Cristología, Pneumática en una visión cosmo-teándrica.
¿Es Jesús de Nazaret el Cristo total, la Palabra total de Dios? ¿Cuál es el rol de Jesús según la Economía Divina? ¿Y el Cristo de la fe, tiene algo que ver con la soteriología? Sí porque Jesús es el hombre de la historia que en la cruz hace todo para lo que él vino al mundo. Destino que ignoraba el Diablo. Esto se vindica con sus palabras “Consumatun es” Todo lo que me pediste hacer, está hecho. Todo inicia con su kenosis y concluye con su resurrección y ascensión al cielo. Es decir, vuelve de donde vino para ocupar el lugar que le plenifica y que testifica que él es el Señor. El vocablo Cristo no hace ninguna referencia a una identidad personal. Es un título honorífico que Dios le da a Jesús pos resurrección. Es el pasaje del Jesús histórico al Cristo de la fe. La encarnación hace que Jesús se despoje de toda su divinidad que es lo que resulta y enfatiza el canto de Filipenses 2:1-11. En su encarnación Jesús se vacía de toda característica divina, es hombre en toda la dimensión del vocablo. Pero es el Mesías, y para cuya misión que era salvadora debió ser ungido. Redimir al hombre de la esclavitud del pecado fue su finalidad. Por eso Juan enfatiza “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32)”. Por la encarnación Jesús es el hijo sanguíneo de la aldeana llamada María y de su padre adoptivo José. Pero por el fenómeno de la resurrección el asume nuevamente todo poder, honra y gloria y se convierte en el Mesías, el ungido del Señor que vence no solo el pecado sino también a la muerte. Su misión como Mesías, como ungido de Dios fue rescatar al hombre del pecado. Es por ello que, pos resurrección el Jesús histórico ahora exige a sus seguidores adoración porque nuevamente es Dios. Ya no está sujeto a las leyes físicas a las cuales está sujeto el hombre mortal. La aseveración asertiva de esto es: Jesús nacido en Nazaret es el verdadero Cristo de Dios. Él es la única semilla de Dios en el mundo: es el Unigénito del Padre y es el Primogénito del Padre. Es la primera semilla del Padre engendrada en el vientre de María por una obra sustancialmente neumatológica. Según Juan 1:3 y Colosenses 1:15, Jesús es la Palabra creadora de Dios. Él es la Palabra encarnada. Para Pablo Jesús es la plenitud de Dios. La palabra Plenitud viene del sustantivo griego “Pleroma” que significa “Plenitud” dando a entender algo que no necesita ser completado porque ya está completo, terminado o consumado. Lo que Pablo hace es resaltar que todos esos poderes angélicos, sean los que sean, están subordinados a Cristo, único en quien habita la plenitud de la divinidad según Colosenses 1:15-20 y 2:9-10. Por ello él es el alfa y es la omega. Principio y fin de todo. Jesús es el logos creador: Juan dice: “Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho”. (Juan 1:3). Juan no habla acá de Jesús hombre, sino del logos o palabra creadora. Dice que sin esta palabra nada hubiese sido hecho, refiriéndose sin duda al inicio de todas las cosas (Génesis 1). Juan estaba pensando, o tenía en frente la Torá. Jesús es la Palabra dicha por Dios, que creó las cosas y las hizo tangibles. Pablo, aunque no usa el término logos para referirse al Señor, sin embargo, escribió esto: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él. El antecede a todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten. Y, además, él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo él sea preeminente; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en los cielos, habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz. (Colosenses 1:15-20) Jesús es el logos encarnado para Juan que dice en su evangelio (1:14): “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”, lo cual enlaza a la palabra creadora de Dios, con su voluntad de hacerla carne, en forma de Su Hijo. En Jesús Dios hizo visible Su Palabra, manifestándola a todos. Jesús es el logos creador de Dios. Jesucristo: en la economía salvífica juega los roles del Salvador y Mediador de la salvación: Él es el soter porque es el que redime a su pueblo del pecado. Por eso Jesucristo es el centro y culmen de la historia de la salvación. La historia aquí puede considerarse como el escenario de la revelación, es decir, esta sucede en un tiempo y espacio determinados; está sometida a las coordenadas de la historia. Asimismo, la historia es objeto o contenido de la revelación. En el credo que confesamos, hay artículos de la fe que son hechos históricos: Jesucristo nació en tiempos de Herodes, padeció en tiempos de Poncio Pilato, murió, etc. En Antiguo Testamento: la liberación de Egipto, la entrada en la tierra prometida y otros muchos hechos son reveladores, son medios de salvación. Dios en el AT aparecía como el Dios viviente y actuante. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación de Cristo, que es, a un tiempo, mediador y plenitud de toda la revelación. En él se cumplieron todas las Escrituras, en él se realizó el designio divino. Dios fue preparando a través de los siglos el camino del evangelio según Heb 1:1. Jesucristo, con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, lleva a plenitud la revelación, y la confirma con el testimonio divino: a saber, que Dios está con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y para hacernos resucitar a la vida; en definitiva, para salvarnos. El Cristo de la fe si tiene que ver con la soteriología. Y es J Sobrino quien la aborda y expone que la salvación que Jesús trae es histórica, incluye la liberación de la pobreza material. Es una salvación del pecado y, mediante la resurrección, se manifiesta como salvación y liberación absoluta. Es una salvación que Jesús trae para todos, pero que se realiza desde los pobres y desde los pecadores. Jesús salva a lo largo de toda su vida, en la que hay actos concretos como son sus milagros, su predicación del Reino y, sobre todo, por su muerte en la cruz. Jesús es el sacramento histórico con el que Dios expresa su irrevocable voluntad de salvación. Por eso la imagen de Cristo liberador que ilustra Sobrino es radicalmente soteriológica. Sobrino se ocupa en su obra cristológica de algunas otras cuestiones que se plantean en la soteriología cristiana, tales como la relación entre la soteriológica y la eclesiológica, como del significado plural que suele tener la salvación. Todo lo relacionado a la persona de Cristo (el Mesías, el ungido), todo Su vivir humano, y también Su obra en la cruz del Calvario, en la resurrección, en la ascensión, forman parte de la cristología, y de la soteriología, de sotería, que quiere decir salvación; o Soter que significa Salvador; entonces la soteriología es el capítulo de la economía divina que trata sobre la salvación de Dios que es ejecutada por el Jesús histórico. Por eso el nombre híbrido de Jesucristo implica Dios-hombre. Tema # 2 El conocimiento natural del ser humano acerca de Dios. Cómo es que el ser humano llega a conocer a Dios. Él es la Palabra total de Dios porque él es pleroma de Dios. ¿Será por la analogía fidei? ¿Qué indicios puede dar la Teología de la Palabra al respecto? Toda analogía tiene carácter relacional. No expresa semejanza de esencia, sino proporción de cosas diferentes. Puede darse así entre Creador y criatura, entre lo infinito y lo finito. En la analogía la palabra humana se trasciende a sí misma, reteniendo, sin embargo, su sentido propio. La analogía de la que hemos estado hablando hasta ahora es la llamada "analogía entis" (analogía del ser), que es mencionada por la Sagrada Escritura cuando dice que "de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega por analogía a contemplar a su autor" (Sab. 13,5). La analogía entis permite a nuestra mente y a nuestro lenguaje englobar al Creador y a la criatura bajo un mismo pensamiento y un mismo modo de hablar, aunque la enorme diferencia entre ambos siempre deba tenerse en cuenta. Esta analogía es la semejanza de proporcionalidad, cognoscible a través de la luz de la razón, que se tiene en la relación de Dios y de la criatura con respecto al "esse simpliciter", esto es: lo que está en relación a las perfecciones simples fundadas en el ser (ser, verdad). Tales perfecciones pueden predicarse tanto de Dios como de las criaturas, pero con semejanza de proporcionalidad. Esta analogía se asocia estrechamente con la llamada "analogía fidei", según la cual debe procurarse que toda afirmación teológica concuerde con la fe objetiva y pueda ser entendida a partir de ella. La analogía fidei es un principio muy importante para interpretar el AT en relación con el NT, según el esquema de promesa-cumplimiento o tipo-forma perfecta. Nos dice también que la investigación especulativa de las verdades de fe ha de señalar las relaciones entre los diferentes misterios, pues solo así se llega a determinar el sentido de cada uno, y a una cierta síntesis de todos ellos. Los indicios que la teología puede facilitar de la Palabra al conocimiento de Dios, pueden ser los dos siguientes: 1.- Que La fe es un conocimiento misterioso de Dios. Conocimiento que es posible la su vez, por una connaturalización de la potencia intelectiva con las realidades divinas, que es en lo que consiste el hábito de la fe. La caridad a su vez, produce una con naturalidad aún más profunda, pues es amor de amistad, y es propio de este amor unir al amante y al amado, no sólo cognoscitivamente, sino totalmente. Por eso, la sabiduría que causa la caridad, permite no sólo conocer misteriosamente a Dios, sino juzgar rectamente de todas las cosas, divinas y creadas, según las Razones ocultas en Dios: 2.- Que afirmar que Dios no es comprehensible, no quiere decir que no sea cognoscible El mismo y su Esencia, sino que afirmamos la imposibilidad de alcanzar un conocimiento perfecto de El: éste conocimiento será imperfecto, aunque verdadero. En el estado de la vida presente, en efecto, podemos alcanzar un conocimiento de Dios que se llama conocimiento analógico, el cual se realiza a través de la especie no propia, sino ajena. Analogía es una manera de emplear las palabras de la Biblia para que, en determinadas condiciones, digan algo acerca de lo que Dios es y hace. El ser humano llega a conocer a Dios por medio de su conversión e inmediatamente por su auto revelación. Ante todo, por la encarnación de Jesús. Por medio de la encarnación la fe logra un sentido epistémico que capacita al hombre para conocer todo lo relativo al conocimiento acerca de Dios. Jesús es la revelación más concreta de Dios por so él dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). “Yo y el Padre una cosa somos” (Juan 10:30). Tema # 3 Lenguaje gino-mórfico; andro-mórfico y antropo-mórfico en relación a Dios Padre. El Siglo XXI se caracteriza por un libertinaje de interpretación bíblica sobre los términos anteriores. Verificar las implicaciones hermenéuticas y exegéticas de toda esta temática. Este análisis de aspecto filológico tiene que ver con el influjo de la socialización de la cultura del sujeto. Aquí la sociabilidad como una capacidad natural y un medio cultural, reside primeramente en su doble articulación. Uno de los debates contemporáneos más álgidos dentro de la antropología y la psicología, consiste en tratar de definir si el hombre es un ser social por naturaleza o por aprehensión, es decir, si el sujeto humano posee una condición intrínseca que lo lleva a ser sociable o si por el contrario la sociedad actúa sobre él obligándolo a vivir en sociedad. En este sentido el lenguaje, como lo hace notar Levi-Strauss (1995: 98), nos sirve de ejemplo. De la misma manera que aprendemos a relacionarnos con nuestros semejantes de manera casi intuitiva y con las correcciones de nuestro grupo familiar o social, sin que hagan falta manuales de conducta, de la misma forma, cuando aprendemos la lengua materna no estamos conscientes de las reglas morfo-sintácticas de nuestro dialecto, basta con la repetición y las observaciones de nuestro entorno social. El secreto de la teología es la antropología, afirma tajantemente el autor de La esencia del cristianismo. Feuerbach, con esta sentencia lapidaria, la típica crítica de la religión de la filosofía de la ilustración. En esto sigue el específico pensamiento de Hegel. La religión y, en especial, la idea de Dios, en Hegel ya no es un problema predominantemente epistemológico, sino histórico-antropológico. Feuerbach ya no se pregunta, como Kant, "¿cómo son posibles las preposiciones a priori?", o "¿cómo será posible la religión?", sino, simplemente, siguiendo a Hegel, fenomenológicamente, "¿qué es la religión?" y "¿qué entendemos por Dios?". Feuerbach, por lo tanto, aterrizaba una valoración secularizada del hombre, cuyo proceso arrancó a partir de la filosofía de Descartes. Hegel coronará ese devenir histórico donde afirmaba, "lo racional es real y lo real es racional", unificando, en simbiosis lógico-metafísica, lo divino y lo humano, Dios y hombre. Así entonces, desde el lenguaje, la palabra o vocablo gino es un componente de la palabra procedente del griego gyne, que significa mujer o andrógino. Entonces por inferencia lingüística sociológica se tendría que considerar a Dios el Padre como un Dios femenino o andrógino. Gramaticalmente se dice que el término gino es una variación opuesta del término andromorfo que connota forma de varón Entonces el término lingüístico andromorfo va a connotar siempre algo con forma de varón. Así se podía ver un Dios bíblico andromorfo, que casi siempre estaría tipificado como rey o juez. Lo cual sería una alusión al género masculino. Énfasis en la prevalencia del patriarcado divino. En otras palabras, Dios es de género masculino. Del lenguaje antropomorfo se puede derivar que el Dios de la Biblia tendría que tener una forma o apariencia humana. Lo cual se podría aceptar en el proceso de la encarnación de Dios en Jesucristo en su área humana. Pero no la persona de Dios el Padre. Desde estas concepciones lingüísticas hermenéuticas, el hombre del siglo XXI tiene la libertad de escoger la configuración no teológica sino antropológica en relación a la estructura o configuración de Dios dándole un género o similitud humana. Por ejemplo: hoy la teología femenina apoya el concepto gino-mórfico. La cultura machista todavía prevalente en la sociedad estaría a favor de concepto antro-pomórfico. Que Dios es como un humano. Con ello el pierde su divinidad que en los primeros siglos del cristianismo constituyó una de las más herejías más letales por su incidencia negativa tanto en la Cristología como en la Soteriología. Lo antropológico es la doctrina que en el plano de la epistemología sitúa al ser humano como medida de todas las cosas, y en el de la ética defiende que el interés de los seres humanos es aquello que debe recibir atención moral por encima de cualquier otra cosa. Así la naturaleza humana, su condición y su bienestar –entendidos como distintos y peculiares en relación a otros seres vivos– serían los únicos principios de juicio según los que deben evaluarse los demás seres y en general la organización del mundo en su conjunto. Y en el campo de la exégesis, prima y priva la exigencia de tener un proceso claro inferente de la hermenéutica para entender teológicamente que Dios es espíritu. El espíritu es amorfo y no tiene sexo. Su esencia es la espiritualidad. Dios no es andrógino como tampoco es un andromorfo. Él es Dios. Como Dios está fuera de toda definición y connotación humana. La Biblia no habla de un Dios sexuado. Habla de un Dios que es espíritu, que es eterno, soberano y sapiente y que los datos antropológicos que usa el hagiógrafo sagrado cuando hace referencia a Dios tiene que ver como libertad o recurso literario para hacer más accesible su conocimiento al hombre. Y es producto de la concepción teológica del campo teológico yavista. Tema # 4: La muerte y el más allá y sus implicaciones escatológicas para la eclesiología del Siglo XXI y, para el anuncio próspero de una permanencia terrena. La iglesia del siglo XXI ha magnificado el sentido y valor del más allá en detrimento del valor y significación del aquí terreno. Esto es resultado de una mala hermenéutica que emerge de lo apocalíptico. La muerte a pesar del posicionamiento bíblico desde la óptica paulina, conceptúa a la muerte como una pérdida. Y mira el desposicionamietno de la fe en el doliente como un rendimiento por su impotencia de enfrentarla. Se pide cristiana resignación ante tal evento. Porque se le ve como el suceso final de todo. Pero, la resignación es resultado de la impotencia. Como no puedo confrontar la situación entonces me rindo. Lo cual es un posicionamiento cristiano que niega el valor de la fe como principio epistemológico y de la esperanza como valor escatológico. La muerte es un suceso insoslayable e intransferible para el ser humano que está en relación a la vida agraria del sujeto. Lo que ella destruye es el cuerpo, pero no la vida. La muerte desde el enunciado bíblico es un estado de inconciencia porque la asemeja como sueño. Como dormir y el dormir es ese estado inconsciente. Y es una experiencia común para todo ser humano. Como enfrentarla y como entenderla si tiene diferencia radical. Pero desde la perspectiva bíblica, no es un suceso final. Es uno suceso intermedio que priva hasta desde el final de la exitencialidad humana hasta la venida de Cristo. Para Pablo el suceso de la muerte la ve como un proceso indispensable para el cristiano. La mira como un mal necesario dado a la finalidad que él le confiere de acuerdo a 1 Corintios 15:53. Para él, la muerte es un proceso transitorio por medio del cual se pasa de un estado a otro. De mortal a inmortal porque la muerte con mi muerte deja de ser. En relación a la escatología ya entendida no como algo final futurista, sino como un suceso que es inherente al humano desde que nace. La escatología no es únicamente la ciencia de las últimas cosas. Sino que es un proceso de toda la vida. La inteligencia espiritual preconiza a la escatología por es la que responde a las preguntas últimas de la vida. Es la que le da sentido a la vida. La vida interna ofrecida por Cristo se comienza a disfrutar desde ya aquí en la tierra desde el momento que se acepta o se tiene a Cristo en la vida. Y lo que hagamos aquí la tierra define el ámbito de la eternidad en donde se desee experimentarla. Jesús dijo el que tiene el Hijo, ya tiene la vida (1 Juan 5:12 y Juan 3:36). Cielo y tierra son espacios complementarios. No puede existir la tierra sin el cielo y la inversa, no puede existir el cielo sin la tierra. La tierra es la fragua donde el que apuesta ir al cielo tiene que forjar la vida que es indispensable para el cielo. De este modo, muchos hombres dudan si la muerte conduce a la nada o a una nueva vida. Entre los que piensan que hay una vida después de la muerte, muchos la imaginan de nuevo en la tierra por la reencarnación, de modo que el curso de nuestra vida terrestre no sería único. El indiferentismo religioso duda del fundamento de la esperanza de una vida eterna, es decir, si se apoya en la promesa de Dios por Jesucristo o hay que ponerlo en otro salvador que hay que esperar. La penumbra teológica favorece ulteriormente este indiferentismo, al suscitar dudas sobre la verdadera imagen de Cristo, las cuales hacen difícil a muchos cristianos esperar en él. La esperanza teologal pierde su plena fuerza siempre que se la sustituye por un dinamismo político. Esto sucede, cuando de la dimensión política se hace la dimensión principal y exclusiva, que conduce a una lectura reductora de la Escritura. Es necesario advertir que un modo de proponer la escatología que introduzca una lectura reductiva del evangelio, no se puede admitir, aunque no se asumieran elementos algunos del sistema marxista que difícilmente fueran conciliables con el cristianismo Las implicaciones escatológicas para el campo de la eclesiología radican en que la iglesia debiese tener bien claro la incidencia de la escatología en su vida para evitar ser más apocalíptica que escatológica. La escatología haría una iglesia más expectante en relación a la segunda venida de Cristo y todo lo que eso implica antes de y posteriormente a ello. Hoy se dirige la vida de la iglesia a sucesos espectaculares, pero no a la expectativa de la parábola de las 10 vírgenes. El regreso y el encuentro con el esposo. La iglesia carece de esa expectativa futura. Por ejemplo, si se tuviera claro el rol escatológico de la muerte, no se le tendría tanto pánico o miedo a ese suceso. Haya que preguntarse por qué Pablo sin alteración le dice a Timoteo “yo ya estoy presto a ser sacrificado”. Tema # 5: La revelación de Dios. La función teológica del concepto de revelación. La multiplicidad de concepciones bíblicas sobre la revelación. La revelación en primera instancia es el acto de Dios que se manifiesta a sí mismo para introducir a los hombres en su propia vida; más concretamente, es el acto de Dios Padre que se manifiesta por su Hijo encarnado, a fin de llevar a los hombres a la salvación en su Espíritu Santo. En una segunda instancia, la revelación es un acto autónomo de Dios, y tiene que ver con la auto comunicación de Dios, quien se da a conocer al hombre para comunicarle su propia vida. La teología escucha, entiende, profundiza y aplica la revelación. A la teología, la revelación le aporta no sólo su objeto formal o punto de vista, sino que también en buena medida su objeto material, sobre todo si se la entiende como economía o historia de salvación. En el AT la noción dominante para la comprensión de la revelación es el concepto de "Palabra de Dios" dirigida a Israel a través de la historia. Dios se comunica como Palabra. La palabra de Dios es una fuerza dinámica que pide la obediencia y lleva al hombre a la acción. El punto central de la revelación del AT. es la alianza de Dios con su pueblo. Así, la alianza se convierte en la palabra de Dios por excelencia, plasmada en la ley y meditada como Sabiduría. De aquí la importancia de la saga del Sinaí para el pueblo hebreo. En el NT. la acción de la alianza se cumple en Jesucristo convirtiéndose en LA PALABRA CREADORA DE DIOS según Juan.1:3 y 14, y Colosenses 1:16, que en este caso no sólo se revela, sino que es auto revelación personal de Dios. Esta revelación se ofrece a todos los hombres que así pueden formar parte de la comunidad de los creyentes de Jesús la iglesia. En la patrística, la revelación es vista como acción de Dios que invade e ilumina el mundo y posibilita ya una cierta plenitud, anticipación de la visión eterna de Dios. En la escolástica se concibe en forma de un cuerpo de doctrina divina que da respuesta a las cuestiones importantes sobre Dios, el hombre y el universo. Este cuerpo de doctrina, comunicado por medio de los profetas y de los apóstoles, se encuentra en la biblia como fuente primaria. La Reforma protestante ve la revelación como la respuesta a la ansiedad del hombre movido por el Dios gratuito. Por la Revelación Dios ofrece la salvación a los pecadores a través de los méritos de Jesucristo. El mensaje evangélico está fundamentado primariamente en el N.T. y, sobre todo, en la doctrina paulina de la justificación. La revelación de Dios comenzó al principio de los tiempos, con la obra maravillosa de la creación del mundo a esto muchos llaman teología natural, porque es la naturaleza la que revela a Dios creador. Y tuvo un segundo momento fundamental en la manifestación de Dios en la encarnación de Jesús. La revelación así entendida se hace y se mueve en tres planos: La revelación de Dios por medio de su creación como lo plasma el Salmo 8, que conlleva a la teología natural. La revelación de Dios en el texto escriturario o sea la palabra escrita. La cual contiene todo aquello que Dios quiso que el hombre supiera acerca de él. La revelación encarnada que es el culmen de toda revelación. Y que con él llega la plenitud de los tiempos con el pleroma de Dios que es Jesús. En Cristo Dios reveló todo y después de él, ya no hay nada que revelar Heb. 1:1-3. CONCEPTO TEOLÓGICO DE REVELACIÓN 3.1 Revelación natural o general. Es la manifestación de Dios en la creación de tal suerte que el hombre es capaz de descubrir a Dios en las obras de la naturaleza. Esta revelación, aunque es verdadera según Pablo en Romanos1:20, ella es imperfecta; ya que se trata de un conocimiento que se basa en la similitud del ser. Para que este conocimiento imperfecto de Dios pueda darse hay que hablar de: a) La presencia de Dios en la creación que se rastrea en la naturaleza y en el hombre (Juan 1:3) porque ha sido creado a imagen del Hijo. b) La capacidad cognoscitiva humana para alcanzar este misterio por la misma presencia de Dios en el hombre por ser su imagen y semejanza, o sea lo que muchos denominan como la gracia increada. Esta revelación se presenta como universal, alcanzable a todos los hombres y es el primer camino de la revelación divina y la base donde se desarrolla la revelación sobrenatural. En síntesis: es la manifestación de Dios en el ámbito de lo creatural que incluye al hombre, la cual puede percibirse por la razón natural a través de la analogía del ser la que nos proporciona un conocimiento limitado del mismo Dios. 3.2 La revelación sobrenatural o particular. Es la auto manifestación de Dios que no está dada en la condición natural del hombre y del mundo, sino en la historia de la salvación. Dios no sólo quiso manifestarse por la creación, sino que quiso entrar en relación inmediata con el hombre, estableciendo un diálogo con él a través del acontecer histórico. Es un encuentro personal, fruto de la iniciativa graciosa y especial de Dios. Tiene un carácter verbal y operante: la palabra anuncia e interpreta el hecho, porque es el mismo Dios el que está actuando y haciéndose presente. En esta revelación se desvela un contenido de las verdades religiosas como la auto manifestación de Dios que conlleva un contenido noético que: Objetivamente no están dadas con la creación ni con el hombre. Subjetivamente: no pueden alcanzarse con la penetración innata del espíritu humano. Lo noético es la rama de la filosofía que estudia el pensamiento, especialmente, el objetivo e inteligible que se relaciona con Aristóteles. Finalidad de la revelación sobrenatural * Dios manifiesta su esencia divina: el hombre conoce quién es Dios, pero no desde su ontología sino desde su episteme. * Su esencia divina, el misterio de su voluntad es su empeño en salvarnos: rescatar nuestra condición caída y alumbrar nuestra vocación divina. El hombre conoce su plan de salvación y voluntariamente puede acogerse a él. Es una revelación singular y especial, porque se concreta en determinados momentos históricos y se dirige a personas concretas como Israel, profetas, Jesús. Pablo, Pedro. No obstante, tiene un carácter universal en tanto que es para todos los tiempos y para todos los hombres. Hace que toda la historia se convierta en historia de Salvación. La única respuesta posible a esta revelación de Dios es la fe y fidelidad del hombre. Ya no basta la luz natural, se precisa una luz sobrenatural gratuita que asienta desde la libertad personal. Aquí se enfatiza el uso de la libertad con responsabilidad. Tema # 6: ¿Quién es Satanás según el testimonio bíblico? Análisis exegético acerca de su origen, función y papel actual. Principio diciendo que la palabra “satán” es la transliteración hebrea de la palabra “adversario”. Por lo tanto, Satanás es el que se opone a Dios. Satanás es el ángel más poderoso de los ángeles caídos. Es también conocido como Lucifer y el Diablo. y se dice que fue uno de los que entraron en el Huerto del Edén y convencieron a Eva para que desobedeciera a Dios. Existe debate entre los eruditos con relación al tiempo de la caída de Satanás. Algunos dicen que esta caída sucedió al momento en que llevó a Eva a desobedecer a Dios. Otros declaran que Satanás cayó antes que la caída sucediera y prácticamente manifestando su naturaleza adversaria en el Huerto. Otros aún sostienen que hubo una gran batalla en el cielo mucho antes de la creación del Huerto y al momento en que Satanás tomó la tercera parte de los ángeles con él. El testimonio bíblico difiere a la concepción popular en cuanto a Satanás. Para lo común humano Satanás es una criatura horrible. Es repugnante a la vista, con cuernos, cola, pesuñas y con un tridente en la mano, y cuasi siempre de un color rojo. Esta imagen de Satanás es con la que estamos más familiarizados. Sin embargo, si vemos lo que dice la Biblia acerca de él, vemos también que nada podría estar más lejos de la realidad que esa concepción. De hecho, esta es una tergiversación muy peligrosa. En Ezequiel 28, 12-19 tenemos una imagen real de Satanás. «Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura… Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios… Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado…» Esto ya de una breve pauta del origen de Satanás, fue creatura de Dios. Esto no se parece en nada a la típica imagen de Satanás que muchas personas tienen. De hecho, fue un querubín, pertenecía a la orden más alta de los ángeles. Se sentó en el cielo, un ser del más alto rango y de posición exaltada. Creado por Dios, acabado de hermosura. El motivo de la rebelión de Satanás puede bien ser encontrado en lo siguiente: la Biblia dice que Satanás alejo sus ojos de su Creador y comenzó a admirar la creación; por sí mismo. «Corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor.» (Ezequiel 28,17) Se volvió orgulloso y se exaltó a sí mismo, y el deseo de gobernar nació en él. Anhelaba él mismo sentarse en el lugar de Dios. Susurró mentiras hasta que tuvo a la tercera parte de los ejércitos celestiales de su lado. «¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.» (Isaías 14, 12-15) El problema comenzó con este «yo haré». Satanás se alejó de escuchar la voz de Dios y comenzó a buscar su propia voluntad. Poner otra voluntad sobre la voluntad de Dios es lo mismo que decir que la voluntad de Dios no es perfecta. Cuando Satanás dijo: «Yo haré,» el pecado comenzó. Dios se llama a sí mismo por nombre, «YO SOY». (Éxodo 3,14) Él no da este nombre a nadie más. Quien quiera ser algo en sí mismo está por lo tanto en conflicto con Dios, y es expulsado. Así fue Satanás expulsado del cielo, y ahora nunca más debe ser cuestionada la absoluta bondad, sabiduría y amor de Dios. Debe ser demostrado que la voluntad de Dios es lo único bueno y perfecto. Por eso Satanás recibió dominio sobre la tierra, y su propósito es establecerse a sí mismo como el dios de este mundo. La tierra no está bajo el control directo de Dios, sino de Satanás, que recibió prácticamente carta blanca para hacer lo que quisiera. Jesús llama a Satanás «el príncipe de este mundo». (Juan 12,31) El Apóstol Pablo lo llama «el dios de este siglo» (2 Corintios 4,4) Este es el plan de Dios para revelar completamente la falsedad y engaño del pecado. Debe demostrarse más allá de toda duda que el camino de Satanás sólo conduce a la muerte y destrucción. En la actualidad, Satanás es el príncipe de este mundo y lo triste es que la mayor parte del mundo no está consciente que están «bajo el maligno». (1 Juan 5,19) Satanás utiliza su orgullo inherente para que ellos se ocupen de sí mismos y su grandeza, y esto ha afectado todos los aspectos de la humanidad. Su meta es que los hombres estén tan seguros de sus habilidades humanas que prescindan de toda necesidad de Dios. Él no está interesado en hacer mal al mundo, solamente llevarlos a todos bajo su dominio. Todavía susurra sus mentiras en cada oreja, y siembra orgullo y duda, de igual forma que hizo mientras estuvo en el cielo. Pero, Dios extiende su mano e impide que Satanás lleve a cabo sus planes por completo. Envió a Jesús para abrir un nuevo camino que la humanidad pudiera seguir. Sobre toda la tierra se encuentran personas que han renunciado a su propia voluntad para seguir a su Salvador, y que creen en la perfecta voluntad de Dios. Estas vidas creyentes fieles juntas forman la Iglesia de Dios. Este grupo es la espina en el ojo de Satanás. Él trabaja para introducir duda, orgullo, división, o lo que sea para alejar el corazón de los hombres de Dios. Y por eso la biblia recomienda: «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.» (1 Pedro 5,8). Él busca desesperadamente; quiere tener control completo sobre esta tierra, y ataca donde sea para llevar a cabo su plan. Pero para todos aquellos que tienen un corazón para Dios, les es posible resistirlo. «Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza… Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.» (Efesios 6, 10-17) Estos son los que a través de su fidelidad demuestran que el camino de Dios es perfecto. Debido a este poder que está disponible, es posible encontrar hombres en todo el mundo que se oponen al engaño de Satanás, que vencen sobre el pecado, y que brillan como una luz en este mundo oscuro y malo. Estos son los que a través de su fidelidad demuestran que el camino de Dios es perfecto, mientras que el resto de la humanidad demuestra que el camino de Satanás, este orgulloso «yo haré», sólo lleva a la destrucción. Cuando este mundo haya pasado, será la voluntad de Dios lo que permanecerá por toda la eternidad. Satanás, el gran engañador, será finalmente lanzado en el lago de fuego por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20,10)