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¿Qué es el autismo?

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Daniel Comin 8/1/2016

Me han preguntado mil veces qué es el autismo, y debo decir que en estos 10 años mi versión de la explicación
algo ha variado, pero no demasiado. Aquí les dejo pues una serie de explicaciones de lo mismo según diversas
fuentes, realmente no varían mucho unas de otras. Y finalmente una versión personal y una explicación extensa
sobre la misma.

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders, DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (en inglés American Psychiatric
Association o APA) en versión 5 se denomina así a los Trastornos del Espectro del Autismo:

A) Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado


por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes:

1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional, varían, por ejemplo, desde un acercamiento social
anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos pasando por la disminución en intereses,
emociones o afectos compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, varían, por
ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada pasando por anomalías del contacto
visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de
expresión facial y de comunicación no verbal.
3. Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones, varían, por ejemplo, desde
dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales pasando por dificultades para
compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.

B) Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más
de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):

1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej., estereotipias motoras simples,
alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).
2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento
verbal o no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones,
patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los
mismos alimentos cada día).
3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (p. ej.,
fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).
4. Hiper- o hiporeactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno
(p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos,
olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).

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Según la Confederación Autismo España el Trastorno del
Espectro del Autismo es:

Conjunto de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al


funcionamiento cerebral. Da lugar a dificultades en la
comunicación, interacción social, flexibilidad del pensamiento y
de la conducta.

Según Autism Speaks el Trastorno del Espectro del Autismo


es:

El autismo es un trastorno neurológico complejo que


generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de
trastornos conocidos como trastornos del espectro del autismo
(ASD por sus siglas en inglés). El autismo daña la capacidad
de una persona para comunicarse y relacionarse con otros.
También, está asociado con rutinas y comportamientos
repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir
rutinas muy específicas. Los síntomas pueden oscilar desde
leves hasta muy severos.

Según la Wikipedia el autismo es:

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por alteración de la interacción social, de la


comunicación (tanto verbal como no verbal) y el comportamiento restringido y repetitivo.

Y finalmente, y según yo mismo, el autismo es:

Una construcción diferente del cerebro que genera alteraciones sensoriomotrices (de diversos tipos e intensidad) y
un modelo diferente del procesamiento global de la información. Estos dos aspectos generan alteraciones diversas
en los procesos de comunicación y de interacción con el entorno. Afectan (en diverso grado) a los procesos de
sociabilidad (impactados por el déficit en la comunicación), un desarrollo diferente de los procesos cognitivos (en
diverso grado), y manifestaciones de conducta alejadas del patrón normal social (provocadas por las anteriores).

Bien, en conjunto se puede apreciar que todas las definiciones hablan más o menos de lo mismo. Pero hay
matices. Es interesante destacar que en el DSM-5 se hayan añadido los aspectos sensoriales, en mi opinión tienen
una gran relevancia, mucha más de la que se le otorga generalmente. La evidencia sobre este particular empieza
ya a ser inmensa, y no tiene visos de parar, al menos de momento. Casi podríamos decir que el autismo es un
desorden sensorial específico que genera una serie de alteraciones en mayor o menor grado que impactan en la
vida de la persona. Y es que las manifestaciones más visibles del autismo suelen ser las más negativas, y estas
son las que mayor afección sensorial tienen.

Por ejemplo, la comunicación y por tanto el lenguaje, generan procesos de frustración que desembocan en
conductas inadecuadas. Las alteraciones sensoriales, sumadas a lo anterior, que además son generadores de
procesos de ansiedad, etcétera, también desembocan en conductas inadecuadas. Muchas de las conductas
inadecuadas -que no todas- tienen un origen motivado por esa problemática en el procesamiento y gestión del
procesamiento sensorial. Que no es lo único, pero sí tiene un gran peso en la balanza.

Expresado de forma muy simple, el proceso de comunicación implica aspectos sensoriomotrices y cognitivos, esto
es: nuestro proceso cognitivo genera un mensaje (generalmente se inicia por necesidad personal), este mensaje
se manda al receptor, quien lo procesa y a continuación nos genera una devolución. En el proceso del habla se
desarrolla un mecanismo cognitivo (generador del mensaje) y a continuación un mecanismo sensoriomotriz (emisor
del mensaje), y posteriormente un factor sensoriocognitivo que recibe el mensaje oral del receptor y lo procesa
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¿Qué pasa entonces cuando este proceso funciona de forma diferente?

Si los aspectos sensoriales están alterados, la percepción está -por tanto- alterada también, de forma que el
proceso cognitivo procesa “otra” información, y genera información diferente a la esperada. Este sistema de
procesamiento cognitivo genera pues información inesperada, que no inválida.

A su vez, en el autismo, los procesos de lenguaje empático superan a los del lenguaje simbólico. El lenguaje
simbólico, propio de los seres humanos, puede ser extremadamente complejo, y en muchas ocasiones
tremendamente abstracto. Mientras que el lenguaje empático es más básico y lineal, mucho más primario. En
términos humanos el lenguaje simbólico es extremadamente útil y potente, aunque pierde la parte de la detección
emocional, vamos, empatía; precisamente eso que dicen que está afectado en las personas con autismo, cosa que
personalmente no creo, sino que se manifiesta de otra forma, pero no solo no carecen de ella, creo sinceramente
que tienen más, pero desarrollada de una forma diferente y con un propósito diferente.

Konrad Lorenz nos hablaba de la capacidad “telepática” de su perra, para detectar los estados emocionales de su
dueño. Lorenz usaba esa capacidad de empatía de los perros para explicar el lenguaje empático. Posteriormente,
otros investigadores nos han referido lo mismo en grandes primates, siendo bonobos, chimpancés, gorilas y
orangutanes grandes especialistas en ese lenguaje empático.

El lenguaje empático tiene un fuerte componente adaptativo, mientras que el lenguaje simbólico hace lo contrario,
adapta el entorno. Dentro de los modelos de evolución actuales podemos decir pues que esa capacidad del
lenguaje humano es, junto con su capacidad intelectual, lo que le ha llevado a donde está hoy. Sin embargo, en el
autismo y su diferencia frente a cómo la inteligencia procesa la información en base a cómo la recibe, vemos que
la persona con autismo genera un modelo de comportamiento muy diferente al esperado del grupo en el que
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convive. No pretendo decir que el autismo es un proceso involutivo o que las personas con autismo se asemejen
más a los grandes primates o a los perros. Pero entender el
conjunto nos ayuda a poder descifrar ciertos enigmas. Por
ejemplo, si una persona con autismo desarrolla lenguaje,
resuelve (en mayor o menor medida) sus problemas
sensoriales y recibe una atención adecuada, básicamente el
remanente que nos queda son los aspectos del
procesamiento diferente de su cerebro en procesos sociales.
Casi podríamos decir que ya no tiene autismo, sino un
problema de relaciones sociales. Y que su forma de pensar
es diferente. Como la de tanta otra gente.

Quizá incluso pierdan esa parte empática tan alta que


disponían inicialmente y que han sustituido por lenguaje
simbólico; y es que la persona con autismo debe intentar
inferir los estados emocionales de los demás para saber qué
piensan, qué esperan de él, qué puede o no puede hacer en
un determinado momento, es su mayor vía de interpretar lo
que le rodea. Un esfuerzo ímprobo y continuado que debe
ser agotador. Y obviamente, luchar también contra el
descontrol de sus propias emociones. Sin olvidar el efecto
negativo de aspectos como la ansiedad, miedos, fobias,
etcétera. Y obviamente, sus manifestaciones de conducta
son -a su vez- una forma de comunicación.

Si añadimos, por tanto, una alteración en la percepción y el


procesamiento sensorial, una afección en los procesos de Konrad Lorenz
lenguaje, y que su cerebro conjuga toda esta información de
forma diferente, el resultado es obvio. Incluso las conductas
de alerta permanente, de estrés y la actitud defensiva que acaban teniendo, lo raro sería que no presentaran las
conductas que tienen. Es una respuesta adaptativa a su entorno. Que es hostil en casi todo momento.

¿Y cuándo se reduce esa respuesta adaptativa y defensiva? Pues en el momento en que empieza a entender
nuestro lenguaje, nuestro sistema de comunicación, cuando es capaz de empezar a sintonizar adecuadamente los
canales sensoriales. A partir de ese momento, la respuesta previa deja de tener sentido, ya que no la necesita,
dispone de otras herramientas para resolver las situaciones cotidianas.

En el 2011 escribía sobre si el español era un lenguaje materno o un idioma aprendido en las personas con
autismo, y toda la investigación que se ha dado en los últimos 5 años, viene básicamente a reforzar más la
hipótesis, y le da mucho sentido a todo el proceso complejo que se da en el autismo. Es una concatenación de
hechos muy diversos, que son los que de forma natural generan los procesos de adquisición y desarrollo del
lenguaje en niños de desarrollo típico, pero que en el autismo se ven comprometidos.

Hoy también empezamos a ver cómo, incluso en el TDAH, se dan estas alteraciones sensoriales. Y en otros
desordenes del neurodesarollo también parecen estar presentes.

Esto es algo que estamos viendo de forma directa en nuestro programa actual de investigación, y que el día 24 de
septiembre presentamos en Tenerife. Y estamos viendo como la regulación sensorial de niño, la mejora de su
ambiente, la reducción del estrés familiar (muy importante), generan cambios muy sustanciales en el niño, el cual
empieza a desarrollar conductas “adecuadas” a su entorno social. Empieza a desarrollar un mejor modelo de
comunicación, aumenta su atención (todo parece interesarle más), genera una mayor interacción social, y en suma,
presenta los avances que su familia deseaba.
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Estamos ante un gran cambio en el paradigma de la intervención en el autismo sin lugar a dudas, posiblemente en
unos años, las definiciones del autismo hayan variado, no en lo sustancial, ya que las aseveraciones que se
realizan son ciertas, pero sí en la forma de enfocar el origen de esas manifestaciones. Durante muchos años en el
autismo se han trabajado las consecuencias, dejando intacto el origen.

Cuando la persona con autismo deja de fracasar en sus intentos por establecer una interacción adecuada con su
entorno, sus estados emocionales mejoran, el propio reconocimiento de los mismos mejora. Los estados de
ansiedad se reducen o desaparecen, el estado de alerta desaparece, y la necesidad de esa conducta adaptativa
de tipo puramente defensivo también. No se cura el autismo, no hay nada que curar, pero sí podemos trabajar en
una línea más centrada en las necesidades de la persona, pero desde su punto de vista, no desde el nuestro. Ver el
interior primero, y no el entorno. Dar ese apoyo es, a mi juicio, el factor que genera la diferencia, trabajamos desde
los orígenes, de esta forma, no tendremos consecuencias que atajar.

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