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ACCION DE NULIDAD Y RESTABLECIMIENTO DEL DERECHO / CADUCIDAD -

Improcedencia / ACCION DE NULIDAD

La circunstancia aislada de que en el libelo demandatorio se manifieste que


mediante él se persigue "...la realidad visible y pública de los derechos
sustantivos, las garantías constitucionales y derechos civiles y especiales de los
usuarios del Banco Central Hipotecario y sus familias", en ningún momento puede
interpretarse que por su finalidad esté encaminada a la protección de intereses
individuales, ya que de su contexto claramente se deduce que dicha finalidad
tiende exclusivamente al restablecimiento del orden jurídico que el actor considere
transgredida por el acto acusado.

GOBIERNO NACIONAL - Facultades / INTERVENCION ECONOMICA / BANCO


CENTRAL HIPOTECARIO / CREDITO / BONOS DE VALOR CONSTANTE PARA
LA SEGURIDAD SOCIAL - Naturaleza

La naturaleza y origen de los fondos con los que se financian los préstamos
autorizados por el Decreto 2200 de 1984 es un aspecto que en nada incide contra
la legalidad o ilegalidad del mismo, pues, de una parte, en ninguna de sus
disposiciones se consagra tal previsión, de otra, la generalidad de sus mandatos
no permite inferir, siquiera, que ellos se aplicarán a los mencionados recursos y,
por último, en la hipótesis de que el B.C.H. aplicará los sistemas de amortización
de crédito implementados con base en la norma acusada a los créditos otorgados
con recursos de los Bonos de Seguridad, no sería, entonces, dicho acto sino la
respectiva reglamentación la que eventualmente podría ser objeto de discusión
por presunto desconocimiento de los ordenamientos invocados por los
demandantes.

ANATOCISMO / CAPITALIZACION DE INTERESES - Diferencias /


ANATOCISMO - Inexistencia

La clara diferencia que existe entre el denominado anatocismo o interés


compuesto y la capitalización del interés, es que mientras por el primero se
consideran los intereses atrasados como nuevo capital para que a su vez
produzcan intereses, la segunda figura consiste en acumular el capital, los
intereses que se vayan causando y la suma de ambos factores estimarla como
nuevo capital que genera sus respectivos intereses. Es decir, el anatocismo
cambia en forma automática los intereses exigibles y no pagados oportunamente
en capital y, por el contrario, la capitalización de intereses consiste en un sistema
de pago libremente acordado entre las partes en lo que atañe al monto, plazo y
periodicidad de los pagos por intereses en una obligación concreta y, en el evento
que ello no se haya pactado desde el nacimiento de la obligación, implica una
novación del contrato primitivo y requiere, por lo tanto un nuevo acuerdo de
voluntades contratantes. El sistema de amortización en el cual, durante una
primera parte del plazo, las cuotas periódicas pactadas no cubran la totalidad de
los intereses corrientes causados y se capitalice la porción no cubierta de los
mismos, para cuyo establecimiento autorizó la Junta Directiva del B.C.H. el
artículo 2 literal b) del decreto acusado, no está cobijado por la figura del
anatocismo.

AGENTE FIDUCIARIO - Deberes / NEGOCIO FIDUCIARIO - Rendimientos /


ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA - Inexistencia

Arts. 831 y 1234 - 6 del Código de Comercio, los cuales señalan que “ nadie podrá
enriquecerse sin justa causa a expensas de otro” y que es deber del fiduciario
"procurar el mayor rendimiento de los bienes objeto del negocio fiduciario para lo
cual todo acto de disposición que realice siempre será oneroso y con fines
lucrativos, salvo determinación contraria del acto constitutivo", para la Sala no
cabe duda de que el decreto acusado no infringe dichas disposiciones, pues, de
una parte, no aparece demostrado en los procesos que la capitalización de
intereses autorizada conduzca a un enriquecimiento del B.C.H. y, de la otra, de
producirse el mismo, su justa causa estaría dada por el previo acuerdo de
voluntades de los contratantes.

HIPOTECA - Reducción / CAPITALIZACION DE INTERESES

Si el acto acusado simplemente autoriza la capitalización de intereses, entre otros


aspectos, tal autorización, por sí sola, no implica que el acuerdo de voluntades
que se materialice en tal sentido se dé los supuestos previstos en la indicada
norma. Por consiguiente, la posible violación normativa que se alega sólo se daría
en la hipótesis en que en un negocio específico se contraríen los mandatos del art.
2455 del Código Civil, en cuyo caso tendrían plena operancia las consecuencias
jurídicas en él previstas.

BANCO CENTRAL HIPOTECARIO - Funciones / PRESTAMOS A LARGO


PLAZO / HIPOTECA / PAGO / INTERESES / AMORTIZACION DE CAPITAL /
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA - Facultades / INTERVENCION ECONOMICA
/ FUNCION ADMINISTRATIVA / DESLEGALIZACION / FONDOS DE AHORRO
PRIVADO - Manejo

En cuanto al cargo de violación de los art. 14 y 16 de la Ley 57 de 1931 por parte


del literal b) del decreto acusado, con base en los cuales sostiene el actor que el
B.C.H., como banco hipotecario, “....... no está autorizado cuando otorga
préstamos a largos plazos garantizados con hipoteca, sino a cubrir con las cuotas
periódicas pactadas en cada período de pago, los intereses corrientes causados
en cada período de pago y amortizar el capital...” y, por tanto, dicho acto "... rompe
con la prohibición de dejar de amortizar el capital en cada período de pago y dejar
intereses pendientes, causados en cada período de pago..." y deroga las
enunciadas normas. El decreto cuya declaratoria de nulidad parcial se impetra fue
expedido por el Presidente de la República en ejercicio de las facultades que le
confería el artículo 120 - 14 de la anterior Constitución Política, de "ejercer como
atribución constitucional propia, la intervención necesaria...(..)... en las actividades
de personas naturales o jurídicas que tengan por objeto el manejo o
aprovechamiento y la inversión de los fondos provenientes del ahorro privado". El
Presidente de la República en ejercicio de las facultades invocadas, podía
válidamente autorizar al B.C.H. para llevar a cabo las operaciones que da cuenta
el acto acusado, y sin que tal autorización pueda dar a entender, como
erradamente la entiende el actor, que ello trajo como consecuencia la derogatoria
de dichas disposiciones, sino simplemente una modificación de las mismas para
consagrar un régimen de excepción en cuanto a la indicada entidad bancaria.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCION PRIMERA

Consejero ponente: LIBARDO RODRIGUEZ RODRIGUEZ


Santafé de Bogotá, D.C., nueve (9) de diciembre de mil novecientos noventa y
cuatro (1994)

Radicación número: 1159 - 1148 -1488

Actor: ROBINSON RICARDO RADA GONZALEZ, CESAR AUGUSTO JIMENEZ


QUICENO Y OTRO

Demandado: MINISTERIO DE HACIENDA Y CREDITO PUBLICO

Referencia: ACCION DE NULIDAD

La Sección Primera procede a dictar sentencia de única instancia para resolver las
demandas que han dado lugar a los procesos de la referencia y que han sido
acumulados, instauradas por los ciudadanos: Robinson Ricardo Rada González
(Exp. No. 1159), César Augusto Jiménez (Exp. No. 1148) y Jorge García Merlano
(Exp. No. 1488) contra el Decreto 2200 de 7 de septiembre de 1984, expedido por
el Gobierno Nacional - Presidente de la República y Ministro de Hacienda y
Crédito Público - , "por el cual se interviene en las actividades del Banco Central
Hipotecario".

I. - ANTECEDENTES

a. - El tipo de acción incoada y las pretensiones de las demandas

Los citados ciudadanos, en ejercicio de la acción consagrada en el artículo 84 del


C. C.A., demandan ante esta corporación la nulidad del preanotado decreto, en su
totalidad el segundo de ellos, y parcialmente el primero y el último de los citados
actores, como más adelante se especificará (fls. 26 y 33 del Exp. 1159; 38 y 41
del Cdno. No. 4 del Exp. 1148, y 479 del Exp. No. 1488).

b. - El acto acusado

El texto del decreto demandado es el siguiente:

"Artículo 1o. El Banco Central Hipotecario, de conformidad con su tradición, podrá


continuar contribuyendo, con recursos provenientes de sus utilidades, al desarrollo
de actividades de beneficio común. Las condiciones de modo, tiempo y lugar en
que se realice esta función y los correspondientes presupuestos, serán
determinados por la Junta Directiva.

"Esta podrá autorizar al Banco para constituir asociaciones, fundaciones u otras


entidades, para cumplir mediante ellas actividades de carácter cultural.

"Artículo 2o. Para hacer más asequibles a las personas de grupos familiares de
escasos ingresos los créditos hipotecarios distintos de los otorgados en Unidades
de Poder Adquisitivo Constante (UPAC), el Banco, mediante reglamentación de su
Junta Directiva, podrá:

“a) Otorgar dichos créditos hasta por el ciento por ciento del valor comercial de los
inmuebles hipotecados;

"b) Establecer sistemas de amortización en los cuales, durante una primera parte
del plazo, las cuotas periódicas pactadas no incluyan abono alguno al capital
mutuado, ni cubran la totalidad de los intereses corrientes causados, y se
capitalice la porción no cubierta de los mismos.

"artículo 3o. Las dimensiones y demás características de las cédulas hipotecarias,


de inversión y de capitalización que emita el Banco Central Hipotecario serán
determinadas por la Junta Directiva del mismo.

"artículo 4o. El presente decreto rige a partir de la fecha de su promulgación y


deroga las disposiciones que le sean contrarias".

c. - Los hechos de las demandas.

Los hechos que los actores narran como fundamento de sus pretensiones, pueden
resumirse así (fls. 27 a 32 Cdno. No. 3 del Exp. 1159; 479 a 483 del Cdno. No. 4
del Exp. No. 1488, y 38 a 40 del Cdno. No. 2 del Exp. No. 1148):

1. - El Banco Central Hipotecario está organizado como sociedad de economía


mixta, sometido al régimen previsto para las empresas industriales y comerciales
del Estado, vinculado al Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
2. - De conformidad con las prescripciones de los artículos 105 y 107 de la Ley 45
de 1923, la Superintendencia Bancaria le autorizó la creación de la Sección
Fiduciaria, a través de la cual realiza la actividad de la fiducia mercantil.

3. - Como banco hipotecario, y según los artículos 14 y 16 de la Ley 57 de 1931,


sustitutivos de los artículos 123 y 124 de la Ley 45 de 1923, no está autorizado,
cuando otorga préstamos a largos plazos garantizados con hipoteca, sino a cubrir
con las cuotas periódicas pactadas de cada período de pago, los intereses
corrientes causados y a amortizar el capital, lo que se denomina como
amortización gradual.

4. - Así se realizó la voluntad de la ley, de las leyes bancarias antes mencionadas,


hasta cuando el Gobierno Nacional, en fecha 7 de septiembre de 1984 dictó el
Decreto 2200, el cual rompe con la prohibición de dejar de amortizar el capital en
cada período de pago y de dejar intereses pendientes, causados en cada período
de pago, en los créditos hipotecarios a largos plazos.

5. - El mencionado Decreto 2200 fue dictado por el Presidente de la República de


la época, "...en uso de las facultades que le confiere el numeral 14 del artículo 120
de la Constitución Nacional", y la permisibilidad que da dicho acto administrativo,
contempla la capitalización de intereses corrientes causados y no cubiertos con la
cuota periódica de pago pactada, y que no se amortice el capital desde un
principio, derogando todas las disposiciones que le sean contrarias.

6. - El Banco Central Hipotecario, por mandato expreso de los artículos 22 y


28 del Decreto - Ley 1935 de 1973, administra fiduciariamente los recursos
provenientes de las inversiones que en Bonos de Valor Constante para la
Seguridad Social, realiza el Instituto Colombiano de Seguros Sociales con parte de
sus reservas de prestaciones para cubrir los riesgos de invalidez, vejez y muerte
de sus afiliados.

Dichos recursos administrados fiduciariamente por el BCH, son de naturaleza


pública, y no pertenecen al ahorro privado.

7. - El citado decreto mediante el párrafo inicial de su artículo 2o. afecta todos los
41 créditos hipotecarios distintos a los otorgados en unidades de poder adquisitivo
constante (UPAC) ... », es decir, que afecta también los créditos hipotecarios que
otorga el Banco Central Hipotecario con los recursos provenientes de la
administración fiduciaria antes aludida.

8. - El decreto acusado concede la permisibilidad comentada y la hace una


realidad mediante el establecimiento de sistemas y de amortización que apruebe
previamente la Junta Directiva del Banco, por medio de una reglamentación de
dicho sistema.

9. - Sucede que los Recursos de Bonos de Valor Constante administrados


fiduciariamente por el Banco están reglados, en materia de fines, condiciones de
los préstamos, sistemas y mecanismos de financiación, y amortización, por una
legislación sui - géneris de obligatorio cumplimiento, que para el caso son los
Decretos - Leyes 1935 y 2796 de 1973 conjuntamente y en armonía con el
contrato fiduciario suscrito entre el Gobierno Nacional, Banco de la República y
Banco Central Hipotecario, contenido en la escritura pública 4198 del 4 de
septiembre de 1974, protocolizada en la Notaría 14 del Círculo de Bogotá.

d. - Las normas presuntamente violadas y el concepto de violación

Los demandantes consideran que con la expedición del acto acusado se violaron
las siguientes normas, por las razones que se resumen a continuación,
expresadas en sus demandas y en el alegato de conclusión que única y
oportunamente presentara el actor Robinson Ricardo Rada González. Dada la
presentación compleja y a veces desordenada de los cargos en algunas de las
demandas, la Sala los presentará de manera sistemática, extrayéndolos de los
extensos memoriales que los contienen.

Expediente No. 1159 (fls. 38 a 49 de este expediente y 209 a 253 del expediente
No. 1148), en el cual se demanda la nulidad de los artículos 2o. literales a) y b) y
4o. del decreto acusado:

Primer cargo. - Violación de los artículos 55, 76 - numerales 1 y 2 - y 120 -


numeral 14 de la Constitución Política de 1886. Aduce el actor que al decretar el
artículo 4o. acusado que "deroga las disposiciones que le sean contrarias",
infringió las citadas normas constitucionales porque como consecuencia de ello
derogó los artículos 2235 y 1617 - numeral 3o. - del Código Civil y 886 y 1168 del
Código de Comercio, que prohiben el cobro de intereses sobre intereses o la
simulación u ocultamiento del anatocismo, disposiciones legales éstas que, por
supuesto, resultan también violadas.

Señala que la violación igualmente se produce porque en forma implícita se


derogó también el artículo 2455 del Código Civil puesto que al capitalizar el valor
principal que se asegura en un crédito hipotecario, este valor principal se extiende
más allá del duplo y por lo tanto deja inaplicable la referida norma. Tal es el caso
de los contratos de hipoteca de los créditos de Ciudad Tunal, en donde la
obligación principal de la hipoteca se extiende hasta diez veces o más. De allí que
se infrinja también la citada norma legal.

De igual manera, afirma, se produce la violación al derogarse en forma expresa el


artículo 831 del Código de Comercio que contiene una prohibición general y
absoluta cuando textualmente dice: "nadie podrá enriquecerse sin justa causa a
expensas de otro". Sin embargo, de conformidad con el literal b) del artículo 2o.
del decreto acusado, tal prohibición ya no es absoluta porque autoriza capitalizar
intereses, lo que en la práctica implica proyectar sobre la masa del capital puro
más los intereses capitalizados nuevos intereses, infringiéndose también aquella
norma legal y los artículos 15,16,1518 - inciso 3o. - , 1523 y 1524 - inciso 2o. del
Código Civil - que prohiben el enriquecimiento sin causa lícita.

El decreto demandado, dado su rango inferior, no puede modificar legislación que


le sea contraria. En ninguna parte la doctrina acepta trasladar una competencia
legislativa al Presidente ni equiparar la intervención prevista en el artículo 120 - 14
de la Constitución Nacional a la que establece el artículo 32 ibídem, ni darle fuerza
legislativa a los decretos dictados en ejercicio de aquella facultad. Así que el
Presidente en uso de la mencionada atribución - artículo 120 - 14 - no puede
derogar ni modificar leyes específicas o normas que hagan parte de los Códigos
vigentes. Al hacerlo por medio del decreto demandado invadió facultades que son
propias del legislativo. El ámbito del Presidente en razón de la mencionada norma,
se limita al ahorro privado. Luego, se extralimitó, pues es incompetente a través de
este instrumento de la Carta para afectar este tipo de recursos que maneja el
BCH.

Adicionalmente se incurre en violación de los artículos 22,25 y 28 del Decreto


1935 de 1973, por cuanto en uso de las facultades otorgadas por el artículo 120 -
14 de la Constitución, el Gobierno no podía intervenir mediante el acto acusado en
los recursos que administra fiduciariamente el B.C.H., provenientes de las
inversiones que realiza el ICSS en Bonos de Valor Constante para la Seguridad
Social, ya que ellos son de naturaleza pública y no pertenecen al ahorro privado.
Por las mismas razones el decreto acusado desconoce el parágrafo único de la
Cláusula Segunda del contrato suscrito entre el Gobierno Nacional, el Banco de la
República y el B.C.H., referente a las condiciones de los préstamos con Bonos de
Valor Constante, contenido en la Escritura Pública No. 4198 de 1984, Notaría
Catorce del Círculo de Bogotá.

Queda así claro igualmente, dice el Actor, que el decreto acusado se expidió con
FALSA MOTIVACION Y DESVIACION DE PODER.

Segundo cargo. - Sostiene el Actor que el acto acusado viola los artículos 30,
inciso 1o., 31, incisos 2o. y 3o. y 32, inciso 2o. de la Carta Política, porque el ilegal
anatocismo se aplicaría a obligaciones adquiridas con anterioridad a la vigencia de
la norma acusada; y convierte este sistema en un privilegio o monopolio del B.C.H.
que no se encuadra en el citado artículo 31. De otra parte la capitalización de
intereses y legalización del anatocismo genera injusticia social, con grave
quebranto del artículo 32 de la Constitución.

Tercer cargo. - Se viola, sostiene el demandante, el artículo 2o. de la


Constitución en razón de haberse demostrado en los cargos anteriores el abuso y
desviación de poder en que incurrió el Presidente, lo que de contera dio lugar a la
violación del artículo 10 ibídem.

Cuarto cargo. - Dice que se presenta violación de los artículos 16, 17, 20, 21, 22
y 37 de la Constitución Nacional, pues el consagrado anatocismo pugna con la
clara y perentoria preceptiva de estas disposiciones superiores, siendo la norma
más afectada por el decreto impugnado el artículo 16, ya que antes que proteger
la honra y los bienes, los depreda, toda vez que los afectados por estos sistemas
de financiación se encuentran hoy desacreditados en las pantallas de COVINOC.

Quinto cargo. - Violación de los artículos 63 y 65 de la Constitución Nacional.


Dice el actor que la infracción de estas normas se desprende de los cargos
anteriores, ya que en ellos ha quedado demostrado que el Presidente desconoce
sus funciones, por lo cual incumplió su juramento.
Finalmente, invocando los artículos 51 y 130 de la Constitución de 1886, solicita
que el Consejo de Estado formule acusación penal contra los funcionarios que
expidieron el acto, los que lo han aplicado y sus asesores, en cumplimiento del
artículo 153 del Código Penal, para lo cual, dice deberá compulsar las copias
correspondientes, toda vez que con las anteriores violaciones se incurrió en
conducta punible.

Expediente No. 1148 (fls. 41 a 49) en el cual se demanda la nulidad del decreto
acusado en su integridad.

Primer cargo. - Se afirma la violación del artículo 16 de la Constitución aduciendo


que el derecho a la vivienda es también derecho a la vida y que al permitirle el
decreto demandado al BCH capitalizar intereses del crédito, los cobra
excesivamente caros aplicando intereses sobre intereses, en aberrante
anatocismo, lo que conduce a que dicho Banco se quede con los inmuebles a
través de procesos judiciales. Aquí no hay, entonces, cumplimiento de los deberes
sociales del estado sino ánimo de lucro.

Segundo cargo. - Expresa el demandante que se vulnera el artículo 30 de la


Carta que garantiza la propiedad privada, puesto que en el caso de Ciudad Tunal
se adquirió un derecho a la vivienda con justo título, pero con base en ese mismo
justo título se privará del derecho a través de los ejecutivos hipotecarios.

Si la propiedad debe cumplir una función social, el BCH debe asegurarla


eliminando el sistema de capitalización de intereses que se convierte en práctica
de anatocismo, amparado por el poder ejecutivo en claro desbordamiento del
orden constitucional y legal.

Tercer cargo. - Al desbordar el decreto demandado las facultades en que se


apoya, o sea las que se originan en el artículo 120 - 14 de la Carta, se contrapone
al principio del "bien común" que se consagra en el artículo 32 ibídem, porque al
autorizar el anatocismo se ubica por fuera de] marco de esta norma constitucional,
lo que se traduce no en justicia social sino en apetito de lucro para obtener
enriquecimiento ilícito por las ganancias jugosas que le proporcionan los contratos
hipotecarios celebrados con la comunidad.
Cuarto cargo. - Sostiene el actor que como el Decreto 2200 de 1984 viola las
normas superiores señaladas en los cargos precedentes, viola igualmente el
artículo 1519 del Código Civil que prescribe que "Hay un objeto ilícito en todo lo
que contraviene el derecho público de la Nación......”.

Quinto cargo. - Afirma el demandante que al autorizar el acto acusado el


anatocismo, viola los artículos 01617 - 3 - ,2223 y 2235 del Código Civil y 886 del
Código de Comercio que lo prohiben.

Sexto cargo. - Dice el actor que el decreto demandado fue expedido con falsa
motivación porque el segundo considerando, que se proyecta en los
considerandos 3o. y 4o., hace referencia únicamente a los fondos de ahorro
privado que es lo autorizado por el ordinal 14 del artículo 120 de la Carta Política,
mientras que la conveniencia del tercer considerando se refiere a los créditos
tradicionales, o sea a los otorgados en Bonos de Valor Constante - BVC -
provenientes de los fondos de cesantías de los trabajadores afiliados al seguro
social para pagos de invalidez, vejez y muerte que no son concretamente ahorro
privado.

Séptimo cargo. - Afirma el demandante que en la expedición del acto acusado


hubo desviación de poder aduciendo que "Quizá por razones de conveniencia
como la misma administración lo expone dentro del ordinal 3o. de los
considerandos, perseguía el interés general como lo norman los principios
constitucionales, pero no midió sus consecuencias y se presentó por el contrario
un fin extraño al interés general; tal vez (sic) por razones de amistad o por
defender sus intereses en respaldo al capital que el Estado tiene en la Sociedad
de Economía Mixta, o por defender los intereses privados en respaldo a los demás
accionistas del BCH.... . El Estado desvió su poder en favor de una sociedad de
economía mixta que hasta la fecha de empezar a regir el acto acusado venía
aplicando políticas de vivienda que eran favorables al grueso de la población
colombiana, pero que empezó a extralimitarse al ser autorizado por el aludido
decreto para capitalizar los intereses de intereses".

Expediente No. 1488 (fls. 483 a 517), en el cual se demanda la nulidad del
artículo 2o. inciso primero y literal b) y del artículo 4o. del decreto acusado:
Primer cargo. - Sostiene el actor que el párrafo inicial del artículo 2o. y su literal
b) y el artículo 4o. del decreto acusado infringen las siguientes normas: artículos
14 y 16 de la Ley 57 de 1931; 886 y 1203 del C. de Co.; 1617 - 3, 2235 y 2455 del
C.C.; 235 del C.P. y 488 del C. de P.C., por las razones que a continuación se
sintetizan:

El texto acusado contiene el permiso a un banco hipotecario para conceder


créditos hipotecarios, distintos a los otorgados en Upac, sin distinguir el largo,
corto o mediano plazo de los mismos, en los que con previa reglamentación de la
Junta Directiva del BCH se establezcan sistemas de amortización con los que las
cuotas periódicas de pago pactadas, no cubran los intereses recaudados de cada
período y no amorticen gradualmente el capital prestado, sino que éste se
aumente por la capitalización unilateral de los intereses que no alcanzan a cubrir
las cuotas periódicas pactadas, y sobre estos nuevos saldos crecientes se
proyecten los intereses de cada período, incurriendo en anatocismo.

Los artículos 14 y 16 de la Ley 57 de 1931, son los que deroga en primer plano el
artículo 4o. acusado, ya que ellos prohiben y no permiten lo que les autoriza el
decreto demandado. Son dos normas contrapuestas para las operaciones de
créditos hipotecarios a largo plazo que históricamente han surgido en la vida del
Banco Central Hipotecario. Como es lógico, no pueden subsistir las dos al mismo
tiempo, sino una de las dos, la que haya sido dictada y promulgada de
conformidad con la Constitución.

Autoriza también la norma acusada capitalizar los intereses causados que queden
pendientes o no cubiertos con las cuotas periódicas de pago, lo que es contrario al
artículo 886 del C. de Co. Significa esto que esta norma también quedó derogada
por el decreto acusado, porque sus disposiciones son contrarias a éste.
Consecuencialmente se produce el anatocismo y la usura que prohiben los
artículos 1617 - 3 y 2235 del C.C., autorizando el enriquecimiento ilícito y la
derogatoria del artículo 235 del C. Penal. Se podrá entonces cobrar durante el
largo plazo del crédito intereses usureros, simulados en forma efectiva por el
aumento de capital, y no se requerirá título adicional que provenga del deudor con
fecha posterior al año de estar insatisfechos los intereses - artículo 886 del C. de
Co. - , burlando así las prescripciones del artículo 488 del C. de P.C.
Y finalmente, en esta censura dice que por el fenómeno de la capitalización de
intereses, la garantía hipotecaria responderá por más del duplo de la obligación
inscrita, burlando derechos de terceros y produciendo el acaparamiento de la
garantía y del bien hipotecado, violando claramente el artículo 2455 del C.C. y por
analogía el 1203 del C. de Co.

Segundo cargo. - Afirma el actor que al estar supuestamente derogadas las


prohibiciones a que se alude en el cargo anterior, los pactos prohibitivos que ellas
contienen serán lícitos, y por lo tanto no habrá la causa y el objeto ilícitos ni
violación de norma imperativa que genere nulidad absoluta de los negocios que
contengan dichos pactos, no siéndoles aplicables los artículos 6o., 16, 1523 y
1524 del C.C. ni los artículos 897 y 899 del C. de Co., ni habrá delito de usura
imputable, puesto que se deroga esa conducta típica, ya que es contraria al
decreto acusado, por lo que resultan violadas estas normas.

Tercer cargo. - Sostiene el actor que el acto acusado quebranta el artículo 9o. del
Decreto 1050 de 1968; los artículos 22,24,25 y 28 del Decreto 1935 de 1973; el
artículo 1o. del Decreto 2377 de 1981; el artículo 47 del Decreto - Ley 1650 de
1977 y las cláusulas 2a. y 5a. del contrato de administración fiduciaria suscrito
entre el Banco Central Hipotecario, Gobierno Nacional y Banco de la República,
contenido en la Escritura Pública 4198 de 4 de septiembre de 1974, de la Notaría
Catorce del Círculo de Bogotá, con sustento en lo que parcialmente se transcribe
a continuación:

“... el acto administrativo impugnado, al... generalizar su afectación a todos los


créditos hipotecarios distintos a los otorgados en Upac, cobija aquellos créditos
para vivienda, a largo plazo con garantía hipotecaria que concede el Banco
Central Hipotecario, con los llamados Recursos de Bonos de Valor Constante para
la Seguridad Social, administrados fiduciariamente por ese banco. Esto trae como
consecuencia lo siguiente:

" 1. Que a través de las facultades del ordinal 14 del artículo 120 de la C.N., no se
pueden intervenir recursos públicos;

"2. Que mucho menos si estos recursos públicos los administra fiduciariamente un
intermediario financiero, que está obligado contractualmente a la voluntad del
constituyente de la fiducia;
"3. Que las secciones fiduciarias no son intervenibles por ese instrumento
constitucional;

"4. Que los recursos antes anotados, se administran fiduciariamente por mandato
del Decreto - Ley 1935 de 1973, que conforma un régimen de obligatorio
cumplimiento, y que, de conformidad al artículo 9o. del Decreto 1050 de 1968, la
administración fiduciaria contractual en la que haga parte el Gobierno se rige por
la ley que crea dicha administración o que autoriza dicho contrato. En ese mismo
orden de ideas, el artículo 22 del Decreto 1935 de 1973 prescribe la obligatoriedad
de los fines y las condiciones de estos recursos y préstamos; ...Además el artículo
25 del decreto 1935 de 1973, recalca el requisito obligatorio de la Junta Directiva
del Banco, de obtener autorización previa y expresa al respecto de las condiciones
definitivas de los créditos otorgados con dichos recursos. Es más, en las
cláusulas 2a. y 5a. del contrato de administración fiduciaria suscrito... en desarrollo
del artículo 25 del Decreto 1935 de 1973, prescriben que las condiciones de los
préstamos deben cubrir los intereses, los reajustes y comisiones de los préstamos,
y que dichas condiciones serán establecidas por la Junta Directiva del Banco, sus
sistemas y mecanismos de financiación, con previa autorización de las
autoridades monetarias, que es para el caso concreto la Junta Monetaria.

Destaca que el Decreto 2377 de 1981 en su artículo 1o reza:

"Para los efectos del inciso 1o. del artículo 24 del Decreto Extraordinario 1935 de
1973, entiéndase por "Prestatarios de Escasos Recursos" toda persona neutral o
los grupos familiares cuyo ingreso no exceda de 15 veces el salario mínimo legal
vigente al momento de ser presentada la respectiva solicitud. La anterior
circunstancia deberá ser demostrada por los interesados mediante la exhibición de
copia de la última declaración de renta que legalmente estuvieron obligados a
presentar".

Agrega a lo anterior que:

"Sobre la impermeabilidad y la autonomía de legalidad de las Secciones


Fiduciarias y de los contratos de administración fiduciaria, especialmente en los
que haga parte el Gobierno, es bueno escuchar la voz de la Corte Suprema de
Justicia, en su sentencia del 15 de mayo de 1981, con la ponencia del Honorable
Magistrado Mario Latorre Rueda en la que dejó sentada la doctrina vigente, en el
sentido de que el Presidente de la República a través del ordinal 14 del artículo
120 de nuestra Constitución Nacional, no puede intervenir en las Secciones
Fiduciarias de los Bancos, pues la fiducia, en todo caso particular de los entes y
empresas del Estado, se rige por el contrato que el Gobierno suscribe con el
Administrador fiduciario en desarrollo de la ley que crea u ordena dicha
administración fiduciaria, en este caso que nos ocupa, lo aplicable es el Decreto -
Ley 1935 y el contrato de administración fiduciaria de 1974 que venimos citando".

Cuarto cargo. - Señala el actor que el BCH es una sociedad de Economía Mixta
sometida al régimen de las empresas industriales y comerciales del Estado, por
tanto sus actos a la luz de las prescripciones de los artículos 1o., 10, 20 - ordinales
1 o. y 7o.-21, 22, 25 y 100 del C. de Co., son actos de comercio, regidos por las
normas mercantiles y subsidiariamente por las leyes civiles, según el texto del
artículo 822 del C. de Co., de lo que se concluye que esa entidad bancaria no
puede tener el vergonzoso privilegio del anatocismo, ni del enriquecimiento de sus
arcas a costa del empobrecimiento y ruina de sus clientes, con el consiguiente
quebranto de las citadas normas mercantiles.

Cita luego algunas disposiciones de la ley 45 de 1923, destacando que sus


artículos 123 y 124 fueron sustituidos por los artículos 14 y 16 de la Ley 57 de
1931, para terminar diciendo que el artículo 47 del Decreto - Ley 1650 de 1973,
que estima violado, define que "el Instituto de los Seguros Sociales funcionará en
adelante como establecimiento público..." y el inciso 4o. del Acuerdo 448 del
Instituto de los Seguros Sociales, en base al artículo 39 del Decreto 1650 de 1977
considera que "el patrimonio del Instituto está constituido por: "... 4. Las reservas
que constituya para invalidez, vejez y muerte, normas estas que conjuntamente
con la resolución 01 2706 de 6 de septiembre de 1988, de la Contraloría General
de la República, "por la cual se establece y reglamenta el sistema de fiscalización
al manejo de los recursos provenientes de los Bonos de Valor Constante
administrados por el Banco Central Hipotecario" no dejan duda al respecto de que
dichos recursos pertenecen al erario público y que no son ahorro privado, y que
por ello el decreto acusado se excedió en su alcance, se extralimitó teniendo en
cuenta su tercer considerando y el artículo 2o. de la parte resolutiva, infringiendo
igualmente, por esta razón, la norma en que se fundó su expedición, o sea el
ordinal 14 del artículo 120 de la Constitución.
Quinto cargo. - Se afirma en esta censura que hay violación de la regla 6a. de
los artículos 1234 y 831 del C. de Co. que no permiten que el administrador
fiduciario obtenga mayores rendimientos de los que le ha dispuesto el acto
constitutivo del negocio fiduciario, pues de hacerlo se incurriría en enriquecimiento
ilícito y en abuso del derecho, como es la inducción que propicia la norma
impugnada al administrador fiduciario.

Sexto cargo. - Considera el actor que con la derogación de las normas legales
que se han citado como infringidas en los cargos precedentes, el acto acusado
también ha infringido el artículo 76 de la Constitución, porque según esta norma es
al Congreso al que le corresponde hacer, interpretar, reformar y derogar las leyes,
de todo lo cual se infiere que ha habido, igualmente desviación de las atribuciones
propias del ejecutivo nacional y del objeto jurídico del numeral 14 del artículo 120
de la Carta, como también se ha incurrido en falsa motivación, pues en vez de
hacer asequible el crédito hipotecario para vivienda a los grupos sociales de
escasos ingresos, lo que se hace es inexequible para éstos.

Anota también que el decreto acusado, por sus efectos jurídicos y de hecho, por
sus estragos sociales y económicos en los ingresos salariales y el exiguo
patrimonio de los desfavorecidos, viola los artículos 16, 17, 20 y 30 de la
Constitución.

Refiriéndose finalmente a la naturaleza jurídica de las funciones que el ordinal 14


del artículo 120 de la Carta otorga al Presidente de la República, afirma que ya en
la actualidad no hay duda que se consideran como de naturaleza administrativa,
como se desprende de la sentencia proferida por la Sala Plena del Consejo de
Estado el 23 de mayo de 1989, de la cual transcribe algunos apartes.

e. - La coadyuvancia.

Mediante escrito presentado el 30 de abril de 1990 y que corre a folios 217 a 222
del expediente 1159, el ciudadano Rafael Alfredo Olea Jiménez coadyuva la
demanda presentada por el doctor Robinson Ricardo Rada González,
manifestando que coincide en un todo con la enumeración de normas violadas y
argumentos esgrimidos por éste en su libelo, pero que tiene que agregar que
también considera manifiestamente violados los artículos 28 y 717 del C.C.,
aunque no explica el concepto de su violación.
f - Las razones del defensa.

La apoderada del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, al dar contestación a


la demanda del expediente 1159 (fi. 82 a 107) se opuso a las pretensiones de
ésta, arguyendo, luego de aludir a la jurisprudencia tanto de la Corte Suprema de
Justicia como del Consejo de Estado acerca de la naturaleza de los reglamentos
expedidos en ejercicio de las atribuciones del ordinal 14 del artículo 120 de la
Carta, que ya se les defina como actos administrativos o como actos de orden
legislativo, es evidente que tienen un alcance jurídico especial y que a través de
ellos puede el Gobierno directamente intervenir en las actividades de personas
naturales o jurídicas que tengan por objeto el manejo o aprovechamiento y la
inversión de los fondos provenientes del ahorro privado.

Aunque el decreto acusado no se refiere en parte alguna a los recursos


provenientes de las inversiones que haga el Instituto de los Seguros Sociales en
"Bonos de Valor Constante para la seguridad social", a que alude el Decreto 1935
de 1973 citado por el demandante, si los créditos hipotecarios del BCH son
concedidos con base en estos recursos, de todas maneras se trata del manejo de
fondos provenientes del ahorro privado, entendiendo éste en su concepción
amplia, como se expone claramente en el salvamento de voto del Magistrado
Manuel Gaona Cruz a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de mayo 15 de
1981.

En relación con la presunta violación de los artículos 55 y 76 - 1 y 2 - de la Carta,


ha quedado claro que el decreto acusado fue expedido por el Ejecutivo en
ejercicio de atribuciones propias, según se deriva del artículo 120 - 14.

En cuanto a las supuestas derogaciones que habría hecho el artículo 4o. del
decreto demandado respecto de las disposiciones legales citadas por el actor,
debe decirse que tal acusación carece de fundamento, pues el sistema de
capitalización de intereses no es contrario a nuestro ordenamiento positivo ni está
prohibido por norma alguna. De la lectura de las disposiciones civiles y
comerciales señaladas como infringidas se infiere fácilmente que ellas proscriben
el anatocismo, más no se deduce de sus textos la prohibición del uso de sistemas
de pago por medio de los cuales las partes en un negocio determinan la cuantía,
plazo y periodicidad en que deben cancelarse los intereses, aspecto regulado por
otras previsiones legales, valga aclarar, aquellas que limitan la tasa máxima de
interés que puede pactarse en un negocio.

No es posible tampoco que el artículo 2o. acusado viole el artículo 2455 del C.C.,
porque esta norma regula un aspecto específico relacionado con el límite de las
hipotecas, distinto al que aquél contempla.

La presunta violación del artículo 831 del C. de Co., resulta también infundada,
teniendo en cuenta que las utilidades del BCH se orientan a la financiación de
actividades de beneficio común.

Es notoria la carencia de fundamento en relación con las presuntas violaciones de


los artículos de la Constitución que cita, pues tales acusaciones son el producto
más de un deseo emotivo de criticar la actuación del BCH en los contratos
respectivos, que en realidad de un juicioso análisis del contenido de las normas
impugnadas.

También dio el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, a través de apoderada,


contestación a la demanda del expediente 1148 (fls. 158 a 179), oponiéndose a las
pretensiones de ésta con la misma filosofía con la que sustentó la defensa del acto
acusado en el expediente 1159.

Refiriéndose a la falsa motivación alegada por el actor en aquel expediente aduce


que del texto de los considerandos segundo, tercero y cuarto y del artículo 2o. de
la parte resolutiva del decreto demandado se deduce que existe una perfecta
concordancia entre dichas partes, es decir, entre la parte motiva y la resolutiva del
decreto acusado.

Así mismo, señala, es clara la finalidad perseguida por el decreto, pues se trata de
un instrumento jurídico que desarrolló fielmente el objetivo de la intervención
estatal en materia de programas de vivienda social.

Y refiriéndose al cargo de desviación de poder, manifiesta que no desvirtúa la


finalidad del decreto el hecho de que el BCH obtenga utilidades como producto de
la aplicación del sistema allí autorizado, porque esta entidad puede obtener
beneficios como consecuencia del ejercicio de sus actividades, los cuales se
orientan siempre a la financiación de programas de beneficio común.
La demanda del expediente 1159 fue igualmente contestada por el impugnante
doctor Luis Carlos Sáchica, quien expuso como razones para sostener la legalidad
del acto acusado, las que consigna a folios 187 a 190 y vueltos de dicho
expediente, y que se resumen a continuación:

La facultad que ejerció el Presidente de la República para dictar el decreto


acusado es una modalidad de intervención económica del Estado. Así la define el
propio ordinal 14 del artículo 120 de la Carta.

La naturaleza constitucional de esa potestad, dice, implica lo siguiente:

“a) Que la actividad económica intervenida queda sujeta a la regulación imperativa


y unilateral de derecho público que dicte el Estado, por intermedio del Gobierno,
para implantar la política oficial que se haya decidido en el respectivo sector;

"b) Que, correlativamente, los sujetos intervenidos están obligados a someter su


actividad a las reglamentaciones de derecho público que les dicte el Estado, de
modo que la iniciativa privada del empresario particular cede el campo a las
directivas estatales;

“c) Que cuando las entidades intervenidas no son particulares sino entes estatales
que sirven y ejecutan la política que las medidas de intervención pretenden
implantar, está excluida en lo pertinente la aplicación de las normas jurídicas de
derecho privado que rigen para los entes privados intervenidos en sus relaciones
con los particulares, pues deben ajustar las respectivas operaciones a las fórmulas
de derecho público impuestas por la intervención, en razón de la finalidad del
orden social que procuran".

Discurre luego el impugnante acerca de las consecuencias de la naturaleza


interventora que otorga el ordinal 14 del artículo 120 de la Carta para concluir,
entre otras cosas, que dicha facultad no quedó sujeta a desarrollo legislativo que
el campo intervenido es el sectorial, específico, que requiere una orientación
coyuntural más inmediata y concreta que la de largo plazo, pues se refiere sólo a
las emisiones monetarias y ahorro privado; que la intervención presidencial en el
ahorro privado no sólo está libre de condicionamiento de las leyes sino que
configura una potestad plena y discrecional; que lo intervenido son el Banco de
Emisión y el ahorro privado que son dos elementos del sistema económico
nacional que no pueden ser manejados libremente por su importancia en el
proceso productivo.

El Decreto 2200 no es una ley ni equivale a una ley. Se puede aseverar que el
ahorro privado, su manejo y destinación, es un asunto de orden publico
económico, que por eso no puede dejar de estar intervenido y que está regido
únicamente por normas de rango constitucional, por tratarse de un campo en el
que las normas pertinentes de derecho privado, tanto del Código Civil como del
Código de Comercio, no tienen aplicación posible, como pretende el demandante.

La usura y el anatocismo, sólo son predicables de relaciones de tipo estrictamente


comercial entre particulares, pero no de políticas sociales del Estado que
excluyen, de suyo, el concepto de operaciones con ánimo de lucro, ya que sus
ganancias se reinvierten para reforzar la acción social de que se trata.

Respecto del sistema de financiación de vivienda contenido en las disposiciones


acusadas, es pertinente tener en cuenta el antecedente de un sistema de
financiación que ha sido declarado constitucional por decisiones del Consejo de
Estado, conocido por su sigla, como UPAC.

El planteamiento del demandante en relación con el origen de los fondos con que
se financian los préstamos autorizados por el decreto demandado, es extraño a la
cuestión de fondo que se debate en este proceso, que es el de su
constitucionalidad y legalidad.

Como decreto acusado para nada se ocupó de los recursos con los cuales el BCH
atendería este tipo de créditos ni contiene previsión alguna a este respecto, no
tiene razón el demandante cuando ataca la validez del decreto porque se han
destinado a tales créditos recursos que, a su juicio, no son ahorro privado.

Los cargos por violación de los artículos 2, 10, 16, 17, 20, 21, 22, 31, 37, 63, 65,
116, 130 y 215 de la Carta, carecen de todo fundamento, no sólo porque no fueron
sustentados, sino porque se refieren a presuntas violaciones indirectas de
aquellas que no pueden ser objeto de consideración para fallar la cuestión
planteada.
La demanda del expediente 1488 fue impugnada por el banco Central Hipotecario,
a través de apoderado, según aparece a folios 571 a 573 del Cdno. No. 4 del
citado expediente, donde se opone a las pretensiones de la demanda, dejando
para el alegato de conclusión que obra a folios 672 a 683 la exposición de los
argumentos en defensa del decreto demandado, los cuales se sintetizan a
continuación:

Es fácil apreciar en la demanda que no es la tutela del orden jurídico lo que busca
el demandante, sino la defensa de los "derechos sustantivos, garantías
constitucionales y derechos civiles de los usuarios del Banco Central Hipotecario y
sus familias......”, lo que impide calificar la acción incoada como de simple nulidad,
máxime cuando una sentencia favorable a las pretensiones del actor conllevaría el
restablecimiento automático de los derechos particulares de los citados usuarios
que se afirma conculcan las disposiciones impugnadas.

Con respecto a la naturaleza jurídica del decreto demandado, el impugnante se


remite a lo expuesto por el doctor Luis Carlos Sáchica en el expediente 1159.

Debe dejarse muy en claro que si bien las disposiciones de la Ley 57 de 1931, que
se invocan en la demanda, quedaron derogadas o insubsistentes a partir de la
fecha de promulgación del Decreto 2200 de 1984, tal derogación o insubsistencia
se produjo, no por virtud de dicho decreto, sino por virtud del ordinal 14 del artículo
120 de la Carta de 1886.

En efecto, a partir del Acto Legislativo No. 1 de 1968 competencias que antes eran
exclusivas del Legislador, como la de intervención en el banco emisor y en el
ahorro privado, fueron trasladadas al Ejecutivo a fin de que éste las ejerciera en
forma autónoma y sin condicionamiento a ley previa, operándose así la figura que
la doctrina y la jurisprudencia han dado en llamar "la deslegalización" según la
cual, en la medida en que el Presidente de la República a través de reglamentos
constitucionales ejerce esta nueva atribución, van quedando derogadas o
insubsistentes las normas dictadas por el legislador sobre dicha materia, pero no
por fuerza del reglamento sino por virtud de la Constitución Política.

Entonces no puede ser de recibo el cargo de violación de normas, como las de la


Ley 57 de 1931, que quedaron derogadas o insubsistentes en el momento mismo
en que entró a regir el decreto acusado.
Pero aun aceptando la vigencia de aquellas normas, tampoco prosperaría el
cargo, pues en razón de disposiciones del Decreto - Ley 1730 de 1991 el BCH
estaba y está expresamente autorizado por las normas vigentes que regulan las
actividades de las instituciones financieras para, a través de su Junta Directiva,
establecer los sistemas de amortización de créditos que contemplen la
capitalización de intereses.

En cuanto al supuesto anatocismo es importante resaltar que la implementación


de sistemas de amortización de créditos con capitalización de intereses, como los
autorizados por el artículo 2o. acusado, no sólo no "deroga" o contraría el precepto
del artículo 886 del Código de Comercio sino que, por el contrario, se ajusta
plenamente a él, tal como ha tenido oportunidad de sostenerlo el Consejo de
Estado en sentencia de 27 de marzo de 1992, con ponencia del doctor Miguel
González Rodríguez, expediente No. 1295, que declaró ajustado a la ley el
precepto acusado del Decreto 1454 de 1989 o sea el artículo 1o.

Refiriéndose al enriquecimiento ilícito alegado por el actor afirma el impugnante


que no existe, aduciendo, textualmente que:

“... máxime cuando se ha demostrado plenamente en el proceso, mediante prueba


pericial inobjetable e inobjetada, que en los sistemas de crédito hipotecario,
autorizados por el Decreto 200 de 1984 (sic) y adoptados por el Banco Central
Hipotecario, cualquiera que sea el plazo, cuantía, interés y periodicidad de los
pagos periódicos, "se está pagando al final del plazo el equivalente al valor del
crédito otorgado", o lo que es igual, el valor total pagado por el usuario del crédito
es exactamente igual al valor del crédito otorgado llevado a valor presente".

Afirma el impugnante que por las mismas razones expuestas precedentemente, no


existe falsa motivación.

No es cierto tampoco que los preceptos acusados vulneran los decretos y


contratos de fiducia, porque la naturaleza de los recursos proveniente es de las
inversiones en Bonos de Valor Constante para la Seguridad Social que efectúa el
ISS con parte de sus reservas prestacionales para cubrir los riesgos de invalidez,
vejez y muerte de sus afiliados, esto es, si son o no públicos, o si pertenecen al
ahorro privado, es aspecto que en nada incide al momento de determinar la
legalidad o ilegalidad de los preceptos acusados, por la potísima razón de que el
Decreto 2200 de 1984 se limita, simplemente, a autorizar a la Junta Directiva del
Banco Central Hipotecario, en forma general, para implementar sistemas de
amortización de créditos que incluyan la capitalización de intereses, haciendo
expresa exclusión de los otorgados en unidades de poder adquisitivo constante
(UPAC), más en parte alguna hace referencia a aquellos otorgados con cargos a
los recursos de los Bonos de Valor Constante para Seguridad Social.

Tampoco existe enriquecimiento ilícito por parte del B.C.H., como lo sostiene el
actor en el expediente 1488, puesto que se ha demostrado en el proceso,
mediante prueba pericial inobjetable e inobjetada que en los sistemas de crédito
hipotecario autorizados por el decreto cuya nulidad se solicita y adoptados por
dicha entidad, se está pagando al final del plazo el equivalente al valor del crédito
otorgado, cualquiera que sea el plazo, cuantía, interés y periodicidad de los pagos
periódicos.

g. - La actuación surtida

De conformidad con las normas correspondientes previstas en el C.C.A., a los


procesos se les dio el trámite establecido para el proceso ordinario, dentro del cual
merecen destacarse las siguientes actuaciones:

Mediante auto de 19 de mayo de 1989, en el expediente 1159, se admitió la


demanda, y se denegó la suspensión provisional impetrada (fls. 54 a 57), que,
recurrida, fue confirmada por auto de 2 de agosto de 1989 (fls. 72 a 77).

Mediante auto de 14 de abril de 1989, en el expediente 1148, se admitió la


demanda, y se denegó la suspensión provisional solicitada (fls. 54 a 59), la cual,
recurrida, fue confirmada por auto de 31 de agosto de 1989 (fls. 76 a 79).

Por autos de 24 de octubre de 1989 y 13 de junio de 1990, respectivamente,


proferidos en el expediente 1148, se reconoció como impugnante de la demanda
al ciudadano Luis Carlos Sáchica Aponte (fls. 192 a 193) y como coadyuvante de
la misma el ciudadano Rafael Alfredo Olea Jiménez (fl. 229).
Mediante providencia de 26 de octubre de 1990, en el expediente 1488, se admitió
la demanda y se denegó la suspensión provisional solicitada (fls. 522 a 563 del
Cdno. No. 4 de dicho expediente).

En contra de esta decisión se interpuso recurso extraordinario de súplica, sobre el


cual la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo de esta Corporación, mediante
providencia de 25 de septiembre de 1991, decidió su no prosperidad (fls. 117 a
123 Cdno. No. 2).

Mediante providencia de 13 de noviembre de 1991, en el expediente 1488, se


decretaron las pruebas pedidas por las partes en dicho proceso (fls. 584 del Cdno.
No. 4 del citado expediente).

Por auto de 18 de mayo de 1990 dictado en el expediente 1159 (fls. 224 a 227), se
decidió el incidente de acumulación propuesto por la parte impugnante (fi. 191),
ordenando acumular al citado proceso 1159, el radicado bajo el No. 1148.

Por auto de 22 de julio de 1991, en el expediente 1148 (fls. 208), encontrándose


acumulados los procesos 1159 y 1148, se ordenó correr traslado a las partes y al
Ministerio Público para alegar de conclusión. De este derecho hicieron uso la
parte actora en el expediente 1148 y la señora Agente del Ministerio Público.

Por auto de 13 de junio de 1991 (fi. 584 Exp. 1488) se decretó la práctica del
dictamen pericial solicitado por el Banco Central Hipotecario, el cual, junto con sus
anexos y complementación obra a folios 636 a 652 y 660.

Mediante providencia de 19 de junio de 1992, dictada en el expediente 1159 (fls.


273 a 276) se decidió el incidente de acumulación propuesto por el actor Robinson
Ricardo Rada González en escrito que obra a folio 255 del expediente 1148,
ordenando acumular el proceso 1488 a los radicados bajo los números 1159 y
1148.

Mediante providencia de 27 de septiembre de 1993, en el expediente 1488 (fl. 671


del Cdno. No. 4), encontrándose acumulados los tres procesos a que se ha hecho
referencia, se ordenó correr traslado a las partes y al Ministerio Público para
alegar de conclusión, derecho del cual sólo hizo uso oportunamente el apoderado
del Banco Central Hipotecario (fls. 672 a 686).
II. - EL CONCEPTO DEL MINISTERIO PUBLICO

El 29 de abril de 1992 la señora Agente del Ministerio Público emitió su concepto


de fondo en los procesos acumulados Nos. 1159 y 1148 (fls. 261 a 268 del
expediente 1159), en el cual expresa, en síntesis, lo siguiente:

Es un axioma en el ordenamiento jurídico que los actos administrativos han de


sujetarse a las normas superiores preexistentes.

Es evidente que la expresión contenida en el ordinal b) del artículo 2o. acusado "y
se capitalice la porción no cubierta de los mismos" está en abierta oposición a los
mandatos legales contenidos en las normas del Código Civil y Código de
Comercio indicadas en las demandas, por lo cual el acto administrativo es
anulable en esa parte que abre la puerta al anatocismo prohibido en la ley.

No escapa a la observación el plausible objetivo social que inspira el discutido


reglamento y la necesidad de ajustar los sistemas de amortización de préstamos
para vivienda a las realidades contemporáneas pero, consultado el nivel de
normas vigentes, la solución del problema compete exclusivamente al legislador
ordinario.

Otro aspecto que no debe pasar desapercibido es que el Gobierno al emitir el


reglamento no establece los límites dentro de los cuales habrá de operar el
sistema autorizado, de modo que se pueda verificar la bondad de la fórmula a
través de un estudio de matemáticas financieras sobre bases precisas.
Simplemente el Gobierno confía a la Junta Directiva del Banco la reglamentación
de un sistema diferente al UPAC, supuestamente más benéfico, pero por el cual
podría hacerse nugatorio el beneficio social perseguido.

Concluye diciendo que es, entonces, procedente la anulación de la expresión


citada, así como el artículo 4o. en cuanto deroga las disposiciones que le sean
contrarias.
III. - CONSIDERACIONES DE LA SALA

En primer término cabe advertir que si bien el actor en el proceso radicado bajo el
número 1148 solicita la declaratoria de nulidad del decreto acusado en su
integridad, los cargos formulados en la demanda se circunscriben a lo normado
por su artículo 2o. literal b). Por consiguiente, sólo corresponde a la Sala
pronunciarse sobre dichos cargos con referencia a la citada disposición. Igual
circunstancia se presenta respecto de la solicitud de declaratoria de nulidad del
literal a) de la indicada norma, que se formula en el expediente 1159.

Como quiera que el Banco Central Hipotecario (en adelante B.C.H.), en su


condición de impugnante de la demanda promovida en el expediente número 1488
discute que mediante ella no se persigue la defensa de la legalidad abstracta
contenida en normas de mayor jerarquía, cual es el objeto de la acción de nulidad,
sino el restablecimiento automático de derechos particulares y subjetivos de los
usuarios de dicha entidad bancaria, por lo que debe ser calificada como de nulidad
y restablecimiento del derecho y, en tal caso, la acción estaría caducada, la Sala
considera que no asiste razón al impugnante, pues la circunstancia aislada de que
en el libelo demandatorio se manifieste que mediante él se persigue "... la realidad
visible y pública de los derechos sustantivos, las garantías constitucionales y
derechos civiles y especiales de los usuarios del Banco Central Hipotecario y sus
familias", en ningún momento puede interpretarse como que su finalidad esté
encaminada a la protección de intereses individuales, ya que de su contexto
claramente se deduce que dicha finalidad tiende exclusivamente al
restablecimiento del orden jurídico que el actor considera transgredido por el acto
acusado.

Ahora bien, en virtud del elevado número de disposiciones constitucionales y


legales cuya transgresión se predica por parte del Decreto 2200 de 1984 y en
razón a que la mayoría de ellas se invocan en los tres procesos acumulados, la
Sala, para una mejor comprensión de la controversia sometida a su consideración
y para efectos de su análisis, agrupa los diferentes cargos así:

1o. - Los relativos a las incompetencia del Gobierno Nacional para expedir el
decreto acusado con base en las facultades conferidas por el artículo 120 - 14 de
la anterior Carta Política, debido a sus disposiciones cobijan a los créditos que
concede el B.C.H. con recursos de Bonos de Valor Constante para la Seguridad
Social, los cuales, discuten los actores, por ser de naturaleza pública y no
pertenecer al ahorro privado deben regirse por las normas pertinentes de los
Decretos 1050 de 1968, 1735 de 1973, 1650 de 1977, 2377 de 1981 y por las
cláusulas del contrato de administración fiduciaria suscrito entre el Gobierno
Nacional, el Banco de la República y el B.C.H. a que aluden los tres procesos
acumulados, en los cargos primero del expediente 1159, tercero y sexto del
expediente 1148 y tercero y cuarto del expediente 1488.

2o. - Los relacionados con la violación de los artículos 1617 - 3, 2235 del Código
Civil y 886 del Código de Comercio que proscriben el cobro de intereses sobre
intereses vencidos o pendientes de pago, de que tratan los cargos primero del
expediente 1159, cuarto y quinto del expediente 1148 y primero del expediente
1488.

3o. - Los que tienen que ver con el desconocimiento de los artículos 6o., 15, 16,
1518,1519,1523,1524,2233 y 2455 del Código Civil; 831, 897,899,1168,1203 y
1234 del Código de comercio; 235 del Código Penal y 488 del Código de
Procedimiento Civil, planteados indistintamente en los procesos acumulados.

4o. - El concerniente a la violación parcial y derogatoria de los artículos 14 y 16 de


la Ley 57 de 1931, formulados en el primer cargo del expediente 1488.

5o. - Los relativos a la falsa motivación del acto acusado y a la desviación de


poder de la autoridad que lo expidió, a que aluden los cargos primero del
expediente 1159, séptimo del expediente 1148 y sexto del expediente 1488.

6o. - Los atinentes a la violación de los artículos 2o, 10o, 16,17,20,21,22,30,31,


32, 37, 55, 63, 65 y 76 de la anterior Constitución Política, planteados
indistintamente en los tres procesos acumulados como consecuencia del
quebrantamiento de las anteriores disposiciones legales.

En consecuencia, se procede al análisis de los cargos formulados, en el orden que


atrás se indicó:

1. - Respecto de la predicada incompetencia del Gobierno Nacional para


expedir el acto acusado en ejercicio de las atribuciones que le confería el artículo
120 - 14 de la anterior Carta Política, por cuanto sus disposiciones son aplicables
a los créditos que el B.C.H. concede con recursos provenientes de las inversiones
en Bonos de Valor Constante para la Seguridad Social que efectúa el Instituto
Colombiano de Seguros Sociales con parte de sus reservas prestacionales para
cubrir los riesgos de invalidez, vejez y muerte de sus afiliados, la Sala considera
que tal censura carece de vocación de prosperidad, toda vez que la naturaleza y el
origen de los fondos con que se financian los préstamos autorizados por el
Decreto 2200 de 1984 es un aspecto que en nada incide sobre la legalidad o
ilegalidad del mismo, pues, de una parte, en ninguna de sus disposiciones se
consagra tal previsión; de otra, la generalidad de sus mandatos no permiten inferir,
siquiera, que ellos se aplicarán a los mencionados recursos y, por ultimo, en la
hipótesis de que el B.C.H. aplicara los sistemas de amortización de crédito
implementados con base en la norma acusada a los créditos otorgados con
recursos de los Bonos de Seguridad, no sería, entonces, dicho acto sino la
respectiva reglamentación la que eventualmente podría ser objeto de discusión
por presunto desconocimiento de los ordenamientos invocados por los
demandantes.

2o. En lo que concierne a los cargos de violación de los artículos 1617 ordinal 3o.,
2235 del Código Civil y 886 del Código de Comercio, cuya violación se atribuye al
acto acusado en virtud de lo dispuesto por su artículo 2o., literal b), la Sala
observa lo siguiente:

El artículo 1617 ordinal 3o. del Código Civil dispone:


"Los intereses atrasados no producen intereses".
Por su parte, el artículo 2235 de la citada codificación señala:
"Se prohibe estipular intereses de intereses".

A su vez el artículo 886 del Código de Comercio advierte:

"Los intereses pendientes no producirán intereses sino desde la fecha de la


demanda judicial del acreedor, o por acuerdo posterior al vencimiento, siempre
que en uno y otro caso se trate de intereses debidos con un año de anterioridad,
por lo menos".

De la simple lectura de los arts. 1617 y 2235 del C. C. y del art. 886 se tiene que
ellas proscriben en forma diáfana el cobro de intereses sobre intereses vencidos o
atrasados, es decir, el denominado tradicionalmente anatocismo, el cual en otros
términos, se presenta cuando sobre una cantidad debida o exigible por concepto
de intereses se cobran intereses con ocasión del incumplimiento en que incurre el
deudor, en materia mercantil por fuera del marco autorizado por el artículo 886 en
cita.

En el caso sub - júdice se tiene que el literal b) del artículo 2o. del decreto
acusado, respecto del cual se formula el mencionado cargo, faculta al B.C.H. para
que mediante reglamentación de su Junta Directiva establezca "... sistemas de
amortización en los cuales, durante una primera parte del plazo, las cuotas
periódicas pactadas no incluyan abono alguno al capital mutuado, ni cubran la
totalidad de los intereses corrientes causados, y se capitalice la porción no
cubierta de los mismos".

La razón de ser de la inconformidad de los actores estriba en que dicho acto


permite el establecimiento de sistemas de amortización con los que las cuotas
periódicas de pago pactadas no cubren los intereses causados en cada período y
no amorticen el capital mutuado, sino que éste se incremente por la capitalización
"unilateral" de los intereses que no alcanzan a cubrir tales cuotas periódicas y
sobre estos nuevos saldos se proyecten los intereses de cada período, con lo cual
se incurre en anatocismo.

Del análisis de las referidas disposiciones legales y de su confrontación con el


acto acusado la Sala observa, en primer término, que el artículo 1617 en su
ordinal 3o. prohibe el cobro de intereses sobre los intereses "atrasados", vale
decir, los insatisfechos o cuyo pago no se cumplió oportunamente de acuerdo con
lo estipulado en el respectivo contrato jurídico, de lo cual cabe deducir que
implícitamente permite el cobro de intereses sobre aquellos futuros que, por lo
mismo, no se encuentren en situación de atraso en su pago.

La precedente deducción no se opone, como oportunamente lo consideró esta


misma Sección en sentencia de 27 de marzo de 1992, con ponencia del Consejero
de Estado doctor Miguel González Rodríguez, en que se decidió un asunto que
guarda estrecha relación con el sub - exámine, a la norma establecida en el
artículo 2235 del Código Civil, según la cual "se prohibe estipular intereses de
intereses", que se refiere específicamente al mutuo o préstamo de consumo.

En efecto, en la citada providencia la Sala expresó lo siguiente:


"La 'armonía legis' impone la necesidad de concluir, para evitar la oposición entre
los dos artículos del mismo Estatuto o el sometimiento del contrato de mutuo a un
criterio diferente a aquel que opera para el resto de las obligaciones dinerarias
provenientes de fuente distinta, lo cual no parece razonable, que el artículo 2235,
en cuanto prohibe cobrar intereses de intereses, debe entenderse y aplicarse
teniendo en cuenta el criterio sentado por la regla tercera del artículo 1617 del
mismo Código Civil. Y, sirve también de fuente de interpretación, para determinar
los alcances del artículo 2235 del C.C., la estipulación que contiene el artículo 886
del Código de Comercio, en cuanto marca claramente una voluntad del legislador
en el sentido de prohibir el cobro de intereses sobre intereses únicamente
respecto de aquellos que sean exigibles, en la medida en que la precitada norma
emplea la expresión 'pendientes’ es decir, lo que se debe, lo exigible, que no es
equivalente a lo 'causado', que sólo se debe cuando se dan los supuestos para
que se produzca su exigibilidad, y con ello la consiguiente situación de mora, si es
que no se cancelan; prohibición que, por lo demás, no es absoluta sino relativa, ya
que los permite en las relaciones jurídicas entre comerciantes, cuando a causa de
la mora se produce demanda judicial del acreedor, causándose en tal evento
desde la presentación de aquella; cuando se trate de intereses debidos con un
año de anterioridad, por lo menos; o, cuando se produce un acuerdo posterior al
vencimiento.

"En síntesis: conforme a las normas civiles y comerciales que regulan el


anatocismo, debe entenderse por tal el cobro de intereses sobre intereses
exigibles y no pagados oportunamente, y no los sistemas de pago libremente
acordados entre las partes en un negocio jurídico que contemplen la capitalización
de intereses, teniendo para ello en cuenta la cuantía, plazo y periodicidad en que
deban cancelarse dichos rendimientos.

"Por tanto, debe llagarse a la conclusión de que la norma reglamentaria acusada,


por limitarse a precisar lo que son los intereses atrasados o 'pendientes', para
efectos de la aplicación de la regla general contenida en las normas
reglamentadas, según la cual hay lugar al cobro de intereses sobre intereses
'atrasados' o 'pendientes', no quebrantó el numeral 3o. del artículo 120 de la
Constitución de 1886, ni las disposiciones reglamentadas contenidas en los
artículos 886 del C. de Co. y 2235 del C.C., en concordancia con la regla tercera
del artículo 161 ib. " (sentencia de 27 de marzo de 1992, Actor: Guillermo
González Charry, Exp. No. 1295).

Lo anterior muestra la clara diferencia que existe entre el denominado anatocismo


o interés compuesto y la capitalización de intereses, pues mientras que por el
primero se consideran los intereses atrasados como nuevo capital para que a su
vez produzcan intereses, la segunda figura consiste en acumular al capital los
intereses que se vayan causando y la suma de ambos factores estimarla como
nuevo capital que genera sus respectivos intereses. Es decir, el anatocismo
cambia en forma automática los intereses exigibles y no pagados oportunamente
en capital y, por el contrario, la capitalización de intereses consiste en un sistema
de pago libremente acordado entre las partes en lo que atañe al monto, plazo y
periodicidad de los pagos por intereses en una obligación concreta y, en el evento
que ello no se haya pactado desde el nacimiento de la obligación, implica una
novación del contrato primitivo y requiere, por lo tanto un nuevo acuerdo de
voluntades de los contratantes.

Todo lo expuesto lleva a la Sala a concluir que el sistema de amortización en el


cual, durante la primera parte del plazo, las cuotas periódicas pactadas no cubran
la totalidad de los intereses corrientes causados y se capitalice la porción no
cubierta de los mismos, para cuyo establecimiento autorizó a la Junta Directiva del
B. C. H. el artículo 2o. literal b) del decreto acusado, no está cobijado por la figura
del anatocismo que discuten los actores, por consiguiente, no se incurre en el
quebrantamiento de los artículos 1617 - 3, 2235 del Código Civil y 886 del Código
de Comercio, ni deroga sus disposiciones.

3o. - En lo atinente a las violaciones que se enlistaron al inicio de estas


consideraciones bajo el ordinal 3o., la Sala observa lo siguiente:

a) Artículos 6o., 15,16,1518,1519,1523,1524 y 2233 del Código de


Procedimiento Civil; 897, 899 del Código de Comercio y 235 del Código Penal y
488 del Código de Procedimiento Civil. Como quiera que la violación de estas
normas, a cuyo contenido se hizo breve alusión en el resumen de los cargos, se
hace derivar del quebrantamiento de las disposiciones que se analizaron en el
ordinal precedente, y tales acusaciones no prosperaron, éstas corren con las
misma suerte de aquellas, por idénticas razones a las allí consignadas.
b) Artículos 831 y 1234 - 6 del Código de Comercio, los cuales señalan que
"nadie podrá enriquecerse sin justa causa a expensas de otro" y que es deber del
fiduciario "procurar el mayor rendimiento de los bienes objeto del negocio
fiduciario para lo cual todo acto de disposición que realice siempre será oneroso y
con fines lucrativos, salvo determinación contraria del acto constitutivo", para la
Sala no cabe duda que el decreto acusado no infringe dichas disposiciones, pues,
de una parte, no aparece demostrado en los procesos que la capitalización de
intereses autorizada conduzca a un enriquecimiento del B.C.H. y, de la otra, de
producirse el mismo, su justa causa estaría dada por el previo acuerdo de
voluntades de los contratantes.

c) Artículo 2455 del Código Civil “...” y por analogía el 1203 del C. de C.", debido a
que la capitalización de intereses trae como resultado que la garantía hipotecaria
responda por más del duplo de la obligación inscrita.

Dispone la mencionada norma:

"La hipoteca podrá limitarse a una determinada suma, con tal que así se exprese
inequívocamente, pero no se extenderá en ningún caso a más del duplo del
importe conocido o presunto, de la obligación principal, aunque así se haya
estipulado.

"El deudor tendrá derecho para que se reduzca la hipoteca a dicho importe; y
reducida, se hará a su costa una nueva inscripción, en virtud de la cual no valdrá
la primera sino hasta la cuantía que se fijare en la segunda".

Luego del estudio la Sala considera que el cargo formulado carece de vocación de
prosperidad, pues si el acto acusado simplemente autoriza la capitalización de
intereses, entre otros aspectos, tal autorización, por sí sola, no implica que en el
acuerdo de voluntades que se materialice en tal sentido se den los supuestos
previstos en la indicada norma. Por consiguiente, la posible violación normativa
que se alega sólo se daría en la hipótesis en que en un negocio específico se
contraríen los mandatos del artículo 2455 del Código Civil., en cuyo caso tendrían
plena operancia las consecuencias jurídicas en él previstas.

4o. - En cuanto al cargo de violación de los artículos 14 y 16 de, la Ley 57 de


1931 por parte del literal b) del decreto acusado, con base en los cuales sostiene
el actor que el B.C.H., como banco hipotecario, "... no está autorizado cuando
otorga préstamos a largos plazos garantizados con hipoteca, sino a cubrir con las
cuotas periódicas pactadas en cada período de pago, los intereses corrientes
causados en cada período de pago y amortizar el capital..." y, por tanto, dicho acto
"... rompe con la prohibición de dejar de amortizar el capital en cada período de
pago y de dejar intereses pendientes, causados en cada período de pago..." y
deroga las enunciadas normas, la Sala observa lo siguiente:

Las citadas disposiciones legales, en lo pertinente, señalan:

"ARTICULO 14. El artículo 123 (de la Ley 45 de 1923) quedará así:

"De ahora en adelante el Gobierno de la República fomentará y estimulará el


establecimiento y organización de los bancos hipotecarios cuyas principales
funciones, como aquí se prescribe, serán las de emitir cédulas y hacer préstamos
a largos plazos para ser cubiertos por medio de anualidades o cuentas por las
cuales se amortice el capital e intereses" (paréntesis fuera del texto).

"ARTICULO 16. - EL artículo 124 (de la Ley 45 de 1923) quedará así:

"Los bancos hipotecarios y seccionales hipotecarias de los bancos comerciales,


quedan autorizados pare efectuar las siguientes operaciones y no otras:

" 1o. Hacer préstamos a largos plazos, garantizados con hipoteca y que deban ser
cubiertos por los pagos periódicos de interés y amortización de capital" (paréntesis
fuera del texto).

Cabe recordar que el decreto cuya declaratoria de nulidad parcial se impetra fue
expedido por el Presidente de la República en ejercicio de la facultades que le
confería el artículo 120 - 14 de la anterior constitución política, de "ejercer como
atribución constitucional propia, la intervención necesaria... (...) ... en las
actividades de personas naturales o jurídicas que tengan por objeto el manejo o
aprovechamiento y la inversión de los fondos provenientes del ahorro privado".

En relación con lo anterior se precisa que dicha atribución de rango constitucional


fue otorgada directa e incondicionalmente al Presidente de la República como
suprema autoridad administrativa en el Acto Legislativo No. 1 de 1968 y no estaba
sometida a la previa regulación legal de su ejercicio, como sí acontecía antes de
expedirse aquel, puesto que la misma norma la calificó como "propia" del
Presidente, de su ejercicio autónomo y sin ningún requerimiento ni interferencia
del legislador.

Ahora bien, en cuanto a la materia regulada por el citado artículo 120 - 14 y habida
cuenta que antes de la reforma introducida a la misma en el Acto Legislativo No. 1
de 1968 correspondía al Congreso de la República por cláusula general de
competencia, a partir de esta última se convirtió en administrativa, produciéndose
el fenómeno jurídico de la denominada "deslegalización", cuyo efecto consistió, de
acuerdo con la jurisprudencia de esta Corporación, en que "... el Presidente de la
República, en ejercicio de la competencia que le confiere la norma, puede
suspender, modificar o derogar los preceptos legales dictados con
anterioridad a la Reforma Constitucional de 1968, sobre la materia (Subraya
la Sala), esto no porque el Presidente de la República pueda hacerlo en ejercicio
de una función legislativa ínsita en el ordinal 14 del artículo 120 de la Constitución,
sino a causa del tránsito de régimen constitucional y rationae materiae: porque
ésta, de legislativa que era desde que entró en vigencia la Reforma Constitucional
de 1968, devino en administrativa"(Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Primera, Sentencia de 14 de junio de 1974, Consejero Ponente doctor Humberto
Mora Osejo, expedientes Nos. 1932, 1939, 1940, 1942 y 1958).

Lo anterior significa que el Presidente de la República, en ejercicio de las


facultades invocadas, podía válidamente autorizar al B.C.H. para llevar a cabo las
operaciones de que da cuenta el acto acusado, y sin que tal autorización pueda
dar lugar a entender, como erradamente lo entiende el actor, que ello trajo como
consecuencia la derogatoria de dichas disposiciones, sino simplemente una
modificación de las mismas para consagrar un régimen de excepción en cuanto a
la indicada entidad bancaria.

5o. - Falsa motivación del acto acusado y desviación de poder de la autoridad que
lo expidió.

La primera se hace consistir en que lo dispuesto por el artículo 2o. literal b) hace
inasequible el crédito hipotecario para vivienda a los grupos locales de escasos
ingresos y, la segunda en que "quizá por razones de conveniencia como la misma
Administración lo expone dentro del ordinal 3o. de los considerandos, perseguía el
interés general como lo norman los principios constitucionales, pero no midió sus
consecuencias y se presentó por el contrario un fin extraño al interés general; tal
vez (sic) por razones de amistad o por defender sus intereses en respaldo al
capital que el Estado tiene en la sociedad de economía mixta, o por defender los
intereses privados en respaldo a los accionistas del B.C.H...”

Para la Sala resulta evidente que los mencionados cargos adolecen en absoluto
de vocación de prosperidad, pues se fundamentan en simples apreciaciones
subjetivas de los actores, huérfanas en todo respaldo probatorio, que en ningún
momento permiten poner en tela de juicio la presunción de legalidad que ampara
al acto acusado.

6o. En relación con los cargos de violación de las normas constitucionales


indicadas al inicio de este capítulo en el ordinal 6o., la Sala considera que no
habiendo prosperado ninguna de las anteriores acusaciones estos correrán con la
misma suerte, pues su desconocimiento reposa en la transgresión de las
disposiciones ya analizadas.

En las anotadas circunstancias, al no prosperar los cargos formulados en las


demandas, ha de procederse a denegar sus pretensiones.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Primera, oído el concepto del Ministerio Público,
administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la ley,

FALLA:

Primero. - DENIEGANSE las súplicas de las demandas radicadas bajo los


expedientes números 1159, 1148 y 1488.

Segundo. - En firme esta sentencia, archívense los expedientes.

COPIESE, NOTIFIQUESE, COMUNIQUESE, PUBLIQUESE EN LOS ANALES


DEL CONSEJO DE ESTADO Y CUMPLASE.
Se deja constancia de que la anterior providencia fue discutida y aprobada por la
Sala en su sesión de fecha siete de diciembre de mil novecientos noventa y
cuatro.

YESID SERRANO ROJAS ERNESTO RAFAEL ARIZA MUÑOZ


PRESIDENTE SALVAMENTO DE VOTO

MIGUEL GONZÁLEZ RODRÍGUEZ LIBARDO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

NOTA DE RELATORIA: Reiteración jurisprudencial de la sentencia de 14 de


Junio de 1974, ponente: Dr. Humberto Mora Osejo, expedientes: 1932, 1939,
1940, 1940, 1942 y 1958.

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