Está en la página 1de 6

Época del arbitraje del rey de España (1887-1910)

Primera época del arbitraje español (1887-1890)

Mapa anexo al alegato del Perú en el arbitraje sobre sus límites con el Ecuador,
presentado por José Pardo y Barreda al árbitro, la reina regente de España.
En junio de 1887, Ecuador pretendió renovar su intento de 1857 de ceder grandes
extensiones de tierras en la Amazonía peruana como pago a sus acreedores
británicos. El canciller peruano Cesáreo Chacaltana elevó su protesta, logrando que
el gobierno ecuatoriano suspendiera toda diligencia con respecto a dicha cesión,
hasta que no se hiciera una demarcación territorial conforme a un tratado de
límites, cuyas bases podían de una vez formularse. En el intercambio de notas
diplomáticas entre ambos países, surgió la propuesta peruana de llevar el problema
limítrofe al arbitraje del Gobierno de España, lo que Ecuador aceptó.

Como resultado de las negociaciones abiertas, el ministro plenipotenciario peruano


en Quito, Emilio Bonifaz, y el Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Dr.
José Modesto Espinosa, firmaron un Convenio el 1 de agosto de 1887, conocido como
el Convenio Arbitral Espinoza-Bonifaz. Se acordó someter el problema limítrofe al
arbitraje de Su Majestad Católica (el Rey de España). Los congresos de ambos países
aprobaron este convenio. Por entonces era Rey de España Alfonso XIII, quién,
todavía infante, estaba bajo la regencia de su madre, la Reina María Cristina. Esta
aceptó oficiar de árbitro a nombre de su hijo.60 Se fijó un plazo de 12 meses para
que ambos países presentaran sus alegatos. El arbitraje sería de derecho.

En 1889, el comisionado especial del Perú en España, José Pardo y Barreda (futuro
presidente del Perú), presentó a la Reina María Cristina el Alegato del Perú,
notable estudio jurídico de la cuestión que desde entonces fue el baluarte de la
defensa peruana en este pleito de límites. Ecuador presentó también su alegato,
pero el documento se extravió en el camino, por lo que debió mandar una copia.

El Tratado Herrera-García (1890)


En octubre de 1888, el Gobierno ecuatoriano propuso al Perú que se formara una
comisión demarcadora integrada por representantes de ambos países, dos por lado,
tal como se había previsto en el Tratado de Guayaquil (Tratado Larrea-Gual) del 22
de septiembre de 1829. El Perú aceptó formar esta comisión bipartita, pero solo
como un trabajo preparatorio para estudiar sobre el terreno, antes de que el
Gobierno español tomara en consideración los documentos o alegatos presentados.
Pero ocurrió entonces que el canciller ecuatoriano aprovechó la ocasión para
proponer que se realizaran en Quito negociaciones directas para resolver de una vez
la disputa de límites, prescindiendo del arbitraje español. El Perú, cuyo canciller
era por entonces Isaac Alzamora, aceptó esta propuesta. Las conferencias se
realizaron entre Pablo Herrera González de Ecuador y el Dr. Arturo García Chávez
del Perú, quienes el 2 de mayo de 1890 firmaron el Tratado Herrera-García, por el
cual, el Perú conservaba Tumbes y Jaén, pero cedía Quijos, Canelos y una gran parte
de Maynas al Ecuador. Para los nacionalistas peruanos, este tratado fue absurdo e
incomprensible, pues cedía al Ecuador unos 300 000 km² de tierra amazónica, sin que
hubiese ocurrido una derrota militar de por medio. La justificación que dio el
Gobierno peruano de entonces (el de Andrés A. Cáceres, en su primer gobierno) era
que se trataba de un arreglo transaccional, ya que urgía resolver lo más pronto
posible el litigio en la frontera norte, pues se acercaba el año en que debía
realizarse el plebiscito de Tacna y Arica (provincias peruanas sureñas ocupadas por
Chile) y era imprescindible que la cancillería peruana volcara todos sus esfuerzos
diplomáticos en dicho asunto. Por lo demás, por entonces, no se concedía
importancia a la región amazónica, ya que eran territorios inhóspitos y muy
despoblados.61

El Congreso ecuatoriano aprobó el tratado, pero el Congreso peruano, bajo presión


de los representantes amazónicos, no quiso aprobarlo sin antes hacer importantes
modificaciones en la línea trazada. Ecuador no aceptó ninguna revisión del tratado,
mientras que el Congreso peruano se mantuvo inflexible en su posición. El tratado
fue finalmente declarado insubsistente por Ecuador, que prefirió continuar con las
negociaciones directas.62

Las conferencias tripartitas de 1894


Como consecuencia del Tratado Herrera-García, el gobierno de Colombia elevó su
protesta en Quito y Lima en 1890 y 1891, ya que dicho Tratado interfería con sus
derechos en el norte de los Ríos Napo y Amazonas. El Congreso de Colombia expidió
inmediatamente una ley, por medio de la cual se autorizaba al gobierno para
organizar las misiones en las regiones de los ríos Amazonas, Caquetá y Putumayo,
produciendo como efecto una protesta por parte del gobierno peruano.

En vista de estos incidentes se inició una labor diplomática por parte de Colombia,
con el objeto de obtener en cuestión de límites alguna solución equitativa para las
tres repúblicas, gestión que vino a culminar con la convención tripartita reunida
en Lima el 11 de octubre de 1894. Para asistir a esta conferencia tripartita fueron
nombrados, por Colombia, el doctor Aníbal Galindo, como abogado especial, y don
Luis Tanco, quien era encargado de negocios en Lima. Por el Ecuador el doctor Julio
Castro, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del Ecuador en Lima, y
por el Perú el doctor Luis Felipe Villarán, como abogado especial.

En la sesión del 25 de octubre, el delegado colombiano presentó su alegato, el cual


una vez leído, se ordenó que fuera incluido en los protocolos de la conferencia. En
la sesión del 25 de noviembre el delegado ecuatoriano presentó también su estudio,
el cual, junto con el colombiano pasó al delegado peruano, quien el día 4 de
diciembre hizo su exposición sobre los puntos de vista del Perú.

El estudio de los alegatos de las tres naciones comprobó plenamente que no era
posible llegar a un acuerdo directo, y entonces se firmó el Convenio Tripartita el
15 de diciembre de 1894, el cual, en su artículo 1º decía:

Artículo 1º Colombia se adhiere a la convención de arbitraje, firmada entre Perú y


Ecuador el 1º de agosto de 1887, cuya aprobación fue canjeada en Lima el 11 de
abril de 1888; pero las tres altas partes contratantes estipulan que el real
árbitro fallará las cuestiones materia de la disputa, atendiendo no sólo a los
títulos y argumentos de derecho que se han presentado y que se le presenten, sino
también a las conveniencias de las partes contratantes, conciliándolas de modo que
la línea de frontera esté fundada en derecho y en equidad
Firmado este convenio de arbitraje, los gobiernos de Colombia y Perú lo aceptaron,
pero el congreso del Ecuador no lo aprobó y entonces hubo necesidad de continuar
los arreglos directos y separados.

Incidentes armados en la frontera peruano-ecuatoriana


Al iniciarse el siglo XX, se sucedieron incidentes en la frontera, debido a la
persistencia de Ecuador en invadir territorios peruanos.

El 26 de junio de 1903 ocurrió un choque armado en Angoteros, en la zona del río


Napo. Ello se originó cuando un destacamento ecuatoriano, partiendo desde su
estación de Aguarico, remontó el Napo e incursionó en territorio peruano. Esta
incursión fue rechazada por las tropas peruanas al mando del capitán Juan Chávez
Valdivia.

Otro incidente armado ocurrió un año después, esta vez en Torres Causana o
Bolognesi, el 28 de julio de 1904. En esta ocasión, un destacamento ecuatoriano al
mando de Carlos A. Rivadeneyra procedente de Quito llegó a dicho puesto peruano. El
comandante ecuatoriano, al mando de 78 hombres, intimó a la guarnición peruana a
que desocupara Torres Causana. Los peruanos, que eran en número de 40, al mando de
Juan Chávez Valdivia, se negaron, siendo apoyados por la lancha Iquitos, al mando
del comandante Óscar Mavila, logrando hacer retroceder a los ecuatorianos, a
quienes causaron veinte bajas y capturaron a su comandante, que fue trasladado
prisionero a Iquitos.6364

La segunda época del arbitraje español (1904-1910)


El Protocolo Valverde-Cornejo
El incidente en Angoteros hizo ver la necesidad de llegar a un acuerdo fronterizo,
por lo que, el 19 de febrero de 1904, ambas partes firmaron el Protocolo Valverde-
Cornejo, entre los señores Miguel Valverde por Ecuador y Mariano H. Cornejo por
Perú, en el que se acordó que ambos países se sometieran de nuevo al arbitraje del
Rey de España, Alfonso XIII, que desde 1902 ocupaba la corona de manera efectiva,
finalizada la regencia de su madre.

Ambos países debían dirigirse al Ministro del Estado de España, a fin de que Su
Majestad enviase un Comisario Regio tanto a Lima como a Quito para que las partes
puedan entregar pruebas sobre los antecedentes limítrofes, con cuyas
documentaciones el Rey de España debía decidir el arbitraje.

El arbitraje del rey español


Comisionados peruanos que presentaron
el alegato del Perú durante el arbitraje
del Rey de España

Mariano H. Cornejo

Felipe de Osma y Pardo

El monarca español Alfonso XIII nombró el día 15 de enero de 1905 la comisión


encargada de hacer el estudio, liderada por Ramón Menéndez Pidal, un filólogo e
historiador español. El Comisario Regio Ramón Menéndez Pidal en representación de
su Majestad el Rey de España, llegó a Quito el 29 de enero de 1905, reuniéndose en
la Legación del Perú, con Miguel Valverde, Ministro de Relaciones Exteriores del
Ecuador; Honorato Vásquez, Plenipotenciario de Ecuador; y Mariano H. Cornejo por
Perú.

El Comisario Regio expresó el 29 de enero de 1905 que para llegar a una situación
conciliatoria, ambos países tenían que retirar sus guarniciones militares del Napo,
teatro de sangrientas escenas. Agregó, que el retiro de tropas no significaba el
abandono de la posesiones de ninguna de las partes. Ecuador retiró sus guarniciones
militares que tenía en Aguarico y las condujo a Quito el 3 de abril de 1905, lo
propio hizo Perú con las que mantenía desde Torres Causana hasta Iquitos el 28 de
abril de 1905.

A fin de dar comienzo a las audiencias y discusiones sobre el laudo, viajaron a


Madrid los plenipotenciarios ecuatorianos doctores Honorato Vásquez y Víctor Manuel
Rendón, y los plenipotenciarios peruanos Mariano H. Cornejo y Felipe de Osma.

En Madrid comenzaron los debates, debiendo reconocerse que los argumentos de la


delegación ecuatoriana fueron jurídicos y de elevado sentido patriótico basado en
las Cédulas Reales de 1563, 1739 y 1740, el Tratado de Guayaquil de 1829 y el
Protocolo Pedemonte-Mosquera de 1830. Honorato Vásquez y Víctor Manuel Rendón con
verdadera maestría dieron a conocer a su Majestad los derechos ecuatorianos sobre
Tumbes y Jaén, afirmando la validez de la Real Cédula de 1802 sobre Mainas (Maynas)
en el oriente. Los plenipotenciarios peruanos Cornejo y Osma con la misma maestría
hicieron fuertes argumentaciones sobre el cumplimiento y validez de la Real Cédula
de 1802 en la región amazónica de Mainas (Maynas) y la peruanidad de Tumbes y Jaén
según la regla de libre determinación de pueblos. Cornejo y Osma negaron la validez
del Protocolo Pedemonte-Mosquera diciendo que el Congreso Peruano nunca lo ratificó
y que la Gran Colombia dejó de existir el 13 de mayo de 1830, es decir, tres meses
antes de que dicho protocolo fuera firmado (11 de agosto de 1830). El alegato
peruano constaba de cuatro volúmenes, más siete volúmenes de documentos anexos y un
índice; es, efectivamente una obra maestra de carácter histórico.65

El Rey de España, asesorado por el Consejo de Estado español, después de estudiar


el asunto intentó dar una solución equitativa antes que jurídica, luego de conocer
los argumentos de los dos países. Quería que tanto el Ecuador como el Perú sean
condueños del Amazonas y propuso una línea muy parecida a la del Tratado Herrera-
García de 1890. El Ecuador lo sería a través de los ríos Santiago, Morona y Pastaza
y el Perú, a través de los demás ríos.

Al contrario, el doctor español Sánchez Román, Vocal del Consejo del Estado
español, propuso que el real árbitro debía considerarse incompetente "por razones
de materia" y agregaba que:

Si llegara a prevalecer en definitiva la línea propuesta, su ejecución sería una


práctica difícil, además de pugnar con evidentes razones de justicia y de
conveniencia internacional, que la hacen peligrosa para la paz de las potencias
litigantes y no muy prestigiosa para la función arbitral sometido a la corona de
España.
Terminó su informe el consejero Sánchez Román proponiendo, como la línea de límites
entre Perú y Ecuador los ríos Tumbes-Chinchipe-Marañón-Amazonas hasta su frontera
con Brasil, según su interpretación del Tratado de 1829 y el protocolo de ejecución
Protocolo Pedemonte-Mosquera de 1830. Entonces los abogados peruanos Osma y Cornejo
manifestaron que su país desconocería cualquier laudo que cercenara territorios en
posesión de facto del Perú, manifestando:

Si los peruanos ocupan todo el oriente, esas tierras son y serán peruanas contra
todas las declaraciones del mundo... Un fallo que no reconozca la realidad humana,
no cambiará la situación efectiva, y sólo dará origen a complicaciones
internacionales....
La tensión de 1910 y suspensión del arbitraje
Artículo principal: Tensión peruano-ecuatoriana de 1910

Mapa del Perú en 1913, que incluye al territorio del antiguo Gobierno de Quijos
como parte del país
Pero ocurrió entonces que, antes de que el rey de España emitiera su fallo, el
Ecuador se reveló contra el mismo, pues por una infidencia logró enterarse de su
contenido, que le pareció adverso. Sucedió que, en esos días, el ecuatoriano
Enrique Baquerizo Moreno se encontraba en Madrid y envió noticias alarmantes a la
ciudad de Guayaquil sobre la gravedad del problema limítrofe, adjuntando detalles
del posible laudo arbitral y dejando entrever que sería perjudicial para el
Ecuador. La prensa ecuatoriana inició entonces una violenta campaña para
desprestigiar dicho arbitraje. El 3 y 4 de abril de 1910 hubo graves ataques de
parte de la población ecuatoriana a las legaciones peruanas en Quito y Guayaquil.
El escudo peruano fue arrastrado por las calles, el vapor peruano Huallaga anclado
en Guayaquil fue atacado a balazos y se saquearon propiedades peruanas de la manera
más impune. Enterados en el Perú de estos hechos, la población de Lima y Callao
respondió de igual manera, atacando las oficinas del consulado y la embajada
ecuatoriana en el Perú, los días 4 y 5 de abril.6667

Eloy Alfaro, el presidente del Ecuador, se vio obligado a seguir la corriente


nacionalista de su país y nombró una Junta Patriótica Nacional encabezada por
Federico González Suárez y Luis Felipe Borja Pérez (padre) e integrada por las
personas más representativas del país, para que le asesoren en la solución de este
problema. Los pronunciamientos patrióticos de esta Junta levantaron a todos los
ecuatorianos que, al grito de "Tumbes, Marañón o la guerra", rodearon al presidente
Alfaro en forma monolítica para enfrentar al Perú. El presidente Alfaro adquirió
armamento moderno, pagado al contado; fortificó la ciudad de Guayaquil y el golfo
de Guayaquil y ordenó la organización de las guardias nacionales. Por su parte, el
Perú, gobernado entonces por Augusto B. Leguía (primer gobierno) puso en pie de
lucha a 23 000 hombres y los movilizó hacia el norte, mientras Alfaro desembarcó
tropas en Puerto Bolívar, poniéndose a la cabeza de ellas. El Perú exigió
reparaciones, a lo que el Ecuador propuso que se dieran “satisfacciones mutuas”, lo
que fue rechazado por el Perú, ya que las ofensas las había iniciado Ecuador. La
guerra era ya inminente, cuando en esos momentos candentes intervinieron como
mediadores Estados Unidos, Brasil y Argentina y lograron apaciguar los ánimos de
los contendientes (22 de mayo de 1910).

El 18 de mayo de 1910 el rey de España, en vista de la disparidad de opiniones en


el Consejo, resolvió inhibirse de dictar el laudo arbitral al frente de esta
Convención, y dejó a las partes con la responsabilidad de continuar, por sí solas,
en su arreglo limítrofe porque veía que su arbitraje de cualquier manera iba a
terminar en guerra. De modo que el problema limítrofe quedó pendiente.68

Los arreglos limítrofes de Ecuador y Perú con Brasil y Colombia


Tratado Tobar-Río Branco entre Ecuador y Brasil

Territorios en disputa por Perú, Ecuador, Colombia y Brasil desde principios del
siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

El modus vivendi entre Colombia y Perú sobre el Putumayo conforme a lo acordado por
el protocolo de 18 de septiembre de 1905.
En el año de 1904 Brasil, representado por el Barón de Río Branco, y en acuerdo
confidencial con el Ecuador, representado por Carlos R. Tobar, firmaron un tratado
por medio del cual Brasil reconocía a Ecuador como colindante por la línea
Tabatinga-Apaporis. La disputa con Brasil era todo el terreno al oeste de la línea
Tabatinga-Apaporis entre el Río Caquetá y el Río Amazonas. El Tratado Tobar-Río
Branco fue firmado el día 6 de mayo de 1904 en favor de Brasil a espaldas de la
República del Perú. En la parte resolutiva expresa:

La República de Ecuador y la República de los Estados Unidos de Brasil acuerdan


que, terminando favorablemente para Ecuador, como esta República espera, el litigio
que sobre límites existe entre el Ecuador y Perú, la frontera entre Ecuador y
Brasil, en la parte que confinen, sea la misma señalada por el Art. VII de la
Convención que se celebró entre Brasil y Perú, en Lima, el 23 de octubre de 1851,
con la modificación constante en el Acuerdo así mismo firmado en Lima el 11 de
febrero de 1874, para la permuta de territorios en la línea Iza o Putumayo, esto
es, que la frontera - en todo o en parte - según el resultado del antedicho
litigio, sea la línea geodésica que va de la boca del riachuelo San Antonio, en el
margen izquierdo del Amazonas, entre Tabatinga y Leticia, y termina en la
confluencia del Apaporis con el Yapurá o Caquetá, menos en la sección del río Iza o
Putumayo, cortada por la misma línea donde el alveo del río, entre los puntos de
intersección, formará la división.
Tratado Velarde-Río Branco entre el Perú y Brasil
El Tratado Velarde-Río Branco fue un Tratado Definitivo de Límites, Comercio y
Navegación firmado entre Brasil y Perú. Fue suscrito en Río de Janeiro, el 8 de
septiembre de 1909, por el Ministro de Relaciones del Brasil, Barón de Río Branco,
y el ministro plenipotenciario del Perú, Hernán Velarde. Este tratado completó la
demarcación iniciada por la Convención de 1851, al definir la línea fronteriza al
Sur del río Yavarí y consagró para el Perú la libre navegación en el Amazonas. Este
tratado fue uno de los aciertos del presidente Augusto B. Leguía, ya que contuvo la
expansión brasileña por ese lado de la frontera peruana.

Posteriormente ambos países suscribieron en Petrópolis (7 de diciembre de 1909),


otro tratado que puso fin a las diferencias limítrofes.
En el Perú, como ha sido una constante en lo que respecta a los tratados de límites
firmados con los países vecinos, este Tratado fue muy criticado, aduciéndose que el
gobierno peruano cedió al Brasil extensas zonas en la cuenca del Yurúa y del Purús.
Sin embargo, estas críticas suelen por lo general estar descontextualizadas, o bien
politizadas, al ser usadas por los opositores del gobierno de turno para ganar
réditos electorales, alimentando interesadamente el mito de un país que siempre
llevó las de perder en las negociaciones con sus vecinos.

El historiador Jorge Basadre ha hecho al respecto observaciones muy atinadas. Según


él, con Brasil había que entenderse cuanto antes, pues los brasileños, en su avance
imparable, estaban ya a punto de llegar a las nacientes del río Ucayali. Si el Perú
hubiera arreglado antes con Brasil, quizás esta nación habría avanzado menos. Al
firmar este Tratado de 1909, puso fin a dicha expansión. En todo caso, el Perú no
perdió territorio sobre el cual ejerciera efectiva posesión. La bandera peruana no
tuvo que arriarse en ningún punto. Ningún ciudadano peruano se vio afectado.69

También podría gustarte