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La Silla del Poder

Número de participantes: de 20 a 50. El espacio donde se desarrolle, debe permitir al menos


colocar las sillas a un brazo de distancia entre ellas.

Materiales: Sillas para cada una de las personas + 1 silla para el facilitador (“La silla del poder”)

Tiempo estimado de duración: de 30 minutos a 1 hora, según se vaya realizando el proceso de


reflexión.

Tipo: Dinámica de Análisis.

Esta dinámica es muy útil para entender cómo funcionan los procesos organizativos, el liderazgo,
la responsabilidad y en general se puede utilizar para analizar las manifestaciones de la
participación en un grupo.

DESARROLLO:

El facilitador explica el objetivo de la actividad (analizar la participación, el poder, la organización,


etc.)

Para animar al grupo, puede preguntárseles a los participantes si creen que todos ellos pueden
lograr mayores resultados que una persona, en este caso, mayores resultados que el facilitador.
Tratar de retar al grupo para animarlo.

Se les pide a los participantes que tomen su silla y la coloquen hacia la dirección que ellos deseen,
con la única instrucción de que exista entre las sillas un espacio no menor de un brazo de
distancia, (si es un espacio abierto o muy grande, hay que cuidar que tampoco la distancia exceda
de 2 metros entre sillas). El facilitador coloca la silla vacía al centro del grupo.

La premisa principal de la dinámica es muy sencilla: evitar que el facilitador se siente en “La Silla
del Poder”. La forma en que impedirán que el facilitador se siente en la silla, es sentándose antes
en la silla desocupada (obviamente quedará nuevamente una silla vacía que será el nuevo objetivo
del facilitador y así sucesivamente).

Para esto, existen tres reglas básicas:

1. No pueden tocar al facilitador


2. Una vez colocadas las sillas en posición, no se pueden cambiar de sitio (tampoco pueden
arrastrarse o jalarse)
3. Una vez los participantes inicien a levantarse, deben cambiar de silla. No pueden hacerse
amagos (Gesto que indica el inicio de un movimiento o una acción que no llega a
consumarse).

También se les comenta que el facilitador caminará lentamente, a modo de darles “ventaja” en el
juego.

Una vez compartidas estas reglas y comprendidas por todo el grupo, se inicia la dinámica. Por lo
general, los grupos no duran más de medio minuto sin lograr que el facilitador ocupe la silla vacía.
Puede ponérseles un reto de tiempo y un nivel de dificultad inicial consistente en no poder hablar
en los primeros intentos.

El ejercicio puede repetirse un par de veces, y posteriormente iniciar de manera intercalada el


análisis con las siguientes preguntas:

 ¿Es un objetivo sencillo?


 ¿Por qué no lograron el objetivo?
 ¿De quién fue la culpa de que no se lograra el objetivo? (Si señalan a alguien como
culpable, se le pregunta a esa persona si lo que quería era perjudicar o beneficiar al
grupo…)

Se realiza de nuevo el ejercicio un par de veces (aquí ya pueden hablar). Se continúa con el
análisis:

 ¿Están participando todas las personas o algunos han estado sentados todo el tiempo?
 Si alguien ha estado sentado todo el tiempo, preguntar ¿Por qué no ha cambiado de silla?
 ¿Existe alguna estrategia para lograr el objetivo?

Se les da un tiempo (1 o 2 minutos) para pensar una estrategia. El facilitador no deberá estar
presente mientras el grupo elabora dialoga. Pasado este tiempo, se repite el ejercicio y el análisis:

 ¿Cuál era la estrategia?


 ¿Funcionó la estrategia?
 ¿Participamos todos y todas?

En este punto puede que ya hayan logrado el objetivo de tiempo o hayan estado cerca de lograrlo.
A partir de la reflexión que han hecho los participantes, el facilitador hace la reflexión final, sobre
todo valorando si el trabajo que se hizo como grupo o individual; si hubo liderazgo o no y cómo se
dio este aspecto en función si se logró que todos participaran voluntariamente, si funcionó o no la
estrategia, etc. haciendo la relación con el tema y contexto que se esté analizando.

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