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Foro de Conservación

Sostenibilidad: un disenso
JULIANNE LUTZ NEWTONÿ Y ERIC T. FREYFOGLE†
ÿDepartamento de Recursos Naturales y Ciencias Ambientales, Universidad de Illinois, Centro para la Ecología de la Vida Silvestre, 283
Edificio de recursos naturales, MC-652, 607 East Peabody Drive, Champaign, IL 61820, EE. UU., correo electrónico jnewton@uiuc.edu
†Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois, 504 E. Pennsylvania Avenue, Champaign, IL 61820, EE. UU.

Resumen: Ampliamente concebida y considerada en sus múltiples usos, la sustentabilidad tiene graves defectos como plan
meta, particularmente cuando es usado por conservacionistas: confunde medios y fines; es vago acerca de lo que es
siendo sostenido y quién o qué está haciendo el mantenimiento; es aburrido; es poco más que la conservación de la era
Pinchot (y por lo tanto ignora las muchas lecciones aprendidas desde entonces); no necesita estar vinculado a la tierra, a la
funcionamiento de la tierra, oa cualquier ciencia ecológica; no necesita incluir un componente moral; es consistente con el
visión de los humanos como manipuladores todopoderosos del planeta; y, en general, es un término tan maleable que su
la popularidad proporciona sólo una fachada de consenso. Cuando la sostenibilidad se define ampliamente para incluir toda la gama
de aspiraciones económicas y sociales, plantea el riesgo particular de que las preocupaciones ecológicas y de biodiversidad se vean afectadas.
dejar de lado en favor de deseos humanos más apremiantes. Dados estos muchos defectos, el movimiento conservacionista debería
desechar el término en favor de una meta más seductora, atenta a la naturaleza y su funcionamiento ecológico. Un sonido
objetivo incorporaría y destilaría la considerable sabiduría ecológica y moral acumulada desde la época de Pinchot.
día mientras brinda a los conservacionistas las herramientas retóricas necesarias para defender la tierra contra las presiones de la competencia. En
Desde nuestro punto de vista, la conservación estaría bien atendida por una variante actualizada de la “salud de la tierra”, la teoría ecológica de Aldo Leopold.
gol de tierra de la década de 1940. La salud de la tierra como un entendimiento independiente debe establecer los términos esenciales
de cómo vivimos y disfrutamos de la tierra, proporcionando el marco dentro del cual perseguimos nuestros muchos objetivos sociales y
fines económicos.

Palabras clave: agrarismo, biodiversidad, objetivo de conservación, procesos ecológicos, justicia ambiental, tierra
salud, naturaleza y cultura, fertilidad del suelo

Sustentabilidad: un sentimiento
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Resumen: Ampliamente conceptualizada y considerada en sus múltiples acepciones, la sustentabilidad tiene graves defectos
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como una meta de planificación, particularmente cuando es utilizada por conservacionistas: confunde medios y multas; es vaga
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es poco inspirador; es poco más que conservación en la era de Pinchot (y por tanto ignora las muchas lecciones aprendidas
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desde entonces); no necesita ser ligada a la tierra ni a su funcionamiento, ni a ciencia ecologica alguna; no necesita incluir un
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componente moral; es consistente con la visión de los humanos como manipuladores todopoderosos del planeta; y, en general,
es un término tan maleable que su popularidad proporcional
solo una fachada de consenso. Cuando la sustentabilidad es definida ampliamente para incluir toda la gama
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de aspiraciones económicas y sociales, se presenta el riesgo particular de que los intereses ecológicos y de biodiversidad sean
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hechos a un lado a favor de deseos humanos de mas presión. Dados estos muchos defectos, debe el
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Artículo recibido el 25 de noviembre de 2003; manuscrito revisado aceptado el 1 de julio de 2004.

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Biología de la conservación, páginas 23–32

Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
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24 Sostenibilidad: un disenso
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esenciales de como vivimos y disfrutamos la Tierra, necesitará el marco en el cual perseguimos nuestras múltiples
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metas sociales y económicas ómicas.
Palabras clave: agrarismo, biodiversidad, fertilidad de suelos, justicia ambiental, meta de conservación, natu
raleza y cultura, procesos ecol´ogicos, salud de la tierra
Introducción
En sus múltiples formas, la sostenibilidad ha atraído un amplio apoyo
como un ideal de conservación, hasta el punto en que se ha convertido,
para muchos, la luz que guía el trabajo ambiental. Esta
ha sido cierto a pesar de que el término es notoriamente vago
sobre lo que se sostiene (Agenda 21; Noss 1991; Sitarz,
D. 1993; Worster 1993; Vendaval y Cordray 1994; Willers
1994; L´el´e & Norgaard 1996; Lacayo 1998; Orr 2002).
Los campeones de la sustentabilidad han respondido a su vaguedad
elaborando definiciones más específicas (Brundtland
1987; Cairns 1998; Callicott 1998; París 2003). Sino
producir una variedad de definiciones personales no es resolver
la persistente vaguedad del término; es simplemente para resaltar la
Confusión. Tenemos que abrir los ojos. Falta sustentabilidad
significado sólido.
Nuestra tesis es que la sustentabilidad tiene graves defectos como
objetivo de conservación y debe ser reemplazado. Lingüísticamente,
el término es un adjetivo disfrazado de sustantivo. Muy parecido
eficiencia, otro de esos adjetivos, la sustentabilidad no es un
meta independiente tanto como un atributo de los medios
utilizado para lograr un objetivo. Así como la eficiencia significa meramente
“bajo costo”, sostenible significa poco más que “considerar el largo plazo”.
Sin embargo, ¿qué es lo que, a lo largo del tiempo
término, se supone que debemos sostener, y quién está haciendo el
¿nutritivo?
Dejando a un lado la vaguedad, la sustentabilidad tiene sus raíces en
las ideas de conservación populares hace un siglo completo y, por lo
tanto, no abarca la sabiduría que hemos acumulado, paso a paso,
en los años intermedios. La sostenibilidad defrauda la ecología y la
transformación útil que la ecología ha traído a
pensamiento conservacionista. También ignora o empaña las críticas
fundamentales de la conservación de la cultura moderna, en particular de
nuestro ethos capitalista y ardiente individualismo.
Como guía para nuestro trabajo, sus deficiencias son muchas.
La popularidad de la sostenibilidad entre los conservacionistas debería
para darnos una pausa porque proporciona evidencia contundente
que la conservación está en las rocas, intelectualmente hablando.
La popularidad del término, creemos, debería ser un despertar
llamada para aquellos que toman las ideas en serio. Si la conservación
tenía un enfoque general sólido, la sostenibilidad no disfrutaría
la popularidad que tiene. Si la conservación hubiera sido bien elaborada
retórica—ideas simples que podríamos poner al lado de la habilidad de
sostener para hacer una comparación rápida—no encontraríamos
nosotros mismos, como lo hacemos ahora, en tal ciénaga intelectual.
Los conservacionistas necesitan actuar juntos, intelectual y moralmente.
Y tienen que hacerlo elaborando un
visión global de lo que se quiere lograr; no una visión
Biología de la Conservación
Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
Newton y Freyfogle
de naturaleza inalterada e inmutable, sino una visión atractiva
de una vida en la que la gente prospera en la tierra respetando los
procesos, misterios y bellezas de la tierra. Hasta que eso suceda, la
conservación corre el riesgo de ser atraída
en y abrumado por los muchos sociales y económicos
consideraciones de que la sostenibilidad, concebida en sentido amplio,
a menudo incluye. Sin una identidad separada, sin una meta y una métrica
de medición distintas y ecológicamente fundamentadas,
es poco probable que la causa de la conservación detenga el declive en
curso de la tierra.
Los defectos superficiales de la sostenibilidad
Sustentabilidad, el sustantivo, es relativamente nuevo para el inglés.
idioma. Su primera grabación en un diccionario puede haber
vino en 1987. El concepto subyacente, sin embargo, ha sido
familiar durante gran parte de un siglo. En su forma adjetivada—
sostenible: entró en el discurso popular para describir la
método científico de la silvicultura de la Era Progresista. En los 1970s,
en gran parte a través del trabajo de Wes Jackson, la sustentabilidad se
unió a una rama de la agricultura (Jackson 1978).
Rápidamente comenzó a aparecer junto con una variedad de ideales
culturales: desarrollo sostenible, instituciones sostenibles, sociedades
sostenibles y desarrollo sostenible.
futuro.
No mucho después del surgimiento de la sustentabilidad, los comentaristas
académicos comenzaron a notar sus significados contradictorios. Sostenible
agricultura se convirtió en una frase particularmente fértil con casi
innumerables variantes, desde las que condenaban
agricultura industrial como manifiestamente insostenible (Jackson et al.
1984; Berry 2001) a quienes instaron a que
¿Era la agricultura industrial misma la que debería ser sostenida?
(McIsaac & Edwards 1994). A los que están atentos,
sostenible y la sostenibilidad significaba poco hasta que uno sabía
claramente lo que se estaba sosteniendo. Sin embargo, nadie podía dar
una respuesta autorizada. Los conservacionistas serios típicamente
propuesto para sustentar los procesos ecológicos y biológicos
diversidad (Callicott & Mumford 1997). Pero estas eran preferencias
personales, no inherentes al concepto mismo.
Lo que pocos observadores han notado es que la sostenibilidad
también es vago en términos de quién está sosteniendo,
y la vaguedad aquí es igual de preocupante. El problema
se hace evidente cuando reducimos el término a su raíz como
un verbo. Sustain data del siglo XIII francés
palabra sustenir y el latín sustinere, que significa sostener
o apoyar algo desde abajo. Como verbo conecta
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Newton y Freyfogle
un sujeto, el que sustenta, a un objeto, la cosa sustentada. Sin embargo,
¿quién o qué es el sujeto? ¿Se supone que la naturaleza se sustenta a sí
misma? ¿Son los humanos los que sostienen? ¿O es el Creador el que
sostiene todo?
Particularmente cuando lo sostenible está vinculado a un sistema
humano como la agricultura o el desarrollo, está claro que los humanos son
los actores, los que sostienen.
El tema es menos claro cuando la palabra se adjunta a un objeto como el
futuro o el planeta. El futuro vendrá sobre nosotros, nos guste o no. Nuestro
control sobre ella es modesto. En cuanto al planeta, es poco probable que
nuestras maquinaciones más equivocadas pongan en peligro su perspectiva
multimillonaria. ¿Sostenemos el futuro, o nuestro objetivo implícito aquí es
algo muy diferente, tal vez modificar nuestras acciones para que el futuro
esté moldeado al máximo por fuerzas no humanas?
Para empeorar las cosas, la sustentabilidad se usa indistintamente
como una meta y como un medio para lograr la meta, cualquiera que sea
la meta. Los medios son sostenibles, presumiblemente, si pueden repetirse
una y otra vez. Pero centrarse en la sostenibilidad de los medios es ignorar
el tipo de vida o el mundo natural que queremos producir.
Cuando se usa en cambio como una meta, la sustentabilidad arroja aún
menos luz. Deja enteramente abierto lo que se sostiene. Podríamos vincular
la sostenibilidad con un componente natural como la biodiversidad para
producir una visión más coherente: la preservación de la diversidad
biológica. Pero, ¿por qué elegir este componente o, de hecho, cualquier
componente natural? ¿Por qué no elegir mantener los niveles actuales de
uso de petróleo o el desempeño financiero corporativo (SAM Indexes
GmbH. 2003), divorciando así la sustentabilidad de cualquier vínculo directo
con la tierra, su funcionamiento y la ciencia ecológica?
Alternativamente, la sostenibilidad podría significar simplemente que
queremos sobrevivir, de una forma u otra. Sin embargo, si nuestro objetivo
es simplemente sobrevivir como especie, una aspiración milenaria que no
representa un avance intelectual o moral, ¿por qué no hablar del objetivo
de esa manera?
Observar esta confusión de medios y fines (que se intensifica cuando la
sustentabilidad es tanto el medio como el fin) es descubrir otro inconveniente.
La sostenibilidad es simplemente aburrida, al menos para la mente popular.
La sostenibilidad sugiere una vida estancada o repetitiva. Implica
restricciones que nos impiden crecer y cambiar. Por esta razón, la mayoría
de los políticos han evitado usar el término. Incluso el ex vicepresidente
Gore se dio cuenta de que la sostenibilidad no tenía tracción política (Calder
& Clugston 2003). Como objetivo popular, la sostenibilidad tiene muy poco
atractivo.
Como nos han estado diciendo nuestros observadores más cuidadosos,
nuestros problemas ambientales son causados en última instancia por la
mala conducta humana. Nuestra Tierra no es un planeta defectuoso o
mediocre; tenemos problemas con la tierra porque no vivimos bien en ella.
Nuestros poderes sobre la naturaleza son vastos pero no ilimitados, lo que
significa que debemos acomodarnos a la naturaleza más de lo que lo
hacemos. Sin embargo, la sostenibilidad, cuando se define de modo que
los humanos sean los que la sostienen, carece de este mensaje esencial
de respeto; de hecho, puede o
Sostenibilidad: un disenso 25
puede no tener un elemento moral en absoluto. Las personas manejan el
sistema planetario, por lo que implica, y están facultadas para actuar como
mejor les parezca. Cuando los seres humanos son los sujetos, la
sostenibilidad refleja la arrogancia que durante mucho tiempo ha impregnado
nuestra cultura (Ehrenfeld 1978).
La sostenibilidad no es más sensata cuando significa que se supone
que los humanos debemos sustentarnos a nosotros mismos. Aquí la
arrogancia es menor pero aún sustancial. Sí, desempeñamos un papel en
el sostenimiento de nosotros mismos, pero dependemos en última instancia
de los ciclos de fertilidad que dependen de manera compleja de procesos
naturales intrincados. Una vez más, sugerir que podemos hacer el
sostenimiento es exagerar nuestro papel.
La realidad es que nuestra principal responsabilidad no es por la
naturaleza, por el futuro, o incluso por nuestra propia supervivencia. Es por
nuestro propio comportamiento. Debido a que nuestro comportamiento está
causando nuestros problemas, nuestro objetivo debe ser mejorarlo a
nosotros mismos. Debemos esforzarnos por mejorar nuestros patrones de
comportamiento, no por sostenerlos, con el objetivo a largo plazo de
fomentar y disfrutar de una buena vida, ecológica, ética y estética.
Sostenibilidad y Pinchot
Para muchas personas, el núcleo de la sustentabilidad como un ideal de
conservación es una visión del nivel o flujos crecientes de aquellos
componentes de la naturaleza que los humanos usan para vivir (Brundtland
et al. 1987; Unión Mundial para la Naturaleza [UICN] et al.
1991; Redefiniendo el progreso et al. 2002; Instituto de Recursos Mundiales
1993; París 2003). La sostenibilidad, es decir, tiene que ver con los flujos
de recursos naturales y, por lo tanto, con la capacidad de la Tierra para
producirlos. En esta vista familiar, la naturaleza se ve en términos
fragmentados, con algunas partes valiosas y otras no. El valor se determina
por referencia a las necesidades humanas ya las actividades económicas
humanas que los recursos naturales hacen posibles. Los seres humanos
se constituyen así como los únicos poseedores del valor moral. Son libres
de administrar la tierra únicamente para su propio beneficio. Aquí está
implícita la suposición de que podemos manejar agresivamente la naturaleza
siempre que seamos prudentes y científicos al hacerlo.
Estas ideas, por supuesto, tienen un sonido familiar para ellos.
Dominan el discurso contemporáneo. También son familiares porque se
levantan con pocos cambios desde el siglo pasado, desde el pensamiento
de gestión de recursos de Gifford Pinchot y sus colegas.
La limitada visión conservacionista de Pinchot le aseguró a la gente que
podían tenerlo todo. Simplemente necesitaban usar una mejor ciencia y
economía para hacer que los recursos de la naturaleza fluyeran a
perpetuidad. Pinchot usó un lenguaje moral para condenar las prácticas de
su época: estaba mal desperdiciar recursos, dijo, y también estaba mal que
las empresas atesoraran tierras que la gente común necesitaba para la vida
básica (Pinchot 1910, 1947). Sin embargo, Pinchot tenía poco que decir
sobre los límites generales de la naturaleza o sobre la sabiduría de modificar
nuestras vidas para respetar las formas creadas por el tiempo de la
naturaleza. La naturaleza misma no tenía
Biología de la
conservación Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
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26 Sostenibilidad: un disenso
valor intrínseco y no había necesidad de proteger las especies
que carecen de utilidad humana directa. Ningún precepto moral guardado
los humanos de manipular la naturaleza para el máximo humano
ganar.
Un claro ejemplo de cómo el pensamiento de sostenibilidad ha
nos ha devuelto en gran medida a la era de Pinchot es lo que ofrece la corriente
trabajo sobre la contabilidad de la huella ecológica (Chambers et al.
2000), promocionado como el "más útil de investigación innovadora
iniciativas que nos ayuden a comprender lo que significa Desarrollo
Sostenible” (RedefiningProgress et al. 2002:
4). El programa de contabilidad de la huella ecológica tiene como objetivo
para “trasladar la sustentabilidad de un concepto a una medida
objetivo” y “fomentar un mundo sostenible”. La técnica
calcula la cantidad de naturaleza que un individuo o
requiere el estilo de vida de la nación. Para los proponentes, mide
sostenibilidad general, que se define como “la capacidad de
un sistema para continuar y mantener un nivel de producción o
calidad de vida de las generaciones futuras” (RedefiningProgress
et al. 2002:2).
La contabilidad de huella es un avance más allá de Progressive
Era un rendimiento sostenido en el sentido de que reconoce más abiertamente la
límites de la naturaleza, sin embargo, su visión del vínculo humano-naturaleza es
sin cambios: la naturaleza es un flujo de recursos, los humanos son el
únicos actores morales, y la manipulación de la naturaleza basada en el
conocimiento humano es el modo de acción adecuado. Su enfoque es
principalmente en la salida de las partes de la naturaleza que tienen distintos
valor económico. ¿Dónde está el reconocimiento de nuestra ignorancia?
¿Dónde está el llamado moral para proteger todas las formas de vida?
Por muy útil que pueda ser la cuantificación de la huella, ignora y
por lo tanto, socava implícitamente los elementos clave de la conservación
pensamiento.
Uno se pregunta, dada la similitud entre la sustentabilidad así entendida y
la visión de Pinchot: ¿Hemos
¿No has aprendido nada desde entonces? ¿Pinchot consiguió la conservación?
correcto, dejándonos hoy meramente con la tarea de implementación? La
escritura en el segundo cuarto del siglo XX
siglo, Aldo Leopold ciertamente pensó que no lo había hecho.
Desde el comienzo de su carrera, Leopold vio la tierra
como la producción de un conjunto más amplio de recursos que Pinchot había
en mente (Leopold 1918, 1921a, 1921b). Su ensanchamiento
de la definición de recurso, sin embargo, fue sólo la primera
paso en un largo viaje que llevó a Leopold cada vez más lejos de la plataforma
de Pinchot de 1910. Leopold se movió más allá de la gestión de la tierra para
recursos particulares e incluso
más allá de la idea de que la naturaleza era sensiblemente entendida como
recursos discretos. La ecología entró en el pensamiento de Leopold
con más fuerza que la de Pinchot. la moraleja de leopold
y las visiones estéticas se ampliaron para incluir todo el biótico
comunidad. Para cuando Leopold resumió su propia madurez
pensamiento de conservación después de la Segunda Guerra Mundial, fue expresamente
expresándolo para enfatizar esta brecha. “[L]a salud de
la tierra como un todo", escribió en 1946, "en lugar de la
suministro de sus 'recursos constituyentes', es lo que necesita
conservarse” (Leopold 1946), con la tierra definida ampliamente para
incluyen los suelos, las aguas, las plantas, los animales y las personas. El
individualismo de Pin chot había dado paso al orgánico de Leopold.
Biología de la Conservación
Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
Newton y Freyfogle
visión (Newton 2004). El agresivo administrador de tierras de Pinchot,
utilizando la ciencia para exprimir los rendimientos máximos, había cedido
al humilde granjero de Leopold que quedó impresionado por su
propia ignorancia y que promovía el bienestar de la comunidad tanto como el
suyo propio (Leopold 1939a; Freyfogle 2004).
El gerente experto de Pinchot usó datos empíricos y científicos para tomar
todas las decisiones. El terrateniente de Leopold sabía
los límites de la ciencia e intuitivamente imitaron la naturaleza para tomar
ventaja de la sabiduría oculta de la naturaleza (Leopold 1939a,
1939b). Leopoldo habló del “derecho biótico” de las especies
y comunidades raras que existen (Leopold 1943, 1949). Argumentando en
contra de la postura de Pinchot, denunció la arrogancia
los humanos muestran cuando dividen los componentes de la naturaleza
en lo útil y lo inútil e ignorar libremente este último
(Leopoldo 1939b).
Crecimiento de la conservación
En su crítica de Pinchot, Aldo Leopold habló por sí mismo,
no para un movimiento, pero sus comentarios ilustran hasta qué punto
la conservación ha recorrido durante el último siglo. Una
La lección aprendida es que la gestión para el rendimiento sostenido es
mucho más difíciles que los de la era de Pinchot se dio cuenta. Los rendimientos
máximos y las capacidades de carga son un desafío, si
no imposible, de calcular. Como biólogo pesquero PA
Larkin ha concluido: “Nadie puede negar que las poblaciones animales
hipotéticas pueden producir rendimientos sostenidos máximos hipotéticos, pero
no se puede decir lo mismo de
poblaciones reales de animales que realmente están siendo cosechadas”
(Larkin 1977). Los entornos reales son complejos, interconectados y dinámicos,
e influenciados por más factores que
los humanos pueden monitorear y sintetizar.
Los seguidores de Pinchot tampoco lograron apreciar cómo los esfuerzos
para maximizar una especie necesariamente disminuyen la
hábitats y poblaciones de muchos otros. Aldo Leopoldo
descubrió esta verdad en las décadas de 1920 y 1930 cuando
trató de encajar la gestión de la caza y la silvicultura (Leopold
1937). En 1947 John von Neumann y Oskar Morgenstern dieron a la realidad
una base matemática (von Neumann & Morgenstern 1953). En un sistema
interconectado en un
dado un tiempo, es posible maximizar solo una variable.
No podemos, como ha observado David Ehrenfeld, hacer que todo sea “lo
mejor” simultáneamente (Ehrenfeld 1978). "Múltiple
Las técnicas de “uso” y muchas formas de “gestión de ecosistemas”
simplemente nos han mantenido enfocados en la elusiva meta de la Era
Progresiva de no disminuir los flujos de recursos. Parte de
el problema surge, como lo expresó coloquialmente Leopold, porque los
rendimientos pueden disminuir cuando las comunidades “salen de
orden”, no solo por la sobreexplotación. Conservación, escribió
Leopold, “es mantener el recurso [es decir, el medio ambiente
comunidad] en condiciones de funcionamiento, así como prevenir el uso
excesivo” (Leopold 1939a). Por lo tanto, era tanto más importante
para abordar los problemas de conservación a diferentes escalas espaciales
(una realidad que sustenta muchos enfoques decisivos para
manejo de ecosistemas).
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Newton y Freyfogle Sostenibilidad: un disenso 27

El creciente campo de la biología de la conservación proporciona evidencia ¿que sea? ¿Cómo podemos estar a la deriva hacia una conservación
de otro avance de la conservación desde los días de Pin chot: nuestra ideal que, en su acepción popular, da la espalda al
preocupación por todas las formas de vida, como especies. sabiduría ganada con esfuerzo de los últimos 80 años?
y miembros de totalidades ecológicas. La biología de la conservación se
distingue de la conservación anterior en el sentido moral.
visión que lo impulsa: la creencia de que todas las formas de vida valen Nuestros problemas hoy
conservación. Difiere también en sus medios de gestión de la tierra.
La preservación de especies requiere una apreciación de los procesos de los El mero hecho de que sea necesario formular tales preguntas proporciona
ecosistemas y la voluntad de imitarlos cuando se interrumpen, no solo la evidencia de que la conservación está muy a la deriva. Donde haría
restricción en la recolección (Meffe & Carroll un turno para descubrir lo que la conservación está tratando de
1997). ¿lograr? Ninguna respuesta viene a la mente, incluso para el pozo
Preocupaciones sobre especies raras y procesos interrumpidos informado. El movimiento en su conjunto no tiene voz, ni
forman parte de un cambio mayor en la conservación hacia una cabeza, y ningún mensaje coherente. ¿Es de extrañar que
sentidos de valor y comprensiones más complejas de las necesidades la conservación es fácilmente ridiculizada por los críticos y que incluso
humanas. Pinchot y colegas criticaron el exceso los medios de comunicación respetados prestan atención a las críticas al respecto
materialismo y miopía de sus días. Desde entonces, los conservacionistas que tienen serios defectos?
han ido más allá, criticando nuestros sentidos exagerados de comprensión
humana y nuestra excesiva confianza en el empirismo. Al carecer tanto del Enfermedades ecológicas menos visibles
pleno conocimiento de
A medida que la conservación ha madurado durante el siglo pasado, ha
la naturaleza y el lenguaje preciso para hablar de ella,
se alejó de las preocupaciones de Pinchot sobre los flujos de recursos.
recurrimos a las metáforas para capturar la totalidad de la naturaleza, incluso cuando
Los problemas de la madera en la actualidad, como los de muchos otros
nos quejamos de que nuestras metáforas son inapropiadas.
recursos, tienen que ver con la sobreproducción y los males ecológicos que
El pensamiento conservacionista serio incluye hoy, como elemento central,
la acompañan. En efecto, el desafío de
una denuncia contra la arrogancia humana, lo que
mantener los recursos abundantes ha sido absorbido en gran medida
David Ehrenfeld ha llamado útilmente la "arrogancia de
por gigantes de la agroindustria como Con-Agra y Weyerhauser
humanismo” (nuestra creencia de que la razón y las capacidades humanas
Papel. La conservación condena muchos métodos industriales
pueden resolver todos los problemas, generalmente mediante el uso
como insostenibles, como sin duda lo son (Berry 1977; Orr
de tecnología que crea sus propios problemas; Ehrenfield 1978; Ehrenfeld
2002). Pero mientras los flujos de recursos sean abundantes, es
2002). La conservación también incluye
difícil convencer al público de que existe un problema. En general,
una queja contra el reduccionismo indebido y la dicotomía naturaleza-humano,
el público muestra poca conciencia de que los métodos de producción son
una parte de la cultura occidental desde hace mucho tiempo y una dicotomía
ecológicamente defectuosos. Si sostenible significa sólo
que los seguidores de Pinchot dieron por sentado en gran medida
que los recursos fluyen continuamente y la gente se alimenta, nosotros
(Callicott 1998; Jackson 2002a).
parecería estar bien. Aldo Leopold destacó esta desatención pública en su
Donde la conservación de Pinchot buscó promover los flujos
lamento muy citado:
de recursos valiosos, los elementos importantes de la conservación hoy en
“Uno de los castigos de una educación ecológica es que
día centran la atención en el medio ambiente ecológico.
se vive solo en un mundo de heridas” (Leopold 1953).
todo, acentuando unas veces las partes bióticas, otras
Paradójicamente, la corriente principal de la conservación actual,
veces los procesos que los unen (Callicott et al.
con sus preocupaciones sobre las partes de la naturaleza que carecen de valor
Alabama. 1999). Los seres humanos tanto como otros animales son integrales
de mercado, está mucho más cerca de la ética de la preservación promocionada
partes de redes alimentarias y comunidades bióticas. El idioma
por John Muir, el principal oponente de Pinchot, hace un siglo.
usado en este tema a menudo varía—salud del ecosistema, integridad
Al igual que Muir, los conservacionistas serios ven a los humanos integrados
biológica y diversidad biológica, por ejemplo—sin embargo, el
en un todo natural que tiene una amplia gama de aspectos estéticos,
la visión subyacente en todos los casos es orgánica y bastante distante
valores espirituales, recreativos y utilitarios. Mencionar
desde la visión fragmentada de hace un siglo. Aquellos conservacionistas que
El nombre de Muir en este punto, sin embargo, es un riesgo de confusión,
siguen el camino preferido de Leopold continúan
porque Muir mismo es mal entendido. Una fruta exitosa
su enfoque particular en la fertilidad del suelo en los sistemas terrestres
cultivador y amigo de la gente rica, Muir no pidió
y en el mantenimiento de sistemas intactos y eficientes para la
la preservación de todas las tierras. Lejos de eso, imaginó una
ciclo de nutrientes desde el suelo, a través de plantas y animales, y de regreso
al suelo (Estes & Palmisano 1974; Tilman paisaje de usos mixtos, desde el intensivamente utilitario al
tierras que eran más valiosas cuando simplemente se dejaban como vida silvestre
et al. 1996; Tilman 1998; Jackson y Jackson 1999).
santuarios y retiros recreativos.
Estas tres líneas de pensamiento conservacionista, ahora el
lo más importante, ilustran las muchas formas en que ha madurado la
El papel humano incierto en la naturaleza
conservación. La conservación no es un rendimiento sostenido,
ataviados con el atuendo comercial de la sostenibilidad, el desarrollo Quizá nada muestre mejor la confusión actual que la
sostenible o incluso la contabilidad de la huella ecológica. Esta verdad debería Los conservacionistas han tenido problemas para responder a la queja de
ser clara, pero no lo es. Sin embargo, ¿cómo puede que la conservación subestima el papel legítimo de

Biología de la Conservación
Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
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28 Sostenibilidad: un disenso
humanos en la manipulación de la naturaleza. Lo más sorprendente aquí son los
críticos que se ven a sí mismos como conservacionistas y que culpan a sus colegas
por ser engañados, ya sea por el misticismo de la naturaleza o por suposiciones
superadas (la “vieja ecología”) sobre el equilibrio inherente de la naturaleza. Los
escritores destacados aquí incluyen a Daniel Botkin, Michael Pollan y Mark Sagoff,
junto con escritores menos visibles que han promocionado la idea de que la
naturaleza, tal como se describe en la tradición de la conservación, es principalmente
una construcción humana. Un tema común recorre gran parte de este escrito: los
humanos pueden y deben hacerse cargo de la naturaleza, moldeándola con
humildad pero sin embargo con fuerza para crear el mundo que prefieren (Botkin
1990; Pollan 1991; Sagoff 1997).
Este escrito tan popular no está exento de sabiduría. Pero mezclado con la
sabiduría está el antiguo llamado a los humanos para que se diferencien y dominen
la naturaleza como mejor les parezca. Por supuesto, los humanos deben alterar la
naturaleza; Ese no es el problema. Pero, ¿hasta dónde y con qué objetivo? ¿Hasta
dónde debemos llegar en el respeto de los procesos y partes de la naturaleza?
¿Existe un objetivo ecológico fundamentado que deba regir nuestro trabajo?
¿Deberíamos levantarnos y hacernos cargo afirmativamente de la naturaleza, como
recomienda Botkin, viendo el dinamismo de la naturaleza como una variable
dependiente? ¿Deberíamos, en cambio, retirarnos a una ética del cuidado más
vaga, como propone Pollan, en la que nos vemos a nosotros mismos como
jardineros que manipulan la tierra con fines estéticos (Freyfogle 2004)? ¿O
deberíamos simplemente entender que la naturaleza no tiene una forma establecida,
es todo un proceso, y basar nuestro trabajo en una visión de la naturaleza creada
por el hombre y creada a través de procesos democráticos?
Los desafíos especiales de la ecología
Los conservacionistas han tenido problemas para responder a estas preguntas
sobre el papel humano en la naturaleza. Una de las razones es que la ciencia de la
ecología es especialmente desafiante, particularmente cuando se trata del
funcionamiento de la comunidad. Un ecólogo que ingresa a una comunidad natural
se enfrenta a datos que están mucho más allá de su capacidad para recopilarlos y
estudiarlos. Por cada millón de bits de datos disponibles, el ecologista haría bien en
recopilar uno. Necesariamente, los ecólogos deben decidir qué tipos de datos
quieren, ya sea, por ejemplo, sobre la combinación de especies, el número de
poblaciones o los flujos de energía. Sin embargo, ¿quién puede decir que estos bits
de datos son los más útiles y reveladores? ¿Quién puede decir que habiendo
acumulado un subconjunto tan pequeño de datos, podemos hacer conjeturas
sólidas sobre cómo funciona una comunidad (Worster 1995)?
Encontrar los roles de la ciencia
Las dificultades de la ecología científica se ven agravadas por los problemas que
tienen los conservacionistas para decidir cómo la ciencia se combina adecuadamente
con factores no científicos para formular un objetivo general (Lackey 2001; Freyfogle
& Newton 2002). Es ampliamente entendido que no podemos saltar del “es” de la
naturaleza inalterada al “debe” del objetivo de conservación.
Tampoco se trata simplemente de sacar conclusiones científicas,
Biología de la
conservación Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
Newton y Freyfogle
repasándolos un poco con "factores de política" y luego ofreciéndolos como pautas
para la acción.
Se necesita trabajo real para decidir la mejor manera de usar la tierra de manera
conservadora. La ciencia tiene papeles esenciales en ese trabajo.
Pero los roles de la ciencia son, paradójicamente, relativamente modestos con
respecto a la tarea específica de establecer una meta normativa. Un objetivo bien
considerado tendría en cuenta la utilidad humana, las consideraciones éticas y
religiosas y las limitaciones del conocimiento y los poderes humanos. Para unir
normativamente estos componentes, se necesita mucho más que ciencia.
La niebla de la construcción social
La línea de razonamiento de la construcción social de la naturaleza, particularmente
cuando se aplica a la vida silvestre, ha agregado más confusión al proceso de
establecimiento de objetivos de conservación debido a las persistentes dificultades
que los conservacionistas (y muchos otros) han tenido para separar la verdad de la
naturaleza. lo salvajemente falso.
La teoría de la construcción social enfáticamente no significa que la naturaleza
no tenga existencia física. Tampoco significa que no haya lugares en la Tierra
donde la huella humana sea trivial. La naturaleza existe, tiene sus propias formas
de funcionar y los humanos dependemos de ella. Sin embargo, lo que es igualmente
cierto, y aquí la teoría proporciona ayuda, es que la naturaleza es demasiado
compleja para que la entendamos por completo, lo que significa que no tenemos
más remedio que simplificarla en nuestras mentes.
No tenemos más remedio que construir imágenes mentales de la naturaleza y
usar esas imágenes para vivir el día a día (Freyfogle 1993). Todas las palabras
humanas son construcciones sociales; cada idea que tenemos es una construcción
humana. Así, decir que la naturaleza o la naturaleza salvaje como términos o
imágenes son construcciones humanas es simplemente expresar una perogrullada
lingüística. Lo salvaje como idea no es más una construcción humana que una silla,
un libro o un niño. En el caso de la naturaleza, la naturaleza salvaje y muchas otras
ideas como ideas, nuestro enfoque debe estar en (1) cómo construimos los términos,
(2) qué dicen nuestras construcciones sobre nosotros como cultura, y (3) si
diferentes construcciones pueden ser más útiles. Sería posible, por ejemplo, definir
la naturaleza salvaje de modo que ningún lugar del planeta cumpliera con la
definición. Pero, ¿es eso necesariamente malo? ¿Podemos encontrar el cielo o
Arcadia en cualquier parte del planeta y, sin embargo, no son construcciones útiles?
¿Alcanzaremos alguna vez la justicia pura o la democracia?
La verdad sobre la construcción social es esta: cuando tratamos con la
naturaleza, tratamos con lugares reales, pero inevitablemente nos guiamos en
nuestro trato por nuestra comprensión mental. De hecho, esta brecha entre la mente
y la naturaleza es una gran razón por la que usamos la ciencia. La ciencia alinea
más lo real y lo mental al mejorar nuestra comprensión de lo real. Cuanto más
atentos estamos a la naturaleza, más se aproxima nuestra comprensión mental a
la realidad (Berry 1987; Tilman & Downing 1994; Jackson 2002b).
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Newton y Freyfogle
Como humanos podemos manipular nuestras construcciones sociales.
como nos guste. Pero nuestras manipulaciones no tienen nada.
que ver con la naturaleza real. Lo que afectan es cómo percibimos la
naturaleza, la valoramos y la simplificamos en nuestras mentes. Tal
Las construcciones de la naturaleza son inevitables, pero están lejos
de todos igualmente buenos. La conservación necesita un buen estado mental.
Construcciones: imágenes sólidas y bien fundamentadas sobre la naturaleza.
y cómo encaja la gente en él (Bruner 1990; Freyfogle 1993).
Como vemos, estos cinco factores han contribuido a las incertidumbres
actuales de la conservación sobre
hacia dónde debería dirigirse: (1) la casi invisibilidad del declive ecológico a la
vista del público; (2) la amplia confusión
sobre el papel legítimo de los humanos en la naturaleza; (3) las dificultades
inherentes de la ciencia ecológica; (4) las incertidumbres
sobre los roles apropiados de la ciencia en el manejo de la tierra; y (5)
la niebla mental innecesaria creada por la construcción social
linea de pensamiento
Ensamblar las piezas
Si dejamos de lado las principales fuentes de nuestra confusión
hoy —los cinco factores que acabamos de describir y la confusión sobre la
sustentabilidad misma— lo que encontramos es que la conservación tiene
elementos sólidos y bien fundamentados. Estas
proporcionan un punto de partida para construir una estructura coherente,
visión atractiva del uso de la tierra.
Un elemento de la conservación actual se enfoca en la salud humana, los
derechos individuales, la justicia social y varios
componentes de calidad de vida. El ecologismo que
floreció en la década de 1960 centrado en este elemento, con su
preocupaciones de que los productos químicos invisibles amenazan las tierras,
animales y cuerpos humanos. Más recientemente este elemento
se ha ampliado para incluir las diversas preocupaciones comúnmente
conocida como justicia ambiental. También ha tomado la forma
de una propuesta para agregar una enmienda ambiental a nuestra
constitución federal, una que reconozca el derecho de un individuo a un
ambiente sano o limpio. El ideal
de este elemento de conservación es el individuo humano saludable, que
disfruta de amplio acceso a aire limpio, agua y
comida.
Un segundo elemento de la conservación se centra en la protección de la
biodiversidad y el mantenimiento de los procesos ecológicos básicos. El ideal
de esta hebra es de un paisaje
que retiene toda o casi toda la biodiversidad nativa y que ha
sus procesos ecológicos intactos o imitados.
Finalmente, está el elemento que se centra en la fertilidad de las tierras de
trabajo, con la fertilidad mantenida por el
tipo de procesos circulares que presenta la naturaleza en lugar de
los procesos lineales que caracterizan a los agronegocios. En los últimos años
estos temas han sido retomados por la línea
de conservación conocido como agrarismo (Freyfogle 2001).
Los agraristas se concentran en la economía del uso de la tierra y los desafíos
que enfrentan los terratenientes que anhelan usar bien la tierra.
Se concentran en la difícil situación de las comunidades rurales, que son
vital, afirman los agrarios, a la capacidad de los terratenientes para utilizar
Sostenibilidad: un disenso 29
tierra con sensibilidad. El objetivo de la conservación para los agrarios,
por lo tanto, es cultivar una cultura que honre la buena tierra
uso, que lo espera de los miembros, y que lo ayuda a llegar
sobre.
Estos tres elementos no abarcan toda la actualidad
conservación, pero cubren lo suficiente como para permitirnos ver
de qué se trata la conservación. Podemos comenzar señalando la
limitaciones de cada uno. El ambientalismo basado en la salud es incompleto
porque brinda poca idea de cómo los humanos
dependen de los sistemas naturales. Su atención se centra en las amenazas directas.
a la salud de los seres humanos que viven hoy, con poca preocupación
(típicamente) para fundaciones ecológicas. El agrarismo cubre más terreno,
pero es típicamente débil en el ecosistema
funcionamiento, la ordenación del paisaje y los valores éticos
de otras especies.
Luego está el sucesor de la conservación de Pinchot,
la conservación de nuevo estilo que se preocupa por la biodiversidad y los
procesos ecológicos. La dificultad aquí es
que el paisaje ideal parece ser aquel en el que las personas no son deseadas,
lo que deja abierta la acusación de
misantropía. Además, muestra poco interés por la
economía del buen uso de la tierra y en la necesidad de un
sana cultura local.
Estos tres elementos proporcionan materiales útiles para construir una
visión de conservación más unificada y abarcadora. Reconstruido
cuidadosamente y con más enlaces
agregado, una tarea que solo podemos comenzar aquí, pueden
producir un objetivo unificado que es mucho mejor desde el punto de vista ecológico, ético,
y culturalmente, que la vaga idea de sostenibilidad.
La necesidad de un objetivo atractivo
Para que la conservación tenga éxito, debe ofrecer a la gente una
seductora visión de cómo podría ser la vida, algo mucho mejor que la mera
supervivencia y una existencia estancada y repetitiva.
La sostenibilidad apenas comienza a encajar en este proyecto de ley. ¿Cómo, entonces,
sintetizar las tres vertientes: la salud humana/social
la línea de justicia, la línea de biodiversidad/proceso ecológico,
y la hebra agraria?
Leopold trató de hacer precisamente esto cuando llamó a su
colegas para desarrollar un único objetivo de conservación. La conservación
era “una casa dividida” (Leopold 1940), se quejaba, y no iría muy lejos hasta
que tuviera una meta unificadora.
Leopold dio a su objetivo el nombre de "salud de la tierra", por el cual
se refería a una comunidad vibrante, fértil y que se perpetúa a sí misma
de vida que incluía personas, otras formas de vida, suelos, rocas,
y aguas (Leopold 1944, 1949; Newton 2004).
La salud de la tierra “expresa la cooperación de las partes interdependientes”,
afirmó Leopold; “implica colectivo
autorrenovación y automantenimiento colectivo” (Leopold
1942). Como Leopold añadió detalles ecológicos a este ideal, él
volvió una y otra vez a los signos comunes de la tierra enferma:
“erosión anormal, intensidad anormal de las inundaciones, disminución
de los rendimientos en cultivos y bosques, disminución de la capacidad de carga
en pastos y pastizales, brote de algunas especies como plagas
Biología de la Conservación
Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
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30 Sostenibilidad: un disenso
y la desaparición de otras sin causa visible, una tendencia general
hacia el acortamiento de las listas de especies y de las cadenas
alimenticias, y un dominio mundial de malezas vegetales y
animales” (Leopold 1946).
La visión orgánica de Leopold se desvaneció en gran medida
después de su muerte, pero apenas ha desaparecido. Entre los
escritores populares sobre conservación, el escritor/agricultor de
Kentucky Wendell Berry ha afirmado de manera similar que la
conservación debe promover “el único valor”: la salud de la comunidad
en su conjunto (Berry 1993). Con tanta fuerza como Leopold, Berry
también ha enfatizado el papel de apoyo a la comunidad que tiene el
suelo fértil, “la fuente y el destino de todo... por el cual la enfermedad
pasa a la salud, la vejez a la juventud, la muerte a la vida” (Berry 1977).
Los escritos de Berry, en el centro del pensamiento agrario, han
ayudado particularmente a llenar los vacíos en el lado cultural de la
conservación, aunque al igual que Leopold, ha ofrecido pocos detalles
sobre cómo implementar objetivos de conservación a escalas
espaciales más grandes (Freyfogle 2003). (Ni Leopold ni Berry,
podríamos agregar, han adaptado la salud de la tierra a los procesos
específicos de los grandes sistemas acuáticos).
El objetivo necesario
Creemos que la conservación necesita una meta mejor que la
sustentabilidad, o el desarrollo sustentable, o cualquier otra variante
del término. Un mejor uso de la tierra debe basarse en una mejor cultura.
Por lo tanto, la conservación debe tener que ver con el cambio cultural
(Berry 1993; Meine 2003; Newton 2003). Una meta exitosa necesita
inspirar. Necesita tener matices positivos.
Necesita tener una base ecológica, para aquellos que quieren
profundizar en él y desafiar su solidez, reconociendo nuestras
conexiones ecológicas y aceptando nuestra interdependencia (Worster
1994; Callicott 2002). Y necesita desafiar nuestro excesivo
individualismo e intelectualidad.
arrogancia.
Desde nuestro punto de vista, ningún término ofrece más promesa
que la salud, que connota ese tipo de florecimiento vigoroso del que
se trata la conservación. La salud es un atributo, no de un organismo
aislado, sino de un organismo integrado en una comunidad biótica, o
eso debe dejar claro el movimiento conservacionista. La salud para los
conservacionistas, en consecuencia, debe incluir relaciones, ciclos y
funciones saludables.
Con una base adecuada en la ecología y vinculada a las muchas
formas en que la naturaleza promueve el bienestar humano, la salud
de la tierra puede servir como objetivo general de la conservación. No
sería una visión general de la buena vida humana en todos sus
elementos, y no sería un sustituto de la sostenibilidad cuando ese
término se usa (como algunos lo usan hoy en día) como un concepto
general universal que vincula todos los elementos deseables de
nuestra existencia social. Si la sustentabilidad ganara estatura como
una visión general de la vida humana en la Tierra, la salud de la tierra
podría presentarse como un componente independiente viable de la
misma. Sin embargo, es imperativo que los conservacionistas tengan su propio objetivo
Biología de la
conservación Volumen 19, No. 1, febrero de 2005
Newton y Freyfogle
y no simplemente contribuir con sus preocupaciones de conservación
a la larga lista de desafíos humanos. Introducir la conservación en una
combinación más amplia sin retener un objetivo independiente, como
la salud de la tierra, es correr el riesgo de perderse como un movimiento
separado y moralmente cargado.
La salud de la tierra debe establecer los términos esenciales de
cómo vivimos y disfrutamos de la Tierra. Inevitablemente, los esfuerzos
para lograr otros objetivos (salud, educación y equidad social, por
ejemplo) traerán enormes presiones para usar las tierras en formas
que claramente socavan la salud de las tierras. Si la conservación no
tiene forma de responder a tales presiones, salvo recurriendo a la vaga
charla de sostenibilidad, hay pocas esperanzas de que los objetivos
más amplios de la conservación puedan lograrse en su totalidad o
incluso en parte material. Si simplemente apoya la sustentabilidad, sin
importar cuánto presionen los conservacionistas para que la
sustentabilidad incluya un buen cuidado de la tierra, invita a que sus
preocupaciones ecológicas se compensen libremente con otros
elementos de sustentabilidad. De manera más aproximada, sin un
objetivo separado, con base ecológica, ¿cómo podemos siquiera medir
si estamos interactuando con la naturaleza de manera saludable,
duradera y éticamente sólida?
La salud de la tierra, nos damos cuenta, no será fácil de definir, y
necesita mucho definición. Idealmente, ganaría claridad a través de un
esfuerzo coordinado y patrocinado conjuntamente por una variedad de
grupos conservacionistas y sociedades profesionales.
Incluso con tal esfuerzo, la salud de la tierra también estará sujeta a la
acusación de vaguedad. Sin embargo, la vaguedad aquí sería mucho
menor que en el caso de la sostenibilidad. La salud de la tierra es
claramente una meta (un fin) más que un medio; se centra de forma
segura en la tierra y su funcionamiento ecológico; omite la ambigüedad
y las malas implicaciones sobre quién o qué está a cargo; y alienta
más claramente a los humanos a adaptarse a las formas de la
naturaleza.
Dada la fragmentación dentro de la comunidad conservacionista,
no podemos ser optimistas acerca de las perspectivas de un objetivo
unificado. Sin embargo, un comienzo útil sería dejar de lado la
sustentabilidad y comenzar a hablar sobre su reemplazo. ¿Para qué
sirve la conservación? ¿Qué tipo de sociedad prevé y cuáles serán los
beneficios si nos dirigimos en esa dirección?
Buenas respuestas ayudarían mucho a la conservación.
causa en las próximas décadas.
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