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Este capítulo fue publicado en lengua portuguesa en “Behaviorismos: Reflexoes

Históricas y Conceptuais” (Vol. 2, pp. 235-282), coordinador por Diego Zilio y


Kesler Carrara, Sao Paulo: Paradigma, 2017

William N. Schoenfeld: la búsqueda de una teoría de campo

Emilio Ribes Iñesta


Universidad Veracruzana

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William N. Schoenfeld nació en Nueva York (Estados Unidos de Norteamérica) el

6 de diciembre de 1915 y falleció el 3 de agosto de 1996 en Sun City (Arizona), en el

mismo país. Su familia, de origen judío ruso, emigró vía Alemania a principios del siglo

pasado, y allí adoptó el apellido Schoenfeld. Realizó sus estudios de Bachelor in Arts en

el City College de Nueva York, siendo la química su opción principal. Realizó sus estudios

de maestría (1939) y de doctorado (1942) en la Universidad de Columbia en Nueva York.

Su asesor doctoral fue el connotado psicólogo social Otto Klineberg. En el periodo de

1942 a 1966 fue profesor de psicología en la propia Universidad de Columbia, en la que,

con Fred S. Keller, introdujo, por vez primera, al laboratorio experimental como situación

de enseñanza introductoria de la psicología. Como resultado de su colaboración,

Schoenfeld y Keller publicaron “Principles of Psychology”, en 1950, el primer libro de texto

sistemático de introducción a la psicología desde la perspectiva de la teoría operante. En

1966, se trasladó al Queens College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York

(CUNY) de la que se jubiló en 1983 como profesor emérito. Se retiró como profesor en la

Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) hasta 1992, año en que se mudó a Sun City en

Arizona. En sus últimos años, sufrió las secuelas de una fractura de cadera en los años

60, que fueron minando progresivamente sus capacidades de desplazamiento autónomo

y su salud general. Aquellos interesados en algunos aspectos más personales de la figura

de Schoenfeld, pueden encontrarlos en el obituario redactado en ocasión de su

fallecimiento (Ribes, 1996).

Los problemas abordados

A pesar de haber realizado sus estudios doctorales en temas relacionados con la

psicología social, su cercanía con Fred S. Keller como miembro del profesorado en la

Universidad de Columbia, canalizó pronto sus intereses al estudio de los procesos

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básicos en el laboratorio experimental, con animales y con humanos. Sus primeras

publicaciones en psicología social incluyeron artículos sobre el involucramiento del ego y

la confianza, la estereotipia, y el efecto del contexto en la discriminación de tonos,

incluyendo un capítulo sobre la relación entre teoría del aprendizaje y psicología social en

un libro coordinado por el propio Otto Klineberg en 1965. En la primera década posterior a

su doctorado, también realizó estudios de psicofísica de la audición con humanos, así

como algunos estudios sobre el aprendizaje de la clave Morse en colaboración con Fred

S. Keller. Es a partir de esta relación, y de la cercanía de Keller con B.F. Skinner, que

Schoenfeld concentra su interés teórico y experimental en el marco de la teoría de la

conducta, desde la perspectiva de la teoría del condicionamiento operante. Una primera

contribución es el libro publicado con Fred S Keller (y escrito en gran parte por

Schoenfeld) bajo el título, significativo en muchos sentidos, de “Principles of Psychology”.

Es el primer análisis sistemático de la psicología, y su campo de fenómenos, desde la

orientación teórica del condicionamiento operante. Esta obra no es de carácter

hermenéutico, como lo fue “Science and Human Behavior” (por B.F. Skinner), ni

puramente introductoria, como lo fue “The Analysis of Behavior (por B.F. Skinner y James

G. Holland). Los “Principios”, como aludiremos a esa obra, fueron escritos con el mismo

espíritu en el que se gestaron los “Principios” previos en la disciplina: los de Herbert

Spencer, William James y J.R. Kantor. Es un intento por sistematizar teóricamente los

fenómenos psicológicos desde una lógica y metodología coherentes. No tiene lugar,

todavía, el fetichismo terminológico de hacer a un lado a la ‘psicología’ y reemplazarla por

la ‘conducta’. En los “Principios”, entre otras aportaciones, Schoenfeld propuso la

explicación de la evitación con base en el castigo de las otras respuestas diferentes a la

respuesta requerida para eliminar o posponer el choque eléctrico. Destaca, así mismo, el

tratamiento del lenguaje como conducta verbal, con base en la versión mimeográfica de

B.F. Skinner, siete años antes de su publicación de “Verbal Behavior”.

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Las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado comprendieron cinco grandes

intereses: el análisis de algunos sistemas teóricos contemporáneos; la relación entre

percepción y lenguaje; el estudio conceptual y experimental de la ‘ansiedad’ mediante

procedimientos de condicionamiento clásico de la respuesta cardíaca en humanos, la

investigación de aspectos básicos de la conducta operante como su nivel incondicional, el

efecto extendido en tiempo de un programa de reforzamiento de intervalo, los criterios de

estabilidad, las condiciones necesarias para el establecimiento de reforzadores

condicionales (secundarios); y, finalmente, el desarrollo de un sistema de análisis

paramétrico de los programas de reforzamiento que culminaron 16 años más tarde en la

formulación del “sistema T”. Examinaremos en la siguiente sección algunos de los

problemas conceptuales y de las preparaciones experimentales abordadas por

Schoenfeld.

Sin embargo, sería incorrecto suponer que Schoenfeld se limitó a temas exclusivos

del condicionamiento operante. Durante más de 20 años desarrolló un vasto programa de

investigación sobre condicionamiento clásico de “evitación” o “aversivo”, especialmente de

la respuesta cardíaca y de sus efectos sobre el sistema neuroendocrino, especialmente el

timo y las glándulas suprarrenales. El programa sobre condicionamiento cardíaco incluyó

sujetos humanos, monos Rhesus y ratas, y permitió en el caso de los humanos, evaluar

los efectos en la tasa de la respuesta cardíaca de los estímulos aversivos condicionados,

usualmente considerados inductores de ansiedad. En contra de la creencia tradicional,

Schoenfeld mostró que los estímulos que producen “ansiedad”, reducen, en vez de

aumentar, la tasa de la respuesta cardíaca. En sus estudios con animales, encontró

efectos lesivos de la estimulación negativa sobre el sistema endocrino, como parte del

sistema inmunitario, evaluó que las relaciones entre tensión arterial y pulso cardíaco no

son simétricas, y exploró los efectos de distintos fármacos sobre el comportamiento bajo

estimulación negativa o aversiva. Como ramificación de este programa, examinó el

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problema de la reacción dolorosa en humanos y el efecto de los analgésicos y ansiolíticos

(Schoenfeld, 1980, 1981). Analizó la reacción dolorosa como una respuesta de naturaleza

verbal, que no guarda necesariamente una relación lineal de correspondencia con los

cambios que tienen lugar a partir de la transmisión nerviosa por vías aferentes

inespecíficas, que abarcan distintas modalidades de estimulación. Dicho análisis tuvo un

antecedente en su escrito con Cumming (Schoenfeld & Cumming, 1963), en el que

analizó los fenómenos perceptuales y los procedimientos psicofísicos como patrones

estructurados con respuestas verbales de “reporte”.

Su interés por el lenguaje incluyó una serie de estudios sobre las dependencias

verbales en el análisis estadístico del lenguaje en humanos adultos (Schoenfeld, 1973),

así como la observación de cómo los niños adquieren distintas formas de conducta, con

base

en la discriminación de la posición serial y la ordinalidad de los números. Con la polémica

desatada por los comentarios de Richard J. Herrnstein sobre la relación entre meritocracia

social y diferencias raciales en inteligencia, Schoenfeld (1974) publicó un artículo

criticando el sinsentido en la interpretación de las medidas de coeficiente intelectual, y

peor aún, atribuirlo a diferencias raciales justificativas de la desigualdad social.

Finalmente, aunque el libro fue publicado en 1993 en inglés (y la versión castellana en

1999), Schoenfeld circuló en 1971 un borrador de su libro Religión y conducta humana.

Se trata de una reflexión sobre la inevitabilidad del fenómeno religioso como parte del

comportamiento humano y su desarrollo siempre en el marco de una religión institucional.

Lo planteó como un análisis de la religión desde la perspectiva del hombre y no de la

divinidad. Trata en la obra temas como la conducta religiosa como un fenómeno universal,

el contacto con un dios, los milagros y la ciencia, la muerte y la inmortalidad, el pecado y

el mal, la plegaria y el ritual, y las creencias y las herejías.

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La teoría como práctica crítica: cuestionamientos conceptuales y nuevos

paradigmas experimentales

Kuhn (1982), en su discusión sobre el cambio de los paradigmas como ejemplares

en la ciencia, subrayó que el cambio siempre procede del interior de aquellos que

practican el paradigma a ser superado y transformado. Solo cuando se está

comprometido con una teoría, se puede identificar sus anomalías, contradicciones y

carencias como sistema analítico y explicativo de un dominio de conocimiento científico.

El compromiso con una teoría significa la comprensión de los conceptos, el análisis de

sus fundamentos e implicaciones, la sistematización de sus relaciones respecto de los

hechos que se incluyen como dominio a ser comprendido, la búsqueda sistemáticas de

las condiciones que avalan o certifican la pertinencia de conceptos y métodos y,

especialmente, una actitud crítica permanente ante discordancias entre conceptos, entre

conceptos y hechos, y entre los hechos mismos que se observan y se investigan.

Schoenfeld, desde sus primeros años, como parte de los estudiosos del comportamiento

desde la perspectiva de la teoría del condicionamiento, y de la metodología desarrollada

inicialmente por B.F. Skinner, mostró una actitud crítica de su propia práctica como

científico -y del ejemplar seguido-. Entre otros aspectos, su concepción de la investigación

como un proceso de exploración paramétrica, y no de demostración de fenómenos

(Ribes. 1999), lo singularizó dentro de la comunidad “operante”. Su preocupación por el

significado y sustento de los conceptos y procedimientos empleados, lo alejó de una

visión doctrinaria del llamado análisis experimental de la conducta, lamentablemente

característica de esa comunidad, convirtiéndose en una voz disonante dentro de la

unanimidad acrítica. Ello explica, en gran medida, la reducida influencia que ejerció sobre

la comunidad operante, a pesar de ser uno de sus fundadores. En psicología, cuando

menos, los espíritus críticos, no son bien recibidos cuando cuestionan lo que la “mayoría”

considera fundamentos indubitables de su práctica cotidiana.

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Los planteamientos y argumentos de Schoenfeld respecto de la adecuación de los

conceptos de la teoría del condicionamiento, adoptada como teoría de la conducta,

aparecieron a lo largo de una serie de artículos desde los principios de la década de los

años sesenta del siglo pasado. Sin embargo, su artículo “Problems of modern behavior

theory” (1972), resume los principales problemas examinados, todos ellos relacionados

con la naturaleza discreta y puntuada de la respuesta y el estímulo, las diferencias entre

el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante, los conceptos de

contingencia y de reforzamiento, y los criterios para definir un programa de reforzamiento.

Las cuestiones discutidas en ese artículo fueron el organismo y su comportamiento, los

paradigmas de condicionamiento, y la adquisición, cuestiones en los que examinó

críticamente los conceptos primero enumerados. Remito al lector directamente al artículo

original, pues un resumen empobrecería los argumentos e ideas desarrolladas. El espíritu

del artículo es hacer presentes los supuestos subyacentes a los conceptos que al no

cuestionarse dan por hecho su validez o adecuación. El avance experimental observado

en la investigación sobre el condicionamiento en los años previos al escrito, “desnudó” la

insuficiencia o fragilidad lógica de muchos los conceptos empleados, mostrando

“anomalías” que la teoría o teorías no podían interpretar de manera “tradicional”. Por ello,

parara Schoenfeld, la tarea más urgente era la de pensar de manera diferente a partir de

los nuevos hallazgos y conocimientos, pues en ello radica el futuro de toda ciencia: hacer

explíticos sus supuestos y cambiarlos si es necesario, con la modificación consiguiente de

conceptos, para adecuarse a sus propios avances empíricos.

El cuestionamiento del significado y pertinencia de los conceptos básicos del

condicionamiento operante, fue siempre un proceso entrelazado con la investigación

experimental y la indagación empírica para desarrollar criterios que permitieran subsanar

y superar las limitaciones identificadas. Examinaremos dos paradigmas experimentales,

que emergieron como parte de su interés por identificar las condiciones que determinan

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las distintas funciones que puede desarrollar un evento de estímulo, y la importancia de

considerar el comportamiento como un continuo espacio-temporal, sin los vacíos que

impone la predeterminación de respuestas discretas, moleculares, en la tradición de la

teoría y metodología del condicionamiento (al margen del “ismo” al que corresponda).

Estos dos paradigmas son precisamente el de la “intrusión del estímulo” y el del “continúo

conductual”. Ambos paradigmas se convirtieron en parte de los procedimientos habituales

en las exploraciones empíricas de los sistema t-tau, como una nueva propuesta teórica,

no solo de organizar los programas de reforzamiento, sino de transformarlos en

programas de estímulo y de configurar un dominio, lógica y empíricamente exhaustivo, de

las relaciones funcionales, sin integración, identificadas en el marco de la teoría del

condicionamiento.

El paradigma de la intrusión del estímulo surgió como resultado de la exploración

de las condiciones que permiten que un evento de estímulo pueda desarrollar, entre otras,

funciones de tipo discriminativo o de reforzador condicional (o secundario). En un primer

estudio, Farmer y Schoenfeld (1966a) exploraron los efectos de presentar un estímulo

“neutro” en distintas posiciones temporales de un programa de intervalo fijo (IF). En este

estudio el estímulo consistió en una luz verde de segundos de duración que se presentó

independientemente del responder de la paloma, en diez posiciones diferentes cubriendo

el intervalo entre reforzamientos de un programa con valor de 1 minuto (60 segundos). La

luz se presentó en posición retroactiva a partir de los últimos seis segundos del intervalo,

sucesivamente en sesiones distintas, hasta ubicarse en el primer segmento después de la

entrega del reforzador. Encontraron que dependiendo de la posición de la luz verde, se

apreciaban cambios en la tasa de respuesta previa, simultánea o posterior, que podían

atribuirse a funciones discriminativas o reforzantes condicionales, o incluso de extinción o

encadenamiento. En un segundo experimento, manteniendo mismo programa de

reforzamiento, el estímulo “neutro” ocupó solo dos posiciones en el intervalo, una previa a

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la entrega del reforzador (el segmento 54-60), que se mantuvo fija durante todo el estudio

y, otra, de seis segundos de duración también, que se movió en sesiones diferentes en

cada uno de los nueve segmentos posible dentro del intervalo. Dada la relación de

proximidad temporal constante de la luz verde con la ocurrencia del reforzador, además

de replicar los efectos observados en el experimento anterior, se encontró que el estímulo

mostró propiedades discriminativas sobre segmentos de respuesta más prolongados en

las otras nueve posiciones temporales. Como resultado de ello, se observaron dobles

festones durante el intervalo, uno en el inicio del intervalo fijo en presencia del estímulo

neutro primero, y otro en el intervalo entre estímulos, es decir entre el reforzador y los

estímulos neutros posteriores, y entre dichos estímulos y el reforzador. La tasa de

respuesta disminuyó como una función de la distancia temporal del estímulo neutro

respecto del reforzador. Ambos (Farmer & Schoenfeld, 1966b) realizaron otro estudio, en

el que la presentación del estímulo neutro en el intervalo se hizo contingente a la

ocurrencia de una respuesta por parte de la paloma. Se empleó un procedimiento

retroactivo entre sesiones (tipo encadenamiento), en el que se presentaba la luz en las

diez posiciones del intervalo, comenzando por la última posición, la contigua a la entrega

del reforzador. Si ocurría una respuesta antes del segundo 54, se presentaba la luz. Una

vez establecida la producción de la luz verde por la respuesta de la paloma, se procedía a

presentarla contingente a una respuesta en segundo previo al 48 y así sucesivamente,

hasta explorar las diez posiciones temporales en el intervalo, como replicación del primer

experimento descrito. Dada la contingencia del estímulo respecto del estímulo neutro, el

valor del IF pudo variar en las sesiones. Los resultados observados fueron equivalentes a

los del primer estudio, confirmando que el efecto del estímulo neutro es independiente de

su contingencia respecto de una respuesta, y depende más bien de sus relaciones

temporal con el valor del ciclo y de su distancia respecto del reforzador.

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Un último estudio (Snapper, Shimoff & Schoenfeld, 1969) extendió el paradigma de

intrusión del estímulo al uso de estímulos aversivos. En este caso se usó un choque

eléctrico de intensidades crecientes de 0.5 miliamperes hasta 5 miliamperes. Se

emplearon cuatro grupos de ratas, que primero presionaron la palanca en un programa de

intervalo aleatorio por dos minutos alternando con un periodo de tiempo fuera en el que se

retiraba la palanca. Se presentaron 5 choques eléctricos independientes de la respuesta

en cada sesión, separados cuando menos por dos periodos entre sí. En un grupo, el

choque se entregaba a la mitad del intervalo aleatorio, en otro grupo al final de intervalo

aleatorio, en un tercer grupo a la mitad del tiempo fuera, y en el último, al final del periodo

de tiempo fuera. Se encontró que el choque eléctrico tuvo mayor efecto supresor en el

desempeño durante el intervalo aleatorio, en los dos grupos en que se presentó ya fuera

en el medio o al final de dicho periodo, comparado con los grupos en que el choque se

presentó durante los periodos de tiempo fuera. También se observó que el choque fue

más perturbador de la ejecución en los primeros dos grupos, y que en todos los grupos el

efecto supresor de la tasa incremento con la intensidad del choque eléctrico, sin que se

observaran diferencias entre los dos grupos de intrusión en el intervalo aleatorio o los dos

grupos de intrusión en el tiempo fuera. Además de replicar la generalidad de la intrusión

del estímulo como un paradigma “primitivo” para valorar la independencia de los efectos

de los estímulos respecto de su contingencia de la respuesta, se pudo constatar la

diferencialidad de dichos efectos con base en el contacto del estímulo con R o con no-R.

La diferencia en la supresión observada entre los pares de grupos de este experimento,

se atribuyeron a que el choque hizo contacto en dos de ellos con R (intervalo aleatorio) y

en los otros dos con no-R (tiempo fuera de la palanca). Estos hallazgos fortalecieron el

planteamiento de que los determinantes del comportamiento están relacionados con los

parámetros temporales de estimulación, el segmento conductual afectado (R o no-R) y la

intensidad del estímulo empleado.

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Un segundo paradigma experimental, estrechamente relacionado al de la intrusión

del estímulo, es el del “continuo conductual” (Schoenfeld & Farmer, 1970). Este

paradigma es la contraparte necesaria para comprender todas las funciones entre el

organismo y las circunstancias del entorno como relaciones funcionales paramétricas de

un continuo temporal de contactos. Los autores estaban claros que identificar el continuo

como una sucesión en tiempo real de Rs predeterminadas y no-Rs complementarias (por

exclusión), constituía un criterio provisional dadas las circunstancias del momento.

Comentaron que “(…) Al diseñar los experimentos presentes, no estaba claro que tipo de

información de interés podría emerger acerca de las secuencias R-R-noR y noR-R, o que

medidas serían apropiadas para una clase de conducta como no-R. Si atender a no-R

resulta de utilidad en el análisis experimental de la conducta, deberán encontrarse nuevas

medidas de la conducta. Si tuvieran que aplicarse ecuaciones de campo al problema, la

variable única del criterio de duración de no-R seguramente no será suficiente para

describir el flujo de conducta en marcha que forma el contexto de R.” (p. 230).

Siguiendo la lógica apenas mencionada, realizaron un experimento para explorar

los efectos de probabilidades independientes para R y no-R. Se usaron palomas y dos

programas de razón aleatoria, uno para cada criterio de conducta. En el caso de R, una

ocurrencia era suficiente para la entrega de la comida. En el caso de no-R, se decidió

partir el tiempo de no ocurrencia de R en unidades discretas de no-R, con base en un

criterio de duración. Este criterio se identificó y asignó para cada paloma con base en su

comportamiento en una primera fase de 9 sesiones experimentales, en que solo se

reforzó a R, con base en una duración de no-R que equiparara su frecuencia de

ocurrencia con la que había tenido R (picar la tecla). En la primera fase, cada sesión

concluía con 64 accesos al grano, y la probabilidad para R fue de 0.05 y de 0.0 para no-R,

de modo que se reforzaron, aleatoriamente, cinco de cada cien respuestas. En la segunda

parte del experimento, con el criterio de duración de no-R determinado para cada ave, la

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probabilidad de reforzamiento para R se mantuvo siempre en 0.05, mientras que la

probabilidad para no-R varió entre 0.0125 y 0.20. Los reforzadores obtenidos mediante R

y no-R se sumaron para determinar las 64 entregas que finalizaban cada sesión. Se

estableció una restricción en la segunda de una repetición de la secuencia de

probabilidades para no-R. La restricción consistió en no reforzar dos no-Rs consecutivas,

a menos que hubiera ocurrido una R después del reforzamiento de una no-R. En la

primera secuencia, el reforzamiento de no-Rs podía ser consecutivo y, por consiguiente,

tener lugar durante la pausa post-reforzamiento de R. Se encontró que con el aumento de

la probabilidad de reforzamiento asignada a no-R aumentó la proporción de reforzadores

entregados con base en dicho criterio. Aunque las distribuciones de tiempos entre

respuestas se mantuvieron constante con un pico modal, las tasas de carrera de R se

vieron afectadas, disminuyendo a medida que aumentaba la probabilidad de

reforzamiento para no-R. Estos hallazos mostraron funciones con mayor pendiente,

cuando no existía restricción de reforzamiento para dos no-Rs consecutivas.

En un segundo experimento, se emplearon ratas y dos programas de intervalo fijo,

uno contingente a la respuesta y otro en el que la entrega del reforzador ocurría

independientemente de R o de no-R. Ambos programas tuvieron un valor de 10 segundos

y ambos se reiniciaban a partir del reloj, una vez transcurrido el tiempo de entrega del

reforzador. El primero, hacia que R fuera necesaria pero no suficiente, y el segundo

eliminaba su necesidad, igualando la probabilidad de reforzamiento para R y no-R. Los

programas se presentaron alternadamente, primero el IF contingente por 27 días,

después el no contingente por 22 días, y después de 75 días en que las ratas se

mantuvieron en régimen de privación, el contingente se presentó por una cantidad

equivalente de sesiones, todas las cuales terminaban hasta que se obtenían cien

reforzadores. Se encontró que las pausas por reforzamiento fueron iguales en los dos

tipos de programa de intervalo fijo y que, con el paso de las sesiones, la pausa tendió a

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incrementar, probablemente debido a lo previamente observado por los autores de que,

cuando se mantiene durante mucho tiempo un intervalo fijo, aparecen patrones de pausa-

carrera similares a las de los programas de razón. Dado que la tasa de respuesta en la

condición contingente inicial fue elevada, la probabilidad de interceptar a no-R largas en el

procedimiento no contingente fue muy bajo, lo que se manifestó en un mantenimiento y a

veces ligeros incrementos en la tasa de respuesta. El efecto de los estímulos,

contingentes o no contingentes, dependen de la distribución de Rs y no-Rs con las que

hacen contacto.

En un tercer estudio, se empleó un programa de reforzamiento diferencial de tasas

bajas (DRL), que especifica la duración de no-R de manera explícita, con el objeto de

examinar el efecto de no-R como contexto de la ocurrencia de R. En realidad,

conformaron un programa tradicionalmente reconocible como un tándem-DRL-DRO, al

agregar un periodo de demora a la R a ser reforzada, estableciendo una secuencia R-

noR-R-noR. Se emplearon cuatro ratas, tres con un orden ascendente de la variable

explorada, y la cuarta para evaluar una secuencia distinta. Las sesiones diarias

concluyeron con la obtención de 200 reforzadores. Se empleó un programa DRL 10

segundos al que se agregó posteriormente una demora en el reforzamiento (DRO) de 0,

0.25, 0.50, 1.0, 2.0, 4.0, 8.0 y 10.0 segundos, que para efecto del análisis se describió

como un tándem oo-R 10 segundos-R-no-R, con valores variables, considerando que la

primera no-R se identifica a partir de la ocurrencia de una R. Tres ratas pasaron de

reforzamiento regular al DRL y luego al tándem con valores crecientes a partir de cero. La

cuarta rata pasó del valor 0 al 4.0 y luego en orden descendente hasta cero de nuevo. Se

encontró la que las pausas post-reforzamiento no se vieron modificadas por las distintas

demoras y que, en general, fueron iguales o superiores al valor de no-R especificado por

el programa que se iniciaba. Las demoras de 1, 2 y 4 segundos (la segunda no-R) sí

afectaron la distribución modal de tiempos entre respuestas produciendo un pico

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alrededor de los 10 segundos. La observación casual de las ratas mostró que bajo estos

valores las ratas desarrollaban un patrón de aproximación y exploración del dispensador

de agua que cubría el tiempo de la demora. La duración de no-R en el segundo

componente (DRO) afectó la ocurrencia de R en el mismo, pero no la ocurrencia de R en

el primer componente de no-R (DRL), efecto que no podía ser anticipado desde la

perspectiva de la literatura sobre demora del reforzamiento en programas de reforzamieto

continuo o de intervalo fijo. Este experimento mostró la contribución de no-R al manipular

el continuo conductual y observar el tipo de cambios experimentados por un segmento

elegido como R.

El sistema T y el cierre de la teoría del condicionamiento

Ya se mencionó previamente que desde 1956, Schoenfeld comenzó a explorar la

posibilidad de sistematizar los programas de reforzamiento con base en un dominio

temporal. La idea inicial provino de una conversación en 1953 con Paul Fraisse,

reconocido por sus estudios sobre la percepción del tiempo en humanos. La conversación

sobre el tema de la discriminación del tiempo, le llevó a realizar algunos estudios a su

regreso a Columbia. Al reducir gradualmente el arco temporal en que los participantes en

los estudios podían determinar el tiempo transcurrido, Schoenfeld se percató que la

“ventana” temporal correspondía de manera cercana a lo que Ferster y Skinner (1957)

describían como una disponibilidad limitada agregada a la respuesta criterio de un

intervalo fijo. A partir de esta idea, con la colaboración de sus estudiantes Elliot Hearst y

William Cumming delinearon el mapa fundamental del sistema T. El dominio inicial

comprendía dos parámetros generales: la longitud del ciclo entre la presentación de los

estímulos reforzantes, y la probabilidad temporal de que ocurriera un reforzador en el ciclo

(t), a partir de la proporción de tiempo discriminativo respecto del tiempo total del ciclo (T

testada). Al tiempo discriminativo dentro de un ciclo se le consideró un periodo de

disponibilidad limitada, en contraste a lo que ocurría en los programas de reforzamiento

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tradicionales en que al estímulo reforzante no se le imponía ninguna limitación temporal

para ocurrir dada la respuesta requerida para su entrega. El periodo de disponibilidad,

como ya se mencionó, se empleó en algunos estudios como contingencia agregada a los

programas tradicionales de reforzamiento, acotando el tiempo límite de ocurrencia de la

respuesta requerida para la entrega del reforzador. Este primer reporte con dos

experimentos (con W. Cumming y E. Hearst) apareció un año antes de la publicación de

Schedules of Reinforcement por C. B. Ferster y B.F. Skinner en 1957. En 1972,

Schoenfeld, en colaboración con Brett K. Cole (y otros coautores asociados

secundariamente), publicó Stimulus schedules: the t-T (tau) system, obra en la que

incluía la descripción resumida de un total de cincuenta experimentos, resultado de la

exploración sistemática de diversos parámetros y tipos de contingencia empleando los

llamados programas temporales de estimulación.

El sistema t (ST) tuvo como propósito inicial organizar los programas de

reforzamiento y sus ejecuciones características con base en parámetros estrictamente

temporales de presentación de los estímulos. El sistema contemplaba un dominio

temporal con dos ejes. Uno, era la longitud del ciclo temporal delimitado entre la

ocurrencia de dos estímulos (inicialmente los reforzadores), y el segundo correspondía a

la proporción del tiempo discriminativo respecto del tiempo total o longitud del ciclo, la T

testada. En este dominio temporal se podían ubicar las contingencias y ejecuciones de los

programas tradicionales de reforzamiento con base en criterios de intervalo y de razón. El

ST prescribió inicialmente cuatro restricciones. La primera era que el tiempo experimental

se dividía en ciclos (t), recurrentes en forma continua, de la misma longitud. La segunda

restricción es que dichos ciclos estaban compuestos de dos subciclos, el tiempo

discriminativo y el tiempo delta. En el primero podía tener lugar la presentación del

estímulo, mientras que en el segundo la probabilidad del estímulo era de cero. Los

subciclos podían variar en duración, pero su suma debía ser siempre constante, es decir,

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el ciclo no debía variar con las variaciones de los subciclos. La tercera restricción

consistía en el ciclo t siempre se iniciaba con el subciclo correspondiente al tiempo

discriminativo. Finalmente, la última restricción era que solo la primera respuesta que

ocurriera en el subciclo de tiempo discriminativo podía ser seguida por el estímulo, el

reforzador cuando se trataba de agua o comida. Posteriormente, el valor del ciclo T dejó

de ser fija y podía variarse, de igual manera que la posibilidad de ocurrencia de un

estímulo en el subciclo t delta, siempre y cuando su probabilidad fuera menor que la de la

ocurrencia de un estímulo en el subciclo de tiempo discriminativo. En los dos primeros

estudios reseñados por Schoenfeld, Cumming y Hearst (1957), se presentó un mapa

temporal que permitía ubicar paramétricamente las operaciones y ejecuciones

características de algunos de los programas de reforzamiento simples. La Figura 1

muestra dicho mapa temporal, con dos ejes fundamentales: T (longiud del ciclo) y T

testada (proporción de tiempo discriminativo en el ciclo). Los segmentos dentro del mapa

identifican distintos programas de reforzamiento. “A” corresponde a un intervalo

determinado por el reloj y no por la entrega del reforzador, en que la longitud del ciclo

tiende a infinito y la probabilidad de reforzamiento es de 1, en tanto el tiempo

discriminativo tiende a ser igual al valor de T. “B” corresponde a un programa de

reforzamiento contínuo en el T tiende a cero y T testada es igual a 1. “C” corresponde a

extinción, con T tendiendo a infinito y T testada igual a cero. “D” corresponde a los

programas de razón fija y algunos variables con el valor de T tendiendo a infinito pero el

valor de T testada siendo mayor que cero. “E” corresponde a lo que denominaron

programas de razón aleatoria, en los que el valor de T tiende a cero, pero es mayor que

cero, y el valor de T testada es menor que 1 pero mayor que cero. Finalmente, hay una

gran espacio, “F”, en el que a la manera de la tabla periódica de elementos en química, se

pueden identificar parámetros y ejecuciones que configuren ese espacio.

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Figura 1

El libro sobre el ST, además de algunos temas especiales, reseña de manera

sistemática tres grupos de estudios: uno, está dedicado al análisis de los efectos de la

variación sistemática de los parámetros temporales; otro, examina las funciones de

estímulos “neutros” en la forma de indicios o señales correlacionados de distinta manera

con los parámetros temporales del reforzamiento, como equivalente al llamado “control

del estímulo”; y, un tercero, cubre el análisis de lo que se denomina “control aversivo”. En

esta primera exploración, destacó la preocupación por el problema de la contingencia, y

de la dependencia del reforzador respecto de la respuesta en dos sentidos. Schoenfeld

destacó que en el condicionamiento operante la ocurrencia del reforzador es dependiente

de la ocurrencia de la respuesta, usualmente la primera en los programas de

reforzamiento continuo y en los de intervalo (en estos cumplidos el periodo delta o no

funcional que representa el criterio temporal del programa para toda respuesta previa a su

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transcurso), y una respuesta predeterminada mediante un criterio de conteo en los

programas de razón. En el caso del llamado reforzamiento adventicio o supersticioso,

descrito por Skinner (1948), se presenta el estímulo independientemente de la conducta

del organismo, y sin predeterminar una respuesta particular para evaluar su efecto (a

diferencia de lo que ocurre en el automoldeamiento o tercera forma de superstición, como

lo consideraron originalmente Brown y Jenkins en 1968). Skinner redujo la contingencia a

una relación temporal cercana en el continuo conductual, a fin de incluir dicho fenómeno

como una forma de conducta operante. Sin embargo, al reducir la contingencia a

contigüidad de un estímulo con un segmento del continuo conductual, naturalizó a la

superstición como un “proceso” ubicuo en toda la conducta operante, relegando a la

dependencia en la relación de contingencia a un mero aspecto de procedimiento. El

primer problema que presentaba la dependencia del reforzador respecto de la respuesta

en la contingencia operante era que, paradójicamente, la supuesta variable independiente

de la conducta dependía para su presentación de la ocurrencia de la variable

dependiente. Este problema se desvaneció de dos maneras, una de carácter teórico,

como ya lo hemos examinado en la sección anterior en relación con los paradigmas del

estímulo intruído y del flujo conductual. Por otra parte, al prescribir la contingencia del

reforzador respecto de la ocurrencia de una respuesta en un tiempo discriminativo, como

disponibilidad limitada y, por consiguiente, como posibilidad de presentación/omisión en

tiempo, la dependencia se transformó en una intersección de la conducta del organismo

con un parámetro exclusivamente temporal de disponibilidad de los estímulos. Sin

embargo, la tradición causalista no abandonó a Schoenfeld en los momentos iniciales del

ST, e intentó diluir adicionalmente el problema de la dependencia del estímulo respecto

una respuesta predeterminada diseñando un segundo sistema temporal paralelo

superpuesto, el llamado sistema tau (St). El St consistió en un ciclo Tau continuo

ompuesto de dos subciclos análogos a los del ST, tau discriminativo y tau delta. El ciclo

18
tau se prescribía con una longitud menor que el tiempo entre respuesta mínimo, de modo

que cuando una respuesta tenía lugar en la coincidencia entre tau discriminativo y t

discriminativo, se presentaba el reforzador. El St dio lugar a los programas de Razón

Aleatorio (RA), en inglés random ratio), los que, a pesar del nombre, nada tienen que ver

con los programas de razón tradicional. En los programas de RA no se puede determinar

de antemano la respuesta que ocurrirá en la coincidencia de los subciclos discriminativos,

con lo cual que rompió la aparente determinación de la variable independiente por parte

de la variable dependiente. La respuesta elegible para ser reforzada dejó de depender de

su posición ordinal en el ciclo. La predeterminación del orden o posición de la respuesta

productora del estímulo se eliminaba, pues la primera respuesta en coincidir en ambos

subciclos discriminativos no era necesariamente la primera respuesta en ocurrir en

cualesquiera de ellos. La inclusión del parámetro P a cualquier respuesta elegible en los

tiempos discriminativos permitió variar la posición temporal de la respuesta con base en la

disponibilidad momentánea del reforzador. De este modo, el parámetro P se pudo aplicar

como un criterio de probabilidad para cualquier respuesta en el interior del subciclo de

tiempo discriminativo, y substituyó al parámetro inicial de T testada. Los programas de

razón aleatoria ampliaron el horizonte de los programas de estímulo en dos sentidos:

primero, eliminaron el conteo ordinal de las respuestas como criterio para procurar el

estímulo y, segundo, permitieron introducir la probabilidad del estímulo como un

parámetro interno de cada ciclo, adicionalmente a T testada. De esta manera los sistemas

ST y St, no solo tuvieron una función sistemática al clasificar paramétricamente en un solo

continuo a los programas de intervalo y de razón, sino que también procuraron criterios

heurísticos al ampliar la diversidad de parámetros y sus interacciones a incluir en los

programas de estímulo al considerar a los estímulos intruidos, los estímulos

exteroceptivos, el reforzamiento independiente de la respuesta, y los estímulos

“aversivos”.

19
Figura 2

La Figura 2 resume los hallazgos iniciales sobre la variación paramétrica del ST

(Schoenfeld & Cumming, 1960). En ella se muestra la variación de la tasa de respuesta

en relación a los valores del ciclo T y de T testada o P, empleando ciclos no mayores de

30 segundos. Se observa que en valor máximo e intermedio del ciclo la tasa de respuesta

alcanza los niveles más altos con P siendo 0.1. Con la reducción de T, la tasa de

respuesta disminuye en general, siendo ligeramente mayor con P siendo 0.001, valor a

partir del cual los cambios ascendentes no producen cambios en la tasa de respuesta.

Este efecto se traduce en un incremento en la relación entre número de respuesta por

reforzador o estímulo. En este sentido T y T testada muestran funciones

interrelacionadas, en la medida en que P para cada respuesta elegible depende de la

longitud del ciclo. El valor absoluto del ciclo es un determinante de los efectos de P. En un

estudio en el que se manipuló el valor del ciclo T-tau de 120 a 2.5 segundos, manteniendo

20
el valor de tau testada constante en 0.20 (y el de T testada en tau discriminativa en 0.02),

se encontraron incrementos en la tasa de respuesta con el decremento en el ciclo, la

proporción de respuestas por reforzadores incrementó hasta un máximo, e incrementó el

número de reforzadores por sesión, que duraba una hora.

Cuando se emplearon ciclos largos de 30 minutos, se encontraron efectos

similares. Con incrementos en la tasa a medida que se reducía T testada. Se lograron

obtener hasta 2000 respuestas por la entrega de un reforzador. En otro estudio con ciclos

de 30 minutos y variando T testada de 1.0 a 0.00025 (es decir, el tiempo discriminativo de

30 minutos a 0.4 segundos), encontraron periodos de respuestas rápidas ininterrumpidas

(ráfagas), interpuestas con pausas en el responder (recesos) o periodos con irregularidad

de respuesta. Las tasas durante las rágafas podían tener distintos valores, y las ráfagas

prolongadas podían no terminar en un receso completo sino en una ejecución con tasa

diferente. Las transiciones entre diferentes tasas podían ocurrir entre reforzadores o

siguiendo la entrega de un reforzador. La entrega de un reforzador no producía

necesariamente un cambio en la tasa. Las pausas, las ráfagas cortas y las irregularidades

en la tasa podían ocurrir inmediatamente después del reforzamiento o entre

reforzamientos después de un tiempo de mantenerse una tasa estable. Las pausas post

reforzamiento podían alcanzar valores elevados que excedían la longitud del ciclo (30

minutos) hasta por un factor de 16, después de lo cual se podía recuperar abruptamente

el responder como una tasa terminal. Se pudieron obtener hasta 99,270 respuestas en

una sesión de 32 ciclos (16 horas) en los que no se “perdió” ningún reforzador, es decir,

3100 respuestas por reforzador. Estos experimentos mostraron que las ejecuciones de

pausa-carrera o de patrones mezclados de festones y rodillas, no dependen de su

programación explícita mediante criterios de razón o de intervalo, sino que son

propiedades del responder que aparecen dados ciertos valores de los parámetros T y T

testada. Estos mismos datos fueron confirmados en otro estudio empleando un programa

21
con un ciclo T de 30 segundos y un valor de T testada de 0.05, con sesiones de 30

minutos de duración. En este estudio, en que día a día se ajustó la ración de comida de

las palomas para mantener su peso constante al entrar a la sesión experimental, se utilizó

el mismo programa para cada una de las palomas por espacio de 197 a 223 sesiones

diarias. El estudio mostró la dificultad de obtener ejecuciones estables con los criterios

tradicionales empleados en los programas de reforzamiento tradicionales, pues las tasas

se modificaban en periodos sucesivos del experimento. Sin embargo, al exponer a las

palomas a seis sesiones finales de extinción, se volvió a encontrar registros mixtos de

ráfagas y pausas supuestamente características de los programas empleando criterios de

razón.

Schoenfeld y sus colaboradores exploraron también los programas de intervalo

aleatorio. En este caso, se utilizó un programa T tradicional con T testada igual a uno, es

decir, cubriendo el ciclo completo. Se reforzaba la primera respuesta que ocurría en el

ciclo, con base en un valor de probabilidad, definido a partir del conjunto de ciclos, de

modo que el coeficiente T/P describía la distribución geométrica del intervalo entre

reforzamientos, y la frecuencia media de reforzamiento en la sesión. Cuando T varió de 1

a 60 segundos y P de 1.0 a 0.0052, y los valores de T/P entre 5 y 950 segundos, se

encontró una función hiperbólica entre tasa de respuesta y T/P, con las pausas post-

reforzamiento variando de manera compleja, pero dependiendo especialmente del valor

absoluto de T. En otro estudio, se emplearon dos valores de T/P, de 1 y 4 minutos, con

ciclos T de 4 segundos, y valores de P de 1/15 y de 1/60 respectivamente. Encontraron

que la tasa total tendió a aumentar y disminuir en variabilidad a lo largo de las sesiones,

con mayor rapidez en el intervalo aleatorio de 1 minuto que en el de 4 minutos. En las

últimas sesiones se observaron tasas constantes, sin pausas después del reforzamiento,

a pesar de algunos intervalos largos entre reforzamientos. Las tasas observadas fueron

22
más estables que las que se obtienen usualmente con programas de intervalo variable

tradicionales.

Como parte de la exploración de los parámetros temporales del sistema T-tau, se

examinaron los efectos de la entrega de reforzadores no contingentes a respuesta alguna

durante los subciclos tau discriminativos. Para ello se varió tau testada de 1 a 0.13 con

tau constante en 10 minutos, y la probabilidad de reforzamiento en tau discriminativa

constante en 0.02. Se encontró que con la disminución de tau testada disminuyó la tasa

total de respuesta, pero no de manera rápida, probablemente porque la tasa en tau delta

disminuyó en mayor medida que en tau discriminativa. La tasa de respuesta mostró ser

sensible en su curso temporal a los cambios en tau testada dentro del ciclo tau. En otro

estudio se varió con tau constante en 10 minutos, se varió P en tau discriminativa de 0.08

a 0.0125. Tau testada se mantuvo constante en 0.20, y como en el estudio previo, P en

tau delta fue de cero. No se observaron cambios en la tasa de respuesta con cambios en

P durante tau discriminativa. A medida que P incrementó disminuyó la proporción de

respuestas por “reforzador” independiente, así como las pausas post-reforzamiento. El

curso temporal de la tasa de respuesta durante el ciclo tau fue similar al del estudio

previo, con diferencias en tau discriminativa y tau delta. Como conclusión de estos

estudios, años después Schoenfeld y Cole (1972) concluyeron que el sistema tau “…(a)

eliminaba la confusión del ‘conteo’ de su predecesor sistema t, aunque se mantiene

dentro del paradigma operante; y, (b) en última instancia es un sistema para especificar la

entrega temporal de estímulos (sean “reforzamientos” o no) en la corriente conductual, y

que un ‘programa de reforzamiento’ es así capaz de significar más que lo que puede

transmitir la historia del término. (…) esa historia era la de buscar una regla mediante la

cual identificar la respuesta a ser reforzada. Pero el término, y con él un sistema como el

tau, pueden ampliarse para significar la regla temporal para entregar cualquier estímulo.

El contenido de respuesta de la corriente conductual en el momento de la entrega del

23
estímulo es la creación de otras variables independientes. ‘La contingencia respecto de la

respuesta del reforzamiento’, el condicionamiento ‘operante’, y el condiciónamiento

‘supersticioso’ se vuelven casos limítrofes, o variedades, de la intrusión del estímulo en la

corriente conductual.” P. 51)

En otro estudio se exploró el efecto de la presentación independiente o no

contingente a la respuesta del reforzamiento y su comparación en los mismos sujetos de

la presentación equivalente de reforzadores contingentes. Cada valor de frecuencia de

reforzamiento se hizo distinto con un estímulo exteroceptivo diferente, en forma análoga a

un programa múltiple de reforzamiento tradicional. Es un estudio que conjuga el análisis

de los efectos de los estímulos exteroceptivos correlacionados con cada frecuencia de

reforzamiento y la entrega del reforzador en forma independiente o dependiente de la

respuesta. Se empleó un programa T. La primera parte del experimento presentó el

reforzamiento contingente con un valor constante de P de 0.10 y ciclos T variando de cero

a 24 segundos (5 valores). Cada programa con un valor T era acompañado de un

estímulo exteroceptivo específico. Posteriormente, en una segunda etapa, los sujetos se

expusieron a la entrega independiente del reforzador en programas T cuya frecuencia de

reforzamiento se igualó a la obtenida en la primera parte. En la primera etapa del

experimento, con estimulación contingente a la respuesta, la tasa de respuesta decreció

monotónicamente con el aumento en el valor de T. mientras que la pausa post-

reforzamiento mostró una función monotónica decreciente. En la segunda etapa, en todas

las frecuencias de reforzamiento no contingente, la tasa de respuesta mostró una función

decreciente con el número de sesiones en cada programa. En cada frecuencia dada de

reforzamiento no contingente, la tasa de respuesta se mantuvo de manera óptima en

presencia de los estímulos exteroceptivos, que no eran necesariamente los mismos

correlacionados con frecuencias equivalente en los programas contingentes. Este estudio

señaló que la efectividad de la estimulación no contingente para mantener una

24
determinada ejecución depende de la frecuencia del estímulo y la tasa de respuesta en

efecto. Los efectos pueden interpretarse con base en diferentes criterios de extinción

concurrente para R y no-R.

Siguiendo esta línea de razonamiento, los sistemas t-tau abordaron el caso de los

programas señalados, relacionados tradicionalmente con el llamado “control del estímulo”.

Abordaron el estudio de la interacción entre programas concurrentes de estímulos

“neutros” y programas de “reforzamiento”, haciendo énfasis en la dificultad creciente de

distinguir entre reforzadores y otras funciones de estímulo, dado que tales funciones no

son una propiedad absoluta del evento sino de los parámetros que definen al estímulo, la

ejecución y a la interacción hecha posible por los propios parámetros de los programas

bajo los cuales ocurren. En esa medida, el análisis de las tradicionalmente consideradas

“señales”, estímulos “discriminativos”, reforzadores “condicionales” y otros, incluyendo a la

categoría genérica de “reforzamiento” podía ser comprendida en la forma de programas

de estímulo, siguiendo la lógica auspiciada por los experimentos revisados anteriormente

que dieron lugar al paradigma experimental de la “intrusión” del estímulo.

Algunos de los primeros estudios se realizaron con el sistema t. En uno de ellos, el

ciclo T fue de 30 segundos de duración, con T testada variando sucesivamente en pasos

geométricos de 1.0 a 0.004, con redeterminaciones en 1.0 y 0.11. Se emplearon distintos

grupos para evaluar el efecto de la introducción independiente de un estímulo, una luz, en

relación al subciclo de tiempo discriminativo. En un grupo no se presentó el estímulo. En

otro grupo, el estímulo se presentó coextensivo al subciclo de tiempo discriminativo, como

ocurren en los programas tradicionales de reforzamiento. En dos grupos se empleó un

procedimiento “huella” presentando el estímulo de un segundo de duración diez segundos

antes del tiempo discriminativo, pero haciendo coextensivo el estímulo al tiempo

discriminativo en uno de ellos. En un quinto grupo, de “demora”, el estímulo se presentó

durante diez segundos antes del tiempo discriminativo y concluyó con su inicio.

25
Finalmente, en un sexto grupo el estímulo se presentó durante diez segundos antes del

tiempo discriminativo, pero permaneció durante todo el subciclo. Solo la primera

respuesta en el tiempo discriminativo produjo el reforzamiento y terminó con la presencia

del estímulo. Se encontró que a medida que disminuía T testada se incrementaba la tasa

de respuesta, apareciendo conductas pausa-carrera, con un incremento en la proporción

de respuestas por reforzador. Cuando T testada era igual a 1.0 todos los sujetos

mostraron una buena “discriminación temporal”, con las respuestas concentrándose en el

inicio del tiempo discriminativo. Con la reducción de T testada se observaron

interacciones complejas con la presentación del estímulo discriminativo: a) su introducción

no tuvo efecto en la tasa de respuesta total, b) el estímulo discriminativo por sí mismo no

participa en la reducción de la tasa cuando disminuye T testada, y c) la presencia del

estímulo discriminativo es un factor que participa en la determinación de las

consecuencias por responder cuando T testada es cercana a 1.0. La recuperación de la

tasa de respuesta cuando se vuelve a valores elevados de T testada es mejor cuando se

extinguió la respuesta, de otra manera es difícil recuperar tasas altas a partir de tasas

bajas. El estudio, como algunos otros, cuestionó el poder de los estímulos discriminativos

como reguladores de la tasa de respuesta, cuya ocurrencia mostró más bien ser el efecto

contínuo de variaciones paramétricas en el ciclo T como una función de T testada, al

margen de los distintos procedimientos (discriminativo, demorado y huella).

En otros estudios relacionados, el primero mantuvo constante T en 90 segundos.

El estímulo discriminativo siempre fue coextensivo con el tiempo discriminativo, solo la

primera respuesta en dicho subciclo produjo la entrega del reforzamiento y terminaba con

la presencia del estímulo discriminativo. En la primera parte del experimento, el tiempo

discriminativo fue de 30 segundos y luego se redujo progresivamente hasta un valor de

0.5 segundos. En la parte 2 del experimento se eliminó el estímulo discriminativo, y el

tiempo discriminativo volvió a ser de 30 segundos, y entonces se le redujo

26
progresivamente a los mismos valores de la primera parte. En una tercera parte, se

reinstaló el estímulo discriminativo, pero con un tiempo discriminativo máximo de 1

segundo, reducido progresivamente a 0.3 segundos. En la primera parte del experimento

se encontró que a medida que se redujo el tiempo (y el estímulo) discriminativo, se

perdieron más reforzadores, que la respuesta se extinguió cuando el tiempo discriminativo

fue de 0.5 segundos, y que la respuesta en el tiempo delta fue mínima. En la segunda

parte del experimento, a medida que se redujo el tiempo discriminativo (sin estímulo) se

respondió sustancialmente en el periodo t delta, con patrones de pausa-carrera (típicos de

los programas de razón) en los valores más bajos del tiempo discriminativo. En la tercera

parte del experimento, la discriminación del estímulo es más pobre que en la primera

parte, con un aumento en el responder durante el tiempo delta, con la aparición

nuevamente de patrones pausa-carrera en los valores más bajos del tiempo

discriminativo. En otro estudio, se utilizó un programa múltiple de contingencias de

disponibilidad limitada, uno de los componentes con estímulo correlacionado, y el otro sin

estímulo. T se mantuvo constante en 90 segundos, el estímulo discriminativo fue

coextensivo con el tiempo discriminativo y la primera respuesta en el tiempo discriminativo

produjo la entrega del reforzamiento y terminó el estímulo discriminativo. En el

componente en que el estímulo es coextensivo con el tiempo discriminativo, este se

redujo de 30 segundos a 0.1 segundos. El componente de tiempo discriminativo, sin

estímulo, se mantuvo constante en 30 segundos. Ambos componentes alternaron cada 13

minutos. Se encontró que la reducción del tiempo discriminativo se vió seguida de un

incremento en la tasa de respuesta y de la proporción de respuestas por reforzador,

especialmente en el componente sin estímulo, con la ocurrencia de patrones tipo razón

(pausa-carrera) con la disminución en el tiempo discriminativo.

Un estudio valoró el efecto de los cambios de P en programas de intervalo

aleatorio correlacionados con cambios en la probabilidad de cambio de un estímulo señal.

27
El valor de P se mantuvo constante en 0.10 y se generaron distintos programas

cambiando el índice T/P con cambios en T de 0, 3, 6, 12 y 24 segundos. En cada sesión

se presentaron todos los programas sucesivamente, en presencia de una tecla de

respuesta no señalada, en orden decreciente de valores de T, el cambio de componente

ocurrió cada tercer reforzamiento, y estuvieron separados por un periodo de exposición a

un programa de intervalo aleatorio constante con T igual a 6 segundos y P igual a 0.10,

señalado por una tecla iluminada. En bloques subsecuentes de 20 sesiones, la

probabilidad de la luz señal se redujo de 1.0 a 0.0 en pasos sucesivos de 0.10, de modo

que a medida que la probabilidad en T decreció incremento la proporción de periodos con

la tecla sin iluminar. La tasa de carrera resultó ser una función decreciente negativamente

acelerada del incremento en T. En todos los valores de P para el estímulo señal la tasa de

carrera creció monotónicamente o una función plana del valor de T del programa de

intervalo aleatorio precedente cuando se usaba estímulo discriminativo o una función

monotónica decreciente cuando no se usaba el estímulo discriminativo. Las funciones del

intervalo entre reforzamiento se ajustaron a la distribución predicha por el índice T/P. Este

estudio demostró que los cambios conductuales podían ocurrir a gran velocidad e

intersectó una serie de fenómenos y procedimientos considerados independientes por la

teoría tradicional, por ejemplo, el contraste conductual, los programas mixtos y múltiples

de reforzamiento, entre otros.

Citaré un último estudio en este rubro. Se empleó una luz de tres segundos como

estímulo neutro, con entregas contingentes a la respuesta tanto del estímulo neutro como

del reforzador, bajo dos programas de intervalo aleatorio, uno para el estímulo neutro y

otro para el reforzador, que operaron concurrente e independientemente. T era de 30

segundos mientras que P se varió sistemáticamente de 1.0 a 0.10. con solo la primera

respuesta en T elegible para el reforzamiento en el valor prevalente de P. Aunque los

valores de P eran los mismos en los dos programas, cada valor de P se convertía en el

28
valor condicional de probabilidad de que dada la ocurrencia de un estímulo, el otro podría

aparecer en el mismo ciclo T. La interfase entre la iniciación de los ciclos del estímulo

neutro y de los del reforzador fue variada sistemáticamente mediante una serie

geométrica de cero a 1.6 radianes, con desplazamiento de ciclo de 0 a 24 segundos. La

tasa de respuesta durante los programas de intervalo aleatorio, antes de incluir el

programa concurrente de estímulo neutro, se ajustó a lo previamente observado en

función de la probabilidad del reforzador, con distribuciones bimodales de la pausa post-

reforzamiento. La tasa de respuesta ante el estímulo neutro dependió de la cercanía

(radian) del ciclo de reforzamiento previo. Cuando era próximo, la tasa de respuesta

aumentaba durante y después del estímulo neutro, mientras que cuando era distante la

tasa disminuía. La función de P se vuelve menos precisa que la del radián que describe la

separación de los ciclos del estímulo reforzante y los del estímulo neutro. Se observaron

cambios no registrados en la topografía de la respuesta después de la primera

presentación del estímulo neutro.

Al explorar el campo del llamado “control aversivo”, Schoenfeld identificó tres ejes

que confluyen e interactúan para determinar distintos tipos de fenómenos como el castigo,

la evitación libre, la evitación discriminada, el escape y la supresión condicionada entre

otros. Estos ejes son los parámetros temporales de intrusión de los estímulos aversivos

(usualmente intensos) o neutros, su carácter independiente o dependiente de una

respuesta predeterminada, y su intrusión en la corriente conductual haciendo contacto con

R o con no-R. La forma de muestrear los distintos tipos de fenómenos relacionados con la

estimulación aversiva, fue la de emplear dos programas temporales independientes, uno

respecto de R y otro de no-R. Dichos procedimientos eran complementados mediante la

duración contingente o no contingente del estímulo negativo (estímulo intenso), la

presentación contingente o no contingente del estímulo negativo, así como la frecuencia

29
de ocurrencia de estímulos neutros con base en el parámetro P y la relación de fase

(radianes) entre el estímulo negativo para R y para no-R.

Un primer estudio evaluó los efectos facilitadores y supresores de dos

parámetros de programas de reforzamiento “negativo”, la distribución temporal del

estímulo negativo y la dependencia del estímulo negativo respecto de una respuesta

predeterminada. En este estudio se emplearon monos Rhesus empujando una varilla,

distribuidos en cuatro grupos, con un valor de ciclo T para cada grupo: 1, 4, 7 o 10

minutos, y una probabilidad asociada del estímulo negativo, un choque eléctrico, de 01.,

0.4, 0.7 o 0.10, de manera que T/P era igual para todos los grupos, con un valor de 10

minutos (la media del intervalo entre choques). En cada T los últimos segundos

correspondían al tiempo discriminativo, y la primera respuesta en dicho periodo a la que

se aplicaba la probabilidad de choque correspondiente en el momento de su ocurrencia.

Si no ocurría una respuesta, se presentaba un estímulo negativo independiente de la

respuesta al final del tiempo discriminativo. En cada grupo se varió de la igualdad a 1/2 y

a cero el valor de p, con una aplicación adicional del valor de p original. Antes de cada

punto experimental se colocaba a los sujetos, en sesiones diferentes, en un programa de

evitación ajustivo con la misma respuesta, cuyo valor máximo de tiempo fuera del

estímulo negativo era de 90 segundos. Se encontró que con el decremento en la

probabilidad de choque para no-R (entrega no contingente choque al final del tiempo

discriminativo) la tasa de respuesta relativa a la sesión precedente de evitación también

disminuyó. Los valores más altos de P para R se asociaron con tasas de respuesta más

altas en relación a las mostradas en el programa de evitación precedente. Se observó

facilitación y supresión de la respuesta relativa a la sesión de línea base precedente de

evitación en todos los valores de probabilidad y en todos los grupos. Ocurriendo la

facilitación en las primeras sesiones experimentales y la supresión en las últimas. La

facilitación se mantuvo mejor con los valores más altos de P tanto para no-R como para

30
R. Un efecto sistemático observado en las primeras sesiones fue la aparición de patrones

en “festón” durante t delta, después de la presentación de un choque, a lo que Schoenfeld

denomino “festón negativo”. Este estudio mostró la continuidad entre facilitación y

supresión empleando el mismo estímulo negativo dependiendo de los parámetros

temporales y su presentación dependiente o independiente respecto de R y no-R,

sugiriendo un mapa de contingencias relacionando el continuo conductual y el parámetro

P.

Otro estudio exploró en ratas los efectos de probabilidades independientes para R

y no-R. Se emplearon dos programas T concurrentes e independientes de reforzamiento

“positivo” con valores de T de 20 y 4 segundos, en que la entrega de reforzamiento para R

se hacia contingente a la ocurrencia de R mientras que la de no-R ocurría al final de los

ciclos. La probabilidad de reforzamiento se aplicó a la primera respuesta en T en el ciclo

de 20 segundos, y cada 4 segundos en que dicha respuesta no ocurría. Se emplearon

tres grupos en los que en cada uno la probabilidad de reforzamiento de R era constante

en 0.1, 0.2 o 0.4, en todo el experimento. Para cada grupo, la probabilidad de

reforzamiento de no-R se varió sistemáticamente para producir frecuencias de

reforzamiento que fueran menores, iguales o finalmente mayores que las de R. Se

encontró que a medida que las probabilidades de reforzamiento para R aumentaron, el

efecto de aumentar las probabilidades para no-R cambiaba la tasa de respuesta de una

función plana (en 0.1) a una que alcanza su máximo en 0.2 y 0.4. A medida que aumentó

en cada grupo el número de reforzadores obtenidos cayó por abajo del que se hubiera

obtenido de no ocurrir ninguna respuesta.

Otro estudio exploró las interacciones de probabilidades concurrentes de choque

variantes en distintos sentidos, para una R (empujar una varilla) y la no-R

correspondiente, así como los cambios concomitantes en la tasa cardíaca de monos

Rhesus. Este estudio comprendió parámetros usualmente empleados en la “evitación

31
discriminada”, el “castigo discriminado” y el “condicionamiento pavloviano”, así como

programas nuevos, empleando un estímulo exteroceptivo asociado al tiempo

discriminativo del ciclo T. La ocurrencia de una R en el tiempo discriminativo calificaba

para la probabilidad de choque asignada a R, que se administraba al final del periodo

señalado por una luz que terminaba con el fin del mismo. La no ocurrencia de R durante

el tiempo discriminativo calificaba para la probabilidad de choque asignada a no-R, que se

administraba igualmente al final del periodo. Se emplearon tres grupos de monos, con T

constante en 200 segundos y el tiempo discriminativo constante en 10 segundos. En el

primer grupo, la probabilidad de choque para no-R se mantuvo constante en 1.0, mientras

que la probabilidad de choque para R varió sistemáticamente de cero a 1.0, y una vez

alcanzado este valor, la probabilidad de choque para R se mantuvo en 1.0, mientras que

la probabilidad de choque para no-R se varió sistemáticamente de 1.0 a cero. En el

segundo grupo, primero se mantuvo constante la probabilidad de choque para R en cero y

la probabilidad de choque para no-R se varió sistemáticamente de cero a 1.0. En el tercer

grupo, las probabilidades de choque para R y no-R fueron variadas sistemáticamente,

simultánea e inversamente, entre cero y 1.0. Después de estas manipulaciones, todos los

grupos fueron expuestos a una condición en que la probabilidad de choque para no-R era

de 1.0 y de cero para R. Durante todas las sesiones se midió la tasa cardíaca (respuestas

por minuto) y se hicieron registros acumulativos de dicha respuesta. En todos los grupos

se encontró que el incremento en la probabilidad de choque para R, disminuyó su tasa de

ocurrencia durante el tiempo discriminativo. De igual modo, en todos los grupos, se

observó que con el decremento en la probabilidad de choque para no-R tendió a disminuir

la tasa de ocurrencia de R durante el tiempo discriminativo. En los grupos 1 y 2 la tasa de

ocurrencia de R aumentó con el transcurso del tiempo discriminativo cuando la

probabilidad de choque para no-R era mayor o igual a la de R, y disminuyó en el

transcurso de dicho periodo cuando la probabilidad de choque para no-R era menor que

32
para R. En todos los grupos, la tasa de ocurrencia de R disminuyó generalmente con el

tiempo en el periodo delta. Los cambios en la tasa cardíaca con el transcurso del tiempo

discriminativo se relacionaron con la probabilidad de choque para R, el número de

choques administrados, y la tasa de ocurrencia de R en el tiempo discriminativo. Este

estudio demostró la importancia de las probabilidades independientes de choque sobre R

y no-R, la necesidad de examinar las distribuciones temporales de R en los dos subciclos,

discriminativo y delta, en vez de emplear promedios, y las formas complejas de interactuar

de la respuesta cardíaca con la respuesta operante.

Otro estudio profundizó en algunos parámetros evaluados inicialmente por Hurwitz

y Millenson (1961) y por Sidman (1962), este último, el origen de la mal llamada “evitación

tipo Sidman”, que en realidad formó parte del programa de investigación de sistema T en

la Universidad de Columbia bajo la dirección de Schoenfeld. En este experimento se

exploró la posibilidad de integrar los programas de escape y de evitación. Empleando

ratas, se mantuvo el tiempo discriminativo constante en 0.5 segundos y se varió el tiempo

delta de cero a 19.5 segundos. El choque se iniciaba y terminaba con el tiempo

discriminativo a menos que fuera terminado por una respuesta de presionar la palanca en

el tiempo discriminativo. Una R en cualquier porción de T, fuera el tiempo discriminativo o

el delta, producía un tiempo fuera (TO) del choque del tren de choques programados, sin

que la R durante el tiempo fuera lo prolongara. La longitud del tiempo fuera varió de 1 a

10 segundos. Se encontró que con el incremento en el tiempo delta disminuyó la tasa de

respuesta, y que cuando el tiempo fuera era más corto que el tiempo delta, la variación

del tiempo fuera no produjo ningún cambio sistemático en la tasa de respuesta. Cuando el

tiempo delta era igual a cero, la tasa de respuesta aumentó hasta un máximo a medida

que el tiempo fuera se acortaba, sin que se encontrara ninguna correlación entre la

proporción de respuestas por choque y la longitud del tiempo delta o el tiempo fuera. Se

observó una proporcionalidad entre el número de respuestas por choque y la frecuencia

33
de choque. Después de cada choque aparecía una explosión de respuestas seguida por

una pausa hasta el siguiente choque. Se encontró también que la tasa de respuesta varió

inversamente con la duración de la respuesta de presionar la palanca, y que esta tendió a

aumentar con aumentos en la longitud del tiempo delta.

Finalmente, mencionaré un estudio con ratas en el que se evaluaron separada y

conjuntamente contingencias de escape y de evitación, mediante una respuesta que

terminaba, posponía o no alteraba la presentación del choque. Primero se empleó un

procedimiento conjunto de escape y de evitación con el tiempo discriminativo en 0.5

segundos y el tiempo delta en 1.5 segundos, un tiempo fuera de 10 segundos. El choque

se iniciaba y terminaba con el tiempo discriminativo a menos que ocurriera una R que lo

terminara entes. Una respuesta ya fuera en el tiempo discriminativo o el tiempo delta

producían el tiempo fuera, pero las respuestas durante el tiempo fuera no lo prolongaban.

En el procedimiento de solo escape, se varió el tiempo delta a 0.5 segundos sin que R

produjera tiempo fuera. En el procedimiento de solo evitación, se mantuvieron los mismos

parámetros del programa, excepto que R en el tiempo discriminativo no terminaba el

choque, pero iniciaba un tiempo fuera al terminar el tiempo discriminativo. Se incluyó un

periodo de extinción en el que el tiempo delta fue de 9.5 segundos, R no terminaba con el

choque durante el tiempo discriminativo y se administraban todos los choques

programados. La remoción de la contingencia de escape, la de evitación o ambas tuvo

poco efecto sobre la tasa de respuesta y la tasa de choque. El patrón de respuesta en las

cuatro condiciones fue semejante: una explosión breve de respuestas durante o

inmediatamente después de la administración de cada choque.

Significación de la teoría y contribuciones

Como se desprende del desarrollo de los sistemas T-tau, Schoenfeld cumplió con

varios objetivos teóricos, adicionalmente a las aportaciones empíricas de los años de

investigación invertidos. La teoría del condicionamiento, sobre la que se fundamenta

34
históricamente la teoría de la conducta, plantea la existencia de dos tipos de procesos de

adquisición y mantenimiento de la conducta, relacionados con los procedimientos

experimentales del condicionamiento operante y el condicionamiento clásico, aunque

nunca se ha llegado a un consenso respecto de la reducibilidad de uno a otro, su

dependencia de distintos sistemas de respuestas biológicos, la forma en que interactúan,

así como la posibilidad de que emerjan formas complejas de comportamiento con base en

ellos. En el caso particular del condicionamiento operante, el desarrollo de su metodología

centrada en los programas de reforzamiento (Ferster & Skinner, 1957; Schoenfeld, 1970;

Skinner, 1938), hizo énfasis en el control de los cambios en el comportamiento como

resultado de las manipulaciones experimentales de los estímulos discriminativos,

reforzantes y punitivos. Mientras que Skinner, frente a la observación de la conducta

supersticiosa en la paloma (1948), obvió el problema de la dependencia de la

presentación del reforzador respecto de la respuesta operante al reducir a una relación

temporal toda relación de contingencia, Schoenfeld, por el contrario, mostró siempre su

preocupación por el hecho de que el resultado de las operaciones experimentales

dependieran de la conducta del organismo al que debían de afectar, es decir, de que las

variables independientes fueran prescritas con base en la ocurrencia de una u otra

instancia de las variables dependientes. Por esta razón, el problema de la contingencia

del reforzador respecto de la respuesta constituyó una cuestión a resolver desde la

perspectiva de los sistemas t-tau. En este sentido, Schoenfeld no pudo liberarse de la

tradición operacionalista del condicionamiento operante (Ribes, 2003), aunque logró

superar la discrecionalidad de los procedimientos empleados mediante un sistema de

programación de estímulos que cubriera todos los efectos conductuales contemplados

previamente, y algunos otros. Su limitación fue no reconocer que la contingencia del

reforzador respecto de la respuesta no era un simple problema metodológico, sino que

tenía que ver con distintas formas de organización de las relaciones entre el individuo y

35
las circunstancias del entorno. Mientras que Skinner finalmente ignoró la relevancia de su

propuesta original del organismo afectando el ambiente, Schoenfeld la consideró una

traba para un análisis independiente de las variables de estímulo respecto del

comportamiento. En todo caso, ese problema metodológico yacía en el origen mismo de

la distinción entre conducta provocada y conducta espontánea como un caso de

operacionalismo observacional.

El sistema T-tau permitió eliminar, desde el punto de vista del método, el problema

del conteo ordinal (y cardinal) de las respuestas en relación a la entrega del

reforzamiento, de modo que el parámetro P permitió que dicho estímulo hiciera contacto

con una respuesta que no era predeterminada por el procedimiento mismo, usualmente la

primera ocurrencia absoluta de una respuesta especificada. En esa medida, otorgó

certeza al hecho de que los efectos observados en el comportamiento no fueran, en cierto

grado, un simple artefacto de reforzar (o castigar) la primera respuesta que ocurriera, o la

respuesta n como posición ordinal en una sucesión de respuestas, como ocurre en los

programas de razón. Los sistemas T-tau, además, constituyeron un salto cualitativo en la

teoría del condicionamiento, como sistemas organizadores de fenómenos, procedimientos

y parámetros analíticos, con una función heurística en dos sentidos: señalando las

carencias a ser superadas por la lógica de la teoría del condicionamiento, y mostrando

nuevos efectos y fenómenos empíricos no explorados previamente. Schoenfeld (y Cole)

caracterizó (aron) de la siguiente manera la contribución teórica de los sistemas T-tau:

Es evidente que, de haber esas “teorías” a los ojos coetáneos, los sistemas T-tau

no son de las de tipo construccional o hipotético-deductivo. No involucran ninguna ficción

o fantasía, ningún “constructo hipotético”, ninguna “variable interviniente”. Se basan en

variables reales y en operaciones reales; son esencialmente objetivos y empíricos. No

cubren los vacíos temporales y espaciales entre los E y R con mecanismos de procesos

conductuales y somáticos inventados, sino que buscan relaciones funcionales entre

36
variables independientes y dependientes. Análogos a ellos los podemos quizá encontrar

en los sistemas de la biología y la geología, o en la tabla periódica de la química … En

una época menos doctrinaria que la nuestra, los esfuerzos organizativos como los de

estos sistemas podrían ser clasificados rápidamente como “teóricos”, pero hoy en día esto

no es tan cierto. Afortunadamente, el veredicto probablemente no tiene importancia.

(1972, pp. 159-160)

Los sistemas T-tau, entre otras contribuciones, aportaron una visión más

sistemática y molar de los fenómenos conductuales, señalando, cuando menos, y,

superando en ocasiones, las limitaciones impuestas por la lógica del reflejo a la teoría de

la conducta en la forma de teoría del condicionamiento, en un sentido amplio. Para

mencionar las más importantes, destacan la unificación paramétrica de la estimulación

contingente y no contingente; la segmentación, como parte de un continuo de respuestas

y no respuestas, de las respuestas puntuales características de los procedimientos de

condicionamiento; la integración paramétrica de los procedimientos de condicionamiento

clásico y condicionamiento operante; la integración paramétricas de los procedimientos de

reforzamiento “positivo” y los de reforzamiento “negativo” y castigo; la demostración de

que las funciones de los estímulos dependen de dos propiedades; su intensidad y su

ubicación paramétrica respecto de otros estímulos y el continuo conductual, borrando la

diferencia entre el control del estímulo y el control por reforzamiento; y, finalmente,

demostró que los distintos patrones de comportamiento, que tradicionalmente se suponía

“reflejaban” distintos tipos de proceso (temporales, de conteo o esfuerzo, etc.) se

presentaban como resultado de la organización temporal paramétrica de los estímulos.

37
Figura 3

La Figura 3 muestra un dominio que ubica las relaciones de contingencia y no

contingencia (y fenómenos tradicionales asociados) como una función de la probabilidad

del estímulo para un segmento definitivo como R o como no-R. El dominio se nuestra

como dos coordenadas en cuyo origen, cero, se ubica la extinción, equivalente a una

probabilidad 0 de cualquier tipo de estimulación. En la coordenada vertical se identifica un

continuo de estimulación respecto de no-R, con valores de probabilidad de 0 a 1.0. En la

coordenada horizontal se identifica un continuo de estimulación respecto de R, con

valores de probabilidad de 0 a 1.0. En el límite del valor 1.0 del eje horizontal se pueden

ubican los casos del reforzamiento y el castigo continuo. En el límite del eje vertical se

ubican la evitación y los programas diferenciales de otras respuestas, mientras que, en el

eje diagonal, que divide el espacio de todas las variantes paramétricas de los ejes

horizontal y vertical, la probabilidad del estímulo para R y no-R son siempre equivalentes,

y sobre dicho eje se ubican los casos de “superstición” así como el condicionamiento

clásico. Este dominio sistematiza los distintos hallazgos realizados con los sistemas T-tau,

en los que ciertos fenómenos y procedimientos constituyen valores límite o casos

38
específicos de las variaciones paramétricas en tiempo de las probabilidades de

estimulación para R y no-R.

Como nos consta a los que tuvimos la fortuna de conocer personalmente a

Schoenfeld y de poder conversar sobre el camino a seguir a partir de los sistema T-tau, la

dirección a tomar era hacia una teoría de campo de los fenómenos conductuales, en la

que la conducta del organismo y los cambios en el ambiente se examinaran entrelazados,

unos con otros, en forma continua. Le preocupaba la necesidad de registrar, en forma

cuantitativa, las propiedades espaciales del comportamiento, su geografía y topografía,

así como el desplazamiento. Lamentablemente en los años setenta no existían sistemas

ópticos digitales, no existían computadores con la capacidad de procesar en línea en

tiempo real fenómenos continuos, y tampoco había matemática no lineal que pudiera

representar en forma sincrónica los cambios diacrónicos, alguna forma de matemática

“analógica”, comentaba Schoenfeld. En la actualidad disponemos de todo ello, pero la

teoría de la conducta y sus estrategias experimentales poco han cambiado, sino es que

en forma anecdótica en algunos casos. En uno de sus últimos escritos (Schoenfeld,

1983), al ponderar el estado histórico de la teoría de la conducta, mencionaba su

inestabilidad y que ello no podía continuar indefinidamente, y que debían cambiar

radicalmente sus suposiciones, conceptos y dogmas establecidos durante un largo

tiempo. Tenía que darse una transición, dolorosa para las concepciones actuales, que

diera lugar a nuevas formas de teoría de la conducta. Apuntaba a la pertinencia de la

crítica de J.R. Kantor a los conceptos del condicionamiento, y lamentaba que no se

hubiera sabido aplicar sus análisis a nuevas formas de investigar. Señalaba la urgencia

de abandonar las cámaras de condicionamiento operante estándar, los laberintos y otras

situacioes experimentales tradicionales, y buscar nuevas formas de estudiar el

comportamiento. Sus palabras, en su último escrito (Schoenfeld, 1993), simulando narrar

una conversación ficticia con John B. Watson, 80 años después de la publicación del

39
llamando Manifiesto Conductista, describen de manera elocuente su sentir acerca de la

psicología y de la teoría de la conducta, como forma científica de aproximarse a su

comprensión:

… estoy triste y a menudo deprimido por lo que le ha venido ocurriendo al

“conductismo”, a la ciencia de la conducta en general, desde 1913. ¿Cuán lejos hemos

llegado desde entonces? Me parece que hemos retrocedido. Me parece, en ocasiones, en

mis momentos más deprimidos, que son ochenta años sin progreso alguno.” (p. 24)

Casi 35 años después de estas palabras, la situación no ha cambiado en lo que

toca a la teoría de la conducta. No solo siguen vigentes los viejos paradigmas

conceptuales y experimentales, sino que su fragmentación ha aumentado incluso al

interior de las distintas tradiciones, aisladas unas de las otras, “sordas” a los argumentos

ajenos, y buscando su “cientificidad” siguiendo el falso señuelo de la formalización y los

modelos matemáticos o computacionales. Debiera ser motivo de reflexión y preocupación

que, después de casi 50 años, las contribuciones de Schoenfeld y su grupo de

colaboradores, sigan siendo ignoradas. Es síntoma de que la psicología, incluyendo las

distintas variantes de conductismo, está todavía muy lejos de constituirse en una ciencia

genuina.

40
Referencias

Se incluyen solamente las citas que no corresponden a W.N. Schoenfeld. Estas

últimas se presentan en la sección de Bibliografía, en donde aparecen todas sus

publicaciones y presentaciones.

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77. Conditioning the whole organism. Conditional Reflex, 1971, 6, 125-128.

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79. Problems of modem behavior theory. Conditional Reflex, 1972, 7, 33-65.

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2. SEAB Note # 20, February 27, 1950: "On the difference in resistance to

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(Ver #61 bajo la sección “Articulos”).

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34. Conditioning the whole organism. Trabajo presentado en el IV Internacional

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non-delivery of UCS. Trabajo presentado en la Pavlovian Society of North America, Little

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44. "Cardiac atrial pacing in Macaca mulatta as a function of pacing pulse

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trabajo presentado en la reunion de la Pavlovian Society of North America, Los Angeles.

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Presentaciones de investigaciones en congresos (sólo 1970-78).

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2. Cardiac pacing in the rhesus monkey: a technique and some behavioral

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R.M. Kadden y A.G. Shapper),

3. Effects of two parameter of an adjusting avoidance schedule. Annual

meeting of the American Psychological Association, Miami (Fl.), 1970 (con A.G. Snapper y

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4. Cardiac pacing and the Law of Initial Value in rhesus monkeys. Annual

meeting of the Eastern Psychological Association, New York City, 1971 (con A.G. Snapper

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5. Cardiac conditioning in humans and animals: some experimental and

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6. Private events in the control of behavior. Symposium, American

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7. Varying temporal location and intensity of an added electrical stimulus in a

fixed-interval schedule. Annual meeting of the American Psychological Association,

Washington (D.C.), 1971.

8. Problems of modern behavior theory. Presidential address, Pavlovian

Society of North America, Charlottesville (Va.) 1971.

9. Aversive schedules with independent probabilities of reinforcement for R

and R. Annual meeting of the Eastern Psychological Association, Boston (Mass.), 1972.

(con R. M. Kadden y A.G. Snapper).

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10. Cardiac conditioning and extinction in the rhesus monkey during block of

the CR by cardiac pacing. Annual meeting of the Pavlovian Society of North America, Oslo

(Norway), 1972. (con R.M. Kadden y J.C. McMillan).

11. Cardiac conditioning by a modified method of contrast: S- at varying

temporal placements in the CS-UCS interval. Annual meeting of the American

Psychological Association, Montreal (Canada), 1973. (con J.C. McMillan, A.M. Washton, y

R.M. Kadden),

12. The cross-reference of "operant conditioning" and "visceral responses".

Presentación invitada, New York Academy of Sciences, October, 1973.

13. Conditioning the whole organism. Presentación invitada, IV International

Symposium on Behavior Modification, Ciudad de México (Mexico), Enero, 1974.

14. Sympathetic and para sympathetic control of the cardiac conditional

response in Macaca mulatta. Annual meeting of the Eastern Psychological Association,

Philadelphia (Pa.), 1974. (con R.M. Kadden y J.C. McMillan).

15. Varying temporal placement during CS of an added stimulus correlated with

non-delivery of UCS. Annual meeting of the Pavlovian Society of North America, Little

Rock (Ark.), 1974. (con A.M. Washton, J.C. McMillan y R.M. Kadden).

16. The role of the response in the experimental analysis of human behavior.

Presentación invitada, annual meeting of the Midwestern Association for Behavior

Analysis, Chicago, (III.), 1975.

17. Response patterns between "free" signaled shocks on an avoidance

baseline. Annual meeting of the Midwestern Association of Behavior Analysis, Chicago

(III), 1975 (con A.G. Snapper, P.F.M. Kop y R.M. Kadden).

18. The "response" in behavior theory. Conferencia como Presidente Honorario,

Segundo Congreso Mexicano de Análisis de la Conducta, San Luis Potosí (México) 1975.

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19. Autonomic nervous system control of the cardiac conditional rate response

in the rhesus monkey. Annual meeting of the Society for Neuroscience, New York City,

1975 (con R.M. Kadden y P.R. Bindler).

20. Cardiac atrial pacing in Macaca mulatta as a function of pacing pulse

intensity, pacing rate, and selective pharmacological blockade of autonomic neural inputs.

Annual meeting of the Pavlovian Society of North America, Los Angeles (Calif.), 1975,

(con R.M. Kadden y J.C. McMillan).

21. Pain: a verbal report. Invited address, 7th International Symposium on

Behavior Modification, Centro Medico Nacional, Ciudad de México (México), 1977.

22. Classical conditioning of cardiac rate and blood pressure in Macaca mulatta

Annual meeting of the Psychonomic Society, Washington (D.C.), 1977 (con R.M. Kadden).

23. Classically conditioned cardiovascular responses, and some effects of

autonomic blockade, in Macaca mulatta; trabajo presentado en la 19th Annual Meeting of

The Pavlovian Society, Noviembre 16-18, 1978, St. Petersburg, Florida (con R.M.

Kadden).

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