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las tierras al campesino, capacitarlos y tecnificar el agro. “Pero se frustró la tercera fase.
Nosotros queremos retomar ese punto, fortaleciendo la asociatividad, las cooperativas
agrarias y la industrialización”,
Estructura
1. carátula (nombres, códigos, etc) imagen referente al tema
2. 👉🏼índice, tabla de contenido
3. 👉🏼 presentación o introducción
4. 👉🏼capítulo 1: tema general segunda reforma agraria
Entre los principales lineamientos para llevar a cabo la segunda reforma agraria figuran los
siguientes: i) un gabinete de desarrollo agrario para el desarrollo de políticas agrarias; ii)
ajustes a la franja de precios para proteger la producción nacional: iii) construcción de una
planta de fertilizantes para atenuar el aumento del precio de este insumo para la actividad
agrícola; iv) implementación del servicio civil agrario para jóvenes universitarios; v)
creación del fondo para la mujer rural; vi) otorgamiento de créditos a través de una banca
de fomento agrario; entre otros
5. Antecedentes:
La reforma agraria fue un proceso político social ejecutado a nivel mundial. Muchos países,
básicamente los del llamado Tercer Mundo, se sumaron a la nueva forma de distribución de la
riqueza.
En Perú fue una medida con respecto a la propiedad de la tierra aplicada por el Gobierno
Revolucionario de la Fuerza Armada liderado por Juan Velasco Alvarado. Se inspiró en la
reforma agraria realizada en Bolivia en 1952 y tiene su antecedente en la reforma agraria
proyectada en las Cortes de Cádiz durante el Imperio Español.
En 1958, 11 años antes de la reforma velasquista, Pedro Beltrán había encabezado una
Comisión para la Reforma Agraria sin ningún resultado concreto.
En 1963, durante el gobierno de la Junta Militar presidida por Nicolás Lindley, se promulgó la
Ley de bases para la Reforma Agraria que creó el IRAC (Instituto de Reforma Agraria y
Colonización) e inició el proceso de la reforma agraria en el valle de La Convención (Cuzco).
Al año siguiente, durante el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, se promulgó la Ley
de Reforma Agraria, que no incluyó a las grandes propiedades de la costa norte y tuvo
problemas para ser aplicada. Belaúnde, como signatario de la Carta de Punta del Este, se
comprometió a impulsar dentro de la particularidad de cada país, programas de Reforma
Agraria Integral, orientados a la efectiva transformación de las estructuras e injustos sistemas
de tenencia y explotación de la tierra donde así se requiera, con miras a sustituir el régimen de
latifundio y minifundio por un sistema justo de propiedad, en compañía de crédito oportuno y
distribución de los productos.
A partir de 1969, el gobierno peruano implementó una serie de medidas con el objetivo de
transformar el panorama social del país, a través de un cambio en el sistema de distribución de
la riqueza, particularmente del régimen económico y el de propiedad de la tierra. Una de tales
medidas fue la promulgación del Decreto Ley N° 17716 (Ley de Reforma Agraria) el cual tenía
el objetivo de transformar la estructura de titularidad de tierras del país y sustituir los
regímenes de latifundio y minifundio por un sistema de redistribución equitativa de la
propiedad rural. La reforma agraria se llevó a cabo a través de expropiaciones de predios
rústicos.
El sociólogo Fernando Eguren, en su artículo “Reforma agraria y desarrollo rural en el Perú”,
señaló que “a pesar de los distintos esfuerzos del gobierno militar por llevar a cabo la reforma,
esta no se dio de la misma manera y en igual medida en todas las zonas rurales del país”.
De acuerdo al también investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales, “la reforma
agraria se ejecutó sobre todo en la costa y en la sierra del país, las dos regiones con mayor
población rural y mayores áreas de uso agropecuario”. Además, indica que “entre junio de
1969 y junio de 1979 se expropiaron 15.826 fundos y más de 9 millones de hectáreas. La
mayor parte de esta área fue adjudicada a 370 mil beneficiarios”.
Según el ministro Víctor Mayta Frisancho, recordó que la primera reforma agraria consideraba
tres etapas: entregar las tierras al campesino, capacitarlos y tecnificar el agro. “Pero se frustró
la tercera fase. Nosotros queremos retomar ese punto, fortaleciendo la asociatividad, las
cooperativas agrarias y la industrialización”.
Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), existen alrededor de 2.2 millones
de unidades agropecuarias en el país, de las cuales el 97% corresponde a la agricultura familiar.
El pequeño tamaño de las unidades productoras explica el rezago de la productividad del
sector y las limitaciones que enfrentan para acceder a la formalidad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), este sector tiene una tasa de
informalidad laboral del 96,5% en 2020, la cual superó en más de 20 puntos porcentuales al
promedio nacional que se situó en un 75.3%, posicionándose como la más alta. Situación que
explica, en parte, la baja productividad laboral sector, pues el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo (MTPE) lo consideró el menos productivo en 2019 y 2020.
Uno de los factores que ocasionan estos problemas es la poca capacidad del pequeño y
mediano agricultor para acceder al crédito. De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria
(ENA) de 2018, el 25.8% de las tierras agrícolas manejadas por pequeños y medianos
productores no está trabajada, lo que se debe principalmente a la falta de crédito (31%) (ver
Semanario 1088). No obstante, lograr una adecuada difusión del crédito será imposible sin
estándares mínimos como un bajo nivel de morosidad, lo cual no ocurre en la práctica, pues el
Agrobanco, el principal instrumento de apoyo financiero del Estado para los pequeños
productores agropecuarios, a junio de 2021, cuenta con una cartera de alto riesgo y cartera
pesada de 118.3% y 98.7%, respectivamente, según cifras de la Superintendencia de Banca,
Seguros y AFP.
En esa misma línea, con respecto a la falta de recursos hídricos, según estimaciones del
Midagri, la proporción de superficie agrícola regada en 2018 fue del 37.8%, por lo que mayoría
de los agricultores dependen completamente de las lluvias. Al respecto, grandes proyectos de
irrigación siguen entrampados por distintos motivos y no se tiene una fecha clara sobre su
próxima puesta en marcha. Hablamos de proyectos como Majes Siguas II, Alto Piura, Chinecas
y otros más, que irrigarían 200,000 hectáreas, con una inversión estimada de US$ 3,500
millones.
Por último, según el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), las semillas certificadas
generan un mayor rendimiento de cosecha por hectárea, una mejor adaptabilidad a los climas
y mayor resistencia contra plagas y enfermedades. No obstante, el uso de este tipo de semilla
es mínimo. Según el INIA, la tasa de uso promedio de semillas certificadas en cultivos ascendió
a un 12.4% entre 2015 y 2019, aunque ello se reduce considerablemente en cultivos como los
cereales, las leguminosas de grano, el maíz amiláceo y la papa donde se registró en 2019 una
tasa de uso menor a 1%. Por lo tanto, fomentar el uso de estas semillas a través de campañas
de difusión y asesorías técnicas será vital para aumentar la productividad de las tierras y, por
ende, del sector.
El presidente castillo frente a esta crisis de la agricultura plantea hacer una reforma agraria
que consiste en la formalización de los agricultores familiares dándoles una asistencia técnica a
través de los programas de SECIGRA, acceder a los bancos agropecuarios e incluir en esta
reforma a la mujer dándole apoyo social, técnico y económico.
El cuarto eje es la implementación del Servicio Civil del Sector Agrario (Secigra) que movilizará
a los egresados de carreras agrarias para brindar asistencia técnica y capacitación a
comunidades campesinas y nativas, cooperativas y asociaciones de productores. Los mismos
estudiantes podrán acceder al conocimiento ancestral de las comunidades en sus faenas
agrarias.
El quinto eje es la industrialización rural para inyectar de mayor valor agregado y capacidad de
negociación a los pequeños productores, debidamente organizados, para hacer frente a la
industria y comerciantes intermediarios, lo que les permitirá obtener mejores precios por sus
productos.
El sétimo eje es impulsar desde el gobierno, el desarrollo del sector ganadero nacional a través
de un efectivo apoyo al repoblamiento ganadero, mejora de pastos y genético, para lograr una
mayor producción de carnes, leche y otros derivados, que redundarán en la calidad de vida de
las familias de pequeños criadores.
El noveno eje incluye la provisión y acceso a crédito desde un banco de fomento agrario al
servicio principalmente de la Agricultura Familiar.
7. Desarrollo
Se tiene que el 97% trabajadores del sector agrario laboran en la informalidad. En el segundo
eje a través de la promulgación de la ley 31335 de Perfeccionamiento de la Asociatividad de los
Productores Agrarios en Cooperativas Agrarias busca el Estado el fortalecimiento
organizacional, fomento y promoción de las cooperativas agrarias de usuarios y de sus
organismos de integración, dotándolas a su vez de un régimen tributario que responda a su
naturaleza y al tipo de actos que desarrollan con sus socios. En esencia lo que busca es asociar
y formalizar a los agricultores para así crear un fondo denominado cooperativa agraria donde
las tasas de los prestamos tengan un mínimo interés para sus asociados. el sector agrario es el
más precario en esta materia, pues alcanzó la mayor tasa de informalidad, con 97.4% en el
segundo trimestre del 2021 y superó en 22.8 puntos porcentuales (pp) el promedio nacional
del 74.6% para el mismo periodo, según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho). El
ministro Víctor Maita dio a conocer a la Agencia oficial Andina que
con esta norma se reconocerán a 300 nuevas cooperativas,
“llegando a 500 en total, que agrupan a 130.000 familias”.
El tercer eje es la ejecución de acciones de infraestructura hidráulica, proyectos de riego,
siembra y cosecha de agua. Gran parte de los agricultores son de la sierra y la costa que
dependen de la lluvia para el riego y la producción de sus productos, el proyecto de cosecha de
agua de recoger en pequeños reservorios el agua de la lluvia sería una forma de combatir las
épocas de sequía que afectan y paralizan la producción de productos e incluso servirían previo
un tratamiento adecuado del agua para el consumo doméstico. Respecto de los grandes
proyectos de irrigación siguen entrampados por distintos motivos y no se tiene una fecha clara
sobre su próxima puesta en marcha. Hablamos de proyectos como Majes Siguas II, Alto Piura,
Chinecas y otros más, que irrigarían 200,000 hectáreas, con una inversión estimada de US$
3,500 millones.
Respecto al cuarto punto sobre el SECIGRA, es una buena forma de dar asistencia técnica y
capacitación a los agricultores en especial de las zonas rurales más alejadas. Es una forma de
incentivar el desarrollo del agro y la formación profesional de los futuros profesionales
agrónomos.
Sin embargo, para el economista y experto en temas agrarios del Centro Bartolomé de Las
Casas, Valerio Paucarmaita Tacuri, el presupuesto para el sector agricultura es insuficiente.
“Los campesinos dicen que no quieren bonos, sino inversión productiva, que les entreguen
buenas semillas, inviertan en innovación y se acorte la cadena de comercialización. Eso implica
que el presupuesto del Midagri, por lo menos, debería triplicarse”.
El sexto punto el Estado desarrolla una política de adquisición de productos de los pequeños
productores a precios estándares para q los destine a programas sociales como Qaliwarma,
comedor popular, ollas comunes, etc.
El séptimo punto entre las medidas para reactivar el agro, el gobierno de Castillo ha anunciado
la implementación de un programa de compras públicas de alimentos de la pequeña
agricultura. También ha señalado que hará reformas para que Agrobanco incremente su
patrimonio en S/ 200 millones, amplíe su cobertura en diferentes zonas del país, aumente la
cartera crediticia y recupere las deudas generadas hasta el 2018. Asimismo, se ha deslizado la
posibilidad de que el Banco de la Nación otorgue créditos agrarios.
“Los agricultores empezarán a tener acceso directo a estos créditos en condiciones favorables
con apoyo técnico y asesoramiento agrario”
Consideramos que ello con lleva indirectamente a la titulación de tierras, de acuerdo con
Midagri, al primer semestre de 2020, apenas 1,668,870 predios estaban titulados, es decir, un
45% del total existente. La titulación permite a los agricultores tener capacidad de solicitar
créditos bancarios, recibir apoyo de instituciones públicas o privadas, o heredar, hipotecar y
arreglar el predio legalmente. Por lo tanto, promover la proporción de predios rurales
individuales titulados es fundamental para que las pequeños y medianos agricultores se
desarrollen.
El mandatario Castillo señaló que impulsarán un fondo para la mujer rural, pues uno de cada
tres trabajadores del campo son mujeres. Según explicó, permitirá desplegar diversos
programas de apoyo técnico, empresarial y social hacia las más de 700,000 productoras
agropecuarias del país.
“La segunda reforma agraria tiene también rostro de mujer, el de nuestras madres, hijas y
esposas cuyo trabajo y esfuerzo vemos a diario” la finalidad de esta propuesta del presidente
Castillo es la inclusión de la mujer en esta nueva reforma agraria haciendo ver que no solo el
hombre es quien hace chacra si no también la mujer trabaja la tierra para el sustento de su
familia.
Entre las medidas expuestas están la creación de un gabinete para el desarrollo del agro,
compras públicas de alimentos de la agricultura familiar y la construcción de mercados de
productores en todas las provincias del país. Asimismo, la reforma contempla crear una franja
de precios para proteger la producción nacional, crear una planta de fertilizantes en la localidad
Bayóvar (Sechura, Piura), emprender políticas para el cuidado del agua y crear un fondo para
la mujer rural.
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