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CPASADOFHE

yoEL IMPERIALISMO YDECOLONIZACIÓN


COMOSCENARIOS DEHUMANRLUCESHHISTORIA

jOSE-METROANUELBARRETO

Y dice este Diego de Landa que vio un árbol de cuyas ramas ahorcó
un capitán muchas indias, y de sus pies ahorcó también a los niños
pequeños.
— Bartolomé de las Casas

La historia convencional de los derechos humanos cuenta entre sus hitos


con la Carta Magna, las revoluciones inglesa y francesa, la Declaración de los
Derechos del Hombre, el Holocausto y la Declaración Universal. Mientras que la
Carta Magna juega el papel de un antecedente protomoderno, las revoluciones
antiabsolutistas europeas y los Derechos del Hombre son aclamados como el
clímax o manifiesto de la modernidad política. El Holocústico, por su parte,
señalaría el derrumbe de la propia modernidad, y la Declaración Universal sería
una respuesta o una salida a la crisis. Esta serie de hechos e interpretación de la
historia van acompañadas de los nombres de Hobbes, Locke, Rousseau, Kant,
Hegel, Marx, Habermas, Rawls, Lyotard, Derrida y Agamben, que forman el
canon de las teorías modernas y posmodernas de los derechos humanos.

Este capítulo sostiene que tal historia y tradición filosófica son el


producto de una versión eurocéntrica de las vicisitudes de la teoría de la ley
natural en los tiempos modernos. Porque es posible armar otra narrativa
del destino de los derechos humanos desde el punto de vista del Tercer
Mundo. En esta interpretación, hechos como la Conquista de América, la
independencia conquistada por las colonias en toda América en los siglos
XVIII y XIX, la Revolución Mexicana, la descolonización de Asia, África, el
Caribe y Medio Oriente en el siglo XX, la el Movimiento por los Derechos
Civiles, la Guerra Fría, el Movimiento Anti-Apartheid y el surgimiento de
grupos indígenas, movimientos sociales y pueblos enteros que luchan hoy
en el Sur Global contra las políticas de
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 141

los dictadores contemporáneos, los imperios, las corporaciones transnacionales


y las instituciones financieras internacionales también tienen cabida. Fuera de
Europa existe una tradición intelectual e histórica de resistencia al imperialismo
ya la violencia del Estado, avanzada desde el mismo comienzo de la
modernidad, en la que la ley natural y los derechos humanos son cruciales. Este
canon alternativo incluye la obra de figuras como Bartolomé de las Casas,
Antonio Vieira, Guamán Poma, Otobah Qugoano, Olauda Equiano, Toussaint
L'Ouverture, Sojourner Truth, WEB du Bois, Gandhi, Martin Luther King, el Dalai
Lama, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Aung San Suu Kyi y Upendra Baxi.

Esta historia diferente de los derechos humanos opera como una crítica y un
complemento a la narrativa estándar, y tiende a entrar en diálogo con el punto
de vista eurocéntrico, una conversación entre diversas encarnaciones modernas
de las nociones de ley natural. La interacción de diferentes relatos sobre la
historia de los derechos puede fortalecer el movimiento de derechos humanos.

Centrándose en tres períodos de esta historia de los derechos humanos en


el Tercer Mundo, a saber, la Conquista de América en el siglo XV, el movimiento
de independencia en los siglos XVIII y XIX, y el proceso de descolonización en el
siglo XX, este capítulo presenta una crítica de la historia eurocéntrica de los
derechos humanos (1); explora las primeras elaboraciones modernas del
derecho natural realizadas por Francisco de Vitoria (2), y por Bartolomé de la
Casas (3). Luego pasa a investigar el papel que jugaron los derechos en las
revoluciones de independencia en Estados Unidos y América Latina (4), y su
papel en el más reciente proceso de descolonización en Asia, África, Medio
Oriente y el Caribe. (5). Finalmente ofrece algunos comentarios sobre las
consecuencias de esta historia alternativa para la teoría de los derechos
humanos (6).

1. Los derechos humanos y la crítica del eurocentrismo

La construcción de una historia de los derechos humanos desde el punto de vista


del Tercer Mundo pone el pie en la afirmación de que la historia estándar de los
derechos humanos es eurocéntrica. La historia convencional es un relato parcial que
se presenta a sí mismo como imparcial y completo, mientras reclama la legitimidad
exclusiva y condena un enfoque del Tercer Mundo a la imposibilidad o
142 Capítulo cinco

silencio.1La historia de los derechos humanos que actualmente informa el debate


académico y orienta el activismo es fruto de un pensamiento que surge de un
contexto geográfico particular. Combina una riqueza de visiones sobre los derechos,
así como las limitaciones propias de las coordenadas de espacio y tiempo que el
punto de vista europeo lleva como ubicación epistémica. El relato predominante de la
saga de los derechos humanos es, en última instancia, una entre las diversas
posibilidades contingentes de su historiografía.2Es también unilateral porque otorga
un peso notorio e injusto a los hechos ocurridos dentro de las fronteras de Europa,
tanto en la historia de las ideas como en la historia de las prácticas de resistencia.3Así,
al enmarcar los derechos humanos en narrativas constituidas principalmente por
señales europeas, la teoría de los derechos permanece dentro de un horizonte
eurocéntrico de comprensión.4Además, ocultando aspectos cruciales de su
genealogía, las historias de derechos elaboradas en Occidente otorgan poca o
ninguna significación a las relaciones entre el mundo colonizado y los imperios
modernos. Nacidas de la experiencia de las revoluciones burguesas, las teorías
eurocéntricas de los derechos humanos se ocupan principalmente de las relaciones
entre el Estado y la sociedad, o entre los gobiernos y los individuos, dejando de lado
la problemática de las interacciones entre imperios y colonias.

Oculto o suprimido, un enfoque tercermundista de los derechos humanos


emerge desde otra geografía y un horizonte diferente de comprensión ʊdesde
la “exterioridad” de Europa, un afuera que es inextricable del

1Arturo Escobar, “Globalidad imperial y movimientos antiglobalización”,Trimestral del


Tercer Mundo25 (2004): 210.
2Peter Beardsell,Europa y América Latina: Devolviendo la mirada(Mánchester:

MUP, 2000), 35-37.


3upendra baxi,El futuro de los derechos humanos(Nueva Delhi y Oxford: OUP,

2002), xi.
4Esta crítica a la teoría eurocéntrica de los derechos humanos parte de la

“geopolítica del conocimiento” y el “giro decolonial” elaborado por los


pensadores latinoamericanos Enrique Dussel, Aníbal Quijano y Walter Mignolo,
quienes se han acercado al proyecto de investigación Modernidad/
Colonialidad. . Véase Enrique Dussel, “Eurocentrismo y Modernidad”, enEl
debate de la posmodernidad en América Latina, ed. John Beverly et. Alabama.
(Durham y Londres: Duke University Press, 1995). Aníbal Quijano, “Colonialidad
del poder, eurocentrismo y América Latina”, Neplanta: Vistas desde el Sur3
(2000): 533-580. Walter Mignolo, “La geopolítica del conocimiento y la diferencia
colonial”,El trimestre del Atlántico Sur101 (2002): 57-96.
Imperialismo y Descolonización como Escenarios de la Historia de los Derechos Humanos 143

dentro y lo constituye.5En esta interpretación los hechos de la Conquista de


América y la colonización del mundo también son reconocidos como hitos de la
historia moderna de los derechos humanos. Los derechos humanos son
pensados en el horizonte del sistema mundial y en el contexto de las relaciones
entre los imperios modernos y las colonias, colocando a “los no europeos en el
centro del discurso de los derechos humanos”.6Una construcción no
eurocéntrica de la genealogía de los derechos puede enmarcarse en un
horizonte histórico de largo plazo. Este escenario más amplio puede permitirnos
vislumbrar las tendencias, cambios y discontinuidades que han sufrido los
derechos humanos, y contextualizar la situación actual dentro de la dinámica de
toda la historia de la modernidad. Desde esta perspectiva, las circunstancias que
afectan hoy a los derechos humanos van más allá del presente y se extienden a
toda la historia del mundo moderno desde sus inicios.

En esta narrativa más completa de los momentos en los que los derechos
humanos han jugado un papel en las convulsiones de la modernidad, las teorías de
los derechos están sujetas a una recontextualización en una interpretación de la
historia posterior a la conquista. Un enfoque del Tercer Mundo a la historia de los
derechos humanos ofrece una narrativa sobre el papel que han jugado los derechos
humanos en la modernidad. Trae a la conciencia quinientos años de movilización
utópica de la ley natural para resistir la violencia de los imperios en los tiempos
modernos a lo largo de la vasta geografía del globo. El punto que este capítulo quiere
señalar no es solo que los movimientos sociales y los pueblos del Sur han hecho una
contribución significativa a la historia de los derechos humanos. La tesis de este
ensayo es que, durante los últimos quinientos años, una tradición de derecho natural
y derechos humanos ha florecido en el mundo colonizado junto con la tradición
europea, y que estos dos enfoques de los derechos han corrido paralelos, se han
cuestionado y mejorado mutuamente. La defensa de esta pretensión requiere, como
señala Edward Said en el contexto de un debate similar, recuperar hechos históricos
desatendidos por la perspectiva eurocéntrica y justificar su importancia para la
comprensión de los derechos.7En tal proyecto el estudio de las complejidades de la
historia de las prácticas del derecho

5Enrique Dussel, “Democracia en el 'Centro' y Crítica Democrática Global”, en


Democracia no realizada. Documenta 11 Plataforma 1, ed. Okwui Enwezor et al.
(Osfildern-Ruit: Hatje Cantz Publishers, 2002), 274.
6Reza Afshari, “Sobre la historiografía de los derechos humanos. Reflexiones sobre La evolución de los
derechos humanos internacionales: Visiones vistas de Paul Gordon Lauren”,Revista trimestral de derechos
humanos29 (2007): 47.
7Edward Said, “Prólogo”, enEstudios subalternos seleccionados, editores. Ranajit Guha y
Gayatri Chakravorty Spivak (Nueva York: Oxford University Press, 1988), v.
144 Capítulo cinco

a la autodeterminación juega un papel central.8Esta interpretación nos coloca


en una mejor posición para comprender la configuración de los derechos
humanos en la situación mundial actual y avanzar una vez más en su poder
emancipador.

2. Francisco de Vitoria y la justificación de la


conquista y el genocidio

La historia de la modernidad comienza con la Conquista de América. La


llegada de los europeos a las costas de América y la circunnavegación del
mundo destruyeron de una vez por todas la antigua idea popular de la Tierra
plana y confirmaron la teoría ilustrada de la Tierra como globo. La imagen de la
Tierra como globo crea una representación que es capaz de abarcar la totalidad
material del planeta. Este es un fenómeno de no poca importancia, ya que la
formación del sistema mundial y el mercado mundial es una de las
características decisivas del surgimiento de la modernidad. Este es el primer y
constitutivo momento del proceso de globalización, siendo los siguientes pasos
etapas de mayor intensificación, incluida la actual.

En la historia clásica del derecho internacional moderno se asume que


el problema básico en torno al cual se construyó la disciplina fue el de la
paz y la guerra entre potencias soberanas, es decir, entre monarquías
europeas del siglo XVII. En esta narración, las obras de Grocio y la Paz de
Westfalia aparecen como precursoras de la tradición moderna dejus
gentium. Sin embargo, promover un enfoque tercermundista del derecho
internacional y basarse en las obras de J. Brown Scott9y Carl Schmitt,10
Antony Anghie ha mostrado que la necesidad de una justificación de la
ocupación del “Nuevo Mundo” fue el tema fundamental en torno al cual se
construyó el derecho internacional moderno.11La “emergencia” de un todo

8Upendra Baxi, “Legalidad poscolonial”, enUn compañero de estudios poscoloniales,


ed. Henry Schwarz et al. (Oxford: Blackwell, 2005), 542.
9james brown scott,El origen español del derecho internacional: Francisco de
Vitoria y su derecho de gentes(Oxford: Clarendon Press, 1934).
10Carl Schmitt, “La apropiación de la tierra de un nuevo mundo”,Telos109 (1996); carl
schmitt,El Nomos de la Tierra en el Derecho Internacional del Jus Publicum
Europaeum(Nueva York: Telos Press, 2003).
11Antony Anghie, “Orígenes coloniales del derecho internacional”, enLeyes de lo

poscolonial, editores. Eve Darian-Smith y Peter Fitzpatrick (Ann Arbor: University of


Michigan Press, 1999), 89-90. Véase también Antony Anghie,Imperialismo, soberanía
y la construcción del derecho internacional(Cambridge: Cambridge University Press,
2005). En el mismo sentido véase Peter Fitzpatrick, “Latin Roots: Imperialism and the
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 145

continente desencadenó de inmediato la búsqueda de una solución jurídica


al problema de justificar la conquista de los nuevos territorios y su
expropiación, así como su distribución entre las potencias europeas. Esta
fue la pregunta que desencadenó el afán del derecho internacional en la
modernidad, que inicialmente lo caracterizó y aún lo caracteriza. En este
sentido Schmitt afirma que este fue “el comienzo de la época del derecho
internacional moderno”, y que “durante 400 años, desde el 16ela los 20el
siglo, la estructura del derecho internacional europeo estuvo determinada por un
curso fundamental de acontecimientos: la conquista del Nuevo Mundo”.12

La tradición jurídica utilizada para hacer frente a este desafío fue la doctrina
antigua y medieval de la ley natural. La necesidad de dotar de legitimidad a la
Conquista llevó al despliegue del derecho natural dentro del campo del derecho
internacional. En este encuentro entrelex naturalisyjus gentium, los derechos
naturales se alistaron por primera vez para validar el aplastamiento de culturas
y poblaciones enteras. Esta intuición fue desarrollada por Francisco de Vitoria
para justificar el dominio del Imperio español en los territorios de América.13Esta
tarea se logró mediante la construcción de un marco legal universalmente
vinculante que fuera capaz de sostener una jurisdicción dentro de la cual los
indígenas debían rendir cuentas. Con esta empresa Vitoria actualiza el derecho
romano y el derecho natural en la modernidad. Definió la relación entrejus
gentiumy el derecho natural como de paternidad o identidad adoptando uno de
los textos canónicos del derecho romano, las Institutiones Iustinianae I.2.1: “Lo
que la razón natural ha establecido entre todas las naciones se llama derecho
de gentes”.14Como el derecho de gentes está dictado por la razón natural, los
principios rectores del derecho internacional que mejor sirven al interés de las
justas relaciones entre los pueblos no pueden ser otros que los del derecho
natural. Así, la comprensión moderna del derecho internacional, capaz de
sustentar una jurisdicción mundial, se creó adoptando e incorporando el
derecho natural.

La nueva concepción dejus gentiumentendido como un “sistema de derecho


natural universal”15se complementó con la asignación a los nativos americanos
de un estatus que los hacía capaces de hacer parte de ella. Para ser sujeto de la
jurisdicción de la ley natural es necesario ser humano o,

La construcción del derecho internacional”, enEl derecho como resistencia: modernismo,


imperialismo, legalismo(Londres: Ashgate, 2008).
12Schmitt, “Apropiación de la tierra”, 29 y 43.
13Francisco de Vitória,Escritos Políticos(Cambridge: COPA, 1991).
14Citado en Vitoria,Escritos Políticos, 278.
15Anghie, “Orígenes coloniales”, pág. 94.
146 Capítulo cinco

en los términos del espíritu racionalista moderno que impregna los


argumentos de Vitoria, tener uso de razón. Considerando pros y contras,
Vitoria pronto llegó a la conclusión que necesitaba sobre el estado de los
indios. Para él no se cuestionaba la justicia de las decisiones ya adoptadas
por Fernando de Aragón, Isabel de Castilla y Carlos V en relación con la
invasión y ocupación de América. Como declara en su introducción, sus
lecciones son de carácter demostrativo y sólo persiguen explicar verdades
ya establecidas.dieciséisEn el marco de una discusión encaminada a establecer
si los “bárbaros” tenían o no dominio sobre sus bienes y si eran o no locos,
Vitoria sostuvo que tenían uso de razón, conclusión que se deduce de la
evidencia de la existencia entre ellos de un organización política y
económica, y de una religión.17
Sin embargo, el impulso detrás del reconocimiento de la capacidad de razón de
los indios no fue el del reconocimiento humanista de los indígenas como
miembros de la misma especie, sino el de la validación de la autoridad del
emperador sobre sus súbditos bajo los principios de la ley natural. Como dice
Anghie, “precisamente porque los indios poseen razón es que están obligados
porjus gentium”.18

Esta puede ser una instancia del ejercicio de “la mirada estructurada del
poder cuyo objetivo es la autoridad” en el contexto de la relación entre
conquistadores y colonizados.19Como gente razonable, los nativos americanos
eran iguales a los europeos. Sin embargo, de una manera orwelliana-legalista,
eran menos iguales de todos modos. Este ha sido un rasgo común de la forma
en que la conciencia europea se relaciona con los colonizados en todo el
mundo, a los que considera similares y al mismo tiempo extraños o inferiores.20
Los indios no eran tan humanos como el resto de los humanos ya que para
Vitoria eran bárbaros y en consecuencia, siguiendo a Aristóteles, esclavos. La
condición de ser bárbaros y esclavos no excluía a los indios de la raza humana
sino que los relegaba a un estatus inferior. Para Vitoria, tal circunstancia era una
razón válida para justificar el dominio sobre ellos porque la condición de
esclavos implicaba que eran incapaces de gobernarse a sí mismos.21Y a pesar de
que Vitoria encuentra en los indios las huellas

dieciséisVitória,Escritos Políticos, 234 y 238.


17Ibíd.,
250. En este asunto Vitoria se distancia de los comentaristas más
díscolos de la época que, como Juan de Sepúlveda, no reconocían la
humanidad de los indios.
18Anghie, “Orígenes coloniales”, pág. 94.
19homi bhabha,La ubicación de la cultura(Londres: Routledge, 1994), 109.
20Ibíd., 89-92.
21Vitória,Escritos Políticos, 233 y 251.
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 147

de razón todavía considera que tienen una “incapacidad mental” que los pone muy
cerca de los enfermos mentales e incluso de animales como:

hay poca diferencia entre los bárbaros y los locos; son poco o nada más
capaces de gobernarse a sí mismos que los locos, o incluso que las
fieras.22

Así, si bien la interpretación de Vitoria de la condición de los indios en


relación con la humanidad -tal como para él está encarnada
paradigmáticamente en los europeos- tiene dos caras contrastantes, se puede
decir que llega a una única conclusión. Citando a Aristóteles, Vitoria afirma que
los indios son “insuficientemente racionales para gobernarse a sí mismos, pero
lo son para recibir órdenes”.23La virtud de la razón opera solo como una
estratagema teórica tanto para negar la capacidad política de los nativos
americanos como para hacerlos lo suficientemente hábiles como para
someterse. En la comprensión general de Vitoria de la posición de los
aborígenes en relación con los europeos, la idea de los indios como humanos
sólo se mantiene hasta que sirve al propósito de ubicarlos dentro de la
jurisdicción universal de la ley natural. Esta construcción jurídica le permite
cargar a los indios obligaciones derivadas de los derechos que sólo poseen los
europeos, siempre dentro de la lógica de someter a los aborígenes al poder del
Emperador ya las hordas de conquistadores y colonizadores. El derecho
internacional y natural operaba así como una especie de derecho penal
moderno que sustentaba la condición de los nativos como sujetos de derecho, y
asignar penas de guerra y muerte por incurrir en determinadas conductas. Las
credenciales de Vitoria como verdadero defensor de los pueblos indígenas de
América son dudosas ya que en su comprensión de la ley natural los indios sólo
estaban obligados a respetar los derechos de los europeos.24

22Ibíd., 290-291. En su desprecio por los indios, las comparaciones con los animales no eran

infrecuentes, ya que Vitoria también sostiene que ellos “parecen ser poco diferentes de los
animales brutos”. Ibíd., 239.
Ibídem.
23

24Existe controversia sobre la posición real de Vitoria en relación a los indios. Reconociendo
su postura al menos inicial o momentánea a favor de los derechos de los indios ver William
Rasch,La soberanía y sus descontentos. Sobre la primacía del conflicto y la estructura de lo
político(London: Birkbeck Law Press-Routledge Cavendish, 2004), 140. En algunos otros
casos, quienes lo consideran del lado de los nativos americanos han incurrido en
tergiversaciones evidentes: “Los escritos de Francisco de Vitoria de la Escuela de
Salamanca , defendiendo los reclamos de los indios y afirmando sólo una base débil para la
imposición española de la autoridad colonial sobre los pueblos paganos de las Américas,
propusieron doctrinas políticas que eran de un carácter sorprendentemente liberal en la
medida en que afirmaban los derechos de los pueblos indígenas.
148 Capítulo cinco

Que Vitoria deba ser recordado más como un paladín de la


Conquista que como un defensor de la dignidad de los indios también
puede corroborarse con el examen de su forma de afrontar las noticias
que llegaban de América sobre la forma en que los indios eran siendo
diezmado. A pesar de que sabía de masacres y abusos, y los
mencionaba con desaprobación,25al final prefirió no hacer caso a las
voces de quienes ya expresaban palabras de advertencia sobre las
atrocidades cometidas en todos los lugares que pisaban los europeos.
En cambio, eligió creer a priori, o suponer en contradicción con la
evidencia, que sucedió lo contrario y que los conquistadores
simplemente deambulaban por América:

Como estos viajes de los españoles no son (como podemos suponer por
el momento) ni dañinos ni perjudiciales para los bárbaros, son lícitos.26

El cinismo permitió a Vitoria decir que según la ley natural los indios “deberían
amar” a los “inofensivos” europeos, ya que estos últimos tendrían la condición de
vecinos y amigos, y que sería “inhumano e irrazonable” que los indios prohibieran la
españoles de viajar por América. Su distorsión de los acontecimientos que suceden
en Estados Unidos también se puede apreciar cuando cita uno de los pasajes de
Ovidio para sustentar su moderna teoría de los derechos, antes de que lo hiciera
Hobbes y con un giro completamente diferente. Vitoria ilustra a los indios sobre la
verdadera naturaleza de los conquistadores diciéndoles que: “El hombre no es un
lobo para su prójimo, como dice Ovidio, sino un prójimo”.27La lógica del miedo y la
autoprotección detrás de la necesidad de un contrato social y de libertades limitadas
de la teoría hobbesiana de los derechos está precedida por la “racional” vitoriana de
engaño y malinterpretación deliberada de la historia.

El moderno derecho de gentes concebido por Vitoria fue capaz de defender un


conjunto de derechos que debían ser respetados en América:

la conciencia individual frente a las pretensiones del poder político”. Marc Plattner y
otros,La tradición liberal en foco. Problemas y nuevas perspectivas(Lanham:
Lexington Books, 2000), 99.
25Vitória,Escritos Políticos, 238 y 333.
26Unas líneas más adelante, Vitoria vuelve a apoyarse en sus presunciones
defectuosas sobre la buena conducta de los conquistadores para sacar conclusiones
jurídicas: “Pero como los bárbaros no tienen guerra justa contra los españoles,
suponiendo que no hagan daño, no les es lícito prohibir ellos de su patria”. Ibíd., 278.
27Ibíd., 279-280.
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 149

Y ciertamente hay muchas cosas que claramente deben ser resueltas sobre la base del
derecho de gentes (jus gentium), cuya derivación del derecho natural es manifiestamente
suficiente para permitirle hacer valer derechos vinculantes.28

Los derechos emanados de la ley natural eran para Vitoria precisamente los
justos títulos por los que el imperio español gobernaba a los indios. Estos
derechos, que sólo poseen los europeos, son principalmente el de “salir y viajar”
y comerciar, y el de difundir la religión cristiana.29Cualquier tipo de oposición al
ejercicio de estos derechos prístinos debe tomarse como un acto de agresión y
constituye un acto de guerra. La materialización de tal hipótesis proporcionaría
a los españoles la justificación para “defenderse” y recurrir a la violencia y la
guerra. Porque la guerra de conquista fue considerada por Vitoria como una
guerra justa. En las circunstancias del siglo XVI en América este marco legal va a
ser “inevitablemente violado por los indios” ya que siempre estuvieron “en falta”.
30La consecuencia necesaria que se sigue es que los españoles siempre tuvieron

derecho a librar una guerra justa contra los indios. Cuando la idea de la guerra
justa pasó a formar parte del título jurídico de la conquista, se completó el
marco jurídico para legitimar la masacre de innumerables pueblos de América.
De esta forma, el derecho natural se transformó en derecho internacional del
genocidio, y los derechos humanos en derechos de guerra, por más que se
hicieran algunas salvedades en cuanto a la medida en que se podía ejercer la
violencia:

Una vez que los españoles hayan demostrado diligentemente tanto de palabra
como de hecho que por su parte tienen toda la intención de dejar que los bárbaros
continúen en el goce pacífico y tranquilo de sus bienes, si los bárbaros persisten en
su maldad y se esfuerzan por destruir a los españoles, pueden entonces tratarlos
ya no como enemigos inocentes, sino como enemigos traicioneros contra los
cuales se pueden ejercer todos los derechos de la guerra, incluyendo el saqueo, la
esclavitud, la deposición de sus antiguos amos y la institución de otros nuevos.
Todo esto debe hacerse con moderación, en proporción a la

28Ibíd., 280-281.
29Vitoria considera otros títulos justos para gobernar a los “bárbaros del Nuevo
Mundo, comúnmente llamados indios”: la protección de los conversos, la constitución
papal de un príncipe cristiano, la defensa de los inocentes contra la tiranía, la elección
verdadera y voluntaria, en aras de de aliados y amigos, y la incapacidad mental de los
“bárbaros”. Ibídem.,286-291. Vitoria también sostiene que los españoles pueden
declarar la guerra a los “bárbaros” porque comen carne humana y practican
sacrificios humanos. No considera estas prácticas contrarias a la ley natural, sino que
serían condenables porque infligen injusticia a otros “hombres”. Ibíd., 225.
30Anghie, "Orígenes coloniales", 95 y 98.
150 Capítulo cinco

ofensa real. La conclusión es bastante evidente: si es lícito declararles la


guerra, entonces es lícito ejercer plenamente los derechos de guerra.31

No es raro en la modernidad afirmar simultáneamente la matanza y la


razón. Tampoco es extraordinario que Vitoria haga lo mismo en el ámbito del
derecho internacional. En sus escritos, la teoría del derecho natural, basada en
la razón y derivada del derecho romano, transformó el ethos teológico en el que
estaba inmerso, y puso en marcha un proceso de secularización y
racionalización de la doctrina medieval.jus gentium. Adoptando la ley natural y
la razón como base secular del derecho internacional, Vitoria afirmó que la ley
cristiana y los decretos papales no obligaban a los indios, y que sólo la ley
natural se aplicaba a los incrédulos debido a su universalidad interna.32

La teoría de Vitoria también fue una comprensión verdaderamente moderna del


derecho internacional porque se centró en el problema de cómo crear un orden mundial,
una de las características fundamentales del surgimiento de la modernidad. Por lo tanto, la
teoría del derecho natural de las naciones y la guerra justa de Vitoria puede convertirlo en
el padre fundador del derecho internacional, como sostiene Anghie.33Del mismo modo,
Vitoria puede ser pensada como precursora de la teoría moderna de la ley natural y los
derechos humanos,34un desconcertante e incluso incongruente

31Ibíd., 283.
32Ibíd., 258-264.
33En un sentido similar ver Fitzpatrick, “Latin Roots”. Quizás el primero en afirmar esta

opinión fue James Brown Scott, quien vio a Vitoria como el “fundador del derecho de gentes
moderno”. Véase James Brown Scott,La concepción católica del derecho internacional(
Washington: Prensa de la Universidad de Georgetown, 1934). Sobre todo, Schmitt niega a
Vitoria cualquier papel como padre fundador del derecho internacional moderno, ubicando
su obra dentro del derecho internacional medieval, y considerándolo un teólogo que
“nunca llegó a ser jurista”. Sin embargo, a pesar de sus reservas sobre Vitoria como
teólogo, Schmitt escribe sobre el enfoque de Vitoria hacia el derecho internacional: “Esto
permitió que la teología se convirtiera en una doctrina moral y, a su vez (con la ayuda de un
enfoque igualmente generalizador)jus gentium), una doctrina moral “natural” en el sentido
moderno – simplemente una ley racional”. Schmitt, “The Land Appropriation,” 56-57 & 63.
Retratando a Vitoria como premoderna pero afirmando que el derecho internacional del
siglo XIX fue un “regreso a Vitoria” ver China Miéville,Entre derechos iguales: una teoría
marxista del derecho internacional(Chicago: Libros de Haymarket, 2006), 169-184. Ver
también Martti Koskenniemi, “Empire and International Law: The Real Spanish
Contribution,”Revista de derecho de la Universidad de Toronto61 (2011).
34La teoría española del derecho internacional de la época ha sido vista como

“precursora de las corrientes de pensamiento del derecho natural en el siglo XVII”.


Véase Antonio García y García, “La escuela española de los siglos XVI y XVII:
precursora de la teoría de los derechos humanos”,Relación juris10 (1997): 25-
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 151

construcción de un derecho natural en el que los derechos residen ante todo en


los poderosos ʊel emperador y las hordas de conquistadoresʊ y en el que el ser
racional y, por tanto, sujeto conforme al derecho natural e internacional, se
convierte en motivo de privación de todo derecho. Para los nativos americanos
convertirse en sujetos bajo la jurisdicción de la ley natural se convirtió en una
trampa. El derecho de gentes de Vitoria reconocía la humanidad de los indios a
la vez que justificaba el ejercicio sobre ellos de toda una era de violencia
frenética. Ser sujeto de derecho es un predicado vacío para los aborígenes ya
que no supone titularidad alguna de derechos. Por el contrario, la sujeción a la
ley, al poder y al emperador es total hasta la anulación como súbditos y como
pueblos.35El derecho natural, hipóstasis como el nuevo sistema de derecho
internacional, fue utilizado por Vitoria en los albores de la modernidad ʊla
época del Renacimiento y el florecimiento del humanismoʊcomo validación del
exterminio de los sujetos sometidos al mismo sistema de derecho.

3. Bartolomé de las Casas y los Derechos Naturales


de nativos americanos

La ley natural operó como salvaguardia para garantizar el respeto a los


pueblos indígenas de América ya en el siglo XVI. La fuerza de la agresión
europea fue respondida en el caso de Bartolomé de las Casas por su
adopción de la ley natural como recurso para cuestionar la legitimidad de la
violencia de la Conquista. En esta variante contraeuropea, la teoría de la ley
natural se convirtió en un escudo que servía para proteger a los seres
humanos y pueblos de ser sometidos al asesinato, la violación, la tortura, la
esclavitud y el robo.

Las Casas, un obispo dominico que vivió durante años entre los indios
en México y fue testigo de las atrocidades cometidas por los españoles,
dedicó la mayor parte de su vida a hacer campaña para poner fin a los
abusos. Luego de viajar a México y ser dueño de una “encomienda”, una
gran porción de tierra con dominio y posesión sobre sus habitantes
otorgada por Colón a su padre, Las Casas se hizo sacerdote

35. Véase también Peter Fitzpatrick,El modernismo y los fundamentos del derecho(
Cambridge: CUP, 2001), particularmente el capítulo “Imperialismo”, y William Rasch, La
soberanía y sus descontentos, principalmente la sección “Los Derechos Humanos como
Geopolítica: De Vitoria a Rawls”.
35La ambigüedad interna del sujeto de derecho moderno comosujetoysujeto ha sido

ampliamente elaborado por Costas Douzinas. Ver Costas Douzinas,El fin de los
derechos humanos(Oxford: Hart Publishing, 2000), 216-227.
152 Capítulo cinco

y más tarde capellán militar. Tras el horror de presenciar el trato al que


eran sometidos los indios, experimentó un “despertar de una
sensibilidad dormida” y renunció a su propia encomienda y esclavos.36
Posteriormente, Las Casas denunció la carnicería provocada por los españoles,
se dirigió al Emperador ya otras autoridades y se involucró en un debate público
y académico. Publicó relatos detallados de la matanza de los habitantes del
continente americano, desde México hasta lo que hoy es Argentina, pasando
por Cuba y Perú. En unos casos describe lo que vio, mientras que en otros
vuelve a contar lo que escuchó o leyó en crónicas escritas por testigos de los
hechos. Un solo episodio ocurrido en una región que luego se convirtió en
Colombia puede darnos evidencia de su compromiso con la difícil situación de
los indígenas, así como un vistazo al tipo de actos despreciables de barbarie de
los que estamos hablando:

Fue este mismo bruto el responsable de la muerte de unos quince o veinte


ciudadanos destacados en un pueblo llamado Cota. Los hizo arrojar a perros
salvajes que los despedazaron y, estando allí, también tomó muchos
prisioneros de entre la gente del lugar, cortando las narices de varias
mujeres y niños y las manos de muchos hombres y mujeres. Estos (y debe
haber habido unos veinte pares de manos en total) finalmente los colgó de
un poste como una advertencia espeluznante para el resto de la ciudad.37

Aunque tenía un conocimiento razonable del alcance de las brutalidades


que se estaban perpetrando, Las Casas no podía tener una idea a gran escala de
lo que estaba sucediendo, ni de lo que llegó a ser la dominación del imperio
español durante los siglos siguientes. Incluso la conciencia histórica
contemporánea sobre este cataclismo parece ignorar todavía el alcance real de
la destrucción que causó. Quizás una fría estadística podría dar una idea del
alcance de los hechos: a saber, que la devastación provocada por la conquista y
colonización europea ha resultado ser la responsable de la muerte de hasta el
95% de la población de América.38La magnitud de la devastación de millones de
vidas no tenía precedentes y no se ha igualado más tarde, ya que, según
investigaciones históricas recientes, “la

Bedini, editor,Cristóbal Colón y la era de la exploración: una


36Silvio
enciclopedia(Nueva York: Da Capo Press, 1992), 408-412.
37Bartolomé de las Casas,Breve relato de la destrucción de las Indias (Londres:

Penguin, 1992), 122. Véase también Bartolomé de las Casas,En defensa de los indios(
DeKalb: Prensa de la Universidad del Norte de Illinois, 1974).
38DavidStanard,Holocausto americano: Colón y la conquista del Nuevo Mundo(
Nueva York: Oxford University Press, 1992), ix-x.
Imperialismo y Descolonización como Escenarios de la Historia de los Derechos Humanos 153

La destrucción de los indios de las Américas fue, de lejos, el acto de


genocidio más masivo en la historia del mundo”.39

A partir de sus estudios de filosofía, teología y derecho romano y canónico,


Las Casas elaboró una teoría del derecho natural y del derecho internacional
con el objetivo de proteger a los indios de la crueldad de los conquistadores.
Como en el caso de Vitoria, la obra de Las Casas se dedicó principalmente a la
relación entre los invasores españoles y los pueblos del “Nuevo Mundo”. La
preocupación de Las Casas fue nuevamente la de crear una base para una
jurisdicción universal, un marco legal internacional aplicable a indios y
españoles. Sin embargo, contrariamente a la interpretación de Vitoria en la que
se pensaba en la nueva jurisdicción universal como una forma de proclamar los
derechos de los invasores, la elaboración de la doctrina de los derechos
naturales por parte de Las Casas buscaba contrarrestar la carnicería de la
guerra de conquista. Los argumentos de Las Casas iban dirigidos a otros
representantes de la ideología de la guerra justa, en particular a Juan de
Sepúlveda. Clérigo y conferenciante con quien Las Casas se comprometió en la
“Controversia de Valladolid” en 1550, Sepúlveda escribió:

Los españoles gobiernan con perfecto derecho sobre los bárbaros que, en prudencia,
talento, virtud y humanidad, son tan inferiores a los españoles como los niños a los
adultos, las mujeres a los hombres, los salvajes y crueles a los mansos y mansos, los
groseramente intemperantes al continente. , podría decir como monos a los hombres.40

Contradiciendo a Sepúlveda, Las Casas sostuvo que los nativos americanos


eran gentiles, moderados y tan racionales como los antiguos griegos y
romanos. Para Las Casas no había dudas sobre la humanidad de los indios, ni
sobre la unidad del género humano. Partiendo de la idea estoica de la
hermandad universal y de las teorías medievales de los derechos naturales,41
LasCasas escribió:

39Ibíd.,ix. El significado de la Conquista para la historia del genocidio no ha sido


adecuadamente destacado en la conciencia de nuestro tiempo, y permanece oculto o
reprimido por el sentido moral moderno, en particular por el de la “civilización” europea,
que sigue beneficiándose de ello. Sin embargo, el evento de la Conquista todavía moldea
política, económica y culturalmente nuestra condición y visión del mundo actual,
paradójicamente desdibujando nuestra comprensión de la misma.
40Juan Gines de Sepúlveda,Demócrates Segundo o De las Justas Causas de la

Guerra contra los Indios(Madrid: Instituto Francisco de Vitoria, 1951), 33.


41Brian Tierney,La idea de los derechos naturales: estudios sobre derechos naturales, derecho
natural y derecho eclesiástico, 1150-1625(Michigan: B. Berdmans Publishing, 1997), 273.
154 Capítulo cinco

Todos los pueblos del Mundo son humanos y sólo hay una definición de todos los
humanos y de cada uno, es decir, que son racionales... Por lo tanto, todas las razas
de la humanidad son una.42

Si todos somos humanos la jurisdicción de la ley natural no opera sólo


para los europeos sino que también se extiende a los indios. Al contrario de
Vitoria, estar bajo la jurisdicción de la ley natural no acarrea las paradójicas
consecuencias de no tener derechos, y de estar en todo tiempo en falta y
merecer la pena de guerra. Mientras que el punto de partida de Vitoria era
el del derecho a marchar y viajar y comerciar, Las Casas hizo hincapié en el
derecho a la libertad que tendrían los indios. En este punto, la teoría de la
ley natural de Las Casas pasa de una defensa contra la violencia de los
conquistadores, a convertirse al mismo tiempo en fundamento de un
derecho a la libre determinación de los indios. Basándose en las
elaboraciones de Tomás de Aquino sobre la ley natural, Las Casas afirma
que, como todos los humanos son racionales,

En cuanto a los humanos… nacieron libres… pues la libertad es un derecho (ius)


necesariamente inculcado al hombre desde el principio de la naturaleza racional y por
tanto de la ley natural (iure).43

Este derecho se acompaña o interacciona con el derecho a elegir


gobernantes, de lo que se deriva que las autoridades sólo pueden instalarse por
consentimiento voluntario de quienes están bajo su jurisdicción. Disputando la
decisión del emperador español de conceder a los encomenderos españoles la
posesión de tierras en América, que incluía la propiedad sobre los indios, Las
Casas escribe:

Ningún príncipe o rey, por supremo que sea... puede enajenar ninguna ciudad, tierra o lugar
fortificado, por pequeño que sea... a menos que los ciudadanos o habitantes... consientan
libremente en tal enajenación.44

Las Casas también avanzó las nociones de autodeterminación en el


contexto más amplio de la definición de la relación entre el Imperio y los
indios. Si bien Las Casas no objetó la capacidad del Papa para repartir el
Nuevo Mundo entre las Coronas de España y Portugal, no encontró en el
testamento del Papa título suficiente para ejercer el poder sobre el

42Bartolomé de las Casas,Obras Completas, Volumen 7. Apologética Historia


Sumaria II(Madrid: Alianza Editorial, 1992), 536-537.
43Citado en Tierney,La idea de los derechos naturales, 279.
44Citado en Tierney,La idea de los derechos naturales, 280.
Imperialismo y Descolonización como Escenarios de la Historia de los Derechos Humanos 155

indios45Los indios, cada uno de ellos y sus propios gobernantes, debían


necesariamente confirmar la jurisdicción entregada a los reyes como
libertad y consentir en sus autoridades eran derechos de los indios
según la ley natural. Si no se obtiene la aquiescencia de ellos, o no se
respeta su negativa, los indios perderían su libertad.46

Las Casas fue uno de los precursores del derecho internacional moderno. Al
proponer una nueva teoría del derecho de gentes basada en las ideas del derecho
natural y la razón natural, Las Casas y Vitoria construyeron el derecho internacional
como un “sistema de derecho natural universal”47y sentó un rico precedente para el
derecho internacional de los derechos humanos. Sin embargo, a pesar de que Vitoria
avanzó una teoría del derecho universal basada en la idea de la racionalidad de todos
los hombres, puso énfasis en los derechos de invasores y conquistadores y preparó el
escenario para la negación de derechos a los indios. Las Casas, en cambio, elaboró
una teoría de los derechos naturales capaz de intervenir en favor de los indios frente
a la crueldad desplegada por los bárbaros.48Además, en una de las primeras
elaboraciones modernas sobre el origen democrático del poder y el derecho de
autodeterminación de los pueblos, Las Casas creó un argumento jurídico que puso en
entredicho todo el proceso de conquista y colonización. En este sentido, como
afirman Negri y Hardt, las ideas y acciones humanitarias de Las Casas constituyen un
paradigma del contraimperio utópico y las tendencias contraglobalizadoras que
acompañaron los albores de la modernidad europea.49

4. Derechos y lucha por la independencia


en las Américas

La búsqueda del autogobierno en América tiene una larga historia, tanto en el


Norte como en América Latina. Para nosotros, testigos contemporáneos del poder de
los Estados Unidos, puede ser fácil perder de vista que hubo un tiempo en el que los
Estados Unidos eran una colonia del Imperio Británico. Una guerra por la
independencia se libró en América del Norte en la segunda mitad del 18el
siglo, más de una década antes de que se produjera la Revolución Francesa. La
Declaración de Independencia de 1776 sancionó el fin del gobierno de los

45Tierney,La idea de los derechos naturales, 280-281.


46Ibíd., 285.
47Anghie, “Orígenes coloniales”, 325.
48Sobre la contribución de de las Casas a la creación de una teoría moderna de los derechos
naturales universales ver Tierney,La idea de los derechos naturales, 273.
49Michael Hardt y Antonio Negri,Imperio(Cambridge: Harvard University Press,
2001), 115-116.
156 Capítulo cinco

británicos y proclamó los derechos de los ciudadanos de las antiguas colonias.50


Esta auténtica carta de derechos cumplió la función de poner en evidencia la
falta de legitimidad del sometimiento de las colonias al dominio imperial y, al
mismo tiempo, fue uno de los pilares constitucionales de la nueva organización
política republicana.

La Declaración de Independencia justifica la lucha por la liberación del Imperio Británico. Responde a una pregunta que la

Declaración se plantea a sí misma sobre por qué es necesario que las colonias se separen de la corona británica. Luego de

afirmar la vigencia de las leyes universales de la naturaleza, la Declaración avanza de acuerdo a una estructura clara. Enumera

los derechos naturales a los que tenían derecho los habitantes de las colonias, luego narra algunos hechos históricos en los que

estos derechos habían sido violados y finalmente llega a la conclusión según la cual era necesaria la emancipación de Gran

Bretaña. La declaración llega a la misma inferencia más adelante cuando considera el derecho a la rebelión contra la tiranía.

Enunciando el principio según el cual se establecen los gobiernos para garantizar los principios del derecho natural, la

Declaración señala que, de no hacerlo, emerge un nuevo derecho: el de rebelarse contra el gobernante que traiciona estos

principios y de derrocar “tal gobierno, y reemplazarlo por uno nuevo”. Tras hacer una larga lista de los históricos “abusos y

usurpaciones” cometidos por el Rey de Gran Bretaña, ʊcuyo régimen se califica de “despotismo absoluto”ʊ, la emancipación se

convierte en un deber y un derecho incontestables. En este sentido, los abusos cometidos contra los derechos naturales de las

colonias y sus habitantes operan como justificación de la liberación del imperio, mientras que la independencia misma se

convierte en un derecho. Tras hacer una larga lista de los históricos “abusos y usurpaciones” cometidos por el Rey de Gran

Bretaña, ʊcuyo régimen se califica de “despotismo absoluto”ʊ, la emancipación se convierte en un deber y un derecho

incontestables. En este sentido, los abusos cometidos contra los derechos naturales de las colonias y sus habitantes operan

como justificación de la liberación del imperio, mientras que la independencia misma se convierte en un derecho. Tras hacer

una larga lista de los históricos “abusos y usurpaciones” cometidos por el Rey de Gran Bretaña, ʊcuyo régimen se califica de

“despotismo absoluto”ʊ, la emancipación se convierte en un deber y un derecho incontestables. En este sentido, los abusos

cometidos contra los derechos naturales de las colonias y sus habitantes operan como justificación de la liberación del imperio,

mientras que la independencia misma se convierte en un derecho.

La proclamación de derechos comienza con el lema “todos los hombres son


creados iguales”, que sitúa la igualdad como principio que guía la relación entre los
británicos y los habitantes de las colonias, otorgando a estos últimos el mismo
estatus. En este contexto el término “todos” tiene un significado diferente al que
suele tener la teoría del derecho natural al pensar en la organización de la sociedad.
“Todos” no significa aquí una categoría que abarque a cada uno de aquellos
individuos pertenecientes a un Estado particular oa una organización política
nacional. Alude en cambio a una jurisdicción mundial, ya que la igualdad debe
predicarse más allá de Europa para aquellos que

50La Declaración de Independencia enumeró los derechos que los británicos no deberían

haber enajenado a los habitantes de las colonias y proclamó el derecho a la emancipación.


Otra declaración de derechos, la "Declaración de Derechos", se introdujo en 1789 como
enmiendas a la Constitución de 1787.
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 157

no son europeos. La Declaración continúa con una referencia a “los derechos a


la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, en la que la libertad significa el
derecho colectivo históricamente erosionado en la vida de las colonias bajo la
tiranía. El derecho a la libertad también trae consigo sus anheladas
consecuencias, es decir, la emancipación y la capacidad de decidir libremente
sobre el destino de las ex colonias.

Esta lectura del papel de los derechos proclamados en la Declaración de


Independencia ha sido subestimada en las interpretaciones realizadas a través
del prisma de la teoría europea de los derechos humanos. Desde una
perspectiva eurocéntrica, los derechos se entienden principalmente como
paradigmas sobre los que se modeló la sociedad burguesa, y como reguladores
de la relación entre sociedad y Estado. Este es el caso de la comparación de
Habermas entre la Declaración de Independencia y la Declaración francesa de
los Derechos del Hombre. Habermas asegura inicialmente que estos dos
manifiestos tienen significados diferentes derivados de su distinta teleología:
mientras los derechos en la Declaración de Independencia justifican la
emancipación del imperio británico, en la Declaración francesa operan como
una legitimación del derrocamiento del antiguo régimen.

Sin embargo, Habermas deja de lado una aproximación histórica a estos


hechos y apuesta por una perspectiva abstracta que llama “inmanente”.
Centrado en el papel desempeñado por la ley natural tras las revoluciones
burguesas, Habermas pierde de vista la marcada diferencia entre la lógica de las
declaraciones de Estados Unidos y Francia. De esta manera, su reflexión sobre la
Declaración de Independencia se mantiene dentro del contexto inicial y
primordial de su preocupación por el papel de la ley natural en la constitución
de las relaciones entre los individuos y el Estado. En última instancia, para
Habermas, las Declaraciones estadounidense y francesa son solo instancias de
la misma especie o “dos construcciones diferentes de la ley natural de la
sociedad burguesa”.51Aunque la Guerra de la Independencia es una revolución
burguesa por la naturaleza del nuevo orden político y económico que crea, la
Revolución de la Independencia es ante todo una empresa antiimperial. Como
Habermas se preocupa principalmente por la definición de los fundamentos de
la sociedad burguesa, y por los acontecimientos que ocurrieron dentro de las
fronteras nacionales de los estados-nación europeos, no sitúa su interpretación
de la Declaración de Independencia en el horizonte de comprensión de el
sistema mundial: el mundo moderno en general. Así, Habermas deja de lado la
cuestión de la contribución de la ley natural a la configuración de las relaciones

51Jürgen Habermas,Teoría y Praxis(Cambridge: Polity Press, 1988), 91.


158 Capítulo cinco

entre Europa y el resto del mundo o lo que es lo mismo, entre


imperios y colonias.

Los albores del siglo XIX también fueron testigos de un surgimiento de


luchas por la emancipación en América Latina y el Caribe. Desde México y Haití,
hasta la Patagonia chilena y argentina, el “signo de los tiempos” sacudió a la
mayoría de las colonias de los imperios español, portugués y francés. La filosofía
de la ley natural y los ideales de la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos y los “Derechos del Hombre” desempeñaron su papel en la destrucción
de la legitimidad de 300 años de dominio imperial, justificando así el
movimiento de emancipación, así como sentando las bases para nuevos
instituciones politicas. Habían pasado más de 30 años desde que Estados
Unidos se declaró independiente de los británicos, pero las guerras que se
libraban al sur del continente seguían perteneciendo a la misma tendencia
histórica. El ejemplo de quienes en el Norte lograron la autonomía de la corona
británica fue citado con frecuencia en apoyo a la lucha contra los imperios con
dominio en el Sur. Las constituciones de las naciones nacientes fueron
redactadas en términos similares a los utilizados en la Declaración de
Independencia, y también dieron apoyo a quienes creían en una organización
federalista para las nuevas repúblicas.

La inspiración de los líderes e intelectuales de las “revoluciones de independencia” en América Latina provino también de

otro imperio, Francia, y de su Declaración de los Derechos del Hombre. La variación francesa de la tradición de la ley natural y la

concepción liberal y democrática de la política fueron recibidas con un giro. Proporcionaron una base actualizada para la

constitución política de las nuevas repúblicas, pero ante todo actuaron como munición intelectual para un tipo diferente de

revolución: una revolución de independencia. Los Derechos del Hombre pusieron en evidencia el contraste existente entre las

promesas de su contenido y las realidades del día a día gobernado por los imperios europeos. En sociedades marcadas por

estrictas jerarquías establecidas entre europeos y estadounidenses, a quienes se suponía inferiores o menos capaces por su

lugar de nacimiento, raza o cultura, la idea según la cual “todos los hombres” eran iguales encontró un terreno propicio para

convertirse en historia. En la Nueva Granada, hoy Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, por ejemplo, la Declaración de los

Derechos del Hombre se hizo imprescindible para quienes, como Antonio Nariño, la habían traducido al español ya en 1794 y la

habían repartido clandestinamente en las calles de Santa Fe de Bogotá. . La Declaración de Independencia de 1810 acogió el

lenguaje de los derechos y las ideas de Rousseau al plantear como pilar “el derecho inalienable a la soberanía popular”.

Posteriormente las constituciones adoptadas entre 1811 y como Antonio Nariño, la había traducido al español ya en 1794 y la

distribuía clandestinamente en las calles de Santa Fe de Bogotá. La Declaración de Independencia de 1810 acogió el lenguaje de

los derechos y las ideas de Rousseau al plantear como pilar “el derecho inalienable a la soberanía popular”. Posteriormente las

constituciones adoptadas entre 1811 y como Antonio Nariño, la había traducido al español ya en 1794 y la distribuía

clandestinamente en las calles de Santa Fe de Bogotá. La Declaración de Independencia de 1810 acogió el lenguaje de los

derechos y las ideas de Rousseau al plantear como pilar “el derecho inalienable a la soberanía popular”. Posteriormente las

constituciones adoptadas entre 1811 y


Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 159

1815 por las provincias federales emancipadas contenía Declaraciones de Derechos


que incluían derechos que habían sido proclamados unos años antes en las
declaraciones de Estados Unidos y Francia. Así ocurrió en la Sección Segunda de la
Constitución del Estado Federal de Antioquia de 1812 sobre “Los Derechos del
Hombre en Sociedad”, que comenzaba diciendo:

Dios ha concedido igualmente a los hombres ciertos derechos naturales,


esenciales e imprescriptibles, como los de defender y conservar su vida,
adquirir, gozar y proteger sus bienes, buscar y obtener su seguridad y
felicidad. Estos derechos se resumen en cuatro principios, a saber: libertad e
igualdad jurídica, seguridad y propiedad.52

En una nueva serie de exitosas maniobras políticas de


emancipación en América del Sur, la doctrina de derechos
proclamada por la Declaración de Independencia y la Declaración
Francesa proporcionó un discurso que canalizó el descontento
popular y contribuyó a justificar las revoluciones de independencia
en todo el continente. Al mismo tiempo, la doctrina de los derechos
suministró algunos de los principios que deben respetarse para
que las nuevas formas de gobierno sean viables y democráticas. En
estas circunstancias, nuevamente, la ley natural y los derechos
operaron como una fuerza utópica y ayudaron a poner fin a siglos
de imperialismo. En resumen, los primeros desarrollos de la teoría
y praxis modernas de los derechos humanos no se encuentran en
la historia de las revoluciones burguesas en Europa. Bastante,53

5. Descolonización y derecho a la libre determinación

Después de la Segunda Guerra Mundial, la resistencia de siglos contra el dominio


de los imperios europeos en África y Asia se convirtió en un levantamiento y las
luchas de liberación llevaron a la independencia política de la mayoría de los países.

52http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0133838643313706186768 0/
p0000001.htm#I_3
53Además, podría decirse que la concepción de los derechos humanos desarrollada en

torno a la relación entre los individuos y el Estado cuenta entre sus antecesores y fuentes
con una práctica e interpretación de los derechos humanos arraigada en las luchas entre
las colonias y el dominio colonial. Esto se deriva del hecho de que la Declaración de
Independencia de Estados Unidos influyó en la Asamblea francesa de 1791, episodio
histórico que está bien documentado pero que no ha sido adecuadamente tematizado.
160 Capítulo cinco

colonias La descolonización se convirtió entonces en un fenómeno imparable,


un proceso que fue pacífico en casos como el liderado por Gandhi en India y
violento, como en Argelia, donde se logró a través de una guerra de liberación
nacional. El nacionalismo había crecido en las colonias desde la década de 1930
junto con la crisis del imperialismo. También estuvieron acompañados por lo
que Sartre llamó más tarde una conciencia sobre la contradicción entre el
llamado europeo a la humanidad como un valor, incluidos los derechos
humanos, y las atrocidades cometidas por los imperios y las autoridades locales
en su nombre.54Más allá de esta conciencia sobre la traición europea a los
ideales de derechos, las luchas nacionalistas y anticoloniales como la de Nigeria
fueron acompañadas por la formación de movimientos de derechos humanos, y
los derechos operaron como justificación de la independencia.55Así, los
derechos humanos y la ley natural formaron parte del debate de ideas que
sustentaron el impulso de liberación, acción que fue rápidamente
contrarrestada por las autoridades imperiales, acompañando la imposición de
duras medidas en algunos casos con la advertencia de que “no existen
consideraciones éticas como la se permitirá que los derechos del hombre se
interpongan en el camino”.56

El proceso de descolonización tuvo notables repercusiones en la creación de


estándares internacionales y regionales de derechos humanos. Los paisajes que
surgieron después de la Segunda Guerra Mundial evidenciaron las escandalosas
realidades del Holocausto y también las del colonialismo y el racismo.57A raíz de
la lucha por liberarse de la dominación extranjera y mientras se lograba la
liberación en África y Asia, la independencia política del dominio colonial se
transformó en un principio de la Carta de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo,
la lucha por la autonomía de los colonizadores y la igualdad entre los países en
el orden mundial se convirtió en una cuestión de derechos humanos.58Como
sostiene Michael Ignatieff, los principios de libre determinación e igualdad, dos
de los pilares del derecho internacional contemporáneo y de los derechos
humanos, son básicamente los

54Jean-PaulSartre, “Prefacio”, en Franz Fanon,Los condenados de la tierra


(Londres: Penguin, 2001), 17.
55Bonny Ibhawoh,Imperialismo y derechos humanos: discursos coloniales de derechos y libertades
en la historia africana(Albany: SUNY, 2007), 2-3 y 6. El trabajo de Ibhawoh es uno de los primeros
en explorar el papel que desempeñaron los derechos durante el proceso de descolonización de
África, una tarea que está muy atrasada.
56Citado por Hannah Arendt,Los orígenes del totalitarismo(San Diego: Libro de

cosecha, 1976), 221.


57Afshari, “Sobre la historiografía de los derechos humanos”, 46.
58Ibíd., 48.
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 161

consecuencia de la lucha anticolonial.59En este contexto, la autodeterminación alude


en primer lugar a la independencia política, pero también a la capacidad de todos los
pueblos de decidir por sí mismos sobre su propio modelo económico y desarrollo
cultural.60El derecho a la libre determinación está en la base de la tradición de los
derechos de los pueblos y de los derechos de solidaridad, que incluyen los derechos
al desarrollo, al control de los recursos naturales, a la paz ya un medio ambiente
limpio.

Cuando las nuevas naciones africanas y asiáticas independientes fueron admitidas


como miembros de las Naciones Unidas en las décadas de 1950 y 1960, los instrumentos
internacionales de derechos humanos se mejoraron y tomaron una dirección diferente. A
diferencia de los derechos humanos clásicos, el derecho a la libre determinación es un
derecho que reside en una identidad colectiva, el pueblo. La Declaración de la ONU sobre
Descolonización adoptada en 1960 estableció que “todos los pueblos tienen derecho a la
libre determinación” y sancionó que la dominación extranjera de los pueblos contradice las
normas de derechos humanos, la Carta de la ONU y la paz mundial. Algunos años más
tarde, la Declaración sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial de
1963 condenó el racismo como contrario a la dignidad humana y al principio de igualdad de
todos los seres humanos, y mencionó reiteradamente el apartheid como una práctica que
debe terminar de inmediato. El derecho a la libre determinación se convirtió en el primer
artículo de dos de los principales tratados de derechos humanos, los Pactos Internacionales
de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966.
También fue después de que la colonización se desvaneciera que el derecho a la
autodeterminación de los pueblos indígenas y tribales fue reconocido internacionalmente
por el Convenio No. 169 de la Organización Internacional del Trabajo de 1989, y más
recientemente en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas de 2007.

Los pactos de 1966 ilustran en toda su extensión los principios de


interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos. La ausencia de una
jerarquía preestablecida entre conjuntos de derechos y el vínculo inquebrantable
entre ellos se debe predicar no solo de la relación entre los derechos civiles y políticos
por un lado, y los económicos, sociales y culturales por el otro. Del mismo modo,
ambas generaciones de derechos no pueden separarse del derecho a la libre
determinación y, mientras que el respeto por los primeros conjuntos de derechos se
basa en la aplicación de los últimos, la libre determinación

59Citado en Balakrishnan Rajagopal, “Derecho internacional contrahegemónico: repensar

los derechos humanos y el desarrollo como una estrategia del tercer mundo”,Trimestral del
Tercer Mundo27 (2006), 770.
60Theo van Boven,Derechos humanos de la exclusión a la inclusión: principios y

práctica(Leiden-Boston: Martinus Nijhoff, 2000), 391.


162 Capítulo cinco

no puede pensarse en ausencia de derechos civiles, políticos y económicos. Pero la


descolonización no solo transformó y dio nuevas orientaciones a la carta
internacional de derechos humanos, sino que también contribuyó a crear un corpus
de instrumentos africanos de derechos humanos. Así, el concepto de los derechos de
los pueblos y el derecho a la libre determinación se convirtieron en dos de los pilares
y contribuciones clave a la tradición de los derechos humanos hecha por la Carta
Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos de 1981.

Es necesario hacer una salvedad en este punto. La paradoja entre la


voluntad de los gobiernos y funcionarios de declarar derechos y el rechazo a ser
sometidos a ellos ha acompañado la historia de los derechos humanos. Los
revolucionarios franceses, inspirados por Robespierre y Saint Just, recitaron los
Derechos del Hombre y provocaron “el Terror”. Este es el punto en el que “la
revolución se convierte en terror”, y la imagen que opera como símbolo del
acontecimiento cambia de la toma de la Bastilla a la veloz guillotina.61Al mismo
tiempo, como potencia imperial, Francia promulgó la Declaración de los
Derechos del Hombre y luego los negó a quienes vivían en los territorios de las
colonias francesas ya los esclavos.

Del mismo modo, la emergencia de los derechos de los pueblos dentro del
derecho internacional de los derechos humanos no estuvo exenta de tales ironías. La
dura lucha contra el colonialismo y la búsqueda de la estabilidad de los nuevos
gobiernos conspiraron para usar el derecho a la autodeterminación como pretexto
ideológico para cercenar los derechos civiles y políticos de los ciudadanos de las
nuevas naciones liberadas, particularmente en África, Oriente Medio y África. Oriente
y Asia.62Este fenómeno estuvo acompañado de una falta de interés por los derechos
humanos distintos del derecho a la autodeterminación en los organismos
internacionales creados por los gobiernos del Tercer Mundo para presionar por un
cambio en la configuración de las relaciones de poder mundial y por un nuevo orden
económico, como en el casos del Movimiento de los Países No Alineados y el Grupo
de los 77,63así como la Organización de la Unidad Africana (OUA).64En

61David Andrés,Sociedad Francesa en la Revolución 1789-1799(Manchester: MUP,

1999), 1.
62En América Latina, donde a mediados de la década de 1950 la independencia ya tenía más de
cien años, el hilo conductor de los derechos individuales y de los compromisos internacionales de
derechos humanos firmados por gobiernos civiles provino en cambio de élites de derecha y
dictaduras militares que, apoyadas por la La política exterior imperialista de EE.UU. erosionó la
democracia y violó sistemáticamente los derechos humanos.
Afshari, “Sobre la historiografía de los derechos humanos”, 53-55.
63

64GinoNaldi, “Tendencias futuras de los derechos humanos en África: ¿el mayor papel de la
OUA?”, enLa Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos: El Sistema en
Imperialismo y Descolonización como Escenarios de la Historia de los Derechos Humanos 163

En estas circunstancias se priorizó la preservación de la libre determinación,


mientras que los derechos civiles y políticos fueron abusados y descuidados, y
los principios de indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos no
fueron tomados en cuenta.

Como da fe la historia, cuando un solo derecho o conjunto de derechos adquiere un


estatus derogatorio sobre otros derechos, se daña a los seres humanos y se daña la causa
de los derechos humanos.sesenta y cincoEl derecho a la libre determinación como tal no puede
identificarse con el privilegio de los Estados de desatender los derechos civiles, políticos o
económicos, ni con una especie de cláusula de exclusión que vacía de contenido los
tratados internacionales de derechos humanos. Lo que sucedió en los países recién
liberados fue que el nacionalismo y el anticolonialismo se volvieron antiliberales y no
democráticos en sus circunstancias históricas particulares.66
Sobre todo, la apelación a la soberanía nacional como forma de sustraerse
a las obligaciones internacionales respecto de los propios nacionales no ha
sido exclusiva de los países del Tercer Mundo. Desde sus inicios, los
principales miembros fundadores de las Naciones Unidas han querido
recurrir al principio de soberanía para evitar la condena de los abusos
cometidos por sus propios gobiernos como en los casos de Estados Unidos,
Reino Unido y la Unión Soviética. .67

Finalmente, si bien las tensiones son comunes entre generaciones de


derechos, esto no debe llevarnos a pensar que existe una contradicción innata
entre el derecho a la libre determinación con su llamado al respeto a la
soberanía, y la necesidad de una vigilancia internacional del deber de los
Estados a respetar y proteger los derechos de quienes viven bajo su jurisdicción.
Tampoco el mayor estatus de la libre determinación en el ámbito de los
derechos humanos después de la descolonización debería dejar en la nostalgia
los tiempos de la “gobernanza imperial” que, de ser recuperada, supuestamente
garantizaría una mayor protección de los derechos.68

Práctica, 1988-2000, ed. Rachel Murray y Malcolm Evans (Cambridge: CUP,


2002), 1.
sesenta y cincoAfshari, “Sobre la historiografía de los derechos humanos”, 42-65. Sobre el caso de
Oriente Medio, véase Reza Afshari, “An Essay on Islamic Cultural Relativism in the Discourse of
Human Rights”,Revista trimestral de derechos humanos16 (1994): 235-236.
66Afshari, “Sobre la historiografía de los derechos humanos”, 51.
67Paul Gordon Lauren,La evolución de los derechos humanos internacionales:
visiones vistas(Filadelfia: University of Pennsylvania Press, 2003), 192.
68Niall Fergusson piensa en esta dirección, citado en Afshari, “On Historiography of

Human Rights”, 51.


164 Capítulo cinco

La idea de la autodeterminación, defendida cuatrocientos años antes por


Las Casas como principio de derecho natural, se convirtió en derecho
internacional positivo cuando la lucha por la descolonización triunfó en el
ámbito del derecho internacional de los derechos humanos. Al hacerlo, la ley
natural y los derechos humanos fueron fieles a su herencia emancipadora y
actualizaron una de sus potencialidades primarias, a saber, la de servir como
escudo contra los avances y los agravios del imperialismo.

6. Consecuencias para la teoría de los derechos humanos

La interpretación de la historia de los derechos humanos desde la perspectiva de


la Tercera Palabra tiene una serie de consecuencias para la teoría estándar de los
derechos. Dentro de esta visión distinta de la historia de los derechos es necesario
repensar algunos de sus postulados básicos, entre ellos los del sujeto de los derechos
humanos, el escenario histórico de su origen, la disciplina jurídica en la que nació, sus
padres fundadores, así como los de la “naturaleza” individual o colectiva de los
derechos y la doctrina de las generaciones de derechos.

Los derechos humanos necesitan ser pensados no sólo en el


marco de la relación entre el Estado y el individuo, sino también en
la dinámica entre imperios y colonias.69Nacida en el proceso de las
luchas contra el absolutismo, la teoría eurocéntrica de los derechos
es de inspiración liberal y democrática, ocupándose siempre de la
protección que requieren los individuos para contrarrestar el poder
del Estado `las libertadesʊ, y preocupada por asegurar que los
individuos tengan el poder de dirigir el estado los derechos
políticos. Una vez que se instituyeron los derechos sociales y
económicos a raíz de los impulsos socialistas del siglo XX, los
derechos se asociaron con la cuestión de cómo el Estado podía
intervenir para garantizar que las personas en general y los
miembros de grupos particulares tuvieran acceso a bienes y
servicios básicos. En cambio, desde una perspectiva del Tercer
Mundo, la teoría de los derechos nació en el contexto de la relación
entre imperios y colonias. En este ángulo, los pueblos ʊlas antiguas
colonias o las actuales neocoloniasʊtienen derecho,

69Pasar del ámbito del Estado-nación a la “constelación posnacional” no es sólo la

consecuencia de pensar los derechos humanos desde la perspectiva del Tercer


Mundo sino que, como en el caso de Habermas, es también la respuesta lógica al
proceso de globalización. Lasse Thomassen, “Introducción” enEl lector Derrida-
Habermas, ed. Lasse Thomassen (Edimburgo: EUP, 2006), 5.
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 165

Dentro del mismo horizonte de comprensión, puede decirse que la lucha


moderna por los derechos humanos se ha dado no sólo en el ámbito del Estado-
nación, sino también en el de las relaciones internacionales, el orden mundial o el
sistema-mundo. Los derechos humanos suelen pensarse en el ámbito de la nación
porque este fue el lugar histórico del que surgieron reflexiones como las de Hobbes y
Locke. Ese fue también el escenario en el que se adoptó la Declaración de los
Derechos del Hombre. Pero en una lectura de los derechos humanos como barreras
legales y políticas al ejercicio del poder de los imperios, la esfera en la que emergen
los derechos humanos es la del mundo moderno en su conjunto. De esta manera,
luego de ser considerados únicamente como un tema nacional, los derechos
humanos se convierten en un tema a ser evaluado y decidido también en el ámbito
internacional o global.

Del mismo modo, se ha asumido que el derecho constitucional y la teoría del


Estado son las disciplinas que funcionaron como nidos intelectuales de los
derechos humanos modernos. Los debates sobre el tipo de sistema político que
debería reemplazar al antiguo régimen después de las revoluciones inglesa y
francesa, y sobre cómo organizar la nueva forma de gobierno a través de un
contrato social, se realizaron en relación con las discusiones sobre las
declaraciones de derechos y sus fundamentos. Sin embargo, no se sabe
suficientemente que una agitación intelectual similar en torno a la ley natural
tuvo lugar algunos siglos antes cuando el Imperio español pretendía legitimar la
Conquista, y cuando los pueblos indígenas de América y sus simpatizantes
jurídicos y filosóficos intentaron organizar la resistencia a la masacre de
millones.70Las teorías de la ley natural de Francisco de Vitoria y Bartolomé de las
Casas se realizaron en el campo del derecho internacional, ámbito en el que fue
posible establecer las normas capaces de regir las relaciones entre el
emperador y los colonizados. Estos hechos nos permiten afirmar que los
derechos humanos no son sólo vástagos del derecho constitucional y de la
teoría del Estado, sino también progenie del derecho internacional del siglo XVI.

70En 1559 Bartolomé de las Casas, junto con Domingo de Santo Tomás y Alonso

Méndez, recibieron poder legal de un grupo de jefes indios del Perú para
representarlos ante la Corona española cuando se tomó una decisión sobre las
“encomiendas”, un sistema de distribución de tierras por que el emperador
otorgó autoridad completa a los colonos españoles sobre vastas porciones de
tierra y sus habitantes a cambio de una compensación económica. Luciana
Pereña y José Manuel Pérez, “Estudio Preliminar”, en Bartolomé de las Casas, De
Regia Potestad o Derecho de Autodeterminación(Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1969), ci-cix.
166 Capítulo cinco

Una explicación de los derechos humanos en el Tercer Mundo también tiene


ramificaciones en el debate sobre los padres fundadores de la encarnación moderna
de la doctrina de la ley natural. Después de reescribir la historia de los derechos
desde la perspectiva del Sur, es evidente que antes de Hobbes, Locke, Rousseau,
Paine, Kant, Hegel, Grotius, Pufendorf y Vattel elaboraron la teoría moderna de los
derechos y lajus gentium, el derecho natural ya había sido movilizado por Vitoria y
Las Casas para construir una teoría moderna del derecho internacional como
respuesta a los desafíos planteados por la Conquista de América. Aunque en
desacuerdo sobre el propósito de su compromiso con los derechos, tanto Vitoria
como Las Casas construyeron el derecho internacional como un ámbito de derecho
natural o, por el contrario, llevaron el derecho natural a la esfera del derecho
internacional y, al hacerlo, sentaron las bases de los derechos humanos modernos y
el derecho internacional ya en el siglo XVI.

Tradicionalmente, los derechos humanos se han considerado principalmente


como derechos individuales, como derechos de los seres humanos frente a los
abusos cometidos por los gobiernos. La intuición clásica sobre el personaje y el titular
de los derechos sigue siendo dominante aún hoy, tras el surgimiento de los derechos
sociales y culturales, e incluso después de la aparición de los derechos de los pueblos
en el horizonte de la segunda mitad del siglo XX. Pero la historia de la resistencia de
los pueblos a la conquista y la colonización a través de la apelación al derecho a la
libre determinación también evidencia que los derechos humanos fueron
originalmente derechos colectivos. No podría ser de otra manera si hemos de pensar
los derechos humanos como inmersos en el escenario mundial, y en el marco de las
relaciones entre imperios y colonias, y no sólo entre estados y ciudadanos.

Esta perspectiva del Tercer Mundo también cambia el equilibrio dentro


de la concepción estándar de las llamadas “generaciones de derechos”.
Según la interpretación común, en el siglo XVIII la Revolución Francesa
promulgó la primera generación de derechos, la de los derechos civiles y
políticos. Los derechos económicos y sociales de segunda generación están
asociados a acontecimientos de principios del siglo XX como la Revolución
Rusa, la implementación de la agenda de la socialdemocracia en Europa y
la creación de la Organización Internacional del Trabajo. Por último, la
segunda mitad del siglo XX, en la que el proceso de descolonización fue
primordial, habría dado lugar a una tercera generación de derechos
colectivos, incluidos el derecho a la libre determinación, el derecho al
desarrollo, los derechos ambientales y el derecho a la paz.
Imperialismo y descolonización como escenarios de la historia de los derechos humanos 167

Esta sucesión de generaciones de derechos no corresponde sólo a una secuencia


histórica. También se ha utilizado para dibujar una jerarquía en la que los derechos
de la primera generación tienen una prioridad de principio sobre otros conjuntos de
derechos. Así, en la teoría del liberalismo clásico, las libertades civiles, las libertades
económicas y las reglas democráticas triunfan sobre las aspiraciones sociales. Se
intentó un enfoque más equilibrado cuando se adoptaron políticas de bienestar en
países en los que triunfaban las visiones socialdemócratas del Estado. En una
orientación similar, se ha hecho durante las últimas dos décadas un llamado a la
interdependencia de los derechos civiles y políticos y de los derechos económicos y
sociales en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos. No
obstante, después de que el proceso de descolonización se completó
sustancialmente, la solidaridad o los derechos colectivos han quedado relegados al
margen del derecho internacional, ignorados por imperios y empresas
multinacionales y, paradójicamente, defendidos principalmente por dictaduras y
estados responsables de violaciones generalizadas de derechos humanos para
rechazar las críticas extranjeras y evitar las condenas de la comunidad internacional .
Esta es la situación actual de la doctrina de las generaciones de derechos en un
mundo dominado por el capitalismo, el libre mercado y el neocolonialismo.

En el marco de la comprensión de los derechos humanos modernos


elaborada en este capítulo, no los derechos civiles y políticos serían los de la
primera generación, sino el del derecho a la libre determinación. Sobre todo,
esto no quiere decir que la autodeterminación deba entronizarse en la cima del
orden jerárquico de los derechos. Se trata más bien de un llamado a deshacerse
de tal jerarquía ya darle al derecho de autodeterminación el lugar que le
corresponde en el horizonte de la interdependencia de las generaciones de
derechos en la que todos los derechos tienen la misma prioridad e importancia.
Tal reordenamiento llevaría a establecer un equilibrio más integral donde las
diferentes generaciones de derechos entren en conflicto y conciliación en un
campo en el que todos tienen inicialmente el mismo estatus.

Observaciones finales

Una adecuada comprensión del funcionamiento de los derechos humanos en la


actualidad requiere una consideración de su historia desde los inicios mismos de la
modernidad. Una perspectiva de largo plazo permite ver las vicisitudes que han
atravesado los derechos humanos y comprender que la actual es sólo la expresión
más reciente de una dinámica extendida a lo largo de toda la historia de la
modernidad. Para obtener una perspectiva tan amplia, en este capítulo se ha
propuesto un intento de reescribir la historia de los derechos humanos. En esta
narración de los momentos en los que los derechos humanos han jugado un papel
168 Capítulo cinco

en las convulsiones políticas y sociales de la modernidad, las teorías de los derechos


están sujetas a una recontextualización en una interpretación de la historia posterior
a la conquista. En este marco diferente, los derechos humanos son pensados en el
horizonte del sistema mundial y en el contexto de las relaciones entre imperios y
colonias. Esta historia alternativa destaca la resistencia de los colonizados frente a la
violencia de los imperios en los que los derechos naturales y humanos han sido una
fuerza emancipadora a lo largo de los siglos y junto a la inmensa geografía del Tercer
Mundo. Si esto es cierto, deberíamos relacionar la historia de los derechos humanos
no sólo con los pensadores y hechos europeos, sino también con todos los que
forman parte del linaje iniciado por Las Casas, cuya defensa de los derechos de los
indígenas americanos fue “el primer contradiscurso de la modernidad”.71

Si bien el núcleo de la teoría de los derechos humanos proviene de las doctrinas


griegas, romanas y medievales de la ley natural, una tradición europea tan antigua
tiene una serie de encarnaciones modernas, no solo en Europa sino también en las
luchas y teorías avanzadas fuera de Europa. Con el advenimiento de la modernidad,
la antigua doctrina de la ley natural se convirtió en un cuerpo de teorías que volaban
en dirección opuesta desde los pueblos colonizados hacia los imperios europeos. Los
derechos humanos no son un regalo de Occidente al resto del mundo.72La agencia y
la autoría de los derechos humanos también se encuentran en los pueblos que
resisten el colonialismo. Estos pueblos han sido sujetos históricos o agentes de los
derechos humanos desde el siglo XVI y desempeñarán un papel similar en el futuro.
Este replanteamiento de la comprensión contemporánea de los derechos humanos
puede desestabilizar y complementar la historia y la teoría eurocéntrica hegemónica
de los derechos humanos, que no ha logrado mostrar sus orígenes imperiales y
contraimperiales.

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