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“Yo estoy tan hambrienta que podría comerme un caballo”, dijo Dasha
saltando de aquí para allá.
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movernos”. Con esto, Fasha, Dasha y Sahsa saltaron hacia la pradera
dirigiéndose hacia su árbol-almacén.
¿Cómo crees que reaccionaron ellas? ¿Qué supones que hicieron? ¡Yo te
daré una pista! Cada una tuvo una diferente reacción y cada una hizo
alguna cosa diferente.
Fasha estaba furiosa. Ella pensaba, “¡Yo no puedo soportar que este muro
esté aquí! No debería estar aquí, nunca ha estado aquí. No puedo tolerar no
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lograr lo que yo quiero. ¡Yo debo tener mis nueces! ¡Yo tendría que tener
mis nueces! ¡Yo merezco tener mis nueces! El que colocó este muro aquí
debería ser destruido. ¿Por qué tuvo que ponerse esto en medio de la
pradera? ¡No es justo que este muro esté aquí!” En el momento que Fasha
pensaba estas cosas, se movía agitada en círculos hasta que se mareó y se
dio de bruces con el muro golpeándose las espaldas y la cabeza. Lo que
obtuvo fue un fuerte dolor de cabeza.
Dasha se sentía tan mal consigo misma que terminó de bruces en la nieve al
frente del muro, gimoteando y sollozando. “¡No soy buena para nada!
¡Realmente no soy buena para nada!”
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De esta manera Sasha decidió aceptar el muro antes que demandar que no
estuviera allí tal como lo había hecho Fasha o catastrofizar al respecto
como lo había hecho Dasha. Como un resultado, Sasha ni tenía un dolor de
cabeza como lo sufría Fasha por golpear su cabeza contra el muro ni se
estaba congelando como lo hacía Dasha de tanto gimotear y sollozar tirada
en la nieve. Sasha estaba en mejor posición para pensar respecto a qué
hacer enseguida. ¿Qué diferentes alternativas podrían ocurrírsele para
solucionar el problema? Sasha tuvo las siguientes doce ideas:
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De esta manera, Fasha dejo de golpearse la cabeza y Dasha dejó de
gimotear, y todas comenzaron a cavar a través del muro. Mientras cavaban
el túnel comenzaron a entonar la canción del trabajo de las ardillas y
disfrutaban con lo que estaban haciendo. Fasha olvidó su furia, Dasha
olvidó su depresión y Sasha permanecía sensata. Mucho antes de lo
pensado ellas se encontraban al otro lado del muro, dirigiéndose hacia el
tronco que servía de almacén de las nueces.
“Sí, pero recuerda la moraleja de esta historia”, dijo Sasha. “Para las
ardillas que se encolerizan o deprimen, no habrá nueces. ¡Así que si desean
comer, guarden la calma y piensen sobre sus cuatro patas!”
PROMOTEC/emg.