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La naturaleza y origen de los fondos con los que se financian los préstamos
autorizados por el Decreto 2200 de 1984 es un aspecto que en nada incide contra
la legalidad o ilegalidad del mismo, pues, de una parte, en ninguna de sus
disposiciones se consagra tal previsión, de otra, la generalidad de sus mandatos
no permite inferir, siquiera, que ellos se aplicarán a los mencionados recursos y,
por último, en la hipótesis de que el B.C.H. aplicará los sistemas de amortización
de crédito implementados con base en la norma acusada a los créditos otorgados
con recursos de los Bonos de Seguridad, no sería, entonces, dicho acto sino la
respectiva reglamentación la que eventualmente podría ser objeto de discusión
por presunto desconocimiento de los ordenamientos invocados por los
demandantes.
Arts. 831 y 1234 - 6 del Código de Comercio, los cuales señalan que “ nadie podrá
enriquecerse sin justa causa a expensas de otro” y que es deber del fiduciario
"procurar el mayor rendimiento de los bienes objeto del negocio fiduciario para lo
cual todo acto de disposición que realice siempre será oneroso y con fines
lucrativos, salvo determinación contraria del acto constitutivo", para la Sala no
cabe duda de que el decreto acusado no infringe dichas disposiciones, pues, de
una parte, no aparece demostrado en los procesos que la capitalización de
intereses autorizada conduzca a un enriquecimiento del B.C.H. y, de la otra, de
producirse el mismo, su justa causa estaría dada por el previo acuerdo de
voluntades de los contratantes.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION PRIMERA
La Sección Primera procede a dictar sentencia de única instancia para resolver las
demandas que han dado lugar a los procesos de la referencia y que han sido
acumulados, instauradas por los ciudadanos: Robinson Ricardo Rada González
(Exp. No. 1159), César Augusto Jiménez (Exp. No. 1148) y Jorge García Merlano
(Exp. No. 1488) contra el Decreto 2200 de 7 de septiembre de 1984, expedido por
el Gobierno Nacional - Presidente de la República y Ministro de Hacienda y
Crédito Público - , "por el cual se interviene en las actividades del Banco Central
Hipotecario".
I. - ANTECEDENTES
b. - El acto acusado
"Artículo 2o. Para hacer más asequibles a las personas de grupos familiares de
escasos ingresos los créditos hipotecarios distintos de los otorgados en Unidades
de Poder Adquisitivo Constante (UPAC), el Banco, mediante reglamentación de su
Junta Directiva, podrá:
“a) Otorgar dichos créditos hasta por el ciento por ciento del valor comercial de los
inmuebles hipotecados;
"b) Establecer sistemas de amortización en los cuales, durante una primera parte
del plazo, las cuotas periódicas pactadas no incluyan abono alguno al capital
mutuado, ni cubran la totalidad de los intereses corrientes causados, y se
capitalice la porción no cubierta de los mismos.
Los hechos que los actores narran como fundamento de sus pretensiones, pueden
resumirse así (fls. 27 a 32 Cdno. No. 3 del Exp. 1159; 479 a 483 del Cdno. No. 4
del Exp. No. 1488, y 38 a 40 del Cdno. No. 2 del Exp. No. 1148):
7. - El citado decreto mediante el párrafo inicial de su artículo 2o. afecta todos los
41 créditos hipotecarios distintos a los otorgados en unidades de poder adquisitivo
constante (UPAC) ... », es decir, que afecta también los créditos hipotecarios que
otorga el Banco Central Hipotecario con los recursos provenientes de la
administración fiduciaria antes aludida.
Los demandantes consideran que con la expedición del acto acusado se violaron
las siguientes normas, por las razones que se resumen a continuación,
expresadas en sus demandas y en el alegato de conclusión que única y
oportunamente presentara el actor Robinson Ricardo Rada González. Dada la
presentación compleja y a veces desordenada de los cargos en algunas de las
demandas, la Sala los presentará de manera sistemática, extrayéndolos de los
extensos memoriales que los contienen.
Expediente No. 1159 (fls. 38 a 49 de este expediente y 209 a 253 del expediente
No. 1148), en el cual se demanda la nulidad de los artículos 2o. literales a) y b) y
4o. del decreto acusado:
Queda así claro igualmente, dice el Actor, que el decreto acusado se expidió con
FALSA MOTIVACION Y DESVIACION DE PODER.
Segundo cargo. - Sostiene el Actor que el acto acusado viola los artículos 30,
inciso 1o., 31, incisos 2o. y 3o. y 32, inciso 2o. de la Carta Política, porque el ilegal
anatocismo se aplicaría a obligaciones adquiridas con anterioridad a la vigencia de
la norma acusada; y convierte este sistema en un privilegio o monopolio del B.C.H.
que no se encuadra en el citado artículo 31. De otra parte la capitalización de
intereses y legalización del anatocismo genera injusticia social, con grave
quebranto del artículo 32 de la Constitución.
Cuarto cargo. - Dice que se presenta violación de los artículos 16, 17, 20, 21, 22
y 37 de la Constitución Nacional, pues el consagrado anatocismo pugna con la
clara y perentoria preceptiva de estas disposiciones superiores, siendo la norma
más afectada por el decreto impugnado el artículo 16, ya que antes que proteger
la honra y los bienes, los depreda, toda vez que los afectados por estos sistemas
de financiación se encuentran hoy desacreditados en las pantallas de COVINOC.
Expediente No. 1148 (fls. 41 a 49) en el cual se demanda la nulidad del decreto
acusado en su integridad.
Sexto cargo. - Dice el actor que el decreto demandado fue expedido con falsa
motivación porque el segundo considerando, que se proyecta en los
considerandos 3o. y 4o., hace referencia únicamente a los fondos de ahorro
privado que es lo autorizado por el ordinal 14 del artículo 120 de la Carta Política,
mientras que la conveniencia del tercer considerando se refiere a los créditos
tradicionales, o sea a los otorgados en Bonos de Valor Constante - BVC -
provenientes de los fondos de cesantías de los trabajadores afiliados al seguro
social para pagos de invalidez, vejez y muerte que no son concretamente ahorro
privado.
Expediente No. 1488 (fls. 483 a 517), en el cual se demanda la nulidad del
artículo 2o. inciso primero y literal b) y del artículo 4o. del decreto acusado:
Primer cargo. - Sostiene el actor que el párrafo inicial del artículo 2o. y su literal
b) y el artículo 4o. del decreto acusado infringen las siguientes normas: artículos
14 y 16 de la Ley 57 de 1931; 886 y 1203 del C. de Co.; 1617 - 3, 2235 y 2455 del
C.C.; 235 del C.P. y 488 del C. de P.C., por las razones que a continuación se
sintetizan:
Los artículos 14 y 16 de la Ley 57 de 1931, son los que deroga en primer plano el
artículo 4o. acusado, ya que ellos prohiben y no permiten lo que les autoriza el
decreto demandado. Son dos normas contrapuestas para las operaciones de
créditos hipotecarios a largo plazo que históricamente han surgido en la vida del
Banco Central Hipotecario. Como es lógico, no pueden subsistir las dos al mismo
tiempo, sino una de las dos, la que haya sido dictada y promulgada de
conformidad con la Constitución.
Autoriza también la norma acusada capitalizar los intereses causados que queden
pendientes o no cubiertos con las cuotas periódicas de pago, lo que es contrario al
artículo 886 del C. de Co. Significa esto que esta norma también quedó derogada
por el decreto acusado, porque sus disposiciones son contrarias a éste.
Consecuencialmente se produce el anatocismo y la usura que prohiben los
artículos 1617 - 3 y 2235 del C.C., autorizando el enriquecimiento ilícito y la
derogatoria del artículo 235 del C. Penal. Se podrá entonces cobrar durante el
largo plazo del crédito intereses usureros, simulados en forma efectiva por el
aumento de capital, y no se requerirá título adicional que provenga del deudor con
fecha posterior al año de estar insatisfechos los intereses - artículo 886 del C. de
Co. - , burlando así las prescripciones del artículo 488 del C. de P.C.
Y finalmente, en esta censura dice que por el fenómeno de la capitalización de
intereses, la garantía hipotecaria responderá por más del duplo de la obligación
inscrita, burlando derechos de terceros y produciendo el acaparamiento de la
garantía y del bien hipotecado, violando claramente el artículo 2455 del C.C. y por
analogía el 1203 del C. de Co.
Tercer cargo. - Sostiene el actor que el acto acusado quebranta el artículo 9o. del
Decreto 1050 de 1968; los artículos 22,24,25 y 28 del Decreto 1935 de 1973; el
artículo 1o. del Decreto 2377 de 1981; el artículo 47 del Decreto - Ley 1650 de
1977 y las cláusulas 2a. y 5a. del contrato de administración fiduciaria suscrito
entre el Banco Central Hipotecario, Gobierno Nacional y Banco de la República,
contenido en la Escritura Pública 4198 de 4 de septiembre de 1974, de la Notaría
Catorce del Círculo de Bogotá, con sustento en lo que parcialmente se transcribe
a continuación:
" 1. Que a través de las facultades del ordinal 14 del artículo 120 de la C.N., no se
pueden intervenir recursos públicos;
"2. Que mucho menos si estos recursos públicos los administra fiduciariamente un
intermediario financiero, que está obligado contractualmente a la voluntad del
constituyente de la fiducia;
"3. Que las secciones fiduciarias no son intervenibles por ese instrumento
constitucional;
"4. Que los recursos antes anotados, se administran fiduciariamente por mandato
del Decreto - Ley 1935 de 1973, que conforma un régimen de obligatorio
cumplimiento, y que, de conformidad al artículo 9o. del Decreto 1050 de 1968, la
administración fiduciaria contractual en la que haga parte el Gobierno se rige por
la ley que crea dicha administración o que autoriza dicho contrato. En ese mismo
orden de ideas, el artículo 22 del Decreto 1935 de 1973 prescribe la obligatoriedad
de los fines y las condiciones de estos recursos y préstamos; ...Además el artículo
25 del decreto 1935 de 1973, recalca el requisito obligatorio de la Junta Directiva
del Banco, de obtener autorización previa y expresa al respecto de las condiciones
definitivas de los créditos otorgados con dichos recursos. Es más, en las
cláusulas 2a. y 5a. del contrato de administración fiduciaria suscrito... en desarrollo
del artículo 25 del Decreto 1935 de 1973, prescriben que las condiciones de los
préstamos deben cubrir los intereses, los reajustes y comisiones de los préstamos,
y que dichas condiciones serán establecidas por la Junta Directiva del Banco, sus
sistemas y mecanismos de financiación, con previa autorización de las
autoridades monetarias, que es para el caso concreto la Junta Monetaria.
"Para los efectos del inciso 1o. del artículo 24 del Decreto Extraordinario 1935 de
1973, entiéndase por "Prestatarios de Escasos Recursos" toda persona neutral o
los grupos familiares cuyo ingreso no exceda de 15 veces el salario mínimo legal
vigente al momento de ser presentada la respectiva solicitud. La anterior
circunstancia deberá ser demostrada por los interesados mediante la exhibición de
copia de la última declaración de renta que legalmente estuvieron obligados a
presentar".
Cuarto cargo. - Señala el actor que el BCH es una sociedad de Economía Mixta
sometida al régimen de las empresas industriales y comerciales del Estado, por
tanto sus actos a la luz de las prescripciones de los artículos 1o., 10, 20 - ordinales
1 o. y 7o.-21, 22, 25 y 100 del C. de Co., son actos de comercio, regidos por las
normas mercantiles y subsidiariamente por las leyes civiles, según el texto del
artículo 822 del C. de Co., de lo que se concluye que esa entidad bancaria no
puede tener el vergonzoso privilegio del anatocismo, ni del enriquecimiento de sus
arcas a costa del empobrecimiento y ruina de sus clientes, con el consiguiente
quebranto de las citadas normas mercantiles.
Sexto cargo. - Considera el actor que con la derogación de las normas legales
que se han citado como infringidas en los cargos precedentes, el acto acusado
también ha infringido el artículo 76 de la Constitución, porque según esta norma es
al Congreso al que le corresponde hacer, interpretar, reformar y derogar las leyes,
de todo lo cual se infiere que ha habido, igualmente desviación de las atribuciones
propias del ejecutivo nacional y del objeto jurídico del numeral 14 del artículo 120
de la Carta, como también se ha incurrido en falsa motivación, pues en vez de
hacer asequible el crédito hipotecario para vivienda a los grupos sociales de
escasos ingresos, lo que se hace es inexequible para éstos.
Anota también que el decreto acusado, por sus efectos jurídicos y de hecho, por
sus estragos sociales y económicos en los ingresos salariales y el exiguo
patrimonio de los desfavorecidos, viola los artículos 16, 17, 20 y 30 de la
Constitución.
e. - La coadyuvancia.
Mediante escrito presentado el 30 de abril de 1990 y que corre a folios 217 a 222
del expediente 1159, el ciudadano Rafael Alfredo Olea Jiménez coadyuva la
demanda presentada por el doctor Robinson Ricardo Rada González,
manifestando que coincide en un todo con la enumeración de normas violadas y
argumentos esgrimidos por éste en su libelo, pero que tiene que agregar que
también considera manifiestamente violados los artículos 28 y 717 del C.C.,
aunque no explica el concepto de su violación.
f - Las razones del defensa.
En cuanto a las supuestas derogaciones que habría hecho el artículo 4o. del
decreto demandado respecto de las disposiciones legales citadas por el actor,
debe decirse que tal acusación carece de fundamento, pues el sistema de
capitalización de intereses no es contrario a nuestro ordenamiento positivo ni está
prohibido por norma alguna. De la lectura de las disposiciones civiles y
comerciales señaladas como infringidas se infiere fácilmente que ellas proscriben
el anatocismo, más no se deduce de sus textos la prohibición del uso de sistemas
de pago por medio de los cuales las partes en un negocio determinan la cuantía,
plazo y periodicidad en que deben cancelarse los intereses, aspecto regulado por
otras previsiones legales, valga aclarar, aquellas que limitan la tasa máxima de
interés que puede pactarse en un negocio.
No es posible tampoco que el artículo 2o. acusado viole el artículo 2455 del C.C.,
porque esta norma regula un aspecto específico relacionado con el límite de las
hipotecas, distinto al que aquél contempla.
La presunta violación del artículo 831 del C. de Co., resulta también infundada,
teniendo en cuenta que las utilidades del BCH se orientan a la financiación de
actividades de beneficio común.
Así mismo, señala, es clara la finalidad perseguida por el decreto, pues se trata de
un instrumento jurídico que desarrolló fielmente el objetivo de la intervención
estatal en materia de programas de vivienda social.
“c) Que cuando las entidades intervenidas no son particulares sino entes estatales
que sirven y ejecutan la política que las medidas de intervención pretenden
implantar, está excluida en lo pertinente la aplicación de las normas jurídicas de
derecho privado que rigen para los entes privados intervenidos en sus relaciones
con los particulares, pues deben ajustar las respectivas operaciones a las fórmulas
de derecho público impuestas por la intervención, en razón de la finalidad del
orden social que procuran".
El Decreto 2200 no es una ley ni equivale a una ley. Se puede aseverar que el
ahorro privado, su manejo y destinación, es un asunto de orden publico
económico, que por eso no puede dejar de estar intervenido y que está regido
únicamente por normas de rango constitucional, por tratarse de un campo en el
que las normas pertinentes de derecho privado, tanto del Código Civil como del
Código de Comercio, no tienen aplicación posible, como pretende el demandante.
El planteamiento del demandante en relación con el origen de los fondos con que
se financian los préstamos autorizados por el decreto demandado, es extraño a la
cuestión de fondo que se debate en este proceso, que es el de su
constitucionalidad y legalidad.
Como decreto acusado para nada se ocupó de los recursos con los cuales el BCH
atendería este tipo de créditos ni contiene previsión alguna a este respecto, no
tiene razón el demandante cuando ataca la validez del decreto porque se han
destinado a tales créditos recursos que, a su juicio, no son ahorro privado.
Los cargos por violación de los artículos 2, 10, 16, 17, 20, 21, 22, 31, 37, 63, 65,
116, 130 y 215 de la Carta, carecen de todo fundamento, no sólo porque no fueron
sustentados, sino porque se refieren a presuntas violaciones indirectas de
aquellas que no pueden ser objeto de consideración para fallar la cuestión
planteada.
La demanda del expediente 1488 fue impugnada por el banco Central Hipotecario,
a través de apoderado, según aparece a folios 571 a 573 del Cdno. No. 4 del
citado expediente, donde se opone a las pretensiones de la demanda, dejando
para el alegato de conclusión que obra a folios 672 a 683 la exposición de los
argumentos en defensa del decreto demandado, los cuales se sintetizan a
continuación:
Es fácil apreciar en la demanda que no es la tutela del orden jurídico lo que busca
el demandante, sino la defensa de los "derechos sustantivos, garantías
constitucionales y derechos civiles de los usuarios del Banco Central Hipotecario y
sus familias......”, lo que impide calificar la acción incoada como de simple nulidad,
máxime cuando una sentencia favorable a las pretensiones del actor conllevaría el
restablecimiento automático de los derechos particulares de los citados usuarios
que se afirma conculcan las disposiciones impugnadas.
Debe dejarse muy en claro que si bien las disposiciones de la Ley 57 de 1931, que
se invocan en la demanda, quedaron derogadas o insubsistentes a partir de la
fecha de promulgación del Decreto 2200 de 1984, tal derogación o insubsistencia
se produjo, no por virtud de dicho decreto, sino por virtud del ordinal 14 del artículo
120 de la Carta de 1886.
En efecto, a partir del Acto Legislativo No. 1 de 1968 competencias que antes eran
exclusivas del Legislador, como la de intervención en el banco emisor y en el
ahorro privado, fueron trasladadas al Ejecutivo a fin de que éste las ejerciera en
forma autónoma y sin condicionamiento a ley previa, operándose así la figura que
la doctrina y la jurisprudencia han dado en llamar "la deslegalización" según la
cual, en la medida en que el Presidente de la República a través de reglamentos
constitucionales ejerce esta nueva atribución, van quedando derogadas o
insubsistentes las normas dictadas por el legislador sobre dicha materia, pero no
por fuerza del reglamento sino por virtud de la Constitución Política.
Tampoco existe enriquecimiento ilícito por parte del B.C.H., como lo sostiene el
actor en el expediente 1488, puesto que se ha demostrado en el proceso,
mediante prueba pericial inobjetable e inobjetada que en los sistemas de crédito
hipotecario autorizados por el decreto cuya nulidad se solicita y adoptados por
dicha entidad, se está pagando al final del plazo el equivalente al valor del crédito
otorgado, cualquiera que sea el plazo, cuantía, interés y periodicidad de los pagos
periódicos.
g. - La actuación surtida
Por auto de 18 de mayo de 1990 dictado en el expediente 1159 (fls. 224 a 227), se
decidió el incidente de acumulación propuesto por la parte impugnante (fi. 191),
ordenando acumular al citado proceso 1159, el radicado bajo el No. 1148.
Por auto de 13 de junio de 1991 (fi. 584 Exp. 1488) se decretó la práctica del
dictamen pericial solicitado por el Banco Central Hipotecario, el cual, junto con sus
anexos y complementación obra a folios 636 a 652 y 660.
Es evidente que la expresión contenida en el ordinal b) del artículo 2o. acusado "y
se capitalice la porción no cubierta de los mismos" está en abierta oposición a los
mandatos legales contenidos en las normas del Código Civil y Código de
Comercio indicadas en las demandas, por lo cual el acto administrativo es
anulable en esa parte que abre la puerta al anatocismo prohibido en la ley.
En primer término cabe advertir que si bien el actor en el proceso radicado bajo el
número 1148 solicita la declaratoria de nulidad del decreto acusado en su
integridad, los cargos formulados en la demanda se circunscriben a lo normado
por su artículo 2o. literal b). Por consiguiente, sólo corresponde a la Sala
pronunciarse sobre dichos cargos con referencia a la citada disposición. Igual
circunstancia se presenta respecto de la solicitud de declaratoria de nulidad del
literal a) de la indicada norma, que se formula en el expediente 1159.
1o. - Los relativos a las incompetencia del Gobierno Nacional para expedir el
decreto acusado con base en las facultades conferidas por el artículo 120 - 14 de
la anterior Carta Política, debido a sus disposiciones cobijan a los créditos que
concede el B.C.H. con recursos de Bonos de Valor Constante para la Seguridad
Social, los cuales, discuten los actores, por ser de naturaleza pública y no
pertenecer al ahorro privado deben regirse por las normas pertinentes de los
Decretos 1050 de 1968, 1735 de 1973, 1650 de 1977, 2377 de 1981 y por las
cláusulas del contrato de administración fiduciaria suscrito entre el Gobierno
Nacional, el Banco de la República y el B.C.H. a que aluden los tres procesos
acumulados, en los cargos primero del expediente 1159, tercero y sexto del
expediente 1148 y tercero y cuarto del expediente 1488.
2o. - Los relacionados con la violación de los artículos 1617 - 3, 2235 del Código
Civil y 886 del Código de Comercio que proscriben el cobro de intereses sobre
intereses vencidos o pendientes de pago, de que tratan los cargos primero del
expediente 1159, cuarto y quinto del expediente 1148 y primero del expediente
1488.
3o. - Los que tienen que ver con el desconocimiento de los artículos 6o., 15, 16,
1518,1519,1523,1524,2233 y 2455 del Código Civil; 831, 897,899,1168,1203 y
1234 del Código de comercio; 235 del Código Penal y 488 del Código de
Procedimiento Civil, planteados indistintamente en los procesos acumulados.
2o. En lo que concierne a los cargos de violación de los artículos 1617 ordinal 3o.,
2235 del Código Civil y 886 del Código de Comercio, cuya violación se atribuye al
acto acusado en virtud de lo dispuesto por su artículo 2o., literal b), la Sala
observa lo siguiente:
De la simple lectura de los arts. 1617 y 2235 del C. C. y del art. 886 se tiene que
ellas proscriben en forma diáfana el cobro de intereses sobre intereses vencidos o
atrasados, es decir, el denominado tradicionalmente anatocismo, el cual en otros
términos, se presenta cuando sobre una cantidad debida o exigible por concepto
de intereses se cobran intereses con ocasión del incumplimiento en que incurre el
deudor, en materia mercantil por fuera del marco autorizado por el artículo 886 en
cita.
En el caso sub - júdice se tiene que el literal b) del artículo 2o. del decreto
acusado, respecto del cual se formula el mencionado cargo, faculta al B.C.H. para
que mediante reglamentación de su Junta Directiva establezca "... sistemas de
amortización en los cuales, durante una primera parte del plazo, las cuotas
periódicas pactadas no incluyan abono alguno al capital mutuado, ni cubran la
totalidad de los intereses corrientes causados, y se capitalice la porción no
cubierta de los mismos".
c) Artículo 2455 del Código Civil “...” y por analogía el 1203 del C. de C.", debido a
que la capitalización de intereses trae como resultado que la garantía hipotecaria
responda por más del duplo de la obligación inscrita.
"La hipoteca podrá limitarse a una determinada suma, con tal que así se exprese
inequívocamente, pero no se extenderá en ningún caso a más del duplo del
importe conocido o presunto, de la obligación principal, aunque así se haya
estipulado.
"El deudor tendrá derecho para que se reduzca la hipoteca a dicho importe; y
reducida, se hará a su costa una nueva inscripción, en virtud de la cual no valdrá
la primera sino hasta la cuantía que se fijare en la segunda".
Luego del estudio la Sala considera que el cargo formulado carece de vocación de
prosperidad, pues si el acto acusado simplemente autoriza la capitalización de
intereses, entre otros aspectos, tal autorización, por sí sola, no implica que en el
acuerdo de voluntades que se materialice en tal sentido se den los supuestos
previstos en la indicada norma. Por consiguiente, la posible violación normativa
que se alega sólo se daría en la hipótesis en que en un negocio específico se
contraríen los mandatos del artículo 2455 del Código Civil., en cuyo caso tendrían
plena operancia las consecuencias jurídicas en él previstas.
" 1o. Hacer préstamos a largos plazos, garantizados con hipoteca y que deban ser
cubiertos por los pagos periódicos de interés y amortización de capital" (paréntesis
fuera del texto).
Cabe recordar que el decreto cuya declaratoria de nulidad parcial se impetra fue
expedido por el Presidente de la República en ejercicio de la facultades que le
confería el artículo 120 - 14 de la anterior constitución política, de "ejercer como
atribución constitucional propia, la intervención necesaria... (...) ... en las
actividades de personas naturales o jurídicas que tengan por objeto el manejo o
aprovechamiento y la inversión de los fondos provenientes del ahorro privado".
Ahora bien, en cuanto a la materia regulada por el citado artículo 120 - 14 y habida
cuenta que antes de la reforma introducida a la misma en el Acto Legislativo No. 1
de 1968 correspondía al Congreso de la República por cláusula general de
competencia, a partir de esta última se convirtió en administrativa, produciéndose
el fenómeno jurídico de la denominada "deslegalización", cuyo efecto consistió, de
acuerdo con la jurisprudencia de esta Corporación, en que "... el Presidente de la
República, en ejercicio de la competencia que le confiere la norma, puede
suspender, modificar o derogar los preceptos legales dictados con
anterioridad a la Reforma Constitucional de 1968, sobre la materia (Subraya
la Sala), esto no porque el Presidente de la República pueda hacerlo en ejercicio
de una función legislativa ínsita en el ordinal 14 del artículo 120 de la Constitución,
sino a causa del tránsito de régimen constitucional y rationae materiae: porque
ésta, de legislativa que era desde que entró en vigencia la Reforma Constitucional
de 1968, devino en administrativa"(Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Primera, Sentencia de 14 de junio de 1974, Consejero Ponente doctor Humberto
Mora Osejo, expedientes Nos. 1932, 1939, 1940, 1942 y 1958).
5o. - Falsa motivación del acto acusado y desviación de poder de la autoridad que
lo expidió.
La primera se hace consistir en que lo dispuesto por el artículo 2o. literal b) hace
inasequible el crédito hipotecario para vivienda a los grupos locales de escasos
ingresos y, la segunda en que "quizá por razones de conveniencia como la misma
Administración lo expone dentro del ordinal 3o. de los considerandos, perseguía el
interés general como lo norman los principios constitucionales, pero no midió sus
consecuencias y se presentó por el contrario un fin extraño al interés general; tal
vez (sic) por razones de amistad o por defender sus intereses en respaldo al
capital que el Estado tiene en la sociedad de economía mixta, o por defender los
intereses privados en respaldo a los accionistas del B.C.H...”
Para la Sala resulta evidente que los mencionados cargos adolecen en absoluto
de vocación de prosperidad, pues se fundamentan en simples apreciaciones
subjetivas de los actores, huérfanas en todo respaldo probatorio, que en ningún
momento permiten poner en tela de juicio la presunción de legalidad que ampara
al acto acusado.
FALLA: