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El papel de la motivación en el desempeño académico universitario

¡No puedo! ¡no voy a lograrlo! ¡soy un tonto! son expresiones que hemos usado
frecuentemente la mayoría de los universitarios en el transcurso de la carrera. Las razones
varían de estudiante a estudiante, sin embargo, compartimos “la desmotivación”. Esa
sensación de no poder avanzar, el fin de poder cumplir nuestro sueño.
En las situaciones donde nuestro nivel motivacional es relativamente alto; es común que el
compromiso, la dedicación, el enfoque e importancia que dedicamos a nuestras
responsabilidades académicas también lo sean y conlleven a resultados satisfactorios.
Análogamente, sucede el mismo comportamiento cuando estamos desanimados.
Realizamos todo sin esfuerzo alguno, sin lujo de detalle, sin darle la importancia que en
verdad merece y el resultado de ello no son los mejores. Evidentemente se puede visualizar
la relación entre el estado motivacional y el desempeño académico.
Me parece pertinente definir el termino motivación de manera apropiada. Kleinginna y
Kleinginna (1981), plantean que la motivación es la Influencia en las necesidades y deseos
que afectan la intensidad y dirección de los comportamientos.
Pekrun (1992) Expone que existen 2 tipos de motivaciones, la motivación intrínseca la cual
se origina de la propia persona, por ejemplo, cuando nos “automotivamos” u obtenemos un
buen resultado. El otro tipo es la motivación extrínseca definida como la motivación
proveniente del exterior de la persona.
Los Psicólogos Robert Mearns Yerkes y John Dillingham Dodson desarrollaron un modelo
basado en las teorías de la motivación, que busca explicar el comportamiento de las
personas en determinados caminos, llamada la ley de Yerkes- Dodson. Fácilmente se puede
interpretar como una función matemática en forma de u invertida. Esta ley expone que,
existe un punto máximo acotado llamado “zona confort” donde el estrés esta en un nivel
medio, la motivación al máximo y el desempeño igual.
El estrés es un factor indispensable para la motivación. Si nuestro estrés es nulo no vamos a
tener motivación alguna en realizar una tarea, con un nivel de estrés promedio se consigue
tener una motivación optima, permite un libre desarrollo de nuestras habilidades. Por
ejemplo, la creatividad y el razonamiento; razón por la cual los estudiantes universitarios
con un nivel de estrés optimo y controlado obtienen un mejor desempeño académico.
Por otro lado, con un nivel de estrés bajo la motivación será baja, debido a que no se ha
impuesto ningún estimulo que active a esta misma. Algo parecido sucede cuando el nivel
de estrés esta al máximo, nuestra motivación es de bajo nivel; se debe en gran parte a la
limitación que esta provoca a nuestras habilidades, como las mencionadas anteriormente.
Según el estudio realizado por Pekrun (1992) los estudiantes que poseen un bajo nivel de
motivación intrínseca (automotivación) presentan un comportamiento que, puede perjudicar
en gran medida la adquisición de conocimiento y, por lo tanto, afectar su desempeño
académico. Por ejemplo, tienden a desconocer los aspectos generales de sus carreras y
asignaturas, prefiriendo evadir clases y esperar un buen desempeño sin hacer el mayor
esfuerzo. En nuestro ciclo de vida estudiantil todos hemos conocido e interactuado con
estudiantes de este estilo, notando parcialmente su bajo rendimiento estudiantil. La falta de
motivación propia por falta de los estudiantes es una de las razones de que gran parte de
estos presenten bajos desempeños en su proceso académico.
En conclusión, como estudiantes universitarios es fundamental mantener un estado de
animo optimo y que dependa meramente de nosotros mismos. El propósito de todos los
estudiantes es obtener un desempeño optimo en nuestra carrera, cumplir con ese objetivo
necesita un estimulante o un impulso como todo en la vida, la motivación cumple con ese
roll, en especial la motivación intrínseca, pues a lo largo de la carrera la automotivación no
debe faltar; entre más motivados estemos, mas importancia, esfuerzo y enfoque vamos a
dedicar a la carrera, siendo un desempeño optimo el resultado de esto. Por ende, la
motivación tiene claramente una relación directamente proporcional con el desempeño
académico.
Referencias

Pekrun, R. 1992. The impact of emotions on learning and achievement: Towards a theory
of cognitive/motivational mediators. Applied Psychology: An International Review.
41(4):359-376.
Kleinginna, P.R., Kleinginna, A.M. 1981. A categorized list of emotion definitions, with
suggestions for a consensual definition. Motivat. Emot. 5:345–379.
Yerkes, R., Dodson, J. 1908. The relation of strenght of stimulus to sapidity of habit
formation. J. Comparative Neurology and Psychology. 18:459-432.

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