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LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

Magistrado ponente

SL3591-2020
Radicación n.° 82228
Acta 33

Bogotá, D. C., nueve (9) de septiembre de dos mil


veinte (2020).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


INMACULADA GUADALUPE Y AMIGOS EN CIA S.A.,
SEÑORA DEL CARMEN Y AMIGOS S.A.S., SEÑORA DEL
ROSARIO Y AMIGOS EN CIA S.A.S. e INVERSIONES
VILLA REAL S.A.S., contra la sentencia proferida por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, el 21 de febrero de 2018, en el proceso ordinario
laboral promovido por ÓSCAR MAURICIO BOSSA CANTOR
contra las recurrentes, y al cual fue vinculada
MULTIEMPLEOS S.A.

I. ANTECEDENTES

Ante el Juzgado Séptimo Laboral del Circuito de esta


ciudad, el señor Óscar Mauricio Bossa Cantor persiguió que

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una vez se declarara que con las hoy recurrentes le ató un


contrato laboral desde el 1 de octubre de 2009 hasta el 2 de
octubre de 2013 «sin solución de continuidad», así como la
unidad de empresa entre las codemandadas, éstas fueran
condenadas a reconocerle y pagarle la indemnización por
despido sin justa causa, cesantías y sus intereses,
indemnización moratoria por no pago de cesantías,
vacaciones, prima de servicio, auxilio de transporte,
indemnización por falta de pago de «prestaciones debidas»,
intereses moratorios, indexación, aportes a la seguridad
social y costas procesales.

Adujo para ello, en suma, que fue contratado


verbalmente para prestar sus servicios como músico,
«desarrollando actividades lúdicas y de entretenimiento en
favor de los comensales que visitan los establecimientos del
empleador», desde el 1 de octubre de 2009 hasta el 2 de
octubre de 2013, fecha en que el empleador dio por
terminado su contrato laboral sin justa causa; que su labor
la ejecutó en los establecimientos de Andrés Carne de Res –
Chía, Andrés D.C. y la plaza de Andrés del Centro
Comercial el Retiro, ubicada en la ciudad de Bogotá; que de
manera ocasional «y atendiendo las órdenes impartidas por
el empleador», debía cumplir con actividades laborales fuera
de la ciudad o de los establecimientos comerciales de aquél;
que su labor la ejecutaba en los turnos asignados
semanalmente por el empleador, así: «Lunes: tarde y noche
Martes: tarde y noche Miércoles: tarde y noche, Jueves: tarde
y noche Viernes: turno de la tarde y de la noche. Sábado:
turno de la tarde y turno de la noche. Domingo: turno de la

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tarde»; que debía cumplir el horario programado so pena de


ser sancionado; que mediante correo electrónico era
notificado de los turnos y días de la semana en que debía
trabajar; que su labor era ejecutada bajo la continuada
dependencia y subordinación del empleador; que recibía por
parte de aquél la indumentaria o vestuario para sus
presentaciones; que el actor al igual que los demás
músicos, «eran notificados de las condiciones de modo,
tiempo y lugar, como de obligaciones, sanciones y llamados
de atención no sólo a través de la vía electrónica de
Facebook sino también, a través de los correos electrónicos
enviados por el empleador demandado a través de las
cuentas carnevalteatro2012@gmail.com o
musicosacr@andrescarnederes.com y a través del correo
personal del coordinador de músicos, Helbert Bueno»; que en
esos correos también se les indicaba qué temas debían
interpretar en las distintas presentaciones, los talleres de
capacitación a los que debían asistir obligatoriamente y
demás información relevante; que por esa misma vía se les
informó que una de las condiciones para laborar con el
empleador era tener una disponibilidad del 100% y
«exclusividad para con la demandada»; que también se les
notificó el uso obligatorio de un carnet de identificación;
que con el mencionado carnet, los trabajadores podían
acceder a descuentos en los diferentes productos ofrecidos
por el empleador; que a la hora del almuerzo los
trabajadores hacían uso de un «vale» otorgado por el mismo
empleador, el cual servía para que pudieran acceder a un
descuento en el menú ofrecido, cuyo valor era descontado
del salario mensual recibido por cada trabajador; que

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inicialmente el señor Andrés Jaramillo, Gerente Suplente,


envió a los artistas vía correo electrónico un reglamento
interno, en el cual se establecieron las obligaciones
generales «que después serían especificadas en un
reglamento interno de trabajo posterior», el que fue exhibido
en el camerino a la vista de todos los músicos y actores que
prestaban sus servicios al empleador; que el demandante,
al igual que los demás músicos, por órdenes del empleador,
debía registrar su entrada al sitio de trabajo mediante el
sistema de marcación «smart»; que para la ejecución de la
labor contratada, el empleador suministraba a sus
trabajadores el transporte correspondiente; que en el año
2010 fue obligado a vincularse con la pre-cooperativa de
trabajo asociado Multisercoop; que posteriormente fue
conminado a afiliarse a Cornabis T.I.A.; que el 1 de octubre
de 2011 suscribió contrato de prestación de servicios con el
señor Guillermo Beltrán Hitscherici, quien actuó como
gerente del empleador; que sólo hasta el 17 de septiembre
de 2013 su patrono le propuso, «como a los demás artistas
trabajadores», formalizar la relación laboral existente; que
ese mismo día le ofrecieron suscribir un contrato de
transacción, el cual no pudo estudiar con detenimiento,
toda vez que sólo le dieron 5 minutos para leerlo; que en
dicho contrato se establecía que el trabajador declaraba a
paz y salvo al empleador por todo concepto; que la firma del
mencionado convenio era condición «para proceder a la
firma del contrato de trabajo prometido y a una posterior
conciliación que se haría ante un juez de la república sobre el
mismo contenido del contrato de transacción indicado»; que el

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actor no aceptó la transacción; y que al no aceptarla le fue


prohibido el ingreso a su sitio de trabajo.
INMACULADA GUADALUPE Y AMIGOS EN CIA S.A. se
opuso a la prosperidad de las pretensiones por considerar
que el contrato que ató a las partes fue de prestación de
servicios, sin que hubiere existido subordinación alguna.

También indicó que el mencionado contrato se ejecutó


desde el 11 de octubre de 2011 hasta el 2 del mismo mes de
2013, «el cual finalizó, por decisión unilateral de mi
representada». Agregó que las presentaciones artísticas no
se realizaban todos los días; que el demandante presentaba
facturas y cuentas de cobro para el pago de sus servicios
independientes e incluso laboraba en otros
establecimientos, sin que por ese motivo se le hubiere
llamado la atención. De fondo, propuso las excepciones de
inexistencia de la obligación, cobro de lo no debido, pago,
compensación, falta de causa y título, prescripción, buena
fe, y la llamada genérica.

INVERSIONES VILLA REAL S.A.S., SEÑORA DEL


CARMEN Y AMIGOS S.A.S. y SEÑORA DEL ROSARIO Y
AMIGOS EN CIA S.A.S., señalaron, en síntesis, que con el
demandante no existió ninguna relación contractual, tanto
así que «dentro del expediente no obra ni siquiera prueba
sumaria de que el señor OSCAR MAURICIO BOSSA CANTOR
hubiera suscrito un contrato con mí representada». En su
defensa, propusieron las excepciones de inexistencia de la
obligación, cobro de lo no debido, prescripción, buena fe, y
la genérica.

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A través de auto de 4 de agosto de 2015, el Juzgado de


conocimiento ordenó la integración del contradictorio con la
PRECOOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO
MULTISERCOOP LTDA., hoy EMPRESA DE SERVICIOS
TEMPORALES MULTIEMPLEOS S.A. (folio 584). Al
comparecer al proceso, la vinculada manifestó oponerse a
las pretensiones formuladas por el demandante, pues «ni
con el demandante ni con las otras demandadas, existió
relación directa ni (sic) directa y nuestra vinculación se
genera por desconocimiento normativo, pues por expresa
disposición legal los entes solidarios (cooperativas) tienen
prohibido poder transformarse en sociedades comerciales».
Propuso las excepciones de falta de legitimación en la causa
por pasiva, prescripción, cobro de lo no debido,
inaplicabilidad de indemnización moratoria, mala fe y
temeridad del demandante.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Fue proferida el 29 de noviembre de 2016 y, con ella,


el a quo declaró que entre las demandadas INMACULADA
GUADALUPE Y AMIGOS EN CIA S.A., INVERSIONES VILLA
REAL S.A.S., SEÑORA DEL CARMEN Y AMIGOS S.A.S. y
SEÑORA DEL ROSARIO Y AMIGOS EN CIA S.A.S., existió
unidad de empresa; y que entre el demandante y las
mencionadas sociedades «existieron contratos de trabajo el
primero desde el mes de noviembre de 2009 hasta el mes de
febrero de 2010 y el último que tuvo vigencia desde el 11 de
octubre de 2011 al 2 de octubre de 2013». Como

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consecuencia de lo anterior, las condenó a pagar al actor


los siguientes conceptos y valores: 1. Cesantías:
($3.876.883); 2. Intereses a la cesantía: ($465.226); 3.
Prima de servicios: ($3.876.883); 4. Vacaciones:
($1.938.441); 5. Indemnización por despido: ($23.555.748);
6. Sanción por la no consignación de cesantías: «un día de
salario por cada día de mora a partir del 13 de febrero de
2013»; y 7. Indemnización moratoria: ($65.432) «que
equivale a un día de salario por cada día de mora desde el 3
de octubre de 2013 hasta el 3 de octubre de 2015 (…) y en
adelante los intereses moratorios a la tasa máxima señalada
por la superintendencia bancaria hasta que se efectúe el
pago».

También condenó a las demandadas a pagar la


diferencia de los aportes a seguridad social en pensión del
demandante al fondo de pensiones al que se encuentre
afiliado, «con un IBC de $1.962.979» para el período
comprendido entre el 11 de octubre de 2011 al 2 de octubre
de 2013. Declaró parcialmente probada la excepción de
prescripción, absolvió a las enjuiciadas de las demás
pretensiones, y les impuso el pago de las costas.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La alzada se surtió por apelación de ambas partes y


terminó con la sentencia atacada en casación, mediante la
cual el Tribunal resolvió:

PRIMERO.- MODIFICAR el numeral segundo de la sentencia


impugnada, para en su lugar, declarar que entre Oscar

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Mauricio Bossa Cantor e Inmaculada Guadalupe y Amigos en


CÍA. S.A., Inversiones Villa Real S.A.S., Señora del Carmen y
Amigos S.A.S. y Señora del Rosario y Amigos en CIA S.A.S.,
existió un contrato de trabajo a término indefinido de 01 de
noviembre de 2009 a 02 de octubre de 2013.

SEGUNDO.- MODIFICAR el numeral tercero de la decisión


censurada, para ordenar que las demandadas paguen al actor
por: (i) auxilio de cesantías $4'313.100.56", (ii) intereses a las
cesantías $476.858.47, (iii) primas de servicios $4'313.100.56,
(iv) vacaciones $2'417.607.67, (y) indemnización por
terminación del contrato de trabajo sin justa causa
$5'792.936.13 y, (vi) aportes al sistema de seguridad social en
pensión: se ordena a las enjuiciadas cancelar las diferencias de
los aportes a seguridad social del demandante al fondo en que
se encuentre afiliado, conforme a lo expuesto en la parte
motiva.

Confirmó en lo restante la sentencia apelada, sin lugar


a costas por el recurso.

Señaló que conforme lo previsto en el artículo 23 del


C.S.T., para que exista un contrato laboral se requiere la
concurrencia de 3 elementos esenciales: i) la actividad
personal del trabajador, ii) la continuada subordinación o
dependencia de éste respecto del empleador, y iii) un salario
como retribución del servicio.

A su vez, adujo que el artículo 24 del mismo Código,


consagra la presunción según la cual «toda relación de
trabajo personal se encuentra regida por una vinculación
contractual laboral», y que esta Corporación «ha explicado
que probada la prestación personal del servicio, se presume
la subordinación», en sustento de lo cual citó apartes de la
sentencia de esta Sala, del 29 de julio de 2015, Rad. 44519.

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Indicó que en el plenario reposaban los siguientes


documentos: «(i) formato de bienvenida con logo de Andrés
marca registrada, en el que existe un espacio para los
nombres, apellidos, cargo a desempeñar, número de cuenta,
relación de documentos a entregar, datos chéveres,
requisitos para recibir subsidio familiar de la caja de
compensación e, información básica de la empresa, (ii)
documento denominado "Cameval Teatrocirco", donde se
señalan las normas que se debían cumplir", (iii) comunicación
de 12 de septiembre de 2013 de artistas Carneval
Teatrocirco sin firma alguna, mediante la que solicitan
aclaración sobre las condiciones que se expusieron en
reunión de 25 de junio de 2013, relativas al cambio y
legalización del vínculo laboral de cada uno de los artistas,
refiriéndose a horarios, tarifas, eventos, antigüedad,
permiso, licencia, escuela de arte y exclusividad", (iv) correos
electrónicos de desafiliación y reunión de afiliación enviado
el 10 de marzo de 2010, informando el trámite de
desafiliación de la Cooperativa Coopasesores y la fecha en
que estarían presentes los representantes de la nueva
cooperativa Multisercoop en Chía y en Bogotá", del siguiente
día 12, comunicando que Inmaculada había decidido asumir
el 2.5% de la cuota de administración que (sic) cobrada esa
cooperativa, para resolver el proceso de regularización en
seguridad social'', de 17 y18 de marzo de 2010, solicitando
revisar información y afiliarse a los que no lo hubieran
hecho", de 16 de marzo de esa anualidad, para
mariabueno@andrescarnederes.com enviado por Nelson
Cardona con copia a Julieth Sánchez@andrescarnederes.com
asunto: personas contratadas a la fecha, informando que se

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habían vinculado 72 faltando algo más de 40, por lo que


solicitaba colaboración para que el resto se acercara a la
sede de esa cooperativa"; de 14 de abril de 2010, asunto
programación abril 13 a 19, solicitando revisar
programación, consultar personaje y vestuario, de 19 de
abril de 2010 asunto: "TEXTO LA CARNE PROX
DOMINGO!!!", de 26, 27 y 29 de los referidos mes y año, así
como de 14 de mayo de 2010, sobre cambio de horarios e
indicaciones respecto al vestuario y utilería de camerino,
escritorios y documentación (sic) manejaba por cielo,
anotación de Tomás junto con respuesta de Tomás, Alexis
Rojas, de siete (07) de junio de dos mil diez (2010) sobre una
obra de teatro, de veintinueve (29) de junio de esa
anualidad, (sic) solicitante estar atentos con las marcaciones
y plantilladas de los días que asistían", de 01 de julio de
2010, de "GRITO 200 VEINTES", de 22 y 23 de julio de esa
anualidad, 29 de junio de 2010, asunto Asistencia y
Marcación, asistencias, de 04 de agosto de 2010, relativo a
recomendación para cuidar la presentación personal,
aclaración sobre uso del reloj biométrico, de 27 y 29 de
septiembre de 2010, de 23 de diciembre de 2010, de asunto
viaje España", de 04, 10 y 20 de febrero de 2011, asunto
información importarte, carnaval de Barranquilla,
programación y comunicado", de 24 de febrero de 2011, de
18 de abril de 2011, asunto Vestuario y Personajes", de 19
de abril de 2011, texto semana Santa, de 17 de mayo de
2011, asunto camerino, relaciona reglamento de
convivencia", y otros correos, entre los que figura uno de
programación para camerinos", (y) bitácora de navegación —
manual de políticas — visita de colaboradores a los

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restaurantes de la compañía Andrés, de enero de 2012, (vi)


certificación de la cámara de comercio referente a inscripción
de documentos de las demandadas, (vii) formato acuerdo
transaccional — terminación del contrato de prestación de
servicios por mutuo consentimiento, (viii) misiva de 24 de
septiembre de 2013, de terminación del contrato de
prestación de servicios", (ix) certificación de prestación de
servicios, (x) historia laboral consolidada régimen de ahorro
individual de Porvenir S.A., (xi) certificación de Cornabis (xii)
desprendible de nómina de 24 (sic) de 2013, ubicación
huellero IP Andrés Express", (xiv) extractos bancarios, (xv)
contrato civil de prestación de servicios profesionales suscrito
entre el demandante e Inmaculada Guadalupe y Amigos en
CÍA. S.A.", (xvi) cuentas de cobro con sus pagos, causación
de gastos y notas de contabilidad, traslados electrónicos, así
como recaudo integrado a seguridad social y parafiscales de
27 de abril de 2012 a 01 de agosto de 2012, (xvii) cuentas de
cobro y transferencias electrónicas de su pago —
comprobante de egreso, recaudo integrado de seguridad
social y parafiscales, así como (xviii) convenio con presunto
asociado activo persona natural, suscrito el 11 de octubre de
2011, entre el demandante y Cornabis T.I.A».

Estudiados los interrogatorios de parte absueltos por


el demandante y por la convocada a juicio, quien, entre
otras, señaló que «a finales de septiembre de 2013, se
modificó la manera de contratar a los artistas, actualmente
la compañía cuenta con una planta aproximada de 60
artistas con contrato de trabajo, anterior a esa data estaban
vinculados bajo prestación de servicios […]», y los

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testimonios de Juan David Mojica Cortés, Carlos Armando


López Pardo, Salustiano Bueno Herrera, Laura María
Medina Peláez y Anderson Andrés Bojacá González, sostuvo
que «los medios de convicción y piezas procesales», valorados
en su conjunto, permitían colegir la prestación personal de
servicios del demandante a Inmaculada Guadalupe y
Amigos en CIA S.A., como saxofonista, pues «así lo admitió
la enjuiciada en los fundamentos y razones de derecho de la
defensa, al señalar que "El Demandante prestaba sus
servicios profesionales de forma intermitente a través de un
contrato civil de prestación de servicios realizando
presentaciones artísticas para los clientes de mi
representada, los cuales eran ejecutados de forma
completamente independiente, autónoma y autogestionaria,
con total autodeterminación en el desarrollo de las
precitadas actividades contratadas, sin que la compañía
INMACULADA GUADALUPE Y AMIGOS EN CIA S.A., sus
representantes o sus trabajadores realizaran actos de
subordinación frente al demandante...; a su vez, la
Representante Legal de la accionada al absolver
interrogatorio, señaló que el demandante prestó servicios
como músico de manera independiente a través de un
contrato de prestación de servicios, situación corroborada por
los deponentes Juan David Mojica Cortes, Carlos Armando
López Pardo, Salustiano Bueno Herrera y Anderson Andrés
Bojacá, quienes aseveraron que prestaba servicios como
músico. En consecuencia, obra a favor del actor la
presunción que dicha labor se encontraba regida por un
contrato de trabajo, entonces, correspondía a la parte
enjuiciada acreditar el hecho contrario al presumido, es

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decir, que la relación fue independiente y sin subordinación”.


Así, dedujo que en el sub examine la accionada no desvirtuó
la presunción contenida en el artículo 24 del C.S.T.,
“entonces, la prestación de servicios del demandante como
músico de Inmaculada Guadalupe y Amigos en CÍA. S.A.,
estuvo regida por un contrato de trabajo».

Dijo que dicha vinculación laboral quedaba ratificada


con los correos electrónicos «relativos al trámite que debía
hacer para la desafiliación a la Cooperativa
COOPASESORES y afiliación a MULTISERCOOP, asunción de
un porcentaje por parte de Inmaculada Guadalupe de la
cuota que debían pagar por administración a la Cooperativa,
de reformas de horarios, de 29 de junio, 22 y 23 de julio de
2010, de requerimiento de marcaciones y planillas de los
días de asistencia, de 04 de agosto de esa anualidad sobre
aseo personal, solicitando cuidar ese aspecto, de 29 agosto
de 2010, de inquietudes sobre el uso de reloj biométrico, de
23 de noviembre de 2010 relativo a la hora de entrada los
lunes y martes, de 20 de febrero de 2011 relativo a
programación y el comunicado de prueba de alcoholemia en
A.C.D y A.D.C., sustancias psicoactivas, con respecto a
eventos que no son de A.C.R, break, que refieren
obligaciones o prohibiciones del demandante».

Una vez confirmada la sentencia apelada respecto a la


existencia del contrato de trabajo entre las partes, coligió
que el actor había prestado sus servicios de manera
continua e ininterrumpida desde el 1 de noviembre de 2009
hasta el 2 de octubre de 2013, por lo que había existido un

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solo contrato de trabajo a término indefinido dentro de los


extremos señalados. Enseguida, procedió a liquidar las
prestaciones sociales respectivas.

En relación con la sanción por no consignación de


cesantías e indemnización moratoria, señaló que la
jurisprudencia de esta Corporación tiene asentado que «las
señaladas sanciones moratorias no son de carácter
automático ni inexorable, entonces, si el empleador acredita
en el proceso que su actuar estuvo revestido de buena fe, a
través de medios de convicción y argumentos válidos que
justifiquen su conducta omisa, se le debe absolver». A
renglón seguido, concluyó que en el sub examine «no se
acreditó que el actuar de la convocaba estuviera revestido de
buena fe, en efecto, como lo indicaron los testigos el actor
recibía órdenes relativas a los turnos y horarios que debía
cumplir, vestuario a usar, era sancionado por faltar a un
turno, se le impusieron reglamentos, además, como lo
narraron los deponentes también sugirió al actor y a los
demás artistas la vinculación a través de cooperativas y la
afiliación a una entidad para el pago de aportes a seguridad
social, a la que contribuyó con la cuota de administración; en
2013 citó al demandante para firmar acuerdo transaccional
requisito indispensable para la contratación laboral,
terminando el contrato de prestación de servicios en los días
siguientes, porque el trabajador se negó a firmar dicha
transacción, siendo ello así, la accionada era consciente que
el vínculo que la unía al demandante iniciado como
prestación de servicios se convirtió en contrato de trabajo, en
este orden, la afiliación mediante cooperativas y el contrato

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de prestación de servicios, pretendieron evadir el pago de


prestaciones sociales, en consecuencia, se confirmará la
decisión impugnada en este aspecto».

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por las sociedades demandadas, concedido


por el Tribunal y admitido por la Corte, se procede a
resolver.
V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende las recurrentes que la Corte case la sentencia


del Tribunal, para que, en sede de instancia, revoque la de
primer grado y, en su lugar, las absuelva «de todas las
pretensiones de la demanda».

De manera subsidiaria, solicitan la casación del fallo


impugnado, «solo en cuanto confirmó la condena por
indemnización moratoria del artículo 65 del C.S.T. (a razón
de un día de salario por los primeros 24 meses, y en
adelante intereses legales a la tasa máxima, hasta el pago
de las prestaciones), y la indemnización moratoria por no
pago de cesantías (contenida en el art. 99.3 de la ley 50 de
1990); para que en su lugar, y una vez constituida en sede
de instancia, revoque parcialmente, la sentencia proferida
por el Juzgado de primera instancia, para finalmente
absolver de tales conceptos moratorios referidos».

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Con tal propósito formulan un cargo por la causal


primera de casación laboral, que no fue replicado y se
decide a continuación.

VI. CARGO ÚNICO

Acusan la sentencia de ser violatoria de la ley por la


vía indirecta, por aplicación indebida, «de los artículos 22,
23 (subrogado por el artículo lo. de la Ley 50 de 1990), 24
(modificado por el artículo 2o. de la Ley 50 de 1990), y 25 del
Código Sustantivo del Trabajo; en relación con el art. 65 del
mismo Código (modificado por el artículo 29 de la Ley 789 de
2002), y el numeral 3 del art. 99 de la ley 50 de 1990», a
causa de los siguientes errores evidentes de hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que no se había logrado


desvirtuar, la presunción legal contenida en el artículo 24 del
CST.
2. No dar por demostrado, estándolo, que existían elementos
atendibles que lograban desvirtuar la presunción del artículo 24
del CST.
3. No dar por demostrado, estándolo, que hubo autonomía e
independencia, en la prestación del servicio por parte del
demandante, en desarrollo de una actividad liberal en calidad de
músico contratista.
4. No dar por demostrado, estándolo, que el cumplimiento
de turnos de servicio, la regulación de prohibiciones, registros
biométricos de entrada y salida, y pruebas de alcoholemia, se
realizaban como mecanismos razonables y lógicos de simple
control del contratista, y en manera alguna, como elementos
indicativos de subordinación laboral.
5. Dar por demostrado, contra la evidencia, que se impuso
al demandante la obligación de suscribir un convenio asociativo,
con la finalidad de ocultar una verdadera relación laboral, para
por esta vía, concluir la mala fe.
6. No dar por demostrado, estándolo, que existían elementos
objetivos, serios y atendibles, que permitían inferir que la
contratación se había entendido por las partes como
independiente, y por lo mismo, que se actuó de buena fe.

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Indican como pruebas mal apreciadas los documentos


denominados «Bienvenido Andrés» (folio 48), «Datos
Chéveres» (folio 49), y «Carneval teatrocirco» (folio 52), los
correos electrónicos de folios (61, 62, 63, 64, 66, 69, 70, 77,
78, 79, 83, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 98, 99, 104, 112,
113, 114, 93, 94, 95, 96 y 97), el manual de políticas «visita
de colaboradores a los restaurantes de la Compañía Andrés»
(folio 149), el formato de acuerdo transaccional (folios 254 a
256), la certificación de prestación de servicios (folio 258), la
comunicación de terminación del contrato de prestación de
servicios (folio 257), el desprendible «ubicación huellero IP
Andrés Expres» (folio 262), el contrato de prestación de
servicios (folios 281 a 285), el interrogatorio de parte
rendido por el demandante (a partir del minuto 03:27:00 del
CD contentivo de la práctica de pruebas), y los testimonios
de Juan David Mojica (a partir del minuto 33:50 del CD),
Carlos Armando López (a partir del minuto 51:45 del CD),
Salustiano Bueno (a partir del minuto 01:09:51 del CD), y
Anderson Bojacá (a partir del minuto 1:35:35 del CD); y
como no apreciadas la solicitud fechada el 12 de septiembre
de 2013 por el grupo de artistas «Carneval Teatrocirco»
(folios 56 a 60), el correo electrónico de folio 67, las cuentas
de cobro, causación de gastos, notas de contabilidad y de
traslado electrónico (folios 423 a 467) y la certificación de
prestación de servicios (folio 258).

En la demostración del cargo aducen que del contrato


de prestación de servicios «se infiere claramente que las
partes pactaron que el servicio se prestaría en las ocasiones
que requiriera el contratante, y que a su vez, el contratante le

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facilitaría la información necesaria y oportuna para la debida


ejecución del contrato (cláusulas 5 y 7 del contrato)»; y que en
cumplimiento de tales obligaciones contractuales, se fijaban
unos turnos u horarios «para efectos del cumplimiento del
objeto contractual (servicios musicales)».

Manifiestan que de la prueba obrante a folio 91,


igualmente se infiere que el contratante solicitaba las
marcaciones en los días de asistencia --en las planillas
dispuestas para tal fin al inicio del turno-- y que las
cuentas de cobro presentadas por el demandante permiten
deducir que la causación de honorarios se hacía por
«turnos» prestados en el día o en la noche.

Advierten que fue el propio demandante quien, en


interrogatorio de parte, confesó que los horarios para las
presentaciones musicales, «eran establecidos por las
necesidades del restaurante, que el pago de los honorarios
era por los turnos servidos, y que con la anticipación
respectiva, le daban la programación para prestar el
servicio», por manera que, «si el pago de los honorarios
pactados estaba condicionado a los turnos musicales
servidos, era apenas natural, lógico y razonable, que el
contratante llevará un control y registro sobre los mismos
para proceder con su pago y que consecuencialmente,
implementara marcadores biométricos o planillas de registro
de los turnos servidos».

Consideran que a diferencia de lo concluido por el


Tribunal, «el cumplimiento de un turno musical, previamente

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Radicación n.° 82228

programado por las partes, era una actividad inherente al


objeto principal del contrato de prestación de servicios
musicales, de modo tal que la exigencia razonable de su
cumplimiento en un horario especifico, no puede ser vista
como una conducta subordinante, pues por cierto que el
cumplimiento de un servicio en un horario especifico, no es
una característica exclusiva de una relación laboral o de
dependencia». En sustento de su aserto, reproducen pasajes
de la sentencia de esta Sala de la Corte, SL8434-2014.

Señalan que de la prueba obrante a folios 112, 113,


114, 149, 150 a 156 del expediente, se infiere que se
establecieron una pautas mínimas de orden y convivencia,
«en el sentido del debido uso del sitio destinado a tomar los
alimentos, la prohibición de llevar alimentos al camerino, el
no fumar frente al camerino, no tirar colillas, dar uso
adecuado a los baños, y el no estar bajo el efecto del alcohol
o drogas, ni consumirlas, con la consecuente realización de
la prueba de alcoholemia y tener una buena presentación
personal debido a que debía atenderse público». Enseguida,
sostienen que tales recomendaciones no son concluyentes
de una relación laboral ni configuran una restricción a la
autonomía e independencia del contratista, porque «en el
contexto de las relaciones civiles de prestación de servicios
independientes, no pueden resultar extrañas la existencia de
ciertas instrucciones logísticas o requerimientos
instrumentales, que son consustanciales al objeto contractual
pactado, y sin que las mismas puedan interpretarse como
actos propios de subordinación laboral, pues ello conllevaría
a la inutilización o decaimiento práctico de las relaciones

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Radicación n.° 82228

civiles privadas regidas por contratos de prestación de


servicios, que emanan de la libre autonomía y voluntad de
las personas».

Precisan que la autonomía e independencia del actor


en la prestación del servicio se infiere del interrogatorio de
parte por él absuelto, en el cual confesó «que mientras
prestó el servicio al contratante INMACULADA GUADALUPE
Y AMIGOS EN CIA. S.A., efectivamente prestaba
paralelamente servicios a otros contratantes, como lo era la
Casa de la Cultura de Chía y la Orquesta Sinfónica de Chía,
con la cual incluso realizó una gira por 15 días en Europa,
sin que por ello fuera sancionado o reprendido. Igualmente,
el demandante confiesa que el instrumento o insumo con el
cual prestaba el servicio era de su propiedad y gozaba de
autonomía técnica en la ejecución del instrumento».

Aseveran que del documento de folios 56 a 60 del


expediente, fechado el 12 de septiembre de 2013, fluye
evidente que el grupo de artistas, previo a la aceptación de
la oferta de vinculación laboral ofrecida por INMACULADA
GUADALUPE Y AMIGOS EN CIA S.A., «quería tener claridad
frente al tema de la "no exclusividad", pues era un tema que,
de ser aceptada la propuesta, los "afectaría", manifestando,
incluso, que la "forma utilizada hasta el momento de no
exclusividad dentro de la contratación" (refiriéndose al
contrato de prestación de servicios), era un punto vital a
mantener en lo sucesivo, pues la "presencialidad" se
convertiría en exclusividad, lo que terminaría por
"imposibilitar el desarrollo de actividades por fuera del nuevo

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Radicación n.° 82228

horario de trabajo", e "implicaría dejar de realizar otras


actividades lucrativas y de enriquecimiento artístico que
afectan directamente nuestra calidad de vida personal y
profesional”. También arguye que el actor confesó en
interrogatorio de parte, que en el año 2013 la empresa le
ofreció vincularse laboralmente, “la cual libremente no
aceptó, pues era consciente de los "cambios" que implicaba
aceptar la misma”».

De otro lado, esgrimen que los documentos dejados de


valorar por el Tribunal (folios 258 y 423 a 467), contentivos
de certificaciones y cuentas de cobro sobre prestación de
servicios, dan cuenta de que «el propio demandante se
identificaba como "trabajador independiente", sin que por
cierto existiera reclamación alguna (antes de la presentación
de la demanda) en que estuviera en desacuerdo con su
forma de contratación o ejecución del contrato».

Destacan que el ad quem, de manera errada, concluyó


que la actuación de la demandada no había sido de buena
fe al considerar que «se había impuesto de manera
obligatoria la suscripción de un convenio asociativo, con el
ánimo de ocultar la ejecución de una verdadera relación
laboral, sin existir "autonomía" para la afiliación». Al
respecto, manifiestan que si el juzgador hubiera valorado
correctamente los documentos de folios 62 a 64 y 66 a 67
del expediente, se hubiera dado cuenta de que del mismo
no se infiere la obligación de suscribir un convenio
asociativo, «obsérvese que simplemente era una citación a
una reunión informativa sobre el cambio de contratación, en

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Radicación n.° 82228

donde en ningún momento se señala que era una obligación


aceptar el cambio, pues se señala es que era "importante que
todos absolutamente todos estén enterados", por lo que se
llega a la conclusión de que lo que era hipotéticamente
obligatorio era la asistencia a la reunión, (incluso, el título del
correo electrónico señala "REUNIÓN EL LUNES
OBLIGATORIA TODO EL EQUIPO Y PROGRAMACIÓN'), pero,
en manera alguna, se puede inferir que lo que era obligatorio
era aceptar el cambio como tal, que es cosa muy distinta. (…)
Incluso, si el Tribunal, hubiera valorado adecuadamente el
documento obrante a folio 64 del expediente, habría dado
por demostrado que la vinculación a la cooperativa, en
ningún momento fue obligatoria, y mucho menos, con el
ánimo de ocultar una verdadera relación laboral, pues del
contenido del documento, (titulado "EXCELENTE NOTICIA"),
se infiere que la afiliación a la Cooperativa, fue un proceso
previamente acordado y discutido, con el ánimo de
regularizar el tema de los aportes a la seguridad social de
los artistas, proceso del cual estaban satisfechos».

En concordancia con lo anterior, relatan que el


documento obrante a folio 67, dejado de valorar por el
Tribunal, permite deducir que el proceso de afiliación a la
Cooperativa fue previamente socializado y discutido con los
artistas, al punto que se vieron las inquietudes planteadas
por éstos, por lo que, en manera alguna, «fue una imposición
unilateral carente de autonomía».

Respecto del acuerdo transaccional de folios 254 a


256, esgrimen que «en él no se hacía más que narrar la

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realidad fáctica de la relación contractual existente entre las


partes y por ello le fue puesto de presente para el análisis y
libre suscripción del señor BOSSA. Así mismo, nunca fue
impuesto al demandante la suscripción del documento. Tan
libre la decisión de su firma, que el señor BOSSA decidió no
hacerlo».

A continuación, aluden a la prueba testimonial,


primero, del señor Juan David Mojica, quién en su
declaración, «señaló que: para efectos del control del turno se
marcaba la hora de entrada y salida, teniendo como
herramienta para tales efectos un hullero biométrico; que las
prueba de alcoholemia era realizada para que no se
ingresara a prestar servicios embriagado; que las canciones
podían ser elegidas libremente por los músicos siempre que
éstas guardaran relación con la temática que les hubiera
sido informada; que Andrés Naranjo (artista) fue quien
presentó la Cooperativa de Trabajo Asociado MULTISERCOP
a sus compañeros y no INMACULADA GUADALUPE Y
AMIGOS EN CIA S.A.».

Segundo, del testigo Carlos Armando López, quien


sostuvo que «les fue ofrecido cambiar su contratación a
laboral, pero se negaron porque ello implicaría no poder
prestar sus servicios para otros contratantes y todos los
artistas realizaban actividades paralelas a las efectuada
para INMACULADA GUADALUPE Y AMIGOS EN CIA S.A.».

Tercero, del señor Salustiano Bueno, quién asentó que


«A los artistas les era cancelado por día de servicios

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efectivamente prestado; que no recordaba que al


demandante le hubieran sido impuestos llamados de
atención y que el señor BOSSA era docente de la Casa de la
Cultura de Chía».

Y finalmente, del testigo Anderson Bojacá, quién


afirmó, entre otras, lo siguiente: «a los artistas se les
pagaba previa presentación de cuenta de cobro dependiendo
de los turnos servidos; que los artistas se organizaban entre
ellos para prestar los servicios en turnos; Que Multisercoop,
era una Cooperativa a la que pertenecieron los artistas
desde 2010 hasta mediados de 2011 (…) que la marcación
de entrada y salida (denominado smart access), tenía como
finalidad dejar el registro de todas las personas por
protocolos de seguridad, y como control de entrada y salida
de la empresa (…) que el ofrecimiento de cambio de
vinculación se dio en septiembre de 2013 (…)».

VII. CONSIDERACIONES

Previo al estudio de las pruebas que los recurrentes


indican como erróneamente apreciadas y dejadas de valorar
por el Tribunal, es del caso recordar que en virtud de lo
dispuesto por el artículo 61 del Código Procesal Laboral, en
los juicios del trabajo los jueces gozan de libertad para
apreciar las pruebas, por lo que si bien el artículo 60 ibídem
les impone la obligación de analizar todas las allegadas en
tiempo, están facultados para darle preferencia a cualquiera
de ellas sin sujeción a tarifa legal alguna, salvo cuando la
ley exija determinada solemnidad ad sustantiam actus, pues

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Radicación n.° 82228

en tal caso «no se podrá admitir su prueba por otro medio»,


tal y como expresamente lo establece la primera de las
citadas normas.

Al respecto, resulta pertinente traer a colación lo


afirmado en sentencia de 27 de abril de 1977, inédita, que
fue ratificado por la Sala, entre otras, en sentencia de 5 de
noviembre de 1998 (rad. 11.111):

El artículo 61 del Código de Procedimiento Laboral les concede


a los falladores de instancia la potestad de apreciar libremente
las pruebas aducidas al juicio, para formar su convencimiento
acerca de los hechos debatidos con base en aquellas que los
persuadan mejor sobre cuál es la verdad real y no simplemente
formal que resulte del proceso. Todo ello, claro está, sin dejar de
lado los principios científicos relativos a la crítica de la prueba,
las circunstancias relevantes del litigio y el examen de la
conducta de las partes durante su desarrollo.
Pueden, pues, los jueces de las instancias al evaluar las
pruebas fundar su decisión en lo que resulte de algunas de
ellas en forma prevalente o excluyente de lo que surja de otras,
sin que el simple hecho de esa escogencia permita predicar en
contra de lo resuelto así la existencia de errores por falta de
apreciación probatoria y, menos aún, con la vehemencia
necesaria para que esos errores tengan eficacia en el recurso
extraordinario de casación como fuente del quebranto indirecto
que conduzca a dejar sin efecto la decisión que así estuviera
viciada.
La eficiencia de tales errores en la evaluación probatoria para
que lleven a la necesidad jurídica de casar un fallo no depende
pues simplemente de que se le haya concedido mayor fuerza de
persuasión a unas pruebas con respecto de otras sino de que,
aun de las mismas pruebas acogidas por el sentenciador o de
otras que no tuvo en cuenta, surja con evidencia incontrastable
que la verdad real del proceso es radicalmente distinta de la que
creyó establecer dicho sentenciador, con extravío en su criterio
acerca del verdadero e inequívoco contenido de las pruebas que
evaluó o dejó de analizar por defectuosa persuasión que sea
configurante de lo que la ley llama el error de hecho.

Así las cosas, es del caso también recordar que, como


está claramente enunciado en el artículo 86 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social y lo ha

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Radicación n.° 82228

explicado reiteradamente la jurisprudencia del trabajo, el


fin de la casación no es volver a juzgar el litigio que enfrentó
a las partes, sino establecer, siempre que el recurrente sepa
plantear el recurso, si la sentencia se dictó conforme a la
ley.

Corresponde es a los juzgadores de instancia la


facultad de establecer el supuesto de hecho al que debe
aplicarse la ley, y de allí que el mentado artículo 61 del
Código Procesal Laboral les haya otorgado la facultad de
apreciar libremente las pruebas, lo que hace que resulte
inmodificable la valoración probatoria del Tribunal mientras
ella no lo lleve a decidir contra la evidencia de los hechos en
la forma como fueron probados en el proceso.

Por eso, dada las presunciones de acierto y legalidad


que amparan la sentencia acusada, la Corte, en tanto actúa
como tribunal de casación, tiene el deber legal de
considerar que el juez de segunda instancia, a quien, se
repite, compete la función de establecer el supuesto fáctico
al que se debe aplicar la norma legal, cumplió con esa
función y, por tanto, acertó en la determinación de los
hechos relevantes del pleito, por no haber desvirtuado el
recurrente esa presunción.

Así se ha dicho que el recurso de casación «no es una


tercera instancia» en donde libremente puedan discutirse las
pruebas del proceso y donde sea dable extenderse en
consideraciones subjetivas sobre lo que aquellas indican,
pues el análisis de la Corte se limita a los medios de prueba

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Radicación n.° 82228

calificados legalmente, y ello, siempre y cuando de cuya


observación por el juzgador de la alzada sea posible concluir
un error manifiesto, protuberante u ostensible.

De ese modo, sólo en la medida en que se incurra por


el juzgador de segundo grado en errores manifiestos de
hecho que tengan trascendencia en su decisión, es que
resulta posible el quebrantamiento del fallo, yerro que,
como lo asentara la Corte en sentencia de 11 de febrero de
1994 (rad. 6.043), cuya vigencia es incuestionable, es aquel
que «se presenta, según el caso, cuando el sentenciador hace
decir al medio probatorio algo que ostensiblemente no indica
o le niega la evidencia que tiene, o cuando deja de apreciarlo,
y por cualquiera de esos medios da por demostrado un hecho
sin estarlo, o no lo da por demostrado estándolo, con
incidencia de ese yerro en la ley sustancial que de ese modo
resulta infringida».

Además, para este caso, la alusión manifiesta que el


Tribunal hiciera en su fallo de que sus conclusiones
probatorias derivaban del estudio de «los medios de
convicción y piezas procesales» descartaba, por una parte,
que hubiera desatendido el análisis, valoración o
apreciación de algunos de los medios de prueba del
proceso, dado que tal expresión es omnicomprensiva de
todos aquellos que hubieran sido arrimados al proceso; y
por otra, que solo fueran los medios de prueba que la
sociedad recurrente enlista como dejados de apreciar o
apreciados con error. De allí que el ataque propuesto en la
forma antedicha resulte precario a efectos de todas y cada

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Radicación n.° 82228

una de las aseveraciones del juzgador de la alzada, luego, la


sentencia conserva a plenitud su robustez por ser sabido
que es de cargo del recurrente derruir todos y cada uno de
los basamentos en que se funda, cuestión que desde ya se
advierte, aquí no ocurrió.

Con las anteriores previas y necesarias precisiones,


pasa la Corte al estudio de los medios de prueba que la
recurrente atribuye al Tribunal como dejados de apreciar o
apreciados con error de lo que incontrastablemente surge
que el juzgador no incurrió en los yerros fácticos que se le
endilgan en el cargo.

1. El denominado contrato de prestación de servicios


calendado el 11 de octubre de 2011 (folios 281 a 285),
acredita precisamente el hecho base de la presunción del
contrato de trabajo: la prestación personal y continua de
servicios del actor a las sociedades demandadas. Siendo ello
así e, inclusive, estando acreditado que por tales servicios
se percibía una remuneración periódica, al Tribunal le
competía arribar a la única conclusión probatoria posible,
esto es, que había de presumirse que la relación jurídica de
las partes era en verdad de naturaleza contractual laboral.
Además, la estipulación contractual no es prueba idónea
del animus patronal como parece sugerirlo la censura, pues
más allá de los documentos o las palabras que usen los
contratantes para definir el tipo de vinculación, lo relevante
es el contenido material de esta y los hechos que la
determinan (artículo 23 CST).

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Radicación n.° 82228

Así, habiendo quedado indiscutido en las instancias,


como lo es ahora en el recurso extraordinario, que el actor
le prestó sus servicios personales a la demandada de
manera continuada como «saxofonista» y que por tales
servicios percibía una remuneración que en su momento
llamaron «honorarios», el Tribunal no podía inferir cosa
distinta a que allí había que presumirse la mentada relación
contractual laboral, de consiguiente, no erró el juez de la
alzada al estudiar este específico medio de prueba.

Los documentos denominados «Bienvenido Andrés»


(folio 48), «Datos Chéveres» (folios 49 a 51), y «Carneval
teatrocirco» (folio 52), ni siquiera están dirigidos al actor,
sino que son formatos pre-impresos de carácter meramente
ilustrativo orientados hacia quienes inician su proceso de
vinculación con la empresa o pasan a integrar su nómina
de empleados, con el objeto de socializar, el primero, los
documentos que deben presentarse para tal fin, tales como
la fotocopia de la cédula de ciudadanía, diploma de
bachiller o acta de grado, soportes de estudio, certificados
laborales, entre otros; el segundo, lo que denota es que la
compañía ofrece a sus trabajadores la posibilidad de
pertenecer a un fondo de empleados y, a su vez, indica los
requisitos para recibir el subsidio familiar de la caja de
compensación y suministra «información básica de la
empresa», esto es, razón social, NIT, dirección, teléfono y
marcas registradas, así como información relativa a la
apertura en Bancos de la cuenta de «nómina», el examen
médico de ingreso, la marcación de tiempos «en el reloj
biométrico, que controla su ingreso y salida del restaurante

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y/o oficina» y la presencia de memorandos con


instrucciones varias «en la cartelera del Restaurante»; y el
tercero señala las normas que deben cumplirse, «sin
excepción», por parte de los colaboradores de las
demandadas, como son: el horario de apertura y cierre para
los artistas de los establecimientos en los que prestan sus
servicios y la obligatoriedad para aquéllos de realizarse la
prueba de alcoholemia.

Sobre tales elementos de juicio no es dable predicar


yerro alguno, toda vez que constituyen documentos
elaborados por la empresa, por tanto, nada prueban en su
favor en relación con la real naturaleza del vínculo
contractual suscitado entre las partes. Con todo, de su
contenido lo que se observa son obligaciones que, en
principio, no corresponden a un convenio de prestación de
servicios, tales como el control al cumplimiento de horarios
y el sometimiento del trabajador a las órdenes del
empleador, mediante, por ejemplo, la imposición de
reglamentos por el tiempo de duración del contrato.
2. El manual de políticas «visita de colaboradores a los
restaurantes de la Compañía Andrés» (folios 149 a 150),
fechado el 30 de enero de 2012, simple y llanamente
establece el procedimiento que deben seguir los empleados
de las demandadas para asistir en calidad de «comensales» a
los restaurantes Andrés Carne de Res, Andrés D.C., Andrés
Exprés y la Plaza de Andrés. También determina los
descuentos que les son aplicables, precisando, entre otros
aspectos, que dichas visitas deben hacerse por fuera «del
horario laboral»; que el descuento establecido aplica

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únicamente cuando el trabajador solicite «la autorización


respectiva» y asista en compañía de su familia; y la
posibilidad de que la cuenta pueda ser cancelada en
efectivo, con tarjeta o a través «del carné mediante
descuento de nómina». La documental reseñada por ser una
pieza proveniente de parte, ya se ha dicho, en manera
alguna puede servirle de medio de prueba a quien la
elaboró, empero, de su lectura no es dable inferir yerro
alguno, por contener, precisamente, tareas o hechos
imputables a título de subordinación laboral, como son la
obligación de cumplir órdenes, entre ellas un horario de
trabajo, el uso de carné que identifica a quién lo porta como
trabajador de la empresa y la posibilidad de que el
empleador pueda efectuar a sus trabajadores descuentos
«de nómina», como allí expresamente se menciona.

3. El formato de acuerdo transaccional «terminación


contrato de prestación de servicios por mutuo consentimiento»
(folios 254 a 256), elaborado también por la empresa --y el
cual no aparece siquiera firmado por el demandante--, da
cuenta de la intención que tenía la parte demandada de dar
por terminado el supuesto contrato de prestación de
servicios que la ató al actor a partir del 23 de septiembre de
2013, declarándola a paz y salvo por todo concepto.

4. La certificación de prestación de servicios suscrita


por Mario Alfonso Camacho, contador de la empresa, de
fecha 24 de junio de 2010 (folio 258), también denunciada
por la censura como dejada de apreciar, lo que traduce sin
hesitación alguna es que el demandante prestó sus

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servicios personales como músico a las demandadas y que


por tales servicios percibió una determinada remuneración.

5. La carta de terminación del contrato de prestación


de servicios calendada el 24 de septiembre de 2013,
suscrita por Guillermo Beltrán Hitschench, representante
legal de Inmaculada Guadalupe y Amigos en CIA S.A. (folio
257), contiene, además de dicha decisión, la prueba de la
prestación de servicios por parte del actor.

6. El desprendible «ubicación: huellero IP Andrés


Exprés» (folio 262) ningún dato probatorio con relevancia
para las resultas del proceso aporta, pues allí escasamente
se observa la fecha, nombre y cédula del actor, además, la
recurrente no indica dónde estuvo el específico error
respecto de dicho documento, situación que impide a la
Corte darse a la tarea de estudiar esa probanza. Ningún
yerro apreciativo, pues, cabe atribuirle a la sentencia sobre
tales elementos.

7. Los correos electrónicos de folios 61, 62, 63, 64 y


66, relativos al trámite para la desafiliación de la
Cooperativa COOPASESORES y afiliación a
MULTISERCOOP, asunción del 2.5% por parte de la
empresa de la cuota de administración de la Cooperativa y
el proceso de «regularización» en materia de seguridad
social, ARP y parafiscales de los artistas; 69, referente a que
el vestuario de los músicos y actores era suministrado por
la empresa; 70, sobre el evento «texto la carne prox
domingo»; 77, 78 y 79, relativos al cambio de horarios en el

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establecimiento Andrés D.C.; 83, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91,
92, 93, 94, 96, 97, 98 y 99, concernientes a los constantes
requerimientos de «asistencia y marcación» mediante el uso
de herramientas tales como planillas de asistencia, uso de
reloj biométrico a la entrada y a la salida, cuadernos para
ser firmados «y dejar constancia de que fueron a trabajar», y
registro de huella en el sistema con carácter obligatorio; 95,
sobre presentación personal; 104, sobre la hora de entrada
los días lunes y martes; 112, comunicado sobre el evento de
celebración del carnaval de Barranquilla; 113, comunicado
de prueba de alcoholemia y sustancias psicoactivas; y 114,
relativo a que ningún integrante de «Carneval Teatrocirco»
puede «participar prestando sus servicios artísticos en feria
ANATO (Corferias) con alguna entidad diferente a A.C.R., si
alguno lo hace, tendrá que retirarse del equipo», nada
diferente a lo hasta ahora visto acreditan, y en ese sentido,
no hacen más que descartar que el Tribunal hubiera
incurrido en un error mayúsculo o evidente al sostener que
la vinculación laboral del demandante con las sociedades
demandadas quedó ratificada con los reseñados elementos
de juicio, pues, de su contenido lo que se extrae es que el
actor, para poder prestar sus servicios personales como
músico en los establecimientos designados por la parte
recurrente para tal fin, debía diligenciar planillas de
marcación de asistencia, hacer uso del reloj biométrico a la
entrada y a la salida y tener registrada su huella en el
sistema, es decir, se le controlaba tanto el ingreso como la
salida, además, se le suministraban elementos de trabajo
tales como el vestuario para sus presentaciones y se le
prohibió --cuando menos en una oportunidad-- prestar sus

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servicios artísticos a otras entidades so pena de ser retirado


de la compañía. Todo lo cual proporciona signos suficientes
e indicativos de una relación laboral subordinada que la
Corte ha entendido como «la aptitud o facultad del
empleador de dar órdenes o instrucciones al trabajador y de
vigilar su cumplimiento en cualquier momento, durante la
ejecución del contrato y la obligación permanente del
asalariado de obedecerlas y acatarlas cumplidamente»
(Sentencia CSJ, SL, 1 jul. 1994, Rad. 6258, reiterada en la
SL, 2 ag. 2004, Rad. 22259).

Sobre el alcance probatorio de los correos electrónicos,


resulta pertinente traer a colación lo adoctrinado por esta
Corporación en sentencia SL1847-2018, en la que enseñó:

Sobre el tema de valoración de los correos electrónicos, esta Sala


en la sentencia CSJ SL, 18 ago. 2010, rad. 36672, sostuvo:

Para que los correos electrónicos puedan ser estudiados en


casación se debe tener certeza de su autoría atendiendo los
protocolos establecidos en la Ley 527 de 1999. Así lo enseñó
esta sala en la sentencia con radicado 34559 de 2009:

“Sobre estos documentos precisa la Corte, que si bien es cierto la


Ley 527 de 1999 reconoce a los mensajes de datos admisibilidad
como medio de prueba, así como fuerza demostrativa, y que la
jurisprudencia ha admitido que el documento electrónico “es
equivalente al documento escrito” –sentencia de la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia de 7 de febrero de
2008, rad. N.° 2001-06915-01, también lo es que para que
pueda ser tenido como medio calificado para efectos de la
casación del trabajo, se debe tener certeza sobre su
autenticidad con el cumplimiento de los protocolos
establecidos en la misma Ley consistentes en la prueba
técnica que avale o certifique su proveniencia y permita
identificar al iniciador, o la aceptación de éste sobre la
autoría del documento y su contenido como lo prevé el
artículo 7° de la Ley 527 en comento”. (Negrillas y subrayado
fuera de texto).

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En este orden, debe reiterarse, que para poder tener los correos
electrónicos como prueba hábil en casación laboral,
necesariamente se requiere determinar quién fue el iniciador del
mensaje, salvo que este haya sido aceptado por su autor, tal y
como lo prevé el artículo 7 de la L. 527/99, que dispone:

Artículo 7°. Firma. Cuando cualquier norma exija la presencia de


una firma o establezca ciertas consecuencias en ausencia de la
misma, en relación con un mensaje de datos, se entenderá
satisfecho dicho requerimiento si:

a) Se ha utilizado un método que permita identificar al iniciador


de un mensaje de datos y para indicar que el contenido cuenta
con su aprobación;

b) Que el método sea tanto confiable como apropiado para el


propósito por el cual el mensaje fue generado o comunicado.

Lo dispuesto en este artículo se aplicará tanto si el requisito


establecido en cualquier norma constituye una obligación, como
si las normas simplemente prevén consecuencias en el caso de
que no exista una firma.

Así las cosas, por el solo hecho de no haber sido tachado como
falso el correo electrónico, no conduce a una aceptación tácita
del mismo, y por ende, poder inferir su autenticidad; debiendo
hacerse notar, que el documento corresponde a una fotocopia en
parte ilegible, que carece de firmas.

Conforme a lo anterior, al no estar debidamente demostrada la


autoría e iniciador del mencionado correo, por cuanto no fue
expresamente aceptada por la parte contra quien se opuso, no
puede tener valor probatorio, y mucho menos constituyen
prueba calificada en casación.

8. El interrogatorio de parte que absolvió el


demandante no puede ser considerado para los fines que
persigue la parte recurrente, toda vez que este medio de
convicción solo es susceptible de estudio en el recurso
extraordinario si contiene confesión, esto es, una
manifestación que verse sobre hechos que produzcan
consecuencias jurídicas adversas a su deponente o que
favorezcan a la parte contraria de acuerdo con la restricción

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contenida en el artículo 7 de la Ley 16 de 1969 y la


descripción normativa del artículo 191 del CGP. En ese
sentido, las respuestas al interrogatorio propuesto al
demandante como absolvente no desvirtúan la naturaleza
del contrato de trabajo en el sentido de que lo perjudiquen
probatoriamente o beneficien a la parte demandada, pues
dan cuenta es, precisamente, de la prestación de servicios
bajo las órdenes del empleador en unos horarios y turnos
específicos.

9. Fuera de que ya se dijo que el juez de la alzada no


desatendió la existencia de ninguno de los medios de
convicción del proceso, pues expresamente indicó que sus
razonamientos probatorios eran resultado del estudio de
«los medios de convicción y piezas procesales» con lo que se
debe entender que se refería a todas las que tuvieran tal
connotación, lo cierto es que no es atinado predicar de la
solicitud efectuada por el grupo de artistas «Carneval
Teatrocirco», fechada el 12 de septiembre de 2013 y dirigida
al señor Guillermo Beltrán, representante legal de la
sociedad Inmaculada Guadalupe y Amigos en CIA S.A.
(folios 56 a 60), falta de apreciación alguna, pues fuera de
que el juzgador se refirió expresamente a dicho medio de
convicción cuando señaló: «comunicación de 12 de
septiembre de 2013 de artistas Carneval Teatrocirco sin
firma alguna, mediante la que solicitan aclaración sobre las
condiciones que se expusieron en reunión de 25 de junio de
2013, relativas al cambio y legalización del vínculo laboral
de cada uno de los artistas, refiriéndose a horarios, tarifas,
eventos, antigüedad, permiso, licencia, escuela de arte y

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exclusividad», la mencionada misiva no dice más de lo que


el Tribunal extractó de la misma: que los artistas «en razón
a la reunión llevada a cabo el día 25 de junio de 2013»,
solicitaron a su empleador aclarar ciertos puntos relativos
al cambio y legalización del vínculo laboral «que cada uno de
los artistas (…) tiene con la empresa desde hace más de una
década», en especial, lo concerniente a horarios, tarifas,
eventos, antigüedad, permisos, licencias, escuela de arte y
exclusividad, por manera que, tampoco puede concluirse
error apreciativo alguno del estudio de este específico medio
de prueba.

10. El correo electrónico de folio 67 lo que traduce es


que el grupo de actores recibió con agrado el aporte
efectuado por el empleador equivalente al 2.5% de la cuota
de administración de la Cooperativa y que dicha vinculación
era «requisito indispensable para el próximo pago».

11. Y las cuentas de cobro de los respectivos contratos


de prestación de servicios junto con las copias de los
documentos de «causación gastos», notas de contabilidad y
de traslado electrónico (folios 423 a 467), a las que también
aludió expresamente el Tribunal en su fallo, lo que reflejan
es los pagos periódicos de esos servicios, es decir, prueban,
obviamente, la remuneración percibida por cuenta de los
mismos.

Amén de lo anterior, lo cierto es que ninguno de estos


documentos desdibujan, per se ni en su conjunto, la
presunción de contrato de trabajo establecida en el artículo

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24 del CST y que obra aquí en beneficio del demandante en


las instancias, por el contrario, la robustecen, pues no
reflejan más que la relación de trabajo con el ingrediente de
subordinación ya expuesto.

Como no se demostró un desacierto evidente en la


valoración de los medios de prueba aptos en casación, no le
es dado a la Corte entrar a analizar los testimonios de Juan
David Mojica, Carlos Armando López, Salustiano Bueno, y
Anderson Bojacá (artículo 7 Ley 16 de 1969), pues, para
proceder a su análisis era necesario demostrar en la
acusación que el ad quem incurrió en alguno de los yerros
con el carácter de manifiestos, con base en las pruebas
calificadas en casación laboral, esto es, el documento
auténtico, la confesión judicial y la inspección judicial, lo
cual, como se ve, no aconteció en el presente asunto.
 
Por lo visto, en lo que tiene que ver con el alcance
principal del ataque, a juicio de la Sala, las conclusiones a
las que arribó el Tribunal no lucen desacertadas y, en ese
sentido, no erró el juzgador de segundo grado al considerar
que las demandadas y aquí recurrentes no desvirtuaron la
presunción contemplada en el artículo 24 del Código
Sustantivo del Trabajo, en la medida en que no lograron
demostrar «que la relación fue independiente y sin
subordinación»; aspecto último que, como quedó visto, el
Tribunal erigió a partir del análisis de los medios de
convicción allegados al plenario, valorados en su conjunto.

En cuanto al alcance subsidiario de la impugnación

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debe determinar la Corte si el Tribunal se equivocó al


concluir que las accionadas no obraron de buena fe y, por
tanto, si eran o no procedentes las condenas por concepto
de indemnización moratoria del artículo 65 del C.S.T. e
indemnización moratoria por el no pago oportuno de las
cesantías.

Para el Tribunal, se recuerda, había lugar a la


imposición del pago de las mentadas sanciones moratorias,
habida consideración de que «no se acreditó que el actuar de
la convocaba estuviera revestido de buena fe, en efecto,
como lo indicaron los testigos el actor recibía órdenes
relativas a los turnos y horarios que debía cumplir, vestuario
a usar, era sancionado por faltar a un turno, se le
impusieron reglamentos, además, como lo narraron los
deponentes también sugirió al actor y a los demás artistas la
vinculación a través de cooperativas y la afiliación a una
entidad para el pago de aportes a seguridad social, a la que
contribuyó con la cuota de administración; en 2013 citó al
demandante para firmar acuerdo transaccional requisito
indispensable para la contratación laboral, terminando el
contrato de prestación de servicios en los días siguientes,
porque el trabajador se negó a firmar dicha transacción,
siendo ello así, la accionada era consciente que el vínculo
que la unía al demandante iniciado como prestación de
servicios se convirtió en contrato de trabajo, en este orden, la
afiliación mediante cooperativas y el contrato de prestación
de servicios, pretendieron evadir el pago de prestaciones
sociales, en consecuencia, se confirmará la decisión
impugnada en este aspecto».

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Las recurrentes afirman, en síntesis, que de los


medios de prueba que dicen el juez de la alzada apreció
erróneamente o dejó de apreciar, verbigracia, los correos
electrónicos de folios 62, 63, 64, 66 y 67 y el acuerdo de
transacción obrante a folios 254 a 256 del expediente, fluye
que el proceso de afiliación a la Cooperativa fue
previamente socializado y discutido con los artistas «proceso
del cual estaban satisfechos», por manera que no fue
obligatorio «y mucho menos, con el ánimo de ocultar una
verdadera relación laboral», por ende, su postura de buena
fe al momento de sustraerse al pago de las acreencias
debidas al finiquito de la dicha relación.

A ese respecto basta decir que el Tribunal no incurrió


en yerro alguno, dado que, de la literalidad de los medios de
prueba mencionados, que no agrega nada volver a
desmenuzar, fluyen los aspectos temporales, funcionales y
económicos de la relación subordinada que encontró
acreditada el juzgador de la alzada, más, en manera alguna,
razones atendibles respecto de la sustracción de las
demandadas al pago de las acreencias derivadas de la
naturaleza laboral de dicha relación al momento de su
terminación, desdibujando así, y sin razón válida alguna, la
verdadera naturaleza que le correspondía.

A ello habría que adicionar que las conjeturas que la


recurrente propone en el cargo sobre la vista de tales
medios de prueba no pasan de ser eso, meras conjeturas
subjetivas, o a lo sumo simples indicios en las instancias,

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indicios que como es sabido no constituyen medios de


prueba susceptibles de ser estudiados en la casación del
trabajo, por la restricción probatoria plasmada en el citado
artículo 7 de la Ley 16 de 1969.

Siendo ello así, no erró el Tribunal al determinar que


la actuación de las sociedades recurrentes estuvo
desprovista de razones atendibles constitutivas de buena fe
y, por tanto, era procedente el reconocimiento de las
sanciones objeto de controversia.

De suerte que, sin que se requiera ahondar en


mayores disertaciones, el Tribunal no cometió los yerros
fácticos endilgados y, por ende, el cargo no prospera.

Sin costas en el recurso extraordinario, por cuanto no


hubo réplica.

VIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia proferida el 21 de febrero de 2018 por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro del proceso que ÓSCAR MAURICIO BOSSA
CANTOR promovió contra INMACULADA GUADALUPE Y
AMIGOS EN CIA S.A., SEÑORA DEL CARMEN Y AMIGOS
S.A.S., SEÑORA DEL ROSARIO Y AMIGOS EN CIA S.A.S.

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e INVERSIONES VILLA REAL S.A.S., y al cual fue


vinculada MULTIEMPLEOS S.A.
Costas, como se dijo en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

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OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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