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TEMA 19
Historia:
Época romana: formalismo muy marcado, no hay ninguna institución que se asemeje a la
idea actual de contrato:
Stipulatio: no se puede otorgar eficacia obligatoria a los actos que no reunían las
rígidas reglas o la certeza de la entrega de una cosa
Figuras contractuales: pueden ser verbales, reales, literales o consensuales, pero
tienen rígidos presupuestos formales de eficacia que impedían su generalización y su
tratamiento como categoría
Contratos innominados de la época justinianea: tampoco se asemejan
Época del ius commune y los canonistas
Influencia de la Iglesia católica: Principio de buena fe y el principio de respeto a la
palabra dada (pacta sun servanda)
También aparece el principio solus consensus obligat: los contratos se forman por el
simple consentimiento de las partes y los modos para para su exteriorización son libres.
Se consolida la jurisdicción mercantil en la cual el consentimiento mutuo constituye la
esencia del contrato
Edad moderna
Se acentúa la consideración de la voluntad individual (y, por tanto, del
consentimiento de ambas partes contratantes) como base del contrato.
Escuela de Derecho natural: reclama la propia posición del ser humano y la
importancia de la voluntad individual como criterio decisivo en las más diversas
facetas de la actividad humana.
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-Consentimiento CONSENSUALES
1. Elemento determinante en el
-Entrega de la cosa REALES
proceso formativo
-Liberalidad o
GRATUITOS
altruismo
2. Finalidad perseguida
-Intercambio
económico recíproco y ONEROSOS
equivalente
-Sí TÍPICOS
3. Regulación del tipo
contractual por el Dcho. Positivo
-No ATÍPICOS
-Único INSTANTÁNEOS
-Continuado no
4. Momento o período DURADEROS
periódico
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EXAMEN:
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2.2. L A REFORMA DEL ARTÍCULO 1.263 POR LA L EY ORGÁNICA DE PROTECCIÓN DEL MENOR
La Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor, ha introducido una importante
reforma en el tratamiento dispensado por el Código a la capacidad de contratar.
Una de las reformas más polémicas, por suponer un desajuste gramatical, es la del
1.263.2, que ahora dispone “no pueden prestar consentimiento... 2º) Los incapacitados...”.
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2.4. EL AUTOCONTRATO
El término autocontrato pretende englobar todos aquellos supuestos en los que una sola
persona asume las posiciones contractuales contrapuestas, por contar con poderes
representativos de otra persona, sea natural o jurídica, o bien por tener capacidad decisoria
sobre dos patrimonios separados. El concepto es controvertido y no toda la doctrina lo
admite, ya que no existen dos partes, sino una sola.
En el Derecho español no existe una regulación general de la figura del autocontrato. Sin
embargo sí existen algunos preceptos en los que se evidencia la prohibición de celebrar
actos jurídicos por los representantes cuando dicha celebración suponga conflicto de
intereses con sus respectivos representados:
Se prohíbe comprar, a tutores y mandatarios, bienes de sus representados.
Se exige que, cuando los progenitores de hijos no emancipados tengan intereses
contrapuestos a éstos, se nombre judicialmente un defensor de los intereses del menor.
La prohibición de ser tutores a quienes “tuvieren importantes conflictos de intereses con
el menor incapacitado…”.
El Código de Comercio expresa que ningún “comisionista (representante) comprará para
sí mismo o para otro lo que se le haya mandado vender, ni venderá lo que se le haya
encargado comprar sin licencia del comitente (representado)”.
Aunque sería razonable concluir que el autocontrato no es admisible en el Derecho
español y que debe ser considerado como anulable en los supuestos de representación
voluntaria y nulo de pleno derecho en las hipótesis de representación legal. Sin embargo la
jurisprudencia lo admite en los casos que no exista conflicto de intereses entre el que realiza
el autocontrato y el representado. Por ejemplo: Si un padre intenta venderse a sí mismo los
bienes de su hijo menor a un precio irrisorio no es admisible, pero si el padre regala una
finca a su hijo menor si es admisible. De este modo, la admisibilidad del autocontrato se
basaría en consideraciones de orden formal (conflicto de intereses). La STS 10 de Junio de
2015, considera jurídicamente ineficaz la autocontratación cuando se da realmente un
conflicto y una contradicción de intereses que haga imposible la actuación de una persona
que obra por sí misma y a la vez represente a otra (física o jurídica). El contrato realizado
en estos casos pierde licitud debido a su abuso del derecho, intentan de algún modo dañar y
perjudicar a otro (genera daño a un tercero).
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3.1. E N GENERAL
El Ordenamiento jurídico vela porque el consentimiento contractual se preste por los
contratantes de forma libre y consciente. Cuando el consentimiento (generalmente de una
de las partes) ha sido fruto del error, de la coacción o del engaño, el ordenamiento declara
viciado el contrato y permite que sea anulado por el contratante que ha sufrido tales
interferencias en la formación de su consentimiento o voluntad de contratar. Se llaman
vicios de la voluntad o vicios del consentimiento.
En tal sentido, dispone el art. 1265 CC que “será nulo el consentimiento prestado por
error, violencia, intimidación o dolo”.
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2.- Error sobre la persona con que se contrata. El error sobre la persona puede
tener eficacia invalidante en relación con todo tipo de contratos siempre que la
consideración de la otra parte contratante haya sido erróneamente valorada de forma
excusable y esencial. Aunque en la práctica se aplica de forma limitadísima, fuera de
los contratos intuitu personae.
3.- Error excusable. Aunque no lo describe el art. 1266 se requiere igualmente que
el error sea excusable. El contratante que incurre en yerro debe acreditar haber
ejercitado una diligencia normal en el conocimiento de los extremos propios del
objeto del contrato y que, pese a ello, no ha logrado superar la falsa representación
mental en que ha incurrido. Es decir, que el error no es imputable a quien lo padece y
que no pudo evitarse mediante el empleo de una regular diligencia.
4.- Debe existir un nexo de causalidad entre el error sufrido y la celebración
del contrato, de forma que dicho error es determinante. De no haber existido error,
no se habría celebrado el contrato.
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3.3. L A VIOLENCIA
Art. 1267.1 CC: “Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una
fuerza irresistible”. Tal fuerza irresistible se dará en todos los casos de violencia física
absoluta, en que la voluntad del contratante es sustituida por la del agente violentador. En
tales casos no es que la voluntad o el consentimiento del contratante se encuentren
“viciados”, sencillamente, no hay consentimiento.
3.4. L A INTIMIDACIÓN
A- Noción general y requisitos
La intimidación es otro de los “vicios de la voluntad” o deficiencia del consentimiento que
puede comportar la invalidez del contrato.
Según el art. 1267.2, consiste en “inspirar a uno de los contratantes el temor racional y
fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona y bienes, o en la persona o bienes
de su cónyuge, descendientes o ascendientes”. Se trata de una coacción moral:
1. La amenaza de que sea objeto una de las partes contratantes ha de ser de tal
naturaleza que “inspire un temor racional y fundado”. Entre el temor y el
consentimiento debe existir un nexo de causalidad.
2. La amenaza debe consistir en el anuncio de un mal inminente y grave, de tal forma
que influya en su ánimo induciéndole a emitir una declaración de voluntad no deseada
y contraria a sus intereses. El mal anunciado tiene que recaer directamente sobre la
persona, sobre los bienes del contratante o sobre sus familiares más cercanos y sus
bienes (cónyuge, descendientes o ascendientes), aunque puede resultar discutible que
dicho círculo de personas haya de ser asumido al pie de la letra: la amenaza podría
ser sobre un familiar que no pertenece a ese círculo tan restringido (sobre un
hermano, por ejemplo); es más, ni si quiera se habría de requerir un vínculo familiar
(sobrino huérfano que convive con él).
3. Aunque el CC no lo explicite, la amenaza intimidatoria ha de ser injusta y
extravagante al Derecho, ya que si la amenaza se reduce al posible ejercicio de un
derecho (ej: proceder a la ejecución hipotecaria) no se está llevando a cabo
intimidación alguna.
B- El temor reverencial
El último párrafo del art. 1267 CC contempla el denominado temor reverencial: “El temor
de desagradar a las personas a quienes se les debe sumisión y respeto no anulará el
contrato”.
El temor reverencial no es relevante para el Derecho en tanto no tenga naturaleza
intimidatoria; por tanto, el contrato celebrado será válido y eficaz. Por ejemplo, un
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dependiente presta su piso a su jefe para agradarlo, esto sería válido, si lo hace bajo
amenaza de despido sería invalido.
3.6. E L DOLO
A- Noción y requisitos
Actuar dolosamente o con dolo se refiere a cuando, malévola o maliciosamente, se actúan
para captar la voluntad del otro o para incumplir la obligación contraída (en el último caso
sería incumplimiento de obligación)
Refiriéndonos exclusivamente al dolo como vicio del consentimiento, éste consiste en
inducir a otro a celebrar un contrato que finalmente celebra y que, por tanto, incurre en
error. Lo que ocurre es que, como dicho error ha sido provocado por la otra parte, el
ordenamiento jurídico considera al dolo como un supuesto específico de vicio del
consentimiento.
El art. 1269 CC afirma que “hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de
parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no
hubiera hecho”. El art. 1270 CC completa la regulación del dolo como vicio del
consentimiento disponiendo que “para que el dolo produzca la nulidad de los contratos
deberá ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo
incidental sólo obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios”.
Por tanto, para que el dolo sea causa de anulabilidad del contrato se requiere:
1- El dolo debe ser GRAVE, con intención consciente y deliberada de engañar a la otra
parte. Las alabanzas de lo ofertado o dolo bueno no se considera como dolo
propiamente.
2- El dolo ha de inducir a la otra parte a celebrar el contrato. Debe ser un dolo
DETERMINANTE o causante, que si no hubiese existido la otra parte no hubiera
contratado.
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B- El dolo omisivo
Aunque la doctrina clásica excluía el dolo por omisión, el art. 1269 CC lo admite. Éste
habla de “palabras o maquinaciones insidiosas” para identificar a la conducta engañosa y tal
resultado puede lograrse mediante una conducta activa u omisiva. El dolo puede consistir en
conductas pasivas o reticentes que, resultando engañosas, induzcan a contratar a quien no
hubiera llegado a hacerlo de saber cuanto, consciente y deliberadamente, le oculta la otra
parte. El dolo omisivo atenta contra el principio de buena fe.
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Pero en los contratos onerosos la descripción legal no es suficiente para dilucidar qué
debe entenderse por causa del contrato. Por ejemplo, si la causa del arrendatario de una
vivienda es disfrutar del piso, y la causa del arrendador es cobrar mensualmente la renta,
¿cuál será la causa del arrendamiento? Atendiendo a cada caso concreto, se puede concluir
que la causa del contrato consiste en el intercambio de prestaciones subyacente en el
mismo. La causa del contrato se identifica con la función socioeconómica del tipo
contractual:
a) intercambio de cosa por precio en la compraventa.
b) intercambio de cosa por cosa en la permuta.
c) cesión temporal de vivienda a cambio de renta en el arrendamiento; etc.
5.4. LA CAUSA ILÍCITA DEL ART. 1275: LOS MOTIVOS ILÍCITOS Y LA CAUSA EN SENTIDO
SUBJETIVO
Sin embargo, según el artículo 1275, “los contratos sin causa, o con causa ilícita, no
producen efecto alguno. Es ilícita la causa cuando se opone a la ley o a la moral”. ¿Es lícito
vender un riñón pese a que la causa de la compraventa (intercambio de cosa por precio)?
La causa no puede entenderse sólo y exclusivamente como objetiva función
socioeconómica del tipo contractual utilizado por las partes, sino como algo más. El sentido
del artículo 1275 es permitir que, en su caso, la función socioeconómica del tipo contractual,
abstractamente considerada, no excluya de forma necesaria la valoración del fin práctico
perseguido por las partes. Con lo cual, el artículo 1275 está dando entrada, en determinados
casos, a que los motivos contrarios al ordenamiento puedan originar la ilicitud de la causa
concreta. Ejemplos de causa ilícita serían, la donación de un jamón al profesor en mayo,
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para poder aprobar en junio, el alquiler a un precio desorbitado de un local a una banda
terrorista para que lo utilicen como arsenal…
Tanto la doctrina como la jurisprudencia, aun partiendo del carácter objetivo y abstracto
de la causa, acaba defendiendo que los aspectos subjetivos de los contratantes cuando el fin
práctico perseguido por los mismos es contrario a las leyes o a la moral, provocan la
nulidad, por ser causa ilícita. Los contratos que presentan aspectos desviados del sentir
común acaban siendo declarados nulos de pleno derecho en atención a su causa ilícita.
EXAMEN:
Elementos esenciales y accidentales del contrato **
La capacidad contractual
El autocontrato **
El error como causa de anulabilidad del contrato
La intimidación ***
Violencia e intimidación como vicios del consentimiento
El dolo: concepto y requisitos **
Vicios de la voluntad: dolo
La libre formación del consentimiento y los vicios de la voluntad: el dolo
El objeto del contrato: requisitos *** La causa de contrato
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CAPITULO 3: LA FORMA DEL CONTRATO
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4.3. LOS CONTRATOS CONSENSUALES COMO REGLA Y EL PAPEL MARGINAL DE LOS CONTRATOS
REALES
La mayor parte de los contratos tienen carácter consensual: significa sencillamente que el
contrato se perfecciona por el mero consentimiento contractual, sin importar la forma.
Tienen carácter consensual en nuestro Derecho los contratos de compraventa, permuta,
arrendamientos, sociedad, mandato, seguro, fianza… y en general todos los contratos que
no sean calificables como formales de una parte o reales de otra.
Los contratos reales son aquellos en los que para su perfeccionamiento, además del mero
consentimiento, se requiere la entrega de una cosa:
Préstamos, tanto mutuo como comodato
Depósito
Prenda
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CAPITULO 4: LA FORMACIÓN DEL CONTRATO
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El art. 1.262 establece que “el consentimiento (contractual) se manifiesta por el concurso
de la oferta y de la aceptación…”: la propuesta contractual que realiza una persona
(oferente), al ser aceptada por la otra (aceptante), conlleva la celebración del contrato o su
“perfección”.
El significado de “tratos preliminares”, “oferta” y “aceptación” depende en gran medida
del tipo de contrato a realizar y de su particular naturaleza, así como de la trascendencia
económica de las prestaciones. También es determinante el hecho el que las partes
contratantes se encuentren presentes en el mismo lugar o, por el contrario, se trate de
personas distantes entre sí, o incluso estén ausentes, lo que añadiría mayores dificultades.
En cualquier caso es muy importante determinar el momento de la perfección del
contrato, pues a partir de ese momento la oferta dejará ser tal propiamente hablando o, si
se quiere, pasará a ser irrevocable y podrán las partes exigir el cumplimiento del contrato,
comenzarán a correr los plazos, etc.
La oferta contractual es una declaración de voluntad emitida con la intención de
celebrar un contrato y que, por tanto, tiene que contener todos los elementos necesarios
para que con la simple aceptación de la otra parte se pueda decir que el contrato ha
quedado perfecto, en el sentido de “perfeccionado”.
Hay que distinguir entre:
Oferta al público u oferta contractual: comerciante que tiene un objeto expuesto con
precio puesto, si el comprador dice que quiere comprarla el contrato se entiende
celebrado
Invitación a contratar: persona que pregunta en una compañía aseguradora entre las
distintas ofertas, requiere posteriores precisiones por parte del posible comprador.
La oferta contractual, aisladamente considerada y mientras sea tal, se caracteriza por ser
un acto unilateral y generalmente revocable. No obstante, por disposición legal, por la
propia declaración del oferente o por las circunstancias de hecho, existen numerosas ofertas
de carácter irrevocable, al menos durante un plazo temporal determinado (por ejemplo, la
Ley del Contrato del Seguro, establece que la proposición de seguro por el asegurador
vinculará al proponente durante un plazo de quince días).
La Ley sobre Comercio Minorista establece que “la oferta pública o la exposición de
artículos en establecimientos comerciales constituye a su titular en la obligación de proceder
a su venta a favor de los demandantes que cumplan las condiciones de adquisición”. Es
decir, se equiparan la “oferta propiamente dicha” con la “exposición de artículos” en
escaparates y vitrinas, salvo indicación en contrario: “quedan exceptuados (de la obligación
de vender del comerciante) los objetos sobre los que se advierta, expresamente, que no se
encuentran a la venta o que, claramente, formen parte de la instalación o decorado”.
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Que los contratos electrónicos, como cualesquiera otros, serán válidos “cuando
concurran consentimiento y demás requisitos necesarios para su validez”.
Que tales contratos se regirán por lo dispuesto en la Ley especial y en… los
Códigos Civil y de Comercio.
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principio general de buena fe, para después provocar injustificadamente la ruptura de los
mismos. Esto dará lugar a la denominada “responsabilidad precontractual”, expresión que
algunos autores equiparan a la culpa in contrahendo (ineficacia o nulidad contractual a
consecuencia de circunstancias que eran conocidas para una de las partes contratantes, y se
referían a contratos celebrados pero viciados de nulidad), pese a no ser absolutamente
coincidentes.
La doctrina ha otorgado un significado propio a la calificación de la “responsabilidad
precontractual”, limitando su ámbito a la ruptura injustificada de tratos preliminares, esto
es, con anterioridad a la perfección del contrato. En particular, se subraya que cuando la
negociación preliminar tiene por objeto dañar a una de las partes o a un tercero (que podría
celebrar el eventual contrato con aquella) ha de buscarse un mecanismo de exigencia de
responsabilidad, aunque no se encuentre formulado legislativamente de forma expresa.
Además de recurrir al principio general de buena fe, hay una cierta conformidad utilizar
también en esta situación el art. 1.902 CC que, como sabemos, constituye el soporte
fundamental de la “responsabilidad extracontractual”, reconvertida ahora en
“precontractual” debido al momento del contrato.
3.- EL PRECONTRATO
Es posible que las partes lleven a cabo la celebración de un contrato preparatorio de un
futuro contrato. Suele denominarse precontrato, promesa de contrato o contrato preliminar
Nuestro CC regula dos supuestos concretos de precontrato:
El art. 1.451, según el cual “la promesa de vender o comprar, habiendo
conformidad en la cosa y en el precio, dará derecho a los contratantes para
reclamar recíprocamente el cumplimiento del contrato”;
El art. 1.862, al disponer que “la promesa de constituir prenda o hipoteca sólo
produce acción personal entre los contratantes…”.
Además son muy frecuentes los contratos de opción de compra en la práctica actual, a
juicio de Lasarte, encuadrables en el art. 1.451.
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CAPITULO 5: EL CONTENIDO DEL CONTRATO
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Los contratantes están habilitados por el ordenamiento jurídico para establecer el "tipo" o
"modelo" de contrato que crean más favorable para sus intereses o más acorde con la
intención perseguida. Del 1.255 cabe deducir dos consecuencias:
En los contratos regulados por la legislación (derecho positivo) los particulares
pueden introducir las modificaciones que consideren adecuadas
Pueden establecerse contratos atípicos (no regulados o tipificados), mientras no sean
contrarios a las normas imperativas.
Al hablar en el 1.255 de "pactos, cláusulas y condiciones" del contrato, se presupone que
el contrato es el acuerdo básico y que pactos, cláusulas y condiciones están subordinados al
mismo. Lo más acertado sería dar a esos tres términos el mismo significado, convenio,
estipulaciones concretas de los detalles. El término cláusula recoge la tradición de llamar
cláusula a las estipulaciones numeradas en los contratos escritos. El término condición
usado en el art. 1255 no tiene significado técnico, no se refiere a sucesos futuros e inciertos,
sino que se utiliza en sentido figurado
Sobre las normas dispositivas (éstas sí muy abundantes) las partes pueden sustituir el
mandato de dichas normas (las pueden “derogar”), por un pacto o regla de carácter
autónomo. Pero si las partes no proceden a tal sustitución, el mandato normativo de las
reglas dispositivas pasa a formar parte del contenido contractual.
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ELEMENTO EFECTOS
CONDICIÓN Accidental Eficacia retroactiva
Presupuesto legal y Por principio no tendrá eficacia
CONDITIO IURIS
necesario retroactiva
3.1. P LANTEAMIENTO
El término es el momento temporal en que:
a. Comienzan o terminan los efectos de un contrato, opera como elemento accidental del
contrato, afectando a su eficacia; o bien,
b. Ha de llevarse a cabo el cumplimiento de una obligación determinada (contractual o
extracontractual), está referido solo a la ejecución del contrato (cumplimiento)
El CC regula con detalle las obligaciones a plazo (Art. 1125 y ss), pero apenas se refiere
al término como elemento integrante. Algo similar ocurre con la Ley 3/2004, de lucha contra
la morosidad en las operaciones comerciales. En ella, no hay contemplación del término en
sentido propio, sino que la ley solo contempla plazos propiamente dichos.
Sin embargo la litigiosidad de la materia, es mucho más compleja en los supuestos
relativos al término de cumplimiento que en la derivada de obligaciones a plazo.
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4.- EL MODO
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CAPITULO 6: LA INTERPRETACIÓN E INTEGRACIÓN DEL CONTRATO
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durante cierto tiempo poco favorable a reconocer carácter propiamente normativo a las
reglas sobre interpretación, considerándolas simples máximas. Sin embargo, para la
doctrina actual las reglas contenidas en dichos artículos son normas jurídicas vinculantes
para el intérprete (abogado, árbitro, juez, autoridad, etc.). Tampoco cabe duda respecto de
su aplicación a los contratos mercantiles.
Ahora bien, dichos artículos citados contienen criterios de diferente naturaleza e, incluso,
puede que ninguno de ellos sea adecuado para desentrañar el verdadero significado del
contrato. La aplicación de tales normas no puede plantearse de forma incondicional sino
ponderando cuidadosamente el supuesto de hecho a considerar. No se trata de estudiar
simplemente dichos artículos, pues el CC utiliza de forma cruzada criterios interpretativos de
muy diverso signo y carácter.
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pluralidad de acepciones de una fórmula, giro o término. Dos artículos presiden esta idea
motriz:
Art. 1286 CC: “las palabras que puedan tener distintas acepciones serán entendidas
en aquella que sea más conforme a la naturaleza y objeto del contrato”. Va dirigido a
evitar querellas lingüísticas sobre los términos, técnicos o no, utilizados.
Art. 1284 CC: “si alguna cláusula de los contratos admitiere diversos sentidos, deberá
entenderse en el más adecuado para que produzca efectos”. Este artículo tiene gran
importancia en los conceptos de interpretación, además recalca el principio de
conservación del contrato que opera con carácter general.
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procedimiento para desentrañar el significado del acuerdo contractual. Ante esto, el art.
1289 CC obliga a distinguir según las dudas recaigan sobre:
Circunstancias accidentales del contrato: la consecuencia normativa es una
manifestación más del principio de conservación del contrato.
El objeto principal del contrato: el precepto se pronuncia abiertamente por declarar la
nulidad de un acuerdo cuyo contenido sigue siendo una incógnita.
Es poco frecuente en la práctica contractual esta eventualidad referida en el art. 1289 y
por otra parte, el art. 1289 desempeña un papel subsidiario respecto de los precedentes
(Art. 1281 a 1288). Por este motivo el TS excluye su aplicación efectiva, por considerar que
esta requiere siempre “situaciones contractuales particularmente dudosas” que raramente
suelen darse.
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A. La ley:
La norma imperativa aplicable a un supuesto contractual determinado conformará e
integrará el régimen del mismo con primacía incluso sobre el acuerdo o clausulado
contractual.
Las normas dispositivas, en cuanto son disponibles por las partes, sólo integrarán el
contrato cuando contemplen un elemento natural del mismo que no haya sido contemplado
o regulado de forma distinta a la legalmente prevista (gastos de escritura, contenido típico
del saneamiento por evicción, gratuidad del depósito).
C. La buena fe:
Es simultáneamente principio general del Derecho y un medio integrador. No puede ser
entendida desde una perspectiva subjetiva, sino que se superpone al propio comportamiento
de las partes y configura el contenido o los efectos del contrato de acuerdo con las reglas de
conducta socialmente consideradas como dignas de respeto.
Por ello, en el 1258 la buena fe no debe ser entendida en un sentido subjetivo, sino como
un criterio ordenador de las relaciones contractuales, que se superpone al propio
comportamiento de las partes y configura el contenido o los efectos del contrato de acuerdo
con las normas de conducta socialmente consideradas dignas de respeto.
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CAPITULO 7: LA EFICACIA DEL CONTRATO
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colectividad, sino un alcance limitado a las partes contratantes, sin que pueda generar
derechos y obligaciones respecto a personas extrañas o pueda atribuírsele un alcance
general.
Las partes contratantes son quienes asumen las obligaciones y ostentan los derechos
derivados de la relación contractual, con independencia de su material y efectiva
participación en la celebración del contrato (pensemos en representantes, abogados o
corredores de ganado). Y fallecidos estos, serán sus herederos, los que serán considerados
igualmente partes, salvo en cuanto a derechos y obligaciones de carácter personalísimo.
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6.2. P RESUPUESTOS
Conforme a la reiterada jurisprudencia del TS, son:
1. Que la otra parte contratante, “contratante cedido”, acceda o consienta la cesión.
Hay una relación triangular entre cedente, cesionario y contratante cedido. Se
requiere en acuerdo unánime de contratante, cedente y cesionario, especialmente
si las prestaciones fueran de hacer o personalísimas. También es necesario respecto
de prestaciones ex contractu, que pudieran ser consideradas fungibles, pues nadie
está obligado a mantener relaciones contractuales con una persona diferente a la
que celebró el contrato con él. Afirmar lo contrario es conculcar el 1.256, el
cumplimiento de los contratos no puede dejarse al arbitrio de uno de los
contratantes, pues no todas las personas tienen el mismo grado de solvencia y el
contratante cedido no tiene por qué aceptar la incorporación como cesionario de
cualquier persona. Esto solo se aplica ante la cesión del contrato, pero no ante la
cesión de determinados derechos que se encuentran en un contrato, la cual no
requiere consentimiento del deudor cedido.
2. Que se trate de contratos bilaterales o sinalagmáticos (producen obligaciones para
ambas partes), cuyas recíprocas prestaciones no hayan sido total y completamente
ejecutadas, pues en tal caso el designio propio del contrato habrá dejado de tener
sentido y no cabrá, por tanto, la cesión.
Conceptos:
Cedente: el que cede su posición en el contrato al Cesionario.
Cesionario: el que se coloca en la posición del Cedente.
Cedido: la parte que se mantiene inalterada.
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Contrato a favor de tercero Un 3º sale beneficiado con la celebración del contrato y puede exigir
su cumplimiento
Contrato en daño de tercero Un 3º sale perjudicado por la celebración del contrato
C. con persona a determinar Una de las partes contratantes se reserva la posibilidad de señalar
como contratante definitivo a un 3º
Promesa de hecho ajeno El promitente se obliga a conseguir que un 3º contrate o cumpla las
obligaciones del contrato celebrado
Cesión de contrato Transmisión de la posición que ocupa una persona en un contrato.
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CAPITULO 8: LA EFICACIA DEL CONTRATO: LA INVALIDEZ
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precio con los intereses…”. Pensado para la compraventa, su mandato debe ser generalizado
conforme al tipo y naturaleza contractual del caso a considerar (jurisprudencia).
La restitución ha de tener lugar, en principio, de forma específica o in natura. Si no es
posible, conforme a las reglas generales, se procederá la restitución del equivalente
pecuniario. Así lo establece el art. 1307 CC: “siempre que el obligado por la declaración de
nulidad a la devolución de la cosa no pueda devolverla por haberse perdido, deberá restituir
los frutos percibidos y el valor que tenía la cosa cuando se perdió, con los intereses desde la
misma fecha”. Este precepto es criticado por referirse a la perdida, pero se puede aplicar por
analogía a la venta de la cosa a terceros.
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juego en tal caso, ya sea por ilicitud propiamente dicha o por la existencia de causa
torpe por parte de uno de los contratantes y, por tanto, la imposibilidad para el casino
de reclamar la cantidad prestada con infracción de una norma imperativa.
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a. Los menores no emancipados. Salvo cuando las leyes les permitan realizar por si
mismos o con asistencia de sus representantes, así como los relativos a bienes y
servicios propios de su edad conforme a los usos sociales. Art. 1.263 CC “No
pueden prestar consentimiento: 1. º Los menores no emancipados, salvo en
aquellos contratos que las leyes les permitan realizar por sí mismos o con
asistencia de sus representantes, y los relativos a bienes y servicios de la vida
corriente propios de su edad de conformidad con los usos sociales. 2. º Los que
tienen su capacidad modificada judicialmente, en los términos señalados por la
resolución judicial” Ley 26/2015.
b. Los sometidos a tutela, conforme a la sentencia de incapacitación.
c. Las personas sometidas a curatela.
d. Los emancipados respecto de los contratos considerados en el art. 323 CC (para
casados menores de edad art. 324 CC).
3. Inexistencia de consentimiento marital o uxorio (esto es, del otro cónyuge) respecto
de los actos o contratos onerosos realizados por el otro cónyuge cuando legalmente se
requiere el consentimiento de ambos. Art. 1.377 CC “Para realizar actos de disposición
a título oneroso sobre bienes gananciales se requerirá el consentimiento de ambos
cónyuges. Si uno lo negare o estuviere impedido para prestarlo, podrá el Juez
autorizar uno o varios actos dispositivos cuando lo considere de interés para la familia.
Excepcionalmente acordará las limitaciones o cautelas que estime convenientes” Ley
23/2015
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haya tenido conocimiento suficiente del acto. Este plazo puede dilatarse mucho
en el tiempo.
Personas: el círculo de personas legitimadas para el ejercicio de la acción de anulabilidad
queda limitado a las personas que hayan sufrido el vicio del consentimiento o fueran
incapaces al realizar el contrato; así como quienes sin ser parte asumen obligaciones a
causa de dicho contrato (por ejemplo los avalistas de préstamos). En cambio, por la
aplicación de la buena fe, excluye el CC que puedan ejercitar la acción los causantes del
error, violencia, intimidación o dolo y personas capaces que contraten con incapaces.
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EXAMEN:
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La acción de nulidad
Causas de anulabilidad***
La confirmación del contrato
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CAPITULO 9: LA INEFICACIA EN SENTIDO ESTRICO
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los contratantes les vincula, a ambos, ya que sino se entiende que no hay relación
contractual.
Art. 1256 CC: la validez y el cumplimiento de los contratos no pueden dejarse al arbitrio
de uno de los contratantes.
Esta regla general, sin embargo, es ignorada o flexibilizada por el legislador en una serie
supuestos concretos de libre desistimiento por una de las partes a la que se le reconoce la
posibilidad de extinguir la relación contractual por libre decisión. El análisis de estos
supuestos tiene una doble finalidad:
- Diferenciar estos casos de otras hipótesis de extinción, parecidas pero diferentes.
- Determinar los presupuestos comunes q pueden hacer extender esa modalidad de
extinción a supuestos diferentes respecto de los cuales el legislador no dice nada.
Ejemplo: contrato de agencia mercantil hasta su regulación por la nueva ley.
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2.5. E FECTOS
El efecto es que se extingue la relación obligatoria, pero sin alcance retroactivo. Al
tratarse de una relación duradera, habrá que proceder normalmente a liquidarla, con la
oportuna, en su caso, rendición de cuentas, reembolsos y restituciones.
En términos generales el desistimiento no tiene un precio, pero el que tiene la facultad de
desistir debe mantener indemne a la otra parte, la cual no debe sufrir perjuicio.
Sin embargo el CC en algunos casos de desistimiento unilateral exige la necesidad de
abonar indemnización, como por ejemplo el contrato de obra.
Esto se justifica en base a la distinta valoración de la función que desempeña cada una de
las relaciones contractuales afectadas y la diferente composición legal de los intereses en
juego. Por ejemplo el distinto tratamiento entre mandante (no se le impone obligación de
indemnizar si revoca) y mandatario (al que sí se le exige expresamente)
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El plazo del ejercicio de la acción no está definido en el CC, por lo que se entiende que
será el plazo general de prescripción de 15 años para acciones personales. Con la nueva Ley
42/2015 pasan a ser 5 años. Art. 1964 CC “Las acciones personales que no tengan plazo
especial prescriben a los cinco años desde que pueda exigirse el cumplimiento de la
obligación. En las obligaciones continuadas de hacer o no hacer, el plazo comenzará cada
vez que se incumplan”.
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vincula a las partes o que por lo menos no les obliga más que adecuándolo a las
circunstancias coetáneas.
La admisibilidad de este mecanismo se hace con extraordinaria cautela por parte de la
jurispruedencia, de forma restrictiva, por afectar al principio pacta sunt servanda (principio
de seguridad contractual) y a la seguridad jurídica. Hay que ponderar las exigencias de
justicia material en el equilibrio de las prestaciones con la seguridad del tráfico jurídico.
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C. Cómputo del plazo: “Para las PERSONAS SUJETAS A TUTELA Y PARA LOS AUSENTES,
los cuatro años no empezarán hasta que haya cesado la incapacidad de los primeros o
sea conocido el domicilio de los segundos”. En los DEMÁS CASOS, empezará a correr el
plazo desde la celebración del contrato.
EXAMEN:
El desistimiento unilateral**
Causas de rescisión del contrato
Resolución del contrato por incumplimiento
La cláusula rebus sic stantibus: concepto, requisitos y efectos
La acción rescisoria
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CAPITULO 10: LA DONACION
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En favor de otras personas, sólo resulta admisible “en los mismos casos y con
iguales limitaciones que determina este Código para las sustituciones
testamentarias”.
Mientras la reversión aún no ha tenido lugar el donatario es el titular de los bienes
donados, y puede proceder como tal, siempre que no frustre la posibilidad de la eventual
reversión. No podrá, pues disponer de esos bienes como libres, sino con el consentimiento
del posible destinatario ulterior. Cuando se dan los hechos a los que se sometió su
existencia, la reversión se produce automáticamente.
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EXAMEN:
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La forma de la donación***
La donación: requisitos de forma
La revocación de donaciones****
La revocación de donaciones por supervivencia o supervivencia de hijos
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CAPITULO 11: EL CONTRATO DE COMPRAVENTA
La compraventa exige, como todos los contratos, que las partes contratantes tengan la
capacidad suficiente para contratar y obligarse. El art. 1457 CC estipula, como regla general,
que podrán celebrar el contrato de compraventa todas las personas a quienes este Código
autoriza para obligarse, salvo las modificaciones contenidas en los artículos siguientes. Se
remite a la materia en capacidad de obrar, siendo relevantes las situaciones donde se exige
autorización judicial y aquellas otras donde es necesario en consentimiento de los padres o
tutores para enajenar bienes muebles de extraordinario valor y bienes muebles o
establecimientos mercantiles.
El CC actualmente, no dispone de ninguna restricción a las compraventas entre cónyuges,
cualquiera que sea el régimen del matrimonio. Antes solo era posible en separación de
bienes.
El CC para evitar posibles fraudes o perjuicios cuando hay intereses encontrados, prohíbe
a determinadas personas adquirir por compra, aunque sea en subasta pública o judicial, por
sí ni por persona intermediaria, bienes de otras sobre las que tienen algún tipo de
influencia:
1. Se prohíbe al tutor adquirir los bienes de sus pupilos, extensible a todo cargo
tutelar, incluida la tutela legal o automática.
2. Respecto a los mandatarios y los albaceas, la prohibición se hace extensiva a
cualquier forma de administración o representación voluntaria. Esta interpretación
es restrictiva, ya que no es aplicable cuando acabe el mandato ni cuando media
especial autorización del mandante o cuando este vende al mandatario.
3. Igualmente afecta la prohibición sobre los funcionarios públicos en la demarcación
territorial y respecto de los bienes de cuya administración estuviesen encargados;
a los funcionarios de Justicia de los bienes en litigio ante el Tribunal en cuya
jurisdicción ejercieran sus funciones, afectando esto también a abogados y
procuradores, respecto a los mismo bienes que intervenga por su profesión (a
excepción de las acciones hereditarias entre coherederos o de cesión de pago de
créditos o de garantía de los bienes que posean. Para determinar el carácter
litigioso de un bien se han venido utilizando dos criterios: la fecha de
emplazamiento para constatar la demanda (criterio jurisprudencial) y desde la
contestación a la demanda (art. 1.535.2).
1. La contravención de estas prohibiciones lleva aparejada la nulidad radical y absoluta
del contrato así celebrado, independientemente de la posible responsabilidad disciplinaria
y penal a que pudiera dar lugar en su caso.
2. La conculcación de la prohibición del mandatario y albacea es objeto de anulabilidad, al
poder recaer con posterioridad el consentimiento del mandante o los sucesores.
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2.1. L AS COSAS
A.- En general: Pueden ser
Corporales e incorporales o derechos;
Muebles e inmuebles;
Presentes y futuras;
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3) La tradición instrumental
Art. 1462.2 el otorgamiento de escritura pública equivaldrá a la entrega de la cosa objeto
del contrato. En estos casos el comprador se convierte en propietario, con independencia de
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cualquier otro factor, por ejemplo que no haya pagado por completo el precio cierto de la
compra.
Este principio no es automático, sino dispositivo “si de la misma escritura no resultare o
se dedujere claramente lo contrario”.
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Para que surja obligación de saneamiento a cargo del vendedor es necesario que la
demanda de evicción le haya sido notificada a instancia del comprador, si el comprador no le
ha notificado la demanda al vendedor, este no está obligado a saneamiento (art. 1481 CC).
Esto se hace para que el vendedor pueda aportar pruebas contra la reclamación del tercero,
actuando así de cooperador. Debe hacerse siguiendo la forma del art. 1482 CC que concede
al comprador facultad de solicitar la notificación al vendedor dentro del plazo previsto para
su propia contestación a la demanda, que quedará en suspenso mientras no conteste el
vendedor
Pese a la exigencia de sentencia firme, en algún caso, el TS ha admitido la evicción a
consecuencia de resoluciones administrativas, y en los supuestos de ventas judiciales, según
doctrina jurisprudencial reiterada.
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Por tanto, como regla general el pago del precio aplazado no genera intereses, aunque en
la práctica es frecuentísimo pactar lo contrario.
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Comprador
Perturbado en la posesión o Temor de serlo por una acción
dominio de la cosa adquirida reivindicatoria o hipotecaria
Podrá suspender el pago del precio hasta que el vendedor haga cesar la perturbación o
peligro, a no ser que se haya estipulado que, no
obstante, el comprador estará
afiance la devolución obligado a verificar el pago
o
del precio en su caso
Este precepto trata de proteger al comprador en caso de que éste tema fundadamente
perder tanto la cosa como el precio abonado o que reste por abonar. Su carácter
dispositivo permite entender que si no hay pacto expreso en tal sentido, el comprador
cuenta con dicha facultad.
No obstante, su eficacia práctica es relativa pues jurisprudencialmente, el art. 1502 CC
debe ser interpretado restrictivamente, por seguridad del tráfico. Distintas STS afirman que
la perturbación por el ejercicio de acciones judiciales debe limitarse a las mencionadas,
cuando doctrinalmente también se entienden cualquier otras acciones de efectos similares
en relación con la eventual privación de la cosa para el comprador (retractas, acciones
declarativas de dominio, etc).
Dado que frente a facultad del comprador de suspender el pago del precio, cabe
afianzamiento de su hipotética devolución por el vendedor, es razonable que el comprador,
caso de perturbación fundada, deberá comunicarlo fehacientemente el vendedor.
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contrato de compraventa (arancel núm. 2) salvo pacto en contrario, deben ser de cuenta del
comprador.
Gastos de transporte
SALVO
3. Pago de gastos
PACTO EN
complementarios Gastos de expedición de la primera
CONTRARIO
BIENES copia de la escritura y las demás
INMUEBLES posteriores a la venta.
Gastos arancelarios (asiento
presentación e inscripción)
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configura como una modalidad especial de compraventa. Se trata de una venta con
garantía, venta con carta de gracia o retroventa
A partir de un pacto complementario, el vendedor se reserva el derecho de recomprar la
cosa vendida, dentro de un plazo temporal determinado en el propio contrato de
compraventa y rembolsando al comprador:
El precio
Los gastos del contrato y cualquier otro pago legítimo
Los gastos necesarios y útiles hecho en la cosa vendida (Art. 1518 CC)
Hoy en día esta figura está en desuso, pero antiguamente era muy usada como tapadera
para camuflar préstamos usurarios. En la actualidad la jurisprudencia la mira con recelo,
aunque en algunos supuestos concretos siga siendo de utilidad
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comprador, sin incurrir en responsabilidad alguna, pues la adjudicación en favor del primero
de los compradores se consideraba provisional y dependiente de que no hubiese mejor
postor.
El CC no contiene referencia alguna al pacto in diem addictio, aunque ello no impide su
posible incorporación al contenido del contrato, si bien en la actualidad su utilización es muy
escasa.
La existencia del pacto in diem addictio implica:
A. Se puede aplicar tanto cuando hay entrega de la cosa (traditio, ejecución
completa) como cuando aún no se entregó (solo celebración del contrato).
B. Si hay otros compradores, el primero puede adjudicarse la cosa, si iguala
las ofertas de los otros.
C. Para explicar teóricamente la figura se ha recurrido a la venta bajo
condición suspensiva o a la venta bajo condición resolutoria, por la cual la
venta se tiene por no hecha hasta el transcurso del plazo sin mejores
ofertas.
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Cuantía y fecha del vencimiento de las letras de cambio (si se extendieran éstas
como medio de pago)
El interés exigible en caso de mora
La cláusula de reserva de dominio si se pacta
La prohibición de enajenar en tanto no se haya pagado totalmente, etc.
El contrato queda perfeccionado cuando el comprador satisface, en el momento de la
entrega o puesta a disposición del objeto vendido, un desembolso inicial, cuyo pago, por
otra parte, no es esencial para la validez del contrato. Otras especialidades de este régimen
especial son:
La reserva de dominio, si así se pactó, ya que la ley no la impone.
La prohibición de enajenar en tanto no se haya pagado el precio, tratándose en
este caso de una garantía legal y siendo necesaria la inscripción del contrato
en el Registro de ventas a plazos que la ley crea para que las mencionadas
garantías (reserva de dominio y prohibición de enajenar) sean oponibles a
terceros.
La facultad del comprador de anticipar el pago del precio, renunciando a los
pagos pendientes.
El derecho del vendedor de optar por la resolución o el cobro de plazos
pendientes cuando el comprador demore el pago de dos plazos o el último de
ellos, devolviéndose a los contratantes, en el primer caso, las prestaciones,
pudiendo el vendedor retener ciertas cantidades a título de indemnización.
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Art. 1.538 La permuta es el intercambio de cosa por cosa: “es el contrato por el cual cada
uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra”.
De lo dicho se infieren sus características básicas en cuanto tipo contractual:
a. Es un contrato consensual: se entiende celebrado desde el momento en que las
partes se han obligado a transmitirse las respectivas cosas objeto del contrato.
b. Es un contrato bilateral: genera obligaciones para ambas partes contratantes.
c. Es un contrato oneroso: la prestación de cada parte es la causa de la
contraprestación.
d. Es un contrato traslativo del dominio: su consumación (mediante la entrega de las
cosas) supone la transmisión de la propiedad de lo permutado.
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CAPITULO 12: LOS ARRENDAMIENTOS
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Sólo se excluyen del contrato de arrendamiento los bienes fungibles que se consumen por
el uso. Sí podrán ser objeto de arrendamiento los bienes muebles no fungibles y los
semovientes. A estos se le aplicaran las normas para arrendamientos inmobiliarios con las
debidas adaptaciones. Esta normativa tiene carácter dispositivo, así que no genera
problemas.
El arrendamiento de cosas es definido por el CC como aquel por el que una de las partes,
arrendador, se obliga a dar a la otra, arrendatario, el goce o uso de una cosa por tiempo
determinado y precio cierto (Art. 1543).
Son elementos esenciales de este contrato:
- La cesión del uso o goce de una cosa
- El precio cierto
- Su duración temporal.
Para ser arrendador sólo se requiere la capacidad general para contratar, no exigiéndose
ser dueño de la cosa, excepto si se trata de arrendamientos inscribibles en el Registro de la
Propiedad. En este caso el CC establece que los padres o tutores, respecto de los bienes de
los menores o incapacitados, y los administradores de bienes que no tengan poder especial,
no podrán dar en arrendamiento las cosas por término que exceda de seis años.
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4.2. E L DESAHUCIO
Es la facultad del arrendador, como consecuencia de algunas causas de extinción del
contrato de arrendamiento de bienes inmuebles, para proceder judicialmente contra el
arrendatario a fin de expulsarlo de la finca. Estas causas son las siguientes:
1. Haber expirado el término de duración del arrendamiento.
2. Impago del precio convenido.
3. Infracción de cualquiera de las condiciones estipuladas en el contrato.
4. Destinar la cosa arrendada a usos o servicios no pactados que la hagan desmerecer.
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CAPITULO 14: LOS ARRENDAMIENTOS URBANOS
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3.- LA RENTA
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Tras la Ley 4/2013 las partes podrán pactar la renuncia del arrendatario al derecho de
adquisición preferente. Este mandato es aplicable tanto a los arrendamientos de vivienda
como a los de uso distinto del de vivienda, con lo cual actualmente los derechos de
adquisición preferente se encuentran en desuso.
4.3. R ECAPITULACIÓN
La vigente LAU, antes y después de la ley 4/2013 regula solo los aspectos de contenido
contractual que ha considerado necesarios para la evitación de litigios innecesarios.
Para los demás extremos, las partes son libres para establecer un clausulado contractual
detallado, en dependencia a las circunstancias del caso concreto.
Además hay que recordar la eficacia supletoria de las reglas del CC.
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Los arrendamientos para el uso distinto del de vivienda se rigen por la voluntad de las
partes y, en su defecto, por lo dispuesto en la LAU y, supletoriamente, por lo dispuesto en el
Código Civil.
Pero hay que tener en cuenta que las normas procesales y los preceptos relativos a la
fianza y a la formalización del contrato son de naturaleza imperativa. No obstante, parece
que algunos preceptos, que remiten a otros artículos sobre el arrendamiento de vivienda,
establecidos por la LAU-1994 sin que hayan sido modificados por la Ley4/2013, son
imperativos, por ejemplo:
Imposición al arrendador de la realización de las obras necesarias o de
conservación.
Posibilidad de suspensión del contrato, o de desistimiento del arrendatario, en caso
de obras de conservación o acordadas por la autoridad competente.
Obligación para el arrendatario de soportar las obras de mejora.
Facultad del arrendador de elevar la renta por mejoras.
Prohibición del arrendatario de realizar obras modificativas del inmueble sin
consentimiento escrito del arrendador y facultades de este en el caso de que el
arrendatario incumpla tal obligación.
También hay ciertos preceptos del Título III que sugieren un carácter imperativo:
El arrendador podrá resolver de pleno derecho el contrato en los casos de cesión o
subarriendo de carácter clandestino.
La regulación de la indemnización por clientela, que se da como derecho al
arrendatario.
La subrogación mortis causa, que establece que en caso de fallecimiento del
arrendatario, cuando en el local se ejerza una actividad empresarial o profesional, el
heredero o legatario que continúe el ejercicio de la actividad podrá subrogarse en los
derechos y obligaciones del arrendatario hasta la extinción del contrato.
El mandato de que el adquiriente de la finca arrendada quedará subrogado en los
derechos y obligaciones del arrendador, salvo que concurran en el adquiriente los
requisitos del art. 34 de la Ley Hipotecaria.
Pues bien, aunque parezca que todos estos preceptos son de carácter imperativo, lo
cierto es que el preámbulo de la Ley de 1994 se pronuncia en favor del carácter supletorio
del Título III en su conjunto. Para el legislador, el Título III constituye un conjunto
normativo de aplicación supletoria.
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TEMA 32
CAPITULO 17: EL MANDATO
1.1. C ONCEPTO
Art 1709 CC: “por el contrato de mandato se obliga una persona (mandatario) a prestar
algún servicio o a hacer alguna cosa por cuenta o encargo de otra (mandante)”. La persona
que encarga el servicio es el mandante, y la persona obligada a la realización de dicho
servicio es el mandatario.
Aunque la descripción del Art. 1709 es un poco ambigua, hay que distinguir el contrato de
mandato de otros contratos como el de arrendamiento de obras y de servicios, ya que
tienen características diferentes.
Bajo el sistema romano era fácil, pues el mandato era gratuito. En cambio hoy hay que
atender a la naturaleza de las prestaciones a que arrendatario o mandatario se obligan, ya
que, aunque puede ser retribuido, sigue siendo tendencialmente gratuito.
Para distinguir esas figuras hay que fijarse en la naturaleza de las prestaciones a que se
obligan el arrendatario y el mandatario:
En el arrendamiento de obra o de servicios el arrendatario se obliga a ejecutar por
sí mismo una actividad de carácter material en beneficio del arrendador.
En el mandato el mandatario, se obliga a gestionar los intereses del mandante a
través de la realización de actos jurídicos cuyo contenido acabará recayendo en la
esfera jurídica del mandante.
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terceros esta tendrá plena eficacia sin perjuicio de la acción del mandante contra el
mandatario.
D.- Otros: en alguno de estos casos el mandato podrá terminar por resolución judicial
dictada al constituirse el organismo tutelar.
- Declaración de prodigalidad
- Concurso o insolvencia de alguna de las partes, ausencia legal
- Incapacitación sobrevenida del mandante (salvo que dispusiera su continuación en
ese caso)
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TEMA 33
CAPITULO 18: EL PRESTAMO
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el préstamo se haya hecho en contemplación a la persona del comodatario, en cuyo caso los
herederos de éste no tienen derecho a continuar en el uso de la cosa prestada.
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CAPITULO 19: EL DEPÓSITO
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Carácter real
Tradicionalmente se exige necesariamente la entrega de la cosa para el nacimiento del
contrato de depósito. Sin embargo la doctrina hace hincapié en el carácter consensual del
contrato, explicando que en escasas ocasiones no coincide el contrato y la entrega del bien
al depositario. En este caso la entrega del bien no será indispensable para el nacimiento del
contrato. Existe validez desde la perfección del contrato e independientemente de la
entrega.
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b. Puede darse el caso, contemplado por el art. 1773 CC, que el depositante pierda,
después de hacer el depósito (sobrevenidamente), su capacidad para contratar. En
este caso el contrato sería válido, el problema sería la falta de capacidad del
depositante para recibir o exigir la devolución. La regla establecida para tal supuesto
es similar a la establecida en el art. 1764 CC: no puede restituirse la cosa objeto de
depósito sino a los que tengan la administración de los bienes y derechos del
depositante que ha devenido incapaz.
B.- Falta de capacidad en el depositario
A. El artículo 1.765 contempla la falta de capacidad en el momento de la constitución del
depósito. En tal caso, siendo válido el contrato (si bien susceptible de anulación), el
depositante tiene frente al depositario la facultad de ejercitar la acción de restitución.
En caso de que tal restitución no fuera posible, por haber salido la cosa del
patrimonio del depositario, el depositante sólo puede solicitar el abono de la cantidad
en que se hubiera enriquecido el depositario con la cosa o con el precio (acción que
prescribe a los 15 años).
B. La incapacidad sobrevenida en el depositario no está regulada en el CC, lo que no
impide la exigencia de la diligencia debida en la conservación de la cosa a los
representantes legales del depositario y la restitución anticipada solicitada por el
depositante.
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El art. 1.780 dispone que “el depositario puede retener en prenda la cosa depositada
hasta el completo pago de lo que se le deba por razón del depósito”. Esto incluiría, la
retribución, los gastos de conservación y los gastos que haya hecho frente a la
indemnización por perjuicios si se diera el caso.
Algunos autores han subrayado el posible carácter preferente del crédito del depositario
por los gastos de conservación en la cosa depositada.
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CAPITULO 20: LOS CONTRATOS ALEATORIOS
Los contratos aleatorios son aquellos contratos en los que la ejecución de alguna de las prestaciones, o su
concreta cuantía depende de un acontecimiento incierto.
3.1. I NTRODUCCIÓN
El origen contractual del contrato de renta vitalicia está contemplado en los arts. 1802 a
1808 CC, no obstante, son posibles otras formas de constituir la renta vitalicia, por ejemplo:
Mediante resolución judicial
En virtud de testamento
A consecuencia de particiones hereditarias
Por pago de la parte del usufructo que corresponde al cónyuge viudo
Por conversión del contrato de alimentos en una pensión o renta periódica.
Pero el art. 1802 CC considera expresamente el origen contractual (Art. 1802 CC: El
contrato aleatorio de renta vitalicia obliga al deudor a pagar una pensión o rédito anual
durante la vida de una o más personas determinadas por un capital en bienes muebles o
inmuebles, cuyo dominio se le transfiere desde luego con la carga de la pensión).
La finalidad económica de esta figura reside en proporcionar al perceptor un ingreso fijo
periódico a los efectos de subsistencia, aunque también puede perseguir favorecer a una
determinada persona.
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3.3. SUJETOS
Deben concurrir al menos dos sujetos en el contrato de renta vitalicia, pero el art. 1803
CC admite la concurrencia de hasta cuatro sujetos: los constituyentes, un tercero cuya vida
es considerada como alea, y el preceptor de la renta o beneficiario, que puede ser uno de
los constituyentes, el tercero cuya vida se contempla, u otro sujeto independiente de los
anteriores. Si el beneficiario no es parte contractual, es necesaria su aceptación.
Puede ocurrir que se atienda a la vida de varios sujetos, y también puede constituirse la
renta en beneficio de una pluralidad de personas, simultánea o sucesivamente.
Cuando la renta se establece conjuntamente en favor de varias personas y una de ellas
fallece, surge el problema del acrecimiento (percibir el aumento que le corresponde cuando
otro partícipe pierde su cuota), que no será posible, en ausencia de pacto expreso, más que
cuando exista atribución de renta conjunta y designación conjunta de los beneficiarios. Si la
designación de beneficiarios es conjunta y existe atribución cuantitativa individualizada de
rentas para cada uno de ellos, a falta de pacto expreso, no procederá el acrecimiento,
atribuyéndose la renta correspondiente al premuerto a los herederos. La posible extinción
parcial por la muerte de uno de los acreedores solo tendrá lugar si se dispuso
expresamente.
Cuando la renta se establece sucesivamente no se plantea ese problema porque cada
acreedor recibirá la renta en el orden establecido.
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b) La periodicidad de la renta
No es necesario que el pago se efectúe anualmente, pudiendo las partes estipular
periodos distintos para satisfacer la renta; incluso cabe la posibilidad de satisfacer la renta
por plazos anticipados.
En cualquier caso, deben distinguirse;
Cada uno de los vencimientos (que prescriben a los cinco años)
Del derecho a la percepción de la renta de que proceden (que prescribe a los 15
años).
c) Satisfacción de la renta
El art. 1806 CC establece que la renta correspondiente al año en que muere el que la
disfruta, se pagará en proporción a los días que hubiese vivido; si debía satisfacerse por
plazos anticipados, se pagará el importe total del plazo que durante su vida hubiese
empezado a correr.
Las pensiones se entienden como frutos civiles y estos se perciben día por día. La
referencia a la anualidad se establece por coherencia con el art. 1802 CC, siendo aplicable el
periodo que se hubiese estipulado.
El art. 1808 CC dice que no puede reclamarse la renta sin justificar la existencia de la
persona sobre cuya vida esté constituida. El fin del art. 1808 es evitar un pago indebido de
las pensiones en caso de que el deudor pagase ignorando la muerte o declaración de
fallecimiento de la persona cuya vida sirve de módulo al contrato de renta vitalicia.
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posesión del predio enajenado; sólo tendrá derecho a reclamar judicialmente el pago de las
rentas atrasadas y el aseguramiento de las futuras.
El impago de las rentas no da lugar a la resolución del contrato de renta vitalicia, debido
a la necesidad de evitar el enriquecimiento injusto que tendría lugar si el perceptor de las
rentas pudiera quedarse con el capital y las pensiones ya satisfechas.
En cambio, la resolución contemplada en el art. 1124 CC sí tiene cabida en caso de
incumplimiento de la obligación de prestar aseguramiento; dicho aseguramiento consiste en
la posibilidad de constituir hipoteca en garantía de rentas o prestaciones periódicas, y puede
ser ejecutada tantas veces como vencimientos impagados haya, sin que la adjudicación del
bien hipotecado suponga la transmisión de la deuda de renta.
No obstante, doctrina y jurisprudencia admiten el pacto resolutorio por impago de
pensiones, inscribible en el Registro de la Propiedad, al no contemplar el Código la
prohibición expresa. Dicho pacto resolutorio puede tener lugar de dos maneras:
Contemplar la retención por el deudor de los intereses o frutos productivos, y por el
acreedor de las pensiones recibidas hasta entonces
Que el rentista conserve, además de las rentas percibidas, los frutos producidos por
el capital, lo que equivale a una cláusula penal.
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patrimonio de este. Los acreedores, pues, no podrán perseguir las rentas vencidas no
satisfechas.
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EXAMEN:
Contenido del contrato de renta vitalicia**
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TEMA 35
CAPITULO 22: EL CONVENIO ARBITRAL
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2.4. C ONTENIDO
El contenido mínimo del contrato arbitral para que se pueda considerar válido y
vinculante es:
1. Voluntad de las partes de someterse al arbitraje.
2. Determinación de la “relación jurídica” (sea contractual o extracontractual) de la
que, en su caso, resulten las controversias o cuestiones litigiosas a resolver.
Existiendo tales elementos, las partes han de entenderse sujetas al arbitraje, aunque no
existan en el convenio normas ad hoc para la designación de los árbitros o reglas relativas al
procedimiento arbitral, pues si las partes no hubieren pactado nada sobre estos extremos,
se aplicarían las reglas dispositivas establecidas en la Ley 60/2003 en relación al
nombramiento, aceptación, recusación y responsabilidad de los árbitros y la sustanciación
(tramitación) del procedimiento arbitral.
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fija con carácter supletorio el de seis meses, pudiendo prorrogarlo los árbitros por un plazo
no superior a dos meses mediante decisión motivada.
En cualquier caso el plazo tiene carácter preclusivo, salvo que antes de haber expirado las
partes concedieran a los árbitros una prórroga, y por tanto, su transcurso sin haberse
dictado el laudo, determina la terminación de las actuaciones arbitrales y el cese de los
árbitros.
Preclusivo: si transcurre sin haberse dictado el laudo, se procederá a la terminación de las
actuaciones arbitrales y al cese de los árbitros, si bien no afectará a la eficacia del convenio
arbitral, que podrá regenerar los efectos que le son propios con independencia de la
responsabilidad en que hubieran podido incurrir los árbitros por incumplimiento de sus
obligaciones dentro de plazo
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EXAMEN:
Tipos de arbitraje
Contenido del convenio arbitral
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TEMA 36
CAPITULO 23: LA FIANZA
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Se requiere que la obligación asegurada sea válida. Las obligaciones anulables, mientras
no hayan sido objeto de impugnación, pueden servir también de base para la constitución de
la fianza.
El contrato de fianza vincula solo al fiador y al acreedor; por ese motivo, para referirnos
al conjunto de posibles relaciones entre deudor principal, fiador y acreedor, se habla de
relación de fianza.
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Es legal o judicial cuando, por disposición de la ley o del Juez, una persona ha de
garantizar el cumplimiento de una determinada obligación mediante la intervención de un
fiador. El fiador deberá tener capacidad general para obligarse y la solvencia patrimonial
requeridas a cualquier fiador.
La disposición legal o la providencia judicial que establezca la necesidad de afianzar o
garantizar el cumplimiento de una determinada obligación no genera por sí misma relación
de fianza alguna, que sólo nacerá cuando otra persona (distinta a la obligada legal o
judicialmente) asuma la posición de fiador.
En muchos casos, aunque en el lenguaje legislativo o en el forense se utilice el término
“fianza”, realmente no se trata del aseguramiento de una obligación por persona distinta al
obligado, sino de entrega de ciertas cantidades de dinero en función de garantía que, en
general, desempeñan el papel de garantía pignoraticia (así, la llamada “fianza arrendaticia”
o la fianza depositada para conseguir la libertad provisional en procesos penales; etc.).
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plantear el ejercicio de una de ellas como pretensión principal y la otra como subsidiaria.
Sea cual sea la vía elegida por el fiador para reclamar el debido resarcimiento del pago
realizado, conviene tener en cuenta las siguientes reglas complementarias.
Si el fiador paga sin ponerlo en conocimiento del deudor, podrá éste oponerle las
excepciones “que hubiera podido oponer al acreedor al tiempo de hacerse el pago.
El fiador tiene un deber de comunicación al deudor principal de su intención de
realizar el pago, que técnicamente puede configurarse como una carga.
Si paga cuando el deudor ya lo hizo, se considerará pago de lo indebido y sólo
puede repetir contra el acreedor.
Si la deuda era a plazo y la paga antes del vencimiento, no puede pedir reembolso
hasta que el plazo venza.
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EXAMEN:
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