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El análisis del caso concreto pasa por la verificación del cumplimiento de los requisitos
generales de procedencia de la acción de tutela.
El señor Luis Francisco Reyes Otero presentó esta acción de tutela con el propósito de que
su derecho a la estabilidad laboral reforzada entre otros invocados, fuese amparado, tras
considerarlo vulnerado por parte de Surenco, ya que dio por terminado unilateralmente
su contrato de trabajo a término indefinido.
Recuerda la Sala que uno de los argumentos de defensa de la accionada radica en afirmar
que el fallo de tutela del 2016 amparó los derechos del tutelante de manera transitoria, y
que habida cuenta que éste no acudió a la jurisdicción ordinaria en el término concedido
para ello, a la fecha no existe restricción alguna para terminar su contrato de trabajo, pues
los efectos de dicho reintegro cesaron hace más de dos años. Para esta Sala no es de
recibo dicho razonamiento, por lo siguiente:
El amparo transitorio en la acción de tutela opera como una herramienta jurídica que
tiene el juez constitucional para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable, y bajo
ese entendido, en muchos de los casos no resuelve de manera definitiva el problema
jurídico central del litigio. En este orden de ideas, el empleador no puede dar por sentado
que el juez de tutela con el fallo de amparo transitorio está autorizando el despido de una
persona de especial protección, sin el cumplimiento previo de los requisitos legales y/o
constitucionales para ello.
En este caso, el juez de tutela con el fin de evitar un perjuicio irremediable ante el estado
de salud del accionante, optó por ampararlo transitoriamente para impedir que su
situación se agravara. Sin embargo, en ninguna parte del fallo se hizo un estudio sobre las
razones alegadas por el empleador para terminar la relación laboral unilateralmente, ni
se constató la configuración de la existencia de una justa causa para el despido o
terminación del respectivo contrato que hicieran pensar que hubo allí una decisión de
fondo al respecto. De manera que el empleador no puede pretender justificar la
terminación del contrato de trabajo de forma unilateral sin el lleno de los requisitos
legales y/o constitucionales, con una decisión de tutela en la que no se discutió ni se
decidió sobre la autorización de despido.
Así las cosas, y según lo previsto en el artículo 86 de la Constitución Política y en los
artículos 1, 5, 6, 8, 10 y 42 del Decreto 2591 de 1991, la corte analizo y verifico la
procedencia de la acción de tutela a partir del estudio de los siguientes elementos:
1. COMPETENCIA
La Corte Constitucional, a través de esta Sala de Revisión, es competente para examinar
las sentencias proferidas dentro de los procesos de la referencia, con fundamento en lo
dispuesto por los artículos 86 y 241, ordinal 9º, de la Constitución Política, en
concordancia con los artículos 31 al 36 del Decreto 2591 de 1991.
El Decreto 2591 de 1991 señala que se está ante una actuación temeraria cuando, sin
motivo expresamente justificado, la misma acción de tutela sea presentada por la misma
persona o su representante ante varios jueces o tribunales, caso en el cual el
sometimiento del actor a un estado de indefensión, propio de aquellas situaciones en que
los individuos obran por miedo insuperable o por la necesidad extrema de defender un
derecho.
2. LA INMEDIATEZ
En este orden de ideas, la corte considera que la acción de tutela cumplía con este
requisito, pues transcurrieron veinte días entre la fecha de la terminación unilateral del
contrato de trabajo en la que se alegó justa causa 27 de mayo de 2019 y la presentación
de esta acción de amparo de 17 de junio del mismo año. Asimismo, ante dicha jurisdicción
ordinaria las partes tuvieron la posibilidad de presentar de manera amplia los medios
probatorios que pretendían hacer valer y contarán con recursos y términos más
amplios, dadas las características del procedimiento ordinario laboral. Incluso ante esa
instancia los hechos planteados por ambas partes se podrán analizar de forma
integral, habrá lugar a verificar la existencia o no de la justa causa alegada para
terminación del contrato, el debido proceso disciplinario y el supuesto acoso laboral. De
manera que, el proceso ordinario es el medio idóneo para resolver el conflicto trazado
relacionado con la ejecución del contrato de trabajo y las condiciones laborales.
Sin embargo, considera la Sala que la jurisdicción ordinaria no resulta eficaz para proteger
al accionante de un perjuicio que podría ser irremediable, toda vez que la acción de tutela
la presenta un hombre de 41 años , que según el dictamen de calificación de pérdida de
capacidad laboral de la ARL Sura, el dictamen de la Junta Regional de Calificación de
Invalidez de Santander y la historia clínica , padece de hipoacusia neurosensorial
bilateral, tinitus constante bilateral, migraña severa, trastornos de ansiedad y del
sueño , con recomendaciones médicas tales como no laborar en ambientes ruidosos y
para exposición a ruido usar protección auditiva, restricción laboral para trabajar en clima
frío por exacerbar su cefalea por lo que se recomienda desempeñar su actividad laboral en
clima cálido, los cuales le generaron una PCL del 9% y cuya calificación fue de origen
laboral. Por lo anterior, el conflicto se torna en una cuestión constitucional al estar
involucrado un derecho de rango fundamental de un sujeto de especial protección en el
que se configura el acaecimiento de un perjuicio irremediable. El accionante es un sujeto
de especial protección constitucional, en atención debido a la enfermedad que padece, lo
que lo sitúa en estado de vulnerabilidad. La calificación como sujeto de especial
protección constitucional del accionante, hace que derechos constitucionales como la
salud, el trabajo, y la igualdad, adquieran una relevancia especial en aras a conseguir su
satisfacción, más aún cuando no posee capacidad económica para suplir sus necesidades
básicas, entre las que se advierten la cotización a un sistema de seguridad social en salud y
la posibilidad de continuar con el tratamiento médico en el que se encontraba por el
diagnóstico de hipoacusia. Por lo tanto, se cumple para el caso el requisito de
subsidiariedad.
3. SUBSIDIARIEDAD
Para este ítem y en el caso concreto, acorde con las pruebas recaudadas en sede de
revisión, tal como se dijo en el título anterior, se logró determinar que:
4. DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA JURÍDICO
La estabilidad laboral reforzada es parte integral del derecho constitucional al trabajo y las
garantías que se desprenden de éste, la cual se activa cuando el trabajador se encuentra
en situación de vulnerabilidad, debido a condiciones específicas, tal es el caso de las
mujeres gestantes o en periodo de lactancia, los trabajadores aforados, las personas que
se encuentran en una situación de discapacidad física, sensorial o psíquica por la debilidad
manifiesta en que se encuentran y madres cabeza de familia. Dicha estabilidad se
materializa en la obligación impuesta al empleador de mantenerlo en su puesto de trabajo
en razón de su condición especial.
Ordeno a la empresa que en el término de cuarenta y ocho (48) horas contadas a partir de
la notificación de la presente sentencia, reintegre al accionante al cargo que venía
ocupando o a uno de igual jerarquía, que se ajuste a su condición de salud actual. De
mantenerse las condiciones de limitación en salud del trabajador, la vinculación solo
podrá terminarse, previa autorización del Ministerio de Trabajo o por decisión de
autoridad competente.