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Al momento de pensar en que docente deseo ser, siempre tengo en cuenta dos

tipos de desarrollos reflexivos en la practica docente.

La primera es cuando el profesor emprende una investigación sobre un problema

práctico, cambiando sobre esa base algún aspecto de su práctica docente. En este caso la

reflexión da inicio a la acción. Esta idea se relaciona con la propuesta de Stenhouse

sobre el profesor investigador.

El segundo tipo se da cuando el profesor modifica algún aspecto de su práctica

docente como respuesta a algún problema práctico, revisando posteriormente su eficacia

para resolverlo. En este caso la acción inicia la reflexión. Esta idea se relaciona con lo

que es la investigación-acción educativa. “La reflexión es eficaz cuando lleva al maestro

a darle sentido a la situación de manera que mejore la comprensión, de modo que él o

ella llegue a ver y comprender el entorno de práctica desde una variedad de puntos de

vista”. (Loughran, 2002, p.36).

Lo que implica que la reflexión está íntimamente ligada a la acción, a la práctica

docente, en la medida que el profesor es capaz de asignarle significados a su actuar para

analizarlos críticamente tendiente al mejoramiento de ese actuar.

Esta reflexión se realiza de manera individual, pero también colectiva y en

contextos definidos, de tal forma que cada situación que se da en el aula y los procesos

reflexivos que el profesor realiza son únicos y determinados para esa situación

específica.

La motivación para el aprendizaje

El término motivación hace alusión al aspecto en virtud del cual el sujeto vivo es

una realidad auto dinámica que le diferencia de los seres inertes. El organismo vivo se

distingue de los que no lo son porque puede moverse a sí mismo. La motivación trata
por lo tanto de esos determinantes que hacen que el sujeto se comporte de una

determinada manera teniendo en sí mismo el principio de su propio movimiento.

Tradicionalmente hemos confundido motivación con el arte de estimular y

orientar el interés del alumno hacia el trabajo escolar. Intento que queden claros ambos

conceptos, en el mismo nivel real que deben quedar claras las actividades que

corresponden al profesor que las que corresponden al alumno.

 Motivación: Es el interés que tiene el alumno por su propio aprendizaje o por

las actividades que le conducen a él. El interés se puede adquirir, mantener o aumentar

en función de elementos intrínsecos y extrínsecos. Hay que distinguirlo de lo que

tradicionalmente se ha venido llamando en las aulas motivación, que no es más que lo

que el profesor hace para que los alumnos se motiven.

La mayoría de los especialistas definen la motivación como un conjunto de procesos


implicados en la activación, dirección y persistencia de la conducta. Si nos centramos en
el contexto escolar, el estudiante implicará en este proceso las actitudes, percepciones y
expectativas que tenga en cuanto a la tarea, a sí mismo y las metas que pretenda
alcanzar. Involucrándose, paralelamente, el contexto en el que se encuentre.

Si nos centramos en la motivación académica, podemos diferenciar tres dimensiones: el


valor, la expectativa y la afectividad. Esto es:

 El componente del valor se relaciona con el porqué y con el qué. Es decir, la


intención escondida tras la realización de una determinada tarea, sumada a la
mayor o menor relevancia que el estudiante que la lleve a cabo le otorga.
 El componente motivacional de la expectativa se vincula a las
autopercepciones y creencias. El éxito en el desarrollo de la tarea dependerá
en gran medida de si el estudiante cree en sus capacidades y competencias
para llevarla a cabo.

 El componente motivacional afectivo tiene que ver con las emociones y


reacciones afectivas. Al alcanzar una meta, se generan reacciones
emocionales positivas; sin embargo, si no se consigue se desencadenan
sentimientos negativos, llegando en un futuro a no querer volver a desarrollar
ese tipo de tareas.
A los estudiantes les gustan o les disgustan sus profesores, se sienten aceptados

o rechazados por sus compañeros de clase, algunas veces vienen enfadados con sus

padres, se sienten orgullosos de su grupo de trabajo, avergonzados por una mala nota,

etc.; e incluso, estos estudiantes pueden también estar intentando controlar lo que los

demás sienten hacia ellos.

Entre estas emociones asociadas a contextos sociales, como el aula, se pueden

diferenciar las emociones dirigidas a uno mismo de aquellas otras dirigidas hacia los

demás, aunque ambas funcionan de modo entrelazado y pueden ser explicadas por el

mismo conjunto de principios, englobados fundamentalmente en la teoría de la

atribución de Weiner (1974, 1986). Este autor parte de la premisa de que sentimos en

función de cómo pensamos y que, por tanto, las cogniciones son condicionantes directos

de las emociones. Para Weiner (2000), el comportamiento depende no sólo de los

pensamientos sino también de los sentimientos.

Concretamente, en situaciones de logro se ha encontrado que el resultado de la

acción, la atribución particular realizada y la dimensión causal implicada son los

principales determinantes de las emociones.

Bibliografía

Actas do X Congresso Internacional Galego-Português de Psicopedagogia.

Braga: Universidade do Minho, 2009 ISBN- 978-972-8746-71-1

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