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Índice

Pág.

Introducción……………………………………………………….. 2

Comercio Exterior Venezolano…………………………………. 3

Análisis de las importaciones venezolanas…………………… 7

Estructura de las importaciones venezolanas………………… 9

Cambios en las Importaciones surgidos a partir de 1960……. 10

Análisis de las exportaciones venezolanas…………………… 11

Estructura de las exportaciones Venezolanas………………... 14

Cambios en las Exportaciones surgidos a partir de 1960……. 15

Consecuencias de las sustituciones de importaciones en su


Primera etapa, en la estructura y dinámica del comercio
Exterior venezolano………………………………………………. 19

Conclusión………………………………………………………… 23

Bibliografía………………………………………………………… 25

1
Introducción

El Comercio exterior de nuestro país ha pasado por un proceso de


transformación que ha generado épocas de bonanza económica y épocas de
crisis para la población en general. Analizaremos cuales han sido las
principales políticas comerciales implementadas por el Estado Venezolano
en el siglo XX y la importancia que estas han representado para el desarrollo
económico del país.

Es significativo recordar que la disposición a intercambiar productos es


tan antigua como las primeras industrias humanas y en la actualidad el
comercio se ha convertido en un componente determinante de la economía
de todas las naciones.

Estas políticas económicas, con el objeto de lograr perspectivas


favorables en el mercado internacional, establecen una serie de medidas,
destinadas a organizar el tráfico de bienes de consumo conocido como
importaciones y exportaciones, además de servicios hacia el interior y el
exterior de las mismas, que constituyen lo que se conoce como políticas
comerciales.

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Comercio Exterior Venezolano
Para entender las políticas de comercio exterior de Venezuela
debemos tomar en consideración aspectos generales que ocurrieron en
nuestro país durante el siglo XX, ya que los cuantiosos ingresos petroleros
no fueron por sí mismos determinantes para lograr definitivamente la
integración del mercado nacional y el desarrollo de la actividad comercial.

La irrupción del petróleo en la vida económica de Venezuela, ha sido


un elemento clave en el diseño de las políticas comerciales venezolanas
desde inicios del siglo XX.

Se requirió de otra condición no menos importante y decisiva: la


acción del Estado para estimular y orientar la producción y circulación de
bienes y servicios; es decir, el Estado venezolano ha tenido que actuar como
orientador, financiador de las actividades económicas, en fin, como un
Estado empresario.

Desde entonces, Venezuela se ha venido haciendo una sociedad de


mercado por la voluntad política del Estado, ya que éste se vio obligado a
ello para compensar la presencia y presión de capitales extranjeros en el
país y poder enfrentar con solvencia el intercambio internacional. La
formación de ese mercado en 70 años (1920-1990), sobre todo desde 1935,
se desarrolló bajo la política proteccionista del Estado, sustentada en la
condición rentista de la sociedad venezolana a expensas del petróleo.

La Política del Estado venezolano en Materia de Comercio Exterior

Más que en el siglo XIX, el comercio exterior venezolano ha estado, al


menos en teoría, sometido a las regulaciones establecidas por tratados
bilateral o multilaterales, por leyes y reglamentos internos, por los
lineamientos de la política económica y por las condiciones del mercado
externo.

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Entre los tratados bilaterales destaca el Tratado Comercial con
Estados Unidos de 1939 por la importancia de las relaciones con ese país. El
mismo establecía reducciones tarifarias que nominalmente beneficiarían a
los dos (02) países, aunque en la práctica amparaba privilegios a las
importaciones de Estados Unidos debido a la limitada capacidad de
exportación de Venezuela en otros renglones que no fueran el petróleo. El
tratado fue objeto de ajustes hasta su denuncia por Venezuela el 31 de
diciembre de 1971 y su definitivo abandono en 1972.

Las relaciones comerciales con América Latina están reguladas por


tratados y acuerdos multilaterales como la Asociación Latinoamericana de
Integración (ALADI) el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y el
Pacto Andino. Las regulaciones más importantes relacionadas con la
exportación de petróleo son las establecidas por la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) fundada en 1960, cuya función es de
establecer una política petrolera homogénea para los países miembros,
particularmente en lo que se refiere a precios y volumen de producción,
alcanzó su máxima expresión en la década de 1970 para entrar en
decadencia en los años 1980.

Regulaciones internas del comercio exterior

Las regulaciones internas del comercio exterior han operado mediante


dos (02) mecanismos fundamentales: el régimen aduanero y los controles
establecidos como respuesta a determinadas coyunturas. La tarifa aduanera
durante el ciclo petrolero dejó de tener la función fundamental de fuente de
los recursos fiscales que tenía en la economía del ciclo agrario, para pasar a
cumplir, al menos teóricamente, una función proteccionista de la producción
local. La aplicación de este criterio ha variado según las circunstancias de la
producción interna y la política económica de cada gobierno.

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Por otra parte, el Estado aplicó mecanismos de control de las
importaciones, primero en los años 1930 y más recientemente, en 1983 para
detener la excesiva salida de divisas.

En 1937, se estableció la Oficina Centralizadora del Cambio, para


controlar la venta de divisas y en 1940, se creó la Comisión de Control de
Importaciones que sometía las compras en el exterior a autorización previa y
establecía una clasificación de las importaciones de acuerdo con su
importancia para la economía nacional. En 1983, la devaluación del bolívar y
el establecimiento de un régimen de cambios diferenciales impusieron
restricciones a las importaciones que se hicieron más estrictas con el
establecimiento de tarifas aduaneras, particularmente elevadas para ciertos
productos.

Dentro de las regulaciones del comercio, cabe mencionar, como


medida favorable al aumento del consumo de importaciones, el
establecimiento del régimen de puerto libre para la isla de Margarita, que
había sido tradicionalmente una vía utilizada por el contrabando. Desde 1989
hubo un cambio que liberó las importaciones, dentro de los acuerdos
generales de comercio internacional, reduciendo los aranceles aduanales en
concordancia con esos acuerdos.

Un resultado inmediato fue la importación de una variada gama de


productos perecederos y de vida mediana, cuyos efectos macroeconómicos
en el país todavía no han sido evaluados a fondo. La introducción ilegal de
mercancías no ha dejado de ser un problema, no tanto como en el siglo XIX,
por la reducción de los ingresos fiscales como por sus efectos negativos
sobre algunas industrias que tienen que competir con la producción
importada.

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En 1992, dentro de los principios generales del Acuerdo General de
Aranceles y Comercio (GATT), Venezuela dictó la ley sobre prácticas
desleales del comercio internacional y su reglamento, especialmente
destinados a establecer los criterios indispensables respecto del dumping y
subsidios a las importaciones que afecten a los productores de bienes
similares.

La introducción ilegal de mercancías representa un serio problema,


tanto por la reducción de los ingresos fiscales como por sus efectos
negativos sobre algunas industrias que tienen que competir con la
producción importada de manera ilegal

El Petróleo y la evolución del Comercio Exterior venezolano

Durante el primer cuarto del siglo XX, el comercio exterior de


Venezuela continuó dominado por su producción agraria. Algunos cambios,
sin embargo, ocurrieron ya en la segunda década del siglo, como reflejo de la
alteración producida en el mundo capitalista externo. Tal como por ejemplo,
la decadencia definitiva del papel que desempeñaba Gran Bretaña como
proveedora de importaciones.

El comercio exterior venezolano en la actualidad se centra en


especial en la actividad petrolera. En los años siguientes a la primera Guerra
Mundial, el petróleo alcanzará rápidamente una importancia preponderante
de efectos transformadores sobre el país en general como no había ocurrido
antes con ningún otro producto de exportación. Como tendencia general y
con la excepción de los años 1920-1921 y 1977-1978, la proporción del gasto
de importaciones sobre el ingreso de las exportaciones ha sido
considerablemente menor que en el ciclo agrario. El comercio exterior del
ciclo petrolero ha estado menos negativamente marcado por repetidas
fluctuaciones en la demanda y los precios.

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En este sentido, la crisis del mercado petrolero posterior a 1981 ha
tenido repercusiones desfavorables a las que el país se había
desacostumbrado.

Análisis de las importaciones venezolanas

Probablemente la primera consecuencia inmediata de los ingresos


generados por la exportación petrolera fue el incremento de la capacidad
para importar. Los gastos de las empresas petroleras y la percepción de
impuestos y regalías por parte del Estado representaron la forma
fundamental de participación en los beneficios de la explotación petrolera y
por ende de ampliación del mercado interno.

En promedio, las importaciones han representado, entre 1930 y 1984,


alrededor de un 52% de los ingresos de las exportaciones. Por otra parte, en
el análisis de la relación entre los 2 movimientos del comercio exterior, hay
que considerar los términos de intercambio que, según datos del Banco
Central de Venezuela para los años anteriores a 1973, indican un deterioro
de los precios de las exportaciones venezolanas a partir de 1960.

La procedencia de las importaciones indica, como en el caso de las


exportaciones, un marcado predominio de Estados Unidos. Durante la
Segunda Guerra Mundial, al igual que en la Primera, se debilitan aún más las
relaciones comerciales con Europa, y sólo las importaciones procedentes de
Inglaterra mantuvieron cierta importancia.

Estados Unidos fue, en todo momento, el principal proveedor,


reforzándose así una situación ya establecida y que además, perduraría
después de la segunda guerra mundial.

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Una dirección que cobró cierta importancia fue la de las importaciones
de América del Sur y concretamente, de países como Argentina, Brasil,
Colombia, México, Ecuador, Perú y Uruguay, de donde se importaron
algunos rubros alimenticios y materias primas.

Terminada la guerra, Venezuela siguió importando más del 60% de


Estados Unidos hacia 1945 y alrededor del 50% en 1969; las importaciones
de Europa representaban 35% del total en 1961 y 33% en 1969. América
Latina, en general, desempeñaba un papel muy pequeño como proveedora;
sin embargo, las compras a países como Brasil y Argentina figuraron
regularmente en el comercio de importación; en 1969, sólo el 4% del total de
las importaciones procedía de América Latina.

En 1980, después de Estados Unidos, de donde procedían 47,7% de


las importaciones, seguían en orden de importancia como abastecedores:
Japón, Alemania Occidental, Canadá, Italia, España, Francia e Inglaterra. En
ese año, las importaciones de los países de América Latina que integran la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Pacto Andino y el
Mercado Común Centroamericano (MCCA), representaron 9,07% del total.

La Globalización hace cada vez más dinámicas y complejas las


relaciones comerciales a escala mundial. Esta situación no ha variado
sustancialmente.

En 1993 los Estados Unidos conservaron la proporción de 47% y


fracción decimal en los suministros exteriores recibidos por Venezuela,
seguido a considerable distancia por Japón (7,70% en 1992 y 7,29% en
1993), mientras que Colombia y Brasil superan las cifras de Francia, Canadá,
Inglaterra y Holanda tomadas cada una separadamente.

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Estructura de las Importaciones Venezolanas
Venezuela importó del mundo un total de 67.653 millones de dólares
en bienes y servicios entre 2009 y 2010, siendo EE.UU, sobradamente, el
más favorecido en la preferencia de nuestros importadores, con 19.647
millones de dólares, que significaron el 28,77 del total, pese a una
disminución del 5 por ciento entre uno y otro año.

El segundo país en orden de importancia fue China, que desplazó de


este lugar a Colombia, sobre todo en virtud de los graves conflictos políticos
que vivió con Venezuela durante ese bienio y que llevó al cierre de sus
fronteras comunes. De China importamos bienes y servicios por un monto de
7.154 millones de dólares, que representan el 10,57 por ciento del total.

En general, las importaciones de Venezuela sufrieron una disminución


del 16,70 por ciento entre 2009 y 2010, al pasar de 36.907 millones de
dólares a 30.746 millones de dólares entre el primero y el segundo año en
comento, debido fundamentalmente a la contracción de nuestra economía,
ocasionada por los graves efectos de la recesión de la economía capitalista
mundial, que aún está causando estragos, tanto en EE.UU como en los
países de la Unión Europea.

Otros países en orden de importancia por sus volúmenes, fueron


Brasil y Colombia, con 6.041 millones y 5.721 millones, para porcentajes de
8,93 y 8,46, respectivamente. Se espera que, en virtud de la normalización
de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Venezuela y Colombia
desde que asumió la presidencia Juan Manuel Santos en agosto de 2010,
este país recupere el segundo lugar de nuestras preferencias de importación,
dadas las características de sus productos que, tradicionalmente, y durante
muchos años, han sido de la preferencia de los venezolanos.

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Cambios en las Importaciones surgidos a partir de 1960
En la actualidad en Venezuela, se llevan registros estadísticos
formales de nuestro comercio internacional desde la década de 1960, lo que
ha permitido evidenciar, durante los últimos diez años, cambios significativos
en la estructura de origen de nuestras importaciones.

Véase, a través del siguiente análisis, en un universo de los 35 países


más importantes con los cuales mantenemos relaciones comerciales y que
representan el 90 por ciento de nuestro comercio internacional, cómo se han
ido reestructurando nuestras importaciones desde el punto de vista de su
origen por continentes entre 1998 y 2009.

Así se tiene que en 1998, importamos de Norteamérica (Canadá y


EE.UU), el 46 por ciento del total, con este último en el orden del 43,36 por
ciento, con América Latina y el Caribe, incluyendo México, 23 por ciento,
Europa 18 por ciento, Asia 10 por ciento y África 3 por ciento.

Entre 1998 y 2004, ambos inclusive, la estructura sufrió algunos


cambios: Norteamérica bajó a 40,87 por ciento (EE.UU bajó a 38,16 por
ciento), América Latina subió al 28 por ciento, Europa 19%. Asia (China,
Japón, Hong Kong e India, principalmente) con 10 por ciento y África 2,13
por ciento. En este lapso fueron notables los incrementos de las
importaciones desde Brasil y Colombia, que pasaron de 4,35 a 5,18; y de
5,57 a 7,00, respectivamente.

Entre 2006 y 2009, los cambios en la composición de las


importaciones por regiones de origen siguió sufriendo modificaciones
sustanciales, destacando el importante incremento de las importaciones
desde toda América Latina, al pasar de 28 por ciento al 40 por ciento;
mientras que EE.UU disminuyó desde 38,16 por ciento a 27,41 por ciento.

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China y Japón mantuvieron un incremento sostenido, siendo el
principal factor para que el continente asiático subiera al 13%. Europa, en
tanto, cayó al 13,98 por ciento y África subió a 4 por ciento.

Lo que hay que destacar de este análisis, cuyas fuentes son la


CEPAL, el SENIAT y el INE, es el extraordinario esfuerzo hecho por
Venezuela para saldar la deuda de política comercial acumulada durante
muchos años con sus hermanos de origen, lengua y circunstancias de
América Latina y el Caribe, al pasar de 23 por ciento en 1998 a 40 por ciento
en 2009, donde la creación de la ALBA, con Petroamérica y sus filiales
Petrocaribe, Petrosur y Petroandina en el impulso a la Integración Energética
Latinoamericana y Caribeña, han jugado un papel fundamental.

Debido a la situación especial que se vivió en las relaciones


comerciales con Colombia en 2009, se manejan, para este país, las cifras de
2008, para dar un tono de mayor realidad ante la distorsión tan pronunciada
ocurrida.

Entre 1998 y 2008, las importaciones mundiales de Venezuela se


incrementaron en 217 por ciento, al pasar de 14250 millones de dólares, a
45128 millones de dólares, mientras que las de América Latina y el Caribe,
en el mismo lapso, se incrementaron en 451 por ciento.

Análisis de las Exportaciones Venezolanas


Con respecto a las exportaciones, el análisis se complica debido a una
tendencia a largo plazo, la cual es anterior al mandato del presidente Chávez
y apunta a que una proporción cada vez mayor de las exportaciones de
Venezuela se debe categorizar como “destinos no específicos”; esta
proporción se incrementó de 0,1 por ciento de las exportaciones venezolanas
en 1985 a 23,8 por ciento en 2007.

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Estadísticamente se observa una tendencia decreciente para la
proporción reseñada de las exportaciones de Venezuela hacia todas las
áreas especificadas. Para manejar esta distorsión estadística, las cifras han
sido calculadas tanto como porcentajes del total de exportaciones de
Venezuela (es decir, incluyendo exportaciones hacia “destinos no
específicos”) y como porcentaje de exportaciones hacia destinos específicos.

Independientemente de que se tome el total de las exportaciones o aquellas


hacia destinos específicos, no se observa ninguna tendencia que indique que
una mayor proporción de exportaciones venezolanas vaya hacia los países
en desarrollo, similar a la que señala que un volumen creciente de
importaciones proviene de países en desarrollo. Por lo tanto, se puede
afirmar que la proporción de las exportaciones venezolanas que se dirigen a
países industrializados no ha decrecido.

Considerando lo anterior en forma detallada, se debe tener en cuenta


el hecho bien conocido de que Venezuela sigue siendo muy dependiente de
las exportaciones hacia Estados Unidos. Esta tendencia no es tan adversa
para la situación del comercio en general como podría parecer a primera
vista, si se considera la diversificación de las importaciones.

Si se no se toman en cuenta los flujos monetarios pero sí se incluye el


intercambio de materias primas que está teniendo lugar en estos momentos,
básicamente Venezuela ahora está intercambiando sus exportaciones de
crudo por importaciones de bienes desde países en desarrollo, aunque este
intercambio se está produciendo teniendo como intermediario el flujo
financiero de la compra de petróleo por parte de Estados Unidos.

Si bien esta situación no es satisfactoria, sí representa una


considerable mejora con respecto al patrón anterior, según el cual Venezuela
dependía de Estados Unidos tanto para sus exportaciones como
importaciones.

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No obstante, esta situación de dependencia de las exportaciones
frente a Estados Unidos sin duda es peligrosa para la economía venezolana
desde el punto de vista estratégico, como han dejado ver en forma
inequívoca sus consecuencias en la actual crisis económica internacional.

El centro de la crisis financiera mundial es Estados Unidos y su


economía se acerca a una grave recesión. Bajo estas circunstancias, se
registrará una importante reducción de la demanda de ese país por el crudo
venezolano en términos del valor comprado y muy probablemente también
en cuanto al volumen físico. Por tanto, su dependencia de Estados Unidos
para las exportaciones de petróleo constituye sin duda un peligro
considerable para el país, tanto desde el punto de vista estratégico como
dentro de la crisis financiera inmediata.

Esto justifica la meta señalada del gobierno venezolano de reducir su


excesiva dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos. Pero está
claro que esta meta no se podrá alcanzar rápidamente y, ciertamente, no a
tiempo para mitigar las consecuencias adversas de esta situación en una
crisis económica que ya está en marcha.

Considerando las posibilidades de diversificación de exportaciones, el


porcentaje de exportaciones venezolanas por países industrializados y
regiones varia ya que, las exportaciones de Venezuela hacia la Unión
Europea y Japón han estado disminuyendo continuamente como porcentaje
del total de sus exportaciones. La proporción de exportaciones venezolanas
hacia la Unión Europea cayó de 18,9 por ciento en 1980 a 7,7 por ciento en
2007; la de Japón descendió de 3,5 por ciento en 1980 a 0,5 por ciento en
2007. Estas tendencias a largo plazo confirman cómo Venezuela sigue
dependiendo de las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos y
señalan que la Unión Europea y Japón no pueden ser mercados alternativos
serios para la diversificación de las exportaciones petroleras venezolanas.

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Estructura de las exportaciones Venezolanas
La estructura de las exportaciones de Venezuela, basicamente se
centran en dos tipos, las exportaciones petroleras y las no tradicionales o no
petroleras.

Las principales exportaciones desde Venezuela hacia Estados Unidos


las lidera el sector petroquímico y sus industrias conexas; sigue el ramo de
aluminio y acero con sus derivados manufacturados. Luego están las ventas
de plástico y cauchos, productos pesqueros, metales preciosos y sus
derivados.

Las exportaciones de Venezuela en el área minera, petroquímica e


industrias conexas, representan más de 87%. Entre los años 1996 y 2003 las
exportaciones venezolanas hacia Estados Unidos crecieron 4,3%, pasando
de 12.442 millones de dólares a 16.667 millones de dólares.

Se resalta también que el país del norte, es el principal socio de


exportación de Venezuela, dado que un promedio de 49% de las ventas de
Venezuela se dirigen a ese país.

De hecho, el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE),


reporta que el mayor flujo de ventas externas hacia Estados Unidos creció
115,2% entre el primer semestre del 2005 y 2006.

De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística,


Venezuela exportó en el primer semestre de 2006, 4.316 millones de dólares.

Las exportaciones no tradicionales o no petroleras cerraron para el año 2005


en siete millardos de dólares (aproximadamente 15 billones de bolívares),
con un incremento de 15%.Para el año 2004 las exportaciones totales
registraron un crecimiento de 28,9% con respecto a 2003, y al analizar las no
petroleras o las no tradicionales, presentaron un incremento 31,2%, al pasar
de 4,5 millardos en 2003 a seis millardos de dólares el año anterior.

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Cambios en las Exportaciones Venezolanas surgidos a partir
de 1960.

Con el nuevo gobierno que tomó posesión en 1959, comienza a


manifestarse un conjunto de desequilibrios macroeconómicos, que se
reflejaron en salidas de capital lo que condujo a las autoridades económicas
a la implantación de un control de cambios en noviembre de 1960.

La discusión que se planteó en torno a la política cambiaria expresaba


una vez más la dualidad anteriormente referida de la economía venezolana.
Había transcurrido entonces más de cincuenta años de explotación petrolera
y de la percepción de ingentes ingresos, parte importante de los cuales se
utilizaron para promover el proceso de industrialización.

En esta etapa, la naturaleza del problema en discusión es


cualitativamente distinta. El asunto no es la consecuencia que tiene la
explotación del petróleo sobre la agricultura sino el efecto de la renta
petrolera sobre los precios relativos, en particular sobre el tipo de cambio, y
cómo seguir sosteniendo el esfuerzo industrializador.

El debate dejó de ser entonces la suerte de la agricultura de


exportación y pasó a ser ahora la estructura económica deseable, y dentro
de ella el papel y tipo de industrialización para el desarrollo económico.

La industria establecida a partir de la sustitución de importaciones


continuaba necesitando de una moneda sobrevaluada que abaratara los
bienes de capital y las materias primas indispensables para su despegue y
consolidación.

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La industria instalada no se planteó la conquista del mercado
internacional, y no podía hacerlo por su baja competitividad, la cual se
compensaba con créditos subsidiados, protección arancelaria y medidas
fiscales que permitían operar con altos costos y al mismo tiempo ofrecer
precios internos favorables, respecto a los productos externos que se
encarecían mediante las restricciones arancelarias, para-arancelarias y
administrativas.

Sin embargo, una vez alcanzada una base industrial de relativa


importancia, la restricción del tamaño del mercado interno cuestionaba las
posibilidades de expansión lo que llevaría a reconsiderar el tema de la
política cambiaria. Es decir, un tipo de cambio real estable, pero bajo, se
estaba convirtiendo en una barrera para el crecimiento de una industria que
comenzaba a dar muestras de agotamiento.

Lo apremiante de la crisis de balanza de pagos y el clima de


inestabilidad política hicieron que el gobierno concentrara sus acciones de
política económica en detener la salida de capital y restaurar la confianza
mientras mantenía las medidas de fomento a la industria y no se volvió a
discutir sobre la orientación de la política cambiaria.

El contexto en el cual fueron adoptadas las medidas de 1960, estuvo


caracterizado por una baja en los precios del petróleo que repercutió
negativamente en los ingresos externos del Banco Central, lo que aunado a
cuantiosos egresos de divisas, determinaron un saldo cambiario negativo y la
correspondiente pérdida de reservas internacionales. Los factores que
incidieron sobre los egresos de moneda extranjera fueron diversos, entre
otros, los excesivos niveles de gasto público durante el período 1950-1957,
la mayor parte de los cuales (aproximadamente 60%) fue financiado
mediante el endeudamiento externo.

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Estos compromisos fueron honrados en los años 1958 y 1959,
destinándose para tales efectos US$ 340 y US$ 180 millones,
respectivamente. A lo anterior se añadió el impacto que sobre la posición de
reservas causó el déficit fiscal de 1959.

En esta coyuntura y con el propósito de fortalecer el sector externo, el


Gobierno Nacional, conjuntamente con el Banco Central, optaron por un
conjunto de medidas de política entre las cuales destacan un incremento en
los ingresos extraordinarios de divisas por el orden de US$ 216 millones,
mediante la emisión de aceptaciones bancarias, la contratación de un
préstamo con el Federal Reserve Bank (US$ 85 millones), un control de
cambios con devaluación monetaria, una política fiscal y monetaria restrictiva
como instrumento para suavizar el efecto del gasto sobre el mercado de
cambios y la creación de la Oficina de Control de Cambios, centralizando en
la banca comercial la entrega de las divisas, al lado de una participación
activa del Banco Central en el mercado paralelo que organizó la Bolsa de
Comercio, ofreciendo las cantidades demandadas por el público.

Como se mencionó, la circunstancia en la cual se desencadenó la


crisis de balanza de pagos hizo que se desviara en alguna medida la
discusión sobre el rol de la política cambiaria y la controversia la signó la
viabilidad de un esquema de control de cambios para conjurar la crisis y
estabilizar la economía. El control de cambios de noviembre de 1960,
consistió básicamente en:
a) Mantener el mercado tradicional para las compras a las compañías
petroleras a la tasa de 3,35 Bs./US$ y 3,335 Bs./US$ para la venta al
mercado oficial a través de la banca.
b) Crear un mercado libre oficial a la paridad inicial de 4,25 Bs./US$.
c) Trasladar al mercado libre oficial las importaciones suntuarias,
transferencias, gastos de viajeros, entre otros.

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Una vez en funcionamiento el control de cambios y habida cuenta de
la persistencia de la presión en el mercado controlado de divisas, el Gobierno
decidió trasladar el 60% de las importaciones que estaban en la lista de
bienes con acceso a la tasa de cambio oficial al mercado libre.

Sin embargo, ello no ocasionó una depreciación acelerada del tipo de


cambio del mercado paralelo por cuanto la restricción monetaria aplicada por
el BCV y las medidas para restaurar el equilibrio fiscal comenzaron a surtir
efectos, con lo cual se recuperó la demanda por dinero interno y cesó la
salida de capital.

Como resultado de la política adoptada, durante el período 1961-1964


las reservas del BCV se recuperaron en US$ 220 millones, la cuenta
corriente acusó significativos superávit, los déficit en la cuenta capital
disminuyeron y la economía retomó su ritmo de crecimiento al expandirse a
una tasa promedio anual de 8,5%.

En tales circunstancias, las causas que habían motivado la


instauración del control de cambios habían desaparecido
y el retorno a la libre convertibilidad se materializó en enero de 1964 con la
instrumentación de un esquema de tipo de cambio fijo el cual se mantuvo
hasta febrero de 1983.

Un cambio de orientación estratégico para Venezuela debe reposar en


dos pilares: un aumento de la eficiencia y un incremento de la capacidad
tecnológica. Ambas preocupaciones han estado presentes desde hace años,
pero ellas se han concebido como aspectos complementarios de las
decisiones de inversión o como factores secundarios en las diversas políticas
de estímulo industrial.

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En el nuevo contexto nacional e internacional, estas dos materias -
eficiencia y tecnología – asumen una importancia central. Todos los
objetivos de una nueva estrategia industrial requieren de un avance de la
eficiencia. La elevación de las exportaciones de manufacturas exigirá de una
mayor productividad y costos competitivos. Las nuevas producciones,
principalmente en bienes de capital, tendrán un efecto difundido sobre todas
las actividades económicas, como no lo tuvieron en el pasado los productos
destinados al consumo y, por lo tanto, su eficiencia comprometerá al
conjunto de la economía.

Consecuencias de las sustituciones de importaciones en su


primera etapa, en la estructura y dinámica del comercio
exterior venezolano.

Su mayor diferencia con el resto de los países latinoamericanos reside


en las circunstancias que dieron origen a la industrialización, esta comenzó
con un considerable retraso y puede justificarse con el hecho de que
Venezuela nunca sufrió problemas serios de importación, las crisis de
abastecimiento internacional repercutieron con mucha menor fuerza ya que
la fortaleza de la moneda y la gran disponibilidad de divisas colocaron al país
en una situación privilegiada.

Al tratarse de un mercado reducido pero con un altísimo poder


adquisitivo, se conformo un tipo de consumo selectivo, que dificultaba mas
todavía cualquier intento de producción nacional. Otra dificultad provenía de
los altos niveles salariales inducidos por la industria petrolera. A pesar de las
dificultades el mercado interno alcanzo en el transcurso de los años el
umbral sustitutivo indispensable como para que el capital extranjero y
nacional encontraran rentable la instalación de industrias en el país.

19
La sustitución significo desde un principio el mantenimiento de la
estructura vigente y, mas en concreto, el mantenimiento de las relaciones de
dependencia ahora interioridades en la economía interna.

La sustitución de importaciones se realizo con una moneda estable y


una libre convertibilidad de la moneda, pudo haber sido una palanca de
política económica para el encabezamiento positivo del proceso industrial, al
no utilizar el estado este mecanismo abrió las puertas a la importación
irrestricta e incontrolada de bienes de capital e insumos industriales.

El costo relativamente alto de la mano de obra, además de la escasez


de mano de obra calificada confluyeron para establecer una industria
altamente tecnificada dependiente y desintegrada.

Mientras que en otros países latinoamericanos, el capital nacional jugo


un papel importante en los inicios de la industrialización, en Venezuela el
capital extranjero marco la pauta, hasta su ingreso en el Pacto Andino no
existió ningún tipo de regulación de las inversiones extranjeras ni de la
repatriación de utilidades, sin duda alguna, la transferencia de recursos al
extranjero ha constituido una de los mayores frenos al proceso interno de
acumulación.

Aunque la sustitución de importaciones comenzó desde los orígenes


de la industrialización, fue a finales de la década de los años 50 cuando se
plantea una política de protección industrial. Las ventajas competitivas de los
productos importados impedían la apertura de nuevas líneas de producción,
otras veces el capital interno vio oportunidades lucrativas en la tarea de
ensamblar en el país los productos finales a base de partes importadas. En
cualquiera de los casos era imprescindible crear barreras proteccionistas y
otorgar apoyo a las industrias cuya instalación fuese más dificultosa.

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Otro factor que condujo a la formulación de una política sustitutiva,
fueron los cambios políticos que se manifestaron con la caída de Pérez
Jiménez, se dio una confluencia de intereses entre sectores de la burguesía,
que veían peligrar el proceso de acumulación de capital, la dirigencia de los
partidos políticos populistas, que necesitaban legitimación económica, y las
crecientes reivindicaciones populares en pro del empleo y acceso a niveles
elementales de consumo.

Como resultado de este conjunto de factores, el estado, comenzó a


hacer uso de algunas palancas de política económica, aunque no hubo
cambios de política industrial, ya que las medidas adoptadas perseguían la
finalidad de garantizar la continuación del desarrollo industrial.

El estado asumió la función de atenuar y solucionar la crisis de


acumulación de capital, que se manifestaba como sobre-acumulación y le
corresponde la función de crear nuevas condiciones de reproducción de
capital. Las fuertes oscilaciones de la producción petrolera de los años 1957
y 1958 ayudaron a crear conciencia del problema de la dependencia
estructural de la economía interna, en efecto esta dependía de la unión de
una industria que se escapaba del control nacional cuya evolución era
impredecible, como lo demostró la crisis industrial de fines de los años 50.

A partir de 1957 las importaciones comenzaron un descenso


continuado que no iba a finalizar hasta 1962. Únicamente las importaciones
de bienes intermedios incrementaron, la sustitución fue una causa
determinante en dicho descenso aunque también interactuaron otros factores
como la menor disponibilidad de divisas y la crisis recesiva nacional.

A partir de 1962 y hasta 1971 el crecimiento de las importaciones de


bienes de consumo se mantiene a niveles relativamente bajos si esto se
compara con los periodos anteriores, realmente se lleva a cabo una
importante sustitución de las importaciones.

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Dado que, su crecimiento en condiciones de no-sustitución es mayor
que el de la producción interna, se puede medir la intensidad de la
sustitución por medio de la comparación del ritmo de crecimiento de las
importaciones con el ritmo de crecimiento de la producción.

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Conclusión

El comercio venezolano se ha desarrollado de acuerdo con las


principales tendencias de la economía mundial y tiene una estructura mucho
mejor que hace diez años, pero la debilidad principal que aún persiste y que
tendrá un papel negativo en la crisis financiera, tal como ya se indicó, es la
continua dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos; una
situación que tardará un tiempo considerable en ser corregida.

Como consecuencia de las variaciones de los mercados mundiales, la


tendencia general de las importaciones venezolanas es muy clara. La fuente
más importante de las importaciones venezolanas ahora es América Latina y
el Caribe, complementadas por un importante comercio creciente con países
asiáticos en desarrollo, lo que sigue las tendencias mundiales en general y
es normal y saludable desde el punto de vista económico, además de
satisfacer los objetivos de la integración de América Latina y el Caribe.

En suma, si bien la situación del comercio de Venezuela no es


satisfactoria, se han dado grandes pasos hacia un mejoramiento de la
estructura comercial del país. No obstante, aunque se trata de un importante
logro desde el punto de vista estratégico, es necesario ser extremadamente
realista cuando se consideran las posibilidades que ofrece el comercio con
respecto a la actual crisis económica mundial. No será posible diversificar las
exportaciones venezolanas a corto plazo lo suficiente para compensar, en el
ámbito del comercio internacional, la grave recesión que se está
desarrollando en Estados Unidos.

El principal énfasis en un programa dirigido a enfrentar la crisis


financiera internacional para Venezuela debe ser, por consiguiente, la
estimulación de su economía interna.

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Los modelos de sustitución tanto en Venezuela como en el resto de
Latinoamérica no se tradujeron como una salida del subdesarrollo sino como
un inicio de una industrialización todavía dependiente del capital extranjero y
de los recursos externos, que sin estos, el aparato industrial se vería en una
grave crisis productora.

Aunque si se logro sustituir los productos importados más esenciales


por nacionales se evidencio una incapacidad para producir los insumos
necesarios para su producción, comercialización y exportación. Así que lo
que se logrado es sustituir la dependencia de productos ya terminados por
productos intermedios que no se producían en el país

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Bibliografía

Fuentes Bibliográficas

 CORDIPLAN Plan de la Nación 1965-1968, Caracas 1965, Dirección


General de Estadísticas y Censos.
 Estadísticas de Comercio Exterior, varios números; Banco Central
Informe Económico, varios números.
 Prieto Oberto, César. Geopolítica petrolera (1995 – 1999). Ediciones
CO-BO. Caracas Venezuela.
 Sergio Bitar y Eduardo Troncoso / Venezuela: hacia una nueva
estrategia industrial. Ediciones NUEVA SOCIEDAD. Caracas,
Venezuela.

Fuentes electrónicas:

 http://estructuravenezuela.wordpress.com/ficha-de-las-caracteristicas-
de-venezuela.
 http://www.analitica.com/archivo/vam1996.10/docbent.htm

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