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Creencias de Madres frente a Dispositivos Tecnológicos

Móviles en la Crianza

Mothers' Beliefs regarding Mobile Technological Devices in


Parenting

Daniela Caamaño Ruiz, Valentina Gajardo Bocaz y Julián Torres Castillo

Universidad del Bio-Bio

Resumen: En la actualidad el uso de dispositivos móviles como smartphones en la esfera familiar ha


aumentado aceleradamente, evidenciando la necesidad de investigar sobre las dinámicas en las que
participan niños(as) y sus madres al utilizar estos aparatos en la crianza. Para ello se decidió investigar
mediante un enfoque cualitativo las creencias de madres con hijos(as) de 1 a 5 años de edad, dado que estas
permitirían conocer los significados y perspectivas de sus prácticas, además de que es un rango etario donde
las investigaciones son pocas. Se realizaron entrevistas semiestructuradas con aspectos narrativos a mujeres
entre 20 y 40 años en territorio chileno. Los resultados indican que ellas consideran el celular como un
dispositivo que les ayuda para educar y darles tiempo libre, pero les preocupa que los(as) encamine a
conductas de adicción; además de lo vulnerable que pueden ser sus hijos(as) al ciberacoso y grooming, por lo
que la regulación del uso se basa en estas preocupaciones. Indican que el uso es inevitable dado el avance
tecnológico y lo imprescindible que resulta en esta época, lo cual invita a desarrollar intervenciones enfocadas
en educar respecto a la regulación y redistribuir los roles de crianza patriarcales que envuelven sus contextos.

Palabras clave: crianza, creencias, infancia, dispositivos tecnológicos móviles.

Abstract: Currently, the use of mobile devices such as smartphones in the family sphere has increased
rapidly, evidencing the need to investigate the dynamics in which children and their mothers participate
when using these devices in parenting. For this, it was decided to investigate through a qualitative approach
the beliefs of mothers with children between 1 and 5 years of age, since these would allow knowing the
meanings and perspectives of their practices, in addition to being an age range where the investigations are
few. Semi-structured interviews with narrative aspects were conducted with women between 20 and 40 years
old in Chilean territory. The results indicate that they consider the cell phone as a device that helps them to
educate and give them free time, but they are concerned that it will lead them to addiction behaviors; in
addition to how vulnerable their children may be to cyberbullying and grooming, so the regulation of use is
based on these concerns. They indicate that the use is inevitable given the technological advance and the
essential that it results in this time, which invites to develop interventions focused on educating regarding
regulation and redistributing the patriarchal parenting roles that surround their contexts.

Keywords: parenting, beliefs, childhood, mobile technological devices.

Introducción
La expansión de la tecnología en el siglo XXI ha alcanzado índices tan altos que se han
vuelto la norma de la sociedad, estando presente en la mayoría de los grupos familiares que la
componen. En Chile, esta realidad se evidencia a través de resultados de la Encuesta de
Caracterización Socioeconómica (CASEN) publicados en el 2018 respecto a los datos recogidos en 2015;
estos retratan que el 84.7% de la población con 5 o más años de edad posee un teléfono móvil y 65.2%
de los hogares chilenos cuentan con al menos un tipo de conexión a internet (Ministerio de Desarrollo
Social, 2018). Estos antecedentes nos invitan a considerar el macrosistema que envuelve a la crianza,
donde el acceso a internet de niños y niñas de 5 a 17 años se eleva al 84% (Ministerio de Desarrollo
Social, 2017).
Actualmente, se hace menester reconocer a la población infantil chilena como nativas
digitales: personas que según Prensky (2001) han pasado la mayor parte de su vida rodeadas de
dispositivos tecnológicos e internet, además de usarlas activamente y por tanto, son “hablantes
nativas” del lenguaje digital. Un censo que hizo VTR el 2018 en Chile indicaba que 4 de cada 10 niños
entre 8 y 14 años pasaban al menos 3 horas en internet, 67% desde su smartphone (Subsecretaría de
Telecomunicaciones [SUBTEL], 2019). Adicionalmente un 70% de padres, madres y tutores reconoce
que es fácil para niños(as) de 13 años o menos acceder a contenidos sensibles como pornografía,
violencia, racismo o programas para adultos(as) mediante páginas web a cualquier hora (Consejo
Nacional de Televisión, 2017). Por otro lado, el panorama internacional no es tan distinto; en censos
realizados en Estados Unidos se evidenció que el 19% de los(as) niños(as) de 8 años ya poseen un
teléfono inteligente de uso exclusivo. Esta cifra ha aumentado progresivamente en todos los rangos
etarios desde el año 2015 donde solo el 11% de los(as) niños(as) de esa edad contaban con un celular,
donde su promedio en exposición a pantallas entre los 2 y 5 años es de 2,28 horas diarias. (Rideout &
Robb, 2019; Twenge & Campbell, 2018).
Más aún, en el año 2020 tener un dispositivo tecnológico se ha vuelto una necesidad
moderna, considerando las medidas sanitarias en respuesta al azote del COVID-19. Para evitar los
contagios mediante la presencialidad, se ha recurrido a prácticas como la educación a distancia y el
teletrabajo, que han afectado la vida diaria de millones de personas, entre ellos(as) niños y niñas. Así,
se considera importante revisar de qué manera el uso de dispositivos tecnológicos se ha implementado
en la crianza, más aún a edades tempranas.
En lo que concierne a la investigación de este fenómeno, los estudios se orientan
principalmente a conocer las prácticas de mediación parental sobre el uso que sus hijos(as) hacen de
los dispositivos móviles. En este sentido, generalmente las madres afirman que el uso de TICS
(Tecnologías de la Información y Comunicación) influyen de forma positiva en el desempeño escolar de
sus hijos(as) (Condeza et al., 2019), sin embargo, otros estudios indican que, en población escolar,
estudiantes que utilizan celulares por más de 2 horas al día pueden presentar problemas de
concentración y calidad de sueño (Tariq et al., 2019). Un estudio realizado por Levine et al. (2019)
concluye que el uso de medios móviles se ha incrementado en el primer año de vida, así como que su
uso puede ser tanto una herramienta educacional como una herramienta parental para afrontar
conductas desafiantes de niños y niñas. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta de importancia
acercarse a las emociones que evoca el proceso de socialización utilizando estos dispositivos. De esta
forma, en un estudio realizado por Martínez-Giraldo (2017) a padres y madres de niños(as) entre 4 y
6 años, se da cuenta que la socialización comienza con ciertas expectativas en relación a sus hijos(as).
No obstante, al comenzar su proceso de desarrollo, estableciendo interacciones con otros(as), pueden
darse cuenta que sus creencias y expectativas ya no son las mismas y se modifican. En este sentido,
las familias participantes reportaron haber sentido culpa por entregar dispositivos a sus hijos(as) a
corta edad, angustia por el tiempo que dedican al dispositivo y sentirse juzgadas o confrontadas
respecto al uso de las tecnologías debido a las exigencias que pudieran presentar al respecto, como
sería, la demanda de adquisición de dispositivos por parte de sus hijos(as).
Varios trabajos de investigación realizados se centran en efectos cuantificables de la
exposición a tecnologías en edades tempranas, relacionando menor cantidad de horas de sueño como
efecto del incremento de horas frente a pantallas o incluso el coartar el progreso a intervenciones en
trastornos por déficit atencional e hiperactividad, volviéndose un factor exacerbante de este (Lissak,
2018). Al realizar sondeos que evalúan el desarrollo normativo en infantes de hasta 60 meses, se
encontró que el desarrollo óptimo puede verse obstaculizado ya que la cualidad sedentaria y focalizada
de ver pantallas les impediría el desarrollar habilidades comunicacionales y motoras (Madigan et al.,
2019). Una revisión bibliográfica realizada por la Canadian Paediatric Society (2017), registra
beneficios de aprendizaje en la etapa preescolar; concretamente en áreas de lenguaje verbal, lectura y
retención de información cuando el contenido digital es apropiado, de calidad y se realiza con
acompañamiento y supervisión. No obstante, remarcan que este aprendizaje es mejor cuando es
mediante interacciones directas de cuidadores; contrastan que se puede asociar un alto uso de
televisión con efectos negativos en atención y funciones ejecutivas, además de establecer que es
fundamental el tiempo sin pantallas para desarrollar la creatividad y autorregulación, concepto que
refiere a la capacidad de un niño de lidiar con las disrupciones y reganar control de sus
comportamientos.
Con lo anterior se busca contextualizar que la gran cantidad de investigaciones respecto
a esta temática, en general, estudian efectos de las pantallas en los niños, niñas y adolescentes; siendo
los estudios en la primera infancia los más actuales. Varios todavía agrupan a la televisión con los
smartphones y tablets, siendo que su portabilidad e interacción las configuraría en una categoría
distinta. Adicionalmente, aún hay pocos estudios que consideren a profundidad los significados y
creencias provenientes de las experiencias de quienes crían; sobre todo en torno en la primera infancia,
siendo que estos serían fundamentales para comprender sus prácticas en torno a las dinámicas de la
crianza.

Creencias en torno a la crianza


Dentro de los constructos principales que orientan la presente investigación, la crianza
es uno de ellos. Según Ortale et al (2006) citados en Infante y Martínez (2016), es un “conjunto de
acciones de atención dirigidas a los niños, basadas en patrones culturales, creencias personales,
conocimientos adquiridos y posibilidades fácticas que presentan los dadores de cuidados”. Además,
se puede reconocer la crianza como aquel proceso que responde al contexto sociocultural en el que se
encuentra inserto, comprendiendo marcos de referencia para quienes ejercen esta labor y como
método para facilitar el adecuado ajuste frente a las demandas de la sociedad (Garzon & Martinez,
2017). Resulta importante tener en cuenta el aspecto sociocultural de la crianza ya que reconoce las
particularidades de este proceso en los distintos espacios desde los que se pueden situar los padres,
madres y cuidadores(as), como aquellos agentes que ofrecen los primeros acercamientos entre los
niños y niñas con la sociedad.
Se entiende que la crianza es un constructo que considera las prácticas, pautas y
creencias, como conceptos que se encuentran interrelacionados (Izzedin & Pachajoa, 2009; Varela et
al., 2015). Por lo tanto, las prácticas corresponden a acciones que ejercen generalmente padres y
madres, como adultos(as) pertenecientes a una cultura, los cuales orientan y estimulan las distintas
capacidades y dimensiones del desarrollo de los niños y niñas (Ibañez & Madariaga, 2019; Rivera,
2015). En tanto, las pautas tienen que ver con la normatividad a la que se ajustan los(as)
cuidadores(as) en respuesta al comportamiento de sus hijos(as), las cuales tienen impresas
significaciones sociales que sirven como marco de referencia para orientar las prácticas y
corresponden a creencias que se heredan de generación en generación. (Amar & Martínez, 2014;
Izzedin & Pachajoa, 2009; Varela et al, 2019). Por otra parte, tendríamos las creencias, aquellas que
Izzedin y Pachajoa (2009) refieren como las explicaciones que padres y madres utilizan para justificar
las acciones de sus hijos, así como el conocimiento de cómo criarlos. Estas últimas toman importancia
dado que evoca la idea del cómo criar, mientras se consideran todos los cuidados y condiciones bajo
los que se realiza; entendiendo que la base de una práctica, como la del uso de dispositivos
tecnológicos móviles, son las creencias y significados por parte de quienes crían respecto a la práctica
y el dispositivo en sí, sea este un celular tipo smartphone o tablet. Tal como Myers (1994) citado en
Aguirre & Durán (2000) menciona: “son las explicaciones de por qué las pautas y prácticas son como
son o deberían ser”.
Considerando cómo se construye este conocimiento, se hace necesario revisar los aspectos
descriptivos y significados que se atribuyen a este uso, partiendo por el reconocimiento de las
experiencias de quienes conforman el fenómeno: los y las cuidadoras. Los hallazgos que se buscan
alcanzar permitirían tener una comprensión que, en nuestro contexto chileno, no se ha investigado en
profundidad, aportando a enriquecer el conocimiento de un área poco explorada. Asimismo, una
investigación estadounidense que asocia el tiempo en pantalla con las percepciones parentales de la
tecnología señala que para la comprensión del rol de los dispositivos en la esfera familiar e incluso en
los niños y niñas “es importante que los estudios futuros incorporen no sólo comportamiento de los
padres, sino también las perspectivas de estos sobre el uso de los medios por parte de sus hijos”
(Sanders et al., 2016). Esto lo mencionan debido a que los beneficios derivados de conocer las creencias
y actitudes respecto a su eficacia no apuntarían exclusivamente a un conocimiento práctico de las
estrategias empleadas en la crianza, sino que permitirían comprender el ambiente bajo el cual se
enmarcan los dispositivos en el hogar; teniendo en cuenta que la forma en que hable del dispositivo
también influenciaría el cómo sus hijos(as) lo perciben. Adicionalmente, con esta información se
podrían formar nuevos supuestos e hipótesis respecto al funcionamiento de las creencias en torno al
uso de dispositivos tecnológicos móviles en la crianza, permitiendo desarrollar nuevas investigaciones.
A partir de esto, existiría la posibilidad de generar intervenciones más comprehensivas de los contextos
en los cuales aflora dicha práctica.
Considerando los antecedentes expuestos, se abre paso a la interrogante de esta
investigación, la cual buscaría comprender el fenómeno desde su origen: ¿cuáles son las creencias de
cuidadores/as que utilizan dispositivos tecnológicos móviles en la crianza de niños y niñas en la
primera infancia? Para responder a la pregunta, se pretende comprender las creencias de cuidadores
que utilizan dispositivos tecnológicos móviles, tales como Smartphones o Tablets, en la crianza de
niños y niñas de hasta 5 años; en primera instancia conociendo sus relatos en torno a este fenómeno y
describiendo las creencias que se desprenden de las experiencias en sus procesos.

MÉTODO

Diseño
Se utilizó una metodología cualitativa pues procede buscando esencialmente comprender
la vida del ser social por medio de los significados elaborados por este (Katayama, 2014). En dicho
sentido, para profundizar en las experiencias de los(as) cuidadores(as) se busca acceder a los
significados cotidianos de este fenómeno a través del diseño fenomenológico que, según Fuster (2019),
admitiría entender al fenómeno como un objeto que debe ser abordado holísticamente; sin ser desligado
de las experiencias por las que la vida psíquica del individuo define y significa, a través de la
exploración de la conciencia de la persona, es decir, la esencia misma.

Instrumento
Para acceder a estas experiencias se utilizó la entrevista semiestructurada, la que
funciona como una guía de temas y preguntas en la cual se pueden introducir preguntas adicionales si
el entrevistador necesita precisar en algunos conceptos para una mayor comprensión (Sampieri et al.,
2014). Adicionalmente, para enriquecer las respuestas se integraron aspectos narrativos, ya que
permiten una profundización secuencial de los temas investigados, a través del relato de sus
experiencias (Flick, 2007; Kvale, 2011).

La entrevista se dividió en dos etapas: la primera para conocer el entorno en el cual se


encuentran con su hijo/a junto a sus experiencias cotidianas, y la segunda donde se trataron las
temáticas de creencias aplicadas a distintas situaciones dentro del proceso de crianza como también
las prácticas que llevan a cabo.

Participantes

La muestra estuvo compuesta por 5 mujeres entre 20 y 40 años de las cuales eran todas
madres de un niño o niña desde 1 a 5 años. No hubo participación de padres en el estudio. Las
participantes fueron seleccionadas a través de los siguientes criterios de inclusión: ser mayor de edad;
ser madre, padre o cuidador(a) de un niño(a) de 0 a 5 años del cual haya estado a cargo de forma
continua y contar con conexión a internet estable para realizar la entrevista a través de videollamada.
Estos criterios fueron escogidos para facilitar la autonomía de las personas entrevistadas ante una
situación donde se les pide explorar sus experiencias, sin recurrir al asentimiento de un(a) tutor(a). El
rango etario de los(as) niños(as) fue escogido porque es uno del cual hay muy pocas investigaciones al
respecto y que estadísticamente el uso de dispositivos tecnológicos está aumentando. Finalmente, la
conexión a internet estable para entrevistas por videollamada se realizó producto del contexto de
pandemia en el cual nos situamos actualmente, dificultando los encuentros presenciales.

Las entrevistadas fueron reclutadas a través de la técnica por bola de nieve, donde se
identifican a los(as) potenciales participantes a partir de alguien que los(as) conozca, también
mediante la técnica por conveniencia integrada por personas que accedieron a participar de forma
voluntaria luego de realizar difusión a través de redes sociales (Martínez-Salgado, 2011)

Todas las madres aceptaron la realización de la entrevista a través de un consentimiento


informado donde se explicita el carácter voluntario del procedimiento, su confidencialidad y uso
exclusivo para esta investigación.

Tabla 1
Caracterización Sociodemográfica de Madres Entrevistadas

Nombre Edad Ocupación Estado Nombre Edad Orden


entrevistada civil hijo(a) familiar

A. 24 Técnica en Soltera B. 4 años Hijo único


años enfermería cesante

C. 37 Educadora de Casada D. 4 años Hija menor


años Párvulo
E. 22 Cesante (Congeló Casada F. 3 años y Hija menor
años trabajo social) medio

G. 25 Psicopedagoga Soltera H. 4 años Hijo único


años cesante

I. 31 Dueña de casa En J. 1 año 3 Hijo único


años pareja meses
Elaboración propia.

Procedimiento

Las madres fueron entrevistadas a través de una plataforma de videollamada; luego de


presentarles el consentimiento informado y comenzar la grabación, se aplicó un cuestionario
sociodemográfico en donde se recolectaba: nombre y edad de la entrevistada, ocupación, estado civil.
Nombre y edad del hijo(a)/niño(a) a su cuidado; si es su hijo(a) en qué orden de nacimiento se ubica o
si hay otros(as) niños(as) a su cuidado (Ver Tabla 1)

Después, se realizó una fase social intermedia que permitiera a la entrevistada dar a
conocer aspectos cotidianos que dieran paso a los elementos narrativos. Así, se daría paso a la
entrevista, que tuvo una duración aproximada de 30 a 50 minutos.

Análisis

Para esta investigación se utilizó el análisis de contenido, que refiere a una técnica para leer
e interpretar textos de forma sistemática y replicable (Ruiz, 2012), a través de la cual se accedería a
las temáticas centrales de lo narrado.
Para ello, se siguieron los pasos indicados por Katayama (2014) donde, en primer lugar, se
realizó una lectura de todas las transcripciones de entrevistas, registrando las temáticas principales
encontradas. Posteriormente, mediante el software ATLAS TI versión 7.5.4, se codificaron las
respuestas en categorías apriorísticas creadas con la literatura inicial y categorías emergentes que se
pudieron identificar a medida surgían en la lectura. Más adelante, se realizó una nueva lectura con
las categorías apriorísticas y emergentes, para reagruparlas hasta que las familias de categorías
fueran claramente distinguibles. Luego de constantes revisiones, con el mismo software se creó un
mapa con los códigos y sus respectivas citas que permitiera ordenar los resultados encontrados.

RESULTADOS

Creencias acerca del uso del dispositivo


El principal tema explorado en el discurso es sobre las creencias de madres asociadas al uso
de dispositivos tecnológicos móviles; al iniciar la entrevista se les consulta sobre el cual sus hijos/as
tienen acceso de forma frecuente siendo en estos casos el celular.

Uso educativo.

Las madres entrevistadas mencionan como un uso importante el destinar el dispositivo a


videos, aplicaciones, juegos, entre otros, para aprender contenidos acordes a su edad; estas manifiestan
que sus hijos/as han aprendido cosas como colores, vocales, números e incluso idiomas extranjeros. Al
consultar sobre la mejor forma de usar el dispositivo, se aprecia:

“Para… para que ellos vean videos de educación. Por ser ahora mismo en esta pandemia ya que
ellos no pueden tener clases, para que se aprendan los números, las vocales, y todo ese tema.
Los animales y todo eso.” -A. 24 años. Madre de un niño de 4 años.

Algunas de las madres mencionaron que sus hijos/as se familiarizan a temprana edad con
idiomas extranjeros; en el siguiente fragmento se relata la utilización de aplicaciones específicas para
motivar el aprendizaje del idioma inglés a través de juegos y videos:

“Para motivarlos a aprender cosas o pintar o que aprendan palabras porque yo al J le había
bajado una cuestión en inglés que como le gustan los monos en inglés le bajé Lingokids y tenían
canciones en inglés que a él le encantaban y lo motivaban a hacer letras primero y después podía
ver videos entonces como que tratar de motivarlos para aprender algo” -I. 31 años. Madre un
niño de 1 año.

Adicionalmente, se evidencia que este uso educativo no siempre es intencionado, sino que es algo que
puede darse incluso de forma espontánea

“Les estimula por ejemplo el habla, la F. habla mucho y todas esas cosas en realidad yo creo
que las aprendió del celular, de los videos.” -E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.

Al mismo tiempo, señalan la gratificación asociada al uso educativo de celulares, lo cual podría
favorecer la continuidad de la práctica.

“Pero no es tan malo igual en todo caso, igual ellas aprenden muchas cosas en el celular aprende
como dije nuevas palabras entonces uno como que se asombra cuando es mamá y está toda
chocha entonces es como uhh mira, mi hija aprendió esta nueva palabra y entonces igual tiene
como su lado lindo” -E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.

“Creo que sí, es muy positivo dentro de todo. Eh no sé, que es por ejemplo para, que aprendan
los colores o letras a través del celular, porque ves un canal de YouTube en donde cantan, y te
enseñan eso bacán” -G. 25 años. Madre de un niño de 4 años.

De esta forma, se asociaría sus expresiones de sorpresa como consecuencia positiva el uso del
dispositivo como un recurso favorecedor del aprendizaje.

Recurso Auxiliar

Dentro de todas las entrevistas surge ver el celular como un aparato que ayuda en lo cotidiano,
al permitir realizar otras actividades no necesariamente ligadas a la crianza, como labores del hogar
o el apoyo que ha prestado durante el contexto de pandemia. Esto es posible ya que el uso del
dispositivo estaría centrado en entretener al niño(a) y, si bien a veces señalan que no corresponde
utilizarlo de un modo que suponga dejarlo sin supervisión, si ayuda bastante en la tarea de mantenerlo
ocupado/a, tranquilo/a o quieto/a.

Al consultar por el inicio de la interacción de sus hijos(as) con el dispositivo, todas las madres
relatan que se comenzó a usar como forma de entretención, utilizando material audiovisual como
caricaturas o videos de música.

“Bueno ahí, él todavía no sabía jugar. Era para ver videos, veía monitos por el teléfono, pero
solo eso” -A

“Creo que desde que podía tomar el teléfono, como a los 6 meses o 7 meses ya veía sus, La Granja
y las cositas y le gustaban, bueno nosotros le poníamos videos de la tele y cantaba las canciones”
-C

“Cuando lo comenzó a usar fue más que todo cuando le colocaba las canciones… canciones de
infantiles y con ella en un lado nos poníamos a cantar y ella quería ver el vídeo” -E

“Mi prima le pasaba el celular para entretenerlo” -G


“Antes cuando era más chico si tenía un celular para el que era para ponerle los monitos para
que escuchara la música porque se calmaba escuchando la música onda le encantaba La Granja
Zenón” -I

De esta manera, el uso del dispositivo se podría equiparar de la misma forma que un juguete,
donde su función sería entretener.
En efecto, en los siguientes fragmentos se presenta el uso del celular como un recurso que
permite mantener al niño o niña en una actividad paralela a la que la madre u otros/as cuidadores/as
estén realizando, como un espacio personal.

“Entrevistador: ¿Has conversado con otros padres, madres o cuidadores sobre su experiencia
de crianza con el celular?
-Si. Sacan de apuros, pueden mantener a un niño quieto, bueno para otras personas sí, yo creo
que la finalidad es mantener a un niño quieto. Si.” -A. 24 años. Madre de un niño de 4 años.

“Es que todos lo usan de salvavidas los celulares para que el niño se calme po” -I. 31 años.
Madre de un niño de 1 año.

“Después ya por ejemplo el papá quería ocupar la tele y la F. quería ver sus monos el papá le
pasaba el teléfono y le ponía sus monitos en el teléfono y así poder ver tele tranquilo. (...) pero
cuando alguien quiere usar la tele si le pasamos como para que se divierta digamos, ahí es como
y ella se pone en el sillón se acuesta y ve monitos con las patitas pa' rriba” -E. 22 años Madre
de una niña de 3 años.

Por otro lado, en el siguiente fragmento se evidencia el uso del celular para mantener al hijo(a)
tranquilo(a) y de esta forma realizar labores del hogar. Ante la pregunta específica de qué es lo que se
hace mientras sus hijos están con el celular, responden:

“Hmm… por lo general estoy viendo tele… o estoy haciendo otras cosas en verdad, no sé,
almuerzo… haciendo aseo, haciendo otra cosa. Como que lo dejo ahí en su espacio… para que
esté tranquilo viendo el celular” -G. 25 años. Madre de un niño de 4 años.

“Bueno muchas veces hago mis cosas, hago el aseo, la comida” -A. 24 años. Madre un niño de 4
años.
Del mismo modo, se da cuenta que el contexto pandemia propicia una necesidad de autocuidado
en la que los dispositivos prestan un apoyo adicional a lo anteriormente mencionado.

“Nos ayuda a los papás a tener un rato de libre por así decir y en esta pandemia igual (...) el
caso es que en la pandemia especialmente ha ayudado mucho a que los niños se distraigan
porque no sé qué hubiera hecho sin teléfono, sin tele y encerrada todo el día en la casa, creo que
me hubiera vuelto loca (...) igual nos ayuda a, a tener un rato libre” E. 22 años. Madre de una
niña de 3 años.

A partir de estas narraciones, se puede desprender que el uso de celulares en la crianza podría
funcionar como práctica auxiliar para apoyar la sobrecarga que en ocasiones experimentan las madres,
en consideración de las múltiples tareas a las cuales deben responder en su cotidianidad.

Creencias sobre regulación de uso del dispositivo

En las siguientes citas, algunas madres hacen ver que el uso del dispositivo es una decisión no
solo voluntaria e incluso útil en sus procesos, sino que también se desprende la idea que hacerlo es
algo que ocurriría de todas formas en algún momento del desarrollo/la crianza.

“Pero como que tengo dos visiones… o lo hago a favor, o entonces se me viene en contra… como
eso.
Entrevistador: ¿Cómo eso?
Como usar la tecnología, pero a mi favor.” -G. 25 años. Madre de un niño de 4 años.

“De repente me da terror porque no sé qué hueá puede buscar pero por otro lado así es lo que
viene ahora po, no podí tampoco negarle que aprenda a usar cosas sería como ilógico si tu lo
usai no le vai a decir “oye no lo aprendai a usar” claro cuando uno no tiene el niño dice “ay yo
no sé cómo le pasan el celular” pero al final uno le termina pasando el celular igual a un niño
(risa) cuando los tení es como, él lo va a tomar igual, entonces no tení na que hacer que enseñarle
a cómo hacer.” -I. 31 años. Madre de un niño de 1 año.

“Cuando estén más grandes igual va a ser como un desafío por ejemplo cuando se haga Facebook
porque creo que voy a ser de las mamás esas “tú tienes Facebook pero yo te lo voy a revisar
siempre” entonces ese igual yo creo que va a ser un desafío grande porque ellos quieren tener su
privacidad.” E. 22 años. Madre de una niña de tres años.
“Yo creo que se está siendo parte de una rutina el teléfono en los niños, porque en los colegios le
exigen Tablet, computadores. Y esto ya en un futuro no, va a ser algo normal, y ya el niño
saliendo ahí sabiendo hacer cualquier cosa y ya va a tener un teléfono” -A. 24 años. Madre de
un niño de 4 años.

En las entrevistas, se hace hincapié acerca de cómo debería regularse idóneamente el


dispositivo tecnológico móvil. En las siguientes citas podemos ver las ideas asociadas al uso adecuado
del celular.

“O sea más que nada el colocar horarios, y límites de tiempo en el uso del teléfono”. G. 25 años.
Madre de un niño de 4 años.

“Yo creo que el desafío es cómo enseñarles que sean precavidos, enseñarle que hay cosas que no
son para ellos independiente de la edad si están más grandes igual deben tener, entonces igual
enseñándoles de chiquititos que deben cuidarse”. -E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.

“Pero por el tema que te explicaba yo que no se, YouTube igual quiero que tenga…
límite, poder bloquear yo cosas... contenido que no quiero que el vea eh… claro que se haga
como cargo de su Tablet que se yo, pero como que todavía estoy ahí, entre que le compró la Tablet
y no le compro la Tablet” -G. 25 años. Madre de un niño de 4 años.

En el siguiente fragmento se observa la creencia de regulación en base a los avances


tecnológicos, a través de la supervisión y educación del niño/a.

“Lo ideal es que no lo use, pero como le digo, es difícil hoy en día, que estamos en un proceso de
lo que se está viviendo, ahorita que todo es tecnológico. Entonces es enseñarle, yo creo que
también la comunicación va ahí a la par, o sea, que tú estés supervisando a tu hijo, si es posible
si estás al lado de él y tienes el tiempo para sentarte con él y ver algo que comparten los dos, yo
creo que es la única manera de que… de que pueda, que se pueda utilizar” -C. 37 años. Madre
de una niña de 4 años.

Ante esto, se decide revisar todas aquellas ideas que dan soporte a esta necesidad de regular
el uso del dispositivo, considerando sus inconvenientes y preocupaciones

Inconvenientes y preocupaciones del uso del dispositivo


En primera instancia, se pueden ver las impresiones que dejan en las madres el uso a veces
llamado “habitual” y hasta “adictivo” del dispositivo, lo cual suele percibirse como preocupante.

“Se le hizo como un hábito tomar desayuno viendo monitos, cenar viendo monitos y así (...) es
que es adictivo encuentro yo, no sé si será adictivo el celular o los monitos que ven pero si se
vuelven como muy como que si no tienen el celular y lo quieren, hacen berrinches y esas cosas
además que se vuelve como costumbre ya, que se acostumbren mucho y después no salen a jugar,
quieren estar solamente con el celular y esas cosas así” -E. 22 años. Madre de una niña de 3
años.

“Que se ponen adictos, es una gran desventaja porque se ponen adictos después al cabro chico
si no le pasai el celular no se calma, como te dije denante yo lo vi en una niña entonces era como
‘por favor que el J no llegue a eso’ entonces tratamos de que el J no llegue a eso.” -I. 31 años.
Madre de un niño de 1 año.

“Y ahora estoy con un tema porque me descarga el Free Fire. Es un juego que lo tiene pero
totalmente, a ver cómo es la palabra… esta como viciado con ese juego” A. 24 años. Madre de
un niño de 4 años.

En esta misma línea, los relatos frecuentemente dan cuenta de una preocupación de las madres
respecto a lo inseguro que puede resultar la navegación en internet al considerar la interacción con
personas desconocidas que puedan representar un riesgo para la integridad del niño(a).

“El desafío más grande es que cuando llega a cierta edad tu no sabí quién está detrás de la
pantalla si es que habla con alguien entonces tení que andar siempre atenta con eso y está el
miedo de que no vaya a faltar el hueón pervertido que, que le hable”. -I. 31 años. Madre de un
niño de 1 año.

“Descubriendo ellos se encuentran con personas que, personas malas. Siempre he dicho eso, y
las desventajas que ellos sepan mucho, es que se meten a otro mundo. Y ahí está el temor de uno
como papá, porque uno no sabe… porque ahí entra el Free Fire que uno no sabe con quién él
juega” -A. 24 años. Madre de un niño de 4 años.

“Pero yo me preocupo mucho en eso, es que han pasado tantas cosas así como que se juntó con
alguien porque le habló por internet y desapareció o de repente hay cerdos que les envían fotos
de sus partes íntimas” -E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.
Lo anteriormente mencionado tiene como fin mostrar que las creencias respecto al dispositivo
desembocarían en prácticas que serían consecuentes a resolver los conflictos, pero que a veces podrían
no ser suficientes.

Prácticas de regulación del uso

De las entrevistas se desprenden una serie de prácticas alrededor de las experiencias en torno
al dispositivo, las cuales estarían enfocadas en supervisar o limitar el uso por parte del niño o niña a
su cargo.

Prácticas orientadas a supervisar

Las siguientes citas muestran prácticas de algunas de las entrevistadas en las cuales el uso
del dispositivo estaría regulado a través del acompañamiento.

“No estoy encima, pero si me interesa lo que está viendo” -G. 25 años. Madre de un niño de 4
años.

“Siempre que está con el celular estoy al lado de él“ -I. 31 años. Madre de un niño de 1 año.

“Pero estoy al pendiente de lo que está ella viendo, cuando ya está con el celular“ -C. 37 años.
Madre de una niña de 4 años.

Prácticas orientadas a los límites

En los siguientes fragmentos, las madres relatan que se enfocan en demarcar límites
conductuales en cuanto al uso del dispositivo; algunas veces restrictivamente y otras de forma directa
con mandatos u órdenes.

“Porque se lo tengo… le tengo restringido: no tomar el celular a cada rato, ni como ella lo quiera,
sino que tiene que ser como le digo, ella prácticamente al día pasa con muchas actividades“ -C.
37 años. Madre de una niña de 4 años.

“Igual como que le hablo más golpeado así ‘pásame el teléfono’ entonces cuando le digo eso me
dice ‘ay ya mamá, si es broma’” -E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.
“Otras veces bueno me siento con él a ver lo que él ve, y trato ahí yo de.... ya que está jugando
Free Fire, yo le elimino ese juego. Se lo elimino porque claro ocupan pistolas y todas esas cosas.”
-A. 24 años. Madre de un niño de 4 años.

No obstante, algunos relatos nos muestran como las madres perciben que estos límites no
siempre son efectivos al no obtener la respuesta esperada del niño/a.

“Yo no las dejo tener cuenta eso sí, son muy chiquititas, entonces en el celular no tiene cuenta,
pero ella si puede ver los videos, pero no puede subir ni nada de eso (...) siempre ven cosas que
no deberían, bueno no son malas pero son como que de repente uno dice ¿de dónde sacó eso?” -
E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.

“Siempre. No, siempre. ‘mira si yo te presto el teléfono, es para que tu veas números, las vocales,
te aprendas los colores’ trato de decirle eso, pero, son como palabras que se las lleva el viento.
(...) y él me muestra a qué juega, a otros juegos como el Mario Bros, eh, Sonic. Y esos son los
juegos que él me muestra, pero cuando yo no veo el descarga esos juegos de guerra y todo“ -A.
24 años. Madre de un niño de 4 años.

Prácticas no reguladas por las madres

Las siguientes citas tratan sobre como a veces el uso del dispositivo no se origina en conductas
de las madres, sino más bien por prácticas de terceros/as que quedan al cuidado de los y las niños/as.

“Este teléfono que ocupa es mío, donde sus padrinos, muchas veces, cuando salgo yo lo dejo
allá… y allá le regalaron un teléfono. Pero solamente para que lo utilice allá” -A. 24 años. Madre
de un niño de 4 años.

“Una prima venía a cuidar al F. cuando era muy chiquitito y estaba todavía estudiando… y
ahí la Q. le pasaba el celular para que viera monitos” -E. 22 años. Madre de una niña de 3 años.

“Por ejemplo mi suegra pa’ que coma el J. le pone el celular pero monitos, nada más.“ -I. 31
años. Madre de un niño de 1 año.

DISCUSIÓN
Los relatos que surgen de esta investigación respecto a las situaciones en las cuales se utiliza
el celular en la crianza, permiten dar cuenta de dos formas frecuentes de uso: una dedicada a la
educación del niño(a) y otra, donde la interacción con el dispositivo se enmarca como una práctica de
entretención.

Respecto a la función educadora de la crianza que se desprende de sus relatos, existe una
creencia general que considera al dispositivo tecnológico como facilitador de esta labor; por esto las
madres orientan sus prácticas al uso de aplicaciones educativas o videos que complementarían el
aprendizaje de sus hijos(as). Lo anterior es consistente con una cultura que, por medio de las
instituciones, posiciona los recursos digitales como instrumentos de apoyo educativo. En el caso de
Chile, el programa Enlaces aparece como precursor buscando aportar “a la calidad integral de la
educación y apoyar los aprendizajes de los estudiantes que asisten a establecimientos públicos” (Centro
de Educación y Tecnología del Ministerio de Educación [Enlaces], 2015). El hecho de que los colegios
integren dispositivos tecnológicos para el aprendizaje volvería esperable la consideración de las madres
a que el uso ideal en esta edad sea de tipo educativo.

El aprendizaje que las madres buscan en sus hijos(as) es variado y, como señalan, espontáneo.
Sería principalmente relacionado con el vocabulario, indicando desde conceptos básicos como animales
y colores, hasta otros idiomas. Sus expresiones de sorpresa y alegría al relatar los aprendizajes
sugieren la continuidad de la práctica, dado que estos resultados serían atribuidos al dispositivo. No
obstante, la literatura al respecto señala que el aprendizaje concreto relacionado con medios digitales
en edades tempranas no es diferente a uno realizado con medios tradicionales y, puesto que es un
recurso que requiere mantener la atención fija y solo movimiento de los dedos, este puede ser una
limitante a otros procesos propios de la etapa evolutiva como lo es la autorregulación o habilidades
sociales; dado que estas requieren de su interacción con el ambiente, pares y cuidadores en entornos
libres o poco estructurados (DeLoache et al., 2010; Radesky et al., 2015).

Por otro lado, el principal uso del dispositivo por el cual se inició la práctica es el de entretener
al infante, siendo homólogo a un juguete. Luego se continuaría utilizando de dos formas: una ideal,
que corresponde al de educar; y una cotidiana, que sería mantener al niño o niña ocupado(a) para así
poder realizar una actividad paralela (por ejemplo, labores domésticas).

Teniendo en cuenta este hecho, se desprende la problemática de los roles en los cuales se
inserta la crianza, por ende, se hace necesario visibilizar que en la presente investigación la
convocatoria a participar fue abierta a cuidadores incluyendo hombres y mujeres; no obstante, solo
participaron mujeres. Esto último se puede contrastar con el estudio longitudinal Empleo-Covid19
(Bravo et al., 2020) en donde, ante la consigna “El lugar más adecuado para la mujer es su casa con su
familia”, tanto en los hogares donde se estaba de acuerdo como en desacuerdo había una brecha de
trabajo doméstico donde las mujeres realizaban a lo menos 8 horas más a la semana que los hombres.
Situación similar ocurre con el cuidado de niños y niñas menores de 14 años donde la brecha también
estaba inclinada hacia las mujeres, realizando un mínimo de 10 horas semanales más que los hombres
en ambos casos. En nuestra investigación, las entrevistadas registran una carga de trabajo en el hogar
correspondiente al aseo de la casa, cocinar y la crianza de niños(as). Si bien los roles de hombre
proveedor y mujer cuidadora se encuentran menos fijos y más sujetos a diálogo, aún no se produce un
cambio radical de estos; ya que las mujeres continúan siendo quienes negocian la crianza y deben
adecuar sus decisiones a los tiempos derivados de estos roles en la sociedad (Gómez-Urrutia & Herrera,
2019). Ante esto, no es sorpresivo que el dispositivo tecnológico sea visto como un “salvavidas” y como
un gran soporte para darles estos espacios tanto de trabajo no remunerado como de distracción, dado
que la crianza de niños y niñas requiere de una carga horaria importante en su día a día.

Por lo mismo, frente a la pandemia las madres reportan que la labor de crianza, sin este apoyo,
hubiera sido hasta insoportable. Esto sería consistente con estudios realizados durante este periodo,
los cuales señalan que las mujeres reportan un deterioro en su salud mental, siendo la sintomatología
ansiosa y depresiva aquella que ha aumentado en mayor número que en los hombres; dichas
estadísticas son similares al comparar los reportes por parte de madres con los de padres (Martínez-
Taboas, 2020; Qiu et al., 2020). Bajo este contexto, las madres entrevistadas comentan buscar un
tiempo libre para sí mismas, otorgado por el uso del dispositivo, lo cual lo significa también como una
herramienta de apoyo en el autocuidado, si se considera que el tiempo de ocio es un factor protector
importante contra el estrés, ya que las actividades recreativas contribuyen a un mejor estado de ánimo
(Goodman et al., 2017)

De esta manera, sus creencias al respecto denotan, en algunos casos de forma explícita, que el
dispositivo funcionaría en beneficio de quienes crían; con una función subyacente de tipo educativa
que también beneficiaría a los niños y niñas.

No obstante, estos usos se acompañan de múltiples desafíos para las madres, que en búsqueda
de una regulación que favorezca y minimice el riesgo para sus hijos(as) de navegar en la red,
frecuentemente encuentran que sus prácticas para normar el uso del dispositivo como la supervisión,
el establecimiento de límites o el retiro directo del celular y su consecuente restricción, no siempre
resultan. Carrasco et al. (2017) mencionan que estos mecanismos no suelen ser efectivos porque son
externos al dispositivo, y no aprovechan de potenciar las conductas deseadas a través de la misma
tecnología.

En ese sentido, los resultados de nuestro estudio podrían dejar en evidencia una brecha digital
entre madres e hijos que sería incidente en los procesos que se dan en la crianza y mediación en el uso
de dispositivos, ya que la diferencia en habilidades causada por la poca alfabetización digital de los(as)
adultos(as) puede tener efectos en la forma en que sus hijos(as) perciben a sus cuidadores como figuras
de autoridad, ya que se presentarían con menos competencias al respecto (Durán & Durán, 2016).

Esta forma de regulación, según lo que expresan las madres, estaría guiada por sus miedos y
preocupaciones. Uno de ellos consiste en lo que ellas declaran como un uso “adictivo” para sus hijos(as),
mientras que otro tendría que ver con el contenido; más precisamente, las personas desconocidas con
quienes puedan interactuar en la red.

La primera preocupación se asocia al uso excesivo del dispositivo móvil, desde sus propias
experiencias como también de otras familias cercanas donde han presenciado esta conducta. Utilizan
términos como “viciado” o “pegado” y temen por las consecuencias que podría tener en su
comportamiento, indicando que sin el celular estos no se calman o les dificulta realizar actividades que
no lo incluyan, como comer o jugar en el exterior. Es importante mencionar que “adicción” es un
término que las madres pueden utilizar para estas conductas, pero, en cuanto a lo que la literatura
refiere, corresponde a algo de distinta gravedad. La adicción comportamental se refiere a una conducta
en la que se pierde el control, trayendo consecuencias adversas a todas las esferas de la vida (Matalí
et al., 2015). Si bien las madres refieren que el hábito puede resultar en dificultad para retirar el
dispositivo, ninguna hizo referencia a conflictos de gravedad que no sean propios de la edad. Kardefelt-
Winther et al. (2017) consideran que las investigaciones de adicción comportamental carecen de un
marco teórico fijo y, por tanto, han abierto el término hasta un punto en que se arriesga a patologizar
conductas comunes; sugiriendo explorar otros problemas conductuales antes de declarar “adicción”. Es
importante tener en cuenta que durante este periodo los(as) niños(as) deben desarrollar la
autorregulación y habilidades sociales que solo pueden lograrse con otras personas y explorando
(Radesky et al., 2015), por lo que el declararlo adicción sería parte de una preocupación que, si bien
legítima, tiene que ver con una limitación propia de la práctica de usar un dispositivo tecnológico en
esta edad.

La segunda preocupación corresponde al contacto que pudieran establecer sus hijos(as) con
personas desconocidas y que podrían desencadenar situaciones que se categorizan como ciberacoso y
grooming. Esta creencia no surge desde el vacío: en un estudio realizado a estudiantes en Chile
respecto a estas problemáticas, el grooming, entendiéndose como engaño online por parte de un
adulto(a) a menores de edad, corresponde al indicador de riesgo más alto seguido por el ciberbullying,
tipo de acoso realizado por pares a través de internet (Cerón et al., 2018), por lo que sus preocupaciones
serian coherentes con un peligro real.

En una investigación realizada por Serantes et al. (2018), al situar a madres y padres en el
supuesto de que sus hijos(as) estuviesen siendo acosados(as) por un adulto(a), la mayoría respondió
que utilizaría la mediación restrictiva, consistente en imponer normas para controlar el uso de
internet; contrario a lo recomendado para enfrentar este escenario, puesto que puede resultar en
conductas de oposición que les dejen más vulnerables todavía. Quienes poseían conocimiento sobre el
grooming no utilizaban este tipo de restricción, sino uno centrado en el involucramiento parental en la
seguridad del internet, orientado a otorgarles herramientas que les permitan entender y actuar en
dichas situaciones (Serantes et al., 2018). Esto vislumbraría la necesidad de educar a madres y padres
que, como mencionan los autores anteriores, producto de una carente alfabetización digital con la cual
crían utilizarían prácticas de regulación que no resulten efectivas.

La última creencia que las madres mencionan, es la de la inevitabilidad del uso de los
dispositivos, la que es transversal a las anteriores consideraciones y estaría compuesta por las
influencias externas al núcleo familiar. Estas influencias externas corresponden a ocasiones donde las
madres dejan a sus hijos(as) bajo la tutela de terceros(as), que en ocasiones implementarían tabletas
o celulares bajo pautas de crianza que no serían necesariamente idénticas a las de las madres, lo que
afectaría en la forma que tienen los niños de relacionarse con los dispositivos móviles. Esto sucedería
dado que, así como ha crecido el acceso a celulares por hogar, también se ha empezado a normar en
instituciones educativas y puestos de trabajo, por lo que la tecnología permearía de todas formas en la
cotidianidad haciendo difícil separarlo de los sistemas familiares. Al respecto, Carrasco et al. (2017)
mencionan que estos cambios podrían afectar su funcionamiento, debido a que se producen
transformaciones en las dinámicas de convivencia en el hogar; esto producto de las alteraciones en
relaciones de poder entre hijos(as) y cuidadores vinculadas a las exigencias sociales de usar
tecnologías, como pedir celulares en vez de juguetes; que en ocasiones podría conducir a los(as)
niños(as) a asumir perspectivas y valores distintos de los que se entregan en el núcleo familiar.

En relación con las limitaciones de este artículo se encuentra que la muestra fue solo de
madres; por lo que no se recogió la perspectiva de padres en este proceso. Realizar investigaciones que
recojan la perspectiva de hombres o padres ante esta temática podrían generar una visión más holística
que permita entender los niveles a intervenir y conocer también su implicancia en el proceso de
crianza. Además, no se consideraron aspectos económicos o etarios de las entrevistadas para su
análisis, factores que podrían incidir en sus perspectivas y dinámicas de uso, por lo que a futuro se
podrían realizar investigaciones mixtas que puedan utilizar más datos de caracterización que
permitan hacer comparaciones a los distintos tramos que se encuentren. Por último, una limitación
fue la realización de entrevistas a través de videollamada, algo que pudo afectar en el vínculo
establecido con las participantes.

En cuanto a proyecciones para el estudio, realizar investigaciones longitudinales podrían


aportar en conocer el cambio o variación de las creencias en conjunto con la etapa evolutiva del niño o
niña, así como este se da en función del contexto tecnológico preponderante.
En conclusión, las madres entrevistadas nos dan a entender que el uso de dispositivos
tecnológicos como celulares tendría beneficios para quienes crían, por sobre todo a las mujeres que
viven en una sociedad donde todavía se les relega la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado
de niños(as). Este también, según las participantes, apoyaría en la función educativa, pero sería una
herramienta cuyas ventajas estarían presentes al unísono con sus desventajas, correspondiente a la
dificultad de retirar el dispositivo una vez iniciada la práctica en una edad tan temprana, donde los(as)
niños(as) se encuentran desarrollando la autorregulación. Más aún, cuando hablamos de madres que
no se consideran expertas en conocimientos respecto al mundo digital, la preocupación anterior;
sumada a los miedos a acosadores en internet, estaría convergiendo constantemente con prácticas que
no se consideran eficientes y que deberían ser atingentes a lo que ellas mismas ven como lo inevitable
de la introducción de la tecnología en las esferas familiares. Se hace necesario reforzar la educación
respecto a las tecnologías, permitiendo apoyar en mejores prácticas de regulación que sean pertinentes
a los casos y etapas evolutivas correspondientes, además de avanzar en la distribución de roles como
los de la crianza en los grupos familiares.
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