EL SISTEMA DE ATENCIÓN DEL CEREBRO HUMANO 20 AÑOS DESPUÉS
“La atención no es solamente la capacidad mental para
captar la mirada en uno o varios aspectos de la realidad y prescindir de los restantes, es el tomar posesión por parte de la mente, de forma clara y vívida, de uno entre los que parecen simultáneamente varios posibles objetos del pensamiento. Su esencia está constituida por focalización, concentración y conciencia. Atención significa dejar ciertas cosas para tratar efectivamente otras”. Williams James.
Se define a la atención como un mecanismo de acceso que permite llevar a
cabo cualquier actividad mental, la atención abarca un amplio espectro también podríamos definir la atención como el proceso cognoscitivo por el cual el individuo se concentra selectivamente en un objeto o actividad, ignorando deliberadamente el entorno restante. Por ejemplo, escuchar la conversación de una persona mientras se ignora otras conversaciones o sonidos en el entorno, es decir, la atención es el proceso cognitivo que nos permite orientarnos hacia los estímulos relevantes y procesarlos para responder en consecuencia. Cabe destacar que la atención no es un proceso unitario, sino que existen distintos tipos de atención. Como se puede intuir por la propia definición de atención, esta capacidad cognitiva es de gran importancia, pues la usamos a diario, se puede decir que la atención es una capacidad que nos sirve para crear, guiar y mantener nuestro cerebro activo de manera que podamos procesar correctamente la información. (terapianeurocognitiva, 2021) La atención es un proceso complejo que participa prácticamente en todas nuestras actividades diarias. A lo largo del tiempo se ha hecho evidente que la atención no era un proceso unitario, sino que se podía fragmentar en diferentes “sub-procesos atencionales” o tipos de atención. De este modo, se han ido proponiendo diferentes modelos para explicar de la manera más fiel posible cada uno de dichos sub-componentes o tipos de atención. El modelo más aceptado es el Modelo jerárquico de Sohlberg y Mateer (1987, 1989), basado en los casos clínicos de la neuropsicología experimental. Si tenemos en cuenta las bases neuroanatómicas y los tipos de atención ya descritos, podemos describir tres sistemas diferentes de atención, siguiendo el modelo de Posner y Petersen (1990): Sistema Activador Reticular Ascendente (SARA) o Red de Alerta: Este sistema se encarga principalmente de regular el Arousal y de la Atención sostenida. Se encuentra en estrecha relación con la formación reticular y algunas de sus conexiones, como las áreas frontales, las estructuras límbicas, el tálamo y los ganglios basales. Sistema Atencional Posterior (SAP) o Red de Orientación: Este sistema se encarga de la Atención Focalizada y de la Atención Selectiva de estímulos visuales. Las áreas cerebrales relacionadas con este sistema son la corteza parietal posterior, el núcleo pulvinar lateral del tálamo y el colículo superior. Sistema Atencional Anterior (SAA) o Red de Ejecución: Este sistema se hace cargo de la Atención Selectiva, de la Atención Sostenida y de la Atención Dividida. Está relacionado con la corteza prefrontal dorsolateral, con la corteza orbitofrontal, con la corteza cingulada anterior, con el área motora suplementaria y con el neoestriado (núcleo caudado). A lo largo de los años, se han ido proponiendo diferentes criterios para la taxonomía de la memoria, que puede realizarse a partir de diferentes vertientes. Si tomamos como base criterios cualitativos, podemos diferenciar entre, procesos de aprendizaje y memoria explícitos (también denominados conscientes o declarativos). Su principal característica es que la información es accesible a la conciencia y es susceptible de ser verbalizada. Procesos de aprendizaje y memoria implícitos (no declarativos o inconscientes). El aprendizaje implícito es difícilmente expresable a través del lenguaje y posee un alto grado de rigidez, lo que dificulta su modificación. Es una modalidad de atención más inespecífica y rudimentaria, la persona en este caso no se dirige intencionalmente a un objeto o situación y tampoco ejerce algún tipo de esfuerzo voluntario. La atención pasiva se caracteriza porque no está vinculada con motivos, intereses inmediatos o necesidades. Se incluyen dos, el estado de alerta y la respuesta de orientación. Estado de alerta: permite que el sistema nervioso disponga de suficiente energía para la recepción inespecífica de las informaciones externas e internas. Habitualmente se distinguen dos modalidades en el estado de alerta: fásica y tónica. La alerta fásica es un estado de preparación para procesar un estímulo en el que se involucra el tiempo que transcurre entre la señal de aviso y el inicio de la respuesta. La alerta tónica, o atención tónica, es el umbral de vigilancia mínimo que se necesita para mantener la atención durante la realización de una tarea prolongada. Respuesta de orientación: es el conjunto de reacciones que experimenta el organismo ante un estímulo novedoso, inesperado e inusual. En este proceso participan los aspectos motivacionales del individuo. Refiere una actuación intencionada y consciente con una utilidad práctica. A partir de que se dispone de suficiente nivel de activación psicofísica para permitir el acceso a nueva información al sistema nervioso, se pone en juego el proceso de atención deliberada, la cual tiene diferentes modalidades: selectiva, alternante, dividida, focalizada y sostenida. Selectiva: refiere a la capacidad para mantener una respuesta específica ante un estímulo, a pesar de tener varios estímulos simultáneos entre si que resultan distractores. Alternante: tiene que ver con la capacidad para poner el foco de atención en múltiples destinos, cambiando de uno a otro, desplazándose entre varias tareas que exijan diferentes respuestas cognitivas. Dividida: es la capacidad de atender a varios estímulos y tareas de manera simultánea o a diferentes demandas mientras se realiza una tarea. Focalizada: refiere a la capacidad de dar respuesta de modo diferenciado a estímulos sensoriales específicos. Esto permite el procesamiento de determinados estímulos, mientras se ignora a otros irrelevantes. Sostenida: capacidad para emitir y mantener una respuesta ante un determinado patrón de estímulos, durante un determinado lapso. En Conclusión
La atención es un proceso cognitivo que nos permite seleccionar y
concentrarnos en estímulos relevantes. Según el modelo jerárquico de Sohlberg y Mateer, hay diferentes tipos: arousal, focalizada, sostenida, selectiva, alternante y dividida. La atención se evalúa con pruebas neuropsicológicas y se puede medir en diferentes ámbitos de la vida (académico, clínicos, profesionales...). Puede verse alterada por algún trastorno o condición como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) o sin hiperactividad (TDA), ictus, dislexia, ansiedad. La atención se puede mejorar o rehabilitar entrenando con CogniFit y aumentando así la plasticidad cerebral.