a un grupo de personas a concurrir temporalmente en un mismo lugar,
pacíficamente y sin armas, para cualquier finalidad lícita y conforme a la Ley.
Para Zuccherino el derecho de Reunión es “la facultad que asiste al ser humano de
nuclearse accidental o periódicamente con sus semejantes en función de los motivos que
señale su libre albedrío”.5
En nuestro país se reglamenta el derecho de reunión mediante la Ley 20120, en donde
si bien la autoriza con grandes amplitudes ya la prohíbe en su artículo 2 en cuanto la im-
posibilidad de “…toda reunión que significa una amenaza real e inminente para la seguri-
dad pública…”, lo que puede traducirse en sediciones, manifestaciones violentas, o bien
destrucción o interrupción de servicios públicos o de bienes públicos generados por “pro-
testas ilegales”, si quepa tal definición, entre otros.
Por su parte las reuniones públicas podrán ser 1) De asistencia libre; 2) De asistencia
libre con reserva de derecho de admisión por parte del convocante y 3) Por invitación
pudiendo ser en todos los casos mediante un ingreso gratuito u oneroso.
En cuanto al lugar, las mismas pueden realizarse en a) lugares cerrados b) en lugares
o sitios abiertos al público en general; c) en la vía pública, entendiéndose por tal las calles,
paseos y otros lugares públicos. En este último caso, la reunión pública puede realizarse
sin desplazamiento (manifestaciones, desfiles, marchas).
Las reuniones públicas espontáneas solo pueden realizarse en lugares cerrados, dice
la misma norma, lo que a desatino de la normativa iría a nuestro entender, contra no solo
la Constitución Nacional sino contra los Tratados Internacionales de Derechos Humanos
celebrados por el Estado Argentino, por ser violatorio a la Convención Americana de De-
rechos Humanos y a la Carta Americana de Derechos y Deberes del Hombre, en sus res-
pectivos artículos.
Derecho de Asociación
La libertad de asociación o derecho de asociación es un derecho fundamental que
consiste en liberar los Estados del Municipio y la facultad de unirse y formar grupos, aso-
ciaciones u organizaciones con objetos lícitos, así como retirarse de ellos. El Derecho de
Asociación supone la libre disponibilidad de los miembros individuos para constituir for-
malmente agrupaciones permanentes o personas jurídicas encaminadas a la consecución
5.Zuccherino, Ricardo en Derecho Constitucional de la Reforma de 1994 de Dardo José Pérez Hualde
(24), Buenos Aires, Editorial DePalma, 1995, pág. 234.
596
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
598
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
8. Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de Noviembre de 1985. “La Colegiación Obligatoria de Pe-
riodistas”. Solicitada por el Gobierno de Costa Rica.
9. Fallo “Partido Comunista Unificado de Turquía y otros vs Turquía”. European Court of Human
600
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Explica el Dr. Dardo José Pérez Hualde que por Derecho de Asociación, la Consti-
tución Nacional se limita a decir “conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio”. La
libertad de asociación no impide la imposición de restricciones legales, y aún la privación
del ejercicio del derecho de asociación a los miembros de las fuerzas armadas y de la poli-
cía” (Art. 16.3 PSJCR).
13. Guardia, L.: Artículo 15. Derecho de Reunión. La Convención Americana de Derechos Humanos y su Proyec-
ción en el Derecho Argentino, Buenos Aires, La Ley, 2012, pág. 257.
14. Pérez Castaño, D.: “Régimen Jurídico del Derecho de Reunión y Manifestación”, Madrid, Minis-
602
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
29.7. Conclusiones
Si bien ha sido un largo camino, difícilmente podamos indicar que los derechos de
asociación y reunión están en crisis en la Argentina. Las fallas corren por otro lado. Así,
por ejemplo, ¿Qué derecho a la asociación tienen aquellos pueblos originarios que no re-
conocen moralmente un representante en favor de toda la comunidad? ¿Cómo unimos ese
respeto a la tradición aborigen con nuestra costumbre europea al derecho de representa-
ción y asociación?
Asimismo no obviaremos que si bien en nuestro país encontramos un respeto a estos
derechos, no así en ciertas partes de Latinoamérica y en algunos Estados de origen teocrá-
ticos de medio oriente, donde por razones políticas o fanatismo religioso encontramos
persecuciones a opositores, cancelación y avallasamientos de derechos ya consagrados hace
décadas en nuestro continente y en gran parte del mundo.
Nuestro trabajo no es más que una breve síntesis para que todos aquellos lectores y
colegas tengan más herramientas para ver esta realidad, esos derechos fundamentales que,
insistimos, no fueron otorgados por los Estados sino que fueron obtenidos con lucha y
sangre por nuestros pueblos, a quien a fin de cuentas debemos agradecer ese amor a la
libertad.
29.8. Bibliografía
Fallo “Sofía Antonia y Baquero”. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Fallos 243:504.
19.
22/05/1959.
604
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
La Carta de las Naciones Unidas y los principios que la conforman, son la piedra
angular del derecho internacional actual, que con un alto grado de reconocimiento inter-
nacional y pretensión de universalidad, se sustentaron y se sustentan en la voluntad sobe-
rana y manifiesta de los Estados para poner en vigencia la Organización de las Naciones
608
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
jurídicas supranacionales que conforman hoy los derechos humanos políticos. De tal ma-
nera que, en el estado de derecho democrático se reconoce que la voluntad del pueblo,
esfera colectiva, es la base el poder público y esta se expresa mediante elecciones auténticas;
periódicas; por sufragio universal, igual, secreto, u otro procedimiento que garantice la
libertad del voto; y en la esfera individual, toda persona tiene el derecho a participar en el
gobierno de su país directamente o por medio de sus representantes libremente escogidos
y el derecho de acceso en condiciones de igualdad a las funciones públicas de su país.
Se reconoce allí una relación esencial entre soberanía del pueblo, democracia repre-
sentativa y derechos humanos, por lo que la vigencia de los derechos humanos se erige en
la columna medular de la consolidación del Estado democrático y social de derecho.
Veinte años después de la DUDH, se produjo el segundo paso trascendente en el
progreso y positivización del derecho internacional de los derechos humanos, con la adop-
ción del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el 16 de diciembre de 1966,
cuya entrada en vigencia internacional casi treinta años después de la Declaración Univer-
sal, se produjo el 23 de marzo de 1976.
Este Pacto Internacional, de cumplimiento obligatorio para los Estados Partes, esta-
blece el deber de generar y sostener las condiciones que permitan a cada persona gozar –
sin distinción de ningún tipo– tanto de sus derechos civiles y políticos, como de sus dere-
chos económicos sociales y culturales, conforme a su Preámbulo y a los artículos 1, 2 y 3.
En el artículo 2.1., se establece el compromiso de respeto y garantía de los Estados Partes
a todos los individuos que se encuentren en sus territorios y bajo su jurisdicción, de los
derechos reconocidos en ese Pacto, sin discriminación alguna. Luego, el artículo 3° se re-
fiere especialmente a la igualdad de género, aspecto relevante a la hora del ejercicio de los
derechos políticos de las mujeres.
Análisis del artículo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCyP)
En el artículo 25, el Pacto se ocupa de los derechos políticos, y utiliza la expresión
“derechos y oportunidades de participación en la dirección de los asuntos públicos”. Dis-
tingue allí una serie de aspectos que conforman la compleja trama de esta categoría jurídica.
Así se distingue, el derecho a participar en los asuntos públicos, de votar y de ser elegido/a
en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal y voto secreto, que
garantice la libre expresión de la voluntad de los electores; y el derecho de acceso en con-
diciones de igualdad a las funciones públicas, aspecto que involucra la cuestión del cupo
femenino y otras situaciones que plantean desigualdades.
• Ciudadanía
610
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
toda forma de coacción que tienda a revelar el sentido del voto antes de realizarlo, y pre-
venir injerencias indebidas en el proceso electoral. La libre expresión del voto, se refiere a
que el Estado debe garantizar que la totalidad del electorado esté en condiciones de votar
a favor de cualquier candidato, y en su caso, a favor o en contra de cualquier propuesta
que se someta a referéndum o plebiscito; de apoyar al gobierno u oponerse a él, sin in-
fluencia ni coacción de ningún tipo que intente desvirtuar o inhibir la libre expresión de la
voluntad de los electores.
Implica que el Estado deberá garantizar la seguridad de las urnas, y que los votos
deben escrutarse en presencia de los candidatos o de sus agentes (fiscales y autoridades de
mesa). Debe haber un escrutinio de los votos y un proceso de recuento independientes y
con posibilidad de revisión judicial o de otro proceso equivalente a fin de que los electores
tengan confianza en la seguridad de la votación y del recuento de los votos. Esto se aplica
al voto electrónico, y variantes como la boleta única electrónica, que debe ser un sistema
que brinde la seguridad de revisión para todos los votantes y asegure la transparencia, bajo
el principio de la naturaleza pública de las elecciones. 7 La asistencia que se preste a los
discapacitados, los ciegos o los analfabetos deberá garantizar la independencia del voto.
Deberá informarse plenamente a los electores acerca de estas garantías.
7.El Tribunal Constitucional Alemán señaló que el principio de la naturaleza pública de las elecciones
requiere que todos los pasos esenciales en las elecciones estén sujetos al examen público, a menos
que otros intereses constitucionales justifiquen una excepción. Cuando las máquinas de voto elec-
trónico son implementada,s debe ser posible para los ciudadanos revisar los pasos esenciales en el
acto eleccionario en forma fidedigna y sin conocimientos tecnológicos especiales.
http://www.bverfg.de/entscheidungen/rs20090303_2bvc000307en.html
612
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
614
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de la Convención Americana: no se autoriza la suspensión del ejercicio de los derechos políticos. Po-
demos afirmar entonces, que los derechos humanos políticos integran ese mínimo irredu-
cible y universalmente reconocible de normatividad –ius cogens– que hace a la protección
de la persona humana, y que en el desarrollo progresivo del derecho internacional de los
derechos humanos se expande en un proceso no regresivo, que incluye indudablemente a
las garantías judiciales y tiende a la inclusión de las normas erga omnes fundadas en los prin-
cipios generales del derecho ampliamente reconocidos y también las normas perentorias
del derecho consuetudinario.
616
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
i Principio democrático y su estrecha vinculación con el ejercicio de los derechos políticos. CIDH y
Corte IDH
11. CIDH, Informe 137/99, caso 11863, “Andrés Aylwin Azócar y otros –Chile–“, 27 de diciembre
618
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Los Estados tienen el deber de organizar los sistemas electorales y establecer un com-
plejo número de condiciones y formalidades razonables para que sea posible el ejercicio
del derecho a votar y ser votado.
De las normas supranacionales surgen: la obligación de garantizar el ejercicio de los
derechos políticos de manera concreta, y el deber de generar los mecanismos instituciona-
les y organizativos de los procesos electorales, disponiendo medios y normas internas en
orden al cumplimiento del artículo 23 de la CADH, que es una norma no operativa.
Así lo sostuvo la Corte IDH en “Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos”:
“159. En el ámbito de los derechos políticos la obligación de garantizar resulta especial-
mente relevante y se concreta, entre otros, en el establecimiento de los aspectos organiza-
tivos o institucionales de los procesos electorales, a través de la expedición de normas y la
adopción de medidas de diverso carácter para implementar los derechos y oportunidades
reconocidos en el artículo 23 de la Convención. Sin esa acción del Estado los derechos a
votar y a ser votado, simplemente, no podrían ser ejercidos. Los derechos políticos y tam-
bién otros previstos en la Convención como el derecho a la protección judicial, son dere-
chos que “no pueden tener eficacia simplemente en virtud de las normas que los consagran,
porque son por su misma naturaleza inoperantes sin toda una detallada regulación norma-
tiva e, incluso, sin un complejo aparato institucional, económico y humano que les dé la
eficacia que reclaman, como derechos de la propia Convención […], si no hay códigos o
leyes electorales, registros de electores, partidos políticos, medios de propaganda y
12.
ResolucióN Nº 01/90, CASOS 9768, 9780 y 9828 (México), 17 de mayo de 1990.
13. Informe N° 98/03, CASO 11.204, “Fondo Statehood Solidarity Committee”, Estados Uni-
620
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
las elecciones, en los instrumentos jurídicos tanto universales como regionales de derechos
humanos.
La regla interpretativa de la CIDH que surge del Informe 137/99, considera que todo
sistema electoral debe garantizar y dar efecto a la libre expresión de la voluntad de los
electores. Aplica el principio de “un voto por persona”, y el de “el voto de un elector es
de igual valor que el de otro”. A tal fin, se deben utilizar métodos de asignación de votos
que no comporten discriminación alguna contra grupos, o restrinjan irrazonablemente su
derecho a elegir libremente a sus representantes. 15
A su turno, la Corte IDH, en el caso YATAMA, del año 2005, p.198, expresó “….El
derecho al voto es uno de los elementos esenciales para la existencia de la democracia y
una de las formas en que los ciudadanos ejercen el derecho a la participación política. Este
15. CIDH, Informe 137/99, en relación con este aspecto señaló: “21. … todo sistema electoral vigente en
un Estado Parte debe ser compatible con los derechos amparados por el artículo 25 y garantizar y dar
efecto a la libre expresión de la voluntad de los electores. Debe aplicarse el principio de un voto por persona y, en
el marco del sistema electoral de cada uno de los Estados, el voto de un elector debe tener igual valor que el
de otro. La delimitación de los distritos electorales y el método de asignación de votos no deben
desvirtuar la distribución de los votantes ni comportar discriminación alguna contra ningún grupo,
ni tampoco excluir o restringir en forma irrazonable el derecho de los ciudadanos a elegir libremente
a sus representantes”.
622
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
públicas. Se entiende que estas condiciones generales de igualdad están referidas tanto al
acceso a la función pública por elección popular como por nombramiento o designación”.
ix. Partidos y organizaciones políticas. Condiciones generales para la vigencia del pluralismo parti-
dario
La Corte IDH, en el último decenio, señaló varios aspectos que deben ser atendidos
por los Estados partes para la realización del principio de participación política en la de-
mocracia representativa. En los casos “Yatama vs. Nicaragua” del 2005, “Castañeda Gut-
man vs. Estados Unidos Mexicanos” del 2008, y “Cepeda Vargas vs. Colombia”, del 2010,
ratificó el criterio interpretativo que sostiene que es indispensable que el Estado genere las condi-
ciones y mecanismos óptimos para que los derechos políticos puedan ser ejercidos de forma efectiva, especial-
mente en referencia a los partidos políticos de oposición y la necesidad del fortalecimiento de su posición
mediante mecanismos institucionales y normas claras.
3. Derechos políticos, medidas efectivas y ejercicio legítimo del derecho a la libertad de asociación
Más recientemente, en el caso “Cepeda Vargas vs. Colombia”, sentencia del 26 de
mayo de 2010, en la misma línea interpretativa señalada previamente, la Corte volvió sobre
la cuestión desde otro ángulo de análisis y señaló la interdependencia que existe entre los
artículos 23 y 16: “172)…que la Convención protege los elementos esenciales de la demo-
cracia, entre los que se encuentra “el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado
de Derecho”. Entre otros derechos políticos, el artículo 23 de la Convención protege el
derecho a ser elegido, el cual supone que el titular de los derechos tenga la oportunidad
real de ejercerlos, para lo cual debe adoptar medidas efectivas para garantizar las condicio-
nes necesarias para su pleno ejercicio. …. A su vez, el artículo 16 de la Convención protege
el derecho de asociarse con fines políticos… por lo que una afectación al derecho a la vida
o a la integridad personal atribuible al Estado podría generar, a su vez, una violación del
artículo 16.1 de la Convención…”.
x. Sistemas de candidaturas
624
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
para su inscripción. Algunos de ellos, similares a los que se prevén para las candidaturas
registradas por partidos políticos.
4. (199) Respaldo de un número o porcentaje de electores. Un requisito común para la inscrip-
ción de candidaturas independientes es el respaldo de un número o porcentaje de electores
que apoye la inscripción de la candidatura, lo que resulta indispensable para organizar de
manera eficaz el proceso electoral.
5. (199) “Pólizas de seriedad”. Los Estados establecen otros requisitos tales como la
presentación de plataformas políticas o planes de gobierno para el período en que la can-
didatura se presenta, la integración de garantías económicas o “pólizas de seriedad”.
xii. La condición de inelegibilidad para quienes lideran movimientos o gobiernos de ruptura del
orden constitucional
626
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Cupo Femenino. CIDH, María Merciardi de Morini vs. Argentina. Informe 103/01
628
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
630
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
La ley 26571, en el artículo 15, introdujo algunas prohibiciones para ser precandidatos
en elecciones primarias, candidatos en elecciones generales a cargos públicos electivos na-
cionales, y candidatos para ejercer cargos partidario, entre otras: “… f) Las personas con
auto de procesamiento por genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra,
hechos de represión ilegal constitutivos de graves violaciones de derechos humanos, tor-
turas, desaparición forzada de personas, apropiación de niños y otras violaciones graves
de derechos humanos o cuyas conductas criminales se encuentren prescriptas en el Esta-
tuto de Roma como crímenes de competencia de la Corte Penal Internacional, por hechos
acaecidos entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983; g) Las personas
condenadas por los crímenes descriptos en el inciso anterior aun cuando la resolución
judicial no fuere susceptible de ejecución. Los partidos políticos no podrán registrar can-
didatos a cargos públicos electivos para las elecciones nacionales en violación a lo estable-
cido en el presente artículo”.
En cuanto a la inclusión de los ciudadanos y ciudadanas que fueron víctimas de desa-
parición forzada en los padrones electorales, en el año 2002 se solicitó en un amparo ante
el Juzgado Federal 1, la constancia en el padrón electoral conforme lo dispuesto por la ley
24321, es decir que el nombre se mantenga en el padrón con el aditamento de “ausente
por desaparición forzada”, o en su caso “ley 24321”. Si bien la titular del Juzgado convalidó
lo solicitado, sostuvo que el cambio en los padrones requería una modificación del Código
Nacional Electoral. Con la sanción de la ley 26571, se incorporó la modificación en su
artículo 15, ya transcripto, que facilita la corrección de los padrones. Sin embargo, es un
lento proceso que implica que la autoridad electoral solicite copia de la sentencia en fun-
ción de la ley 24321, y se realice el cambio en su Registro y en el Registro Nacional de las
Personas para establecer la correspondencia entre ambos.
En cuanto a las garantías judiciales en materia de derechos políticos y electorales,
podemos señalar como positiva, la creación de un fuero especializado dentro de la justicia
federal que ha tomado como justiciable la materia y ha permitido tutelar derechos que de
otra manera carecerían de la garantía que primariamente debe brindar el Estado. En este
sentido, corresponde traer como ejemplo la causa “Bussi, Antonio Domingo c/ Estado
Nacional (Congreso de la Nación Cámara de Diputados) s/ incorporación a la Cámara de
Diputados”, CSJN Fallos 324:3358 (2001), donde se señaló: “es inherente a las funciones
de un tribunal judicial interpretar las normas que confirieron las facultades privativas de
los otros poderes para determinar su alcance, sin que tal tema constituya una ‘cuestión
política’ inmune al ejercicio de la jurisdicción… Configura cuestión justiciable el conflicto
generado por la negativa de la Cámara de Diputados de incorporar a quien fue proclamado
legislador por las autoridades electorales pertinentes”.
30.8. Conclusión
Todo lo señalado permite sostener que los derechos políticos y electorales constitu-
yen un capítulo gravitante en el contexto de los derechos humanos, en el que se expresa el
valor de la democracia representativa y participativa y la soberanía del pueblo.
632
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Corte IDH
Opiniones Consultivas
OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985, La Colegiación Obligatoria de Pe-
riodistas (arts. 13 y 29 CADH).
OC-7/86 del 29 de agosto de 1986. Serie A No. 7, Opinión Separada del
Juez Rodolfo E. Piza Escalante, párr. 27. Exigibilidad del Derecho de Rectifica-
ción o Respuesta (arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos).
OC-8/87, 30 de enero de 1987, El habeas corpus bajo suspensión de garan-
tías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 CADH), p. 31.
OC-13/93 del 16 de julio de 1993, Corte I.D.H. (Ser. A) No. 13 (1993).
Solicitada por los Gobiernos de la República Argentina y Uruguay.
634
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Como puede fácilmente observarse, las definiciones tienen una íntima relación entre
sí, hacen a la integridad de la persona y, sobre todo, a la integridad de la imagen del indivi-
duo y su proyección hacia la sociedad.
Así, si bien la honra, la dignidad, la intimidad y la privacidad serán tratadas conjunta-
mente por la inevitable vinculación que existe entre esos derechos, los dos primeros se
relacionan particularmente a la libertad de prensa, la libertad de expresión y la responsabi-
lidad que pueda surgir en función de lo que se diga de alguien.2
Por el contrario, el derecho a la privacidad e intimidad aparece como la protección de
aquello a lo que el sujeto no desea, en un principio, que acceda masivamente el resto de la
sociedad. Para comprender su alcance, la Corte Suprema de Justicia de la Nación estable-
ció: “… protege jurídicamente un ámbito de autonomía individual constituida por los sen-
timientos, hábitos y costumbres, las relaciones familiares, la situación económica, las
creencias religiosas, la salud mental y física y, en suma, las acciones, hechos o datos que,
teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas por la comunidad están reservadas al
propio individuo y cuyo conocimiento y divulgación por los extraños significa un peligro
real potencial para la intimidad”.3
Delimitado que fue el alcance de cada uno de los derechos tratados, corresponde
establecer, desde un punto de vista positivista, cuál es el fundamento para incluirlos en el
estudio de los Derechos Humanos.
Para ello cabe afirmar, en primer término, que la protección de la intimidad y de la
privacidad ha sido históricamente incluida dentro de los derechos que podemos definir
como “de primera generación”, es decir que forman parte de aquellos cuya proclama fue
bandera de las corrientes liberales que surgieron desde fines del siglo XVIII y que influye-
ron en la redacción de nuestra Constitución de 1853.
En efecto, esa Constitución contiene en su parte dogmática la determinación de de-
rechos tales como la posibilidad de publicar ideas en la prensa sin censura previa, de pro-
fesar libremente los cultos, de enseñar y de aprender (artículo 14), todos ellos como
distintos ámbitos de disfrute de la libertad vinculados necesariamente a la privacidad y a la
posibilidad de construir una ideología sin intervención o limitaciones de terceros.
Además, se estableció la inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia epistolar
y de los papeles privados (artículo 18) y, fundamentalmente, el principio de reserva que
surge del artículo 19 en tanto el Estado queda relegado de la posibilidad de entrometerse
en las acciones privadas de los hombres que no ofendan al orden o a la moral pública y
que no perjudiquen a terceros, todo lo que resultará objeto de detalle a lo largo de este
capítulo.
No obstante la histórica protección constitucional otorgada a los derechos mencio-
nados, la incorporación de diversos instrumentos internacionales sobre Derechos Huma-
nos al bloque de constitucionalidad a partir del año 1994, profundizó el compromiso del
638
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Para el análisis del alcance práctico de los derechos en juego debe tenerse en cuenta
que el estudio de la privacidad surgió a fines del siglo XIX en la jurisprudencia y la doctrina
de los Estados Unidos de América como el “derecho a ser dejado solo”, a tener una vida
privada. Según Hilda Batto, el concepto del derecho a la vida privada apareció por primera
vez en un artículo de Warren y Brandeis publicado en 1890 por la Harvard Law Review.6
A partir de ese momento el concepto de privacidad adquirió una amplitud tal que
abarca diversos ámbitos de las libertades individuales y continúa su evolución reflejando
mayores repercusiones a medida que avanzan el derecho y las tecnologías. En efecto, en el
punto precedente se destacaron diversos derechos contenidos en el artículo 14 de la Cons-
titución Nacional como parte integrante de la libertad que aquí se desarrolla, ya que la
posibilidad de practicar un culto, de pensar libremente y de publicar esas ideas, la libertad
de enseñar y la de aprender, conforman aspectos que hacen a la formación y a la exterio-
rización de la personalidad y de la individualidad de cada persona y que, como tales, nece-
sariamente se relacionan con el derecho a la privacidad.
En la práctica, la elección de aquello en lo que uno cree, de lo que uno decide leer,
de la orientación de la escuela secundaria, de la carrera universitaria, de la forma en que se
ejercerá un oficio o una profesión, de los amigos y de las parejas conforme a la propia
preferencia sexual, conforman las vivencias que hacen a la individualidad y a la formación
de una personalidad, de una ideología, de un pensamiento propio que, además, puede ser
compartido y exteriorizado al mundo a través de su libre publicación y difusión.
Sin ir más lejos, en la cotidianeidad de la vida universitaria, la libertad de escoger entre
diversas cátedras –conquista de los reformistas universitarios de 1918– representa justa-
mente uno de los ámbitos de esa libertad aplicada a la formación académica.
Esas elecciones, entre muchas otras que cada uno toma a lo largo de la vida, son
aspectos que hacen a la privacidad individual y que merecen una protección constitucional
necesaria para mantener y defender la vigencia de un estado de derecho. Por el contrario,
los momentos históricos en que se han impuesto limitaciones a esas elecciones fueron
aquellos en los que el estado de derecho cedió ante la instauración de autoritarismos y
totalitarismos.
Así lo entendió el juez Miller de la Corte Federal de los Estados Unidos de América
al sostener que “(e)s necesario reconocer que existen derechos privados en todos los go-
biernos libres, fuera del contralor del Estado. Un gobierno que no reconozca tales dere-
chos, que mantenga las vidas, la libertad y la propiedad de los ciudadanos sujeta en todo
tiempo a la absoluta disposición e ilimitada revisión aún de los más democráticos deposi-
tarios del poder, es, al fin y al cabo, nada más de que un despotismo”. 7
Ahora bien, la protección jurídica de la intimidad no se agota en la vida privada, sino
que, como se adelantó, adquiere otros alcances que se detallarán a continuación.
b. El derecho a la imagen
6. Travieso, J.A.: Régimen jurídico de los datos personales, Tomo I, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 2014, p.
9.
7. Citado ante nuestro máximo tribunal por el procurador Dr. Matienzo en 1928. CSJN. Fallos
640
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
el derecho a la honra aparece como el referente jurídico esencial para efectuar tal ponde-
ración. Este derecho se encuentra expresamente protegido por la Convención en el mismo
artículo 13 cuando estipula que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión debe
‘asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás’ (artículo 13.2)”. 12
e. El derecho a la identidad
La pluralidad de extensiones de los derechos aquí analizados hace que no pueda omi-
tirse una mención al derecho a la identidad que, a su vez, puede dividirse en dos vertientes16
en tanto, por un lado, implica el conocimiento de la identidad biológica, es decir la filiación
de cada sujeto (proyección estática de la identidad17) y, por otro, la posibilidad individual
de escoger la propia opción de vida (proyección dinámica de la identidad18).
Ya se ha tratado el aspecto dinámico al describir el ámbito de protección individual
del derecho a la intimidad19 que también hace a la honra y a la dignidad en cuanto a la
proyección hacia la sociedad del plan de vida personal, de modo que resta desarrollar bre-
vemente la idea del derecho a la identidad estática que cobra particular relevancia en Ar-
gentina a la luz de los secuestros de bebés en manos de fuerzas estatales, ocurridos durante
12. Ídem. Del voto concurrente razonado del Juez Diego García-Sayán. Párrafo 7.
13. Ley 25326. Habeas data. Promulgada el 30 de octubre de 2000.
14. Ídem. Artículo 2.
15. Travieso, J.A., op. cit, p. 264.
16. Richarte, D.; Ossietinsky, P.; Vázquez, P.: Manual práctico de Derechos Humanos y Derecho Constitucio-
642
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
realizan en la intimidad, protegidas por el art. 18, sino como aquéllas que no ofendan al
orden o la moralidad pública, esto es, que no perjudiquen a terceros. Las conductas del
hombre que se dirijan sólo contra sí mismo, quedan fuera del ámbito de las prohibiciones”.
23
Sobre el punto resulta interesante destacar que si bien la moral y el orden público
aparecen como categorías indefinidas a la hora de determinar las conductas que pudieran
ofenderlas, esa misma indefinición es la que permite renovar continuamente la discusión
para ampliar los alcances de la protección constitucional, más allá de las modificaciones
que se produzcan en la conformación ideológica de la sociedad, de la determinación de
nuevas conductas delictivas y de los avances impredecibles de las tecnologías.
23. CSJN. Fallos 308:1392 “Bazterrica, Gustavo Mario s/ Tenencia de estupefacientes”, considerando
8°.
24. Las normas deben interpretarse en el sentido que represente una mayor extensión y menor res-
644
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
646
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
lector a reflexionar sobre el alcance que debe otorgarse a esa restricción de la privacidad y
a su cotejo con la jerarquía que la propia Constitución le asignó al secreto como extensión
de la libertad de intimidad, a fin de intentar establecer, en cada caso, si se justifica la actua-
ción de particulares como agentes que informen al Estado para la lucha contra las amena-
zas que se pretenden combatir.
41.
Ley 26032. Ley de servicio de internet. Promulgada el 16 de junio de 2005. Artículo 1.
42.
CSJN. “Rodríguez, María Belén c/ Google Inc. s/ daños y Perjuicios”, del 28 de octubre de 2014.
Considerando 20.
648
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
31.9. Conclusión
Se ha visto, como se adelantó, que los derechos descriptos y estudiados en este acá-
pite se encuentran en constante evolución y deben afrontar diversos puntos de conflicto
debido a la continua agresión que sufren desde muchos ámbitos del derecho y de la tecno-
logía.
Además, la proliferación de la vida en línea a través de la formación de perfiles en las
redes sociales, la accesibilidad a las nuevas tecnologías y la posesión masiva de dispositivos
de captura y publicación de imágenes, plantean optimismo sobre la extensión de la libertad
de publicación, que se contrapone a la posibilidad continua y latente de invadir esferas de
privacidad ajena y, a su vez, de limitar los ámbitos de la propia privacidad al divulgarse en
tiempo real las ubicaciones y las actividades de los usuarios.
Sin embargo, no debe tomarse la publicación voluntaria de ciertas actividades y datos
personales como un permiso para que terceros se entrometan en otros asuntos que no han
sido objeto de divulgación y cuya privacidad pretenda resguardarse.
Por otro lado, las actividades particulares y estatales tendientes a monitorear movi-
mientos en pos de la seguridad, incluyendo la creación de bases de datos biométricos, 47
parecen llevarnos hacia una sociedad de control en donde la publicidad sea la regla y la
intimidad la excepción, en tanto resulta difícil poner límites al Estado para invadir lugares
en donde la propia población propicia, reclama y facilita su presencia.
No obstante ello, no es cierto que la rápida evolución de la tecnología impida a las
normas adecuarse al contexto y permita la creación de lagunas que son ocupadas en detri-
mento de los derechos individuales ya que, como se ha descripto, el cuadro normativo es
amplio y flexible ante su interpretación bajo la órbita del principio pro homine, tanto en el
derecho interno cuanto ante los sistemas internacionales de promoción y protección de
los Derechos Humanos.
En síntesis, la protección de la intimidad, la privacidad, la honra y la dignidad está
jurídicamente garantizada, pero cada individuo debe advertir los casos en que sus derechos
se encuentren comprometidos e iniciar los reclamos correspondientes
Textos
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Capítulo 32
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
c. El derecho a la Educación
La educación es presupuesto de todos los demás derechos, ya que constituye la base
informativa sobre la existencia de estos: a partir del acceso al sistema educativo el sujeto
aprende a leer, escribir, comprender, desarrollar pensamiento crítico y adquiere herramien-
tas que le permitirán, luego, proponer nuevos paradigmas, ideas y concepciones. Como
educación, se entenderá en el presente capítulo la educación formal, devenida en derecho
y cuya progresiva implementación y ampliación es exigida a partir de variados instrumentos
internacionales.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
c. UNESCO
La UNESCO es el organismo especializado de las Naciones Unidas para la Educa-
ción, la Ciencia y la Cultura, que tiene su sede en París, pero posee además 50 oficinas
alrededor del mundo. Cuenta con 195 miembros y ocho miembros asociados. Sus órganos
de gobierno son la Conferencia General y el Consejo Ejecutivo, y posee una Secretaría
General, dirigida por la Directora General, que actualmente es Irina Bokova desde el 22
de septiembre de 2009. La Secretaría General implementa las decisiones de los órganos de
gobierno. Cada dos años la Conferencia General establece los objetivos y prioridades y fija
un presupuesto para cumplirlos. El Consejo Ejecutivo se reúne dos veces al año y examina
el cumplimiento del programa.
El régimen jurídico propuesto por la UNESCO se funda en dos categorías de instru-
mentos internacionales: los convenios y las recomendaciones. Los primeros implican, por
parte de los Estados que los han adherido y ratificado, el compromiso de respetar lo allí
estipulado. Las segundas, adoptadas en el seno de la Conferencia General, no tienen ca-
rácter vinculante y son una invitación a los Estados miembros a que tomen las medidas
necesarias para su cumplimiento en el marco de la legislación nacional.
17. Como lo establecen los arts. 1, 11, 12 y 15 de la ley argentina 26.160, prorrogada por la ley 26554.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de apertura y equilibrio (art. 2.8), dado que la elección de las políticas culturales debe darse en
un marco de armonía para promover una apertura adecuada a otras culturas. Las partes
contratantes de esta Convención procurarán, además, crear en sus territorios un entorno
que incite a las personas y a los grupos, mediante políticas públicas, a crear, producir, di-
fundir y distribuir sus expresiones culturales, y además garantizar el acceso a las diversas
expresiones culturales procedentes de mismo territorio y de demás partes del mundo
(art.7). Sin embargo, el aspecto altamente positivo de este instrumento es que permite a
los Estados determinar situaciones especiales que corren riesgo, y aplicar medidas de sal-
vaguarda (art. 8).23
a. Sistema Europeo
a.i. Subsistema del Consejo de Europa
El Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales 24 ges-
tado en el seno del Consejo de Europa, sobre la base de los preceptos de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, consagra en su art. 10 el derecho a la libertad de expre-
sión, pero establece en el primer párrafo, última parte, que “el presente artículo no impide
que los Estados sometan a las empresas de radiodifusión, de cinematografía o de televisión
a un régimen de autorización previa”. Confiere así a la autoridad estatal un control sobre
los contenidos culturales (y no solo) respecto de los productos de radio, cine y tv. Los
límites y criterios de la limitación de esta libertad son el peligro de la seguridad nacional, la
integridad territorial o la seguridad pública, la defensa del orden y la prevención del delito,
la salud y la moral, la protección de la reputación o de los derechos de terceros, el impedi-
mento de la divulgación de informaciones confidenciales, etc. (art. 10 párrafo 2°). El art.
14 del mismo instrumento prohíbe toda forma de discriminación en razón del uso de de-
terminada lengua, o la pertenencia a una minoría nacional o cualquier otra situación. Po-
niendo bajo el ala protectora de la convención, de forma indirecta, los derechos culturales
de quienes se hallen bajo la soberanía de un Estado Europeo parte. De este instrumento
no surgen derechos como el de elegir la propia identidad o el de pertenecer a cierta comu-
nidad o no.
La Carta Social Europea25 (CSE), por su parte, trata los derechos culturales de forma
marginal. La CSE y su Protocolo Adicional de 1988,26 garantizan una serie de derechos fun-
damentales que se pueden clasificar, a groso modo, en dos categorías: por un lado, condi-
ciones de trabajo, y por el otro, cohesión social. El único derecho que se vincula a los
derechos culturales, aunque no strictu sensu, es el derecho a la orientación y a la formación
profesional.
23. Podría tratarse de la aplicación de medidas protectoras de cierta actividad, o bien financiar y sub-
vencionar.
24. Firmado el 4/11/1950 en Roma, entró en vigor el 21/09/1970.
25. Firmada el 18 /10/1961 en Turín, entró en vigor el 26/02/1965.
26. Firmado el 5/05/1988 en Estrasburgo, entró en vigor el 4/01/1992.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
c. Sistema africano
Existe en este sistema regional un instrumento específico que indica las directrices
respecto del tratamiento de la cultura: la Carta Cultural Africana (CCA).34 Este documento
originado en la Organización de la Unión Africana que tiene como objetivos (art.1): a)
liberar a los pueblos africanos de condicionamientos socio-culturales que les impiden el
desarrollo; b) rehabilitar, restaurar, preservar y promover el patrimonio cultural de África;
c) dignificar la cultura africana y las raíces populares de esta; d) combatir y eliminar toda
forma de alienación y supresión y opresión cultural (sobre todo en los países en los cuales
persisten sistemas como el apartheid); e) incentivar la cooperación cultural; f) promover el
estudio de la ciencia y tecnología para el control de la naturaleza y g) desarrollar valores
dinámicos dentro del patrimonio cultural africano, rechazando todo elemento que impida
el desarrollo. La CCA se divide en 9 capítulos según la materia regulada.
La Carta, en el art. 3, alude a la importancia del respeto de la diversidad cultural en el
continente, elemento que es considerado un factor de riqueza y que en consecuencia repele
la sumisión de distintas culturas a una única identidad nacional (art. 5). De hecho, en el art.
6 se establece que cada Estado Africano reconoce en sus trabajadores los fundadores y
escritores de su historia y cultura y considera de suma importancia la elaboración de polí-
ticas nacionales culturales.
La guía del sistema africano de derechos es la colectividad, y ello se ve reflejado en la
aseveración del art. 7 de la CCA, donde se reconoce que la fuerza conductora del conti-
nente radica en la personalidad colectiva y no en el desarrollo individual de la persona.
Además, afirma que la cultura no es un privilegio de una élite, sino un derecho y un aspecto
social reconocido a todos los africanos.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
originario de derechos naturales, individuales y colectivos 37; cada persona posee un estado
natural de libertad e igualdad respecto de la ley y es titular del derecho de libertad de ex-
presión del pensamiento y de las opiniones.
En el siglo XVII, la lengua común y más difundida era el criterio principal de inte-
gración nacional: el idioma oficial constituía el instrumento psicológico que permitía el
autorreconocimiento sobre una base territorial, étnica y cultural. Según Anderson38, este
proceso tan sectario “determinó la marginación de las realidades lingüísticas y culturales
no reducibles a la lengua oficial”. El nacionalismo, entonces, se reveló hostil a los derechos
lingüísticos de las minorías.39
Serán las constituciones democráticas y los documentos fundamentales de los orga-
nismos internacionales de la posguerra, como la Declaración Universal de Derechos Humanos,
los instrumentos que codificarán seriamente estos derechos. En el art. 1° de la Declaración
Universal, se estipuló que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos (…)”; y del art. 2° resulta que tales derechos y libertades fundamentales corres-
ponden a todos los individuos sin distinción de raza, lengua, religión, etc. Además, en con-
sonancia, el art. 19 proclama que cada individuo tiene derecho a la libertad de expresión.
Por otro lado, el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales
prohíbe cualquier forma de discriminación, incluida la segregación lingüística. El Acto Final
de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa 40 del año 1975, reconoce a las mino-
rías nacionales la igualdad ante la ley y, en consecuencia, el efectivo goce de los derechos
y las libertades fundamentales.
De hecho, estos derechos son reconocidos también en nuestra Constitución Nacional:
el art. 14 reconoce a los ciudadanos el derecho a publicar las ideas propias sin censura
previa, exteriorizando así la libertad de pensamiento mediante el vehículo que es la lengua
propia. Debemos recordar que el art. 75 inc. 22 ha dado jerarquía constitucional a la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos, y que otro avance de la reforma de 1994 fue la inclusión
de art. 75 inc. 17, el cual reconoce el derecho a una educación bilingüe e intercultural res-
pecto de las comunidades originarias.
En consecuencia, se puede afirmar que la lengua es reconocida como uno de los
elementos que puede, potencialmente, ser un motivo de discriminación, exclusión o per-
secución. Más allá del derecho negativo a la no discriminación sobre la base lingüística, se
han definido medidas orientadas a comprometer al poder público a los fines de que tutele
las diversidades lingüísticas, surgiendo como garantías: 1) el deber de informar a una per-
sona sobre las imputaciones en su contra a través de una lengua que le sea comprensible y
37. Carrozza, P.: “Stati nazionali, multiculturalismo, diritti scolastici e culturali. Il punto di vista giu-
ridico-istituzionale, en La scuola e la società multiculturale” en Elementi di analisi multidisciplinare, a
cargo de G. Tassinari, G. Ceccatelli Gurrieri & M. Giusti, Firenze, La Nuova Italia, 1992, pág. 151.
38. Anderson, B.: Comunità immaginate. Origini e fortuna dei nazionalismi, Roma, Manifesto libri, 2000 (1ra
ed. Imagined communities. Reflections on the origin and spread of nationalism, Londres, Verso,
1991). Traducción Libre.
39. Como sucedió con el Fascismo, período en el cual se instituyó la Comisión para la Italianidad de
la lengua (1941), la cual tenía como misión reprimir a las minorías dialectófonas.
40. Conferencia de Helsinki, realizada entre el 3 de julio de 1973 y el 1° de agosto de 1975. El acta
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Convención sobre los Derechos del Niño47; b) la Declaración Universal sobre la Diversi-
dad Cultural; c) la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad 48; d)
la Convención Internacional para la protección de los derechos de los trabajadores mi-
grantes y sus familias.49
vi. Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos de Barcelona 50: este documento afirma
la centralidad de la lengua en el crecimiento y en el bienestar humano, a nivel intelectual,
social y como instrumento de cohesión o coexistencia. Niega la jerarquización entre las
lenguas: el único criterio es el que representa la historicidad. Este instrumento permite
afirmar el derecho al plurilingüismo, en una óptica de total libertad de elección individual
y de plena integración en un mundo multicultural.
47. Arts. 20, 3; 29, IC; 30; 40,2 prevén el reconocimiento, respeto y mantenimiento de la identidad
lingüística del niño. Firmada el 20/11/ 1989 en las Naciones Unidas, entró en vigor el 2/09/1990.
48. Garantizar con medidas oportunas los derechos de acceso (art.9); de instrucción (art.24); de par-
ticipación en la vida cultural (art.30), etc. Firmada el 30/03/2007 en la Sede de las Naciones Unidas
de New York, entró en vigor el 3/05/2008.
49. Derecho de ser informado en lengua comprensible sobre los motivos de un eventual arresto o
expulsión (arts. 16.5 y 22.3); derecho a asistencia gratuita de un intérprete en caso de arresto o de
procedimiento penal (arts. 16.8 y 18.3); para los niños, derecho de acceso a las estructuras educativas
en condiciones de paridad con los ciudadanos del Estado (art.30); etc. Firmada el 18/12/1990 en las
Naciones Unidas, entró en vigor el 1/07/2003.
50. Firmada en el foro de Organizaciones No Gubernamentales del 6 al 9/06/1996 en Barcelona.
51. Cuerpos momificados, huesos, cabellos, etc.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
a las tribus el control sobre el tratamiento de las tumbas no identificadas y veda la venta
con fines comerciales de cadáveres de nativos. La norma exige la realización de un inven-
tario y la repatriación de los restos que se encontraren en manos de autoridades federales
o de instituciones financiadas por el gobierno federal, también estipula la devolución de
objetos sagrados o funerarios robados o adquiridos de forma ilegal. Extiende la posibilidad
de reclamación a cualquier otro bien comunal relevante que sea reivindicado por sus due-
ños. Para que proceda la restitución, se debe probar la existencia de un descendiente en
línea directa o bien acreditarse que el ítem era propiedad o estaba administrado por la
comunidad o por alguno de los miembros de la tribu. Se trata de una prueba de filiación
cultural, que puede ser producida a través de información geográfica, biológica, arqueoló-
gica, lingüística, folklórica o mediante cualquier dato significativo o dictamen de un ex-
perto, sin la necesidad de alcanzar una certeza científica del 100%. Empero, existen dos
excepciones a la restitución/repatriación: a) acreditación por parte de la institución tene-
dora de su derecho de posesión sobre el ítem reclamado60; y b) si los objetos reclamados
se hallan, al momento de la solicitud, afectados al estudio científico, y la devolución pro-
cederá dentro de un plazo de 90 días de finalizados estos.
Del otro lado del planeta, en Australia, se aplicó una política a favor de los reclamos
de los pueblos originarios mediante, por ejemplo, la Federal Aboriginal and Torres Strait Islan-
der Heritage Protection Act de 1984,61 y el Estado Australiano ha sostenido a lo largo de los
años el apoyo a la repatriación de restos humanos y objetos patrimoniales aborígenes.
Asimismo, asociaciones de museos integraron a sus estándares deontológicos, Código
de Ética Profesional de ICOM62, a los restos humanos y objetos sacros como “materiales sen-
sibles”, merecedores de un trato especialmente cuidadoso y respetuoso. Muchos museos
han creado normativa interna propia, regulando la materia como, por ejemplo, el UK por
medio del Museum Association Code of Conduct for Museum Professionals. Algunas ins-
tituciones, además, restituyeron voluntariamente restos humanos, como el Australian Ins-
titute of Aboriginal Studies, la Universidad de Cambridge y The Smithsoniaen Institution
de Estados Unidos. En los países europeos no hay políticas de repatriación desde el Estado
y debe analizarse la política individual de cada institución. 63
La primera victoria a nivel internacional fue la aprobación de la Convención sobre Tribus
y Pueblos Indígenas en Países Independientes (Convenio OIT 169) donde se expresan los dere-
chos de las minorías originarias y se los considera como sujetos colectivos y con derechos
sobre sus bienes. En 1970, se suscribió en París la Convención sobre las medidas que deben adop-
tarse para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de la propiedad ilícita de bienes
culturales, la cual constituyó uno de los primeros sustentos para las solicitudes de restitución
a nivel internacional. En el ámbito regional, la Convención de San Salvador sobre la defensa del
60. En casos, por ejemplo, de adquisición por cesión voluntaria de la misma comunidad.
61. Act No. 79 de 1984 reformada por el Act No 139 de 2010, Ley de Australia.
62. Aprobado por unanimidad el 4/11/1986 en la 15° Asamblea General ICOM en Buenos Aires y
mientras que el National museum de Suecia devolvió a Guatemala una estela maya luego de haber
comprobado la ilegalidad en su adquisición.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
69. López Bravo C.: Patrimonio cultural en el sistema de derechos fundamentales, Universidad de Sevilla, Se-
cretariado de Publicaciones 1999, pág. 144.
70. “Asociación Cristo Sacerdote y otros contra GCBA s/otros procesos incidentales”, Cámara en lo
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
derecho absoluto y que los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires no pueden ser
utilizados para realizar insultos a los símbolos de la fe católica.
Los magistrados de Cámara, Horacio Corti, Carlos Balbín y Esteban Centanaro, ex-
presaron en su fallo que las obras descriptas por la Asociación como ofensivas no consti-
tuyeron la totalidad de las exhibidas, y que al clausurarse la muestra se afectó la política
cultural de la Ciudad y el derecho del artista a exponer y del público a acceder a las obras.
Consideraron que la clausura excedió lo solicitado en la medida cautelar, ya que en la misma
no se aludió a la muestra íntegramente. Además, agregaron que no detectaron indicio al-
guno de conducta delictiva o contravencional. Respecto del art. 1071 bis del Código Civil,
la Cámara consideró que para que proceda esa normativa debe existir un ataque a la esfera
de intimidad de los sujetos, situación que no se configuró en esta causa, según los jueces.
Citaron además el art. 12.4 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, que reconoce
el principio de inviolabilidad de la libertad religiosa y de conciencia y el art. 12 de la Con-
vención Americana de Derechos Humanos, y no encontraron relación entre la muestra y
los derechos y postulados enunciados en esas normas. Y establecieron que la actividad
artística posee una dimensión crítica ante la cual se manifiestan una diversidad de reaccio-
nes emocionales e intelectuales, que no justifican negar la libertad artística del otro. Las
molestias causadas por la muestra, para los magistrados, son consecuencias del ejercicio de
la libertad artística. Si esta fuera vedada, el hecho constituiría un acto de censura.
La resolución de segundo grado, dejó sin efecto la medida dispuesta por la jueza de
primera instancia y ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que mantuviera la
restricción de ingreso a menores y que continuaran en la exhibición los carteles, que ya
existían, que advertían sobre el contenido de la muestra y que estos también se agregaran
a la puerta de acceso.
73.Recordemos que las zonas cercanas a las salidas fluviales y marítimas han adoptado una variedad
diatópica del español que es el rioplatense.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
http://www.treccani.it/enciclopedia/diritti-linguistici_(Enciclopedia-dell'Italiano)/
Sitios de interés
http://www.unesco.org/new/es
http://www.agirpourlesdesc.org/espanol/casos-de-jurisprudencia/
http://www.accesjustice.ca/documents/braen_fr.pdf
676
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
¿Qué significa esto? Básicamente, implica que las empresas son moralmente respon-
sables de proteger los derechos humanos en todos los eslabones de la cadena de suministro
(supply chain), que incluye a todos los actores que intervienen desde la materia prima hasta
la venta al consumidor final, englobando todos los proveedores y procesadores, así como
también los canales de distribución mayoristas y minoristas, tanto en las industrias de pro-
ductos como en la provisión de servicios. Por eso, un comercio de venta de artículos de
moda que compra directa o indirectamente prendas confeccionadas en talleres de mano
de obra esclava es moralmente responsable por la violación de los derechos humanos de
esos trabajadores. Y el fabricante de componentes que se utilizan en la producción de
minas de tierra es moralmente responsable por las vidas inocentes que se pierden y las
discapacidades que se producen por el uso de esos dispositivos explosivos.
Los alcances de estas responsabilidades son muy amplios. Ha habido casos notables
en la historia como, por ejemplo, la lucha del gobierno de Sudáfrica3 para reducir el precio
del tratamiento de sida –mantenido sensiblemente más alto que el costo de producción de
los medicamentos, por los laboratorios farmacéuticos dueños de los patentes–, puja que
ganaron los sudafricanos en 1997. En este caso, se podría interpretar que los laboratorios
eran moralmente responsables por el sufrimiento de millones de pacientes y sus familias
por sostener artificialmente los precios en un nivel fuera de su alcance. La clásica defensa
de la industria farmacéutica pareciera – a primera vista – atendible: se necesita la protección
de los patentes para sostener la investigación y desarrollo de medicinas, porque es muy
cara. Pero hay quienes cuestionan las intenciones de los laboratorios y documentan sus
críticas.4 No vamos a resolver este debate en este capítulo. Basta decir que claramente están
en juego los derechos a la salud y bienestar y a la asistencia médica y servicios sociales
necesarios, que figuran en la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde
1948.5
Así que son muy amplias las responsabilidades de las empresas en cuanto al respeto
de los derechos es dueño de o está trabajando en una empresa.
http://www.economist.com/blogs/freeexchange/2014/08/innovation
5. Naciones Unidas. http://www.un.org/es/documents/udhr/index_print.shtml al 14/07/15
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
mujeres de mediana edad correctamente vestidas que vinieron antes, le dieron una mesa
chica en el fondo al lado de la puerta del baño. Hmmm…
En el primer caso, de las concesionarias de autos, esta discriminación pareciera ser
sistemática y decidida por una política de la compañía financiera que otorga los préstamos
prendarios. Sin embargo, por lo expresado más arriba sobre la responsabilidad de las em-
presas por lo que ocurre en toda la cadena de suministro en que participan, las concesio-
narias y – en la medida en que sepan o sospechan de la práctica y porque las concesionarias
suelen ser exclusivas por marca de autos – las mismas terminales automotrices son cóm-
plices, también culpables de la violación de los derechos humanos de los compradores
junto con las financieras que pudieran originar la discriminación.
En el segundo caso del restaurante, puede no ser una política del establecimiento,
sino una decisión del maître o del mozo discriminar a las mujeres de mediana edad. Igual-
mente, el establecimiento –y la cadena nacional si el restaurante perteneciera a una– están
implicados en la discriminación.
Son discriminaciones de distinto grado de perjuicio económico y la práctica de los
autos bien puede dar lugar a demandas legales. El grado de perjuicio moral en cada caso
es opinable. Se puede acusar al restaurante de discriminación por género y/o edad. Hay
quienes lo defenderían por decir que cuidar la clientela es importante para restaurantes,
boutiques y discotecas de moda, y que se vea una pareja “cool” comiendo en el restó puede
traer a más clientes. ¿Esto justifica la discriminación? Nuevamente, más allá de lo que diga
un juez, la decisión moral es de cada uno. ¿A usted le gustaría que discriminasen a su madre
en un restaurante?
En dos demandas judiciales contrastantes en los Estados Unidos7, una confitería se
negó a hacer una torta que tendría citas bíblicas contra la homosexualidad en su decora-
ción. El cliente arguyó que fue discriminado por su creencia religiosa. Pero el juez falló que
no había discriminación, porque la confitería tenía una política consistente de no decorar
tortas con lenguaje o imágenes derogatorios. En otro caso, una confitería en el estado de
Colorado fue demandada por rehusar confeccionar una torta para un casamiento gay. 8 En
este segundo caso, otro juez halló en contra de la empresa porque consideró que su actitud
fue discriminatoria contra los homosexuales.
Vayan a saber… Es como se ha dicho: excepto cuando exista legislación por medio
(y a veces aun cuando la haya), no es claro el criterio de respeto a los derechos humanos
en cuanto a la relación empresa-cliente. El criterio personal es muy importante.
No privar a los clientes y clientes potenciales de sus derechos humanos: el tercer punto muestra
como la relación cliente-empresa con respecto a los derechos humanos se torna más com-
plejo aún, cuando un tercer jugador –el gobierno– entra en juego. Frecuentemente, las
complicaciones tienen que ver con el manejo de la información de parte de la empresa: por
un lado, la censura de información y, por otro, la divulgación de datos personales, espe-
cialmente a gobiernos. Otras veces puede tratarse de situaciones de discriminación.
ples-of-discrimination-against-christians-in-america-n1701966/print
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Starbucks discrimina a mujeres clientes en Arabia Saudita, donde las obliga a ser aten-
didas en una sección aparte14 cerrada a la vista y sin asientos. Pareciera que esta segregación
no es obligación legal, porque en el mismo país otra cadena estadounidense, Dunkin’ Do-
nuts, tiene una sola área abierta donde hombres y mujeres se sientan donde quieran.15
Puede ser peor: las mismas fuentes informan que McDonald’s y Pizza Hut directamente
no sirven a mujeres que no van acompañadas por sus maridos. Starbucks manifiesta que
simplemente está respetando las costumbres locales sauditas. Los críticos dicen que la em-
presa está practicando una segregación tan deplorable como la separación de blancos y
negros en el sur estadounidense en los años 1960 o el apartheid de Sud África hasta los
años 1990 (¡en ambos lugares era “una costumbre local” segregar a la gente!).
En todas estas circunstancias en que la relación empresa-cliente es influida por polí-
ticas de gobierno, la empresa enfrenta la decisión de si operar o no operar en el país, si
vender o no vender al país. Decidido que sí, entonces hay que tomar la decisión de si
atender o no atender a todo el mundo, si segregar o no segregar, si ofrecer todos los pro-
ductos y servicios o no, disyuntivas que muchas veces tienen claras implicancias para los
derechos humanos. Una vez más, la resolución del problema de si operar o no, segregar o
no, etc., está en cada uno.
14. http://www.ft.com/intl/cms/s/2/99772e46-4b21-11e4-b1be-
00144feab7de.html#axzz3gulweXkV y http://slog.thestranger.com/2007/06/segregation_fore-
ver_welcome_to_saudi_ara
Consultados el 19/07/15.
15. y http://www.washingtonpost.com/archive/opinions/2001/12/22/saudi-arabias-apart-
ciudadanos-bolivianos-que-explotaban-seis-connacionales-como-mano-obra-esclava
682
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En todos estos casos, no se debe discriminar a personas que revisten estas condicio-
nes a menos que los requisitos reales del trabajo fueran tales que ellas no pudiesen realizarlo
adecuadamente. Por ejemplo: se podría no tomar a hombres para atender al vestuario de
mujeres en un club deportivo; se podría no tomar a sordomudos para una mesa de ayuda
telefónica; etc.
Pero sin duda hay muchos casos en que no sea muy claro si la preferencia de perfil
que establece la empresa coincide con una lectura lineal del principio de no discriminación.
¿Realmente, un hombre saludable de 50 años no podría ser un caddie en una cancha de
golf? ¿Una mujer musulmana que usa pañuelo en la cabeza no puede ser recepcionista en
la sede de una empresa? Nuevamente, lo que más vale no es la opinión de los abogados de
la empresa, sino los valores de los mismos dirigentes.
17. Organización de las Naciones Unidas. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. http://www.ohchr.org/EN/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx
18. Consultado el 02/08/15 en http://www.undp.org/content/undp/es/home/presscen-
ter/pressreleases/2015/05/06/women-still-earn-24-percent-less-than-men-20-years-on-after-two-
decades-of-concerted-efforts-to-boost-women-s-rights-reducing-poverty-among-women-and-girls-
remains-critical-for-development-progress-say-officials-at-global-women-s-conference-.html
684
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En 2011 la ONU aprobó un conjunto de principios para que las empresas asuman
su responsabilidad de respetar los derechos humanos. Es importante destacar el artículo
16 de esos principios, que urge a las empresas a expresar su compromiso en un documento
formal21. Esta política de derechos humanos de cada empresa debería ser aprobada al más
alto nivel directivo, debe basarse en un asesoramiento especializado interno y externo, debe
establecer qué espera la empresa de su personal, sus socios y de otras partes relacionadas
con sus operaciones, productos y servicios (los involucrados en la cadena de suministro
que se trata más arriba en este capítulo), debe publicarse y difundirse interna y externa-
mente, y debe quedar reflejado en los procedimientos internos.
De esta manera, se asegura que todas las partes involucradas – como, por ejemplo,
los empleados y las empresas que acompañan en la cadena de suministro – tengan en claro
lo que deben hacer.
Existe una página web que provee hipervínculos a centenares de declaraciones de
política sobre los derechos humanos de corporaciones en todo el mundo: http://business-
humanrights.org/en/company-policy-statements-on-human-rights. Se sugiere al lector in-
teresado leer algunos ejemplos de estas políticas.
Hemos encontrado que hay varias áreas significativas en las que las empresas deben
cuidar los derechos humanos. Los principales puntos señalados en este capítulo son:
• Las empresas son moralmente responsables de respetar los derechos humanos,
más allá de lo que las leyes puedan exigir.
• Las personas que trabajan en las empresas también son responsables de respetar
los derechos humanos y su concientización y acciones proactivas son vitales para que
las políticas de las empresas surtan efecto.
• La empresa es responsable de cuidar que se respete los derechos humanos en
toda la cadena de suministro (supply chain) en que está involucrada.
• Las empresas tienen tres públicos por cuyos derechos humanos debe velar: sus
clientes, sus empleados y la comunidad que lo circunda.
• Cada empresa debe tener una política escrita de derechos humanos que se publica
y se difunde a sus empleados, las demás empresas en su cadena de suministro y a la
comunidad en general.
Tal vez la lección más importante es que muchas veces no está claro desde el punto
de vista legal si una práctica empresarial viola o no los derechos humanos. Es por eso que
está en cada uno, como decisor en una empresa, examinar sus propios valores y exigir que
la empresa cuide los derechos humanos. Y, la autora sugeriría a los empleados que no
tengan poder de decisión, que traten de que su empresa respete los derechos y, si no lo
logra, que busque otro empleo, dentro de lo posible.
21.Organización de las Naciones Unidas, Oficina del Alto Comisionado. Principios Rectores sobre las
Empresas y los Derechos Humanos. Consultado el 15/06/15 en http://www.ohchr.org/Documents/Pu-
blications/GuidingPrinciplesBusinessHR_SP.pdf
686
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
poliedro de vidrio fragmentado en 209 luces. Era un prisma que reflejaba luces de colores.
Luces y tic-tacs, zumbidos y destellos. Casi latidos. Desde el mirador el hombre contem-
plaba su obra, lleno de dudas y perplejidades
690
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
692
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
• Las mujeres serán elegibles para todos los organismos públicos electivos
establecidos por la legislación nacional, en condiciones de igualdad con los hombres, sin
discriminación alguna.
• Las mujeres tendrán derecho a ocupar cargos públicos y a ejercer todas las
funciones públicas establecidas por la legislación nacional, en igualdad de condiciones con
los hombres, sin discriminación alguna.
4. En especial, los Estados deberán a) establecer el principio de la igualdad de derechos en sus cons-
tituciones o, en su caso, en las leyes internas, y, b) además se establece el compromiso de ratificar y
aceptar los instrumentos internacionales de las Naciones Unidas y de los Organismos especializados,
y a aplicarlos plenamente, es decir, con sus medios de protección. Otro aspecto destacable es la
obligación de los Estados Partes de adoptar medidas apropiadas para educar a la opinión pública y
orientar las aspiraciones nacionales hacia la eliminación de los prejuicios, y abolición de prácticas
consuetudinarias basadas en la inferioridad de la mujer.
5. http://www.unwomen.org/es/csw/brief-history#sthash.ISOVR2pw.dpuf
694
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
696
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
8. Convenio 156 de la OIT, artículo 1 establece: “…se aplica a los trabajadores y a las trabajadoras
con responsabilidades hacia los hijos a su cargo, cuando tales responsabilidades limiten sus posibili-
dades de prepararse para la actividad económica y de ingresar, participar y progresar en ella.” Los
artículos 7 y 8 contienen normas centrales sobre la obligación de los Estados de adoptar todas la
medidas compatibles, incluyendo a las de orientación y formación profesional, “…para que los tra-
bajadores con responsabilidades familiares puedan integrarse y permanecer en la fuerza de trabajo, así como
reintegrarse a ella tras una ausencia debida a dichas responsabilidades, y al mismo tiempo que “La responsabilidad
familiar no debe constituir de por sí una causa justificada para poner fin a la relación de trabajo”.
9. Convenio 183° OIT, Preámbulo “Tomando nota de la necesidad de revisar el Convenio sobre la
protección de la maternidad (revisado), 1952, y de la Recomendación sobre la protección de la ma-
ternidad, 1952, a fin de seguir promoviendo, cada vez más, la igualdad de todas las mujeres integran-
tes de la fuerza de trabajo y la salud y la seguridad de la madre y el niño, y a fin de reconocer la
diversidad del desarrollo económico y social de los Estados Miembros, así como la diversidad de las
empresas y la evolución de la protección de la maternidad en la legislación y la práctica nacionales; y
tomando nota de las disposiciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), la
Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
Contra la Mujer (1979), la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (1989),
la Declaración de Beijing y Plataforma de Acción (1995), la Declaración de la Conferencia Interna-
cional del Trabajo sobre la igualdad de oportunidades y de trato para las trabajadoras (1975), la De-
claración de la Organización Internacional del Trabajo relativa a los principios y derechos
fundamentales en el trabajo y su seguimiento (1998), así como los convenios y recomendaciones
internacionales del trabajo destinados a garantizar la igualdad de oportunidades y de trato para los
trabajadores y las trabajadoras, en particular el Convenio sobre los trabajadores con responsabilida-
des familiares, 1981, y teniendo en cuenta la situación de las mujeres trabajadoras y la necesidad de
brindar protección al embarazo, como responsabilidad compartida de gobierno y sociedad, y ha-
biendo decidido adoptar varias propuestas relacionadas con la revisión del Convenio sobre la pro-
tección de la maternidad (revisado), 1952, y de la Recomendación sobre la protección de la
maternidad, 1952, cuestión que constituye el cuarto punto del orden del día de la reunión, y Habiendo
determinado que estas propuestas revistan la forma de un convenio internacional,” El Convenio se
698
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Definiciones
La Convención entiende por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada
en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el
ámbito público como en el privado.11
A su vez, establece que la violencia contra la mujer comprende tres situaciones
básicas: las que se dan en un contexto doméstico cercano a la mujer (familia, unidad
doméstica, o relación interpersonal), y que es perpetrada por alguien que conoce a la
mujer que victimiza; luego, se refiere a las situaciones que se dan en la comunidad que
pueden comprender ámbitos amplios como los educativos, de salud, o cualquier otro
lugar es perpetrada por cualquier persona, y que comprende, entre otros, violación, abuso
sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo,
y por último la violencia contra la mujer que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus
agentes, donde quiera que ocurra.
11. Convención para la prevención sanción y erradicación de la violencia contra la mujer, artículo
1.
700
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
702
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
cuales se encontraban en estado de gestación–, y concluyó tres días después, con la des-
trucción del pabellón 4B donde las prisioneras se habían refugiado. El operativo había sido
dirigido desde la cúpula del gobierno y en él se empleó armamento usualmente utilizado
en conflictos armados abiertos.
En la versión oficial de los hechos, dicho “operativo” había tenido como objeto el
traslado de las mujeres que se hallaban recluidas en el pabellón 1A del Penal Miguel Castro
Castro a la cárcel de máxima seguridad de mujeres de Chorrillos. Las denuncias, por su
parte, incluyen los hechos producidos por el Estado sobre las víctimas sobrevivientes, a
continuación de la masacre.
Estos hechos fueron denunciados ante la CIDH, y recibidos el 18 de mayo de 1992
y el 5 de junio de 1997, constituyendo los casos No. 11.015 y 11.769, contra el Estado del
Perú.
La CIDH denunció a su vez los hechos ante la Corte IDH, considerando que impli-
can una violación a los derechos consagrados en la CADH en los artículos 4 (Derecho a
la Vida) y 5 (Derecho a la Integridad Personal) de la Convención Americana, en relación
con la obligación establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de
la misma, en perjuicio de “al menos 42” reclusos que fallecieron; la violación del artículo
5 (Derecho a la Integridad Personal) de la Convención, en relación con la obligación esta-
blecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la Convención, en
perjuicio de “al menos 175” reclusos que resultaron heridos y de 322 reclusos “que ha-
biendo resultado ilesos [supuestamente] fueron sometidos a trato cruel, inhumano y de-
gradante”; y por la violación de los artículos 8.1 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección
Judicial) de la Convención, en relación con la obligación establecida en el artículo 1.1 (Obli-
gación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio de “las [presuntas] víctimas y
sus familiares”. Además, la Comisión solicitó a la Corte IDH que, de conformidad con el
artículo 63.1 de la Convención, ordene al Estado que adopte determinadas medidas de
reparación indicadas en la demanda. Por último, solicitó al Tribunal que ordene al Estado
el pago de las costas y gastos generados en la tramitación del caso.
En esta sentencia, la Corte Interamericana analiza las violaciones de los derechos
humanos con perspectiva de género a la luz de las normas señaladas y en esa interpretación
establece la responsabilidad internacional del Perú por la masacre ocurrida en el Penal, y
por las consecuencias del traslado de los heridos y sobrevivientes, en especial por su con-
dición de mujeres y por el daño producido a los familiares.
Este caso también contribuye al desarrollo de la doctrina de responsabilidad agravada
de los Estados bajo el derecho internacional en casos de violaciones de normas de ius cogens,
reconociendo que en casos de violaciones graves del derecho de la mujer se configura una
responsabilidad agravada del Estado.
En su valoración de los hechos denunciados, la Corte pone el acento en la perspectiva
de género y distingue especialmente entre los graves delitos cometidos por el Estado pe-
ruano contra las mujeres detenidas en los pabellones 1A y 4B en el Penal Miguel Castro
Castro. La Corte no solo interpretó a la CADH, sino fundamentalmente a la Convención
de Belem Do Pará para Prevenir Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, reco-
nociendo: “…una conexión integral entre las garantías establecidas en la Convención de
Belém do Pará y los derechos y libertades básicos estipulados en la Convención
704
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Los hechos datan de 2001, y se trata de los homicidios perpetrados contra tres mu-
jeres jóvenes, dos de ellas menores de edad (15, 17 y 20 años), cuyos cuerpos aparecen en
un campo algodonero en las inmediaciones de Ciudad Juárez, (México) el 6 de noviembre
de 2001.
En esta oportunidad la Corte IDH señala por primera vez la figura del femicidio, como
el delito de homicidio perpetrado contra una mujer por su género.
En la sentencia se realizó una interpretación sistémica y contextual cultural17, y se
consideró que estos crímenes se producen dentro de un escenario de violencia y discrimi-
nación generalizada y sistemática, contra las mujeres por su condición de mujeres, ubicán-
dolas en una situación de subordinación e inferioridad respecto del hombre, en ese
contexto se produce la impunidad de los crímenes denunciados.
15. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_205_esp.pdf
16. Pierini, A.: “Femicidio: el trascendente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el caso ‘Campo Algodonero”. Revista Pensar Jusbaires Año I Nº 1, agosto 2014, pp. 58/63.
17. Idem, Caso González Y Otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Sentencia de 16 de noviembre de 2009.
(Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas. párr. 113. “…Ciudad Juárez está ubicada en el norte del
estado de Chihuahua, exactamente en la frontera con El Paso, Texas. Su población es de más de
1.200.000 habitantes. Se caracteriza por ser una ciudad industrial -en donde se ha desarrollado parti-
cularmente la industria maquiladora- y de tránsito de migrantes, mexicanos y extranjeros. El Estado,
así como diversos informes nacionales e internacionales, hacen mención a una serie de factores que
convergen en Ciudad Juárez, como las desigualdades sociales y la proximidad de la frontera interna-
cional, que han contribuido al desarrollo de diversas formas de delincuencia organizada, como el
narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas y el lavado de dinero, incrementando así los
niveles de inseguridad y violencia.”
706
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Falta de esclarecimiento de los homicidios de mujeres en Ciudad Juárez y su relación con la discri-
minación contra la mujer
La Corte observó que diversos informes fueron coincidentes en que la falta de esclare-
cimiento de los crímenes es una característica de los homicidios de mujeres en Ciudad Juárez, aspecto que
reviste especial importancia ya que indica que la impunidad está relacionada con la discriminación
contra la mujer.20
El Tribunal concluyó en que el Estado incumplió con su deber de investigar –y con
ello su deber de garantizar– los derechos consagrados en los artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 7.1 de
la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma y con el artículo
7.b y 7.c de la Convención Belém do Pará, en perjuicio de Claudia Ivette González, Laura
Berenice Ramos Monárrez y Esmeralda Herrera Monreal. Por los mismos motivos, el Es-
tado violó los derechos de acceso a la justicia y protección judicial, consagrados en los
artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la
misma y 7.b y 7.c de la Convención Belém do Pará, en perjuicio de los familiares de las
tres víctimas identificados en el párrafo 9 supra.
Obligación de no discriminar
La Corte IDH consideró relevantes, además de sus propios precedentes, los criterios
de varios organismos:
1) CIDH: “[e]s esencial entender el vínculo entre la violencia contra las mujeres y la
discriminación que la perpetúa, para apreciar el alcance del deber de debida diligencia en
el presente caso”. Según la Comisión, “actitudes discriminatorias contra las mujeres por
parte de funcionarios estatales influenciaron en la investigación de estos asesinatos”. 21 2)
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), caso Opuz vs. Turquía: en este caso el
TEDH aplicó el principio según el cual una vez que se demuestra que la aplicación de una regla
lleva a un impacto diferenciado entre mujeres y hombres, el Estado debe probar que se debe a factores
objetivos no relacionados con la discriminación.
Precedentes propios, Caso del Penal Castro Castro Vs. Perú. En este la Corte IDH in-
terpretó que las mujeres detenidas o arrestadas “no deben sufrir discriminación, y deben
tanto, no eran consideradas una gran pérdida. Cabe temer que, como consecuencia de los retrasos y
las irregularidades, se hayan perdido tiempo y datos muy valiosos”.
20. El Tribunal concluyó que “en el presente caso se presentaron irregularidades relacionadas con: i)
la falta de precisión de las circunstancias del hallazgo de los cadáveres; ii) la poca rigurosidad en la
inspección y salvaguarda de la escena del crimen practicada por las autoridades; iii) el indebido ma-
nejo de algunas de las evidencias recolectadas, y iv) los métodos utilizados no fueron acordes para
preservar la cadena de custodia”.
21. También consideró el Informe sobre “Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de Vio-
lencia”, en el que se expresa: “la influencia de patrones socioculturales discriminatorios puede dar
como resultado una descalificación de la credibilidad de la víctima durante el proceso penal en casos
de violencia y una asunción tácita de responsabilidad de ella por los hechos, ya sea por su forma de
vestir, por su ocupación laboral, conducta sexual, relación o parentesco con el agresor, lo cual se
traduce en inacción por parte de los fiscales, policías y jueces ante denuncias de hechos violentos.
Esta influencia también puede afectar en forma negativa la investigación de los casos y la valoración
de la prueba subsiguiente, que puede verse marcada por nociones estereotipadas sobre cuál debe ser
el comportamiento de las mujeres en sus relaciones interpersonales”.
708
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
710
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
34.6. Bibliografía
712
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Capítulo 35
35.1. Introducción
Los niños son nuestro porvenir. A través de ellos el camino de construcción social
se va forjando y nos trae como resultado la sociedad del mañana. Ellos serán el reflejo de
lo que hoy les mostramos y, en consecuencia, el producto de lo sembrado. A la vez, ellos
nos muestran, en la simpleza, la verdadera génesis de muchos misterios que para los adul-
tos se tornan indescifrables. La niñez es un tesoro, y como sus guardianes, debemos velar
por ella.
Para dar un comienzo, conviene citar la definición que aporta la Real Academia Es-
pañola cuando expresa como niño, entre sus acepciones, a “quien está en la niñez, tiene
pocos años, tiene poca experiencia, obra con poca reflexión y advertencia”3, dando así un
714
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la super-
vivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización
humana”.6
Por último, en palabras del Dr. Travieso, “Machado tenía razón al decir que no hay
camino, se hace camino al andar. Por eso andar y hacer camino hoy es simplemente aplicar
las normas de los tratados internacionales de derechos humanos que por naturaleza gozan
de una presunción de operatividad y las más importantes han sido jerarquizadas constitu-
cionalmente”.7
Dijimos entonces que los niños son seres humanos, y aún más, seres especiales que
requieren de una protección especial por sus condiciones; “el niño, por su falta de madurez
física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal,
tanto antes como después del nacimiento”.9 Es por ello que, en el esquema de los derechos
humanos y las garantías, los niños tienen su apartado especial. Quiere decir que por sobre
todo el texto aplicable a las personas en general, derechos y libertades reconocidos, se
sumarán todas las medidas de protección, procedimiento, administrativas, judiciales cuyo
centro de imputación normativo sean los niños, validando así la expresión “derechos hu-
manos de los niños”, sobre los cuales los Estados son principales garantes y encargados
de velar por su cumplimiento, junto con la participación de la sociedad en su conjunto.
Partiendo de la concepción de que los derechos humanos son progresivos, los niños
deben gozar del derecho a la igualdad, integridad 10, a ser respetada su dignidad, a una
educación gratuita y obligatoria, a la igualdad de oportunidades, a la prohibición del trabajo
antes de la edad permitida, a recibir protección integral, a contar con la familia como sus-
tento de su crecimiento y desarrollo personal, entre otras libertades reconocidas por siste-
mas jurídicos.
rrafo.
10. “La identidad personal está íntimamente ligada a la persona en su individualidad específica y vida
privada, sustentadas ambas en una experiencia histórica y biológica, así como en la forma en que se
relaciona dicho individuo con los demás, a través del desarrollo de vínculos en el plano familiar y
social. Es por ello que la identidad, si bien no es un derecho exclusivo de los niños y niñas, entraña
una importancia especial durante la niñez”, Fornerón e hija Vs. Argentina, CIDH, Fondo,
27/04/2012, parág. 123.
716
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
en el año 1959.14 Esta Declaración (estructurada en Principios que deben regir el recono-
cimiento de derechos y libertades de los niños), resultó ser más adelante, base jurídica de
la Convención sobre los Derechos del Niño,15 nacida en el seno de las Naciones Unidas, firmada
en Nueva York el 20 de noviembre de 1989; alcanzando así dar firmeza a un entramado
que se consolidaba en la comunidad internacional, y cuyos efectos serían replicados en los
ordenamientos jurídicos de los Estados democráticos mediante el dictado de leyes que
receptan sus principios y preceptos. Veamos.
16/08/15.
16. Travieso, J.A.: Derechos Humanos y Derecho Internacional, Bs. As., Heliasta, 1996, p.192.
17. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Firmada el 22/11/1969 en San José de Costa
718
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Los cambios más significativos a nivel local se concretaron con la sanción de la ley
23.849 del 27 de septiembre de 1990, a través de la cual Argentina aprueba la Convención
sobre los Derechos del Niño. Al ratificar la Convención, Argentina incorpora una reserva,
una interpretación y dos declaraciones, contenidas en el artículo 2º de la ley nacional. A
saber:24
-En primer lugar, Argentina hace reserva de los incisos b), c), d) y e) del artículo 21 de
la Convención, relacionados con la adopción internacional de menores. En nuestro país
no está regulado dicho instituto, y su fundamento se explica al argumentar que para su
aplicación “debe contarse previamente con un riguroso mecanismo de protección legal del
niño en materia de adopción internacional, a fin de impedir su tráfico y venta”.
-Luego, Argentina declara que la interpretación del artículo 1º de la Convención debe
hacerse comprendiendo “por niño todo ser humano desde el momento de su concepción
y hasta los 18 años de edad”. Esta incorporación se acopla con la recepción del origen de
la existencia humana receptada en la legislación local argentina.
-El artículo 24, inciso f de la Convención establece que los Estados deben adoptar
medidas para “desarrollar la atención sanitaria preventiva, la orientación a los padres y la
educación y servicios en materia de planificación de la familia”. En este sentido, Argentina
interpreta que la obligación de los Estados radica en “adoptar medidas para la orientación
a los padres y la educación para la paternidad responsable”. Es decir, desplaza la obligación
del Estado de actuar con medidas de ‘atención sanitaria preventiva’, dejando a los padres
la elección de adopción de medidas, basados en la orientación que el Estado brinde.
-Por último, Argentina refiere que la consideración de participación de los niños ma-
yores de 15 años en conflictos armados, prevista en el artículo 38 de la Convención, no
será de aplicación local ya que su derecho interno prohíbe la participación de todo niño en
hostilidades. Pero aún declara al respecto, “que es su deseo que la Convención hubiese
prohibido terminantemente la utilización de niños en los conflictos armados”.
Centrándonos en la legislación interna, en la reforma de la Constitución de 1994, se
receptan significantes logros en el derecho de los niños. La Convención sobre los Dere-
chos de los Niños alcanza jerarquía constitucional a través de su incorporación en el inciso
22 del artículo 75. “El impacto del derecho internacional de los derechos humanos sobre
las relaciones de familia es innegable, desde la reforma constitucional de 1994 y a la luz de
los tratados y convenciones que han venido a conformar la nueva redacción del art. 75,
inc. 22. Así, se ha producido la llamada ‘constitucionalización del derecho privado’”. 25
A su vez, se incorpora también el inciso 23 receptando la obligación del Estado de
adoptar medidas de acción positiva en función de una igualdad real de oportunidades,
haciendo especial atención en los niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad. Y
también agrega: “Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección
del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de
24.
Ley 23849, 1990. Artículo 2º.
25.Videtta, C.: “El proceso de adopción y su interacción con el Sistema de Protección Integral de
Derechos de Niños, Niñas y Adolescente”, Sup. Esp. Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,
La Ley, 20/05/2015 (cita online: AR/DOC/1302/2015)
720
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de la vigencia plena y efectiva de los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescen-
tes”.32
Para finalizar, encontramos que las últimas modificaciones en la legislación interna
operan desde la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial de la Nación, que viene
a plasmar lo previsto en la ley de Protección Integral (ley 26061), que a su vez recepta los
criterios sostenidos por los sistemas de protección de derechos humanos. De esta manera
“la reforma constitucional operada en 1994 significó un gran impacto para el paradigma
vigente. La sanción y promulgación de la ley nacional 26061 fue una consecuencia directa
de ese cambio de paradigma. Y más allá de sus virtudes y errores, la ley 26061 es una
realidad normativa insoslayable, que el Código Civil y Comercial no pudo desconocer. En
consecuencia, creó un sistema jurídico armónico y coherente con los aportes por ella in-
troducidos, que inauguran una nueva relación entre niñez, Estado, derecho y familia”.33
Sin introducirnos en cuestiones de familia, mencionamos que el Código Civil y Co-
mercial de la Nación define como menores de edad a las personas que no hayan cumplido
los dieciocho años, en consonancia con la Convención. Y luego incorpora la categoría de
adolescente, definido como toda ‘persona menor de edad que cumplió trece años’.34 Estas
concepciones están naciendo al mundo jurídico, por lo que seremos testigos del camino
que se construya en adelante.
722
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
35.6. Conclusiones
44. Convención Americana sobre Derechos Humanos, ob. cit. Artículo 17 ‘Protección a la Familia’.
45. Fornerón e hija Vs. Argentina, CIDH, Fondo, 27/04/2012, parág. 119.
46. Sobre esta temática es de gran importancia la Opinión Consultiva OC-17, cuya lectura se reco-
mienda.
724
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
de allí, cada conducta individual o colectiva cumple con las pautas elaboradas por los antepasados y recrea-
das por todos en el presente”.3
Pueblos indígenas
Establecer una definición de pueblos indígenas ha sido, y continúa siendo, uno de
los problemas fundamentales. Actualmente, no hay una única definición aceptada en el
contexto del derecho internacional. La Declaración de Naciones Unidas sobre los Dere-
chos de los Pueblos Indígenas4 no establece definición alguna; simplemente en sus artícu-
los 9 y 33 se afirma que los pueblos y los individuos indígenas tienen derecho a pertenecer
a una comunidad o nación indígena, de conformidad con las tradiciones y costumbres de
la comunidad o nación de que se trate, y a determinar su propia identidad. Por su parte, el
artículo 1 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes 5 establece dos criterios que han de tenerse
en cuenta en el proceso de autoidentificación de una persona como indígena, a saber: 1)
criterio objetivo: compuesto por un hecho histórico: aquellos pueblos que descienden de los pue-
blos que pre-existen a los Estados actuales; y un hecho actual: que dichos pueblos, en la
actualidad, conservan en todo o en parte sus instituciones sociales, políticas, culturales, o
modo de vida; 2) criterio subjetivo: puede ser individual o colectivo: a) en el primer caso, la
persona se identifica a sí misma como perteneciente al grupo o pueblo en cuestión y b) en
el segundo caso, el grupo o pueblo se considera a sí mismo como indígena o tribal de
conformidad con las disposiciones del Convenio.
Frente a este vacío, encontramos distintos criterios que ayudan a definir a un pueblo
originario. Así, mencionamos el establecido por José R. Martínez Cobo6: “Son comunida-
des, pueblos y naciones indígenas los que, teniendo una continuidad histórica con las so-
ciedades anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron en sus territorios, se
consideran distintos a otros sectores de las sociedades que ahora prevalecen en esos terri-
torios o en parte de ellos. Constituyen ahora sectores no dominantes de la sociedad y tienen
la determinación de preservar, desarrollar y transmitir a futuras generaciones sus territorios
ancestrales y su identidad étnica como base de su existencia continuada como pueblo, de
acuerdo con sus propios patrones culturales, sus instituciones sociales y sus sistemas lega-
les”. Por su parte, el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas 7 añade los siguiente:
3. Frites E.: El Derecho de los Pueblos Indígenas, publicado por el Instituto Nacional contra la Discrimi-
76, Convocada en Ginebra por el Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo.
6. Martínez Cobo, J.R.: Ex Relator especial para el estudio de las formas de discriminación para las
728
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Derecho indígena
Se entiende por derecho indígena al “conjunto de normas propias que regulan la
conducta y el desarrollo armónico de la vida de las Comunidades de los Pueblos Indígenas.
Su esencia es el derecho consuetudinario, enriquecido con las normas del derecho positivo
de los Estados que se le incorporen receptando normas sobre los territorios indígenas,
cosmovisión –pensamiento religioso y filosófico– su pluriculturalidad, sus personerías ju-
rídicas, sus organizaciones comunitarias locales, nacionales e internacionales, etc.”. 12
Sistema Universal
- Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Países Independientes (Convenio 169 de la OIT) de 1989: es un tratado internacional “sui ge-
neris” porque –entre otras cosas– tiene la particularidad de formar parte del Código
10. Alvarado, P.M. y Perez Ledesma, P.M.: “Los Pueblos Originarios en La Argentina de Hoy: Algunos
Aportes para su Visibilización”, ponencia presentada en Congreso de Derecho Público para Estudiantes
y Jóvenes Graduados “Democracia y Estado de Derecho”. Disponible en web: http://www.dere-
cho.uba.ar/institucional/deinteres/derechos-humanos-pablo-martin-perez-ledesma-y-paula-alva-
rado.pdf. Fecha de consulta: 09/06/2015.
11. Zaffaroni, R.E.: La Pachamama y lo humano, Buenos Aires, Colihue, 2012.
12. Frites, E.: El Derecho de los Pueblos Indígenas, publicado por el Instituto Nacional contra la Discrimi-
730
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Por otro lado, autores como Eduardo Hualpa18 y Juan Manuel Salgado19, entre otros,
sostienen el carácter vinculante de dicha Declaración ya que “constituye hoy el más avan-
zado instrumento internacional de reconocimiento de derechos indígenas” y admiten que
sus disposiciones se convierten en obligatorias “porque se trata de un cuerpo de derechos
que ya están reconocidos en otros tratados”.
Por otro lado, cabe destacar que “en noviembre de 2007, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos invocó la Declaración en una decisión a favor del pueblo Saramaka
en Suriname para solucionar un caso de tala. La Corte se refirió al artículo 32 que afirma
el derecho de los pueblos indígenas a determinar y poner en práctica prioridades y estrate-
gias para el aprovechamiento y el uso de sus tierras”.20
- Convención sobre los Derechos del Niño21: varias disposiciones resguardan la identidad
étnica del niño, mencionando especialmente el derecho de los niños indígenas a tener su
propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión o a emplear su propio idioma
en común con los demás miembros de su grupo, además de proteger su identidad y la
continuidad cultural y lingüística en su crianza y educación.
Sistema Interamericano
De acuerdo con jurisprudencia de la Comisión Interamericana de Derechos Huma-
nos (CIDH) y de la CoIDH, se ha interpretado que las siguientes disposiciones reconocen
derechos de los pueblos originarios23:
Unidas para las Cuestiones Indígenas de la aplicación del artículo 42 de las Naciones Unidas. Decla-
ración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, 14-16 01, 2009, New York.
18. Hualpa. E.: Derechos Constitucionales de los Pueblos Indígenas, Buenos Aires, Ad Hoc., 2014. p. 65
19. Salgado, J.M. y Gomiz, M.M.: Convenio 169 de la O.I.T. sobre Pueblos Indígenas. Su aplicación en el derecho
interno argentino. Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas. 2a ed-. Neuquén, p. 45.
20. http://www.un.org/es/events/indigenousday/pdf/indigenous_advances_sp.pdf. Consultada:
8(j) y 10(c).
23. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua. CoIDH, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia del 31/08/2001. Serie C No. 79, párr. 149. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs.
Paraguay. CoIDH, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 17/07/2005. Serie C No. 125, párrs.
732
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
comunidades; Decreto 406/2015 permite la inscripción de los ciudadanos mayores de DOCE (12)
años de edad que residan en el ámbito del territorio de la Nación y que acrediten su pertenencia a
Pueblos Indígenas. Regularización de inscripciones de nacimientos. Régimen administrativo.
Otras leyes federales: 23162, 24956 (en el censo aborigen se debía incorporarse al censo nacional de
población y vivienda del año 2000 la temática de autoidentificación de identidad y pertenencia a
comunidades aborígenes, mediante la ampliación de los módulos previstos en el mismo), ley 25799
(modifica el capítulo viii de la ley nº 23302, referido a los planes de vivienda).
734
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
ferencia Internacional sobre libre determinación Sami: ámbito y aplicación, celebrada el 02 de 2008
en Alta, Noruega, p. 4.
736
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Derecho a la participación
Los pueblos originarios tienen derecho a intervenir en la vida política, social y cultural
del Estado y en la adopción de decisiones que afecten sus derechos en los órganos políti-
cos, legislativos y administrativos y en los procesos que puedan afectarles directamente.
Así, el derecho a participar implica la intervención en todas las fases del ciclo de elabora-
ción, aplicación o evaluación de planes, políticas y programas de desarrollo nacionales y/o
regionales que les puedan afectar, con el objetivo de asegurar que en las políticas, progra-
mas o proyectos a adoptarse por el Estado, estén plasmadas las prioridades de desarrollo,
que los proyectos prioricen el mejoramiento de sus vidas y que no se afecte su integridad. 38
Los pueblos originarios tienen derecho a participar en:
- Participación en general (Convenio 169, art. 2.1).
- Participación en la toma de decisiones (Convenio 169, art. 6.b).
- Desarrollo de las Instituciones de los Pueblos Indígenas (Convenio 169, art. 6.c).
-Formulación, aplicación y evaluación de los planes de desarrollo nacional y regional
que los puedan afectar directamente (Convenio 169, art. 7).
- Utilización, administración y conservación de los recursos naturales (Convenio 169,
art. 15).
- Adopción de decisiones en las cuestiones que afecten (DNUPI, art. 18);
-Elaboración de los programas económicos y sociales que les conciernan y a admi-
nistrar esos programas mediante sus propias instituciones (DNUDPI, art. 23);
-Procesos de adjudicación de derechos sobre sus tierras y territorios (DNUDPI, art.
27).
Derecho a consulta
Se entiende por consulta al proceso que tiene la finalidad de hacer efectivo el derecho
de participación de los pueblos indígenas en los asuntos que les conciernen, y que puedan
afectar a sus personas, bienes y/o a sus derechos colectivos, sobre toda acción o decisión
que afecte el uso y goce de sus tierras y recursos naturales y sobre cualquier medida de
carácter administrativo, legislativa o judicial que les afecte. Es un requisito previo a la apro-
bación tanto de proyectos concretos que van a desarrollarse dentro del territorio de una
comunidad en particular, como de legislación y políticas públicas generales. Consiste en
38.Yrigoyen Fajardo, R.: Tomando en serio y superando el Derecho de Consulta Previa: el Consentimiento y la
Participación. A propósito de la integración de la Declaración y el Convenio 169 de la OIT por la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos en el caso Saramaka vs. Surinam. Año 2009.
738
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
43.OIT, Comprender el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, 1989 (número 169). Manual para los man-
dantes tripartitos de la OIT. Oficina Internacional del Trabajo, Departamento de Normas Internacio-
nales del Trabajo- Ginebra: OIT, 2013.
740
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
adecuados para poder considerar la información imparcial y equilibrada acerca de los ries-
gos y beneficios potenciales.
Adecuado: en el idioma y conforme las instituciones representativas de los pueblos y
comunidades.
El Estado tiene la obligación de obtener el CLPI en caso de:
-Traslado de comunidades y/o reubicación (art. 16 del Convenio 169 de la OIT).
-Prohibición general de desplazamiento forzoso (art. 16 del Convenio 169 de la OIT).
-Almacenamiento o eliminación de materiales peligrosos.
-Planes de desarrollo o de inversión en proyectos de gran escala (art. 32 del Conve-
nio169 de la OIT).
-Actividades de extracción de recursos naturales (art. 28 del Convenio 169 de OIT).
-Decisiones de carácter legislativo y/o administrativo (art. 19 del Convenio 169 de la
OIT).
-Medidas a favor de los pueblos indígenas -bienes, trabajo, cultura y medio ambiente-
(art. 4 Convenio 169 de la OIT).
- Actividades económicas de valor cultural (Comité de DDHH).
-Impacto de la actividad.44
Con respecto a la Declaración, encontramos que:
-Los pueblos indígenas no pueden ser removidos de manera forzosa de sus tierras y
territorios ni ser reubicados sin su consentimiento libre, previo e informado (art. 10).
- Los pueblos indígenas deben recibir reparación por sus bienes espirituales, religio-
sos, intelectuales y culturales que hayan sido tomados sin su consentimiento libre, previo
e informado (art. 11).
-El consentimiento debe ser obtenido antes de adoptarse o ejecutarse medidas legis-
lativas o administrativas (art. 19).
- Los pueblos indígenas tienen el derecho a la reparación por las tierras, territorios y
recursos que hayan sido confiscados, tomados, ocupados, utilizados o dañados sin su con-
sentimiento libre, previo e informado (art. 28).
-No se podrá almacenar ni eliminar materiales peligrosos en tierras indígenas sin su
consentimiento libre, previo e informado (art. 19).
-El consentimiento debe ser obtenido previamente a la aprobación de cualquier pro-
yecto que afecte las tierras, territorios y recursos indígenas, en particular, la explotación de
minerales, de agua y otros recursos (art. 32).
¿Qué ocurre cuando los pueblos indígenas se rehúsan a otorgar su consentimiento?
Como punto de partida, hay que tener presente que con o sin el consentimiento de
la parte indígena, el Estado tiene la obligación dentro del derecho internacional, de respetar
y proteger los derechos de acuerdo con los estándares internacionales establecidos. Recor-
demos que la consulta y el consentimiento existen para salvaguardar e instrumentalizar los
derechos de los pueblos indígenas. El Estado debe tener presente que dentro de la doctrina
del derecho internacional, salvo en pocos casos, los derechos humanos pueden ser restrin-
gidos sin que se produzcan violaciones de la normativa internacional. Pero las restricciones
a los derechos solo pueden producirse bajo condiciones limitadas de proporcionalidad y
742
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
47. Caso de la “Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, CoIDH, Sentencia 31/08/2001.
Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 146.
48. Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, CoIDH, Sentencia 17/06/2005. Fondo, Reparaciones
Protección de los Derechos Humanos”, Publicado en Revista Voces en el Fenix, Revista on-line.
744
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
55. Peña Jumpa, A.: Justicia Comunal enlos Andes del Perú: el caso de Calahuyo, Lima, Pontificia Universidad
Católica del Perú. Fondo Editorial, 1989.
56. Caso del Pueblo Saramaka vs. Surinam, CoIDH, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas, Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párrs. 179 y 194 b.
57. CIDH, Democracia y Derechos Humanos en Venezuela. Doc. OEA/Ser.L/V/II, Doc. 54,
746
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
60. Altabe, Braunstein y González, Derechos Indígenas en la Argentina, Relaciones de la Sociedad Argen-
tina de Antropología XXI, 1996, Buenos Aires.
61. Bidart Campos, Germán. Dictamen de fecha 3 de octubre de 1996, en virtud de la consulta reali-
748
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
66. La imprescriptibilidad se encuentra establecida con carácter vinculante por el Convenio 169 de la
750
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
74. Comunidad Mapuche catalán y Confederación indígena neuquina c/provincia de Neuquén s/ acción de inconsti-
tucionalidad. TSNJ. Sentencia del 25 de octubre de 2010, Expte. No. 1090/04.
75. Confederación Indígena del Neuquén c/ Provincia del Neuquén s/ acción de inconstitucionalidad. C. 1324.
752
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
85. Se pueden ver las presentaciones realizadas por la Asamblea Permanente por los Derechos Hu-
manos en el siguiente link: http://www.apdh-argentina.org.ar/areas/relaciones-internacionales/pre-
sentaciones-ante-organismos-internacionales-y-regionales/Plenario-CDH. Fecha de consulta:
09/06/2015.
86. Presentación de la APDH en http://www.apdh-argentina.org.ar/sites/default/files/u6/11-
754
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
conclusiones sobre los estudios. Los gobiernos deben enviar cada 5 años a la Oficina In-
ternacional del Trabajo información sobre las medidas adoptadas.
Por su parte, los empleados, es decir, los trabajadores, pueden enviar a la OIT co-
mentarios sobre los informes de los gobiernos94. Finalmente, las observaciones son las
conclusiones y recomendaciones que formula la Comisión sobre la aplicación del Conve-
nio, y se publican en el Informe Anual.
- Sistema de reclamos: una organización nacional o internacional de empleadores o
de trabajadores pueda presentar ante la OIT una queja o reclamo alegando que un Estado
miembro no ha cumplido con determinadas disposiciones de un convenio ratificado.
Sistemas regionales
94. Las presentaciones realizadas por el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos Indíge-
nas se encuentran en: http://odhpi.org/denuncias-internacionales/oit/. Fecha de consulta:
09/06/2015.
95. Para más información, dirigirse a la página oficial: http://www.achpr.org/communications/ .Fe-
756
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
implementación”. Tal brecha se traduce en una distancia entre los reconocimientos jurídi-
cos y la política pública, entre la norma legal y reglamentaria, y la ausencia de mecanismos
para hacer exigibles estos derechos reconocidos. 103 Aún no se han resuelto importantes
problemas estructurales, lo que configura una amenaza constante al acceso a la justicia, al
ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales, civiles y po-
líticos. En este sentido, Stavenhagen manifiesta: “Esta brecha entre el nivel legal y el nivel
real constituye una violación de los derechos humanos de los indígenas. Cerrarla constituye
un desafío...... la brecha solo podrá cerrarse con la plena participación de las organizaciones
indígenas y de la sociedad civil actuando constructivamente en el marco de las instituciones
nacionales, buscando resolver conflictos y lograr consensos que a final de cuentas serán
benéficos para toda la sociedad nacional”.
Finalmente, esperamos que para el futuro estos derechos colectivos sean garantiza-
dos de forma plena.
36.6. Bibliografía
103.Convenio 169 de la OIT. Los desafíos de su implementación en América Latina a 25 años de su aprobación.
Prologo Editores: José Aylwin y Leonardo Tamburini, Grupo Internacional de Trabajo sobre Asun-
tos Indígenas, Noviembre 2014.
758
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Jurisprudencia
- Corte Interamericana de Derechos Humanos
Aloeboetoe y otros vs. Suriname. Reparaciones y Costas. Sentencia 10/09/1993.
Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia 29/03/2006, Serie C, No. 146.
Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Cos-
tas. Sentencia 24/08/2010, Serie C, No. 214.
Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia 17/07/2005. Serie C No. 125.
Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua.Fondo. Reparaciones y
Costas. Sentencia 31/08/2001. Serie C No. 79.
Comunidad Moiwana vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia 15/06/2005, Serie C, No. 124.
Escué Zapata vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
4/07/2007.
Kichwa de Sarayaku vs.. Ecuador. Fondo y Reparaciones. Sentencia
27/06/2012.
Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia
19/11/2004. Serie C No. 116.
Pueblo Saramaka vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia 28/11/2007. Serie C No. 172.
Pueblos Indígenas Kuna De Madungandí y Emberá De Bayano y sus Miembros vs.
Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
14/10/2014.
Yatama vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia 23/06/ 2005, Serie C, No. 127.
760
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Capítulo 37
Cuando nos referimos genéricamente a las personas con discapacidad, debemos to-
mar conciencia acerca de la relevancia cuantitativa que representa este conjunto en la po-
blación mundial, ya que constituye el 15% de los seres humanos que hoy viven en el
planeta. En el “Reporte Mundial sobre Discapacidad”1, elaborado por la Organización
Mundial de la Salud y el Banco Mundial, se ofrecen datos sobre accesibilidad que reflejan
la progresión estadística en alza de la cantidad de hombres y mujeres que conforman ese
conjunto.2 El término “discapacidad” ha sido objeto de debate durante las últimas cinco
décadas y aún lo es en la actualidad, sin que exista un consenso muy claro sobre quién
puede ser incluido y quién no, en esta amplia y dinámica categoría.
Los organismos intergubernamentales han tenido una notable influencia en esta ma-
teria, sancionando normas, pero también intentando formar conciencia acerca de cambios
en nociones, conceptos y actitudes cotidianas. Ese activismo fue producto de la presión
de las organizaciones defensoras de los derechos de las personas con discapacidad, en lo
que se suele conocer como el movimiento asociativo. En el año 2001 la OMS publicó la
Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), en
la cual se modifican las definiciones en esta materia, de manera de reemplazar aquellos
aspectos negativos que mencionaran a deficiencias, discapacidades y minusvalías. A través
de estas nuevas nomenclaturas se exponen perspectivas renovadas, más positivas y centra-
das de las actividades y la participación, incorporando en el análisis los factores ambienta-
les. Actualmente la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y
de la Salud (CIF) distingue los siguientes conceptos, con sus respectivos significados 3:
1. Disponible en la web:http://whqlibdoc.who.int/publications/2011/9789240685215_eng.pdf.
2. Esto suele ser atribuido a varias causas diferentes, entre las que se destacan los avances en la tec-
nología médica, pero también motivos sociales, políticos y culturales que otorgan mayor visibilidad
a una realidad que antes se tendía a ocultar.
3. Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF). Organi-
762
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
764
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
En cuanto a normas sancionadas, nuestro país tiene una extensa tradición en el reco-
nocimiento de derechos a las personas con discapacidad. Enunciaremos brevemente aquí
las provincias en las cuales ese tratamiento se halla en la propia constitución, con las res-
pectivas prescripciones. La protección a las personas con discapacidad tiene rango
766
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
8. Travieso, J.A.: Derechos humanos y jurisprudencia: doctrina y legislación argentina e internacional, Buenos
Aires, Eudeba, 1998
9. La cuestión de la capacitación en derechos humanos no puede quedar trabada en la utilización
estatal de recursos para la propaganda de agencias públicas. Por el contrario, el Estado argentino
debería recurrir con más convicción al conocimiento acreditado de las universidades nacionales con
tradición en la investigación (Seda, Juan A., Discapacidad y universidad, Eudeba, 2014, Buenos Aires)
768
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
37.5. Conclusiones
11. Nino, C.S.: Un país al margen de la ley, Buenos Aires, Emecé, 1992.
770
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
772
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Protocolo, siguen siendo, aún hoy, los instrumentos más fundamentales del Derecho In-
ternacional de los Refugiados2 (en adelante, el “DIR”).
La República Argentina, por su parte, conoce la problemática de los refugiados a
través de su propia historia: ya a principios del siglo pasado ha recibido refugiados3 y tam-
bién ha atravesado un período en el que, como consecuencia de la última dictadura militar,
miles de personas debieron abandonar el país 4.
En el presente trabajo, intentaremos explicar, a grandes rasgos, cuál es el marco jurí-
dico internacional destinado a proteger a los refugiados y solicitantes de asilo, sus caracte-
rísticas y limitaciones, como así también el modo en que dicha normativa es receptada por
la legislación de la República Argentina.
2. Cf. Türk, V. y Nicholson, F.: “Protección de los Refugiados en el derecho internacional: una pers-
pectiva general” en Protección de los Refugiados en el Derecho Internacional, Consultas Globales de ACNUR
sobre Protección Internacional, ACNUR – ICARIA, Barcelona, 2010, pp. 3-50, pp. 3-4. Ver también Tra-
vieso, Juan Antonio, “Los refugiados en el Derecho Internacional y los derechos humanos”, Juris-
prudencia Argentina, (1995).
3. A modo de ejemplo, ya en 1939 la Corte Suprema de Justicia Nacional hacía referencia al “derecho
que se les reconoció el estatus de refugiado en distintos países del mundo. Para mayor, información
ver UNHCR Statistical Online Population Database, disponible en http://www.unhcr.org/pa-
ges/4a013eb06.html, último acceso, 20/06/2015.
5. Cf. UNHCR, UNHCR Note on the Principle of Non-Refoulement, Noviembre de 1997, parág. A., dis-
774
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
elemento objetivo, que demanda que dicho temor esté “fundado” en la situación imperante
en su país de origen.11
De este modo, deberá efectuarse una doble evaluación. Por un lado, un análisis de
las opiniones, de los sentimientos y de las actitudes y acciones de la persona de que se trate,
toda vez que un individuo, normalmente, no abandona sus pertenencias, su trabajo, su
hogar, su familia y su país, sin alguna razón imperiosa que le obligue a ello. Por el otro, se
debe verificar que el miedo manifestado encuadre en lo que efectivamente sucede en su
país de origen, siendo fundamental, a tal fin, efectuar un pormenorizado examen sobre la
información disponible del país de origen.12
Asimismo, el solicitante debe justificar que sus temores fundados de ser perseguido
son consecuencia de alguna de las causales establecidas en el artículo 1A, es decir por mo-
tivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones
políticas.13 Así, la definición exige la existencia de un sujeto persecutor y que su accionar
se funde en alguno de los motivos convencionales. 14
Finalmente, en razón de la existencia de circunstancias ajenas a la voluntad del indi-
viduo, se requiere que la persona no pueda o no quiera acogerse a la protección de las
autoridades de su país, ya sea porque es el mismo Estado quien lo persigue o porque el
propio Estado no puede (por ejemplo, por la existencia de un estado de guerra o de graves
disturbios internos o incluso por falta de recursos económicos suficientes) o no quiere
otorgarle protección.15 En cualquier caso, lo que se debe evaluar es si “el riesgo que da
lugar al temor es suficientemente mitigado por una protección nacional disponible y efec-
tiva”.16
En otro orden de ideas, los propios Estados establecieron una serie de cláusulas de
exclusión de la protección del estatus de refugiado, tendientes a identificar a aquellas per-
sonas que (i) ya reciben protección o asistencia de las Naciones Unidas, (ii) no necesitan la
protección internacional, o (iii) no la merecen17 porque existen motivos fundados para
considerar que han cometido (a) un crimen contra la paz, un crimen de guerra o un crimen
1 de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, Ginebra, abril de 2001, disponible en
http://www.refworld.org/docid/3b20a3914.html, último acceso, 30/05/2015.
14. Supra nota 10, parág. 51. La existencia de un sujeto persecutor por alguno de los motivos conven-
cionales resulta crucial en tanto existe una tendencia a extender el concepto legal de refugiado a otros
individuos, como, por ejemplo, los desplazados ambientales. En este sentido, el propio ACNUR
advirtió que la definición de refugiado es un concepto legal establecido por la Convención y que su
utilización inexacta puede afectar negativamente su régimen jurídico internacional. Al respecto, ver
UNCHR, Climate change, Natural Disasters and Human Displacement: a UNHCR perspective, 23 de octubre
de 2008, disponible en http://www.refworld.org/docid/492bb6b92.html, último acceso,
25/05/2015.
15. Supra nota 10, parágs. 97 y 98.
16. Supra nota 13, parág. 15.
17. Supra nota 10, parág. 147.
776
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
constituye un peligro para la seguridad del país receptor 25 o si ha sido condenado por un
delito especialmente grave26 que lo convierte en un peligro para la comunidad de tal país.
25. Cf. Omar Othman (Abu Qatada) c. Reino Unido, TEDH, Cuarta Sección, Fondo y Satisfacción Equi-
tativa, 17/01/2012, parágs 26-27 y 272; Regina c. Pierre Bouchereau, Tribunal de Justicia de la Unión
Europea, Gran Sala, Decisión preliminar, 27/10/1977, parágs. 26-28.
26. Cf. Chahal c. Reino Unido, TEDH, Gran Sala, Fondo y Satisfacción Equitativa, 15/11/1996, parágs.
135-139.
27. Cf. Cançado Trindade, Antonio A., “Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Derecho
interacción entre el DIDH, el DIR y el DIH” en Memoria del Vigésimo aniversario de la Declaración de
Cartagena sobre los Refugiados (1984-2004), Editorama S.A., San José de Costa Rica, 2004 pp. 139-192,
p. 140.
29. Adoptada el 10 de diciembre de 1984 y entrada en vigencia el 26 de junio de 1987 (art.3).
30. Adoptada el 16 de diciembre de 1966 y entrada en vigencia el 23 de marzo de 1976 (art. 13).
31. Adoptada el 22 de noviembre de 1969 y entrada en vigencia el 18 de julio de 1978 (art. 22.8).
778
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos
internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan
perturbado gravemente el orden público”. A pesar de no ser un instrumento internacional
legalmente vinculante40, sus disposiciones hoy forman parte del derecho internacional con-
suetudinario, a punto tal que esta “definición ampliada” de refugiado ha sido incorporada
en la legislación de casi todos los países de la región.
Finalmente, en el marco de las relaciones bilaterales entre Estados, los tratados de
extradición modernos, por lo general, contienen disposiciones que vedan la posibilidad de
entregar a una persona al Estado solicitante si ello pudiera conllevar su persecución41. Esto,
además de ser una protección suplementaria a la ofrecida por el DIR y el DIDH, es una
protección específica para las personas que enfrentan procesos de extradición y, al mismo
tiempo refleja, la cristalización en la comunidad internacional de una norma de carácter
consuetudinario.
40. Para un análisis más profundo ver Travieso, Juan Antonio, Supra nota 27, p. 357.
41. Cf. Zanotti, I.: Extradition in Multilateral Treaties and Conventions, Países Bajos, Martinus Nijhoff
Publishers, 2006, p. 56.
42. Mondelli, J.I.: El asilo como derecho humano en el derecho argentino, Plan de Acción de México, ACNUR,
780
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
47.Según el artículo 23 inciso “k” de la ley 25.871, a “[a]quellos que fueren reconocidos como refu-
giados o asilados se les concederá autorización para residir en el país por el término de dos (2) años,
782
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
ACNUR, basta con que sus declaraciones sean coherentes y verosímiles.50 De este modo,
el encargado de decidir la petición de asilo deberá hacerlo en función de la determinación
de los hechos que haya realizado previamente con base en las pruebas aportadas, princi-
palmente, por el solicitante51 y sobre la base de la información disponible del país de origen.
Ahora bien, para casos de exclusión, la carga de la prueba se invierte y el deber de demos-
trar que resulta aplicable alguna de las causales del artículo 1F recae sobre el propio Estado.
Finalmente, corresponde señalar que durante el procedimiento administrativo los Es-
tados deben, en primer lugar, evaluar la cuestión de la inclusión (de conformidad con el
artículo 1A) previo a la aplicación de cualquier causal de exclusión (según lo dispuesto por
el artículo 1F).52 La consecuencia de ello no es menor, toda vez que, al decidir la exclusión
y disponer la devolución al país de origen, el examinador ya habrá corroborado que el
solicitante no cumple con los requisitos para ser reconocido como refugiado. Y aun cuando
se concluya que no corresponde otorgar el estatus de refugiado al solicitante, las autorida-
des deberán examinar otras normas de protección internacional para definir si corresponde
–o no– su expulsión por aplicación de los distintos instrumentos internacionales de dere-
chos humanos.53
38.4. Conclusiones
Según el último informe del ACNUR actualmente existen 55,5 millones de refugia-
dos54 y las afluencias de personas, incluso las masivas, no se detienen ni se detendrán. Sin
perjuicio de ello, en la actualidad es común que los países sean reticentes a otorgar protec-
ción internacional a solicitantes de refugio bajo el temor, muchas veces infundado, de pro-
teger a terroristas, delincuentes o migrantes irregulares que pretenden abusar del sistema.
Estos factores frecuentemente generan no solo la estigmatización del individuo, sino tam-
bién actitudes xenófobas y racistas que, en algunas oportunidades, conllevan la violencia
bajo el justificativo de que “algo habrán hecho”.
Si bien pueden existir situaciones que justifiquen el rechazo de una petición de refu-
gio, también es cierto que generalizaciones con connotaciones negativas a menudo conlle-
van consecuencias sumamente perjudiciales en torno a los refugiados y a su protección, las
que, muchas veces, se originan en el desconocimiento mismo de la raíz del problema: el
refugiado se ve forzado a desplazarse para salvaguardar sus derechos más fundamentales
y, en gran parte de los casos, su desplazamiento está rodeado de circunstancias extremas y
784
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Fuentes jurisprudenciales
C.S.J.N., Fallos 184:116, 26/06/1939.
Bejer c. Polonia, TEDH, Cuarta Sección, Fondo y Satisfacción Equitativa, 04/10/2001.
786
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
788
Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
con el fin de vigilar la aplicación del Pacto y fungir como órgano basado en los Tratados.
6. Se estableció de conformidad con el artículo 8 de la Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial (Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la
Asamblea General en su resolución 2106 A (XX), de 21 de diciembre de 1965).
7. Se estableció de conformidad con el artículo 17 de la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer (Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhe-
sión, por la Asamblea General en su resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979).
8. Establecido de conformidad con el Artículo 17 de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos
rechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (Adoptada por la Asamblea Ge-
neral en su resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990).
12. Establecido de conformidad con el Artículo 34 de la Convención de los Derechos de las Personas
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
Si bien los Estados no se hallan jurídicamente obligados a cumplir o acatar las deci-
siones que en un caso particular adopte el órgano de control salvo que el tratado disponga
lo contrario, es dable señalar que en virtud del Principio de Buena Fe, sería inconcebible que
un Estado encaminara su accionar, en la medida de sus posibilidades, incumpliendo las
decisiones o recomendaciones del órgano de control. Ello así, dado que el Estado ha con-
sentido la competencia del comité en tales asuntos.
Este sistema no constituye una cuarta instancia o una instancia de revisión jurisdiccio-
nal de las decisiones adoptadas por tribunales nacionales. Hay quienes sostienen que tam-
poco podría serlo ya que no es físicamente posible que un órgano acotado compuesto por
una limitada cantidad de personas y con un presupuesto modesto, desempeñe sus funcio-
nes en relación con un número inimaginable (y, por tanto, desproporcionado) de personas
(los habitantes de los Estados que acepten su competencia), aún si se presupone o efecti-
vamente tiene por objetivo alcanzar carácter universal.
Entonces, si bien es una función específica del órgano de control, en razón de este
sistema, impartir justicia en un caso particular, según esta postura, no constituiría su prin-
cipal función.
Consideramos que la obtención de justicia en un caso particular es muy importante.
Las personas deben tener la posibilidad de acudir a instancias internacionales en busca de
justicia ante violaciones a sus derechos humanos. No obstante, no desconocemos las difi-
cultades y limitaciones que se derivan de esta postura, por lo que también resultaría con-
veniente que el órgano de control utilizara los casos individuales para fomentar el diálogo
con los Estados, fijar parámetros de conducta estatal, interpretar el tratado y determinar
criterios interpretativos que puedan ser utilizados por los tribunales nacionales al tiempo
de aplicar el tratado en las controversias locales.16
Si se aventurara una reflexión analítica sobre la implementación de este sistema en
los diferentes comités, las conclusiones no serían las mejores. Sin embargo, entendemos
que su existencia es positiva. Es importante que existan SPI para que las personas puedan
denunciar las violaciones a los Derechos Humanos en sus países. Estas denuncias pueden
encontrar, así, niveles considerables de repercusión que, a su vez, pueden motivar el accio-
nar de la comunidad internacional al respecto.
16. Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación en los casos “Giroldi” (Fallos 318:514), “Bra-
majo” (Fallos 319:1840), “Arancibia Clavel” (Fallos 327:3312), “Simón” (328:2056), “Mazzeo” (Fa-
llos330:3248), “Carranza Latrubesse” (sentencia de 6/12/2013), entre otros, ha reconocido el valor
de la jurisprudencia de los órganos internacionales de protección de Derechos Humanos.
17. Pinto, M., op. cit., p. 126.
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Derechos Humanos y Garantías. Bases para su Estudio y Análisis
asiático y continuar tratando a Corea del Norte como un miembro “malgre lui” (a pesar de
él).20
Las O.G. fijan parámetros de conducta estatal a nivel general, establecen pautas in-
terpretativas de los Tratados de Derechos Humanos, entre otras cosas, que contribuyen al
debate en torno a los mecanismos de control y el rol que deben jugar los actores intervi-
nientes en los distintos procesos.
Cada uno de los sistemas de control comentados permite un abordaje diverso de las
situaciones de violaciones de Derechos Humanos.
El SPI faculta al órgano para que entienda en un caso a fin de pronunciarse sobre
violaciones de Derechos Humanos concretas. La obtención de justicia y de reparación para
las víctimas aparecerían como dos cuestiones trascedentes.
El SIP, por su parte, representa una oportunidad muy valiosa para la instancia inter-
nacional de analizar y evaluar la situación de los Derechos Humanos en términos amplios
en un país determinado. En tal sentido, resulta una cuestión destacable la posibilidad de
realizar recomendaciones (observaciones finales) con aspiraciones de influir en las políticas
públicas.
Finalmente, las OG constituyen herramientas imprescindibles para interpretar los
instrumentos internacionales promoviendo su dinamismo y brindando insumos a los ope-
radores locales.
39.4. Bibliografía
Crawford, J.: “The human rights treaty system: a system in crisis?” en Al-
ston, P. y Crawford, J.: The Future of human rights treaty monitoring, Cambridge Uni-
versity Press, 2000.
Pinto, M.: Temas de Derechos Humanos, Bs. As., Editores del Puerto, 1997.
Steiner, H.: “Individual claims in a World of massive violations: What role
for the human rights Committee?” en Alston, P. y Crawford, J.: The Future of
human rights treaty monitoring, Cambridge University Press, 2000.
Travieso, J.A.: Derecho Internacional Público, Bs. As., Abeledo Perrot, 2012.
Fuentes normativas
20. Crawford, J.: “The human rights treaty system: a system in crisis?” en Alston, P., y Crawford, J.,
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